image/svg+xml38Fútbol, cocay chicharrón:un paseo hacia“lo boliviano”Usos del espacioy diversidad culturalen el Parque AvellanedaV O C E S D E B U E N O S A I R E SLas "doñitas" venden comidas tradicionales bolivianas en laferia de comidas, que se conocen con el nombre de"agadachaditos" por la forma en que suelen ser ingeridos.Algunos de los nombres de los equipos de fútbol seinspiran en los regionalismos de Bolivia que persisten enBuenos Aires.
image/svg+xml39de aquello que es abierto para todala gente, en oposición a lo privado,exclusivo para un grupodeterminado” (2003: 25).En relación al segundotérmino de la ecuación, losespacios en las ciudades sonvariados y se definen y redefinenpermanentemente. Entonces, alhablar de espacios públicos urbanospodemos caracterizarlos deacuerdo con los tres criteriosmencionados: colectividad,accesibilidad y visibilidad. Poreso, afirmamos que “son loslugares de acceso para toda lagente, administrados por el Estadoy generalmente visible” (2003: 26).Son espacios de sociabilidad enlos que se instauran nuevasdistancias y nuevas relaciones,todo lo cual permite reflexionaracerca de las identidades. Puestoque las actividades que sedesarrollan en estos espacios sonde variado orden y van desde eltrabajo, la promoción, larecreación cultural y la educación,entre otras, podemos afirmar queen los espacios públicos urbanosse construyen modos particularesde identificación y diferenciación.Nuestra intención en estetrabajo es describir laconfiguración particular de unespacio de la ciudad de BuenosAires, que es la que se da en elParque Avellaneda, para poderreflexionar sobre las relacionesque allí se construyen.Analizaremos acerca de esteespacio a partir de la mirada deuno de los actores de lainteracción, a saber, de losmigrantes bolivianos que hacenuso de ese espacio de un modoparticular. Tomaremos en cuentaanálisis previos realizados acercade los procesos de construcción deidentidades vinculadas a Boliviaen la ciudad (Carmona, 2000;Gavazzo 2001, 2002; Gavazzo yTapia Morales, 2004). Esta visión“desde adentro” de la colectividadbusca no sólo recuperar la visiónde los propios bolivianos respectode los procesos que ellos mismosexperimentan, sino ademásrepensar las relaciones que seconstruyen con los no bolivianosque también usan el Parque, loque a su vez nos permitirácomprender otros aspectos de lainserción en el contextomigratorio.En este sentido, es importantemencionar la existencia yproliferación de un estereotiposobre el “boliviano” o el “bolita”,que se evidencia en algunasinteracciones observadas en elespacio del Parque Avellaneda.Por esta razón este trabajo sepropone cuestionar esteestereotipo a partir de ladescripción de la diversidadinterna de lo que se denomina“colectividad boliviana”. A pesarde que reconocemos el“enjambramiento” de lacolectividad boliviana (ZallesCueto, 2002: 100),1pensamos queexiste una fuerte segmentaciónsocial entre los inmigrantes, enrelación con los modos deconstruir identidades, de “sentirseboliviano” y que se verifica en elprivilegio de ciertas formas deidentificación por sobre otras.Estas formas se construyen deacuerdo a distintos ejes (Caggiano,2004) que van desde lo regional, loétnico, lo religioso, el género y laclase social, por mencionar sóloalgunas. Esta segmentacióncorresponde con la elaboración deIntroducción: usos delespacio y diversidadculturalLos espacios públicoshancobrado importancia en laactualidad, no sólo para serusados como lugares deesparcimiento sino para laconstrucción de nuevas relacionesentre las personas. De este modo,se han vuelto un objeto delanálisis social. Esto ha implicadola conformación de un campo deestudios de caráctermultidisciplinario, dentro del cualse han elaborado un conjunto dereflexiones referidas a los espaciosllamados públicosen las ciudades,algunas de las cuales seránretomadas en este trabajo con laintención de proyectarlas sobre unespacio particular dentro de laciudad de Buenos Aires.En primer lugar, acordamoscon Makhlouf de la Garza, paraquien “el espacio público es ellugar privilegiado para observarla diversidad cultural urbana”(2003: 28). Es importante entonceshacer foco en los dos términos delobjeto de este análisis, a saber“espacio” y “público”, para podercomprender sus significados yconstruir el propio para el análisispropuesto. En cuanto al últimotérmino, es frecuente que se definapor oposición a lo “privado”, entanto lo “público” estaríaremitiendo a lo colectivo y éste a loindividual. En este sentido, laautora retoma de Nora Rabotnikof(1998) una definición de lo público“que se refiere a lo que concierne opertenece a todo un pueblo,progresivamente se vuelvesinónimo de político, es decir, elEstado concebido como autoridadcolectiva o representante de unpueblo” (2003: 25). Por otro lado,“lo público” también se definecomo lo visible frente alocultamiento de lo privado, con lomanifiesto frente a lo secreto.Finalmente, Rabotnikof advierteque “lo público es la designación“(...) al hablar de espacios públicosurbanos podemos caracterizarlosde acuerdo con los tres criteriosmencionados: colectividad,accesibilidad y visibilidad. Por eso,afirmamos que “son los lugares deacceso para toda la gente,administrados por el Estado ygeneralmente visible”.AutorasAlicia CarmonaNatalia GavazzoConsuelo Tapia MoralesFútbol, coca y chicharrón: un paseo...
