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E N C U E N T R O S
Jornada
de Reflexión sobre el
papel de los Museos
y el Patrimonio
Inmaterial
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a directora del Instituto Histórico, Liliana
Barela, fue invitada a participar de una Jornada de
Reflexión sobre el papel de los museos y el patrimonio
inmaterial, celebrada el 13, 14 y 15 de mayo.
Esta Jornada estuvo vinculada con el Día
Internacional de Museos, que es una práctica anual
destinada a sensibilizar al público sobre el rol
importante que juegan los museos en la sociedad. Se
trata de jornadas a puertas abiertas para
exposiciones temporales, visitas guiadas,
encuentros con el público y otras actividades. El 18
de mayo es la fiesta de los museos en el mundo
entero y por eso todos los miembros del ICOM,
instituciones estatales, prefecturas, municipios y
sociedad civil participaron de este acontecimiento.
Para los profesionales que trabajan en los
museos, el tema sobre patrimonio inmaterial es un
campo abierto para el futuro. El museo,
tradicionalmente, es un espacio para las
colecciones, la conservación y la difusión de los
testimonios tangibles del pasado. ¿Pero qué ha sido
de las prácticas, expresiones, conocimientos o los
saberes asociados de estos objetos? ¿Las
representaciones inmateriales no son también
componentes esenciales de toda civilización?
Este año el Día Internacional de Museos sirvió
como antecedente para la XX Conferencia General
del ICOM que se realizará en Seúl, en octubre de
2004, sobre el tema del patrimonio intangible. Las
diferentes experiencias que se realizaron en el
mundo en ese día serán el punto para las
reflexiones y el intercambio que se desarrollará en
ese momento, única ocasión para discutir este tema
para los profesionales de museos.
El Patrimonio Inmaterial ha sido motivo de
interés en varios países desde que la UNESCO el
año 2000 reconoce mundialmente el Premio Obra
Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la
Humanidad a las expresiones del hombre.
La definición que nos ofrece la UNESCO sobre
Patrimonio Inmaterial es la siguiente: “Los procesos
aprendidos por los pueblos junto con el saber, las
destrezas y la creatividad que los definen y son
creadas por ellos, los productos que elaboran y los
recursos, espacios y otros aspectos del contexto so-
cial y natural necesarios para su sostenibilidad;
estos procesos ofrecen a las comunidades vivas un
sentido de continuidad respecto a las generaciones
anteriores y son importantes para su identidad cul-
tural, así como para la protección de la diversidad
cultural y la creatividad de la humanidad”
(UNESCO 2001).
El patrimonio inmaterial se manifiesta en las
tradiciones y expresiones orales, recuerdos,
lenguas, artes interpretativas, artes del espectáculo,
prácticas sociales, rituales y festividades; en el
conocimiento y las prácticas relacionadas con la
naturaleza y el universo; en las técnicas propias de
la artesanía tradicional, que son trasmitidas de
generación en generación, es recreado
permanentemente por las comunidades y los
grupos en función de su medio, su interacción con
la naturaleza y su historia. La salvaguardia de este
patrimonio es una garantía de sostenibilidad de la
diversidad cultural. Juega un rol especial en el
desarrollo nacional e internacional, para la
tolerancia y la interacción armónica entre las
culturas.
En Bolivia la Jornada de Reflexión sobre
Patrimonio Inmaterial tuvo como objetivo unificar
criterios sobre la adopción de una definición a nivel
nacional y analizar los mecanismos que ayuden a
identificar y salvaguardar nuestro patrimonio.
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Resultados:
El Comité Boliviano del ICOM esperaba cumplir
con los objetivos planteados: por un lado, establecer
criterios para una política de salvaguardia del
Patrimonio Cultural Inmaterial boliviano y, por otro,
motivar a la población en la toma de conocimiento de
la preservación, conservación y difusión de su
Patrimonio Inmaterial.
El programa se desarrolló de la siguiente forma:
1: Políticas estatales sobre Patrimonio Inmaterial
de Bolivia, María Isabel Álvarez Plata, Viceministra
de Cultura.
