image/svg+xmlVoces Recobradas43APUNTES TEÓRICOSLA ANTROPOLOGÍAY LA HISTORIA ORALA lo largo de la Jornada de Historia oral,fue evidente la presencia de algunos tra-bajos de antropología cultural, que fueronimpecables desde el punto de vista de laHistoria oral que estamos tratando decultivar, al menos en su sentido último.Pero al mismo tiempo, se hizo evidente lanecesidad de arrimar algunas considera-ciones sistémicas en torno a las diferen-cias metodológicas eventuales o bien a lafusión de ellas mismas, en la búsqueda decriterios válidos para la comprensión decasos y memorias específicas.El trabajo de Perla Petrich fue en estesentido muy revelador, y quizá loApuntes teóricosHebe ClementiAutortranscribiremos en una publicaciónfutura. Por el momento, aborda-mos un libro suyo, que acaba deeditar, cautivante por la cercaníacon la Guatemala indígena quepervive, pero también por la pon-derada reflexión en cuanto a senti-dos, memorias y redes sociales, queconsienten la exteriorización de lamemoria y sus vínculos con la me-moria social y la colectiva.Hebe Clementi
image/svg+xmlVoces Recobradas44a exteriorizaciónde la memoria...Los relatos quehe manejado constitu-yen un corpuscapaz dereconstruir una historiaoral en la que los po-bladores del lago seidentifican. La estruc-tura narrativa de estosrelatos, la organizacióndel contenido y su in-terpretación, estánmuy relacionadas conel tipo de memoriaque lo sustenta.Ciertas propuestasde Halbwachs (1994,1968) interpretadaslibremente a través dealgunas consideracio-nes personales pueden,quizás, aclarar este pa-norama en donde todoslos recuerdos no actúancon los mismos princi-pios ni tienen la mismafinalidad.Una distinción im-portante, segúnHalbwachs, se estable-ce entre una memoriasocial y una memoriacolectiva. La primeraequivale a una memo-ria englobante de lasociedad; memoria deun cierto pasado remo-to (canciones, mitos,tradición oral en gene-ral) que atraviesa lasociedad como un ríosubterráneo, como unacorriente de pensa-miento. Esta especie deconfiguración memo-rial común a cada so-ciedad emergeesporádicamente a lasuperficie en la con-ciencia de determina-dos grupos. Eso hacepensar que, ocasional-mente, la memoria so-cial se convierte en me-moria colectiva, es de-cir, en una memoriarecuperada por un gru-po determinado (fami-liar, religioso, político,intelectual, artístico...).El grupo en ese casoselecciona referentesque extrae de la memo-ria social (que abarcaun pasado remoto)para recuperar e inclu-so intensificar un senti-do o, a veces, para dar-le otro y aplicarlo a unLEl fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)AutorPerla PetrichUniversidad de París VIIIHistorias, Historia del Lago Atitlánacontecimiento recienteo actual. Hay momen-tos en que ciertos gru-pos, por estrategiaspolíticas, económicas oideológicas, necesitan“rehacer el pasado”(Augé, 1996: 63). Enese caso del pasado sehacen recortes de cier-tos mitos, tradiciones,creencias que sereactualizan según lasnecesidades del pre-sente. Este tipo de fe-nómeno es frecuente,por ejemplo, en movi-mientos religiosos decarácter mesiánico o enaquellos que se reivin-dican como detentoresactuales de las creen-cias mayasprehispánicas.La memoria colec-tiva interviene en rela-ción al pasado reciente,en consecuencia, por lainmediatez, el grupo ydentro del grupo losindividuos, tienen re-cuerdos que ubicanbien sin poder a vecesdiscernir su exacto va-lor. Por el contrario, lamemoria social duranteel transcurso de losaños ha operado unaselección; ha estableci-do un orden de impor-tancia de los aconteci-mientos pero ha creadouna gran imprecisióntemporal. La jerarquíade los hechos ha ido,poco a poco, olvidandola exactitud de la cro-nología. El tiempo tie-ne muchas veces unpapel puramente sim-bólico. Tiempo mítico,cíclico, trastocado, in-vertido, eternamenteimpreciso. El mismoproceso de indetermi-nación sufre el espacio.Existen “mediado-res” de estas dos me-morias que general-mente se entrelazan:los “sabios”, “los pro-fetas”, “los venerablesancianos”, los “jefes decofradía”... transmitenuna memoria colectivaen donde constante-mente afluye la memo-ria social, en algunoscasos hasta abarcar lacasi totalidad del dis-(Guatemala, Cael/Muni–k’at, 1999)APUNTES TEÓRICOSVoces Recobradas44HistoriasHistoria del Lago Atitlán
