image/svg+xmlVoces Recobradas17LA ÚLTIMA DICTADURALOS MONTONEROSY EL GOLPE DE ESTADO DE 1976:a relación de los Montoneros con el golpe deEstado de 1976 ha dado lugar a múltiples miradas.Una de las más frecuentes se ha centrado en lasmedidas adoptadas por los miembros de laConducción Nacional de Montoneros frente al hechodel golpe, haciendo hincapié en el conocimiento delmismo por parte de los dirigentes de la Organizacióny su actitud de militarizar aún más la estructura,dejando de lado al movimiento social que habíaacompañado el proceso histórico que se venía dandodesde 1969 (cf. Gasparini, 1988; Caparrós y Anguita,1998 y Caballero y Larraquy, 2000). En esta mismadirección, y coincidiendo con el relato de los ex-militantes, otros se centran en cómo la dirigenciamontonera dejó expuestas sus bases a la ola deviolencia represiva que se venía incrementando ennuestro país desde el año 1974 (para el primertérmino véase Caparrós y Anguita, op. cit., Ollier,1998, y para el segundo González Jansen, 1986).Ambas posturas coinciden en la información de lacual disponían los jefes montoneros frente a laposibilidad del golpe de Estado, puntualizando enlas tácticas adoptadas por la Conducción en loatinente a las bases. También, hay miradas queafrontan el fenómeno, viendo cómo los Montoneroscontribuyeron a acelerarla espiral de violencia y,consecuentemente, afortalecer losargumentos golpistas (cf.Giussani, 1984;Vázquez, 1985; Verón ySigal, 1987; Itzcovitz,1987; entre otros). Desdeesta perspectiva, elproblema es analizadoen términos de unaestrategia política racional, imputando a losMontoneros una visión foquista —“cuanto peormejor”— de la política. Ello cae en una utilización,consciente o no, de la teoría de los dos demonios.Finalmente, otro tipo de visión al respectoconsiste en subordinar el hecho en sí a una lógicaestructural, sea ésta la guerra civil como máximaexpresión de la lucha de clases (cf. Marín, 1984;VVAA, 1995), o como resultante de desajustesnormativos en la sociedad argentina, reflejados enuna crisis del sistema político (cf. Waldman, 1982 yMoyano, 1999 y 1995). Ello deja de lado la capacidadde los actores para protagonizar la Historia y tomardecisiones políticas que abren la posibilidad depensar y actuar utopías fundamentales en el devenirhistórico.En este trabajo se persigue afrontar una actituddistinta frente al problema: ver la percepción delgolpe de Estado de los militantes montoneros2, ensus distintos niveles, a fin de caracterizar lasignificación que el golpe tuvo para losprotagonistas de la tragedia3.LEl fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)Los Montonroos y el golpe de Estado de 1976AutorLuis Miguel DonatelloFacultad de Ciencias Sociales de la UBA/CONICET1¿cómo fue interpretado por los militantes?Todo es Historia,Nº 347, Junio de 1996, p. 8.
image/svg+xmlVoces Recobradas18Antes de proseguirse señalarán una seriede aspectos. En primerlugar es necesariodefinir qué eran losMontoneros. Desde unapercepción inmediata setiende a tomar bajo talrótulo al amplio espectro de adherentes a la izquierdaperonista que irrumpió en la escena pública durantela campaña que llevaría a la presidencia de la Nacióna la fórmula Cámpora-Solano Lima el 25 de Mayo de1973 y que tuvo un marcado protagonismo hasta elenfrentamiento con Perón en Plaza de Mayo el 1° deMayo de 1974. Ésta es una caracterización errónea. Sibien esa generación de militantes apoyaba a la luchaarmada como camino hacia la construcción de unaArgentina “Peronista y Socialista”, y ésta fuereivindicada y monopolizada a partir de 1973 por losMontoneros4, sólo unos pocos eran miembros de laOrganización Político-Militar. La mayoría eranmiembros de lo que se denominó por ese entoncescomo Tendencia Revolucionaria Peronista, cuyapolítica hacia afuera quedó subordinada en parte aMontoneros, a partir de la asunción de Cámpora.Esto nos permite entender que no es posible tratar alos Montoneros como un colectivo homogéneo, sinocomo una organización formal dentro de unmovimiento social más amplio, con distintos nivelesde participación política, de involucramiento frente alos acontecimientos y de percepción de los mismos.En este sentido, podemos ver cómo el golpe de Estadofue percibido en distintas formas, según el nivel demilitancia o “encuadre”, y que las actitudes frente almismo estuvieron condicionadas por ello5.Montoneros, como Organización Político-Militar,sufrió distintas mutaciones en su estructuraorganizativa y en su funcionamiento, de acuerdo conlas cambiantes coyunturas políticas (cf. Gillespie,1982 y Baschetti, 1996)6. Con la muerte de Perón el 1°de julio de 1974 y la asunción a la presidencia porparte de María Estela Martínez de Perón, laOrganización vuelve a mutar, lo cual obedeceprincipalmente a los ataques por parte de la Triple Ay la vuelta a la clandestinidad por parte de laOrganización, la cual, al menos desde su dirigencia,empieza a prepararse para una “guerra prolongada”.Aquí Montoneros incorpora a su estructura a unagran cantidad de militantes que antes había pasadopor los frentes de masas. Asimismo dispone