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Las “villas miseria”
de Buenos Aires:
la construcción
del espacio barrial
28
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29
Introducción
Una de las preocupaciones que caracteriza la
labor del Instituto Histórico es investigar y analizar
los procesos históricos que dan forma y sentido a
nuestra ciudad. Tan complejo objetivo ha requerido
desarrollar diversas estrategias de investigación que
permitieran acercarnos a algunas consideraciones
teóricas sobre la historia y evolución de Buenos
Aires. Una de ellas ha sido reconstruir la historia de
los barrios, incorporando las voces
de los vecinos.
Podemos convenir que el barrio
es un espacio conocido, familiar,
con características peculiares que
lo distinguen y donde se
reconocen relaciones de
solidaridad, asociadas al afecto y
al desarrollo del lugar, y de la
propia vida de sus habitantes. En
este sentido el estudio de los ba-
rrios, de estas pequeñas
comunidades de vecindad, puede
proporcionarnos, en un análisis comparativo e
integrador, una aproximación al estudio de la
ciudad.
Los barrios son la representación del espacio
donde el habitante de la ciudad referencia sus
actividades. Dentro o fuera de él, define el contexto
donde desarrolla su vida. Hoy más que nunca esa
representación barrial no sólo determina su
procedencia sino también ofrece el encuadre para la
participación política y social.
Los trabajos dedicados a recoger la historia de los
barrios más tradicionales de Buenos Aires son
abundantes, aunque siempre se abren nuevas
perspectivas de interpretación, pero existen otros
barrios poco estudiados, más recientes y que han
quedado en la tenue línea de los márgenes,
neutralizados en un proceso de inclusión-exclusión
del espacio urbano, como son las “villas” de Buenos
Aires. La propuesta de trabajo que hemos encarado
desde el Instituto Histórico consiste en recuperar el
proceso por el cual, a partir de la ocupación de
terrenos fiscales, generalmente inhabitables, se logra
la construcción de un espacio con identidad barrial,
desde el cual se reclama el reconocimiento de su
existencia como un barrio más de Buenos Aires.
En este artículo presentamos algunos avances de
la investigación que estamos desarrollando en tres
villas que se encuentran en la zona sur de Buenos
Aires, en los barrios de Villa Lugano y Flores (Bajo
Flores), casi en los márgenes del municipio:
–La Villa 19 INTA. Tiene una superficie 7,25 ha,
700 viviendas y casi 3.000 habitantes. Entre 1999 y
2001 se trabajó con un equipo de la Residencia
Interdisciplinaria de Educación para la Salud
dependiente de la Dirección de Capacitación de la
Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad
(Centro de Salud Nº 7), con vecinos del barrio que
colaboraron activamente y con el
apoyo de miembros de la Comisión
Vecinal.
La villa está ubicada en el barrio
de Villa Lugano y toma su nombre
de la fábrica textil INTA-ARCIEL,
instalada en la zona en la década de
1940. Coordinador: Gabriel
Vignolo.
–La Villa 20. Tiene 53 ha,
3.300 viviendas para una
población de 16.000 habitantes.
Desde mediados de octubre de
1997 se está trabajando en la recuperación de la
memoria colectiva de un sector del barrio de
Villa Lugano conocido como Las Lomas. El
interés se centró en dicho espacio debido a la
presencia de una escuela media que atiende
adolescentes que provienen de barrios carentes, en
Los barrios son la
representación del espacio
donde el habitante de la
ciudad referencia sus
actividades. Dentro o fuera
de él, define el contexto
donde desarrolla su vida.
El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)
Las “villas miseria” de Buenos Aires: la construcción...
Autores
Lidia González y Daniel Paredes
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30
especial del barrio conocido como
Villa 20.
Se ha contactado a los vecinos a través del Centro
de Salud Nº 18, del Templo evangélico, de la
Parroquia católica y del CAF (Centro de Acción Fa-
miliar), así como también a algunas familias del ba-
rrio que no tienen una ligazón formal con estas
instituciones, pero que fueron reconocidas como
testigos importantes del pasado barrial.
Coordinadora: Dora Bordegaray.
–La Villa 1-11-14. Está ubicada en el barrio de
Flores y tiene una superficie de 35 ha, 3.800
viviendas y casi 18.000 habitantes. A partir del
relevamiento inicial se tomó contacto con
instituciones formales e informales, centros
religiosos, salas de primeros auxilios, merenderos.
