image/svg+xmlVoces Recobradas34uchas historias comienzan con un: “Habíauna vez”. Esta historia tiene como inicio un largosilencio y un sinfín de interrogantes. ¿Cómoencontrar las palabras mágicas para entrar?Tal vez no haya nada de magia en la vía que nosconduce a la interpretación del pasado reciente, unavía tortuosa, oscura, silenciosa y ambigua.¿Cómo acceder entonces al relato, decodificar lossilencios y las voces? ¿Cómo procesarlos,remontando los propios silencios, la exigencia decontar? ¿Cómo explicar la necesidad de escribir, dedejar constancia por escrito de la existencia depreguntas, miedos persistentes,restos de un pasado diluido?¿Cómo resolver esta necesidad dedar fe de la existencia del pasado,de testificar acerca del recuerdo delobjeto para evitar que desaparezcadefinitivamente el objeto derecordar?Este trabajo intenta presentarhistorias que permanecieron en losmárgenes, en los bordes, en unintento de revelar el ambientesubjetivo del pasado reciente,mostrando puntos de vista diversos,las voces y los silencios quepueblan la memoria de los 70 enArgentina.Estos relatos basados en setenta entrevistas ahijos y familiares de desaparecidos, militantes debase, vecinos y testigos ocasionales, fueron tomadosentre abril de 1996, a 20 años del golpe militar de1976 , y junio de 1999 a partir de un doble juego denecesidades: la necesidad de contar y la de escuchar,la de escribir y tratar de impedir que el pasado seolvide. De allí la necesidad de convertir los silenciosen texto, transitando a través de un oscuro paisajepoblado de miedos, desconfianzas y prejuicios pararecuperar la antigua costumbre de recordar, el don detransmitir colectivamente las huellas del pasado. Poreso, tal vez la palabra mágica no sea memoria, sinorecordar.Recordar significa tener memoria, pero tambiéndespertar, poner en armonía y volver al corazón,volver a pensar el pasado como objeto de la historia,un espacio crítico y de interpretación.Este trabajo es una exploración acerca delsilencio tendido alrededor de la búsqueda de sentidoen la historia argentina reciente y laresistencia a buscar respuestas.¿Por algo habrá sido? Estasimple pregunta remite a un mundode significaciones que navegan en-tre el imaginario social y la propiavivencia del pasado. También nosrevela el conformismo de quienesaceptaron ese “algo” confuso eindefinido, como única respuesta ala compleja trama de significacionesque rodean el problema de ladesaparición de personas en laúltima dictadura militar. ¿Cómopreguntar acerca de la lógica delhorror? ¿Tiene sentido hallarracionalidad en el crimen? La existencia de algunaexplicación ¿justifica lo pasado? ¿Se puede conciliarel concepto de utilidad-inutilidad, con el de vida-muerte?Tal vez la esencia del crimen, sea el no estarlimitado por un encuadre lógico. Al no existirrazones ni respuestas claras, todo es posible, y elmiedo permanece latente.En este espacio se intentan traer a la luz algunosde los interrogantes que conforman el imaginariosocial acerca de la desaparición de personas durantela última dictadura militar. Interrogantes que aúnhoy nos llenan de dudas.Lo que sigue es una pequeña muestra de relatosConocemos todas las tonterías que hemos cometido duranteun millar de años, y en tanto recordemos esto y loconservemos donde podamos verlo, algún día dejaremos delevantar esas malditas piras funerarias y arrojarnos sobreellas. Cada generación, habrá más gente que recuerde (...) ycuando nos pregunten lo que hacemos, podremos decir:estamos recordando.Fahrenheit 451- Ray Bradbury.RECORDAREL SILENCIOMRecordar significa tenermemoria, pero tambiéndespertar, poner enarmonía y volver alcorazón, volver a pensarel pasado como objeto dela historia, un espaciocrítico y deinterpretación.El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)Recordar el silencioAutor Graciela Browarnik y Marina Demarchi
image/svg+xmlVoces Recobradas35LA ÚLTIMA DICTADURAde quienes sobrevivieron en los márgenes de esahistoria. Éste es un intento de unir algunas voces queno responden, sino que se preguntan acerca del sinsentido del pasado.Los fantasmas que pueblan nuestra memoria,obviamente no descansan en paz. ¿Podemos, sin em-bargo, dar vuelta la hoja, mirar hacia atrás y no hallarrespuestas? ¿Cómo abandonar el parámetro personalpara aplicarle categorías macro, cuando el recuerdoremite a lo íntimo, cuando, si existe un sentido, seacerca más al “sentir” que a la lógica? Por otro lado,¿a partir de qué racionalidad se puede sostener el sinsentido de la ausencia, la falta de respuestas, ladimensión del daño cometido?Una sociedad que no entierra a sus muertos¿puede permitirse desenterrar el pasado para suanálisis y posterior inclusión en una historia común?¿Puede el ejercicio de la memoria remediar lasausencias “legalizadas por decreto”?Responder acerca de este desconcierto es, enparte, contribuir a la construcción de un espacio paralas historias que han permanecido disueltas ennuestras conciencias, ocultas en los silencios, a pesarde los numerosos indicios que denuncian que aquínada ha sido enterrado y aún cuándo parezcansumergidas en medio de tanta confusión.Estos relatos se inscriben allí, en el territorio delos afectos negados, allí donde las razones dejan detener sentido. Se trata de un entrecruce de relatos deactores sociales provenientes de diversos sectores.