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Voces Recobradas
12
RESCATE
DE LA
MEMORIA
TOBA
MIGRANTES A LA CIUDAD
DE ROSARIO
IntrIntr
IntrIntr
Intr
oducciónoducción
oducciónoducción
oducción
Este trabajo
1
intenta rescatar en lo posible la me-
moria de la comunidad toba radicada en Rosario. Una
memoria que por el contacto con la cultura urbana está
atravesando una rápida transición cuyos efectos mani-
fiestos son la pérdida de gran parte de sus tradiciones y
de su historia oral.
El trabajo abarca desde mediados de la década del
‘60 hasta mediados de los ‘80. Período que contempla el
inicio de las crisis de las economías regionales y la con-
secuente migración toba hacia las grandes ciudades. Este
proceso cabe señalar que aún no ha concluido.
Estudiamos las condiciones de las migraciones
tobas, tanto en la zona de origen -Chaco- como en la
receptora -Rosario- teniendo en cuenta el fenómeno mi-
gratorio como hecho socioeconómico y sus consecuen-
cias histórico-culturales dentro de la etnia.
Analizaremos entonces las migraciones y sus cau-
sas, observaremos que las expectativas de trabajo de los
migrantes tobas al llegar a nuestra ciudad no fueron en
su mayoría satisfechas, algunos sólo consiguieron reali-
zar «changas» esporádicas y mal pagas. En los meses en
que en el norte del país se necesita mano de obra abun-
dante para cosechar y carpir el algodón o cortar la caña
de azúcar, la familia toba viaja hacia los lugares de tra-
bajo, regresando a Rosario en los períodos en que el nor-
te no les ofrece ninguna forma de subsistencia, y por lo
tanto, «sobreviviendo» en la ciudad a través de changas
en la construcción, venta de artesanías, cirujeo, y demás
trabajos mal remunerados y esporádicos.
“Ahora, qué sé yo, a mí me cuesta, yo no sé,
dentro de todo, me cuesta como trabajo
por ahí decir que llegaron a la luna. Casi
no he llegado a la luna... Yo, yo no, no, yo
no vivo convencido que llegaron a la luna.
Que llegaron... Bueno, yo... Que salen de la
NASA, que salen de donde salen, eso, todo
eso creo. Pero... que pusieron la bandera
allá. Si es de ceniza... Yo no me... Yo no se
me mete en la cabeza”.
Autor
Bibiana Pivetta
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Rescate de la memoria toba: migrantes a la ciudad de Rosario
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Voces Recobradas
13
En el caso específico de la historia de comunidades
aborígenes, la utilización de los métodos de la historia
oral es insustituible como así también doblemente enri-
quecedora debido a que los documentos escritos con que
contamos para reconstruir su pasado no tienen en cuen-
ta la cosmovisión de estas etnias. Específicamente en el
caso de los tobas, su pertenencia a una cultura que tra-
dicionalmente ha sido ágrafa ocasiona que su relación
con la palabra sea cualitativamente diferente de la nues-
tra -proveniente de una cultura escrita-.
De esta manera resulta indispensable la “recupera-
ción de la memoria” de aquellos miembros étnicos que,
por el continuo contacto con la cultura urbana, han per-
dido la conciencia histórica de su grupo cultural. Se tra-
ta de ir resolviendo los problemas de reconstrucción his-
tórica: la visión precisa del pasado étnico, la compren-
sión del presente y la proyección del grupo y su cultura
en el futuro, recuperando los tiempos míticos e históri-
cos a través de la reconstrucción de su tradición oral.
La HistorLa Histor
La HistorLa Histor
La Histor
ia Oria Or
ia Oria Or
ia Or
al al
al al
al
TT
TT
T
obaoba
obaoba
oba
La etnia Toba posee una rica tradición oral que no
abarca solamente el relato de cuentos y leyendas sino
que es «todo a la vez»: religión, conocimiento, ciencia
de la naturaleza, iniciación de oficios, historia, diversión
y recreación; es por ello que podríamos hablar de un
hombre particular puesto que posee una vivencia parti-
cular del mundo en donde todo está unido e
interrelacionado. Para ello “... el método de la historia
oral es el instrumento idóneo para recuperar aquella
dimensión de los procesos históricos que generalmente
se pierden en otro tipo de trabajo de índole histórica, la
dimensión viva y maleable de la vida cotidiana de los
individuos inmersos en la historia, los matices emotivos
y personales, la óptica de los hombres de carne y hueso,
su manera de sentir y percibir los acontecimientos y de
percibirse a sí mismo dentro de ellos...»