También se entrevistaron a los
pobladores más antiguos, se
establecieron vínculos con la
Dirección de la Guardería Barrio
Rivadavia I (complejo
habitacional lindante con la villa),
con la Dirección de la Sala de
Atención Primaria de Salud, con
la Escuela de Educación Media
N° 3, con COPA, con el comedor
“Los Pajaritos”, con la iglesia local
donde se homenajea a la Virgen
de Copacabana y con el centro de
capacitación de la capilla de la
Virgen de Itatí. Coordinadora:
Clelia Tomarchio.
Actualmente, nuestra
investigación continúa en otras villas y barrios de la
ciudad: Villa 15 (Ciudad Oculta, Villa Lugano, en
límite con Mataderos), Villa 21 (Barracas-Pompeya),
Barrio Charrúa y Barrio Ramón Carrillo (Villa
Soldati).
Consideraciones previas
Asociadas al crecimiento de las corrientes
migratorias internas durante el proceso de indus-
trialización sustitutiva, las “villas miseria”
conformarán un estilo de asentamiento de los
sectores populares hacia la década de 1930, que se
expandirá notoriamente en los años 60. La
ocupación de los terrenos se produjo en forma
espontánea, a través de las sucesivas
incorporaciones de miembros de familias ya
instaladas, no sólo desde las provincias del interior
del país sino también de los países limítrofes, en
busca de trabajo.
Ubicadas en las zonas más insalubres de la
ciudad (a orillas de algún arroyo o sobre basurales o
al borde de las vías del ferrocarril),
las villas han adquirido una
presencia territorial creciente
dentro de barrios ya conformados,
lo que ha acentuado el conflicto
social, una convivencia que fluctúa
entre la integración y el rechazo.
Esto ha llevado a la demarcación de
fronteras que dividen un mismo
espacio barrial compartido.
Si bien existen elementos
comunes en el origen de los barrios
de Buenos Aires, que se relacionan
con los sacrificios para adquirir el
terreno o la propiedad, el esfuerzo
comunitario para que el barrio
progrese, etc., en el caso de las
villas, estos conceptos aportan otros significados.
Por ejemplo, cuando se habla de la tierra, esto no se
refiere a la compra o adquisición del terreno, sino
de la propiedad de la tierra, porque sus primeros
habitantes compraron las bolsas de tierra y
escombros para rellenar el baldío.
Otro aspecto fundamental en la historia de las
villas es el reconocimiento por parte de sus
habitantes de una cronología propia que articula
todo el relato y tiene que ver con el momento de la
ocupación (radicación) y de la expulsión
(erradicación).
En cuanto a la forma de iniciar las entrevistas, en
la mayoría de los casos, el coordinador-historiador
toma contacto con instituciones que ya vienen
desarrollando una tarea de asistencia social: centros
de salud, jardines maternales, escuelas, parroquias,
etc., hasta poder establecer un vínculo más directo
con el entrevistado. En este sentido, si bien se
refuerza el trabajo comunitario, el coordinador-
Otro aspecto fundamental
en la historia de las villas es
el reconocimiento por parte
de sus habitantes de una
cronología propia que
articula todo el relato y tiene
que ver con el momento de
la ocupación (radicación) y
de la expulsión
(erradicación).
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31
historiador debe definir su papel frente al del
trabajador social: mientras éste ofrece un servicio de
carácter asistencial, aquél va en busca de un relato
que permita la reconstrucción en común de la
historia del lugar y propone realizar entre todos una
publicación como resultado de este trabajo.
En su mayoría, los testimonios han sido
obtenidos a través de entrevistas individuales, ya
que en esta etapa de la investigación, la formación
de talleres no ha podido sistematizarse. Los
entrevistados proceden de distintas provincias de
nuestro país y de países limítrofes, lo que permite
recuperar un relato rico en diversidad cultural,
aunque también se ponen de
manifiesto signos de creciente
dificultad en el proceso de
integración de las comunidades,
que hoy se enfrentan en un
mercado laboral deprimido, que
ha excluido a los sectores más
empobrecidos de la ciudad. Esto
se refleja en la existencia de
divisiones territoriales internas en
la villa, con criterios propios de
demarcación.
Buenos Aires y sus barrios
Para tratar de comprender el proceso de
formación de los barrios en Buenos Aires creemos
necesario hacer algo de historia. Desde fines del
siglo XVI, acompañando la etapa fundacional, los
núcleos urbanos se fueron desarrollando alrededor
del casco histórico, bordeando el Río de la Plata. Un
crecimiento lento y pueblerino marcado por el ritmo
de la actividad comercial que le imprimía su
condición de ciudad-puerto.
