image/svg+xml16uando a fines de 1984 triunfó la Lista Naranjaen la Unión Obrera Metalúrgica, Seccional Quilmes,había culminado un proceso de años y se abría unanueva etapa en su historia. Con el 68% de los votosemitidos, la nueva Comisión Directiva, encabezadapor Francisco Gutiérrez, se caracterizaba por lamasiva participación de los trabajadores y por ser laprimera vez que la oposición gestada y organizadadesde abajo triunfaba en la Seccional. Esta victoriarepresentó la democratización del gremio y se reflejóen la masiva participación de los trabajadores.La elección misma fue ejemplo de todo esto.Recordaba un activista integrante de la Lista: Du-rante las tres noches que estábamos acá no bajaron de150 compañeros de fábrica que se quedaban toda lanoche con nosotros y a las seis de la mañana se iban atrabajar. Nosotros–recordó un integrante de laComisión Directiva actual– estábamos aquí sindormir, controlando todo. Otros dormían en la calle.1Esta participación impidió que el oficialismo,representado por la Lista Celeste, cometierafraude. Explicaron varios activistas: Sabíamos que sihabía elecciones limpias ganábamos, y fue así;arrollamos en la mayoría de las fábricas de la zona.2Distintos analistas caracterizan la situaciónargentina a partir de 1955, como de “crisisorgánica”. Esencialmente, se plantea la falta de unconsenso para el modelo acumulación de capitalque impone la fracción dominante de laburguesía.3El desarrollo de un capitalismomonopólico de estado ha llevado a un profundodebilitamiento de las instituciones democráticas ya un quiebre de las representaciones que seexpresa en la inestabilidad política y losconstantes golpes de estado.4Al decir de monseñor Novak, obispo deQuilmes, existen dos Argentinas: una es la “Ar-gentina secreta”, subterránea, y la otra es lapública, la del plano político institucional.5Eldesarrollo de esta “Argentina secreta” es unproceso complejo, lleno de avances y retrocesos,con rupturas y continuidades, y cuya articulacióncon la Argentina pública define y marca laestabilidad política del país.Así, el auge obrero y popular iniciado en mayode 1969, con la insurrección antidictatorialdenominada “el Cordobazo” expresó lageneración de canales de participación “desdeabajo”, muchas veces enfrentados a loinstitucional. El golpe de estado de marzo de 1976y la represión que desencadenó significaronretrocesos pero no la desaparición de esta “Argen-tina secreta”. Al gestarse la apertura democráticade 1983, encontramos que esta situación aúnLa recuperaciónsindical en la décadade 1980:el casode la UOM QuilmesC
image/svg+xml17El enfoque biográfico interpretativo en la investigaciónsocio-históricaLa recuperación sindical en la década de 1980AutorPablo A. PozziUniversidad de Buenos Airesexistía y se podía vislumbrar en el movimientoobrero y popular. En el caso del sindicalismo, fuenotable que a pesar de las muertes, desapariciones,detenciones y exilios retornaron al frente de variossindicatos una serie de dirigentescombativos que se forjaron duranteel período de auge. La síntesis deeste proceso llevaría a nuevasprácticas y valoraciones de lademocracia participativa, e inclusivea una definición de ésta, divergentede la expresada institucionalmente.Por lo tanto, la hipótesis centralde este trabajo es que las prácticas dela democracia obrera después de1983 se desarrollaron como síntesisde las prácticas previas a 1976, y quela experiencia realizada por la claseobrera durante el período 1976-1983es fundamental para comprenderesta nueva síntesis. En este sentido,si bien a diferencia de los conflictos obreros de1973-1975, las luchas laborales de la década de1980 tuvieron características defensivas por partede los trabajadores, habían surgido formasinéditas de participación, organización ysolidaridad. Aquí entendemos por “defensivos”aquellos conflictos que persiguen la defensa de lafuente de trabajo, la conservación de derechosconquistados con anterioridad o, en un gradomenor, la restitución de otros que les hubiesensido quitados como producto de la ofensivapatronal posterior a 1975.6El objeto de este estudio es el proceso dedemocratización de las prácticas gremiales en elsindicato Unión Obrera Metalúrgica, SeccionalQuilmes, ubicado en la zona sur del Gran BuenosAires, durante un período específico: 1984-1987. ElGran Buenos Aires fue, entre 1973 y 1975, uno delos epicentros de la combatividad obrera del país.Fue allí donde se generó un gran número deconflictos, al margen del sindicalismo oficial.Aquel fue un período de auge y ofensiva delsindicalismo combativo. En él se combinaron lalucha por mejoras de salarios, el intento pordesplazar a la llamada “burocracia sindical” yuna actitud de enfrentamiento abiertoy a veces violento con las patronales yel Estado.Los afiliados a la UOM Quilmesconstituyeron uno de losprotagonistas de esta tendenciacombativa antes de 1976, y éste fueuno de los gremios ganados poroposiciones democráticas en 1984. Elestudio de este caso es útil paracomenzar el análisis de toda una seriede sindicatos democráticos durantelos primeros años del gobierno deRaúl Alfonsín (1983-1989).La Unión Obrera Metalúrgica,Seccional Quilmes, abarca dentro desu jurisdicción a las zonas deQuilmes, Florencio Varela y Berazategui, ubicadasal sur del conurbano bonaerense.7Las zonas deQuilmes y Berazategui conocieron un fuerteproceso de expansión demográfica y de desarrolloindustrial a partir del flujo migratorio interno delas décadas de 1930 y 1940, y de las inversionesque se dirigieron hacia estas áreas a partir de1947. Su crecimiento formó parte del desarrollo delllamado segundo cordón industrial de la regiónmetropolitana. En cambio, la zona de FlorencioVarela conoció su expansión en la década de 1970y se caracterizó por la ocupación de tierras, losasentamientos y villas de emergencia, y por seruna de las zonas más pobres de la regiónmetropolitana.La actividad socioeconómica de la zona secentró en Quilmes, cuyo proceso de expansión seconsolidó en el período posterior al derrocamientodel peronismo (1955). Esta actividad se basó en elcontinuo flujo migratorio del interior y de lospaíses limítrofes hacia el cordón industrial, y en elAsí, el auge obrero ypopular iniciado enmayo de 1969, con lainsurrecciónantidictatorial denomi-nada “el Cordobazo”expresó la generaciónde canales de participa-ción “desde abajo”,muchas veces enfrenta-dos a lo institucional.
image/svg+xml18desplazamiento hacia el mismo de las inversionesindustriales antes orientadas hacia la CapitalFederal. En el año 1980 el total de la población delas tres zonas que abarcaba la UOM-Q sumaba841.901 habitantes. Esta cifra representaba, conrespecto a la población censada en 1970, uncrecimiento del 45,5%.8A partir de 1976 el conjunto del “polometropolitano”, conformado por la Capital Federaly las 19 zonas del Gran Buenos Aires, así como elresto de los grandes centros urbanos (Córdoba yRosario) se transformaron en áreas dedesindustrialización, sin que por ello disminuyerael ritmo de crecimiento poblacional. Esto significaque durante los años 1975 a 1985 la UOM Quilmesperdió casi 5.000 puestos de trabajo. Aún así, enese año, con 570 fábricas y talleres registrados enla zona Quilmes era la décima seccional enimportancia de las 65 que tenía laUOM nacional.En este sentido el “Proceso” dic-tatorial de 1976 a 1983 tuvo efectosprofundos para toda la UOM. Am-bos, la UOM nacional y la SeccionalQuilmes, fueron intervenidos por ladictadura que colocó a militarescomo administradores. Undocumento elaborado por elCongreso de Delegados de la UOMQuilmes, el 3 de diciembre de 1985,9hacía el siguiente balance de losefectos de la intervención del gremioa nivel nacional: 1) pérdida de150.000 afiliados; 2) pérdida del 40%del salario real; 3) deterioro delpatrimonio y dilapidación de los recursos de laUOM; 4) apropiación de la Obra Social; 5)endeudamiento de la Obra Social comoherramienta central de la política de destrucciónde las estructuras del movimiento obrero, para estose efectuaron cientos de contrataciones y obras queempeoraron la situación financiera de la UOM; 6)suspensión de los planes de vivienda con el avalde los interventores militares, lo que originó unamasa de juicios que agudizó el endeudamiento dela UOM; 7) había empresas morosas en sus aportesa la Obra Social. El documento agregaba que: “Lacaída del salario ha llevado a mayores índices deenfermedad entre las familias metalúrgicas, porproblemas de alimentación y deterioro de lascondiciones de vida. Asimismo, la reducción en elnúmero de afiliados hace que los gastos sedistribuyan entre menos personas mientras quehay una mayor cantidad de compañeros queacuden a la Obra Social”.El retorno al sistema electoral, en diciembre de1983, no cambió la tendencia socioeconómica paralos trabajadores. Los indicadores oficiales dedesempleo y subempleo, entre 1985 y 1988, nodejaban de señalar un mayor deterioro de lasituación ocupacional. Si en octubre de 1985 lostrabajadores con “problemas de empleo”(desocupados y subocupados) representaban el11,4% de la población económicamente activa dela región bonaerense (aproximadamente 4.400.000personas), en mayo de 1988 este porcentajeascendía al 14%.10Además, se habíanmultiplicado las formas precarias, ilegales einformales de inserción en el mercado de trabajo.Algunas estimaciones indicaban que en el GranBuenos Aires el 6% de los trabajadores ocupadosen la industria eran contratados por agencias decolocaciones. Esta cifra representabaalrededor del 50% del empleoobtenido por las nuevas generacionesque ingresaban al mercado detrabajo.11Resumiendo, se puede señalarque, a partir de la segunda mitad dela década de 1970 se produjeron, enlas zonas aquí consideradas,procesos que transformaron suestructura socioeconómica y alteraronlas condiciones de vida de sushabitantes. Si bien el proceso detercerización de la economía de estastres zonas se acentuó de manera no-table en la década de 1990, durantetoda la década de 1980 las mismasseguían siendo áreas predominantemente indus-triales. Un indicador es que el personal ocupadoen la industria en el año 1985 continuaba siendosuperior al ocupado en el sector terciario.Las empresas metalúrgicas eran de unaimportancia fundamental en la estructura indus-trial de la zona, puesto que representaban cerca dela cuarta parte (24,1%) de los establecimientosregistrados por el Censo Nacional Económico de1985 en el sector industrial.12Los trabajadoresencuadrados en la UOM, por su parte,representaban por lo menos 13% del total de laocupación industrial de las tres zonas.La información disponible, recopilada porDaniel Hernández en el sindicato, nos permitedesarrollar algunas consideraciones sobre lascaracterísticas del sector metalúrgico en las zonasaquí implicadas durante la década bajo estudio.En primer lugar, salta a la vista la gran cantidadEn general, eran empre-sas que orientaban suproducción hacia lasatisfacción de la de-manda del mercadolocal. Eran pocas lasempresas que buscabany lograban colocar susproductos en el exteriory cuando lo hacían erapor períodos de tiemporeducidos.
