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Voces Recobradas
35
ECOS DE LOS SETENTA
bordar el estudio
de una identidad
política tan compleja
como el peronismo
posee un carácter
siempre polémico, pues
inevitablemente
conlleva una reducción
signada por su propia
vastedad. En virtud de
ello, este artículo tiene
un sentido exploratorio
y no más pretensiones
que las de plantear un
conjunto de
problemáticas
permeables a la crítica.
Intentaremos aquí
rastrear las estrategias
discursivas que
permiten a los actores
construir sus
identidades en el marco
de una situación de
entrevista. La entrevista,
como relación social, es
una instancia en la cual
—entre otras
operaciones— se
selecciona, clasifica y
reconceptualiza la
experiencia. En ella, el
pasado se integra y
recrea
significativamente
desde el presente a
través de prácticas y
nociones
socioculturalmente
específicas de
temporalidad, agencia y
causalidad.
2
En este sentido,
captar las relaciones
existentes entre las
memorias personales,
recuerdos y evocaciones,
y las memorias
colectivas, que
comprenden a los
grandes relatos y
mitologías, nos brindan
una posibilidad de
aproximación a la
problemática. Será otro
de nuestros objetivos
sugerir la existencia de
tensiones y diálogos
entre los “diversos
peronismos” que los
entrevistados traen a
escena. A su vez,
intentaremos reponer
una de las posibles
lecturas para los relatos
en el marco de la
coyuntura sociopolítica
contemporánea a la
realización de las
entrevistas: año 1999 -
primer semestre del
2000.
El peronismo como
movimiento ha
albergado voluntades
heterogéneas —incluso
contradictorias—,
dibujando un mapa
ideológico en el que la
diversidad y las
estrategias puestas en
juego por parte de los
actores para integrarse a
él podrían ser dos de sus
características
distintivas.
La complejidad
para comprender y
definir analíticamente la
identidad del peronismo
—que algunos autores
definen como
“transideológica”
3
—
puede percibirse en los
discursos de Juan
Domingo Perón. Entre
otros soportes,
Las Veinte
Verdades Peronistas
oficiarán como marco
identitario y regulador
de las prácticas tanto
sociales como políticas.
Éstas, proclamadas en
octubre de 1950,
permitieron a Perón
marcar los límites del
movimiento en la
afirmación:
el peronismo
es esencialmente popular.
Todo círculo político es
antipopular, y por lo tanto,
no peronista
”.
La importancia que
adquiere la necesidad de
trazar límites y fronteras
en los inicios del
Relatos de unicidad polifónica en torno a la
identidad y la memoria peronista
Nos-otros-los
peronistas
1
A
Autor
Silvina Merenson* y Cecilia Plano **
El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)
Nos-otros-los peronistas
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Voces Recobradas
36
movimiento, más de 20
años después invertirá
su sentido
4
. En los años
70, Perón dirá:
en el
peronismo conviven todas
las tendencias, desde la
izquierda hasta la derecha,
se llevan bien y son buenos
peronistas.
El Movimiento
Peronista parecería estar
creado para incluir a
“todos”. Es en la voz de
Perón que el
Movimiento puede
pensarse homogéneo.
Ahora bien, ¿qué sucede
cuando los diversos
sectores que conviven en
su seno buscan definir
su identidad? De otra
forma: ¿quiénes son
“todos” en ideologemas
como “Perón para
todos” y “Todos para
Perón pero sin Perón”?
En principio,
podríamos adelantar
que por fuera del
discurso de Perón
desaparece la
pretendida unicidad. Al
interior del movimiento
existirían alteridades tan
diversas que harían a la
conformación, tanto en
el plano simbólico como
fáctico, de la figura del
“otro”: aliado en la
“pueblada del 17 de
octubre” de 1945 o
enemigo en la negación
mutua en la “Masacre
de Ezeiza” de 1973, a
modo de ejemplo.
