image/svg+xml44os textos históricos han escabullido siemprela mención expresa del tema “sexo”, aunque estépresente en cuestiones vitales de toda sociedad comola organización familiar o la sobrevivencia, paradecir lo menos.El sexo es el tema tabú para la historia escrita,como una constante sellada por la influenciaeclesiástica y la vigencia institucional. “De eso no sehabla, es la consigna”. Un notable tratado sobre elmatrimonio en Indias alude a la “poliginia”desenfrenada, en un grueso capítulo inicial, referidoal proceso en que se inicia el asentamiento español enIndias, sin aludir explícitamente a la sexualidad... demodo que peor destino se reserva a la prostitución,reducida a ámbitos legales y jurisdicciones represivaso formando tardíamente parte de tratados sobrehigiene...Valen estos renglones como antesala de este librode Aurora Alonso de Rocha que se remite a laprostitución en la provincia de Buenos Aires durantelos primeros años de la instalación del poder military político en el área de Olavarría y alrededores,cuando recién se consideraba terminada la guerra almalón y comenzaba un asentamiento productivo yuna actividad estrechamente ligada todavía a laexpansión de la frontera sur. Las fuentes del trabajoson actas prontuariales. “En el papelerío de lascomisarías, los expedientes de la Justicia de Paz, losrecibos por deudas, anónimos insultantes, postalesquejosas y alguna carta escrita en fórmulasburguesas –y que levantan una punta, nada más, dela realidad– aparecen el escenario y una parte de laacción recitada por unos personajes que se muestranun poco y se venden otro poco cuando simulanhablar según los códigos”, explica la autora.Ella, Aurora Alonso de Rocha, es una abogadaque nació y vivió durante su juventud en Barracas, yluego se radicó en Olavarría, donde nacieron sus treshijos y donde su marido –también hombre de leyes–ejerce su magistratura. Lo suyo es la historia, y conese bagaje dirige el Archivo Histórico de Olavarría,desde donde con su sensibilidad social ha encaradotareas de recuperación y preservación constante deun área por cierto fecunda en posibilidades, dado el“encuentro” de población autóctona, con una fuertepresencia inmigratoria europea, y una constanteLTristes Chicas AlegresComentario sobre el libro de AuroraAlonso de Rocha, Tristes ChicasAlegres. Prostitución y Poder enBuenos Aires, Buenos Aires,Leviatán, 2003.A P U N T E S T E Ó R I C O S
image/svg+xml45Tristes Chicas AlegresHebe ClementiComentariovigencia actual de nuevas corrientes inmigratorias deprocedencia limítrofes, amén de las radicacionescentenarias de familias que se corresponden con laArgentina terrateniente de larga tradición. FélixLuna, con su parquedad proverbial, dice en prólogoelogioso que “la colaboración de Aurora en Todo esHistoriaha sido siempre originales y marcando comolímite geográfico su ciudad, Olavarría, y unos pocospueblos aledaños”. Tan cierto es que si hubiera unconcurso, seguramente se le premiaría por eldesempeño fecundo y multivariado que despliega enel ejercicio activo y persuasivo sobre el patrimonioque está a su cuidado. De hecho, ha reunido unaimpresionante serie de historias de vida recuperadasdesde la oralidad.Estas 317 páginas de Tristes Chicas Alegres(editado por Leviatán) son fruto de una indagaciónprolija sobre una diversidad de fuentes que bordeansiempre la oralidad y una convivencia de múltiplesplanos y que la autora compone en relación con sucometido. “No es que la prostitución no tenga que vercon la moral –religiosa o laica– sino que suextraordinaria persistencia, su plasticidad paracambiar de formas y envolturas se vincula con algoprofundamente enraizado en la naturaleza delhombre: la fuerza, la pulsión del sexo cuando secombina con la facilidad para explotar a los menosfuertes, los menos afortunados. Ése es el enfoque queaquí interesa”. He aquí la clara exposición