Hacia fines del siglo XIX, Buenos Aires recibirá el
impacto de las grandes oleadas inmigratorias que a
comienzos del siglo XX llegarán a triplicar la
población nativa. Esto provocará un desplazamiento
de la población desde el centro hacia la periferia en
busca de nuevos espacios donde vivir que, aunque
alejados del centro urbano, ofrecían terrenos más
económicos donde levantar sus viviendas. Al
comenzar el siglo XX hubo grandes posibilidades de
adquirir terrenos, ya sea en cuotas o por remate, en
zonas de bajo costo, lo que permitió a muchos
inmigrantes ser propietarios e ir construyendo sus
casas. A partir de los medios de transporte, del
asentamiento de fábricas, comercios e instituciones
públicas y con el impulso de un crecimiento
económico acelerado, se fueron conformando los
barrios, cuyas características otorgaron a cada uno
una identidad que, en muchos casos, aún perdura. A
este desarrollo progresivo de los barrios, podemos
contrastar un caso particular de creación de un
barrio, como es el de Puerto Madero. A comienzos
de la década de 1990 se elaboró un plan urbano para
la zona del Puerto Madero, que transformó un
predio de 170 hectáreas que hasta ese momento era
propiedad de la Nación y se ofreció a la actividad
privada a través de la gestión de la Corporación
Puerto Madero, formada por partes iguales por
municipio y nación. Allí se construyó, utilizando las
antiguas instalaciones portuarias (silos), un barrio de
característica residencial, que fue
incorporado oficialmente como
barrio Puerto Madero, conformando
los 47 barrios en que está dividida la
ciudad
1
. Éste es el único barrio de la
ciudad pensado y creado como tal.
Al mismo tiempo, la expansión
del centro urbano fue acompañada
por una segregación espacial que se
operó en Buenos Aires, reservando
la zona norte para los grupos de
mayores ingresos y desplazando
hacia la periferia a los sectores populares, situación
que se hizo más evidente en las décadas de 1950 y
1960 y que actualmente tiende a aumentar. “Esta
separación de los extremos es un reflejo de las
economías cada vez más diferenciadas que
determinan una demarcación territorial tendiente al
aislamiento, al desconocimiento y sensación de
peligrosidad”.
2
Las “villas miseria”:
un barrio dentro de otro
Las “villas miseria” aparecieron en la ciudad de
Buenos Aires cerca de 1930, pero posiblemente
(...) el término “villa
miseria” fue acuñado por
Bernardo Verbitsky en su
libro
Villa miseria también
es América
(...)
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hayan existido con anterioridad. En 1946 y 1948 se
construyeron, en las proximidades del Puerto
Nuevo, barrios de viviendas precarias de materiales
y servicios, como el “barrio de Inmigrantes”, para
dar alojamiento con carácter transitorio. A su
alrededor creció la enorme villa de Retiro. Otra villa
de emergencia, Lacarra, fue construida en el bañado
de Flores, también a su alrededor creció una villa
miseria
3
. Así distingue Oscar Yujnovsky “villa de
emergencia” de “villa miseria”, dándole a la primera
el carácter de construcción precaria provisoria,
mientras que con el término “villa miseria” alude a
un modo de instalación espontáneo y consecuente
del anterior. Recordemos que el término “villa
miseria” fue acuñado por Bernardo Verbitsky en su
libro
Villa miseria también es América
, aparecido en
1957, donde denuncia en forma novelada la realidad
de un proceso de empobrecimiento que lleva a la
formación de “barrios miserables que rodean las
grandes urbes o que se enquistan en su propio
recinto”.
4
Los testimonios recogidos en las tres villas que
sirven de base a nuestro trabajo nos confirman que
la ocupación de los terrenos se hizo en forma
paulatina, sin acción previamente organizada, a
través de sucesivas incorporaciones de miembros
pertenecientes muchas veces a grupos familiares ya
instalados, cercanos a alguna fábrica o comunicados
con algún centro urbanizado.
(...) lloraba mucho cuando llegué porque no estaba
acostumbrada a vivir así, pero tenía que vivir... otra no
quedaba, sin plata, sin trabajo... en otras villas ya estaba
todo ocupado y había que comprar el terrenito... en ésta,
como estaba descampado, había lugar. Nos quedamos ahí,
armamos nuestra casita... A la semana, ya vinieron otros
vecinos... que se instalaron y ya estaba más acompañada,
ya tenía con quien hablar, con quien decir hagamos esto,
hagamos aquello...
(Villa 1-11-14).
