image/svg+xml50Conflictosde interpretacionesen la Historia OralUna vida humana es una ficciónque el hombre inventa a medidaque camina.Jacqueline Held
image/svg+xml51tenía, agregada a la extrema pobreza en que vivía, loque no le permitió casi saber leer y escribir, hecho quelo hizo revelar con pesar: mi padre no tuvo condición deponerme en una escuela. Mostró tener una memoriaprodigiosa, recordando con detalles su vida. Su relatofue permeado, también, de sentido del humor, cantabamelodías del Movimiento de los Sin Tierra, hacía vocesdiferenciadas y gozaba de su ardua lucha por la tierra.Al interpretar las narraciones recogidas en estainvestigación, noté que alprofundizar en la interpretaciónhacía un viaje imaginario por elcotidiano mundo afectivo, social ycultural del otro –el narrador–.A partir de esta observaciónconstruí el argumento utilizado enese texto: de que en ese viajeimaginario propiciado por lainterpretación existe, en la mayoríade las veces, una hegemonía del yonarrador –investigador sobre elotro–, propiciando un conflicto deinterpretaciones. Intentaréreflexionar sobre este argumento apartir del relato del Sr. Rufino Silva,un sin tierra, cuya fértilimaginación, rica trayectoria devida y su garra en la lucha por latierra fueron motivos que mehicieron percibir su testimoniocomo diferente de los otros.Narrador: la voz del otroEra un día feriado de un intenso verano, en lascercanías de Brasilia. El sol, el calor y la baja humedaddel aire nos atormentaban. Protegidos bajo la copa deun frondoso árbol de mango, José Rufino, vestido conun pantalón roto, sin camisa, con un sombrero de pajay sentado sobre un tronco, rememoró sin prisa lallegada de los sin tierra a aquella área, hace ocho años.n el transcurso del trabajo de campo de lainvestigación, “La Lucha por la Tierra en el D.F.”, pormedio de narraciones orales, recogimos muchasinformaciones ricas para aquellos que se interesan porla cultura oral. Una de las narraciones obtenidas mepareció diferente a las demás, la del señor José Rufino.El narrador se destacó en la lucha por la tierra en elMovimiento de los Sin Tierra en el D.F., suimaginación fértil y su trayectoria de vida, aliadas a sucondición de Sin Tierra, y suacentuado prejuicio racial mellevaron a percibir su relato comodiferente de los otros.Rufino, natural de Paraíba,relata haber heredado de su padre,el Sr. Manuel, el gusto por lasnarraciones. Habló mucho e iniciósu narración reconstruyendo lasimágenes de su infancia en elNordeste. Paulatinamente, fuecomponiendo un relato repleto deemociones, rehaciendo el paisaje delNordeste y revelando cómo su vidafue atravesada por el espectro de lasequía: los ríos vacíos, los corralesabandonados por el ganado, el cielosiempre azul anunciando lacontinuidad de la sequía, sumadoal flagelo de la desapropiación.Partió de Paraíba para Pernambuco,después para Río Grande del Nortey enseguida para Ceará en busca deun pedazo de tierra que pudiera cultivar y el patrón no mesacara en el momento de cosechar. Finalmente, empujadopor las constantes desapropiaciones y por la sequía,recorrió el mundo, anduvo para arriba, para abajo,como judío errante. Esta experiencia de serdesapropiado frecuentemente, reforzó en suimaginario el deseo de migrar para el Centro-Sur, enbusca de un pedazo de tierra para cultivar y, tal vez,quién sabe, un día sea eternamente suya. Fue así quellegó a Brasilia en los 90. Allí vivió en la periferia y,completamente descalificado para el trabajo urbano,estuvo algunos meses desempleado, después fuevendedor ambulante y trabajó en un almacén. Como lavuelta al trabajo en y con la tierra era el anclaje de susilusiones, al ser invitado por el Movimiento de los SinTierra, un movimiento social de lucha por la tierra enámbito nacional, aceptó la invitación y partió una vezmás para los alrededores de la ciudad.Dividida en dos sesiones, la entrevista conRufino, sin una guía previa, duró seis horas. El relatoabordó temas actuales y del pasado de su vida y locotidiano de la lucha por la tierra en Brasil. Todas sushistorias fueron permeadas por comentariospersonales. Nacido en la década de 1950, en el árearural, su pasado fue marcado por la vida nómada queRufino, natural de Paraíba, relatahaber heredado de su padre, el Sr.Manuel, el gusto por las narraciones.Habló mucho e inició su narraciónreconstruyendo las imágenes de suinfancia en el Nordeste.Paulatinamente, fue componiendo unrelato repleto de emociones,rehaciendo el paisaje del Nordeste yrevelando cómo su vida fue atravesa-da por el espectro de la sequía: losríos vacíos, los corrales abandonadospor el ganado, el cielo siempre azulanunciando la continuidad de la se-quía, sumado al flagelo de ladesapropiación.El enfoque biográfico interpretativo en la investigaciónsocio-históricaConflictos de interpretaciones en la Historia OralAutoraCléria Botelho da CostaUniversidad de BrasiliaE
image/svg+xml52Por medio de una narración bien estructurada recordóalgunos hechos vividos por él en la lucha por la tierraen el Distrito FederalRufino, el narrador, recuerda la noche de laocupación de la hacienda Barro Branco y señala loscriterios que el Movimiento de los Sin Tierra utilizapara seleccionar el área a ser ocupada. Observa que lareferida hacienda tenía una gran zona improductiva yque la ocupación fue muy bien planeada; ocurrió enhoras vacías de la noche, niños, adultos y viejos todosjuntos en la caminata hacia el puerto donde anclabansus esperanzas de contar algún día con un pedazo detierra para cultivar.El narrador, en la estructura de su relato, muestrael valor de la cultura rural, expresa tanto en el sabercomo en el cultivar arroz, porotos, maíz y que esto no esinferior a la cultura de la ciudad, de los hombresletrados. Complementa que todavíano es un hombre graduado, notiene ni siquiera el primario, perosabe muchas cosas que los letradosno saben como: ordeñar, cultivaralimentos de subsistencia, cuidardel campo, entre otros quehaceres.Continuando con la reconstrucciónde imágenes de su pasado, subrayaque una de las mejores cualidadesque su padre le transmitió fue elcoraje para trabajar, la honestidad y ano gustar de los negros, porque ellosson peligrosos. Señala aún que valores como lahonestidad, el carácter que le fueron inculcados por suspadres son preciosidades que él no cambia por el anillode ningún doctor, pues de nada sirve ser doctor y serdeshonesto. Sobre el cultivo y la posesión de la tierra enel D.F. comenta el narrador: son hectáreas y hectáreas quesólo hay plantada la soya (...) plantada por los grandespropietarios. Y nosotros, los Sin Tierra luchando paraconseguir un pedacito de tierra para plantar, ¿eso estácorrecto? Y continúa con tiernas mezclas entre susabiduría y su imaginación expresando que si tuvieranun pedacito de tierra, por lo menos, podrían plantar,producir y así ocupar a los jóvenes evitando que ellosestén desempleados, dedicados mucho tiempo aaprender rap, hiphop, danzas de negros, cuyo acceso sehace por medio de la televisión común, en lasinmediaciones de la capital. Agrega además que,aquellas danzas de negrossolo enseñanmonerías.Al hacer desfilar los recuerdos de su vida antes deintegrar el Movimiento de los Sin Tierra, Rufino cuentaque por no tener tierra para trabajar allá en Paraíba, dedonde era natural, él se ponía una azada en la espalday recorría descalzo los campos “paraibanos”, sinrumbo cierto, en busca de un día de trabajo. La sequíaimpiadosa maldecía las plantaciones tornándolassecas e improductivas. Así era su día hasta que laslluvias, como bendición, cubrían y fertilizaban aquellatierra propiciando trabajo también para aquellos queluchaban contra el destino de no disponer de unpedazo de suelo para su sustento y el de su familia. Poresa vida errante, él como su padre nunca fue a laescuela, no sabía leer ni escribir, pero disponía de unarica experiencia de vida en el mundo rural, experienciaque según Walter Benjamín tiene el nombre desabiduría.1Al reconstruir recuerdos de su infancia re-lata que su madre era devota de San Benito, “el santonegro”, pero a él nunca le gustó San Benito porque¿cómo puede un negro ser santo?