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Voces Recobradas
8
Una entrevista a
Lampião
el Rey de los
Cangaceiros
Num combate à noite, na Fazenda
Quixaba, o nosso companheiro Dé
Araújo comentou que a boca do
rifle de Virgulino mais parecia um
lampião. Eu reclamei dizendo que
munição de cangaceiro era
adquirida a duras penas. Desse
episódio resultou o Lampião que
aterrorizou o Nordeste.
1
Voces Recobradas
8
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Voces Recobradas
9
Introducción
El 6 de marzo de 1926, el médico de Crato, doc-
tor Otacílio Macedo, entrevistó a Virgulino Ferreira
da Silva, más conocido como Lampião. El encuentro
tuvo lugar en la ciudad de Juazeiro do Norte, Ceará,
en ocasión en que Lampião y su banda, o
cangaço
2
,
fue convocado por el padre Cícero para perseguir a
la famosa Columna Prestes que, de 1924 a 1927,
recorría el interior brasileño en una cruzada de
protesta contra la Vieja República oligárquica de los
barones del café
3
. Más adelante intentaremos
esclarecer las condiciones en que fue realizada esta
famosa entrevista, citada por la mayoría de las
biografías sobre Lampião. La primera vez que este
relato se publicó fue el 19 de abril de 1926 en el
diario
O Ceará
de Fortaleza.
Antes de seguir adelante, creemos necesario
hacer una breve contextualización histórica,
describiendo, someramente, la situación en que se
encontraba el Brasil durante la Vieja República y la
década del 30.
En lo económico, el Brasil del último cuarto del
siglo XIX se caracterizaba por la relativa decadencia
de la producción azucarera en Pernambuco y Bahía
y por la creciente prosperidad de las regiones
cafetaleras del centro-sur, en especial, São Paulo. Los
barones del café consiguieron superar exitosamente
la transición entre el sistema de producción
fundamentado en el trabajo esclavo, sustituyéndolo
por el régimen de colonato, con base en la mano de
obra familiar de inmigrantes del sur de Europa,
especialmente italianos.
Con referencia a la abolición del trabajo cautivo,
la promulgación de la “Ley Áurea”, en 1888, por la
Princesa Isabel, significó que Brasil, como último
país del mundo, optara por formas de transición
hacia el trabajo asalariado como, por ejemplo, el ya
mencionado colonato.
En cuanto al nordeste, la abundancia de su
población nativa libre y la decadencia del complejo
económico social del azúcar hacía que el problema
de la sustitución de la mano de obra esclava por una
alternativa económica viable no revistiese un
carácter demasiado grave. La crisis de la economía
nordestina había comenzado alrededor de 1870,
cuando el azúcar de remolacha comenzó a desplazar
al de la caña del mercado europeo. En cuanto al
sertão bahiano —definido como la “periferia de la
periferia” por la historiadora Sonia de Mendonça—
éste suministraba productos pecuarios al Recôncavo
azucarero, y no podía menos que participar de su
decadencia económica y política, como parte
subordinada que era de ese complejo productivo.
En el interior del nordeste brasileño —teatro de
El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)
Una entrevista a Lampião, el Rey de los Cangaceiros
Autor
Andreas L. Doeswijk*
operaciones de los cangaceiros— predominaban,
desde el siglo XVII, relaciones de producción que no
eran ni cautivas ni asalariadas. Los
vaqueiros,
por
ejemplo, solían trabajar por
quarteação,
es decir, por
la cuarta parte de los animales criados,
permaneciendo la propiedad de la tierra firmemente
en manos de los coroneles, tanto antes como después
de proclamada la República. En peor condición que
los
vaqueiros
estaban, según Robert Levine, los
agricultores
meeiros
, en cuanto que los
moradores
o
agregados
, se encontraban en el escalón más bajo de
la sociedad sertanera
4
.
A la decadencia regional mencionada se
sumaban también las terribles sequías cíclicas, una
de las consecuencias del fenómeno climático que
conocemos, ahora, como El Niño. Por ejemplo, la
seca de 1877-1879 produjo un tremendo impacto en
cuanto al número de víctimas y de migrantes que se
retiraban a las ciudades del litoral. Sin duda que esas
sequías —y más aún en esa época de transición
política y decadencia económica— contribuyeron a
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Voces Recobradas
10
formar el carácter del sertanero, a convertirlo en un
hombre fuerte, resignado, estoico y con un gran
sentido de la transitoriedad de la vida. Por otra parte,
tal como la guerra entre clanes, el fenómeno de la
sequía, podría tener como consecuencia la entrada al
cangaço de los sertaneros expulsados de su tierra.
El cambio político de Imperio a República
también incidió fuertemente en los acontecimientos
sociales como los de Canudos (1893-1897), Contestado
(1911-1916) y el cangaceirismo que, al amparo del
federalismo de los coroneles, floreció durante toda la
“Vieja República” (1889-1930). La República tuvo
como progenitores, por una parte, a los militares
jacobinos “florianistas”, urbanos, centralistas y
modernizadores y, por la otra, a la elite cafetalera de
Río de Janeiro, São Paulo y Minas
Gerais. Fue esta última que acabó
hegemonizando el poder político y
económico, en especial, a partir del
gobierno del paulista Prudente de
Morais, 1894-1898. Para Mendonça,
la “Vieja República” se caracterizó
por el predominio de los grupos
agrarios, bajo la hegemonía de la
burguesía cafetalera paulista. En la
práctica, éstos terminaron
implantando un régimen “federal”,
fundamentado en la concentración
máxima del poder en manos de las
oligarquías regionales viabilizado
por el fortalecimiento del sistema de dominación
preexistente de los coroneles
5
. La República, lejos de
recortar el poder de éstos, aumentó su dominio
discrecional sobre la población, especialmente en el
interior.
Si en 1896, un acuerdo político entre las dos
principales facciones políticas rivales de Bahía decidió
liquidar la experiencia agraria de Canudos, en la
década del 30, el estado de Getulio Vargas, pre-
populista, centralizado y autoritario, resolvió acabar
tanto con el poder de los coroneles como con aquel
poder menor de los últimos bandos de cangaceiros.
Fue el Estado getulista, el que, según Francisco
Weffort, por primera vez en la historia, traspasó las
tranqueras de las haciendas, terminó con el
cangaço
en
forma definitiva. Cabe remarcar aquí que ese final
definitivo acontece en la época del estado Novo (1937-
1945) en que el fascismo tupiniquim de Vargas podía
prescindir de la clientela electoral de los coroneles.