image/svg+xml19de pequeños talleres que representaban casi lasdos terceras partes del total de los establecimientosregistrados. El tamaño medio de estosestablecimientos no llegaba a tres personas. Lascaracterísticas propias de este tipo de empresashacían que la relación con el sindicato no fueramuy intensa. El estrato intermedio representabacasi la tercera parte del total de establecimientos ygeneraba casi la mitad de la ocupación. La granmayoría de estas empresas se encontrabanorganizadas y enviaban representantes alCongreso de Delegados de la Seccional. Las 19empresas de mayor tamaño concentraban cerca del40% de la ocupación total, aunque ninguna deellas superaba los 300 trabajadores. La mayoría deestas empresas disminuyeron fuertemente suplantel de trabajadores en los diez años entre 1975y 1985.13No existía en su interior una subrama deproducción que predominara claramente sobre elresto. Fundiciones, empresas deautopartes, fabricantes deelectrodomésticos, siderúrgicas, sedistribuían en la zona sin hegemoníasclaras entre ellas. En general, eranempresas que orientaban suproducción hacia la satisfacción de lademanda del mercado local. Eranpocas las empresas que buscaban ylograban colocar sus productos en elexterior y cuando lo hacían era porperíodos de tiempo reducidos.14Por último, y en referencia a lasrelaciones de trabajo dentro de lasempresas, salvo en las empresas de mayorenvergadura en que éstas se encontrabanexplícitamente reglamentadas, en el restopredominaban los acuerdos implícitos que setransformaban con las modificaciones en lasrelaciones de fuerza entre la patronal y laorganización obrera interna. Las materias denegociación o conflicto más comunes solían ser: laestabilidad de los trabajadores, lasremuneraciones bajo la forma de premios yadicionales sobre convenio y, por último, lascondiciones de trabajo.Los cambios ocurridos durante la década1975-1985 deben ser entrecruzados con lascaracterísticas y las tradiciones socioculturales delos trabajadores de la zona, que constituían suconciencia de clase en el sentido thompsoniano dela misma. Por la carencia de encuestas y registroses difícil calcular el perfil social y cultural de lostrabajadores afiliados a la UOM Quilmes. Másaún, si bien la cifra de establecimientosmetalúrgicos que contribuían a la Obra Social delgremio arrojaba una cifra de 5.648 afiliados realespara el año 1985, el sindicato planteaba que teníaunos 9.200 afiliados.15La discrepancia se explicano sólo porque había establecimientos, en particu-lar los muy pequeños, que no aportaban a la ObraSocial sino también debido al hecho de que tantojubilados como metalúrgicos desempleadosmantenían su afiliación. Esto marca que el impactode la UOM en la zona era mayor de lo que sepodría inferir. Sus casi 10.000 afiliados junto consus familias y la actividad económica que de ellosdependía, convertían a este gremio en el de mayorpeso social de la zona. De todas maneras, unrelevamiento realizado a través de entrevistas contrabajadores y dirigentes del gremio permitió lassiguientes conclusiones sobre el trabajadormetalúrgico afiliado a la Seccional en los años1981-1988.16Existía entre los trabajadores un altoporcentaje de migrantes del interior,sobre todo entre los menoscalificados. Si bien esto siempre fuereal para la zona, se incrementómucho en la década entre 1975 y1985. Así existió una primera oleadamigratoria entre 1935 y 1945; unasegunda durante el primerquinquenio de la década de 1960; yuna tercera a partir de 1976, a raíz dela crisis económica durante ladictadura militar.17Existe consensoentre los testimoniantes de que lacaracterística de esta tercera oleada migratoria esque eran jóvenes que venían en busca de trabajo yse asentaban en la zona formando familia. Un altoporcentaje de estos migrantes (entre un 40 y un50% al decir de los entrevistados) provenían de lasprovincias del Litoral.Tanto los obreros más antiguos como losmigrantes vivían y trabajaban en la zona. Estorevela la existencia de redes de solidaridad socialy convivencia tanto para obtener trabajo comovivienda. Numerosos obreros manifestaron que elempleo lo obtuvieron “porque me hizo entrar unamigo”. Relativamente en menos casos se obteníaempleo a través de un anuncio. Variostestimoniantes mencionaron que el canal de accesoa un trabajo de planta, a partir de 1980, fue através de una contratación “por agencia”. Estesistema floreció durante la última década comoforma de debilitar las organizaciones gremiales,puesto que estos “empleados” temporarios no eranconsiderados legalmente como obreros y por endeNumerosos obrerosmanifestaron que elempleo lo obtuvieronporque me hizo entrarun amigo. Relativa-mente en menos casosse obtenía empleo através de un anuncio.
image/svg+xml20no se acogían al convenio por industria. Si eltrabajador se mostraba dócil y con un alto nivel deproductividad era efectivizado, momento en cualpodía afiliarse al sindicato.Debido al problema de los bajos salarios y elsubempleo, muchos afiliados a la UOM Quilmestenían doble empleo. Por un lado trabajaban enfábrica, y por otro tenían una actividad comocuentapropistas. En ese sentido, se registraba unagran variedad de actividades desde hacer rejas ysoldaduras hasta la venta de porcinos criados porel trabajador.Era tradición en el obrero argentino construirsu propia casa. En ese sentido se pueden trazar losciclos económicos de la clase obrera tanto por eltipo como por los agregados y el estado de lavivienda. Así, la situación habitacional entre losobreros metalúrgicos es variada, dependiendo dela época de llegada a la zona y la situacióneconómica de cada familia. Es notable que, comoefecto de la crisis económicadurante la década de 1980, sedeterioró la vivienda en generaly se tornó más difícil para eljoven trabajador construir lapropia. Se calcula que el 50% delos afiliados a la UOM Quilmeseran dueños de su propiohogar. Del resto, muchos de losmás jóvenes vivían con los pa-dres, y entre los migrantes unacantidad importante habitabaen casillas en las villas de emergencia.Aproximadamente el 10% de los afiliados alsindicato eran mujeres. Por lo general al casarsetendían a dejar de trabajar. La mujer metalúrgicaencontraba muchos problemas para participargremialmente tanto por las actitudes de suscompañeros masculinos, como por las presionesfamiliares y las mismas limitaciones culturales queimponen un rol social determinado a la mujer.Los ámbitos de sociabilidad de la familiametalúrgica eran el lugar de trabajo y el barrio. Enel caso del obrero, éste dividía la vida pública de lafamilia. Por lo general se salía con amigosobtenidos en el lugar de trabajo o en los conflictosgremiales. El club de fútbol, las barajas losdomingos a la mañana, el ir a pescar los fines desemana parecen haber sido actividades típicas.La relación familiar se daba con el barrio,jugando aquí el rol principal la esposa del obrerometalúrgico. El asado, la charla entre familias y lavisita al hogar de amigos eran actividades típicas.Había una cierta participación en las sociedadesde fomento de la zona y su organización del ocio,aunque estas actividades (por ejemplo los bailes)se han ido reduciendo desde 1975. La familia noparticipaba necesariamente del club social ni delas actividades del obrero con sus compañeros detrabajo.El nivel de religiosidad parece haber sido bajo.En general los trabajadores entrevistados sereivindicaban cristianos pero no practicantes,manifestando a menudo desconfianza hacia laIglesia. A su vez expresaban que sus esposas eran“más creyentes”.Es evidente que la relación social entrecompañeros de trabajo reforzaba la solidaridadgremial. Al mismo tiempo la estrecha relación de lafamilia, aunque no del obrero, con el barrioposibilitaba el apoyo de la comunidad a losconflictos fabriles en la medida que estosmovilizaran a la esposa del trabajador.El nivel cultural del trabajador metalúrgicovariaba de acuerdo con la edad, eloficio y el lugar de trabajo. Eramayor el índice de analfabetismoentre los trabajadores más jóvenesvenidos del interior, aquellos conescasa calificación, y los queestaban empleados en pequeñostalleres. El sindicato calculabaque la mayoría de sus afiliados enlos pequeños talleres erananalfabetos funcionales. Además,el obrero veía mucha televisión enel hogar, particularmente el Canal 9, y escuchabala radio en el lugar de trabajo. Los diarios másleídos entre los metalúrgicos eran Crónicay DiarioPopularque combinaban deportes ysensacionalismo con una cantidad importante denoticias gremiales. Se leía mucho el periódico ElMetalúrgicopublicado por el sindicato. Existía unnúmero importante de autodidactas, especialmenteentre los obreros más antiguos.Esta combinación generaba un bajo nivel depolitización partidaria y un alto grado deconciencia gremial y social. Es notable el nivel deorgullo como obrero metalúrgico que expresaronlos distintos entrevistados. En este sentido, amayor nivel de calificación, mayor nivel deidentificación como metalúrgico. Esto último eraproducto del hecho que el obrero no calificadotendía a migrar de empresa en empresa y de indus-tria en industria como resultado de su fácildisponibilidad y su vulnerabilidad a los cicloseconómicos. Es por esto que la inscripción yasistencia en escuelas de oficios eran muy altas.Era tradición en el obrero argen-tino construir su propia casa. Enese sentido se pueden trazar losciclos económicos de la claseobrera tanto por el tipo comopor los agregados y el estado dela vivienda.
