image/svg+xml
Voces Recobradas
15
e propuse investigar la década del 70 en Argentina
tomando como eje a la lucha generacional. Partiendo
de esa base, el escenario del conflicto se amplía (el
mundo occidental), su inicio es anterior (al finalizar la
Segunda Guerra Mundial) y no concluyó con la derrota
de los proyectos alternativos (aún continúa). Lejos de
considerarlo como único eje válido, mi intención es
desarrollar una mirada distinta sobre el período, que
aporte algunos elementos que -normalmente- no son
tenidos en cuenta.
Sobre el telón de fondo de la Guerra Fría, la lucha
generacional atravesó distintas etapas y se expresó de
manera diferente en cada lugar. Esbozaré mi hipótesis
sintéticamente marcando cada uno de los períodos y
sus características en Europa, en EE UU y en Argentina.
Luego, expondré, mi trabajo: LA MIRADA DE LOS
OTROS, que consiste en un pequeño esbozo sobre cómo
vieron a la generación del 70 las otras generaciones.
LA MIRADA
DE LOS OTROS
1 LA DIFERENCIACIÓN
En este trabajo de investigación sobre la década del
setenta se ha tomado como eje a la lucha
generacional. "La mirada de los otros" es la visión de esa
etapa convulsionada de aquellos que no formaron
parte de la juventud setentista.
La mirada de los otros
Carlos Ferrera
Autor Autor
Autor Autor
Autor
M
En este trabajo de investigación
sobre la década del ’70
se ha tomado como eje
a la lucha generacional.
“La mirada de los otros”
es la visión de esa etapa
convulsionada de aquellos que
no formaron parte
de la juventud setentista.
EUROPA:
La caída del nazismo abrió la puerta a
un severo y profundo cuestionamiento a la cultura
dominante a la que -por acción u omisión- se la había
hecho responsable de la tragedia. El inicio del proceso
de descolonización y la gran difusión que alcanzó el
existencialismo fueron reflejo y retroalimentadores de
esa crisis. Francia fue -quizás- el ejemplo arquetípico.
La ocupación nazi y la actitud cómplice o colabo–
racionista de una buena parte de la sociedad quebró la
mirada respetuosa de los hijos para con sus padres.
El
planteo existencialista de libertad y elección se
presentó como la opción más clara para los
jóvenes franceses.
En las décadas posteriores esta
corriente filosófica adquirió una influencia
determinante.
EE UU:
El papel hegemónico que los EE UU
ejercieron tras la Segunda Guerra Mundial llevó al
conflicto generacional a su territorio. Con la
intervención militar en Corea, propia del nuevo rol de
gendarme mundial, los jóvenes americanos comen–
zaron a cuestionar un sistema que -según sospechaban-
los veía más como soldados que como individuos. El
clima represivo inaugurado por el maccarthismo
impidió que el cuestionamiento tuviera una
manifestación política. Afloró, entonces, a través de
distintas expresiones culturales: el comic, el cine (El
Salvaje, Rebelde sin causa, Semillas de maldad) y
fundamentalmente el surgimiento del rock & roll. El
comic de terror y el rock & roll, fueron las primeras
manifestaciones culturales hechas por jóvenes y para
jóvenes. Marcaron el ingreso de un amplio sector de la
sociedad al mercado.
ARGENTINA:
En nuestro país la brecha
generacional se abrió a partir de un hecho polí–
tico: la caída del peronismo.
El bombardeo sobre
la Plaza de Mayo y los fusilamientos de 1956 fueron los
image/svg+xml
Voces Recobradas
16
«hechos bisagra» que inauguraron una nueva época.
Lejos de producir el escarmiento deseado, la
clandestinidad inauguró un nuevo tipo de peronismo.
Una generación de militantes y dirigentes sindicales
hizo sus primeras prácticas políticas en ese clima. Por
otra parte, la brutalidad del antiperonismo provocó el
inicio de un largo proceso en el que muchos hijos de
«familias gorilas» se acercarían al movimiento odiado
por sus padres.