Cuando el discurso
emana de los peronistas,
cada actor construiría un
peronismo unívoco a
partir de sí mismo.
Puesto que
lo que
pasó
es una construcción
de la memoria de los
actores, y esta opera
mediante estrategias que
toman la forma de una
narración, este artículo
trae al análisis tres
relatos orales del tipo
“historia de vida”, que
en el tránsito por tópicos
autobiográficos
encuentran en el
peronismo un soporte
de identidad.
Una de nuestras
entrevistadas, María,
inicia su relato narrando
lo que fue en el año 1965
su decisión de radicarse
en el conurbano
bonaerense en búsqueda
de trabajo. Procedente
de la provincia de Salta,
inscribe su experiencia
personal en lo que es un
tópico de la retórica
peronista: “el cabecita
negra” que llegado del
interior encuentra en el
peronismo “magia” y
“alegría” frente al
“desarraigo” y la
“discriminación”.
Mientras va haciéndose
“camino a los codazos
en la gran urbe que es
Buenos Aires”
,
su
peronismo se conjuga
con su cosmovisión
religiosa, dando por
resultado un sincretismo
evidenciado en las
palabras que siguen:
... y venir acá, y estar,
y poder verlo a Perón,
poder ver la gente, cómo se
había llenado la Plaza de
Mayo, impresionante (...)
porque para mí era una
magia que un hombre con
tanto carisma pudiera
mantener una multitud
serena, cantando (...) tanta
cosa tan fuerte, ¿no?, que a
mí me hizo peronista hasta
la médula. Por supuesto yo
con los ideales de Evita (...)
yo cada día admiré más a
Evita, hasta el día de hoy.
Si algo tengo que decir de
una mujer que, fuera de lo
religioso, una mujer que
me llenó de admiración y
de pasión... porque
de
Evita lo que más me
llegó es su fervor, su
fuerza, su carisma, su
entrega.
Ella solamente
era el amor
(...) Ahí
empecé a conocer al
peronismo (...) muy poca
militancia tuve yo dentro
del partido (...) No estaba
Evita, no estaban esos
ideales. Pero de todas
maneras me interesó
siempre la política (...)
porque
la política es
santa, es sagrada, es lo
más cerca al evangelio
(María, 24/11/99).
Siguiendo los
preceptos cristianos de
“amor al prójimo” —en
palabras de María:
el
deseo de un mundo mejor,
el deseo de justicia, el deseo
de amar, de pensar en el
otro
—, para los primeros
años de la década del 70
hacía trabajo social en
Villa Luján. Es allí
donde encuentra una
práctica política por
parte de las
organizaciones
revolucionarias que no
se condice con su idea
de acción y
participación
comunitaria, y que
siente como una
intromisión:
para mí era una
magia que un
hombre con tanto
carisma pudiera
mantener una
multitud serena,
cantando (...)
tanta cosa tan
fuerte, ¿no?
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Voces Recobradas
37
Yo ya estaba
comprometida trabajando
en la villa,
en nuestra
vida se había metido la
gente ésta del
movimiento de los
montoneros, el ERP
(...)
nosotros estábamos todos
mezclados como en una
bolsa, tanto militantes
católicos, como...
esta otra
gente
(María, 24/11/99).
Montoneros,
construido como un
“otro” no forma parte
del peronismo de María
porque, según lo define:
...la violencia engendra
violencia (...) lo único
capaz de transformar
solamente es el amor,
aquél que le atribuye
como signo constitutivo
a Eva Perón
.
María parece
identificarse con los
“años dorados del
peronismo de la década
de 1940”
5
. En sus
apelaciones constantes a
la figura de Eva Duarte
de Perón, sus memorias
personales podrían
inscribirse en uno de los
textos fundacionales del
peronismo:
La razón de
mi vida
, que, dedicado a
relatar la trayectoria de
Eva Duarte de Perón,
resalta su llegada desde
el interior y su condición
de “humilde mujer” que
dedica su vida a servir a
su pueblo, a su patria y
a Perón. En esta
dirección podríamos
leer s
u
peronismo y
su
Cristianismo.