Lampião: la figura histórica
Recientemente, una nieta de Lampião, Vera
Ferreira, publicó, en coautoría con un especialista
sobre el tema, Antonio Amaury, una biografía sobre
su abuelo fundamentada en la me-
moria de todos aquellos que habían
conocido personalmente a Lampião.
Las entrevistas fueron realizadas
entre 1970 y 1996 y como la
actuación pública de Lampião
transcurrió entre 1915 a 1938, fueron
muchas las personas entrevistadas
que aún poseían recuerdos de él.
Virgulino Ferreira da Silva
nació el 4 de junio de 1898 como el
tercero de 9 hermanos, de los cuales
Antonio, Livino y Ezequiel formaron
parte de su banda. El otro hermano
varón era João y las cuatro
hermanas, Virtuosa, Angélica, María (llamada
“Mocinha”) y Analia. El lugar de nacimiento de
Virgulino fue el sitio Pasagem das Pedras, municipio
de Vila Bela (actualmente Serra Talhada) situado en
el agreste pernambucano a 417 kilómetros de Recife.
La familia Ferreira era dueña de una propiedad
mediana y se dedicaba tanto a la cría de ganado
vacuno y caprino como al servicio de troperos
transportando a lomo de burro mercancías varias a
cuenta de terceros. De esta forma los hermanos
Ferreira conocían bien los vericuetos del
sertão
de
varios estados nordestinos. También concurrían a las
distintas ferias de la región en calidad de
comerciantes.
La entrada de Antonio, Livino y Virgulino
Ferreira al
cangaço
se debió al posicionamiento de la
autoridad pública del lado del clan de los Nogueira,
al cual pertenecían los Alves de Barros, vecinos de la
familia Ferreira. La disputa comenzó por cuestiones
de límites entre las haciendas y robo de animales, y
terminó en una serie de emboscadas y choques
armados con muertes de cada bando. Este
enfrentamiento entre dos clanes, que comenzó en
1915, constituye un episodio rutinario en la historia
social del
sertão
, en donde la hegemonía política
La disputa comenzó por
cuestiones de límites
entre las haciendas y
robo de animales, y
terminó en una serie de
emboscadas y choques
armados con muertes de
cada bando.
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Voces Recobradas
11
efectiva era ejercida —al menos hasta 1930 o, quizás,
hasta 1937— por los llamados
coroneles
, hacendados
y caudillos políticos regionales.
En el caso que nos ocupa, el clan de los
Nogueira era más fuerte que el de los Pereira, al cual
pertenecía la familia Ferreira y ésta tuvo que huir al
estado de Alagoas. En estos casos las opciones no
eran muchas: o se intentaba recomenzar las
actividades en otro lugar o entrar al
cangaço
. Anto-
nio, Livino, Virgulino y, más tarde, Ezequiel optaron
por esta última alternativa, ya en forma definitiva,
en junio de 1920, incorporándose al bando de Sinhô
Pereira. Esto quiere decir que entre el comienzo del
conflicto y la incorporación final al
cangaço
transcurrieron nada menos que cinco años, período
durante el cual la familia intentó reiniciar sus
actividades en otras partes.
Los cuatro hermanos Ferreira murieron en
combate, el último de ellos, Lampião, el 28 de julio
de 1938, según la creencia sertanera, por no tener el
“cuerpo cerrado” en ese día fatídico. María Bonita,
su compañera desde 1930, fue herida y degollada
por la policía pernambucana a igual que los demás
prisioneros. Las cabezas descepadas de once
cangaceiros fueron llevadas a Bahía y expuestas en
la vía pública para formar luego parte de la macabra
colección del Museo “Nina Rodrigues” de Bahía,
hasta el año 1969 en que fueron enterradas, por
causa de las insistentes gestiones de la hija de
Lampião
6
.
El fenómeno social del
cangaço
José de Souza Martins divide a los movimientos
agraristas brasileños en tres fases, no necesariamente
sucesivas: el mesianismo, el bandolerismo de los
cangaceiros y el sindicalismo rural. De forma
aproximada, esas fases transcurrieron desde la época
colonial hasta Contestado (1911-1916); del siglo
XVIII (sic) hasta 1940 (muerte de Corisco) y de 1945
en adelante.
Sin embargo, la caracterización de esos
movimientos merece muchos reparos. Por ejemplo,
el sebastianismo, milenarismo o mesianismo de
Canudos (1893-1897), posiblemente sea más una
construcción literaria de Euclides da Cunha que una
caracterización fundamentada en evidencias
históricas. Personalmente pienso que sería más
apropiado considerar a Canudos como una utopía
agraria amalgamada, ideológicamente, por la
religión tradicional sertanera, que un movimiento
mesiánico propiamente dicho
7
.
De la misma manera, el bandolerismo rural no
constituye un fenómeno histórico unívoco. Por
ejemplo, la banda de Antonio Silvino poseía
prácticas de distribución social del producto
obtenido por asaltos y
exacciones mucho más
marcadas que el bando de
Lampião. En realidad, no hay
cangaceiros puramente
idealistas ni puramente
bandidos sino una graduación
que va de un cierto altruismo a
la casi criminalidad pura. La
literatura de cordel, los
cineastas como Glauber Rocha y escritores como el
Padre Frederico Bezerra Maciel o Vera Ferreira y
Antonio Amaury romantizaron la vida de estos
valentones del norte, los cuales, si bien poseían una
cuota de poder autónomo, eran también utilizados
por coroneles para sus guerras endémicas contra sus
rivales. Más aún, el fenómeno del
cangaço
es una
parte intrínseca de la estructura político-social de las
regiones interioranas dominadas por los clanes de
latifundistas.
Eric Hobsbawm, en su libro clásico
Bandidos
,
sistematiza a su universo en tres categorías: el
“ladrón noble”, el “vengador”, y el “haiduk”.
Representantes de esa sistematización serían
respectivamente: Robin Hood, Lampião y los
cangaceiros en general y aquellos bandidos/
guerrilleros que se refugiaban en las montañas del
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Voces Recobradas
12
sudeste europeo, al margen del sistema de
dominación de cristianos y turcos.
Con referencia a los sertaneros, el historiador
inglés comenta:
Entre los cangaceiros del nordeste del Brasil existían
aquellos, como Antonio Silvino (1875-1944, activo como
líder de 1896 a 1914), que son recordados,
principalmente, por sus buenas acciones y otros, como Río
Preto, que fueron famosos por su crueldad. Sin embargo, y
en un sentido amplio, la “imagen” del cangaceiro combina
ambos tipos. Ilustremos este punto siguiendo la narrativa
de uno de los cantores del cangaceiro de mayor renombre:
Virgulino Ferreira da Silva (1898-1938), conocido por
todas partes como “El Capitão” o “Lampião”.