LA REVOLUCIÓN CUBANA:
EL CONFLICTO ESTE-OESTE EN AMÉRICA
LATINA:
La entrada de los guerrilleros en La Habana
inauguró la década del 60. Entre los muchos procesos
que abrió podrían mencionarse:
- Un punto de inflexión en la Guerra Fría, ya que
trasladó la lucha a un terreno hasta entonces «seguro»
para los EE UU.
- Una renovación del pensamiento marxista
contemporáneo, ya que -junto a la Revolución China-
marcó el desprestigio del determinismo stalinista. La
dosis de «voluntarismo» que agregó la ligaba
directamente a la corriente existencialista que, por
entonces, buscaba acercarse al marxismo.
-La nacionalización del marxismo latinoame–
ricano: a partir de Cuba, se abrió el camino para una
nueva ideología que sería vital en la formación de la
Nueva Izquierda. La difusión del castrismo entre los
jóvenes latinoamericanos, en medio de los planes eco–
nómicos desarrollistas, daría otra vuelta de tuerca a la
politización del conflicto generacional.
En Argentina, la Revolución Cubana provocaría
un fenómeno que sería crucial en los años posteriores.
Por un lado acercó a un importante sector del
peronismo al nuevo marxismo y a un importante sector
de la izquierda hacia el nacionalismo.
2 LA MOVILIZACIÓN DISTENDIDA
EE UU:
Tras la Revolución Cubana y los picos de
tensión que significaron la crisis de los misiles y el em–
plazamiento del muro de Berlín, la administración
Kennedy buscó reformular la Guerra Fría. La
coexistencia pacífica implicó reducir al mínimo posible
los aspectos militares del conflicto y poner el centro en
lo político social. En ese marco se encuadraron la
creación de cuerpos especializados en la guerra contra–
insurgente (boinas verdes) y de los cuerpos de paz que
debutaron en Vietnam. Para ello Kennedy convocó a la
juventud a una lucha por la libertad, quitándola del rol
de enemigo interno que había adquirido en los años 50.
El cambio modificó profundamente el clima interno
del mundo occidental. En los EE UU comenzaron las
luchas por los derechos civiles. Grandes movilizaciones
de jóvenes negros y blancos reclamaron pacíficamente
por sus derechos. El pop art fue la expresión artística
de aquel clima distendido.
EUROPA:
El punto más alto del pop se desarrolló
en el rock inglés, con la beatlemanía. Sonido distendido,
masividad inédita expresada en las calles, universa–
lización de una determinada imagen juvenil fueron
algunas de las características del período 1963-1965.
ARGENTINA:
La coexistencia pacífica en
Argentina estuvo marcada por la presidencia de Illia,
que aportó el clima liberal en el que se desarrollaron el
Di Tella y la mejor época de la Universidad de Bs As. El
Club del Clan le puso música «alocada» a la distensión.
3 LA POLITIZACIÓN
EE UU:
Tras el asesinato de Kennedy y el envío
masivo de tropas a Vietnam, la Guerra Fría volvió a
recalentarse. Si el maccarthismo había contenido la
politización ante la guerra de Corea, la movilización
de los primeros 60 generó un rechazo masivo ante la de
Vietnam.
Los jóvenes norteamericanos cuestionaron la
guerra y el sistema que la había generado. Elaboraron
un proyecto alternativo de sociedad a través de movi–
mientos como el hippismo, basado en la contracara de
los valores del mundo adulto. La respuesta de los
mayores incluyó la represión y la asimilación.
EUROPA:
El cuestionamiento al sistema explotó
en los grandes movimientos de 1968. El mayo francés
fue el punto más elevado del existencialismo sartreano.