El peronismo para
María está fechado. Si
“empieza” en una
movilización en 1974,
“muere” en el acto de
cierre de campaña de
1983 con “la quema del
cajón” por parte de
Herminio Iglesias.
...yo me acuerdo que
fui a una movilización
cuando Lúder era
candidato
[a la
presidencia por el PJ]
(...)
Esa vez yo vi morir
al peronismo, ese día me
di cuenta que había
muerto
, cuando...
Herminio quema el cajón
y dije yo: “qué difíciles
somos los seres humanos
que no hemos aprendido a
tener diferencias de
pensamiento, pero que si
no somos iguales o peor
que los otros que habían
estado antes” (...) Con el
deseo de venganza y de
muerte, de sangre... Y...
entonces
cuando pasó
éso, (...) dejé de
participar así en lo que
era político y terminé
con las movilizaciones,
me aboqué a trabajar en
lo social desde ese
momento hasta ahora
(María 24/11/99).
El interrogante que
se abre es: ¿qué es lo que
sucede con su
peronismo? ¿Muere con
aquél, en el momento en
que “pasó éso” y deja de
“participar en lo que era
político”
,
o lo sobrevive,
tal vez como una
“estructura de
sentimiento”
6
?
La justicia social y
el amor, que en María se
revelarían como nodos
centrales de su
identidad peronista,
podrían inscribirse en el
discurso de Perón:
...el
Justicialismo realiza la
Justicia Social, que da a
cada persona su derecho en
función social... Los dos
brazos del peronismo son la
Justicia Social y la ayuda
Social. Con ellos damos al
Pueblo un abrazo de
justicia y amor
.
7
Si el peronismo de
María es el de la
“justicia social y el
amor”, el de Juan
tendría anclaje en otro
de los grandes tópicos
de la Doctrina Peronista:
la “Comunidad
Organizada”
8
, que en las
Veinte Verdades
es
sintetizada en la
fórmula: “Constituimos
un Gobierno
centralizado, un Estado
organizado y un Pueblo
libre”.
9
Juan —miembro de
la Comisión Interna de
la fábrica textil Ducilo
en 1964 y secretario
Adjunto de la Seccional
Quilmes para el año
1972— se vincula a la
actividad gremial y a la
política en la década del
60:
Yo era operario.
Había comenzado en el 64
siendo delegado de la
fábrica y después pasé a ser
miembro de la comisión
interna. Y... bueno, ahí
empecé a tener experiencia
en
lo gremial
, empecé a
tener conocimiento y más
participación en
lo
político,
es decir que
iban
de la mano.
Para mí en
ese entonces no iban de la
mano, yo me creía
totalmente independiente
políticamente, todavía no
tenía una idea fija, no tenía
noción de lo que había sido
el peronismo (...) un
delegado que tenía más
edad que yo, me decía:
“si
vos participás
gremialmente te sentís
peronista, de lo
contrario no vas a
sentir”
. Y yo le discutía en
ese momento, pero lógico,
recién comenzaba mi
conocimiento (...) Y bueno,
¿cómo te podría decir?
Hay mucha gente a la que
le gusta o se dedica al
fútbol, a mí me gustó esto,
me gustó empaparme del
tema gremial
(Juan, 10/
10/00).
La serie de
conexiones establecidas
entre “gremialismo-
peronismo-percepción
del mundo”,
naturalizada en el relato
de Juan, podría
contribuir a la
perspectiva analítica que
ve en el peronismo una
“estructura de
sentimiento”. Por otra
parte, la asimilación de
la condición de obrero a
la de peronista,
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Voces Recobradas
38
parecería poner en juego
una memoria
emblemática: “no existe
para el peronismo más
que una sola clase de
hombres: los que
trabajan”
10
. Este
dispositivo identitario es
pieza constitutiva —y en
cierta forma
fundacional— del
discurso del primer
peronismo.