2: Concepto sobre Patrimonio Inmaterial, Lic.
Liliana Barela (historiadora argentina).
3: Reflexiones sobre el Concepto de Patrimonio
Inmaterial, Arq. Elizabeth Torres.
4: Recuperación oral de la música de las
Misiones Jesuíticas en Chiquitos, Dr. Alcides Parejas.
5: El Patrimonio Inmaterial, caso “La Entrada
Universitaria”, Dr. Fernando Caijas. El Carnaval de
Oruro, Sr. Ascacio Nava (Presidente de la Asociación
Folklórica de Oruro)
6: Interculturalidad y lenguas, R. P. Xavier Albo.
7: Medicina tradicional, magia y religión. Caso
“La cosmovisión Andina de la Cultura Kallawaya”,
Dra. Carmen Beatriz Loza.
8: Registro Fonográfico, Lic. Virginia Ayllón.
Registro etnográfico, Lic. Javier Romero.
La licenciada Liliana Barela abordó la
conferencia refiriéndose a un objeto: el bandoneón
(sus secretos, las pistas sobre su restauración, cómo
suena, cómo debe sonar). Habló sobre el instrumento
que hoy identifica al tango. Este instrumento
curiosamente se fabricó en Alemania y empezó a
incorporarse al tango con presencia “preferencial” en
las orquestas a partir de la década de 1920.
Describimos un objeto “tangible” que no se fabrica
más y que constituye el soporte de otro bien “intan-
gible”.
En la ciudad de Buenos Aires, en virtud de la Ley
Nº 130/98 del Tango, los bandoneones se localizan,
se compran en remates y se los restauran para que
perdure el
sonido
que da forma a la
música
del tango,
que es un valor intangible, audible, emocionable y
fácilmente identificable. Entrañablemente querido por
todos los argentinos (porteños o no), cuando
extrañamos nuestra patria, nuestro suelo, extrañamos
esa música de tango. Este ejemplo sirve para advertir
una primera dificultad que presenta el patrimonio
inmaterial en relación al patrimonio material. Las
fronteras entre ambos son de difícil distinción. ¿Por
qué?
Podríamos, y luego intentaremos, definir el
concepto de patrimonio inmaterial, pero lo que
reconocemos en principio es que si el patrimonio
inmaterial es la “herencia que no tocamos”, la
primera dificultad que se plantea es cómo preservar
aquello que no tocamos. Y la respuesta más obvia
sería transformar lo intangible en un soporte tangible
(registro, lista, inventario o recreación).
El problema entonces empieza con una
transformación. En este ejemplo aparece con toda su
fuerza: si el objeto tangible que define la música que
se quiere preservar es único, deberá preservarse el
objeto. Pero además, la “destreza” para restaurarlo, o
sea, deberá preservar el oficio además del bien.
Pero si se quiere preservar la música del tango, se
tendrá que definir qué época de esa música queremos
preservar. Y si la respuesta es “historizante”, esto es,
cada época deberá preservarse, entonces deberán
crearse escuelas que enseñen y trasmitan arreglos
musicales que definen cada una.
Entonces, surge el interrogante sobre qué
debemos preservar cuando declaramos que el
Carnaval de Oruro ha sido declarado Obra Maestra
de la Humanidad. El que se proclamó en marzo de
2001 o el que se recreó en otro punto de Bolivia o el
que se festeja en Buenos Aires donde muchos
bolivianos recién allí lo descubrieron.
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Pero las preguntas siguen y la próxima sería
cómo construir el concepto de patrimonio inmaterial.
Este tema nos lleva rápidamente a otra definición que
es la vinculada al patrimonio cultural, que incluye y
supera esta división a veces confusa y/o arbitraria
del patrimonio.
Es el valor simbólico, que las cosas, los objetos,
los sueños, la música adquieren.Y es ese valor
simbólico el que debemos registrar. Son los nuevos
aprendizajes sobre esos valores los que debemos
incorporar. Porque los patrimonios y sus categorías
se construyen como las identidades.
