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Cuautla, Morelos, México, 7 de diciembre de 1995
Diario de campo
Sentados en la ladera de un cerro y con vista a un
cañaveral, Marcelino García Gutiérrez me cuenta su
vida. En su comedor, ubicado en el patio de su vivien-
da, comparto con su familia un plato de frijoles, salsa y
tortilla. Su historia es similar a la de varios de sus veci-
nos. Hace siete años cayeron como “paracaidistas” en el
cerro del “Chivatero” hoy llamado “Emiliano Zapata”,
ubicado en el municipio de Ayala, al sur de la ciudad de
Cuautla, Morelos.
Tiene 32 años, una mujer de 26 y tres pequeños.
Mientras doña Juana calienta las tortillas, la pequeña
Carla envuelve con destreza a un muñeco y lo lleva
cargado a su espalda con su rebozo. Los otros pequeños
están junto a nosotros y ven cómo la mirada de su padre
se pierde en el campo de cañas. Cuando le pregunto por
su ocupación, me contesta que realiza varios trabajos: a
veces es albañil, a veces jornalero, a veces vendedor
ambulante. Pero al revisar su historia uno se da cuenta
que en gran parte de ella la pasó migrando.
Política agraria
y alimentación:
la historia oral
de una comunidad
mexicana de
jornaleros agrícolas
migrantes
redescolar.ilce.edu.mx
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donde las patologías infecciosas son sustituidas
por las enfermedades crónico degenerativas como:
diabetes, hipertensión, cáncer, enfermedades men-
tales y lesiones).
5
Este fenómeno ha sido observado también en
la salud y la alimentación. Las encuestas
epidemiológicas y de alimentación que se levanta-
ron en los últimos cuarenta años del siglo mues-
tran un cambio en los patrones de enfermedad y
alimentación en nuestro país. Se va así de un
perfil asociado a enfermedades ligadas a la po-
breza (infecciosas, muchas de ellas relacionadas
con la desnutrición y la parasitosis) a patolo-
gías crónico degenerativas (ligadas varias de
ellas a la obesidad).
De esta forma se pasa de un
modelo de pobla-
ción
de países subdesarrollados a otro que predo-
minó en los países desarrollados industrializados,
aunque en la actualidad se observa que en Améri-
ca Latina en general, y en México en particular,
están conviviendo ambos patrones. En el caso de
la alimentación el cambio se ha dado porque se
han ido abandonando los alimentos que corres-
ponden a patrones de autoconsumo rural por ali-
mentos industrializados. Así en México hay tanto
desnutrición como obesidad.
6
Todo esto nos dibuja un cuadro altamente di-
námico: una población en movimiento con cam-
bios muy significativos en aspectos vitales. Sin
embargo, los factores que explican estos fenóme-
nos son en realidad poco conocidos, fuera de las
propuestas basadas en factores económicos, políti-
cos y sociales muy generales.
En concreto, la forma en que decisiones y pro-
cesos políticos afectaron a millones de mexicanos
en el siglo pasado está aún por escribirse. Los
cambios culturales que se produjeron y los impac-
tos en la alimentación y la salud al nivel indivi-
dual o familiar son materia aún de investigación.
En este sentido, uno de los recursos clave para en-
tender este entramado de historia cultural, social y
política es la historia oral. A través de ella pode-
mos aproximarnos a lo que representó para algu-
nos de los millones de mexicanos la migración. En
concreto podemos preguntarnos (como lo hice
aquel día del 1995 con don Marcelino): ¿qué los
motivó a migrar?, ¿cómo fue su alimentación du-
rante la movilización? y ¿qué sucedió con ésta
cuando se establecieron en otro lugar?
La presente ponencia aborda algunos aspectos
de la relación entre migración y transformación
alimentaria. Se basa en un estudio que duró tres
El enfoque biográfico interpretativo en la investigación
socio-histórica
Autoras
Martha Beatriz Cahuich Campos
y Lezly López Cruz
1
Escuela Nacional de Antropología e Historia,
México
Política agraria y alimentación: la historia oral...
Las tortillas están listas y son trasladadas de un
horno de ladrillos hacia la mesa. Dos pequeños perros
se acercan a nosotros. Jorge, que va en segundo de pri-
maria, y la pequeña Jessica, que va al jardín de niños,
comienzan a comer. Le seguimos los demás.
Don Marcelino me aclara que nació en 1963 en
Tlatzala, municipio de Tlapa en Guerrero. Cuando le
pregunto cómo fue a dar a Morelos, comienza a contar-
me su historia. Conforme habla voy trazando un árbol
genealógico de su familia, y los niños se entusiasman al
ver cómo la represento a base de “bolitas y cuadritos”
En mis apuntes va tomando forma una historia. La his-
toria de una familia migrante. Para ser más precisos de
jornaleros agrícolas migrantes.
2
En el siglo XX la población mexicana presentó
cambios demográficos importantes. Uno de ellos
fue la alta movilización de personas que hubo
tanto hacia interior como hacia exterior del
territorio nacional, lo que transformó la
distribución espacial en términos demográficos.
Este fenómeno se dio desde principio de siglo
cuando hubo un primer movimiento fuerte de po-
blación durante la Revolución Mexicana, sobre
todo de la gente que buscaba refugio por el conflic-
to armado. Al término de ésta, hubo una política
de fortalecimiento de ciertas regiones que habían
quedado despobladas. Se crearon así zonas de ex-
pulsión y atracción de población que no cesaron a
lo largo del siglo.
3
Pero no sólo ocurrió esto. Los indicadores de-
mográficos más comunes presentaron un compor-
tamiento único para la historia de nuestra nación.
Por un lado, la fecundidad se transformó de un
régimen natural a uno de control intencional, aun-
que hubo una tasa alta de crecimiento de la pobla-
ción en buena parte de la centuria. Hubo también
un descenso sostenido de la mortalidad, principal-
mente infantil y la esperanza de vida pasó de 27
años en 1895 a 75 años en el 2000. El país pasó de
tener 12.6 millones de habitantes en 1895 a casi
100 millones en el año 2000.
4
Todo esto ha sido interpretado por los
demógrafos como un proceso de
transición
demográfica
. Según esta teoría, la población
mexicana
transita
de un patrón histórico natural de
alta mortalidad, fecundidad elevada y baja
esperanza de vida (en el que las enfermedades
contagiosas fueron la característica dominante del
espectro sanitario) a otro en el que los niveles de
mortalidad disminuyen, al igual que la
fecundidad y se eleva la esperanza de vida (y en
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26
años de la década de los noventa en una comuni-
dad de jornaleros agrícolas migrantes en el esta-
do de Morelos y analiza los cambios en la dieta
que presentaron 20 unidades domésticas.
7
Es
necesario aclarar que si bien se entrevistó a por
lo menos uno de los padres de las unidades
estudiadas, sólo en siete de ellas se lograron
entrevistas en profundidad y gran parte de la
información que se presenta en este trabajo se
fundamenta en estas últimas. Sobre la base de la
memoria oral se reconstruyeron cambios en la
alimentación de estas personas, tanto al salir de
sus lugares de origen, como durante la migra-
ción y cuando se establecieron de manera per-
manente en esta localidad.
