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4
LA CONSTRUCCIÓN DE UN
ARCHIVO EN ARGENTINA
RECORDAR, RECUPERAR,
CONSERVAR PALABRAS E
IMÁGENES DE MUJERES
Archivo:
Palabras e imágenes
de mujeres
Instituto
Interdisciplinario de
Estudios de Género.
Facultad de Filosofía y
Letras – Universidad
de Buenos Aires
El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)
Recordar, recuperar, conservar palabras e imágenes...
Autor
Mirta Zaida Lobato (Directora)
Cecilia Belej, María Damilaku,
María Fernanda Lorenzo, Ana Laura Martin,
Ana Lía Rey, Pablo Sebastián Seckel,
Huri Elizabeth Tornay, Cecilia A. Tossounian,
Sofía Raquel Visuara
Instituto Interdisciplinario de Estudios
de Género (IIEGE) – Facultad de Filosofía
y Letras – Universidad de Buenos Aires
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5
E
ste trabajo tiene
como objetivo delinear
algunas ideas
preliminares alrededor
de la formación de un
archivo de imágenes y
palabras de mujeres
, en
el contexto de un país
americano como la
Argentina. La
constitución de un
archivo de este tipo
genera dos tipos de
cuestiones, ambas
susceptibles de un
buen número de
reflexiones. Una de
esas cuestiones está
relacionada con los
problemas de orden
teórico que dieron
lugar a una expansión
importante de los
estudios de género y
que contrasta con las
dificultades para
obtener la
documentación
adecuada. En algunos
casos, esa dificultad ha
sido resuelta con la
construcción de las
propias fuentes, por
ejemplo documentos
orales que en su
mayoría se encuentran
en manos de las y de
los investigadores que
los han producido.
Otra cuestión se vin-
cula con las nociones
fundamentales que
dieron origen a la
formación de los
archivos nacionales y a
la necesidad de
sensibilizar a esas
instituciones para
reordenar el material
existente de acuerdo
con la circulación de
nuevos conceptos,
incorporar documentos
de sujeto histórico.
1
El
camino no ha sido fácil
porque muchas veces
era difícil encontrar las
fuentes que
permitieran ese doble
proceso de incorporar
la dimensión de género
a la historia económica,
política, social y cul-
tural y de recuperar a
los sujetos generizados.
No es nuestra intención
en esta presentación
actualizar los debates
alrededor del carácter
contributivo de la
historia de las mujeres,
de las discusiones
sobre el binarismo
implícito en la noción
de género y sobre los
feminismos (de la
igualdad o de la
diferencia), más bien lo
que queremos destacar
es que la diversidad de
enfoques, temas y
metodologías permiten
plantear la necesidad
de construir archivos o
incorporar a los
existentes nuevas
colecciones acorde con
los cambios en la
producción de
conocimientos.
Argentina no es una
excepción en ese
movimiento, y en los
últimos veinte años son
innumerables las
publicaciones, las
instituciones, las
reuniones donde se
debaten aspectos
diversos de la
experiencia de las
mujeres. Someramente
se podría señalar que
la historiografía tomó,
y lo sigue haciendo en
el presente, sobre todo
con el éxito editorial de
las novelas históricas, a
las mujeres que habían
logrado cierta fama.
Con el título de “las
mujeres de” se
encuentra el
protagonismo de
Encarnación Ezcurra y
Manuelita Rosas,
esposa e hija de Juan
Manuel de Rosas;
Mariquita Sánchez de
Thompson; Juana
Azurduy de Padilla.
orales, actualizar y
enriquecer el
patrimonio de
imágenes e incorporar
nuevas tecnologías que
faciliten el acceso a la
documentación por
medios electrónicos.
En esta presentación
abordaremos de qué
manera el desarrollo de
una nueva
historiografía plantea
también el problema de
las fuentes para su
estudio; examinaremos
la institucionalización
de la conservación de
fuentes documentales
con la creación de
archivos provinciales y
nacionales así como de
los límites de los
materiales que
conservan y,
finalmente,
plantearemos las metas
de nuestro proyecto de
construcción de un
archivo de palabras e
imágenes de mujeres.
Nuevos problemas,
nuevas y viejas
fuentes
En el extenso y
diversificado mundo
occidental se puede
constatar una
multiplicación
importante de los
estudios de mujeres,
los estudios de género
y de las perspectivas
feministas. Desde la
década del setenta del
siglo XX, una buena
parte de los programas
académicos estuvieron
destinados a
incorporar a las
mujeres a la historia y
a recuperar su calidad
A.G.N. Departamento Documentos Fotográficos
Una clase en el Instituto de Higiene de la Facultad de
Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires.
