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Ante el vuelo del
Cóndor, la necesidad
de un refugio:
el asilo
político argentino
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27
A
l siglo XX se lo ha defnido como el siglo
“de los que huyen”.
2
Durante esa centuria,
miles de individuos se vieron obligados
a huir y a experimentar situaciones límites. Para
comprender ese período de la historia, es necesario
rescatar del olvido la memoria de quienes fueron
orillados a partir de sus países de origen y se
vieron en la necesidad de buscar un lugar donde
protegerse; sus testimonios se convertirán en
herramientas clave para confrontarlo.
3
Intentaremos
revelar una nueva versión de la historia, “a la que no
le conviene su difusión”.
4
La política del olvido,
5
que diferentes
gobiernos han pretendido instaurar, ha buscado –y
desafortunadamente en ocasiones lo ha conseguido–
bloquear temas importantes de
la memoria. La negación es
uno de los grandes peligros
al que se tiene que enfrentar
cuando se propone realizar
la reconstrucción histórica de
ciertos procesos político-sociales
en los que la violación de los
derechos humanos alcanzó altos
niveles.
La memoria registra y retiene
información, conocimientos y experiencias que
les permiten a los seres humanos actualizar esas
impresiones o informaciones pasadas en cualquier
momento. Sin embargo, existe una clase de memoria
que por su propia naturaleza no es fácil de abordar,
ya sea porque a las personas les produce vergüenza,
enojo o sentimientos de culpabilidad o porque se
la considera más como un secreto que como una
vivencia susceptible a ser narrada: la “memoria
ausente”.
6
La “memoria ausente” es aquella que
resguarda experiencias sobre acontecimientos
traumáticos, y que para casi todo el mundo resulta
aterradora: una alteración grave a la vida cotidiana,
la destrucción repentina del hogar; la visión de una
persona seriamente herida o asesinada mediante
violencia física, por ejemplo. Se trata de situaciones
a las que no se les ha puesto punto fnal y que, por
lo mismo, continúan estando en el presente y son
actuales en todos sus aspectos.
7
Para salir de ese
tormento es necesario iniciar un proceso curativo
que permita reconstruir su historia, rehacerla; y
esto sólo se logrará transmitiéndola a alguien más;
las víctimas pondrán fn a ese episodio narrándolo,
expresándolo, externándolo.
La historia oral, que se propone recuperar,
a partir de la palabra, versiones diferentes y
particulares de diversos actores sociales, les
permitirá a los lesionados trasladar sus heridas de
la esfera individual al ámbito colectivo. Nos interesa
construir las nuevas historias desde la memoria
individual y colectiva, desde esa memoria confable
8
que permite la revisión atemperada del pasado. Sólo
de esa manera entenderemos cómo experimentaron
y cómo actuaron esos individuos ante una situación
marcada por la más profunda deshumanización. Por
eso mismo es necesario considerar sus testimonios
no sólo como ejemplo de supervivencia y de victoria
sobre el objetivo exterminador de los perpetradores,
sino también como fuentes para el conocimiento
de los procesos y formas de la práctica a través de
las cuales intentaron realizar sus
intenciones.
9
Los países del Cono Sur
latinoamericano vivieron
durante la segunda mitad del
siglo XX situaciones de ruptura
institucional. La Doctrina de
Seguridad Nacional
10
promovió
la formación de gobiernos
militares en la región como una
supuesta medida para terminar con
el comunismo. El plan de inteligencia y coordinación
entre los servicios de seguridad de las dictaduras
conosureñas conocido como Operación Cóndor,
se constituyó en una organización clandestina
internacional para la práctica del
terrorismo de
Estad
o
que tuvo como resultado el asesinato y la
desaparición de gran número de opositores.
El 24 de marzo de 1976, en la Argentina, una
junta militar depuso al gobierno legítimamente
electo y comenzó lo que se denominó Proceso de
Reorganización Nacional, en donde las garantías
individuales se vieron quebrantadas ante la
sistemática violación de los derechos humanos.
Miles de hombres, mujeres e incluso niños
fueron víctimas de torturas físicas y psicológicas.
Se practicaron ejecuciones sumarias, torturas,
secuestros, detenciones y asesinatos masivos, en
general se violó y vulneró la legalidad institucional.
11
Para salvar sus vidas, una parte de los
perseguidos recurrieron al asilo diplomático. Éste
es un instrumento interamericano
12
cuyo objetivo
central es brindar protección a los perseguidos
políticos. Los fundamentos históricos del derecho
de asilo tienen una larga tradición, según la cual
todo Estado debe recibir en su territorio a quienes
Autora
Araceli Leal Castillo
1
Instituto Mora/México
Ante el vuelo del Cóndor, la necesidad de un refugio...
La política del olvido, que
diferentes gobiernos han
pretendido instaurar, ha buscado
–y desafortunadamente en ocasiones
lo ha conseguido– bloquear temas
importantes de la memoria.
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28
le soliciten protección, estableciéndose una
vinculación recíproca entre uno y otro. El asilado
debe abstenerse de toda actividad que pueda afectar
al país del que salió y a la nación que lo recibe.
