image/svg+xmlVoces Recobradas7LA ÚLTIMA DICTADURAFECHASEN LA MEMORIASOCIALl 11 de setiembre de 1973, las fuerzas armadasde Chile derrocaron al gobierno constitucionalpresidido por Salvador Allende. El Palacio de laMoneda fue bombardeado y el presidente Allendemurió dentro del palacio presidencial. Ladictadura militar inaugurada ese día, bajo elmando de Augusto Pinochet, se extendió durantediecisiete años, hasta las elecciones de 1989 y laasunción de Patricio Alwyin en 1990.En Uruguay, las violentas confrontacionespolíticas de comienzos de la década del setentadesembocaron en la suspensión de las libertades ygarantías constitucionales en 1973. El estado dic-tatorial se prolongó hasta 1985, cuando ganó laselecciones y asumió como presidente José MaríaSanguinetti.El 24 de marzo de 1976, en medio deconfrontaciones políticas muy intensas, un golpemilitar desplazó a Isabel Perón como presidente deArgentina. Se inició la más sangrienta dictaduramilitar que conociera la historia argentina. Ladictadura se mantuvo hasta diciembre de 1983,cuando juró como presidente constitucional RaúlAlfonsín.Brasil y Paraguay comenzaron sus largasexperiencias dictatoriales antes. En Paraguay,después de un golpe militar en 1954, AlfredoStroessner fue “elegido” presidente, y sumóreelecciones durante treinta y cinco años, hasta elEEl fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)Fechas en la memoria socialAutorElizabeth Jelin2CONICET - UBA - IDESLas conmemoracionesen perspectivacomparada111 • 09 • 73 31 • 03 • 64 14 • 04 • 72
image/svg+xmlVoces Recobradas8golpe que lo derrocó en 1989. Brasil, por su parte,sufrió un golpe militar en la noche del 31 de marzode 1964, y después de una inacabable transición,en 1985 se eligió un presidente civil. Habíanpasado veintiún años.Éstos son cinco países vecinos, con cincogeografías e historias muy diferentes y específicas.Sin embargo, además de compartir sus historias decolonialismo e independencia, hay varios rasgosque los vinculan en una “región” política —paralo cual se necesita una noción de región más fuerteque la basada en la simple proximidad territo-rial—. En primer lugar, hay una larga historia defronteras porosas, que han incluido movimientospermanentes de exiliadospolíticos. Desde comienzos delsiglo XIX, los exiliados políticosse caracterizaron por participaren la organización demovimientos de oposición eintentos de cambio en sus paísesde origen. Al mismo tiempo y enparte para ese mismo objetivomantuvieron contactos yvínculos cercanos con fuerzaspolíticas en los demás países dela región, formando alianzas ydesarrollando lazos desolidaridad duraderos.En segundo lugar, durantelas recientes dictaduras, larepresión estuvo coordinada enescala regional. Eldescubrimiento de documentosrelacionados con el Operativo Cóndor, que seinició con el descubrimiento de los “Archivos delTerror” de la policía secreta paraguaya en 1991 ycontinúa con nuevas revelaciones casi a diario,3pone en evidencia pública y legitima por laexistencia de textos escritos, lo que muchasvíctimas sabían por haberlo vivido “en carnepropia”4. En tercer lugar, y como contrapunto a loanterior, durante las dictaduras se fuerondesarrollando redes de solidaridad y denuncia delas violaciones a los derechos humanosfuertemente intercomunicadas e integradas, quesiguieron existiendo y trabajando después de lastransiciones (Keck y Sikkink, 1998; Lima, 2000). Lared de derechos humanos es global; es tambiénactivamenteregional. En los años ochenta ynoventa, los procesos de transición en los diversospaíses también estuvieron interrelacionados, condiálogos e intercambios permanentes entreestrategas políticos, analistas y activistas. Haymucho aprendizaje de los procesos que ocurren“del otro lado de la frontera”. Por supuesto,también hay rivalidades y conflictos.Un rasgo que los cinco países comparten en eltema que nos ocupa es que el pasado dictatorialreciente no está cerrado; es parte central delescenario político del presente. Las “cuentas” conel pasado no están saldadas, ni en términosinstitucionales ni en términos simbólicos. Amedida que pasa el tiempo y se torna posibleconcebir una distancia temporalentre pasado y presente,interpretaciones contrapuestas y amenudo rivales sobre el pasadoreciente y sus memorias se instalanen el centro del debate político ycultural, tornándose cuestionespúblicas ineludibles del proceso dedemocratización.¿Dónde estudiar los procesosde construcción de memorias?¿Cuáles son los escenarios dondese despliegan los conflictos entrediferentes interpretaciones ysentidos del pasado? Un punto deentrada para abordar el tema es elespacio de las luchas acerca delsentido de ciertas fechas yprácticas conmemorativas.Algunas fechas pueden tener unsentido muy amplio, que incluye prácticamente atoda la población de un país, como el 11 desetiembre en Chile o el 24 de marzo en Argentina.Otras pueden tener sentido en un nivel local o re-gional. Para dar un ejemplo, en Ledesma, Jujuy, serealiza cada año una Jornada de derechos humanos ycultura, conmemorando la represión que ocurrió enjulio de 1976 (el Apagón del terroren el ingenioazucarero local). Finalmente, hay fechas consentidos personales o privados: el aniversario deun secuestro, el cumpleaños de alguien que ya noestá.En la medida en que existen diferentesinterpretaciones sociales del pasado, las fechaspúblicas mismas se convierten en objeto dedisputas y conflictos. ¿Qué fechas deben serEn la medida en queexisten diferentesinterpretacionessociales del pasado, lasfechas públicas mismasse convierten en objetode disputas y conflictos.¿Qué fechas deben serconmemoradas? O, enotras palabras, ¿quién/esquiere/n conmemorarqué?