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6
Nombres que están
asociados con la guerra
revolucionaria iniciada
en 1810 y el proceso de
formación del estado
nacional. A veces
aparecen también las
anónimas heroínas, tal
el caso de las mujeres
que ayudaban a los
heridos en los campos
de batallas –son
conocidas las “niñas de
Ayohuma”– o las que
colaboraron con el
ejército que organizó
José de San Martín
para enfrentarse con
los españoles. Las
grandes figuras
aparecieron también
con las biografías de
las mujeres militantes:
socialistas, anarquistas
y activistas del
heterogéneo
movimiento feminista.
Hay nombres
ineludibles: Alicia
Moreau de Justo,
Julieta Lanteri, Juana
Rouco Buela, Carolina
Muzzili, entre otras.
Pero la que realmente
llamó la atención de los
investigadores fue Eva
Perón, una humilde
muchacha que se
convirtió en la figura
pública más
importante del siglo
XX de la mano de su
esposo Juan Domingo
Perón.
Recién con el fin de
la última dictadura
militar y el
advenimiento del
complejo y conflictivo
proceso de
reconstitución del
entramado
institucional que se
abrió en 1983, la
historia de las mujeres
primero, y más tarde
los estudios de género
abrieron un amplio
espectro de temas, de-
bates y orientaciones
metodológicas. Las
mujeres en el mundo
del trabajo, su
incorporación en el
espacio público, la fa-
milia, la sexualidad, la
prostitución, las
políticas sociales son
algunos de los temas
abordados. Además,
los debates sobre las
relaciones entre la
historia nacional y las
historias provinciales,
sobre la pertinencia de
los estudios regionales,
dieron origen a una
amplia literatura sobre
los mercados laborales
regionales y la
participación de las
mujeres en el mundo
del trabajo, sobre la
participación política,
sobre todo en los
antiguos territorios
nacionales que
adquirieron el
status
de
provincias durante la
primera presidencia de
Perón y, sobre todo, el
reconocimiento de los
derechos políticos para
las mujeres con la
extensión del voto.
2
Estas menciones no
deben dar lugar a
equívocos. La historia
como disciplina llegó
relativamente tarde a
formularse las
preguntas más
comunes para una
historia de las mujeres.
En realidad, fueron las
sociólogas las que
intentaron responder a
los interrogantes sobre
quiénes y cuántas
somos, de dónde
venimos, cuáles son las
conductas
reproductivas. Sin
negar la existencia de
algunos esfuerzos
aislados, desde la
disciplina histórica el
interés por las formas
de expresión y la
cultura de las mujeres,
sobre la constitución de
sus identidades, fue
casi paralelo al
movimiento de
institucionalización de
los “centros de
estudios de la mujer”
primero y de los
“centros de estudios de
género” después, la
palabra “feminista”
quedó relegada o
escondida en la
trastienda. No obs-
tante, la expansión del
interés sobre el lugar
de las mujeres en la
historia favoreció la
entrada en el mundo
académico de los temas
relacionados con el
pasado de las mujeres
y su institu-
cionalización, en par-
ticular en las
universidades
estatales, que se
constituyeron en el
centro generador y
difusor de nuevos
conocimientos.
En la Argentina, y
en buena medida en la
mayoría de los países
latinoamericanos,
hacer historia de las
mujeres no es tarea
fácil. Como señala
Michelle Perrot, para
Francia “el silencio de
las principales fuentes
de información es, en sí
mismo, una indicación
del lugar que ha sido
asignado a las
mujeres”
3
y una
dificultad importante a
la hora de realizar
cualquier proyecto de
investigación.
El primer paso que
se dio en el proceso de
repensar la historia
tratando, como decía
Duby, de tener
“cuidado de no pasar
por alto a las mujeres”
fue leer atentamente
los documentos
escritos oficiales y no
oficiales y la prensa.
Las fuentes
sacralizadas por los
historiadores fueron
transitadas desde
ángulos diferentes y se
comprobó que muchas
veces la historiografía
Las fuentes
sacralizadas por los
historiadores fueron
transitadas desde
ángulos diferentes y
se comprobó que
muchas veces la
historiografía
tradicional no se
formulaba las
preguntas adecuadas
para buscar las
huellas, los indicios y
los síntomas de
diversos problemas
constitutivos del
conocimiento
histórico que
incorporase la
experiencia de las
mujeres.
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7
tradicional no se
formulaba las
preguntas adecuadas
para buscar las huellas,
los indicios y los
síntomas de diversos
problemas
constitutivos del
conocimiento histórico
que incorporase la
experiencia de las
mujeres.
