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52
Políticas culturales
en el seno de
movimientos
político-sociales
“piqueteros”
V O C E S D E B U E N O S A I R E S
Ceremonia de
la Pachamama
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53
políticas culturales “el conjunto
de intervenciones realizadas por
el Estado, las instituciones
civiles y los grupos comunitarios
organizados a fin de orientar el
desarrollo simbólico, satisfacer
las necesidades culturales de la
población y obtener consenso
para un tipo de orden o de
transformación social”. (García
Canclini, 1987.)
El MTL y la construcción
del “mega”
El MTL es un movimiento
conformado formalmente a
mediados de 2001. Comparte
algunos de sus lineamientos
ideológicos con el Partido
Comunista Argentino. Aunque
como movimiento político-social,
el MTL ha clamado y luchado
por la extensión de todos los
derechos sociales, desde sus
orígenes centró claramente su
batallar en el derecho de los
sectores populares a la tierra y la
vivienda. Se reivindica así como
un movimiento territorial de
lucha por la tierra y la vivienda,
y no sólo como agrupación de
trabajadores desocupados
(Svampa y Pereyra, 2003). En
palabras de una integrante del
movimiento:
Mirá, cuando recién entré al
movimiento, ehh, en realidad,
llevábamos un ritmo de vida muy
rápido, era de continuo, de
continuo... parar desalojos, de salir
a luchar por comida, por comedores,
por distintas cosas. Entonces el
trajín ese te llevaba, te iba
apasionando cada vez más ¿no?...
donde vos podías defender
Introducción
En este artículo analizamos
las principales características
de la política cultural
desarrollada por un movimiento
político-social “piquetero”
–denominado Movimiento Terri-
torial de Liberación– en el marco
de la singular experiencia que
viene transitando desde 2004 en
el barrio porteño de Parque
Patricios.
1
Es decir, la
construcción de un “mega”
complejo habitacional de 326
viviendas a través de un
programa institucional y
autogestivo de construcción de
viviendas de interés social
(Programa de Autogestión para
la Vivienda), implementado por
el Instituto de Vivienda de la
Ciudad de Buenos Aires en
2002. Dicho complejo
habitacional –que contará con
una capacidad superior a las
mil personas, diez tiras de
edificios, patios internos, una
plaza y locales comerciales
propios para panadería,
almacén y otros– se encuentra
actualmente en la etapa final de
edificación.
En tanto el desarrollo de
políticas culturales en el seno de
movimientos “piqueteros”
resulta un hecho relativamente
atípico y novedoso, y una vez
que la construcción del complejo
habitacional citado ha actuado
como principal puntapié para
su despliegue, nos referiremos
en primer lugar a su edificación
para luego concentrarnos en el
tema de la política cultural
específicamente. En líneas ge-
nerales, entendemos por
Autora
Ana Gretel Thomasz
Universidad de Buenos Aires
Políticas culturales en el seno de...
cualquier lucha que era del pueblo,
vos estabas ahí...
En el ámbito de la ciudad de
Buenos Aires específicamente, el
MTL se conformó y expandió en
estrecha vinculación con la
agudización de la crisis
habitacional producida en los
últimos años. En efecto, creció a
partir del intento de dar
soluciones habitacionales a
sectores en situación de
emergencia en ese sentido:
familias residentes en
inquilinatos, hoteles-pensión o
casas tomadas bajo amenaza de
desalojo. Como frecuentemente
lo expresan algunos de sus
integrantes, el MTL creció
“parando desalojos”,
reafirmando el derecho de los
sectores populares a la vivienda
“digna y definitiva”.
Por medio de una ardua
lucha –que incluyó marchas a
instituciones gubernamentales,
toma de tierras, guardias y
vigilias en los inmuebles bajo
amenaza de desalojo y tomas a
la Secretaría de Promoción So-
cial– el MTL contribuyó a que
hacia finales de 2002 se
efectivizara el programa
autogestivo de construcción de
viviendas de interés social antes
nombrado (ley 964, aprobada en
diciembre de 2002)
2
. Se trata de
un programa dirigido a perso-
nas “en situación crítica
habitacional” que prioriza la
extensión de créditos para la
edificación o la refacción de
viviendas a hogares que se
encuentren “con sentencia judi-
cial de desalojo” y que se
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54
nucleen en cooperativas a los
fines de recibirlo (ley 341, art. 6).
Como resultado de su lucha, el
MTL obtuvo un crédito para la
construcción del complejo
habitacional ya mencionado en
el barrio Parque Patricios.
Una particularidad del
movimiento es que la mayor
parte de las familias que lo
integran
3
carecen de vivienda
propia, por lo que residen en
viviendas transitorias
subsidiadas por la Secretaría de
Desarrollo Social, o bien en
inquilinatos, asentamientos
precarios, villas de emergencia o
bajo otras modalidades
inscriptas dentro de las “formas
pobres” de hacer ciudad
(Rodríguez, 2005). Además, gran
parte de esas familias son
inmigrantes peruanos y de
países limítrofes como Paraguay,
Bolivia y en menor medida,
Chile. En un porcentaje menor,
también hay inmigrantes de
otros países latinoamericanos
como Colombia y Guatemala.