image/svg+xmlVoces Recobradas9LA ÚLTIMA DICTADURAconmemoradas? O, en otras palabras, ¿quién/esquiere/n conmemorar qué? Pocas veces hayconsenso social sobre estas fechas. Y las mismasfechas tienen sentidos diferentes para actorespolíticos diversos que enmarcansus luchas políticas del ahoracon relación a esas fechas.Las memorias sociales seconstruyen y establecen a travésde prácticas y de “marcas”. Sonprácticas sociales que se instalancomo rituales; marcas materialesen lugares públicos einscripciones simbólicas, talescomo los calendarios. Los ritmosanuales —repetitivos y al mismotiempo cambiantes de un año a otro— ofrecen lasocasiones, las fechas y los aniversarios, para loseventos de recordación y de conmemoración. Perolas marcas e inscripciones no están cristalizadasuna vez que fueron instaladas. Su sentido esapropiado y resignificado poractores sociales diversos, deacuerdo con sus circunstancias yal escenario político en el quedesarrollan sus estrategias y susproyectos.Esta ubicación de lasmemorias en las circunstancias ycontextos de las luchas delpresente tiene una implicaciónimportante para la estrategia deinvestigación: la necesidad de“historizar la memoria”, o sea,analizar las transformaciones ycambios en los actores queintervienen, en sus sentidos y enlos climas culturales y políticosen que se desenvuelven lasprácticas de conmemoración.Argentina5El 24 de marzo de 1976 unaJunta Militar depuso al gobiernoelecto y comenzó lo que ellamisma definió como “Proceso dereorganización nacional”6. Elnivel de conflictualidad políticahabía llegado a un puntoaltísimo, con expresionescotidianas de violencia paramilitar y el accionarde la guerrilla armada, aunque ya en declinación.El golpe incluyó un elaborado plan diseñado paraeliminar sistemáticamente a opositores: elsecuestro, la tortura y ladesaparición forzada de personasera parte medular de la propuesta.Desde ese año, el 24 de marzo seconvirtió en una fecha que evocasentidos diferentes para diversosactores. Desde ese año, nunca dejóde ser conmemorado.Durante la dictadura, elescenario público de laconmemoración estuvo ocupadopor el discurso militar. Enrealidad, el acto militar fue siempre “cerrado”, sinparticipación civil. El único punto de contacto en-tre militares y civiles era el “Mensaje al puebloargentino”, en el que se explicaba que los militaresse habían visto forzados a ocupar el estado parasalvar a la nación del caos,la falta de gobierno y laamenaza terrorista.Aunque el discursonombraba al enemigo, “lasubversión”, no habíaconfrontación pública connadie. La represión erademasiado intensa comopara imaginar laposibilidad de expresarpúblicamente cualquiertipo de oposición eneventos y fechas deconmemoración. No habíavoces públicas en el país,sino dolores privados yresistencias silenciosas. Enel exterior, las campañasde denuncia y desolidaridad fueroncrecientes y cada vez conmayor impacto. Elaparentemente sólido murode la dictadura comenzó afisurarse unos añosdespués. A partir de 1980el discurso militar comenzóa incluir “respuestas” a lasLas memorias sociales seconstruyen y establecena través de prácticas yde “marcas”. Sonprácticas sociales que seinstalan como rituales...
