image/svg+xml38V O C E S D E B U E N O S A I R E S38Aportes para laconstrucción de unaidentidad barrial.Villa Luro(1920-1950)
image/svg+xml39IntroducciónLa temática de este trabajo es abordada desdeuna perspectiva microhistórica que parte delpresupuesto de que los signos y símbolos deben serinterpretados y dimensionados “con referencia a lamultiplicidad de representaciones sociales queellos producen”.1Nos proponemos analizarcomo un hecho simbólico la organización deuna fiesta anual: el día de San José, el 19 demarzo, que generó diversos espacios departicipación y, por encima de todo, reunió a losvecinos de un barrio en formación.La constitución de los barrios de la ciudadde Buenos Aires no responde a una política deplanificación del Municipio, es el resultado deuna inmigración expulsada, por circunstanciasadversas, de su país de origen (falta de trabajo, laposibilidad de la guerra, las persecuciones religiosas yla necesidad de progreso) y que de-cide desarrollar su vida personal,familiar y al mismo tiempo social eneste país de promisión que habíaencarado un proyecto demodernización en el marco de unaescasa oferta de mano de obra local.La carencia de un proyectosocial estatal y la llegada deuna inmigración masiva danorigen a una diversidad que nopuede ser analizada como untodo, de ahí que veamos interesante analizar elproceso peculiar del asentamiento deinmigrantes y la formación de un barrio a travésde los mecanismos de incorporación eidentificación que se ponen en acción en uncaso específico. El análisis de lo particular yoriginal “no constituye” una versión atenuada,particular o mutilada de la realidad macro so-cial, sino una versión diferente.La macrorrealidad a principios del siglo XX, quealienta al progreso individual y material, conduce,también, a la concreción de construcciones socialesdistintas y no racionales debido a que hay unasituación vigente que es la diversidad de procedencias,de traducciones y de cultura. El proyecto oficial dealcanzar el “crisol de razas” fracasó para losintelectuales del positivismo, sin embargo, en losbarrios se logró a partir de la sociabilidad vecinal unaintegración que apeló a las instituciones, tantomunicipal como escolar, para realizar el sueño del“progreso indefinido”.Si bien la familia, las relaciones de parentesco o losvínculos afectivos creados con el compadre o paisanofueron, al principio, las razones que decidieron que lafamilia se ubicara en un barrio, la necesidad de lograrlo propio llevó a muchos a instalarse en zonas alejadas,casi desiertas, con escasos o ningún servicio. Estascircunstancias produjeron un acercamiento al vecino,con el que no se compartía ni la lengua ni lascostumbres, pero sí la adversidad y el sacrificio.Se fue conformando una red de solidaridades yvínculos de horizontalidad, no a partir de lapertenencia a un grupo identificado por sulugar en el proceso de producción, sino a partirde compartir la adversidad. En un barrio enformación las diferencias sociales no sonprofundas aunque existan distintasposibilidades económicas. Cuenta Ana que supapá era constructor y sus empleadoscompartían la mesa, la que eraservida por su mamá quecocinaba para todos.2Así se formaron, en laprimera mitad del siglo, los ba-rrios del oeste de la ciudad deBuenos Aires, en donde, si bienera posible acceder al terreno porlas facilidades que ofrecían losloteos, la construcción seemprendió con esfuerzo,habitación por habitación, todasde material. “No había rancheríos”, había unesfuerzo constante por salir de la postergación.¿Cómo se va construyendo una identidad enla diversidad?, ¿cómo se forma un barrio dondeno hay vínculos de pertenencia a un mismopueblo o a una tradición, ni tampoco a unacreencia religiosa?La identidad que se logra en la diversidad,al compartir un mismo espacio físico quepermite concretar vínculos solidarios, implicaun doble proceso de reafirmación, por un lado,de las tradiciones individuales y familiares ypor el otro, de vincular el progreso individual alsocial. Es decir, se va conformando unimaginario barrial por medio de una redsimbólica, donde cada familia incorpora ycomparte sus tradiciones y sus aspiraciones,constituyéndose una cultura que, al decir deThompson, es una cultura plebeya, una culturapopular, con todo lo diverso que este vocabloencierra. Cultura “conformista y reformista” yaque a través de ella circulan y se consumen lasEl fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)Aportes para la construcción de una identidad...AutoraFrancis La GrecaEl análisis de lo particular yoriginal “no constituye”una versión atenuada,particular o mutilada de larealidad macro social, sinouna versión diferente.
