image/svg+xml30El decreto 4161:la batalla por la identidad
image/svg+xml31Consideraciones preliminaresLa caída del gobierno peronista enseptiembre de 1955 significó la apertura de unanueva etapa en el conflicto político y social ar-gentino. El cambio más evidente tuvo lugar en loreferido al manejo del aparato del Estado; sinembargo la rapidez con que el movimientodesplazado del poder dio evidencias de estardispuesto a dar batalla, inicialmente de manerainorgánica, dispersa, acotada a escenarioslocales, puede ser considerada una notanovedosa en el cuadro. Es posible que, en aquelmomento, para varios de losactores del proceso, este factorconstituyera incluso unasorpresa.Naturalmente, en elconflicto se librabancontiendas de orden cultural,es decir, éste exhibía tambiénuna clara dimensión simbóli-ca. Para actuar en ese plano delas disputas –aunque no sóloen él– fueron construidasciertas herramientas por losgobiernos militares surgidosdel golpe, que seríanheredadas, modificadas y utili-zadas parcialmente por lasadministraciones posteriores a1958. Entre ellas se cuenta unconjunto de decretos y disposi-ciones que, a pesar de suheterogeneidad, poseían unrasgo en común: intentabandesterrar del horizonte políticoe institucional, del lenguajepúblico –y quizás hasta delprivado–, toda evocación, aúnindirecta, del peronismo y de sus líderes.Incluyendo desde el cambio de los nombres da-dos durante el peronismo a los territoriosnacionales provincializados hasta lastransformaciones en la denominación de ciertasinstituciones, y desde la prohibición del uso desímbolos partidarios hasta la demolición dealgunos edificios asociados con el régimen, pa-rece haberse desarrollado un gran esfuerzo esta-tal por impedir aquellas apelaciones yreferencias. El Gobierno Provisional, de estemodo, trataba de intervenir en las disputassociales y políticas no sólo con instrumentosrepresivos que actuaran directamente sobre esosdos planos, sino también operando sobre losaspectos culturales involucrados en ellas. Partede este esfuerzo fue muy probablemente activa-do y luego retroalimentado por las tempranasmuestras que el peronismo ofrecía tanto de quesu retirada de la escena pública no seríasencilla de lograr como de que vastos sectorespopulares continuaban hallando en él suidentidad política. Luego de los primeros mesesposteriores al golpe de Estado, durante loscuales la prohibición no estuvo formalizada, eluso de los nombres y de lossímbolos proscriptos seconvirtió todavía más clara-mente en actos de resistencia.En marzo de 1956 sepromulgó el decreto 4161 que,vigente hasta 1964, penaba conla cárcel a quien tuviera en supoder fotos de Perón y EvaPerón, pronunciara susnombres o entonara la marchaperonista; se trata de la másconocida de todas aquellasdisposiciones. Los peronistasque por entonces iniciaban suactividad militante, por otraparte, han retenido en susrecuerdos los efectos de esa me-dida y las respuestas ensaya-das frente a ella comocircunstancias cruciales parasus vidas de aquellos tiempos.De acuerdo con nuestra pers-pectiva –y es probable que estaproposición pueda considerar-se parte de nuestras hipótesis–no se trataba de un conflictoacotado al presente: en el caso de quienes sehabían hecho del control del Estado, impedirque se utilizara un nombre, una imagen o unacanción, o vulnerar esa prohibición en el delperonismo, eran también modos de “imponerdeterminadas interpretaciones del pasado (enesta ocasión, del pasado reciente), moldear lamemoria y, por tanto, construir identidad so-cial”.1 En este trabajo, hemos intentado recons-truir el impacto que, a través de la memoria dealgunos de esos militantes, tuvo el decreto; cómofue recibido, resistido, interpretado y aún hoyrecordado por aquellos a los que estuvo dirigi-El enfoque biográfico interpretativo en la investigaciónsocio-históricaAutoraCatalina ScoufalosPrograma de Historia Oral. Facultad de Filosofíay Letras. Universidad de Buenos AiresEl decreto 4161: la batalla por la identidadNaturalmente, en el conflicto selibraban contiendas de ordencultural, es decir, éste exhibíatambién una clara dimensiónsimbólica. Para actuar en eseplano de las disputas –aunque nosólo en él– fueron construidasciertas herramientas por los go-biernos militares surgidos delgolpe, que serían heredadas, mo-dificadas y utilizadas parcialmen-te por las administraciones poste-riores a 1958. Entre ellas se cuen-ta un conjunto de decretos y dis-posiciones que, a pesar de suheterogeneidad, poseían un ras-go en común: intentaban deste-rrar del horizonte político einstitucional, del lenguaje público–y quizás hasta del privado–,toda evocación, aún indirecta, delperonismo y de sus líderes.
