image/svg+xmlVoces Recobradas22a historia como ciencia ha recorrido un largo y ac-cidentado camino para distanciarse del positivismo, queabsolutizaba el documento escrito como único criteriode verdad. La sostenida insatisfacción con las fuentesdocumentales como base fidedigna para la historia cien-tífica, y el creciente contacto de la historia con otras cien-cias sociales, dieron un nuevo impulso al empleo de lasfuentes orales en la historia y propiciaron el auge de lahistoria oral, insustituible en reconstrucciones de cier-tos procesos políticos, historias familiares, experienciasmigratorias, religiosas, entre otros temas de la historiasocial, con especiales resultados en el campo de la expe-riencia cotidiana, una dimensión de la existencia ape-nas presente en la documentación histórica propiamen-te dicha.Los historiadores orales han podido reconstruirhechos mal conocidos, incorporando a su discurso jui-cios de testigos portadores de una dimensión de la vidadiferente, a escala más humana, en la cual se despliegala urdimbre de los hechos aparentemente banales,balizados por los momentos relevantes, únicos recogi-dos por la historia oficial. La historia selecciona de acuer-do con la ideología dominante; la historia oral exploratemas y versiones tradicionalmente soslayados.Entre los beneficios que ha aportado la historia orala los historiadores se cuentan: el cuestionamiento deestereotipos, la ruptura de clichés y de explicacionesadocenadas de acontecimientos reconstruidos a partirde una documentación no siempre multilateral. Ella pro-picia la superación de barreras interdisciplinarias y po-sibilita el diálogo con otras ciencias sociales al asimilarmétodos antes tradicionalmente considerados exclusi-vos de otras disciplinas. El historiador oral además par-ticipa activamente en la gestión de cambios sociales queinvolucran a los individuos con quienes comparte el pro-ceso de construcción de sus fuentes.Se suele decir que el historiador oral “fabrica” susdocumentos primarios en colaboración con los informan-tes, para quienes esto significa participar en la redacciónde la historia y estar dispuestos a reinterpretar sus jui-cios sobre lo vivido desde la perspectiva del otro, un in-terlocutor lúcido y abierto a la experimentación.El historiador que se apoya en fuentes orales, ad-quiere una responsabilidad social diferente respecto asus sujetos, en la medida en que coparticipa con ellos enel análisis de la experiencia ajena, lo cual implica un com-promiso personal en la búsqueda de soluciones a pro-blemas humanos particulares. El trabajo lo arranca a lasoledad del gabinete y la cooperación con otros científi-cos y colaboradores enriquece tanto su perspectiva cien-tífica como su experiencia humana.HistorHistorHistorHistorHistoria y oria y oria y oria y oria y oralidadalidadalidadalidadalidadPara un historiador, estudiar un momento de la vidade una comunidad equivale a plantearse la evolucióndel sistema de la cultura, entendida ésta como el modode vida de esa comunidad: las condiciones en que desa-rrolla su actividad, la forma de organizar su vida, lasrepresentaciones mentales que le motiva, y los produc-tos culturales en los cuales deposita su experiencia colecti-va. Dicha experiencia significa también enfrentarse al retodel espacio, complementario al tiempo, su universo.Un deslindenecesarioLa Historia OralVoces Recobradas22LÉste es un aporte que nos llega desde Cuba. Esperamosque sea el comienzo de un intercambio enriquecedor.El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)La Historia oral. Un deslinde necesarioAutorAna VeraCentro de Investigaciones y Desarrollode la Cultura Cubana “Juan Marinello”