El interés por la
vida privada, el cuerpo
y la sexualidad
significó la búsqueda
de otras fuentes como
la correspondencia, los
diarios íntimos y, sobre
todo, la literatura. En
cambio, la iconografía
sólo recientemente
comienza a ser
considerada por las
jóvenes generaciones
de historiadoras, en
particular las
historiadoras del arte.
En general, la
utilización de la
imagen en historia,
especialmente de la
fotografía y de la
cinematografía, recién
ha comenzado a ser
atractiva en los últimos
años. Otra vez, los
documentos “parias”
como los llamó Marc
Ferro ayudan a res-
ponder los nuevos
interrogantes sobre los
excluidos de la historia
y alrededor del
complejo mundo
contemporáneo que se
encuentra dominado
por una cultura de la
imagen que se
transmite por medio de
fotografías, películas y
noticieros. La
importancia de la me-
moria visual para las
generaciones es un
desafío para los
investigadores, que
corre de manera
paralela a las
transformaciones de
los soportes técnicos
que plantean tanto
nuevos problemas
teóricos como los de
orden práctico tal los
relacionados con el
almacenaje de la
información.
4
El interés por la
palabra dicha que
significó el movimiento
de historia oral fue otro
modo de acercarse a la
experiencia de las
mujeres. La narración
conversacional es uno
de los medios a través
de los cuales se pueden
escuchar las voces de
las mujeres. Esas voces
no son uniformes. No
sólo aparecen temas y
formas de decir
diferenciadas sino que
dan cuenta también de
las tensiones vividas y,
muchas veces, se
manifiestan como
dislocaciones,
inversiones,
inestabilidades de
género o expresiones
heterodoxas. Las voces
de las mujeres se
convierten en los
relatos orales, en
imágenes deformadas
de los modelos
convencionales tanto
sociales como
disciplinares.
5
Las trans-
formaciones
producidas en el plano
del conocimiento
histórico que implicó la
entrada de las mujeres
a la historiografía, así
como el proceso de
institucionalización
que significó la
conformación de
centros de
investigación, la
realización de
reuniones académicas
(nacionales e
internacionales) y la
edición de numerosas
publicaciones
constituyen un punto
de llegada importante.
Sin embargo,
consideramos que ese
movimiento aunque
auspicioso plantea
nuevos dilemas. Desde
nuestro punto de vista,
un interrogante clave
sería cómo afianzar la
memoria histórica
tanto de las mujeres
(nuestra historia)
como la del
movimiento feminista.
No se trata solamente
de llenar las lagunas,
los vacíos de la
historia, sino de unir
las memorias de las
mujeres, no olvidar las
luchas del movimiento
feminista y encontrar
los lazos del pasado
con el presente. Según
Rosi Braidotti esto
plantea el problema de
la constitución de
generalogías dentro del
movimiento feminista,
de las relaciones entre
las generaciones y
particularmente de las
políticas de memoria.
6
Dentro de estas últimas
se incluye la
constitución de
archivos.
A.G.N. Departamento Documentos Fotográficos
La comisión directiva del grupo
Unión y Labor
. Sentada de
frente con ropas oscuras su presidenta, Matilde Flairoto.
No se trata solamente
de llenar las lagunas,
los vacíos de la
historia, sino de unir
las memorias de las
mujeres, no olvidar
las luchas del
movimiento feminista
y encontrar los lazos
del pasado con el
presente.
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8
Los archivos en la
Argentina
Los documentos y
las fuentes orales y, en
buena medida, también
las imágenes se
inscriben en un
movimiento más
amplio relacionado con
memorias en pugna y
con historias de la me-
moria. Uno de los
aspectos cruciales de la
memoria es su
selectividad. La memo-
ria oral, como la escrita,
es selectiva. Aunque
esto fue reconocido por
innumerables
estudiosos, ese carácter
selectivo no fue
tomado por las
instituciones que están
al servicio de las
investigaciones
históricas, sociales,
políticas y culturales.
Un claro ejemplo de
esta situación lo
constituye la situación
de los archivos
públicos de la Argen-
tina. Sobre los archivos
privados es más difícil
establecer un
diagnóstico porque son
de difícil acceso y
tampoco hay un
conocimiento del mate-
rial disponible en esos
reservorios
documentales.
El
Archivo General de
la Nación
fue creado en
1884 sobre la base del
Archivo de la Provincia
de Buenos Aires
que se
había formado en 1821.