El MTL cuenta con un poder
ejecutivo o “mesa ejecutiva”
integrada por varios miembros y,
con una decena de “zonales”
que funcionan en ciertos barrios
del sector centro-sur de la
ciudad de Buenos Aires (como
Once, La Boca, Barracas, San
Telmo, Flores y Mataderos) en
los que residen los
“compañeros” del movimiento.
Las zonales dividen su trabajo
por comisiones: comisión de
vivienda, de política
alimentaria, de salud, de
derechos humanos, y otras.
Cada zonal elige sus
representantes o “delegados”,
quienes se reúnen
periódicamente con la dirigencia
del movimiento.
En suma, el MTL constituye
un movimiento nacido al calor
de la lucha y la movilización
callejera, los cortes de calles, las
resistencias a desalojos y la
ferviente defensa de los derechos
sociales de la ciudadanía, en
especial del derecho a la
vivienda.
Llegada del MTL a Parque
Patricios y esbozos de una
política cultural propia
El “desembarco” del MTL en
Parque Patricios para iniciar la
construcción del complejo
habitacional no fue fácil. Dados
los estigmas y las
representaciones negativas que
pesan sobre la categoría
“piquetero” y sobre la tipología
edilicia “complejo habitacional”,
la resistencia, las protestas y las
reacciones de algunos grupos de
vecinos del barrio contra los
piqueteros fueron al comienzo
bastante enérgicas. Como cuenta
un miembro del movimiento:
No, no, con los vecinos del ba-
rrio, al principio no nos querían,
llamaban a la Policía cada tres
minutos, les decían que éramos
intrusos que habíamos usurpado el
local, nos mandaban a los
Bomberos,
[decían]
que hacíamos
fuego
(…).
Era la persecución total:
pintadas de que nos teníamos que ir,
marchas de que nos teníamos que ir
(...) el MTL constituye un movi-
miento nacido al calor de la lu-
cha y la movilización callejera,
los cortes de calles, las resisten-
cias a desalojos y la ferviente
defensa de los derechos socia-
les de la ciudadanía
(…).
Acá, nosotros cuando recién
vinimos, los vecinos vivían parados
arriba de los techos mirando para
adentro ¿entendés? Y nosotros lo
único que hacíamos era cortar el
pasto, limpiar, sacar las ratas,
limpiar el basural que había acá
adentro. Y los tipos estaban ahí
viste, espiándonos totalmente,
pensando que no sé, que les íbamos a
violar a los hijos o algo por el
estilo.
Por otra parte, hacia 2004 el
MTL comenzó a organizar en el
predio en construcción algunos
encuentros, a los que vagamente
definía como “culturales”. En
dichos encuentros se jugaban
partidos de fútbol y se
escuchaba música popular. Sin
embargo, por distintas razones,
luego de esos primeros
encuentros, la dirigencia de la
agrupación decidió convocar a
artistas y músicos profesionales
que se desempeñaban en un
centro cultural de la Capital
para que se hicieran cargo de la
organización de los “festivales
culturales” y para idear y
generar el trabajo cultural del
MTL, con miras a la creación
futura de un centro cultural del
complejo habitacional. Como
resultado, a finales de 2004 se
conformó la Comisión de
Cultura del MTL, que quedó
integrada de manera mixta por
artistas profesionales por un
lado y dirigentes del MTL por el
otro. Sin embargo, con el tiempo
algunos de los artistas fueron
identificándose más
directamente con el movimiento.
Una peculiaridad de la
Comisión de Cultura (CC de
aquí en adelante) es que a
diferencia de las restantes
comisiones no posee adscripción
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55
territorial en las zonales del
movimiento y por ende tampoco
delegados, sino que se vincula
con la dirigencia del movimiento
directamente, por canales o vías
informales.
La CC divide su labor en
dos grandes planos:
organización y realización de
festivales culturales en el inte-
rior del predio de Parque
Patricios en el corto plazo, y
conformación de talleres de
expresión artística (teatro, artes
plásticas, ajedrez, murga,
tambores, baile popular, tango)
en el mediano plazo, con miras a
la creación del futuro Centro
Cultural del movimiento.
Breve descripción
de los festivales
En marzo de 2005 tuvo lugar
el primer festival, al que se tituló
“Festival Urbano Casas” en
alusión a la construcción de las
viviendas. Este primer festival se
extendió durante dos jornadas y
según sus organizadores,
fue una
experiencia concebida como
presentación del proyecto cultural
en el barrio.
Entre otras cosas, se
montaron en el predio en
construcción dos grandes
escenarios, una pantalla de
video, una feria en la que se
ofrecían productos realizados
por los distintos talleres de
microemprendimientos del MTL,
y un puesto de “comidas
típicas” de los distintos estados
nacionales de los que proceden
gran parte de los integrantes de
la agrupación, como Perú y
Bolivia.
Se presentaron durante esas
dos jornadas múltiples
agrupaciones artísticas y musi-
cales: los números incluyeron
desde la actuación de una
murga, un grupo de teatro
callejero, conjuntos de música
folclórica local y no local –hubo
entre otras cosas, “música
transandina” y “música
caribeña”–, hasta la
presentación de un dúo de
músicos de la Filarmónica del
Teatro Colón (Dúo Briático).