image/svg+xmlVoces Recobradas10acusaciones de violaciones a los derechoshumanos. Aunque quienes denunciaban ydemandaban no podían expresarse públicamentelos 24, sus voces estaban implícitas en lasrespuestas de la Junta. Desde 1981, y más aúndespués de la derrota en Malvinas en 1982, lasconmemoraciones oficiales fueron perdiendofuerza, y sólo consistían en respuestas a lasdemandas por la represión. En su último año,1983, no hubo mensaje público por parte de lasautoridades militares.Las organizaciones de derechos humanosfueron los antagonistas centrales en cuanto a lainterpretación de los hechos del 24 de marzo. Estehecho coloreó las actividades conmemorativasdesde la transición. La fecha se convirtió en unaocasión para expresar abiertamente las luchas delmovimiento de derechos humanos, con sus éxitos yfracasos. De hecho, fue el movimiento quien ocupóla escena pública de la conmemoración de la fecha,mientras que los partidos políticos y elgobierno se mantenían en silencio yestaban ausentes de la fecha. Durantelos primeros años después de latransición, las conmemoracionesincluyeron una gama muy amplia deformas de expresión, todas ellasligadas a la memoria de la dictadura ysus consecuencias: siluetas, murales,obras de teatro, además de las marchas y lospañuelos de las Madres.El empuje inicial fue seguido por unadeclinación en las conmemoraciones públicas,coincidiendo con las “derrotas” políticas de la Leyde Punto Final, Obediencia Debida y, finalmente,el indulto del presidente Menem en 1990.1995 marcó un momento de cambio, a partir delas declaraciones de Scilingo y la cercanía del 20°aniversario del golpe.7Desde entonces, lasorganizaciones de derechos humanos handedicado mucho esfuerzo a las actividadesconmemorativas. A partir de 1996, lasconmemoraciones incluyen una presenciaimportante de jóvenes (especialmente a través delmovimiento HIJOS), expresiones estéticasnovedosas en este tipo de marchas (murgas) y lapresencia de diversos grupos sociales que, con supresencia, amplían el campo de demandasrelacionadas con la violación de derechoshumanos (minorías sexuales, minorías étnicas,víctimas de violaciones a derechos económicos—desocupados y despedidos, los “sin techo”,etcétera—. También se amplió la gama deorganizaciones que convocan a la conmemoración.La presencia de organizaciones sociales diversas—sindicales, sociales, políticas— en laorganización de la conmemoración implicanecesariamente la emergencia de disputas depoder acerca de si el 24 “tiene dueño” (Jelin, 2000).En todos estos años desde la transición, elestado estuvo ausente en las conmemoraciones. Laacción estuvo y está en manos de actoressocietales. Sin embargo, muchos líderes políticosparticipan en las marchas y eventos, e intentanubicarse en lugares de alta visibilidad,especialmente para la cobertura de los medios decomunicación de masas.En resumen, la historia argentina de losúltimos 25 años no muestra confrontaciones odiálogos públicos en ningún momento, sino másbien una alternancia en la voz que semanifiesta, primero la militar, después la delos actores sociales. También, aunque lasconmemoraciones del 24 dan pie para lamanifestación de las divergencias y luchasdentro del campo de los derechos humanos,es claro que desde la transición las únicasvoces que se escuchan son voces decondena al golpe militar y a la dictaduraque se instauró ese día.Uruguay8En Uruguay no hay una fecha clara y única deconmemoración vinculada con la dictadura. Hayvarias posibles, todas ellas ligadas a los cambiosen el acontecer institucional del año 1973 (lainstalación del Consejo de Seguridad Nacional enfebrero, o la fecha del golpe de estado, 27 de junio).Sin embargo, la conmemoración de ese período yde esos acontecimientos ocurre en dos fechas querefieren a actos de violencia política: el 14 de abril(de 1972) y el 20 de mayo (de 1976).9El 14 de abril de 1972 el Movimiento deLiberación Nacional Tupamaros asesinó a cuatrofiguras políticas, después de anunciar que el “tri-bunal del pueblo” había condenado a muerte aonce personas. Esa misma tarde, la represalia sehizo sentir: fueron asesinados ocho tupamaros.Ese día marca un punto de inflexión en el rolrepresivo que los militares tomaron en relación con
image/svg+xmlVoces Recobradas11LA ÚLTIMA DICTADURAla guerrilla, aun antes del golpe de estado unosmeses después.La empresa conmemorativa comenzó al díasiguiente, en el entierro de los cuatro líderespolíticos, quienes fueron identificados deinmediato como “mártires”, y se manifiesta en elprimer nombre que militares y políticos de derechadan a esa fecha, es claro: “Día de homenaje a lasvíctimas de la insania”.En 1975, los militarestransforman la fecha en una fecha oficial:“Día delos caídos en la lucha contra la sedición”. De estamanera, el gobierno dictatorial vinculaba sucruzada fundacional para un nuevo Uruguay conel recuerdo de los “mártires” que lo hicieronposible.En la transición, la fecha se tornófuente de conflictos. En 1985, el presidenteSanguinetti intentó cambiar el sentido dela fecha, cambiando su nombre: “Día de loscaídos en defensa de las institucionesdemocráticas”.La derecha y los militares seopusieron al cambio, porque se perdía elsentido de su lucha “anti-sedición”.Tampoco sirvió para ampliar el espectrosocial que aceptara esa conmemoración,ya que