El Archivo de la
Provincia era una
institución, cuyo
objetivo era conservar
los documentos del
período de la
dominación colonial
hispana que habían
comenzado a
desaparecer con el
proceso
revolucionario
7
. El ma-
terial depositado
estaba desordenado y
en mal estado y se
realizaron numerosos
esfuerzos para
restaurar los
documentos,
clasificarlos,
ordenarlos y hacerlos
conocer mediante la
publicación de una
revista especializada.
La documentación
debía servir para la
reconstrucción
histórica y para la
administración del
estado en la medida
que brindaba
información sobre los
antecedentes
necesarios para la
resolución de diversos
problemas.
La formación de los
archivos provinciales y
de un archivo nacional
está estrechamente
vinculada con el
proceso de
construcción estatal
iniciado con la ruptura
del orden colonial. El
Archivo de la Provincia
de Buenos Aires
resguardaba las
memorias de los
virreyes y los
documentos relativos
al repartimiento de
tierras y a la fijación de
los límites territoriales.
Una vez nacionalizado
se fue ampliando la
documentación a las
relaciones exteriores,
aduana y relaciones
interprovinciales de
interés general. En la
Argentina, como en
otros países, el
desarrollo de las
instituciones públicas
destinadas a la
conservación de
documentos, a la
producción y difusión
del conocimiento
histórico, a la
introducción de
métodos para analizar
la documentación fue
paralelo a la
profesionalización del
historiador.
Pero como hemos
señalado en el
apartado anterior, el
trabajo de los y las
historiadoras ha
cambiado
notablemente a lo largo
del siglo XX con la
incorporación de
nuevos temas y
problemas, y las
instituciones públicas
como los archivos
permanecen aún
insensibles a esos
cambios. Para realizar
una investigación
histórica sobre diversos
aspectos de la
experiencia de las
mujeres en el mundo
contemporáneo, la
visita al Archivo
Nacional en búsqueda
de información puede
resultar decepcionante.
En rigor de verdad, esa
decepción acompaña
también a las personas
que examinan diversos
aspectos de la cultura
obrera. Muchas veces
la tarea de
investigación consiste
en buscar fragmentos
dispersos en
numerosos organismos
de gobierno o, como ha
sucedido en las últimas
décadas, producir las
propias fuentes.
8
La
fabricación
voluntaria de una
fuente ha sido la base
de la expansión de la
“historia oral”.
Decenas de
investigadores se han
lanzado a grabar
entrevistas y relatos
autobiográficos que,
finalizado el proyecto,
se guardan o se tiran.
Se pierden así las voces
de quienes han dado
testimonio personal de
su experiencia.
Por otra parte, la
constitución de
archivos orales es
fragmentaria y
desigual en la Argen-
tina. Mientras que en
otros países de
América latina como
México y Brasil se han
creado archivos
destinados a preservar
la memoria de las per-
sonas –campesinos que
participaron en la
Muchas veces la tarea
de investigación
consiste en buscar
fragmentos dispersos
en numerosos
organismos de
gobierno o, como ha
sucedido en las
últimas décadas,
producir las propias
fuentes.
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9
revolución mexicana
(Instituto Nacional de
Antropología e
Historia, México) o el
programa de
entrevistas destinadas
a estudiar las
transformaciones de la
década del treinta en
Brasil–, en nuestro país
las experiencias
institucionales son aún
manifestaciones muy
débiles. Debilidad que
se acentúa cuando se
trata de sujetos que
ocuparon lugares
marginales en la
reconstrucción
histórica.
Existen dos hitos en
el proceso de construir
fuentes orales en la
Argentina: hacia los
años setenta el
Instituto
Di Tella
organizó una
serie de entrevistas a
dirigentes políticos y
sindicales varones
relacionados con la
experiencia histórica
del peronismo y, desde
1987, se ha trabajado
en la construcción del
Archivo Oral de la
Universidad de Buenos
Aires que recuperó
testimonios de
estudiantes y
profesores sobre el
período 1943-1966.
Como se señalaba en el
prólogo de la
Historia
de la Universidad de
Buenos Aires
el objetivo
era la “reconstrucción
del pasado
universitario a partir
del testimonio de los
protagonistas de la
historia de la
institución:
autoridades, docentes,
graduados, no-
docentes y estudiantes
con la idea de
esclarecer distintos
aspectos de la vida
universitaria que las
fuentes escritas no
proporcionan”
9
.
Paralelamente, se
realizaron otras
experiencias en el
sentido de crear
archivos orales
en otras
universidades. Por
ejemplo, en la
Universidad Nacional
de Mar del Plata se
trabaja sobre las
transformaciones
urbanas de la ciudad lo
que incluye la
recuperación de
testimonios orales; en
la Universidad
Nacional de Cuyo se
está formando un
Archivo Oral de
Historia
Contemporánea de
Mendoza para el
período 1910-1983; y
un proyecto similar se
desarrolla en la
Universidad Nacional
del Nordeste con el
objetivo de recuperar
la cultura de las
provincias del Chaco y
Corrientes.