Éste es un recorte en el que intentamosprofundizar nuestro trabajo anterior, “Historiasdetrás de la puerta”, en el cual habíamos señaladolos diferentes matices a partir de los cuales laposición con respecto al pasado influía tanto en lainterpretación del mismo como en el sustento moralde dicha interpretación. Este texto es tan solo unabúsqueda de sentido, atravesando, entrelazando,superponiendo diferentes modos de mirar el pasado.Relatos en los márgenesA partir de las entrevistas encontramosdiferentes explicaciones relacionadas con la edad, ladistancia y la posición política y social frente alpasado reciente:-aquéllas que intentan borrar o negar el pasadoreciente,-las relacionadas con las transformaciones en elmundo de lo cotidiano a partir del hecho,-las relacionadas con mandatos y discursos delespacio público.De eso no se habla...La desaparición de personasse convirtió du-rante más de 20 años en un tema tabú dentro de lasociedad argentina. No hablar preservaba la vidapropia y ajena. Alimentado por el mal llamado sentidocomúnque suele confundir el saber con lo que ya noencierra problemas, al silencio del espacio “tabuado”se le sumó la tácita aceptación de las justificaciones.“Por algo habrá sido”, “por algo será” seconvirtió en respuesta unívoca a todos losresquemores de tipo moral que pudieran aparecer.Sin embargo, el espacio del secreto no era un lugarseguro. Es un espacio de frontera entre lo que seimagina, lo que angustia, cosas que no se puedenmirar sin riesgo de muerte, expresado a través designos y de códigos que sólo se comprenden dentrodel grupo de pertenencia.Un pasado que pesa demasiado requiereaprender a olvidar adrede; pero la naturaleza delhombre, hecho de la superposición de experienciasvividas, no puede evitar que afloren a la superficie lascapas antiguas.María Francesco, vecina de La Plata. Entrevistarealizada el 29/5/99 por Natalia Zuazo y MaríaMarta Aversa para el Archivo de la Memoria dela Asociación Anahí-----------------------------------------------------------------------Lo único que pasó acá en el barrio fue en laépoca de los extremistas, pero no hablo de esas cosas.Ya hace mucho. Hace 23 años. Ya pasó. Fue triste porel momento que se vivió, no porque nadie estuvierainvolucrado...M. Docente, 35 años. Entrevista 5/11/96-----------------------------------------------------------------------G.:¿Qué edad tenías?M.:¿Qué edad tenía sobre mi primer recuerdo delgolpe militar?Más o menos tenía 11 años y lo que me acuerdoes que se sintió, en lo que yo percibí, porque en casacasi no se hablaba de política porque mi papá y mimamá no son muy fanáticos del tema, o por lo menoscon nosotros no se hablaba mucho... este... ademásvivíamos en el campo, por lo tanto, ahí no pasabanada, es que... bueno... era una salvación.Lo que yo percibía era que eran más o menos lossalvadores, los que iban a poner orden, los que nosiban a salvar de la violencia... este... de loscomunistas. Eso te lo digo como yo lo percibía dechica, que no sabía ni siquiera que eran loscomunistas, pero sabía qué eran malos [risas]. Eso dela percepción de chica, ¿no?¡Que eran mala palabra! Y bueno. Que éstos nosvenían a salvar. O sea, éstos iban a ordenar la cosa ynos iban a sacar de encima todo esto, toda estaviolencia, este... y... el tema de la inseguridad. No sé.Yo vivía en el interior, y se decía que en Buenos Aires,... ¡qué sé yo! Por ahí ibas a una plaza y encontrabas
image/svg+xmlVoces Recobradas36una lapicera y que era una bomba, o un cochecito.¡Entonces como que te daba un miedo venir a BuenosAires! Y bueno. Y me acuerdo que en los primerosaños de la presidencia de Videla, en verano, no sé enqué mes fue el Golpe, no me acuerdo.G.:En marzo.M.:¿En marzo? Entonces fue el año siguiente, osea, el 77 o en el verano del 78, pero ahí, porque yoera muy chica. Yo nací en el 65.Estábamos en misa, en Pinamar, y me acuerdo deque entró Videla con algunos más a misa. Y... este... ¡yyo me acuerdo que me emocioné toda!Porque, ¡qué sé yo! La primera vez que veía a unpresidente tan cerca!Pero además, a Videla, ¡que era el que nos habíaordenado! Y qué sé yo ¿Viste? Como que para mí eracomo el Papa ¿No? Una cosa así, ¡buenísimo! ¿No?Buena persona. Te estoy hablando desde miimaginario infantil ¿No? Desde mi concienciainfantil. Que yo, además, tampoco preguntaba,porque no me interesaba. Tenía una realidadcompletamente ajena a todo esto (...)G.: Ahora que más o menos salieron cosas a laluz ¿qué idea tenés?M.: ¡Y bueno! ¡Creo que la que tenemos todos!C. Psicólogo, 39 años. Entrevista 27/5/98-----------------------------------------------------------------------Mirá, una cosa que recuerdo de pronto es lapolicía entrando a la tribuna de Boca porque lahinchada cantaba la marcha peronista. Por eso lapolicía entraba a la bandeja de Boca y se los llevaba atodos. Los espacios muy grandes de encuentroestaban muy controlados. En ese momento, comotodas las cosas, estaba muy naturalizado. Era lo quetenía que ser. A mí todo el tema de los desaparecidosme pasó muy lejos. Yo creo que en mi casa y en mientorno ha circulado muy fuertemente eso de “algohabrán hecho”. Recuerdo una anécdota muy per-sonal. Una tía me contó que se llevaron a unosvecinos en Barracas y decía: “Claro, en algo andaríanporque se escuchaba, mirá qué loco”, ella escuchabatodas las noches una máquina de escribir, entoncesinfería que eso seguramente estaba ligado a algunaactividad subversiva. Recuerdo que el departamentode estos vecinos estuvo clausurado por años, pero enmi caso fue algo que pasó muy lejos...Gl. Docente, 44 años. Entrevista 