image/svg+xml
14
La voz social de “la otra”
El ejercicio
de la prostitución
en judías inmigrantes
14
El ejercicio
de la prostitución
en judías inmigrantes
image/svg+xml
15
1-América como salvación y decadencia
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, el
movimiento migratorio femenino que desde
Europa llegó a América fue en gran parte
responsable de la conformación de las nuevas
sociedades que se instauraron en esta parte del
océano.
¿Qué era lo que movía a tantas mujeres a
aceptar viajar tan lejos, a pesar de los riesgos que
esto implicaba?
Evidentemente, existieron
factores políticos, económicos y
sociales que incidieron en el
movimiento migratorio, pero
también otros factores tales como
los ideales utópicos de encontrar
una tierra de paz y bonanza
propagados en un mundo en
guerra, pobreza y hambre, que
unidos al fortalecimiento de un
imaginario social integrado por
estos elementos y la generación de otros
principios simbólicos transmitidos por los
incipientes medios de comunicación, fueron en
gran parte los responsables de que las conductas
colectivas se movilizaran buscando “hacer la
América”.
Por otra parte, estos campos simbólicos eran
constantemente generados, abonados y
difundidos, y así se favoreció a que oleadas de
mujeres llegaran a las costas argentinas, muchas
veces, sin saber que con su conducta contribuían a
objetivos más bien ilícitos.
En efecto, las cartas familiares que
intercambiaban los inmigrantes relatando la bo-
nanza de estas tierras y el hecho de que las
mujeres europeas accedían cada vez más a la
lectura, especialmente de novelas en las que se
repetía el mito principesco que redimía a la pobre
campesina presentándole otra vida, ayudaron en
gran parte a los planes de los tratantes de blancas.
En efecto, no sólo el cine sino también las
novelas populares del siglo XIX eran por lo ge-
neral romances domésticos que se centraban en la
trayectoria desafortunada de la protagonista
coronada con un final feliz como esposa y madre,
pero además, estas novelas justificaban la
subordinación de la mujer afirmando
abiertamente que las que seguían el camino de la
obediencia y la paciencia serían recompensadas
con un buen marido, prosperidad y una vida
feliz.
De modo que en ese mundo de ficción que se
le presentaba a la mujer para una educación
diferente, los hombres, ya fueran conocidos o
extraños, se convirtieron en el objeto de intensos
deseos y fantasías, lo cual llevaba a decisiones de
vida basadas más en ilusiones que en propuestas
reales.
Así, creo que es importante
profundizar en los procesos
seguidos por las mujeres tanto de
grupos aceptados como
marginales que llegaban a las
costas, intentando interpretar
cómo en la transmisión oral de
una comunidad se entretejen
elementos ideológicos, prejuicios,
opiniones y actitudes sociales
muy diversas, especialmente
cuando se trata un tema tan
espinoso como es el vinculado con el mundo de la
prostitución.
Voy a referirme a un caso concreto encontrado
en Tucumán, la historia de una prostituta judía,
Malka Abraham, que por su inusitado final
constituyó un caso que ha quedado impreso en la
El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)
La voz social de “la otra”. El ejercicio de la prostitución...
Autor
Elisa Cohen de Chervonagura
CONICET- UNT
Imagen de una tarjeta postal de principios del siglo XX.
¿Qué era lo que movía a
tantas mujeres a aceptar
viajar tan lejos, a pesar de
los riesgos que esto
implicaba?
image/svg+xml
16
memoria comunitaria, y que a
través del testimonio y del
silencio de hombres y mujeres
permite advertir, por ejemplo,
estrategias de mitigación o
legitimación de ciertas conductas
imbricadas en la superficie tex-
tual de los diferentes testimonios,
constituyendo un episodio que
opone al proceso de
desvalorización social un
evidente intento por adquirir
prestigio póstumo, y que por lo
sorprendente, creo que merece
nuestra atención.
2-Argentina frente a la prostitución
En nuestro país existían leyes sobre la
prostitución
y ordenanzas de supervisión médica
“aún antes de que el Congreso terminara de
formular los códigos legales básicos”
1
que no
diferían mucho del panorama europeo; y el
Código Civil de 1871, siguiendo los conceptos
europeos, insistía en que el papel de las mujeres
decentes era casarse y cuidar los hijos, el hogar,
de modo que las madres debían hacer a sus hijas
femeninas y sumisas, enseñarles a controlar los
pasos, bajar los ojos e incluso ruborizarse para
crear los sentimientos de modestia y obediencia.