delalcance de este trabajo que deja al descubierto laincidencia de la prostitución en la diagramación dela vida social, del poder, de la legislación urbana, dela existencia de “pupilas” y madamas, clandestinas y“casos especiales”, las músicas y losalcoholes, lasmodas y las enfermedades, y las novedades en los“nuevos espacios” que devienen cabarets,chistaderos o camas de alquiler que de todo habrá,hasta que la Ley Orgánica de Municipalidades, en1890, proveerá explícitamente funciones represoras alMunicipio, que en adelante vigilará “toda causa dedesmoralización y desorden”, reglamentará casas debaile, de prostitución, de juegos permitidos, y lasconsiguientes penalidades que se fijan contra lasprácticas cuestionadas. Una de ellas: “Las prostitutasno podrán circular por las calles más que de dos acuatro post meridiano en días hábiles (hayvariaciones pero el horario nunca supera ese margen)y nunca en días festivos, y deberán ser no más de dos,guardando estricta compostura y sin dirigir lapalabra a los transeúntes. No podrán asistir a casasde comidas ni de expendio de bebidas”.Y un artículo 19 prevé que “los Municipiosdeberán prevenir y reprimir la crueldad contra losanimales, la prostitución clandestina y la vagancia”,dice expresivamente la perseverancia del45ocultamiento, por lo menos...En el relato aparecen hechos y andanzas deindias y cristianas, chinas (criollas o mestizas)actuando juntas en una sociedad magmática queconvive con puestos militares, mujeres cautivas deindios que piden rescate, y con mayor frecuencia todoun collar de relaciones que dan lugar a cruces desangre y tradiciones todavía muy vivas en la zona,que por otra parte los tipos físicos y el habla denotan,en una Argentina-americana genuina.Esta recorrida dialogada entre documentopreciso y la realidad ambigua es tarea múltiple quenos atreveríamos a ubicar como de fina antropólogade nuevo cuño, la que necesariamente recurre a lahistoria pero no elude la ruralidad “atada a la tierra”que enriquece una realidad simplificada en visionesexteriores o genéricas del área.La percepción del “otro” no es nueva en eltrabajo de Aurora Rocha, y es notorio en este libro elabordaje a márgenes pocas veces analizados enhistorias locales, donde además del poder estásiempre presente el vínculo amoroso humanizador,que ella detecta por encima de mezquindades deépoca y lugar. Su novela corta, premiada en 2001 porla Fundación El Libro, La Casa de Myra, incorpora elprotagonismo del amor de un cacique por unainmigrante gallega de quince años que llega al puertode Buenos Aires, sin madre que la espere ni amigo nipariente, en 1874, relato que también llega a través de“papeles”, y que remite a tiempos anteriores a 1876,el último malón en Olavarría, cuando los Catriel sefueron al sur siguiendo a la machi Bibiana García, allugar que sería Colonia Catriel.Del mismo modo, Mujeres Cotidianas, que formóparte de la Colección “Mujeres Argentinas” (pormujeres argentinas) ideada por Félix Luna y editadahace una década por editorial Planeta, coincide enesa búsqueda de la sociabilidad que hemosconseguido, al costo de vida y ternura que lapresencia de la mujer ha volcado en su quehacer devida. Se da pues en Gaby Rocha la convocatoria deuna bien pertrechada investigadora implacable ysiempre receptiva de un pasado que es continuo ycontiguo, al que convoca y describe en un diálogo contodas las voces, a plena humanidad.Quienes abogamos por la historia oral comoinstrumento de recuperación de actores socialesocultos o que decididamente no ingresan en unanarrativa histórica que los excluye sin queja de nadie,saludamos este trabajo porque a través de sudocumentación vemos actores sociales que adquierenacceso a “esa zona privilegiada de una historiasubjetiva”, que es la que nos debemos los argentinosy para el caso, los latinoamericanos. Una verdaderarecuperación de voces acalladas.