Él no creía en milagrosque decían que él (el santo) hacía. Y agregaba que hastaen el campo, los blancos trabajan y producen más, losnegros sólo embroman y se lustran las piernas.Relata que él y su familia llegaron a Brasilia en1997. Quedaron algunos meses deambulando por laciudad hasta encontrar trabajo en un almacén, cerca dela capital federal. Sin embargo, rememora que fuedifícil, no tenía experiencia de trabajo de esanaturaleza; fue, como su padre y suabuelo, criado para cuidar la tierra,actividad que desarrollaba conplacer y preparación. Además deesto, relata que el dueño delalmacén era un negro que teníaapariencia y cara de malo, las personasllegaban al almacén y él borracho, lasechaba enseguida…Pero estaexperiencia no disimulaba el sueñode vivir en un pedacito de tierra yhacer la abundancia que hacía su padre:porotos, zapallo, sandía, es decir, ladureza de la vida urbana en Brasilia fortaleció el sueñode rehacer su experiencia de vida como trabajador ru-ral. Enseguida fue invitado para integrar el Movimientode los Sin Tierra y a partir de entonces la lucha por latierra pasó a ser su móvil de lucha. La ciudad fuesolamente el puente de paso para el mundo rural.A continuación presento un trecho de su narraciónoriginal:(…) Era gente de aquí, del Noreste, del Sur, de todaspartes. Nosotros todos soñábamos en tener un pedazo detierra pa’ plantá y allí vivir tranquilito. Nosotros estábamosen el MST, entonces luego nosotros comenzamos a organizarla “ocupación” de la hacienda Brejo Viejo, que era una ha-cienda de casi 2.000 hectáreas. Allá había una plantación desoya, pero la mayor parte del área no tenía nada plantado, erauna hacienda improductiva. Entonces nos decidimos aocupar aquella área. Ahí comenzamos a planear la ocupación(…) Después de todo lo planeado llegó aquel día. Fue denoche. Había una mujer con troja en la cabeza, otra con unniño en brazos. Los otros chicos iban caminando nomás. Y loscoches con nuestras cositas y alimento iban atrás. Yo ibaadelante y llevaba la bandera del MST, otro llevaba labandera de Brasil. Nosotros íbamos todos calladitos hasta quevimos una luz que se encendía adelante nuestro. Otro gritó:“Es la policía, gente, vamos a enfrentarla”. Eran dos cochesllenos de soldados con armas, ametralladoras. Eran de esas.Después bajó un negro de casi dos metros, después bajaronmás, unos que de blanco solo tenían los dientes. ParecíanEl narrador, en la estructura de surelato, muestra el valor de la culturarural, expresa tanto en el saber comoen el cultivar arroz, porotos, maíz yque esto no es inferior a cultura de laciudad, de los hombres letrados.
image/svg+xml53aquellos negros de África, todos con las ametralladoras en lamano diciendo: “Ustedes no pueden pasar de ahí”. Ahí yodije: “Es por eso que no me gustan los negros, porque cuandoellos no hacen tonterías en la entrada, la hacen en la salida.Odio a esos negros porque son apestosos”. Ahí, ellos sevinieron encima de nosotros. (…) Mire, yo le voy a decir unacosa, a mí nunca me gustaron los negros desde chico. Mi pa-dre era negro y mi madre era clara, pero él siempre decía queel negro no servía, que nosotros nos debemos juntar siemprecon un niño blanco porque para él, el negro no era gente, no.Él contaba una historia que los negros tenían veneno en losdientes y sólo querían hacer mal a los blancos. Ahí me quedóeso en la cabeza…Interpretando la narración:el dominio del investigadorEn las sendas de Paul Ricoeur2entiendo que narrar implica laconstrucción de una intriga queenvuelve personajes y hechosarticulados entre sí. Interpretar esatribuir sentidos a los hechosnarrados por otras personas, esdecodificar símbolos, imágenes,mitos corporificados en los recuerdosdel narrador. Por esa razón essiempre un viaje por el imaginariodel otro. En esta perspectiva, elinvestigador es un cazador de lo in-visible, es aquel que sale en busca delo que no fue dicho, de lo que no estáescrito para ampliar su campo de interpretación. Deesta forma, recogida la narración de José Rufino, ¿cómointerpretarla? Como historiadora que trabaja tambiéncon las cuestiones agrarias brasileras, los hechosnarrados me sensibilizan por la desigualdad en laposesión de la tierra existente en Brasil y por la ardualucha emprendida por centenares de trabajadoresrurales en el país. Para entender cómo Rufinoestructura su narración, volveremos a su descripcióninicial para los significados que él atribuye a la tierra,como ocurrió con la lucha por la tierra en el D.F.enfatizando que el MST era una oportunidad paraaquellos que aspiraban a la tierra. Los detalles de estaparte de la narración enfatizan para Rufino la seriedadde esta lucha.La tierra para el narrador tenía el agradable sabordel espacio donde fuera creado, en medio de muchasdificultades económicas y sociales, pero plena decomodidades, de abundancia, de solidaridad, era ellocal donde estaban ahincadas sus memorias y haciadonde se dirigían todas sus esperanzas. Estaestructuración gana mayor significado si consideramosel conocimiento de Rufino sobre cómo cultivarla y elapego que él demuestra a la tierra como sustento, comomemoria y como vida.Las imágenes rehechas por Rufino, ancladas ensus recuerdos, rememoran su procedencia de hijo deagricultor y su deseo de continuar como trabajadorrural, con las mismas costumbres heredadas de su fa-milia: abundancia, con los animales siempre cerca, lasimpleza de una comprensión del tiempo que no sepautaba en el reloj, sino en la localización del sol, en lahora que los animales se despertaban, entre otrascostumbres. Su narración resalta que su identidad detrabajador rural fue construida en las luchas por latierra. Al recomponer la intensificación de la lucha porla tierra, Rufino, nos advierte de la desigualdad en laposesión de la tierra en Brasil, reafirmada por los datosdel Instituto Nacional de Reforma Agraria (INCRA).Existían en 1995 cerca de 500.000 establecimientosrurales de empresarios capitalistas que cultivabanpastaje y 6,5 millones de pequeños establecimientosfamiliares que cultivaban alimentos de subsistencia. Encontrapartida al número de pequeñas áreas de tierra yal número de trabajadores ruralesque, por ser expropiados de sustierras o de las tierras quetrabajaban, se volvierontrabajadores rurales Sin Tierra,agudizando de este modo ladesigualdad social en el país. Sinembargo esa desigualdadseñalada por Rufino estáagravada por la escasa áreacultivada en las grandespropiedades. En general en éstasno se cultivan alimentos desubsistencia o los cultivan enínfimas proporciones. Son áreasdestinadas a la pecuaria extensiva, a los cultivos desoya, de alcohol, entre otros.3Otro tema que me llama la atención en el relato esla vida nómada que llevó junto a su familia. Empujadopor la sequía y por un imaginario que fortalecía suesperanza en la búsqueda de una vida mejor queaquella que vivía, él va a Pernambuco, a Río Grande delNorte y de allí al Distrito Federal. En todo este recorridola esperanza de días mejores estaba relacionada con laposesión de un pedazo de tierra para vivir y cultivar y,de esa manera mantener su identidad de trabajadorrural. Aliado con el deseo de mantenerse comoMire, yo le voy a decir una cosa, amí nunca me gustaron los negrosdesde chico. Mi padre era negro ymi madre era clara, pero él siempredecía que el negro no servía, quenosotros nos debemos juntar siem-pre con un niño blanco porque paraél, el negro no era gente, no.
