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6
6
Estudio de caso:
Cuando la
minoría habla
Una producción multimedia
realizada con las comunidades
Ava Guaraní, en la frontera
entre el Paraguay y el Brasil.
Museo de la Tierra Guaraní,
Itaipú, Paraguay
museobarbero.org.py
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7
Atlántico con el nombre de Río de la Plata. Este río y
sus afluentes han sido transitados, al menos los
últimos 9.000 años, por los pobladores de la Cuenca
del Plata. Su exuberante floresta subtropical ha sido
escenario de la domesticación guaraní de plantas
medicinales y alimenticias. El río Paraná constituye,
entre otras cosas, el espacio simbólico donde el héroe
cultural Kuarahy tendió un puente de flechas para
cruzar de una orilla a otra y así salvar a su hermano
gemelo de los seres malignos,
según el mito de la Creación
Guaraní. Desde el siglo XVI este
mismo lugar fue paso obligado de
los españoles que intentaban
colonizar esta parte de América
del Sur. El lugar constituyó asiento
de las primeras misiones
jesuíticas, que, ante los constantes
ataques indígenas se desplazaron
hacia el sur. Finalmente, fue esta
misma selva la que escondió por
cinco siglos, tras su muro vegetal,
a aquellos indios guaraníes que
huían del mundo blanco.
Luego de este paréntesis con-
textual, podemos refinar nuestras
preguntas: ¿Es posible considerar
a una comunidad indígena como
un gran repositorio de fuentes de
investigación? Despejando
cualquier duda sobre la implicancia ética de la
respuesta, y asumiendo que estemos trabajando con
el mayor respeto a las diferencias culturales y a la
dignidad humana, cabe preguntarnos por el beneficio
de la investigación en sí: ¿Cómo asegurarse de que el
método no constituya una trampa?, ¿es posible la
“vigilancia epistemológica” de Bourdieu
2
al ingresar
en el terreno de la transculturalidad? Una pregunta
ué valor tiene un documento multimedia con
temática indígena producido desde la cultura
blanca? ¿Se puede traspasar la brecha cultural?
A estas preguntas nuestras, podemos agregar las del
pensador mexicano Bonfil Batalla: “¿Hasta qué
punto los sujetos indígenas tienen el control sobre
las tecnologías de representación?, y ¿hasta qué
punto los sujetos indígenas tienen el control sobre la
manera cómo sus discursos y actuaciones son leídas
por sujetos de la sociedad
dominante?”
1
Esta era nuestra principal
preocupación cuando visitábamos
por primera vez la comunidad Ava
Guaraní “Acaray-mi” en la zona
Este del Paraguay, limítrofe con el
Brasil. Quizás el hecho de que se
tratara de una región que inició
tardíamente el contacto con la
sociedad “blanca” –a mediados
del siglo XX– nos llamó a un acto
de contrición. No deseábamos
repetir la conquista “con la espada
y la cruz”, y queríamos
asegurarnos de no agredir las
costumbres locales en ningún
modo. Después de conocer la larga
historia de exclusión a la que están
expuestos los indígenas,
sentíamos cierto temor de lo que
ellos podrían percibir acerca de nuestra intención.
El motivo de nuestra visita a “Acaray-mi” era
romper un largo silencio entre el viejo museo que
estábamos reformando y las culturas indígenas
vivas. La misión principal del nuevo proyecto era
que el museo reconociera la existencia de los
indígenas a su alrededor, quedando abiertos a que
éstos participaran activamente en la nueva
propuesta museológica, pues hasta el momento, se
habían exhibido únicamente piezas arqueológicas
de los antepasados guaraníes y algunos objetos
etnográficos de los años 80. Tanto los objetos
arqueológicos como los de etnografía se exponían
como reliquias de un pasado remoto, con tan poca
información que parecían negar la existencia misma
de los indígenas de la actualidad y de su
historicidad.