Cuando yo vine al barrio era feísimo. Era todo
ranchito. Todo de tierra. No había agua ni luz... nada.
Había muchas casitas, pero son casitas de cartón
(Villa 19
INTA).
(...) ya estaba la villa muy chiquita... La finadita
Nievas, la asistente social, la primera que vino a esta
zona... hizo el primer censo y eran... sesenta ranchitos,
(...) A ella le habían encomendado que cuente cuántas
casitas y cuántas familias, y cuántos extranjeros, cuántos
argentinos, todo lo que había en la villa. Entonces
nosotros le acompañamos, (...) y había más o menos cinco
familias de bolivianos, una o dos paraguayas y todos los
demás eran argentinos de las provincias... del norte...
Correntinos, santiagueños, cordobeses, tucumanos...
Ponele que venía un correntino, rellenaba ahí porque esto
era un arroyo, la zanja y los basurales estaban, rellenaba
un pedazo, le tiraba tierra arriba de la basura aplastada
por sus propias manos y hacía su casita de madera y
chapa... Después éste mismo cuando le escribía a su
familia le decía por ejemplo “si no tenés trabajo, acá en
Buenos Aires vos venís y en el mismo día conseguís...”
entonces... se venían otros y le decían: “(...) ¿pero dónde
voy a vivir?”, “acá, al lado de mi casa, (...) acá la tierra no
es como allá que tenés que comprar,... acá venís nomás”.
El vecino que ya estaba de antes le alimentaba, (...) los
primeros días... y después ya tenía su rancho, ya el
pri-
mer... o segundo día estaba trabajando, porque era gente
de trabajo y trabajo había...
(Barrio Rivadavia, lindante
con la Villa 1-11-14).
Los testimonios marcan reiteradamente el
momento de la instalación como el que define el
derecho de apropiación del terreno. No reconoce
títulos de compra sino el haber transformado con sus
propias manos un lugar inhabitable en un espacio
para vivir.
Estos terrenos, generalmente inundables, se
encuentran cerca de algún arroyo, o de un basural, o
de los desechos de alguna industria. Tornarlos
habitables significa rellenarlos, conseguir las bolsas
de tierra para aplanar la superficie, un trabajo
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33
paciente hasta que el terreno permita levantar la
casa.
Todos se juntan para ayudar a la instalación:
hombres, mujeres, argentinos, extranjeros.
En el origen de la villa, el momento en que se
prepara el terreno y se levantan las casas es cuando
se establecen los primeros lazos de solidaridad, de
vecindad, de construcción del barrio.
Hicimos la Comisión Vecinal, podíamos planificar,
arreglar las calles, las casas, compramos tierra para
rellenar, (...) entonces había, cómo te
puedo decir, una cosa comunitaria,
practicamos esta parte comunitaria
(Villa 1-11-14).
Pedíamos la tierra para hacer
nuestra casa acá, la tierra donde
habitamos. Todavía estamos
esperando...
(Villa 19 INTA).
Las mujeres sabíamos trabajar
trayendo escombros... pedíamos, íbamos
a esperar... los camiones con escombro y
elegía el que pasaba con más ladrillos,
más escombro, porque algunos pasaban con más basura y
escombro poquito arriba nomás. (...) Sabíamos rellenar,
(...) un día una ayudaba a una, otro día a la otra...
Comprábamos el escombro y la tierra... y así íbamos
rellenando, con escombros, con tierra, con lo que
podíamos comprar. Así se hizo la villa... (...) los maridos,
en general todos trabajaban y los que se quedaban, bueno,
nos ayudaban también, pero siempre era así, vos me
ayudás a mí, mañana te ayudo yo para el rellenado de los
pasillos, para rellenar lagunas y eso teníamos que rellenar
para plantar una casilla, si no, no podías y bueno así, de
esa manera, se hizo la villa, así se agrandó
(Villa 1-11-
14).
Un aspecto que merece tratarse con mayor
detenimiento (quizás en otro trabajo) es el papel
desempeñado por la mujer en la construcción de su
propio hogar. Su presencia no sólo actuó como nexo
comunitario, sino también como eficiente mano de
obra.
Todos, bolivianos, paraguayos... y rellenando,
rellenando y la gente rellenaba con escombros, con tie-
rra..., con lo que podía comprar... la Municipalidad no
traía para rellenar... nada, nunca trajo nada, por eso yo
digo que el gobierno pelee por quitarnos como nos quitó de
acá así, llevando a la gente, en esa pelea, en esa guerrilla,
yo digo, ¿y la tierra quién nos la devuelve? Él dice,
nosotros vamos a devolverle el material que gastaron, ¿y
la tierra? La tierra es nuestra, porque la compramos
nosotros, eso no se da cuenta el gobierno...