La idea de
“
Comunidad
Organizada
”
se plasma
en su relato desde
nociones como
“representatividad” y
“legitimidad”. Juan
asigna a espacios físicos
diferenciales —
”fábrica”, “calle”,
“universidad”—
potencialidades de
acción simbólica para la
práctica política y el
reclamo. Formula un
“adentro” y un “afuera”
que tienen su epicentro
en la fábrica, como el
espacio de los
trabajadores, los
gremialistas y los
empresarios. Por fuera,
está la calle y la
universidad como
ámbitos en los cuales
ubica a las
organizaciones
revolucionarias. Desde
su perspectiva, todo
intento de hacer “causa
común” carece de
viabilidad y es percibido
como una intromisión
en un espacio que es
presentado como
propio:
Para esa época
[años
60/70]
estaba la guer-
rilla en la calle,
y yo me
acuerdo muy bien que
había fábricas tomadas por
el ERP (...) venían los
muchachos del ERP
cuando nosotros salíamos
de la fábrica a decirnos si
queríamos hacer causa
común con ellos. Como no
teníamos nada que ver ni
con la ideología ni con la
forma, no compartíamos la
forma de proceder... no
combatíamos esas ideas,
pero tampoco las
acompañábamos. (...)
Estos muchachos, todos
con intenciones sanas
(...)
no sabían lo que era
trabajar y opinaban del
trabajo
(...) Yo en aquella
época he hablado con
chicos que estaban en ésa.
[Ellos]
venían y me
decían: “vos... ustedes
están con los
sinvergüenzas, los que
traicionan”, y yo les decía:
“sí, puede ser, pero yo los
combato adentro, con
trabajo, con ideas. Aparte
si yo soy bueno, la gente
me va a elegir.
¿Ustedes
de dónde son?, de la
calle ¿a quiénes
representan?
Yo no puedo
estar de acuerdo con vos,
porque vos secuestrás,
robás y matás. Ustedes son
peores, porque
de la calle,
sin ser nada, me vienen
a decir qué tengo que
hacer yo
” (...) Ésa era la
diferencia
(Juan, 10/10/00).
La reposición de un
diálogo con los “otros”,
aquellos que
no sabían lo
que era trabajar y opinaban
del trabajo
constituye la
estrategia discursiva
adoptada por Juan. Esta
opción narrativa le
permite construir un
“verosímil” en el que la
memoria, sin ser
necesariamente la
verdad, oficiaría de
verdad en la
persecución de una
intencionalidad
demostrativa. En su
máxima expresión Juan
desearía hacer
irrebatible la existencia
de los acontecimientos
que narra.
11
Otra vivencia del
peronismo equidistante
de las anteriores
podemos encontrarla en
Ignacio, quien, a
diferencia de Juan y
María, proviene de un
núcleo familiar
peronista. Si las
vivencias se encuentran
histórica y localmente
situadas, puede
comprenderse la
asimilación de su niñez
a la niñez que en el
discurso del primer
peronismo ocupaba un
lugar central. Las
Veinte
Verdades
señalaban que:
“En la NUEVA ARGEN-
TINA los únicos
privilegiados son los
niños”
12
, Ignacio dará
cuenta de ello:
[Ignacio señala una
foto]
...es de mi niñez,
aproximadamente diez
años
[1946]
, el general
Perón ya era presidente de
la República y yo (...) le
envié una carta, pidiéndole
una pelota de fútbol y el
presidente me contestó (...)
y me mandó una pelota.
(...) Yo era un niño
trabajador, pobre, la única
relación que tenía con la
política era que (...) en mi
casa funcionaba una
Unidad Básica, un centro
de acción política. Éste es
el cuadro de Perón que
presidía las reuniones (...)
me tomé esta foto en la
cual estoy acompañando...
sosteniendo el cuadro del
presidente Perón y el fútbol
que me regaló
(Ignacio,
30/08/00).