image/svg+xml40pautas originadas en la hegemonía al mismotiempo que se crean otras.3La época a la que se refiere el relatocomprende el período de entreguerras y loscomienzos del peronismo, es una etapa detransición y no de corte; de enfrentamientos en-tre las viejas y las nuevas formas deincorporarse al mercado; de la inseguridad deltrabajo cuentapropista se pasa a participar delmundo de las relaciones laborales dependientesque dan acceso al sueldo seguro y a algunosbeneficios sociales.En este contexto narraremos el siguientecaso para preguntarnos por qué en la memoriade los vecinos quedó registrada estaconmemoración del día de San José; quésignificado tuvo para los distintosprotagonistas; cómo se lo puede entender dentrodel proceso de modernización.Nuestra hipótesis es que en los barrios ladifusión y la apropiación dedistintas tradiciones culturalesdieron origen a una identidadque posibilitó la incorporacióna la modernización querepresentaba la hegemonía.1. Descripción delDescripción delDescripción delDescripción delDescripción delcaso y su proyectocaso y su proyectocaso y su proyectocaso y su proyectocaso y su proyectobarrialbarrialbarrialbarrialbarrialEn Villa Luro, en la calleVirgilio casi esquinaCamarones, vivía una familia del sur de Italiaque todos los años abría su casa a los vecinospara hacerlos partícipes de una promesa fami-liar, haciendo público lo que pertenece al ámbitode las relaciones familiares. La memoriacolectiva lo conserva como una pertenencia quelos reunió en un momento de dispersión:predominio de terrenos baldíos; dificultadespara comunicarse, ya que la mayoría balbuceabaen lengua castellana, y de necesidadesmateriales que obligaban a largas jornadas detrabajo.En 1910, un siciliano, Benedicto, se embarcahacia la Argentina por temor a la guerra. Loshombres se venían todos para América disparando dela guerra, cuenta su nieta Fina, y agrega: Miabuelita, Teresa, muy creyente, se quedó con sus doshijas e hizo la promesa a San José que si se volvían areencontrar, todos los 19 y 20 de marzo, en honor alPatrono del trabajo, iba a dar de comer a la gente.Promesa que mantuvo desde 1921 hasta 1950,año en que falleció.La promesa personal fue respetada por suesposo. Relata Fina que se producían milagros,especialmente en lo económico, ya que suabuelo, que al principio vendía papas y carbón,luego ingresó como personal civil del Ejército enel Polvorín Sargento Cabral (hoy FuerteApache), con el consiguiente mejoramiento de lasituación económica. A veces no tenía nada,aunque no se sabe cómo pocos días antes,alguien que le debía pagaba o cobraba horasextra hechas durante el año; lo cierto es quesiempre pudieron cumplir las promesas. Ellosesperaban con fe, porque la ayuda llegaba.Agrega que en una oportunidad su abuelaestaba enferma y su hermanito también y sumadre no sabía cómo iba a hacer, porque seaproximaba la fecha, y finalmente se logró, erapura Fe, algo de adentro...Mi abuelita no permitía que la ayudenmaterialmente, sí en la preparación, porque seamasaban 80 kilos de harina.Días antes, entre el 14 y el 15,empezaban a venir las“comadres”, señoras delmismo pueblo, con susdelantales blancos impecables,para amasar. Se hacía pan,fideos spaghettisy algunasconfituras. No se hacíancarnes ni se freía en grasa,porque era la época deCuaresma, y los fideos seacompañaban con vegetales (habas, lentejas,trigo, maíz, garbanzos), según “la costumbre deallá”. Lo primero que se amasaba era el pan, sehacían tres panes grandes, de unos 3 kilos cada uno,para la Sagrada Familia, y luego se elaboraba el panpara servir el resto de las mesas.En la mesa principal estaba la imagen deSan José, que había sido realizada en yeso porun escultor del barrio, Don César Olgiatti, y sialguno dejaba dinero, ese dinero se utilizaba enel