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46
as competencias de bellezas son un hecho
importante en el mundo global y están
frecuentemente asociadas a las elecciones de Miss
Mundo y Miss Universo. Están íntimamente
relacionadas con negocios (cosméticos, moda),
mezclan entretenimiento y cultura popular y
frecuentemente se realizan entre negociaciones
políticas tanto en los propios países participantes
como entre organizaciones de cada nación y
organizadores y patrocinadores de los eventos.
También se han convertido en no pocas ocasiones en
un espacio para la práctica militante de
organizaciones feministas. Se han producido también
importantes cambios de sentido con las elecciones
asociadas a determinados grupos étnicos y
contrafiestas asociadas con el orgullo gay.
2
Además,
los concursos de belleza organizan sus sitios en
Internet y las reinas de cada año tienen también los
suyos donde los elementos más importantes de la
construcción del sitio son las imágenes fotográficas.
En general los estudios académicos han visto
estas competencias como algo trivial, frívolo y hasta
vulgar, y menos como parte de una intensa
circulación de bienes culturales, de conflictos de
poder, de fenómenos de control social y político, y
como parte de una cultura asociada con particulares
y específicas relaciones de género. Los temas de la
belleza femenina y las competencias que las
sacralizan son prácticamente temas tabúes en el seno
de la militancia feminista, salvo raras excepciones
L
“Esto no era
una competencia
de belleza”
Las voces de las reinas
del trabajo bajo
el peronismo
Reina Nacional del Trabajo
1952, rodeada de pajes (Álbum
personal de Edna Constantini)
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47
son pocos los estudios que se centran en ellas.
3
Desde
los momentos tempranos de la organización de estos
eventos en los Estados Unidos, las ligas de mujeres
reaccionaron de manera negativa pues consideraban
que la elección era insultante para las mujeres, y los
clubes de mujeres señalaron que las competencias
tenían que ser abandonadas porque degradaban a las
jóvenes. Críticas similares se produjeron durante la
llamada “segunda ola feminista”. En los años 60 y 70
denunciaban la complicidad de los organizadores
para imponer un determinado cuerpo de mujer y un
ideal de belleza, y la exclusión de las mujeres negras
(limita las nociones de diversidad y hace de lo social,
contextual y subjetivo algo biológico, universal y
absoluto). Como contracara, los organizadores de los
concursos de belleza respondían con el estereotipo de
la feminista: ellas protestaban
porque eran feas o viejas que
además alteraban el orden natural
pues al pretender la igualdad con
los varones sólo querían
convertirse en “machos”.
Nosotras buscamos salirnos
de este círculo e intentamos
analizar e interpretar el tema de la
belleza femenina puesta en
competencia en estrecha relación
con conceptos tales como
moralidad, virtud, humildad,
amor filial y fraternal, mujer
industriosa, nación y producción,
colocándolos dentro de una red de
preceptos culturales y de poder.
Entendemos también que las competencias de belleza
son lugares donde los significados culturales son
producidos, consumidos y rechazados, donde la
cultura local y global, lo étnico y lo nacional, lo
nacional y lo internacional vinculan culturas y
estructuras de poder que relacionan a su vez aspectos
ciertamente triviales con otros más importantes.
En esta oportunidad sólo estoy presentando un
aspecto muy parcial (las reinas del trabajo bajo el
peronismo) de la investigación que estamos
realizando sobre género, belleza y poder en Argen-
tina. La investigación forma parte de un proyecto de
investigación más amplio que estamos realizando en
el Archivo Palabras e Imágenes de Mujeres (APIM) de
la Universidad de Buenos Aires en colaboración con
otras universidades nacionales donde se analiza la
feminidad idealizada que aparece en las elecciones
de determinadas reinas asociadas con el trabajo, sea
éste en la industria o en el campo,
4
pero en esta
presentación me concentro en las palabras de las
reinas nacionales del trabajo de l952 y de 1975, de la
princesa de 1974 y de la reina provincial de Santa Fe
de 1954 y las coloco en el contexto más amplio de los
nuevos significados asignados al ritual obrero del
1° de Mayo por el peronismo.
En junio de 2003 entrevistamos en la ciudad de
Santa Rosa (La Pampa) a la Reina Nacional del
Trabajo del año 1952. Edna Constantini nos recibió
en su casa donde podían observarse algunas
fotografías de la elección ocurrida durante los actos
del 1° de Mayo cuando el general Juan Domingo
Perón era presidente de la Nación y su esposa María
Eva Duarte, más conocida como Evita, la coronaba en
un acto multitudinario en la ciudad de Buenos Aires.
Edna Constantini fue una de las ocho reinas del
trabajo elegidas durante el primer peronismo, aquel
que se extendió entre 1946 y 1955. La elección se
había iniciado en 1947 cuando el periódico
El
Laborista
organizó un concurso
para elegir la Reina del Trabajo,
que luego se transformaría en parte
del ritual de los actos oficiales cada
1° de Mayo.
Las “reinas” del primer
peronismo han sido mencionadas
en diversas investigaciones como
parte de la propaganda del
régimen peronista
5
pero no han
sido estudiadas con detenimiento.
El ritual del 1° de Mayo y los
nuevos significados otorgados por
el peronismo no solamente pueden
ser explicados como un elemento
más de la propaganda política
para obtener consenso o como la
exteriorización de una ruptura con el pasado, sirven
también para exaltar la nación de los trabajadores. La
elección de una reina del trabajo implica además la
exhibición pública del cuerpo femenino que se aleja
de las imágenes más frecuentemente conocidas sobre
las mujeres que trabajan.
