image/svg+xml46erré El refugio en la memoriade EugeniaMeyer y Eva Salgado, con la complacencia de nohaber dejado de leer ni un solo párrafo, de nohaberme ahorrado un solo testimonio, como siuna responsabilidad que nadie me había fijadorespecto a la memoria política y ética de todo uncontinente se hubiera visto, además, gratificadapor la lectura, es decir, por el texto mismo, y portodo el peso de su valor. Sólo después determinar de leerlo volví sobre el título, sobre laportada y las páginas que había dejado de ladoinicialmente para ir directamente a laintroducción. Sé que un libro es también todoeso: las telas que lo cubren, el lomo que losostiene, las solapas que lo visten. En la portadala fotografía de un muelle sobre el mar, solitario,antiguo y desgajado. Si se fijan bien verán queen él se ponen en juego dos incitacionesdolorosamente contrarias a partir y a regresar,pero que no hay un “hacia dónde”, a menos queal llegar al final del puente nos arrojáramos almar, ni tampoco un “desde dónde” pudiéramosregresar, a menos que, obstinados, decidiéramosregresar a una tierra de nadie. La fotografía serepite en la contraportada, creando una cita desí misma. Curiosamente, en la de la tapa seinsinúa una playa para el regreso, apenas unalínea de arena; en la réplica, más pequeña, esaplaya ha sido cortada y el muelle se inicia otermina en sí mismo. Hay otro detalle que sólodescubro después, en este viaje breve sobre lastablas desvencijadas del embarcadero/desembarcadero según desde dónde se lo mire:un cable que pasa por unos postes todavía enpie y que seguramente traía o llevaba, dependetambién de la mirada, luz al muelle, y sobre elpiso se advierte un tubo o conducto que parecehaber conducido también alguna corriente; dosMéxico tierra de exilioCN O T I C I A S S O B R E P U B L I C A C I O N E SEn el número anterior de VocesRecobradasanunciamos en“Noticias sobre publicaciones” lapresentación en Buenos Aires dellibro de Eugenia Meyer y EvaSalgado: Un refugio en la memoria.La experiencia de los exilioslatinoamericanos en México. Acontinuación publicamos, a manerade comentario, el texto elaborado porla escritora Tununa Mercado paradicha presentación.
image/svg+xml47cables, en suma, que confirman el fuerte nexoque se establece entre el muelle y la tierra.Refugio, memoria, experiencia, exilios, sonlas diversas instancias que el título del libroresume; núcleos que se sueltan y recomponen,hasta detenerse en una unidad de sentido quenunca se pierde en sus pasos intermedios. Talvez al principio no se podía advertir el valorque tiene la preposición enque sitúa el lugar delrefugio en el interior de la memoria, ni podíaentenderse el carácter de recinto que cobija yprotege: un refugio “en la memoria” es unespacio que circunscribe; en él se acoplan ydesacoplan los recuerdos. Mientras no seanexperiencia girarán sin rumbo como astrosvagabundos.Permítanme no entrar nuevamente en elinterior del libro, el refugio del que acabo desalir. Me detengo en el cuadrado negro centraljunto a la fotografía del muelle abandonado, yen la frase que lo acompaña: “con una ciertamirada”, que sería el nombre de la colección.Breve destello iluminador que romperá esaopacidad del negro y que justifica la inserciónde un libro crítico y esclarecedor dentro de unproyecto editorial. Y no por obvia la palabra“océano”, que para los mexicanos es sin acento,oceano, ni tampoco por azar que esté en la partesuperior de la foto, como un lapsus que tambiénsignificaen ese final de muelle tendido alinfinito. Y, además, por si todo esto fuera poco,el sintagma “espejo y ventana” en el texto de lacontraportada para describir con dos palabrasla clave del libro de Meyer y Salgado que va delsujeto a la historia, y de la historia al sujeto,como un modelo de conocimiento que parecepostular que el otro, el diferente, se refleja ennuestra propia imagen y que sólo si nosMéxico tierra de exilioTununa MercadoComentarioatrevemos a mirarlo en su condición deperdedor podemos entender lo que se pierde, demanera crucial, cuando se nos despoja del paísy se nos coloca fuera de nuestra propia historia.Y, además, que la ventana que nos encerraba enun espacio que creíamos poseer para siempre,de pronto nos arroja literalmente por la ventana,de manera subrepticia y clandestina, hacia lodesconocido. Paradójica intemperie: de prontoadvertimos que esa ventana se abre a mundosnuevos con un efecto de renovación, que alexiliarnos también hemos roto un encierro.