quetodos recibieran instrucción militar. Se crean dosfrentes: el legal, constituido por las agrupaciones debase ya existentes, que eran a su vez las másexpuestas a la violencia, y el Partido Auténtico7y elfrente militar. En segundo lugar, la Organizaciónpropiamente dicha, constituida por columnasregionales y una conducción nacional. Éstas, por suparte, tenían secretarías —de guerra, política, militar,logística, de propaganda—. Finalmente, en esteperíodo, al prepararse la Organización a unenfrentamiento de mayor envergadura a losacontecidos hasta ese entonces, creó dos niveles demilitancia. Por un lado, estaban los milicianos, cuyalabor era fundamentalmente logística ysuperestructural. Por otro, los combatientes,dedicados a operaciones de mayor envergaduramilitar. A esto se le suma la utilización de gradosmilitares en cada nivel: aspirante, oficial ycomandante. Por otro, los combatientes, encargadosde operaciones militares de importancia.Los momentos previos al golpeLos meses previos al golpe —tal como se haseñalado— la Organización se preparaba para unalucha prolongada8. Sin embargo, ésta era sólo uno delos aspectos de la estrategia montonera. Laconstrucción del Partido Auténtico era la otra.Desde la Conducción Nacional y lasConducciones Regionales, se hacía un diagnóstico: el
image/svg+xmlVoces Recobradas19LA ÚLTIMA DICTADURAperonismo, muerto Perón, estaba muerto, con lo cualla apuesta política era mucho más grande que larealizada en el período anterior. Por un lado,aparecía el objetivo trascendente: la Construcción delSocialismo Nacional. Por otro, un objetivocoyuntural: reconstruir las bases del peronismo comomovimiento social, como instrumento para el objetivosuperior. Finalmente, había presiones a corto plazo:enfrentar el terrorismo de Estado, y las posibilidadesde su intensificación ante el acontecimiento de ungolpe de Estado. Tal vez las aparentesincongruencias de la Conducción Nacional en eseperíodo obedecían a este triple dilema. Si bien nodisponemos de entrevistas a miembros de laConducción Nacional9podemos rastrear supercepción de estas cuestiones através de una serie de documentos.En un artículo de la revista EvitaMontonera10, de enero-febrero de1975, planteaban para 1975 unafase de ofensiva táctica. Para ellopartían de un diagnóstico, según elcual, muerto Perón, el “movimientopopular” estaba en un momento detransición en la evolución de suconciencia hacia una opciónrevolucionaria. A la vanguardia (esdecir a los Montoneros) lescorrespondía llevar a cabo ladirección en esa etapa: (...) porque enesta etapa estamos transitando por lafractura del pueblo en su identidadpolítica11.En este marco señalabanque: (...) No hay políticarevolucionaria, es decir de toma del poder para lostrabajadores y el pueblo, sin la construcción del podermilitar propio y la destrucción del poder militarenemigo12.Sin embargo, al menos en el plano discursivo, sealejaban de la propuesta foquista. Sostenían que: (...)Esta campaña no tiene ningún propósito golpista, no nosinteresa provocar el golpe o sacar a los militares a la calle.En cambio, proponían una ofensiva táctica integral:ponerse a la cabeza de los reclamos sindicales contrala política económica gubernamental, ataques alsindicalismo burocrático, denunciar las violacionesdel gobierno a las leyes del sistemay denunciar laentrega del país a los monopolios extranjeros, lacreación de un “sindicalismo autónomo” y ellanzamiento del Peronismo Auténtico. Y, con objetode demostrar la integralidad de la lucha y dedemostrar que la filiación a la lucha electoral noimplicaba renunciar a lalucha armada: (...) probaral enemigo que es imposible“pacificar” al país por larepresión mientras no sesatisfagan las aspiracionespopulares (...)13. En abrilde 1975, en unDocumento Interno14hace un análisisenmarcando su accionarde acuerdo con el rol dela Argentina en lacoyuntura internacional, sin perder de vista losanteriores objetivos. En ese informe, se contemplandistintos escenarios políticos deacuerdo con los márgenes de accióndel gobierno, señalándoseclaramente la posibilidad de: (...)Golpe militar con un intento inmediatode mayor represión y luego de haberseprobado su ineficacia y como salida a susituación, nuevas elecciones o un golpecon un intento populista (...).Estos elementos muestran que,desde la Conducción Nacional deMontoneros, si bien se contemplabael acontecimiento de un golpe deEstado, éste se consideraba comouna repetición de las anterioresintervenciones militares, las cualesderivaron en salidas electoralescontroladas15.Para los cuadros medios, esdecir los oficiales16, encargados de las secretarías delas columnas, 1975 y principios de 1976 fue unmomento de cuestionamientos. Éstos tuvieron comoepicentros las Columnas Norte y Sur de Provincia17de Buenos Aires. Existían síntomas de desconfianzaLos meses previos algolpe —tal como se haseñalado— laOrganización sepreparaba para unalucha prolongada. Sinembargo, ésta era sólouno de los aspectos de laestrategia montonera. Laconstrucción del PartidoAuténtico era la otra.Todo es Historia,Nº 347,Junio de 1996, p. 10.