Asimismo, no puede ser expulsado o extraditado
al territorio que abandonó o entregado al gobierno
que lo persigue, norma que se ha respetado hasta el
presente.
Pese a la importancia que la fgura del asilo
diplomático tiene en el ámbito internacional, pocos
especialistas se han dado a la tarea de analizarla y
todavía menos el caso argentino.
13
Por ello, a partir
de los testimonios de algunos asilados argentinos así
como el del embajador mexicano en la Argentina,
14
el
presente trabajo se propone estudiar diversos detalles
sobre la “memoria ausente” del asilo diplomático.
El gobierno mexicano conocía
la represión y la violencia que
se producía en Argentina desde
antes que las fuerzas armadas
tomaran formalmente el poder.
El embajador mexicano Roque
González recuerda:
(…) antes de que ocurriera el
golpe de Estado… había un grupo
paramilitar importante de derecha,
la Triple A, que actuaba… con la
connivencia de algunos círculos
gubernamentales… tenía a su cargo
la tarea de amenazar, de hostilizar, de presionar y en
ocasiones de ejecutar a los que consideraban enemigos
más notables del gobierno. Generalmente esos círculos
de las víctimas se localizaban entre los intelectuales y
periodistas… o gente de la izquierda en política... Cuando
se produce el golpe y toman a la señora de Perón como
rehén y que notifcan a todas las embajadas, que había
un gobierno provisional, yo informo a mi Cancillería y
me dan instrucciones de no tener ningún contacto con el
gobierno de facto…
15
México “siempre se ha enorgullecido de tener
una política hospitalaria hacia los que huyen por
razones políticas, raciales o religiosas”.
16
La práctica
de asilo en México ha estado presente desde el
primer cuarto del siglo XIX, desde entonces miles de
individuos han pedido refugio en este país. Por esa
razón, no es de extrañar la disposición del gobierno
mexicano para brindar protección a los perseguidos
argentinos, incluso antes de que se produjera la
ruptura institucional.
(...) el Presidente... me dio instrucciones muy
concretas con relación al asilo... me dijo: “Se aproximan
momentos difíciles para la Argentina, queremos que usted
recuerde que la política de México ha sido siempre de
puertas abiertas y de generosidad...”
17
Inmediatamente después del golpe de Estado,
las detenciones, la tortura, los asesinatos, la
persecución, los operativos de allanamiento masivo,
se volvieron comunes, eran tiempos de angustia
e inseguridad sobre el futuro que les esperaba
a cientos de perseguidos. En ese sentido, los
testimonios señalan:
(...) el 24 de marzo de 1976 fue el golpe de Estado,
el día anterior... el Ejército rodeó mi casa en la provincia
de Buenos Aires... la saquearon buscándome a mí...
comenzaron a pasar carteles... pidiendo
[mi]
captura...
Cayeron siete casas sucesivamente donde
yo me iba escondiendo, había una
situación tremenda en esos días en
Buenos Aires, e incluso ya ponía en
peligro a los compañeros que estaban
conmigo.
18
(...) a partir del 10 de marzo,
es la fecha que secuestran a mi
padre, a partir de ahí, y en base a
determinados indicios y ya el tipo de
amenaza que teníamos y a su vez de
aportación de apellido
19
como delito
en ese tiempo, teníamos... una sentencia
pesando sobre nosotros y, más, teniendo en cuenta casos
anteriores... familiares que los masacraban, digamos, por
tener portación de apellido... Y en el caso nuestro, por mi
hermano Fernando
20
y por la actividad política de él...
21
Si bien era difícil tomar la decisión de
abandonar el país, y sin tener la certeza de cuándo
regresarían, para muchas personas fue preferible
huir a vivir en la incertidumbre que representaba
el terrorismo de estado. Sin embargo una vez que
se tenía la seguridad de que no había otro camino
más que abandonar la Argentina, las personas se
preguntaban: ¿A dónde partir? ¿Cuál será la mejor
opción para salvar la vida? Después de analizar
las diferentes opciones, la embajada mexicana se
percibió como “destino fnal” para los perseguidos
que, por diferentes medios y circunstancias,
se enteraron que México era casi el único país
dispuesto a recibirlos. En ese sentido, algunos
fragmentos de la memoria individual –que se vuelve
colectiva– mencionan:
La elección de México fue un poco porque uno de los
únicos países que, tenía... una política, digamos, de asilo
Después de analizar las dife
-
rentes opciones, la embajada
mexicana se percibió como “desti
-
no final” para los perseguidos que,
por diferentes medios y circuns
-
tancias, se enteraron que México
era casi el único país dispuesto a
recibirlos.
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29
más defnida y más solidaria, donde se daban regímenes
autoritarios en América latina... pero en defnitiva,
los únicos que estaban en mayor certeza o dentro de la
incertidumbre era México y era la única opción...
22
(...) estaba muy bien predispuesta y me alegré que
sea México por esa situación del cariño que él
[Rodolfo
Puigross]
le tenía, y porque pensaba también que se
le iba a facilitar el camino a él, en el sentido que ya lo
conocían, y la prueba está en que recuperó en seguida todo
lo que tenía cuando se fue. Así que en ese sentido estaba
tranquila. Además yo tenía una gran curiosidad por
conocer México, sinceramente…, porque es de esos países
que atraen enormemente.