26/10/96-----------------------------------------------------------------------G.: ¿Por qué creés que pasó?Gl.:¿Qué pasó en esa época? El recuerdo que yotengo es que yo era como si viera una película. Comoque no... Como fuera de la cosa... No parecía real... Amí no me parecía real y a mucha gente, sí. Cuandoempezabas a hablar del tema era como una cosa queno era realidad. De todo. Lo que salía por latelevisión.G.: ¿Qué salía por la televisión?Gl.: ¿Por la televisión? Eh... Salían los atentadossobre todo, los atentados contra el gobierno, contra losmilitares. Toda la cobertura del golpe parecía de otra...Sí, parecía una película, algo que no fuera realidad.G.: ¿Cuándo empezaste a creer que esto sucedía,a tener noticias?Gl.: Yo conviví con mucha inconsciencia creo.Porque inclusive cuando yo entré en la facultad, ya enla facultad estaba todo limpio. No había, viste, uncartel, no había nada (...) Después del Mundialempezó un poco más la conciencia de lo que estabapasando (...). Con toda esta propaganda que hizo Am-nesty, la gente empezó a tener más conciencia, seempezaron a saber más cosas. Se empezaron a sabercosas como que ahí en Libertador... ¿cómo es que sellama? En la ESMA había una cárcel popular, bueno,una cárcel de detenciones (...).Todo el quilombo que se armó alrededor delMundial era para tapar, para mostrar un país queestaba en orden [risas] un país que estaba bien (...).G.: ¿Estaba en orden?Gl.: Eh... (...) Y... Había un orden. Había un ordenen el sentido de que lo que veías era ordenado. Nohabía quilombo digamos. Aparentemente, podíasandar por la calle, de hecho yo me movía libremente.G.: ¿Y antes?Gl.: No. Antes no. Antes había miedo. Antes dela... de Isabelita. Y que sí, había miedo en la gente (...).Yo no me acuerdo, pero había imágenes... Yo no meacuerdo mucho... Imágenes como: “Los que quierenromper el orden, los que quieren destruir la Nación”.Bueno, era un poco el discurso de esa ideología, de laideología de la estabilidad nacional, la Doctrina de laSeguridad Nacional (...).G.: ¿Qué te producía la imagen de Videla?Gl.: La imagen de Videla... Y... En un momentofue medio un santo ¿no? Y después de todo el juicio...En el juicio de él, por ejemplo, cuando empezaron asalir todas las cosas... la encarnación del demonio tepodría decir que sería la imagen. Era una figura rara,ahora a la distancia. Porque es un tipo muy hierático,pero al mismo tiempo, no parecía tan frío... Inclusivedespués, cuando fue su proceso de juicio, hastaparecía increíble que ese tipo pudiera haber hechotodo eso (...)Verónica, 21 años, estudiante de sociología.Entrevista 14/9/99-----------------------------------------------------------------------Abel, mi tío, está exiliado y yo siempre supe eso,pero no recuerdo que nunca me lo hayan aclarado.Incluso en la primaria tampoco, yo sabía que mi tíoestaba exiliado. Pero no sé si sabía por qué estaba
image/svg+xmlVoces Recobradas37LA ÚLTIMA DICTADURAexiliado. En primer año le pedí a mi mamá que mecomprara el Nunca másy La noche de los lápices.Mis compañeras de colegio defendían el indulto,pero no me acuerdo que la maestra hablara de eso.Yo me enteré que mi mamá y mi papá no sabíanque había desaparecidos, supuestamente, y cuandoestabámos en Suecia, que teníamos parientes, lescontaban por la información que llegaba y ellos lonegaban y decían: “No, ¿cómo puede haber camposde concentración?” y yo no lo puedo creer. De hechomi tío se fue exiliado por razones políticas. Ellosdicen ahora que vivían en un tapar pero...Nunca nadie me habló de nada. A mí, la broncaque me daban Videla, Massera, Agosti o quien fuese,pero más me daba... además, habían hecho que mi tíoestuviera viviendo en otro lado y que no me hubieseconocido a mí. Me acuerdo que cuando empecé TEA,la escuela de periodismo, eran justo los 20 años delgolpe, el día que nos hicieron hacer una crónica sobreeso, nadie sabía ni cuándo había sido el golpe, ni máso menos qué había sido, nadie sabía quién era Videlani quién era Massera, y yo me fui llorando deindignación. La mayoría tenía mi edad, 18 años.Águeda, hija de desaparecidos. Entrevista 20/7/96-----------------------------------------------------------------------En La Rioja, vos sabés que hay muchosdesaparecidos, a pesar de ser una provincia muypequeña, por el tema de Angelelli y por la reformaagraria, por el tema del trabajo de la tierra. Era comoun régimen feudal.A mi mamá la agarran en la calle en un operativomuy grande, participaron 10 personas en tres autos.Ella va saliendo del supermercado y se da cuenta quela persiguen. Se mete en una casa y dice: “Me estánpersiguiendo”. Esos vecinos tienen miedo, la sacanafuera, la entregan y se la llevan y a la misma horaentran a mi casa, estábamos los tres, mis hermanos yyo con mi papá, y entran tres personas, revuelventodo, lo tabican a mi viejo, le pegan, sale una vecina ynos agarra a nosotros tres y se lo llevan a mi papá.Lo que te puedo decir es que me quedó unasensación muy fea...Nunca supe dónde estuvieron detenidos. Nuncasupe nada... era como que no se hablaba. Yo nuncapregunté.Lo vivía con mucha vergüenza. La ciudad tellevaba a vivirlo así.G.: ¿La gente sabía?A.:La gente sabía y dejó de saludarla a miabuela. Los vecinos cruzaban la calle para no verla.Yo me entero justo antes del juicio a las Juntas.G.: ¿Los pibes en la escuela hablaban del juicio alas juntas?A.:¡No! Los nenes a los 9 años estaban hablandode los Reyes Magos, si existían o no. Ése era el tema.A mí me