image/svg+xmlVoces Recobradas20con respecto a las ambivalencias de la CN(Conducción Nacional): (...) El Auténtico, unido alPartido Intransigente (PI) de Oscar Alende y a otraspequeñas formaciones, puede dar lugar a un frente conexcelentes posibilidades electorales. Espero que lososcuros del aparato no lo frustren (...) convirtiéndolo enuna simple máscara de esa actividad militar que nopocos compañeros siguen considerando la forma supe-rior de lucha18.Según PGC, militante con rango deoficial en Córdoba, a cargo de la Secretaría dePrensa, la disciplina militante, permitía superaresa desconfianza: (...) El año ése nos tuvimos quecuidar mucho —no te olvides que estaba operando elComando Libertadores deAmérica19—, pero, sin embargo yoseguía empecinada en hacer trabajode base. Si bien mi responsable [queera miembro de la Conducción Re-gional] me lo llegó a prohibir porcuestiones de seguridad, eso fue en laspostrimerías del golpe. Recién unosmeses antes empecé a recibirinstrucción militar y me la tuve quebancar (...). Pensá que en esa época lasconvicciones pesaban más, y nosotrosestábamos en un proyecto serio. Nohabía lugar para desplantes (...).DC,pareja de uno de los miembros dela CN, militante en una villa del Gran BuenosAires y de un grupo católico, relata cómo erancaracterizadas las críticas de la CN a los oficiales,y muestra una actitud distinta: (...) A mí siempre mepromovían y despromovían por mis actitudes“pequeñoburguesas”. Cuando empecé el entrenamientomilitar —en el año 75— pegué el grito en el cielo. Yo teníamuchos años de militancia y me costaba asumir la luchaarmada. La acepté durante los años de dictadura [Durantela Revolución Argentina], pero a partir del gobierno peronista,con todas sus limitaciones, yo quería desarrollar mis tareas debase. Y, a mí que había sidouna trabajadora desde los16 años, no iba a venirningún pendejo a decirme que tenía que ir a una fábrica(...). Y ahí me fui (...).Para los militantes del nivel más bajo, tal vez, elpunto en el cual el disenso era más amplio era eltemor a descuidar la militancia de base. Por su parte,BJS, militante de la JTP (Juventud TrabajadoraPeronista) y por ese entonces oficial, manifiesta:(...) Cuando viene toda la onda de la reestructuración—bueno, eso es en términos de ahora— yo ya tenía hechoun trabajo importante en el sindicato. Y, de golpe, tenía queempezar a enganchar gente (...) a mí me interesaba mástrabajar en la cosa del Partido Auténtico (...). Meditémucho. Sin embargo, prioricé los objetivos colectivos porlos que luchábamos —pensá que habíamenos individualismo que ahora— yacepté las líneas que nos bajaban.VE, militante que venía de laJUP (Juventud UniversitariaPeronista) de Derecho, relativiza laimportancia del disenso,subrayando la importancia de laconvicción: (...)Hubo un momentomás rígido en el 75, donde la Orga sepone a apretar más con el desarrollodel ejército. Y empieza a apretar másestrictamente los controlesorganizativos. Y entonces empieza afijar normas morales y éticas y lapelota (...) pero no le dábamos mucha pelota a ese tema.Por lo menos en el Frente Universitario no le damosmucha pelota a ese tema, medio que lo pasábamos.Tampoco era lo central y era muy hegemónico ese tipode cosas. Toda la líbido estaba concentrada en lapolítica y por eso transaban.QT, militante de Mendoza, habla de friccionesde otro tipo, cristalizados fundamentalmente en laoposición Centro-Periferia, y en la inadecuación dela lucha integral en ciertas regiones del País:Yendo ala parte más específica de la práctica política, la diferenciamás importante, el interiorgeneró dirigentes enalgunos lugares muypuntuales, pero en el restola (...) cobertura nacionalde lo que se llamó unapolítica de la JP (JuventudPeronista), o del peronismorevolucionario, o de (...) erauna cosa pensada, decidida... si bien se contemplabael acontecimiento de ungolpe de Estado, éste seconsideraba como unarepetición de lasanteriores intervencionesmilitares, las cualesderivaron en salidaselectorales controladas.