Pero la realidad indígena afuera de las paredes
del museo era muy diferente. La región donde está
asentado el museo corresponde a la triple frontera
Paraguay-Brasil y Argentina, países que comparten
el caudaloso río Paraná, que desemboca en el océano
El enfoque biográfico interpretativo en la investigación
socio-histórica
Estudio de caso: cuando la minoría habla
Autores
Alejandra Peña y Osvaldo Codas
Memoria Activa. Paraguay
¿Q
El motivo de nuestra visita a
"Acaray-mi" era romper un largo
silencio entre el viejo museo que
estábamos reformando y las culturas
indígenas vivas. La misión principal
del nuevo proyecto era que el museo
reconociera la existencia de los
indígenas a su alrededor, quedando
abiertos a que éstos participaran
activamente en la nueva propuesta
museológica, pues hasta el momento,
se habían exhibido únicamente piezas
arqueológicas de los antepasados
guaraníes y algunos objetos
etnográficos de los años 80.
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8
encierra de por sí una respuesta, que está modelada
conforme al campo epistemológico delimitado por el
investigador. Es un laberinto por el cual el
entrevistador “conduce” a la víctima entrevistada, y
los datos que obtiene no son sino el reflejo de lo que
quería encontrar. No es muy distinto lo que ocurre si
utilizamos el método de la observación participante.
La observación también recorta la realidad de
acuerdo con nuestros supuestos teóricos.
Indefectiblemente, desearemos controlar todo aquello
que pudiera “amenazar” nuestro proyecto y
llamaremos “amenaza” a todo lo que no coincida con
nuestra visión del mundo. Ahora bien, si el
entrevistado está inmerso en
nuestra misma cultura,
compartimos un universo
simbólico donde el recorte de la
realidad será común a ambos y, en
lugar de ser una amenaza, es
sencillamente una característica
sociocultural e histórica que el
investigador ha de relevar con
sinceridad intelectual. Pero, ¿qué
pasa cuando nuestro entrevistado
maneja códigos diferentes de
comunicación, con un universo
simbólico distinto y una lógica que
no coincide con la nuestra?
Con tantas preguntas dando
vueltas en nuestra cabeza
iniciamos los preparativos para
ingresar a la aldea indígena.
La idea de encontrarnos con
indígenas que tuvieron contacto
con los occidentales hace sólo 50 años atrás era un
desafío. Estábamos por conocer a los descendientes
de aquellos guaraníes que, desde el siglo XVII habían
huido de la colonización europea, escondiéndose en
la selva. Los ancianos de la comunidad recordaban
claramente cómo su vida comenzó a cambiar con el
ingreso de los primeros blancos que se internaron en
el Alto Paraná para la explotación de la madera y de
la yerba mate, a mediados del siglo XX.
Luego de varios encuentros con la comunidad
indígena, en la que ellos nos interpelaban sobre el
proyecto, acordamos que ellos serían nuestros maes-
tros en la cultura guaraní.
¿Quién maneja la entrevista?
Después de varios encuentros de presentación
del proyecto a toda la comunidad, el sacerdote
guaraní, conocido como “oporaíva”, nos comenzó a
dar citas para nuevos encuentros de entrevistas, a los
cuales acudimos regularmente.
En las primeras sesiones, yo acostumbraba llevar
una serie de preguntas preparadas con antelación.
Al poco tiempo deseché mis preguntas: no sólo la
participación de toda la comunidad era tan rica y
estimulante, sino que luego de cada sesión, parecía
que había pocas preguntas para hacer. En cada
inicio de jornada, mientras me disponía a sugerir
algún tema a discutir, siempre había alguno de los
señores que comenzaba un tema (la religiosidad, la
iniciación, la muerte, etc.). Sobre el mismo se
producía la participación de todos los demás.
Cuando había esposas de edad avanzada, ellas
también participaban en el mismo nivel, así como
cuando se trataba de una chamana, o sacerdotisa.
Los niveles de la
comunicación
De la misma manera que los
Ava Guaraní condujeron los
temas de la filmación,
establecieron qué cosas deseaban
transmitir en el museo y cuáles
consideraban inapropiadas. Los
pedidos de apagar las cámaras
ocurrieron principalmente en
ciertos relatos míticos. El
“oporaíva”, chamán Ramón
Iturbe, cuando nos relató el mito
de la Creación Guaraní realizó
frecuentes pausas y nos pidió en
voz baja que apagáramos la
filmadora porque era “peligroso
para todos”, sugiriendo que había
otros seres escuchando el relato y
que se podían enojar. De este
modo, el relato que se presenta en el material final
tiene las pausas propias marcadas por el
entrevistado.
Otro aspecto interesante es la elección visual de
las locaciones de filmación así como del vestuario.