image/svg+xml40un pasado en el presente quedemuestra la existencia dealteridadeshistóricas(Segato, 2002)que son reelaboradas en elcontexto migratorio y queimplican diversos modos de“imaginarse como boliviano”.Estos modos de ver se observan enlos usos del espacio que hacen losmigrantes bolivianos en el ParqueAvellaneda, particularmente losdomingos. Allí convergen distintasproblemáticas sociales-culturalesde los bolivianos, cada una de lascuales merecería ser analizadaindividualmente por sucomplejidad y por su importanciaen el contexto migratorio. Sin em-bargo, conviven en el mismoespacio.Por cuestiones de limitación deespacio y tiempo, en este trabajotomaremos para el análisis unasola de estas problemáticas oesferas del espacio, lo que nospermitirá dar un primer paso en lareflexión acerca de la bolivianidad.La visión de las relaciones que sedan en el espacio del Parque queseleccionamos en esta ocasión es lade los que denominamos“originarios”, que son aquellos quese identifican como “quechuas”y/o “aymaras” frente a laidentificación como “bolivianos”.Sin embargo, no perdemos de vistaque es extremadamente importanteampliar el análisis a las otrasesferas en futuros trabajos. Noshubiese gustado analizar lasentrevistas realizadas a los“deportistas” para mostrar ladiversidad, la existencia de otrospuntos de vista.El interés surge deinvestigaciones pasadas ypresentes que se proyectan hacia elfuturo desde tres perspectivasdistintas. Nuestro objetivo es el deconstruir una mirada común con elaporte de los distintos puntos devista que pueden tener unaantropóloga estadounidense, unaargentina y una boliviana acerca deun mismo fenómeno: a saber, laconstrucción de imágenes de “loboliviano” en el contexto migratoriode Buenos Aires. Esta miradacompartida se proyectará sobre unmismo espacio (el ParqueAvellaneda) a partir de los análisisprevios acerca de procesosexperimentados por migrantesbolivianos en Buenos Aires.Ciertamente partimos de distintasinvestigaciones individuales peroque convergen de alguna manera apartir de observaciones similaressobre el espacio seleccionado paraeste trabajo. Creemos que el hechode que cada una de las autorashagamos foco en distintos aspectosdel fenómeno de la migraciónboliviana a la ciudad, permitiráenriquecer el análisis propuesto.La construcción de “loboliviano” en BuenosAiresEn primer lugar, proponemosanalizar los procesos de inserciónde los bolivianos en términos de loque podemos denominar ladimensión cultural. Es interesanteretomar lo dicho por Benencia yKarasik acerca de que “pocascolectividades de extranjeroslimítrofes o migrantes internosconstruyen en Argentina redessocialestan activas y permanentesa lo largo del tiempo (como losbolivianos), y esto se asocia de unmodo importante con la fuerza delos vínculos con el lugar de origeny los “paisanos”,2y con laconciencia de una matriz culturalparcialmente común y a la vezmuy diferente de la de lapoblación receptora” (1995: 37).Estas redesles han servido a losbolivianos para insertarse enBuenos Aires en términos desupervivencia, ya que gracias aellas los recién llegados obtienenfacilidades en la búsqueda devivienda, de trabajo y en larealización de los trámites deregularización migratoria.3A pesar de que es muy difícildeterminar una cantidad cierta deinmigrantes bolivianos queresiden en Buenos Aires,4el flujomigratorio ha sido losuficientemente importante nosólo para que se establezcan lasmencionadas redes socialesentrelos migrantes sino también uncampo cultural5vinculado con lacultura nacional boliviana. SegúnGrimson, “en la medida que losmigrantes se han ido asentandoen Buenos Aires desarrollarondiversas estrategias”, no sólo entérminos de las necesidadesbásicas de la subsistencia, sinotambién “para reunirse yconstruir, en el nuevo contextourbano, lugares y prácticas deidentificación” (Grimson, 1999:33). Es por eso que podemos decirque existen múltiples ámbitos enla ciudad dedicados a producir yreconstruir las identidadesvinculadas con la bolivianidad.6Lacomunidad boliviana, segúnZalles Cueto, ha producido “unarepresentación simbólica culturaly formas organizativas yasociativas de afinidad biencohesionadas” (2002: 100). De estemodo, esta comunidad constituyeuna “cultura con características yrasgos propios” al interior de lasociedad argentina.En este punto, puede ser claveretomar el concepto de nuevabolivianidad (Grimson, 1999)puesto que puede ser muy útilpara entender el proceso deconstrucción de identidadesbolivianas en el contextomigratorio. Con este concepto,Grimson se refiere a la culturaoriginaria de Bolivia pero que,“creada” en Buenos Aires, setransforma en relación a susLa visión de las relaciones que sedan en el espacio del Parque queseleccionamos en esta ocasión esla de los que denominamos“originarios”, que son aquellosque se identifican como“quechuas” y/o “aymaras” frente ala identificación como“bolivianos”.