costó mucho superar el tema de lavergüenza. No por tener los viejos desaparecidos,sino por el hecho de la cosa “anormal” que en unpueblo se nota mucho más.Yo, el año pasado vuelvo a Córdoba, llego a lacasa y nadie conocía la historia. Entonces llega eldueño y le pregunto si se acuerda de una familia quevivía aquí hace mucho tiempo y me dijo que había unmatrimonio pero se fueron. Después de eso lo cerré.Nadie quiso alquilar ese departamento. Estuvodesocupado hasta el año pasado. No la habíanpintado, no la habían refaccionado... yo me fui aCórdoba pero no sabía que iba a ir a mi casa, ni yopodía creer lo que estaba haciendo. Me decía ¿quéestoy buscando? Como si fuera a encontrar a alguien.Cuando abrí la puerta dije ¿qué pasará adentro?Nada. No pasaba nada...Búsqueda de explicacionesa partir de las transformacionesdel mundo de lo cotidianoEn cuanto a los relatos que intentan buscar unaexplicación desde el mundo de lo cotidiano, enprincipio no parece muy clara la frontera entre lopúblico y lo privado, menos aún en aquéllos quemilitaron o pertenecen a familias de militantes. Enellos, lo privado parece relegado, postergado ante laurgencia de lo público. Allí se entrecruzan losmandatos desde el afuera con las exigencias de lavida presente. Los mandatos siempre son en algúnlugar autoritarios. Recuperar el sentido de latradición de la vida del padre, eso invade la vidaprivada. Ser militante en los 70 implica que loprivado estaba subordinado a lo social. ¿Cómoconstruir una individuación con un mandato tanfuerte? Esto produce una gran tensión. La necesidadde resignificación no es olvido. Cuál es la legitimidadsocial que ella siente lesionada. Ella tiene unahistoria con una figura paterna sumamente valorada.El fantasma del olvido. Al cumplir con algunas cosascomo involucrarse en el registro del pasado, lo in-scribe en el patrimonio y cumple con el no olvido.Virginia Croatto, hija del dirigente sindicalmontonero Armando Croatto.Entrevista 2/2/98----------------------------------------------------------------------Yo no sé si tengo ganas de estar renegando delos 70, yo creo que si hay tareas ahora en los 90 es labúsqueda de los hermanos, que se perpetúe la memo-ria, lo que pasó, que quede grabado, ver cómo quedagrabado. Cuando leí eso de “Usos del Olvido” fueincreíble, ver eso de que está permitido olvidar. Fueincreíble. Para mí siempre fue un pecado olvidar, yestá mal. Si algo fue doloroso no tengo que vivir todoel tiempo con ese dolor constante al lado mío,
image/svg+xmlVoces Recobradas38acordándome de ese dolor. Creo más en la otra parte,en la de la memoria pero reciclada. Eso de dar unanueva forma a algo viejo. Yo le decía el otro día a unchico, lo que me cuesta no militar, cuando mi papámilitaba. Lo más importante de haber estado enHIJOS es que yo no podría hacerle las críticas que lehago a mi papá si no fuera por HIJOS. La posibilidadde que mi viejo se hubiera equivocado nunca hubieraentrado en mis variables de no haber estado enHIJOS. Los hijos de Montoneros somos hijos de variasderrotas. De la derrota de nuestros viejos, peroademás que nos cagaron la cúpula. La conducciónnos robó en parte el derecho de reconocernos comohijos de Montoneros. No me interesa pasarme la vidaperdiendo...Viviana Nachman. Entrevista 13/6/96.Su padre, el director de teatro GregorioNachman, desapareció en 1976. No pertenecíaa ninguna agrupación política, no fue visto enningún campo de detención-----------------------------------------------------------------------Tenía 13 años cuando lo vinieron a buscar. Metuve que ir de Mar del Plata, se dividió la familia, nosabía qué hacer con la angustia, estuve una semanacomiendo pan y queso porque enseguida volvía y loestaba esperando. El hecho de que te pongan en lacabeza un “Por algo habrá sido ¿no?”.Y vos, pensar, después de muchos años demeditar: ¡Ojalá, que por algo haya sido, porque siencima fue por nada!A mí, la acción política de todas maneras no mejustifica nada. Yo sé que crecí sin mi viejo y eso meduele. No me importa si sirvió para algo más. Porquea mí no me sirvió crecer sin mi viejo. Y eso es lo queme parece más importante. Si políticamente sirvió ono, no sé. Probablemente no habría ahora un teatro enMar del Plata que se llamara Gregorio Nachman,pero la verdad es que prefiero tenerlo a mi papa acá,haciéndome mimos.A nosotros, los de nuestra edad, en algunamedida nosotros conocíamos lo que era antes, sinconciencia, si querés sin conciencia política ni nada,teníamos idea de lo que pasaba. De cómo uno semovía con libertad. Yo era delegada de mi curso y yodecía: “Yo pienso tal cosa”. Conciencia mínima dellugar donde estás viviendo y de las necesidades dellugar. Eso se perdió con la dictadura.¡Era natural! Era un... Una película. Vivir unapelícula. ¿Qué quiere decir vivir una película?¡Uno nunca estaba afuera, ni aunque quisiera!Uno siempre estaba adentro. Aún cuandopudiera hacerse el tonto; pero que no estaba papicuando volvías a casa, ¡no estaba!Que mi vieja estaba en la cama... y... Estaba en lacama.Que mis hermanos ya no estaban en Mar delPlata... y... No estaban.Querer hacerse el tonto, no podías hacerte eltonto.Podías ser menos consciente, menos aguerrido,depende de las circunstancias. (...) Pero ¿qué queríadecir ser aguerrido en esa época?En esa época, 13, 14, 15, 16. NADA. Una películade TERROR.G.: ¿No podías entender porque tenías 13 o porqué?V.: ¡No! Yo tenía 13 años, me ayudaba muchoque fuera chica, no entender nada. Pero mi vieja noentendía mucho más que yo, de pronto viene alguieny te desarma la vida. ¿QUÉ VAS A ENTENDER? ¡Esimposible entender eso!Yo estuve un año a pan y queso, porque yo no mepodía quedar dormida, porque iba a venir mi viejo eiba a encontrar a todos durmiendo. Entonces denoche yo no dormía. Dormía después de venir delcolegio. ¿Por qué? Porque había que recibirlo a miviejo. Claro que no entendía nada.G.: ¿Y hoy qué pensás?V.: Bueno. Es obvio. Yo no puedo negar unaposibilidad de que esté amnésico en la China, comocualquiera de los 30.000. ¡Ahora... 