image/svg+xml54trabajador rural, él realza el valor de la cultura delcampo, expresa en la ocupación de labrador heredadade sus ancestrales, la honestidad, la rica experiencia devida en el mundo rural. Experiencia que segúnBenjamín tiene el nombre de sabiduría.4Fue criadopara ser labrador, por lo tanto, ejercer otra actividadcomo fue obligado a hacerlo al llegar a Brasilia fue unaexperiencia difícil y desagradable. La ciudad seconstituyó en apenas un puente para su reingreso en elmundo rural y el camino elegido fue un movimientosocial, de ámbito nacional, el MST, el Movimiento delos Sin Tierra.Sin embargo, me parece una señal importante en lanarración de Rufino su cultura racista y prejuiciosa.Trazo cultural que fue transmitido por su padre en suinfancia y reforzado por su madre. Su discurso esracista, a pesar de ser hijo de negro y de que él mismotambién lo es. Ese discurso racistase explicita en el relato al criticar ladevoción de su madre a un santo decolor negro: San Benito que por sernegro no podría ser santo. Otromomento de revelación del discursoracista es admitir que lostrabajadores rurales blancos sonproductivos mientras que losnegros no disponen de la mismacapacidad de trabajo. Al trabajar enun almacén, en la ciudad, teníacomo jefe a un negro, a quien serefiere con desdén como cabra ruin ypeligroso. Finalmente, se refiere alsoldado de la policía militar que lesimpedía de proseguir la caminata rumbo a la TierraPrometida como un ser no humano, un gorila. En susrepresentaciones imaginarias parece que los trazosétnicos de los hombres eran los definidores de sumaldad/bondad, honestidad/deshonestidad, en fin,del carácter humano. Sin embargo, enseña Gates que laetnia implica tanto una estructura de pensamientocomo una estructura de sentimiento; en ella no hay unarelación entre intelecto y corazón, es una comunidad desangre e intelecto.El relato del narrador apunta, en un primermomento, al sufrimiento y dolor de no disponer detierra para cultivar. Finalmente el narrador se moviódesde una posición periférica de Sin Tierra hacia laesfera de una superficie racista común a muchos otroshombres en la sociedad brasilera. A pesar de ser élmismo negro y su padre también, éste por noreconocerse como tal, confería a los hijos unaeducación que maculaba a los hombres de color.Rufino parece haber aceptado con resignación estaeducación racista y prejuiciosa. Él señala, en sunarración, la representación del negro como un animal(ser irracional), como un villano, como un hombrepeligroso que se confunde con un marginado. Sernegro, en las representaciones del narrador es ser malo,ya sea el vecino, el soldado, el cantante o el actor detelevisión; era no ser hombre. Esta cuestión delprejuicio racial se vuelve más seria en el relato deRufino: el no reconocerse como negro es una actitudprejuiciosa practicada por un hombre de color.Cabe recordar que el tono de la voz de Rufino, alreportarse a las imágenes placenteras de otrora, eracalmo, sereno, y se vuelve enfático y elevado siempreque se refiere al negro. Cada palabra era acompañadade un golpe en el árbol. En ese momento su miradaintrospectiva cedía espacio para una mirada rencorosay sus gestos se volvían más duros. De esta forma, lamirada, los gestos, el tono de voz son trazos quecomplementan las informaciones que brinda elnarrador y deben interpretarse.Esta representación prejuiciosa del negroconstruida por Rufino es común en la sociedadbrasilera, ya que Brasil fue uno de los países de máslarga convivencia con la esclavitud,lo que dejó marcas en su población.En el presente, la cuestión racial haemergido en la cotidianeidad de lavida del brasileño, señalando unavisibilidad acentuada de la referidacuestión en el país. La mirada deRufino, llena de prejuicio conrelación al negro, es común entrenosotros. Datos de un estudiorealizado por la Universidad de SãoPaulo (USP) en 1999 revelan que el97% de los entrevistados afirmaronno tener prejuicios de color y el 98%de los mismos entrevistados decíanconocer a otras personas que sí lostenían. Indagados sobre el grado de relación que teníancon las personas racistas, los entrevistados no seavergonzaban al afirmar que se trataba de algúnpariente próximo, novios o amigos queridos. En fin, elprejuicio y la discriminación existen, pero siemprecomo atributos del “otro”. Incluso dentro de estecuadro histórico social en que el racismo ha tenidogran peso, pienso que los estudios de Historia Oral sehan preocupado poco sobre esta cuestión en Brasil.Estos recuerdos del narrador fueron tejidos con elsentimiento de pertenecer a un movimiento social, noimporta si alguna vez rompen con la realidad y nosinvitan a un viaje por la imaginación. En realidad,cuando la imaginación se deja llevar por la narrativaoral construye imágenes y sentidos y, audazmente,permite al oyente compartir los campos sensoriales quela narrativa desarrolla. Además de eso, lo que me hizodar cuenta también como significante fue cómo la auto“performance” de los eventos narrados toman ladimensión de una desigualdad étnica y racialacentuada, trazo marcante en la sociedad brasileña,además de revelar prejuicios étnicos del narrador. Deesta forma se puede percibir que la narrativa oral, lasinformaciones relatadas más allá del tema deinvestigación no deben ser vistas como adornos, unsimple accesorio, sino como el propio mundo, elFue criado para ser labrador, por lotanto, ejercer otra actividad como fueobligado a hacerlo al llegar a Brasiliafue una experiencia difícil y desagra-dable. La ciudad se constituyó enapenas un puente para su reingresoen el mundo rural y el camino elegidofue un movimiento social, de ámbitonacional, el MST, el Movimiento de losSin Tierra.