ARGENTINA:
El recalentamiento de la Guerra
Fría en Argentina se llamó Revolución Argentina. El
image/svg+xml
Voces Recobradas
17
dictador Onganía, se mostró particularmente interesado
en encuadrar política y culturalmente a los jóvenes. La
intervención en las universidades, la censura, los ope–
rativos moralistas de Margaride y el cierre de todas las
vías de participación política y social apuntaban en
esa dirección.
El nacimiento del rock nacional fue la respuesta
hippie de los jóvenes argentinos. El cuestionamiento
político explotó con el Cordobazo.
4 LA DECEPCIÓN Y LA OFENSIVA
5 LA CRISIS Y LA CONTRAOFENSIVA
EE UU:
Entre 1968 y 1969 quedó en evidencia el
fracaso de los proyectos alternativos. Los asesinatos de
Martin Luther King y Bob Kennedy mostraron la deci–
sión de ir a fondo de los grupos de poder norteame–
ricanos.
El festival de Woodstock (1969) marcó el punto de
inflexión del hippismo. A partir de allí, la asimilación a
los valores del sistema avanzaría casi sin escollos.
Aparecieron nuevas actitudes juveniles que
impulsaban la radicalización de la lucha (Panteras
Negras) o la decepción (rock de las cloacas, glam rock,
etc). En EE UU la decepción ante los proyectos fraca–
sados sería la actitud dominante. El rock de los pri–
meros 70 expresó la rebeldía despolitizada y la acep–
tación por parte de los músicos, de un nuevo rol: el de
superestrellas.
EUROPA:
Tras el fracaso de los movimientos del
68, los jóvenes europeos tomarían actitudes similares a
los norteamericanos. Por una parte comenzó el
repliegue político. En Inglaterra el rock sinfónico (com–
binación de rock y música clásica) y la aparición de
superestrellas reflejó la asimilación al mundo de los
mayores. Por otra, en las regiones «marginales» del viejo
continente surgieron expresiones radicalizadas a partir
de la incorporación juvenil a viejos movimientos
guerrilleros (IRA en Irlanda, ETA en España, Brigadas
Rojas en Italia).
ARGENTINA:
En Argentina y en general en
América Latina, la decepción no tuvo lugar.
Entre
1970 y 1973 se desarrolló la ofensiva juvenil,
tendiente a disputarle el poder a sus mayores a
través de nuevas organizaciones político
militares.
Las características propias del país, y su
eterno dilema pendiente, el peronismo, hicieron que la
lucha fuera orientando su ubicación hasta centrarse
prácticamente en ese movimiento.
La disputa de poder entre los viejos dirigentes
sindicales y de la derecha y los jóvenes de izquierda
parecería inclinarse hacia el sector juvenil. Como en
los años 50, la política fue el escenario central en el que
se desarrolló el conflicto generacional.
EE UU:
La crisis del petróleo (1973) puso en
evidencia la crisis del fordismo. Casi al mismo tiempo
la retirada de las tropas de Vietnam y el caso
Watergate remarcaron la decadencia del imperio
americano.
La situación no regeneró proyectos
juveniles, sino que profundizó la decepción. Con la crisis
del fordismo, por ejemplo, grandes capitales que antes
eran invertidos en la industria pasaron a alimentar el
negocio del rock. En 1970, ante la separación de Los
Beatles, Lennon había declarado «el sueño terminó».
En 1974 Alice Cooper, un exponente de la decadencia,
grabó «Bienvenido a mi pesadilla». La música disco
fue el reflejo más descarnado de ese proceso. El mundo
de los mayores impuso su propio modelo juvenil con el
muchachito de «Fiebre de Sábado por la Noche», que
intentaba recuperar el sueño americano. Señalaba el
camino para aquellos que quisieran adaptarse. Para
los que decidieran seguir con la rebeldía, podrían ver
su futuro en «Los Perros de Paja», donde el cine
retomaba el argumento de Semillas de maldad, aunque
con otro final.
La crisis económica impulsó a EE UU a fomentar
los golpes de estado en Latinoamérica.