image/svg+xml32do, como también el esfuerzo estatal por contro-lar las imágenes del pasado reciente quecirculaban en determinados espacios sociales,en otras palabras, lo que podemos llamar lamemoria social.Las fuentes oralesEn la tarea que nos propusimos hemos recurridotanto a fuentes escritas –prensa partidaria, volantes,diarios de circulación masiva, decretos, decisionesjudiciales, entre otras– como a testimonios orales,fruto de 22 entrevistas realizadas entre 2001 y 2003.El material obtenido ha hecho posible la exploraciónde los modos en que antiguos activistas configuranhoy sus experiencias como iniciales resistentes perotambién la obtención de algunos datos fácticos a losque hubiera sido casi imposible acceder por otrasvías. Sin ser éste el objetivo principal queperseguíamos al realizar aquellas entrevistas, esainformación nos ha resultado de utilidad. Lamayoría de nuestras fuentes remiten a procesosocurridos en Buenos Aires y Gran Buenos Aires; esacircunstancia inclinaría a suponer que lasproposiciones que aquí se ofrecen valenexclusivamente para ese espacio. Si bien debereconocerse este límite, hemos trabajado en ocasionescon el supuesto que indica que los procesos másimportantes de los que intentamos dar cuenta hantenido también lugar en otros escenarios, cuandomenos, en otros distritos urbanos y con fuertepresencia trabajadora. Los criterios que guiaron laselección de los entrevistados apuntaron a obteneruna muestra pareja de hombres y mujeres mayoresde 60 años que hubiesen tenido alguna participaciónen la resistencia o hubiesen sido cuadros de segundalínea; en su mayoría proceden de familiastrabajadoras, y algunos de ellos son pequeñoscomerciantes o empleados. En el caso de la muestrafemenina, las entrevistadas que por su edad podíanactuar fuera del ámbito doméstico lo hicieron eninstituciones vinculadas a la salud o en organismoscreados por el régimen peronista, como la Fundación“Eva Perón” y la Escuela Superior Peronista. A suvez, creemos necesario señalar que tomamos ladecisión de no realizar entrevistas a reconocidosdirigentes de esa época, fundados en la convicciónde que sus testimonios responderían a un discursomás estructurado y estandarizado, de utilidadrelativa en una investigación inclinada a reconstruirexperiencias cotidianas de gente corriente.En la exploración de esta temática la posibilidadde cruzar fuentes escritas y orales ha sido a nuestroentender de particular utilidad. En primer lugar, lainformación obtenida a través del material oral nospermitió volver a los documentos escritos con nuevosinterrogantes y nuevas lecturas. En algunasocasiones, los entrevistados no sólo respondieron anuestras preguntas, sino que también ofrecieron suspequeños archivos privados. Este hecho significóuna valiosa oportunidad para localizar fotografías,volantes, poesías, algunos números sueltos de losperiódicos de la resistencia e incluso material delperíodo 1946-1955.Se procedió mediante la entrevistasemiestructurada en profundidad, conpreguntas abiertas para no predeterminar elcurso de la respuesta y tratando de utilizar en loposible el lenguaje del interlocutor. Durante sudesarrollo fuimos conscientes, de que sin perderel control y sin renunciar a las preguntas quecreíamos necesario formular, debíamos ser, a suvez, lo suficientemente flexibles con relación alos temas y a la secuencia que surgían a lo largode la conversación. Creemos que de este modo eltestimoniante podrá manifestar con naturalidady seguridad sus opiniones, ya que al interferiren la lógica narrativa empleada por el interlocu-tor se puede alterar de modo sustancial lacalidad y cantidad obtenida.2Los materialesbiográficos orales admiten diferentes formas deuso; en un rol subordinado y secundario puedencompletar datos empíricos que no brindan losdocumentos escritos. Si bien actualmente éste esel aspecto menos valorado de las fuentes oralespor las dificultades que presentan para serutilizadas en reconstrucciones históricas ge-nerales, conviene recordar lo que ha señaladoPhilippe Joutard acerca de que en el caso de laobra histórica La Cristíadalos datos obtenidos através de las entrevistas fueron de especialutilidad para el historiador francés Jean Meyer.La incorporación de los testimonios de loscampesinos mexicanos a su trabajo deinvestigación, lo llevó a modificar sustancial-mente sus hipótesis iniciales. Al sacar a luzelementos que en el mejor de los casos sedesconocían o sencillamente se ocultaban, pudocomprobar que la versión oficial ofrecida por laIglesia y el Ejército era insuficiente y estabasumamente distorsionada.3En otras palabras,su mayor riqueza reside en que nos brindaninformación sobre aspectos que se pierden enotro tipo de fuentes. Podemos obtener unamayor comprensión del significado personal deuna derrota política, de un derrumbe social y desus consecuencias. A través de los testimoniosorales no sólo accedemos a la actuación delentrevistado sino fundamentalmente podemos
image/svg+xml33conocer de qué modo valoraba e interpretaba suintervención en los hechos históricos que lotuvieron como protagonista.4Para la tareahistoriográfica, las fuentes orales poseen unaclase de veracidad que no es fácil encontrar enlos archivos de los tribunales ni en los recortesperiodísticos, ya que permiten aproximarse a lacapacidad de respuesta y expresión delindividuo frente a los sucesos en los que haparticipado. Para su análisis e interpretación,consideramos de particular interés lo que haseñalado Alessandro Portelli, en el sentido de queincluso cuando los recuerdos del testimoniante nose corresponden con los acontecimientos, estehecho en sí mismo tiene valor histórico ya que “lacredibilidad específica de las fuentes oralesconsiste en el hecho de que,aunque no correspondan a loshechos, las discrepancias y loserrores son hechos en sí mismos,signos reveladores que remiten altiempo del deseo y del dolor y ala difícil búsqueda de sentido”.5Esta clase de material his-tórico ofrece aristas sumamentecomplejas en las que intervie-nen los intereses concretos delhistoriador: su sola presencia ylas preguntas que realiza influ-yen en la narración de quiendecide contar sus recuerdos.Contar una historia no es una simple repetición;cuando el entrevistado habla sobre su vida, alrevisar su pasado interpreta, selecciona, omite,juzga. En otras palabras, pone en juego su subje-tividad, otorga un sentido a los hechos recorda-dos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, enel transcurso de una entrevista no surgen re-cuerdos inexistentes; el proceso de recordar seorganiza en torno a un núcleo de memoria, esdecir, un núcleo de sentido conformado por he-chos del pasado que en alguna medida conser-van su percepción primera.6A su vez, cuantomás tiempo ha transcurrido, los testigos parecenestar más predispuestos a ofrecer una versiónauténticade los episodios vividos. En estos ca-sos, la distancia temporal, lejos de ser un obstá-culo, actúa favorablemente por cuanto eltestimoniante no siente la presión de la contem-poraneidad del contexto socio-político sobre susrecuerdos.7De este modo, es posible dotar aldiscurso histórico de volumen y espesor, incor-porando matices que no es posible encontrar enotro tipo de documentos.La batalla por la memoriaAproximadamente desde comienzos de ladécada de 1980, la cuestión de la memoria haocupado un lugar muy importante dentro de losestudios históricos y sociales. Muchos investi-gadores han destacado la importancia de lasideas, las creencias, los valores, todo aquelloque conforma el imaginario político y social enlos procesos históricos, y en ese marco, los estu-dios sobre la memoria colectiva tendieron a su-brayar el papel que ella juega en la lucha por elpoder en el mundo contemporáneo. En las socie-dades modernas se interrelacionan y compitendiferentes versiones de memoria, opuestas y al-ternativas. Recuerdo y olvido, como anverso yreverso del mismo proceso, se entretejen en unarelación compleja y contradic-toria para conformar los conte-nidos de la memoria colectiva.Cualquier tipo de organizaciónestatal contemporánea intentaoperar sobre ésta; ningún tipode régimen político ha prescin-dido de este campo de acción.Le Goff expone claramente estacuestión: “(…) la memoria co-lectiva ha constituido un hitoimportante en la lucha por elpoder conducida por las fuer-zas sociales. Apoderarse de lamemoria y el olvido es una delas máximas preocupaciones de las clases, delos grupos, de los individuos que han dominadoy dominan las sociedades históricas. Los olvi-dos, los silencios de la historia son reveladoresde estos mecanismos de manipulación de la me-moria colectiva”.8Teniendo en cuenta lo que acabamos deseñalar, podemos plantear que el decreto 4161se proponía operar en el espacio de la memoria,se dirigía directamente a su contenido, aunquesin duda estaba previsto que su esfera deaplicación se extendiera más allá. En élencontramos de manera evidente y extremaaquella intención de intervenir sobre la memoriasocial, borrando todo aquello que pudiera estarasociado a una imagen de país y del pasado queera perentorio, para el Gobierno Provisional,desarticular. La política de olvido que sehallaba por detrás de este decreto tenía porobjetivo desarticular la identidad política que,luego del golpe, parecían seguir exhibiendograndes grupos trabajadores y populares, yerradicar a su vez todos los símbolos queAsí, los sistemáticos esfuerzosde la Revolución Libertadora porforzar a una gran parte de lasociedad argentina a olvidar supasado inmediato o ainterpretarlo en el sentido que elantiperonismo le había dado nosindican, una vez más, el peso dela memoria colectiva en la luchapor el poder.