image/svg+xml41nuevas condiciones deproducción y reproducción.7Lareproducción de ciertos bienesculturales de origen bolivianoen elcontexto migratorio (como lapráctica de las danzas folclóricaso de música autóctona) seconstruye sobre un nacionalismonuevo y diferente al promovido enBolivia. Mientras que en elcontexto originario lasparticularidades de los bienesculturales propios soncomprendidas como específicas deregiones, grupos étnicos o clasessociales, en Buenos Aires soncomprendidas como básicamentenacionales y quizás por esocompartidas por todos más allá desus diferencias. Según el autor, elsentido nacionalde las fiestas y delas danzas como su principalatracción se vuelve central enBuenos Aires, de modo que losdemás sentidos se subordinan aéste.Sin embargo, no todos losinmigrantes participan de lareproducción de los bienesculturalesvinculados a Bolivia enBuenos Aires e incluso no todoslos que participan son bolivianos.8Esto es importante porque en elsentido de lo nacional en laproducción cultural y en laconstrucción de identidadesbolivianas (o bolivianidades) enBuenos Aires entran en juego esasalteridades históricas(Segato, 2000)que no se resuelven por el simplehecho de “ser extranjeros”. Seríacorrecto afirmar que generalmentelas disputas se minimizan en losmomentos en que esta nuevabolivianidadlogra reunir ycomprometer a los “paisanos” consu propia identidad. En palabrasde Grimson, “la constitución de lacolectividad como espacio en elcual se desarrollan los conflictosentre diferentes posicionamientosse sustenta en que todos estossentidos están atravesados por elsentido secular del nacionalismocultural” (1999: 85, cursivasnuestras). El “carácter cultural dela nación” debe entenderse comouna afirmación del“mantenimiento de unatradición”. Aun así, creemos quelos distintos posicionamientos entorno a esta tradición muestranque más que una tradición que seconserva “es una tradición que seproduce en el contexto de lainmigración” (Grimson, 1999: 86).Y también que no siempre tienemucho que ver con esenacionalismo, sino que inclusohasta puede construirse comocrítica a él.Este trabajo mostrará que losdistintos modos de identificarsecomo “bolivianos” en la ciudad,constituyen modos también dediferenciarse entre migrantes queinfluyen en el modo en que seconstruyen interacciones con losargentinos no bolivianos. Estadinámica de las relaciones (tantohacia adentro como hacia afuera)confirma una de nuestrasafirmaciones: que la culturadebeser entendida en un “nuevo”sentido (Susan Wright, 1996), esdecir, como una entidad dinámica,como un espacio de disputa quecomo tal está abierto al cambio. Loque hoy definamos como “culturaboliviana” probablementemañana no lo sea, o no seacompartido por todos los que seidentifican como bolivianos.El espacio socialdel Parque AvellanedaAntes de tratar de entender lossignificados de las configuracionesinternas del espaciodel Parque,tenemos que entenderlo a éste comoparte de un sistema más complejo, enel entramado urbano de la ciudad deBuenos Aires.Ubicado entre las calles Lacarra,Directorio, Olivera, Ameghino yMonte, este parque se sitúa al sudoestedel Área Metropolitana de la Ciudadde Buenos Aires, que no es una regiónvisitada o considerada como“céntrica”, ni “turística”, sino que seidentifica principalmente como unazona popular. Esta área comprendelos barrios de Mataderos, Flores,Floresta, Villa Luro, Villa Lugano yVilla Soldati, en los que ciertamenteresiden muchos inmigrantesbolivianos que viven en la CapitalFederal, junto con otros trabajadorestanto nativos como extranjeros perocon los que comparten una situacióncomún en relación con su clase social.Con esto queremos decir que esteparque constituye el espacio verderecreativo central de la zona, donde seencuentran lejos de los centros depoder, de los centros de turismo, almargen de la ciudad, no sólomaterialmente, sino tambiénsimbólicamente.Haciendo una breve reseña,decimos que el gran territorio que hoyocupa el Parque Avellaneda fue unachacra a fines del siglo XIX. Pero en1912 fue vendida a la Municipalidad,a partir de lo cual constituye unespacio público. En esta trayectoria esimportante resaltar que, desde 1989,el Parque fue recuperado por losvecinos a partir de la conformación dediversas asociaciones y personasinteresadas en mejorarlo, quienesdesde 1997 cuentan con el apoyogubernamental. La recuperación deeste espacio entonces puede serentendida como un modo de“valorar” y “apropiarse” de un lugarpara aquellos que no son tenidos encuenta como habitantes de la ciudad.A través del decreto 1221/2000 se creó el Área ParqueAvellaneda y se asignó unpresupuesto parainstitucionalizar una Mesa deTrabajo y Consenso que vincula alos “vecinos” con el Gobierno.Según un folleto impreso por elLa reproducción de ciertos bienesculturales de origen boliviano enel contexto migratorio (como lapráctica de las danzas folclóricas ode música autóctona)se construye sobre unnacionalismo nuevo y diferente alpromovido en Bolivia.
image/svg+xml42Gobierno, los objetivos de estaMesa son promover:-“Un espacio verde, público,saludable y significativo”;-“Un lugar de encuentrodonde, promoviendo lacreatividad y respetando ladiversidad, construyamos unnosotros solidario”;-“Un punto de apoyo alservicio de la visibilidad, laplanificación y el desarrollo delOeste de la ciudad de BuenosAires” y-“Un espacio donde sentirnosciudadanos artífices responsablesde una práctica transparente,confiable y eficaz”.Por otro lado, es importantemencionar que este espacio esconsiderado “por su extensión,por su forestación y por supatrimonio sociocultural, elsegundo parque de la ciudad deBuenos Aires”. Para ello, lamencionada Mesa de Trabajoorganiza talleres, seminarios ycursos abiertos a la comunidad enel Primer Centro de CapacitaciónAmbiental, en donde además secultiva una huerta orgánica y quetambién proyecta crear un centrode cultura forestal y tecnologíasalternativas.Tal como afirma elmencionado folleto, el ParqueAvellaneda es “un lugar para elencuentro”. De acuerdo con estosobjetivos, las personas que seacercan pueden apreciar desdemuestras de arte contemporáneohasta proyecciones de cine yvideo, participar de talleresartesanales u observarespectáculos de música, danza,teatro