Por otra parte, si bien las antiguas tradiciones
sobre los papeles masculino y femenino dieron
lugar a los códigos de leyes, también influyeron
las nuevas opiniones científicas de la época. Por
entonces surgen nuevas teorías sobre la
evolución impulsadas por el positivismo, según
las cuales se intentaban encajar las concepciones
preestablecidas de la superioridad masculina y la
inferioridad de la mujer
2
: para Darwin el hombre
había evolucionado más que la mujer y, por lo
tanto, era superior, y así mediante la autoridad
biológica se confirmaba la autoridad bíblica.
Entonces, así como los hombres debían
competir en los negocios, se esperaba que las
mujeres compitieran en el negocio del matrimo-
nio, y las madres hacían grandes esfuerzos para
asegurar que sus hijas adquirieran los contactos
sociales que las condujeran a un buen matrimo-
nio, de allí la importancia de
rituales como la presentación en
sociedad.
Frente a esta situación, las
mujeres marginales, que no
estaban sujetas a la voluntad de
un patriarca y que exhibían una
impúdica libertad por su relativa
independencia económica fuera
del hogar, eran una amenaza, no
tenían lugar en la sociedad,
menos aún en la sociedad judía
altamente normatizada y
estructurada alrededor de la fa-
milia.
Eran mujeres marginadas por
un poder patriarcal centralizado
en las instituciones sociales pero,
sin embargo, a menudo estos
esfuerzos por controlar la prostitución y
eliminarla llevó a esconderla, y “convertir a un
grupo de mujeres social, política y
económicamente marginales en sujetos de un
discurso volátil que impregnó con nociones de
género la política, la economía y la cultura
argentina”.
3
De modo que el comercio sexual femenino en
Argentina a fines del siglo XIX y comienzos del
XX era fuente de preocupación y rechazo para los
rabinos europeos, los movimientos feministas, los
profesionales de la salud e incluso para los
parlamentarios, envueltos en interminables
polémicas acerca de la necesidad social o no de la
prostitución.
Pero, por sobre todo, era la sociedad la que
sentía que sus conceptos sobre familia, que tenían
a la mujer como principal transmisora y sobre los
De modo que en ese mundo
de ficción que se le
presentaba a la mujer para
una educación diferente, los
hombres, ya fueran
conocidos o extraños, se
convirtieron en el objeto de
intensos deseos y fantasías,
lo cual llevaba a decisiones
de vida basadas más en
ilusiones que en propuestas
reales.
image/svg+xml
17
cuales se construían otros conceptos como
identidad y nación, se estaban modificando
peligrosamente, y por eso muchas veces el
lenguaje expresaba y describía una relación
ambivalente entre el ejercicio de la prostitución y
las instituciones sociales.
Así, si bien a menudo se utilizaban
eufemismos para aludir a este sub-mundo, tal
como lo advertimos en las letras de tango o en los
vocablos del lunfardo que
expresan un discurso altamente
tabú, otras veces las alusiones a
este mundo aparecen en
enunciados escritos, que
modalizan el texto desde una
perspectiva ética.
Un informe de la Sociedad
Israelita de Protección a Niñas y
Mujeres (Ezras Nochim),
institución de la comunidad
judía de Buenos Aires que
todavía existía a mediados de
1940, permite que nos
encontremos con las siguientes
expresiones que aluden a las
prostitutas y su esfera de acción:
“medidas tendientes a la rehabilitación de la
mujer caída”, “el triste comercio”, “parias de la
sociedad humana”, “casas de lenocidio” y en un
estilo más general expresan su combate abierto
contra los “impuros” y “tenebrosos”.
4
Por otra parte, si bien el imaginario social era
un poderoso impulsor migratorio, también es real
que a fines del siglo XIX en Europa corrían
terribles versiones acerca de qué tipo de ciudad
era Buenos Aires. Las historias publicadas en
periódicos de Hungría, Alemania e Inglaterra
narraban historias de jóvenes secuestradas o
engañadas por falsas promesas de matrimonio o
trabajo, que eran enviadas a sórdidas casas de
prostitución en Buenos Aires.
En 1889 el Bulletin Continental afirmaba que
doscientas alemanas o austríacas eran retenidas
contra su voluntad en Buenos Aires por rufianes
judeo-polacos. “Para las europeas de clase media,
el camino a Buenos Aires conducía a la trata de
blancas, el tráfico internacional de jóvenes
destinadas a la explotación sexual”.