image/svg+xml34reafirmaban su sentido de pertenencia almovimiento derrocado. Como señala PeterBurke, para lograr una mayor comprensión delfuncionamiento de la memoria colectiva en la vidade las comunidades, “quizás convenga investigarla organización social del olvido, las normas deexclusión, supresión o represión y la cuestión dequién quiere que alguien olvide qué y por qué”.9Así, los sistemáticos esfuerzos de la RevoluciónLibertadora por forzar a una gran parte de lasociedad argentina a olvidar su pasado inmediato,o a interpretarlo en el sentido que el antiperonismole había dado nos indican, una vez más, el peso dela memoria colectiva en la lucha por el poder. Másaún, si ésta es concebida según la definición quenos brinda Luisa Passerini como “arma que dotade sentido a la vida social, como un mundointersubjetivo que conecta diferentes generaciones,tiempos y lugares.”10 Si una de las líneas deacción estatales luego delgolpe de 1955 puede entoncescaracterizarse, de acuerdo conlo expuesto, como un intentode “organizar el olvido”, debetenerse en cuenta que esapolítica encontró obstáculosmúltiples. La batalla contra elolvido habría de iniciarsepocos días después de loshechos de septiembre de 1955.Durante el mes de octubrecomenzó a circular entre losmilitantes peronistas unacadena de volantes escritos amano con las primerasdeclaraciones de Perón en el exilio, que fuerontomadas por un reportero de la United Press enParaguay el 4 de octubre. La difusión de estosvolantes parece haber sido amplia, ya que a lolargo de nuestra investigación hemos podidoacceder a dos versiones del mismo. Una deellas11 fue copiada por el militante RigobertoÁngel Martello, fallecido en 1990 y la otra,firmada por el “General Martín Miguel de Gó-mez”, seguramente Güemes en el original, quese atribuía el papel de “Jefe espiritual de losMilicianos de Perón”. A continuación de lomanifestado por el ex presidente, el militanteagregaba sus propias consignas:Perón Volverá. Trabajadores no olviden a Pe-rón. Arriva [sic]descamisados. Espere la hora deque vuelva Perón Haga copia de estas declaracionesde Perón y divúlguelas entre la clase trabajadora.12Por otra parte, el recuerdo del decreto 4161está presente en la mayoría de testimonios ora-les recogidos. Cuando no es evocado espontá-neamente en el curso de la entrevista, su solamención hace surgir recuerdos que aluden a he-chos por demás significativos en la vida denuestros entrevistados. Como señala Julio C.Melón, a pesar de que este decreto constituíauna seria limitación para la información públi-ca, “la prohibición no tenía por qué inhibir laimaginación; puede haber comenzado a alentarel mito”.13En los relatos aquí analizados, efectivamen-te, lejos de limitar la capacidad de acción, el de-creto aparece configurado por los antiguos mili-tantes como un obstáculo más, uno de los tantosdesafíos a los que tuvieron que enfrentarse. Pa-rece entonces haber sido un estímulo para parti-cipar tanto en los múltiples hechos silenciososcomo en los más espectacularesde la resistencia peronista.Uno de los entrevistadosevoca así las prácticas desarro-lladas para eludir las prohibi-ciones del decreto:Gracias al 4161, yo conocí agente macanudísima en la calle,porque en el 55, después de la caí-da de Perón, que nosotros íbamos atodos los actos, íbamos a pedir porla gente que estaba en los barcos,por todos los detenidos, entoncesíbamos por la calle y nos encontrá-bamos con la gente joven, nos en-contrábamos con antiguas militantes mujeres, sobretodo mujeres, más mujeres que hombres. Yo meacuerdo queahí conocí a una dirigente textil, unaseñora, la Ñata Montero, que ahora yo soy amiga dela hija, y nos enseñaba lo de las bolitas, claro tirarlea la montada las bolitas para que los caballos sedespatarraran en la calle y no nos podían perseguir,cuando nos corrían a sablazo limpio. (…) Inclusivelos Lisazo conseguían unas chapas de acero, asígrandotas, que yo pintaba de un azul, y después pin-taba todo el perfil de la cara de Perón en blanco, en-tonces íbamos con el camión con que ellos trabajabanque era una casa de parquet, era un camionazo enor-me, íbamos con una escalera detrás del camión y en-tonces poníamos las chapas lo suficientemente altas.No decía nada la chapa, estaba nada más que la figu-ra de Perón, a lo sumo dejábamos la PV (PerónVuelve), para que la policía no la pudiera sacar in-mediatamente, porque tenía que ir a buscar una esca-(...) el decreto aparece configura-do por los antiguos militantescomo un obstáculo más, uno delos tantos desafíos a los que tu-vieron que enfrentarse. Pareceentonces haber sido un estímulopara participar tanto en los múlti-ples hechos silenciosos como enlos más espectaculares de laresistencia peronista.