image/svg+xml55contexto, el cuadro de vida donde las narrativas fueronengendradas. En este sentido, comparto con MerlauPonty5 la afirmativa de que una historia narrada puedeexpresar el mundo con tanta profundidad como untratado de Filosofía. Entonces, para el autor la filosofíano es un privilegio de los letrados, de los intelectuales,sino que vive en la mente de todos los hombres, decualquier segmento social, además de realzar lainmensidad y la profundidad del océano que puedeesconderse detrás de una narrativa oral. Para ésta, asícomo para el océano, fluyen temporalidades, valores,sabiduría, coraje, inocencia, etc.Cada imagen de la lucha por la tierra presentadaen el relato de José Rufino es un pedazo del mundo,escapando así al inmediato encuentro de la realidad.Lo oral se presenta como un soporte donde elinvestigador tiene siempre el lugar de reconstruirnuevas imágenes, de reinterpretar los hechos narrados.Pedazos iluminados por laimaginación del narrador aparecencomo materia singular, ofertándosea los investigadores. En estaperspectiva, lo oral no es de por síuna imagen y en el exceso de sulímite prefiere siempre recontarseen la historia que ella misma nopuede representar. Sin embargo, lossentidos de lo narrado son re-significados de acuerdo con laaudiencia, cuando se construyenlas experiencias de vida y/o lavisión del mundo del narrador.Entonces la narración es una producción de sutiempo.6Ella construye y se reconstruye en undeterminado marco geográfico y en un determinadotiempo, su dinámica se realiza en la imbricación tiempoy espacio, identificando así su relación con lo históricosocial y no constituyéndose, por lo menos en mipercepción, solamente como un fragmento de lo real.Finalizando el relato del narrador, el investigadorretorna a la escena de la investigación de forma másexpresiva: identificando y relacionando imágenespresentadas y confiriéndoles sentido. En este momentose inicia el viaje imaginario por el mundo del narrador.Viaje anclado en la imaginación del investigador y que,sin duda, modifica las imágenes presentadas por elnarrador al reconstruirlas. Sin embargo paraBachelard7tener imaginación es gozar de una riquezainterior, es ver el mundo en su totalidad. En ese sentido,usar la imaginación no debe ser traducido comodesfigurar las imágenes presentadas en el relato, peroatribuir sentidos a los hechos narrados, descifrar lo nodicho que se esconde en las palabras del narrador, esestablecer relaciones entre lo narrado y lo histórico so-cial en el cual aquel está insertado, pues el imaginarioes también una faceta materialista de la voluntadhumana.8En este proceso de recreación de lo narrado,además de la imaginación, las experiencias de vida yacadémicas del investigador también matizan lainterpretación. Sin embargo, el mayor peso en eldireccionamiento de nuestras interpretaciones meparece que está centrado en nuestro público:estudiantes y pares académicos que realizan unareinterpretación erudita y cada vez más distanciada dela versión del narrador.Los pilares de mi interpretación sobre la narrativade Rufino fueron: la lucha por la tierra emprendida porél, la desigualdad social de la posesión de la tierra, lafuerza del imaginario que lo condujo a la búsqueda demejores condiciones de vida, a su identidad construiday reconstruida a partir de su relación con la tierra y elfuerte prejuicio racial que poblaba su imaginario.Entretanto, al seleccionar los hechos que para mífueron significativos en el relato del narrador, tomocomo soporte una concepción de historia en la cual elhombre es su edificador; en la cual la experiencia detrabajo del narrador con la tierra, con sus compañeros,su convivencia con el mundo ruralfueron tomadas en cuenta. Parto dela comprensión benjaminiana deque nada de lo que sucedió o sucedepuede ser considerado perdido porla historia,9una historia que tomaen cuenta la vida cotidiana de loshombres. Mi formación académica,los vuelos de mi imaginación tantocomo el público al que me dirijo,dejaron, sin sombras de dudas, susmarcas en mi interpretación delrelato de Rufino. Sin embargo,pienso que al hacer las conexionesde la narración con el histórico social, con lasformaciones culturales mayores, podemos, a veces,distanciar la narración de las intenciones del narradororal. Está puesto el conflicto de interpretaciones. Es ésteel momento en que nuestra responsabilidad para con lamemoria viva se agudiza más.Borland, una folclorista americana que trabaja congénero e Historia Oral,10relata que era común, hastahace pocos años, que mucha gente de su país quetrabajaba con tradiciones, artes e historia de gruposculturales particulares reconocieron como remota la(...) el prejuicio y la discriminaciónexisten, pero siempre como atributosdel “otro”. Incluso dentro de estecuadro histórico social en que el racis-mo ha tenido gran peso, pienso quelos estudios de Historia Oral se hanpreocupado poco sobre esta cuestiónen Brasil.
image/svg+xml56posibilidad de que sus reinterpretaciones fuerancuestionadas por aquellos que ofrecieron los relatosorales. En el imaginario de aquellos eruditos, ellosestaban “en el campo”, oyendo personas, tomandonotas y dando testimonio de la cultura de primeramano. Esos eruditos trajeron con ellos un objetivo, unaperspectiva científica que les permitía, ellos creían, quepodrían aprender significados, sentidos no explícitosen las narrativas orales recogidas que sus narradorespor el hecho de vivir en un mundo cultural limitado, noeran capaces de percibir. Frente a esto, era y continúasiendo común que la información narrada pierda elsentido para aquellos que la relatan. En micomprensión, esa postura encontraba justificativo enlos parámetros de la ciencia tradicional que niega lasubjetividad, lo cotidiano de los hombres comoartefactos para la construcción del conocimientocientífico. Ella expurga de su seno el sentido común, lasexperiencias humanas en nombre de la objetividadcientífica. Este momento dereordenación de la narrativa origi-nal me parece un momentopropicio para que el investigadorimponga la hegemonía de su YOsobre la cultura del otro. Valerecordar que raramente losnarradores orales sonconsiderados como posiblespúblicos para las publicaciones delinvestigador.No obstante, actualmente estapostura de hegemonía del YO delinvestigador está siendo repensadaa partir de los parámetros de la ciencia posmodernaque, aceptando la crisis de los paradigmas, reconoce lacomplejidad del mundo real. En esta perspectivareconocer la complejidad de lo real abarca el sentidocomún, la subjetividad como integrante delconocimiento científico. El saber, para esta nuevaconcepción de ciencia, deja de ser una relación distanteentre sujeto y objeto de conocimiento y se torna un sa-ber solidario, marcado por la reciprocidad entre sujetossociales.11Pautados en esta nueva concepción deciencia, el conocimiento es la resultante de una relacióndialógica entre investigador y narrador.Para los investigadores que trabajan con historiaoral, la cuestión de la hegemonía cultural delinvestigador es particularmente problemática, sobretodo cuando trabaja con voces disonantes en lasociedad: sin tierra, sin techo, cordelistas entre muchosotros, personas económica, social, política yculturalmente marginadas de la sociedad. En este caso,muchas veces buscamos en nuestras interpretacionesrevaluar sus vidas en una sociedad que se ha negado aoírlos, que no escucha el clamor de voces disonantes,que ha ignorado sistemáticamente o colocado comobanal la cultura popular. Por otro lado, tenemos unavisión del mundo alargada y matizada por lasinformaciones del mundo académico; por lo tanto, muydiversa de la visión de mundo de nuestros narradoresy, en el proceso de reinterpretación del relato podemosconferirle colores que los narradores pueden noreconocer como válidos, acentuando el conflicto deinterpretaciones. Mi trabajo con las narraciones de losSin Tierra proporcionan un ejemplo vivo de cómo losconflictos de interpretación surgen en los trabajos conla Historia Oral. ¿Qué debemos hacer cuando losinvestigadores no estamos de acuerdo con muchasinterpretaciones de nuestros narradores?Abstenerse de las interpretaciones