Las principales reuniones de entrevista comunitaria
se realizaron, a pedido de los indígenas, en la
cooperativa agrícola, rodeada de sus maquinarias de
cosecha. También notamos un cierto uso deliberado
de íconos occidentales para los momentos de la
filmación, como son los jeans y los anteojos de sol.
Estos accesorios no estuvieron presentes en otros
momentos que compartimos con la comunidad. Nos
atrevemos a creer que estas son hábiles estrategias de
comunicación, que buscan generar empatía con el
público blanco, y tienden a equilibrar la fuerza de su
discurso, claramente disonante con la racionalidad
occidental.
Con el transcurso del tiempo pude tomar
conciencia de que ellos siempre tenían el control
sobre las entrevistas, los temas abordados, y la
La idea de encontrarnos con indíge-
nas que tuvieron contacto con los
occidentales hace sólo 50 años atrás
era un desafío. Estábamos por cono-
cer a los descendientes de aquellos
guaraníes que, desde el siglo XVII
habían huido de la colonización euro-
pea, escondiéndose en la selva. Los
ancianos de la comunidad recordaban
claramente cómo su vida comenzó a
cambiar con el ingreso de los prime-
ros blancos que se internaron en el
Alto Paraná para la explotación de la
madera y de la yerba mate, a media-
dos del siglo XX.
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9
información que compartían. Una vez que entendí
esto, mi desarme intelectual fue total y me entregué al
trabajo con absoluta confianza en un resultado
exitoso. Lo que temía que se convirtiera en un acto de
dominación por mi parte, acabó siendo un proceso
totalmente controlado por los indígenas, que decidían
qué información podían compartir con el mundo
blanco y de qué manera la querían presentar.
La filmación colectiva
Las entrevistas siempre tuvieron lugar en
espacios determinados por el “oporaíva” o chamán.
Allí participaba toda la comunidad,
y las conversaciones se daban
disponiéndose en ronda: los
hombres en la primera fila, y las
mujeres, los niños y los animales en
un segundo círculo que nos
envolvía. La presencia de todos los
integrantes marcaba la diferencia
con cualquier otro tipo de entrevista
que hubiera hecho antes. Frente al
sentido individualista que mi
cultura me reclamaba, fui
encontrando el sabor de la
participación integral. De a poco
descubrí que ese concepto de
participación era infinitamente más
amplio de lo que yo conocía. Las
redes de relaciones no sólo se
establecen entre personas, sino que
incluyen a todos los seres de la
naturaleza. Estar juntos para re-
solver un problema significa, además de reunirse con
los parientes y los miembros de la comunidad, asumir
la presencia de otros elementos como el viento, las
aguas (lluvia o ríos) o los animales. Todo lo que nos
rodea está con nosotros, y se manifiesta. Y el paso de
un ave de mal agüero como el “suindá”, lechuza
grande, o la forma en que el viento mueve las hojas de
los árboles, puede hacer cambiar el lugar o la fecha de
una reunión.
Las palabras sagradas
no necesitan edición
La experiencia de la filmación con los indígenas
Ava Guaraní había echado por tierra nuestro
conocimiento de producción de audiovisuales para
uso multimedia, al haber tenido que desechar nuestro
guión.
Pero todavía había una sorpresa. Una vez de
regreso a la ciudad, al revisar los videos se tornó
sumamente difícil decidir cómo realizar la edición del
material. Los mensajes transmitidos por los indígenas
eran ordenados y completos, y carecían de partes
débiles o inútiles. Se hacía imposible eliminar partes
de las entrevistas, con el riesgo de perder el sentido
del mensaje. Así aprendimos que cada frase, cada
gesto, había sido preeditado en el interior de su
cultura de más de 2.000 años. Por centurias, en largas
noches alrededor del fuego, ellos habían realizado un
ejercicio permanente de retroalimentación colectiva.
En la vida cotidiana, los guaraníes honran el
significado de las palabras. Cada palabra es sagrada,
y dice solamente lo que debe ser dicho. Esto nos
generó un conflicto de metodología de trabajo.
Finalmente decidimos no cortar ningún discurso
pero, para no perder el ritmo
pedagógico, le dimos títulos a las
diferentes partes del mensaje, y
diseñamos un menú que ofrece
las partes del discurso en forma
separada, pero de manera
ordenada y sin perder ninguna
sección.