8
Para Hobsbawm, sería precisamente Lampião la
figura que combinaría las facetas de bandido social y
criminal:
Lampião fue, y todavía es, un héroe para su
pueblo, pero un héroe ambiguo. (...) A
pesar de héroe, Lampião no era un
héroe bueno.
Creo que para
contestar esa imagen artificial de
un Lampião como el Robin Hood
sertanero, la entrevista del doctor
Macedo resulta esclarecedora. El
deseo de Virgulino Ferreira era el
de ser fazendeiro y comerciante y
fue el destino que lo obligó a entrar
al
cangaço
. A través de largos años,
Lampião combinó actos de
crueldad extrema con la ayuda
ocasional a los necesitados. Inclusive su actitud de
dar limosna a los pobres
revelaba un conservadurismo
no muy diferente al de sus coroneles amigos y
enemigos.
También la opinión pública sertanera,
manifestada, por ejemplo, en la literatura de cordel,
estaba profundamente dividida con respecto a la
figura de ese héroe/bandido. De cualquier manera,
no resulta fácil deducir de las acciones y palabras de
Lampião cualquier proyecto de cambio social, tal
como una reforma agraria, por ejemplo.
María Isaura Pereira de Queiroz en su
História
do Cangaço
estima que el
cangaço
no puede ser
considerado un movimiento social, por no
representar una conciencia sobre los problemas de
una estructura socio-económica injusta. Según la
autora, fue más bien una respuesta a la miseria, lo
que quedaría evidenciado por el hecho de que el
radio de acción de los cangaceiros se delimitaba al
llamado “polígono de la sequía”, región de
convergencia del interior de los estados de Ceará,
Río Grande del Norte, Pernambuco, Paraíba,
Alagoas, Sergipe y Bahía.
La ilustre historiadora brasileña formula
algunas consideraciones que parecen de importancia
fundamental para poder interpretar el
cangaceirismo en términos
históricos. La primera consiste en
diferenciar entre el
cangaço
subordinado a los coroneles y el
independiente. Con referencia al
primero escribe:
En los primeros tiempos de
ocupación del sertão, los jefes de
grandes familias, que se disponían a
entrar en aquellos páramos
desconocidos, contrataban bandos de
hombres armados para defender sus
familias y ganado de los ataques a las
tribus indígenas. Una vez desplazados los indios para el
interior, estos bandos pasaron a servir de apoyo a los jefes,
a fin de asegurar el dominio de la localidad, o de la región,
contra los rivales.
9
En cambio el
cangaço
independiente sólo
aparece en las últimas décadas del siglo XIX con
João Calangro y, en su forma más moderna, con An-
tonio Silvino. Fue a causa de la gran sequía de 1877
que João Calangro —capanga del fazendeiro
Inocêncio Vermelho— se convirtió en la autoridad
principal de la región de Cariri, estado de Ceará,
llenando el vacío de poder originado por la retirada
de los hacendados y representantes del gobierno.
Además, esa nueva autoridad era ejercida para
dominar un peligro mucho mayor que el de los
cangaceiros: la amenaza de los “retirantes” de la
sequía, que asaltaban poblados y haciendas para no
morir de hambre. En 1879, cuando los retirantes
desaparecieron y los hacendados volvieron, João
Calangro quiso mantener su independencia.
Derrotado en su guerrilla contra las volantas, acabó
refugiándose en el estado de Piauí. Ahora bien, si
João Calangro pasó de cangaceiro subordinado a
independiente, Antonio Silvino, Sinhô Pereira,
Lampião y Corisco ya emergieron como autónomos,
Familia de Lampião.
Lampião fue, y todavía es,
un héroe para su pueblo,
pero un héroe ambiguo.
(...) A pesar de héroe,
Lampião no era un héroe
bueno.
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Voces Recobradas
13
aunque siempre relacionados con una intrincada red
de latifundistas protectores llamados
“coiteiros”.
10
La segunda consideración de la profesora
Pereira de Queiroz consiste en desmitificar la idea
de que los cangaceiros serían simples bandidos o
marginales en lucha con las volantas que
representaban al Estado nacional o regional. Si ya en
pleno siglo XX, se puede hablar de un
cangaço
independiente, éste no podía subsistir sin una
amplia red de protección ofrecida por clanes de
fazendeiros. Las volantas, o sea, la policía rural de
los estados nordestinos, más que representar al
Estado, estaban al servicio de los grupos de
fazendeiros en el poder. Escribe la autora:
La gran rivalidad que se instalara entre cangaceiros y
volantas enmascara la realidad que consistía en asegurar
la victoria de determinada facción. De esta forma,
cangaceiros y volantas daban continuación a las antiguas
luchas de parentelas que siempre habían existido en la
región.
11
Además, las formas de actuar, vestir y las
prácticas de rapiña y asesinato de las volantas
diferían en muy poco del modo como operaban los
cangaceiros. La diferencia principal entre ellos
consistía en que unos estaban ligados a la situación y
los otros, a la oposición.
La última consideración de Pereira de Queiroz
que quiero comentar es la desmitificación del
cangaceiro como héroe popular, con anterioridad a
la década de 1950.
Resulta interesante mostrar la utilización de los
cangaceiros para la afirmación de la identidad nacional, en
un momento en que se intensificaba la industrialización del
país, caracterizado por una invasión inusitada de capitales
extranjeros y de multinacionales.
Y, más adelante,
continúa la autora:
Es también en esa década del 50 que se
difunde en las artes el tema del cangaço —en la pintura,
literatura, cine y teatro— en una perspectiva en que tanto se
mezclan como se separan los temas del héroe humano y
justiciero y del nacionalismo
.
12
Confirmando la tesis que el mito del cangaceiro
como héroe nacional y popular sólo surge a partir de
la segunda mitad del siglo XX, encontré un testimonio
reciente de “Mocinha”, hermana de Lampião, hoy con
91 años de edad, la cual, no sólo condena a su cuñada
María Bonita, sino que expresa el alivio que sintió
cuando se enteró de la muerte de su hermano. A la
pregunta de si fue en Camaragibe, estado de
Pernambuco, que se enteró de la muerte de Lampião,
respondió:
Sí. Me enteré primero por el noticioso de la radio. No
sé, m’hija. No lloré, no derramé una sola lágrima ni usé luto.