Dentro de este contexto se organizó un taller de
historia oral. Allí al mismo tiempo que se habló sobre
el tema, se proyectó el video “Bolivianos”, producto
del Programa de Historia Oral del Instituto Histórico
de la Ciudad de Buenos Aires, dentro del Ciclo
“Inmigrantes de fin de siglo”.
Luego, se generó un debate que excedió la
práctica de historia oral y sirvió para intentar definir
la bolivianidad constituida en Buenos Aires.
Los participantes analizaron el video y
advirtieron la discusión sobre discriminación e
identidad y las construcciones y apreciaciones
históricas de los contextos de las mismas.
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Las zonas
de la cultura,
un mapa semántico
de Corrientes
E N C U E N T R O S
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Las zonas de la cultura...
Autora
Roxana Amarilla
también por la necesaria fluidez
que nuestra cultura popular
debería tener en los ámbitos de la
educación formal. Han resistido...
y algunos de ellos han impulsado
fervientemente iniciativas de
encuentros de investigadores para
ordenar, revisar, contraponer,
discutir esta tarea.
Recogiendo una de estas
propuestas y con estos objetivos se
diseña desde el organismo oficial
de cultura un programa de
encuentros, foros y simposios con
la idea de enlazarlos
pertinentemente en el campo de lo
popular. Para este trabajo, un
equipo joven de comunicadores
sociales y un diseñador gráfico
ubicó en el mapa de la provincia
una distribución de los encuentros
de identidad que estaban en ronda
de diseño y programación. Uno en
cada una de las micro-regiones
definidas para la acción política
de la gestión cultural. Lo que no es
casual ni obsecuente si tenemos en
cuenta que el territorio provincial
tiene como vasto centro el
humedal I verá . Si queremos
viajar desde la costa del Paraná al
noreste debemos rodear el estero.
En esta realidad territorial,
las cuatro micro-regiones se
convirtieron en anfitrionas de
cada una de las cuatro
dimensiones de la cultura popular
que compartimos. Las ciudades
seleccionadas en cada una de
ellas, como sedes, tienen una
historia relacionada con cada una
de estas dimensiones, una
práctica reconocida, o es la casa
de un arandú –sabio de la
comunidad– reconocido.
Goya, casa de un gran
recopilador de la narrativa oral.
La Cruz, tierra de los
descendientes del pueblo tupí
mbyá, luchadores de Mbororé.
Curuzú Cuatiá, cuna de
chamameceros que cantan las
historias de bandoleros rurales.
Corrientes, donde las casas de
galería sólo quedaron en la memo-
ria de sus habitantes.
Ese criterio de selección
generó la inquietud de sintetizar
en una palabra la carga semántica
del sentido que intentamos
construir. Esta fase fue la más
ardua y consultiva de todas. Du-
rante un mes discutimos las
palabras que expresaran los
tiempos que se nos entrecruzan en
la mística de reconstruir nuestro
espejo identitario. El resultado es
lo que llamamos el mapa de las
zonas de la cultura, que bajo la
forma de programación se
presentó así:
• III Encuentro de Narrativa
Oral, la zona primordial de la
cultura. Micro-región II, Goya, 28 y
29 de mayo
1
• II Encuentro de
Investigadores de la Mitología, la
zona sagrada de la cultura. Micro-
región III, La Cruz, 25 y 26 de
junio
• II Simposio de Bandoleros
Rurales Correntinos, la zona
enmascarada de la cultura. Micro-
región IV, Curuzú Cuatiá, 27 y 28
de agosto
• I Foro del Patrimonio
Arquitectónico Correntino, la zona
manifiesta de la cultura. Micro-
región I, Corrientes, 15 y 16 de
octubre
El mapa semántico nace de la
definición de Adolfo Colombres: la
mitología es la zona sagrada de la
cultura. Tomando a esa definición
como punto de partida,
encontramos las otras: lo primor-
dial, lo enmascarado y lo
manifiesto. Lo primordial asume
como eje la palabra, que se
manifiesta en la expresión oral, en
orrientes, territorio de
inusitada riqueza en los elementos
identitarios que son patrimonio de
su gente, pareciera llevar consigo
el fatalismo de negar el análisis y
la investigación de la cultura
popular que le es propia. Ser en
Corrientes forma parte de una
actitud que se expresa bajo la
forma del rito, la musicalidad, las
historias que se cuentan
fantásticas y resistentes, o un grito
cuando se terminan las palabras.