De este modo, el festival
combinó la presentación de
expresiones folclóricas con otras
provenientes del campo de la
“cultura popular” y del de la
“alta cultura”.
El segundo festival, titulado
“Día de las Américas” y
realizado en el mes de mayo de
2005 fue concebido, según el
testimonio de la CC, con el
designio de promover un mayor
nivel de participación de los
“compañeros del movimiento”
en las actividades desarrolladas.
En esta ocasión, se decoró el
predio con banderas de los
distintos estados nacionales
latinoamericanos. Se
presentaron una serie de
conjuntos musicales y de grupos
de danzas folclóricas
representativos de las culturas
uruguaya, peruana, argentina,
boliviana y paraguaya.
Actuaron,
entre otros, el grupo de danzas
Matices del Perú
y
Ñanduty
, la
Cuerda de Tambores Uruguaya y
una banda de
sikuris
.
Nuevamente, se montaron
puestos de los talleres de
microemprendimientos y de
comidas típicas, en los que se
ofrecía entre otras cosas arroz
chaufa
, sopa paraguaya, picante
de arroz y
mbenyu
. Se montó
asimismo una radio abierta,
desde la que se emitieron relatos
y discursos relativos a la
Danza folclórica
Dichos festivales se orientaron a
reivindicar el valor de la unidad
cultural latinoamericana. Se invi-
tó a participar a una delegación
de artistas de una agrupación
cultural chilena (“Cultura en mo-
vimiento”) así como a una mur-
ga uruguaya.
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56
“Conquista de América” y a las
atrocidades acometidas contra la
población nativa, al mismo
tiempo que reivindicaban la
identidad latinoamericana así
como la cultura de los pueblos
originarios del continente.
Durante los meses
posteriores se organizó un ciclo
de festivales a los que se tituló
“Encuentros Culturales del Sur”.
Dichos festivales se orientaron a
reivindicar el valor de la unidad
cultural latinoamericana. Se
invitó a participar a una
delegación de artistas de una
agrupación cultural chilena
(“Cultura en movimiento”) así
como a una murga uruguaya. El
MTL organizó en forma conjunta
con los artistas de la delegación
chilena una serie de encuentros,
que culminaron con la
realización de un festival y la
pintada de un gran mural en
uno de los paredones del
complejo habitacional.
En cuanto a la murga
uruguaya, se organizó junto con
sus integrantes un “festival
murguero” en el que
participaron también algunas
murgas locales, entre ellas una
prestigiosa y reconocida murga
de Parque Patricios (Pasión
Quemera), localmente
reconocida como “la” murga del
barrio.
Otro gran festival tuvo lugar
el último día del mes de julio con
motivo de la celebración del día
del aniversario de la
Independencia del Perú (28 de
julio) y del día de la Pachamama
(1º de agosto). La colectividad
peruana es la más numerosa y la
hegemónica dentro del MTL.
Según la CC, dado el fuerte peso
de dicha colectividad, se decidió
en esta ocasión celebrar el
aniversario de la independencia
de ese país hermano
así como
remarcar el sentido de unidad de los
pueblos latinoamericanos.
Se presentaron en este festi-
val numerosos grupos de danzas
y de música peruana. Se realizó
la ceremonia de la Pachamama,
que incluyó la bendición de la
tierra sobre la que se construyen
las viviendas. Otra vez, se
montaron dos escenarios así
como puestos de comida típica.
Se presentaron grupos de
danzas características de
distintas regiones del Perú como
Marinera, Wailash, danzas del
oriente peruano y danzas
afroperuanas, y también una
fraternidad boliviana. Hubo
música andina, lectura de
poemas y bandas de
sikuris
.
En diciembre de 2005 se
organizó el Segundo Festival
Urbano del MTL o “Casas II”. Su
estructura fue semejante a la del
primero: contó con la
presentación de un grupo de
teatro callejero, una orquesta de
tango, conjuntos de danzas y de
música folclórica local y de otros
países sudamericanos, y con un
(...) la razón “interna” para el
diseño de su política cultural
responde al designio de cons-
truir “contracultura”, una cultura
“de la liberación” de característi-
cas contrahegemónicas y fines
revolucionarios.Una cultura con-
trapuesta a la propugnada por el
sistema capitalista de produc-
ción y el neoliberalismo, basada
en el individualismo y egoísmo,
así como opuesta a “la cultura
globalizada” o globalizante deri-
vada de dicho sistema.
puesto de comida típica.
En febrero de 2006 el MTL
recibió a una nueva delegación
de artistas chilenos,
pertenecientes a una famosa
brigada de muralistas (Acción
Rebelde), quienes pintaron un
nuevo mural en otro paredón del
complejo habitacional. Dichos
artistas ofrecieron asimismo
talleres a los miembros del MTL
con el fin de intercambiar
experiencias con vistas a la
futura conformación de una
brigada de muralistas propia
del movimiento.
Actualmente, la CC se
encuentra trabajando en la
organización del festival de
inauguración del “mega” y más
enérgicamente en la
organización de los talleres
culturales. Se perfila así una
política cultural finalmente
centrada tanto en el tallerismo
como en la realización de
festivales.