La verdad que fue un alivio para todos nosotros. (...) Sólo
quedé triste porque ellos le arrancaron la cabeza. Por lo
demás no lloré. No tenía más lo que llorar, fue un alivio, no
aguantaba más.
13
A la pregunta sobre qué
pensaban las personas en
general sobre los cangaceiros,
doña Mocinha respondió:
Unos
pensaban que eran valientes, pero la
mayoría no quería ni amistad con
esa gente.
14
Aparte de los nacionalistas,
también los escritores del Partido Comunista del Brasil
comenzaron a revalorizar el
cangaço
, pero vinculándolo
más a la cuestión agraria que al nacionalismo. Resulta
evidente que el fenómeno de los cangaceiros está ligado a la
cuestión agraria brasileña, pero la historiografía marxista,
desde la década del 50, cometió grandes exageraciones al
querer presentarlo como una forma pre-política de lucha por
la tierra o como una gimnasia preparatoria para la verdadera
lucha desencadenada por las Ligas Agrarias del PC en las
décadas del 50 y 60. El transhistoricismo de Rui Facó,
Cangaceiros e Fanáticos
; Edmundo Moniz,
A guerra social
de Canudos;
y hasta de José Souza Martins,
Os camponeses
e a política no Brasil,
resulta demasiado evidente como para
seguir sosteniendo ese carácter de lucha de clases allí donde
sólo predominaba la revuelta personal asociada al servicio a
la clase latifundista. También aquí las palabras de Lampião
son reveladoras.
15
Alguna vez se afirmó en la Argentina que el rémington
y el telégrafo acabaron con la resistencia indígena en el
desierto argentino. En Brasil, en pleno siglo XX, fueron la
ametralladora, las rutas y, sobre todo, la consolidación del
estado nacional varguista, los factores que acabaron con los
cangaceiros del
sertão
. No resulta de extrañar que, en 1940,
a los tres años de la implantación del Estado Novo de
Vargas, acabó definitivamente tanto el coronelismo como el
cangaço
. Sobre todo a partir de 1937 cuando, para Getulio
Vargas, dejaron de ser importantes los votos “de cabestro”
de los coroneles, el poder de éstos disminuyó
drásticamente. La década del 30 significó para los
cangaceiros una sobrevida y, en ese lapso de tiempo, la
gran mayoría de ellos fue eliminada, se trasladó a Goiás o
al Norte o se entregó a las autoridades policiales,
aceptando la amnistía ofrecida por Vargas.
Lampião junto a María Bonita.
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Voces Recobradas
14
La mujer cangaceira: un fenómeno de
la década del 30
La entrada de la mujer nordestina al
cangaço
fue
a partir del año 1930, o sea el año que Lampião
conoció a María Gomes de Oliveira, conocida como
María de Dea. Ella tenía a la sazón 18 años, era casada
y todo parece indicar que ambos se enamoraron y que
ella entró al
cangaço
por decisión propia. En realidad,
esta entrada fue motivada principalmente por el hecho
de que las frecuentes visitas de Lampião a la familia
Gomes de Oliveira atraía sin cesar a las volantas que
siempre perseguían el bando de Lampião. De todos
modos, el ejemplo de María Bonita y Lampião fue
seguido casi inmediatamente por Labareda y
Mariquinha (cuñada de María
Bonita), por Corisco y Dadá y otros.
Ferreira y Amaury —tal vez con
una dosis de exageración—
comentan:
En un abrir y cerrar de ojos
podíanse contar 40 mujeres entre los
cangaceiros.
16
La decisión de Lampião no
deja de ser relevante porque va a
contrapelo de la tradición de la
vida social de los bandidos, una
estructura radicalmente masculina.
También contradecía a las
tradiciones sertaneras de manera
que —antes que la historia de
Lampião y María Bonita entrara al romancero— la
conducta de María fue fuertemente condenada hasta
por sus allegadas. Por ejemplo, doña Mocinha, la
hermana de Lampião, todavía hoy, 71 años después
de ese acontecimiento, expresa su condena moral al
cangaço
en general y a la conducta de su cuñada, en
particular. A la pregunta de los periodistas sobre qué
pensaba de las mujeres que entraban al
cangaço
,
respondió:
¿Y qué es lo que podríamos pensar? Imagine, Dios me
libre de entrar en eso, yo era miedosa, no gustaba ni de oír
hablar del cangaço. Es asunto de varones y por eso no puede
ser cosa buena. María Bonita no debía ser cosa buena. Ella
cometió la estupidez de abandonar a su marido para
enfrentar una vida de esas. La vida hogareña era mucho
mejor.
17
Doña Mocinha, que experimentó la fama de su
hermano como un sufrimiento durante toda su vida,
expresa en ese reportaje una triple
condenación: al
cangaço
en general, a
la mujer cangaceira y a María Bonita
que tuvo la osadía de separase de su
marido para unirse a un bandido. En
la época, esta actitud de condena era
bastante más generalizada que lo que
las versiones romantizadas de hoy
suelen sugerir.
Según Ferreira y Amaury, María
Bonita y las otras mujeres que
entraron al
cangaço
de Lampião en
1930, si bien iban armadas de pistolas,
no participaban de los combates. Es
posible que Vera Ferreira haya
intentado “feminizar” la figura de su famosa abuela, y
faltan aún estudios definitivos sobre la actividad de la
mujer cangaceira. Lo que queda bastante claro en el
libro de estos autores es el hecho de que las
cangaceiras no cumplían funciones de “soldaderas”
como las mujeres mejicanas o argentinas, ya que,
después de su incorporación, continuaban los turnos
de cocina, limpieza y costura de ropas, por parte de
los hombres.
Resulta erróneo pensar que la función de las mujeres en
el cangaço era la de realizar tareas domésticas como lavar,
cocinar, cuidar de la casa o, en este caso, del albergue. No era
así, absolutamente. La norma era que los hombres,
alternadamente, cuidaban de las refecciones y consta que
cocinaban muy bien.
18
Hace poco llegó a mis manos una revista llamada
Trip para mulher
. Cuál no sería mi sorpresa que en ese
número aparecían dos entrevistas a mujeres
relacionadas con el
cangaço
: una de “Sila”, compañera
del cangaceiro Zê Sereno, uno de los lugartenientes de
Lampião y la otra, a la ya mencionada “Mocinha”,
hermana de Lampião. Mariana Sgarioni y Miguel
Icassatti, los periodistas que realizaron la entrevista,
hicieron un trabajo excelente, porque entrevistaron a
Sila (Ilda Ribeiro de Souza) indagándola desde el
punto de vista de su experiencia de mujer cangaceira.
