image/svg+xml28¿Ciudadanoso ilegales?Dilemas de la integraciónsocial de los habitantesde casas tomadasen el barrio del AbastoV O C E S D E B U E N O S A I R E S
image/svg+xml29húngaro George Soros.Para esa época fuerondesalojadas muchas casastomadas de los alrededores delMercado, si bien subsisten otras,pese al nuevo paisaje producidopor el reciclaje. Desde 1999 enadelante, el barrio fue objeto deuna intensa activación patrimo-nial que se expresó, en primerlugar, en la instalación de torresde departamento perimetradas yun hipermercado, también a cargode la empresa IRSA.Posteriormente se fueroninaugurando las siguientes obras:un restaurante temático, un hotelinternacional, casas deantigüedades, teatros, la peatonalCarlos Gardel, la Casa MuseoCarlos Gardel y la Ciudad Cul-tural Konex.Analizaré aquí los vínculosde los ocupantes ilegales con elEstado, las “fuerzas del mercado”y el eventual acceso a unaciudadanía durante el período dereciclaje del ex Mercado de Abasto(1997-1998).En particular, interesadesplegar el siguiente supuesto.Sostengo que las empresasprivadas que entraron en contactodirecto con los habitantes de casastomadas –la empresa IRSAresponsable del shopping“Abastode Buenos Aires” y también lascompañías privatizadas deservicios– otorgaron a losocupantes un reconocimiento yuna visibilidad social que no lesconfirieron las fuerzas públicas, nitampoco otros actores de lasociedad, como por ejemplo, losvecinos propietarios con los queconvivían en el barrio.1Las“fuerzas del mercado”, si biendesalojaron y demolieron lascasas de los ocupantes, tambiénconfirieron a estos “habitantesinvisibles” una “carta deciudadanía”, aunque se tratara deuna carta fuertementecondicionada o extorsiva.Esto puede sonar paradojal ocínico, pero intentaré demostrarloa partir de la exposición de doscasos: la modalidad del desalojo“light” y el pago de los impuestos.Antes de exponer ambos casos,reconstruiré brevemente algunascaracterísticas prevalecientes delas relaciones internas tejidas enel interior de las casas tomadas,de modo que la exposición de loscasos se vuelva más inteligible apartir de las representaciones,expectativas y prácticas de loshabitantes involucrados.¿Ciudadanos o ilegales? ...AutoraMaría CarmanDra. en AntropologíaSocial - UBA - ConicetIntroducciónEn este trabajo retomoalgunas cuestiones significativaspara el análisis, que surgen deuna investigación realizada en elbarrio del Abasto de la ciudad deBuenos Aires. La etnografía encuestión indagó, entre otras cosas,en las disputas en torno alpatrimonio local entre losocupantes de casas tomadas yotros actores sociales del Abastoen diversas coyunturas: el períododel “Bronx porteño” (1993-1996),la época transicional de las obrasde reciclaje del ex Mercado deAbasto y de “invención del barrionoble” (1997-1998) y el períodoactual (1999-2003), en el cual sesuceden inauguraciones deespacios comerciales y culturalesmovilizadas en torno a algunosobjetivos comunes, como laapropiación privilegiada delpatrimonio y la inflación de lamemoria.A partir de la inauguracióndel Mercado Central de Frutas yVerduras “Abasto proveedor”, en1893, se estructuró un barrio deinmigrantes con prostíbulos,conventillos, cantinas y teatros,cuya máxima celebridad fueCarlos Gardel. Casi un siglodespués, cuando el Mercado fueclausurado y trasladado alconurbano en 1984, una vastaproporción de su población quedósin empleo y se fueron ocupandoprogresivamente los espaciosvacíos de sus alrededores,sumándose así las casas tomadasa las viviendas ya existentes:inquilinatos, hoteles pensión,casas y edificios dedepartamentos. El edificio dedicho Mercado permaneciócerrado hasta 1998, año en el quefue reabierto bajo la forma de unshopping. El reciclaje del mismoestuvo a cargo de la empresaIRSA, liderada por el magnateSostengo que las empresasprivadas que entraron en contactodirecto con los habitantes decasas tomadas –la empresa IRSAresponsable del shopping “Abastode Buenos Aires” y también lascompañías privatizadas deservicios– otorgaron a losocupantes un reconocimiento yuna visibilidad social que no lesconfirieron las fuerzas públicas, nitampoco otros actores de lasociedad, como por ejemplo, losvecinos propietarios con los queconvivían en el barrio.Habitante de baldíos y casastomadas del Abasto.