dejando que lasinformaciones hablen por ellas mismas, me parece unasolución insatisfactoria, y hasta ilusoria. Pienso que esnecesario juntarlas en busca de una totalidad,relacionarlas con lo histórico social, buscar referenciasde análisis. ¿Cómo, entonces, los investigadores quetrabajamos con la historia oral podemos realizarnuestros trabajos analíticos confiriendo respeto a lainterpretación del narrador, sin abandonar nuestraresponsabilidad de hacer nuestrainterpretación de la experiencia deaquél? Yo misma no tengorespuesta para esta cuestión. Sinembargo, intenté apuntar algunasreflexiones a partir de mi práctica deinvestigación que ojalá hayacontribuido para una metodologíade investigación más sensible conrespecto a lo humano.Reinterpretandolo interpretadoHecha la interpretación delrelato de Rufino, volví al local de realización de lainvestigación con el propósito de presentarla alnarrador. El procedimiento es poco común entre losinvestigadores que, en general, terminan el trabajo deinvestigación luego de la elaboración de lainterpretación y la divulgación del texto académico,confirmando así la hegemonía del YO del investigadorsobre el otro, el narrador. Defiendo que la narrativadebe ser devuelta a su autor. Si el investigador cuandointerpreta el texto del narrador, apaga, modifica,agrega, el memorialista tiene el mismo derecho de oír ycambiar lo que narró. Incluso la más simple de las per-sonas tiene ese derecho, sin el cual la narración parecerobada.Presenté mi interpretación al memorialistaoralmente, puesto que Rufino no sabía leer ni escribir.Al leerla, el memorialista, que se encontraba sentado, selevanta y exclama: no fue eso lo que yo le dije. Fue para míuna sorpresa la reacción ríspida e inmediata de Rufinoen relación con mi interpretación de su relato. Al serinterrogado sobre lo que lo había asustado, élinmediatamente hace sus observaciones las cualestranscribo a continuación, ciertamente, con mi biesinterpretativo. Dijo el memorialista que él nunca pasóhambre o vivió en la miseria en su tierra natal, que elNordeste es un lugar “muy bueno” y que él como otros¿Cómo, entonces los investigadoresque trabajamos con la historia oralpodemos realizar nuestros trabajosanalíticos confiriendo respeto a lainterpretación del narrador, sin aban-donar nuestra responsabilidad dehacer nuestra interpretación de laexperiencia de aquél?
image/svg+xml57tantos nordestitos migraban en busca de una vidamejor, pero nunca olvidan su tierra natal. Reafirmótambién la desigualdad social del país, sobretodo enlas cuestiones relacionadas con la posesión de la tierra.Él confirmó el deseo de mantener su identidad detrabajador rural. Sin embargo, su mayor sorpresaestaba relacionada con mi interpretación de susexperiencias como cargadas de prejuicio con respectoal negro, de identificar su discurso como racista. No soyracista, mi padre era negro y él me enseñó cosas preciosas enla vida como la honestidad, el gusto por el trabajo con latierra y sobretodo a percibir las desigualdades sociales. Yotuve un padre muy fuerte y siempre busqué no desobedecerlo,porque él no admitía que un hijo no lo obedeciera. Por eso,seguía todo lo que él me decía. Él siempre me mostraba lagran diferencia que existía entre las personas, en nuestrasociedad. Fui creciendo viendo a mi padre decir que ser“negro es peligroso” y “es así”. Pero, interrogaba Rufino:¿cómo puedo ser racista si mi padre y mi madre eran negros?Yo me siento igual a cualquiera, seahombre o mujer. Por eso no acepto quedigas en tu trabajo que yo tengoprejuicio de color, que yo soy racista.En el discurso del narrador,un hecho despunta mi curiosidad,él reconoce a su padre y a su madrecomo negros, sin embargo él no sereconoce como tal. De esa forma, élse omite en relación con su propiaidentidad de hombre de colorreafirmando la comprensión deque negro es siempre el otro.Prefiere realzar su identidad de trabajador ruraltornándola hegemónica en relación con sus otrasidentidades. Las representaciones construidas sobre supadre eran de hombre serio, luchador, honesto ysobretodo muy fuerte, cualidades que le transmitió.Observo, sin embargo, que en las representaciones delmemorialista, su padre disponía de atributos que en suimaginario y en el de su padre eran representacionesdel blanco, pues el negro era siempre traicionero,perezoso, sin carácter. Aquí, descortino un ejemplo decómo la afectividad puede enmascarar las relacionesde clase, de género, racial, entre otras. El Rufino hijo,amigo, compañero de lucha desconocía los trazosétnicos de aquellos a quienes amaba. Sin embargo, loscolocaba en primera condición para los demás que lorodeaban. De esta forma, la tensión propiciada por laetnia acompañaba todos sus pasos, presidía todo suhacer cotidiano.Otro aspecto sobre el que Rufino discordabafueron los sentidos atribuidos por mí a la vida errante ydifícil que llevaba en su infancia; destacó la miseria, elhambre que sufrió juntamente con todos los de su fa-milia. No obstante, en este momento de la devolucióndel trabajo, su interpretación para los mismos hechosera diferente de la mía. Afirmaba que vivió algunasdificultades, eso sí, pero hambre nunca había pasado.Y agrega que en mi reordenación de su habla, elNordeste emergía como un lugar no más deseado por ély sus familiares. Complementa también que mi lecturano destaca su deseo de retorno a su tierra natal.Seguramente, los vuelos de mi imaginación agregaronhechos, aunque me indago: ¿será que la no aceptaciónde Rufino en tornar al hambre explícita que le acometióen la infancia, puede ser interpretada como unareacción a los parámetros de desigualdad de lasociedad brasileña que no trata con dignidad y respetomerecidos al trabajador rural, a aquél que planta parapoder proveer de alimentos a la sociedad, pero que nodispone libremente de los resultados de su trabajo?¿Cuál es la explicación que él mismo daría para talhecho? No dispuso de tiempo para entrar por estecamino, un desdoblamiento de la investigación inicial;después de todo, esta interrogación puebla elimaginario sugiriendo respuestas.Esta reacción del narrador, me parece reafirmar lainvestigación antes apuntada sobre el racismo en Brasilen la que queda explicitado que elprejuicio racial nunca se asume porel narrador. Es siempre un atributodel otro y no del memorialista, deaquél que tiene el lugar del habla.Asumirse como prejuicioso enrelación con la etnia de otra personano es una actitud común entrebrasileños, sin embargo hay unafuerte discriminación racial ennuestra sociedad con respecto alnegro, sobre todo con aquellos queintegran minorías destituidas depoderes. La decantada democracia racial existente en elpaís se configura como una mera utopía.Al final el memorialista explicitó su insatisfaccióncon mi interpretación sobre su narración: Esta es suinterpretación. Leíste mi historia y lo que quisiste leer, lo quete agrada. Así, esta no es mía.Entre sorprendida y atónitapercibí que Rufino hacía aflorar una cuestión funda-mental en la investigación con Historia Oral, el controldel texto. Si yo no hubiera hecho la devolución del textoal narrador, ciertamente no habría oído sobre miintromisión en el texto original. Mi versión y la deRufino entraron en conflicto en algunos aspectos yrevela cómo cada uno de nosotros creó unainterpretación a partir de nuestras experiencias devida. Percibo, entonces, que la interpretación elaboradatiene mucho de mi experiencia académica del presente,vengo trabajando con la cultura oral, imaginaria y conafrodescendientes. Sin embargo, no puedo admitir quemi versión se desprenda por entero de la versióntramada por el narrador.La devolución del trabajo al narrador escomúnmente tratada con negligencia por losinvestigadores. Estos se olvidan que trabajan consujetos, personas que perciben, luchan, cuyas manostejen la trama viva de su historia, que disponen de“quereres” y deseos, por lo tanto se puede y debeposicionarse sobre las interpretaciones que elPresenté mi interpretación al memo-rialista oralmente, puesto que Rufinono sabía leer ni escribir. Al leerla, elmemorialista, que se encontrabasentado, se levanta y exclama: nofue eso lo que yo le dije.