image/svg+xmlVoces Recobradas23Toda cultura tiene un componente oral, indepen-dientemente del nivel de desarrollo socioeconómico ytecnológico alcanzado y de los medios existentes paraexpresarlo. A ella pertenece todo un arsenal de saberestrasmitidos por la vía de la comunicación y el contactointerpersonal que circulan y se traducen en formas dehablar, gesticular, caminar, contar, comer, reunirse, bai-lar, hacer el amor, verdaderas marcas de la identidadde una cultura.Los artistas populares viven la cultura que expre-san, pertenecen a ella, la lengua que les sirve de vehícu-lo es a la vez el instrumento para expresar su hacer, susentir y su soñar de cada día. Para ellos el trabajo consis-te en conservar y transmitir para hacer perdurar esacultura. Los colectores de géneros orales populares com-parten con antropólogos, etnólogos e historiadores ora-les, una común motivación científica aunque suelen tra-bajar en una cultura diferente.No todos los científicos van a la oralidad desde lamisma perspectiva: los antropólogos se interesan por elsistema de la cultura en su totalidad y trabajan en la sin-cronía, los historiadores tienen como objeto de estudiolos procesos en la diacronía y privilegian un aspecto cuyaevolución siguen en el tiempo. Pero mejor hagamos unbreve deslinde comparativo de las competencias de laHistoria y la Antropología, con objetos de interés comúnpero diferente posicionamiento del investigador frentea la realidad.El antropólogo es el sujeto privilegiado de su in-vestigación: observa, describe e interpreta los procesossocioculturales, objetos de su interés científico desde supunto de vista. El área de estudio está geográficamentedelimitada y comprende la totalidad de las relacionessociales dentro de la comunidad. El antropólogo inten-tará valorar la cultura como resultado de un proceso deacumulación histórica, pero al fin se contentará con unregistro de lo palpable, abarcador de los aspectos mate-riales y de la realidad subjetiva compartida por la co-munidad.Un antropólogo tendrá siempre intenciones“holistas” frente a su comunidad –sentida casi como supropiedad–. La ética del oficio no es favorable a interfe-rir en el territorio elegido por un colega. Se compenetratanto con su objeto de estudio que corre el riesgo de per-der objetividad, de no preservar el contacto frecuentecon su propia cultura.Los primeros antropólogos se enfrentaron a socie-dades aisladas, distantes y muy diferentes de sus cultu-ras de origen. Prescindieron inicialmente de la lengua,por lo cual la observación y la capacidad de interpreta-ción fueron sus herramientas principales. Siempre ne-cesitaron la inmersión en la cultura, para interpretarladesde sus vivencias personales; aunque tuvieron la ne-cesidad creciente de comunicarse, narraban fundamen-talmente su experiencia, por eso la lengua como instru-mento de comunicación desempeñó un papel relativa-mente secundario.La antropología más reciente ha derivado hacia es-tudios dentro de la propia cultura, en particular hacia elmundo de lo urbano, con toda su complejidad, aunquela tradición científica continúa privilegiando los estu-dios rurales. Comprender a cabalidad un modo de viviry de ver el mundo para un antropólogo significa com-partir la vida diaria, impregnarse de ella, manteniéndo-se intelectualmente distante, para preservar la objetivi-dad científica.El antropólogo se interesa por el ámbito colectivo,pero su discurso académico está basado en la experien-cia personal, donde a menudo se pierde la huella delmaterial empírico que le dio origen.El historiador oral –por su parte– goza también decierto protagonismo, en tanto asume, reescribiéndola,la interpretación de los procesos socioculturales que brin-dan los testigos; incorpora el punto de vista de los otrosal discurso académico, y analiza desde su propia expe-riencia, con ayuda de ellos un conjunto de procesos en elAna Vera es Licenciada en Lengua y Literatu-ra Francesa en la Universidad de La Habana yDoctora en Filología. Es responsable del equipode Estudios sobre Familia Cubana y Secretaria delConsejo Científico del Centro de Investigación yDesarrollo de la Cultura Cubana “JuanMarinello”. Ha dictado cursos sobre narrativa oralde la inmigración caribeña en Cuba, en las Uni-versidades de La Habana, Barcelona, Oviedo yValencia.Fue ganadora del premio Pinos Nuevos por eltestimonio “Raíz Familiar” en 1997, y en 1998 re-cibió el premio Memoria por su proyecto “Vidadoméstica de la familia habanera”.Es autora y principal compiladora del libroCuba: cuaderno sobre la familia, 1997.