image/svg+xmlVoces Recobradas21LA ÚLTIMA DICTADURAacá en Capital Federal yque se exportaba a lasprovincias. O sea, anosotros nos mandaban untipo de la JTP, venía untipo a darnos órdenesconcretamente. Y esosignificó en algún momentouna lucha, una disputa, alos que nosotros veíamoscomo “paracaidistas” yellos nos veían como“perejiles” (...).E.: —¿Por qué les decían así?Q.T.: —Y porque nosotros les decíamos: “Escuchame,vos venís acá, no sabés nada y querés darnos órdenes”,estamos todos locos. Lo que pasa es queellos lo que pretendían era masificar elgrado de desarrollo y el grado decoherencia que habían alcanzado en ellugar donde se gestó esa política o esaconcepción y esa táctica.Los testimonios coinciden enmostrar cómo las decisiones de laCN, en la coyuntura previa al golpe—marcada por los rasgosdescriptos— eran aceptadascríticamente. En los nivelesintermedios de la estructura, lascríticas apuntaban a lascontradicciones de la estrategiaglobal de los Montoneros —tensiónentre lo político y lo militar y entrelo social y lo militar—. En losniveles más bajos, las discrepancias se extendían a lacontinuidad del trabajo de base y de construcción.Sin embargo, este último aspecto marca unapercepción fundamental que trasciende a losdistintos niveles de militancia: primaba la convicciónde un proyecto revolucionario por sobre lasopiniones particulares. Con lo cualla posibilidad de luchar hasta lasúltimas consecuencias era unarealidad palpable dentro deluniverso de significaciones de losmilitantes. De hecho, laintensificación de la represiónparaestatal llevaba a ladesmoralización, pero no a ladeserción. Ésta se daba pordisidencias internas, pero no por lavisualización de la posibilidad deuna derrota. En palabras de CL,militante de Capital Federal: (...) Loque más nos preocupaba era el hecho deno tener consenso popular. Yo hasta elaño 76, 74, 75, 76, laburaba en unafábrica metalúrgica. Y en el 75 llegamosa manejar la fábrica. Sin estar homologados como comisióninterna ni mucho menos, pero la gente nos respondía. Y esote mantenía viva la fe.El GolpeLa percepción inmediata del golpe de Estado esdifícil de rastrear. La Conducción Nacional no emitiócomunicados los días previos, ni después20. Granparte de la controversia al respecto está vinculadacon el hecho de que la CN disponía de informacióndel golpe meses antes21 y no hizo nada para protegera sus militantes. Esta interpretación es, al menos,discutible. Si nos centramos en el universo de sentidode la época y tenemos en cuenta el grado de sacrificioy entrega de muchos militantes, y que, la muerte eraun fenómeno cotidiano —siendo la posibilidad demorir un hecho palpable, aceptado con sentidotrágico por parte de los militantes— podemos llegar aFirmenich sostuvo seismeses después del golpe:A fines de 1975 (...) yasabíamos que se daría elgolpe dentro de un año.No hicimos nada paraimpedirlo porque, ensuma, también el golpeformaba parte de la luchainterna en el MovimientoPeronista.
