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unca hasta ahora habíamos dedicado un
número completo a esta gestión, porque no quisimos
adelantar el proceso y al mismo tiempo porque
necesitábamos ganar la adhesión de quienes
ayudaron de entre los pobladores a reunir datos
valiosos en el sendero esquivo de adentrarnos en
una intimidad que a primera vista es desconocida,
magra, desconfiada, también en cuanto a la
intención de la búsqueda.
Hemos superado así las barreras reales y las
ficticias o sospechadas, y hemos conseguido una
relación abierta, confiable, acordada, que nos
consintió una trayectoria fructífera y una
documentación prolija, a través de numerosas mini-
gestiones en determinadas circunstancias, propias de
cada villa, reparando en aniversarios, festejos
lugareños, o de la patria más grande, o
religiosos, o folclóricos... todo lo que se ha
podido indagar, tal como registra el pasado
número de la Revista, dedicada especialmente
a recobrar las voces de nuestra gente. En este
caso, fueron absolutos anónimos y silenciados
protagonistas de nuestra pobreza
tercermundista, que no se dejaron abatir en su
densa humanidad ante la necesidad o la
desocupación o la discriminación... Hemos
recibido numerosos reconocimientos, y estamos
satisfechos de haber desbrozado un territorio
que seguramente dará en adelante mejores
frutos, al mismo tiempo, hemos palpado la
condición humana que siempre revela el
accionar social ligado a las necesidades vitales
del prójimo. Testimonio y enseñanza, confianza
y voluntad de hacer, son los frutos generosos
de este trabajo expresivo de una voluntad de
pertenencia hacia la historia con mayúscula.
No compartimos la visión de los
nostálgicos de un pasado áureo, como tampoco
lo haremos con los que aventuran reformas
inmediatas reformuladoras del acontecer. La
historia marca procesos que es bueno seguir,
N
“De villas
y villeros...”
A P U N T E S T E Ó R I C O S
En esta sección Hebe Clementi
reflexiona sobre el artículo “Las
‘villas miseria’ de Buenos Aires: la
construcción del espacio barrial”
presentado en
Voces Recobradas
Nº14 referido al proyecto que se
viene realizando desde 1998, dentro
del Programa de Historia Oral del
Instituto Histórico, en barrios de los
márgenes de la Ciudad de
Buenos Aires.
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“De villas y villeros...”
Hebe Clementi
Autor
reacomodar, estudiar, tener presente. Y cuando
decimos procesos es porque en realidad es un
término que implica tiempos diferentes,
situaciones encontradas, renovaciones a veces
ocultas, olvidos deliberados o no en la
reconstrucción... todo un universo heterogéneo
que, precisamente, queda en evidencia a través
de la oralidad cuando se la encara
adecuadamente.
Lo que tampoco compartimos es el silencio
respecto de las transformaciones que están
dándose en la configuración de nuestra ciudad,
y la vertiente de barrios en gestación en los
“arrabales”, en donde habitan varios miles de
habitantes, a los que para obviar la
complejidad llamamos villas y villeros. Una
simplificación, sin dudas, que desde nuestra
gestión y pertenencia debemos rectificar. Nada
como la memoria individual para rescatar lo
que se ha amasado con esfuerzo y con derrotas,
pero al fin está configurando un sector nuevo
del recorrido ciudadano. Se trata de una
realidad ingente, que se hace camino ante la
mirada de quienes han sobrepasado esa
condición de precariedad que supone
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materiales de construcción “extraños”,
manzanas informes y atribulados medios de
comunicación y de procedencia.
Acceder a esa precariedad con la sana
intención de conocer de primera mano cómo ha
sido el trayecto, de dónde la proveniencia, de
cuándo la organización lograda, de cómo se
cumplen los ritos religiosos y de quién está
alerta para reparar la soledad y entablar
vínculos... ésa ha sido la materia a desbrozar, la
gestión como operadores de la oralidad bajo la
responsabilidad del
Instituto Histórico de la
Ciudad de Buenos Aires
,
que desde hace una
década por lo menos viene trabajando sobre
estas cuestiones.
Años que venimos navegando en el piélago
de la memoria rescatada a través de la oralidad
encuadrada dentro de la búsqueda legitimada
de un pasado tantas veces olvidado o
postergado, cuando no exaltado como perfecto
o idílico, sobre todo en estas áreas “nuevas”,
que tardan en encontrar parámetros igualitarios
para su evaluación. La experiencia ha sido
relevante y deja palpitando el seguimiento
adecuado que retomaremos enseguida.