23
El ingreso a la misión mexicana en la Argentina,
para solicitar asilo, implicó una experiencia
complicada, además de riesgosa, como se percibe en
los siguientes fragmentos:
Y alguien... comentó que no fuéramos directamente
a la embajada porque no íbamos a ser aceptados y
que entráramos a la Cancillería… que entráramos en
distintos grupos… Y cuando entraron todos… nos
declaramos asilados... se armó un despelote bárbaro
… [el
funcionario a cargo]
nos dijo: “No”, dijimos que “no
nos movíamos de ahí, que nos sacaran en todo caso”...
no nos dejab
an ni ir al baño... por lo cual uno de mis
hermanos dijo: “bueno, perfecto hacemos todo eso
acá”…
[e]
inmediatamente nos llevaron al baño… pero
con mucho miedo, mucho terror y la verdad que nadie
entendía qué es lo que estaba pasando, ni lo que iba a
suceder... El recibimiento en la embajada al principio no
fue demasiado amable… Después se fueron suavizando
un poco más, ten en cuenta que fuimos los primeros
asilados, de tránsito, entre el gobierno de Isabel
24
y el de
Videla.
25
Fui a la embajada… y me dijeron que volviera el
mes que viene. En otro intento, estando en la embajada
veo que se baja del ascensor Francisco Yofre, con su
mujer y su hijito… se abre la puerta para que salga
[una
persona y]
Francisco y su mujer pegan el empujón y se
meten… nadie se dio cuenta de nada… le dije a mi mujer:
“Tenemos que hacer como ellos”… esperamos que una
persona saliera, le di el empujón y entré en la embajada…
nos fuimos al fondo, obviamente hubo un pequeño
tumulto… vino el cónsul…
[Me]
planteó lo siguiente:
que nosotros habíamos irrumpido en la casa de México,
por medio de la violencia…
[Me]
dijo que saliera y
volviera a entrar civilizadamente… le dije: “yo salgo y me
meten preso… me van a secuestrar… me van a torturar…
no aparezco nunca más...” entre… discusiones, le digo:
“bueno yo salgo… pero mi mujer y mi hijo se quedan
acá”... entonces salgo…
[Pero]
mi mujer escuchó… que
alguien estaba hablando con la policía… me pegó el grito:
“Guillermo, están llamando a la policía”… Y yo me
mandé de vuelta a los empujones y otro gran escándalo…
le dije a López Lira que me entregara a la policía…
y mañana en todos los diarios saldría: “El gobierno
mexicano entregó a un tipo” eso lo paralizó… Empezó a
dudar y llamó al funcionario que ocupaba el cargo más
alto...
26
Para otros perseguidos el recibimiento por parte
de los funcionarios de la embajada mexicana fue
favorable y sin ningún obstáculo.
[La entrada]
fue muy impactante, pero muy cordial
la atención de ellos realmente, tanto la del embajador
como la de todos los miembros de la embajada. Te digo
fueron muy cordiales, nos recibieron muy bien.
27
(...) recuerdo [que cuando] entramos... estaba el
señor De Negri, que era el Consejero... e inmediatamente
sale el embajador… Roque González Salazar... Tuvimos
una reunión con él… después nos acompañan hasta el
dormitorio que nos asignan… Sin duda
[nos recibieron
de manera]
muy amable… nos sentíamos muy cómodos
de haber llegado ahí.
28
“La memoria es una relación intersubjetiva,
elaborada en comunicación con otros y en
determinado entorno social… A la luz del presente,
las memorias seleccionan e interpretan el pasado.
Algunas cosas son valoradas, otras son rechazadas.
Y estas miradas retrospectivas van cambiando; un
día iluminarán un aspecto que otro día ocultarán.
Los mismos hechos pueden ser tratados de modo
muy distinto [por los diferentes informantes]. La
memoria establece continuidades y rupturas y es
ella misma un fujo temporal”.
29
(…) no recuerdo que mirara televisión, no sé si
porque no me interesaba o porque no había, en realidad
no me acuerdo de eso. Sí me acuerdo que leíamos diarios
y revistas, eso sí, de eso me acuerdo muy bien, pero
de televisión y radio no recuerdo… Pero capaz que
simplemente a mí no me interesaba, yo no me acuerdo si
las demás personas miraban televisión o no, la verdad no
me acuerdo.
30
¡Ah! televisión sí veíamos, y radio podíamos
escuchar… dentro de la embajada, las limitaciones
generalmente las imponíamos nosotros mismos, por
razones de seguridad, también por un poco de no molestar
al embajador y a su familia. Pero por lo demás, podíamos
ver televisión, podíamos escuchar radio...