10
Fuera de
la universidad, una
tarea importante se
desarrolla en el
Instituto Histórico de
la Ciudad de Buenos
Aires.
A esas experiencias
de creación de archivos
orales debe sumarse un
importante número de
investigaciones que
han utilizado este tipo
de documentación de
manera sistemática.
Tales los casos de
historias obreras, de la
militancia juvenil y
política de la década
del setenta y la
proliferación de
memorias, sobre todo
escritas, referidas a la
experiencia de la
represión durante la
última dictadura
militar (1976-1983).
Como decíamos
antes, las voces
femeninas fueron
incorporadas en las
múltiples
investigaciones que se
desarrollaron a partir
de la década del
setenta sobre mujeres
pero, como parte de
esfuerzos individuales,
quedan en un
archivo
privado
que
difícilmente pueda ser
utilizado en
investigaciones
futuras. Además, los
proyectos de creación
de archivos en
diferentes
universidades recortan
temas que a veces
incluyen a las mujeres.
De modo que la
falta de dinamismo de
los archivos públicos
para generar políticas
que permitan
incorporar nuevos
documentos acorde con
los cambios producidos
en la disciplina
A.G.N. Departamento Documentos Fotográficos
La Dra. Julieta Lantieri de Renshaw trabajando en una
rotativa junto a Raquel Camaño.
Caras y Caretas
, 1912.
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10
histórica y las
dificultades para
acceder a los
documentos privados
plantean un nuevo
desafío a quienes están
interesados en la
historia de las mujeres,
de los estudios de
género y de los
estudios feministas.
Entre esos desafíos
está la creación de
colecciones necesarias
para escribir la historia
de las mujeres y la
formación de archivos,
donde no sólo puedan
depositarse testimonios
y documentos sino
crear nuevos archivos.
Estimula también a
organizar, sistematizar
y hacer accesibles los
materiales al público,
lo que puede ayudar a
subsanar los silencios
de las viejas fuentes,
considerar los registros
existentes desde una
perspectiva nueva y
producir nuevos
documentos.
Los desafíos
de la imagen
fotográfica
Las fotografías son
“artefactos materiales”
que no sólo pueden
provocar el recuerdo
sino que son objetos
cruciales para sostener
la memoria y la
identidad de una
comunidad o de un
grupo.
11
Las
fotografías tienen un
status
importante
dentro de la cultura
material del mundo
moderno y como
artefactos históricos
tienen la capacidad de
invocar otros bienes
que simbolizan
identidad.
La imagen como la
palabra han sido
consideradas
marginalmente por los
historiadores como
fuentes históricas.
Como ha señalado
acertadamente Marc
Ferro hace unos años:
“Las fuentes que
utiliza el historiador
consagrado forman en
estos años una
estructura tan
cuidadosamente
jerárquica como la
sociedad a la que está
dirigida la obra”.
12
Pero la imagen, sea la
fotográfica o la fílmica,
permite también un
acercamiento
sociohistórico al
pasado y puede ser
examinada
críticamente. Para
nosotras, los fotógrafos
son productores de
imágenes y, por lo
tanto, de documentos
que muchas veces son
destruidos no sólo por
las catástrofes sino
también por la
voluntad de las perso-
nas. Muchos
individuos, una vez
que desaparecieron los
referentes directos de
las representaciones,
destruyen, tiran y
abandonan rostros,
localizaciones y gestos
que la imagen
fotográfica había fijado
(Kossoy, 2000).
Al proponer la
formación de un
archivo de fotografía
no sólo buscamos
preservar la memoria
de ciertos momentos,
gestos y referencias del
pasado de las mujeres
sino dar cuenta que la
fotografía y la memoria
se confunden y que
muchas veces ellas
acompañan todo
proceso de recordación
registrado oralmente.
Y, aún más, que quien
trabaje en la
reconstrucción
histórica a través de las
fotografías tendrá a su
alcance un material
documental importante
para analizar los
mecanismos que rigen
la producción de
imágenes.
Algunos archivos de
Argentina poseen
colecciones de
fotografías y películas.