2
La pertenencia de los tobas a una cultura que tradi-
cionalmente ha sido ágrafa ocasiona que su relación con
la palabra sea cualitativamente diferente a la nuestra
-proveniente de una cultura escrita-. Si bien algunas de
las características de la oralidad señaladas por Walter J.
Ong
3
no se encuentran con plena vigencia en la comu-
nidad toba de Rosario debido al proceso de
transculturación, «la lengua es por lo general un modo
de acción y no sólo una contraseña del pensamiento».
Una cultura oral no dispone de textos, uno sabe lo que
puede recordar.
En cuanto a las características de los relatos y su
relación con la historia local coincido con las palabras
de Alejandra Siffredi y Susana Santini: «... mediante el
procedimiento empleado, evidenciamos la posibilidad
de vincular la dimensión de la gran historia con la de la
historia local y que tal vinculación proporciona un an-
claje que permite dar mayor consistencia al análisis de
la última».
4
Es por ello que la información recopilada no se
reduce a un conjunto de datos históricos y geográfi-
cos, sino que se trata de reconstruir la cosmovisión de
los miembros de la comunidad entrevistados y resca-
tar aquellos aspectos de este pasado que corre grave
peligro de perderse debido a la edad de sus protago-
nistas.
RefRef
RefRef
Ref
erer
erer
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ente Empírente Empír
ente Empírente Empír
ente Empír
icoico
icoico
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del del
del del
del
TrTr
TrTr
Tr
abajoabajo
abajoabajo
abajo
El criterio de selección de la muestra de entrevista-
dos no responde más que a las derivaciones en cadena a
partir de los trabajos realizados previamente en el ám-
bito de la Escuela Bilingüe Toba “Nueva Esperanza” Nº
1333. El grupo de entrevistados presenta diversidad en
cuanto a ocupación, edad y diverso grado de bilingüis-
mo (aunque todas las entrevistas se realizaron en espa-
ñol inteligible), siendo el lugar de nacimiento, el Chaco,
un elemento común a todos.
Las entrevistas serán agrupadas para su análisis en
dos tipos según la edad de los entrevistados: grupo
mayor de 60 años y grupo de 20 a 40 años. De esta ma-
nera se puede tener una visión de aquellos elementos
culturales que la comunidad sigue transmitiendo no
obstante los cambios acelerados que sufre en la actuali-
dad entre la generación que migró a Rosario (los prime-
ros) y sus hijos (los segundos).
A pesar que los diferentes asentamientos están for-
mados por miembros de la misma etnia, debido a la si-
tuación histórico-social y los procesos migratorios, hay
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14
profundas diferencias en los procesos de reconstrucción
del universo simbólico de cada grupo: las formas de
expresión de sus reivindicaciones, los contenidos y mo-
dos de asumir su etnicidad y las prácticas de
etnomedicina toba son diferentes. Por ello es importan-
te tener en cuenta que mi estudio se desarrolla única-
mente en el barrio Toba construido por la Municipali-
dad de Rosario (Garzón 4400).
La base documental estará conformada por mate-
rial construido a través del trabajo de campo con infor-
mantes, constituyéndose éstas en fuentes primarias para
la investigación. Entre las fuentes secundarias que utili-
zaremos, los censos del período son de enorme valor,
apoyándonos para su análisis en estudios económicos y
sociológicos, investigaciones históricas, etc.
MigrMigr
MigrMigr
Migr
ación ación
ación ación
ación
TT
TT
T
obaoba
obaoba
oba
a la Ciudad de Rosara la Ciudad de Rosar
a la Ciudad de Rosara la Ciudad de Rosar
a la Ciudad de Rosar
ioio
ioio
io
Durante la década del ‘70 las migraciones internas
constituyeron verdaderos «aluviones poblacionales»
hacia los centros industriales. Esto produjo un desme-
surado aumento de la población de las grandes ciuda-
des en períodos muy cortos de tiempo, derivando en
situaciones sociales conflictivas. La estructura urbana no
estaba preparada para recibir tanta población. Entre las
causas de estos movimientos poblacionales se pueden
enumerar:
A) En el comienzo del período al proceso de indus-
trialización de las grandes ciudades convirtiéndose en
atracción de mano de obra del interior del país.
B) Mejores oportunidades de trabajo dada la varie-
dad y cantidad de actividades que se desarrollan en las
ciudades.
C) Mayor acceso a servicios como agua, electrici-
dad, educación y asistencia sanitaria que en algunas
zonas rurales son inaccesibles.
D) Mecanización de tareas rurales lo que implicó la
pérdida de puestos de trabajo agrícola.
En cierta medida, la migración interna explica el
aumento de población urbana y, sobre todo, los índices
de crecimiento rural y urbano. El crecimiento demográ-
fico que han sufrido las ciudades santafesinas (y otras
ciudades importantes del país como Buenos Aires y
Córdoba) ha provocado agudos problemas sociales de-
bido a altos índices de desocupación y subocupación
entre sus habitantes.