image/svg+xmlVoces Recobradas45curso. Los abuelos sonlos mediadores de lamemoria familiar; elalcalde del pueblo dela memoria jurídica, elcurandero-sacerdote dela memoria religiosa, elanciano artesano de lamemoria técnica...Un tercer tipo dememoria que juega unpapel fundamental esla memoria individual,inscripta por una parteen la forma de percep-ción memorial de lasociedad y, por otra, enla de uno o varios gru-pos. Es decir, partici-pantes de la memoriasocial y de la colectivaen forma activa pero,imponiendo transfor-maciones y marcandodiferencias, que depen-den de un trayecto devida personal y de unaconstitución única delcerebro.Sería falso pensarque los tres tipos dememoria pueden consi-derarse en forma autó-noma y/o excluyente.Se trata deinterrelaciones de reci-procidad ycomplementariedadconstantes en donde seoriginan y mantienenlos conceptos de socie-dad, grupo e indivi-duo. No existe una me-moria estrictamenteindividual ni otra pu-ramente colectiva. Losrecuerdos de cada unose articulan con losrecuerdos de otras per-sonas en una configu-ración que está, a lavez, social, cultural ypersonalmente deter-minada.El recuerdo de unindividuo, para podercompartirse con losotros, debe ajustarse aimágenes y expresionesverbales comunes. Paraque tenga “sentido”debe basarse en refe-rentes sociales que sereconocen. La memoriaindividual tiene susraíces en la sociedad yfuera de ella es imposi-ble recordar. En unmomento o en otro lamemoria individualtiene necesidad del ecode la memoria de losotros y, el hombre quese recuerda de los quelos otros no se recuer-dan o no reconocencomo posibilidad derecuerdo, es como al-guien que ve lo que losotros no ven; alguienque será consideradocomo un alucinado(Haldwachs, 1994:167).Los rLos rLos rLos rLos relatoselatoselatoselatoselatosy losy losy losy losy lositineritineritineritineritinerararararariosiosiosiosiosde memorde memorde memorde memorde memoriaiaiaiaiaUn problema quese planteó, sobre todoen el caso de los relatosde vida, fue su presen-tación en el trabajo.Agruparlos sólo por lasedades o el sexo de losautores no resultó sufi-ciente porque lo queme proponía analizarera la pluralidad deideas e identidades queexpresan las memorias.Para ello fue precisodistinguir además cier-tos hilos conductores,los que, utilizando laterminología deHaldwachs (1994), po-drían definirse como“itinerarios de memo-ria”: líneas de orienta-ción (religiosas, econó-micas, políticas, etc.)dentro de las cuales,consciente o incons-cientemente, los indivi-duos encuadran losrecuerdos y –sobretodo– los interpretan y,en consecuencia, losvalorizan.Cada época ensan-cha, disminuye o modi-fica los itinerarios.(15)Mientras más establees la sociedad, másprevisibles resultan lositinerarios. Actualmen-te en el caso de lospueblos del lagoAtitlán es difícil hablarde itinerarios comunesaun en el caso de losancianos. Los indivi-duos forman parte demuchos grupos al mis-mo tiempo y eso haceque los itinerarios seanmúltiples yatomizados. Nos en-contramos ante un casotípico de fragmenta-ción de memorias eincluso, en el caso delos ancianos, de enfren-tamiento memorial. Lacausa y la explicaciónresiden en los profun-dos cambios que se hanproducido en estos úl-timos cincuenta años:algunos económicos,otros políticos y otrosreligiosos. Esos cam-bios han tenido un im-pacto indiscutible en losocial y en lo indivi-dual. Es justamente eselugar de intersecciónentre los dos el queofrece un interés parti-cular: lograr analizarun relato producido enun contexto particularde enunciación, en elque la persona cuentasus experiencias, todasellas estrechamenteNo eNo eNo eNo eNo existe unaxiste unaxiste unaxiste unaxiste unamemormemormemormemormemoria estria estria estria estria estricta-icta-icta-icta-icta-mente indimente indimente indimente indimente individualvidualvidualvidualvidualni otrni otrni otrni otrni otra pura pura pura pura puramenteamenteamenteamenteamentecolecticolecticolecticolecticolectivvvvva.a.a.a.a. Los Los Los Los Losrrrrrecuerecuerecuerecuerecuerdos dedos dedos dedos dedos decada uno secada uno secada uno secada uno secada uno searararararticulan con losticulan con losticulan con losticulan con losticulan con losrrrrrecuerecuerecuerecuerecuerdos dedos dedos dedos dedos deotrotrotrotrotras personas enas personas enas personas enas personas enas personas enuna confuna confuna confuna confuna configuriguriguriguriguraciónaciónaciónaciónaciónque está,que está,que está,que está,que está, a la v a la v a la v a la v a la vez,ez,ez,ez,ez,social,social,social,social,social, cultur cultur cultur cultur cultural yal yal yal yal ypersonalmentepersonalmentepersonalmentepersonalmentepersonalmentedeterminada.determinada.determinada.determinada.determinada.