y circo. Todos estos aspectosdel Parque constituyen prácticasde planificación participativa ygestión asociada, y son iniciativaspromovidas por el Gobierno de laCiudad a través de ciertaspolíticas públicas. Sin embargo,principalmente son el producto dela actividad de otros agentes: los“vecinos”. La categoría “vecinos”designa en realidad un conjuntoheterogéneo de actores que seapropian de los recursos con quecuenta ese espacio y los usan deun modo particular en función desus propios intereses y hábitos.Es importante tener en cuentaque no todos estos agentes sonconsiderados “vecinos”, comoveremos más adelante en eldiscurso del entrevistado.Algunos grupos de residentesbolivianos, por ejemplo, aunviviendo en la misma zona yutilizando el mismo espacio, no seconsideran “vecinos” y saben queéstos tampoco los consideran aellos de ese modo. Porquejustamente la categoría “vecino”no es tan abierta como se suponedesde las políticas implementadasen el parque, en el sentido de quemuchos bolivianos no participanen las actividades organizadaspor autoridades del mismo modoque otros agentes. Creemos queesto se da en principio porquetienen sus propias actividades eintereses, pero además porque susnecesidades y realidades socio-económicas restringen en ciertomodo la capacidad departicipación en estas políticas, yasea por no conocer el código de lapolítica local o porque lospolíticos locales desconocen suscódigos. Por estos motivos, nosinteresa entonces describir laconfiguración de espacios que seda en el Parque Avellaneda desdeesta visión particular, la de losbolivianos que lo habitan y usande un modo particular.En primer lugar,consideramos que la esquina deDirectorio y Lacarra constituye la“puerta” principal de entrada alParque, no sólo porque es lamenos “peligrosa” (teniendo encuenta que por otro lado uno debepasar por debajo de la autopista)sino porque además es el lugardonde se ubican la mayor parte delas paradas de colectivos. Sientramos por Lacarra, los sábadosy domingos encontraremos unaferia en la que se venden desdeartesanías hasta ropa y otrosartículos usados, así comotambién zapatillas y libros. “Losque venden” son principalmentepersonas desocupadas (muchosde los cuales incluso participaronen las redes de trueque) y queofrecen lo que tienen a mano paravender. A la altura de la calleBilbao, que entra en el Parque paramorir, la identidad del Parquecomienza a cambiar, de modo quese observarán puestos de comidaboliviana atendidos por “doñitas”sentadas en el piso, si es que lasdejaron vender ese día.9Jugos demokonchinche, salteñas,chicharrones, picantes de pollo,sopas de chairo o de maní, dejanescapar aromas que remiten a“otro” lugar. El viaje se refuerzaademás por la tonada con que sonofrecidos estos productos, demodo que hasta es posibleescuchar que se hable quechua oaymara. Esta feria de comidanosmuestra la presencia real, concretay material de los bolivianos en elparque.Si continuamos con elrecorrido, hacia la derecha seencuentra el espacio culturalargentino. Se pueden ver rastrosdel apogeo de Argentina aprincipios de siglo, el Centro Cul-tural y la Casona de los Olivera,en donde se desarrollan distintasactividades, como talleres deteatro, cine o de circo. El Centrofue el primer espacio cultural en elque la colectividad pudo expresarsu identidad en el parque.Actualmente mantiene vínculoscon varios grupos de músicaquechua-aymara que utilizan elLa categoría “vecinos” designa enrealidad un conjunto heterogéneode actores que se apropian de losrecursos con que cuenta eseespacio y los usan de un modoparticular en función de suspropios intereses y hábitos.
image/svg+xml43espacio para ensayar, guardar susinstrumentos y realizarpresentaciones, o simplementepara encontrarse entre sí a efectosde gestionar y organizar eventosvinculados con su cultura. Uno deestos eventos, el más reconocido einstituido, es el Año Nuevo de losPueblos Indígenas que se realizatodos los 21 de junio. Este eventofue declarado de Interés por laLegislatura en el año 2004, ypermite no sólo que se relacionenlos “vecinos” con la“colectividad” sino, sobre todo,con visitantes de otros barrios dela ciudad que habitualmente novan al parque más que en esaocasión. Por eso se comprende quesea difundido por distintosmedios no sólo a través de las ra-dios de la colectividad que estánen la zona, sino también pormedios masivos locales. Seríainteresante analizar los vínculosque existen entre este evento y lafiesta de San Juan que también serealiza en el espacio del parquedesde hace muchos años, pero quees organizado por los “vecinos”argentinos, puesto que sepotencian mutuamente comooportunidades de “valorizar” elespacio.Frente al Centro Cultural estála Casona de los Olivera, unamansión imponente, con unenrejado, que fue restaurada parafuncionar como centro deexposición de arte contemporáneo,pero que también tiene una sala deproyección de video. Este espaciocultural no es utilizadofrecuentemente por la“colectividad”, a pesar de que sehan realizado algunos ciclospuntuales de cine boliviano,organizados por los grupos que sevinculan al mencionado Centro.Detrás de la Casona están lascanchas de fútbol, casiescondidas, poco visibles.Anteriormente era un baldío endesuso pero, en gran parte graciasal aporte de los residentesbolivianos que lo limpiaron y lomantienen, es hoy un importanteespacio deportivo. Estáconstituido aproximadamente porsiete canchas abiertas al públicoque los días, menos el domingoque es cuando son alquiladas poralgunos residentes bolivianos, porser ése el único día no laboral. Enesa oportunidad se organizancampeonatos a través de ligas, queconforman un universo deaproximadamente cien equipos,tanto masculinos como femeninos.Los equipos se organizan en tornoa relaciones de parentesco,laborales, de compadrazgo oregionales, que se ven reflejadasen los nombres que seleccionanpara autodenominarse y queobservan en las banderas que secolocan cuando juegan.Al lado de estas canchas defútbol está el Polideportivo, dondehay canchas de tenis, de vóley, debásquet, una pista de atletismo yel natatorio. También están lasparrillas y un centro de jubilados.Ya sobre Directorio está el JardínMaternal y pegado a él la Escuelade Jardinería. Éstos no