A partir de esta presentación de los cuerpos
femeninos, nosotras nos preguntamos sobre cuál fue
la relación entre rituales, belleza femenina y acción
política durante 1948 y 1955, y sobre todo, nos
interrogamos sobre las relaciones de género en el
primer peronismo. Pensábamos que en 1955 con el
golpe militar que derrocó a Perón se habían
terminado las fiestas del trabajo y la elección de las
reinas, pues el peronismo estuvo proscrito
políticamente hasta que en 1973 el Frente Justicialista
de Liberación ganó las elecciones presidenciales.
En un complejo proceso político marcado por la
radicalización de los sectores juveniles del peronismo
y de las fuerzas políticas ubicadas en el espectro de la
izquierda, con el afianzamiento de una cultura de la
rebelión que implicó la opción por la lucha armada
Mirta Zaida Lobato
1
Universidad de Buenos Aires
Autora
“Esto no era una competencia...”
El ritual del 1º de Mayo y los nue-
vos significados otorgados por el
peronismo no solamente pueden
ser explicados como un elemento
más de la propaganda política
para obtener consenso o como la
exteriorización de una ruptura con
el pasado, sirven también para
exaltar la nación de los
trabajadores.
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48
de muchos jóvenes, Juan Domingo Perón fue electo
por tercera vez presidente de la Nación, pero el
anciano líder sólo gobernó nueve meses a causa de su
muerte el 1º de julio de 1974. El 1º de Mayo de 1974
estuvo marcado por el enfrentamiento con los
sectores juveniles encolumnados en la “tendencia
revolucionaria”, y del acto en la Plaza de Mayo sólo
quedaban las imágenes de las columnas juveniles
retirándose y del enfrentamiento entre peronistas.
Pero nosotros descubrimos que ese día también había
sido elegida una reina y que el acontecimiento se
repitió al año siguiente. Entonces, se sumaron a los
primeros interrogantes otros asociados con el intento
de reactualizar el ritual casi treinta años más tarde.
Para realizar esta investigación nos hemos apoyado
en las imágenes producidas por la prensa, las
fotografías conservadas en el Archivo General de la
Nación (AGN), en los archivos de las provincias de
La Pampa, Chubut y Santa Cruz ,y
en fotografías personales así como
también en los testimonios orales
de las participantes,
especialmente de aquellas que
fueron coronadas como reinas.
I. El lugar de la mujer en
el espectáculo de masas
Las políticas del peronismo
anudaban la propaganda política
con las masas y el teatro como
formas particulares de ocupación
del espacio público. En las
concentraciones masivas del peronismo aunque el
elemento convocante era la política, también se
estimulaban la difusión cultural, el espectáculo y el
esparcimiento popular.
6
Política, cultura, espectáculo
y esparcimiento se encontraban reunidos en la fiesta
del 1º de Mayo. La política se materializaba en el
cambio de sentido del rito obrero que ahora formaba
parte de la identidad del peronismo. El espectáculo
adquiría fuerza en el desfile de carrozas y en la
escenografía que se montaba frente a la Casa de
Gobierno. El esparcimiento se materializaba con la
fiesta que convocaba a los trabajadores y su familia.
La cultura cobraba sentido con las representaciones
musicales, los bailes y la presencia de los artistas en
el palco oficial. En los actos del 1° de Mayo se
difundía música clásica y folklore, podía actuar la
orquesta sinfónica nacional o el ballet del Teatro
Colón. Al convertir el 1° de Mayo en espectáculo se
asignaban nuevos sentidos y usos tanto a los
espacios existentes, como al propio sentido del ritual
obrero y a los protagonistas principales de lo que
comenzó a denominarse la “fiesta del trabajo”.
El sentido de espectáculo que orientaba los
festejos revela, como señala John Kraniauskas de la
mano de Walter Benjamin, el trabajo del
“inconsciente óptico” del peronismo entendido como
“sus condiciones audiovisuales y cinemáticas de
existencia como formación político cultural”.
7
Los
efectos visuales encuentran un punto de alto impacto
en el desfile de carrozas alegóricas con las
candidatas al reinado. Banderas, figuras alegóricas
colosales, cantos constituían la escenografía que
incluía figuras que representaban a las mujeres. Las
figuras femeninas de las carrozas y de las alegorías
representaban la imagen que ya se había convertido
en tradicional para las mujeres: madre protectora y
responsable del hogar y de la familia, y compañera
del varón. Estas imágenes eran acordes con la
ideología formal del peronismo y con las tradiciones
iconográficas y discursivas que se habían
formulando desde fines del siglo XIX sobre los roles
femeninos, y que compartían diversas y
contrapuestas corrientes
ideológicas como el socialismo, el
anarquismo y el catolicismo.
8
Es interesante señalar que la
iconografía de la mujer durante el
peronismo se apoya en la profu-
sión de imágenes hogareñas, de
mujeres sentadas frente a una má-
quina de coser, recibiendo al espo-
so cuando regresaba de su trabajo
o despidiendo a los niños rumbo a
la escuela. El hogar, apacible, orde-
nado, armónico era el “lugar” de la
mujer y ella estaba dispuesta a
realizar enormes esfuerzos por los otros. Su abnega-
ción y altruismo se sublimaba en la figura de la enfer-
mera. Un estudio reciente muestra como de acuerdo
con el discurso industrializador del peronismo, la
imagen por excelencia en afiches de propaganda,
folletos e incluso en los cortos publicitarios de cine es
la figura masculina vestida de overol que representa
al trabajador urbano industrial. Esta imagen compite
con la representación del descamisado, símbolo del
proceso disruptivo que había protagonizado el pue-
blo el 17 de octubre de 1945. Recordemos que la fecha
se encuentra en la base de la construcción del imagi-
nario político del peronismo y que ese día una mani-
festación popular se movilizó en apoyo a Juan Do-
mingo Perón, quien había sido obligado a renunciar a
sus cargos (Vicepresidencia, Ministerio de Guerra y
Secretaría de Trabajo y Previsión), arrestado y encar-
celado en la isla Martín García. Como resultado de la
manifestación y movilización, Perón fue liberado
reencontrándose de ese modo el “líder con su pue-
blo”.