30.000 amnésicosen la China no pueden estar seguro!Yo supongo que a casi todos los exterminaron...pero te estoy hablando después de 20 años, con 34años, y con una necesidad de cambiar de hoja.G.: ¿Te sirve cambiar de hoja?V.: Depende de cómo lo hagas. Si vos cambiás dehoja negando lo que pasó, ¡no te sirve para nadaporque no recogés nada! Sí, me sirve a mí desdedonde yo estoy. Yo pude construir una vida muylinda, con mucho amor, con mis dos hijos, conAndrés, con Martín.G.: ¿Se puede dar vuelta la hoja sin unaexplicación?V.:¡Qué pregunta! Eso me lo sigo preguntando.En alguna medida creo que das vuelta la hoja aunqueno te dés cuenta. No hacés un duelo. No enterrás eltema. El tema no se olvida ni deja de existir como porarte de magia.Dar vuelta la hoja no significa borrar lo que estáantes. Significa seguir escribiendo el libro. El libro nose puede parar porque falta una de las personas. Setienen que inventar otros personajes y otras historiasy seguir escribiendo el libro. Desde ese lado, sí.Tenemos la obligación de dar vuelta la hoja y seguirviviendo. Por uno, por el desaparecido que nos tocó ypor nuestros hijos, fundamentalmente. Pero laexplicación te queda picando. La necesidad deexplicación la tenés, la seguís teniendo aunque pasen20.000 años. Vos no podés construir a partir dementirte a vos mismo.
image/svg+xmlVoces Recobradas39LA ÚLTIMA DICTADURA¡Estar orgulloso de ser hijo de un desaparecidome parece criminal!De ser hija desde otro lado. De ser hija de un pa-dre, del padre que a mí me tocó, que era un orgullo.De estar orgullosa de mi viejo, de su labor, de sulucha, ¡de eso estar orgullosos!A mí no me llena de orgullo el haber vivido unaadolescencia de mierda.Mirtha, esposa de un desaparecido.Entrevista 9/11/96-----------------------------------------------------------------------G.:¿Qué pasó después, después de ladesaparición?M.: Bueno. Empezamos a buscarlo, con misuegro, con don Félix hicimos todos los trámites quete puedas imaginar... hábeas corpus. Íbamos todas lasmañanas con mi suegra al Cuerpo I. Este... desdemilicos y personal civil, cualquiera que apareciera,que podría ser una punta.G.: ¿En qué año desapareció?M.: Eh... 77.G.: ¿Y ya pensaban que podía estar desaparecidoo pensaban que podía estar vivo?M.: ¡No! ¡Pensábamos que estaba vivo! Nosenganchamos en extorsiones también. Había unmilico en el Cuerpo I. Era Sargento Ayudante que nosiba a averiguar, que le lleváramos un papelito, que unpapelito... decí que era poquito, no eran millones.Hubo también un tipo, un civil que lo íbamos aver a la calle Puán que nos iba a averiguar que nosabemos de qué forma. Pero la mayor cantidad deinformaciones fueron oficiales... este... en mi barriohabía un tipo que era... el del mercado me dijo. ¿Porqué no le preguntás a él?Que yo le veía cara conocida, pero nada más, queestaba en un kiosco... a todo el mundo. Yo no sabíaque era, que era milico, como que estaba en contacto...era civil o algo así. Bueno. El tipo me propuso unaencamada, este... me daba una cita cerca de un hotel oalgo así... bueno... todo así.G.: Los vecinos: ¿qué actitud?M.: Bien, muy bien. Los que más se borraronfueron los amigos. A mí no me quedó ningún amigode esa época. Una sola amiga (...)En ese momento no [fuimos a ningún organismode Derechos Humanos]. Además los milicos nosamenazaban... este... eran muy claros.A mí, lo que primero me decían era: “Se fue conotra mina”. A mi suegra le decían: “Si usted se va ameter con las Madres... este... si estuviese vivo, no va aestarlo”. Como que era peligroso para él.(...) En 15días lo vi a Daniel, que se subió a un colectivo parahablarme y... este... lo único que atiné a decirle es:“Mirá que te están buscando a vos”. A los 3 meses lovolví a ver, ya en la imprenta, ¡porque estabadesesperado! Estaba desesperado de lo que le habíapasado a Héctor y... este... pero... entendés. Yo no... lasensación permanente no era... porque... sino qué. ¡Yava a salir!Es decir, tener claro de que él no sabía manejarun arma. Como que iba a hacerse una averiguaciónde antecedentes o algo y que lo iban a largar. Ésa erami sensación durante muchísimo tiempo. ¡Años!G.: ¿Creías en la legalidad?M.: Claro, tal cual.G.: La figura de Videla ¿qué te producía en esemomento y qué te produce ahora?M.: Lo mataría. Yo, hay una cosa que no mepuedo explicar bien. Tengo un artículo de Página 12guardado en el que escribieron algo del tema. Y es¿por qué los familiares somos tan pacíficos? No lopuedo entender. (...)G.: Por teléfono me dijiste que te habías hechouna estadística mental sobre todas las veces que tehabían preguntado...M.: ¿Si estaba metido? Sí.Si le contaba a alguien yo lo miraba y mepreguntaba éste me va a decir: “¿Estaba metido?” Y...los primeros años el 90% era eso. ¿Estaba metido? Yasí. Gente que le hacía la cruz, obviamente.G.: ¿Vos qué hubieses preferido, que se lohubiesen llevado porque hizo algo, o esto?M.: Y sí. Lo primero. Y sí.M.: ¡Esto salió a la luz! Escuchame, si Campsdijo a la televisión que si de cien que agarraban, cincoeran guerrilleros, ¡estaba bien que se los llevaran a loscien! Sí. Lo dijo públicamente. Ahora me parece queno se lo banca, porque mucho no lo registró.G.: ¿Qué te pasa a vos con eso después de 20años, qué se siente?M.: Yo quisiera saber de parte del otro lado. Yoquisiera saber exactamente por qué. No la suposición.Exactamente por qué. Qué le pasó a cada hora.