image/svg+xml48Creía haber terminado este merodeo por lasafueras del volumen posterior a mi lectura,cuando encuentro en la primera páginapreliminar nueve rinocerontes, que van desalida, el noveno ligeramente separado de lahilera compacta de los demás, como si hubieraquedado rezagado en su individualidad,retrasando su viaje o su regreso. ¿Adónde,desde dónde y hacia dónde van? ¿Se salen dellibro hacia el este, o hacia el oeste? Lo cierto esque una hilera de elefantes o rinocerontes demármol o marfil, de esas series que van demayor a menor, y que sirven de adorno sobre laschimeneas, debe ser colocada mirando hacia elinterior de la casa porque quiere la supersticiónque los elefantes y los rinocerontes seanportadores de riqueza y que si miran hacia lapuerta se van con todo y riquezas. El editordebió colocar la hilera en vertical para que lafortuna no se fuera, como el dragón alado quevuela desde el mito hacia la historia y queilustra la página siguiente, pero quienes van ovuelven, salen o llegan, se enriquecen yenriquecen a otros aunque los éxodos seanacumulación sólo para un día, provisoriosbienes, nunca estabilidad. Por eso el leimotivdelas maletas siempre listas, por eso laprecariedad que persiste en los muebles delexilio, en ese colchón que fue de casa en casa, enla cacerola descascarada, portátil por traspasode dueño, en las posesiones que dejó el que tuvola suerte de volver a su país por final dedictadura. Y llegamos a la última hoja de estaedición que estuvo cuidada por RosalbaAguirre, el colofón del pie de imprenta, en elque, debajo de otro animal fantástico, escamado,con mirada intimidatoria, se lee lo siguiente:Un refugio en la memoria, escrito por EugeniaMeyer y Eva Salgado, alberga en sus páginas, ypara siempre, el recuerdo de hombres y mujeresque adquirieron un nuevo rostro y le dieron otroa México”.Me resisto, como puede verse por misprolegómenos, al comentario o la glosa,tratando quizá de que la reflexión surja de losefectos de lectura y de las transformaciones quese produjeron en mí en estos días en los que ellibro ocupó mis horas. Ponderar la magnitud delfenómeno del exilio desde una visión que sólose limitara a ordenar los hechos y a determinarsus causas políticas o sociales sería una manerade hacer historia con las ventanas cerradas. Elrefugio en la memoria que Meyer y Salgadoerigen es un universo con tantas entradas comorelatos de vida surgieron en la búsqueda. Perola novela es una sola: México como tierra deexilio para perseguidos políticos de ocho paíseslatinoamericanos. México como un destinoafortunado, que colma, completa, restaña.México que hace sufrir, que desalienta, quedesasosiega. Que no se deja, dejándose.Aunque tuviéramos orígenes distintos, seestablecieron lazos entre exilios, sobre todoentre las organizaciones políticas o desolidaridad que nos congregaban. Pero esacomunidad de experiencias que se generó sinque nos diéramos muy bien cuenta de sudimensión, necesitaba anclar en vidas, enimágenes personales, para poner en descubiertohasta qué punto estábamos hermanados. Lasautoras, al disponer sobre el fondo de loshechos políticos y sociales los testimonios deese gran relato compartido, dejaron ver que sialgún saldo o beneficio quedó de tantos años dedesarraigo ése fue la integración, lo que en unnivel superestructural suele enunciarse comointegración latinoamericana. Como si un mismoespíritu hubiera modelado las formas de lanostalgia creando un tipo humano reconocible,se diría un arquetipo: las historias que serelatan son semejantes, más allá de las marcasindividuales. De ahí el efecto de resonancia queproduce cada evocación y que sólo se suspendecuando aparecen los rasgos nacionales, y aunasí, sería difícil hacerse cargo de diferenciassustanciales cuando se habla de dictadurasmilitares en América latina.El regreso de la democracia en nuestrospaíses dejó el tema del exilio fuera de la sumade los agravios sufridos, como si un recelo sordoimpidiera incluir en el recuento de daños a losque se salvaron de la represión. De tanto en
image/svg+xml49tanto, algún bien pensante lo incorpora,haciendo gala de un afán de totalidad. Quieneslo padecieron podrán leerse en este libro.Quienes no lo sufrieron, paradójicamente,podrán completar su propia imagen: losespacios vacíos que dejaron los que se fueron sesumaron a formas de ausencia que ellos mismosse vieron obligados a crear para podersobrevivir: borrarse, ocultarse, clandestinizarseen el propio país. Si el fatalismo que la pérdiday la derrota instauraron en todos nosotrospudiera decantarse, el exilio tendría fin yEugenia Meyer estaría escribiendo un epílogopara dar cuenta de los testimonios de ese finalde duelo que su propio libro habría propiciado.Acaso un nuevo libro, algo así como el de larecuperación de lo perdido y la ponderación delo encontrado, que ahondara en ese peligrosopunto del retorno o del no retorno, encrucijadaexistencial que este refugio en la memoria deMeyer exacerba. Pocas semanas después dellegar a México en 1974 escribí un texto quequería describir mi estado; lo titulé En qué lugar:“Se levanta por debajo de la piel, crece comouna cornamenta. No cubre ni ocupa ningúnespacio vacío. Los agujeros, el agujero, no puedellenarse; es una ausencia que no habrá de llenarninguna presencia. El agujero y el nuevo órganoque crece (cuerno, miembro, excrecencia)conviven en el cuerpo; el muñón y laprotuberancia se complementan, pero noembonan, no calzan uno en el otro. Como si tecortaran el brazo y te creciera una buba, como site arrancaran una uña y te creciera una joroba.Ni ojo por ojo, ni diente por diente, sólodeformación.Estamos nerviosos, los que tenemos ladeformidad. Pero no parece avergonzarnos. Díaa día nos miramos en un espejo, vemos lo quenos falta, vemos lo que nos ha salido. Crece o nocrece, el vacío no se llena, el pus se agiganta,comienza a supurar. Y andamos por el mundocomo una raza nueva, como una especie queespera su clasificación y el desiderátum de laselección, que no tardará en venir.Somos cientos de miles. Nos objetivan enseminarios, nos descomponen en lecciones deanatomía. Por lo que hemos perdido y por lo quenos ha crecido, no ocupamos un espacio quenaturalmente debiéramos ocupar entre loshumanos, entre los propietarios, entre losciudadanos, entre los nacionales, locales,regionales habitantes del mundo”.El dilema no ha sido resuelto. Sin embargo,un día cualquiera, en mi último viaje a México,alguien por puro afecto dijo: “Pero si ustedesson de aquí, ya quédense”. Nada menos cierto.Unas semanas antes, en Buenos Aires, yo habíasentido, casi silenciosa e imperceptible, lasensación de haber, finalmente, llegado a micasa. Mi aspiración máxima fue alguna vez sermexicana. Acaso logre finalmente, con esfuerzo,ser argentina.