El recorrido que va desde el
festival inicial hasta los más
recientes da cuenta del
paulatino fortalecimiento de la
reivindicación de lo
latinoamericano, simbolizado
por la presentación de grupos de
danzas folclóricas, bandas musi-
cales y gastronomía
considerados característicos de
los diversos estados nacionales
de América del Sur, así como de
algunas tradiciones
prehispánicas o “étnicas”,
emblematizadas en el culto a la
Pachamama y la presencia de
bandas de
sikuris
. La exhibición
y muestra de tales tradiciones se
combina generalmente con la
presencia de expresiones
culturales urbanas populares y
rioplatenses como el candombe,
la murga y el tango.
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57
Ante el panorama
brevemente esbozado, cabe
preguntarse ¿qué ha motivado a
un movimiento político-social
“piquetero” nacido en base a la
férrea defensa de ciertos
derechos sociales como trabajo,
vivienda y alimentación, cuyos
integrantes poseen acuciantes
necesidades en esos campos, a
concentrar tantos esfuerzos en el
desarrollo de una política cul-
tural propia? ¿Cuáles son las
finalidades que orientan el
desarrollo de dicha política?
Motores para el
desarrollo de una
política cultural propia
A grandes rasgos, podemos
decir que han primado para ello
dos grandes motivaciones u
objetivos: uno “externo” y otro
“interno”.
Como lo señalamos, el MTL
comparte algunos lineamientos
ideológicos con el Partido
Comunista. En tal sentido, la
razón “interna” para el diseño
de su política cultural responde
al designio de construir
“contracultura”, una cultura “de
la liberación” de características
contrahegemónicas y fines
revolucionarios. Una cultura
contrapuesta a la propugnada
por el sistema capitalista de
producción y el neoliberalismo,
basada en el individualismo y
egoísmo, así como opuesta a “la
cultura globalizada” o
globalizante derivada de dicho
sistema. Según el testimonio de
la CC, la finalidad es recuperar
las costumbres, las lenguas, las
celebraciones y la identidad de
cada país, en oposición a la
uniformización motorizada por
el neoliberalismo. En similar
sentido, otros líderes y
dirigentes del movimiento
sostienen que esta política se
orienta a
recuperar valores y lazos
solidarios, lo colectivo y lo popular
,
recuperar las raíces, fomentar la
integración para transformar la
realidad, recuperar la cultura popu-
lar y la identidad de nuestro pueblo
oprimido
.
Por su parte, un
integrante de la agrupación
expresaba:
Nosotros como MTL
creemos que la cultura puede
aportar para el proceso de
transformación de la sociedad.
Nosotros como MTL pretendemos
que la cultura sirva como un factor
generador de conciencia
.
Por otro lado, la razón
“externa” para el despliegue de
la política cultural responde al
designio de favorecer y fomentar
la integración del MTL con el
barrio de Parque Patricios en
particular y con la sociedad en
general. Según algunos
testimonios, el propósito es
presentarnos y abrirnos al barrio,
que nos conozcan
,
que se acerquen y
conozcan el proyecto nuestro
,
compartir experiencias e
integrarnos con el barrio de Parque
Patricios
,
favorecer la integración
con la zona sur en general
,
que los
vecinos vengan y decirles: “Ven,
miren lo que hacemos, no sólo
cortamos calles”
.
En cuanto a la primera
motivación nombrada o “razón
interna”, relativa al uso de la
cultura como medio de
construcción de
contrahegemonía, claro está que
retoma una vieja tradición
política: ya Marx y Gramsci
pensaban que la cultura “es
lucha política” (Yúdice, 2002) y
teorizaron sobre este punto.
La razón “externa” resulta
Independencia de Perú
(...) la razón “externa” para el
despliegue de la política cultural
responde al designio de favore-
cer y fomentar la integración del
MTL con el barrio de Parque
Patricios en particular y con la
sociedad en general.
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58
en cambio innovadora. Tal
razón, que coloca a la política
cultural del MTL como un medio
para favorecer la integración
social de los integrantes del
movimiento con los vecinos del
barrio de Parque Patricios o
como un recurso para mitigar y
debilitar ciertos estereotipos
negativos usualmente asociados
a la categoría “piquetero”, es
sumamente novedosa. En efecto,
este uso de la cultura como
recurso de desestigmatización
da cuenta de la inusitada
expansión de sus usos en el
contexto contemporáneo. En
palabras de Yúdice: “(…) En la
actualidad es casi imposible
encontrar declaraciones que no
echen mano del arte y la cultura
como recurso, sea para mejorar
las condiciones sociales, como
sucede en la creación de la
tolerancia multicultural y en la
participación cívica a través de
la defensa de la ciudadanía cul-
tural y de los derechos
culturales por organizaciones
similares a la Unesco, sea para
estimular el crecimiento
económico (…)” (Yúdice,
2002:24). Como agrega el autor,
si bien la defensa de la
centralidad de la cultura para la
resolución de problemas sociales
no es nueva, ha cobrado en la
actualidad formas diferentes en
el pasado ya que “generalmente
no se consideró que la cultura
fuese una terapia adecuada para
tratar disfunciones sociales
como el racismo” (
op
.
cit
.:25).