image/svg+xml35lera, entonces demoraba. Y la poníamos por todo elpartido (de Vicente López), por todas las avenidas.Íbamos a las tres, cuatro, cinco de la mañana y yodespués me tenía que ir al colegio(…)14La acción callejera se constituía en un espa-cio privilegiado donde nuevas solidaridadesnacían al calor del combate político y simbólicoque desafiaba la acción represiva del GobiernoProvisional. La decisión de afirmar la propiaidentidad no se expresaba solamente a través deacciones públicas en la calle; era también unatarea cotidiana en la que participaban la totali-dad de los miembros de un grupo familiar. Unode nuestros entrevistados, pese a no recordarespecíficamente el decreto en cuestión, se expre-saba del siguiente modo:Después vino el nomeolvides,ese fue genial, era un nomeolvi-des, te ponían una florcita acá. Lausaban los hombres y las mujeres.Nunca supimos quién la empezó.Era una flor chiquita en tela. Loshombres iban y las mujeres con elnomeolvides en la solapa, comono podían usar el escudoperonista, ni la bandera, se po-nían el nomeolvides. A nosotrosnos la dio mi mamá, me pareceque a mi mamá se la dio mi tío, osea el hermano. Entonces viste,era una cadena, yo por ejemplosabía que vos eras peronista por-que tenías un nomeolvides. Cuan-do venías en el colectivo con unnomeolvides…, eras peronista.15Se trataba de preservar la identidadamenazada encontrando formas colectivas yrenovadas de reconocimiento mutuo, creandoasí nuevas contraseñas de identidad, surgidasprecisamente al calor de la necesidad de sortearlas prohibiciones. Contrariamente a lo esperado,y quizás como paradójico resultado de lapolítica de olvido implementada desde el poder,la identidad peronista no desapareció junto conel régimen; muy por el contrario, se consolidó ensu oposición al otro después del derrocamientodel gobierno. Esa ratificación, dado el contextode represión, es evocada con caracteresfuertemente épicos y casi míticos que podemosencontrar en la mayoría de las narraciones aquípresentadas:(…) en la historia entera del mundo no se creauna cosa igual al Decreto-Ley 416I, prohibía a lagente cantar la marcha peronista, tener en su casa uncuadro de Perón, usar el distintivo peronista, esdecir había que erradicar el recuerdo de Perón comosi fuera un ave negra. ¿Qué consiguió eso?Consiguió que las mujeres que llegaban a la cárcel,se constituyeran en una especie de soldados, iban a lacárcel a perfeccionarse, porque cuando salían de lacárcel, de cumplir la condena o que la ponían adisposición del Poder Ejecutivo, (que tenés que estarpresa y después salías) esas chicas lo único quequerían era luchar por la vuelta de Perón. Es decir,ellos sonresponsables de que haya habido grupos deresistencia política que se formaban en lacárcel…16De este modo, podemosobservar que el recuerdo del“4161” ha quedado unido, eneste relato, a los aspectos másheroicos de la resistencia.Según las conclusiones deAlessandro Portelli esto se debea que la percepción de los quecuentan su historia “parecehaberse detenido en momentosálgidos de su trayectoriapersonal: ciertos luchadores dela Resistencia, o veteranos deguerra; y tal vez ciertosdirigentes estudiantiles de ladécada del sesenta. A menudo,esos individuos estántotalmente absorbidos por latotalidad del acontecimientohistórico del que fueron parte ysu relato asume las cadencias y la formulaciónde la épica”.17Una campaña de destrucciónLa “Revolución Libertadora” tampoco pudoescapar al furor iconoclasta que suele acompa-ñar los períodos de profunda conflictividad po-lítica y social; por lo tanto se intentó que ningu-na huella material del “régimen depuesto” que-dara a salvo de la destrucción. Algunos edifi-cios fueron demolidos y otros cambiaron de des-tino o de función18, se destruyó considerable ma-terial perteneciente a los policlínicos deAvellaneda y San Martín y a la Fundación. LasProveedurías Eva Perón19fueron clausuradascon la consiguiente pérdida por putrefacción deuna importante cantidad de alimentos de prime-ra necesidad.20Contrariamente a lo esperado, yquizás como paradójico resultadode la política de olvido implemen-tada desde el poder, la identidadperonista no desapareció juntocon el régimen; muy por el con-trario, se consolidó en su oposi-ción al otro después del derroca-miento del gobierno. Esa ratifica-ción, dado el contexto de repre-sión, es evocada con caracteresfuertemente épicos y casi míticosque podemos encontrar en lamayoría de las narraciones (...)
image/svg+xml36Si bien no es sencillo encontrar en las fuen-tes orales datos precisos ni reconstruccioneshistóricas exactas, alguna información fácticasignificativa puede obtenerse de su uso, en par-ticular cuando otras series documentales no sehallan disponibles o no han registrado, por ra-zones diversas, los acontecimientos en cuestión.Esto es lo que ocurre, al menos parcialmente,con el caso de la sistemática destrucción de al-gunos elementos materiales que podían evocaral período que, para el gobierno surgido del gol-pe de Estado, era imprescindible borrar. Sobreeste proceso, también los periódicos de la Resis-tencia Peronista constituyen una fuente de interés:Se ha llegado a impedir todo recuerdo del pasa-do, hasta celebración de misas. Furor iconoclasta conque la tiranía se arroja a destrozar toda huella delpasado arrasando con monumentos, bustos libros yhasta pulmotores y medicamentos por no haber sidoposible arrancar de ellos la leyenda. [FundaciónEva Perón.]21A su vez, bajo el título “Revolución en lospoliclínicos”, el periódico Palabra Argentinade-nunciaba los mismos hechos en términos simila-res cuando informaba que: “(…) una gran canti-dad de todo lo que falta en los policlínicos, col-chones, sábanas, almohadas, frazadas, etc., fuellevado con la mayor reserva a los depósitossubterráneos del barrio de viviendas populares‘Curapaligüe’. Parece increíble que el rencorpolítico de los ´libertadores´ haya llegado a ta-les extremos, (…) El público no verá, es cierto,las iniciales prohibidas, pero recordará inevita-blemente, que la época en que se lo atendía conesmero, y no se le pedía que trajeran ni fraza-das, ni sábanas, ni colchones, era aquella en queesas iniciales daban nombre a los policlínicos.22Una joven egresada de la Escuela de Enfer-meras aún hoy evoca con intensidad los hechosque presenció en su lugar de trabajo a los pocosdías de derrocado el gobierno peronista:Yo trabajé con Eduardo Sancoli, que era capomáximo de medicina a escala mundial, en ese mo-mento, era jefe de traumatología donde yo trabajaba,en el policlínico Eva Perón, el de la ruta 8, acá enSan Martín. Uno empieza a ver todo ese tipo de cosas(después de 1955), los cambios, que sacaban toda lagente, que sacaban las cosas, que rompieron todo, querompían las sábanas, toda la vajilla, ese odio, porDios, por Dios. (…) Destruyeron el 80% 90% de loque había dentro del hospital, que eso era un modelode atención, donde había recursos humanos, recursosmateriales, se trabajaba como ahora puede trabajar lomáximo que haya en salud. Y ahí empezamos