Si comparamos la estructura ocupacional durante
1970 de la provincia de Santa Fe, con un 24,52% de su
población en edad laboral en actividades básicas, el
29,31% en actividades secundarias, el 36,39% en activi-
dades terciarias y el 9,78% en actividades no determina-
das; y para Chaco el 40% de ocupados pertenece a acti-
vidades primarias -agricultura y explotación forestal-,
el 20% en actividades industriales y el 40 % restante en
servicios
5
, observaremos que en Santa Fe las activida-
des ocupacionales son más equilibradas que las del Cha-
co cuyas actividades primarias y de servicios ocupan el
80% del campo de trabajo de la provincia. Estos porcen-
tajes constituyen datos relevantes para analizar la im-
portancia de la caída de la explotación forestal y agríco-
la en la provincia del Chaco, en su estructura ocupacio-
nal y su incidencia en el proceso migratorio hacia pro-
vincias con mayor equilibrio entre sus sectores en edad
productiva como la provincia de Santa Fe.
En general, el migrante toba no llega a las grandes
ciudades directamente, pasa por un estado intermedio
en pequeñas ciudades regionales o bien no vuelve de
las cosechas, avanzando en su recorrido hacia centros
más grandes.
Según estudios realizados
6
, las migraciones
chaqueñas tuvieron un doble camino de migra-
ción:“... una migración de habitantes desde el medio
rural hacia algunas de las ciudades chaqueñas, por un
lado, y también desde el mismo sector rural directamente
hacia afuera de la provincia, por otro. Una simple ojea-
da a los volúmenes estimados de emigrantes nos induce
a pensar que ninguna ciudad, ni siquiera Resistencia,
podría haber albergado y ocupado activamente, por
mucho tiempo, a tal cantidad de migrantes...”
La comunidad toba no resultó ajena a este proceso de
migración de desocupados hacia las grandes ciudades, lle-
gando los primeros miembros de esta comunidad a la ciu-
dad de Rosario duran-
te la década del ‘60. El
relato de Aurelia
Gonchay ilustra las
condiciones de la lle-
gada:
“... en Juan José
Paso... estuvimos en el
puente unos días, esa
vez estaban gobernan-
do los militares, vino
un general y nos trajo
chapas, ahí nos insta-
lamos y bueno nos
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15
quedamos ahí y vino la inundación en Juan José Paso y de
nuevo nos inundamos, bueno...
-¿Consiguieron trabajo enseguida? ¿De qué traba-
jaban?
-La mayoría de los hombres en la construcción, que
es lo único que aprendieron un poco más ligero, porque
ellos salieron del campo y no sabían nada y empezaron
a aprender la construcción.
-¿Y las mujeres a qué se dedicaron?
-Y las mujeres se dedicaron a la artesanía, a todo
eso, a vender...”
Las migraciones chaqueñas hacia Rosario y Buenos
Aires aumentan en las últimas décadas debido a la cri-
sis de la industria algodonera de baja capacidad de ca-
pitalización y muy dependientes del mercado externo,
agravado por la inundación de los campos. La llegada
de los primeros grupos aborígenes
7
a fines del ‘60 signi-
ficó una búsqueda desesperada de trabajo, en realidad
fueron los que más problemas de adaptación tuvieron
debido a que no existían asentamientos anteriores de la
comunidad en Rosario. No pudieron recurrir a lazos de
solidaridad para su instalación, no obstante, se convir-
tieron en los primeros en otorgarlos a los que los siguie-
ron desde el norte. Dejar sus tierras, sus costumbres y su
familia es duro para cualquiera más en el caso de no
compartir la cultura de quienes habitan en el lugar de
llegada.
La presencia de este grupo en la ciudad fue un ele-
mento inadvertido en un primer momento para la ma-
yoría de la población rosarina. Esta situación cambió a
partir de 1983 debido a la llegada de gran número de
aborígenes chaqueños (un alto porcentaje perteneciente
a la etnia toba) a nuestro medio, instalándose en la zona
de Empalme Graneros (zona noroeste) sobre terrenos
aledaños a las vías de los ferrocarriles Belgrano y Mitre.
«En nuestro país, los pueblos aborígenes presentan
en su mayoría un alto grado de transculturación. No obs-
tante todo en ellos da perceptible cuenta de sus singula-
ridades étnicas y habla de su particular identidad. In-
terpretan en forma peculiar la vida social y económica,
mantienen ancestrales creencias, muchos hablan sus
propias lenguas, respetan formas dialectales y conser-
van normas de vida y costumbres autóctonas. En sínte-
sis, expresan manifestaciones culturales y orga-
nizacionales y es precisamente a partir de este tipo de
expresiones como se desarrolla y fortalece el prejuicio
étnico y alcanza un mayor nivel de explicitación el com-
portamiento discriminatorio por parte de los más
amplios sectores de nuestra sociedad nacional.»