santo, primero se hizo la corona, luego unasflores con escamas de pescados y, por último, elcofre caja de vidrio. Algunos le hacían suspropias promesas: ramos de novia o alguna cosaque se deteriorara, y que por ello guardaban enuna cajita. Era un lugar de devoción popular, diceFina,mi familia era la más humilde y servía atodos.Si bien no sabe cómo se difundió estapromesa, vivió la última década de esteencuentro de Fe y da testimonio de que seservían dos largas mesas y, a su vez, habíachicos que venían con sus ollas a buscar laNuestra hipótesis es que en losbarrios la difusión y la apropiaciónde distintas tradiciones culturalesdieron origen a una identidad queposibilitó la incorporación a lamodernización que representabala hegemonía.
image/svg+xml41comida; todavía hoy hay gente que le recuerdaque iban a comer a su casa o que esperaban esedía para comer.La mesa principal estaba presidida por laSagrada Familia, representada por gente delbarrio: un señor grande, una joven soltera y unniño, y estaba cubierta por manteles blancos ybordados; las otras, estaban cubiertas porpapeles. Comenzaba la fiesta con una bendicióndel sacerdote, sobre la mesa y el pan. Habíagente todo el día y la comida y confituras seacompañaban con mate cocido.Era un verdadero acto de devoción, diceJosefina, no había nada de brujería ni de buenasondas, se rezaba todo el día el Rosario... y losvecinos, aun los que no creían, respetaban mucho. Yagrega: Aunque parezca raro nunca se rompió nada,ni un plato ni un vaso... había una pecera grande ylos chicos ni la tocaban...Es importante destacar que una promesapersonal se convirtió en unhecho colectivo, ya que la gentedel barrio se apropió de estafecha simbólica y esperaba lallegada del día de San José parareunirse en torno a la mesa. Sibien esta promesa tenía unorigen religioso, el barrio laaceptó y la incorporó por sucarácter social, como lo hizocon otras costumbres de otrasinmigraciones, generándose asíespacios comunes que marcaron la identidadbarrial.2. Análisis históricoAnálisis históricoAnálisis históricoAnálisis históricoAnálisis históricode la memoria popularde la memoria popularde la memoria popularde la memoria popularde la memoria popularEste hecho anual lo interpretamos dentro deuna “red simbólica” que posibilita laconstrucción de una cultura popular que quierereforzar sus peculiaridades en la etapa deasimilación o de competencia con la cultura quereconoce como hegemónica.La hegemonía, como dice Thompson, ofrecíael armazón desnudo de una estructura derelaciones de dominio y subordinación, perodentro del trazado arquitectónico podía montardistintas escenas y desarrollarse dramasdiversos, por lo que esta fiesta popular barriales una manifestación real aunque no racional deuna cultura plebeya que “resiste serincorporada en los términos específicos delgrupo de poder” y que quiere “defender suspropios modos de trabajo y descanso, formarsus propias satisfacciones y visión de vida”; ensíntesis, construir sus peculiaridades al mismotiempo que se incorpora a la racionalidad y alprogreso material e intelectualque le brinda elproyecto de modernización puesto en marchapor los sectores dirigentes.4Este símbolo no racional “aparentementeanómalo o insignificante, asume significacióncuando las incoherencias escondidas de unsistema social unificado son aparentementereveladas”,5cuando se construye el hechoteniendo en cuenta que todo lo real no esnecesariamente racional. Este día, grabado en lamemoria barrial, tiene varios y distintossignificados más allá de lo expresado ytrasciende lo evidente que era la comida, queconvirtió la reunión en la fiesta de todos, la quegeneraba una identidad dentro del proceso deasimilación a la hegemonía. Este acontecimientono se encuentra enfrentado ni opuesto a lacultura racional del