9
Las fotografías de las “reinas del trabajo” duran-
te los años peronistas difunden una imagen distinta
de la iconografía gráfica que podría denominarse
Las fotografías de las “reinas del
trabajo” durante los años
peronistas difunden una imagen
distinta de la iconografía gráfica
que podría denominarse tradicio-
nal sobre trabajadoras y sobre las
mujeres.
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49
tradicional sobre trabajadoras y sobre las mujeres.
Las “reinas” eran mujeres de carne y hueso, pero so-
bre todo eran bonitas, ellas encarnaban el ideal de la
belleza femenina criolla, eran una mujer símbolo,
llenas de gracia y armonía. En el proceso de elección
de las soberanas, el ideal de belleza femenina y la
ideología peronista están estrechamente enlazados
bajo la noción de armonía que la ideología formal del
peronismo difundía. Esa noción se extendía al con-
junto real. Las mujeres, como las carrozas que desfila-
ban por diversas calles céntricas de la ciudad, eran
un “conjunto de armonía, color y belleza.
10
Las reinas eran mujeres jóvenes, sus edades osci-
laban entre los 15 y 20 años y para la fiesta nacional
llegaban a la ciudad de Buenos Aires desde los pue-
blos y ciudades del interior; visitaban algunas fábri-
cas, eran agasajadas en algunos gremios, el ferrovia-
rio por ejemplo, y en los periódicos y revistas
peronistas (
Democracia
,
El Líder
,
Mundo Peronista
).
Las bellas mujeres se ubicaban en una parte im-
portante del escenario que se montaba para el desa-
rrollo de la “fiesta”. En unas gradas ascendentes se
ubicaban las candidatas vestidas de gala, con capa,
corona y cetro. El cetro representa tanto una vara má-
gica, el rayo, el falo, pero su simbología está acrecen-
tada con el remate en un engranaje industrial similar
al utilizado por la Confederación General del Trabajo
(CGT). Los gestos eran ampulosos. En 1948, poco
después del desfile de las carrozas alegóricas, algu-
nos toques de clarín solicitaron silencio a la muche-
dumbre, en ese momento se anunció la llegada de la
carroza que conducía a las reinas regionales del tra-
bajo. Cuando la carroza llegó a la gran escalinata que
daba al escenario, varios “pajes” se adelantaron y las
precedieron a los lugares que les habían reservado.
Terminada la ceremonia de la coronación, el cuerpo de
baile del Teatro Colón realizó un desfile simbólico de
mujeres trabajadoras y Perón le habló a la multitud.
II. “Esto no era una competencia
de belleza”
Edna Constantini fue una de esas mujeres que, al
menos temporariamente, se convirtió en una de las
soberanas de la nación de los trabajadores. Había
sido elegida como candidata en un pequeño pueblo
(Quemú-Quemú) de la recién creada provincia Eva
Perón. Edna recuerda emocionada esos momentos y
su arribo a la ciudad de Buenos Aires:
…nos alojamos
en un hotel, el Royal, creo… muy lindo. Allí estábamos
todas, era un grupo hermoso, de todas las provincias…
muy lindo, no era una competencia diríamos de belleza, era
más para homenajear a la persona trabajadora.
11
La expresión “no era una competencia de belle-
za” permite pensar que el acontecimiento no tenía
una función totalizadora para los actores y es suscep-
tible de varias interpretaciones de acuerdo con la po-
sición ocupada en el evento. En la prensa y en las
publicaciones oficiales aparecen los puntos de vista
de los organizadores, a veces de los espectadores y,
bajo la intermediación del periodista, de algunas par-
ticipantes. En el trabajo que nosotras habíamos reali-
zado con las imágenes fotográficas y los relatos de
prensa, las “reinas” formaban parte del “inconscien-
te óptico del peronismo”. Eran parte del relato visual
que orientaba los festejos y que daba forma a una ex-
periencia político cultural donde las mujeres ocupa-
ron un lugar preponderante pero subordinado.
En esa formación político cultural, la definición
visual de la feminidad que hemos seguido a través de
las fotografías implicaba la noción de belleza, de gra-
cia y de armonía entendida como resultado de un
don natural. La belleza de la mujer era exhibida pú-
blicamente para honrar al trabajo y se hacía en abier-
ta confrontación con las imágenes del pasado donde
el trabajo femenino no sólo humillaba a las mujeres
sino, lo que es peor, también las deformaba y transfor-
maba en objetos imposibilitados de producir placer
visual. Las “reinas” en cambio se destacaban por los
ojos (oscuros, profundos, encendidos), la cabellera
oscura, la sonrisa, la mirada. La imagen es seriada y
estereotipada: son las muchachas de las revistas de
circulación masiva y de las narraciones semanales.
En su análisis sobre las novelas semanales, Beatriz
Sarlo señala que “la semiótica del cuerpo (su repre-
sentación literaria y gráfica) proporciona una imagen
social, trabajada desde la estética y la ideología. Esta
imagen social del cuerpo tiene zonas privilegiadas,
hipersignificativas, zonas que se esfuman en el cla-
roscuro de su relativa importancia y otras directa-
mente anuladas en el imaginario erótico colectivo.