image/svg+xml30El “consorcio”de las casasEl trabajo de campo llevado acabo en el barrio del Abasto desde1993 hasta la actualidad nospermitió adentrarnos en lastrayectorias de vida heterogéneasde los ocupantes ilegales de casastomadas. Por un ladoencontramos un grupoprevaleciente de personas quevino del interior del país –en par-ticular de las provincias delNorte– en busca de mejoresoportunidades laborales. Por otrolado encontramos sectores mediospauperizados, comúnmentedenominados “nuevos pobres”,que experimentaron en las últimasdécadas procesos de movilidadsocial descendente. En menormedida, las casas tomadastambién fueron habitadas porinmigrantes de países vecinos,como Bolivia y Perú.Las actividades de loshombres recorrían un largoespectro que abarcaba trabajos enrelación de dependencia(empleado en minimercado,chofer, ayudante de cocina, obreropor contrato, ayudante depanadero); independientes(pintor, plastificador, albañil,plomero) u otros más informales:empleados “en negro” de fábricas(Coca-Cola y Cepita), vendedorambulante, changador, botellero,“abridor de casas”, traficante dedrogas, etc. Entre las mujeres, lasobrevivencia no era menosvariada: había quien tenía untrabajo calificado y sostenía lacasa con marido desocupado ehijos; había quien negociaba unasuerte de alquiler con el resto dehabitantes de la casa en sucalidad de viuda del “primeradelantado”; había quien repartíasus hijos en varias casas tomadasy era consentida por loscartoneros en un baldío junto a suhijo más pequeño. El abanico deestas mujeres incluía ocupacionestales como enfermera, empleadadoméstica, costurera, artesana,empleada de geriátrico, prostituta,comadrona que practicabaabortos, etcétera.La toma de vivienda sevinculaba, en la mayoría de loscasos, con las posibilidades desobrevivencia que ofrecía el centrode la ciudad: cirujear, acudir a loscomedores cercanos, conseguiralgún trabajo:Yo no te voy a mentir. Yo vivode lo que tiran los ricos. Me visto ycomo con lo que tiran los ricos. Y vivoen una casa que no es mía y que debehaber sido de algún rico. (...) Yo vivíen las tres principales casas de loscirujas. (...) Porque acá en Capitalvivimos en casas que no son nuestras,y las casa’ que conseguimo’ son conparquet, balcón y todo eso, porque lagente acá vive así... (Mónica, 45años)Distintas historias de vidase “mezclaban” en los espaciospúblicos y privados de cadacasa tomada. En dicho escenariovivían e intercambiaban y teníanlugar las “prácticas deconsorcio”, a saber: ¿cómo sedirimían las cuestionesinternas? ¿Qué parte delpresupuesto de cada uno erarequerido para las cuestionescomunes de la casa quehabitaban? ¿Con qué criterio sedisponía de los espacios vacíos?En los casos más drásticos,y lejos de los estándaresdemocráticos, estas decisioneseran tomadas por aquellos conmás rango y relevancia dentrodel rankinginterno. Los queejercían la autoridad solían serlos personajes más temidos delas casas: aquellos que contabancon cierto aval del dueñopretendido o fingido, los quemanejaban la venta de drogasdesde su domicilio, los másantiguos moradores, etc. Estosvecinos mejor posicionados seinstituían como los “amos” dellugar, regulando las relacionesinternas con cierto despotismo, yconscientes de la inmovilidaddel resto por miedo arepresalias. Ellos regulaban, en-tre otras cuestiones, el acceso alas piezas y su distribución:Se fue mucha gente peroenseguida vino otra, no es que sellegó a desocupar. (...) ponele, enesta casa tomada hay como cincopiezas de los santiagueños, que cadaDistintas historias de vida se“mezclaban” en los espaciospúblicos y privados de cada casatomada. En dicho escenario vivíane intercambiaban y tenían lugar las“prácticas de consorcio”, a saber:¿cómo se dirimían las cuestionesinternas? ¿Qué parte delpresupuesto de cada uno erarequerido para las cuestionescomunes de la casa quehabitaban? ¿Con qué criterio sedisponía de los espacios vacíos?Habitante de baldíos y casas tomadasdel Abasto.
image/svg+xml31vez que queda una pieza vacía poneal tío, o a la hermana... Y lo haceporque son los que se llevan biencon Martín (el supuesto dueño) ...(Ana, 25 años)...A mi hermana la sacaron desu pieza. Fue muy injusto, porquequerían la pieza para ellos. Porquejusto era una pieza muy linda, conbalcón, con todo. (Se ofusca)Ledijeron a mi hermana que le teníaque dar la pieza porque nos iban adesalojar, no sé qué, todasmentiras... (Graciela, 34 años)...Y ahí se armó quilombo,porque el tipo no se quería ir de lacasa, decía que no tenía dónde ir avivir. Y entonces al final el deadelante nos dijo que le diéramosnuestra pieza, y bueno, qué leíbamos a hacer, se la dimos...(Benigna, 40 años)Paralelamente, aquellos quemaniobraban con éxito lasintrincadas redes sociales de estascasas, podían ir “ascendiendo” alinterior de éstas:Al principio teníamos unapieza al fondo, que era más feoporque teníamos que atravesar todo,y después por suerte conseguimosesta pieza que como yo le digo es lasuite, que tiene el balcón, todo(sonríe). Y bueno acá estoy, no vivobien, pero tampoco vivo mal.(Alberto, 64 años)Este escalafón a sortearrevestía suma importancia, yaque había casas donde laspiezas se diferenciaban muchoentre sí. Los espacios próximos alas cloacas, las terrazas, lossubsuelos y los entrepisos,solían ser los sitios donde iban aparar los últimos en llegar, o losque no tenían recursos paraostentar poder: mujeres solas,ancianos o personas con algunadiscapacidad.En estos microclimas más“pesados” de algunas casasresultaba impensable, por ejemplo,consensuar la regularización delpago de impuestos o el arreglo delas partes de uso común. Losocupantes comentaban en voz bajaque semejante blanqueo habría dealterar los “negocios sucios” delos “amos”:Yo la otra vez hice una reuniónpara que pongamos diez pesos pormes durante seis meses pararefaccionar la escalera, la entrada,todo. Al principio había gente queme apoyó, que le parecía bien, alprincipio hasta los que andan en ladroga me dijeron que sí, perodespués se arrepintieron porque sedieron cuenta que no les convenía,porque si hay una llave no puedensalir y entrar como se les da lagana. Entonces dijeron que no y lagente que al principio me habíaapoyado, después se echó atrás, pormiedo a que los otros le digan algo,¿sabés? Es muy difícil hacer algo...