image/svg+xmlVoces Recobradas22otras conclusiones.Firmenich sostuvo seismeses después delgolpe: A fines de 1975 (...)ya sabíamos que se daría elgolpe dentro de un año. Nohicimos nada para impedirlo porque, en suma, también elgolpe formaba parte de la lucha interna en el MovimientoPeronista. Hicimos en cambio cálculos (...), y nospreparamos a soportar, en el primer año, un número depérdidas humanas no inferior a 1.500 bajas. Nuestraprevisión era ésta: si lográbamos no superar este nivel depérdidas podíamos tener la seguridad que tarde o tempranohubiéramos vencido. ¿Qué sucedió?Sucedió que nuestras pérdidas han sidoinferiores a lo previsto. En cambio, enel mismo tiempo la dictadura se hadesinflado (...) mientras que nosotrostenemos gran prestigio entre las masas(...)22. Independientemente de ladistancia entre la percepción de laCN y la realidad, de la brecha entreel cálculo político y la relación defuerzas, entre lo que pensaban loslíderes montoneros y lo que laHistoria demostró, esta afirmaciónpermite hacer una interpretación dela visión de la política que tenía ladirigencia montonera.Fundamentalmente, laOrganización era un instrumentopolítico, en un marco donde lapolítica y la guerra se hallaban enel mismo plano, y en el cual la“responsabilidad política”23entendida comoprotección de las vidas humanas, no era un planteoconcebible. Cuando el objetivo político es latransformación radical de la sociedad, esta objeción,pasa a segundo plano. Posteriormente, cuando losinterrogantes colectivos de nuestra sociedad fueron laconstrucción de un régimen democrático estable queproteja los derechos humanos de sus ciudadanosfrente a las graves violaciones de los años pasados, ocomo sucede actualmente, la búsqueda demecanismos integradores para afrontar la tremendaexclusión social que vivimos, la pregunta por losmedios “lícitos” adquiere una relevancia que antesno tenía.Centrándonos entonces en la cuestión que nosocupa, la Conducción Nacional de los Montonerosevaluó el golpe de Estado como un nuevo escenariodentro de la lucha integral quellevaban a cabo, en el cual seaprestaban a perder vidas. Dentrode esta visión instrumental de lapolítica —entendida además entérminos de guerra—, la vida de losmilitantes era un número más. Sinembargo ¿qué pensaban los propiosmilitantes al respecto?Tanto en los nivelesintermedios, como en los ámbitosinferiores, la reacción inmediata fuede sorpresa. La muerte pasó a seralgo natural: En esos días, la muerteera tan natural que casi nadie podíaregistrar su significado. Ir a una citasignificaba perder o conocer nuevaspérdidas. Ya no se decía “lo mataron”.No se decía “mataron a Federico,mataron a Clara”. “Perdió”. Morir eraperder. Terminar con el juego.(Caba-llero y Larraquy, 2000: p. 267). Según PGC—anteriormente citada— una de las reaccionesinmediatas era la destrucción de los parámetros depercepción de la situación: En realidad el golpe no nostomó por sorpresa. Pero nos descolocó la velocidad de losacontecimientos, para los cuales no estábamos preparados.El 24 de marzo, yo tuve que ir a levantar el local dondefuncionaba la estructura de prensa. (...) Si me hubieraquedado buscando la máquina de escribir que nos faltabanos agarraban a todos. Por suerte, HC, mi responsable, meordenó vehementemente que saliéramos. A los dos minutoscayeron. No nos agarraron de casualidad. A la tarde ya nosestábamos enterando de las primeras caídas. Parecía irreal.Era un grado superior de represión, que no tenía nada quever con el anterior. Salían de todas partes. El mundo se tederrumbaba (...). Si bien fue una cuestión de días, meacuerdo todo como si fuera en cámara lenta. Se dilataba eltiempo (...)24.Las “caídas” de los compañeros y lasEn esos días, la muerteera tan natural que casinadie podía registrar susignificado. Ir a una citasignificaba perder oconocer nuevas pérdidas.Ya no se decía “lomataron”. No se decía“mataron a Federico,mataron a Clara”.“Perdió”. Morir eraperder. Terminar con eljuego.