(Villa 1-11-
14).
En las villas se estableció una comunidad que
responde a diversos orígenes. Inicialmente fueron
pobladas por argentinos provenientes de distintas
provincias, a los que se fueron agregando los de
países vecinos como paraguayos, bolivianos y
peruanos; en menor número
chilenos y uruguayos. Los
primeros tiempos son recordados
idílicamente, la solidaridad y la
necesidad de ayudarse para
establecerse relegaba las
diferencias entre las comunidades.
Actualmente, la convivencia de
diferentes lenguas, costumbres,
creencias religiosas dificulta la
integración dentro de la misma
villa.
Había más argentinos que
extranjeros; gente de Tucumán, Santiago, Chaco... Otros
traían sus parientes de Bolivia a vivir acá...
(Villa 19
INTA).
(...) hay que tener en cuenta que hay mucha
gente que habla diferentes lenguas a la nuestra
porque tenemos una parte importante de
inmigrantes de países limítrofes. En los primeros
años la mayoría eran paraguayos y en el último
tiempo hay mayor afluencia de bolivianos. Recuerdo
haber tenido un chico que a la semana de llegar de
Paraguay estaba en la escuela, no me entendía
“La conciencia de una
comunidad incluye la
percepción de cuáles son
sus fronteras. Estos límites
pueden o no estar
marcados, pero siempre
están ‘en las mentes’(...)”
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34
nada, ¡y yo guaraní no hablo!
(Escuela de Villa
Lugano, lindante con la Villa 20).
Las fronteras barriales
La formación de los barrios de
Buenos Aires determina la
existencia de fronteras internas
dentro de la ciudad, que
generalmente no responden a los
límites oficiales sino al sentido
que el habitante le da a la
apropiación de un espacio.
La presencia de la villa dentro
de los límites de un barrio
preexistente genera espacios de
pertenencia propios, difíciles de
transgredir. Instituciones
escolares, asistenciales y religiosas sirven como
elementos integradores para la población que, sin
embargo, se mueve dentro de ciertas demarcaciones
territoriales.
Estas demarcaciones espaciales son
construcciones simbólicas que más que disputarse,
sencillamente, se aceptan
5
.En la ciudad, esas marcas
o fronteras suelen estar representadas por una
avenida, un parque, las vías de un tren o el paredón
de alguna fábrica.
(...) Fueron dos grupos fuertes porque hubo
dificultades serias con el encuentro de los dos barrios, si se
quiere el de este lado y el del otro lado. Se encontraron
delante de la escuela los que venían del puente hacia allá y
los del puente hacia acá
(Escuela de Villa Lugano,
lindante con la Villa 20).
Los elementos identificatorios son motivo de
segregación y rechazo. Desde el afuera hay una
negación de la villa como parte del barrio. Desde el
adentro se admite una autodiscriminación.
(...) cuando decía a donde vivía, cuando iba a la
escuela, yo no decía villa, decía barrio INTA.
(...) sentir que porque vivimos en una
villa no somos menos que otros. Eso, lo
difícil es hacérselo entender a los chicos.
Porque primero te discriminan y luego
te autodiscriminás... Te lo marcan tanto
que te lo creés
(Villa 19 INTA).
Es interesante traer aquí el
concepto de frontera que analiza
Kavanagh y que se puede aplicar a
cualquier comunidad: “La conciencia
de una comunidad incluye la percepción de cuáles
son sus fronteras. Estos límites pueden o no estar
marcados, pero siempre están ‘en las mentes’. La
frontera nos separa a ‘nosotros’ de ‘ellos’ y al definir
al otro definimos simultáneamente el nosotros. Suele
ser en la frontera donde la noción de identidad
queda más delineada”.
6
Por cierto, el enfrentamiento de la zona quedaba
reflejado en la escuela. Ésa fue una de las primeras
dificultades que se manifestaba en forma verbal y llegaba a
la agresión física... Una cosa que me sorprendió fue como
la directora y la escuela aceptaban pibes que venían con
algún antecedente dudoso, es decir, un XX o un NN que
andaba robando...
(Escuela de Villa Lugano, lindante
con la Villa 20).
Una historia
con cronología propia
En el relato de sus habitantes, la historia de las
villas se articula a partir de la radicación y
erradicación de las viviendas, proceso que osciló
según los diferentes regímenes políticos,
Tras las sucesivas
erradicaciones, se
produjeron posteriormente
nuevas formas de ocupación
de la tierra: los
“asentamientos”.