image/svg+xmlVoces Recobradas46ligadas a la sociedad ala que pertenece pero,al mismo tiempo, pre-sentando opciones per-sonales.El conteEl conteEl conteEl conteEl contextoxtoxtoxtoxtode ende ende ende ende enunciaciónunciaciónunciaciónunciaciónunciaciónEn cuanto a losrelatos que yo o losmaestros recogimos,muchas veces entre lamisma gente, una seriede interrogantes se meplantearon. El hecho deque algunas historiasme hayan sido conta-das a mí y otras amaestros, quienes utili-zaban la lengua mater-na, compartían la cul-tura y vivían en el mis-mo pueblo de los na-rradores, planteabacomo punto de partidauna experiencia de co-municación compleja.La situación de enun-ciación había sido dife-rente en una ocasión yen otra.En mi caso, cadacomunicación habíasido realizada en uncuadro de disparidad:pertenecíamos a cultu-ra, nivel profesional,económico y educativodiferentes. La implica-ción entre misinterlocutores y yo fuediferente según la cir-cunstancia: a veces me-dió un acuerdo casiprofesional que limitóel papel de narrador alde un informante; enotros casos, dado queexistían entre nosotroslazos de amistad, cadaencuentro se convirtióen un diálogo de con-fianza y colaboración.También es posible quea veces haya existidouna distancia basadaen el respeto y quizásen una sutil actitudmaternalista de miparte.Además, las estra-tegias que mutuamenteutilizamos en cada en-cuentro fueron segura-mente diferentes. Entanto que antropóloga,consciente o incons-cientemente, buscabaun cierto tipo de infor-mación y, en conse-cuencia, orientaba lasentrevistas. Por su par-te, la persona que con-tó su vida ante unamujer, además extran-jera, seguramente, enalgún momento, defor-mó las respuestas, “ol-vidó” acontecimientos,“inventó” otros: A ve-ces mintió, exageró,puso énfasis en deter-minadas circunstanciasy dejó de lado otrasque consideraba insig-nificantes y que, qui-zás, para mí hubieranresultado de impor-tancia.Inevitablementelos diálogos que man-tuve con personas deAtitlán se incluyeronen las leyes de las rela-ciones sociales y pro-vocaron las reaccionesque se constatan encualquier tipo de con-tacto interpersonal. Esosignifica que cada unode nosotros realizóelecciones, iniciativas,reconstrucciones, de-formaciones. En otraspalabras, elaboró estra-tegias discursivas.Cada personacontactada estabainscripta en conflictosanteriores a mi llegada.Una presencia extraña–la mía– supuso uncambio de situación y,en consecuencia, unanueva conducta porparte del individuo.Intervine, muchas ve-ces sin saberlo o que-rerlo, como una pieza através de la cual seconstruyeron nuevasestrategias con las queel sujeto pretendió so-lucionar sus conflictospersonales o los de sugrupo o los del grupofrente al exterior.(16)Al cabo de ciertotiempo de contacto conla gente, dada la varie-dad de adhesiones reli-giosas, profesionales,políticas, etc. me dicuenta de que, en mu-chos casos, a pesar deque me hablaban nome consideraban elverdadero destinatariode sus palabras. Algu-nos se dirigían al gra-bador y, a través de él,a un público amplio eindeterminado (la ju-ventud, todos los ex-tranjeros que se intere-san en la vida de lospueblos mayas, etc.).En otros casos parecíantransmitir un mensaje asu propio grupo (a sus“hermanos” de Iglesia,a los compañeros polí-ticos, etc.). Cuandovolvía a escuchar lasgrabaciones resultabaevidente que la deter-minación real o hipoté-tica de un receptor or-ganizaba el relato y, enconsecuencia, creabamúltiples variantes, nosólo de estilo de trans-misión sino también decontenido.PPPPPapel yapel yapel yapel yapel yfunción delfunción delfunción delfunción delfunción delinininininvvvvvestigestigestigestigestigadoradoradoradoradorPodría pensarseque la consulta de do-cumentos escritos (cró-nicas, documentos dearchivo, artículos deprensa, textos de litera-tura, antropología, geo-