31
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30
En medio del encierro colectivo en el que se
vieron obligados a vivir, los asilados promovieron
cotidianidades que permitieron dar cierta
continuidad a su vida con un enorme esfuerzo
de solidaridad humana; lo que permitió resolver
aspectos esenciales como la higiene, la alimentación,
el descanso. Al respecto un entrevistado mencionó:
Cuando… entramos a la embajada, éramos 23, no
había lugar físico donde ponernos… y nos dan el altillo
32
de la embajada… era como un tipo de loft
33
tuvimos que
limpiarlo nosotros, conseguir colchones afuera... teníamos
un baño, el cuarto de mi mamá, otro cuarto más... para
que estuviesen como más intimidad las parejas y la
cocina... había horario de televisión para los chicos abajo,
para que vieran los dibujitos y después permanecíamos
permanentemente... en el altillo.
34
La intención de la dictadura
fue aniquilar física, moral y
culturalmente a todos aquellos
a los que consideraban sus
enemigos, sin duda los asilados
entraban en ese grupo. Para
no sucumbir ante el encierro,
los protegidos implementaron
formas de resistencia en
coexistencia con el ocio; se
desarrollaron actividades
recreativas, culturales, sociales
y educativas. Esas tareas tuvieron un enorme
signifcado moral, compensaban la monotonía del
aislamiento y la depresión que ello producía; se
transformaron en un atenuante para la angustia y
las tensiones emocionales. Los amparados trataron
de concentrar sus pensamientos y sus acciones en la
supervivencia, en sobrevivir como seres humanos
civilizados:
Nos levantábamos... nos acostábamos tarde… nos
dedicábamos a jugar al truco.
35
El lugar de reunión
era el cuarto donde estaba Juan Manuel, ahí nos
juntábamos todas las noches… los chicos si estaban
despiertos también, la rutina era antes de la cena
juntarnos. Una buena ronda… serían dos horas de
ping pong… después… una ducha… Era ping pong,
cena, la cena siempre era por separado, a veces nos
juntábamos.
36
(...) por la mañana, nos levantábamos...
desayunábamos, mi padre hacía gimnasia en su
habitación, en la habitación... empezaba a leer... El
embajador González Salazar tenía una buena biblioteca...
con el tiempo, empecé a hacer algunas cosas de mi
profesión. A estudiar algunos temas... analizaba temas
jurídicos vinculados con la misma.
37
La permanencia en la embajada no fue una
cuestión fácil o idílica: no faltaron choques o
disputas por el liderazgo. Sin embargo en la
embajada las emociones personales y profundas,
más que las polémicas ideológicas, unieron a las
personas. Ante todo, prevaleció la conciencia de
lo que los unía: su condición de asilados. Como
dice Portelli: “De esta tensión entre necesidad
de unidad y multiplicidad de hecho no deriva
una homogeneidad compacta, una cierta línea
política, sino que se evita que las personas
emotiva o ideológicamente más frágiles se
deslicen hacia posiciones reaccionarias”.
38
Al
respecto los asilados comentan:
Con
[el ex presidente]
Cámpora
39
la relación era más
distante, porque, bueno, yo no
estaba dispuesto a discutir muy
abiertamente con él porque me
parecía que no tenía mucho sentido
en esa circunstancia. Así que había
como una especie de pacto tácito
ahí, en función de la convivencia
de estar veladas ciertas cuestiones.
Entonces… nos dedicábamos al ping
pong y al truco y en esos términos, la
relación fue agradable… creo que si hubiera entrado en
la política con Cámpora, las cosas no hubiesen ido muy
bien. Con Juan Manuel, en cambio, era diferente, por
un lado, porque a lo mejor había más coincidencias en
ese momento, había más posibilidades, y además porque
había una actitud común en relación a cómo concebir la
política. Cámpora era otra generación de político...
40
Independientemente del nivel de seguridad con
la que contaba la embajada mexicana, los asilados se
sentían protegidos, amparados. Así lo manifestaron
algunos de ellos:
(...) la gente acudía
[a la embajada]
cuando se
sentía amenazada, signifcaba la salvación... la única
posibilidad de seguir con vida... sentirse protegido…
sabíamos que no nos podía pasar nada adentro (…)
[Nos
sentíamos]
Tranquilos.
41
(...) evidentemente que había privación de libertad,
pero en las condiciones de vida que teníamos ahí
adentro, eran respetuosas, consideradas y no parecían
extremadamente inseguras;
aunque ya le digo, no hubiera
armas defendiéndonos.
42
La permanencia en la emba
-
jada no fue una cuestión fácil
o idílica: no faltaron choques o dis
-
putas por el liderazgo. Sin embar
-
go en la embajada las emociones
personales y profundas, más que
las polémicas ideológicas, unieron
a las personas.
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31
(...) no había diferencia entre estar protegido y
seguro... las dos cosas iban de la mano... es decir, por
instantes vos te podés sentir protegido en cuanto mirabas
alrededor tuyo, bueno, y veías una cara familiar, pero por
otro lado mirabas una cara familiar dentro de un contexto
de encierro, y esa cara familiar que veías no era una cara
familiar, este... normal sino era una cara, que digamos,
bastante transformada. La sensación de estar en una
isla alrededor donde vos tenés militares rodeándote en la
embajada, es la sensación de no saber a dónde vas.