5
Sin embargo, al parecer, si bien esta impresión
estaba basada en incidentes verdaderos, los
mismos eran exagerados, había mujeres que
ejercían la prostitución antes de viajar y tenían
pleno conocimiento de lo que les esperaba al
llegar, si bien muchas jóvenes eran embaucadas
mediante casamientos religiosos falsos y luego
enviadas con sus “esposos”, los mismos rufianes
que las explotarían, y a quienes por ese supuesto
vínculo les debían total obediencia.
Por otra parte, las prostitutas europeas
provenían de familias miserables y no sólo habían
soportado una marginación por la Revolución
Industrial sino que habían sido
expulsadas por el hambre, la
persecución religiosa o política
6
y
por eso había también francesas,
húngaras e italianas (en mucho
menor número las inglesas) que
veían así un recurso válido para la
supervivencia, mientras que por
otra parte, el estado no las veía de
tan mal grado puesto que de
La MusAraña
, de Claudia Sobrero. En Catálogo de obras
realizadas en el Taller de Grabado La Estampa.
Las historias publicadas en
periódicos de Hungría,
Alemania e Inglaterra
narraban historias de jóvenes
secuestradas o engañadas
por falsas promesas de
matrimonio o trabajo, que
eran enviadas a sórdidas
casas de prostitución en
Buenos Aires.
image/svg+xml
18
alguna manera cumplían la función social de
preservar la virtud de las señoritas locales.
De modo que, en muchos aspectos, “el debate
sobre la trata de blancas constituía el núcleo de
un discurso en el que los supuestos peligros de la
inmigración femenina vinculaban los temas de
género y la familia con la identidad nacional y el
prejuicio internacional”.
7
Así, en Buenos Aires, la prostitución se
legalizó entre 1875 hasta la caída de Perón,
siguiendo el concepto de que era un mal necesario
para el desahogo de los hombres y una forma de
combatir la homosexualidad, criterios muchas
veces respaldados en textos de agustinianos y
tomistas que consideraban que la prostitución,
aunque repugnante, era
necesaria, a pesar de que el
Vaticano condenaba la legalidad
de los burdeles.
3-Un universo maniqueo
de mujeres malas y buenas
a) Mujeres “buenas”
Tal como lo hemos señalado,
la vida social de las mujeres en
general y judías en especial
estaba reglada y regulada según
principios de aceptación y
sometimiento al poder del padre
primero y del marido después.
Así, el vínculo matrimonial se basaba en un
acuerdo entre los cónyuges escrito en la Ketubá,
un contrato firmado además por testigos del acto,
según lo establece el Talmud (código que rige la
vida social y jurídica) escrito entre los siglos III y
VI d.C.) y por eso el divorcio entre los judíos está
aceptado, ya que no se trata de un sacramento
religioso.
Este modelo de relación entre marido y mujer,
en gran parte también estaba aceptado por el
resto de la sociedad, y así hacia comienzos del
siglo XIX también las familias no judías
intentaban proteger la propiedad de las hijas
mediante la redacción de contratos matrimoniales
que, sin embargo, a menudo tenían cláusulas que
subordinaban a la esposa a su marido, hasta el
punto de no poder vender propiedades sin su
consentimiento.
Pero por otra parte, el Código Napoleónico, de
gran influencia en muchos países de Europa,
estipulaba que la base esencial del matrimonio no
podía ser alterada, ni siquiera por un contrato
matrimonial: el marido era por ley la cabeza de la
familia que debía proteger a su esposa, salvo en
caso de adulterio que justificaba incluso el
asesinato, pero las mujeres no sólo no tenían
derechos equivalentes sino que le debían
obediencia en forma ilimitada, y así, todos estos
principios facilitaron los planes de la Migdal, la
organización polaca de trata de blancas.
De esta manera, el esposo decidía el lugar de
residencia, podía leer la correspondencia de la
mujer e incluso acceder a las cuentas bancarias
que ella podía abrir sólo con su permiso. En 1840
en la sentencia de un juicio en Inglaterra se lee:
“El marido tiene por ley, el poder y el dominio
sobre su esposa: puede retenerla
a la fuerza y puede golpearla
aunque no de manera violenta y
cruel”.
8
Cabe aclarar que estos
contratos luego declinan hacia el
siglo XIX cuando se hace popular
el matrimonio romántico, sin
contrato pero con la única
salvaguardia de que la propiedad
de una mujer casada seguía
siendo el contrato matrimonial, si
bien la comunidad judía, por
tradición y principios religiosos,
sigue utilizándolos incluso en la
actualidad.