las fuerzas democráticasprogresistas no asumieron la fecha comopropia. El acto oficial en ese día semantuvo, pero muy disminuido. Losmilitares se recluyeron enconmemoraciones dentro de sus cuarteles,y las autoridades gubernamentales, quemantienen un acto público hasta el día dehoy, eliminaron los discursos alusivos apartir de 1987.La otra fecha, el 20 de mayo,conmemora el asesinato de cuatrouruguayos, cometido en Buenos Aires en1976. Se trataba de dos líderes políticosdemocráticos (el senador Michelini y elpresidente de la cámara Gutiérrez Ruiz) ydos líderes tupamaros. Durante ladictadura, la fecha se convirtió en unemblema para la oposición políticauruguaya, mayormente en el exilio. Erauna fecha que convocaba a un consensoamplio de las fuerzas democráticas.Después de la transición, la fecha sirviócomo espacio de conmemoración másamplio, recordando a todas las víctimas dela represión política por parte del estado. Se trata,claramente, de una fecha societal, que nunca fueintegrada al calendario estatal.El 14 de abril construye la representación deuna “guerra”. La narrativa es que en los añossesenta, el estado estaba en riesgo de ser destruidopor la “subversión”. Se hizo imprescindible lucharcontra ella con toda la fuerza, y en el proceso,pueden haber sido cometidos algunos “excesos”(hay discrepancias, entre distintos actores queaceptan la fecha, en cuanto a la necesidad y elgrado de esos “excesos”). El resultado fue lavictoria, la subversión fue destruida y el estadosobrevivió.El 20 de mayo construye una narrativa quedenuncia el terrorismo de estado. Elespectro de participantes también esheterogéneo, desde el centro a la extremaizquierda. En este caso, la narrativa delpasado reciente comienza en 1973, cuandolos militares tomaron el poder por lafuerza y la dictadura afectó la vidacotidiana de todos con sus prácticasrepresivas. No se habla de lo ocurrido an-tes de 1973, cosa que generaría enormesdivergencias entre los participantes enestas conmemoraciones, especialmente enla condena o aceptación de la lucha ar-mada.Ambas narrativas coexisten en el Uru-guay contemporáneo y no hay diálogo en-tre ellas. Quienes van a uno de los actosclaramente no se presenta en el otro.Ambas están “atrincheradas” en susposiciones, y hasta ahora parece haberpoco lugar para superar esta dualidad. Sinembargo, el reciente reconocimiento porparte del presidente Battle de que huboviolaciones a los derechos humanos du-rante la dictadura y la conformación de laComisión para la Paz pueden estarabriendo un espacio para la elaboraciónde nuevos sentidos del pasado dictatorialreciente.Chile10Desde 1973, el 11 de setiembre es unafecha altamente conflictiva en Chile. Laconfrontación entre una imagen del golpemilitar como experiencia “liberadora” y
image/svg+xmlVoces Recobradas12otra que lo ve como aberración y desgracia estáninstalados en la sociedad chilena desde entonces.En el período inicial (1974-1977) quedaronplanteados los discursos antagónicos acerca del11: de un lado, el triunfo; del otro, silencio ysufrimiento. Las conmemoraciones oficialespúblicas eran masivas, dirigidas a mostrar la“recuperación de la paz interna”. Había marchasy espectáculos festivos en lugares públicos. Para laoposición, eran años de miedo, desconfianza yrepresión. La conmemoración era en espaciosprivados, como expresión de dolor y duelo. Unosaños más tarde, algunas expresiones visibles deeste dolor comenzaron a aparecer: mujeresvestidas de negro por las calles, o visitas alcementerio.En 1981, el régimen declaró al 11 como fechaoficial. Muy pronto, sin embargo, la“tranquilidad” nacional y la institucionalizacióndel régimen comenzaron a ser cuestionadasabiertamente. Durante la década de los ochenta,las luchas acerca del 11 eran violentas, abiertas,con confrontaciones en las calles. Las fuerzas deoposición comenzaron a organizar y expresar suprotesta frente al régimen. Las “protestas” sedesarrollaban todos los meses, los días 11. Hasta1987, el mes de setiembre traía renovada represión,también renovadas protestas. Fueron los“setiembres sangrientos”, con mucha represión ymuertes en barrios populares.La transición chilena fue compleja (Drake yJaksic, 1999, entre otros) y el 11 fue afectadodirectamente por esta complejidad. Se puedendetectar tres posiciones básicas: las elites políticasquerían distanciarse de la fecha y querían abolirlacomo feriado nacional; la izquierda y variosmovimientos sociales querían mantener laconmemoración del horror de la fecha comosímbolo de la continua lucha por la justicia; lospartidarios de Pinochet querían mantener la fechacomo símbolo del hecho heroico.Diez años después de la transición, el 11 desetiembre sigue siendo una fecha controvertida enla sociedad chilena, como si la controversia de casitres décadas atrás se hubiera abierto nuevamente(si es que alguna vez se había cerrado):11¿fue el 11la fecha en que Chile fue salvado del marxismototalitario y en que comenzó la reconstruccióndemocrática del país? ¿Fue la fecha de la muerte dela democracia, que sólo ahora puede comenzar arenacer? Este quiebre dual que marcó la fecha du-rante tantos años es, sin embargo, mucho máscomplejo hoy en día, y muchas voces intentan irmás allá de estas visiones dualistassimplificadoras. Las conmemoraciones incluyenclaramente luchas entre distintos “empresarios dela memoria” (Jelin, 2001), que están trabajandopara construir los legados y herencias que quierendejar a las futuras generaciones y a la posteridad.El 11 de setiembre ofrece un espacio renovadopara quienes tienen una larga experiencia departicipar en marchas masivas y enmanifestaciones públicas. Ofrece también unespacio para actores nuevos, inclusive paraquienes rechazan el sistema político existente,grupos marginales que se identifican sea comomapuches, como anarquistas, como izquierda, etc.Del otro lado, las manifestaciones frente a la casade Pinochet, o en la Escuela Militar, continúan. Esfácil de entender entonces que desde la transición,los presidentes chilenos prefieran estar fuera deSantiago el día 11.12Brasil13En la madrugada del 1º de abril de 1964 seprodujo un golpe de estado en Brasil, una“revolución” en la terminología elegida por elnuevo régimen. Prefirieron desde ese momento in-augural, sin embargo, datar el evento el 31 demarzo y no el 1º de abril. La razón fue muysencilla: necesitaban una fecha “seria” y el 1º deabril no lo es.14O sea, lo que se intentó establecercomo acontecimiento es una “revolución” quesucedió el 31 de marzo, y presentarla como fechafundacional de un proyecto de libertad y progreso.En los años siguientes, no hubo muchos actospúblicos o eventos especiales para laconmemoración de la fecha. Siempre huboconmemoraciones militares dirigidas hacia el inte-rior de las Fuerzas Armadas. Además, en unsentido institucional fuerte, el régimen utilizó elsistema educativo para la conmemoración. En eldécimo aniversario de la “revolución”, porejemplo, las escuelas debían trabajar con losalumnos el tema Diez años construyendo el Brasil.Loque contaba eran los logros del régimen en unclima de optimismo, no la referencia al pasadoanterior, tema que era rescatado en lasconmemoraciones y discursos oficiales. Paraconmemorar los diez años hubo una “Semana de
image/svg+xmlVoces Recobradas13LA ÚLTIMA DICTADURAConmemoraciones” con discursos ministerialestransmitidos por cadena nacional todos los días. Loslogros del régimen y el reequipamiento ymodernización de las fuerzas armadas eran unaconstante en esos discursos. Pero también lo era la“radiante alborada de fe cívica y conviccióndemocrática” que significó el levantamiento del 64frente al caos y la amenaza comunista.En ese período, no había lugar para vocesdisidentes, acalladas no tanto por la represióninicial de 1964 sino por la profundización dictatoriala partir de fines de 1968, cuando se instituyó el ActaInstitucional N°5, que limitaba la libertad deexpresión, incorporaba la censura en la actividadcotidiana, y que tuvo como efecto práctico unaumento muy sustancial de la represión directa.Podría decirse que a la ambigüedad de la fecha delgolpe del 64 se agrega en Brasil la dualidad defechas —la del 64 y la del 68— lo que impide datarde manera unívoca el cambio de condiciones de vidaligadas al cambio de régimen político.Diez años más tarde, en 1984, el clima deconmemoración era totalmente otro. Las fuerzas ar-madas reiteraban el significado histórico de la“revolución” como expresión máxima de laidentificación entre fuerzas armadas y pueblobrasileño, y llamaban la atención sobre la similitudde la amenaza reinante antes del golpe del 64 y laamenaza implícita queexistía en 1984. Es queen ese momento, lademanda social deelecciones directasy la urgencia de latransicióndominaban laescena pública.Los medios decomunicaciónhacían referenciaa un régimenmilitar“envejecido”. Lasvoces en el espaciopúblico eranmúltiples, con unaconfrontacióncentral, marcadapor el contrasteentre lasconsignas “Brasil, ámelo o déjelo” (consigna delgobierno dictatorial más duro, el del General Médicia partir de 1969) y “Directas ya”, la demanda dedemocratización que llevó a las elecciones de unpresidente civil en 1985.La conmemoración militar de 1994 (los treintaaños) fue la última. Los tres ministros militaresemitieron una orden del día conjunta, titulada “31 demarzo de 1964”, en la que una vez más señalabanque la intervención de las fuerzas armadas eranecesaria para proteger los valores básicos de lanacionalidad y la sobrevivencia de las instituciones,reiterando su visión del apoyo popular que tuvo la“revolución”. Desde los medios de comunicación demasas y el mundo académico, por otro lado,seminarios y suplementos fueron los espacios dondela reflexión crítica de la dictadura se desplegaba.Al año siguiente, 1995, asumía como presidenteFernando Henrique Cardoso, quien fuera perseguidopor el régimen militar. Por primera vez, no fueemitido ningún mensaje militar el 31 de marzo, y nohubo ninguna conmemoración programada.Terminaba así una tradición militar mantenida du-rante treinta años, que incluía la presencia delpresidente (inclusive de los presidentes civiles) enlos actos oficiales militares.La eliminación de la fecha en los calendariosoficiales, sin embargo, no implica silencio u olvido.Todos los años, la prensa dedica muchoespacio al tema, basando susreportajes en memorias de per-sonas comunes o degrandespersonajespolíticos eintelectuales. Esuna fecha quesigue convocandoa intelectuales enseminarios yreuniones.Finalmente, apartir de 1987, laorganizaciónTortura NuncaMaisentrega cadaaño, en esa fecha,la medalla “ChicoMendes”,instituida para