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35
caracterizado por la permisividad de los gobiernos
democráticos y la expulsión violenta durante los
gobiernos militares. Durante el gobierno peronista
(1946-1955) se registró una notable etapa de
industrialización y crecimiento demográfico
migratorio interno, sin embargo, esto no determinó
un proceso de marginalización de los grupos con
ingresos más bajos, absorbidos por distintas políticas
de vivienda.
Tras el derrocamiento del gobierno peronista, la
llamada Revolución Libertadora crea en 1956 la
Comisión Nacional de la Vivienda, que censa a las
personas de la Capital que viven en villas, arrojando
el número de 33.920,
7
aproximadamente el 1,4 % del
total de la población. (El Censo Nacional de 1947
daba una cifra de 2.981.043 habitantes en la ciudad).
De los 33.920 habitantes censados en 1956, se
pasó, en 1975, a 179.322 y en 1977 a cerca de 280.000.
Si bien hubo varios procesos de erradicación previos,
el llevado a cabo a fines de la década del 70 por la
dictadura militar fue el que más ha quedado en la
memoria de los pobladores, ya que no sólo se intentó
hacer desaparecer del espacio urbano a las villas sino
también a las personas. En 1978 se calcula que la
población que quedaba en villas había disminuido a
cerca de 100.000 habitantes, para reducirse en 1983 a
12.500.
8
En el caso de la Villa INTA se pudo establecer
una cronología del barrio determinada por etapas
que tienen que ver con los momentos de radicación y
expulsión. La primera comienza desde fines de los
50, momento de su instalación, hasta 1976, cuando la
dictadura militar despliega su política de
erradicación violenta. Un segundo momento va
desde 1983 hasta hoy.
Los pobladores de la Villa 1-11-14 se asentaron en
la década del 60, fueron erradicados en el 79 y
regresaron en el 89. Se pudo establecer un comienzo
de cronología en la historia de esta villa, reconocida
por los pobladores como “primera” y “segunda”
villa.
(...) nos tuvimos que dejar todo cuando nos sacaron
los militares, nos separamos de mucha gente buena...
teníamos vecinos que éramos todos una familia... y
después nos separamos una para un lado, otra para otro
lado, fue una época muy fea, porque yo me acuerdo que
quedó todo como un campo, como un desierto que
solamente cuando caminabas te dabas cuenta, acá vivía fulano,
acá vivía tal persona, ya no estaba más. A muchos vecinos les
pasó eso, quizá por eso es que no nos terminamos de ir de la villa,
volvimos otra vez
(Villa 1-11-14).
Pero la evolución de la “villa miseria” clásica de
los años 60 también sufre cambios importantes a
partir de la década del 80. Tras las sucesivas
erradicaciones, se produjeron posteriormente nuevas
formas de ocupación de la tierra: los
“asentamientos”. A diferencia de las villas, cuyo
trazado irregular no tiene en cuenta la forma
tradicional de manzana o parcela, los asentamientos,
desde el momento mismo de su instalación, tratan
de evitar toda diferenciación formal demasiado
evidente con el tejido urbano regular y son los
mismos pobladores los que comienzan a rechazar la
denominación de “villa”, favoreciendo la de
“barrio”.
9
(...) ahora ya no es una villa... hace años que está
hecha... decretado ya por barrio. Yo no sé por qué la gente
no le dice barrio, siguen diciendo villa
(Villa 6-barrio
Cildáñez en Villa Lugano).
A modo de conclusión
El creciente deterioro económico de los sectores
más pobres y la falta de planes de vivienda
accesibles han aumentado el número de habitantes
de las villas.
La villa es un lugar para vivir y también un
refugio para el delito. Sus habitantes respetan
códigos internos que admiten la existencia de
sectores infranqueables aun para ellos mismos y, al
mismo tiempo, hay una necesidad de ser
reconocidos como una comunidad asentada en
principios propios, con un lenguaje, con ritos y con
un conjunto de actividades que han determinado
una presencia incorporada a la fisonomía urbana.
El problema de los límites y las fronteras
analizadas desde la perspectiva de la organización
espacial barrial nos indica, por un lado, la
imposición de una geografía determinada por
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36
NOTAS
1
M. Gutman y J. E. Hardoy,
Buenos Aires
.
Historia urbana del área
metropolitana
, Colecciones MAPFRE, VII, 13, Buenos Aires, 1992,
p. 233.