43
En medio del dolor que en general signifcaba
dejar familia, hogar, trabajo, la sola idea de salir del
país donde se había sufrido persecución, incluso
cárcel por razones políticas, generaba para algunos
una esperanza de vida. Así lo evocan los propios
cautivos-protegidos:
Era tal la situación de miedo en ese momento
que uno no pudo pensar, que sé yo, en las cosas que se
iban a hacer en el futuro. Fue una cosa inmediata de
salvar la vida y de poder salir indemne, en un momento
determinado.
44
Era una situación muy límite... me acuerdo de
haber estado con mucha desesperación, yo lo único que
quería era irme y me iba a cualquier país… Después
allá veía qué hacía. La única idea era irme de acá, yo
no tenía proyectos a futuro, y la verdad no pensaba en
nada, lo único que quería era irme, no me importaba ni
a dónde, ni cómo me iban a recibir, nada, no pensaba
en esas cosas. No es que me sentara y dijera “ah, no
me importa”. No, no pensaba… en ese momento… me
quería ir desesperadamente… irnos del horror, estábamos
espantados… mientras estábamos en la embajada, había
reiteradamente versiones de que iba a haber un atentado,
que la iban a asaltar.
45
De acuerdo con las convenciones
internacionales, el país que brinda el asilo tiene la
obligación de tramitar la documentación necesaria
para la salida de sus protegidos, en este caso ante
el Ministerio del Interior argentino. El tiempo
que la gestión demoraba dependía del grado de
animadversión que los militares les manifestaban
a cada asilado, aunque por lo general, se otorgaba
en no más de tres meses. Pero para el ex presidente
Héctor Cámpora –que permaneció cincuenta y seis
meses en la embajada–, para su hijo Héctor Pedro
Cámpora y para Juan Manuel Abal Medina, la
protección se convirtió en una especie de prisión.
Mi padre estuvo desde el 13 de abril del 76, hasta…
si no me equivoco, el 20 de noviembre del 79. Yo estuve
desde el 13 de abril de 1976 hasta el 19 de diciembre de
1980.
46
[Ingresé a]
fnes de abril… estaba don Héctor
Cámpora… Héctor Cámpora hijo… estaba un matrimonio
de abogados laboralistas… los Zanella… y dos o tres días
después, ingresaron dos dirigentes de la JTP de Junta
Trabajadora Peronista, de apellidos Yofre y Greco… Los
Zanella salieron un poquito después con salvoconductos
y los Greco y los Yofre salieron unos tres meses después
más o menos. Ahí quedamos el doctor Cámpora, Cámpora
hijo y yo, y (...) El doctor Cámpora… a principios del 79
comienzan los problemas de salud serios… podía ser un
cáncer, lo que, lo que fue fnalmente. Fue la época más
penosa de la estadía en la embajada (...) era muy difícil…
fnalmente, aprovechando la visita de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en septiembre
del 79
(los militares)
tuvieron una muy fuerte presión
internacional, Cámpora, ya se había comprobado que
tenía cáncer, ahí se otorga el (…) salvoconducto… fallece
un año después. El día que muere don Héctor (...) le
dan el salvoconducto a Héctor hijo...
[Fue]
hasta que se
produce la situación de Malvinas y allí México apoya, por
supuesto, decididamente a la incursión de la Argentina,
pero… dice que hay un problema pendiente… y, ahí me
dan mi salvoconducto.
47
Otra experiencia traumática que tuvieron que
vivir los asilados fue el traslado de la embajada
mexicana al aeropuerto argentino.
Entonces el viaje de la embajada a Ezeiza, fue así:
se armó una caravana de autos… Todo transcurrió
normalmente hasta llegar al acceso a Ezeiza, estaba
controlado por la Aeronáutica… que era muy celosa de
su jurisdicción. Entonces cuando llegamos al puesto que
tenía la Aeronáutica, digamos unos kilómetros antes de
Ezeiza, se dio una situación difícil entre la Aeronáutica
y la Policía, porque la Aeronáutica le impidió a la Policía
Federal que entraran, que entraran en Ezeiza, bueno,
se dio una situación… Yo dije... hasta aquí fue el asilo
político… a partir de eso nos escoltó la Aeronáutica, la
policía se fue y nos escoltó la Aeronáutica. Llegamos a
Ezeiza y nos ubicaron en un salón a esperar que saliera el
avión, volamos en Aeroméxico.
48
Los testimonios de los asilados argentinos nos
permitieron acercarnos a momentos de gran dolor
que se han quedado grabados para siempre en su
memoria:
(…) es difícil olvidarse… esos momentos, porque
uno los vivió muy intensamente… tengo dos fechas
fjas… una el secuestro de mi padre, el 10 de marzo de
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32
1976 y luego, el ingreso a la embajada una noche anterior
al golpe… Durante ese proceso de aproximadamente
catorce días… tuvimos que pensar en irnos del país…
y sin haber tenido ningún interés en irnos… Es decir,
fue una cosa desgarrante en ese sentido y sobre todo
inesperado porque a pesar de que la situación estaba muy
complicada, existía la Triple A,
49
el riesgo era… pero uno
se había acostumbrado a vivir dentro de un clima de caos
y de inseguridad total… lo que marcó el quiebre fue el
secuestro de mi padre, hicimos todas las investigaciones…
y fue como que se lo tragó la tierra.