(...) ¡Yovivía permanentemente con la esperanza de que iba aaparecer! ¡Y pasados muchos años, eh! No te estoyhablando de los primeros meses o de los primerosaños. No podía aterrizar.(...) La situación de no tenerproyectos. Digamos, mi primer proyecto era queaparecía y nos íbamos. En un primer momento era aCórdoba. Mirá que era graciosísimo. O sea, lasensación de vivir el hoy. Si necesitaba muebles nocompraba, si total me iba a ir.O sea, lo único que pudiera llegar a comprar eralo que se pudiera transportar. Y hacer lo que uno sepudiera llevar encima. Entonces, cada paso que diera,del estilo, bueno, ya no entra en esa cama Carolina,era... aterrizaba... el tiempo que había pasado. ¡Vivíasacándole fotos a las chicas para mostrárselascuando volviera! ¡Hacía permanentemente eso!G.: ¿Hasta cuándo?M.: Yo creo que finalmente aterricé cuando
image/svg+xmlVoces Recobradas40asumió Alfonsín. (...) creo que dijo: “No haydetenidos en ninguna parte”, o algo así. (...)G.: ¿Declaraste en la Conadep?M.: Sí, todo lo legal. Hasta conseguí la denunciaen la Comisaría [risas] ¡Al pedo! Viste, esas cosas.¡Cómo no me tomás la denuncia!O sea que aparte de todo, lo que yo siento es quenosotros también estábamos medio en el limbo de loque estaba pasando. (...)G.: ¿Tenían miedo de que les pasara algo?M.: ¡Para nada!G.: ¿El día del golpe cómo fue?M.: El día del golpe veníamos de San Bernardo.Estábamos en el auto, me acuerdo, escuchando elgolpe, y como que sí... era cantado, bueno.G.: ¿Pero no se asustaron?M.: No.G.: ¿Como un día más?M.: No me acuerdo bien. Porque Carolina erauna beba de 3 meses ¿Entendés? Estábamos en unquilombo de mudanza de bebesit, la cuna, pero eracomo que estábamos muy inmersos en nuestromundo familiar. (...)Búsqueda de explicacionesa partir de lo públicoLas respuestas más concretas son aquellas queintentan una justificación centrada en el espaciopúblico. Algunas basan su explicación en lasupuesta existencia de una guerra contra lasubversión, otras en la visión de una realidad injustaante la cual no quedaba otro remedio que la luchaarmada.En todos los casos se trata de respuestas de tipodogmático que se presentan como “la verdad”. Porotro lado, el concepto de “subversión” presentaalgunas dificultades de interpretación. En el diario LaNacióndel 20 de abril de 1977 aparece definido como“toda acción clandestina o abierta, insidiosa oviolenta que busca la alteración o la destrucción delos criterios morales de un pueblo, con la finalidad detomar el poder o imponer desde él una nueva formabasada en una escala de valores diferentes”. Otros nose identificaban como subversivos, sino comoartífices de un proceso de cambio que planteasenuevas alternativas frente al modelo capitalista. Enese contexto podemos ubicar estas entrevistas:A. Militar, 70 años. Entrevista realizada para elArchivo de la Memoria de Nuestra Señora de laMisericordia. 10/10/98-----------------------------------------------------------------------La subversión nació como un nuevo sistemade guerra a nivel mundial, porque con la guerraclásica, atómica o biológica, jamás iban a lograrlo que querían. El comunismo es el que arma latáctica y la estrategia de la subversión.Emilio, 70 años. Entrevista 2/4/99-----------------------------------------------------------------------Había un plan premeditado que dependía delcomunismo internacional que apuntaba a ladisolución de Argentina, y sigue siendo así, ya que laguerra armada la ganaron las Fuerzas Armadas, perola ideológica la ganó la izquierda.Pablo, hijo de desaparecidos, hermano deÁgueda. Entrevista 7/1/98-----------------------------------------------------------------------Me molesta mucho que la gente hable dedesaparecidos porque lo encontraron en una agenday desaparecieron porque eran perejiles.Desaparecieron y murieron porque decidieronarriesgar su vida y me parece importantísimo rescatareso...Gabriel, 22 años, hijo de un desaparecido.Entrevista 18/7/96-----------------------------------------------------------------------Acá se quiso implantar un nuevo régimeneconómico y social, abrir al capitalismo, a lasempresas norteamericanas y por eso tenían que ponerun justificativo, tenían que reprimir a la“subversión”. Lo que pasa es que acá enLatinoamérica, los movimientos sociales estabancreciendo, cada vez se hacían más fuertes.Lucila Quieto. Reunión de la Comisión deIdentidad de HIJOS. 13/7/96-----------------------------------------------------------------------A ellos no les convenía que la generación denuestros padres piense, hable, se oponga a lo queellos querían. Hay que empezar a hablar, a contarlo,una parte de la historia está borrada de todos lados,de todos los libros.Mirta Baravalle, madre de una desaparecida,fue una de las primeras Abuelas de Plaza deMayo. Entrevista 11/7/98 para la Asociación Anahí-----------------------------------------------------------------------Yo me acuerdo de mi hija que me decía si la genteno toma conciencia, dentro de 20 o 25 años la Argen-tina deja de ser Argentina. Acá lo que se quiere evitares que el pueblo se entere, se concientice de cuálesson sus derechos. Pero yo no puedo dar respuestaspor ella. Ella tiene que hablar...C. Militante en la Juventud Guevarista, se exilióa los 15 años. Entrevista 1999-----------------------------------------------------------------------En ese momento no nos dábamos cuenta a partirde julio del 75 del proceso de desmovilización de la