a jun-tarnos la gente que…, y bueno ahí nos conocíamostodos, quiénes éramos, qué hacíamos de convivir enel trabajo, te hablo a nivel laboral. Ahí empiezo yo amilitar dentro de lo que era el retorno de Perón. Nosconectamos al nivel de gente de salud, se empieza ahablar y se empieza a conformar… y, bueno, estuvi-mos ahí, tratando y organizando la parte de salud,hasta el 56, la revolución fallida de Valle.23Los que eran jóvenes recuerdan de estemodo algunos episodios de su vida como solda-dos cuando hacían el servicio militar:En el 56, después de la revolución, yo estabahaciendo el servicio militar. Iban a llevar pulmotorescon unos aviones que se llamaban Bristol, entraban4 pulmotores por avión, entonces, los iban a llevartodos a Entre Ríos, porque era el foco [de la epidemiade poliomielitis] más grande. ¿Quién los cargaba?Los teníamos que cargar nosotros, los soldados, ycuando íbamos, íbamos de a 2 los agarrábamos comode unas barandas (hay cosas que cómo las viví tan…,yo las cuento en el detalle) y de repente hay una cosaque medio me toca, ¿no? cuando miro veo que dice“Fund”, eran de la Fundación Eva Perón. Los tiposen el apuro le habrán pasado alguna cosa para sacar-lo, entonces todos empezábamos a mirar y donde está“Fund” “Vita” “On”, estaba el final o principio dela palabra. Me di cuenta porque me raspó una cosa,era un título así de grandote, los tipos la sacabanpero siempre quedaba algo…, principalmente los queéramos peronistas empezamos a mirar. 24En el relato de muchos de los entrevistados, asu vez, la represión y la destrucción de aquellosbienes aparece vinculada a su propia decisión demilitar o a la exaltación de la resistencia:Un decreto ley que saca el gobierno, no se podíanombrar a Perón, ni una foto de Perón, ni nada quefuera relativo al peronismo (…) No solamente no selo podía nombrar, nada que fuera relativo alperonismo, nada, ni nombrar ni nada, ni fotos, ninada, absolutamente nada. O sea, con la fuerza queimplantó el ejército en ese momento, prohibieronabsolutamente todo. Estaba la Fundación Eva Perón,y en las sábanas decía Fundación E. Perón,quemaron todo. O sea, un odio tan profundo, un odiotan profundo a todo lo que fuera peronista, queterminaron con todo. La gente quemaba sus libros,
image/svg+xml37una represión terrible. Pero lo más significativo deesto es que la gente luchó.25Otros entrevistados narran hechos simila-res, que por otra parte involucran nuevamente avarias generaciones:Mirá cual odio había, mi hijo Claudio iba a unaescuela municipal, mi mamá después empezó atrabajar en la cocina de ese colegio y un día se jubilóla directora y vino una nueva..., había un cuartocerrado que se guardaban cosas viejas y como noaparecía la llave, llamaron a un cerrajero. Cuandoabrieron estaba todo lleno de juguetes de madera y selos regalaron a los chicos y llegó mi hijo con eljuguete, era un cochecito y yo cuando lo vi dije:quéparecido a los juguetes que nos daban a nosotroscuando éramos chicos y… de repente sale unaestampilla de la Fundación Eva Perón. Mirá el odioque había en ciertas personas que se guardó eso du-rante años. A algún chico se lo podrían haber dado,no.26Otra de nuestras entrevistadas que vivió suinfancia y adolescencia en el interior del país,en Chubut, fue testigo de los mismosprocedimientos:En un pueblito como vivía yo, en Gaiman llega-ba el diario El Mundoy me acuerdo que recortába-mos las fotos del general Perón llorando, porque yase hablaba de la caída, los aviones que habían de-rrumbado todo Buenos Aires (…) Y a partir de ahí,comenzamos a ver el desarraigo que comenzó porejemplo en la escuela, donde llegaban muchísimascosas de la Fundación Eva Perón. Lápices, cuader-nos, guardapolvos, bueno, en fin, montones de cosas,que después por un año no se vieron. Y después comorealmente no sabían qué hacer con semejante canti-dad de material, lo empezaron a entregar. ¿Perocómo lo entregaban? En el guardapolvo donde decíaFundación E. Perón cortado con la tijera. Las mediascon un agujero, porque le cortaban el sello. 27Sin embargo, no todo era afán destructor;algunos funcionarios intentaron “borrar” lasconflictivas iniciales con métodos más raciona-les que los hasta aquí mencionados. A través deun periódico de circulación clandestina pode-mos saber que: “de acuerdo a la licitación públicaNº 10.323 cuya apertura tuvo lugar el 15/10/56 alas 11 horas y que se realizara en el InstitutoNacional de Acción Social dependiente del Mi-nisterio de Hacienda de la Nación, con sedeen Paseo Colón 533, se encontraron trabajospara la eliminación de las calcografías al calor ysellos con tintas, en 2.234.227 prendas de vestirque pertenecía a la ex Fundación de AyudaSocial”.28Más allá de lo que podía constituir unasuerte de revancha espontánea de quienes ha-bían sido opositores al peronismo, parece ratifi-carse en estas entrevistas la magnitud de unapolítica que buscaba impedir la evocación delpasado inmediato, esta vez por la vía de la des-trucción de bienes materiales. Quizás por detrásde esas decisiones se encontraran las mismasdudas que expresaban algunos intelectuales yfuncionarios en torno a la facilidad con la queaquellos “incautos” que mencionaba Aramburuabandonarían su pertenencia política. El desa-fío que supuso el rápido comienzo de la resis-tencia pudo, a su vez, haber potenciado aúnmás aquellas políticas.Memoria pública y espacio urbanoComo sabemos, la planificación de las ciu-dades no está exenta de conflicto; en su diseñose reflejan objetivos políticos y simbólicos denaturaleza muy compleja. Diferentes construc-ciones, monumentos y plazas pueden transfor-marse en lugares significativos para los diferen-tes grupos sociales y políticos que las habitan.La decisión del Gobierno Provisional de demo-ler la residencia presidencial y la paralizaciónde las obras de un futuro hospital que luego fueconocido como el “Albergue Warnes”, constitu-yen expresiones de una clara opción políticaasociada al decreto 4161, cuyos destinatariosanalizaron mucho tiempo después en estostérminos:Cuando vino la revolución del 55, es un análisisque hicimos varios compañeros charlando, los mili-tares si hubieran sido otros, el peronismo hoy noexiste. Porque ellos se dedicaron metódicamente adestruir todo lo que estaba bien hecho y lo que estabaempezado para hacer el bien, lo abandonaron. El“Albergue Warnes”, por ejemplo, un amigo de mifamilia estuvo a cargo de la obra cuando ya estabaabandonada. (…) Para que no se metiera gente pasa-ban las máquinas. Viene uno de la máquina y le dice:“Venga ingeniero, porque encontramos…” Cuandovan a ver abajo de los montículos de tierra, estabatodo lo que es azulejos, todo lo que era grifería, todoslos sanitarios y los azulejos para el hospital todo,todo tapado con tierra. Entonces cuando este mucha-cho ve eso (era un pibe recién recibido) la