(Alberto, 64 años)No obstante, en otras casasse dibujaba una urdimbre derelaciones internas que, si bienno estaban hegemonizadasdesde una figura tan palpable,no dejaban de tener altas dosisde distancia, recelos y apatía.Extremadas de este modo lasdiferenciaciones internas, muyraramente estos“copropietarios” lograbanconsensuar una determinadapolítica hacia el “afuera” de lacasa.La mayoría de los ocupantesprocuraba que sus casasresultaran desapercibidas en elescenario barrial. Para ellodisimulaban las entradas queresultaban muy visibles,mantenían cerradas laspersianas que daban a la calle,se privaban de la luz del día orestituían la puerta principal allídonde no existía. Asimismo,evitaban llamar la atención y serreconocidos por los “otros”(vecinos, propietarios,municipio) como ocupantes.Esta estrategia se vinculaba, porotra parte, con la aspiración dequedarse en la casa el tiemposuficiente como para que losahorros permitieran procurarseotro espacio en la ciudad.Y entonce’ después un día terajan y qué: salís con una manoadelante y la otra atrás. No, yo noquiero que me pase eso... Me voy aquedar hasta el último día antes quenos saquen. La única salida esahorrar y tratar de comprarse unterrenito... (Nelson, 33 años)El “lifting” de la casatomada y la aspiración deregularizar los impuestos –yeventualmente convertirse eninquilinos– constituyó otrointeresante mecanismoimplementado por algunos deEl “lifting” de la casa tomada y laaspiración de regularizar losimpuestos –y eventualmenteconvertirse en inquilinos–constituyó otro interesantemecanismo implementado poralgunos de sus pobladores paraescapar del último peldaño en elsistema de clasificación social.Habitante de baldíos y casas tomadasdel Abasto.
image/svg+xml32sus pobladores para escapar delúltimo peldaño en el sistema declasificación social.Frente a un mismo problema–la amenaza o inminencia deldesalojo– se abrieron distintasposibilidades de reacción, querepresentaron las visiones dedos actores distintos, o biencoexistieron simultáneamente enun mismo actor, y fueroncambiando según el sentido deljuego preponderante en unmomento determinado.Asimismo, ante determinadascircunstancias donde aumentabala amenaza externa -ya sea encontextos de endurecimiento de lapolítica oficial respecto a lasocupaciones, intromisiones de lapolicía o desalojos- se apelaba,como último recurso, a “los pares”-los demás ocupantes-, noreconocidos como tales en épocastolerables de paz. En estos casos,se daba prioridad a lo que los unía-o a lo que se creía y se deseabaque uniera- por sobre lo quedividía, suprimiendo osuavizando las evidencias encontrario:(...) con los demás a vece’ discutimo’ opodemos tener algún problema con loschicos, pero el problema son los deafuera, que siempre miran para acáadentro (pone cara de estarolfateando algo desagradable)así... como si fuéramos no sé...ladrones, drogadictos no sé qué sepiensan que somos... Es cierto que haygente así, en lugares que son... ¡unaguantadero...! Por ejemplo ahí enAgüero yo sé positivamente que vivegente que tiene guardadas cosas, genterara... Acá nos podemos llevar mal,podemos tener nuestros problemas,pero de últimas si viene alguien deafuera a molestar, o a decir algo, yosalgo a defender a los de acá... (Angélica,aproximadamente 50 años)Las divisiones socialescreadas hacia el interior de cadacasa resultaban, pues, relacionescomplejas, atravesadas por sutilesalianzas y oposiciones. Luego deesta breve presentación, he deanalizar algunos impactos de losprocesos de renovación urbanasobre su vida cotidiana, a partir delo que denomino la modalidad deldesalojo “light”. En vinculacióncon lo anterior, también abordaréla percepción de estos ocupantesen relación con la regularizaciónde los servicios (agua, luz, etc.)para desde allí retomar algunascuestiones sobre sus complejosvínculos con el Estado y las“fuerzas del mercado”.El desalojo “light”Como ya comenté, ennoviembre de 1998 fueinaugurado un shoppingen elantiguo predio del Mercado deAbasto. Luego fueroninauguradas las torres dedepartamentos y unhipermercado, a cargo de lamisma empresa. En los mesesprevios, los ocupantes ilegalesde los alrededores del exMercado fueronprogresivamente desalojadospor la empresa IRSA bajo unamodalidad “light”.Éste es el testimonio, porejemplo, de una vendedora delas torres de departamentos, enel que me explica que el terrenode enfrente ya había sido“vaciado” de ocupantesilegales, para no obstaculizarlas ventas de los nuevosdepartamentos:Es un proceso lento. Soroscompró este baldío de la esquina(...) Está ya deshabitado, limpiadoel terreno. Me dijeron que estaballeno de prostitutas y ladrones.(...) Les dio la plata que querían.No importaba cuánta: lo únicoimportante era que se fueran. (...)Se está limpiando el barrio, perode a poco. Y Soros compró, medijo la gente de seguridad,muchas otras casas tomadas quedespués las pone en venta.Por las noches resultabacomún observar a los policíasencabezando los operativos.Las casas fueron desalojadassin violencia -coincidíanvecinos del barrio y testigos-,por lo que todos (ocupantes,vecinos de clase media,comerciantes, inmobiliarias)afirmaron que hubo un arreglomonetario entre la empresa ylos ocupantes desalojados:Se dice en el almacén que lesdieron plata a los de casa tomadasegún los hijos, para más o menosconstruirse algo en provincia.Pero se fueron bien, vos veías quehasta saludaban a los que sequedaban, todo. Es porque acáhubo mucha plata de por medio,por lo menos eso es lo que todoscomentan. Yo vi varios días queestaban los soldados con loscamiones, los cargaban a todos yse llevaban sus cosas. Pero seguroque hubo plata, porque no hubogolpes, ni forcejeos, ni gritos,nada. Se fueron bien (Alberto,propietario)En un contextogeneralizado de reconversiónde las esferas de lo privado ylo público, las fuerzasprivadas retomaron accionesde lo público, delegándose asíEn un contexto generalizado dereconversión de las esferas de loprivado y lo público, las fuerzasprivadas retomaron acciones de lopúblico, delegándose así aspectosinsoslayables en cuanto a losmodos de “hacer ciudad” enmanos del capital global.