image/svg+xmlVoces Recobradas41LA ÚLTIMA DICTADURAgente, y cada vez las organizaciones revolucionariasquedaban como aparatos solos frente al aparato delEstado con el Ejército, enfrentadas al ejército y losaparatos paramilitares. Después del “Argentinos alas armas” hubo una revisión de parte de Santucho,una editorial donde por primera vez habla delrepliegue, pero que llega demasiado tarde y es unaeditorial que se conoce una o dos semanas antes de lamuerte misma de Santucho.Luego del golpe militar empieza a caer gente portonterías, ya no se puede sostener, por más cuidadoque uno tuviera en las citas y contracitas y lo que meplanteo dentro de la Juventud Guevarista es quehabía que hacer un repliegue. Suspender todaactividad para preservar a la gente. Yo me sientosatisfecho de haber impulsado esto porque casi todoslos compañeros quedaron a salvo...Patricia Walsh, hija de Rodolfo Walsh, hermanade Victoria Walsh. Entrevista 10/8/96-----------------------------------------------------------------------P.: Del 24 de marzo, del día mismo del golpe,tengo un recuerdo así, como un poco desdibujado,pero así como...G.: ¿Cuántos años tenías?P.: 24, pero me pregunto si eso realmente ocurrió.Porque... bueno... todo recuerdo es, además, en ciertaforma un recuerdo encubridor. Pero yo me recuerdo amí misma estando en un bar, por cuestiones detrabajo, en horas de la mañana, muy temprano, este...y, un bar allí por Capital Federal, la zona sur, cercade Paseo Colón, y yo estaba con sus agendas, mispapeles de trabajo en una mesa, y había una radio oun televisor supongo que una radio... este... y seempiezan... se escuchan los comunicados de laJunta... y... yo tengo una sensación de que, bueno,finalmente había ocurrido algo que todos, cuandodigo todos eran los que me rodeaban a mí, o sea, no atodos, sino una pequeña parte del mundo... este...sabíamos que eso iba a ocurrir. Estábamosaguardando con mucha impaciencia que estoocurriera. Era tal el descrédito, ¡el desprestigio delgobierno de Isabel!Era además errónea, lo veo con claridad ahora, lacaracterización que hacíamos el grupo en el que yome movía, que el Golpe iba a contribuir a clarificaraquello que se refería a las verdaderascontradicciones, digamos, entre el campo del puebloy el enemigo. A definir claramente al enemigo. Así loconversábamos nosotros en los tiempos previos, erauna cosa que se esperaba, que lo único que uno podíatener alguna duda es con respecto al día en que estoiba a ocurrir, pero la sorpresa fue en el sentido de:¡Ah, es hoy!Lo que evidentemente no teníamos para nadaclaro, en relación con esto que pensábamos, es lo quese desataba a partir de las cero horas del día delGolpe. Inclusive ahora, uno lee los mismos dichosque ocurrieron ese mismo día, eh... este asunto detirar por el balcón de su casa al Mayor Alberte, unolee estos episodios, bueno. Esto no era lo que unotenía en mente en ese momento. Lo que sípensábamos es que iba a estar más claro cuál era elenemigo y de alguna manera un alivio con respecto aque había llegado una instancia para la cual unosentía que estaba preparado. Obviamente no era así.Hasta una cierta satisfacción de que hubierallegado ese día. Esto hasta me da cierta cosa decírtelo,pero creo que estábamos hasta acá sí, entusiasmados.Bueno. Esto es lo que recuerdo.G.: ¿Después?P.: Bueno. Después ya es tan enorme la cantidadde cosas que se abate sobre nosotros, en el sentido delas desapariciones y las muertes... este... los sucesivosepisodios de derrota que empieza, digamos, unasituación donde día tras día uno va con muchadificultad dándose cuenta en qué lugar está parado ycómo salva su vida día tras día y mes tras mes... unosmeses más tarde empieza todo a transcurrir, tambiénen una dimensión personal y familiar; empiezan adesaparecer y a morir.Marcelo, militante montonero. Entrevista 1/4/99-----------------------------------------------------------------------La muerte de mi hermano marcó un antes y undespués en nuestra vida, ¡te imaginás! Lo que pasa esque de ahí nos fuimos a Buenos Aires a los pocosdías y aguantamos hasta después del Mundial del 78que vimos que era un poco difícil y de ahí nos fuimosa España todos: mi hermano, mi cuñada, el nene ymis viejos.G.: ¿Me podés contar algo del día del golpe?M.: Del día del golpe sabés que no me acuerdomucho. Me enteré por la televisión como todo elmundo. No pensaba que iba a pasar lo que pasó. Yopensaba que iba a pasar algo tipo Onganía, Lanusse,lo típico ¿no?Lo que se conocía; pero no eso que pasó. Es más,no quiero hablar por todos, pero eso de que se acelerala contradicción, que es mejor, y bueno. Creo quemuchos pensaban eso.G.: ¿Con tu grupo se evaluó eso?M.: Se habrá evaluado, pero frente al desastre delas evaluaciones. No me acuerdo que se evaluó.G.: ¿Daniel pensaba que le podía pasar esto?M.: Yo creo que sí. Estábamos preparados paraesto. Sin duda, pero teniendo 25 años, 23 años es unpoco difícil pensar en la muerte. El idealismo tesuperaba. Te contaban de la situación, más en el 76,para esa fecha que ya habían matado a un montón, sehabían ido de una casa unos días antes que habíacaído. Ese día yo estaba tranquilo porque Daniel se