EUROPA:
Inglaterra fue el país que más rápido
respondió a la crisis. Allí comenzaron las recetas
neoliberales que se extenderían por el globo en los años
80. El ajuste generó un nuevo sujeto social: el joven hijo
de desocupado y excluido del mercado de trabajo y de
consumo. De ellos surgió la última rebelión juvenil del
siglo: el punk. Un estilo de hermanos menores, que no
sólo cuestionaron al sistema, sino que extendieron su
crítica hacia aquellos que habían intentado cambiarlo.
Una reacción antihippie cuyo único lema fue
NO HAY
FUTURO.
Un movimiento aparentemente sin raíces,
pero que involuntariamente retornaba a los años 50.
«Vive rápido, muere joven y tendrás un cadáver hermo–
so» había profetizado James Dean. La muerte joven fue
la única propuesta punk para no ser asimilado por «el
sistema». El cadáver hermoso, se perdió en el camino.
ARGENTINA:
La contraofensiva de los mayores
se inició en Ezeiza, con el retorno definitivo de Perón.
De allí en más, los jóvenes perdieron terreno
aceleradamente. La década del 70 fue el punto más
álgido del conflicto generacional. La represión adulta
fue más sangrienta allí donde los jóvenes habían
llegado más lejos. La dictadura del 76 reinstaló el orden
a partir de la eliminación de toda una generación y su
universo. Le prohibió al resto del país todos aquellos
elementos culturales que habían formado a los
setentistas.
Malvinas fue el último hecho de la década del 70
en Argentina. Reaparecieron aquellas consignas que
habían caracterizado al período (Patria o Muerte, Ven–
cer o morir, etc.) sólo que esta vez, el poder se las había
image/svg+xml
Voces Recobradas
18
apropiado. Los protagonistas de la guerra fueron la
generación punk en Argentina.
6 LA PASIVIDAD
LA MIRADA DE LOS OTROS
Partiendo de ese marco teórico me propuse estudiar
la opinión que se formaron las otras generaciones acerca
de la experiencia militante de los años setenta.
Para ello estoy trabajando con dos talleres (perso–
nas mayores de 70 años en uno y mujeres de entre 55 y
65 años en otro) y entrevistas individuales a treinta–
ñeros.
1•
LOS MAYORES DE ENFRENTE
EE UU:
En los años 80 retornó el viejo orden. El
recrudecimiento de la Guerra Fría y los valores
conservadores del reaganismo, que prometía recuperar
el orgullo americano, aplastaron definitivamente los
sueños sesentistas. Los 80 fueron la contracara de los
60. La década se inauguró con las muertes de Lennon y
Sartre. EE UU ganó la guerra de Vietnam con Rambo.
Freddy Kruegger en sus 8 Pesadillas asesinó a cientos
de adolescentes que hacían el amor y fumaban mari–
huana. El SIDA reemplazó al amor libre y las multitudes
se refugiaron en la individualidad del walk-man, la
video casettera y la Computadora Personal. El modelo
juvenil reaganiano fue el yuppie, un joven empren–
dedor, individualista y preocupado por ascender
socialmente a cualquier precio a través del capital
financiero.
El Travolta de fines de los 70 pasó de moda. Fue
visto como símbolo de la decadencia y el mal gusto. El
yuppie de los 80 también se enriquecía gracias al
esfuerzo individual, pero provenía de otro estrato social
y bailaba otra música.
EUROPA:
Después del punk (que se agotó en un
año) no quedó lugar para la rebeldía juvenil. Surgieron
varios estilos post punk entre los que se destacó el dark.
Ropas negras, rostros cadavéricos, letras oscuras, más
depresión. Si el punk había propuesto la muerte joven,
los darkies eran conscientes de que «había que seguir
viviendo» en un mundo en el que -como todos sabían-
no había futuro...
