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Voces Recobradas
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as culturas orales producen, efectivamente,
representaciones verbales pujantes y hermosas de gran
valor artístico y humano, las cuales pierden incluso la
posibilidad de existir una vez que la escritura ha tomado
posesión de la psique. No obstante, sin la escritura la
conciencia humana no puede alcanzar su potencial más
pleno, no puede producir otras creaciones intensas y
hermosas. En este sentido, la oralidad debe y está
destinada a producir la escritura...
Por fortuna el conocimiento de la escritura, pese a
que devora sus propios antecedentes orales y, a menos
que se encauce con cuidado y aunque destruye la me–
moria de estos, también es infinitamente adaptable. Del
mismo modo, puede restituirles su memoria. Es posible
ampliar el conocimiento de la escritura con el objeto de
reconstituir para nosotros mismos la conciencia
humana prístina (totalmente ágrafa), por lo menos para
recobrar en su mayor parte (aunque no totalmente) esta
conciencia (nunca logramos olvidar lo bastante nuestro
presente conocido para reconstruir en su totalidad
cualquier pasado). Esta reconstrucción puede resultar
en una mejor compresión de la importancia del mismo
conocimiento de la escritura para la formación de la
conciencia humana y hasta llegar a las culturas
altamente tecnológicas. Tal entendimiento, tanto de la
oralidad como de la escritura, es lo que este libro, por
necesidad una obra escrita y no una representación
oral, procura alcanzar en algún grado. (pp.23/24)
Por contraste con el habla natural, oral, la escritura
es completamente artificial. No hay manera de escribir
“naturalmente”. El habla oral es del todo natural para
los seres humanos en el sentido de que, en toda cultura
el que no esté fisiológica o psicológicamente afectado,
aprende a hablar. El habla crea la vida consciente, pero
asciende hasta la conciencia desde profundidades
inconscientes, aunque desde luego con la cooperación
voluntaria e involuntaria. Las reglas gramaticales se
hallan en el inconsciente en el sentido de que es posible
saber cómo aplicarlas e incluso cómo establecer otras
nuevas aunque no se pueda explicar por qué son (pp.
84)
La acción recíproca entre oralidad y conocimiento
de la escritura se refleja en las preocupaciones y aspira–
ciones humanas últimas. Todas las tradiciones religio–
sas del género humano poseen orígenes remotos en el
pasado oral y parece que todas conceden gran impor–
tancia a la palabra hablada. Sin embargo, las princi–
pales religiones del mundo también han sido interiori–
zadas mediante la creación de textos sagrados: Los
Vedas, la Biblia, el Corán. ...La dinámica de la oralidad
y la escritura forman parte de la evolución moderna de
la conciencia hacia una mayor interiorización y una
mayor apertura. (pp. 173)
Hebe Clementi
realizó una transcripción y traducción
de dos textos importantes en estudios de historia oral.
MARGINALIA
REFLEXIVA
Walter J. Ong, “Realidad y escritura.
Tecnologías de la palabra”,
Fondo de Cultura Económica,
1982, México.
L
NOTICIAS SOBRE PUBLICACIONES
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Voces Recobradas
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Podemos mirar el pasado en formas diferentes.
Para los historiadores, el pasado es “otro país” que
podemos tratar de reconstruir desde las huellas que ha
dejado atrás. Si hay sobrevivientes, puede pregun–
társeles -ó, como con Christabel Bielenberg, ellos pueden
preguntar- lo que sus memorias preservan sobre la vida
en aquel país diferente. Es posible también explorar en
la vena stevensoniana, como ese pasado soy yo mismo;
y en qué maneras puede moldear nuestras modalidades.
¿Por qué es eso de que en todo el mundo la gente parece
recordar diferentes aspectos del pasado? Estas cues–
tiones me interesan como antropóloga social, y en este
libro trato de responderlas .Yo busco las interconexiones
entre memoria, conocimiento e historia; y muestro cómo
pueden ayudar a formar nuestras propias individua–
lidades.
Los individuos también son seres sociales, forma–
dos por la interacción, reproduciendo y también
alterando las sociedades de las que son miembros...
Letrados o iletrados, somos nuestras memorias.
El párrafo se extrae de la introducción del libro,
cuyo acápite son estas palabras de R.L Stevenson: “El
pasado soy yo mismo, mi propia historia, la simiente
de mis pensamientos presentes, el molde de mi dispo–
sición actual.”
En más de una lengua la misma palabra -en inglés
es “history”- debe responder por el pasado como histo–
ria vivida y como representación del pasado, historia
como recuerdo. Es fácil deslizarse de un sentido al otro,
a causa de las formas diferentes en que el pasado vive
en el presente y los juicios sobre hechos que en sí mismos
son representaciones del pasado que también son una
forma de acción. La ambigüedad estará en algunas
páginas de este libro a veces, porque está en las fuentes,
y también porque el énfasis está puesto en el acto de la
representación. Mi argumento es que no se puede sepa–
rar la representación oral del pasado de la relación entre
el que relata y la audiencia donde haya tenido lugar el
relato.(pp. 2)
Tonkin, Elizabeth,
“Narrating our pasts.
The social construction of oral history”,
en Cambridge Studies in Oral and
Literate Culture,
22 Cambridge University Press, 1992.