María Bonita no debía ser
cosa buena. Ella cometió
la estupidez de
abandonar a su marido
para enfrentar una vida
de esas. La vida hogareña
era mucho mejor.17
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Voces Recobradas
15
(Por ejemplo, la primera pregunta de los periodistas
fue: ¿Cómo hacía usted para quedar bonita en medio
del sertão?)
Las conclusiones que el lector puede extraer de
esa entrevista son devastadoras con referencia al mito
romántico del cangaceiro y contradicen frontalmente
la imagen del buen cangaceiro, acompañado por su
heroína apasionada.
Sila cuenta su historia de vida: a los 14 años de
edad cuando aún jugaba con sus hermanas y primas,
fue secuestrada por Zê Sereno, estuprada en su primer
día de cangaceira, día en que también se enfrentó con
la muerte, el terror y la fuga permanente de las
volantas. Su historia es la de una sobreviviente y,
como dicen los periodistas, está repleta de
violencia,
preconcepto y sexo sin amor.
19
Una revelación impactante de Sila fue sobre el
hijo que tuvo en el desierto:
No es fácil ser mujer, vivir en
el “mato”, quedar grávida en el “mato”, tener un hijo en el
“mato”.
El parto aconteció al lado de un río, en una
situación en que el bando huía de la policía. María
Bonita la socorrió en calidad de “partera curiosa” y
luego fue la madrina del bautismo. Fue el propio
Lampião que bautizó al chico y le puso el nombre de
“João do Mato”. Enseguida, el chico fue entregado a
un fazendeiro y, mucho más tarde, Sila supo que había
muerto a los seis meses de edad. Sabía dónde estaba,
pero nunca lo pudo visitar.
Si el comienzo de la relación entre María Bonita y
Lampião parece haber sido bastante más romántica
que la de Sila y Zê Sereno, en los ocho años de vida
cangaceira, María quedó embarazada por lo menos
cuatro veces, pero sólo sobrevivió Expedita, la cual fue
criada por el vaquero Severo y su esposa Aurora de la
Hacienda Exú
20
.
Para finalizar este comentario quiero citar una
parte de la introducción de los autores de las
entrevistas realizadas a Sila y Mocinha. Las reflexiones
son radicales, pero no deben estar muy lejos de la
realidad de los años 30:
Durante los casi 10 años en que hubo presencia
femenina en el cangaço, ellas fueron
solamente aparceras sexuales.
Muchas fueron llevadas de sus
casas todavía vírgenes —¡algunas
con 12 años de edad!— y, ya en el
bando, cada una pasó a ‘pertenecer’
a un cangaceiro. No cuidaban de
ninguna de las tareas que, en la
época, eran propias de las mujeres.
Eran los hombres que cocinaban y costuraban. (...) Sila es
una de las 6 mujeres cangaceiras que todavía están vivas.
Estuvo un año y medio entre los cangaceiros y pasó a formar
parte de la historia porque escapó ilesa de la emboscada en
que fueron muertos Lampião y María Bonita en julio de
1938.
21
Algunos comentarios con respecto a las
condiciones en que se realizó la
entrevista a Lampião
Con referencia a las condiciones de producción y
transmisión de esta entrevista, cabe hacer aquí varias
observaciones.
En primer lugar, esta entrevista no fue grabada.
Esto resulta una observación “casi” obvia, ya que en
1926, la única posibilidad de grabar era en discos de
pasta. Quiere decir que el doctor Otacilio Macedo, a la
usanza de los antropólogos, tomó anotaciones en un
cuaderno y, posteriormente, “construyó” el texto
definitivo. En segundo lugar, no aparecen en la
transcripción las preguntas hechas a Lampião y
también esto contribuye a una pérdida parcial de la
oralitura. (Además, y dicho sea de paso, todavía hoy,
muchos historiadores que construyen fuentes orales
cometen este grave error.) A continuación, Vera
Ferreira y Antonio Amaury aclaran que adaptaron
muchas expresiones nordestinas al portugués actual,
tal como es hablado y, sobre todo, escrito, en San
Pablo o Río de Janeiro. Y, por último, el discurso sufre
la traducción al español con lo cual resulta evidente
que el resultado final fue perdiendo muchas de las
características propias de su origen.
Nos encontramos, entonces, frente a un
testimonio oral que fue “anotado” libremente en 1926;
publicado en el diario
O Ceará
de Fortaleza el día 19 de
abril de ese año; adaptado al portugués moderno en
1997 y traducido al español en 2001. Así y todo, y a
pesar de que el documento fue perdiendo, en forma
gradual y creciente, muchas de las características de la
oralitura, creo que continúa valiendo la pena presentar
al público argentino este relato, porque expresa la
autorrepresentación del cangaceiro más famoso del
nordeste brasileño y también porque cuestiona
muchos preconceptos e idealizaciones que podríamos
tener sobre este fenómeno social.
22
Como fue observado anteriormente, en marzo de
Bando de Lampião.
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Voces Recobradas
16
1926 Lampião se estaba incorporando a un batallón
patriótico de Juazeiro, vinculado al Ejército, a fin de
combatir a la Columna Prestes, la cual recorrió el
interior brasileño entre 1924 y 1927. En la semana
anterior a la entrevista, los cangaceiros tuvieron varios
encuentros armados con las tropas del Caballero de la
Esperanza. Por parte de Lampião, este acto fue como
una señal, que estaba dispuesto a reincorporarse al
orden social establecido, siempre bajo ciertas
condiciones de seguridad para él, sus familiares y para
los hombres bajo su mando. Esto, finalmente, no se
realizó.
La permanencia de los cangaceiros en Juazeiro
sólo duró 3 días, y sobre el carácter de su relación con
el Padre Cícero, los documentos discrepan totalmente.
Lo que sí queda claro es que el Padre Cícero no
aceptaba ni apoyaba el
cangaço
y sólo no mandaba
perseguir a aquellos bandos que se abstenían de
operar en su territorio de influencia, o sea, el sur de
Ceará.
Una última advertencia: la entrevista es anterior a
su relación con María Bonita y a la entrada de las
mujeres a su bando.
La entrevista
Lampião comenzó diciendo:
—Me llamo Virgolino Ferreira da Silva y pertenezco a
la humilde familia Ferreira del Riacho de São Domingos,
municipio de Vila Bela. Mi padre, por ser constantemente
perseguido por la familia Nogueira y, en especial, por José
Saturnino, nuestros vecinos, resolvió retirarse al municipio
de Aguas Brancas, estado de Ceará.