La foto elegida por
Ignacio para ilustrar sus
palabras nos presenta
una clave interpretativa
para su relato. El
sentirse
acompañando
al
General Perón
podría
explicar el lugar que
asigna al
líder
en su
vida. Ignacio apela a la
figura de Perón para
hacer referencia a cada
una de las etapas y
cambios experimentados
desde la infancia. Así, la
juventud tendrá por hito
el comienzo de su
militancia en la
Resistencia Peronista a
partir del
derrocamiento
en el año 1955.
A fines de los 60,
bueno... queríamos hacer la
revolución (...) ya se ve un
período de lucha y de
organización muy fuerte, a
partir de 1955 había
nacido lo que se llamó la
“Resistencia Peronista”
(...) el triunfo de la
Revolución Cubana en el
59 impactó realmente a la
juventud de América
latina y en el caso nuestro
creíamos entender que (...)
una de las enseñanzas que
dejaba la Revolución
una de las
enseñanzas que
dejaba la
Revolución
Cubana era la
posibilidad de
derrotar a un
ejército regular
(...) por parte de
un ejército
popular
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Voces Recobradas
39
Cubana era la posibilidad
de derrotar a un ejército
regular (…) por parte de
un ejército popular
(Ignacio, 30/08/00).
La puesta en escena
del ideario y las
prácticas
revolucionarias llevará a
Ignacio a un dilema:
entre el ideario y las
prácticas aparece un
hiato de significación
que es la “violencia
como método”:
Esos años, que eran
años de lucha, años a veces
de clandestinidad, de
semiclandestinidad, de
vivir una historia medio al
día, de no saber qué era lo
que iba a pasar al día
siguiente, pero sin embargo
creo que fue una etapa muy
rica... en permitir o en
posibilitar la expresión de
las cosas más notables y
más impactantes de la
gente, ¿no? (...)
había un
pensamiento mucho más
idealista
, una cuestión
muy generosa de mucha
entrega en función de
una
utopía revolucionaria
,
de una búsqueda de una
mejor sociedad, de una
búsqueda de un cambio
en... una aplicación y
una
vuelta a la justicia so-
cial
. (…)
Algunos
compañeros
confundieron una
metodología de lucha,
como si esto fuera una
ideología y como si esto
fuera una estrategia de
fondo
(...) La asunción por
parte de algunos sectores
de la violencia como una
estrategia absoluta creo que
no fue acertada y generó
un tremendo costo (...)
particularmente en la
juventud (...) tanto
trabajadora como
estudiantil
(Ignacio, 30/
08/00).
Como en el relato
de María, la adopción de
la violencia como forma
de acción política
permite trazar fronteras
y construir alteridades.
Sin embargo en Ignacio
el “otro” no es extraño,
no es excluido ni
condenado. Los
“errores” son en este
caso cometidos por los
“compañeros” que en la
vorágine de los hechos
parecen haber
confundido forma con
contenido. Hay así en su
discurso una voluntad
de bien que parecería
quedar a salvo. Ignacio
no estigmatiza la
violencia como recurso,
sin embargo para dar
cuenta de ella recurre a
las palabras del “líder”:
Como decía Perón: “la
vida es lucha”. Las luchas
en todas sus expresiones
son para lograr cosas, para
lograr objetivos, para
lograr resultados, para
generar muchas cosas,
para...
[hace un silencio,
piensa]
etcétera, hasta
para tomar el poder. Pero...
[silencio]
la lucha no es
necesariamente violencia
ni es sólo violencia, sino
que, bueno, la violencia a
veces...
[silencio]
comúnmente los pueblos
no pelean por el gusto de
pelearse, los pueblos pelean
porque...
[silencio]
cuando
no tienen otra opción que
pelear
(Ignacio, 30/08/
00).