50
El miedo es una constante en los relatos de
los asilados. El miedo es una emoción natural y
origen de respuestas inimaginables. Paralizantes
o compulsivas unas; y creativas, refexivas y
protectoras, otras. Por lo tanto
el trauma es, como lo afrman
algunos autores, “la realización
de nuestros peores miedos...
la materialización de las
experiencias que ningún
ser humano quisiera vivir
jamás”.
51
Así lo manifestan
los protegidos por la embajada
mexicana:
(...) estábamos muy asustados
también porque además teníamos el
pensamiento que teníamos que salir, no sabía si
[los
militares]
se iban a animar, como no se animaron en
México tampoco a hacernos absolutamente nada contra
nosotros pero si era
[algo que nos preocupaba]
hasta
que no llegó al avión y no salió el avión, uno no podía
estar tranquilo.
52
[El asilo]
era pesado, pero no por cosas materiales
que tuvieran que ver con el lugar, había incomodidades
serias, por ejemplo hacía mucho frío… y no había mucho
abrigo. Entonces esa era la incomodidad, pero no más
que eso. Comíamos todos los días. No recuerdo que nadie
se haya enfermado. El tema principal era el miedo que
teníamos a que asaltaran la embajada.
53
Como menciona Marcelo Viñar, el asilo ha
hecho referencia siempre al destierro como forma
terrible de castigo, de venganza, de agresión; es
la expresión de la violencia que ejerce una parte
de la sociedad contra otra; cuando el perseguido
político huye lo abraza el término de desterrado.
“No eligió irse, lo expulsaron fue la opción que le
quedó: huir antes de caer preso o morir. Pero en su
patria quedan los otros, insilados. Si aquellos son
desterrados, éstos quedan soterrados, enterrados,
todos aterrados, desolados”.
54
El siguiente relato es
muestra de ello:
[Aunque ya]
nos íbamos, también estábamos
preocupados… por el efecto de los otros grupos familiares…
no sea que vayan a tomar represalias sobre los otros
familiares de nuestras respectivas mujeres o esposas...
55
(...) es un desgarre irse del país... deja sus cosas, y
sus afectos... lo que deja, que no sabe por cuánto tiempo lo
va a dejar… y qué le digo que los años que viví en México,
los viví muy bien. Rodeado de afecto de mucha gente…
Pero de cualquier forma, tiene que hacer eso. Y, sí... pero
no creo haberme planteado esto cuando estaba asilado.
La verdad es que yo no sentía el temor de que fueran a
invadir la embajada, a pesar de que conocía hechos de
que habían sacado gente de embajadas...
nada hubiera sido imposible, pero… la
mayor preocupación… era porque mi
familia quedaba afuera...
56
En la medida que el asilo
es un recurso de sobrevivencia,
donde la persona no ha tenido
la opción de elegir y ha debido
irse de su país por el riesgo de
ser asesinado, su proyecto de
vida inmediato es el retorno a su
patria. El asilado no se percibe a sí
mismo como un emigrante, por tanto vive con la
expectativa de que esta situación cambie en un lapso
breve y se produzca el regreso. En ese sentido, véase
los siguientes comentarios:
(...) mi hermano mayor... me hace una especie de
chantaje afectivo, que me dice que si no me iba yo, no se
iba mamá y que si no se iba mamá no se iba nadie... por
lo cual obviamente decido irme… la primera sensación…
la tuve durante mucho tiempo, pese a tener 16 años…
era como que uno no tenía derecho de irse... en todo caso
hay una cosa que todavía con los años uno no termina
de dilucidar o de encontrar una verdadera síntesis
sensacional la encuentra bueno, dice “estás vivo”, pero
por otro lado el tema del exilio. A esa edad en que me
fui... en defnitiva como que la desestructura es total...
en la adolescencia… el tema del exilio… es un tema que
parte… y que produce una disgregación absoluta, ¿no?
porque es una pérdida no sólo de referencia... y de lugares
sino una pérdida… del tiempo… como una cosa propia
en la cual vos podés ejercer un cierto control, lo perdés,
el control del tiempo. Y a la vuelta de eso, que siempre
uno quería volver, quería volver... al volver se produce
un desentendimiento... un desarraigo... y, a su vez, una
no satisfacción con lo que encontrás… que era un nivel
El miedo es una constante
en los relatos de los asilados.
El miedo es una emoción natural
y origen de respuestas inimagina
-
bles. Paralizantes o compulsivas
unas; y creativas, reflexivas y
protectoras, otras.
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33
NOTAS
1
Correo electrónico: aleal@mora.edu.mx
2
Horst Kurnitzky, “Huida-emigración-exilio. Refexiones sobre
ciertos fundamentos histórico-culturales de nuestra civilización”
en Renata von Hanfestengel y Cecilia Tercero,
México, el exilio bien
temperado
, México, Instituto de Investigaciones Interculturales
Germano-Mexicanas, AC, 1995, p. 171.