8
Ante la pregunta de los motivos de la migración
hacia Rosario las respuestas son similares:
-“... mi papá decía que allá no había trabajo y no
había más levantar la cosecha, no tenían más semillas,
había inundación.” Fidela Arce.
-“... ya tengo 60 años y vine en el ‘68, yo tengo chi-
cos que nacieron acá y nos instalamos en veinte y pico
de años. Fui uno de los primeros en venir acá y nos ins-
talamos en Empalme Graneros y nosotros estuvimos allá
en el arroyo Ludueña ahí en un barrio que está por aquel
lado pero abandonamos enseguida porque a los dos o
tres días que estuvimos ahí había una persona que esta-
ba degollada y al otro día había otro muerto y no nos
quedamos ahí porque era muy peligroso entonces nos
venimos para este lado de Empalme y ahí nos forma-
mos una casita ahí como ésta y nos quedamos ahí traba-
jando...”
-¿Enseguida encontró trabajo?
-“Sí, había mucho laburo en aquel entonces, prime-
ro trabajé en el zanjón porque no sabía que era albañil,
(no sabía trabajar de albañil) nada porque allá en el nor-
te se hace la casa en barro”. Don Victoriano.
El resto del relato ilustra las condiciones paupérri-
mas en que llegaban las familias tobas a la ciudad:
“Cuando habíamos venido fuimos a la Travesía,
había un zanjón... mi papá había levantado una carpa
así tipo... tipo de los indios, me acuerdo que algunos de
mis hermanos dormían afuera porque no entraban ...éra-
mos tres familias... no trabajaban, me acuerdo que salía-
mos a pedir, mi mamá nos llevaba a pedir, habíamos
vivido de eso.” Fidela Arce.
Junto al testimonio de Fidela tenemos las palabras
de Isabel Hernández
9
, que completan la caracterización
de las condiciones en que llegan los migrantes al ámbito
urbano: “La estrechez y la mala calidad de las tierras,
los escasos medios de producción tecnificados, el desam-
paro crediticio y el régimen expoliativo de co-
mercialización de sus productos, llevan a las comunida-
des autóctonas a perpetuarse en una economía de sub-
sistencia (o de excedente escaso y de mala colocación en
el mercado) y a vivir en condiciones objetivas de
sobreexplotación, con respecto al resto del campesina-
do de cada una de las economías regionales en las que
se encuentran insertas.”
Si bien una de las principales causas de migración
desde Chaco hasta Rosario se debió a factores económi-
cos, otra causa de este proceso es la marcada diferencia
entre la dura vida en el campo y en las ciudades.
Cuando pregunto por qué se vinieron del Chaco la
respuesta unánime de la totalidad de los entrevistados
es “para conseguir trabajo”, dentro de esta respuesta se
pasan a explicar las “diferencias” entre el trabajo en el
campo y en la ciudad:
“Por ejemplo acá (en Rosario) en la construcción
tiene que trabajar solamente el papá y los hijos se que-
dan en la casa, en cambio en el campo no, en el campo
tenía que acompañar al papá, a la mamá, el hijo, todo en
conjunto se hace el trabajo ahí entonces la diferencia que
hay acá es que los chicos tienen posibilidades de estu-
diar... usted sabe que yo trabajé el hacha, trabajé en el
campo yo no quiero que usted haga todo lo que yo hice
ahora hay oportunidad de que usted sea un hombre que
tenga su oficio...” Victoriano Arce.
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Voces Recobradas
16
Detrás de esta respuesta aparece otra que se refiere
a que estas expectativas de “una mejor vida” en la ciu-
dad no fueron totalmente satisfechas, no obstante esto,
aseguran que aunque no tienen trabajo
“acá aunque sea
comemos lo que nos dan o comemos de la basura, allá
(en el Chaco) no tenemos ni eso...”
Cuenta la distancia
que tenían que recorrer para ir a la escuela:
“Yo quería empezar mi infancia en el colegio, iba a
una escuela que tan lejana que está a través del caballo,
del burro uno viajaba así, por ejemplo cruzando un cam-
po, un estero, un monte... por eso quería decirle que acá
los chicos que están cercanos porque acá en unos cuan-
tos metros están en la escuela, no faltar a la escuela que
la escuela es muy importante...” Victoriano Arce.