ARGENTINA:
La guerra de Malvinas y la res–
tauración democrática retrasaron el proceso pasivo-
conservador en nuestro país. Entre 1982 y 1987 la
«generación punk» vivió su protagonismo político. Tras
el Juicio a las juntas y el alzamiento de Semana Santa
se impuso el dark.
LA INCÓGNITA
Tras la caída del muro de Berlín y la expansión de
medios de comunicación casi universales (TV por cable,
Internet, etc.) las actitudes juveniles parecieron entrar
en la misma homogeinización que el mundo de los
mayores. Muy por el contrario, en estos tiempos,
la
juventud se transformó en un valor al que
quieren acceder los adultos.
El primer taller se lleva a cabo en un asilo de Burzaco
y está financiado por la Biblioteca Popular y Municipal
de Adrogué.
En él, los talleristas comenzaron hablando de su
infancia. Mientras comentábamos los castigos corporales
en las escuelas se me ocurrió preguntarles acerca de la
visión de sus padres. Uno de los entrevistados respondió:
«Uno trataba de que no se enteraran, porque si llegaban a
saber le decían «por algo habrá sido» y cobraba de
nuevo....». Educados en esa concepción en los años 30,
serían quienes más usarían esa frase con la represión
hacia los jóvenes en los años setenta.
Cuando hablamos de los cambios culturales (en
las escuelas y en la crianza de los hijos) marcaban una
bisagra histórica en el fin de la Segunda Guerra Mundial
y manifestaron -en general- que ellos ‘’no habían podido
vivirlos», pues ya habían sido criados. Posiblemente
esa sea una de las causas del rechazo que manifestaron
hacia el rock & roll («un asco”, «dónde se ha visto bailar
así...?», «eso está bien para los zulúes, porque se
manejan por instinto, pero para la gente civilizada...»,
etc.) y con respecto a los hippies («un asco...», «un
producto de la crisis de la posguerra», «jóvenes de clase
media empobrecida que como los padres no tenían para
mantenerlos los dejaron irse por ahí...»)
En el terreno político fue muy notorio el quiebre
del discurso al referirse a hechos posteriores a 1955.
Los recuerdos aparecieron bastante bien estructurados
cuando se hablaba del peronismo o de gobiernos ante–
riores, pero cada vez que tocamos hechos más recientes
el discurso tuvo características caóticas (confusión de
fechas y personajes, mezclas de hechos, evasivas, etc.).
Al referirnos concretamente a la generación del setenta
«la época de la guerrilla” según su definición, los
mayores manifestaron -fundamentalmente- «temor»,
«inseguridad», «miedo» y una suerte de incomprensión
muy grande ante todo lo que pasaba a su alrededor. Es
notable, pero cuando en un momento hablamos de las
grandes huelgas, los mayores mencionaron a la
Semana Trágica (ninguno de ellos la había vivido) y en
general no mostraban la misma aprehensión hacia los
anarquistas que hacia las organizaciones guerrilleras
de los setenta. Algunos de los entrevistados habló de
respeto hacia los maximalistas de principios de siglo,
elemento que no apareció ni cercano al referirse a los
jóvenes setentistas.
image/svg+xml
Voces Recobradas
19
2• LAS SESENTISTAS AHÍ CERQUITA
1974, en el medio un atentado de 1973 o Ezeiza, etc.,
etc. Todas reconocían haber depositado alguna
esperanza en el regreso de Perón (aún aquellas que no
lo votaron) y una posterior decepción ante la dere–
chización del gobierno. Según sus testimonios preveían
el enfrentamiento interno del peronismo, pero nunca
con la magnitud con que se dio.
1973-1976 parece ser el momento «en que se perdió
el rumbo». La inseguridad y el terror, la locura, eran las
características más mencionadas. Luego, con la
dictadura, fue peor. Todas reconocieron tener algún tipo
de conocimiento acerca de la represión instalada en el
país y manifestaron haber recurrido a algún tipo de
«mecanismo de defensa» mental contra «eso» que
sabían.