image/svg+xmlVoces Recobradas14homenajear a quienes sufren o sufrieronviolaciones a los derechos humanos y a susdefensores, en el mundo entero.Paraguay15La cuestión de las fechas de conmemoraciónligadas a la dictadura del Paraguay nos lleva en unadirección totalmente diferente. No hayconmemoraciones o memorias públicas de la fecha delgolpe de estado de 1954, ni de la asunción de AlfredoStroessner como presidente electo ese mismo año.Tampoco se ha instalado como fecha deconmemoración el día del golpe que derribó aStroessner en 1989 (ocurrido la noche del 2 al 3 defebrero). La fecha de celebración más importante du-rante el gobierno dictatorial, y que continúa siendo unafiesta popular desde entonces, es el 3 de noviembre, díadel cumpleaños de Stroessner.La celebración del cumpleaños deldictador como festejo público comenzópoco tiempo después de su toma delpoder. La celebración incluía unsaludo mañanero al dictador, con unalarga caravana de personalidades ypersonas comunes inundando deflores los jardines de su casa. Por lanoche, la fiesta popular se desarrollabaaño tras año en el barrio Stroessner,siempre con la inauguración de algunaobra pública.16Y a lo largo del día, lasradios y otros medios de comunicación se dedicaban adifundir los saludos al General, con transmisión depolcas y canciones alusivas.El primer año post-transición (1989) no hubograndes celebraciones. Para muchos, la fecha podríahaber recibido el nombre de “Día de la infamianacional”. La noche anterior, hubo una “Vigilia contrala impunidad” en el centro de Asunción y al díasiguiente, una manifestación nacional de repudio a lafecha, convocada para reclamar castigos a losresponsables de la represión durante la dictadura yexigir justicia. Al mismo tiempo, en el barrio se reuníanpara recordar el cumpleaños, con llamados telefónicosde felicitación a Brasil, lugar de exilio del dictador. Alaño siguiente, no hubo manifestaciones de repudio a ladictadura, y las celebraciones en el barrio fueronreprimidas.Poco a poco, a lo largo de la década de los noventa,la fiesta barrial volvió a convertirse en el centro de laconmemoración, sin que hubiera ninguna actividadanti-dictatorial. El nombre del barrio fue cambiado, y elbusto de Stroessner retirado de la plaza. Aun sin lapresencia de las marcas personales del dictador, lagente se viste de fiesta (colorada), hay baile ydecoraciones alusivas, fuegos artificiales y llamadastelefónicas de larga distancia a Brasil. La fiestacombina los patrocinios políticos de líderes stronistasimportantes (pero que no se expresan de manerapública) y la organización de liderazgos locales en elbarrio.Posiblemente sea la desilusión con las condicioneseconómicas, políticas y sociales lo que explique lavigencia de esta celebración y la nostalgia por elpasado autoritario. Quienes celebran obtuvieronfavores y prebendas del régimen. Al mismo tiempo,quienes fueron reprimidos y silenciados no encuentranun espacio y una fecha adecuada para conmemorar lasviolaciones, sus demandas y sussentimientos. Sus memorias no hanconstruido rituales y conmemoracionespúblicas, que permitan un espacio decomunidad e identidad compartida. Susdemandas se actualizan en las variascoyunturas críticas que el país vivió en laúltima década (el intento de golpe deOviedo en 1996, las manifestacionesciudadanas en marzo de 1999, por ejemplo).En esos momentos, las fuerzasdemocráticas, compuestas por viejos quetienen memorias personales de la represiónstronista y por jóvenes a quienes les fuerontransmitidas, salen al campo de lucha para contener laposibilidad de un retorno dictatorial. En esosmomentos, sin embargo, son las condiciones presenteslas que dominan la escena, y la memoria del pasado seesfuma.Es posible que pasado y presente estén demasiadocerca uno del otro en el Paraguay contemporáneo. Sinembargo, en ese escenario de desilusiones presentes eidealizaciones pasadas, existe el riesgo de que lasmemorias de “los gloriosos días de antes” se tornen la“verdad histórica” para una parte de las nuevasgeneraciones.Las conmemoracionesen perspectivaLas fechas y aniversarios son coyunturas en lasque las memorias son producidas y activadas. Sonocasiones públicas, espacios abiertos, para expresary actuar los diversos sentidos que se le otorga al
image/svg+xmlVoces Recobradas15LA ÚLTIMA DICTADURAACUÑA, Carlos y SMULOVITZ, Catalina, 1995. “Militares enla transición argentina: del gobierno a la subordinaciónconstitucional”.En Juicio, castigos y memorias: derechos humanos yjusticia en la política argentina.Buenos Aires, Nueva Visión.CAETANO, Gerardo y RILLA, José, 1998. Historiacontemporánea del Uruguay. De la colonia al MERCOSUR.Montevideo, Colección CLAEH / Editorial Fin de Siglo.CELIBERTI, Lilian y GARRIDO, Lucy, 1989, Mi habitación, micelda. Montevideo, ARCA.DRAKE, Paul y JAKSIC, Iván (compiladores), 1999. El modelochileno. Democracia y desarrollo en los noventa.Santiago, Lom.FELD, Claudia, 2001. “El duelo es imposible y necesario”.Entrevista con Henry Rousso. EnPuentes N° 2.JELIN, Elizabeth, 1995. “La política de la memoria: elmovimiento de derechos humanos y la construccióndemocrática en Argentina”. En Juicio, castigos y memorias:derechos humanos y justicia en la política argentina.Buenos Aires,Nueva Visión.JELIN, Elizabeth, 2000. “Memorias en conflicto”. EnPuentesN° 