De hecho, en
el
Departamento
Fotográfico
del
Archivo
General de la Nación
se
conservan donaciones
de importantes
fotógrafos, de algunos
periódicos que habían
incorporado a la
fotografía como
recurso privilegiado
para la comunicación y
material de los actos de
gobierno. Sin embargo,
los criterios de
catalogación no
permiten localizar los
documentos
relacionados
específicamente con las
experiencias de
mujeres. Cuando ellas
aparecen, lo hacen en
tanto acompañantes de
los varones destacados
o que adquirieron
notoriedad por su
participación en el
campo político,
económico, social y
cultural. Volver sobre
esas colecciones es fun-
damental para
sistematizar la
información
que se
encuentra dispersa
tanto en el AGN como
en otros centros de
documentación. La
actividad es doble,
conocer qué imágenes
se conservan y, en la
medida en que serán
catalogadas,
convertirlas en un
documento utilizable
por los investigadores.
Las metas
para el futuro
Aunque sea un
lugar común, nos
parece necesario decir
que la propuesta de
elaborar las fuentes
orales para el estudio
de la experiencia de las
Al proponer la
formación de un
archivo de fotografía
no sólo buscamos
preservar la memoria
de ciertos momentos,
gestos y referencias
del pasado de las
mujeres sino dar
cuenta que la
fotografía y la
memoria se
confunden y que
muchas veces ellas
acompañan todo
proceso de
recordación
registrado oralmente.
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11
mujeres en Argentina
tiene un presupuesto
básico y es que
consideramos que sus
voces son
equivalentes a los
manuscritos
tradicionales. El
archivo oral que
queremos construir
está orientado para
ser utilizado en el fu-
turo por otra persona.
Pero la tarea de
formar archivos orales
se diferencia
notablemente de las
prácticas habituales
del archivo de
documentos escritos
pues, como señala
Joutard, el archivo se
construye
progresivamente en
un diálogo entre
entrevistador y
entrevistado lo que
significa estar atentos
a las manifestaciones
de las subjetividades
de los participantes;
13
así como ejercitar el
espíritu crítico
necesario en estos
procedimientos de
construcción de
fuentes históricas.
14
Para la orga-
nización del
archivo de
palabras
nos hemos
trazado objetivos más
específicos. En
principio, y en
términos del registro
oral, nuestro punto de
partida temporal se
ubica en la década del
treinta, pues la
mayoría de las
mujeres vivas y de
mayor edad iniciaron
sus actividades
(laborales,
A.G.N. Departamento Documentos Fotográficos
Personal femenino de la División de Análisis y
Clasificación Comercial de Semillas en la Facultad de
Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos
Aires, año 1938.
migratorias,
sindicales, políticas y
culturales) en esa
época. A partir de esa
fecha, el espectro de
personas a entrevistar
se amplía
notablemente.
Aunque el diseño
definitivo de la
muestra y de las
entrevistas será el
resultado de la
actividad de un grupo
de trabajo de alcance
nacional, nos
proponemos
entrevistar a mujeres
que puedan dar
cuenta de múltiples
experiencias
individuales y
colectivas. Nuestra
intención es
entrevistar a
mujeres
comunes
. La
designación de
“comunes”
corresponde a la
expresión de Raphael
Samuel cuando se
refería a las
posibilidades que
abre el uso de las
fuentes orales y de la
fotografía en la
recuperación de la
experiencia cotidiana
de la “gente común”,
es decir, de aquellos
hombres y mujeres
que no son
considerados como
protagonistas por las
historias construidas
alrededor del
acontecimiento o del
protagonismo de las
grandes figuras.
15
Nos
interesan en particu-
lar las experiencias
relacionadas con el
mundo del trabajo en
general y las
vinculadas con los
procesos migratorios
(internos o externos).
Como hemos
señalado, nos
importan las voces
femeninas, por eso
intentamos también
recuperar la memoria
de las
dirigentes
sindicales
. Se trata de
mujeres que tuvieron
que sortear varias
dificultades para
luchar por metas de
equidad en el mundo
del trabajo y en la
acción gremial,
frecuentemente
marginadas en las
historias clásicas del
movimiento obrero.
La experiencia de las
mujeres militantes es
poco conocida.
16
Una
de las causas de ese
desconocimiento se
encuentra en la
naturaleza de las
fuentes escritas que
sólo dan cuenta de los
grupos de
trabajadores
organizados, los que
fueron principalmente
varones. Sin embargo,
no son pocas las
mujeres que desde la
fábrica, la oficina o el
taller tuvieron una
activa participación
en la demanda de los
derechos civiles,
laborales y sociales.
Del mismo modo,
la experiencia de las
militantes políticas
permanece silenciada,
aunque los cambios
más recientes
alrededor de la puesta
en práctica de
políticas de equidad
han colocado en la
escena pública la
práctica de las
mujeres en este
campo. Dentro de la
esfera de la militancia
nos interesan también
las experiencias de las
feministas
, dado que
la reconstrucción del
pasado aún está
esperando un análisis
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12
Archivo personal de Elizabeth Jelin.