De modo que la mujer “buena” podía mostrar
una independencia social controlada, por ejemplo
a través de organizaciones filantrópicas o la
ayuda social, porque para aquéllas que querían
tener una vida más allá de la sala de estar, la
rebelión no era la salida sino el virtuoso camino
de la caridad y, por otra parte, rechazaban
fuertemente la independencia que mostraban las
mujeres “malas” a las que no aceptaban ni
intentaban integrar.
Así, ante la pregunta formulada a una de
nuestras informantes, Dora de Levín, sobre si
alguna vez había conversado con Malka
Abraham, la respuesta fue: “¿Qué vas a conversar
con ella? ¿Alta literatura? A ella le gustaba hablar
esas cosas que les gusta a los hombres”.
b) Mujeres “malas”
Pero por otra parte, en la sociedad burguesa de
la época
9
se interpretaba que la prostitución
ocultaba en forma subyacente una independencia
laboral y económica, especialmente en ciertos
En 1840 en la sentencia
de un juicio en Inglaterra se
lee: “El marido tiene por ley,
el poder y el dominio sobre
su esposa: puede retenerla a
la fuerza y puede golpearla
aunque no de manera
violenta y cruel”.
image/svg+xml
19
sectores en los que no se tenía una educación su-
perior.
De modo que frente a un modelo patriarcal y
dominante, ser prostituta era también ser rebelde
e independiente, y por lo tanto mucho más
peligrosa para algunos detentores del poder so-
cial que habían diseñado como pautas de vida
para la mujer, lecciones de piano o declamación,
corte y confección o repostería, mientras se
custodiaba la virginidad como trofeo que se
entregaba sólo después de que la religión y el
estado consagraran el matrimonio.
Así, hacia mediados del siglo XIX una mujer
era “mala” cuando actuaba de una manera
extraña a los cánones femeninos, exhibía su
independencia e incluso iba más allá de los
límites aceptados en todo lo referente a la
conducta de las mujeres, basándose en sus
propios juicios y opiniones: “Hay algo no
femenino en la independencia –se escribía en un
manual para mujeres de 1831– es contrario a la
naturaleza y por lo tanto ofende”En 1840 en la
sentencia de un juicio en Inglaterra se lee: “El
marido tiene por ley, el poder y el dominio sobre su
esposa: puede retenerla a la fuerza y puede
golpearla aunque no de manera violenta y cruel”
10
.
En el caso de las prostitutas (y es el caso espe-
cial de Malka que luego fue prestamista), tenían
que mantener su libertad si actuaban imitando el
accionar de un hombre, lo cual implicaba romper
las convenciones y afrontar el rechazo de
aquellas que propugnaban un modelo
tradicional de mujer, en el que se enseñaba la
caridad para el prójimo pero que, sin embargo,
eran las primeras en manifestar incomprensión
e incluso hostilidad con las mujeres de la
prostitución, si bien probablemente en el más
hondo secreto, esta situación debía suscitar
cierta envidia hacia aquéllas que se animaban a
vivir su sexualidad.
Esta situación se agravaba en el caso de las
mujeres judías que ejercían la prostitución. Así,
señalar a alguien como prostituta implicaba
escribir la marca abominable (la misma que
llevaba Caín, quizás) para todo un nombre,
para toda una familia, pero si la prostituta era
judía, la comunidad toda sentía que esa
vergüenza se extendía al conjunto de un pueblo
que por tradición es considerado sagrado,
heredero de valores éticos incorruptibles y
modelo guía de los otros pueblos por su
conducta.
11
En nuestra investigación, algunos informantes
se negaron abiertamente a señalar nombres de
individuos vinculados con este ámbito,
argumentando que estaban muertos y que sus
familias no tenían porqué sufrir esta herencia
nefasta, fruto de un camino sin retorno y de
degeneración.
4-Malka Abraham: el nombre oculto,
el sexo expuesto
Tal como lo venimos indicando,
de todos los
grupos inmigratorios fue el judío el que más se
distinguió en la lucha contra la prostitución en
tierras americanas, movidos por un temor al
resurgimiento de sentimientos xenófobos y
siguiendo rígidas leyes religiosas y tradicionales,
al punto que todo el grupo que vivía de la trata
de blancas fue segregado de la comunidad judía
local y tenía sus propias instituciones:
cementerios, teatros y templos, tal como lo señala
Ricardo Feierstein.
12
Por otra parte, la mayoría de estas prostitutas
judías eran polacas, rusas o austro-húngaras y se
agrupaban especialmente en ciudades portuarias
como Buenos Aires y Rosario, donde era la propia
comunidad la encargada de identificarlas y
mantenerlas alejadas de las instituciones. Se las
Juegos prohibidos.