1.JELIN, Elizabeth, 2001. Los trabajos de la memoria.Buenos Aires,en prensa.KECK, Margaret y SIKKINK, Kathryn, 1998. Activists BeyondBorders. Advocacy Networks in International Politics.Ithaca:Cornell University Press.LIMA, Samarone, 2000. Clamor: a memória em retalhos.Informede investigación manuscrito.LORENZ, Federico, 2000. “La memoria estimulada: los veinteaños del golpe militar”. Trabajo presentado en las Jornadas deInvestigación sobre memoria de la represión. Buenos Aires, IDES,agosto.MARCHESI, Aldo, 2001. “La guerra y la paz”. EnPuentesN° 2.BIBLIOGRAFÍApasado —reforzando algunos, ampliando ycambiando otros—. Hay algunas constantes, sin em-bargo, que responden a los marcos institucionales y alas modalidades en que diversos actores sociales seapropian de ellas y las enmarcan en sus propiasidentidades y en sus propios proyectos.Es bastante uniforme en los diversos países elsentido que los militares dieron a sus accionespolíticas, un discurso que pone el énfasis en su rol dedefensores de la nación (y, en casi todos los casos, lademocracia). Cuán público y amplio es su mensaje ocuán cerrado a la corporación militar y a los cuartelesdepende de las circunstancias, al igual que el grado derepercusión popular que puedan llegar a tener. Auncuando la presencia pública sea limitada, siempre lesqueda el espacio institucional propio para reafirmarsus identidades y su auto-justificación.Hay otra constante en esta historia comparada ycompartida: el papel secundario que tienen los partidospolíticos y el propio estado democrático en lasconmemoraciones. Claramente, no son actorescentrales en la elaboración de memorias sociales o en elintento de dejar “legados”. Son más bien los actoressociales —organizados en el movimiento de derechoshumanos o dispersos en la forma de protestaspopulares, heterogéneos y diversos— quienes intentanpresentar memorias alternativas a las de los militares,reclamando por una versión del pasado que rescate larepresión y el sufrimiento. Son ellos también quienesdemandan justicia y protestan por la impunidad.Hay tres cuestiones que pueden ser presentadascomo reflexión final. Primero, está claro que enmomentos públicos significativos como las fechas deconmemoración, no todos comparten las mismasmemorias. La memoria se refiere a las maneras en quela gente construye un sentido del pasado, y cómorelacionan ese pasado con el presente en el acto derememorar o recordar. Hay distintos tipos de “gente”:quienes vivieron personalmente el evento o período quese recuerda, y quienes son parte de un cuerpo colectivoque comparte una base de saberes culturales, a travésde complejos procesos de identificación, pertenencia ytransmisión. Debe tenerse en cuenta que estamoshablando de circunstancias traumáticas que puedendejar vacíos, huecos y fracturas en la posibilidad deexpresarse y de transmitir relatos. En el límite, lotraumático implica que no haya palabras, y enconsecuencia que no haya memorias narrativas, nohaya comunicación o transmisión, solamenterepetición de síntomas y silencios. Lo indecible se diceentonces en fragmentos y mensajes quebrados.Una cuestión —necesariamente abierta— se refierea las visiones y a la participación de las cohortes másjóvenes, que no han vivido personalmente los eventosque son conmemorados. Hay ocasiones en que losjóvenes manifiestan una total falta de interés enrelación con ciertos eventos del pasado. Otras veces,algunos jóvenes se comprometen totalmente ymanifiestan posiciones militantes en relación con esoseventos. Las diferencias entre cohortes —entre quieneshan vivido la represión en distintos momentos de susvidas personales, entre ellos y los muy jóvenes que notienen memorias personales del período de represión—y las relaciones y diálogos que se establecen entregeneraciones y cohortes producen una dinámica soci-etal específica en lo referente a la cuestión de la memo-ria. La información y el conocimiento, los silencios,sentimientos, ideas e ideologías, son los bienessimbólicos que son transmitidos. Sin embargo, hayincertidumbre sobre cuáles serán las nuevasinterpretaciones, tanto en el plano individual como enel grupal.En segundo lugar, las fechas de conmemoración,como parte de la memoria misma, sufrentransformaciones a lo largo del tiempo, visibles
image/svg+xmlVoces Recobradas161. Este trabajo presenta un anticipo de la introducción a unlibro (en preparación) preparado como parte del programaMemoria colectiva y represión: Perspectivas comparativassobre el proceso de democratización en el Cono Sur de AméricaLatina, patrocinado por el Social Science Research Council(Nueva York).El libro incluye artículos sobre cada uno de loscinco países (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay),elaborados por los investigadores-becarios del programa.2. Elizabeth Jelin es investigadora del CONICET y directoraacadémica del Programa Memoria colectiva y represión.3. En el momento de escribir este texto, a comienzos de marzode 2001, la información periodística da cuenta de nuevosdocumentos que han sido de-clasificados por el Pentágono y elDepartamento de Estado de los Estados Unidos, que nosolamente indican que el gobierno de ese país estaba al tantodel Operativo y de su modus operandi, sino que comprometende manera activa a los Estados Unidos en dicho