La dificultad para
dar cuenta de la
violencia como práctica
legítima se hace
evidente en un relato
que es reiteradamente
interrumpido por
elipsis, dudas y
silencios. En Ignacio
genera una tensión que
no es ajena al discurso
pendular que Perón
sostuvo con relación al
tópico. En este sentido,
nuevamente Ignacio
parece “acompañar” a
Perón.
El Movimiento
Peronista, pensado para
incluir a “todos”,
supone un significante
ambiguo. Esta
ambigüedad es un dato
relevante para
comprender el proceso
de generación de una
identidad colectiva tal
como aquí lo hemos
abordado. Ella permite a
los actores apropiarse y
resignificar las
estructuras partidarias e
ideológicas, haciendo
posible la construcción
de un peronismo propio,
unívoco a partir de sí
mismo. En María, será el
amor por el pueblo
canalizado en la entrega;
para Juan, sinónimo de
organización, respeto
por las jerarquías y
espacios de acción
;
Ignacio lo recuperará en
la “utopía
revolucionaria”, en la
restitución de la justicia
social encarnada en el
regreso del “líder”.
Todos ellos, como
sujetos históricos de los
procesos políticos que
narran, definen sus
construcciones desde el
presente. Para éste,
habrá que señalar que
las entrevistas tuvieron
lugar en el marco de un
peronismo en el
gobierno, que, lejano a la
“ortodoxia” y a la
doctrina que lo había
caracterizado, era cada
vez más identificado con
la economía y las
políticas neoliberales.
Quizá esta situación,
conjugada con la lectura
que desde la apertura
democrática de 1983 se
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Voces Recobradas
40
*Investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes.
Becaria de estudio de la Comisión de Investigaciones Científicas de la
provincia de Buenos Aires.
**Investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes.
1
El presente artículo es una reelaboración de la ponencia
presentada en el Tercer Encuentro de Estudios Humanísticos
para Investigadores Jóvenes, llevado a cabo en agosto de este año
en el Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna de Santiago
de Chile. Agradecemos a sus organizadores la Mención de Honor
que nos han otorgado por ella, así como a nuestros colegas del
Proyecto
Historias de vida del movimiento obrero en Argentina,
1966 – 1976: una política de la memoria:
María Sonderéguer,
Mónica Rubalcaba y Cristian Vacarini, por sus lecturas y
comentarios siempre oportunos. Claro está, los errores que
puedan encontrarse aquí no los involucran.
2
Podríamos sugerir que las operaciones señaladas, definidas por
Rosana Guber como “prácticas de historización”, tienen lugar en
las entrevistas realizadas. Véase “Las manos de la memoria” en:
Desarrollo Económico
, Buenos Aires, 1996, vol. 36, N° 141.
3
Verón, E.; Sigal, S.,
Perón o Muerte. Los fundamentos discursivos del
fenómeno peronista
, Buenos Aires, Hyspamérica, 1988.
4
Esta operación implica un movimiento análogo al señalado por
Verón y Sigal para las frases.
Para un peronista no hay nada mejor
que otro peronista
y
Para un argentino no hay nada mejor que otro
argentino.
5
Gillespie, R.,
Soldados de Perón. Los montoneros
, Buenos Aires,
Grijalbo, 1997.
6
“Estructura de sentimiento”, al modo de Raymond Williams,
como conceptualización del peronismo ha sido formulada
anteriormente por Daniel James. Véase al respecto:
Resistencia e
Integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976
,
Buenos Aires, Sudamericana, 1990.
7
Las
Veinte verdades
que resumirían el ideario peronista, fueron
leídas y dadas a conocer por Perón en el acto conmemorativo
del Día de la Lealtad, el 17 de octubre de 1950.
8
La idea de “Comunidad Organizada” es introducida por J. D.