image/svg+xml38inexperiencia. ¿Qué hizo? llamó a su jefe a la muni-cipalidad entonces el tipo le dijo: “Ah…, bueno, bue-no, andate para tu casa, yo voy a ir para allá”. Des-pués lo llamó y le dijo que se tome 15 días de vaca-ciones, que se fuese a Chapadmalal…, tenía habita-ción, todo. Cuando volvió estaba todo plano, estabala tierra sacada, estaba todo listo, pero no había unazulejo, una canilla, nada.29En 1955 faltaba tan sólo un año para termi-nar la construcción de un hospital de niños quenunca funcionó. Una orden judicial suspendióla finalización de la obra y en 1957 pasó a laMunicipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.Condenado al abandono, fue utilizado para fi-nes totalmente diversos a los originales, ya quefue habitado por familias sin vivienda que setrasladaron allí desde varias villas miseria. En1975 quedó vacío y aparentemente fue utilizadocomo centro de detención clandestina durante laúltima dictadura militar. Finalmente, fuedinamitado el 16 de marzo de 1991, bajo la ges-tión de Carlos Grosso. El “espectáculo” duróaproximadamente 4 horas, fue presenciado por60.000 personas y transmitido directamente portelevisión. Posiblemente muy pocos observado-res sabrían que: “Los escombros producidos porla tecnología sirven ahora de lápida a lo que elGeneral Perón y el Ministro de Salud RamónCarrillo proyectaron en 1950 como el hospitalpediátrico más moderno de América Latina”.30Paradójicamente, los funcionarios de la Re-volución Libertadora, al haber dejado en pie eseedificio sin terminar, quizás hayan contribuidoa que el “Albergue Warnes” se constituyera enun “lugar de memoria”,31 en un elemento quesimbolizaba el feroz antagonismo que desgarróa la sociedad argentina de aquel tiempo.A su vez, en noviembre de 1955, se iniciabala campaña para demoler la residencia presi-dencial, hecho que se concretó en 1956. Muchosaños después, Isaac Rojas, pese a haber sidoquien personalmente ordenó la demolición, ma-nifestaba en sus memorias hallarse arrepentido“por haber privado a la ciudad de una construc-ción artística e histórica por el sólo hecho dehaber sido ‘mancillada’ por la presencia de EvaPerón”.32 Sin embargo, como ha señalado unestudioso de los procesos de la memoria colecti-va Zannard Bouchara, “la destrucción de unlugar tiene como objetivo la muerte de una me-moria, objetivo que no se alcanza mientras vivaalguien que recuerde”.33La memoria se materia-liza a través de objetos, lugares, monumentos yen este caso, su permanencia en el espacio físicode la ciudad la hubiese transformado en un sím-bolo importante para el peronismo depuesto.Las fuentes orales también nos permitenconocer los conflictos que surgen entre la memo-ria individual y la memoria social, cuando laexperiencia política personal no puede recono-cerse ya en lugares que alguna vez fueron fami-liares, porque estos sitios que pertenecieron auna trayectoria particular han cambiado porcompleto su sentido. A continuación, setranscribirán dos fragmentos de una misma en-trevista, con el fin de exponer de qué modo fuevivido el hecho de que un recuerdo privado nopueda reconocerse en la memoria pública com-partida.Entonces leyendo el diario decía: el museo deHumberto I 378 y yo miré así, digo: ¿cómo? ¿la cár-cel donde yo estuve presa ahora es museo?Me dio así como una mezcla de cosa, porque me sentíparte de un museo, me dio mucha rabia.34Es posible pensar que en este testimoniosentirse parte de un museo, significaba pertene-cer a un pasado abolido, sin significación socialalguna en el presente. La entrevistada manifies-ta así un profundo rechazo a que el lugar en quevivió los momentos más difíciles de su experien-cia militante fuese esterilizado o congelado porla lógica de su transformación en un museo.Este extrañamiento también se da cuandohan desaparecido por completo del paisaje ur-bano sitios donde se desarrollaron graves episo-dios de violencia política como lo fue el fusila-miento de los sublevados el 9 de junio de 1956.Sostiene una entrevistada:El marido [Alejandro Leloir]estaba preso acáen la cárcel de Las Heras, donde ahora las mujerestoman sol y los hombres también. Pero ahí había unacárcel donde fue fusilado Valle, la gente de la revo-lución del 56, está lleno de placas, lo podés ver.35En esos recuerdos, el parque Las Heras tieneun significado muy distinto del que puede atri-buirse a un lugar de esparcimiento. En efecto,allí existió la Penitenciaría Nacional, que tam-bién fue dinamitada con trotyl el 5 de enero de1962. Sin duda, dado el crecimiento de la ciu-dad, es posible que razones de planificaciónurbana hubieran aconsejado el traslado de lacárcel y la demolición de su edificio. Pero eneste caso particular, ¿quién podría sospechar
image/svg+xml39que en un lugar de esparcimiento como es hoy elparque Las Heras fue ejecutada una orden defusilamiento? En 2002, en el diario Clarín deBuenos Aires, un periodista describía de estemodo el estado del lugar: “Donde ahora hayunos bancos y unas mesas fusilaron al generalJuan José Valle, que en 1956 se levantó contra elrégimen que, un año antes, había derrocado algobierno peronista. En la barranca hay unasplacas de bronce y mármol sobre una estructurade adoquines. No se puede subir a leerlas, por-que al pie de la barranca colocaron un alambrepara proteger el pasto”.36Reflexiones finalesLas acciones estatales ensayadas luego de1955 en la batalla por la memoria y la identidadno parecen haber resultados eficaces; en otrostérminos, esas políticas no pudieron lograr queel período peronista se transformase en una pá-gina en blanco, o que los muy amplios grupospopulares que continuaban dando muestras deadhesión a aquel movimiento reinterpretaranaquella etapa tal como los sectores sociales ypolíticos dominantes hubieran preferido. Es po-sible que uno de los problemas principales delperíodo abierto con el golpe de Estado, el de lalegitimidad, tuviera una de sus fuentes en esefracaso, que se debía en buena parte a la actitudde aquellos grupos todavía peronistas. Y posi-blemente, porque la “memoria fue condenada avivir en el más íntimo silencio”, se logró el re-sultado contrario al deseado por quienes mane-jaban el aparato estatal: los lugares ausentes, ladocumentación quemada, las iniciales borradasde pulmotores, sábanas y medias pudierontransformarse en poderosos símbolos que con-servaban en ellos algo de la “fuerza viviente deuna convicción militante”, expresión que PierreNora ha utilizado para estudiar el casofrancés.37Para finalizar, queremos señalar que hacia1983, Alberto Ciria señalaba que los integrantesdel gobierno militar implantaron en marzo de1956 el decreto 4161 porque creían que elperonismo “no habría sido otra cosa que unapasajera aberración seductora de las masas tra-bajadoras”.38Cierto es que parte de los elencosdirigentes del antiperonismo y muchos de losintelectuales que se alinearon con él manifesta-ron, en la época, tal certeza. Sin embargo, sobrela base de nuestra investigación consideramosque el registro de las acciones de resistenciapuestas en marcha apenas derrocado elperonismo –que en muchos casos constituyeronratificaciones de identidad social–, fueron lamás importante de las razones que llevaron algobierno militar a sancionar aquella legislaciónrepresiva.