En tal sentido, se refiere
Yúdice a la experiencia de la
agrupación brasileña Afro-
Reagge. Es decir, una
agrupación integrada por
jóvenes afro residentes en las
favelas, que construye su
identidad a partir de la
reivindicación de la música
reagge
y ciertos símbolos
asociados a la misma. Siguiendo
a Yúdice, a los miembros de
Afro-Reagge les interesa, sobre
todo, oponerse a los estereotipos
de delincuencia y victimización
que suele atribuírseles. La
música y la representación
constituyen para ellos actos de
ciudadanía, porque les permiten
construir una imagen diferente a
la de los jóvenes negros pobres e
intervenir a través de sus
expresiones musicales en las
esferas públicas y ser
escuchados en las mismas.
En esta dirección, podemos
sostener que recurrir a la
música, la danza y la
gastronomía “latinoamericanas”
y “étnicas” constituyen para el
MTL mecanismos de
ciudadanización, en tanto
aparecen como estrategias
viables para propiciar un pasaje
que va desde “inmigrantes
indocumentados y piqueteros
sin techo” a “inmigrantes
dignos y piqueteros productores
y consumidores de cultura”.
(...) podemos sostener que
recurrir a la música, la danza
y la gastronomía
“latinoamericanas” y “étnicas”
constituyen para el MTL
mecanismos de ciudadanización,
en tanto aparecen como
estrategias viables para
propiciar un pasaje que va
desde “inmigrantes
indocumentados y piqueteros
sin techo” a “inmigrantes dignos
y piqueteros productores y
consumidores de cultura”.
En suma, la política del
MTL combina viejos usos de la
cultura con otros mucho más
novedosos, observables también
en otras agrupaciones
conformadas por sectores
subalternos.
Contradicciones
Las preguntas que nos
interesa plantear en esta
instancia son ¿hasta qué punto
el desarrollo de la política cul-
tural antes descripta, centrada
en la realización de festivales y
el tallerismo consigue
materializar los dos grandes
objetivos que se propone?
¿Hasta qué punto dicha política
contribuye a “crear
contracultura” y fomenta
efectivamente la integración con
el resto de la población? ¿Son
conciliables los objetivos de
“crear contracultura” y de
favorecer la integración social de
los piqueteros con el barrio de
Parque Patricios y la sociedad en
general?
En cuanto al precepto de
promover la integración, debe
remarcarse que desde su llegada
al barrio y la inicial reacción de
los vecinos hasta la actualidad,
el MTL ha recorrido un largo
camino: si bien no podemos
decir que la hostilidad hacia
ellos ha desaparecido por
completo, sí podemos sostener
que ha menguado y que ya no
hay acciones concretas
orientadas a expulsar a los
piqueteros del barrio. Por otra
parte, aunque la participación
de vecinos del barrio en los
festivales estuvo lejos de ser
masiva, es indudable que la
visita de artistas más o menos
consagrados y de grupos de
danza y música contribuyó en
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59
algún punto a legitimar la
presencia del MTL en el barrio y
a acallar la protesta de los
primeros. No es muy aventurado
afirmar entonces que el recurso a
la cultura como estrategia capaz
de mitigar la conflictividad so-
cial y de diluir estigmas
negativos tuvo sus
repercusiones, como lo
demuestra por ejemplo la
presentación de Pasión
Quemera –la murga más
reconocida y prestigiosa del
barrio, fuertemente identificada
con el club Huracán– en el festi-
val murguero del MTL. En ese
sentido, los actores mismos
expresan que
ha producido su
efecto lo que es el tema cultural en
el barrio
. Agregan que si bien al
comienzo los vecinos del barrio
establecían analogías entre el
futuro complejo habitacional y
el reconocido y ya antiguo
“Fuerte Apache”, con el
transcurso del tiempo, tales
asociaciones negativas fueron
debilitándose:
A medida que nosotros
impulsamos el tema de lo cultural
–haciendo eventos culturales,
abriéndonos al barrio– nos vinieron
a conocer, y bueno ahora más o
menos como que los vecinos nos van
aceptando de a poco, van viendo que
estamos haciendo una obra lo más
seria...
Mientras que a modo de ba-
lance de los primeros festivales,
la CC destacaba su gran
“repercusión zonal”
y el modo
en que éstos contribuyeron a
difundir entre los vecinos y el
resto de la ciudadanía el
carácter “serio y responsable”
con el que el movimiento ha
encarado el proyecto de
construcción del complejo
habitacional.
En cuanto a la visita de la
murga uruguaya, la CC sostenía
que posibilitó que se acercaran a
la obra vecinos del barrio, y por
lo tanto que se avanzara en el
proceso de
aceptación e
integración del nuevo barrio a
Parque Patricios...
Por su parte, un integrante
del movimiento señalaba:
Esto
acá era un páramo desierto, en lo
que era el megaproyecto. Hoy es un
centro cultural, es un centro de
reunión de todo Latinoamérica que
viene a ver nuestro proyecto, es un
centro de intercambio técnico-cul-
tural...