image/svg+xml50n noviembre de 2003partimos hacia Balcarce. El microsalió de la ciudad de La Plata.Hacia allí, con Claudio Panella,Juan Ghisiglieri, Alicia Sarno yGuillermo Clarke, viajamos parapresentar el libro Algunas voces,todas las memorias. Talleres deHistoria Oral en Balcarce1, elemprendimiento del Instituto Cul-tural de la provincia de BuenosAires, de la gente del Archivo dela provincia y de la gente deCultura de la ciudad de Balcarce.Esta obra es el resultado devarios trabajos y voluntades: laprincipal es la de insistir sin lanecesidad de registrar la“oralidad” como generadora defuentes históricas que convivancon los documentos escritos delprestigioso Archivo de laprovincia de Buenos Aires.Se advierte en el equipo deBuenas noticias:nuevas vocesEtrabajo un verdadero trabajo deequipo.Juan Ghisiglieri, con su dobleresponsabilidad (investigación yprograma de historia oral), nosrevela la compatibilidad de ambosregistros. Que esto se realice en elArchivo de la provincia coloca enel lugar que corresponde a lahistoria oral, pero marca unacontinuidad en la preocupaciónexpresada en los fundamentos del1º Congreso de los pueblos de laprovincia, que en 1950 organizaRicardo Levene y que se cita en ellibro.Reconstruir la historiaapelando también a la memoria esel desafío de este programa que serealiza en diferentes pueblos de laprovincia de Buenos Aires. Lostemas generales son: el ferrocarril,la escuela y la producción y eltrabajo, temas que permitirán unregistro transversal. En este caso,la cantera y la militancia políticaconstituyen la excepción.El método de taller utilizadoha complejizado el registro a lavez que lo enriquecen lostestimonios, que a veces se definencomo la pequeña historia y quepermiten que la gran historiatenga sentido.La presentación del libro(transcripción de los talleres)NOTA1. Ghisiglieri, Juan A.; Sarno, Alicia de las Nieves; Clarke, Guillermo; Algunas voces,todas las memorias. Talleres de Historia Oral en Balcarce, Publicaciones del ArchivoHistórico de la Provincia de Buenos Aires, Contribución a la Historia de los Pueblosde la Provincia de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Instituto Cultural,Dirección Provincial de Patrimonio Cultural, Archivo Histórico “Dr. Ricardo Levene”,La Plata, 2003.suscitó una movilizaciónimportante en la ciudad: allíestaban los testigos, maestros,trabajadores de FF.CC. y lacantera, y políticos de todos lospartidos.Las preguntas de cadacoordinador revelan oficio,madurez y conocimiento del tema.Esta premisa es básica al encararcualquier proyecto de historiaoral: no se puede preguntar sinconocer el tema. Este conocimientosirve para saber formular laspreguntas y organizar el taller.Después de presentar el librose manifestó en nuestrasconversaciones la importancia quetuvo y tiene hoy el ferrocarril y lamemoria ferrocarrilera. El Archivode la provincia de Buenos Aires yel Instituto Histórico de la Ciudadde Buenos Aires preparan variasacciones sobre este tema pararecuperar esa memoria porque,como dijera Jacques Le Goff, loesencial estriba en saber hacer lahistoria que hoy se precisa.Ciencia del dominio del pasado yconciencia del tiempo debendefinirse además como concienciadel cambio, de la transformación.En esta definición la historiaoral es la herramienta pionera. Lagente del archivo lo sabe y suproyecto lo demuestra.El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)Buenas noticias: nuevas vocesAutoraLiliana Barela