image/svg+xml40NOTAS1Peter Burke, Formas de historia cultural, Madrid, Alianza, 1999,p.71.2T. Sitton, G.L. Mehaffy, O.L. Davis Jr., La Historia Oral, Méxi-co, FCE, pp. 112/113.3 Philippe Joutard, Esas voces que nos llegan del pasado, BuenosAires, FCE, 1991, pp.112, 113.4Dora Schwarzstein, “Historia Oral y memoria del exilio. Re-flexiones sobre los republicanos españoles en la Argentina” enAnuario de Rosario, Nº 13, 1988, p.239.5Alessandro Portelli, La Orden fue ejecutada. Roma, las fosasardeatinas, la memoria. Buenos Aires, FCE, 2004, p. 27.6Joel Candau, Antropología de la Memoria, Buenos Aires, NuevaVisión, 2002, p.102.7Trevor Lummis, “La Memoria” en Dora Schwarzstein, LaHistoria Oral, Buenos Aires, CEAL, 1991, p.86.8Jacques Le Goff, El orden de la memoria. El tiempo como imagi-nario, Buenos Aires, Paidós, 1991, p.134.9Peter Burke, op. cit., p. 82.10Luisa Passerini, Memory and Totalitarism, Vol.1, New York,Oxford University Press, 1992, p. 3.11Volante facilitado por una entrevistada.12Agradezco al profesor Alejandro Cattaruzza el habermefacilitado esta versión de dicho volante.13Julio César Melón, “La Resistencia Peronista, alcances y sig-nificados” en Anuario del HIES, Nº 8,1993, p.215.14Entrevista Mabel L., 20 de noviembre, 2002.15Entrevista Francisco R., 20 de octubre, 2002.16Entrevista Perla V., 19 de noviembre, 2001.17Alessandro Portelli, “Lo que hace diferente a la historiaoral”, en Dora Schwarzstein op. cit.p.46.18La ciudad estudiantil fue ocupada por la Comisión de Reha-bilitación del Lisiado y el Hospital Obrero de Nueva Pompeyafue adjudicado a la Fuerza Aérea.19Las 208 proveedurías que dependían de la Fundación EvaPerón fueron concebidas para combatir el agio y la especula-ción. Eran casas comerciales que vendían artículos de primeranecesidad a precios más bajos que el comercio minorista, por-que los fijaban con el mínimo de utilidades, cubriendo sola-mente los saldos de explotación. Folleto de Subsecretaría de Infor-maciones.20Resistencia Popular, Nº 87, semana de 6 al 12 de agosto de 1957.21Rebeldía, 24 de julio de 1957.22Palabra Argentina, 30 de abril de 1957.23Entrevista, María Luisa F., 17 de octubre, 2002.24 Entrevista, Francisco R., 20 de octubre, 2002.25Entrevista Ramón M. 5 de septiembre, 2002.26Entrevista Francisco R., 20 de octubre, 2002.27Entrevista Doris T., 8 de abril, 2002.28Pero… que dice el pueblo, 23 de agosto de 1957. Provincia deSanta Fe.29 Entrevista Oscar D. F., 18 de junio, 2002.30Clarín, 17 de marzo de 1991.31 Tomamos el término de Pierre Nora, Les Lieux de Memoire,París, Quarto Gallimard, 1997, p.15.32Jorge González Crespo, Memorias del Almirante Isaac F. Rojas.Conversaciones con Jorge González Crespo, Planeta, 1993, p.178,citado en María Estela Spinelli, “La otra multitud. Lasmovilizaciones antiperonistas durante la “Libertadora” enDesarrollo EconómicoNº 172, p.623.33Traki Zannad Bouchara, La ville mémoire. Contribution a lasociologie du vécu,París Meridien Klincksieck, 1994, p.118, cita-do en Joel Candau, op. cit. p.112.34 Entrevista, Perla V., 19 de noviembre, 2001.35Ibídem.36Clarín, 3 de junio, 2002.37Pierre Nora, op. cit., 1996, p.7.38Alberto Ciria, Política y Cultura popular: la Argentina peronista,1946-1955, Buenos Aires, De la Flor, 1983, p. 287.BIBLIOGRAFÍABertaux, Daniel, “Los Relatos de vida en el análisis social”, enHistoria y Fuente Oral, Nº 1, Barcelona, 1989.Burke, Peter, Formas de Historia Cultural, Madrid, Alianza.Candau, Joel, Antropología de la Memoria, Buenos Aires, NuevaVisión, 2002.Ciria, Alberto, Política y cultura popular: la Argentina peronista,1946-1955, Buenos Aires, de la Flor, 1983.Ferrarotti, Franco, “Biografía y Ciencias Sociales” en Acuña,Víctor Hugo (comp.) Historia Oral e Historia de vida, Flacso,Costa Rica, 1988.James, Daniel, Resistencia e Integración. 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Mehaffy y O.L. Davis Jr., Historia Oral,México, FCE, 1989.Spinelli, María Estela, “La otra multitud. Las movilizacionesantiperonistas durante la ‘Libertadora’”, Desarrollo Económico,Nº 172, Vol. 43 (enero-marzo 2004).