En cuanto al precepto de
“crear contracultura”, si bien los
actores sostienen que la
realización de festivales y
talleres contribuyen a ello, nos
permitiremos problematizar el
punto, en tanto resulta mucho
más complejo de lo que puede
parecer en primera instancia. Sin
desdeñar el valor y la
importancia que el acceso a un
festival o taller cultural reviste
–especialmente en el caso de los
sectores sociales más
pauperizados como lo son los
trabajadores desocupados–,
debe subrayarse que a grandes
rasgos esta modalidad de acción
cultural se inscribe dentro del
denominado “paradigma
democratizador” (García
Canclini, 1987). Paradigma que
concibe a la política cultural
como “un programa de
distribución y popularización
del arte, el conocimiento
científico y demás formas de
‘alta cultura’”, y que descansa
Vista del predio
(...) los talleres y festivales culturales
planificados por el MTL retoman ex-
presiones provenientes del campo de
la alta cultura así como del de la cultu-
ra popular. En virtud de este punto,
pero también de la visibilización de
prácticas culturales folclóricas y
étnicas (algunas de raigambre indíge-
na) observada en los festivales, podría
argüirse que la política cultural del
MTL abreva al mismo tiempo en el
modelo de la “democracia
participativa”
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60
en el supuesto de que una mejor
difusión de los mismos
“corregirá las desigualdades en
el acceso a los bienes
simbólicos” (García Canclini,
1987:46). Se le ha criticado a este
paradigma el tomar como punto
de partida una concepción
elitista y burguesa de la cultura
y el perseguir imponerla en
términos paternalistas al resto
de la población. De este modo,
no se cuestiona la legitimidad
del conjunto de bienes culturales
considerados legítimos sino que
se busca divulgarlos a los
sectores que históricamente no
han tenido acceso a los mismos.
Sin embargo, los talleres y
festivales culturales
planificados por el MTL retoman
expresiones provenientes del
campo de la alta cultura así
como del de la cultura popular.
En virtud de este punto, pero
también de la visibilización de
prácticas culturales folclóricas y
étnicas (algunas de raigambre
indígena) observada en los
festivales, podría argüirse que la
política cultural del MTL abreva
al mismo tiempo en el modelo de
la “democracia participativa”
(García Canclini, 1987), modelo
que en contraposición con el
anterior “defiende la
coexistencia de múltiples
culturas en una misma sociedad
y propicia su desarrollo
autónomo” y que en lugar de
promover sólo la cultura
hegemónica, fomenta el
desarrollo “de todas las culturas
que sean representativas de los
grupos que componen una
sociedad” (
op
.
cit
.:50-51).
No obstante, las prácticas y
manifestaciones retomadas por
el MTL corresponden a
manifestaciones hoy legitimadas
y prestigiadas por el peso de la
tradición –en el caso de las
danzas y músicas folclóricas–
o bien por las políticas públicas
institucionales, que han
valorizado y patrimonializado
determinadas expresiones de
origen “popular” como la murga
y el tango.
En efecto, al igual que en el
caso de las políticas culturales
públicas e institucionales, el
MTL ha ensanchado “el concep-
to elitista de cultura para incluir
las formas artesanales del arte
popular: música, literatura indí-
gena, etcétera” (García Canclini,
1987:57). No obstante, titubea a
la hora de ampliarla para incluir
las manifestaciones culturales
que no son “cultas ni tradiciona-
les”, como por ejemplo la
cumbia. Como lo señalamos, el
movimiento reemplazó los en-
cuentros iniciales en los que se
jugaba al fútbol por festivales
organizados por músicos y artis-
tas profesionales. Al hacerlo, en
cierto modo desconsideró las
prácticas culturales efectivamen-
te desarrolladas por sus inte-
grantes en el contexto actual, e
indirecta e implícitamente partió
de una concepción de la cultura
misma como algo que puede “ex-
tenderse” desde arriba hacia
abajo. En este sentido, dicha po-
lítica cultural remite asimismo al
modelo del “tradicionalismo
patrimonialista”. Se trata de otro
paradigma descripto por García
Canclini, también identificable
en las representaciones y prácti-
cas del MTL, basado en el pre-
cepto de preservar el patrimonio
folclórico. Patrimonio que se
construye unas veces apelando a
“un paquete de esencias
prehispánicas, otras mezclando
características indígenas con
algunas formadas en la Colonia
o en las gestas de la Independen-
cia (...)”
(op.cit.:32)
pero con el
común denominador de sobrees-
timar el peso de la tradición y
subestimar las manifestaciones
culturales presentes de las cla-
ses subalternas, en oposición a
las folclorizadas.
En tal sentido, la política
cultural esgrimida por la
agrupación presenta además
semejanzas con ciertas políticas
públicas culturales
institucionales desarrolladas en
el ámbito de la ciudad de Buenos
Aires desde 1996
aproximadamente. En otro
trabajo (Thomasz, 2005) nos
hemos referido al surgimiento, a
partir de entonces, de una
retórica oficial que reivindica,
exalta y promueve el
multiculturalismo y la
diversidad cultural de la urbe
así como la necesidad de
preservarla (cfr. Lacarrieu,
2004). Concomitantemente,
proliferan los espectáculos,
festivales, muestras, ferias y
otros eventos en los que ciertos
grupos sociales despliegan sus
prácticas y tradiciones
culturales “diversas”. Se
generaliza aquello que Yúdice
(...) los contemporáneos “festivales
de la diversidad” constituyen muchas
veces “representaciones organizadas
de la diferencia cultural”, en las que
cada grupo “hace desfilar sus rasgos
distintivos”, por lo que permanecen
presos de una “versión reificada de la
cultura” que en lugar de romper las
barreras culturales las refuerza.