image/svg+xmlVoces Recobradas47grafía, sociología, etc.)garantiza cierta veraci-dad u objetividad delos datos y que es sufi-ciente para realizar unestudio histórico. Sinembargo no es así, enprimer lugar por elcarácter intrínseco deciertos escritos, comoes el caso de las cróni-cas de cuya objetividadpodemos dudar puestoque el interés de la ma-yor parte de los autoresse centraba más en ob-tener beneficios de laCorona que, en respe-tar escrupulosamentela verdad de los he-chos. Lo mismo ocurreen los casos de artícu-los de prensa que estángeneralmente orienta-dos por una ideologíamuy marcada. En se-gundo lugar, porquedel documento quepuede ser coherente,ordenado y bien fecha-do, el investigador se-leccionó ciertos perso-najes, lugares y objetosdejando de lado otros,que consideró sin im-portancia o inútiles.De la inevitableselección de documen-tos y, al mismo tiempode interrogantes, resul-tan respuestas incom-pletas y provisorias.(17)Por otra parte,cuando no existencomo apoyo los docu-mentos escritos y sólose escucha a los actoressociales nos encontra-mos confrontados a lasingularidad de discur-sos que cambian y seadaptan a cada cir-cunstancia. En ese casoes necesario aceptarque las relaciones per-sonales constituyen losmecanismos básicosdel trabajo de campode un antropólogo yque sobre ese material,frágil y con frecuenciacontradictorio, trabajay saca conclusiones.En Atitlán las vo-ces directa o indirecta-mente me fueron diri-gidas. Yo, la imagenque ellos tenían de míy mis impresiones fren-te a lo que me decían ya quién me lo decía,formamos parte de unacadena indisoluble deinterlocución. Lo quehicimos fue hablar,intercambiar, pregun-tar, comentar, respon-der. Establecimos unacomunicación y esacomunicación implicaque la subjetividad, asícomo las representacio-nes que de y en ella seoriginan, son compo-nentes significativos delos mensajes queintercambiamos. Másaún: que forman partedel significado.Las palabras ex-presaron lo que la me-moria había retenidodel pasado. La memo-ria no es un documentode archivo; forma partede seres vivos y, enconsecuencia, evolu-ciona constantemente;está abierta a la dialé-ctica del recuerdo yde la amnesia. Nopuede evacuar la afec-tividad y, por ese mo-tivo, muchas veces nopresta atención a losdetalles o, por el con-trario, se fija en ellosdejando de lado latotalidad. La memoriase alimenta de recuer-dos, algunos más omenos exactos perootros vagos, simbóli-cos, sensibles a todotipo de proyección,censura o transferen-cia (Nora, 1984: 9-20).La memoria es un“teatro personal”, “unareconstitución íntima omítica” (Farge, 1997:90) y no una operaciónintelectual basada en elanálisis y el discursocrítico; esa es funcióndel historiador, no delque, parodiando aBorges podríamos cali-ficar de “hombre me-morioso”, ese o esoshabitantes de Atitlánquienes me permitie-ron con sus recuerdosrevivir lo que fue, pre-ver vagamente lo queserá. Hombres y muje-res que recuerdan cadauno a su manera. Me-morias entrecruzadas,divergentes o coinci-dentes que en este paísde agua se agitan comoel lago por motivos quesólo el corazón conoce.La tentación decaptar la vivencia delos actores desde unpunto de vista diacró-nico, basándose única-mente en sus memo-rias, implica un enormeriesgo de subjetividad.No sólo por parte delos individuos consul-tados sino por partedel investigador quelos ha seleccionado einterrogado sobre as-pectos que a él le inte-resaban. El resultadono puede ir más allá deuna etnohistoria endonde la complejidadde la sociedad, insertaen una región y unanación, queda en parteevacuada.Lo anteriormenteexpuesto es lo que ex-plica mi intento decombinar, e inclusocontrastar, dos enfo-ques que resultan aEn Atitlán lasEn Atitlán lasEn Atitlán lasEn Atitlán lasEn Atitlán lasvvvvvoces diroces diroces diroces diroces directa oecta oecta oecta oecta oindirindirindirindirindirectamenteectamenteectamenteectamenteectamenteme fuerme