Perón para hacer referencia a la trilogía Gobierno, Estado, Pueblo
como órganos que actuando conjuntamente deben cumplir una
misión común. Desde esta perspectiva, al Gobierno le compete el
rol de la concepción y la planificación, al Estado la ejecución y al
Pueblo la acción. Los tres deben actuar armónicamente
coordinados y equilibradamente compensados en la ejecución de
la misión común.
9
op. cit.
en nota 7.
10
op. cit.
en nota 7.
11
Para Héctor Shmucler la memoria como construcción aporta a
la conformación de la identidad. Se relaciona con la voluntad, en
tanto que la elección de un recuerdo y no de otro condiciona
nuestro presente, da forma al pasado y compromete el futuro.
“Las exigencias de la memoria”, en:
Revista Punto de Vista
,
Buenos Aires, 2000, Nº 68.
12
op. cit.
en nota 7.
13
Véase al respecto: Guber, R.,
op. cit.
1996; Kaufman, A., “Notas
sobre los desaparecidos”, en
Confines
III, N° 4, 1997 ; Acuña, C.
H. et. al.
Juicio, castigos y memorias. Derechos humanos y justicia en
la política Argentina
, Buenos Aires, Nueva visión, 1995; Merenson,
S.
De la “guerra civil” y la “Teoría de los dos demonios” a la
construcción del discurso “víctimas-victimarios”: las palabras y la
memoria como campo de poder y disputa político-ideológica,
FHCE,
UNLP, 2000.
14
Williams, R.,
Marxismo y literatura
, Barcelona, Península, 1997.
NOTAS
t
sostuvo sobre la
violencia armada en los
años 70 y su vinculación
con el peronismo
13
,
pueda explicar la
tendencia en los relatos
a hacer de él una
“tradición selectiva”
14
,
en la que ciertos
significados y prácticas
son rechazados o
excluidos en pos de una
apuesta al futuro.
De esta forma, los
“peronismos” hasta aquí
abordados como
diversos, poseen como
carácter común la
formulación de una
“tradición selectiva” que
tiene como marco un
peronismo mítico: el
propuesto por las
Veinte
Verdades
, y el que
anhelaba el prometido
regreso en el transcurso
de la Resistencia. Las
representaciones del
orden social, que
podrían ser repuestas
desde los relatos, se
contraponen con un
presente del discurso en
el que la inclusión, las
posibilidades de ascenso
social y el acceso al
trabajo, irrumpen como
tópicos ineludibles en
quienes toman por
parámetros para narrar
sus historias el progreso
económico basado en el
trabajo, la fábrica, y la
valoración de las utopías
y movilización.
El peronismo se
constituye como agente
de distribución de
sentidos y de
posicionamientos para
la construcción de una
identidad tanto indi-
vidual como colectiva.
En María, Juan e
Ignacio, la alusión al
peronismo parecería
signada por el momento
de su constitución como
peronistas, su propio
origen y fundación. Tal
vez, porque ellos —al
igual que Tadeo Isidoro
Cruz— de alguna forma
sienten que
cualquier
destino, por largo y
complicado que sea, consta
en realidad de sólo un
momento: el momento en el
que el uno sabe para
siempre quién es
.
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Voces Recobradas
41
t
raduccione
s
Nós/
outros/os
peronistas
Relatos de
unicidade
polifônica em
torno da
identidade e a
memória
peronista.
O objetivo deste artigo é refletir acerca
da identidade e da memória peronista.
Para tal, apresentam-se três “
histórias
de vida
” que têm como ponto de
contato a alusão ao “peronismo”.
Tentamos aqui rastejar as estratégias
discursivas que permitem aos atores
construir suas identidades no contexto
de uma situação de entrevista,
captando as relações existentes entre
as memórias pessoais, lembranças s e
evocações, e as memórias coletivas.
Sugerimos por sua vez a existência de
tensões e diálogos entre os “diversos
peronismos” que os entrevistados
trazem à tona.