De las armas de losDe las armas de los
De las armas de losDe las armas de los
De las armas de los
conquistadoresconquistadores
conquistadoresconquistadores
conquistadores
a la lapicera de losa la lapicera de los
a la lapicera de losa la lapicera de los
a la lapicera de los
cientistascientistas
cientistascientistas
cientistas
socialessociales
socialessociales
sociales
La oralidad indígena unida
al modo de vida comunitario ha
sido hasta el momento el mejor
archivo de resguardo de su me-
moria cultural. Durante las
entrevistas, los Ava Guaraní
hicieron permanente referencia a
la letra impresa como un elemento que puede
traicionar a las palabras, que forman parte de lo
sagrado.
Un papel y una lapicera en manos del
investigador pueden ser tan agresivos como lo era un
arcabuz en manos del conquistador del siglo XVI.
Cuando mantuvimos las primeras entrevistas con la
Las entrevistas siempre tuvieron lugar
en espacios determinados por el
"oporaíva" o chamán. Allí participaba
toda la comunidad, y las conversacio-
nes se daban disponiéndose en ron-
da: los hombres en la primera fila, y las
mujeres, los niños y los animales en
un segundo círculo que nos envolvía.
La presencia de todos los integrantes
marcaba la diferencia con cualquier
otro tipo de entrevista que hubiera
hecho antes. Frente al sentido indivi-
dualista que mi cultura me reclamaba,
fui encontrando el sabor de la partici-
pación integral.
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comunidad Ava Guaraní, fuimos sin filmadoras ni
otro equipamiento de registro, aunque sí
mencionamos que desearíamos grabar las
conversaciones que ellos aprobaran. La respuesta fue
sumamente favorable, y el “oporaíva”, chamán, nos
dijo textualmente: “si nosotros vamos a estar
proyectados en las pantallas del museo, estamos
dispuestos a colaborar. Porque
entonces, yo voy a mirar con mi
cara a la cara del visitante y mis
palabras irán directamente a sus
oídos”. También agregó que los
blancos cuando tenemos lápiz y
papel en mano anotamos todo,
pero después cambiamos las
verdaderas palabras por otras, y
no explicamos bien la realidad
indígena.
El sentido multimedial está
totalmente incorporado en la forma
de ser indígena. La comunicación
pasa por todos los sentidos. Fue
así que comprendimos que,
mientras para nosotros la
producción multimedia es un
recurso entre tantos otros, para
nuestros interlocutores indígenas
era una garantía de la excelencia
de la comunicación. Para ellos, la
multimedia no es una forma más,
sino “la forma” ideal de comunicarse cuando uno no
está personalmente.
Reflexión final
La experiencia vivencial y digital con los Ava
Guaraní cambió nuestra concepción de producción
multimedia. Descubrimos en nuestros amigos
indígenas las condiciones culturales óptimas para
insertarse en la cultura digital, probablemente debido
a su concepción holística de la vida y del universo.
Nos sentimos en todo momento frente a un discurso
sólido y frente a personas plantadas en su identidad
y en su historia. Esto explica su claridad meridiana
con respecto a qué comunicar y cómo comunicar su
universo simbólico en un contexto occidental donde
son considerados el último peldaño social.
Este trabajo comenzaba con las preguntas que
nos agobiaron al comienzo del proyecto, con la
intención de que los lectores ensayen sus propias
respuestas. Quizás las más inquietantes de todas
nuestras preguntas sean aquellas de Bonfil:
3
¿hasta
qué punto los sujetos indígenas tienen el control
sobre la manera en cómo sus discursos y actuaciones
son leídas por sujetos de la sociedad dominante? y
La experiencia vivencial y digital con
los Ava Guaraní cambió nuestra con-
cepción de producción multimedia.
Descubrimos en nuestros amigos
indígenas las condiciones culturales
óptimas para insertarse en la cultura
digital, probablemente debido a su
concepción holística de la vida y del
universo. Nos sentimos en todo mo-
mento frente a un discurso sólido y
frente a personas plantadas en su
identidad y en su historia. Esto explica
su claridad meridiana con respecto a
qué comunicar y cómo comunicar su
universo simbólico en un contexto
occidental donde son considerados el
último peldaño social.
NOTAS
1
Bonfil Batalla, Guillermo, “La teoría del control cultural en el
estudio de procesos étnicos”, en Revista
Papeles de la Casa
Chata
, Año 2, Nº 3, 1987.