Estas redes semióticas trazan las líneas de posibili-
dad de una relación entre los sexos”.
12
Las fotogra-
fías entonces operan dentro de esa semiótica donde
Afiche del documental “Compañeras reinas”,
Fernando Álvarez, 2005 (Diseño: Mario Federman).
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50
los ojos se convierten en la base de una sólida belleza
femenina, son los mensajeros de lo que a veces no
puede decirse por medio de las palabras. También
hay otros rasgos de belleza valorados especialmente:
los labios, la sonrisa, un lunar, y en ellos se coloca
una fuerte carga de atracción erótica.
La elección de las reinas puede ser interpretada
entonces como una forma de glorificación de las mu-
jeres, pero la formación político cultural del
peronismo está impregnada de ambigüedades y el
dominio pictórico realizado a través de las fotografías
de un sujeto femenino pasivo, humilde y por momen-
tos trivial era una forma también de hacer valer el
poder masculino.
El espectáculo ornado con las bellezas femeninas
puede ser explicado como expresión de la cultura de
masas que, como señala Andreas Huyssen, identifica
a esta cultura con la mujer en contraposición a “una
cultura auténtica y real” que sigue siendo prerrogati-
va de los hombres.
13
Se corre el riesgo también de
analizar los rituales del 1° de Mayo durante el
peronismo como una expresión cultural impuesta
desde arriba. El análisis de las imáge-
nes fotográficas puede conducirnos en
esa dirección pero, como señala
Huyssen citando a Stuart Hall, el suje-
to oculto en el debate de la cultura de
masas son las masas, sus luchas, sus
aspiraciones políticas y culturales y
también su apaciguamiento a través de
las instituciones culturales.
14
Las mu-
jeres formaban parte de esas masas,
“golpeaban la puerta de una cultura
dominada por los hombres” sólo que
sus voces son borrosas. Las palabras que nosotros
tomamos de la prensa (“tentación”, “imposibilidad”,
“límites”) son apenas indicios de las contradicciones
posibles entre las maneras en que ellas se veían a sí
mismas y cómo las veían los demás.
Entonces el testimonio de Edna Constantini es
por ahora un indicio de uno de los puntos de vista de
quienes intervenían en la superposición de rituales
(el de los trabajadores y el de la belleza femenina)
implícitos en los actos del 1° de Mayo. La reiteración
por parte de Edna de la expresión “no era una com-
petencia de belleza” es susceptible de varias interpre-
taciones. La palabra belleza pone el acento en los
rasgos físicos más que en los valores morales. En este
sentido, no se estaba premiando a la obrera más pro-
ductiva o más eficiente. Ellas estaban en las fábricas
donde se cumplían las nuevas metas de producción y
allí eran visitadas por las candidatas. Por otra parte,
una mujer obrera bella generaba cierta tensión con los
estereotipos que se habían creado en las décadas an-
teriores cuando ellas se incorporaban a las fábricas y
talleres: la mujer bella rápidamente podía deslizarse
a un mundo “peligroso”. Su belleza podía convertirse
tanto en una fuente de ascenso laboral y económico
como en conducirla al prostíbulo.
En otro nivel, una mujer bella era la contracara
de las mujeres obreras que tradicionalmente se veían
como carcomidas por el esfuerzo cotidiano, incapaz
de convocar ningún deseo. Entonces la belleza se
convierte en homenaje a la mujer trabajadora y a la
propia Eva Perón (la abanderada de los humildes).
En esa entrevista dice Edna que en el acto
estaba
Perón… estaba Evita... fue un homenaje también a ella
porque justo era la
[representante de la]
provincia Eva
Perón, era todo provincia Eva Perón, provincia Eva Perón,
provincia Eva Perón
. Y reafirma esta versión en la en-
trevista realizada en Buenos Aires cuando más explí-
citamente dijo:
Yo creo que me eligieron a mí porque era
la representante de la provincia Eva Perón y la señora ya
estaba enferma… era un homenaje a Evita.
15
Además, aunque es cierto que para las jóvenes
que participaban en la selección ello podía formar
parte de un juego como el que se realizaba en cada
pueblo cuando elegían la reina de la primavera, de la
simpatía, de la amistad, incluso del car-
naval, este juego excedía los marcos lo-
cales y se extendía a toda la nación. Para
que la belleza no fuera peligrosa debía
estar vinculada con conceptos morales
que en este caso se asociaban a la
dignificación de los trabajadores en ge-
neral y de las mujeres en particular.
Hay en el relato de Edna algunas
claves que permiten pensar que para
ellas era parte de un juego. Dice Edna:
E.C.
—Me gustaba mucho ir a los bailes, era muy alegre
y a mi papá le gustaba mucho llevarnos a los bailes… porque
viste que allá tenías que ir con una persona… y a todos nos
llevaba mi papá, con mis hermanas, con mis primas, muy
lindo.
P.
—¿Y tus hermanas fueron reinas?
E.C.
—Todas.
P.
—¿Todas?
E.C.
—Todas menos la que está en Necochea, de distintos
reinados. Suponete, Norma fue Reina Provincial del Trigo.
P.
—¿Y las otras?
E.C.
—Reina de la primavera, reina de la clase, reinas
de no sé qué, todas eran reinas… la única del trabajo fui yo.