En la ciudad no obstante habitar en villas miseria, vi-
vir de “changas” o del cirujeo, “por lo menos” estos grupos
étnicos -pauperizados en su provincia natal- tienen acceso
a “lujos” que resultan impensables en su lugar de origen.
Tienen la escuela para sus hijos a pocas cuadras y no a kiló-
metros de terreno inhóspito, pueden acceder a la luz eléc-
trica con sólo solicitarla (en el caso del barrio toba) o en las
villas miseria, “colgándose” del tendido eléctrico, los hos-
pitales se encuentran a su alcance, y podría seguir enume-
rando “motivos” por los cuales la vida en la ciudad es me-
jor que en su provincia natal.
La población rural argentina -en nuestro caso la
chaqueña- va perdiendo su arraigo y en el caso de los
tobas junto a ese arraigo pierden los principales ras-
gos de su cultura. La lógica de los asentamientos res-
ponde a un sistema de lealtades y de parentescos,
cuando un aborigen se instala en uno de los
asentamientos y consigue mediante “changas” y otros
trabajos, dinero para traer a una parte de su familia,
un nuevo aborigen, pariente o amigo del primero re-
side en su casa hasta poder construirse una vivienda
precaria para poder recibir a su propia familia.
10
La red de parentesco a través de la cual Ángel
11
se asentó en Rosario es similar a la mayoría de los
migrantes tobas:
“Paré en la casa de mi primo y estuve casi un año
y medio, por ahí, después conseguí trabajo. Yo los ayu-
daba a ellos, bueno, mi costumbre es siempre ayudar,
si por ejemplo no tenía trabajo tenía que ayudar por
ejemplo, a cuidar la casa, a hacer los mandados pero
siempre conseguir trabajo (quiere decir que mientras
buscaba trabajo), cuando conseguía trabajo entonces
yo los ayudaba, pagar, a comprar, todo...” Angel
Fernández.
Dentro del relato podemos analizar la organiza-
ción familiar, que en estos grupos tiende a ser exten-
siva, dos y, a veces, tres generaciones habitan la mis-
ma casa. Los vínculos de parentesco, compadrazgo y
amistad son lazos de afianzamiento de cooperación y
amistad que constituyen una estrategia de adaptación
a un nuevo ámbito regional, garantizando la
autorreproducción económica-social del grupo. Tam-
bién estas características las encontramos en aquellos
que a su llegada a la ciudad no tenían parientes en
ella, pero no obstante ello, terminaron asentándose
con gente de su comunidad a pesar de empeorar la
condición de su vivienda:
-“... entonces así nos fuimos rebuscando hasta que
cambiamos, venimos hasta Juan José Paso y ahí nos
instalamos en una casita de chapa, y estuvimos ahí...”
-¿Y por qué se fueron de ahí si tenían casa? ¿Qué
hicieron, la vendieron?
- “Sí la vendimos, nos fuimos porque son todos
blancos y ahí tenemos más conversación, no es como
nuestra raza, es distinto...”
-Entonces se fueron buscando más tobas...
-“Y nos instalamos en Juan José Paso, no había
tanta gente, 20 por ahí...” (Se refiere a gente de la co-
munidad.) Don Flores.
Quedan conformados los primeros asentamientos
tobas sobre tierras públicas en la ciudad de Rosario:
Villa Banana y Cerrito al 4.000 (oeste de la ciudad).
“En diciembre, decía, me pegué la vuelta al Cha-
co y el 2 de marzo salimos de Resistencia rumbo a
Buenos Aires. Pero primero fuimos a Roque Sáenz
Peña donde estuvimos unos días y empezamos a ve-
nir para el sur, quedándonos a trabajar en cada lugar
en la cosecha de algodón. Fuimos a Pinedo, de Pinedo
a Santa Rita donde estuvimos casi un mes, de Santa
Rita vinimos a la ciudad de Santa Fe... En Santa Fe
hacía algunas changas. Trabajaba con un camionero,
íbamos hasta San Pedro llevando leña y me pagaban
50 pesos la tonelada... Cuando hubo la inundación en
el ‘68 no estuve porque volvimos al Chaco a visitar a
mi hermana y a trabajar al mismo tiempo en la cose-
cha de algodón, pero me mandaron a decir que mi
casilla estaba bajo agua. Cuando volví a Rosario to-
davía había barrial adentro...”
Esta situación se agrava a mediados de los ‘80
cuando se produce un deterioro de las condiciones
sociales y económicas debido a la falta de atención a
los sectores de educación, salud y servicios sanitarios,
extendiéndose los niveles de pobreza y la franja de
desocupados.