Para contar con algunos
indicadores de salud de esta
población, de acuerdo con la
evaluación del crecimiento físico
de los niños, se utilizó la
antropometría en las distintas
temporadas de trabajo de campo
(1995, 1996 y 1997), resultados
que no se incluyen en esta po-
nencia.
Movimiento migratorio
interno en la República
Mexicana en el siglo XX
El árbol genealógico que trazo
registra que los padres de doña
Juana nacieron en Tlapa en 1930
(la mujer) y en 1944 (el hombre).
Eran campesinos que trabajaban
como jornaleros, aunque también
tenían sus propias tierras. Tuvieron 8 hijos de los
cuales dos murieron muy pequeños y hubo un aborto.
Nunca vivieron en otro lugar. Doña Juana fue criada
más por su hermana mayor porque su mamá laboraba
todo el día en el campo. A los 16 años (en 1985) una
amiga la convenció de irse a trabajar al Distrito Fe-
deral. En esta ciudad se empleó como sirvienta por
un año. Luego conoció a don Marcelino y se casaron.
La madre de don Marcelino era también de
Tlapa y murió de una embolia a los 46 años. Trabajó
como jornalera y tuvo 6 hijos de los cuales sobrevi-
vieron dos. Los otros murieron en los primeros días o
meses de nacidos, dos de ellos por sarampión y tos
ferina. Don Marcelino comenzó a trabajar desde los
cinco años. Su padre, también de Tlapa, nació en 1936
y era alcohólico y lo golpeaba al igual que a su madre y
su hermano menor. Desde chico don Marcelino aprendió
a sembrar e ir por la leña. A los 12 años se fue hacia
Cuautla huyendo de la violencia de sus padres. Nunca
les avisó dónde estaba para que “sufrieran” por los
maltratos que le habían dado.
Los niños se han aburrido de escucharnos. Sólo
doña Juana nos oye platicar atenta, mientras lava los
trastes…
Como se mencionó antes, una de las
movilizaciones más fuertes del siglo XX ocurrió
durante la Revolución Mexicana. Si bien el país en
conjunto tuvo un decrecimiento demográfico del
0.5% anual, hubo ciudades que crecieron en más
del 3%.
Al término del conflicto hubo una política de
poblamiento del territorio, y se crearon nuevos po-
los de atracción de 1921 a 1940.
El proceso de urbanización deri-
vado de la industrialización que
se siguió como parte del desarro-
llo del modelo económico basado
en importaciones, propició que
la mayor parte de los flujos
migratorios de 1940 a 1970 se
concentraran en unas cuantas
ciudades que centralizaron las
actividades económicas más ren-
tables y ofrecieron las mayores
remuneraciones a la mano de
obra, entre las que destaca la
ciudad de México. Así, las altas
tasas de crecimiento o decreci-
miento de algunas ciudades y
regiones se vincularon respecti-
vamente con polos de fuerte
atracción o rechazo de población
y un amplio éxodo rural se aco-
modó en las zonas urbanas.
8
Durante la segunda mitad del siglo, uno de
cada seis habitantes del país mudó su residencia
habitual y cruzó las fronteras estatales, por lo me-
nos una vez en su vida. La dirección y cuantía de
las corrientes migratorias cambiaron con el paso
del tiempo. Hubo dos etapas en las migraciones
interestatales. Una de rápido aumento que se dio
en los primeros cuatro quinquenios de la segunda
mitad del siglo. La otra, con menor gradiente de
aumento se dio en los últimos seis lustros, con un
leve descenso entre 1975 y 1985.
9
Se presentó una amplia gama de patrones de
migración temporal entre las entidades
federativas. Uno de los movimientos más impor-
tantes de los últimos veinte años tuvo que ver con
la producción agrícola a gran escala, que derivó en
un tipo de movimiento migratorio específico: el de
los jornaleros agrícolas estacionarios.
Durante la segunda mitad del si-
glo, uno de cada seis habitantes
del país mudó su residencia habi-
tual y cruzó las fronteras estatales,
por lo menos una vez en su vida.
La dirección y cuantía de las co-
rrientes migratorias cambiaron
con el paso del tiempo. Hubo dos
etapas en las migraciones
interestatales. Una de rápido au-
mento que se dio en los primeros
cuatro quinquenios de la segunda
mitad del siglo. La otra, con menor
gradiente de aumento se dio en
los últimos seis lustros, con un
leve descenso entre 1975 y 1985.
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27
La migración de los jornaleros agrícolas
estacionarios
En Cuautla (1975), don Marcelino rentaba un
cuarto y vivió con sus amigos. A los 15 años se fue a
Quintana Roo como jornalero. Ahí trabajó por año y
medio. Después se fue a Belice con “enganchadores” de
una empresa que contrataba a los campesinos para
trabajar en los campos de grandes empresas agrícolas.
Los enganchadores arreglaron su pasaporte para que
pudiera ingresar a Belice. Estuvo en este país por un
año. Después se fue al D.F. donde trabajó como albañil.
Luego se fue a Cuautla y después a Tlapa. Regresó
después a Cuautla y se fue al D.F.
En la ciudad de México trabajó en una pollería por
cinco años, ahorró y se compró su carro. Se mudó de
nuevo a Cuautla y puso un puesto de pollo, pero tuvo
problemas en su trabajo. Entonces se mudó a Tamazula
en Jalisco y de ahí se empleó para el corte de caña por
un año. Luego trabajó en Tecomán, Colima, en el corte
de limón, coco y mango por un año. Después se fue a
Mexicali y de ahí a Tijuana. Siempre como jornalero.
Estuvo también un año en San José, California, en el
corte de la naranja y luego regresó al D.F.
En el D.F. conoció a doña Juana y se casaron. Vi-
vieron primero en Cuautla, luego en Sinaloa y de nuevo
en Cuautla. Él quería que vivieran en Tepic, pero ella se
opuso porque iba a quedar muy alejada de sus padres.
En Cuautla rentaron un cuarto. No sé cómo se enteraron
de los terrenos de Emiliano Zapata pero fueron de las
primeras familias en establecerse. Jorge, el hijo mayor
nació en Cuautla y tiene 7 años, Carla nació en Nayarit
en unas vacaciones que la familia hizo por allá, tiene
5 años. La pequeña Jessica nació en Cuautla y tiene cua-
tro años…
En los años ochenta hubo transformaciones
económicas y sociales en los mercados laborales
agrícolas del país lo que impactó en la agricultura
regional.