image/svg+xml33aspectos insoslayables encuanto a los modos de “hacerciudad” en manos del capitalglobal. Por supuesto que estapráctica no supuso ningúngrado de altruismo: el máximoperjuicio para los empresarioshabría sido esperar el lentotranscurso del juicio legal, enel cual los desalojos podíanllegar a demorar varios años.Pero a la vez creo que estasprácticas son susceptibles deotras lecturas.En primer término, si bienesta modalidad informal dedesalojo implicó unatransacción subordinada -entanto los ocupantes nocontaban con demasiadomargen de negociación-,suponía un reconocimientosiquiera parcial de sucondición de habitantes deaquel espacio.Este desalojo “cash” queviabilizaban los abogados dela empresa IRSA otorgaba unalegitimidad a los ocupantes almenos en lo concerniente a laapropiación material de eseinmueble, al hecho de habertranscurrido buena parte de lavida en aquel sitio,arreglándolo o no,envejeciendo, teniendo hijos.Asimismo, ese dinerocontante y sonante a cambio desu exilio y silencio permitió alos ocupantes pensarse a símismos –al menos de un modoefímero y fragmentario, noexento de contradicciones–como “propietarios” o“dueños”, en tanto operó comouna indemnización, unareparación material ysimbólica. En efecto, con eldinero obtenido a cambio dehaber habitado aquella casa–no importaba por el términode cuántos años– pudieronprocurarse temporariamenteun lugar en terrenos deprovincia, en un hotel-pensiónde la ciudad, o conseguir otrapieza intrusada.Demás está decir que,desde la lógica empresarial,hubiera sido improbable nollegar a un acuerdo, en tanto setrataba de “intrusos” conescaso capital simbólico. Sóloera cuestión de llegar a unpacto razonable, de encontraruna suma de dinero compatiblecon las expectativas de mínimade estos “moradoresindeseables”. Como diríaBourdieu, se trataba de con-ciliar la modalidad que asumíael desalojo con el habitusde losocupantes, ajustando susesperanzas subjetivas a loscondicionamientos objetivos2yatenuando de este modoposibles resistencias.Su fuerte carácter extorsivoasemejaba estos desalojos,desde la lógica de losocupantes, a los llevados acabo por la Policía años atrássin las correspondientesórdenes judiciales:Ramón:...Ya sacaron lasplacas de acá, el mural con la carade Gardel que estaba puesto ahítambién (sobre la pared delChantacuatro, recordando ellugar histórico), por lo que meimagino que lo deben haberllevado a la Municipalidad paraponerlo en algún museo, no sé.Yo:¿Y si viene el desalojoqué van a hacer?Damián:Y qué vas a hacer,si vienen a desalojarnos tenés queagarrar tus cosas y te vas, noqueda otra.Ramón:Claro, ahora no escomo antes, te pueden desalojarmucho más rápido. Ahora lapolicía viene y te desaloja, nonecesita tanto trámite. (Ramón yDamián, aproximadamente 30años)La astucia en la invencióndel desalojo lightpor parte deeste grupo empresarial secaracterizó por sortear –desdesu absoluto perfil bajo–cualquier esbozo dedescontento o repudio social,como el que suscitó años atrásel violento desalojo de losocupantes de las bodegas Gioly otros desalojos ilegales en laciudad de Buenos Aires. Lacondena social generalizadaLa astucia en la invención deldesalojo lightpor parte de estegrupo empresarial se caracterizó porsortear -desde su absoluto perfil bajo-cualquier esbozo de descontento orepudio social, como el que suscitóaños atrás el violento desalojo de losocupantes de las bodegas Giol y otrosdesalojos ilegales en la ciudad deBuenos Aires.Demolición de una casa sobre la calleGuardia Vieja para la construcción delhipermercado COTO.