3• LOS TREINTAÑEROS (LA ÑATA
CONTRA EL VIDRIO)
En el caso de las mujeres entrevistadas en el Centro
Cultural Fortunato La Cámera del barrio de San Telmo,
los contrastes entre su visión del mundo y la de los
jóvenes de los setenta fueron menores.
En general eran adolescentes en 1955. La mayor
parte de ellas provenían de familias antiperonistas y
en algunos casos vivieron en carne propia una profun–
da transformación que culminaría en el peronismo («lo
que me llamó la atención fue ver los festejos en el barrio
Norte y la gente que era delegada de fábrica llorando.
Allí yo hago mi...catarsis...») Otras vivieron la
proscripción del peronismo como algo tan «normal»
como había sido la lectura obligatoria de «La Razón de
mi vida» en la escuela primaria.
El rock & roll fue visto, en general, con simpatía y
hasta con entusiasmo «fue como una liberación... lo
primero que escuchaba diferente a lo que escuchaban
mis padres». En otros ámbitos, más cercanos a la
militancia de la izquierda tradicional, mostraron des–
confianza («pensábamos que era penetración
cultural»).
En su mayoría ingresaron a la vida política con los
enfrentamientos entre Laica o Libre de 1959, vividos
más como elemento fervoroso de la vida estudiantil que
como militancia orgánica. La mayor parte de las
talleristas tuvo alguna participación política en los
sesenta (en la UCR, en el PJ o en el PC) .
Formaron parte de las primeras argentinas que
vistieron minifaldas, usadas con orgullo y placer.
El azar hizo que entre ellas hubiera quienes pudie–
ran dar testimonios directos de algunos de los hechos
más importantes del período. Una de las talleristas
había estado presente en el Cordobazo (sin ser militante),
otra era estudiante universitaria en Rosario durante el
Rosariazo y una tercera vivía en Trelew en agosto de
1972, en el momento de la fuga de Rawson.
Los tres hechos fueron vividos con mucho temor
por la represión policial y militar, pero todas tuvieron
postura tomada contra esa represión y en favor de los
militantes.
Con cierto pudor (y hasta arrepentimiento)
reconocían alguna simpatía por los primeros hechos
armados (Aramburazo, La Calera, Garín) fundamen–
talmente por la espectacularidad y la precisión
demostrada. Los militantes de todas las organizaciones
(armadas y no armadas) eran vistos como luchadores
contra la dictadura.
Esta opinión cambió al tratar el período 1973-1976.
Como detalle importante menciono que resultaba muy
difícil hablar sobre ese momento histórico. Solía suceder
que se hablara de Onganía e inmediatamente de Videla,
sin detenerse en el período intermedio. Cuando conse–
guimos que se tratara el tema, fue fascinante oír cómo
el discurso se tornaba caótico. 1975 aparecía antes que
En el tercer caso organicé, distintas entrevistas
con personas que hoy tienen entre 29 y 38 años (en las
que aún sigo trabajando).
La mayor parte de ellas estaba en la escuela
primaria en 1973, los recuerdos del período
aparecieron muy vívidos y totalmente mezclados con
la niñez y con la televisión (la muerte de Perón y ver a
«los grandes llorando», los 3 días de asueto escolar
por esa muerte, el primer retorno de Perón y Rucci con
el paraguas, etc.).
Algunas referencias mostraron la gran
politización de la época. Un entrevistado que tenía 6
años en 1973 contó: «una vez me había caído de la
bicicleta y anduve todo raspado, tenía marcas en todo
el cuerpo. En el barrio me decían Rucci...». Otro
mencionó haber «jugado a los Montoneros» entre sus
«juegos de guerra». Y hubo quien evocó discusiones
políticas con sus compañeros de 3er grado acerca de
si estaba bien elegida Isabel Perón como candidata a
image/svg+xml
Voces Recobradas
20
la vicepresidencia. Los atentados y los días sin clases
en 1975 también formaron parte de los recuerdos más
fuertes.