Caras y Caretas
, 1920.
image/svg+xml
20
conocía como “tmeím” (impuros) y el propio celo
de la comunidad en luchar contra ellas
permitió conocer más sobre la prostitución
judía que sobre la prostitución de otros grupos
migratorios.
En Tucumán encontramos el caso de Malka
Abraham, una mujer traída por la organización
de trata de blancas Zwi Migdal que llegó
primero a Brasil y de allí pudo ingresar a la
Argentina.
Malka era buena. Yo la conocí porque era del
mismo pueblo que mi papá y siempre venía a
comprar bursh y pastrom. Alta,
elegante, siempre vestida de negro
con sus joyas en la solapa del saco
y en el cuello. Ayudó a mucha
gente a estudiar
, nos dice
Carlota de Mesanich.
Lo cierto es que hemos
podido recomponer su
derrotero, pero quedan muchos
blancos que el silencio de los
entrevistados no ha podido
neutralizar a pesar de
encontrar referencias de su per-
sona en otros que cuentan cómo
Malka se libra de la
organización, compra su
libertad y llega a Tucumán
donde actúa como prestamista
y financia campañas políticas.
A su fallecimiento, su
domicilio es allanado por la
policía y desaparecen joyas,
dinero y otros elementos de
valor, pero Malka había tomado las
providencias del caso y había elaborado un tes-
tamento donde legaba todas sus propiedades a
la escuela judía local, que en esos momentos
estaba organizándose en Escuela Integral, con
la promesa de ser enterrada en el cementerio
comunitario, todo lo cual generó ribetes
polémicos en los ámbitos comunitarios.
¿Qué quiso expresar Malka con esta actitud?
Debemos comprender, en principio, que
cuando el hablante dice algo no sólo se está
refiriendo al mundo objetivo, sino también al
mundo social porque expresa parte de sus
vivencias manifestables y, tal como lo presenta
Habermas
13
, en este caso se estaría apelando a
una triple función:
a) La reproducción cultural o actualización
de las tradiciones a la que el sujeto respeta con
sus normas y valores, y que se evidencia en la
necesidad de ser enterrada en un cementerio
judío.
b) La aspiración a la integración social que se
le negó en toda su etapa de vida activa.
c) La interpretación cultural y económica de
necesidades especiales entendidas como una
realidad objetivable y que se funden en el apoyo
y aporte a la escuela comunitaria.
Sin embargo, la actitud de Malka tuvo
diferentes interpretaciones:
La situación generó polémica y
discusión
–señaló Alberto Cohen–
recuerdo que había un grupo muy
fuerte que decía que no se debía
aceptar ese dinero porque era
malhabido, provenía de fuentes
impuras, pero había otro grupo que
señalaba que no se debía rechazar la
voluntad de una muerta que
buscaba de esta manera la
redención, aceptada por la Biblia.
Intervino el doctor Piliponsky,
representante legal de la comunidad
y con el testamento en la mano pudo
rescatar sus bienes y hacer cumplir
el deseo de Malka
.
Pero por otra parte, cuando
Malka dona, no sólo sigue la
tradición hebrea sino una
corriente ya iniciada por las
mujeres europeas, a las que
pretende parecerse en su afán de
acceder a una esfera superior en la
consideración social: de alguna manera está
siguiendo un camino iniciado por Hannah
More, fundadora de escuelas para niños pobres
o incluso Florence Nightingale, que como
enfermera mejoró la salud pública e inició la
reforma sanitaria en Londres, caminos seguidos
por muchas mujeres que mediante la filantropía
y la acción social querían trascender saliendo
del hogar y abriendo su propio camino.
Pero en estos casos no se trataba de dar
dinero como limosna a obras de carácter
religioso, sino que también implicaba un trabajo
activo de organización y ejecución de proyectos
sociales, un derecho que también tuvo que ser
defendido, todo lo cual proporcionaba un
La situación generó polémica
y discusión –señaló Alberto
Cohen–, recuerdo que había
un grupo muy fuerte que
decía que no se debía aceptar
ese dinero porque era
malhabido, provenía de
fuentes impuras, pero había
otro grupo que señalaba que
no se debía rechazar la
voluntad de una muerta que
buscaba de esta manera la
redención, aceptada por la
Biblia.
image/svg+xml
21
mayor prestigio social a la benefactora y a la
ejecutora, al punto que ser aceptada como
miembro de un grupo caritativo era una señal
de respeto y aceptación social, lo mismo que
para un hombre lo era el ser
invitado a formar parte de un
club exclusivo.