fuerme fuerme fuerme fueron diron diron diron diron dirigi-igi-igi-igi-igi-das.das.das.das.das. YYYYYooooo,,,,, la imag la imag la imag la imag la imagenenenenenque ellos teníanque ellos teníanque ellos teníanque ellos teníanque ellos teníande mí y mis im-de mí y mis im-de mí y mis im-de mí y mis im-de mí y mis im-prprprprpresiones fresiones fresiones fresiones fresiones frente aente aente aente aente alo que me decíanlo que me decíanlo que me decíanlo que me decíanlo que me decíany a quién me loy a quién me loy a quién me loy a quién me loy a quién me lodecía,decía,decía,decía,decía, f f f f formamosormamosormamosormamosormamosparparparparparte de unate de unate de unate de unate de unacadena indisolu-cadena indisolu-cadena indisolu-cadena indisolu-cadena indisolu-bbbbble dele dele dele dele deinterinterinterinterinterlocución.locución.locución.locución.locución.
image/svg+xmlVoces Recobradas48veces complementa-rios, a veces opuestospero, en todo caso, ne-cesarios para una com-prensión de lo sucedi-do, fundamentalmenteen una sociedad detradición oral. La com-prensión se facilitará sise logran identificar lospuntos de interferen-cia, las relaciones entreel mundo social y losindividuos; entre lasrepresentaciones co-lectivas y la forma enque las personas lasasumen. En otras pa-labras: la interdepen-dencia entre micro ymacrohistoria.Una preguntaacuciante fue: ¿Quéelección realizar sobretodo en relación al tra-bajo de campo? ¿Otor-garme el papel de in-térprete(18)o desapare-cer del texto conser-vando sólo la multipli-cidad de voces escu-chadas en el terreno,dejando que ellas inter-preten la realidad? Enambos casos las con-diciones en que se es-tableció la comunica-ción no resultanexplicitadas: ¿Quiéntrabajó con quién y enqué momento? ¿Porqué y en qué circuns-tancia las informacio-nes fueron recibidas?El hecho de haber-me basado en comuni-caciones orales muyvariadas, situadas ne-cesariamente en uncontexto social y enun proceso deinterlocución que nosincluía a los informan-tes y a mi, plantea porlo menos dos dificulta-des.La primera se rela-ciona con el manejo delmaterial recogido cuyoanálisis se realiza aposterioridel trabajo decampo, es decir, ya re-cuperado de la graba-dora o el cuaderno denotas y convertido enun texto(19), en un ordenlógico de palabras.Nada queda de la si-tuación discursiva: sedisecaron los ritmos,los silencios, las pau-sas, la afectividad...Gracias al arduo traba-jo de escritorio, pala-bras orales, significa-tivas en aquel instantepreciso de la conver-sación entre elantropólogo y su in-terlocutor, se fijaronen un “para siempre”sin sonoridad y fuerade todo contextoenunciativo original. Sibien, durante la esta-día en el lugar la dis-tancia que separa alantropólogo de lospobladores se estrechahasta, en algunos ca-sos, casi desaparecer,luego la escritura seencarga de restablecerla brecha.Los textos resul-tantes poseen autono-mía y en ellos la reali-dad vivida se ha con-vertido en materia sus-ceptible de cortes,agregados, tachados. Elescritor, si quiere, pue-de hacer desapareceraquellos desacordesque provocaron (enton-ces, allá) momentos decontradicciones en losemisores, de incom-prensión en el receptor.El problema resideen la distancia que se-para lo que fue (en unmomento preciso y pa-sajero de la oralidad)del presente de unaescritura que se preten-de fija y definitiva. Lostitubeos, los momentosde reticencia, la miradafurtiva, el bostezo. Endefinitiva: la historiade esa palabra dicha,los momentos que mar-caron su creación, handesaparecido. Un inte-rrogante se plantea eneste caso: ¿Cuál es laincidencia en el signifi-cado, por ejemplo so-bre un relato de vida,si se tienen o no encuenta las condicionesy el modo en que fueexpuesto? Muchas pá-ginas de este libro es-tán destinadas a de-mostrar que la inter-pretación varía funda-mentalmente, que larelación dialógica