2
Ibidem
, p.195 y p.224.
3
Oscar Yujnovsky,
Claves políticas del problema habitacional en la
Argentina 1955-1981
, Buenos Aires, Grupo Editor
Latinoamericano, 1984, p. 98.
4
Verbitsky ubica la acción de su novela a mediados de la década
del cincuenta en Buenos Aires. “Los personajes –los habitantes de
la ‘villa’– son provincianos (santafecinos, santiagueños,
tucumanos, entrerrianos) y paraguayos, unos y otros corridos de
sus lugares de origen por la pobreza, el desempleo, la injusticia o
la persecución política. Llegan a la gran urbe atraídos por las
fuentes de trabajo que proporciona el desmedido desarrollo
capitalino. Atrás quedan familiares y amigos, hundidos en la
miseria sin remedio de las zonas que no participan del banquete
económico. Pero la ciudad los devora como piezas de
maquinaria; su condición de seres humanos queda por debajo de
la costra de indiferencia con que la gran capital los humilla”.
Bernardo Verbitsky,
Villa miseria también es América
, Buenos
Aires, EUDEBA, 1966, p. 7.
5
John R. Gold, “Los límites y lo limitado: el lenguaje del espacio
y del lugar”, en
Historia y Fuente Oral
, N° 12, Barcelona, 1994, p.
69.
6
W. Kavanagh, “La naturaleza de las fronteras”, en
Historia y
Fuente Oral
, N° 12, Barcelona, 1994, p. 7.
7
M. Gutman y J. E. Hardoy,
op. cit.
, p. 206.
8
Actualmente existen 86.851 habitantes que viven en las 16 villas
de Buenos Aires, según la Comisión Municipal de la Vivienda, en
Habitar
, publicación de la Comisión Municipal de la Vivienda,
año 1, N° 3, 2001, p. 15.
9
Horacio A. Torres,
El mapa social de Buenos Aires (1940-1990)
,
Buenos Aires, UBA, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y
Diseño, Dirección de Investigaciones, Serie 3 Difusión,
septiembre de 1993, p. 36.
BIBLIOGRAFÍA
-Comisión Municipal de la Vivienda,
Habitar
, año 1, N° 3, 2001.
-Gold, John R., “Los límites y lo limitado: el lenguaje del espacio
y del lugar”, en
Historia y Fuente Oral
, N° 12, Barcelona, 1994.
-Gutman, M. y Hardoy, J. E.,
Buenos Aires
.
Historia urbana del área
metropolitana
, Buenos Aires, Colecciones MAPFRE, VII, 13, 1992.
-Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires,
Cronista
Mayor de Buenos Aires
, “En INTA la historia la escribimos entre
todos”, año 2, N° 9, octubre de 1999.
-Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires,
Cronista Mayor
de Buenos Aires
, “Las Lomas de Lugano. Un club, un barrio”, año
2, N° 10, noviembre de 1999.
-Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires,
Cronista Mayor
de Buenos Aires
, “Historia del barrio de INTA. Erradicación y
poblamiento”, año 3, N° 20, noviembre de 2000.
-Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires,
Cronista Mayor
de Buenos Aires
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Buenos Aires, historia de cuatro siglos
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intereses políticos, electorales, económicos, y por
otro lado, una demarcación territorial que responde
a los intereses de los mismos habitantes que
controlan un espacio a través del cual definen y
proyectan su identidad.
Desde nuestra experiencia en los talleres
barriales, la construcción del barrio a través de la
acción conjunta de los primeros vecinos puede ser
una característica común en los orígenes de los
barrios de los suburbios de Buenos Aires. Conseguir
la luz, incorporar servicios, obtener subsidios para el
funcionamiento de asociaciones vecinales, mejorar
las condiciones de vida, aparece en los relatos como
una marca de identificación y pertenencia que los
primeros pobladores del barrio han transmitido
como un valor que autoriza a decir que el barrio ha
sido construido por su esfuerzo.
Esta descripción es sostenida también en los
relatos de los primeros pobladores de las villas, sin
embargo, el sentido de pertenencia y propiedad del
terreno donde han construido el barrio es diferente.
El terreno es la tierra con la que han rellenado el
baldío, existe la idea de un esfuerzo previo al de
obtener el terreno, que es el rellenado lento y parejo
sobre el cual levantaron la vivienda.
El barrio es el lugar donde se vive. Es la calle, son
los vecinos, es la iglesia, son las cuadras que rodean
la casa que uno habita. Es el lugar donde se
desarrollan vínculos de afecto, lazos de solidaridad,
donde se ponen en juego prácticas comunitarias.