sonespacios identificados como “de lacolectividad” sino simplementecomo lugares de “vecinos”.Los distintos usos de losespacios expresan la diversidadde grupos que conviven dentro delparque y que se apropian deciertos lugares de acuerdo con lasactividades que realizan (música,danza, deporte, comida, comercio,etc.). En este sentido, así como haylugares de “vecinos” hay otrosque son “de los bolivianos”, en losque podemos apreciar no sólo elmodo en que se estructuran lasrelaciones entre los distintosgrupos que conforman la“colectividad” sino, además, entrelos “bolivianos” y los “vecinos”.Una experiencia culturalen el espacio del parqueAcabamos de describir elespacio del Parque Avellanedacomo un conjunto de lugares conidentidad propia, muchos de loscuales se reconocen como “de losbolivianos”. En este punto, nosinteresa resaltar que esos lugaresno son de un único modo, sinoque sus distintos usos expresanuna diversidad interna de lacolectividad, que frecuentementeno es percibida no sólo desde losojos de los “vecinos” sino tambiénde otros “nativos” porteños. Parasaber qué piensan los actores yprotagonistas acerca de estaconfiguración particular delespacio del parque, rescataremosfragmentos de una entrevistarealizada a un integrante de unade las agrupaciones de música ydanza de los pueblos quechua yaymara, que son originarios deBolivia, y que participan denumerosas actividades en eselugar.Esta agrupación comienza aparticipar de actividadesrealizadas en el parque a fines del99. Algunos agentes culturales delparque, vinculados al Centro Cul-tural, los invitaron en esemomento a representar a Boliviaen un festival. A partir de entoncescomenzaron a asentarse en eseespacio, a hacerlo propio, como unlugar para la difusión cultural. Alrespecto de estos primeroscontactos, el entrevistado afirmó:Y como que el Parque se diocuenta de que nosotros, en ciertamanera, éramos comorepresentantes, según ellos, de lacolectividad boliviana yarrastrábamos a la gente para quepueda participar en la cuestión delas actividades del parque.Él reconoce que tales(...) así como hay lugares de “vecinos”hay otros que son “de los bolivianos”,en los que podemos apreciar no sóloel modo en que se estructuran lasrelaciones entre los distintos gruposque conforman la “colectividad” sino,además, entre los “bolivianos” y los“vecinos”.
image/svg+xml44invitaciones como representantes“bolivianos” fueron parte de unapolítica cultural implementadadesde las autoridades del parque,es decir, desde el Gobierno de laCiudad y de la Mesa de Trabajo:(...) Como te digo, la cuestión éstade formarse y solamente hacer músicapero representando una nación que sellama Bolivia, porque nosotros nosconsiderábamos bolivianos: yo, mihermano, todos los que hacíamos lamúsica, de esa manera nosconsiderábamos bolivianos. Bueno, laeducación nos lo ha dicho así... Y fueun proceso justamente, deencontrarnos con otros grupos (demúsica autóctona)... con la posturade sentirse aymara. Bueno, entonces,como no teníamos la educación de queantes de Bolivia está la culturaaymara y quechua, bueno, empezamosa leer. Nosotros vinimos aconcientizar. ¿Cuál es más primeronuestra identidad? Y como identidad,¿cuál es? ... cuestión yo me voy areconocer como aymara... (eldestacado y los paréntesis sonnuestros).Hacia el 2000, a partir de laproliferación de discursosxenófobos, esta agrupación sepropuso “hacer una movida” paramostrar la “contracara delpaisano”. Para ello, organizaroneventos tanto en el parque comoen otros lugares de la ciudad y delinterior. Estos eventos tenían porobjeto difundir los distintossaberes que conforman lacosmología de los pueblosoriginarios quechua y aymara queni siquiera estaban del todoreconocidos en Bolivia, en suenorme valor cultural.Es interesante en este puntonotar cómo los “otros” puedentener una gran influencia en losprocesos de emergencia deidentidades en ciertos grupos. Eneste caso, la discriminaciónsufrida por ellos a raíz de lasactitudes de “otros” agentespuede haber sido el disparadorpara asumir un papel construidorespecto de su propia forma deidentificación. Esta forma no es lamisma que la de otros bolivianos,para quienes el eje nacionalen laidentificación es el fundamental.La identidad asumida por losmiembros de esta agrupación essupranacional y es por eso quefrente a los “criollos”, ellos seconsideran “originarios”. Estadistinción, que implica unadiferenciación antes que unaidentificación, nos permite afirmarla diversidad cultural “interna”de lo que a los ojos “externos”aparece invisibilizada. Teniendo encuenta la diversidad interna de la“colectividad”, la visión quepuede tener una persona que seidentifica como “originaria” sedistingue de la de otras personasque se identifican de otro modo yque también ocupan el espacio delparque, como aquellos queutilizan el espacio deportivo.Al preguntarle al respecto delos que participan de loscampeonatos de fútbol y que seencuentran en otro lugar delespacio, que sostienen otrafilosofía de vida, otra ideología,otro modo de “sentirse boliviano”,el entrevistado cuenta que:(...) para ellos tal vez era un pocode: “¡Ay, mirá este indio, cómo va avenir acá, qué vergüenza que da!”, yse escuchaban esas cosas, ¿te dascuenta? Del resto del paisano. A míme lo dijeron muchas veces, ¿te dascuenta? Yo iba con las abarcas10a loscampeonatos: “Mirá este indio”.Cuando se analizan estosusos diferenciales del “espacioboliviano” del Parque Avellanedapuede observarse ladiscriminación que existe dentrode la colectividad boliviana.Nuestro entrevistado fue víctimade esta autodiscriminación (comomuchos bolivianos la llaman)cuando visitó el espacio deportivoutilizado por otros “paisanos”,pero que se distinguen de él desdela apariencia externa (por ejemplo,por su forma de vestirse que nosólo no es habitual para losporteños sino además para susconnacionales).Todo esto nos permite afirmarque los procesos de construcciónde identidades bolivianas enBuenos Aires no se dieron de unavez y para siempre, de un modocompartido homogéneamente portodos los migrantes, sino queimplican una dinámica siemprecambiante que permite modosdiferenciales de identificarse en elcontexto migratorio. SegúnCaggiano, “en los contextosposmigratorios se dan modossingulares