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N O T I C I A S S O B R E A C T I V I D A D E S Y P U B L I C A C I O N E S
Una voz, todas las voces
Más de quinientas personas bailando al ritmo de
la murga “Herederos de la locura” festejaron la
edición del
Cronista Mayor de Buenos Aires
sobre la
historia de la Villa 1-11-14, más conocida como la
villa del Bajo Flores. La publicación fue editada por
el Instituto Histórico de la Ciudad (Programa de
Historia Oral) y es el primer resultado de una
investigación histórica en dicho barrio, que aún
continúa.
Las instalaciones de la Escuela Media Nº 3
sirvieron de marco para que los vecinos se reunieran
a celebrar y recordar las historias que forjaron la
identidad del barrio. Una exposición de fotografías
que contaba la historia de la villa y una serie de
cuadros del artista villero Pastor Vallejo sirvieron de
escenografía para las actividades que se
desarrollaron a lo largo de la tarde.
Un grupo de narradoras orales interpretaron
fragmentos del
Cronista Mayor
. El periódico cuenta
la historia cotidiana de los habitantes, de esos que
vinieron de diferentes lugares, que transformaron
los bañados y lagunas en huertas, y los pastizales en
casas, y en su propio espacio. Allí, donde geografía e
historia se mezclan con límites tan imprecisos, es
donde los vecinos empezaron a caminar el recorrido
de este pueblo que trasladó a esos lugares su propio
espacio, sus modos, sus costumbres, sus caminos y
su música.
La presentación de la murga sirvió como
apelativo al barrio de Bajo Flores, al recorrido de sus
calles, y la frase de un murguero sintetizó todo lo
que allí se iba a hacer: ”Presentar la historia para
saber qué hacer en el futuro”. Síntesis que compartió
la directora del Instituto Histórico, Liliana Barela,
que al comparar a la murga con la manera de hacer
historia manifestó: “Así como en la murga los
grandes transmiten sus conocimientos a los más
chicos y el respeto de unos y otros es la clave del
buen funcionamiento, esta manera de hacer historia
recrea, a partir de los más viejos, la historia del
lugar, para que quede registrada en todos una
mirada siempre silenciada a la hora de escribir las
historias. Porque la historia es más que la memoria,
pero también más que los documentos escritos”.
Se presentaron distintos espectáculos musicales
que transitaron el escenario: tango, sikus, polka
paraguaya y cumbias. Todos ritmos que conviven en
las más de siete mil familias que habitan en la villa y,
que como en la bandera del Tawantisuyo, cada uno
aporta su color, su pequeño retazo. Entre música y
música, el momento más emotivo fue, tal vez, el que
se produjo cuando se entregaron los diarios entre los
vecinos-autores quienes, como en un acto litúrgico,
los desplegaban encontrando allí sus testimonios,
sus fotos y sus nombres. Después, mientras el sol
caía, siguió la fiesta con empanadas y jugo, que
invitaron los propios vecinos.
Como ya lo hizo con la Villa 19 y la 1-11-14, el
Programa de Historia Oral continúa con su proyecto
de trabajo en estos barrios, no oficiales, marginados,
con sus historias particulares que los diferencia y a
su vez los asemeja con
el resto de los barrios
de la ciudad. Por eso el
compromiso es hacer
públicas esas historias.
A fines de
noviembre
presentamos el
Cronista
Mayor
referido a la
Villa 20 y se
comenzaron a trabajar
los barrios Charrúa y
Ramón Carrillo.
Frigorífico
Lisandro
de la Torre
En el marco de las Jornadas sobre el Trabajo,
organizadas por la Comisión de Preservación del
Patrimonio Histórico de la Ciudad de Buenos Aires,
el Instituto Histórico preparó el
Cronista Mayor
“Frigorífico Lisandro de la Torre”.
En esta publicación se desarrolló parte de la historia
del barrio de Mataderos a través de la presencia del
Frigorífico, cuyo protagonismo tiñó el devenir de la zona.
Este
Cronista
contiene, entre otros temas: “Los
orígenes del matadero”,
“Criollos e inmigrantes”,
“Luchas obreras en los
frigoríficos”, “Los años
30 y la política de
carnes” y “La toma del
frigorífico”.
Para la confección de
esta investigación se
utilizaron fuentes
tradicionales y fuentes
orales.