Para las jóvenes era normal ir a un baile; ocasio-
nalmente, si era bonita o simpática, podían elegirla
como reina o princesa. Algunos de esos bailes y eleccio-
nes eran promovidos por periódicos o comerciantes
locales. Pero fue después de la primera elección de Miss
Argentina, casi de manera coincidente con el derroca-
miento de Perón en 1955, que la competencia comenzó
a adquirir más o menos los rasgos actuales, compañías
Entonces la belleza se
convierte en homenaje
a la mujer trabajadora
y a la propia Eva Perón
(la abanderada
de los humildes).
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51
de cosméticos y empresas relacionadas con la moda
apoyaban la realización del evento, además las jóvenes
tenían que desfilar con ropa de fiesta, con traje de baño,
y la televisión, que hacía poco había iniciado sus trans-
misiones, difundía algunas de las imágenes. Estas
transformaciones muchas veces fueron seguidas de
controversias que deben estar operando para que Edna
repita que no se trataba de un concurso de belleza,
enfatizando incluso que no eran maquilladas y que
nunca tuvieron que ponerse traje de baño.
Pero las palabras de un relato provocado por nues-
tras preguntas admiten otras interpretaciones. El acon-
tecimiento, la elección de las reinas del trabajo, que
colocaba en la pirámide del poder (aunque sea sólo
una performance) a una bella mujer que representaba a
todo el mundo laboral, adquirió un significado diferen-
te cuando un grupo de investigadoras “de la universi-
dad” se acercó para hacerle una entrevista. Cuando
Edna nos hablaba, cuando buscaba las fotografías,
cuando nos mostraba el álbum fotográfico, cuando
recordaba que había sido tapa de la revista Así, que ella
había destruido en la época de la última dictadura mili-
tar, la historia del “reinado” cobraba un sentido nuevo
para ella. Se podría decir que emergía la autoconciencia
del narrador que podía plantear cuestiones que nunca
antes había pensado. “Esto no era una competencia de
belleza” podría leerse a la luz de la segunda parte de lo
que se decía: “era un homenaje a la mujer trabajadora”
y con ella a Eva Perón cuya muerte parecía anunciarse.
III. “Yo nunca me presenté”
Los puntos de vista de las participantes son diver-
sos. A pesar de la alegría que le produjo la elección de
sus compañeros y compañeras de trabajo, Malber
Bertaina vuelve a colocar, pero desde una perspectiva
distinta, el carácter conflictivo que podía tener la parti-
cipación en estos certámenes para algunas jóvenes. Ella
nos dijo:
Yo nunca me presenté ni estaba cerca de donde ele-
gían, por ejemplo, en Rafaela había una chica que no sé la
cantidad de veces que la eligieron, la elegían siempre a ella
porque ella estaba en los bailes. Ella se prestaba, le gustaba,
pero yo prefería permanecer anónima. Así que yo trabajaba en
la Junta. Una mañana llegué a la Junta y me dijeron las com-
pañeras y los compañeros, porque había mujeres y varones:
–“¿Vos sabés, Malber que votamos, porque había que elegir
una representante de Trabajadores del Estado? Y pensamos
en vos, no sólo pensamos, nos pusimos de acuerdo, vos sabés
que nos pareció que vos eras la que mejor nos ibas a represen-
tar…”, yo me ví envuelta en tanto pedido que acepté.
16
Esta idea de la participación casi como imposición
de los otros apareció también en el relato de una prince-
sa del año 1974. El diálogo con ella no fue fácil tanto
por la presión de los contextos políticos de la época en
que ella fue elegida como representante del sindicato
textil, como por el presente plagado de conflictos socia-
les. La conversación sobre la elección fue la siguiente:
P.
–Nos estabas contando que en realidad te habías
spresentado por la Asociación Obrera Textil.
G.L.
–
Sí.
P
.
–¿Fue en un baile?
G.L.
–
No, no, ¿la elección de reina textil?
P
.
– Sí.
G.L.
–
La elección de reina textil fue para mí una cosa
muy accidental, muy dramática porque no quería saber nada
de lo que me proponían. Vinieron a casa la gente del sindicato
textil y
(me dijeron)
que en el lugar en el que yo trabajaba
querían que los representara y…bueno, a punta de escopeta
prácticamente mi familia me dijo andá, no seas tonta... Bueno,
fui. Esto fue en la sede textil en Solís y se hizo una elección
con todas las representantes de las fábricas, que incluso algu-
nas ya no están, textiles del momento. Bueno, tuve la suerte
de salir reina textil ese día
.
17
Aunque los dos últimos relatos tienen un punto
común en la presión que ejercieron los amigos, los com-
pañeros de trabajo o la familia, nos importa destacar
también que en la selección de 1974, como en la de
1975, se había perdido buena parte de la movilización
sindical y política que se generaba durante el primer
peronismo alrededor de la elección de las candidatas y
Malber Bertaina, Reina Provincial del Trabajo, Santa Fe, 1954
(Álbum personal de Malber Bertaina).
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52
de la reina. En este último caso la narración
conversacional producida en el momento de la entre-
vista permite advertir además sobre algunos cambios
que se habían producido en la posición de las mujeres.
Nuestra entrevistada recuerda, incluso a pesar de enfa-
tizar sobre su timidez y el carácter dramático que tuvo
la elección para ella, que su selección como candidata
primero y princesa después le abrió algunas puertas
para trabajar utilizando la belleza como requisito profe-
sional y que ella las desechó. En este sentido se podría
afirmar que aunque aceptó la presión para intervenir
en el juego del reinado mantuvo su independencia
para elegir su futuro laboral. Según sus palabras:
En cuanto a mí, digamos, no me cambió la vida, no hubo un
cambio porque yo no aposté a seguir en otro rumbo como las
cosas que me propusieron, a través del logro de una belleza,
entre comillas porque yo no sé si es así; pero bueno, un con-
curso de belleza, sos linda, podés hacer esto y lo otro, como
pasa hoy, la oferta para trabajar aquí, trabajar allá. Eso no lo
quise, no me gustaba trabajar en ese ambiente porque yo creía
que no iba a andar. No lo lamento, yo hice una vida de la cual
no me arrepiento para nada, podría haber trascendido a otros
niveles, la televisión y demás por las propuestas que me hicie-
ron, pero no lo lamento.