image/svg+xml41traduccionesO decreto 4161: abatalha pelaidentidadeCatalina ScoufalosO trabalho a ser apresentado é parte deuma pesquisa realizada para uma tese deLicenciatura em História, cujo projeto depesquisa foi realizado durante o ditado deum seminário devotado pelo Programade História Oral da Universidade deBuenos Aires. O qual foi ditado pelaprofessora Dora Schwarzstein no ano2001.O tema: A queda do governo peronistaem setembro de 1955 significou aabertura de uma nova etapa no conflitopolítico e social argentino. Este conflito, asua vez, foi atravessado por importantesdispute de ordem cultural. Para atuarneste plano de disputas, os governosmilitares posteriores ao golpe criaramferramentas que tentavam desterrar dohorizonte político e institucional, dalinguagem pública e até do privado, todaevocação, ainda indireta, do peronismo ede suas líderes. Dentro deste contexto emmarço de 1956 se promulgou o decreto4161 que, vigente até 1964, penava coma cárcere a quem tivesse em seu poderfotos de Perón e de Eva Perón,pronunciasse seus nomes ou entoasse acanto peronista. Esta exposição estádedicada à análise do decreto 4161 emseus diferentes dimensione. Uma delas serefere às ações e estratégias que quãoperonistas iniciavam a chamadaResistência desdobravam frente dele.Concentramos nossa análise no períodoque vai de setembro de 1955 atéaproximadamente fins de 1964. Embora,o decreto em questão esteve vigentedesde março de 1956 até novembro de1964, (com exceção do período dapresidência de Frondizi) consideramospertinentes incluir em nossa pesquisa osseis meses que lhe antecedem, já que éde particular importância para conheceras vicissitudes do contexto político queinduziu ao governo de Aramburu e Rojasa promulgá-lo.As fontes orais: Na exploração destatemática o material obtido através das 22entrevistas realizadas, brindou-nos dadosinestimáveis para conhecer a respostados setores que foram ameaçados ereprimidos por esta legislação, comoaceder, também, ao modo em quevaloravam sua intervenção em feitoshistóricos que os tiveram comoprotagonistas.Le décret 4161 :La bataille pourl’identitéCatalina ScoufalosLe présent travail fait partie d'une rechercheréalisée pour une thèse de Licenciatura enHistoire, dont le projet de recherche a étéébauché pendant la dictée d'un séminaireoffert par le Programme d'Histoire Orale del'Université de Buenos Aires. Ce dernier a étémené par le Professeur Dora Schwarzsteinen 2001.Le sujet: la chute du gouvernementpéroniste en septembre 1955 a signifiél'ouverture d'une nouvelle étape dans leconflit politique et social argentin. Ce conflit, àson tour, a été parcouru par d'importantesbatailles d'ordre culturel. Pour agir dans ceplan de disputes, les gouvernementsmilitaires postérieurs au coup d'état ont créedes outils cherchant à bannir l'horizonpolitique et institutionnel, le langage public etprivée, toute évocation, même indirecte, dupéronisme et de ses dirigeants. Dans cecontexte, en mars 1956 le décret 4161 a étépromulgué, lequel, en vigueur jusqu'à 1964,pénalisait avec la prison toute personne quipossède des photos de Perón et d'EvaPerón, qui prononce leurs noms ou chantel'hymne péroniste. Ce travail se centre surl'analyse du décret 4161 dans ses différentesdimensions. Une d'entre elles concerne lesactions et les stratégies que les péronistes,qui initiaient ce qu'ils nomment la Résistance,déployaient face au décret. Nous avonscentré notre analyse dans la période qui vade septembre 1955 à environ fin 1964.Même si ce décret a été en vigueur depuismars 1956 jusqu'à novembre 1964, (àl'exception de la période de la présidence deFrondizi), nous considérons pertinent incluredans notre recherche les six moisprécédents car ils sont d'une importancecapitale pour connaître les vicissitudes ducontexte politique qui a conduit augouvernement d'Aramburu et de Rojas à lepromulguer.Les sources orales : Dans la recherche decette thématique, le matériel obtenu grâceaux 22 interviews réalisées nous a offert desdonnées inestimables pour connaître laréponses des secteurs qui ont été menacéset réprimés par cette législation, puis nousont aussi permis l'accès au mode devaloriser leur intervention dans des faitshistoriques où ils ont été protagonistes.The decree 4161:The battle for theidentityCatalina ScoufalosThe work is part of a investigation carriedout of which project was done during theseminar offered by the Program of OralHistory of the University of Buenos Aires.The seminar was achieved by DoraSchwarzstein in the year 2001.The theme: The fall of the peronistgovernment September of 1955 meant theopening of a new stage in the Argentinapolitical and social conflict. This conflict, atits time it was crossed by important fightsof cultural order. To act in this plane ofquarrels time, the military governmentsafter the coup state created tools that triedto banish of the political and institutionalhorizon, of the public language and even ofthe private one, all evocation, even indirect,of the peronism and of their leaders. Withinthis context in March 1956 the ordinanceNº 4161 was promulgated that, currentuntil to 1964, punished with prison to whohad photograph of Juan Perón and EvaPerón, pronounced their names or sangthe peronist march. This work is dedicatedto the analysis of the ordinance 4161 in itsdifferent dimensions. One of them refers tothe actions and strategies that the peroniststarted that so called the resistancedeployed in front of it. We haveconcentrated our analyses in the periodthat goes from September 1955 until theends of 1964. Although, the ordinance inquestion was current from March of 1956until November of 1964, ( with theexception for the period of the presidencyof Arturo Frondizi) we consider pertinent toinclude in our investigation the six monthsbefore for, they are of particular importanceto know the vicissitudes of the politicalcontext that induced the government ofPedro Aramburu and Francisco Rojas topromulgate it.The oral sources: In the exploration of thissubject the material obtained through the22 interviews carried out gave to usinvaluable data to know the answer for thesectors that were threatened and repressedby this legislation, as well, also, to the waythey valued their intervention in historicalfacts that had them as the protagonist.41