10
Se produjo una nueva fase de integración de la
economía mexicana a la economía global y se dio
un nuevo modelo de desarrollo rural que privilegió
la agricultura empresarial de exportación de culti-
vos no tradicionales, cuya expansión obedeció al
desarrollo de mercados internacionales muy com-
petitivos. Se dio así un mayor control de los recur-
sos productivos del sector agropecuario en manos
de capitales privados, con activa participación de
empresas transnacionales, hecho que propició la
desregulación de los mercados rurales. Esto reper-
cutió negativamente en la situación de los trabaja-
dores rurales que se sometieron a regímenes labo-
rales intensivos, con salarios deprimidos y con
escasa cobertura social. Tuvo como consecuencia
diferentes tipos de movimientos migratorios de
jornaleros, con diferencias en cuanto a su composi-
ción, volumen, intensidad y dirección, además de
que se incrementó la migración familiar.
Hubo regiones de atracción. Algunas de ellas
tuvieron un dinámico sector empresarial agro-
exportador cuyos principales productos fueron los
hortofrutícolas. Pero también existieron pequeños
y medianos productores orientados a producir bie-
nes de consumo para el mercado interno, además
de aquellos integrados a procesos agroindustriales
como la caña de azúcar, el tabaco y el café. Este
segundo tipo de productores predominó en las
llamadas zonas intermedias.
Así hubo tres tipos de regiones productivas
agrícolas: la primera de ellas clasificada como de
atracción tuvo como característica contar con mer-
cados de trabajo de gran escala que fueron intere-
santes para los trabajadores de distintas partes del
país. La segunda, denominada intermedia, tuvo
mercados regionales más limitados y mercados
locales. La tercera región tuvo como característica
la expulsión con mercados sin capacidad de gene-
rar empleo continuo para la mano de obra local.
11
El estado de Morelos puede ser considerado
como un mercado regional intermedio que produjo
hortalizas y caña de azúcar en las últimas décadas
del siglo XX. Se trata de una entidad que tuvo mi-
graciones de menor dimensión y distancia, intra e
interestatales, esta última con entidades colindan-
tes.
Aunque las unidades agrícolas que contratan
mano de obra migrante en este estado son muy
disímiles entre sí, su común denominador es la
explotación comercial de cultivos con altos reque-
rimientos de mano de obra. Esto ha provocado que
los jornaleros agrícolas conformen un grupo de
población heterogéneo y diverso desde el punto de
vista económico, social y cultural que incluye a
trabajadores agrícolas sin tierra, campesinos
minifundistas, hombres, mujeres y niños, mestizos
e indígenas.
12
A finales de los años noventa, un millón de
estos trabajadores eran migrantes que se traslada-
ban solos o acompañados por sus familias en dis-
tintas regiones del país. En 1996, 2.7 millones de
personas trabajaron como peones en el campo.
La intensidad y duración de la migración jor-
nalera varía en función del tipo y la magnitud de
los cultivos comerciales, también del nivel de espe-
cialización de las labores agrícolas. Algunos de
los migrantes se han establecido en zonas de atrac-
ción como migrantes asentados que viven por lar-
gas temporadas en las localidades rurales próxi-
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28
mas a los campos agrícolas o forman nuevos po-
blados.
Se pueden reconocer distintos patrones
migratorios. Estos pueden presentarse simultá-
neamente y la condición de los migrantes puede
variar en el tiempo. Una misma familia puede
haber vivido varios patrones migratorios.
En general se pueden observar dos tipos: el
primero es el llamado
itinerante o de golondrina
que, como don Marcelino, presentan los trabaja-
dores sin tierra, que van de un lugar a otro. El
segundo tipo es el de la
migración pendular
, que
es frecuente en unidades domésticas campesi-
nas que poseen algún tipo de explotación
agropecuaria en sus lugares de origen y cuyos
rendimientos son insuficientes para cubrir las
necesidades de consumo durante todo el ciclo
anual (son jornaleros/campesinos).
13
Si los centros de atracción están a una dis-
tancia considerable, los migrantes se trasladan
con sus familias, lo que les permite reducir los
costos del mantenimiento del grupo y los ingre-
sos se incrementan porque otros miembros de la
familia se incorporan al trabajo asalariado. La
participación directa de mujeres y niños varía
según el tipo de cultivo. Normalmente la mayo-
ría proviene de municipios donde se habla len-
gua indígena. Los principales estados
expulsores son Oaxaca y Guerrero que aportan
jornaleros a todos los mercados agrícolas del
país. La gente de Oaxaca proviene de la mixteca
y de los valles centrales. La de Guerrero, de la
Montaña de Tlapa.
14
Para 1990 cinco entidades se destacaban
por tener más del 25% de inmigrantes dentro de
su población total, entre ellas se encontraba el
Estado de Morelos. Morelos pasó de ser una en-
tidad en equilibrio poblacional en 1939, a una
zona de fuerte atracción migratoria para 1990.
En 1992 casi una tercera parte de la población
total del Estado estaba conformada por
migrantes. Esto se explica porque esta entidad
poseía una de las ofertas de trabajo más amplia
tanto en industrias como en empresas
agropecuarias que contrataban jornaleros.
Entre 1985 y 1990, Morelos presentó dos
numerosas corrientes migratorias (más de 73 mil
personas de cinco años y más): una que prove-
nía del D. F. y otra que venía del estado de Gue-
rrero. Al interior, el estado presentó un impor-
tante movimiento migratorio. Para 1992 una sex-
ta parte de la población morelense realizó algún
movimiento hacia el interior del mismo Estado.
Localidad de estudio:Localidad de estudio:
Localidad de estudio:Localidad de estudio:
Localidad de estudio:
la Colonia General Emiliano Zapatala Colonia General Emiliano Zapata
la Colonia General Emiliano Zapatala Colonia General Emiliano Zapata
la Colonia General Emiliano Zapata
A una de nuestras compañeras le han contado la
historia de la comunidad. Esto era un campo cuyo
dueño era, en 1988, el Sr. Dimas Martínez Curiel. Los
primeros colonos estaban afiliados al Partido de la
Revolución Democrática. Por esta agrupación política y
gracias a don Dimas se empezó a formar la colonia.
Aunque era alcohólico y drogadicto, la gente quería a
este último porque les dio los lotes a precio muy bajo o
bien los regaló a la gente más pobre. Donó para la
comunidad los terrenos de la primaria y el kinder y
comenzó a construir la capilla. Se mudó a Emiliano
Zapata cuando la colonia se comenzó a poblar, pero
empezaron las amenazas contra él y los colonos por
doña Eulalia (hermana de don Dimas), quien reclamaba
la propiedad del cerro. Una de las familias le mostró a
nuestra compañera una carta en la que don Dimas
solicitó al presidente de la “Unión Popular Cuautla
Morelos, A. C.” que lo protegieran porque estaba
amenazado de muerte por parte su hermana. Por eso
cuando los investigadores con quienes colaboramos del
Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán”
llegaron, la gente los recibió con machete en mano. Una
noche don Dimas fue asesinado a picahielazos en el
cuarto de block donde moraba. La gente responsabiliza a
doña Eulalia.