Así, la historia de Malka
Abraham nos ubica en la
palabra marginal, la del testi-
monio colectivo que se opone al
discurso monológico de las
instituciones de poder, porque
pugna por llevar una palabra
silenciada por muchos años y
constituye el develamiento de
una historia opuesta a la
oficial.
14
En este caso, estamos pues
ante una historia alternativa
silenciada porque se trata de
una mujer diferente y, por lo
tanto peligrosa, doblemente
rechazada: por los hombres
quienes no pueden recuadrarla totalmente en
su condición de mujer y por las
propias mujeres que no la reconocen como
integrante de su género, pasando a ser un
“otro” rechazado y negado, por la carga de
“tabuización” que conlleva pertenecer al
submundo de la prostitución y el hampa.
5-Conclusiones
Malka está enterrada sola en uno de los
sectores más menospreciados del cementerio
judío local, cerca de los suicidas y de
aquellos que rechazaron la tradición judía;
sola en un cuadro, nadie quiere ser enterrado
allí por el temor a estar en una tierra impura.
En efecto, las costumbres y los rituales no
sólo sirven para ejercer un control social sino
para evidenciar la transmisión de una ética,
por eso la religión tiene rituales muy
precisos. En el caso de la religión judía los
rituales del sepelio son muy explícitos al
respecto: se indica quién puede entrar al
cementerio y quién no, cómo debe realizarse
la ceremonia, qué distancia debe guardarse
entre las tumbas, qué lugar debe ocupar cada
uno en relación a los otros, etc., y de esta
Así, la historia de Malka
Abraham nos ubica en la
palabra marginal, la del
testimonio colectivo que se
opone al discurso monológico
de las instituciones de poder,
porque pugna por llevar una
palabra silenciada por
muchos años y constituye el
develamiento de una historia
opuesta a la oficial.
manera no sólo se transmite una integración
social comunitaria, sino que se está
transmitiendo un sentir y un pensar a través de
símbolos que serán interpretados de igual
manera por la posterioridad.
15
El legado postrero de Malka aspira a
obtener su legitimación dentro de un contexto
institucional, y como señala Van Dijk
16
: “la
legitimación es un discurso que justifica la
acción oficial en términos de derechos y
obligaciones asociados con ese rol, entonces si
un actor institucional cree o dice respetar las
normas oficiales, permanece dentro del orden
moral prevalente”.
De modo que ante una situación de crisis en
la que la legitimidad de una institución está en
juego, puesto que implica juntar a los impuros
con los puros, se generan estrategias de
autolegitimación de los miembros de grupo y
de deslegitimación de la disidencia interna
considerada una competencia o amenaza exte-
rior, ya que si no se los castiga de alguna
forma, pronto todos se considerarán con
derecho de vivir como ellos.
Así, el lugar físico de la tumba de Malka
expresa una voluntad de reafirmar en el
destino de Malka las normas, valores que
image/svg+xml
22
NOTAS
1
Cfr. Dona Guy,
El sexo peligroso. La prostitución legal en Buenos
Aires
, Buenos Aires, Sudamericana, 1994, p.11.
2
Bonnie S. Anderson y Judith Zinsser, “La mujer como género”,
en
Historia de las mujeres: una historia propia
, vol. 2, Barcelona,
Editorial Crítica, 1991, p. 177.
3
Cfr. Dona Guy,
op. cit.
, p. 14.
4
Informe de la Sociedad Israelita de Protección a Niñas y Mujeres
(Ezras Nochim), Archivo del Instituto Científico Judío IWO,
AMIA, Buenos Aires. El documento al que pude acceder fue uno
de los salvados del atentado a la AMIA, pero está incompleto y
por lo tanto es imposible indicar su fecha de redacción.
5
Cfr. Dona Guy,
idem,
p. 18.
6
A comienzos del siglo XX había casi seis millones de judíos
empobrecidos en Rusia y un tercio de los judíos polacos estaban
al borde del hambre. Frente a tanta miseria, Buenos Aires valía la
pena, si significaba dejar atrás una muerte segura.
7
Cfr. Dona Guy,
idem
, p. 19.
8
Anderson y Zinsser,
op. cit.
, p. 176.