image/svg+xmlVoces Recobradas23LA ÚLTIMA DICTADURApérdidas de las referencias. VE nos expone estoclaramente: La sensación que tenía no era exactamente demiedo... era más bien de rareza. Ibas a las reuniones deámbito para ver qué hacer ante el golpe, y, de un día paraotro faltaban la mitad de loscompañeros. Y tu responsable, queestaba tan perdido como vos, te decía:“A tal lo agarraron ayer, a tal otrohace tres días...” intentabas seguircon el funcionamiento clásico, pero lamáquina había estallado en pedazos.En aquellos casos en los cualestuvieron un tiempo más grandepara enfrentarse al hecho, larespuesta era distinta. Y laestrategia más común solía serautonomizarse momentáneamentede las decisiones de laOrganización. Como nos relataQT: (...) A mí me avisa dos días antesdel golpe un tío de mi mujer que era Capitán. Nosmanda a decir por mis suegros que nos vayamos que seiba a venir algo muy duro. Lo planteamos en la reuniónde ámbito, y decidimos plantear una estrategia porfuera de la “Orga”. Ahí dijimos. Nos vamos todos denuestras casas conocidas —yo me trasladé a San Juan, ala casa de unos amigos del secundario— y volvimos atomar contacto en un mes. Por suerte nos pudimossalvar todos, y a partir de ahí planteamos irnos delpaís. JGC, que militaba en la JTP de judiciales,muestra una pauta similar: No, de mi casa yo mevoy... Mirá, viene el golpe. En abril, o sea, no más de unmes después del golpe, se chupan a un compañero de laagrupación JTP, pero que a su vez militaba en una JPbarrial. Y a él lo chupan por el barrio, circunscripción 19,militaba este compañero. Este compañero que era de penal,de un juzgado penal, pero un penal ordinario (yo era fed-eral), Coquito le decíamos, (...). Se lo chupan vía JP barrial.Entonces, inmediatamente, los responsables de la JTP deJudiciales deciden: todos afuera de sus domicilios. Si bienseguíamos yendo a laburar, pero todos salimos deldomicilio. Cosa que hicimos. O sea, queahí yo me voy de mi casa (...).Estos testimonios muestrancómo la propia rigidez de laOrganización implicaba unproblema. La ausencia decomunicación entre los niveles y elautoritarismo de las decisionesdeterminaron una cadena quedejaba a los militantes presos de lasmedidas provenientes “de arriba”.La ruptura de esta cadena dejaba alos militantes sin estrategias paraafrontar una situación que sepresentaba como nueva. Elaprendizaje organizacional previo,gestado en las luchas contra la dictadura de laRevolución Argentina resultaba insuficiente ante unfenómeno de una dimensión hasta ese entoncesdesconocida. El hecho de que aquellos militantes quese planteaban estrategias alternativas fueran los queLa sensación que tenía noera exactamente demiedo... era más bien derareza. Ibas a lasreuniones de ámbito paraver qué hacer ante elgolpe, y, de un día paraotro faltaban la mitad delos compañeros.
image/svg+xmlVoces Recobradas24BIBLIOGRAFÍAAnguita, Eduardo y Caparrós, Martín (1998) La Voluntad,Buenos Aires, Tesis Norma, T I-II-III.Baschetti, Roberto (1986) Documentos de la guerrilla peronista(1970-1973), La Plata, De la campana.Bonasso, Miguel (2000) Diario de un clandestino, Buenos Aires,Sudamericana - Planeta.Caballero, Roberto y Larraquy, Marcelo (2000) Galimberti. DePerón a Susana, de Montoneros a la CIA, Buenos Aires, TesisNorma.Donatello, Luis Miguel (2000) “Curas y guerrilleros, el papelde los sacerdotes en la conformación de Montoneros: 1966-1973”. Ponencia presentada en las VI Jornadas de CientistasSociales de la Religión del Mercosur. Buenos Aires, noviembrede 2000.Gasparini, Juan (1988) Montoneros. Final de cuentas, La Plata,De la Campana,1999.Gillespie, Richard (1982) Soldados de Perón. Los Montoneros,Buenos Aires, Grijalbo, 1987.Giussani, Pablo (1984) Montoneros. La Soberbia armada, BuenosAires, Sudamericana, 1995.González Jansen (1986) La Triple A, Buenos Aires,Contrapunto.Itzcovitz, Victoria (1987) Crisis Política y estilos de gobierno,Buenos Aires, CEAL.Marín, Juan Carlos (1984) Los hechos armados, Un ejercicioposible, Buenos Aires, CICSO.Moyano, María José (1995) Argentine´s Lost Patrol. ArmedStruggle, 1969-1979, Yale University Press.