de transformación delpapel de los ejes identitarios(nacionales, de clase, regionales,de género, etcétera), y de larelación entre ellos” (2004: 580).A pesar de estas diferencias,y en función de que los “otros”siempre influyen en los modos enque “nosotros” nos identificamos,en ocasiones el eje nacionaldeidentificación, tal como observóGrimson, atraviesa los otrosmodos de “sentirse boliviano”,sin superarlos o borrarlos. Enpalabras de nuestro entrevistado:(...) Hay un cambio, no sé si hasnotado, y yo me alegro mucho que lohaya. Esto pasó con la cuestión de lamarcha de Bolivia que hizo recién a laEmbajada y demás cuestión.11Nosotros fuimos como pueblosoriginarios, nos viste y todo bien... Yhabía un boliviano en donde... vino ydijo: “Yo te respeto mucho, yo soyquechua y aymara, pero así como soyquechua y aymara, también respetoesta bandera” (o sea, la tricolor roja,amarilla y verde). Con eso ya hemosdado un paso mucho más grande (...)“yo también soy quechua y aymara”,cosa que antes no pasaba. Antes eraboliviano y nada más. Pero ahoraellos dicen: “Yo soy quechua yaymara pero también soy boliviano”.Y ese cambio se ve acá. Andá allá... yhay grupos que dentro delcampeonato, como te dije, que hoytambién fui a tocar allá, respetan...dicen: “Sí, yo soy aymara, yo soyquechua”, y empiezan a hablar entreellos el aymara, todo bien, y la demásgente va mirando eso y bueno, comoque se van concientizando poco apoco. Y hay... la mayoría que yo veoya se consideran aymaras o quechuas
image/svg+xml45y después bolivianos.Este proceso relatado por elentrevistado quizás no es visiblepara la mirada porteña, ya queéstos simplemente ven abolivianos usando el parque tantoen el espacio deportivo comocultural. Pero la diferencia entre“ser quechua” y “ser aymara”antes que “ser boliviano” es unadistinción que en ocasiones alejaa los migrantes entre sí a límitessorprendentes para unobservador externo.El discurso del entrevistadose acerca mucho más en estascuestiones al de otrosrepresentantes de comunidadesindígenas que constituyen unmovimiento bastante unificado alo largo y a lo ancho delcontinente americano. Estemovimiento reivindica supreexistencia respecto de losestados nacionales que desde sucreación han venidoinvisibilizándolos. Desde estaideología los que se denominan“criollos”, que privilegian el ejenacional para la construcción desu identidad, deberían reconocersu origen y sus raíces (puesto quemuchos de ellos son mestizos), alo cual deben contribuir aquellosque se reconocen como“originarios”. Es importanteaclarar que las diferencias que semarcan entre “originarios” y“criollos” no son únicamente decarácter étnico sino también declase, en función de lo cualadvertimos el hecho de quemuchas veces las “diferencias”ocultan “desigualdades”.Reflexiones finalesLa importancia de losespacios públicos en las ciudadesestá dada por un lado por laoportunidad que brindan alhabitante de entrar en interaccióncon personas que no sonnecesariamente de su medio ocírculo sociocultural más cercano,y por otro es una ventana paraobservar, describir, analizar einterpretar los encuentros ydesencuentros de los que elespacio público es vehículoexclusivo.En este caso, analizamos elespacio del Parque Avellanedacomo articulador de la diversidadcultural de la ciudad yparticularmente de la colectividadboliviana. En la descripción de lasdistintas actividades que allí serealizan, se evidencian diversasconstrucciones de “lo boliviano”.Teniendo en cuenta lainvisibilización de estadiversidad, y la estigmatizaciónde “lo boliviano” en el contextomigratorio, afirmamos nuestraintención de intervenir,destacándola para cuestionar elestereotipo de “todos losbolivianos son iguales”. En estesentido, entendemos al ParqueAvellaneda también comoestructurador de las relacionescon los no bolivianos, con los“vecinos”, que pueden seramigos (como el centro cultural) oenemigos (como los distintosgrupos de neonazis que hanquemado en varias oportunidadesbanderas bolivianas). Por estarazón comprendemos que elcarácter “público” de ciertosespacios no implica, como seasume en su definición aceptada,un acceso igualitario.El derecho a la ocupación yuso de estos espacios públicosinvolucran la expresión de ideasy la organización de consenso, yes en este sentido que “se tornanpúblicos también respecto a suutilización política por parte dela sociedad civil o ciudadanía”(Makhlouf, 2003: 27). En estesentido, lo dicho en la entrevistaanalizada demuestra elpotencial de los espaciospúblicos de la ciudad parareclamar derechos y expresarreivindicaciones históricas,como las de los pueblosoriginarios, que en la actualidadtienen enorme vigencia yvitalidad. A su vez, afirmanuestra idea de que laconstrucción de una culturanacional bolivianaen el contextomigratorio se ve impulsada poruna nueva situación: la de laalteridad. “La poblaciónboliviana aparece comprometidacon un proceso de producción yreproducción cultural queexpresa y combina diversasprácticas sociales y culturalesexperimentadas antes de lallegada a Buenos Aires, perobajo formas nuevas,relacionadas con la forma demigrar y con la posiciónocupada en la sociedadargentina y sus relaciones conotros sectores sociales en ella”(Benencia y Karasik, 1995: 36).Finalmente, afirmamos queen el análisis del espacio delparque se observa laconvergencia de distintosaspectos de la problemática de lainmigración boliviana en laciudad, que involucran distintosmodos de “sentirse boliviano”.Uno de estos aspectos es el querefiere a la actividad laboral delos migrantes, que en el caso delParque Avellaneda involucra engran medida a los trabajadoresdel rubro textil. Otro tiene quever con la influencia que tienenciertas prácticas de“esparcimiento” (en el sentidode opuesto a “laboral”) y ciertosusos del tiempo libre. Por último,están los procesos de “puesta envalor” de un patrimonio culturalcomún. Todas estas dimensionesserán nuestros objetos deanálisis en el futuro.(...) los procesos de construcción deidentidades bolivianas en BuenosAires no se dieron de una vez y parasiempre, de un modo compartidohomogéneamente por todos losmigrantes, sino que implican unadinámica siempre cambiante quepermite modos diferenciales deidentificarse en el contexto migratorio.