image/svg+xml58investigador hace de sus historias. Es una situaciónmuy diversa cuando trabajamos con documentosmuertos que, a pesar de poder dialogar con ellos, por sunaturaleza son incapaces de retrucar nuestrasinterpretaciones. Aquí reside uno de los grandesdesafíos de trabajar con la historia contemporánea, conla historia oral, en fin, con el mundo de los vivos. En mipercepción, otro desafío es que el investigador desvendelas expresiones de la sustancia narrativa del relatocuando casi no conoce el universo cultural delmemorialista. Y este desconocimiento puede sertraducido en la expresión corporal, en la ropa, en elhabla del investigador durante la entrevista.Rufino engendra el enredo de su narrativa a partirde solamente su experiencia de trabajador rural, de lasolidaridad peculiar en la vida de campo, de la luchapara conquistar un pedazo de tierra para cultivar ypropiciar el sustento de su numerosa familia. Tienesentido para él, reconstruir su historia a partir deaquellos parámetros. En miperspectiva, sin embargo, ademásde mi experiencia de vida, otroselementos se alían en el contexto dela historia como la teoría, lametodología y la cultura. De esaforma, en virtud de mitransformación académica comohistoriadora, no consigo restringirmi lectura acerca de su relato dentrode los límites restrictos de lasintenciones del narrador. Hice unalectura de su texto que tiene encuenta la profunda desigualdadsocial existente en el país, sea ellaeconómica, política, étnica, entreotras; que cree en la construcción dela Historia por los hombres; que tiene en consideraciónlo cotidiano, los quehaceres humanos. Por pautarme enesta concepción de la Historia realcé el prejuicio racialelevado por el narrador, cuestión de fuertesdivergencias en nuestras interpretaciones. Rufino nopercibía su discurso como racista; decía que ser racistay prejuicioso es despreciar al otro, él no actuaba de esaforma; incluso quería a muchos compañeros negrosque, como él, integraban el Movimiento de los SinTierra y luchaban por un pedazo de tierra. De estemodo, no entendía por qué yo insistía en rotularlo deracista.Sin embargo, a partir de mi interpretación eruditade la narrativa de Rufino, emergió la preocupación deque estas interpretaciones puedan dejar marcas en elcuadro afectivo del deponente. La narrativa oral es unmomento de gran importancia para el narrador en elcual se refleja, ordena y atribuye sentidos a susexperiencias cotidianas que se presentan enmarcadaspor la emoción. Este momento se denomina por Brunery Wisser como un momento de “reinvención del ser”12.Pienso que si nuestras representaciones eruditas noson mostradas de forma humana y sensible alnarrador, se puede provocar una profunda llaga en sucuadro emocional. Así, en busca de un camino queestrechara la relación dialógica entre investigador ynarrador, Rufino y yo discutimos largas horas nuestrasdiferencias hasta llegar a un acuerdo en lo que deberíaser suprimido y/o agregado en mi interpretación. Eneste momento me di cuenta de que podría haber evitadosu respuesta exaltada al oír mi interpretación de sunarración.La experiencia de devolución me enseñó quepodría haber amenizado las exaltaciones de Rufino sihubiera establecido con él un diálogo, antes de iniciarla interpretación de su relato, para ampliar nuestroconocimiento sobre el universo cultural, el imaginariodel deponente. En la mayoría de las veces somosprisioneros de nuestras representaciones, al mismotiempo que somos también desafiados a traspasar eselímite. Pienso que es importante también confesar endiálogo abierto nuestras dificultades al deponente, du-rante cada etapa del trabajo. Estohará que él acompañe mejor elrumbo de la investigación ymuchas veces ayudará a descubrirpistas facilitadoras para el trabajo.Además, durante la “performance”de la narración, tanto el narradorcomo el oyente están envueltos en elacto de narrar, ambos compartenmemorias. Benjamín refuerza estaasertiva al enseñar que el acto denarrar sólo se realiza en la relaciónnarrador y oyente; sin audiencia elnarrador no tiene cómo contarhistorias.13Durante el desarrollo dela narración, ni el narrador ni eloyente reflexionan analíticamentesobre los datos presentados por el narrador; éste seráun trabajo posterior.Sin embargo, el comentario del narrador en lainterpretación del relato puede contribuir mucho parala reinterpretación del investigador. En ese sentido, miexperiencia en este caso mostró que hubiera sido demucho valor si antes de hacer mi reinterpretaciónhubiera sugerido a Rufino oír la cinta grabada yestimularlo a hacer las interpretaciones de su propianarración. De ese modo penetraría más en su universocultural y en sus representaciones imaginarias. No lohice antes de mi reinterpretación, lo hice enseguida depresentársela a Rufino. Le hice escuchar la cinta y lesolicité que le atribuyera sentidos a su relato. Elnarrador inicialmente demostró estar inhibido, y decíaque no veía sentido en realizar mi pedido; parecía,según él, tratarse de un juego. Sin embargo,paulatinamente fue apuntando sentidos para sunarrativa. A pesar de que muchos narradores comoRufino afirmen que no se sienten preparados para talejercicio, la experiencia fue bastante provechosa; élcomplementó informaciones, estuvo en desacuerdo conotras y, de esta forma, enriqueció mi reinterpretación.La devolución del trabajo al narradores comúnmente tratada con negligen-cia por los investigadores. Estos seolvidan que trabajan con sujetos,personas que perciben, luchan, cuyasmanos tejen la trama viva de su histo-ria, que disponen de “quereres” ydeseos, por lo tanto se puede y debeposicionarse sobre las interpretacio-nes que el investigador hace de sushistorias.