image/svg+xml34por este accionar al margen dela ley provocó la marcha atrásde los proyectosgubernamentales queprocuraban “saltear” lasórdenes judiciales a través dela directa intervención de lapolicía para efectivizardesalojos.En síntesis: en tanto lavivienda no dejó de ser underecho socialmentereconocido, las “fuerzas delmercado” pusieron en marchaestas maniobras para lograruna rápida expulsión de los“intrusos” sin hacer peligrardemasiado su legitimidad.3No obstante, estas prác-ticas produjeron también, aldecir de Giddens (1995: 45-52)–y por más que hubiesen sidoconcebidas con otro propósitooriginal–, consecuenciasinesperadas: si bien lesdenegaba su condición dehabitantes de la ciudad, almismo tiempo les habilitaba“... reducir la distanciasimbólica con los vecinospropietarios”.4El pagode los impuestosAlgunos actoresgestionaban individual ogrupalmente elrestablecimiento de losservicios de luz, gas o agua conla empresa privatizada encuestión. El despliegue de estarelación entre ocupantes ymercado suponía en formaomnipresente a un tercer actordesplazado: el Estado, cuyaausencia habilitaba lanegociación entre actores conenorme desigualdad de poder.5Para las empresasprivatizadas, los ocupantes eranconsiderados ciudadanos en lamedida en que podían pagar losservicios que éstas les ofrecían,confiriéndoles una suerte de“carta de ciudadanía”inacabada y maltrecha, peroun principio de ciudadanía alfin, especialmente paraaquellos que, además,cargaban con el estigma de serinmigrantes ilegales:Las empresas privadas noshicieron sentir personas al darnoslos servicios y mandarnos lafactura.6Como una extensión delvínculo con estas empresasprivadas, algunos ocupantestambién lucían el acceso a latelevisión por cable como unamarca de prestigio (por másque luego no pudieran afrontarel gasto y debieran sufrir cortesde suministro), así como a unavasta gama deelectrodomésticos adquiridoscon enormes esfuerzos:televisión, videograbadoras,equipos de música. El disfrutede estos servicios incorporabahacia el afuera una imagen quese correspondía con su propiapercepción de identidad. Setrataba de elementos que,además de su uso prácticoevidente, se añadíansimbólicamente a su “fachada”personal, en lo que podríamosllamar una estrategia derepresentacióndestinada aobtener una mayor legalidadsocial.7(...) ¡Ah!, y el otro díatambién vinieron los de la luz;son de Edesur, creo. Y bueno, nosteníamos que pagar la instalación(...) La mayoría estaba de acuerdo,y al resto lo convencimos porqueno les quedaba otra, si no, se ibana quedar sin luz. (...) Yo quieropagar, decime, ¿por qué tenemosque usar la luz y no pagar?Además nos conviene a nosotros,son más cosas a nuestro favor...(Luis, 63 años)Mirá, acá la gran cagada esno haber pagado de entrada...Porque pagar los impuestos te daderechos, después no te puedenrajar tan fácil, se les complicamás... (Juan, aproximadamente40 años)Otros moradores, por elcontrario, creían que elverdadero dueño era el quedebía hacerse cargo:(…) yo no pienso pagar nadade lo que se deba... Y además, sirealmente hubiera que pagar todala luz que se usó... ¡acá hay genteviviendo desde hace 10 años! Ybueno, eso lo debería pagar eldueño de la casa, no nosotros,¿no? (Eduardo,aproximadamente 35 años)Del mismo modo, muchosocupantes suponían que lafalta de pago de los serviciosprovistos por las empresasprivatizadas podría acarrear, comoconsecuencia, el desalojo.No sé, yo tengo la sensaciónde que por un lado o por otro lacosa va a reventar, si no es porquenos echa la Municipalidad esporque la luz, o el gas nos hacenjuicio y nos desalojan... (Blanca,34 años)Yo:¿Y cómo estás?SH:Bien, tranquilos...(sonríe)Por ahora no nossacaron, ni vinieron los de laluz... (Shirley, 29 años)Incluso las mismasempresas presionaban desdeese lugar de ilegalidad de estosmoradores de la ciudad,manipulando su situación dedesventaja respecto a otrosciudadanos.Nelson:...Y acá dice (aludea una carta que les envió
image/svg+xml35Edesur):“Señores ocupantes”.¿Cómo ocupantes? ¿Por qué diceasí? ¡Nosotros somos personas, noocupantes, así que acá tendríanque ir nuestros nombres! (Nelson,33 años)En el marco de estarelación fuertemente desigualconstruida entre las diversas“fuerzas del mercado” y losocupantes ilegales, estosúltimos homologaban a lasempresas privatizadas de losservicios públicos con lafuerza legítima capaz deecharlos de su casa.Epílogo: el difícilacceso a la condiciónde ciudadanosSi el Abasto se fuereinventando a partir deciertos procesos deapropiación cultural dirigida,¿qué posibilidades dereinvención les quedaba aestos ocupantes cuyailegalidad no hizo sinoagravarse frente a estareconversión “noble” del ba-rrio? En tal contexto deapropiaciones fuertementedesiguales, ¿existía algunaposibilidad de acceder a laciudadanía para estospobladores?Mientras el Estado recurríaa una ciudadanía cívico-política, existía otro tipo deciudadanía que se construíacotidianamente desde las dife-rentes prácticas sociales yculturales. Desde estaperspectiva los ocupantes –aligual que otros actores socialesde la ciudad– accedían a unconsumo simbólico queampliaba su ciudadanía. Sibien diferencialmente, algunosocupantes se convertían enconsumidores de medios,tecnología, información y otrosbienes que organizaban elsentido social de sus