image/svg+xml21El oficio era valorado y considerado como motivode orgullo y prestigio social.Es notable la oposición familiar a laparticipación del obrero tanto en actividadespolíticas como gremiales. La esposa tendía aresistir que el marido se convirtiera en activistapor miedo a problemas e inestabilidad. Esto seríaproducto de la represión y persecución sufrida porel activismo en la zona durante la dictadura de1976-1983. Contradictoriamente, la experienciaorganizativa y el oficio metalúrgico eran motivo deorgullo familiar en el barrio, aspecto que rebotabaen las actividades de las sociedades de fomento ocuando se organizan ollas populares. Así losorganismos sociales de la zona tendían a buscar elapoyo y la participación de los metalúrgicos.En cuanto a participación política, la vastamayoría se autodefinió con simpatías peronistas.Los mismos activistas peronistasdel sindicato calcularon que 75%de los afiliados a la UOMQuilmes respondían a esatendencia. Sin embargo, tambiéncalcularon que entre 30 y 40% deese por ciento “se la creen”.O sea, se calcula que un 25% delos obreros metalúrgicos deQuilmes pertenecen a lo queKirkpatrick llamó “el núcleoperonista”.18Esto se vioconfirmado en distintasentrevistas. Los testimoniantestendían a expresar “soyperonista de corazón, pero nocreo en los políticos”; “era peronista cuando Perón[vivía]”. En este sentido se notó una erosión delperonismo como proyecto político, o como lealtadpolítica, aunque no como simpatía y recuerdo detiempos mejores.El restante 25% de los afiliados de la UOMpertenecían a una amplia gama de otrastendencias políticas, siendo notablemente las másnumerosas la Unión Cívica Radical y la izquierda(Partido Comunista y Movimiento al Socialismo).Sin embargo, si entrecruzamos respuestas confiliación y “núcleo de lealtad” nos encontramosque la mayoría de los trabajadores se autodefiníancomo “independientes” con tendencia hacia elperonismo. Esto sería expresión de lo mencionadomás arriba como “tendencia hacia un bajo nivel depolitización partidaria”.Es notable que entre los delegados de fábricahubiera una cantidad desproporcionada de noperonistas. La razón aparente de esto es que parael trabajador la filiación política incidía menos queotras características, a nivel de elegir a susrepresentantes inmediatos. Distintos entrevistadosexplicaban la elección de su delegado contérminos como “honesto”, “combativo”, “buencompañero”, “era el que quería” y rara vez por sufiliación.Lo que surge de todo esto son una serie decaracterísticas complejas, pero que hacían altrabajador metalúrgico en Quilmes muy unido,estrechamente ligado a la comunidad, con un altonivel de conciencia gremial y de sus interesescomo clase. Por eso las respuestas a la crisiseconómica, a las que se enfrenta la zona despuésde 1980, tendían a ser colectivas con un altocontenido clasista.Las características socioeconómicas yculturales de los afiliados a la UOM Quilmes seconformaron en un procesohistórico concreto. Este procesomuestra aspectos de continuidady ruptura que marcaban tanto ala legitimidad de lasrepresentaciones en la zonacomo a la relación entre eltrabajador y la democracia comosistema institucional. Para lavasta mayoría de losmetalúrgicos de la SeccionalQuilmes había una vinculaciónestrecha de la experienciahistórica realizada durante eldecenio 1975-1985.En 1974, con la muerte deJuan Domingo Perón asumió la presidencia de laNación su viuda, “Isabel” Martínez. Apoyada porla cúpula sindical, encabezada por el SecretarioGeneral de la UOM nacional Lorenzo Miguel, sedesató una violenta guerra en contra de lastendencias gremiales combativas y “clasistas”, quepugnaban por desplazar a una dirigenciaburocratizada y reemplazarla por otrarepresentativa de la base gremial. En estastendencias sindicales incidían con fuerza elperonismo revolucionario, fundamentalmente laJuventud Trabajadora Peronista (JTP), y laizquierda marxista.19Hacia 1975 la zona sur del Gran Buenos Airesera un foco de activismo sindical centrado en laconformación de la Coordinadora de la Zona Surde Mesas de Gremios en Lucha. Esta Coordinadorareunía a activistas, delegados y comisionesinternas opuestas a las conducciones gremiales.Explicó un obrero: Las coordinadoras eran algo queEs notable la oposición familiara la participación del obrero tan-to en actividades políticas comogremiales. La esposa tendía aresistir que el marido se convir-tiera en activista por miedo aproblemas e inestabilidad. Estosería producto de la represión ypersecución sufrida por elactivismo en la zona durante ladictadura de 1976-1983.
image/svg+xml22fue surgiendo naturalmente. Ante el hecho que laburocracia sindical sistemáticamente boicoteaba yobstruía el movimiento, la gente rápidamente haceexperiencia y se empieza a dar la coordinación delactivismo. Primero entre las fábricas del mismo gremioy después se hace más general. El eje [en la zona Sur]lo hacen las fábricas metalúrgicas. Estaban dirigidaspor la oposición combativa; sectores ligados aMontoneros y después también al resto de laizquierda.20En junio de 1975, el ministro de EconomíaRodrigo anunció un “tratamiento de shock” parala economía argentina.21Esto desató conflictos ennumerosos gremios con ocupaciones de fábrica ymovilizaciones a través del mes.22Si bien ladirigencia sindical vaciló frente a la posturagubernamental, el sindicalismo combativo y elactivismo radicalizado intentaron canalizar eldescontento. Las coordinadoras selanzaron a la movilización. Mientraslos líderes sindicales hacían unaúltima tentativa por evitar laconfrontación, miles de trabajadorescomenzaron a abandonar lasfábricas.23La Coordinadora de ZonaSur llevó a miles de obrerosmetalúrgicos, mecánicos y textileshasta la Plaza de Mayo.24Aprincipios de julio, la CGT ante lapresión de las bases declaró unahuelga general de 48 horas: laprimera realizada bajo un gobiernoperonista. Fue la última granmovilización previa a la dictadurade 1976.Muchos obreros y activistas de la UOMQuilmes de la década bajo estudio, dirigidos porFrancisco “Barba” Gutiérrez, participaron de laexperiencia de la coordinadora. Los metalúrgicosde Quilmes integraron una de las grandescolumnas que se desplazaron a la Casa deGobierno durante el “Rodrigazo”. Esto marcó laexperiencia de los activistas veteranos y era unpunto de referencia constante para los nuevos.Tanto “el Rodrigazo” como la Coordinadora,dejaron una herencia de protagonismo obrerodesde las bases en la zona.Gutiérrez había comenzado a trabajar en lazona en 1970. Entre 1972 y 1975 fue delegado ge-neral de su fábrica, SAIAR. Miembro de la JTP,también fue integrante de la Mesa Nacional de laCoordinadora de Gremios en Lucha, en el año1975.25En la práctica de aquel entonces Gutiérrezera la expresión viva de esa herencia movilizadorade enfrentamiento con el Estado y la burocraciasindical.Ya en aquel entonces Gutiérrez y otrosnumerosos metalúrgicos trabajaban parademocratizar el gremio. Recordaba un activistaque estaba en la Seccional en esa época: Nuestroproyecto era el del sindicalismo combativo. Ya en otraépoca los compañeros viejos contaban que hubo unaLista Marrón que fue impugnada. O sea se vienetrabajando desde hace mucho.26El golpe de estado de marzo de 1976 cerró elauge de masas que culminó en 1975, y al mismotiempo se inició la resistencia obrera a ladictadura. El concepto mismo de “resistencia”constituye toda aquella actividad que directa oindirectamente se realiza en oposición a losobjetivos y plazos del proyecto de poder de la clasedominante.27Es importante comprender laslimitaciones de esta resistencia quepocas veces se generalizó tanto comopara constituirse en una críticaimplícita a las relaciones deproducción capitalista.28La oposicióndel trabajador a la “eficientización”que planteaba el plan económico de ladictadura no se extendió a uncuestionamiento abierto del derechodel empresario a administrar susplantas fabriles.Es evidente que a pesar de estoslímites, la resistencia de los obrerosrepresentaba un desafío implícito aciertos aspectos fundamentales de laorganización de la produccióncapitalista y al proyecto económicodictatorial; particularmente en lo que se refiere a lanecesidad de readecuar el aparato económico a laconcentración y la competencia internacional através del aumento de la tasa de explotación. Apesar de la inexistencia de un reto al controlempresarial explícitamente articulado, el resultadoconcreto de la insistencia de los obreros en lo quese refiere a la reinterpretación de nivelesaceptables de rendimiento condujo a unenfrentamiento inevitable con los empleadores29ycon el régimen dictatorial.Esta resistencia se desarrolló casiespontáneamente a poco de comenzada ladictadura. La reacción inicial de los trabajadoresal golpe fue cautelosa. Las causas de estasituación provenían de la represión del períodoanterior al golpe. Al mismo tiempo esa experienciabrindó el conocimiento y las condicionesnecesarias para la resistencia.30Por un lado huboMientras los líderessindicales hacían unaúltima tentativa porevitar la confrontación,miles de trabajadorescomenzaron a abando-nar las fábricas. LaCoordinadora de ZonaSur llevó a miles deobreros metalúrgicos,mecánicos y textileshasta la Plaza de Mayo.