2
Bourdieu, Pierre y otros,
El oficio de sociólogo
, México,
Siglo XXI, 1976.
3
Bonfil Batalla,
op. cit.
Las imágenes de las páginas 6 (der.), 7 y 10 fueron tomadas de
Mordo, Carlos,
La herencia olvidada,
Buenos Aires, Fondo
Nacional de las Artes, 2001.
BIBLIOGRAFÍA
Leuthold, Steven,
Indigenous Aesthetics. Native Art, Media and
Identity
, Austin, University of Texas Press, 1998.
Said, Edward W.,
Orientalism
, New York, Vintage Books, 1979.
Sartori, Giovanni,
Homo videns. La sociedad teledirigida
, Madrid,
Taurus, 1997.
Spivak, Gayatri Chakravorty, “Can the Subaltern Speak?”, en
Cary Nelson y Lawrence Grossberg (eds.),
Marxism and the Inter-
pretation of Culture
, Chicago, University of Illinois Press, 1988.
¿hasta qué punto los sujetos indígenas tienen el con-
trol sobre las tecnologías de representación?
Con respecto a la primera pregunta, pensamos
que la lectura que la sociedad dominante haga del
discurso indígena no es un problema indígena, sino
una deliberada ceguera occidental que es funcional a
su posición de cultura dominante.
En cuanto a la segunda pregunta, la experiencia
con los indígenas Ava Guaraní
nos dio la pauta de que los
“blancos” (como ellos nos llaman)
seguimos manteniendo la idea
colonialista de que el indio es
sujeto de protección, y
pretendemos, bajo proyectos
falaces, “enseñarles” a sacar
provecho de las nuevas
tecnologías, cuando en realidad,
ellos tienen mucho que aportar y
nosotros tenemos mucho que
aprender de su concepción
multimedial de la vida.
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11
traduccione
s
Estudo de caso:
Quando a minoria
fala. Uma produção
multimídia realizada
nas comunidades
Ava Guaraní, na
fronteira entre o
Paraguai e o Brasil.
Museu da Terra
Guaraní, Itaipú,
Paraguai
Alejandra Peña e Osvaldo Codas
No ano de 2003 foram contratados pelo
Itaipú -o maior emprendimento
hidroeletrolítico do mundo, propriedade
dos estados paraguaio e brasileiro- para
restaurar o antigo "Museu Ambiental"
situado na margem paraguaia. Como
resposta, nossa equipe desenhou um
museu cujo eixo de percurso estaria
apoiado na tecnologia de multimídia.
O museu tinha uma dívida com os povos
indígenas, presentes na região. Para
mudar esta situação, propusemos aos
indígenas integrar-se ao trabalho
conjunto, que mudaria nossa visão da
produção multimídia.
Étude de cas : Quand
la minorie parle. Une
production
multimédia réalisée
avec les
communautés Ava
Guaraní, dans la
frontière entre le
Paraguay et le Brésil.
Musée du Pays
Guarani, Itaipú,
Paraguay
Alejandra Peña et Osvaldo Codas
En 2003, nous avons été embauchés par
Itaipú –le plus grand ouvrage
hydroélectrique du monde, propriété des
États paraguayens et brésiliens – afin de
renouveler l’ancien « musée de
l’environnement » situé sur la marge
paraguayenne. En réponse, notre équipe a
projeté un musée dont le scénario du
parcours aurait un support multimédia. Le
musée avait une dette avec les peuples
indigènes présents dans la région. Pour
changer la situation, nous avons proposé
aux indigènes de s’intégrer à un travail
conjoint, qui changerait notre vision de la
production multimédia.
Study of Case: When
the Minority Speaks. A
production multimedia
realized with the
communities Ava
Guaraní, in the border
of the Paraguay and
Brazil. Museum of the
Guaraní Land, Itaipú,
Paraguay
Alejandra Peña and Osvaldo Codas
In the year 2003 we were contracted by
Itaipú -the major hydroelectric Paraguayan
and Brazilian construction of the world,
property of the States- to renewing the
former "environmental museum" placed in
the Paraguayan margin. As response, our
equipment designed a museum which
script of tour would be supported in
technology multimedia. The museum had a
debt with the indigenous present in the
region.
To change this situation, we proposed the
aborigines to a joint work, which would
change our vision of the production
multimedia.
11