for-ma parte del significa-do de los datos recogi-dos.La segunda dificul-tad se refiere al carác-ter variable, dinámicode los mensajesintercambiados debidoa las propias experien-cias de los sujetos quehablan, a sus personali-dades, sus memoriasselectivas, sus eleccio-nes arbitrarias, etc. ytambién al hecho dedialogar con una per-sona precisa y no conotra. Según la impre-sión que el antropólogoha causado en su inter-locutor, según la ideaque se ha forjado de él,responderá a sus pre-guntas, reaccionará asus comentarios. A suvez, el investigador,como la imagen de unespejo, repetirá las mis-mas dudas, las mismasreticencias de su inter-locutor y, como él, dirásólo ciertas cosas, calla-rá otras, omitirá o ad-mitirá.Cuando alguiencuenta la historia de suvida o la historia delorigen del lago o de losvolcanes, no sólo tras-mite un contenido (máso menos fijo, más omenos colectivo), sinotambién una interpre-tación según sus pro-pios referentes locales,una forma particularde construcción y decomunicación(Becquelin, 1993).Es este último as-pecto, el de la dinámicade las inferencias einterferencias, el queme interesó particular-mente y, desde cuyaperspectiva, me inte-
image/svg+xmlVoces Recobradas49rrogué sobre las mane-ras en que se realiza untrabajo antropológico ypuede tratarse el mate-rial resultante. Difícildelinear un métodopreciso. Posible buscaralgunas vías de acerca-miento y proponer des-plazamiento de enfo-que, paulatinos movi-mientos de descentrali-zación que se orientanno solamente hacia lostextos obtenidos sino,sobre todo, hacia losprocesos de comunica-ción que los hicieronposibles. Asumí, enconsecuencia, la duda.Duda, fundamental-mente, sobre el sentidode los datos recogidos;posibilidad de que elentrevistado al ser con-sultado dos meses mástarde niegue categóri-camente lo que afirmócon vehemencia; que eldescubrimiento de unignorado lazo familiarentre el interlocutor yun miembro de la co-munidad ponga en telade juicio la interpreta-ción que realicé de sudiscurso; que motiva-ciones, deseos, temoresle hicieran contradecir-se, disimular, ocultar,mentir o adoptar posi-ciones incoherentesque cambian apenas yo–observador externo–desaparezco de la esce-na y dejo de ser un in-termediario entre “él”y “su” mundo. Dudasfinalmente sobre mipapel frente al otro y laposibilidad de com-prenderlo.Tomar conscienciade estar manejando, nosólo datos sino tambiénconclusiones relativas,me llevó a presentarcada diálogo entabladodentro de su contextode enunciación. Indu-dablemente esto nogarantiza la veracidad,pero sí encuadra la in-formación dentro deuna situación dinámicamás o menos real. Abrela eventualidad de res-puestas diferentes enotras circunstancias ypone, dentro de lo po-sible, de manifiesto lascontradicciones evi-dentes o posibles.Otro interrogantesurgió inevitablemen-te de los planteamien-tos anteriores: ¿Elantropólogo actúacomo actor o comotestigo? Sin entrar enpolémicaspostmodernistas creoque es posible admitirque, a diferencia delhistoriador, cumplesimultáneamente losdos papeles. Su trabajode observador no pue-de realizarse si no seasume como actor de lainterlocución. Desde elmomento en que esta-blece un diálogo se in-tegra en la red de co-municación social desu interlocutor y tieneincidencia en la tramade sus intereses perso-nales, familiares o co-lectivos. Su interven-ción –y la del interlocu-tor sobre él– nunca esneutra y necesariamen-te forma parte de uncontexto en el que apartir de ese momentoo, al menos por ese mo-mento, el antropólogoqueda integrado. Sinembargo, “integrado”no significa “adopta-do” ni “asimilado”. Esadiferencia es la que lepermite seguir siendoobservador, quizás unobservador especial por-que no puede observar alos otros sin incluirse élmismo también comoobjeto de observación.Una última pregun-ta: ¿Cuál era mi funciónen este juego de perspec-tivas? Creo que la deevitar