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61
(2001) denomina “oferta y
consumo de experiencias
humanas”, que se relaciona con
la exhibición y mercantilización
del patrimonio intangible de los
grupos subalternos
(generalmente de origen
inmigrante o minorías étnicas)
tales como músicas y danzas
“típicas”, gastronomía,
artesanías e incluso devociones.
En franca sintonía con las
declaratorias y programas de
organismos internacionales
(Unesco, Banco Mundial, BID),
la ciudad de Buenos Aires
comienza a ser visualizada
entonces como una ciudad
“enriquecida por su diversidad”
(Borja y Castells, 2000 en
Lacarrieu, 2001).
Aunque el surgimiento de
esa retórica abrió un importante
y desacostumbrado espacio para
la visibilización de sectores
fuertemente negados hasta el
momento (población de
ascendencia afro, pueblos
originarios, inmigrantes de
países limítrofes), descansa en
una concepción algo
reduccionista del
multiculturalismo, dado que
generalmente tiende a visibilizar
a dichos sectores en
circunstancias y contextos
altamente estructurados o
ritualizados como festivales, en
los que se reivindica y exhibe la
parte cultural y pintoresca de la
alteridad: como señalan
distintos autores (Baumann,
2001; Lacarrieu, 2001; Zukin,
1996) al apelar a la dimensión
estrictamente cultural de la
diferencia, las políticas que
ensalzan el multiculturalismo
tienden a transmutar dicha
diferencia en una mera categoría
estética, y a clausurar su
problematización en términos
sociales y políticos.
Por su parte, expresa
Baumann (2001) que los
contemporáneos “festivales de la
diversidad” constituyen muchas
veces “representaciones
organizadas de la diferencia
cultural”, en las que cada grupo
“hace desfilar sus rasgos
distintivos”, por lo que
permanecen presos de una
“versión reificada de la cultura”
que en lugar de romper las
barreras culturales las refuerza.
Como lo señalamos, el MTL
basa su política cultural en la
reivindicación de ciertas
tradiciones y prácticas
“latinoamericanas”. Sin em-
bargo, parece concebir dicha
entidad como la sumatoria de
las danzas, gastronomías,
indumentarias y géneros musi-
cales “típicos” de los estados
nacionales latinoamericanos en
general y sudamericanos en par-
ticular. De esta manera, en el
transcurso de los festivales
descriptos, las danzas y comidas
se exhibieron como epítomes del
respectivo estado-nación
latinoamericano al que
simbolizaban. Ello dio lugar al
surgimiento de ciertas tensiones
entre miembros del movimiento
provenientes de las diversas
naciones latinoamericanas, lo
que nos remite al planteamiento
de Baumann acerca del
reforzamiento de las fronteras
culturales en contextos
estructurados.
Cabe resaltar por último que
en los festivales se contraponían
en forma un tanto acrítica las
tradiciones y las prácticas
culturales “latinoamericanas”
en tanto que manifestaciones
esencialmente reactivas al
sistema capitalista, el
imperialismo y el proceso de
globalización (cfr. García
Canclini, 1987). Empero,
numerosos trabajos (Appadurai,
2001; Margulis, 1998) han
puesto de relieve que el proceso
de globalización no se
contrapone a la existencia
efectiva de la diversidad cultural
y que lejos de disolverse, en el
presente contexto de
globalización agudizada y de
debilitamiento de la soberanía
de los estados nacionales, la
diferencia cultural se visibiliza,
vivifica y reproduce, siendo
hasta cierto punto promovida
incluso por políticas públicas
institucionales que hoy sí
valorizan la diversidad cultural,
como lo señalamos.
Conclusiones
Varios estudios han
demostrado que no solamente
algunos movimientos sociales
sino también el Estado, el sector
privado y las ONG apelan a la
cultura como recurso para
diversos fines: generar renta
económica, fomentar al turismo,
promover el desarrollo social, y
otros. Como ya lo indicamos, el
(...) cabe preguntarse si determinados
usos de la cultura como recurso de
autoafirmación, que pueden ser muy
útiles a la hora de socavar los prejui-
cios que pesan sobre los sectores
subalternos, no contribuyen al mismo
tiempo a crear otros nuevos, del tipo
“gente pobre pero digna” o el de
“pobre pero multicultural”.
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62
recurso a la cultura por parte del
MTL como estrategia de
desestigmatización contribuyó
en algún punto a legitimar al
movimiento frente a la población
residente en el barrio de Parque
Patricios, al debilitar
determinados prejuicios e
imágenes negativas asociados a
la categoría “piquetero”. Así, en
lo tocante a la razón “externa”,
dicha política ha resultado
relativamente beneficiosa o
“eficaz”. No obstante, cabe
preguntarse con Yúdice (2002) si
determinados usos de la cultura
como recurso de autoafirmación,
que pueden ser muy útiles a la
hora de socavar los prejuicios
que pesan sobre los sectores
subalternos, no contribuyen al
mismo tiempo a crear otros
nuevos, del tipo “gente pobre
pero digna” o el de “pobre pero
multicultural”.