Según estudios realizados por Elena Achilli
12
, se
podría sostener que las transformaciones so-
ciopolíticas que llevaron a las economías regionales
al colapso económico ha ocasionado una “crisis de la
ciudad”, cuya manifestación abarca lo institucional
puesto que no se logra responder a las demandas -en
aumento- de la población migrante tales como vivien-
das dignas, asistencia médica y escuelas. Las migra-
ciones de la década del ‘80 ya no poseen las mismas
características de las de principio de siglo, que res-
pondían a un proceso de industrialización llevado a
cabo en las zonas urbanas y que demandaba una cier-
ta cantidad de mano de obra, sino que se establece un
proceso de expulsión de esta última hacia las ciuda-
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Voces Recobradas
17
des, puesto que no van a poder cumplir sus sueños
de obtener un trabajo digno.
Para fines de la década del ‘80 se estiman en 300
familias -alrededor de 2.000 personas- instaladas en
Rosario
13
, cifra fluctuante debido a las migraciones
temporales de estos grupos. Estos contingentes de
desocupados van a conformar los cordones urbanos
marginales -en constante aumento- de la ciudad de
Rosario (como las principales ciudades del país cu-
yos cordones de pobreza aumentan vertiginosamen-
te con el agravamiento de la desocupación) obligan-
do a gran número de sus pobladores a convertirse en
los llamados “trabajadores golondrinas”. La comuni-
dad toba no es ajena a esta situación y específicamente
en el barrio Toba es muy común que la familia se di-
vida o viaje en su totalidad en forma periódica a las
cosechas del norte de Santa Fe y el Chaco. Como du-
rante la estadía en el Chaco lo ganado en las cosechas
no es suficiente, la dieta alimenticia se complementa
con lo que se caza en el monte:
“Sí, cuando mi papá no tenía trabajo todavía ellos
iban de caza. Se iban con el hermano y con otro tío
mío, ellos se iban a pescar en una represa que noso-
tros conocimos así donde se podía conseguir pescado
y cascarudos”. Angel Fernández.
“... la gente se mete en el agua, hombres y muje-
res... todas estas cosas se comparten en la comunidad
indígena, en la mariscada, en el caso de la miel, agarra
guasuncho... en fin todo eso se comparte...” Don Flores.
Evidentemente, tanto en la ciudad como en el
campo, lo ganado con el trabajo no es suficiente, de-
biendo recurrir a numerosas maneras de completar
la magra dieta, en la zona urbana: venta de artesanías,
cirujeo, mendicidad, abrir puertas de taxis, etc; en el
campo se sale a “mariscar”, se caza y se pesca todo lo
que sea “comible” en el poco tiempo libre que dejan
las duras tareas del campo. Todo vale a la hora de
tener que alimentarse y alimentar a la familia.
“...el problema fundamental consiste en una fal-
ta de correlación entre la velocidad de varios proce-
sos. Por un lado el crecimiento de las ciudades, la mi-
gración rural y la brecha campo-ciudad, que avanza
demasiado rápido. Por otro el crecimiento industrial,
la tecnificación del campo, el aprovechamiento racio-
nal de los recursos, la vivienda, los servicios rurales,
que avanzan demasiado lentamente. La solución está
en lograr que todos avancen rápido. Así es nomás de
fácil. Cuando lo logremos se va a borrar del dicciona-
rio urbano la palabra ‘payuca´.”
14
Esta situación de marginalidad y pobreza extre-
ma de la comunidad toba es compartida por un am-
plio sector de la sociedad rosarina -y nacional- que
habita en las zonas urbano-marginales de la ciudad y
recurren a todo tipo de actividades para subsistir:
empleos temporarios, changas, trabajo doméstico,
cirujeo, mendicidad, etc.
ConsiderConsider
ConsiderConsider
Consider
aciones Finalesaciones Finales
aciones Finalesaciones Finales
aciones Finales
La Historia Oral ha dejado de constituir algo
más que un procedimiento de acopiación de infor-
mación para transformarse en un método amplia-
mente utilizado por los científicos sociales. En el
caso específico de la historia oral de comunidades
aborígenes su utilización es doblemente enriquece-
dora debido a que los documentos con que conta-
mos para reconstruir su historia no tienen en cuen-
ta la cosmovisión de estas etnias.
Si analizamos el período histórico estudiado de-
notaremos una situación de crisis con el medio por
parte de la etnia, motivo del despojo de sus tierras,
quedando sin recursos para obtener los alimentos
necesarios para la subsistencia. La incorporación de
fideos en la dieta ocasionó una baja importante de
proteínas en su alimentación que, junto a nuevas
enfermedades, -provocadas por el contacto con el
blanco- motivaron un mayor deterioro en los siste-
mas sociales e ideológicos tobas. Las prácticas
yamánicas no obtenían resultados satisfactorios
ante hechos desconocidos hasta el momento por la
comunidad.