image/svg+xml23cautela e incertidumbre, pero al mismo tiempocomenzó la búsqueda de las mejores formas pararesistir al aumento en la tasa de explotación queimplicaba el plan económico dictatorial. Lo difícily complejo del momento lo reflejó un obrero: Habíaun cansancio. Porque vos de repente confiás en unadirección y ésta no cumple. Así se llega al golpe del 76,que fue muy duro. [En mi fábrica]el día del golpe nofue nadie a trabajar. Yo estuve unos días con parte deenfermo. Ahí surge la resistencia. Hubo el intento dedecir, bueno ¿qué hacemos? ¿Qué se puede hacer por lostipos que cayeron presos? Mantengámonosorganizados.31Así encontramos que la reacción de lostrabajadores al golpe de estado combinaba cautela,confusión, reacomodo a la nueva situación ybúsqueda de canales de organización queposibilitasen la resistencia. Este proceso fuesumamente costoso puesto que los sectores máscombativos y mejor organizados, como losmetalúrgicos, defendieron susconquistas, sufriendo comoconsecuencia los efectos de larepresión.La dictadura militar de 1976vino a cortar el desarrollo delactivismo gremial combativo enQuilmes. Hubo una represiónsalvaje en la zona. Delegados yactivistas fueron encarcelados. Elmismo Gutiérrez ya había sidodetenido antes del golpe. Dos mesesdespués del golpe fuerondesaparecidos veinte activistas metalúrgicos de lazona.32Pero eso no terminó con la resistencia delos metalúrgicos de Quilmes. Recordaba un obrero:Nosotros trabajamos, seguíamos trabajando, no sólo enla fábrica sino políticamente.33Un activista de esaépoca recordó que: cuando el “Negro”[Gutiérrez]cae en prisión nosotros seguimos con la misma políticaorganizando desde abajo. En mayo o junio de 1976 larepresión levanta como a veinte compañeros. Quedabantres delegados. Los torturadores les dicen a loscompañeros “tenemos información que hay tres quesiguen molestando”. Mientras tanto hacíamos colectaspara los compañeros presos. Hacíamos y distribuíamosvolantes. La gente era consciente que el que recolectabadinero si lo agarraban lo metían preso pero nunca nosdio la espalda.34Otro de los activistas que sobrevivió al períodofue desaparecido y torturado tres veces. Activista yfundador de la Lista Naranja de la UOM deQuilmes, recordó: Teníamos comunicación con el “Ne-gro” a través de la familia. En la fábrica hacíamosvolantes que se distribuían adentro. Se seguíadirigiendo desde afuera. Venían los compañeros alalambrado y se ponían a charlar con vos. Seguíamosdirigiendo a los delegados y de ahí a la fábrica. Todobasado en la experiencia de la Coordinadora.35Junto con las nuevas formas de lucha sefueron forjando nuevas camadas de activistas queencararon la resistencia. En general los nuevosactivistas surgieron de muchas formas distintas através del país. Sin embargo, en todos lostestimonios queda en claro el importantísimo rolque jugaron los activistas del período anterior quelograron sobrevivir en el marco de la represión.Víctor, viejo activista en el gremio de laconstrucción logró, a fines de 1978, organizar ungrupito de gente en Neuquén.36En el IngenioLedesma de Jujuy se mantuvo la tradición gremialsobre la base de los activistas que se formaron bajola dirección de Melitón Vázquez, en ese entoncesexilado en Bolivia.37Ramón, viejo militante en elgremio de la construcción organizabaen su barrio.38Jorge, joven obrero de laUOM de Quilmes, comenzó a activaren su fábrica junto con un viejomilitante.39“Pata”, por ese entoncesmilitante del grupo trotskista PolíticaObrera (PO), contó: La actividad políticaprofesional, la agitación y propaganda semantuvo. Claro, había que preservarsemucho. Eso marca el activismo que va asurgir. Era distinto que el del período delCordobazo, en el sentido que no teníasemejante profundidad pero era más vasto.Por ejemplo, en la primera fábrica en que trabajodespués del golpe, yo que estaba con un miedo bárbaroveía que hacían reuniones. Eran asambleas. Losdelegados eran recibidos por los patrones, y la gentechillaba por reivindicaciones elementales. Y ahí habíagente que llevaba el diario [de PO].40En la UOM de Quilmes a pesar de lo duro dela represión se logró mantener un trabajo sobre labase de nuevos activistas. En todos los casosentrevistados se destacó la importancia de launidad entre los trabajadores al margen de susbanderas políticas. Por ejemplo, un delegado deHidrodinámica Vázquez recordó: Salió de ahí unfrente importante que llegamos a dar muchas soluciones.Inclusive paramos un par de veces que hubo despidos.Hicimos conquistas mínimas, pero se logró. Era difícilluchar con el sindicato [intervenido]. La comisión internano figuraba, no existíamos para el sindicato. Organizamosdentro de la empresa y luchábamos para los compañeros.No tuvimos problemas con la represión porque era todomuy de base.41(...) la resistencia de losobreros representaba undesafío implícito a cier-tos aspectos fundamen-tales de la organizaciónde la producción capita-lista y al proyecto eco-nómico dictatorial.