La licenciada en Sociología Elizabeth Jelin (primera de la
izquierda) junto a sus compañeras durante la ceremonia de
graduación en el año 1962.
minucioso de los
feminismos en
nuestro país.
También se
recuperarán los
testimonios de mujeres
profesionales
y de
aquellas pertenecientes
al campo de las
letras
y
las
artes
. Nos interesan
las mujeres escritoras
(conocidas o no) y
actrices, compositoras
y artistas plásticas. Nos
importan en particular
las formas y los
problemas de su
inserción en las
instituciones, las
relaciones con otros
artistas y escritores
(hombres y mujeres) y
los vínculos entre
experiencia individual
y producción artística.
La problemática de la
construcción de un
público
específicamente
femenino, los
problemas con las
editoriales y el
mercado de obras de
artes.
No es la única
meta, también nos
proponemos recuperar
los materiales
utilizados por otros
investigadores,
cumpliendo la función
de recoger y tratar
archivísticamente las
fuentes orales
donadas o
depositadas por
particulares que han
desarrollado
proyectos de
investigación
utilizando este tipo de
documentos.
17
Del mismo modo,
buscamos recuperar
las imágenes y los
gestos de las mujeres.
Queremos rescatar las
imágenes fotográficas
olvidadas en una caja
de zapatos como
recuperar para la
consulta pública las
existentes en los
archivos públicos
donde las marcas
androcéntricas de la
catalogación las
mantienen en silencio.
Informar,
comunicar, hacer
circular los materiales
nos parece una tarea
primordial, por eso
queremos recuperar la
memoria de las
mujeres y colocarlas a
disposición de las per-
sonas que lo
requieran. Nos parece
que el desarrollo de la
historia de las mujeres
ha recuperado el
sentido de su
presencia y de su
participación, ha
cuestionado el poder,
sobre todo el poder
político, ha
problematizado las
relaciones entre los
géneros, ha iluminado
las tensiones y los
conflictos entre
hombres y mujeres y
que ahora se impone
también recuperar y
conservar la memoria.
Pero ¿cómo
realizar todo esto
trabajando en países
donde los recursos
destinados a la
investigación y a la
conservación del
patrimonio son
escasos o
inexistentes?, ¿cómo
hacer realidad estas
fantasías en regiones
cuyas mayores
prioridades pasan por
satisfacer las
necesidades básicas
de la población?,
¿cómo vencer la
indiferencia de las
instituciones? Se trata
de volver al punto de
partida. Si con el
poder de la
imaginación se
desmontaron los
escollos en el pasado
para producir una
ruptura
epistemológica; si con
el poder de la fantasía
se llenaron los vacíos
y silencios de las
fuentes, ambas, la
imaginación y la
fantasía, pueden
servirnos para
organizar los archivos
y conformar las redes
necesarias para evitar
la amnesia.
Si con el poder de la
imaginación se
desmontaron los
escollos en el pasado
para producir una
ruptura
epistemológica; si con
el poder de la fantasía
se llenaron los vacíos
y silencios de las
fuentes, ambas, la
imaginación y la
fantasía, pueden
servirnos para
organizar los archivos
y conformar las redes
necesarias para evitar
la amnesia.
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NOTAS
1
La bibliografía es extensa. Sólo se citan aquellos artículos
donde se analizan los caminos recorridos en diferentes países
europeos. Michelle Perrot, “Haciendo historia: las mujeres en
Francia”, en Carmen Ramos Escandón (comp.),
Género e
Historia: la historiografía sobre la mujer
, México, Instituto
Mora – Universidad Autónoma Metropolitana, 1992 ; Rosi
Braidotti, “Teorías de los estudios sobre la mujer: algunas
experiencias contemporáneas en Europa”, en
Historia y
Fuente Oral
, N° 6, 1989; Gisela Bock, “La historia de las
mujeres y la historia de género: aspectos de un debate
internacional”, en
Historia Social
, N° 9, 1991; Arlette Farge,
“La historia de las mujeres. Cultura y poder de las mujeres:
ensayo de historiografía”, en
Historia Social
, N° 9, 1991;
Karen Offen, “Definir el feminismo: un análisis histórico
comparativo”, en
Historia Social
, N° 9, 1991.
2
Para un análisis del mundo del trabajo véase Mirta Zaida
Lobato,
La vida en las fábricas. Trabajo, protesta y política en una
comunidad obrera. Berisso, 1904-1970,
Buenos Aires, Prometeo
Libros/Entrepasados, 2001. También John French y Daniel
James, Ed.