En un principio la gente vivió en el cerro en casas
de trapo. Poco a poco fueron limpiando los terrenos y
distribuyendo las calles. Para obtener el agua se iban
con tambos en las combis al pueblo cercano de
Moyotepec. Luego se organizaron para solicitar este
servicio al municipio. El nombre original de la colonia
era “Cuauhtémoc Cárdenas”, pero las autoridades les
condicionaron el apoyo de los servicios públicos sólo si
le cambiaban el nombre. A pesar de las protestas y
escritos “contra las autoridades priístas” terminaron
cediendo. Desde entonces la comunidad se llama “Ge-
neral Emiliano Zapata”.
15
La Colonia General Emiliano Zapata (EZ) se
encuentra ubicada en un cerro en el municipio de
Ayala a un costado de la carretera Cuautla-
Chilpancingo. La composición de las unidades
domésticas estudiadas fue variable, ya que no sólo
se trataba de familias nucleares sino que también
convivían abuelos, tíos, amigos o vivían dos fami-
lias juntas. En total hubo 258 personas en la pri-
mera visita de campo (diciembre de 1995) de los
cuales 53 fueron padres, 58 madres, 72 hijas, 58
hijos, 2 tías, 2 tíos, 3 abuelas, 2 abuelos, una amiga
y 7 personas que estaban por temporadas con las
familias. En los casos donde se pudo obtener infor-
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29
mación, las edades de los padres fluctuaron de 20
a 54 años y las de las madres entre 15 a 44; los hi-
jos desde recién nacidos hasta jóvenes de 19 años.
El 75% de los padres eran jornaleros y el resto
comerciantes, mecánicos, obreros o desempeñaban
diversos oficios, como en el caso de don Marcelino.
En la primera encuesta aplicada las madres decla-
raron ser básicamente amas de casa, aunque hubo
mujeres comerciantes y dos trabajaban en un bar.
Sin embargo, a través de entrevistas posteriores y
observación, encontramos que en realidad varias
de ellas realizaban diversas actividades económi-
cas como vender artesanías producidas por ellas,
intercambiar en trueque alimentos por otros ali-
mentos o servicios (de albañilería por ejemplo),
cuidar niños ajenos, etc.
La mayoría de los hijos en edad escolar estu-
diaban, pero el 11% de ellos eran ya jornaleros y
las niñas ayudaban en labores domésticas o en el
cuidado de sus hermanos.
Únicamente tres padres concluyeron la secun-
daria y sólo uno tuvo una carrera técnica. El resto
eran analfabetos o no terminaron de estudiar la
primaria. Las madres eran en un 19% analfabetas
y sólo una estudió la secundaria (incompleta). La
mayor parte de los niños iba al jardín de niños de
la localidad o a la primaria. Pocos jóvenes iban a
la secundaria o al bachillerato.
En el momento de la primera visita, las vivien-
das eran de cañas, ladrillos o adobe. Los techos
en su mayoría de lámina de cartón. En general
contaban con sólo una habitación. Tenían baños
secos o letrinas. Algunas de las casas tenían un
pequeño huerto. Como animales domésticos
criaron perros, burros y en pocos casos pavos o
gallinas.
Hasta la última visita de campo (en 1997) la
gente obtenía el agua gracias a las pipas que les
llegaban tres veces por semana, aunque se esta-
ban haciendo estudios para poderles llevar el
agua desde pozos cercanos.
Si bien contaban con aparatos eléctricos que
habían adquirido durante la migración, la luz
fue introducida cuando nosotros hacíamos
nuestra segunda visita de campo. Algunas fami-
lias utilizaron antes baterías de autos para tener
electricidad. En general usaban leña, aunque
algunas tenían tanques de gas. Quemaban la
basura.
La primera vez que llegamos vimos un tem-
plo católico a medio construir, que no se terminó
en nuestra última visita. El lugar era atendido
por un cura que venía desde Moyotepec. Nos
tocó presenciar la misa del 12 de diciembre, fies-
ta de la Virgen de Guadalupe, que tuvo una asis-
tencia realmente baja. Sin embargo, el templo que
se construyó de manera muy rápida fue el
pentecostal.
En los años que duró el estudio, pudimos ob-
servar que conforme pasó el tiempo se construye-
ron más casas de material, varias fueron
remodeladas con herrería y cemento, sobre todo en
la parte inferior del cerro donde las calles fueron
aplanadas. Por otra parte, observamos que varias
familias se habían establecido de manera definiti-
va, pero en varias de ellas siguieron los movimien-
tos migratorios. Sobre todo hubo una alta inmigra-
ción de parientes de las primeras familias que con-
tinuaron llegando a EZ. Así pues en nuestra últi-
ma visita la población iba en aumento. Cuando se
inició el estudio (en 1975) tenían 7 años de estable-
cidas en este lugar.
Como el fragmento del relato anteriormente
citado señala, la mayoría de las familias originales
se conocieron cuando militaban en el PRD (debe-
mos recordar que eran los años de la campaña pre-
sidencial de Cuauhtémoc Cárdenas) y gracias a
este vínculo pudieron hacerse de los terrenos. Con-
formaron una organización de jornaleros y gracias
a movilizaciones colectivas lograron presionar a
las autoridades municipales para que se regulari-
zaran sus terrenos y les introdujeran algunos ser-
vicios (como la entrega de agua potable por pipas
y la luz eléctrica). La anécdota del cambio del
nombre de la comunidad muestra las presiones
políticas que hubo sobre ellos.
Sin embargo, la organización vecinal se relajó
y en el momento del estudio varias personas nos
comentaron que no había unidad. El sacerdote nos
hizo un comentario similar.
Historias de vida
Doña Susana Gálvez vende plantas medicinales,
don Dimas le enseñó herbolaria. Ella recolecta las plan-
tas pero también las siembra en su patio. Hace también
carpetas bordadas y las vende. Las verduras magulla-
das que le regalan a su esposo como jornalero las comen
en casa pero también las vende o las intercambia. Su
esposo actualmente trabaja en la fumigación de las
huertas de aguacate de Nepantla y en sus ratos libres
confecciona maceteros y cinturones de macramé que
vende.
Doña Susana nació en Ocotepec Morelos, pero su
esposo es de Tlapa. Ella trabajó desde los 8 años como
comerciante en el mercado. Su primera hija la tuvo a los
14 años, antes de que presentara su primera menstrua-
ción, pero la pequeña murió al mes y medio. De sus cin-
co hijos, sobreviven tres y una de ellas con problemas de
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30
aprendizaje. El último nació a los 7 meses de gestación,
cuando regresaban de un viaje de trabajo como jornale-
ros. Es un poco difícil reconstruir todos los lugares en
los que han estado. Al parecer su esposo y ella vivieron
primero en Tlapa, luego en Cuautla. Trabajaron en las
compañías que “enganchan” a la gente como trabajado-
res agrícolas. Estuvieron en Sinaloa, Nayarit,
Chetumal, Tampico. Su esposo fue hasta Nueva York.