operativo.4. Por ejemplo, Celiberti (1989) relata el operativo de susecuestro en Porto Alegre y su traslado a Montevideo, dondepermaneció presa durante muchos años.5. Esta sección se basa en el trabajo de Federico G. Lorenz,“¿De quién es el 24 de marzo? Las luchas por la construcciónde la memoria del golpe del 76”, elaborado en el marco delPrograma Memoria colectiva y represión: Perspectivascomparativas sobre el proceso de democratización en el ConoSur de América Latina, patrocinado por el Social ScienceResearch Council (Nueva York), de próxima publicación. Doypor supuesto que los lectores conocen los hechos básicos de losúltimos 25 años en Argentina, razón por la cual se mencionansin mayores detalles. Para un análisis del proceso de transicióny del papel del juicio a los ex-comandantes y el movimiento dederechos humanos, Acuña y Smulovitz, 1995 y Jelin, 1995.6. Como señala Rousso (en Feld, 2001) no es posible pensarque primero viene un “acontecimiento” y después su memoriao conmemoración. En el momento del acontecimiento, susactores y los demás ya le dan un sentido y una interpretaciónsobre la cual se construyen los sentidos posteriores.7. El análisis de las conmemoraciones del 20° aniversario seencuentra en Lorenz, 2000.8. Esta sección se basa en el trabajo de Aldo Marchesi,“¿‘Guerra’ o ‘terrorismo de estado’? Las conmemoraciones entorno a las víctimas de la violencia política y la represiónestatal en el Uruguay”, elaborado en el marco del ProgramaMemoria colectiva y represión: Perspectivas comparativassobre el proceso de democratización en el Cono Sur de AméricaLatina, patrocinado por el Social Science Research Council(Nueva York), de próxima publicación. Ver también Marchesi,2001.9. Una visión histórica general del Uruguay se encuentra enCaetano y Rilla, 1998.10. Esta sección se basa en el trabajo de Azun Candina, “Eldía interminable. Memoria e instalación del 11 de setiembre enChile”, elaborado en el marco del Programa Memoria colectivay represión: Perspectivas comparativas sobre el proceso dedemocratización en el Cono Sur de América Latina,patrocinado por el Social Science Research Council (NuevaYork), de próxima publicación.11. Sin duda, los avatares de la detención y procesamiento dePinochet desde octubre de 1998 influyeron en este “pasadopresente”.12. Esta tradición fue quebrada en 2000 por el nuevopresidente Ricardo Lagos, que participó en algunos eventos enesa fecha. La ironía fue la cena que los pinochetistasorganizaron en el restaurante “Los buenos muchachos”.13. Esta sección se basa en el trabajo de Alessandra Carvalho yLudmila da Silva Catela, “31 de marzo de 1964: una memoriadeshilachada”, elaborado en el marco del Programa Memoriacolectiva y represión: Perspectivas comparativas sobre elproceso de democratización en el Cono Sur de América Latina,patrocinado por el Social Science Research Council (NuevaYork), de próxima publicación.14. El 1° de abril es el “Día de la mentira”, similar al “Día delos Santos Inocentes” en Argentina, fecha en que se preparanbromas y mentiras que terminan con la frase “que la inocenciate valga”.15. Esta sección se basa en el trabajo de Myrian González Vera,“3 de noviembre, ‘fecha feliz’: los cumpleaños de Stroessner enParaguay”, elaborado en el marco del Programa Memoriacolectiva y represión: Perspectivas comparativas sobre elproceso de democratización en el Cono Sur de América Latina,patrocinado por el Social Science Research Council (NuevaYork), de próxima publicación.16. El barrio Stroessner fue inaugurado el 3 de noviembre de1957. Ese año, Stroessner colocó la piedra fundamental delbarrio, inaugurando una plaza y un busto en su homenaje,además de entregar casas a los primeros/as beneficiarios/as.Desde entonces, la fiesta barrial expresó la “gratitud” popularpor los favores del régimen.NOTASespecialmente en las manifestaciones públicas en lasfechas en cuestión y en los discursos políticos,cuando se los compara año tras año. ¿Se puedeentonces separar pasado y presente? ¿Es posible queel significado de un evento cambie tanprofundamente que la razón inicial de su existenciase torne solamente un “pretexto” para luchaspolíticas y sociales que siempre están relacionadascon el presente? Las actividades que se llevan a cabo¿son conmemoraciones de acontecimientos pasadoso vehículos de una lucha política coyuntural,semejantes a la propaganda electoral o a denunciasde enemigos políticos? En otras palabras, lo que nosestamos preguntando es sobre el lugar que puedeexistir en la esfera pública para la memoria social desujetos históricos.En tercer lugar, queda abierto el tema de larelación entre los procesos sociales y el estado, o másbien los procesos de legitimación y reconocimientode las responsabilidades. Ya fue recalcada laausencia del estado en las conmemoraciones. Ahorabien, si el estado fue el represor, ¿cómo se lo puedevolver a traer al escenario de la acción? ¿Asume elestado la responsabilidad por el pasado? ¿Oalternativamente rompe con ese pasado, como si nole fuera propio? El equilibrio entre legitimidad,responsabilidad y acción estatal es siempreinestable. Es claro que el tema está abierto, y lasaguas están revueltas, porque además de los actoressociales en cada país, aparecen en el escenarioinstancias internacionales legitimadoras de lasdemandas sociales.