Y continuó:
—Aún así las persecuciones no cesaron. En 1917, en
Aguas Brancas, mi padre José Ferreira fue asesinado por los
Nogueira y Saturnino. No confiando en la acción de la
justicia pública, ya que los asesinos eran escandalosamente
protegidos por los grandes, opté por la venganza. No perdí el
tiempo. Junté mis recursos y, de allí en adelante, enfrenté la
lucha. No elegía a quien matar, bastando que perteneciese a
familias enemigas y sé que reduje bastante el número de
ellas.
Lampião no dejó de mencionar a su mentor,
diciendo:
—Pertenecí al grupo del Sinhô Pereira, a quien
acompañé durante dos años. Yo quería mucho a este mi jefe,
porque es leal y valiente en la lucha. Si él volviese al cangaço
un día, iría a ofrecerme como su soldado.
Sobre sus andanzas y sobre sus perseguidores,
declaró:
—Recorrí los sertones de Pernambuco, Paraíba y
Alagoas y una pequeña parte de Ceará. Entré en numerosos
combates con las policías de esos estados. La de Pernambuco
es disciplinada y valiente y me ha dado muchos trabajos.
Mas la de Paraíba es cobarde e insolente. Actualmente existe
un contingente de la fuerza pernambucana de Nazaré que
está practicando las mayores violencias por allí,
comportándose como la policía pernambucana suele
comportarse.
Refiriéndose a sus protectores (coiteiros),
Lampião esclareció que:
—No he tenido, propiamente, protectores. La familia
Pereira, de Pajeú, es la que, más o menos, me protegió. Sin
embargo, en todas partes encuentro buenos amigos que me
consiguen todo y que me esconden eficientemente cuando la
persecución de los gobiernos aumenta mucho. Si no tuviera
necesidad de procurar medios de subsistencia para mis
compañeros, podría quedarme oculto indefinidamente sin
nunca ser descubierto por las fuerzas que me persiguen.
Hizo una observación importante:
—De todos mis protectores, sólo uno me traicionó. Fue
el Coronel José Pereira Lima, jefe político de Princesa. Es un
hombre perverso, falso y deshonesto a quien serví durante
años, prestando los mejores servicios de nuestra profesión.
Sobre su modo de vida. Lampião manifestó:
—
Consigo medios para mantener mi grupo pidiendo
recursos a los ricos y tomando a la fuerza de aquellos que se
niegan a ayudarme.
Sobre si se hizo rico:
—Todo lo que adquirí en mi vida de bandolero apenas
sirvió para cubrir los enormes gastos de mi personal. Gasto
mucho comprando armas y municiones y conviene notar
que también gasto mucho distribuyendo limosnas a los
necesitados.
Con respecto al número de sus combates y
víctimas, Lampião fue enfático:
—No puedo mencionar un número cierto de combates
en que ya me vi envuelto. Sin embargo, calculo que ya tomé
parte en más de doscientos. También no sé informar con
seguridad sobre el número de los que cayeron bajo la
puntería adiestrada y certera de mi rifle. Entretanto me
acuerdo perfectamente que, además de los civiles, ya maté 3
oficiales de policía, uno de Pernambuco y dos de Paraíba. Si
habláramos de sargentos, cabos y soldados, es imposible
Bando de Ze Sereno.
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Voces Recobradas
17
guardar en la memoria cuantos ayudé a llevar al otro
mundo.
Sobre las persecuciones y las huidas dejó en claro:
—
Conseguí escapar de una tremenda persecución que
me movieron los gobiernos, peleando como loco y corriendo
rápido como el viento cuando veía que no iba a resistir el
ataque. Además de eso, soy muy vigilante y si confío es
siempre desconfiando. Nunca conseguirán atraparme en
campo abierto. Recibo muchas informaciones de mis amigos,
siendo siempre avisado sobre el movimiento de las tropas.
Mi servicio de espionaje es dispendioso, pero utilísimo.
Su conducta mereció algunos comentarios
bastante francos:
—He cometido violencias y depredaciones,
vengándome de los que me persiguen. Sin embargo,
acostumbro respetar a las familias, por más humildes que
sean. Cuando acontece que alguno de mi grupo le falta al
respeto a una mujer, lo castigo severamente. Hasta ahora no
deseé abandonar la vida de las armas, con la cual ya me
acostumbré y me siento bien así. Mas aunque no fuera así,
no conseguiría dejar este tipo de vida, porque los enemigos
no se olvidan de mí. Por eso, yo tampoco puedo y debo
dejarlos tranquilos. Podría retirarme yendo a un lugar bien
lejos, pero pienso que esto sería una cobardía y jamás quiero
pasar por cobarde.
Y continuó Lampião:
—Generalmente me gustan todas las clases. Tengo
algunas preferencias por las clases más conservadoras como
agricultores, hacendados, comerciantes y otros. Tengo
veneración y respeto por los padres, porque soy católico. Soy
amigo de los telegrafistas, porque algunos de ellos me
salvaron de grandes peligros. Acato a los jueces porque son
hombres de ley y no tiran en nadie. Sólo detesto, realmente,
una clase: la de los soldados, que son mis constantes
perseguidores. Reconozco que muchas veces me persiguen
porque son obligados a hacerlo y es sólo por eso que, de vez
en cuando, perdono algunos cuando los encuentro fuera del
campo de lucha.
Preguntado sobre los demás cangaceiros,
nuevamente Lampião manifestó a quién admiraba:
—A mi ver, el cangaceiro más valiente del nordeste fue
Sinhô Pereira. Después de él, Luis Padre. Pienso que
Antonio Silvino fue un cobarde porque se entregó a las
fuerzas del gobierno por causa de una pequeña herida. Yo
mismo ya recibí heridas gravísimas y ni por eso me entregué
a la prisión. Conocí mucho a José Inácio de Barros. Era un
hombre de proyectos y el mayor protector de los cangaceiros
del nordeste. En su proximidad, me sentía feliz.
Cuestionado sobre las heridas recibidas en
combate, contó:
—Ya recibí cuatro heridas graves, y entre ellas una en
la cabeza, de la cual sólo escapé por milagro. También mis
compañeros fueron alcanzados, continuamente. Ahora bien,
poseemos en nuestro grupo personas habilitadas para cuidar
de los heridos de manera que siempre somos atendidos
convenientemente. Por esa razón es
que estoy fuerte y sano, sufriendo
sólo unos ligeros ataques de
reumatismo.