9
Quizás uno de los poemas que mejor ridiculiza a la pacata
sociedad argentina, y en especial a las mujeres burguesas de la
segunda década del siglo XX, sea el poema “Exvoto” de Oliverio
Girondo (
20 Poemas para ser leídos en el tranvía
, Francia,
Argenteuil, 1922), en el que se describe la relación de las mujeres
con el sexo y señala que a las chicas de Flores, el deseo de los
hombres las sofoca tanto que a veces quisieran desembarazarse
de él como de un corsé ya que no tienen el coraje de cortarse el
cuello y arrojarse a todos los que pasean por la vereda.
10
Anderson y Zinsser,
idem,
p. 195.
11
La Encyclopaedia Judaica
, Israel, Keter Publishing House Jerusa-
lem, tomo 13, p. 1244, indica que si bien en los tiempos bíblicos
se mencionan casos de prostitución sin que ello implicara una
proscripción moral demasiado estricta, era una actividad
despreciable y los israelitas se cuidaban de promoverla y
mantenerla al punto que su ejercicio implicaba la muerte, y en
cuanto a la prostitución sagrada en los templos, a diferencia de lo
que ocurría en el resto del mundo antiguo, estaba condenada por
su vinculación con la idolatría.
La Halajá (legislación oral sobre aspectos sociales, nacionales e
individuales que intervienen en la observancia del judaísmo)
continúa con la prohibición general de la prostitución profesional
y llega a considerar cualquier relación sexual fuera del matrimo-
nio como tal.
Por otra parte, si bien hubo fluctuaciones según los períodos y las
sociedades donde los judíos habitaban (al punto que en España,
Italia y los países del norte de África con sociedades con
costumbres más ligeras, estas prohibiciones se debilitaron) a lo
largo del siglo XVII y XVIII, especialmente en Alemania y
Francia, la comunidad judía reaccionó violentamente contra la
prostitución y el rufianismo, mientras por otra parte surgió una
literatura que habla de jóvenes judías engañadas y conducidas a
este camino.
En el período moderno, la inmigración y la desintegración fami-
liar implicaron el abandono de la forma tradicional de vida y la
asimilación al medio general, que llevaron a un cambio en la
moral sexual.
12
Feierstein, Ricardo,
Historia de los judíos argentinos
, Buenos
Aires, Planeta, 1993, p. 297.
13
Habermas, J.,
Teoría de la Acción Comunicativa
, 1989, p. 279.
14
Achugar, Hugo, “Historias ejemplares: la historia y la voz del
otro”, en
Revista de Crítica Latinoamericana,
Nº 36, año XVIII, Perú,
1992, pp. 52/53.
15
Benedict, Ruth,
El hombre y su cultura
, Buenos Aires, Centro
Editor de América Latina, 1971.
16
Van Dijk, Teun,
Ideología
, Buenos Aires, Paidós, 1998, p. 261.
estaban aceptados en la sociedad y que el
grupo dominante sentía desafiar por una
transgresora.
Lo que nunca seguramente imaginaron,
quienes decidieron su destino final, fue que no
se puede negar que la discriminación muchas
veces está basada en el prejuicio y en el
desconocimiento hacia el otro, lo cual lleva a
que las actitudes sociales no sean fijas sino
mutables, lo que hace de la historia de Malka
una rica fuente de investigación y análisis.
Agradecemos a
Fernando Bedoya,
Coordinador del Taller de
Grabado La Estampa, su
autorización para
reproducir la ilustración
obrante en fojas 17,
publicada en
Arte Tumbero
.
image/svg+xml
23
traduccione
s
A voz social
d’ “a outra”
Elisa Cohen de Chervonagura
Nos finais do século XIX e nos começos do
século XX, o movimento migratório
feminino que da Europa chegou a América
foi em grande parte responsável pela
conformação das novas sociedades que se
instauraram nesta parte do oceano.
O que era que fazia com que tantas
mulheres aceitassem viajar tão longe,
apesar dos riscos que isto implicava?
Evidentemente, existiram factores políticos
e sociais que incidiram no movimento
migratório, mas também outros factores
tais como os ideais utópicos de encontrar
uma terra de paz e bonança propagados
num mundo em guerra, com pobreza e
com fome. Estes ideais unidos ao
fortalecimento de um imaginário social
integrado por estes elementos e pela
geração de outros princípios simbólicos
transmitidos pelos incipientes meios de
comunicação, foram em grande parte os
responsáveis das condutas colectivas que
se mobilizaram procurando “fazer a
América”.
Assim, considera-se importante aprofundar
nos processos seguidos pelas mulheres
tanto em grupos considerados
“respeitáveis” quanto os grupos marginais
que chegavam nas costas, tentando
interpretar como é que na transmissão oral
de uma comunidade se entrelaçam
elementos ideológicos, preconceitos,
opiniões e atitudes sociais, muito diversas,
especialmente quando se trata um tema tão
conflitivo quanto o vinculado com o
mundo da prostituição.