image/svg+xml46AUTORASAlicia Carmona:MA en Antropología Sociocultural y DoctoralCandidate de la New York University (New York – UnitedStates). Becaria Fullbright 2003, con apoyo institucional delInstituto de Desarrollo Económico y Social (IDES).Natalia Gavazzo:Licenciada en Antropología Sociocultural,Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.Integrante del proyecto UBACyT “Folclore y políticasculturales. La gestión de la identidad y la tradición en elestado neoliberal a partir de 1990” dirigido por la Lic. AliciaMartín. Docente auxiliar de la materia “Introducción a laAntropología Social” en el CENT Nº 12 (Secretaría de Cultura– GCBA). Curadora de la exposición Kaipi Bolivia en el Museode Arte Popular José Hernández. Asistente de Investigacióndel proyecto IM40 “Nuevas políticas étnicas en Argentina”dirigido por el Dr. Alejandro Grimson (CIE-UNSAM).Consuelo Tapia Morales:Licenciada en Relaciones delTrabajo y estudiante avanzada de Sociología, Facultad deCiencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Docenteauxiliar de la materia “Economía del Trabajo”(UBA).Curadora de la exposición Kaipi Bolivia en el Museo de ArtePopular José Hernández. Asistente de investigación en elProyecto Doctoral de Ma. Alicia Carmona (NYU) sobreMigración boliviana en Buenos Aires. Participante delUBACyT dirigido por Roberto Benencia.BIBLIOGRAFÍABenencia, R.; Karasik, G. (1995), “Inmigración limítrofe: losbolivianos en Buenos Aires”, Biblioteca Política Argentina, BuenosAires, CEDAL.Caggiano, Sergio (2004), “Fronteras múltiples: reconfiguración deejes identitarios en migraciones contemporáneas a la Argentina”, enEstudios Migratorios Latinoamericanos, N° 50, Buenos Aires.Carmona, Alicia (2000), “New pilgrims on paths well travelled.Bolivians in Argentina”, Tesis de Maestría en AntropologíaSociocultura, New York University.Gavazzo, Natalia (2001), “La Diablada como patrimonio de lacolectividad boliviana”, en Temas de Patrimonio, N° 7, Comisión dePreservación del Patrimonio Histórico de la Ciudad, Buenos Aires.Gavazzo, Natalia (2002), “La Diablada de Oruro en Buenos Aires.Cultura, identidad e integración en la inmigración boliviana”, Tesisde Licenciatura en Ciencias Antropológicas (orientaciónsociocultural), Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.Gavazzo, Natalia; Tapia Morales (2004), “Migración, Cultura yPatrimonio: ‘lo boliviano’ en un museo de Buenos Aires”, RevistaCuadernos de Antropología, Departamento de CienciasAntropológicas, Universidad de Buenos Aires (en prensa).Grimson, Alejandro (1999), “Relatos de la diferencia y la igualdad.Los bolivianos en Buenos Aires”, Eudeba, Buenos Aires.Maklouf de la Garza, Muna (2003), “La ciudad y el espaciopúblico”, en Sensacional de Antropología,N° 2, Escuela Nacional deHistoria y Antropología (ENAH), México.Rabotnikof, Nora (1998), “Público-Privado”, en Debate Feminista,Año 9, N° 18, octubre, México.Signorelli, Amalia (2001), “Redefinir lo público desde la ciudad”,Ponencia presentada en el Simposio Internacional Reabrir espaciospúblicos: políticas culturales y ciudadanía, 24-26 de septiembre, México.Wright, Susan (1996), “La politización de la cultura”, en RevistaAnthropology Today, Volumen 14, N° 1.Zalles Cueto, Alberto (2002), “El enjambramientocultural de losbolivianos en la Argentina”, en Revista Nueva Sociedad, N° 178,Caracas, Venezuela.NOTAS1 En tanto “la población boliviana emplaza una cultura, concaracterísticas y rasgos propios, al interior de la sociedadargentina” (Zalles Cueto, 2002: 100).2“Paisanos” es la expresión cotidiana y afectiva que un bolivianoutiliza para referirse a un compatriota, a otro boliviano.3Sin entrar en detalles menores, debemos mencionar que “lospatrones de las empresas agrícolas del noroeste argentinocomprendieron esa dinámica, adaptándose a dichas redes socialesde los migrantes para reclutar, mantener, fijar y disciplinar la manode obra agrícola, cuando las plantaciones demandaban laparticipación de los trabajadores bolivianos” (Sala, 2000: 347).También puede observarse la efectividad de estas redes en el casode las trabajadoras bolivianas del conurbano bonaerense (Karasik,1995) que crearon una sociedad de venta ambulante sobre todo enel rubro frutas y verduras, que facilitó la negociación con lasdiversas autoridades municipales permitiendo su establecimiento yla aceptación de su actividad.4Los datos disponibles tanto en la bibliografía sobre migraciónlimítrofe en general y sobre bolivianos en particular (Benencia,Karasik, Balán, Grimson, Mugarza, Zalles Cueto, Sassone, e.o.), asícomo también la de los censos y demás encuestas oficiales, nocoinciden entre sí en cuanto a número total de bolivianos queresiden en Argentina.5 He desarrollado ampliamente la noción de campo cultural bolivianoen Buenos Airesen mi Tesis de Licenciatura: Gavazzo, 2002 “LaDiablada