que las citacionesde discursos orales, queconstituyen gran partede este trabajo, tengancomo función ilustrarmis interpretaciones. Enconsecuencia, no pre-sentarlas ni resumidasni incluidas en mi pro-pio discurso. Los discur-sos orales integrales danlugar a su propia expli-cación sobre los hechosque les conciernen. Esaautonomía discursivapresente en el texto esta-blece inevitablementecontradicciones, desor-den, singularidadesemotivas que rompen lacoherencia del discursoque como analista pre-tendo elaborar y, sobretodo, origina nuevosinterrogantes que deboasumir.El tipo de manejoque hice de los datosorales implicó comopunto de partidarelativizar mis conclu-siones; acepté que lainterpretación del gru-po que constituye miobjeto de estudio seintegre como pertinen-te en el texto, lo cual,en muchos casos, im-plica aceptar que mipropio discurso sedesarticule. Acepté quela palabra de la gentecomún cuestione loscriterios de análisis ge-neralmente utilizadosExisten Existen Existen Existen Existen “media-“media-“media-“media-“media-dordordordordores”es”es”es”es” de estas de estas de estas de estas de estasdos memordos memordos memordos memordos memoriasiasiasiasiasque gque gque gque gque generenerenerenereneralmentealmentealmentealmentealmentese entrse entrse entrse entrse entrelazan:elazan:elazan:elazan:elazan: los los los los los“sabios”,“sabios”,“sabios”,“sabios”,“sabios”, “los“los“los“los“losprprprprprofofofofofetas”,etas”,etas”,etas”,etas”, “los“los“los“los“losvvvvvenerenerenerenerenerababababables ancia-les ancia-les ancia-les ancia-les ancia-nos”,nos”,nos”,nos”,nos”, los los los los los “jef“jef“jef“jef“jefes dees dees dees dees decofrcofrcofrcofrcofradía”...adía”...adía”...adía”...adía”... tr tr tr tr trans-ans-ans-ans-ans-miten una memo-miten una memo-miten una memo-miten una memo-miten una memo-rrrrria colectiia colectiia colectiia colectiia colectivvvvva ena ena ena ena endonde constante-donde constante-donde constante-donde constante-donde constante-mente afmente afmente afmente afmente afluyluyluyluyluye lae lae lae lae lamemormemormemormemormemoria social,ia social,ia social,ia social,ia social,en algunos casosen algunos casosen algunos casosen algunos casosen algunos casoshasta abarhasta abarhasta abarhasta abarhasta abarcar lacar lacar lacar lacar lacasi totalidad delcasi totalidad delcasi totalidad delcasi totalidad delcasi totalidad deldiscursodiscursodiscursodiscursodiscurso.....
image/svg+xmlVoces Recobradas50NOTAS(Hemos respetado la numeración de las notas correspondientes al capítulo transcripto.)15.Namer (1987: 137) cita varios ejemplos: en la Edad Media lasmemorias de San Agustín ofrecen a la memoria un modelo religio-so “ascendente”: del pecado a la salvación. La memoria del Rena-cimiento, por el contrario, es la del cambio económico. En el sigloXX, en Europa, predomina una memoria política (memoria de laPrimera y la Segunda Guerra, de los deportados, del nazismo...).Lo mismo ocurre en América latina pero en relación con un pasa-do más reciente. Muchos países que han sufrido las dictaduras mi-litares y han sido víctimas de genocidios como es el caso, entreotros, de Argentina y Guatemala intentan, a través de organizacio-nes humanitarias, constituir y conservar una memoria histórica ba-sada en los testimonios de las víctimas o sus familiares.16.Obras ejemplares para señalar la importancia de interlocutoresajenos al grupo son recientemente el libro de Paul Sullivan (1991)sobre las estrategias del diálogo en el caso del mundo maya deYucatán y el de Alejos García (1994), sobre el discurso agraristaentre los choles de Chiapas.17. Argumento sostenido por Prost (1996). Dentro de la misma lí-nea Ricoeur (1983:142) niega la pretendida “objetividad” de la his-toria que se basa en documentos porque en ese caso la iniciativa nole pertenece a los documentos sino a las preguntas