O Movimiento Peronista pareceria
estar criado para incluir a “todos”. É
na voz de Perón que o movimiento
pode ser pensado como homogêneo.
Pois então, o que é que acontece
quando os diversos sectores que
convivem no seu núcleo procuram
definir sua identidade? De outra
forma: Quem são “todos” em
ideologemas
como “Perón para todos” e
“Todos para Perón
mas
sem Perón”?
Para o interior do movimiento
existiriam alteridades tão diversas que
conformariam, tanto no plano
simbólico quanto no plano fático, a
figura do “outro”: “aliado ou
inimigo”. Conseqüentemente, quando
o discurso emanar dos peronistas,
cada ator construirá um Peronismo
unívoco a partir de si próprio.
O peronismo operaria no plano do
discurso como agente de distribuição
de sentidos e de posicionamentos para
a construção de uma identidade tanto
individual como coletiva.
Nous autres*,
les peronistas
Récits d’unicité
polyphonique
autour de
l’identité et la
mémoire
peronista.
L’objectif de cet article consiste en
réfléchir sur l’identité et la mémoire
péronista
. Pour cela, il a été utilisé trois
«histoires de vie» qui ont le
péronismo
comme point commun.
Nous nous proposons ici de suivre la
trace des stratégies discursives qui
permettent aux acteurs de construire
leurs identités dans le cadre d’une
situation d’entretien, en saisissant les
rapports existants entre les mémoires
personnelles, les souvenirs et les
évocations, et les mémoires collectives.
Nous suggérons en même temps
l’existence de tensions et de dialogues
entre les «divers
péronismos
» mis en
scène par ceux qui ont été enquêtés.
Il semblerait que le Mouvement
Peronista
soit été créé pour inclure
«tous». C’est dans la voix de Perón que
le mouvement peut être envisagé
comme homogène. Or, que se passe-t-
il quand les divers secteurs qui
cohabitent dans son sein cherchent à
définir leur identité? D’une autre
manière: qui sont «tous» dans un texte
de contenu idéologique comme «Perón
pour tous» et «tous pour Perón mais
sans Perón»? Il existerait, à l’intérieur
du mouvement, des altérités si
diverses qu’elles constitueraient –au
plan symbolique ainsi qu’au celui des
faits– la conformation de la figure de
«l’autre»: «allié ou ennemi». Quand le
discours émane des
peronistas
, chaque
acteur constituerait un
Peronismo
univoque à partir de soi-même.
Le
Peronismo
opérerait sur le plan du
discours comme agent de distribution
de sens et de positionnement pour la
construction d’une identité tant
individuelle que collective.
*jeux de mots
nos-otros
le mot complet
signifie «nous» mais la séparation
signifie «nous les autres».
We- the
peronists
Stories of a
polyphonic unity
around the
peronist identity
and memory
The aim of this article is to reflect on
the peronist identity and memory. For
this, three “life stories” that refer to the
peronism are taken.
We try here to drag the discursive
strategies that allow the actors to build
their identities in the frame of an inter-
view grasping the existing relations
between the personal memories, re-
membrances and evocations and the
collective memories. At the same
time, we suggest the existence of ten-
sions and dialogues between the “dif-
ferent peronisms” that the ones who
are interviewed present.
The peronist movement seems to be
created to include “all”. The move-
ment can be considered homogeneus
in the voice of Perón. Nevertheless,
what happens when the different
sectors that live together in its bosom
want to define their identity? Or: who
are “all” within ideas such as “Perón
for all” and “All for Perón but without
Perón”. There would exist so different
alterities inside the movement that
they would form the figure of the
“other” not only in a symbolic level
but also in the practical one. When the
discourse proceeds from the peronists,
each actor would construct a unique
peronism from himself. The peronism
would operate as an agent that distrib-
utes meanings and positons for the
construction not only of an individual
identity, but also of a collective one.
Voces Recobradas
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