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Voces Recobradas
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engo siempre la idea de volver a leer los
contenidos de
Words and Silences
, especialmente
el número 3, y el artículo de Alexander von
Plato sobre “La práctica de la historia oral en
Alemania”, que se sumerge en la entraña del
quehacer y de la contemporaneidad en toda su
dimensión. Traducirlo y debatirlo sería lo ideal,
pero por ahora transcribo un párrafo como
antesala:
“... el debate ‘Goldhagen’ llevó a mostrar
no solamente la responsabilidad de las elites
alemanas, sino nuevas versiones de viejas
hostilidades entre historiadores. Cuanto más
clara fue la evidencia de la experiencia
individual, más clara fue también la percepción
del significado del consenso post-bélico en el
Este y el Oeste con refugiados, gente
‘internada’ por los aliados, viudas de guerra,
veteranos incapacitados, y así sucesivamente.
Es claro que la historia contemporánea está
determinada por el debate histórico de cada
generación, y esto se aplica especialmente a la
indagación centrada en sujetos históricos y en
la experiencia como historia.
Desarrollos similares pueden verse en la
literatura que explora ‘la parcialidad hacia las
víctimas’ y otros temas conexos. La
investigación sobre
historias de vida
se ha
relacionado a menudo con otras cuestiones
‘grandes’, a menudo ligadas a éstas, como
‘desde dónde o hacia dónde’ considerando
grupos y elites poblacionales sometidas a
mezclas totalizadoras de las estructuras
poblacionales y erosión de medios
tradicionales, como el Nacional Socialismo, la
guerra y el aluvión de refugiados, los cambios
en la educación de los niños, las relaciones
T
APUNTES TEÓRICOS
Acerca de la metodología y...
Hebe Clementi
Autor
ACERCA DE LA
METODOLOGÍA
Y LAS BÚSQUEDAS...
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Voces Recobradas
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entre los sexos, los temas de individualización,
y así sucesivamente. En este sentido global se
tiene la evidencia de que una levísima
variación en profundidad en torno a estas
fuentes, cuya fuerza en particular pudo
encontrarse donde la pregunta tenía menos que
ver con la reconstrucción de los hechos y
procesos, y más en cambio con la ‘digestión’
individual y colectiva de la historia y sus
efectos en los períodos históricos
subsiguientes... y con la comprensible
resistencia de historiadores, hubo que admitir
que gente y grupos externos a la corporación de
historiadores se ocuparan en temas de historia
mental”.
Leído con el detenimiento que exige una
explicación tan parca, pero a la vez tan rica de
sugerencias y destinos, pido disculpas por el
recorte. Mi intención es doble: plantear este
problema de acceso de “no historiadores” a
profundidades de una historia diferente, y
ratificarlo en función de un libro impactante,
una compilación de doce trabajos, realizada por
María B. Gentile, Gabriela Rafart y Ernesto
Bohoslavsky, editado por el Departamento de
Publicaciones de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional
del Comahue.
Un prólogo de Carlos Aguirre, de la
Universidad de Oregon, de junio de 2000, nos
explica que los autores han logrado es-cudriñar
archivos y expedientes legales en busca de ese
“otro lado” de la historia de Neuquén
(asimilable a esa “historia mental” tan críptica
de von Plato) en el que aparecen prostitutas,
ladronzuelos, amantes despechados, rivales
políticos, policías corruptos o no, borrachos
habituales, suicidas y otros personajes
relevados por documentación legal de juzgados
y comisarías entre 1900 y 1950. Su título es
Historias de sangre, locura y amor
, p. 263, y es un
libro que “se lee de principio a fin casi sin
soltarlo”. Ese
plus
de fascinación radica en la
elaboración que desde la sensibilidad de cada
protagonista, el relator tiene la habilidad de
expresar a través de la documentación que
rescata de viejos y carcomidos expedientes,
entre 1900 y 1950, del juzgado Letrado
neuquino, al que accede desde 1993, este Grupo
de Estudios de la Universidad Nacional del
Comahue (GEHISO) de la Facultad de
Humanidades de dicha Universidad.
Compartimos las conclusiones finales, que
de alguna manera intrínseca se reúnen con las
observaciones de von Plato acerca de la vida
como experiencia y subjetivación de conductas
sociales, que rescatan del tupido entretejido del
poder, el castigo, la necesidad y el amor.
El expediente hace las veces aquí de la
encuesta oral, por cierto, y en todo caso, induce
en sus numerosas transcripciones a reflexionar
sobre esos contenidos “más grandes, del desde
dónde y hacia dónde” que aludía von Plato. Y
que, por otro lado nunca deben perderse de
vista en nuestro abordaje a la oralidad.
El expediente, como fuente, desafía y
moviliza al historiador a no ser complaciente
con él. La condescendencia y lectura acrítica
podrían traducirse en una reafirmación de lo
que la justicia sancionó. Nada más lejos de
nuestras intenciones. Si la historia no tiene
como fin imputar culpabilidad sino sólo revelar
los mecanismos internos de los procesos
históricos, en este caso, el análisis de la causa
judicial puede poner en evidencia cierta
herencia jurídico-cultural y ciertas partes de
nuestras tradiciones que constituyen —todavía
hoy— un funesto fundamento de motivaciones
y que requiere una revisión. Es así que el
estudio de estos habitantes de expedientes
polvorientos nos ha obligado, en el campo de la
historia social, a descentrar las esferas
económicas y la política-sindical y trasladar
nuestras preocupaciones hacia el mundo de lo
cotidiano, hacia el campo de las decisiones
individuales. Nos obliga a ablandar las
estructuras sociales que pensamos encorsetaban
y condicionaban toda conducta humana y, en
su lugar, hemos vuelto a encontrar a los
hombres haciendo su propia historia.