(1999) “Argentina: Guerra Civil sin batallasen Waldmann,Peter comp. Sociedades en Guerra Civil, Barcelona, Paidós.Nolte, Ernst (1991) Después del comunismo, Buenos Aires, Ariel,1995.Ollier, María Matilde (1998).La creencia y la pasión. Privado,público y político en la izquierda revolucionaria. Buenos Aires,Ariel.Rodríguez, Laura (2000) “Los Montoneros en Misiones (1970-1974)” en Voces Recobradas. Revista de Historia Oral, Número 9,Buenos Aires, diciembre de 2000.Sigal, Silvia y Verón, Eliseo (1987) Perón o muerte. Losfragmentos discursivos del fenómeno peronista, Buenos Aires,Hyspamérica.Vázquez, Enrique (1985) La última, Buenos Aires, EUDEBA.VVAA (1995)Orígenes y desarrollo de la guerra civil en laArgentina, Buenos Aires, Oficina de publicaciones del CBC.Waldman, Peter, “Anomia social y violencia” (1982), en AlainRouquié comp. Argentina hoy, Buenos Aires, Siglo XXI.Weber, Max, (1994) El político y el científico, México, CINAR.se autonomizaban momentáneamente de la Organizaciónmuestra claramente la “entropía” en la cual había caído.Los militantes veían que Montoneros se había convertidoen una maquinaria imperfecta quedevoraba a sus miembros.ConclusionesDe acuerdo con el propósitoplanteado al principio se haintentado reconstruir las visiones delos militantes montoneros conrespecto al golpe de Estado del 24 demarzo de 1976.Es interesante ver cómo, frente alas interpretaciones citadas, el hechode que la Conducción Nacional deMontoneros dispusiese deinformación con respecto al golpe y alos planes de las Fuerzas Armadasno fue un factor de peso. En parte,porque la visión de la ConducciónNacional de la posibilidad del golpeestaba integrada a la concepción dela política como una guerra y alplanteo de una lucha integral. Con locual consideraban como unfenómeno propio de la guerra que los militantes seexpusieran al enfrentamiento. Vimos también cómoesto generaba críticas por parte de los cuadros medios yde los milicianos de la Organización. Sin embargo, enellos primaba el espíritu de subordinación —no alautoritarismo de la Organización, ni a las medidas dela CN— sino al proyecto colectivo en el cual estabaninsertos. En este sentido, sostener que la cúpula deMontoneros traicionó, o dejóexpuestos a los militantes puede seruna visión certera. Siempre y cuandose tenga en cuenta el cálculo político,el planteamiento acerca de laresponsabilidad política comocategoría de análisis y la reflexiónproducto de la revisión del pasado ala luz de la derrota. Sin embargo —yesto es válido al menos para lostestimonios utilizados— en eluniverso de significación del mundode la militancia el cálculo político y lareflexión crítica estaban mediadospor la subordinación al proyectocolectivo como valor supremo. Ésteestructuraba una serie de parámetrosde percepción que interpretaban a lacoyuntura política y a losacontecimientosinmediatosdentro de lanoción deconstrucción de un orden nuevo.Parámetros que fueronviolentamente conmovidos apartir del golpe de Estado del 24de marzo de 1976.El hecho de que aquellosmilitantes que seplanteaban estrategiasalternativas fueran losque se autonomizabanmomentáneamente de laOrganización muestraclaramente la “entropía”en la cual había caído. Losmilitantes veían queMontoneros se habíaconvertido en unamaquinaria imperfectaque devoraba a susmiembros.
image/svg+xmlVoces Recobradas25LA ÚLTIMA DICTADURA1Este trabajo se encuentra enmarcado en el trabajo de Tesis deMaestría: Ética Católica y Acción Política. Los Montoneros, 1966-1976, para la Maestría de Investigación de Ciencias Sociales -Facultad de Ciencias Sociales-UBA, bajo la dirección del Dr.Fortunato Mallimaci.2Para la reconstrucción del mundo de la militancia se hatrabajado con el método de “Historias de Vida”, realizandoentrevistas a ex militantes montoneros de Capital, GranBuenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.3Con el concepto de tragedia se intenta caracterizar unenfrentamiento irreconciliable entre múltiples actores, sin quehaya lugar a una interpretación maniquea, esta postura seopone a consolidar a la Historia como un drama didáctico.Véase al respecto Nolte, 1991.4En realidad bajo tal nombre quedó establecida la fusión deuna fracción de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), FAR(Fuerzas Armadas Revolucionarias), Descamisados yMontoneros en el año 1973.5Montoneros surge hacia fines del año 1968. Existen diversasversiones sobre su génesis. En otro trabajo (cf. Donatello, 2000)se exploran los vínculos entre Montoneros y las redes socialesdel catolicismo post-conciliar.6Desde 1968 hasta su fin, los Montoneros funcionaban enforma clandestina de acuerdo con los principios decompartimentación. Pero, en la medida que su estructuraorganizativa se complejizaba, este principio actuaba de fondo,juntamente con otros mecanismos. Entre 1968 y 1971 se movíaa partir de comandos —recién en 1971 se crearía unaConducción Nacional, a cargo de José Sabino Navarro— ydepartamentos (logística, información, etcétera). Entre 1972 y1973 se crearían dos estructuras, con el objeto de crear basespopulares que