The Gendered Worlds of Latin American Women
Workers. From Household and factory to the Union Hall and
Ballot Box,
Durham, Duke University Press, 1997.
Algunos artículos analizan la evolución de los estudios en
América Latina y en Argentina: Carmen Ramos Escandón,
“La nueva historia, el feminismo y la mujer”, en Carmen
Ramos Escandón (comp.),
op. cit.
; Valeria Pita, “Estudios de
género e historia. Situación y perspectivas”, en
Mora,
Revista
de Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género,
Facultad de Filosofía y Letras, UBA, N° 4, octubre 1998,
Teresa Suárez y Lidia Acuña, “Los estudios de género en la
Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe: los 90’s.
Prospectiva”, en
Zona franca
, N° 7, diciembre de 1998, Centro
de Estudios Interdisciplinarios sobre las mujeres, Facultad de
Humanidades y Artes, UNR; Hilda Beatriz Garrido Biazzo:
“Las mujeres en la Universidad”, en
Zona franca
, N° 7,
diciembre de 1998, Centro de Estudios Interdisciplinarios
sobre las mujeres, Facultad de Humanidades y Artes, UNR.
3
Michelle Perrot, “Haciendo historia. Las mujeres en
Francia”, en Carmen Ramos Escandón (comp.),
Género e
historia: la historiografía sobre la mujer
, México, Instituto Mora
– Universidad Autónoma Metropolitana, 1992, p. 72.
4
Mario P. Díaz Barrado, “Historia y Fotografía: la memoria
en imágenes”, en
Historia, Antropología y Fuentes Orales
,
N° 19, 1998, pp. 23-45.
5
Mirta Zaida Lobato, “Voces subalternas de la memoria”,
Mora,
N° 7, 2001.
6
“Un feminismo deleuziano. Entrevista a Rosi Braidotti”,
Ana Amado y Nora Domínguez, en
Mora N° 5
, Revista de
Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género, Facultad
de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, octubre
de 1999.
7
Pablo Buschbinder, “Vínculos privados, instituciones
públicas y reglas profesionales en los orígenes de la
historiografía argentina”, en
Boletín N° 13
, del Instituto de
Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 1er.
Semestre de 1996.
8
Mirta Zaida Lobato,
La vida en las fábricas. Trabajo, protesta y
política en una comunidad obrera. Berisso 1904-1970
, Buenos
Aires, Prometeo libros/Entrepasados, 2001.
9
Leonor Plate, Dora Schwarzstein, Pablo Yankelevich,
Historia de la Universidad de Buenos Aires. Bibliografía
, Buenos
Aires, Eudeba, 1990.
10
Dora Schwarzstein, “Tendencias y temáticas de la historia
oral en la Argentina”, en
Entrepasados
, Revista de historia,
N° 9, 1995.
11
Alan Riddley, “Artefactos, memoria y sentido del pasado”,
en David Middleton y Derek Edwards eds.,
Memoria
compartida. La naturaleza social del recuerdo y del olvido
,
Madrid, Paidós, 1992.
12
Marc Ferro,
Historia contemporánea y cine
, España, Ariel,
1995, pp. 34-35.
13
Philippe Joutard,
Esas voces que nos llegan del pasado
,
México, FCE, 1986.
14
Philippe Joutard,
Esas voces que nos llegan del pasado
,
México, FCE, 1986 y Ronald Grele, “La historia y sus
lenguajes en la entrevista de historia oral: ¿Quién contesta
las preguntas de quién y por qué?”, en
Historia y Fuente Oral
,
N° 5, 1991, pp. 111-129.
15
Samuel, Raphael, “Desprofesionalizar la historia”,
Debats
,
10, diciembre de 1984 y
Theatres of memory
, London – New
York, 1994.
16
Mirta Zaida Lobato y Juan Suriano, “Trabajadores y
movimiento obrero: entre la crisis de los paradigmas y la
profesionalización del historiador”, en
Entrepasados
, Revista
de historia, N° 4/5, 1993.
17
Antonio González Quintana, “El archivero y las fuentes
orales”, en
Historia y Fuente Oral
, N° 5, 1991, pp. 157-162.
Si desea colaborar con el proyecto, puede
contactarnos por e-mail a las siguientes
direcciones electrónicas: iiege@filo.uba.ar o
lobato@filo.uba.ar, o escribirnos al
Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género
Archivo de palabras e imágenes de mujeres
Puán 480, 4° piso, oficina 417
Buenos Aires – Argentina.
Teléfono 54-11-4432-0606
Fax 54-11-4432-0121
Correo electrónico: lobato@filo.uba.ar