prácticascotidianas.8El consumo de losbienes mencionados permitía aestos “pobladores invisibles”vivir con una determinadacalidad de vida que en muchoscasos resultaba contradictoria:ciertos ocupantes teníantelevisión por cable pero nocontaban con red cloacal, obien, compartían un bañoprecario con muchas familias.El acceso a determinadosconsumos asociados a sectoresde clase media no aminoraba,mecánicamente, la desigualdadeconómica y social.Del mismo modo, el hechode transformarse en usuarios oclientes de estas empresasprivatizadas de servicios nolos equiparaba al resto de losciudadanos, ya que laintegración y la identidad nose construye sólo desde elconsumo. Aquí no opera unaconversión automática a lacategoría de ciudadano, ya queel consumo no vieneacompañado de unreconocimiento social, de undeterminado contenidosimbólico que les restituyaprestigio.Dentro de lo que GarcíaCanclini (1995: 21) denominalas nuevas condicionesculturales de rearticulaciónentre lo público y lo privado,se van gestando nuevasmodalidades de ciudadaníaenlos escenarios estructuradoscomplementariamente delEstado y el mercado. En talsentido, el vínculo establecidopor los ocupantes con lasfuerzas empresariales puedepensarse desde el concepto detáctica que esgrime De Certeau(1996: 42-44): se trata del artedel débil, de prácticas quedeben actuar en el terreno queimpone y organiza la ley deuna fuerza extraña. Elmercado, en fin –y no sólo elEstado–, se ha vuelto un actorsocial indiscutido para teneren cuenta a la hora de pensarlas identidades que construyenlos ocupantes ilegales de casastomadas en el marco de susluchas por el reconocimiento o,en palabras de Bourdieu(1991), en su búsqueda de serincluidos dentro del sistema declasificación oficial.Un grupo de habitantes del baldíorecibe la visita de viejos habitantesque ahora viven en la provincia.
image/svg+xml36NOTAS1 A pesar de que algunos de estos ocupantes continúanhabitando en el espacio barrial, resulta más atinado sintetizarsus experiencias en tiempo pasado, ya que una vastaproporción fue desalojada en estos últimos cinco años. Lasedades consignadas son, en varios casos, estimativas. Losnombres de los ocupantes fueron deliberadamente cambiadosy sus direcciones omitidas, por respeto a las condiciones deanonimato que requirieron algunos entrevistados, y quehicimos extensivas al resto.Una primera versión de este trabajo fue presentada en lasJornadas Nacionales de Ética “Problemas de la vida urbanacontemporánea”, realizada en la Sociedad Argentina deEscritores, Buenos Aires, en agosto de 1999.2 En numerosos trabajos Bourdieu trabaja esta sugestivacorrelación entre las probabilidades objetivas -lasoportunidades de acceso a determinado bien- y las esperanzassubjetivas (Cfr. Bourdieu 1989 y 1991: 91-111).3 En otro trabajo reciente (Carman 2003) abordé los desalojos deocupantes ilegales y otros “habitantes innobles” del barrio(vendedores de chorizos, sin techo, etc.) durante el períodocomprendido entre 1999 y 2003, operados por el poder local, losgrupos empresariales o bien, una combinatoria de actores. Sibien excede el marco de este artículo, resulta pertinentecomentar que, por sus características, lo que di en llamar los“desalojos asistenciales” prolongan la lógica descripta aquírespecto de los “desalojos light”, en cuanto a efectivizar unaexpulsión negociada de los moradores consideradosindeseables.4 Herzer et al.(1997: 200). La cita pertenece a un trabajocolectivo que desarrolló el Área de Estudios Urbanos delInstituto Germani sobre las percepciones de familiasocupantes de inmuebles en Buenos Aires sobre su situaciónhabitacional, en particular en la zona de la traza de la ex-Autopista 3. Me pareció interesante retomar textualmente elcomentario, significativamente emparentado con lo que vengotrabajando en relación al barrio del Abasto.5 Coincidimos con Herzer et al.(1997: 203-4) -que trabajaron elcaso de ocupaciones en los barrios de Coghlan y Belgrano-respecto a que dichas demandas por la provisión de servicios secircunscriben al ámbito privado y que el Estado “...aparececomo un actor exento de responsabilidad en esta esfera”, ya que“...ni siquiera se le reclama el papel de mediador en lanegociación entre vecinos y empresa. Tampoco está presente elcuestionamiento o la discusión acerca de qué es lo que debenhacer las autoridades del gobierno local cuando la provisión deservicios es deficitaria o existe imposibilidad por parte de lasfamilias de acceder a ellos”.6 El testimonio no surge de nuestras crónicas de campo -aunqueresulta casi literal de otras entrevistas en el Abasto- sino quepertenece a un ama de casa con cinco hijos, ocupante de la zonade la AU3 (Cfr. “Casas tomadas. La pesadilla del techoimpropio”. Revista La Nación, 22/2/98, pp. 34-41).7 Silva (1992: 71-3) aborda la construcción de los territoriossociales en relación a determinadas competencias discursivas yrepresentativas, que ofrecen las marcas de reconocimientonecesarias para que uno pueda discernir en qué clase deterritorio se halla. Este análisis resulta interesante de serretomado para reflexionar acerca de las aspiraciones deconsumo de los ocupantes en su búsqueda de acercamiento alas clases medias.Desde la perspectiva de Douglas et al.