3
Véase Jan Coetzee, “Narrando el trauma. Introducción a A.
Portelli, R. Van Boeschoten, A. Molnár, y L. Catela” en
Historia,
Antropología y Fuentes Orales,
Nº 24, Universidad de Barcelona,
2000, pp. 31- 34.
4
Véase Sergio Grez y Gabriel Salazar,
Manifesto de historiadores,
Chile, LOM, 1999.
5
“El olvido nos devuelve al presente, aunque se conjugue en
todos los tiempos: en futuro, para vivir el inicio; en presente, para
vivir el instante; en pasado, para vivir el retorno; en todos los
casos, para no repetirlo. Es necesario olvidar para estar presente,
olvidar para morir, olvidar para permanecer feles” en Marc
Augé,
Las formas del Olvido
,
Gedisa, España, 1998. pp. 20 y 104.
6
Véase Mark T. Klempner, “Llevar a buen término entrevistas
biográfcas con supervivientes de un trauma”,
Historia,
Antropología y Fuentes Orales
, Nº 23, Universidad de Barcelona,
2000, p. 136.
7
La memoria traumática solo se cierra cuando “la víctima, con
su narración, inicia el proceso de nacimiento y conocimiento del
episodio traumático pues el trauma antes de ser contado es una
conmoción abrumadora, una ausencia aun no asumida como
conocimiento.”
op. cit.,
p. 138.
8
Mercedes Vilanova, “¿Confar en la historia?”, en
Historia,
Antropología y Fuentes Orales
, Nº 25, Universidad de Barcelona,
2001, pp. 7-16.
9
Therkel Straede, “Cotidianidad y violencia en un campo de
concentración nazi” en
Historia, Antropología y Fuentes Orales,
Nº
20, Universidad de Barcelona, pp. 53-75.
10
Doctrina formulada en el Colegio Nacional de Guerra de
Estados Unidos. Propone la hipótesis de una guerra contra los
enemigos internos de la nación para asegurar la supervivencia de
los Estados capitalistas. El conficto entre las superpotencias se
expresa, a nivel de cada nación, en la existencia de una subversión
interna aliada al comunismo que debe ser derrotada. Por ello
debe replantearse el poder político, que se ha mostrado inefectivo
en este combate y que sólo puede operar bajo la tutela militar.
Gabriel Gaspar (comp.),
La militarización del Estado latinoamericano:
algunas interpretaciones,
Cuadernos Teoría y Sociedad, México,
UAM-I, s/f., p. 61.
11
Según una investigación llevada a cabo en 1984, por la
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, creada
por el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, el número
de desaparecidos oscilaría las 9.000 personas, pero grupos
defensores de derechos humanos como las Madres de Plaza
de Mayo y el Servicio Paz y Justicia, estiman que hubo 30.000
desaparecidos. Un informe de la inteligencia chilena estimaba
el número de desaparecidos en 22.000 personas en 1978, según
un informe de los Estados Unidos. Hasta 2003 la Secretaría de
Derechos Humanos de la Nación Argentina tenía registrados
13.000 casos. La mayoría de las víctimas eran jóvenes menores de
35 años, de profesión obrero o estudiante, y que fueron detenidos
preferentemente en sus domicilios durante la noche. Véase “
Una
duda histórica: no se sabe cuántos son los desaparecidos
” en el
Clarín,
lunes 06/10/2003. www.clarin.com/diario/2003/10/06/
p-00801.htm.
12
En 1954 en la X Reunión Interamericana, en Caracas, se suscribió
la Convención de Asilo Diplomático que dio continuidad y
claridad a las convenciones sobre esa misma materia frmadas en
La Habana, en 1928, y Montevideo, en 1933. Ver
Convención sobre
asilo Diplomático suscrita en la Décima Conferencia Interamericana
,
Caracas 1-18 de marzo, Secretaría General/OEA/Unión
Panamericana, Washington, 1961. (Serie Tratados, 18)
13
Los libros de Silvia Dutrénit y Guadalupe Rodríguez de Ita,
Tras
de conciencia como era determinado tipo de gente y
encontrás todo lo contrario... Entonces... se produce una
automarginación mucho mayor de la realidad, digamos, en
la cual estás, más allá del fenómeno político, económico, del
fn de la historia como se le quiera llamar, pero es una cosa
bastante curiosa que a mí en este momento, por ejemplo, me
lleva mucho a... tenerlo en cuenta, en pensarlo...