progreso,engendra una pertenencia yuna identidad con un grupoheterogéneo, vecinos dedistintas tradiciones ylenguas, en el doble proceso deasimilación a un nuevo sueloque será la patria de sus hijosy de incorporación al mercadocapitalista que le permitiráacceder al progreso deseado.Si bien se admite lasuperioridad y la dependencia en relación conla hegemonía, se construye una sociabilidadbarrial que da lugar a la identidad, por elloabordamos el análisis de este caso a través delos distintos significados que le otorgaron susdiferentes protagonistas. Para Teresa y su fa-milia era una manera de permanecer unidos asu patria siciliana, al mantener las costumbresmediterráneas. No se hacía carne ni se freía engrasa porque era la época de Cuaresma. Además, araíz de este festejo, se veían con los compadres que,dispersos en esta ciudad y abocados al proyectode crecer, se encontraban esa única vez en elaño, y ya días antes se acercaban a colaborarcon el trabajo personal, no con ayuda material.Para el barrio aún no urbanizado, concarencias de infraestructura, y sin lazos que losunieran, ese día es un símbolo que permiteedificar una parte de su identidad. Para losvecinos, para quienes, más allá de la comida, lafiesta se plasmó en la memoria como un día deencuentro que posibilitó convivir con los otrosEs importante destacar que unapromesa personal se convirtió enun hecho colectivo, ya que lagente del barrio se apropió de estafecha simbólica y esperaba lallegada del día de San José parareunirse en torno a la mesa.
image/svg+xml42diferentes, es un momento para compartir, yaque Fina dice que aún hoy la gente la reconoceen la calle y le hace el comentario que iba acomer a su casa. Ésta es una de las formas decomunicación que va a facilitarle a algunospromover la creación de ciertas institucionesque breguen por la incorporación, con estaspeculiaridades, a una ciudadque tenía barrios de elite que laasimilaban a París.Al mismo tiempo, otrosignificado posible de estehecho, que es común con losotros barrios que se fueronformando como parte de laexpansión inmigratoria, es elmostrar la convivenciademocrática porque, comodestaca el testimonio de Fina: Tarbuch, los turcos,venían con mucho respeto. La posibilidad departicipar y de compartir junto a diferentesgestos de los otros vecinos, como el de Kutnik, elalemán que para las fiestas de fin de añoadornaba el pino que había plantado en eljardín de su casa y le regalaba a todos los chicosdel barrio un juguete de madera fabricado porél, son formas múltiples de construir lo propio,a partir de reelaborar lo de cada uno, y también,de ir adoptando las pautas hegemónicas,fundamentalmente sacrificándose para levantarcuatro paredes hechas con esfuerzo, sábados ydomingos sagrados para trabajar en la construccióny para mandar a los hijos a la escuela.Propiedad y estudio eran los primeros escalonespara el ascenso.Además, las probabilidades materiales de lafamilia quedaron aseguradas cuando donBenedicto ingresó como personal civil delEjército, dejando la venta de papas y de carbón,NOTAS1Levi, Giovanni, Sobre la microhistoria, Buenos Aires, Biblos,1993, p. 34.2Testimonio oral, mujer nacida en Villa Luro en 1935.3Thompson, Edward P., “La sociedad inglesa del siglo XVIII:¿Lucha de clases sin clases?”, en Thompson, Edward P.,Para los vecinos, para quienes,más allá de la comida, la fiesta seplasmó en la memoria como undía de encuentro que posibilitóconvivir con los otros diferentes,es un momento para compartir (...)lo que permite afirmar que la incorporación altrabajo seguro, en un Estado que crecía enfunciones a partir de su carácter benefactor, leayuda a concretar el proyecto de progreso que lodecidió a abandonar la tierra natal. Estospequeños logros materiales no produjeron comoefecto inmediato el abandono del