image/svg+xml59No obstante, reconozco que el tiempo nos atropella y nosiempre contamos con éste para desarrollar esta etapade nuestro trabajo con la historia oral, lo que aclamocomo lamentable.Cuando realicé el trabajo de reinterpretación, en miimaginario había un camino de mano única en el cualno habría otra posibilidad a no ser la de que Rufinoaceptara los significados que le atribuí a su historia. Elnarrador se mostró muy satisfecho en trabajar conmigoen la investigación que buscaba reconstruir la luchallevada a cabo por el Movimiento de los Sin Tierra en elD.F. Él me presentó muchos otros sin tierra, me indicópersonas para que fueran entrevistadas y parecía muydeseoso en ver escrita la historia de la lucha por latierra emprendida por el Movimiento. Frente a esto,pasé a ser identificada por ellos como “la muchachaque va a escribir nuestra historia”. De esta forma, apesar de la buena relación entre investigadora yentrevistado, nuestros mundos eran bastantediferentes; era preciso buscar algunos puntos deintersección en nuestras visiones del mundo para queel trabajo fluyera de formadinámica, que fuera el resultado deuna polifonía de voces que buscarael camino de una historia, que,además de polifónica, primaba porla totalidad para develar lacomplejidad de lo real.Aunque teóricamente seadmita que el trabajo con la historiaoral implica una relación dialógicaentre investigador y narrador, cuyoresultado expresa una polifonía devoces,14en el ejercicio de estainvestigación, en general, se dapoca importancia a las diferenciasexistentes entre investigador y memorialista. El caminomás recorrido es que el investigador desconoce lasdiferencias que se colocan entre él y el otro e impone aéste sus valores, su comprensión analítica del mundosofocando la visión del mundo y los valores delnarrador. El investigador, en general, asume unarelación asimétrica con relación a la colaboracióninmediata con el deponente, situación que resulta máspropicia todavía cuando el narrador integra unacamada social excluida, así como los sin tierra, los sintecho, o ser mujer entre otras tantas. Esta cuestión detratar con las diferencias, se impone cada instante alinvestigador ya sea en la construcción/reconstrucciónde su identidad como tal, como padre o madre de fa-milia, como amigo, entre otros roles. De esta forma,nuestra identidad de investigador(a) es reconstruida acada minuto en el contacto con aquellos queinvestigamos. Como bien recuerda Bárbara Ardí, lasnarraciones orales no sólo posibilitan queconstruyamos nuestras vidas, también ofrecenposibilidades para la construcción de la vida de losotros.15Por lo tanto, aprender a tratar la diferencia seimpone como una condición básica a cualquierinvestigador que hace su opción por el trabajo conhistoria oral.Otra cuestión que me inquieta mucho alreflexionar sobre las diferencias entre investigador ynarrador es la autoría del trabajo. Si nuestro trabajo deinvestigación tiene como referencias la relacióndialógica entre los sujetos, la búsqueda de la totalidadpor medio de la religación de los saberes,16laconstrucción de un conocimiento que sea humano–construido por el hombre en beneficio del hombre– lacuestión de la autoría del trabajo merece serreflexionada. No disponiendo de una reflexión sobre lacuestión, daré algunas pistas para realizarla. En primerlugar, aprendo que el hecho de que la relación entreinvestigador e investigado sea orientada por unarelación dialógica, no excluye las diferencias entreinvestigador e investigado, no se la puede pensar comouna relación uniforme. La relación entre investigador ynarrador debe ser analizada teniendo en cuenta susparticularidades individuales y también, los trazoscomunes compartidos por aquellos tales como: valores,vivir en un mismo país, comunidado barrio, entre otros. Sin embargo,vale recordar que los trazoscomunes no son capaces de apagarlas diferencias sociales, culturales,de identidad existentes entreinvestigador y narrador. Estasdiferencias están representadas enla diversidad de voces que debenestar expresadas en la tesitura de lainterpretación. De esta manera, en lainterpretación de la narrativa deRufino tanto mi voz como la de éldeben entrelazar los hilos de lainterpretación. En ese sentido, eltrabajo con la historia oral, cuando toma como caminoeste andar compartido desde el inicio hasta el fin de lainvestigación, ¿debe tener como autor solamente alinvestigador? Cuestión de mucha complejidad quemerece mucha reflexión. Diferencias éstas que se debenmostrar visibles en la interpretación del texto, quedeben expresar una pluralidad de voces en el tejer de lainterpretación.Con las observaciones presentadas en este texto noestoy sugiriendo que las diferencias de las perspec-tivas, de la visión del mundo entre investigador ynarrador sean plenamente resueltas. Al contrario,percibo la narrativa oral como un locusdonde despuntala diversidad, que ofrece visibilidad al otro. No estoysugiriendo de este modo que las interpretaciones delinvestigador sean reconocidas por el narrador. Peroabogo porque debe haber un entendimiento entreinvestigador y narrador con el propósito de asegurarentre ellos el respeto mutuo, la dignidad humana,evitando así la hegemonía del yo del investigador sobreel narrador.Estoy sugiriendo que nosotros los investigadoresno nos cerremos en nuestras murallas medievales,Le hice escuchar la cinta y le solicitéque le atribuyera sentidos a su relato.El narrador inicialmente demostróestar inhibido, y decía que no veíasentido en realizar mi pedido; parecía,según él, tratarse de un juego.Sin embargo, paulatinamente fueapuntando sentidos para su narrativa.