sustentasen la Organización Político Militar: lasUnidades Básicas de Combate (UBC), abocadasprincipalmente a operativos militares y la Unidades BásicasRevolucionarias (UBR), encargadas de generar vínculos entre laorganización y los movimientos sociales que venían surgiendodesde el Cordobazo. Aquí es donde Montoneros se acerca a lasagrupaciones de la Juventud Peronista (JP), a unidadesbásicas del peronismo y al abanico de movimientos socialesafines al peronismo instalando UBR’s en distintos “ámbitos”.Los miembros de las UBR´s no tenían un nivel de encuadrealto en la organización, pero funcionaban, en términos de unentrevistado, como bisagra entre la Organización y las masas.De esta manera, su organización, en tanto organización for-mal, no varía, pero sí sus bases sociales: a partir de laconformación de un frente de masas ligado a Montoneros,éstos se erigen en agrupaciones de superficie. Los militantesMontoneros —en tanto tales— siguen operando en laclandestinidad, mientras que los miembros, la tendencia,ocupan el aspecto legal de la política de Montoneros.7Con respecto al Partido Auténtico véase el trabajo de LauraRodríguez (2000) en el cual se brinda un interesante marco dela percepción de los militantes locales de Misiones frente a lasúnicas elecciones en las cuales participó.8En junio de 1975 los Montoneros secuestraron a los hermanosBorn, por cuyo rescate se pagó la cifra más alta en unaoperación de ese tipo en el mundo. En ese año se realizaron entotal 500 operativos entre los que se contaron —entre otros— elestallido de la Fragata Santísima Trinidad —el 22 de agosto—,NOTASel estallido de una bomba en el Aeropuerto BenjamínMatienzo, perteneciente a la Fuerza Aérea —el mismo mes—y, el 5 de octubre, el ataque al Regimiento 29 de Infantería deMonte en Formosa. Estas acciones marcan un punto demilitarización antes inexistente. De hecho, hasta mediados del75, los Montoneros protagonizaron enfrentamientos solamentecon la Policía.9Entrevistas que —por otro lado— serían imposibles. Lossobrevivientes de la Conducción Nacional de Montoneros:Mario Eduardo Firmenich, Roberto Cirilo Perdía y FernandoVaca Narvaja son miembros residuales. Según Chaves yLewinger (cf. 1999) al menos 20 miembros de la ConducciónNacional de Montoneros murieron en enfrentamientos o fuerondetenidos-desaparecidos.10“La Resistencia Peronista ataca - Fundamentos de laofensiva táctica” en Evita Montonera, N° 2, enero-febrero, 1975.11Ibídem.12Ibídem.13Ibídem.14Cf. Baschetti, 1999, T II.15Es necesario señalar que previamente después del golpe deEstado, la Conducción Nacional de Montoneros sufrió dosbajas importantes: Marcos Osantinsky, secuestrado yasesinado en agosto de 1975 y Roberto Quieto, a fines dediciembre de 1975. Ambos provenían de las FAR.16No disponemos de muchos testimonios orales de ex-oficialesmontoneros, en parte debido a la fuerte represión sufrida poreste nivel de militancia. Ello dado a partir de que fueron losencargados de sostener la Organización en la Argentina du-rante toda la dictadura.17Cf. Gillespie, 1982.18Bonasso, 2000, pp. 201-202.19El Comando Libertadores de América era un grupoparamilitar que operaba en Córdoba y que estaba vinculadocon el Ejército.20El único texto disponible inmediatamente después del golpees el ejemplar número 13 de la revista Evita Montonerade abril-mayo de 1976, al cual no se ha podido tener acceso en lainvestigación que sirve de fundamento a este artículo.21Según Juan Gasparini (cf. 1988), para octubre de 1975, elhijo de un general, que militaba en la Organización, robó elborrador con el plan del golpe y de las futuras acciones derepresión por parte de las Fuerzas Armadas. Por su parte,Caballero y Larraquy (cf. 2000) sostienen que existen dosversiones al respecto: una sostiene que la persona en cuestiónera el hijo del General Numa Laplane. Otra, que el GeneralDalla Tea le envió esa información a Rodolfo Galimberti, con elcual mantenía conversaciones, y éste se las hizo llegar a la CN.Firmenich manifestó posteriormente en una entrevista a GabrielGarcía Márquez —en julio de 1977— el conocimiento del hechopreviamente a su concreción.22Mario Eduardo Firmenich a Gabriel García Márquez, paraL´Expresso, Italia (9 de julio de 1977), citado por Gasparini,1988.23Entendiendo este concepto en términos de Max Weber. Véaseal respecto El político y el Científico(Weber,1994).24En esta clave coincidieron varios entrevistados. Ante lassituaciones de peligro, el tiempo se dilata en el recuerdo de losprotagonistas.Baschetti, Roberto (1986) Documentos de la guerrilla peronista(1970-1973), La Plata, De la campana.