cumplimientode la promesa, que sólo deja decelebrarse al morir Teresa. Apartir de ahí pasa a serpatrimonio de la memoriacolectiva y popular del barrio,sobre todo de los que eranniños y jóvenes en esa época,que en la actualidad lopreservan como un símbolo queles dio identidad, la que sefortaleció cuando el hechoadquirió repercusión radial y el nombre de VillaLuro se pronunció mas allá del barrio, en espe-cial de esta zona norte, alejada de la estación deferrocarril y hasta la década del 50 aislada porel arroyo Maldonado, que fue terminado deentubar en ese momento, para convertirse en laavenida Juan B. Justo.ConclusiónLa identidad cultural de un grupoheterogéneo se alcanza a través de lossignificados otorgados a los símbolos que unacomunidad forjó en su etapa de construcción yque el proceso hegemónico no logró englobar.La fiesta de San José reunió a los vecinos yfue un rasgo peculiar, original y particular y porello sobrevivió como una más de las identidadesque surgieron y se desarrollaron en los barriosde Buenos Aires, es un hecho que diferenciapara asimilarse a la cultura urbana de BuenosAires.Tradición, revuelta y conciencia de clase. Estudios sobre la crisis dela sociedad preindustrial, Barcelona, Crítica, 1989, p. 45.4Thompson (1989), p. 58.5Levi (1993), p. 44.
image/svg+xml43traduccionesContributions pour laconstruction d’une identité duquartier. Villa Luro (1920-1950)Francis La GrecaL’appartenance à un quartier n’a pas été faite librement, maispoussée par la possibilité d’acquérir ce qui est propre etrejoindre le progrès que la plupart de l’immigrationcherchait.Le fait de partager ce qui est quotidien sans posséder uneidentité d’appartenance (nation, langue, religion) a mené àcréer un réseau symbolique par moyen duquel la solidaritéet le respect parmi les voisins ont été développés en mêmetemps qu’il facilitait la formation d’une identité du quartier.Ces symboles ont des significations qui sont antérieures àl’organisation d’institutions de voisinage (associations devoisins, sociétés de développement, clubs de quartier) maisils constituent le premier pas à la coexistence démocratique.Dans ce travail nous approcherons l’étude d’un fait dequartier, la fête de Saint José, portée dehors par une famillesans la participation paroissiale et transformée ensymbolique par la mémoire collective pour insérer ce faitisolé et insignifiant à l’intérieur de la culture populaire enformation qui veut, avec ses particularités, être ajoutée auprojet hégémonique guidée par l’État argentin entre 1920 et1950.Contributions for theconstruction of a quarteridentity. Villa Luro (1920-1950)Francis La GrecaThe appurtenance to a quarter was not made freely, butmoved by the possibility of acquiring the own thing andacceding to the progress that most of the immigrationlooked for.Sharing the daily thing without possessing an identity ofappurtenance (nation, language, religion) led to create asymbolic net by means of which the solidarity and the re-spect among the neighbours were developed at the sametime that it was facilitating the formation of a quarter identity.These symbols have significances that are previous to theorganisation of quarter institutions (local associations, de-velopment societies, quarter clubs) but they constitute thefirst step to the democratic coexistence.In this work we will approach the study of a quarter fact, SanJosé’s party, carried out by a family without the parochialparticipation and transformed in symbolic by the collectivememory, in order to insert this isolated and insignificant factinside the popular culture in formation that wants with itspeculiarities to be added to the hegemonic project guided bythe Argentinean State between 1920 and 1950.Nota:Por razones técnicas no se incluyen las traducciones en portugués.