(1990: 80-85), el consumode determinados bienes sirve para comunicar diferencias y darsentido a los acontecimientos sociales: “…la actividad delconsumo es la producción colectiva, con sus respectivosconsumidores, de un universo de valores. El consumo utiliza lasmercancías para hacer firme y visible una serie particular dejuicios en los cambiantes procesos de clasificación de las perso-nas y los acontecimientos (…) En el marco del tiempo y elespacio de los que dispone, el individuo utiliza el consumo paradecir algo sobre sí mismo, su familia, su localidad (…) Elconsumo es un proceso activo en el cual todas las categoríassociales son continuamente redefinidas” (Ibíd., 83).Análogamente, García Canclini (1995: 19 y 27) analiza cómo elconsumo sirve para pensar: “cuando seleccionamos los bienes ynos apropiamos de ellos, definimos lo que consideramospúblicamente valioso, las maneras en que nos integramos y nosdistinguimos en la sociedad… (…) En otros términos, debemosanalizar si al consumir no estamos haciendo algo que sustenta,nutre y hasta cierto punto constituye un nuevo modo de serciudadanos”. En el caso de los ocupantes, el consumo tambiénsirve para ocultar otros aspectos de la vida que, como no llevana un “manejo de la impresión” favorable, se buscaminimizarlos, subcomunicarlos (cfr. Goffman 1993: 33-42).Frente a una vivienda deteriorada, el consumo de ciertos bienesaspira a producir un “efecto de encandilamiento” o, al menos,un mensaje compensatorio del propio status.8 Para un mayor desarrollo sobre diversas construcciones de lanoción de ciudadanía en relación a la problemática que nosincumbe, ver Carman y Lacarrieu 1995. Cfr. también Robin1993; Grassi et al.1994: 10-22, 61-63, y Sigal 1991.BIBLIOGRAFÍABourdieu, Pierre, “Estructuras sociales y estructuras mentales”,Prólogo del libro La Noblesse d’ Etat. Grandes écoles et esprit de corps(Traducción de Emilio Tenti Fanfani), París, Editiones deMinuit, 1989.Bourdieu, Pierre, El sentido práctico, Madrid, Taurus, 1991.Carman, María, “Ocupantes ilegales”, en SuplementoProfesional de La Prensa, 1995, p. 14 (en colaboración conMónica Lacarrieu).2003 (inédito). Narraciones de identidad, procesos deennoblecimiento y disputas por el patrimonio en el barrio delAbasto. El caso de los ocupantes ilegales de casas tomadas.Tesis doctoral. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidadde Buenos Aires.De Certeau, Michel, La invención de lo cotidiano, México,Universidad Iberoamericana, 1996.Douglas, Mary e Isherwood, Baron, El mundo de los bienes. Haciauna antropología del consumo, México D. F., Grijalbo, 1990.García Canclini, Néstor, Consumidores y ciudadanos. Conflictosmulticulturales de la globalización, México D. F., Grijalbo, 1995.Giddens, Anthony, La constitución de la sociedad, Buenos Aires,Ediciones Amorrortu, 1995.Goffman, Erving, La presentación de la persona en la vida cotidiana,Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1993 [1959].Grassi, Estela et al., Políticas Sociales. Crisis y Ajuste Estructural,Buenos Aires, Espacio Editorial, 1994.Herzer, Hilda et al., “Aquí está todo mezclado...” Percepcionesde familias ocupantes de inmuebles en Buenos Aires sobre susituación habitacional, en Revista Mexicana de Sociología, Vol. 59,N° 4, pp. 187-217, 1997.Robin, Régine, “Citoyenneté culturaliste, citoyenneté civique”, enMots Représentations. Enjeux dans la contacts interetniques etinterculturels, Canadá, Les Presses de l’Université d’Ottawa, 1993.Sigal, Silvia, “Marginalidad espacial, Estado y ciudadanía”,Revista Mexicana de Sociología, 1981.Silva, Armando, Imaginarios urbanos, Bogotá, Tercer Mundo,1992.
image/svg+xml37traduccionesCidadãos ou ilegais?DISJUNTIVA DA INTEGRAÇÃO SOCIALDOS HABITANTES DAS CASASUSURPADAS NO BAIRRO DO ABASTOMaría CarmanNeste trabalho vou retomar algumasquestões significativas para a análise quesurgem duma pesquisa realizada nobairro do Abasto que fica na Cidade deBuenos Aires. A etnografia em questãoindagou, entre outras coisas, nasdisputas em relação ao patrimônio localentre os ocupantes das casas usurpadase outros atores sociais do Abasto emdiversas conjunturas: o período do“Bronx porteño” (1993-1996), a épocatradicional das obras de reciclagem doex. Mercado de Abasto e de “invençãodo bairro nobre” (1997-1998), e operíodo atual (1999-2003), no qualacontecem inaugurações de espaçoscomerciais e culturais mobilizadas aoredor de alguns objetivos comuns,como apropriação privilegiada dopatrimônio e a inflação da memoria.Aqui analisarei os vínculos dosocupantes ilegais com o Estado, as“Forcas do Mercado” e o eventual acesoa uma cidadania durante o período dereciclagem do ex Mercado de abasto(1997- 1998).No meu caso, quero desdobrar oseguinte suposto. Sustento que asempresas privadas que entraram emcontato direto com os habitantes dascasas usurpadas – a empresa IRSAresponsável do Shopping Abasto deBuenos Aires e também das companhiasprivatizadas de serviços outorgaram aosocupantes um reconhecimento e umavisibilidade social que não lhes foramconferidas pelas forcas públicas, nemoutros atores da sociedade como porexemplo, os vizinhos proprietários comos que conviviam no bairro. As “forçasdo mercado”, alem se seremdesalojaram e demoliram as casas dosusurpastes, também conferiram estes“habitantes invisíveis” uma “carta