image/svg+xml60NOTAS1Benjamin, Walter, O narrador. Obras escolhidas, V. I, São Paulo,Brasiliense, 1989. p. 53.2Ricoeur, Paul, Tempo e narrativa, São Paulo, Martins Fontes, 1993,p.68.3Véase Censo Agropecuario do IBGE – 1995/96.4 Benjamin, Walter, O narrador. Obras escolhidas, V. I, São Paulo,Brasiliense, 1989.5Ponty, Merleau, A fenomenologia da percepção, XXX.6Costa, Botelho da, “Memórias compartilhadas”, Em Costa ClériaNancy Alessio (orgs) Contar História, Fazer História, Brasília, Paralelo15, 2002.7Bachelard, Gaston, A agua e os sonhos, São Paulo, Martins Fontes,1993, p.45.8Ibídem.9Benjamin, Walter, Sobre o conceito de história. Obras Escolhidas, V. I,São Paulo, Brasiliense, 1989, p. 223.10Véase Katherine Borland, “That’s not what I Said”, Em RobertPerks and Alistair Thomson (orgs). The oral History Reader, London,Routledge, 1998.11Santos, Boaventura, Um discurso sobre as ciências, Porto, EdiçõesAfrontamento, 1987.12Brunner e Wisser, “A invenção do ser: a autobiografia e suasformas”, Em David Olson e Nancy Torrance, Cultura Escrita eoralidade, São Paulo, Àtica, 1995, p. 141.13 Benjamin, Walter, O narrador. Obras Escolhidas, V. I, São Paulo,Brasiliense, 1989, p.145.14Bakhtin, Mikhail, Estética da criação verbal, São Paulo MartinsFontes, 1997.15Hardy, Bárbara apud Finnegan Ruth, Tales of the city, Cambridge,Cambridge University Press, 1999, p. 35.16Morin, Edgar, A re-ligação dos saberes, Rio de Janeiro, BertrandBrasil, 2001, p. 69.17Sobre narrativa e história, ver, entre outros: Michel de Certeau, AEscrita da História, Rio; Forense, 1992.; Peter Gay, O Estilo na História,S. Paulo, Cia das Letras; Whitw, Hayden, Metahistória, São Paulo,Unesp, 1991.18Harlan, D., “Intelectual History and the return of literature”,Hollinger, D. A., American Historical Review, V. 94, Nº 3, p. 581-609.dialoguemos con el narrador, reconozcamos que conellos también tenemos mucho que aprender y nosimplemente recoger informaciones que irán a reforzarlos paradigmas de la concepción de ciencia quedefendemos. Paradigmas que irán a atenderexclusivamente los intereses del público de laacademia. Sugiero, por lo tanto, que se negocien enforma humana y sensible las interpretaciones de lasinvestigaciones con las cuales tratamos.Finalmente, analizaré un aspecto del testimonio deFernández: el hecho de haber construido en unanarración.17Toda narración contiene una versión, unpunto de vista sobre algo. La narración de Rufinoconstituye una versión entre tantas sobre la lucha porla tierra en el D.F.; ella disputa, con otras, espacios,audiencias y adhesiones, en busca de legitimidad so-cial e histórica. Esto me recuerda un dicho popularcorriente en nuestra sociedad: “Importa la versión y noel hecho”, lo cual llama la atención para la importanciay autonomía de las interpretaciones.Toda narrativa articula algunos elementos talescomo: el que narra, cómo narra, para quién narra,cuándo narra, entre otros. Las formas casi infinitas dearticulación entre esos elementos resultan del uso decódigos culturales (lenguaje, estilo, género literario, etc.)a disposición de los autores en determinada época ytambién de la contribución individual ofrecida porcada autor, al elegir los códigos que utilizará en sunarrativa y los modos cómo lo hará. El uso de eseespacio individual de creación varía de autor en autor:algunos inventan códigos totalmente nuevos, otrostienden a utilizar los existentes.18Toda narración, sinembargo, posee una dosis de creación, invención,fabulación, es decir de ficción.Esto ocurre, incluso con las narraciones como la deRufino, que se pretenden ancladas en la memoria. Estacumple un papel creativo, no reflexivo, pues posee lafacultad de modificar lo real, produciendo historia,como ya sabían los antiguos griegos: la musa Poesía eshija de Mnemosina, diosa de la memoria; el poeta, elmás creativo de todos los entes, es solamente un serposeído por la memoria. Memoria e imaginación no seoponen como quiere el sentido común, antes secontemplan, pues poseen el mismo origen, naturaleza,poderes. En su narración, Rufino combinó, de formaoriginal, memoria e imaginación, tradición e invención,historia y ficción, recreando experiencias y recuerdos.Por todas las características presentadas, la memo-ria, en especial cuando es organizada en una narrativa,posee una dimensión simbólica, la cual llevarápidamente a desprenderse, a despegarse de lo con-creto, para levantar vuelo propio. Todos los seres vivosconocen esa dimensión simbólica de la memoria, que laliteratura sabe tan bien aprehender: un simple sabor–como el de Madeleine, de Marcel Proust (1951)– escapaz de despertar los más lejanos recuerdos; unamúsica recuerda el amor perdido, el más querido; undetalle remite a una historia, que remite a otra, queremite a mitos, a tiempos inmemoriales… y despuésvuelve hacia nosotros, al presente. Lo simbólico exponelas relaciones entre las diversas culturas, espacios ygrupos sociales por donde la narración transita: esjustamente el que permite la narración, sin perder elhilo conductor, liberarse de las amarras de lo real paraaventurarse, en libertad, por los caminos delimaginario.El carácter simbólico marca profundamente lanarración de Rufino. Marca los varios tiempos quecontiene, así como las relaciones entre ellos: los tiemposde la historia de vida de Rufino, el tiempo de la luchapor la tierra en el D.F., el de la entrevista, entre otros. Ladimensión simbólica unificó, en la narración de Rufino,historia, memoria e imaginación histórica, dotándolade un eje conductor y de una lógica. No la lógicahistórica tradicional, pegada a los eventos, sino lalógica simbólica.En este artículo, apliqué en el caso límite de laentrevista de Rufino concepciones de historia querelacionan la vivencia y las memorias de un serhumano con el tiempo en que vive, con los tiemposanteriores al de él y con el futuro; concepciones queasocian, en varios niveles y de varios modos: real ysimbólico, historia y memoria, memoria e imaginación.
image/svg+xml61traduccionesConflito deinterpretaçõesna Història OralCléria Botelho da CostaO objetivo desta proposta é refletirencima do problema da interpretação napesquisa sobre História Oral. Parto doentendimento de que o narrador, aoreconstruir um fato, embora este tenhasido compartilhado com outros, imprimeao mesmo a marca da individualidadedurante sua interpretação. E opesquisador, ao ouvir-lo.pode atribuir aopróprio fato outro significado. Estálançado aqui um desafio: como pode opesquisador fazer seu trabalhointerpretativo com as informaçõesoferecidas pelo narrador, sem sufoca-las? Ou seja, questiono a autoridadeinterpretativa do pesquisador que muitasvezes constrói seu texto analítico guiadopelas interpretações de grandes teóricos,distanciandose assim dos sentidosdados pelo narrador, sufocando sua voz.Penso que por esta razaõ muitosnarradores, ao serem convidados a lersua narrativa, nela não se reconhecem,revelando-se então um conflito deinterpretações.Conflitd'interprétations dansl'Histoire OraleCléria Botelho da CostaRéfléchir sur le problème d'interprétationdans la recherche de l'Histoire Orale estl'objectif de ce travail. Comme point initial, jeprends l'idée que le narrateur, au moment dereconstruire un fait, bien que ce fait ait étépartagé avec d'autres personnes, imprime,pendant son interprétation, une marqued'individualité sur celui-ci. Et le chercheur, enl'écoutant, peut attribuer à ce fait un autresignifié. Un défi se pose donc : comment lechercheur peut-il faire son travail interprétatifavec les informations offertes par lenarrateur, sans les suffoquer ? C'est-à-direque je mets en question l'autoritéinterprétative du chercheur qui souventconstruit son texte analytique réglé par lesinterprétations de grands théoriciens, sedistanciant ainsi des sens donnés par lenarrateur, suffoquant sa voix. Je pense quec'est pour cette raison que, lorsquebeaucoup de narrateurs sont invités à lireleur narrative, ils ne se reconnaissent pas encelle-ci, situation qui révèle un conflitd'interprétations.The interpretativeconflict in OralHistoryCléria Botelho da CostaIn this text we pretend to think about,interpretative conflict in oral history. Duringthe Research, on the one hand, thenarrator to remember some event, hegives to it any sense. On the other, whenthe researcher interprets the event, hegives to it, another sense. This is achallenge: how might we present our workin a way that grants the narratorinterpretative respect without relinquishingour responsibility to provide our owninterpretation of this experience? Weinquire the authority interpretative fromresearcher. The researcher, in general,brings with him an objective, scientificperspective that allow him, to perceive theevent narrated within a wide structures ofmeaning. For this reason, the narrators, ingeneral, don't recognize in the researchertext. There are a conflict interpretative.61