En los campos donde trabajan para las empresas lati-
fundistas hay “albergues” y no les permiten salir de
ahí. Doña Susana me explicó que en estos campamentos
hay “tiendas de raya” (en el mejor sentido porfirista
del término) que son muy caras y tienen un sistema de
endeudamiento. Entonces la estrategia de las fami-
lias es tratar de no comer ni beber para ahorrar dine-
ro y evitar endeudarse. La paga es poca. Pero convie-
ne cuando trabajan todos pues los niños también re-
ciben paga. Obviamente es una época en la que todos
comen muy mal…
16
La mayoría de los padres y de las madres sa-
lieron juntos de su lugar de origen, aunque varios
se conocieron durante emigración y se movilizaron
juntos hasta que se establecieron en EZ.
En el Cuadro 1 se puede observar el itinerario
de la migración que vivieron algunos de los
informantes hasta el momento del estudio. La
mayoría eran originarios de Guerrero y los demás
provinieron de Oaxaca, Puebla, el Estado de
México, Tlaxcala y el D.F.
En las historias de vida que recopilamos se
obtuvo información desde la generación de los
abuelos. Si bien hay variaciones, podemos decir
que los abuelos de estas familias nacieron en los
años cuarenta o cincuenta. Muchos de ellos fueron
campesinos o jornaleros, aunque también hay ca-
sos de comerciantes y empleadas domésticas que
no migraron. Inclusive, los que aún vivían perma-
necían en sus lugares de origen. En cambio, los
padres y las madres nacieron en los sesenta y se-
tenta, aunque hubo gente muy joven que nació en
los años ochenta y todos fueron migrantes en al-
gún momento de su vida.
Llaman la atención las edades tan tempranas
en las que salieron por primera vez de sus lugares
de nacimiento: desde los cinco años hasta los
18-19 años. Nadie emigró, por primera vez, des-
pués de los 20 años.
Las edades de unión también fueron muy tem-
pranas (entre 14 y 16 años de edad), aunque hubo
gente que tuvo segundas uniones. Las causas de
emigración fueron diversas: desde la curiosidad o
la búsqueda de un empleo mejor, hasta el huir de
la violencia intrafamiliar, como en el caso de don
Marcelino, pero en otros fue el acoso sexual o vio-
laciones por parte de padrastros.
El Cuadro 1 permite observar que en la mayo-
ría de los casos se presentó una migración iti-
nerante y sólo en pocos casos golondrina. También
que algunas de estas movilizaciones oscilaron en
zonas rurales y otras fueron de zona rural a ciuda-
des. Esto pareció tener cierto impacto, como se verá
más adelante, en la alimentación.
Narraciones similares con respecto a las em-
presas “enganchadoras” de mano de obra agrícola
fueron comentadas por otros informantes. De
acuerdo con la investigación de Kim Sánchez,
17
este tipo de empleo tiene un impacto fuerte en las
familias de los jornaleros migrantes. Por un lado,
las condiciones de los albergues no son adecua-
das. Como los ingresos son limitados, a las fami-
lias les conviene que trabaje el mayor número de
miembros posible para sacar más dinero. Los ni-
ños que viven en estos albergues no reciben educa-
ción y muchos de ellos no saben leer y escribir.
Como en el caso de Emiliano Zapata, varias de
estas familias forman comunidades “satélites” de
empresas agrícolas. La mayoría de los padres y las
madres migrantes no rompen con los vínculos con
sus localidades de procedencia, lo que facilita el
movimiento inmigratorio de parientes suyos que
llegan a vivir a las nuevas comunidades (como lo
observado en EZ). Sin embargo, se dan cambios
culturales importantes. Por ejemplo, don
Marcelino y doña Juana son hablantes de náhuatl,
pero no se lo enseñan a sus hijos. Don Marcelino
piensa que es una lengua que no sirve para nada y
le prohibió a su esposa hablarla en casa.
Las compañías enganchadoras hacen contra-
tos verbales y no siempre hay supervisión de auto-
ridades laborales. Los jornaleros así no tienen sin-
dicatos y viven junto con sus familias en una si-
tuación vulnerable. Muchos de ellos se exponen a
riesgos por el uso de agroquímicos tóxicos.
18
No obstante, en el momento del estudio, varios
de los entrevistados en EZ contaban con seguro
social gracias a sus contratos como jornaleros esta-
cionarios en los campos cañeros aledaños a la co-
munidad. También conformaron una asociación
de jornaleros, que contaba inclusive con caja de
ahorro.
Alimentación y migración
Doña Juana me explicó que su dieta de niña se ba-
saba en frijoles, salsa, sopa, papa, zanahoria y rábano.
Esporádicamente naranja y plátano. Dos veces por se-
mana comía huevo y no tomaba leche. La carne de res
era una vez al mes. Su madre le enseñó a cocinar. Pero
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31
cuando vivió en el D.F. aprendió nuevos guisos con
otra muchacha que trabajaba en casa de sus patrones.
Cuando se casó con don Marcelino, él también le enseñó
algo. El problema actual es que este último le pide que
le prepare cosas que ella no sabe hacer. Le da pena pre-
guntar a otras vecinas porque no son sus familiares,
aunque una vez se animó a hacerlo. Cuando recibe la
visita de su hermana que vive en el D.F. aprovecha para
que le enseñe nuevos platillos…
En las entrevistas donde se cuenta con
información, se aprecia que en general la
generación de los abuelos de estas familias obtuvo
alimentos por recolección, siembra y compra. El
Cuadro 1. Itinerario de la migración de 20 familias de EZ
_______________________________________________________________________________________________________________________________
FamiliaLugarItinerarioNº de lugares
de origende residencia
_______________________________________________________________________________________________________________________________
19D. F.Morelos (Cuautla, Emiliano Zapata).2
9Estado
de MéxicoMorelos (Emiliano Zapata).1
2GuerreroGuerrero (Ateya, Tonalapa), Morelos (Olintepec, Emiliano Zapata).4
3GuerreroMorelos, Guerrero, Morelos (Cuautla, Olintepec, Emiliano Zapata).5
4GuerreroSinaloa, Nayarit, Quintana Roo, Tamaulipas, Morelos,
Guerrero, Morelos (Atlixco, Cuautla), Guerrero, Morelos
(Huesca, Cuautla, Emiliano Zapata).12
5GuerreroMorelos, Quintana Roo, Belice, D. F., Morelos, Guerrero, Morelos,
D. F., Morelos, Jalisco, Colima, B. C. Norte (Mexicali, Tijuana),
California, D. F., Morelos, Sinaloa, Morelos (Cuautla, Emiliano Zapata).19
7GuerreroGuerrero, Morelos, Guerrero, Morelos (Emiliano Zapata).4
8GuerreroMorelos, D. F., Morelos (Jojutla, Emiliano Zapata).4
10GuerreroNo hay datos.?
14GuerreroYucatán, Morelos (Cuautla, Emiliano Zapata).3
16GuerreroMorelos (Cuautla, Emiliano Zapata).2
17MorelosNo hay datos.?
18MorelosNo hay datos.?
1OaxacaB. C. Norte, D.F., Morelos (Cuautla, Emiliano Zapata).4
11OaxacaNo hay datos.?