image/svg+xmlVoces Recobradas24tiempo, en la diacronía, dando hasta cierto punto una inter-pretación colegiada en la cual predomina su juicio perso-nal. Para él la lengua es un instrumento de comunicacióninsoslayable. Parte de un conocimiento teórico, libresco, delfenómeno y busca en los testigos la revelación de aristasinéditas de la realidad. No precisa la observación partici-pante, ni haber sido testigo presencial de los hechos recons-truidos por la memoria, le basta con ser receptor de unanarración primaria, sujeta a las arbitrariedades de la me-moria, para con ella conformar documentos de base oralque constituirán la fuente primaria de su investigación.El historiador oral reúne versiones de acontecimientosy procesos que legitima mediante la confrontación con otrasfuentes. Sus resultados refieren la experiencia de losinterlocutores con quien interactúa, pero no permanece enella, brinda una síntesis. Se interesa por un pasado reciente,por una dimensión histórica de la cual existe huella viva enel presente, en la voz de los testigos. Por su condición deinterlocutor activo, desencadena cambios en sus informan-tes y en sí mismo, por cuanto toda relación de intercambioen profundidad provoca siempre transformaciones.Las fuentes orales son para él, el principal medio deobtención de conocimientos. En su discurso académico laexcelencia se mide por la capacidad de sintetizar lo socialen un lenguaje donde integre la huella de los testigos enuna voz colectiva; da voz a los marginados y sobre la basede testimonios y análisis documental descubre los casos in-dividuales que representan lo social en toda su compleji-dad para enmarcar sus actos en el tiempo largo, en la histo-ria general de esa sociedad.A la historia oral se le suele reprochar baja credibili-dad. Los científicos hablan de las trampas de la memoria.Ella es selectiva y condensa largos períodos de la vida, delos cuales desaparecen los detalles; sometida a tensionesreprime ciertos recuerdos y ubica otros en momentos dife-rentes.También se le reprocha el alto grado de subjetividad,debido a que la materia para elaborar los testimonios sonlas versiones de los hechos y procesos dadas por testigos.Toda reconstrucción histórica tiende a esclarecer por unaparte los hechos, y por la otra los discursos sobre ellos, porlo cual es ingenua la pretensión de reconstruir acontecimien-tos tomando por base sólo las fuentes orales, tanto comoBIBLIOGRAFÍAAlcázar, Joan. “Una aportación al debate: las fuentes oralesen la investigación histórica”. Universidad de Valencia. Fo-tocopia archivo personal.Alted, Alicia (coord.).Entre el pasado y el presente. Historia ymemoria,Madrid, Universidad Nacional de Educación a dis-tancia, 1996.Bertaux, Daniel. “Los relatos de vida en el análisis social 1”,Historia y fuente oral,Barcelona, nº 1/1989.Fraser, Ronald. “La formación de un entrevistador”, Histo-ria y fuente oral, Barcelona, nº 3/1990.García Ferrando, Manuel, Jesús Ibáñez y Francisco Alvira.El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investiga-ción, Madrid, Alianza, 1986.Hernández González, Joaquín y Joaquín Figueroa Cuevas.“La relevancia de la investigación etnográfica en los estu-dios de urbanismo e identidad”, Anuario de Estudios Urba-nos,México, nº 2/1995, pp. 101-122.Monsonyi, Esteban. “La oralidad”, Oralidad, nº 2/1999.Pardinas, Felipe. Metodología y técnicas de investigación en Cien-cias Sociales, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1971.Thompson, Paul. La voz del pasado. La Historia oral, Valencia,Alfonso el Magnánimo, 1988.renunciar totalmente a ellas, privilegiando sólo los docu-mentos escritos, pues, unas y otros tienen su funcionalidadparticular en el proceso de la investigación.La historia oral ha logrado ir haciendo desaparecer losprejuicios contra las fuentes orales y entre ellos el de la creen-cia en la improvisación. A diferencia de la entrevista perio-dística, la del historiador oral cuenta con una intensa pre-paración mediante el estudio de fuentes bibliográficas ydocumentales preexistentes, así como una cuidadosa selec-ción de los individuos a entrevistar, de acuerdo con el gra-do de representatividad tipológica respecto al grupo de losposibles informantes, e incluso por la reconstrucción de labiografía personal de los seleccionados, todo lo cual contri-buye a elevar la calidad de la entrevista y a un mejor apro-vechamiento del tiempo.La calidad de la entrevista determina el éxito de la in-vestigación, ella es el momento culminante, pero ella solano basta para proporcionar los datos empíricos necesariospara que abarquen la totalidad del problema. Es pre-ciso también el análisis de documentos, la consultabibliográfica y otras técnicas tradicionales en el de-ssempeño del historiador.Con la entrevista concluye la confección de fuentesprimarias y comienza el análisis, etapa en la cual los docu-mentos elaborados reciben un tratamiento muy similar alque reciben los documentos escritos auténticos, a pesar delas diferencias sustanciales entre el sistema de la lengua es-crita y hablada. Los documentos resultantes de la transcrip-ción científica de la entrevista de historia oral no sólo estánaptos para recibir un tratamiento como textos escritos, sinotambién para ser archivados y conservados con los mismosfines. Pero ésta es materia para otro comentario.Setiembre 1999.