O presente trabalho refere-se a um caso
concreto encontrado em Tucumán, a
história de uma prostituta de origem
judaica, Malka Abraham, que por seu
inusitado final constituiu um caso que
ficou impresso na memória comunitária.
Aliás, através da testemunha e do silêncio
de homens e mulheres, permite advertir
por exemplo, estratégias de mitigação ou
legitimação de certas condutas presentes
na superfície textual das diferentes
testemunhas, constituindo um episódio
que opõe ao processo de desvalorização
social uma evidente tentativa por adquirir
prestígio póstumo, e que, pelo
surpreendente, merece nossa atenção.
La voix sociale
de «l’autre»
Elisa Cohen de Chervonagura
À la fin du XIXème siècle et le
commencement du XXème, le mouvement
migrateur féminin venant d’Europe, qui est
arrivé en Amérique était en grande partie
responsable de la conformation des
nouvelles sociétés établies de ce coté de
l’océan.
Qu’est ce que c’était cela qu’a poussé tant
de femmes à accepter de voyager si loin,
malgré les risques que cela impliquait?
Évidemment, les facteurs politiques et
sociaux qui ont influé sur le mouvement
migrateur ont existé, mais aussi d’autres
facteurs tels que les idéaux Utopiques de
trouver une terre de paix et prospérité,
propagé dans un monde en guerre, avec
pauvreté et faim qui, unis au renforçage
d’un imaginaire social intégré par ces
éléments et la génération d’autres principes
symboliques transmis par les médias
naissants, était en grande partie les
responsables de la mobilisation des
conduites collectives qui cherchaient de
«faire l’Amérique» (Devenir riche).
Ainsi, je crois que c’est important
d’approfondir dans les processus suivis
par les femmes tant dans des groupes
acceptés que dans des marginaux qui
arrivaient aux côtes, en essayant
d’interpréter comment dans la
transmission orale d’une communauté les
éléments idéologiques, les préjugés, les
opinions et les attitudes sociales très
diverses sont entrelacés, surtout quand
l’affaire en question est un sujet tellement
épineux comme celui attaché au monde de
la prostitution.
Je ferai référence à un cas concret trouvé
dans Tucumán, l’histoire d’une prostituée
juive, Malka Abraham qui a constitué un
cas qui a été imprimé dans la mémoire
collective pour sa fin insolite, et qu’à
travers du témoignage et du silence
d’hommes et femmes, nous permet
d’avertir par exemple, des stratégies
d’adoucissement ou de légitimation de
certains comportements imbriqués dans la
surface textuelle de différents
témoignages, en constituant un épisode
qui oppose au processus de dévaluation
sociale une intention évidente pour
acquérir du prestige posthume, et que,
pour être si surprenant, je crois qu’il mérite
notre attention.
The social voice
of “the other one”
Elisa Cohen de Chervonagura
At the end of the XIXth century and the
beginning of the XXth, the feminine
migratory movement that arrived in
America from Europe was largely
responsible for the conformation of the
new societies established in this part of the
ocean.
What was it that moved so many women to
accept to travel so far, in spite of the risks
that this implied?
Evidently, political and social factors that
impacted in the migratory movement
existed, but also other factors such as the
Utopian ideals of finding a land of peace
and prosperity, propagated in a world in
war, with poverty and hunger, that, united
to the invigoration of a social imaginary
integrated by these elements and the
generation of other symbolic principles
transmitted by the incipient media, were
largely the responsible for the mobilisation
of the collective behaviours looking for
“hacer la América”. (To become rich).
This way, I believe that it is important to
deepen in the processes continued by
women both in accepted groups and in
marginal ones that arrived to the costs,
trying to interpret how in the oral
transmission of a community ideological
elements are interwoven, prejudices,
opinions and very diverse social attitudes,
especially when it is about such a thorny
topic tied to the world of prostitution.
I will refer to a concrete case found in
Tucumán, the history of a Jewish
prostitute, Malka Abraham that constituted
a case that has been printed in the
collective memory for its unusual end, and
that through the testimony and of the
silence of men and women, allows us to
notice for example, mitigation strategies or
legitimisation of certain imbricated
behaviours in the textual surface of the
different testimonies, constituting an
episode that opposes to the process of
social devaluation an evident intent to
acquire posthumous prestige, and that, for
being so surprising, I believe that it
deserves our attention.
23