de Oruro en Buenos Aires: cultura, identidad eintegración en la inmigración boliviana”.6Como ejemplo de ello, puedo mencionar la conformación debarrios bolivianos (como Charrúa en Villa Soldati), de feriascomerciales (como las de Liniers, La Salada y Escobar), de órganosde prensa y de radio (como El Renacer, El Vocero Boliviano, FMEstación Latina y AM Urkupiña), la realización de las fiestasreligiosas y patronales (como las de la Virgen de Copacabana enVilla Celina o Charrúa, e.o.), de campeonatos de fútbol (como losde la liga que se reúnen en Parque Avellaneda en el barrio deFloresta), las redes de acogida, bolsas de trabajo o lasorganizaciones asociativas culturales (como las fraternidades dedanzas folclóricas).7Para “tradicionalización” de la cultura boliviana en Buenos Aires,ver Gavazzo 2002, y sobre “performance” y “tradicionalización”ver Bauman y Briggs.8Por ejemplo, en los conjuntos de Caporales de Capital y GranBuenos Aires la mayoría son jóvenes argentinos, algunos hijos debolivianos pero otros no, todos los cuales tienen una visióncompletamente distinta a la de los nacidos en Bolivia, sobre lasignificación de estas danzas.9Cabe aclarar que en los últimos tiempos los controles municipalesy policiales sobre estas vendedoras se ha incrementado, hasta elpunto de haber producido desalojos.10Abarcas son sandalias usadas por los habitantes de zonas ruralesbolivianas hechas con neumáticos.11La marcha, que fue desde el Consulado hasta la Embajada,partiendo desde el Congreso hasta Plaza de Mayo, pasando por elObelisco, se realizó a raíz de los hechos sucedidos en Bolivia enoctubre de 2003, que culminaron con la renuncia del entoncespresidente Gonzalo Sánchez de Losada. Esto implicó unavisibilización inédita en la historia de la migración boliviana en laciudad y una ocasión para observar la misma diversidad queanalizamos en este artículo. Mientras algunos marchabanidentificándose con una cuestión nacional, representada en ladefensa de los recursos hidrocarburíferos, otros lo hacían en torno auna cuestión étnica, o sea, por las muertes de indígenas en manosdel ejército nacional.
image/svg+xml47traduccionesFutebol, coca e“chicharrón”:Um passo ate “oboliviano”.Utilizaçao do espaçoe diversidadecultural no ParqueAvellanedaAlicia CarmonaNatalia GavazzoConsuelo Tapia MoralesOs espaços públicos assumiramimportância na atualidade, não só comolugares de lazer senão também naconstrução de novas relações entre aspessoas, Deste modo, voltou-se umobjeto de análises social. Nossaintenção neste trabalho é analisar asrelações particulares que se construemno espaço da cidade de Buenos Aires:Parque Avellaneda. Refletiremos sobreeste espaço a partir do olhar dum dosautores: Os imigrantes bolivianos queutilizam uso desse espaço de modosparticulares. Isto permitirá compreenderos processos de construção deidentidades relacionadas à Bolívia nocontexto migratório, desde umarespectiva dinâmica, focalizando aanálises na diversidade cultural na“coletividade”.Football, coca et"chicharrón"1:un parcours vers «lebolivien». Usagesde l’espace etdiversité culturelledans le ParcAvellanedaAlicia CarmonaNatalia GavazzoConsuelo Tapia MoralesActuellement, les espaces publics ont acquisde l’importance non seulement en tantqu’espaces de loisirs mais dans la construc-tion de nouvelles relations entre lespersonnes. Aussi sont-ils devenus un desobjets de l’analyse sociale. L’intention de cetravail est d’analyser les relations particulièresqui se construisent dans un espace de la villede Buenos Aires : le Parc Avellaneda. Nousréfléchirons sur cet espace à partir du re-gard d’un des acteurs : les migrantsboliviens qui l’utilisent de façons particulières.Ceci nous permettra de comprendre lesprocessus de construction des identités liéesà la Bolivie dans le contexte migratoire depuisune perspective dynamique, tout enfocalisant l’analyse sur la diversité culturellede la « collectivité ».1 Sorte de rillons.Soccer, coke and"chicharrón"1:a trip to "theBolivian".Usages of spaceand culturalvariety in ParqueAvellanedaAlicia CarmonaNatalia GavazzoConsuelo Tapia MoralesPublic spaces have gain importancenowadays; not only as places of enter-tainment but also in the construction ofnew types of relationships. According tothis, these places have become topics ofsocial analysis. Our intention is to look atthe particular bonds that are built in oneimportant area of Buenos Aires: ParqueAvellaneda. We will consider this placefrom the point of view of one of its pro-tagonists: Bolivian immigrants who usethis space in particular ways. This will letus understand a different way of Bolivianidentity build-up related to immigration,form a more dynamic perspective, fo-cussing on the great cultural diversity ofthe community.1 Fried fat leftovers that are used for cookinginstead of butter or oil; for example bread.47