Pero también es reconocerse en historia comunes,
son los recuerdos, en algunos casos, la infancia, en
otros, el lugar que coincide con el momento de
mayor plenitud en la vida productiva de sus
habitantes. Y éste es un valor que aparece tanto en
las villas como en cualquier otro barrio de Buenos
Aires:
(...) para mí es toda mi vida... acá tengo mis recuerdos y
todo tengo acá (...).
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traduccione
s
As “Favelas”
de Buenos Aires:
a construção do
espaço do bairro
Lidia González - Daniel Paredes
Neste artigo apresentamos os avanços
da pesquisa que estamos
desenvolvendo em três favelas
localizadas na zona sul de Buenos
Aires.
A proposta de trabalho consiste em
recuperar o processo pelo qual se
alcança a construção de um espaço
com identidade de bairro desde onde
se reclama seu reconhecimento que se
iniciou na década do 30, as favelas
tem adquirido uma presença territorial
dentro de bairros já conformados, o
que tem acentuado o conflito social.
Como conseqüência disto tem surgido
uma demarcação de fronteiras que
dividem um mesmo espaço do bairro
compartilhado.
As testemunhas se obtiveram através
de entrevistas individuais, já que
nesta fase da pesquisa, a formação de
oficinas não pode se sistematizar.
Se bem existe existem elementos
comuns na origem dos bairros de
Buenos Aires que se relacionam com
os sacrifícios para adquirir o terreno
ou a propriedade, o assunto do
progresso, etc., no caso das favelas,
estes conceitos adquirem outros
significados.
Outro aspecto fundamental na história
das favelas é o reconhecimento por
parte de seus habitantes de uma
cronologia própria que articula todo
o relato e tem a ver com o momento
do assentamento (radicação) e a
expulsão (erradicação).
Les “bidonvilles”
de Buenos Aires:
la construction de
l’espace du quartier
Lidia González - Daniel Paredes
Dans cet article nous présentons les
avances de l’enquête que nous
développons dans trois bidonvilles
localisées dans la région du sud de
Buenos Aires.
La proposition de travail consiste en
retrouver le processus par le quel on
obtient la construction d’un espace
avec une identité comme voisinage
d’où on réclame sa reconnaissance
comme quartier.
Installées dans les régions les plus
insalubres de la ville, processus
d’établissement qui a commencé dans
la décade des 30’s, les bidonvilles ont
acquis une présence territoriale dans
des voisinages déjà conformés, ce qui
a accentué le conflit social. Comme
conséquence de cela, une démarcation
de frontières qui divisent un même
espace partagé est survenue.
Les témoignages ont été obtenus à
travers des entrevues individuelles,
puisque dans cette étape de l’enquête;
la formation d’ateliers n’a pas pu être
systématisée. Bien que les éléments
communs existent dans l’origine des
voisinages de Buenos Aires, rapportés
avec les sacrifices pour acquérir la
terre ou la propriété, le sujet du
progrès, etc., dans le cas des
bidonvilles ces concepts acquièrent
d’autres significations.
Un autre aspect fondamental dans
l’histoire des bidonvilles est la recon-
naissance de la part de leurs habitants
d’une propre chronologie qu’articule
l’histoire entière et qui est rapportée
avec le moment de l’établissement et
l’expulsion.
The “shantytowns”
of Buenos Aires:
the construction of
the quarter space
Lidia González - Daniel Paredes
In this article we present the advances
of the investigation we are developing
in three shantytowns located in the
south area of Buenos Aires.
The working proposal consists of
recovering the process by which the
construction of a space with an
identity from where it is claimed its
recognition as a neighbourhood.
Installed in the unhealthiest areas of
the city, establishment process that
began in the decade of the 30’s, the
shantytowns have already acquired a
territorial presence into conformed
neighbourhoods, what has
accentuated the social conflict. As a
consequence of it, a demarcation of
frontiers that divide the same-shared
space has arisen.
The testimonies have been obtained
through singular interviews, since in
this stage of the investigation; the
formation of workshops couldn’t be
systematized.
Although common elements exist in
the origin of the neighbourhoods of
Buenos Aires, related with the
sacrifices to acquire the land or the
property, the topic of the progress,
etc., in the case of the shantytowns
these concepts acquire other
meanings.
Another fundamental aspect in the
history of the shantytowns is the
recognition on the part of its
inhabitants of an own chronology that
articulates the whole story and has to
do with the moment of the
establishment and the expulsion.
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