18
La mirada retrospectiva de Edna y la princesa de
1974 está contaminada de las nociones de manipula-
ción, más éticas que económicas, que se relacionan con
los concursos de belleza en el mundo global y con la
fabricación de estrellas a través de la publicidad, de la
promoción y de la inversión de grandes sumas de dine-
ro, tiempo y energía. Este análisis queda por ahora fue-
ra de nuestro trabajo, pero lo que nos interesa destacar
es que las reinas como las estrellas, las del cine y la
televisión en el presente, las de las fotonovelas y la ra-
dio en el pasado, actuaban en una esfera propia y no se
corría ningún riesgo de que su carisma cobrara fuerza y
se convirtiera en más importante desde el punto de
vista político como para amenazar a los poderes consti-
tuidos.
19
IV. Epílogo provisorio
El golpe militar de 1955 puso fin a las fiestas del
trabajo y a la elección de las reinas. El Partido Peronista
y sus militantes fueron perseguidos por el nuevo go-
bierno militar y la fiesta había terminado
abruptamente. Pero en 1973, luego de varias décadas
de inestabilidad política, de proscripciones, de espe-
ranzas y frustraciones, el peronismo volvió al gobierno.
Sin embargo, el país había cambiado notablemente y se
había extendido una cultura de la rebelión que en sus
versiones más extremas se expresaba a través de las
organizaciones armadas, sean ellas peronistas o mar-
xistas. En 1974 se buscó recrear la fiesta del 1° de Mayo
y la elección de la reina pero las fracturas eran inevita-
bles. En los dos años que Juan Domingo Perón fue pre-
sidente por tercera vez (1974 y 1975) se eligieron otra
vez las reinas del trabajo en un contexto diferente. De
esos acontecimientos es poco lo que se sabe. El trabajo
que estamos realizando de unir palabras e imágenes a
veces cooperativamente y otras para mostrar tensiones
y contradicciones servirá también –pensamos– para
unir las experiencias de las mujeres que por un instante
podían imaginar cómo podía cambiarse el mundo.
Edna Alicia Constantini expresaba en 1948 que su sue-
ño “es sólo un muchacho trabajador, honesto, desinte-
resado y que pueda mantener un hogar feliz”.
20
Pero
también expresó “mi reinado es un homenaje que la
Confederación General del Trabajo rinde a todas las
mujeres trabajadoras de la patria. Yo no soy sino el
vehículo de ese homenaje y consciente de mi situación
lo recibo en nombre de todas mis hermanas peronistas
argentinas”.
21
Estas palabras y las pronunciadas 52 años más
tarde
–Esto no era una competencia de belleza
– es un sínto-
ma del carácter conflictivo que tenía la elección para las
participantes. Aunque es cierto que ellas eran elegidas
por sus atributos físicos, podría decirse que si nace
bella, nace con suerte, y eso hace posible y aceptable el
trabajo femenino a los ojos de los otros (los jurados va-
rones, el poder político, la Iglesia),
22
no sólo eran jóve-
nes silenciosas y sonrientes. Ellas se integraban a una
compleja red de relaciones políticas y culturales que de
algún modo las obligaba a pensar lo que estaban vi-
viendo, a imaginar respuestas a las preguntas que se
les formulaban. El diálogo con Edna, Malber, Teresa y
Graciela ayuda a pensar la complejidad del proble-
ma.
23
También se podría argumentar que las jóvenes
que participaban en los concursos de belleza, en este
caso para la elección de la Reina Nacional del Trabajo,
eran víctimas de la manipulación del régimen peronista
y de las fuerzas de una cultura patriarcal, pero ello no tiene
en cuenta la legitimidad de los puntos de vista de las parti-
cipantes así como sus experiencias.
Teresa Reale, Reina Nacional del Trabajo 1975
(Álbum personal de Teresa Reale).
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53
Reinas Nacionales del Trabajo, 1948-1955 y 1974-1975
AñoNombre y apellidoProvincia
1948
Eva Angélica Caselli
También fue Reina de la Flor y del PerfumeBuenos Aires
1949
Ruth Sesma (Selma) Romero
Tenía 15 años cuando fue elegida Reina Nacional del Trabajo
y Reina Provincial de la Zafra. Nació en Aguilares,
departamento Río Chico, provincia de Tucumán. Su padre
tenía una pequeña plantación que les permitía vivir sin
preocupaciones aunque sin mayores lujos.Tucumán
1950
Práxedes Mesconi
Tenía 20 años en el momento de la elección y trabajaba en
una repartición pública y en un comercio de vinos.Salta
1951
Aida Beaumé
Tenía 18 años en el momento de la elección.Capital Federal
1952
Edna Alicia Constantini
Tenía 17 años cuando fue elegida reina. Nació en
Quemú-Quemú, territorio nacional de La Pampa. Fue
representante del Sindicato de Oficios Varios de la provincia
Eva Perón, tal el nombre que recibió el territorio cuando fue
convertido en provincia.La Pampa
1953
Nélida María Ferreyra
Nació en Río Cuarto (provincia de Córdoba). Representante
de la Unión Argentina de Artistas de Variedades de la ciudad
de Córdoba.Córdoba
1954
Susana Leiva
Representante de la Unión Argentina de Artistas de Variedades.