Sobre sus compañeros:
—
Este grupo que me
acompaña se compone de 49
hombres, todos bien armados y
municionados, y me cuesta bastante
mantenerlos como los mantengo.
Mi grupo nunca fue muy reducido, variando siempre de
entre quince y cincuenta hombres.
Sobre el Padre Cícero, Lampião fue bastante
conciso:
—Siempre respeté y continúo respetando al estado de
Ceará, porque en él no tengo enemigos. Nunca me hicieron
mal y, además de eso, es el estado del Padre Cícero. Como ya
dije, tengo la mayor veneración por este santo sacerdote,
porque es el protector de los humildes e infelices y, sobre
todo, porque hace muchos años que protege a mis hermanas
que viven en Juazeiro. Ha sido para ellas un verdadero
padre. Cabe destacar que yo todavía no conocía al Padre
Cícero, pues ésta es la primera vez que vengo a Juazeiro.
Con referencia a su presencia allí, explicó:
—Trabé un combate con los revoltosos de la
Columna Prestes, entre São Miguel y Alto de Aréias.
Informado de que ellos pasaban por allí, y siendo yo un
legalista, fui a atacarlos, surgiendo un fuerte tiroteo.
Después de grande lucha y estando apenas con dieciocho
compañeros, me vi forzado a retroceder, dejando para atrás a
diferentes enemigos heridos. Vine ahora al Cariri porque
deseo prestar mis servicios al gobierno de la Nación. Tengo
la intención de incorporarme a las fuerzas patrióticas de
Juazeiro y con ellas dar combate a los rebeldes. Vengo
observando que las fuerzas legalistas no tienen, en general,
planes estratégicos y de allí procede su fracaso en los
combates que no han servido de nada. Creo que, si aceptaran
Despojos de la banda de Lampião.
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Voces Recobradas
18
* Profesor de Historia de América de la UNCo., Neuquén, y
profesor visitante en la Universidad Estatal de Maringá, Brasil.
1
Testimonio de Sinhô Pereira a Luiz Lorena en junio de 1971. Ver
Luiz Lorena.
Serra Talhada, 250 anos de história, 150 de
emancipação política,
Serra Talhada: Sertagráfica, 2001, p. 260.
2
Cangaço
proviene de la palabra
canga
que significa yugo. El
término se encuentra por primera vez en un escrito de 1834, y
en 1917, el escritor cearense Gustavo Barroso escribía:
Llevaban
sus trabucos atravesados sobre sus hombros, tal como un buey bajo el
yugo.
Ver: María Isaura Pereira de Queiroz,
História do Cangaço
,
São Paulo: Global, 1982.
Entrar al cangaço
, o
caer en el cangaço
,
significaba mucho más que la asociación temporal con una
banda. Era aceptar un código no escrito de honor, lealtad y
obediencia. Opté por mantener aquí la grafía original del
portugués, igual que en el caso de
cangaceiro
,
sertão
y
fazendeiro
,
para preservar el color local de esas expresiones. Virgulino
Ferreira, a causa de su piel oscura, era llamado
caboclo
, por sus
familiares. Era también conocido como
Capitão
, título que tiene
su origen en una designación (dudosa desde el punto de vista
legal) como capitán del Ejército, realizado por un funcionario
de segundo escalón, en 1926, el mote de
Lampião
(lampión,
linterna) ya es de la época del
cangaço
. Según la leyenda, su
origen proviene de los fogonazos que lanzaba su fusil.
Además, todos los cangaceiros y cangaceiras, ni que fuesen
militantes trotskistas, poseían seudónimos tales como Corisco,
Ventania, Cabeleira, María Bonita, Sila, Dadá, Zê Sereno,
Jararaca, etc. A veces, los integrantes de la banda recibían el
nombre del jefe o del lugar de origen. Así existía la banda,
adicta a Lampião, conocida como
los serenos
; otro grupo
armado del pueblo de Nazaré, archi-enemigo de Lampião, era
conocido como
los nazarenos.
3
Lampião había sido convocado por el padre-coronel, para
acertar la incorporación de su banda (que a la sazón contaba
con unos 50 cangaceiros) a un batallón patriótico, vinculado al
Ejército, a fin de perseguir al núcleo militar rebelde
capitaneado por el famoso “Caballero de la Esperanza”, Luis
Carlos Prestes, el cual, en 1931, entraría al Partido Comunista
para llegar a ser el dirigente político más importante de ese
partido hasta fines de los años 80. De hecho, Lampião se
incorporó al Batallón Patriótico de Juazeiro, pero su actuación
contra las tropas rebeladas de Prestes no pasó de algunas
escaramuzas. Además, estos encuentros fueron previos a su
nombramiento como “capitán” en marzo de 1926.
4
Robert Levine,
O Sertão Prometido. O Massacre de Canudos,
São
Paulo, Edusp, 1995, p. 54.
5
Ver, Sonia Regina de Mendoça, “Estado e Sociedade: a
consolidação da república oligárquica”, en, Maria Yedda
Linhares,
História Geral do Brasil,
Río de Janeiro, Ed. Campus,
1996, p. 252. “Coronel” aquí, no significa un grado en la
jerarquía militar, sino la denominación corriente de un
hacendado que, de hecho, ejercía el monopolio de la violencia
en la región bajo su dominio.
6
Ya en 1897 había acontecido lo mismo con la cabeza de Antonio
Consejero, el líder espiritual de Canudos, Bahía; fue expuesta
en Bahía, estudiada por frenólogos y exhibida en el mismo
museo en que 41 años más tarde serían exhibidas las cabezas
de María Bonita y Lampião. Esa operación científica fue
realizada también con la familia tehuelche de Inacayal.
Prisioneros en el Museo Florentino Ameghino de La Plata, la
ciencia aguardaba su muerte para exhibir sus cráneos en las
vitrinas. Existe una macabra fotografía con las 11 cabezas
expuestas en una escalinata, rodeadas de símbolos cangaceiros
como sombreros, rifles, cartucheras y alforjas. La imagen es una
buena muestra que la fotografía puede transformarse en un
instrumento de dominación al encuadrar al vencido en una
construcción del vencedor.
7
Andreas L. Doeswijk, “Canudos, ¿un delirio milenarista o una
utopía agraria?”, artículo a ser publicado en la revista
Diálogos
Nº 5
, Maringá, 2001.
8
Eric Hobsbawm,
Bandidos,
Río de Janeiro, Forense-Universitária,
1976, p. 55. El cantor, payador se diría en la Argentina, es el
poeta nordestino Zabelê.