que les hace elhistoriador.18. Me refiero en este caso a la posición del autor de las monografíasclásicas que adopta o bien, el discurso indirecto: “los kaqchikelescreen que...”, o el “nosotros” científico: “consideramos que”. Pro-cedimientos que tienden a anular la distancia histórica y espacialque existe entre el trabajo de terreno y la escritura. Los hechos sepresentan en una especie de presente intemporal borrándose todaslas distancias entre el observador que trabaja en su escritorio y elobservado ahora lejano. (Sobre este tema consultar: Kilani, 1994:30-31.)19. El discurso está marcado por pronombres (yo, tú, nosotros, etc.)y por categorías deíticas (“aquí”, “ahora”, etc.). Para comprenderel discurso se necesita haber estado “allí”. El discurso se convierteen texto cuando adquiere autonomía, cuando se separa del “allí”de la elocución. Clifford (1992:157) señala la importancia que estadistinción implica para la etnografía: “El etnógrafo siempre termi-na yéndose, llevándose textos para su interpretación ulterior (y entreesos ‘textos’ llevados podemos incluir memorias: sucesos pautados,simplificados, arrancados del contexto inmediato para ser inter-pretados en la reconstrucción y en la descripción posterior). El tex-to, a diferencia del discurso, puede viajar (...). Los datos asíreformulados no necesitan comprenderse como la comunicaciónde personas específicas. La explicación de un informante o la des-cripción de una costumbre no necesitan exponerse en una formaque incluya el mensaje ‘él dijo tal y tal cosa’. Un ritual o un sucesotextualizados ya no se encuentran estrechamente encadenados alos actores específicos. Los textos transforman el contexto en unarealidad ‘cultural’ general y englobante”.Alejos García, José.Mosojäntel. Etnografía del discurso agrarista entrelos ch’oles de Chiapas, México, UNAM, 1994.Augé, Marc. Hacia una antropología de los mundos contemporáneos,Madrid, Gedisa, 1996.Becquelin, Aurore. “Temps du récit, temps de l’oubli” en A,Becquelin y A, Molinié Mémoire de la tradition, Nanterre, Societé d’Ethnologie, 1993.Clifford, James. “Sobre la autoridad etnográfica” en C. Geertz, J.Clifford y otros: El surgimiento de la antropología posmoderna, Méxi-co, Gedisa, 1992.Farge, Arlette. Des lieux pour l’ histoire, París, Seuil, 1997.Halbwachs, Maurice. Les cadres sociaux de la mémoire, París, AlbinMichel, 1994-(1925).Kilani, Mondher. L’invention de l’autre, Lausanne (Francia), Payot,1994.Namer, Gerard. Mémoire et societé, París, Meridiens Klincksieck,1987.Nora, Pierre. “Entre mémoire et histoir. La problematique des lieux”en Les lieux de la mémoire, La Nation. La Republique. T1, París,Gallimard, 1984.Prost, Antoine. Douze leçons sur l’ histoire, París, Seuil, 1996.Ricoeur, Paul. Temps et récitT1, París, Seuil, 1983.Sullivan, Paul. Conversaciones inconclusas. Mayas extranjeros entre dosguerras, México, Gedisa, 1991.para estudiar una socie-dad y ponga de mani-fiesto que cierto tipo decategoríasinterpretativas predeter-minadas son inoperan-tes.Las divisiones poredades, situación econó-mica, actividad profe-sional, religiosa, políti-ca, etc. permiten escribirmonografíasgeneralizadoras, perode ningún modo, abar-car la complejidad deuna sociedad, en dondelas variantes de respues-tas de los individuos,determinadas por lasmúltiples interacciones(tanto sociales comoindividuales) que esta-bleció en su pasado ymodificó o conservó enel presente, son un fac-tor determinante paracrear y recrear estrate-gias que no siempreresponden a las deter-minaciones colectivas.Tanto las exigencias ylas necesidades socia-les, como las respues-tas individuales, mu-chas de las cuales evo-lucionan según las épo-cas, puedenhistorizarse. De ahí miintento de ensayo deuna antropología histó-rica y mi pretensión decomprender la concep-ción que los pueblosdel lago tienen sobre supropia historia.