15OaxacaNo hay datos.?
6PueblaMorelos (Cuautla, Emiliano Zapata, Cocoyoc, Emiliano Zapata).4
13PueblaNo hay datos.?
20PueblaD. F., Morelos (Emiliano Zapata).2
12TlaxcalaEstado de México, Morelos (Cuautla, Emiliano Zapata).3
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32
tipo de dieta se basaba en maíz, frijol, verduras y
frutas de la región, el consumo de tejidos animales
se basó en huevo y animales de cría. La enseñanza
culinaria se dio fundamentalmente en el núcleo
familiar, sobre todo de madres a hijas. Así la dieta
al parecer se basó en maíz, frijoles, nopales, elotes,
tortillas, verdolagas y quelites. En menor grado:
papas, huevo, zanahoria, rábano, carne, habas,
naranjas y plátanos.
Sin embargo, la alimentación de los padres y
las madres presentó diferencias según el lugar
donde migraron. Un primer tipo lo presentaron
quienes vivieron en algún momento en grandes o
pequeñas urbes. Esto contrasta con el patrón que
tuvieron quienes pasaron la mayor parte de la mi-
gración en albergues de jornaleros agrícolas. Revi-
semos ambos.
Migración en las ciudades
. Cuando la gente
vivió en ciudades pequeñas (como Cuautla) o
grandes (como la Ciudad de México) la forma de
obtener los alimentos fue por medio de la com-
pra en mercados o por intercambio. Obviamente
no hubo siembra, cría o recolección. Estos se
adquirieron en mercados y plazas. Al parecer
hubo más posibilidad de adquirir más variedad
de productos, porque están a mejor precio. Sólo
una de las informantes consideró que su dieta
empeoró en el D.F. porque la renta de la vivien-
da era más cara.
La dieta se hizo más variada y con mayor
cantidad. Pero además hubo la posibilidad de
conocer nuevos alimentos y aprender a preparar
platillos distintos a los de sus lugares de origen.
Como se mencionó en el fragmento del relato,
los compañeros de trabajo (albañiles o sirvien-
tas) fueron gente que enseñó al migrante a cono-
cer otros alimentos y preparar nuevos platillos.
Aunque no lo refirieron, es muy posible que
el contacto con medios de comunicación
(especialmente radio y televisión) influyera
también en estos cambios. Durante el estudio,
observamos cómo, con la introducción de la luz
eléctrica, las amas de casa tenían prendido el
televisor toda la mañana y la tarde. Los niños
observaban y pedían las golosinas que se
anuncian en los comerciales de este medio de
comunicación, pero también las mujeres veían
programas educativos con respecto a
alimentación. Una vez que se introdujo el televi-
sor, fue increíble observar cómo era cada vez
más difícil encontrar niños jugando en la calle
en las tardes, esto último con relación a nuestra
primera visita.
Migración como jornaleros agrícolas
. Como se
mencionó antes, para quienes estuvieron en alber-
gues de jornaleros estacionales es muy probable
que la dieta sufriera una fuerte restricción durante
los meses que trabajaron en estos lugares. Sin em-
bargo, en varias de las historias de vida se observa
que en muchos lugares se les regala a los jornale-
ros productos que han sufrido algún tipo de daño,
por lo que pueden consumirlos, venderlos o
intercambiarlos.
En el momento en que se establecen en EZ
. Segu-
ramente uno de los momentos más críticos en la
historia de estas familias fue cuando cayeron
como “paracaidistas” en el cerro donde está la
comunidad.
Las condiciones de las primeras viviendas de
trapo, sin agua y expuestos a alimañas, eran
realmente trágicas. Prácticamente todos los niños
fueron picados por alacranes. La dieta consistía
según las rememoraciones en algunas verduras,
frijoles y tortillas y en muy pocos casos se
consumieron productos de origen animal u otro
tipo de cereales como el arroz. Estos productos
tenían que ser traídos en transporte público desde
los pueblos cercanos o Cuautla.
En ese entonces no había centros de abasto en
la comunidad y tampoco comercio ambulante. Se
recolectaba de los campos vecinos, pero muy poco.
Carecemos de los datos, pero es posible que las
enfermedades infecciosas (sobre todo
gastrointestinales y respiratorias) se agudizaran
en esta época.
A los 7-9 años de establecidos, cuando se hizo
el estudio, el tipo de alimentación era ya más di-
versa. Sin embargo, hubo familias que presentaron
un patrón muy cercano al de sus lugares de origen
(más rural), sobre todo aquellas que acababan de
establecerse en EZ y que venían directamente de su
comunidad. Esto se debió en muchos casos al poco
ingreso económico que tenían, sobre todo para
quienes se dedicaron sólo al trabajo agrícola como
jornaleros. Varias personas comentaron que la die-
ta mejoraba según la temporada del año (algunos
dijeron que en lluvias o en la época de calor), de
acuerdo con el ciclo de la siembra. No obstante,
otras familias tuvieron más recursos laborales y
pudieron percibir algunos ingresos extra.
Varias familias construyeron pequeños huer-
tos familiares y criaron animales de patio. Si bien
los terrenos no permiten un gran cultivo de estas
especies, se observaron otras estrategias para la
obtención de alimentos como la recolección y el
intercambio.
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33
Durante los dos años del estudio se in-
crementó el número de comercios locales y ventas
ambulantes de algunos alimentos. En este últi-
mo caso llegaban comerciantes en bicicletas a
vender sus productos (por ejemplo pollo y pan),
pero también camiones (como los de la empresa
Bimbo o Coca Cola) que vendían sus productos
directamente a las familias, además de surtir las
misceláneas del lugar. Pero las principales
fuentes de obtención siguieron siendo los mer-
cados de las comunidades cercanas, especial-
mente de la ciudad de Cuautla y Ozumba.
No obstante el aumento en variedad, fue
posible observar que la dieta incluyó cada vez
más productos industrializados: sopa de pasta,
refresco, pan empacado, botanas, pastelillos,
sopas, etc., sobre todo si se
compara con la que tuvieron los
abuelos y los padres en sus
lugares de origen.
Es importante mencionar
que algunas familias que ha-
bían llegado recientemente a EZ
(y que no tenían un itinerario
migratorio amplio) siguieron un
patrón alimentario similar al de
sus lugares de origen, aún cuan-
do tuvieron acceso a otro tipo
de alimentos. Esto al parecer
depende mucho de si las muje-
res conocen la forma de preparar nuevos pro-
ductos, y a su vez, si tienen redes con otras mu-
jeres a quienes puedan consultar. Es probable
que cuando se carece de redes de parientes o
amigas, las amas de casa tienden a no experi-
mentar con nuevos productos o platillos.
Es importante mencionar que en los años
que duró la investigación, varias de las familias
recibieron despensas del DIF, del programa Soli-
daridad y PIAN del entonces Instituto Nacional
de la Nutrición Salvador Zubirán. A pesar de
que la lógica de la entrega de estos productos
pretende que las familias tengan alimentos que
completen su dieta, lo cierto es que la mayoría
de ellas deja de comprar los productos que vie-
nen en las despensas y usan el dinero en otro
tipo de necesidades (transporte, escuela, fiestas,
etc.). Así pues, en muchos casos la despensa no
eleva los niveles nutricios de la población, aunque
tiene una repercusión económica favorable para
las familias.