La naturaleza ayuda.
Rodeada de agua, atravesada por
agua, esta tierra alienta a las
especies a entrecruzarse en
relaciones intersexualmente
simbólicas, en un singular tiempo
mítico. Esa misma naturaleza
abrigó un imaginario de
insularidad, de gentes aisladas de
los procesos políticos y sociales
que acontecen en el resto del país.
Corrientes, república aparte, casi
no ha contado con políticas
públicas de fomento de las
investigaciones sobre sí misma. Es
más patético el caso de las
investigaciones culturales, en las
que reconocer elementos de la
matriz de identificación de esa
lógica compartida revelaría, tal
vez, fuertes contradicciones
racistas, clasistas, machistas, que
sobreviven en la fascinación de su
propia rosa de los vientos girando
como una especificidad
en la
región.
Los intelectuales correntinos
han sabido sortear las dificultades
del pertenecer y permanecer en
esta tierra. Han resistido con
esfuerzo propio y con la voluntad
de mantener hasta intuitivamente
las recopilaciones, los registros,
las publicaciones, los intentos de
intercambio de información. Han
luchado por los financiamientos y
los reconocimientos. Como
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la narrativa, como una lógica fun-
damental, el puente –significativo
significante– entre los tiempos y el
modo necesario de transmisión de
generación en generación. Lo
enmascarado se pregunta por los
ritos, su misterio y la sacralidad
involucrando ciertos gestos
sociales, buscando interpretarlos,
como máscaras superpuestas que
no sabemos qué resiste bajo ellas.
Lo manifiesto es lo tangible, lo que
se ve y se toca, y es posible
recuperar en tanto bien material.
Cada una de estas dimensiones
tiene sus particularidades en la
tierra guaraní. Aunque parezcan
inseparables confluyen en la
amalgama del I verá como símbolo
del reservorio de ancestrales
vertientes, que generan procesos
culturales, sociales y
comunicacionales a ser
investigados.
Las zonas de la cultura
intentan diferenciar estos
elementos, revalorizarlos,
resignificarlos y visibilizarlos, con
la finalidad de ajustar la visión
propia –de los correntinos– de la
identidad. En esta tarea contamos
con la colaboración desinteresada
y valiosa de quienes localmente
asesoran esta propuesta, como
Enrique Piñeyro, Jorge Sánchez
Aguilar, Bernardo Ranaletti,
Girala Yampey, Gabriel Romero,
Marisol Campos, entre otros. Y de
algunos de afuera de la provincia,
invitados que son parte ya de la
experiencia, como Liliana Barela,
Adolfo Colombres y Rubén Dri.
A esta altura del desarrollo de
las zonas de la cultura, hemos
diseñado un programa local en el
tejido educativo con las mismas
dimensiones transversalisadas
por la cultura chamamecera en la
capital de la provincia como
experiencia piloto.
Como cierre hemos puesto el
sello de la especificidad que,
gracias al auge de los estudios
culturales, nos permitió jugar con
la vieja representación social que
tenemos de sentirnos a contrapelo
de la historia: dimos vuelta la rosa
de los vientos –expresada en el
afiche del mapa– de sur a norte.
De oeste a este no podemos, en esa
dirección está “la tierra sin mal”.
NOTA
1
Liliana Barela fue invitada a participar
de este encuentro. Allí tradiciones orales
se mezclaron con las reflexiones de una
práctica historiográfica que los
participantes evaluaron como “ideal”
para recuperar sus propias historias,
para pensarse “a sí mismos”.