En cuanto a la motivación
“interna”, es decir la de “crear
contracultura”, el panorama es
más ambiguo, por lo que con
relación a la misma podemos
preguntarnos nuevamente como
antes si es conciliable con la
“externa”: ¿pueden realizarse
ambos propósitos, el de “crear
contracultura” y el de “favorecer
la integración” social
simultáneamente? ¿Cuanto más
eficaz resulta una política cul-
tural en términos de favorecer la
integración social, no se aparta
más del objetivo de “crear
contracultura”? ¿Es posible
integrarse y liberarse a la vez?
¿En la medida en que en pos de
integrarse con los vecinos del
barrio se recurre a prácticas y
tradiciones folclorizadas o a
otras que pertenecen al ámbito
de lo consagrado y legítimo, no
contribuyen los actores a
reproducir los valores
hegemónicos? ¿Cómo pensar
políticas culturales realmente
liberadoras en tiempos de
globalización, estetización y
“representación organizada” de
la diferencia cultural, de
mercantilización de la cultura y
culturización de la mercancía, a
la vez que de persistencia
soslayada de los nacionalismos?
Diseñar políticas culturales
“contrahegemónicas” y
liberadoras en el contexto
contemporáneo de globalización
agudizada plantea interesantes
e inéditos desafíos, que ojalá
estemos en condiciones de
resolver.
NOTAS
1
Entre las calles Monteagudo, Cortejarena, Famatina e Iguazú.
2
Programa que en realidad había sido creado con anterioridad (por medio de la
ley 341, promulgada en abril de 2000) pero no reglamentado ni puesto en práctica.
3
Nos estamos refiriendo siempre a la “Regional Capital” del MTL.
BIBLIOGRAFÍA
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La modernidad desbordada. Dimensiones Culturales de la
globalización.
Ediciones Trilce, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
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identidades nacionales, étnicas y religiosas
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Políticas culturales en América Latina
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Lacarrieu, Mónica, 2001, “Zonas grises en barrios multicolores. No es lo mismo ser
‘multicultural’ que ser ‘migrante’ ”. Ponencia presentada en el Coloquio Internacional
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globalización” en Bayardo, Rubens y Lacarrieu, Mónica (comp.),
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Identidad Cultural
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Entre la ruta y el barrio. La experiencia de
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UBA (inédita).
Yúdice, George, 2001, “Negociar el valor añadido del patrimonio intangible”
Primeras
Jornadas de Patrimonio Intangible. Memorias, identidades e imaginarios sociales
Temas de
Patrimonio Nro. 5. Comisión Para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural,
GCBA, Buenos Aires.
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poder.” Cidadania, curadoria A.A.Arantes, Revista do Patrimonio Histórico e
Artístico Nacional
IPHAN Nº 24, Río de Janeiro.
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63
traduccione
s
Políticas culturais no
seio dos movimentos
políticos-sociais
"piqueteros"
Ana Gretel Thomasz
Neste trabalho analisamos as características
centrais da política cultural desenvolvida por
um movimento político-social "piqueteiro" da
cidade de Buenos Aires nascido em apóie a
fervente defesa dos direitos sociais da
cidadania, em especial do direito à moradia.
Descrevemos as motivações que levaram a
um movimento político-social a desenvolver
uma política cultural própria assim como os
dois grandes objetivos aos que se orienta
sorte política, e problematizamos a
vinculação existente entre ambos objetivos.
Em estreita vinculação com isso, referimo-
nos à expansão e diversificação dos usos da
cultura no contexto contemporâneo de
globalização.
Politiques culturelles
au sein des
mouvements
politiques sociaux
" piqueteros "
Ana Gretel Thomasz
Dans ce travail, nous analysons les
caractéristiques centrales de la politique
culturelle développée par un mouvement
politique et social " piquetero " de la ville de
Buenos Aires, qui est né grâce à la fervente
défense des droits sociaux de la citoyenneté,
notamment le droit au logement. Nous
décrivons les motivations qui ont mené un
mouvement politique et social à développer
une politique culturelle propre, ainsi que les
deux grands objectifs vers lesquels cette
politique s'oriente, et nous problématisons le
lien existant entre ces deux objectifs. En
étroit rapport avec ceci, nous faisons
référence à l'expansion et à la diversification
des usages de la culture dans le contexte
contemporain de mondialisation.
Cultural policies
in the boson of
political movements
"piqueteros"
Ana Gretel Thomasz
In this work we analize the major traits of
the cultural policie developed by a social
political movement from Buenos Aires city
originated in the defense of the
citizenship`s social rights, in special the
housing rights. We describe the reasons
that sustain the development of a cultural
policie by a political social movement, the
general goals that follows such policie, and
discuss the relationship between both
goals. We refeer also to the expansion and
diversification of the uses of culture in the
current context of globalization.
63