Al parecer lo que sí tuvo más impacto en EZ
fueron los desparasitantes que se entregaron en el
programa PIAN. También los cereales enriqueci-
dos que se dieron a los menores de un año y que
las madres sí administraron a sus hijos.
¿Transición alimentaria?
Aunque Hugo Zemelman
19
advierte que el
concepto de transición demográfica posee una
ambivalencia de significaciones, es difícil negar
que en el siglo pasado México tuvo cambios de
población importantes relacionados con una
transformación epidemiológica y de alimentación.
La presente investigación sugiere que en el caso de
la población jornalera itinerante, estos últimos
tienen que ver con los cambios en políticas
agrarias que favorecieron a las grandes empresas
agrícolas exportadoras o a las medianas de
producción regional, desprotegiendo al pequeño
productor indígena.
La estructura resultante fue
de una contratación de mano de
obra jornalera temporal que pro-
vocó un amplio y continuo mo-
vimiento de familias campesi-
nas que aprovecharon las dis-
tintas temporadas de siembra o
cosecha en el país o en países
vecinos. Sin embargo, el fenóme-
no migratorio fue más complejo
y también intervinieron en él
factores como la curiosidad por
vivir en otro lugar o la violencia
intradoméstica.
Las encuestas alimentarias recientes muestran
la adopción cada vez mayor de alimentos
industrializados y de origen animal en nuestro
país. Sin embargo, en las familias estudiadas en
EZ no había aún en los años noventa gran canti-
dad de productos de origen animal en la dieta,
aunque sí se observó la rapidez con la que se intro-
dujeron en el comercio los alimentos industrializa-
dos y la influencia de los medios de comunicación.
Así, la historia oral muestra a la alimentación
como un proceso complejo y cambiante, relaciona-
do con las fluctuaciones del ciclo agrícola
estacional y el empleo, las relaciones familiares o
de compañeros de trabajo, gustos personales, pre-
sencia de medios de comunicación, lucha por tener
una vivienda propia, etc. En este sentido, el poten-
cial de este recurso es innegable para escribir o
reescribir la historia social y cultural de países
como los nuestros.
Epílogo
Último día en Emiliano Zapata. Nos queda pen-
diente algo de la antropometría y despedirnos de la
No obstante el aumento en varie-
dad, fue posible observar que la
dieta incluyó cada vez más pro-
ductos industrializados: sopa de
pasta, refresco, pan empacado,
botanas, pastelillos, sopas, etc.,
sobre todo si se compara con la
que tuvieron los abuelos y los
padres en sus lugares de origen.
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34
NOTAS
1
Colaboraron en esta investigación: Gabriela Flores, Gabriela
Cadena, Ana Lucía Saldívar Benítez, Graciela Zetina, además
de otras antropólogas de la ENAH.
2
Entrevista con el Señor Marcelino García Gutiérrez, por
Martha Cahuich, diciembre 1995.
3
Partida Bush, Virgilio, “La migración interna”, en: Gómez
de León Cruces y Cecilia Rabell Romero (coord.),
La pobla-
ción de México. Tendencias y perspectivas sociodemográficas
hacia el siglo XXI
, (México, CONAPO, FCE, 2001), 403-443
pp.
4
Rabell Romero, Cecilia Andrea, “Introducción: el cambio
demográfico en las sociedades modernas”, en: Gómez de
León Cruces y Cecilia Rabell Romero (coord.),
La población
de México. Tendencias y perspectivas sociodemográficas hacia el
siglo XXI
, (México, CONAPO, FCE, 2001), 7-30 pp.
5
La teoría de la transición demográfica y epidemiológica
no propone que exista necesariamente linealidad o
unidireccionalidad, no marca pues tendencias únicas ni
“irremediables”. Me parece que existe consenso en el ámbi-
to de demógrafos y epidemiólogos de que nuestro país
está viviendo esta profunda transformación. Sepúlveda,
Jaime y Héctor Gómez Dantés, “Origen, rumbo y destino
de la transición en salud en México y América Latina”,
IDRC/CRDI: CIID-Montevideo: Publicaciones, (http://
www.idrc.ca/lacro/publicaciones/948756_s4.html, 2001),
11 pp.
6
Véase al respecto: Abelardo Avila Curiel, Teresa Shamah
Levy y Adolfo Chávez,
Encuesta Urbana de Alimentación y
Nutrición en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México
,
ENURBAL 2002, (México, INCMNSZ, 2002). También:
Héctor Bourges Rodríguez, José N. Bengo y Alejandro M.
O´Donell (coord.),
Historias de la Nutrición en América Lati-
na
, (México, Sociedad Latinoamericana de Nutrición, Fun-
dación Cavendes, INCMNSZ, CESNI, Publicación SLAN
No. 1, 2002). Así mismo:
Cambios en la situación alimentaria
de México de 1990 a 2000 a través de un índice de riesgo
nutricional por municipio
, (México, INCMNSZ, SLAN, 2003).
Estas obras pueden consultarse electrónicamente en el sitio
de la Sociedad Latinoamericana de Alimentación y Nutri-
ción (SLAN): webmaster@slan.org.mx
7
No fueron estudiadas todas las unidades domésticas que
integran a la comunidad, sino básicamente aquellas que
tuvieron niños menores de 5 años y que estuvieron contem-
pladas dentro del programa PIAN.
8
Partida Bush, Virgilio, “La migración interna”, 2001.
9
Partida Bush, Virgilio,
op. cit.
10
Sánchez Saldaña, Kim, “Los niños en la migración fami-
liar de jornaleros agrícolas”, en: Del Río Lugo, Norma, La
infancia vulnerable de México en un mundo globalizado,
(México, UNICEF, UAM, 2001), pp. 79-94.
11
Sánchez Saldaña, Kim, “Los niños en la migración fami-
liar de jornaleros agrícolas”, 2001.
12
Sánchez Saldaña, Kim,
op. cit.
13
Sánchez Saldaña, Kim,
op. cit.
14
Sánchez Saldaña, Kim,
op. cit.
15
Entrevista con la familia Acevedo García, realizada por
Ana Lucía Saldívar Benítez, diciembre de 1995.
16
Entrevista con la Señora Susana Gálvez, realizada por
Martha Cahuich, diciembre de 1995.
17
Sánchez Saldaña, Kim,
op. cit.
18
Sánchez Saldaña, Kim,
op. cit.
19
Hugo Zemelman,
Problemas antropológicos y utópicos del
conocimiento
, (México, Colmex, Jornadas 126, 2000), pp.
131-172.
gente. En el camino pasamos por casa de doña Susana y
la saludamos. Un pavo gris comía en el pequeño patio
de su vivienda.