image/svg+xml24Durante la dictadura, la Seccional fueintervenida por un militar, que estuvo al frente dela misma durante dos años. Después la dejó enmanos de los dirigentes burocráticos elegidos an-tes de 1976, mientras seguía cobrando el sueldo.Contó un obrero: Al principio no había delegados.Cuando el Gerente General quería decirle algo a lostrabajadores elegía dos o tres que eran los que llevabany traían.42La gente que se hizo cargo de laSeccional en ese momento eran los dirigentesburocráticos de 1975. Explicó un delegado: [ElSecretario General]tenía relación directa con larepresión, él era el que les pasaba la lista de loscompañeros y el que estaba al frente de la Seccionalcuando levantaron la intervención.43Agregó otro: Yoconseguí trabajo después de que me echaron enAvellaneda por llevar adelante un conflicto. Era más omenos 1981. Cometí un error. Me afilié al sindicato; deahí pasaron el informe a la empresa que me despidió un12 de octubre. Ni siquiera esperaron a fin de mes, tanapurados estaban.44Así decayó elnúmero de afiliados a la Seccional.El desarrollo de la resistencia y elsurgimiento de nuevos activistasmarcaron un cambio hacia 1979-1980. Este cambio ocurrió junto conlos comienzos de la crisis delproyecto económico de la dictadura,con una leve reducción en los nivelesrepresivos, y con la substitución delgeneral Viola por el general Videla alfrente del gobierno. La nuevasituación se puede ver másclaramente si consideramos elejemplo del conflicto y toma de lafábrica metalúrgica Littal S.A. en Avellaneda, aprincipios de 1981. El conflicto es reveladorporque muestra las conexiones entre la militanciade base en el lugar de trabajo con fábricas de lazona, en este caso de Avellaneda y Quilmes.Asimismo, es importante al expresar cómo segeneraron nuevos activistas que despuésparticiparon de la experiencia de la UOM Quilmes.Hacia 1979, Littal S.A. tenía cerca de 300obreros, en su mayoría mujeres, que estabanafiliados a la UOM, Seccional Avellaneda. En esemomento la Seccional no estaba intervenida. Eldesarrollo del conflicto lo describió uno de losactivistas que lo encabezó:Pregunta:¿Cómo empezaron a activar en Littal?Jorge:Ahí dominaba la UOM Avellaneda.Siempre que tratabas de hacer algo acordaban entre elgremio y la patronal y te despedían. Entonces hicimosun trabajo distinto entre un grupo de compañeros. Nosempezamos a meter junto con la burocracia, en elsindicato. Nos reuníamos con ellos, tratando dedisimular la forma de pensar, reventábamos de broncapero nos callábamos. Logramos que a un compañero queestaba con nosotros lo nombraran delegado pormantenimiento. Una vez que estábamos firmes empezamosa dar la cara. Había compañeros de todo tipo de ideología.Pero era una cosa muy tapada por el momento.Pregunta:¿Eran ustedes muchos compañeros?Jorge:Más o menos 12 o 14. Un grupo bastantefuerte. Cuando logramos tener un delegado en el tallerno pasaba una semana que no teníamos una asamblea. Yahí nos hicimos fuertes, por algunas cosas que habíamosconseguido. Éramos tan fuertes que una vez firmaronun acta de compromiso, el sindicato con Littal, ynosotros en una asamblea les hicimos romper el acta.Ahí empezaron los grandes choques. Tanto con laburocracia como con la patronal. Hacen sondeos a ver sipodían hacer despidos y eso. Y al primer síntomahicimos un paro.Pregunta:¿En qué año fue esto máso menos?Jorge:79, 80. Plena dictadura.Cuando llega la recesión empieza agolpear la fábrica. Se cortan las horasextras, empieza el retiro voluntario. Ahíes cuando quedan 160 compañeros. Afines de abril de 1981 empiezan a sus-pender porque la crisis ya estaba, y nosadeudaban varias quincenas. Estuvimostodo el mes de mayo luchando. La represiónera un poquito menos fuerte. En elsindicato no podíamos reunirnos porque loteníamos en contra. Entonces empezamosun grupo a reunirnos, primero en bares, y después en unaparroquia.Pregunta:¿Así se desató el conflicto?Jorge:Nos reunimos un mes. Ya teníamos lapromesa de la fábrica de que iba a pagar. La mañana enque no pagó invitamos a todos los compañeros.Vinieron un montón, sobre todo compañeras, que sonmuy lentas para arrancar, pero cuando lo hacen no lasparan más.La idea era conseguir el dinero y después lucharpor la fuente de trabajo. Cuando hacemos esasreuniones vienen los compañeros de la fábrica SERMA,que está en frente de Hidrodinámica Vázquez aquí [enQuilmes], que habían tenido un problema similar. Enconjunto la comisión de Littal y la de SERMA fuimos aver a los compañeros de FAE, una fábrica de SMATA enAvellaneda.La bronca fue subiendo porque cuando fuimos acobrar, no nos pagaron. Esa tarde fuimos muchosExplicó un delegado:[El Secretario General]tenía relación directacon la represión, él erael que les pasaba lalista de los compañe-ros y el que estaba alfrente de la Seccionalcuando levantaronla intervención.
image/svg+xml25compañeros a la sede de la UOM Avellaneda, e hicimosuna reunión dentro del gremio. Y tanto fue creciendo labronca que no medíamos que estábamos en unadictadura y en el sindicato dirigido por una de laspeores burocracias. Bueno, fue tanta la bronca que [eldirigente de la UOM Avellaneda] se tuvo que poner ala cabeza de la lucha. Fuimos a la fábrica, y en unmomento [el dirigente]dijo “bueno si acá, a tal hora,no aparece el dinero, vamos a tomar la fábrica”. Fue ahícuando nosotros dijimos: “Está bien vamos a esperarhasta esa hora, si el dinero no viene tomamos lafábrica”. Llegó la hora y no apareció nadie. Tiramos elportón abajo y tomamos la fábrica. Estuvimos toda lanoche y todo el día siguiente. Finalmente nos pagarontodo.Pregunta:¿Cómo decidieron quiénes se ponían alfrente de la lucha en Littal?Jorge: Éramos los mismos que poníamos la cara enlas asambleas, en todo. Nos fuimos haciendo en lapráctica.Pregunta: ¿Y el temor a larepresión?Jorge: En ese momento no medíamoslas consecuencias. Era tanta la bronca quehabía.45Es evidente que si bien laprotesta de la clase obrera no expresóun proyecto de sociedad concreto,éste existía en su práctica yreivindicaciones cotidianas. Comobien lo refleja el testimoniopresentado más arriba, existenaspectos que llevan a uncuestionamiento implícito del sistema. En lasmedidas de la clase obrera argentina había ungran énfasis en el control sobre la producción porencima del respeto a la propiedad privada. Lasreivindicaciones no eran solamente salariales sinoque también reivindicaban el derecho a laorganización social, y ante todo definían el terrenode lucha no tanto en el nivel económico sino en elde la autoridad. Así, por encima de lasreivindicaciones salariales muchas veces seencuentra la lucha contra conceptos tales como laprescindibilidad y la productividad, contra laautoridad del capataz o de las fuerzas deseguridad por encima de la comisión de fábrica, oen contra del negociar por oficio o por lugar detrabajo y no por industria. Asimismo, el énfasis enla solidaridad de clase refleja un modelo social enel cual el acento se encuentra en el grupo y no en elindividuo.Es en estas condiciones que a principiosde 1983 surgió la Lista Naranja en la UOM Quilmes.Surgió en un contexto de crisis de la zona, comoproducto de la resistencia y de la continuidadhistórica, y como respuesta a una dirección queintentaba colaborar con el proyecto dictatorialpara el sindicalismo. Explicó un empleado de laMutual de la UOM Quilmes, en 1988: La gente queestuvo antes trabajó muy bien, pero para ellos. Seenriquecieron y fueron cómplices de la intervenciónmilitar.46Dijo un delegado de fábrica: En esa épocanadie quería venir al sindicato. Fíjese en agosto de1981, en una maniobra rara, la fábrica cierra tres días ysólo quedan 10 compañeros trabajando, sobre 180. Vineal sindicato y por la forma en que lidiaban yo, que teníaexperiencia, me dije “aquí nos vendieron”.47La Lista Naranja se organizó en torno a lafigura de Francisco Gutiérrez.48Si bien losintegrantes de la Lista eran principalmenteperonistas, también incluyó afiliados del PartidoIntransigente junto con activistas del trotskistaMovimiento al Socialismo (MAS) y dela Unión Cívica Radical.A principios de 1983, Gutiérrez,ya en libertad, comenzó a trabajar entorno a organizar la Lista Naranja. Secomenzó a partir de viejoscompañeros sobrevivientes de ladictadura y de los obreros de lafábrica SAIAR a la que habíapertenecido Gutiérrez. Al principiohabía un poco de miedo, peroempezamos a llegar así tibiamente conalgunos compañeros, a charlar así de auno, se fueron arrimando, un poco por lapropuesta, y siempre trabajando en base a cómo estabael gremio y qué era lo que nosotros queríamos.49En ese entonces se definió que el proyecto quedebía caracterizar la Lista era una continuidadcon las ideas de la época anterior a 1976. Losfundadores de la Lista especificaron que se tenía elmismo objetivo de democracia sindical pero quehay cambios por ser distintas etapas. Nosotros hacemosnuestra plataforma sobre la base de las necesidades delos metalúrgicos. Esto se hace en un sentido menospartidista. Se trata de juntar a los compañeros que noestaban relacionados con nosotros políticamente pero sítenían un objetivo en común que era la recuperación delsindicato.50Se hizo un primer acto al que asistieron 200 o300 obreros metalúrgicos, casi todos de SAIAR: Erala fábrica casi completa porque el Negro [Gutiérrez]esun referente.51Después se hicieron tres asados máscon casi 3.000 trabajadores. Aquí se nota lacontinuidad con los criterios desarrollados antes(...) si bien la protesta dela clase obrera noexpresó un proyectode sociedad concreto,éste existía en supráctica yreivindicacionescotidianas.