9
M. I. Pereira de Queiroz,
op. cit.
, p. 23.
10
La palabra procede de “coito” que, en este contexto, significa
refugio.
11
Ídem,
p. 37.
12
Ídem,
p. 66, ¿Quién dijo que este fenómeno se parece al
montonerismo de Abelardo Ramos y a sus patéticos
seguidores?
13
Mariana Sgarioni y Miguel Icassatti, “Lampião era meu
brother”, en
Trip para mulher,
mayo de 2001, año 1, Nº 1.
14
Ídem.
15
Rui Facó,
Cangaceiros e Fanáticos. Gênese e lutas,
Río de Janeiro,
Civilização Brasileira, 1972. Edmundo Moniz,
A Guerra Social
de Canudos,
Río de Janeiro, Civ. Brasileira, 1978. José Souza
Martins,
Os camponeses e a política no Brasil,
Petrópolis: Vozes,
1995. (La primera edición es de 1981.) Es de notar que en
artículos más recientes, este ilustre historiador abandonó esa
visión sobre los cangaceiros como un eslabón entre los
movimientos mesiánicos y el sindicalismo rural moderno.
16
Vera Ferreira y Antonio Amaury,
O espinho de quipá. Lampião, a
história,
São Paulo: Oficina Cultural Mônica Bonfiglio, 1997, p.
149.
17
Mariana Sgarioni y Miguel Icassatti, “Radical Xique-Xique”, en
Trip para mulher,
mayo de 2001, año 1, Nº 1.
18
Ferreira y Amaury,
op. cit.,
p. 150.
19
Está claro que, en esa época, la violencia, el preconcepto y el
sexo sin amor no eran fenómenos exclusivos de los cangaceiros
ni del
sertão
. Sin embargo, existe una diferencia entre un matri-
monio concertado entre familias y un mero secuestro. Sin
conocer a fondo el fenómeno, da la impresión de que el caso de
Lampião y María Bonita fue la excepción y la de Sila y Zê
Sereno, o sea, el secuestro y el estupro, la regla.
20
Ferreira y Amaury,
op. cit.,
p. 153, como excepción a la regla,
Expedita conservó el apellido de su padre cangaceiro. En ge-
neral, los hijos de cangaceiras recibían el apellido de sus padres
adoptivos como fue el caso de Silvio Bulões, hijo de Corisco y
Dadá y adoptado por el padre Bulões.
21
Sgarioni e Icassatti,
op. cit
.
22
Vera Ferreira y Antonio Amaury afirman que adaptaron el
portugués sertanero de Lampião al habla actual. Sin embargo,
su versión coincide en todo con la que presenta Frederico
Bezerra Maciel en
Lampião seu tempo e seu reinado. (Um capítulo
da história social do nordeste),
vol. III, Editora Vozes Ltda., 1985.
NOTAS
t
mis servicios y siguiesen mis planes, mucho podríamos
hacer.
Sobre el futuro, Lampião se mostró incierto, a
pesar de tener algunos proyectos:
—Me está yendo bien en el cangaço y no pretendo
abandonarlo. No sé si voy a pasarme toda la vida en él.
Preciso trabajar todavía unos tres años más. Debo visitar a
algunos amigos lo que no hice por falta de oportunidad.
Después, tal vez, me vuelva un comerciante.
Aquí termina la entrevista con Lampião.
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Voces Recobradas
19
t
raduccione
s
Uma
entrevista
a Lampião, o Rei
dos Cangaceiros
No presente trabalho, o autor
pesquisa a figura histórica de
Lampião, famoso chefe de uma
associação típica do Nordeste
brasileiro da época: o cangaço. A
análise baseia-se numa entrevista
realizada ao cangaceiro no Brasil
em 1926.
Através de uma contextualização
histórica, econômica e cultural
este artigo explica o fenômeno
social dos cangaceiros durante a
Velha República e a década de 30.
A imagem de Lampião na
historiografía e na literatura
aparece como controversa, pois foi
considerado tanto um mero
bandido quanto um mítico herói
nacional e popular.
Neste artigo realizam-se
considerações metodológicas
acerca das condições de produção
e transmissão da referida
entrevista, que por não ter sido
gravada atravessou uma série de
transcrições nas quais
provavelmente foi perdendo
proximidade com a oralidade
original.Contudo se apresenta
como uma valiosa testemunha da
autorrepresentação do cangaceiro
e como tal é tomada e citada pela
maioria dos biógrafos.
An interview
to Lampião,
the King of the
Cangaceiros
In the present work the author
studies Lampião’s historical fig-
ure, a famous chief of a typical
association from the Brazilian
northwest of that time: the
cangaço, through an interview
done in 1926 in Brazil.
By means of a historical, economi-
cal and cultural mixture , this article
explains the social phenomenon of
the cangaçeiros during the Old Re-
public and the thirties. Lampião’s
image in historiography and litera-
ture seems to be controverted. He
was considered not only a simple
bandit, but also a mythical national
and popular hero.
Methodological considerations
about the production and trans-
mission conditions of this inter-
view are made in this article. As it
has not been recorded, this inter-
view went through a series of
transcriptions, in which, little by
little, it has probably lost its origi-
nal orality, but it still shows a
valuable testimony of the self-
representation of the cangaceiro
and it is considered and quoted as
such
by most of the biographers.
Un entretien
avec
Lampião, le Roi
des Cangaceiros
Le présent travail est une
recherche sur la figure historique
du Lampião –le célèbre chef d’une
association typique du nord-est
brésilien de l’époque: le cangaço–
basée en un entretien qui lui a été
réalisé en 1926 au Brésil.
Au moyen d’une mise en contexte
historique, économique et
culturelle, cet article explique le
phénomène social des cangaçeiros
pendant la Vieille République et la
décade des années 30.
Vue par l’historiographie et la
littérature, l’image du Lampião
semble controversée: il a été
considéré comme un simple
brigand ou même comme un
mythique héros national et
populaire.
Dans cette recherche, l’auteur
expose quelques considérations
méthodologiques sur les
conditions de production et
transmission de cet entretien, qui
comme il n’était pas enregistré a
été soumis à une série de
transcriptions pendant lesquelles
il a probablement perdu peu à peu
la proximité avec l’oralité
originale, mais qui montre un
précieux témoignage de
l’autoreprésentation du
cangaceiro, et c’est pour cette
raison que cet entretien a été pris
et cité par la plupart des
biographes.
Voces Recobradas
19