Ese vínculo entre niñez y política se cortó
abruptamente con el golpe.
Una entrevistada afirmó
«para mí el golpe fue
silencio, haber dejado de oír cosas que antes
oía»
y tenía muy presente su confusión cuando
escuchó que «Cayó Isabel», ya que imaginaba algún
tipo de derrumbe del balcón que daba a la Plaza de
Mayo.
Noté una gran diferencia entre aquellos que
provenían de familias que tenían algún tipo de
militancia y los que venían de hogares no militantes.
En el primer caso se hablaba más abiertamente de polí–
tica, mientras que en el segundo todo parecía mencio–
narse entre líneas. El silencio hacia «el afuera» era una
exigencia en ambos casos.
Otra de las diferencias se notó entre aquellos que
iniciaron su secundaria antes de la dictadura y quienes
lo hicieron durante. En el segundo caso, por ejemplo,
desconocían el hecho de que alguna vez habían existido
«centros de estudiantes».
La represión fue vivida más en la escuela que en
otro sitio. El corte de pelo, la exigencia de camisas y
corbatas, las medias levantadas para las mujeres, la
prohibición del jean, etc. Las razzias y la permanente
advertencia familiar «llevá los documentos» fueron
otros de los lugares comunes.
Con respecto a la generación de los 70, se llegó a
establecer una relación que podría definirse como de
«fruto prohibido». Algo que estaba, pero que no. Un
tiempo que había existido pero que no se lo mencionaba
o se lo intentaba silenciar. La «subversión» pasó a ser
una palabra con la que el gobierno definía a «los malos»
en las publicidades televisivas.
Esa relación de fruto prohibido, de realidad negada
y -quizás por ello- buscada se manifestó no sólo a través
de la cultura política, «buscábamos los discos de rock
nacional de aquella época y nos costaba mucho
conseguirlos. Estaban fuera de catálogo», «Teníamos
como idealizados a los grupos de aquella época,
decíamos estaba Manal, después La Pesada, Pescado
Rabioso... Como que había sido mejor esa época que la
que nosotros vivíamos»
Para la mayoría la política apareció a partir de
Malvinas, o muy poco tiempo antes. Y 1983 primero y
el juicio a las juntas después significó el descubrimiento
de aquello que les había estado negado. La militancia y
el encuentro con algún militante de los 70 (ya propio,
ya de algún amigo que les contó que...) les sirvió para
reencontrarse con ese pasado.
Conclusiones
Hasta el momento pude determinar que:
-
El análisis del conflicto desde el punto de vista generacional es válido, al menos como elemento a tener en
cuenta.
-En algunas ocasiones parecería que dicho conflicto supera a la «tradicional» lucha de clases. De hecho, las
coincidencias ideológicas que escuché, tienen mucho más que ver con la edad que con el origen social de los
entrevistados.
-Con respecto a la militancia de los 70 tuvieron mucha más afinidad aquellas personas que -por su edad-
vivieron experiencias cercanas.
-Determinados hechos políticos muy fuertes (el peronismo y el fin de la Segunda Guerra Mundial, la caída
del peronismo, el enfrentamiento Laica o Libre y la Revolución Cubana, el golpe de Onganía, la guerra de
Malvinas) sirvieron como «parteros políticos» de distintas generaciones. Las características de esos hechos
(y de la etapa que abrían) marcaron distintas «culturas políticas» muy diferentes entre sí.
-El conflicto generacional tuvo su punto más álgido en la década del 70 y en Argentina una generación pagó
muy caro su intervención en esa lucha. Pero no está resuelto. Simplemente se sigue manifestando bajo
otras formas.
image/svg+xml
Voces Recobradas
21
O presente trabalho faz uma análise
da Década do 70 na Argentina tomando a
luta geracional como centro de todo o
conflito para intentar desenvolver uma
olhada distinta sobre este período.