El traslado a zonas urbanas constituye otro ele-
mento que afecta en su totalidad la cultura toba. Al
surgir la necesidad de convertirse en mano de obra
asalariada, se provocan cambios en los roles socia-
les de la mujer y el hombre dentro de la comuni-
dad. Este nuevo ámbito geográfico -el de las gran-
des urbes- en el cual se deben desenvolver, supo-
ne el reconocimiento de otras necesidades:
autovaloración de sí y de la cultura del grupo de
pertenencia, valorización de las fuerzas de dicho
grupo para una transformación social, capacidad
reflexiva sobre los hechos de la vida cotidiana, ca-
pacidad de crear y de recrear no sólo objetos mate-
riales sino también y, fundamentalmente, crear y
recrear nuevas formas de vida y de convivencia
social.
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Voces Recobradas
18
1
Este trabajo sintetiza ciertos aspectos investigados en mi trabajo de
tesis de Licenciatura.
2
Schwarzstein, Dora.
Historia Oral y memoria del exilio. Reflexiones
sobre los republicanos españoles en la Argentina
, en
Anuario Nro 13 de
Escuela de Historia: Fac. Humanidades y Artes
, UNR, 1995, p.238.
3
Ong, Walter.
Oralidad y escritura: tecnologías de la palabra
, Fondo de
Cultura Económica, Buenos Aires, 1993.
4
Siffredi, A. y Santini, S.
Movimiento, Localización y Experiencia. Una
aproximación a la historia oral de los Nivaclé septentrionales en los últi-
mos sesenta años
, en
Memoria Americana Nro 2
, Instituto de Ciencias
Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 1993, p 83.
5
Chiozza, Elena.
La Población argentina estancada
, Polémica Nro 52,
CEAL, Buenos Aires, 1971, p 48.
6
Polatian, Carlos.
Configuración Demográfico-espacial de la provincia
del Chaco, 1947-1970
, Centro de Estudios Urbanos y Regionales- Ins-
tituto Torcuato Di Tella, Buenos Aires, 1977.
7
Existen datos del siglo pasado del paso de grupos aborígenes por
Rosario pero no de su instalación en la zona - Edgardo Garbulsky,
Los grupos Kom, en Rosario,
Los que llegaron del interior
, de Héctor
Bonaparte, ediciones de Aquí a la Vuelta, 1990.
8
Hernández, Isabel.
Los indios de la Argentina
, Colecciones MAPFRE,
Madrid, España, 1992, p. 269.
9
Ibídem.
10
Bigot, Margot; Rodríguez, G. y Vázquez, H.
Los asentamientos Tobas
en la Ciudad de Rosario
en: Juan Radovich et. al.
La
problemática
indí-
gena
, en Los Fundamentos de las ciencias del Hombre Nro 51, Ed
CEAL, Buenos Aires, 1992.
11
Maestro bilingüe de la escuela toba.
12
Falta en el original.
13
Ibídem.
14
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NOTAS
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Voces Recobradas
19
Resgate da
Memória Toba:
Migrantes na
cidade de Rosario
Este trabalho
(1)
intenta recuperar a
memoría da comunidade toba radicada em
Rosario. Uma memória que pelo contacto
com a cultura urbana está atravessando uma
rápida transição cujos efeitos palpavéis é a
grã perda de suas tradições e de sua história
oral.
O trabalho abarca desde meados da
década de 60 até meados de 80. Período que
contempla o inicio da crise das economías
regionais e da conseqüente migraçao toba
para as grandes cidades. Falta assinalar que
esse processo ainda não há concluido.
Estudamos às condições das migrações
tobas, tanto na zona de origem -Chaco- como
na receptora -Rosario- tomando em conta
o fenómeno migratório como açção socio-
económico e suas conseqüencias histórico-
culturais dentro da etnía.
No caso específico da história das
comunidades aborigenes, a utilização dos
métodos da história oral é insubstituivel como
assim também duplamente enriquecedora,
devido a que os documentos escritos com
que contamos para reconstruir seu passado
não têm em conta a cosmovisão de estas
etnías. Específicamente no caso dos Tobas,
pertencente a uma cultura que
tradicionalmente há sido agráfa motiva que,
sua relação com a palabra seja
qualitativamente diferente da nossa -
proveniente de uma cultura escrita-. É por
isso que a informação recopilada não se reduz
a um conjunto de dados históricos e
geográficos, senão que se trata de reconstruir
la cosmovisão dos membros das comunidades
entrevistadas e resgatar aqueles aspectos do
passado que corre grave perigo de perder-se
devido a idade de seus protagonistas.