Luego fue cantante de tango. Murió en un accidente.Capital Federal
1955
Haydee Elsa Landaburu
Tenía 18 años cuando fue elegida reina, era representante
de la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la
República Argentina, seccional Mar del Plata. Fue también
Reina del Mar.Mar del Plata
1974
María Cristina Fernández
21 años representante del gremio de Obras Sanitarias.
Princesas:
Nidia Mónica Roldán (marplatense, representante del Sindicato
Argentino de Televisión).
Graciela Liliana Lage (bonaerense, representante de la Asociación
Obrera Textil).Sin datos
1975
Teresa Reale
Nació en Santa Fe, en la localidad de Sancti Spiritu, el 20 de octubre
de 1952. Tenía 22 años cuando fue elegida reina. Se trasladó al Gran
Buenos Aires con sus padres, cuando tenía tres años. Es hija única.
Princesas:
Gladys Yannizzeto (representante de la Confederación de Empleados
de Comercio).
Hebe Nélida Gasmuri (representante del Sindicato Único
Trabajadores del Automóvil Club Argentino).Buenos Aires
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54
NOTAS
Una primera versión de este trabajo fue presentada en el XIII
Congreso Internacional de Historia Oral
Memoria y
Globalización
, Roma, 23 y 26 de junio de 2004.
1
Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (IIEGE),
Archivo Palabras e Imágenes de Mujeres (APIM), Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. En la
investigación participan María Damilakou y Lizel Tornay.
Fernando Álvarez realizó la filmación de las entrevistas.
lobato@filo.uba.ar
2
Una excepción a esta observación general es Colleen Ballerino
Cohen, Richar Wilk, Beverly Stoeltje (edit),
Beauty Queens on the
Global Stage. Gender, Contest, and Power,
Rotledge, New York
and London, 1996.
3
Naomí Wolf,
El mito de la belleza,
Emecé, Buenos Aires,
1991, p. 17.
4
La investigación realizada dio lugar a un libro, a una
muestra fotográfica y a un documental; Mirta Zaida Lobato
(ed.);
Cuando las mujeres reinaban. Belleza, virtud y poder en la
Argentina del siglo XX
, Biblos, Buenos Aires, 2005. El libro
contó con un subsidio para su publicación del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires, Fondo Cultura BA. Programa
Metropolitano de Fomento de la Cultura, las Artes y las
Ciencias. La muestra fotográfica
Las reinas del trabajo. Belleza,
Virtud y Producción, Argentina en el siglo XX,
tuvo lugar en el
Espacio Casa de la Cultura (Avenida de Mayo 575, subsuelo,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires) del 30 de marzo al 30 de
mayo de 2005. El documental
Compañeras
reinas fue realizado
por Fernando Raúl Álvarez (2005) sobre la investigación
histórica de Mirta Zaida Lobato, Lizel Tornay y María
Damilakou, la producción ejecutiva de Lizel Tornay y la
producción de Mirta Zaida Lobato.
5
Mariano Plotkin,
Mañana es San Perón,
Buenos Aires, Ariel,
1994 y Anahí Ballent,
Las huellas de la política. Arquitectura,
vivienda y ciudad en las propuestas del peronismo. Buenos Aires
(1946-1955),
Tesis de doctorado, Facultad de Filosofía y
Letras, UBA, Buenos Aires, marzo de 1997, mimeo.
6
Anahí Ballent,
op. cit.
7
John Kraniauskas, “Eva-peronismo, literatura, estado”, en
Revista de crítica cultural
, Nº 24, junio de 2002 (Santiago de
Chile), p. 46. El concepto de “inconsciente óptico” lo toma de
Walter Benjamin cuando señala que con el primer plano se
ensancha el espacio, con el retardador se alarga el movimiento
y con la ampliación se trata de aclarar lo que de otra manera
no se veía claro, todo esto permite la aparición de formas
estructurales nuevas. “La naturaleza que habla a la cámara no
es la misma que habla al ojo”, dice Benjamin, resalta que es
distinta porque en el lugar del espacio tramado por el hombre
con su conciencia se presenta otro tramado que es inconsciente
y concluye que “por su virtud experimentamos el inconsciente
óptico igual que por medio del psicoanálisis nos enteramos del
inconsciente pulsional”. “La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica”, en
Discursos Interrumpidos,
Planeta
Agostini, p. 48.
8
Mirta Zaida Lobato, “Entre la protección y la exclusión.
Discurso maternal y protección de la mujer obrera, Argentina
1890-1934”, en Juan Suriano, compilador,
La cuestión social en
Argentina, 1870-1943,
Buenos Aires, Manantial, 2000.
9
Las representaciones de la mujer bajo el peronismo fueron
examinadas por Marysa Navarro,
Evita,
Buenos Aires, Corre-
gidor, 1981, Susana Bianchi y Norma Sanchís,
El Partido
peronista femenino,
Buenos Aires, Ceal, 1988, sobre la figura del
descamisado ella aparece en los análisis sobre el 17 de octubre
compilados por Juan Carlos Torre,
17 de octubre de 1945,
Bue-
nos Aires, Ariel, 1995, y respecto a la iconografía Marcela
Gené,
op. cit.
pp. 129-139.
10
El Laborista,
3 de mayo de 1948.
11
Entrevista realizada en Santa Rosa La Pampa por Lizel
Tornay y filmada por Fernando Fernández, 17 de junio de
2003
. Edna Alicia Constantini
es oriunda de Quemú-Quemú, un
pueblito del territorio nacional de La Pampa, convertido en
provincia en 1952 con el nombre de Eva Perón. Su familia se
dedicaba a las actividades rurales, de hecho ella administra en
la actualidad un pequeño campo. Se casó y tuvo varios hijos.