Fui a casa de don Marcelino. Quería entregarle
copias de las fotos que les tomé el otro día y despedirme.
No había nadie.
Pesamos y medimos a varios bebés. Nos llevaron a
uno enfermo, con calentura. Regresando, pasamos por
casa de doña Susana. Nos tenía listo un mole. Había
guisado el pavo que vimos en la mañana. Esto nos hala-
gó y apenó. “No debió haberlo hecho”, fue el comenta-
rio unánime de mis jóvenes estudiantes. La comida fue
realmente sabrosa. Después tomamos nuestro viejo carro
y enfilamos por los cañaverales hacia Cuautla,
platicando los incidentes del día. Cuautla nos recibió
con cenizas flotando y el olor a panela característico de
los ingenios azucareros. Llegamos a Casasano, donde
dormimos esa última noche.
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35
traduccione
s
Política agrária e
alimentação: a
história oral de uma
comunidade mexicana
de agricultores
diaristas imigrantes
Martha Beatriz Cahuich Campos
e Lesly López Cruz
No século XX a população mexicana
apresentou mudanças demográficas
importantes. Uma delas foi a falta de
transferência de pessoas que houve tanto
para o interior como para o exterior do
território nacional, além de câmbios na
fertilidade, natalidade e mortalidade. Isto
tem sido interpretado pelos demôgrafos
como um processo de transcisão
demográfica. O anterior tem sido também
observado na saúde e na alimentação
através das pesquisas epidemiológicas e
de alimentação realizadas nos últimos
quarenta anos. Conforme esta teoria
transita-se de um perfil associado à
doenças ligadas à´pobreza até patologias
crônico-degenerativas. No caso da
alimentação a mudança tem acontecido
porque tem se trocado os alimentos que
correspondem à padrões de auto-
consumo rural para alimentos
industrializados e de origem animal. Todo
isto desenha uma população em
movimento com mudanças altamente
significativas em aspectos vitais. Todavia,
os fatores que explicam estes fenômenos
são realmente pouco conhecidos, fora
das propostas baseadas em fatores
econômicos, políticos e sociais muito
gerais. Os cambios culturais que se
produziram e os impactos na alimentação
e saúde no nivel individual ou familiar são
ainda matéria de pesquisa. Nesse sentido
um dos recursos chave para compeender
este emaranhado é a historia oral.
A presente dissertação aborda alguns
aspectos da relação entre mudanças em
políticas agrárias, migração e
transformação alimentar. Baséa-se num
estudo que durou três anos da década de
noventa numa comunidade mexicana de
agricultores diaristas imigrantes. Com
base em histórias de vida foram
reconstruídos câmbios na alimentação
destas pessoas. A história oral mostra a
alimentação destas pessoas como um
processo complexo e
mutante,relacionado com as flutuações
do ciclo agrícola saçonal e do emprego,
as relações pessoais, presença de meios
de comunicação, luta pela moradia,
violência intra-familiar,etc. Neste sentido, o
potêncial deste recurso é inegável para
escrever ou reescrever a história social e
cultural de países como os nossos.
Politique agraire et
alimentation: l'histoire
orale d'une
communauté mexicaine
de journaliers
agricoles migrants
Martha Beatriz Cahuich Campos
et Lezly López Cruz
Au XXème siècle la population mexicaine a
présenté des changements
démographiques importants. Un de ces
derniers, c'est la grande mobilisation de
personne qu'il y a eu tant vers l'intérieur que
vers l'extérieur du territoire national, outre les
changements dans la fécondité, la natalité, et
la mortalité. Ceci a été interprété par les
démographes comme un processus de
transition démographique. Ce qui précède a
été observé aussi dans la santé et dans
l'alimentation à travers des enquêtes
épidémiologiques et d'alimentation menées
pendant les quarante dernières années.
Selon cette théorie, on transite d'un profil
associé à des maladies en rapport avec la
pauvreté vers des pathologies chronico-
dégénératives. Dans le cas de l'alimentation,
le changement a eu lieu parce que les ali-
ments correspondant à des patrons
d'autoconsommation rurale ont été
abandonnés par des aliments industrialisés
et d'origine animale. Tout cela trace une
population en mouvement avec des
changements vraiment significatifs dans des
aspects vitaux. Cependant, les facteurs qui
expliquent ces phénomènes sont en réalité
peu connus, au-delà des propositions
fondées sur des facteurs économiques,
politiques et sociaux très généraux. Les
changements culturels qui se sont produits
et les impacts dans l'alimentation et dans la
santé au niveau de l'individu ou de la famille
sont encore une matière de recherche. Dans
ce sens, l'histoire orale est un des recours
clé pour comprendre ce treillis.
Le présent travail aborde certains des as-
pects du rapport entre les changements
dans les politiques agraires, la migration et la
transformation alimentaire. Elle se base sur
une étude qui a duré trois ans des années
90 dans une communauté mexicaine de
journaliers agricoles migrants. Sur la base de
récits de vie, nous avons reconstruit les
changements alimentaires de ces
personnes. L'histoire orale montre
l'alimentation comme un processus
complexe et changeant, en rapport avec les
fluctuations du cycle agricole saisonnier et
l'emploi, les relations personnelles, la
présence des médias de communication, la
lutte pour le logement, la violence
intrafamiliale, etc. Dans ce sens, le potentiel
de ce recours est indéniable pour écrire et
récrire l'histoire sociale et culturelle des pays
comme les nôtres.
Agrarian politics
and feeding: oral
history of Mexican
community of
migrating agrarian
day laborers
Martha Beatriz Cahuich Campos
and Lezly López Cruz
In the 20th century Mexican population
showed important demographic changes.
One of it was high mobilization of people,
both from inside and outside the country,
which changed the spatial distribution in
demographic terms. In other hand, the
best known demographic indicators
showed a unique behavior in the history of
our nation. All of this has been interpreted
by the demographers as a price of
demographic transition. According to this
theory, the Mexican population is moving
from one natural historic patron of high
mortality, high fertility and low life term to
other patron in which both mortality and
fertility decreases as the life term increase.
This phenomenon has been also seen in
health and feeding ways. So it seems a
profile associated to illness due to poverty
(infectious diseases, many of them related
to hunger and parasites) to degenerative
chronic pathologies (many of them related
to obesity). However, the factors that
explain this phenomenon are really not fully
known, outside proposals based in general
economical, political or social issues. The
cultural changes produced during this
process and the impact in health and
feeding ways in a familiar or individual level
are still matter of research. In short, the
way in which politic process and decisions
affected millions of Mexicans in the last
century is still to be defined.
One of the key resources to understand
this grid of politic, social and cultural
history is the oral history. This paper
covers some aspects of the relationship
between migration and feeding
transformation. Based on a three year
research in the 90s, in a community of
migrating agrarian day laborers, in the
Morelos state, in which where analyzed diet
changes in 20 domestic communities.
Based on oral history were reconstructed
the changes in the feeding ways of this
people, since their where on their
communities of origin and when they
leaved this communities and immigrate and
when they established permanently in other
places.
35