image/svg+xml26de la dictadura de 1976. Recordaron losorganizadores de la Lista: En 1972 a Gutiérrez loconocían todos. En 1983 los jóvenes tienen una buenaimagen a través de los viejos. Los compañeros queecharon de SAIAR, entraron a trabajar en talleres yseguían con la misma política. Decían “yo trabajé confulano, y vos sabés que las cosas las hacíamos así”.Salían de una escuela; era la mejor recomendación.52Esto lo confirmó un delegado de IndustriasR.A.B., que llegó a la Seccional en 1984. Dice: Yo nolo conocía a Gutiérrez, pero sabía por los compañerosqué es lo que había hecho en 1975. Y también sabía cuálera la conducta de la [Lista]Celeste. No había ningunaduda a quién había que apoyar.53A pesar de esto, laconformación de la Lista no se logrósin roces y tensiones entre lasdistintas concepciones políticas quela conformaban. Hubo tironeos entrela izquierda y los activistasperonistas. Había diferencias encuanto a la visión política nacionaldonde chocaban el “clasismo” de laizquierda con el “populismo”peronista. En ambos casos incidió larelación entre los activistassindicales y sus respectivasfiliaciones partidarias. La tendenciadel peronismo a ver a los sindicatoscomo “una rama” del PartidoJusticialista dificultó la relación conotras fuerzas políticas o conactivistas independientes. Lasdiferencias en las percepcionessindicales y de política nacional setradujeron en disputas por espaciosy cargos en la Lista. De hecho, losperonistas lograron reducir laparticipación de la izquierda en la misma. Si bienesto hizo peligrar la unidad, la izquierda optó porno romper la alianza electoral. En todo esteproceso, tanto la representatividad de la figura deGutiérrez como la propuesta planteada y el hechode que se vislumbraba la posibilidad de derrotar aloficialismo, lograron contener el conflicto ymantener la unidad.Si bien el oficialismo trató de desprestigiar a laLista Naranja, no tuvo éxito. Contó unatrabajadora en ese entonces empleada del gremio:La reacción del oficialismo a la Lista Naranja eraviolenta. Los veían como matones que iban a entrar yromper todo cuando los matones eran ellos. El sindicatoestaba lleno de armas y de gente armada que no erantrabajadores. Era abrir un escritorio y encontrarte conun revólver. Era ir a la cocina y encontrarte conpolicías y gente con escopetas.54La clave del triunfo se encuentra en variosfactores que se entrecruzan. La crisis económica yla participación de los dirigentes de la ListaCeleste junto a la intervención militar del gremiodurante la dictadura habían resquebrajado sulegitimidad frente a la base sindical. Asimismo, lanumerosa cantidad de pequeñas y medianasfábricas en la zona hacía más difícil el control porparte de la dirección gremial. Por último, la razóndel triunfo se debió no sólo en la trayectoria dequiénes conformaron la Lista Naranja sinotambién en cómo trabajaron.Fue en la práctica concreta dondela Lista Naranja se fue ganando laconfianza de los afiliados. A pesar delas tensiones, se garantizaba laparticipación y se minimizaban lasdiferencias políticas. Explicó unactivista de la Lista: Nos dimos cuentaque teníamos que hablar dereivindicaciones de tipo gremial y no depolítica, que se deja de lado paradedicarnos a la recuperación del gremiometalúrgico. Eso sin dejar de lado niocultar lo que somos.55Agregó otro: Laidea era juntar a todos los metalúrgicosque tuvieran algo que hacer y decir y quequerían el nuevo sindicalismo.56Untercero opinó: Delegados tenemos de todo.Hay una cantidad importante de gente quesi bien no es peronista concuerda con elproyecto gremial. El primero que es clarosobre esto es Gutiérrez. Se discute políticay se escucha, no se trata de cambiar lo quepiensa el otro.57Este pluralismo democrático sepuede ver claramente si consideramos cómofuncionó Lista Naranja. A principios de 1984 nobajaban de 200 los obreros presentes en lasreuniones de Lista. Recordaba un delegado: No loconocía a Gutiérrez. Pero un compañero de fábrica mehabla y me cuenta. Él me invita a una reunión, pero yono quería saber nada. Finalmente un jueves mellevaron. Al ratito de comenzar la reunión pedí lapalabra, hablé y quedé enganchado. Fue en junio de1983. Empezamos a trabajar en la fábrica con muchacautela porque el Secretario Adjunto de la Celeste era demi fábrica y nosotros éramos sólo tres de la Naranja.Los compañeros respondieron bien. Hicimos 55 votoscontra once.58Esto lo confirmó otro obrero: Vamostrabajando fábrica por fábrica haciendo asambleas;trabajo de hormiga. Tarea difícil. Mucha gente nosHabía diferencias encuanto a la visión políti-ca nacional donde cho-caban el “clasismo” dela izquierda con el“populismo” peronista.En ambos casos incidióla relación entre losactivistas sindicales ysus respectivas filiacio-nes partidarias. La ten-dencia del peronismo aver a los sindicatoscomo “una rama” delPartido Justicialistadificultó la relación conotras fuerzas políticas ocon activistasindependientes.
image/svg+xml27creía, otros no. Nuestro gran voto a favor era laComisión Directiva anterior que nunca les daba unarespuesta positiva. Los compañeros planteaban quequerían justicia.59Así la Lista Naranja fuereuniendo a los activistas que venían de antes dela dictadura militar con los jóvenes que se fueronformando entre 1981 y 1984.Todo esto lo reflejó la conformación de la Listaen sí. Como las elecciones se ganan con votos, loscargos se repartieron con ese criterio. Unintegrante de la Lista explicó que: Nosotros sólopropusimos al compañero Gutiérrez. Lo demás se haceproponiendo en cada caso de fábricas queteníamos dentro de la agrupación quehicieran asambleas por fábrica y senombraran los compañeros que iban a iren la lista. Así el Secretario Adjunto lonombró una de las fábricas másimportantes de la zona.60Si bien en lasasambleas por fábrica ocurrieronpujas y maniobras entre los distintossectores que conformaron la ListaNaranja el resultado final fue que loscandidatos eran representativos. Estarepresentatividad está demostrada enel hecho de que la Lista necesitabaunos 800 avales y presentaron cercade 3.000, o sea más de la mitad de losafiliados a la Seccional en 1984.El inicio de la aperturademocrática en el país, a partir dediciembre de 1983, abrió en el terrenosindical un período complejo quedemandaría discusiones yrealineamientos en lo político y en losindical. Paralelamente se iniciaba enla gran mayoría de los gremios elproceso de normalización. De los1.171 sindicatos a nivel nacional, 335ya habían sido normalizados durantela dictadura. De los 819 restantes, 612 (75%)fueron entregados a las autoridades elegidas conanterioridad al golpe de 1976, 113 (13,5%) teníancomisiones transitorias designadas en los últimostramos del régimen militar y 94 (11,5%)permanecían bajo intervención de “delegadosnormalizadores”.61La mayoría de los sindicatosgrandes se encontraban en alguna de estas dosúltimas situaciones. Entre estos estaba la UOMque, con 349.897 afiliados era el segundo enimportancia.62Uno de los primeros rasgos que distinguió eseproceso, emprendido en 1984-1985, de lasexperiencias anteriores, fue que la confrontaciónreemplazó a la hegemonía de las listas únicas. En1973-1976 el 67,4% de las elecciones fueron conlista única y ello se redujo a sólo el 21,5% en 1984-1985.63Otro aspecto que merece destacarse es elque se refiere al grado de efectividad demostradopor las oposiciones. Del total de elecciones quehubo entre 1973 y 1976, en que participó algunaoposición, en el 92% triunfó el oficialismo. Encambio, en el período 1984-1985 el número devictorias obtenidas por alguna fracción opositoraal sector que controlaba de manera absoluta omayoritaria se elevó al 45% de los comicios en queparticiparon más de una lista.64Deimportancia fueron las nueveseccionales, sobre un total de 65, dela Unión Obrera Metalúrgica en lasque triunfaron listas pluralistas encontra de la conducción nacional.En la UOM Quilmes la ListaNaranja ganó las elecciones de 1984y por primera vez la Seccionalcontaba con una Comisión Directivacombativa surgida desde las bases.De ahí en adelante hubo un fuertetrabajo para consolidar el triunfo ytratar de cumplir con el programaelectoral. Donde se notó mucho elcambio fue en el número de afiliadosy de delegados, y en su participaciónen el sindicato. Si en 1984 sólo había5.000 afiliados y 65 delegados, en1988 había 333 delegadosrepresentando a más de 9.200afiliados. Durante los primeros dosaños, 1985 y 1986, después deltriunfo de la Lista se realizaron 35congresos de delegados, cincoasambleas generales de afiliados ycientos de asambleas por fábrica. Lasasambleas del sindicato promediaronentre dos y tres mil asistentes por vez.65El desarrollo de una mutual, la instalación deun centro de salud, la compra de dos ambulancias,y la creación de un Fondo de Huelga fueronconquistas que muchos obreros entrevistadosresaltaron. También se consideró un logro funda-mental el hecho de que la Seccional defendiera enese entonces a los activistas metalúrgicos contra lapersecución política y los despidos arbitrarios enla zona. Esto tenía importancia puesto que laspatronales utilizaban el macartismo como tácticaantisindical.Sin embargo, la situación para la nuevaconducción era difícil, en un contexto de crisis yEl desarrollo de unamutual, la instalación deun centro de salud, lacompra de dos ambu-lancias, y la creación deun Fondo de Huelgafueron conquistas quemuchos obreros entre-vistados resaltaron.También se consideróun logro fundamental elhecho de que laSeccional defendiera enese entonces a los acti-vistas metalúrgicoscontra la persecuciónpolítica y los despidosarbitrarios en la zona.Esto tenía importanciapuesto que las patrona-les utilizaban elmacartismo comotáctica antisindical.