image/svg+xmlVoces Recobradas42iba a ir a Buenos Aires. Yo estaba tranquilo porquecreía que él no estaba en la casa...Elsa Pavón, madre de una desaparecida, una delas primeras Abuelas de Plaza de Mayo; sunieta fue restituida. Entrevista 21/5/1997-----------------------------------------------------------------------G.: ¿Qué pensás de la famosa frase “por algohabrá sido”?E.: Hoy pienso que era una manera de sembrar elterror entre toda la gente, entre los que quedábamosafuera. Por otro lado, era una manera de cortar lasredes, la malla de la solidaridad que hace que todosnos interesemos por lo que le pasa al otro. Si en la casade al lado desaparece gente, yo cierro las ventanas y mequedo quietita adentro, no sea cosa que se den cuentaque estoy ahí, y porque vi, me lleven...Laura, psicóloga, 42 años, militante de laJuventud Peronista. Entrevista 6/8/98-----------------------------------------------------------------------Empecé a militar en la JP con un grupo católico.Cuando empezaron a aparecer los primerosenfrentamientos con la Triple A, yo participé en unoperativo trayendo armas y después no tuve más citas,no encontré más al que era mi cuadro superior ycuando lo encontré estaba muerto, y un cuadro supe-rior, un viejo, me dejó fuera, me dijo que me quedaratranquila, que íbamos a necesitar testigos... cosa que amí me llenó de culpa durante mucho tiempo...Al toque quedó claro que las fuerzas erandesparejas. Vos sabías que seguían muriéndose poresta lucha que creías justa. Nadie imaginó que ladictadura iba a ser tan perversa. La figura deldesaparecido era algo que nadie imaginaba. Se sabíaque había que cuidarse, pero no se sabía que iban a sertan impunes. Que iban a usar el aparato de la nacióncontra la Nación...Respuestas sin preguntasPreguntarse acerca del sentido de la desapariciónde personas durante la última dictadura militar en Ar-gentina implica convertir a los desaparecidos, a losasesinados, a los exiliados, a los perseguidos por ladictadura, en una metáfora fantasmagórica, en“aparecidos” que vuelven para rescatar sus restos dememoria, como objetos históricos; pero tambiénsignifica preguntarse acerca del sinsentido y lossilencios. Crímenes, errores o excesos, las víctimasmerecen una explicación. Se ha tratado de simplificarla cuestión a través de la figura de un extraño juego deajedrez en el que blancos y negros enfrentados enmovimientos lógicos de ataque y defensa, dejaban fuerade la historia al resto de la sociedad observando elconfuso escenario de la muerte.¿Puede imaginarse la historia de la represión comoun juego de ajedrez en el cual sólo algunos deciden losmovimientos y la mayoría observa silenciosamente?¿Quiénes quedan fuera, atrapados en el silencio? ¿Losprotagonistas involuntarios? ¿Los que no esperabanque esto sucediera?¿Los observadores externos, que no entendían loque estaba sucediendo, aun cuando su mundo setransformara? ¿Los sobrevivientes del exilio interno,refugiados puertas adentro y paralizados por el miedo?¿Los sobrevivientes del exilio extramuros? ¿Los ciegosde conciencia? ¿Los que se atrevieron a salvar a otros apesar de todo? ¿Los que habiendo podido hacer algono lo hicieron? ¿Los que no pudieron hacer nada?¿Qué explicación encontrará cada uno de ellos en supropia memoria personal? ¿Cómo buscar respuestas enuna sociedad herida de muertes, de ausencias, deexilios, de silencios?Saber olvidar no debe significar borrar el pasado.¿Dónde trazar la frontera entre la necesidad derecordar y la de olvidar? La línea divisoria debe ser labúsqueda de sentido. No podremos dar vuelta la hojasin encontrar una explicación que tranquilice aaquellos que esperan silencio y aun a aquellos queesperan justicia.Hoy, que la memoria se ha deshumanizado,convertida en objeto tecnológico, al tiempo que se le exigecumplir con una función que no le es propia, la de obtenerjusticia a partir del repetitivo discurso del no-olvido, loshistoriadores, en la medida en que podamos seguirpreguntando acerca de ese pasado, podremos explorarnuevos territorios desde donde resolver los enigmas de laoscuridad que hoy nos preocupa, para decidir si seguir ensilencio y tomar definitiva conciencia de nuestra rupturacon el pasado, o volver la vista atrás, hasta donde poderhacer memoria, para establecer continuidades, para definirmás claramente qué hay de todo aquello en este presentetan incierto. ¿Qué respuestas vamos a dar a lasgeneraciones futuras? ¿Cómo señalizaremos los lugaresdonde se cristalizará y se refugiará la memoria, dandocuenta de ese pasado?Más allá de los planes, más allá de la muerte,¿cómo resolver los enigmas del antes y el después?¿Cómo dejar de ser desaparecidos y sobrevivientes deun pasado sin respuestas?Tal vez buceando en los relatos escondidos, en lasmemorias ocultas, testigos mudos que nos recuerdanque allí, dentro del silencio, en la oscuridad de las nopreguntas, un mundo perdido espera. Ese proceso dereconstrucción, el de la memoria, no dará sentido alpasado; volver a sentir el acontecimiento no le otorgarásentido. Esa búsqueda, aun cuando fuese un caminoestéril, despoblado, debe ser una tarea para loshistoriadores, y cuando alguien nos pregunte quéestamos haciendo, podremos responder: estamosbuscando en el pasado razones para no repetir, parano permitir, para no continuar sepultando preguntas.