Resulta indispensavel a ¨recuperação da
memória¨daqueles membros étnicos que, pelo
contínuo contacto com a cultura urbana, hâ
perdido a consciencia histórica: a visão precisa
do passado étnico, a comprensão do presente
e a projecção do grupo e de sua cultura no
futuro, recuperando os tempos míticos e
históricos através da reconstrução de sua
tradição oral.
(1)
Certos aspectos apresentados neste
trabalho faz parte da investigação realizada
para a tese de Licenciatura da autora.
Rescue of
Toba’s Memory
Migrants to
the City of Rosario
This paper
(1)
tries to rescue the memory
of TOBA community, settled in Rosario. A
memory that, because of the contact with
urban culture is going through a quick
transition of which the manifest effects are
the lost of a great part of its traditions and of
its oral history.
The paper comprises from about the
middle of the decade of the 60’s. until about
the middle of the 80’s. This period concerns
the beginning of the crisis of regional
economies and the following Toba’s migration
towards large cities. This process hasn’t
finished yet.
We studied the conditions of Toba’s
migrations, both in the origin zone - Chaco -
and in the receiver - Rosario - taking into
account the migratory phenomenon as a so-
cial and economical fact and its historical and
cultural consequences within the community.
In the specific case of aboriginal
communities, the use of the methods of oral
history is nonpareil as well as doubly
enrichering because the written documents
that we have to reconstruct their past don’t
take into account the cosmovision of these
communities. In the case of Tobas specifically,
their appurtenance to a culture that hasn’t
traditionally had writing, makes their
relationship with words be quite different
from ours - coming from a written culture -.
It is for that reason that the compiled
information is not a reduction to an ensem-
ble of historical and geographical data but a
reconstruction of the cosmovision of the
interviewed members of the community
and the rescue of those aspects of this past
that is in danger of getting lost due to the age
of its protagonists.
It is absolutely necessary the «rescue of
memory» from those ethnic members that,
by reason of the continual contact with urban
culture, have lost the historical consciousness
of their cultural group. It is a question of
solving the problems of historical
reconstruction: the correct vision of the
ethnical past, the understanding of the present
and the projection of the group and its culture
to the future, as well as the recuperation of
the mythical and historical times through the
reconstruction of its oral tradition.
(1)
This paper synthesizes certain
investigated aspects in the author’s
licenciate thesis.
Le Rachat de la
Memoire Toba:
Migrants a la Ville
de Rosario
Ce travail
(1)
essaie de racheter la
mémoire de la communauté TOBA résidente
à Rosario. Une mémoire que à cause du
contact avec la culture urbaine est en train
de traverser une rapide transition dont les
effets manifestes sont la perte d’une grande
partie de sa tradition et de son histoire orale.
Le travail comprend dès le milieu de la
décade des 60' jusqu’au milieu des 80'. Cette
période comprend aussi le commencement
des crises des économies régionales et la
conséquente migration Toba vers les grandes
villes. Ce processus n’a pas encore fini.
Nous avons étudié les conditions des
migrations Tobas, dans la zone d’origine -
Chaco - et dans la zone de destination - Ro-
sario - et nous avons pris en considération le
phénomène migratoire comme un fait social
et économique et ses conséquences
historiques-culturelles dans la communauté.
Dans le cas spécifique de l’histoire des
communautés aborigènes, l’utilisation des
méthodes d’histoire orale est irremplaçable
et doublement enrichissante parce que les
documents écrits que nous avons pour
reconstruire leur passé n’ont pas pris en
considération la cosmovision de ces groupes
ethniques. Spécifiquement dans le cas des
Tobas, leur appartenance à une culture que
traditionnellement n’a pas eu l’écriture, est la
cause de que leur rapport avec la parole soit
qualitativement différent de notre rapport -
provenant d’une culture écrite -. C’est pour
cela que l’information compilée ne se réduit
pas à un ensemble de données historiques et
géographiques, par contre, il s’agit de
reconstruire la cosmovision des membres de
la communauté qui ont été interrogés et de
racheter les aspects de ce passé que risque
de se perdre dû à l’âge des protagonistes.
C’est indispensable la «récupération de
la mémoire» des membres ethniques que, à
cause du contact continuel avec la culture
urbaine, ont perdu la conscience historique
de leur groupe culturel. Il s’agit de résoudre
les problèmes de reconstruction historique:
la vision précise du passé ethnique, la
compréhension du présent et la projection
du groupe et de sa culture vers l’avenir, aussi
bien que la récupération des temps mythiques
et historiques à travers la reconstruction de
sa tradition orale.
(1)
Ce travail synthétise quelques
aspects étudiés dans la thèse de licence de
l’auteur.
Voces Recobradas
19