image/svg+xml28recesión de la actividad metalúrgica. Un relevosomero de la prensa de la zona revela que en elaño 1985 hubo 45 conflictos por despidos,suspensiones, salarios atrasados y persecucióncontra delegados. La mayoría de estos (36) fueronen defensa de las fuentes de trabajo e incluyeronlargos conflictos en fábricas como ADABOR. Dehecho, a principios de 1985, 1.300 trabajadoresmetalúrgicos de la zona se encontraban enconflicto; esta cifra decayó en junio de ese año(345) para aumentar en octubre abarcando 450obreros.66A su vez la policía intervino en los conflictosde Bellina (4/9/85 y 8/10/85) y deIMEGTÉCNICA (1/11/85). También ocurrierondos atentados con explosivos; uno al policlínico dela UOM (7/11/85) y otro la clínica materno-infantil del gremio (10/12/ 85). Inclusive esto seagudizó en 1986 con una violenta represiónpolicial en el conflicto de SAIAR (17/6/86).67Ante esta situación de hostigamiento, elsindicato respondió con la movilización de lostrabajadores. En febrero de 1985 la UOM Quilmesconformó una comisión de solidaridad confamiliares, partidos políticos, y organizacionesjuveniles de la zona. Se buscaba así el apoyo de lacomunidad y sacar el conflicto a la calle. Lasdemandas gremiales eran: 1) salarios dignos, 2)cese de despidos y suspensiones, 3) devolución dela obra social intervenida, y 4) reactivación delaparato productivo.68Surge entonces que las causas más comunesde los conflictos fueron despidos y suspensiones.La mayoría de estos conflictos ocurrieron enestablecimientos pequeños y medianos y fueron deduración cada vez más prolongada. En relacióncon los resultados, la gran mayoría fueronfavorables a las empresas debido a la críticasituación de la zona. Pareciera que lostrabajadores continuaban las medidas de fuerzasiendo conscientes de la situación. Lo hicieron por“disciplina sindical”, es decir por criteriotransmitido de generación en generación de quelas medidas de protesta debían ser acatadas. Lohicieron también porque “perdidos por perdidos,hay que hacerle pasar un mal rato a la patronal”,como dijeron los entrevistados.69Al igual que Cieza, Wallace et al., podemosconsiderar que las implicancias de esta situacióneran de por sí complejas. Por un lado reflejaban lacrítica situación defensiva en la cual emergió elsindicalismo argentino después de la dictaduramilitar. Al mismo tiempo, expresaban que losbeneficios y conquistas obtenidas por lostrabajadores argentinos a partir de la aperturademocrática iniciada en 1983 dependían de lacapacidad de movilización y lucha de lossindicatos. A su vez, el nexo entre los escasosactivistas sindicales combativos sobrevivientes alrégimen militar y los nuevos activistas surgidos enese período forjó nuevas experiencias. En estesentido se trató de ir recuperando lazos desolidaridad entre los trabajadores del mismo gre-mio y de toda la región. Ejemplos de todo ellofueron, en Quilmes, el acto de solidaridad con losobreros de la carne de diciembre de 1984, el Festi-val de Solidaridad con los trabajadorestemporarios del gremio cerveceros a mediados de1985, los festivales en apoyo a los obrerosmetalúrgicos de SAIAR en julio de 1986 y los deHidrodinámica Vázquez en la misma época.70En otras palabras, la apertura democráticapermitió la generación de nuevas formas desolidaridad y participación a nivel gremial, queexpresaron la síntesis de las experiencias de ladécada anterior. “Es parte de un proceso subterráneomediante el cual el movimiento popular empieza arecomponer sus fuerzas para retomar unenfrentamiento que alcanzó su máximo nivel en lasCoordinadoras de Base una década atrás”.71Como apuntamos anteriormente, todo estoencerraba la potencialidad del cuestionamiento alsistema. Es evidente que, para los trabajadores deQuilmes, la expresión “democracia” ibaestrechamente asociada a “participación”. Perotambién se encontraba ligada a lo que se concebíacomo “justicia social”. Desde esta perspectiva esimposible un sistema político democrático que nogarantice un nivel de vida y condiciones de trabajoadecuados.
image/svg+xml29NOTAS1Entrevista con Horacio Rojas, secretario de prensa de laUOM Quilmes (Quilmes, 16 de mayo de 1988).2Entrevista con un activista de la Lista Naranja (Quilmes,14 de mayo de 1988).3Sobre el tema de la crisis orgánica en la Argentinaseguimos a Mónica Peralta Ramos, Acumulación de capital ycrisis política en Argentina (1930-1974)(México: Siglo XXI,1978); y Juan Carlos Portantiero, “Clases dominantes ycrisis política en la Argentina actual”, en Oscar Braun,comp., El capitalismo argentino en crisis(Buenos Aires: SigloXXI, 1973).4Tanto para la definición de capitalismo monopólico deestado, como para su relación con la democracia comosistema político, ver: Agustín Cueva, El desarrollo delcapitalismo en América Latina(México: Siglo XXI, 1977); yTomás Amadeo Vasconi, Gran capital y militarización enAmérica Latina(México: Era, 1978).5Denuncia, publicación mensual argentina (Nueva York,octubre de 1981).6Véase Daniel Cieza, Santiago Wallace, Marta Simiele yMónica Driollet, “Conflictos laborales en la zona sur delGran Buenos Aires. Nuevas actitudes y formas deorganización”, en Aguafuerte, Revista de Ciencias SocialesNº 1(Buenos Aires, julio/septiembre de 1988).7Basado en: Unión Obrera Metalúrgica, Seccional Quilmes,Características socioeconómicas y transformaciones político-organizativas(Quilmes, marzo de 1989). Estudio realizadopor el sociólogo Daniel Hernández. También: Cieza, et alia.Op. cit.8INDEC. Censo poblacional de 1980.9UOM Quilmes, Documento interno sobre la intervenciónmilitar a la UOMRA(Quilmes, 3 de diciembre de 1985).Elaborado, discutido y aprobado por el Congreso dedelegados de la Seccional Quilmes y su Comisión Directivacomo aporte al Congreso Nacional Extraordinario deDelegados, reunido en Mar del Plata del 11 al 13 dediciembre de 1985.10INDEC. Encuesta Permanente de Hogares, 1985, 1988.11Las agencias de contratación son parte de un sistemasurgido en la década de 1960 que se ha extendido en la de1980, a partir del creciente desempleo y la oscilación en lacapacidad fabril ocupada.12Cifras elaboradas sobre la base de datos de los archivosde la Secretaría de Organización de la UOM Quilmes, porDaniel Hernández.13INDEC. Censo Nacional Económico, 1985.14UOM Quilmes. Notas para una caracterización de laspatronales metalúrgicas en Quilmes, Berazategui y FlorencioVarela(Quilmes, marzo de 1989).15La cifra de 9.200 afiliados de la UOM Quilmes fueespecificada por Francisco Gutiérrez en una entrevista enQuilmes, el 14 de junio de 1988.16Agradezco la ayuda que me proporcionaron losintegrantes de la Escuela Sindical de la UOM Quilmes:Ernesto Crescente, Daniel Hernández, Mónica Pini yPatricia Hernández.17Obispado de Quilmes. Historia de Quilmes(Quilmes,1986).18Jeane Kirkpatrick, Leader and Vanguard in Mass Society. AStudy of Peronist Argentina(Cambridge: M.I.T. Press,1971).19De acuerdo con Daniel James, el clasismoimplicaba elreconocimiento de la naturaleza irreconciliable entre lapatronal y el obrero. Por lo tanto presentó un modeloalternativo de sindicalismo basado en el énfasisantiburocrático, la democracia interna y la participaciónmasiva. Su época de auge fue entre 1968 y 1975. Ver:Daniel James, Resistance and Integration: Peronism and theWorking Class, 1946-1976 (Cambridge, Mass.: mimeo). Parael período ver también: Juan Carlos Torre, Los sindicatos enel gobierno, 1973-1976(Buenos Aires: CEAL, 1983); y OscarAnzorena, Tiempo de violencia y utopía (1966-1976)(BuenosAires: Contrapunto, 1988).20Entrevista con “Pata” (Quilmes, 7 de julio, 1988).21Anzorena, op. cit.,341.22Santiago Senén González, El Poder Sindical(BuenosAires: Plus Ultra, 1978), p. 90.23Anzorena, op. cit.,341.24Entrevista con Lucio (Quilmes, 17 de mayo, 1988).25La biografía de Francisco Gutiérrez se encuentra en losarchivos de la UOM-Q.26Entrevista con Lucho (Quilmes, 26 de mayo, 1988).27Para una discusión sobre el concepto de “resistencia”obrera ver: Tim Mason, “The Workers’ Opposition in NaziGermany”, History Workshop11 (Spring 1981); y Pablo A.Pozzi, Hegemony, State, and Working Class. Argentine Labourand the National Reorganization Process, 1976-1983. PhDThesis, SUNY at Stony Brook, 1989.28Véase Daniel James, “Racionalización y respuesta de laclase obrera: contexto y limitaciones de la actividadgremial en la Argentina”, Desarrollo Económico, Nº 83(octubre/diciembre de 1981).29Íbid., 333.30Pozzi, op. cit.31Entrevista con “Pata” (Quilmes, 7 de julio de 1988).32Esto ocurrió el 20 de octubre de 1976. Entrevista conLucio (Quilmes, 22 de agosto de 1988).33Entrevista con Lucio (Quilmes, 22 de agosto de 1988).34Entrevista con un activista de SAIAR. (Quilmes, 16 demayo de 1988).35Entrevista con “Chanchi” (Quilmes, 27 de mayo de1988).36Entrevista a Víctor (Neuquén: 2 de mayo de 1986).37Ricardo Nelli, La injusticia cojuda. Testimonios de lostrabajadores del azúcar del Ingenio Ledesma (Buenos Aires:Puntosur, 1988).38Entrevista con Ramón (Lanús: 28 de junio de 1988).39Entrevista con Jorge (Quilmes, 9 de diciembre de 1987).Jorge fue metalúrgico en Avellaneda entre 1976 y 1981,después pasó a Capital Federal, para radicarse en Quilmesen 1984.40Entrevista con “Pata” (Quilmes, 7 de julio de 1988).41Entrevista con Rubén (Quilmes, 26 de mayo de 1988).42Entrevista con Jorge (Quilmes, 9 de diciembre de 1987).43Entrevista con “Chanchi” (Quilmes, 27 de mayo de1988).44Entrevista con Jorge (Quilmes, 9 de diciembre de 1987).45Ídem. En el momento de la entrevista Jorge era delegadoen la UOM Quilmes.46Entrevista con Lucho (Quilmes, 26 de mayo de 1988).47Entrevistado en Quilmes (23 de mayo de 1988).48La historia de la Lista Naranja es sobre la base deentrevistas realizadas con sus integrantes, en Quilmes,entre el 19 y el 28 de mayo de 1988.49Entrevista con Lucio (Quilmes, 22 de agosto de 1988).50Entrevista con Daniel (Quilmes, 26 de mayo de 1988). Si