Partindo desta base, o conflito teve
um cenario muito maior (praticamente todo
o mundo occidental), se inició antes (na
posguerra) e continuo mais além da derrota
dos projetos alternativos (talvez, ainda
continúa).
Logo de dar um marco teórico das
diferentes etapas que atravesó a luta
generacional sobre o telón de fundo da
Guerra Fría, se estudará a opiniao que se
formarom nas outras geraçoes sobre a
experiencia militante dos anos setenta.
Para isto se trabalho com dois seminários
(pessoas maiores de 70 anos no primeiro
e mulheres entre 55 e 65 anos no outro) e
entrevistas individuais aos de 30 anos.
A modo de conclusao, se a podido
determinar que o análise do conflito
generacional é válido, em algumas
ocasioes supera à tradicional luta de
classes. A afinidade generacional na
militancia do 70 está condicionada por as
diferentes culturas políticas que nasceram
de fatos políticos muito fortes (o peronismo
e o fim da Segunda Guerra Mundial, a
caída do peronismo, o enfrentamento da
educaçao laica o livre, a Revoluçao
cubana, o golpe de Onganía, a Guerra das
Malvinas).
O conflito generacional teve seu
ponto mais álgido em mencionada década.
A Olhada Dos
Outros
The present work makes an analysis
of the decade of the 70’s. in Argentina,
taking the generations struggle as the
centre of all the conflict, to try of developing
a different look on the period.
Starting from that basis, the conflict
had a much larger scene (practically all
the Western World), it started before (in
the postwar period), and it continued
beyond the defeat of the alternative projects
(perhaps it still continues).
After giving a theoretical frame to the
different stages that the generations
struggle went through, with cold war as a
back-curtain, other generations’opinion
about militant experience in the 70’s. will be
studied. For that, we work with two
workshops (persons above 70 years in
one of them and women aged between 55
and 65 in the other one) and individual
interviews to persons in their thirties.
As a conclusion, it could be
determined that the analysis of the
generations conflict is valid and that in
some occasions it exceeds the traditional
class struggle. The affinity of generations
in the militancy of the 70’s. is conditioned
by the different political cultures that were
born from very strong political facts ( the
peronismo and the end of the Second World
War, the fall of the peronismo, the
confrontation Laica or Libre and the Cuban
Revolution, Onganía’s coup d’état, the war
of Malvinas). The generations conflict had
its most algid point in that decade.
Le présent travail fait une analyse de
la décade des 70' en Argentine et prend la
lutte de générations comme le centre de
tout le conflit pour essayer de développer
un regard différent sur la période.
A partir de cette base, le conflit a eu
une scéne beaucoup plus grande
(pratiquement tout le monde occidental), il a
commencé auparavant (dans l’après-
guerre) et il a continué au-delà de la défaite
des projets alternatifs (peut être, il continue
encore).
Après avoir donné un cadre théorique
des différentes étapes traversées par la lutte
de générations, sur le rideau de fond de la
guerre froide, on étudiera l’opinion forgée
par les autres générations à propos de
l’experience militante des années 70'. Pour
cela on travaille avec deux atéliers (des
personnes de plus de 70 ans dans un d’eux,
et des femmes entre 55 et 65 ans dans
l’autre) et des entrétiens avec des
personnes dans leur trentaine.
Comme conclusion, on a pu déterminer
que l’analyse du conflit de générations est valide
et dans quelques occasions il surpasse la
traditionnel lutte de classes. L’affinité des
générations dans le militantisme des 70' est
conditionée par les différentes cultures politiques
qui sont nées de faits politiques très forts (le
peronismo et la fin de la deuxième guerre
mondiale, la chute du peronismo, l’affrontement
laïque ou livre et la Révolution Cubaine, le coup
d’état d’Onganía, la guerre de Malvinas). Le
conflit de générations a eu son point le plus
algide dans cette décade.
The look of the
others
Le regard des
autres