Cuando fue elegida Reina Nacional tenía apenas 17 años. La
familia estaba integrada por sus padres y seis hijos (5 mujeres y
1 varón), una de sus hermanas fue Reina Provincial del Trigo.
En la actualidad vive en la ciudad de Santa Rosa (La Pampa).
12
Beatriz Sarlo,
El imperio de los sentimientos
, Buenos Aires,
Catálogos, 1985, p. 122.
13
Andreas Huyssen,
Después de la gran división. Modernismo,
cultura de masas, posmodernismo,
Adriana Hidalgo, Buenos Ai-
res, 2002, p. 94.
14
Ibídem
, pp. 94-95.
15
Entrevista realizada por Mirta Zaida Lobato y Lizel Tornay,
fue filmada por Fernando Fernández, 16 de octubre de 2003.
16
Entrevista realizada en Rafaela a Malber Bertaina por Lizel
Tornay y filmada por Fernando Álvarez, 10 de octubre de
2003. Malber Bertaina nació en Angélica y luego se mudó a
Rafaela (provincia de Santa Fe). Era hija única. Sus padres reali-
zaban tareas rurales, el padre era analfabeto, su madre no. Ella
asistió a la escuela primaria, cuando fue elegida Reina Provin-
cial del Trabajo en 1954 tenía 20 años y trabajaba en la Junta
Nacional de Granos. En el organismo oficial creado para regular
la producción y el comercio de cereales cumplía funciones admi-
nistrativas. En la actualidad se encuentra jubilada y realiza
numerosas actividades en centros y asociaciones de jubilados.
17
Entrevista realizada en Buenos Aires por Mirta Zaida Loba-
to, Lizel Tornay y María Damilakou, el 1º de agosto de 2004.
Graciela Lage fue princesa en 1974, representante de la Unión
Obrera Textil. Tenía 20 años cuando fue elegida para partici-
par en la elección de la Reina Nacional del Trabajo. Vivía en el
Gran Buenos Aires y trabajaba como empleada en una empre-
sa textil ubicada en Valentín Alsina. Realizó estudios prima-
rios y secundarios.
18
Ibídem.
19
Para un análisis mas general véase Richard Dyer,
Las estrellas
cinematográficas. Historia, ideología, estética,
Paidós, Buenos Ai-
res, 1979 y Anna Bravo,
Il fotoromanzo. Lìdentitá italiana,
Il
Mulino, Bologna, 2003.
20
La Razón,
2 de mayo de 1952.
21
Democracia,
3 de mayo de 1952.
22
El análisis de la composición del jurado es importante pero
escapa a los marcos de esta presentación.
23
Teresa Reale nació el 20 de octubre de 1952, en Sancti Spiritu
(provincia de Santa Fe). Hija única. Se trasladó con su familia
al Gran Buenos Aires cuando apenas tenía 3 años. Realizó
estudios primarios y secundarios completos. En 1975 era mo-
delo, tenía 22 años y era representante del Sindicato de Artis-
tas y Variedades.
Libro
Cuando las mujeres reinaban. Belleza, virtud y poder en la
Argentina del siglo XX
(Biblos, 2005).
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55
traduccione
s
"Isto não era uma
competência de
beleza".
As vozes das
rainhas do
trabalho sob o
peronismo
Mirta Zaida Lobato
O objetivo deste trabalho é analisar
as vozes de algumas das rainhas
nacionais do trabalho que se
escolheram sob o peronismo, no
contexto da "festa" de 1 de maio.
A eleição da Rainha Nacional do
Trabalho formava parte dos novos
significados atribuídos ao ritual de
1 de maio por parte do governo
peronista, tanto entre 1948 e 1955
como na última presidência do
Juan Domingo Perón em 1974 e
Esteira Martínez do Perón em 1975
e constituía uma mudança impor-
tante na representação da mulher
trabalhadora. No artigo se explora
o sentido que lhe atribuíam as
mulheres a sua participação e
eleição como representantes das
belas operárias.
" Ce n'était pas
un concours de
beauté ".
Les voix des
reines du
travail sous le
Péronisme
Mirta Zaida Lobato
L'objectif de ce travail est d'analyser
les voix de certaines des reines
nationales du Travail qui ont été
choisies sous le Péronisme, dans le
contexte de la " fête " du 1er Mai,
jour du Travail. L'élection de la
Reine Nationale du Travail faisait
partie des nouvelles significations
attribuées au rituel du 1er Mai par
le gouvernement péroniste, tant
entre 1948 et 1955 que dans la
dernière présidence de Juan
Domingo Perón en 1974 et celle
d'Estela Martínez de Perón en
1975. Cette élection constituait un
changement important dans la
représentation de la femme
travailleuse. L'article explore le sens
que les femmes attribuaient à leur
participation et à leur élection en
tant que représentantes des belles
ouvrières.
“This was not a
beauty
challenge”.
Working queens
under the
Peronist
influence
Mirta Zaida Lobato
This work analyse what some of the
national blue-collar workers queens
said during May 1st. The election of
the National Working Queen was
part of one of May 1st Labour Day
party new significance. This celebra-
tion was through by the Peronist
Government, between 1948-1955 as
well as during the Juan Domingo
Peron government in 1974 and
Stella Martinez de Peron in 1975.
The fact pointed out a very impor-
tant change in women development
because it represented the impor-
tance place given to women in the
working world. This article shows
this successful achievement for
women, their participation and their
election as beautiful workers.