image/svg+xml30bien esto fue cierto, en líneas generales, a partir de 1987 senota un incremento en los niveles de “partidismo” porparte de la conducción de la UOM Quilmes electa en 1984.Gutiérrez utilizó el sindicato para apoyar la candidaturadel peronista Antonio Cafiero a la gobernación de laprovincia de Buenos Aires en 1987, a pesar de su alianzacon otros partidos políticos en la Seccional. Esto continuóen 1988 y 1989 hasta el punto de apoyar la candidatura aPresidente de la Nación del peronista Carlos Menem con laabierta oposición de la izquierda en el gremio. De hecho,durante la investigación de este trabajo pude presenciarcomo distintos delegados, incluyendo peronistas,cuestionaban esta postura ya que “el gremio es de todos”.51Entrevista con Lucho (Quilmes, 26 de mayo de 1988).52Entrevista con “Chanchi” (Quilmes, 27 de mayo de1988).53Entrevistado en Quilmes (19 de mayo de 1988).54Entrevista con Elsa (Quilmes, 26 de mayo de 1988).55Entrevista con Lucho (Quilmes, 26 de mayo de 1988).De hecho, la situación reseñada más arriba en la nota 48llevó a una agudización de los conflictos políticos en laSeccional. En la práctica, a partir de 1987, la conducciónperonista se dio una política de captar a los activistas deotros partidos. Esto tuvo bastante éxito en cuanto a losafiliados al Partido Intransigente que hacia 1988 habíanpasado al Peronista en su mayoría. En cambio, la relacióncon la izquierda se tornó cada vez más conflictiva hasta elpunto de que en varias asambleas de la Seccional losactivistas del MAS y del Partido Comunista fueronhostigados. Inclusive, la situación política había cambiadolo suficiente en la Seccional que hacia 1989 la direcciónpuso límites a los puntos de vista no peronistas que seexpresaban en la Escuela Sindical de la UOM Quilmes.56Entrevista con Rubén (Quilmes, 26 de mayo de 1988).57Entrevista con Daniel (Quilmes, 26 de mayo de 1988).58Entrevistado en Quilmes (21 de mayo de 1988).59Entrevista con Rubén (Quilmes, 26 de mayo de 1988). Elimpulso dado a la participación desde la base por lanueva conducción del gremio tuvo mucho éxito, hasta elpunto que generó toda una serie de fricciones dentro de laLista Naranja y en las asambleas sindicales. Los nuevosdelegados se acostumbraron a cuestionar las decisiones dela conducción gremial y a proponer cambios con evidentemolestia de los dirigentes. Esta participación llegó alpunto de que en la elección de 1988 un sector cuestionó lareelección de varios dirigentes.60Entrevista con Lucho (Quilmes, 26 de mayo de 1988).Esta forma de elegir a los candidatos ocurrió solamente en1984. En la elección de 1988, que volvió a ganar la ListaNaranja, Gutiérrez y los candidatos elegidos en 1984maniobraron para ser reelectos a pesar de que algunos deellos eran cuestionados por distintos sectores de la base.Es evidente que si bien retenían un alto grado derepresentatividad, esta se había erosionado.61Datos suministrados por el Centro de Estudios yFormación Sindical (CEFS).62Eduardo Lucita, “Elecciones sindicales yautoorganización obrera en Argentina”, Cuadernos del SurNº 3 (Buenos Aires: julio de 1985); p. 17.63Datos suministrados por el CEFS.64Lucita, op. cit.65UOM Quilmes, Por un futuro mejor(Quilmes, 22 dediciembre de 1986). Documento interno, balance de dosaños de gestión. Hacia 1989 se nota una cierta separaciónentre la base y los dirigentes de la UOM Quilmes. La razónprincipal de esto parece ser que después de cinco años dehaber sido electos, los dirigentes se han alejado de losproblemas cotidianos de las fábricas. Esto implica que fuegenerando una lógica particular entre la conducción que laha ido distanciando de la base. Es notable que laparticipación en asambleas y la disposición de los obrerosa postularse como delegados fabriles decae después de1989. En parte esto es atribuible a la autoperpetuación dela conducción. Más importante parece ser el efecto de lacrisis económica, la inestabilidad laboral y la crisis delsindicalismo argentino en general.66Denuncias de la UOM Quilmes en: La Gaceta(9 defebrero de 1985), La Gaceta(20 de junio de 1985), y Pueblode la Nación, año 1, Nº 9 (20 de septiembre de 1985). Esevidente que las patronales otorgaron una especie de“tregua” a la nueva conducción sindical hasta ver quéactitud tomaba. A partir de 1985 comenzaron a hostigar alsindicato y ya hacia 1987 adoptaron tácticas de desgasteque incluían el provocar conflictos, suspensiones ydespidos.67El Sol(4 de septiembre de 1985), Diario Popular(8 deoctubre de 1985), El Soly Diario Popular(1° de noviembrede 1985), Tiempo Argentino, El Sol, Crónica, El Día, DiarioPopular (7 de noviembre de 1985), El Sol(10 de diciembrede 1985), El Sol(15 de junio de 1986).68La Voz(23 de febrero de 1985).69Cieza, Wallace et alia, op. cit., 53.70Cieza, Wallace et alia, op. cit., 53.71Idem.
image/svg+xml31traduccionesA recuperaçãosindical na décadade 1980:O caso daUOM QuilmesPablo A. PozziO objeto deste estudo é o processo dedemocratização das práticascorporativas no sindicato UniãoOperária Metalúrgica, seccionalQuilmes, localizado na zona sul doGran Buenos Aires, durante umperíodo específico: 1984-1987.O Gran Buenos Aires foi, entre 1973 e1975, um dos epicentros dacombatividade operária do país. Foi alionde se geraram uns grandesnúmeros de conflitos, à margem dosindicalismo oficial. Aquele foi umperíodo de auge e ofensiva dosindicalismo combativo. Nele secombinaram as lutas por melhoras desalários, a tentativa por deslocar achamada 'burocracia sindical' e umaatitude de enfrentamento aberto e àsvezes violento com as patronais e oEstado. O estudo combina trabalho defontes documentários junto com asentrevistas a distintos protagonistas.Pablo Pozzi é doutor em história,professor titular do Departamento deHistória e diretor do Programa deHistória Oral da Faculdade de Filosofiae Letras da Universidade de BuenosAires.La récupérationsyndicale dans lesannées 1980:le cas de laUOM QuilmesPablo A. PozziL'objet de cette étude est le processus dedémocratisation des pratiquescorporatives dans le syndicat UnionObrera Metalúgica [Union OuvrièreMétallurgique], siège de Quilmes, situédans la zone sud du Grand Buenos Aires(banlieue de la ville de Buenos Aires)pendant une période spécifique : 1984-1987. Le Grand Buenos Aires a été,entre 1973 et 1975, un des épicentresde la combativité ouvrière du pays. C'estlà où de nombreux conflits se sontgénérés en marge du syndicalismeofficiel. Ces années-là ont été unepériode d'essor et d'offensive dusyndicalisme combatif. À l'intérieur decelle-ci la lutte pour l'amélioration dessalaires s'est combinée avec l'essai dedéplacer la " bureaucratie syndicale " etavec une attitude d'affrontement ouvertet parfois violent envers le patronat etl'État. Cette étude combine travail desources documentaires et des entretiensà de différents protagonistes. Pablo Pozziest Docteur en Histoire, Professeurtitulaire du Département d'Histoire etDirecteur du Programme d'Histoire Oralede la Faculté de Philosophie et Lettres del'Université de Buenos Aires.The 1980‘ssyndicalrecovery:QuilmesUOM CasePablo A. PozziThe objective of this piece of work islooking into the democratisationprocess of the Union ObreraMetalurgica‘s Syndical work, in QuilmesArea, which is located in the south partof Gran Buenos Aires, during a specificperiod: 1984-1987. Gran Buenos Aireswas, between 1973 and 1975, themost important centre of the syndicalbattle. There was the place in which agreat number of conflicts were born,far away from the official syndicalism.The mentioned period was one of gloryand struggle. They struggled for asalary rise, for the attempt to erase thecalled “syndicalist bureaucracy” and forbringing in an attitude of an open faceto face discussion, at times violent,between bosses and State. This pieceof work mixes history sources andinterviews to some of the witnesses.