decidadania”, embora se tratasse dumacarta fortemente condicionada eextorsiva.Isto pode soar paradoxal ou cínico, masintentarei demostrá-lo a partir daexposição de dois casos: A modalidadedo desalojo “light” e o pagamento dosimpostos. Antes de expor ambos casos,reconstruirei brevemente algumascaraterísticas das relações internastecidas no interior das casas usurpadas,de modo que as exposições dos casostenham mais clareza a partir dasrepresentações, expectativas e praticasdos habitantes involucrados.Citoyens ou illégaux?DILEMMES DE L’INTÉGRATION SOCIALEDES HABITANTS DE MAISONS PRISESDANS LE QUARTIER DE L’ABASTOMaría CarmanDans ce travail je reprends des questionssignificatives pour l’analyse qui surgissentd’une enquête portée dehors dans lequartier de l’Abasto dans la ville de BuenosAires. L’ethnographie en question a enquêté,entre d’autres choses, sur les discussionsautour du patrimoine local entre les occu-pants de maisons prises et d’autresacteurs sociaux de l’Abasto dans desoccasions diverses: la période du «BronxPorteño1» (1993-1996), le tempstransitionnel des travaux de recyclage duex-Mercado de Abasto2 ,et de la «inven-tion du quartier noble» (1997-1998), et lapériode actuelle (1999-2003) danslaquelle les inaugurations d’espacescommerciaux et culturels se succèdentl’une après l’autre, mobilisées autour dequelques buts communs, commel’appropriation privilégiée du patrimoine etl’inflation de la mémoire.J’analyserai ici les liens des occupantsillégaux avec l’État, les «forces du marché» etl’accès éventuel à une citoyenneté pendant lapériode de recyclage du Mercado de Abasto(1997-1998).En particulier, il intéresse de déplier la suppo-sition suivante. Je soutiens que lesentreprises privées qui sont entrées encontact direct avec les habitants de maisonsprises - la compagnie IRSA, responsable dushopping Abasto de Buenos Aires et aussiles compagnies privatisées de services - aaccordé aux occupants une reconnaissanceet une visibilité sociale que les forcespubliques ne leur ont pas donné, même pasd’autres acteurs de la société comme parexemple, les voisins propriétaires aveclesquels ils ont cohabité dans le quartier. Les«forces du marché», bien qu’elles ontdélogé et ont démoli les maisons des occu-pants, ont conféré aussi à ces «habitantsinvisibles», «la carte de citoyenneté», mêmes’il s’agissait d’une carte fortementcondicionée ou extorqueuse.Cela peut sembler paradoxal ou cynique,mais j’essaierai de le démontrer à partir del’exposition de deux cas: la modalité de«l’évacuation light» et le paiement desimpôts. Avant d’exposer les deux cas, jereconstruirai brièvement quelquescaractéristiques dominantes des rapportsinternes tissés à l’intérieur des maisonsprises, de manière que l’exposition des casdevienne plus intelligible à partir desreprésentations, expectatives et pratiquesdes habitants involucrés.1 De Buenos Aires.2 Marché de provision.Citizens or illegal?DILEMMAS OF THE SOCIAL INTEGRA-TION OF THE INHABITANTS OF TAKENHOUSES IN THE NEIGHBOURHOOD OFTHE ABASTOMaría CarmanIn this work I resume some significantquestions for the analysis that arise froman investigation carried out in theneighbourhood of the Abasto in the cityof Buenos Aires. The ethnography inquestion investigated, among otherthings, in the disputes around the localpatrimony between the occupants of takenhouses and other social actors of the Abastoin diverse occasions: the period of the“Porteño 1Bronx” (1993-1996), the transi-tional time of the works of recycling of theformer Mercado de Abasto 2and of the“invention of the noble neighbourhood”(1997-1998), and the current period(1999-2003), in which inaugurations ofcommercial and cultural spaces follow oneafter the other, mobilized around somecommon goals, as the privileged appropria-tion of the patrimony and the inflation of thememory.I will analyze here the ties of the illegaloccupants with the State, the “forces ofthe market” and the eventual access to acitizenship during the period of recyclingof the former Mercado de Abasto (1997-1998).In particular, it interests to display thefollowing supposition. I sustain that theprivate companies that entered in directcontact with the inhabitants of takenhouses - the IRSA company, responsiblefor the shopping Abasto de Buenos Airesand also the privatized companies ofservices - granted the occupants a rec-ognition and a social visibility that thepublic forces didn’t give them, neitherother actors of the society like for ex-ample, the proprietary neighbours thatthey cohabited with in theneighbourhood. The “forces of themarket”, although they dislodged anddemolished the houses of the occu-pants, also conferred to these “invisibleinhabitants”, “citizenship papers”, al-though they were strongly conditional orextorting ones.This can sound paradoxical or cynic, butI will try to demonstrate it starting fromthe exposition of two cases: the modalityof the “light” eviction and the payment ofthe taxes. Before exposing both cases,I will shortly reconstruct some prevalentcharacteristics of the internal relation-ships woven inside the taken houses, sothe exhibition of the cases becomesmore intelligible starting from the repre-sentations, expectations and practical ofthe involved inhabitants.1 Of Buenos Aires.2 Market of supply.37