57
Para fnalizar, debemos apuntar que la
construcción, la invención de una patria es uno de
los principales problemas para los que regresan
luego de ser desarraigados del país en que se
criaron. Esto se exacerba al constatar un desajuste
entre lo narrado y lo encontrado, lo que provoca
que algunos asilados que regresaron a la Argentina
vivieron como la patria de los antepasados y no
como la propia. La Argentina es el lugar donde se
quedó la familia y ese debería ser un vínculo con
sufciente fuerza como para permitir el encuentro
de referentes útiles; sin embargo, el desarraigo
llevó a que, a veces, los retornados, en especial los
jóvenes, hicieran cortes radicales con sus entornos
sociales y familiares como un modo de rebelarse
contra esa salida obligada. Un joven asilado lo evoca
así:
(...) de alguna manera nunca me imaginé el futuro...
siempre vivía el día y permanentemente viviendo en
función de volver, que era un poco la idea... en la cual...
yo me iba volviendo, es decir, que no me iba... entonces
era medio difícil articular una propuesta, sino hubiera
terminado de estudiar allá... hubiera seguido la carrera
universitaria que todavía sigo terminando acá a duras
penas... me hubiera armado de otra manera, hubiera
venido con más herramientas, incluso laborales, que
tenía posibilidades de hacerlo allá. Entonces, bueno, pero
no todos digamos, no todos hicimos lo mismo. Hubo
gente que se fue y que armó y armó su proyecto de vida
en función de aprovechar la instancia de estar afuera.
En el caso mío no, porque yo estuve muy relacionado
siempre con el tema de la solidaridad, las denuncias... de
los campos de concentración... todo eso a mí me llevaba
mucho tiempo y entonces seguí permanentemente
laborando desde allá.
58
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34
la memoria: el asilo diplomático en tiempos de la Operación Cóndor
y
Asilo diplomático mexicano en el Cono Sur
inician el estudio del caso
que nos ocupa.
14
Las fuentes orales utilizadas fueron creadas en el marco del
proyecto Asilo y dictaduras, coordinado por Silvia Dutrénit y
Guadalupe Rodríguez, Instituto Mora, 1997.
15
Entrevista a Roque González Salazar.
16
Sergio Aguayo,
El éxodo centroamericano,
México, SEP, 1985, p. 84.
17
Entrevista al embajador Roque González Salazar.
18
Entrevista a Juan Manuel Abal Medina.
19
De llevar ese apellido, tener apellido conocido de fácil
identifcación.
20
Fernando Vaca Narvaja fue miembro de la dirección del grupo
guerrillero Montoneros.
21
Entrevista a Gonzalo Vaca Narvaja.
22
Ibíd.
23
Entrevista a Delia Puigross.
24
Ma. Estela Martínez de Perón, presidenta interina tras la muerte
de Juan Domingo Perón, su esposo, en el período de 1974-1976.
25
Entrevista a Gonzalo Vaca Narvaja.
26
Entrevista a Guillermo Greco.
27
Entrevista a Delia Puigross.
28
Entrevista a Héctor Pedro Cámpora.
29
Pedro E. Guell y Norbert Lechner, “La construcción social de las
memorias colectivas” en Norbert Lechner,
Las sombras del mañana.
La dimensión subjetiva de la política,
Santiago, LOM, 2002, p. 62.
30
Entrevista a Guillermo Greco.
31
Entrevista a Héctor Pedro Cámpora.
32
En las casas antiguas era el área de servicio, también utilizado
como lugar de depósito.
33
Un departamento sin paredes.
34
Entrevista a Gonzalo Vaca Narvaja.
35
Juego de naipes.
36
Entrevista a Guillermo Greco.
37
Entrevista a Héctor Pedro Cámpora.
38
Alessandro, Portelli,
La orden ya fue ejecutada. Roma, las fosas
ardeatinas, la memoria,
Buenos Aires, FCE, 2004. p. 279.
39
Héctor Cámpora, ex presidente de Argentina.
40
Entrevista a Guillermo Greco.
41
Entrevista a Delia Puigross.
42
Entrevista a Héctor Pedro Cámpora.
43
Entrevista a Gonzalo Vaca Narvaja.
44
Entrevista a Delia Puigross.
45
Entrevista a Guillermo Greco.
46
Entrevista a Héctor Pedro Cámpora.
47
Entrevista a Juan Manuel Abal Medina.
48
Entrevista a Guillermo Greco.
49
Alianza Argentina Anticomunista. Grupo paramilitar creado
por López Rega.
50
Entrevista a Agustín Vaca Narvaja.
51
Mark T. Klempner,
op. cit.,
pp. 143 y 144.
52
Entrevista a Delia Puigross.
53
Entrevista a Guillermo Greco.
54
Marcelo y Maren Viñar,
Fracturas de la memoria. Crónicas para una
memoria por venir,
Montevideo, Trilce, 1993, p. 10.
55
Entrevista a Agustín Vaca Narvaja.
56
Entrevista a Héctor Pedro Cámpora.
57
Entrevista a Gonzalo Vaca Narvaja.
58
Entrevista a Gonzalo Vaca Narvaja.
fUENTES CONSULTADAS
BIBLIOgRAfíA
Aguayo, Sergio,
El éxodo centroamericano,
México, SEP, 1985.
Augé, Marc,
Las formas del Olvido,
Gedisa, España, 1998.
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Portelli, R. Van Boeschoten, A. Molnár, y L. Catrla” en
Historia,
Antropología y Fuentes Orales,
Nº 24, Universidad de Barcelona,
2000.
Convención sobre asilo diplomático suscrita en la Décima Conferencia
Interamericana
, Caracas, 1-18 de marzo, Secretaría General/OEA/
Unión Panamericana, Washington, 1961. (Serie Tratados, 18).
Dutrénit, Silvia y Guadalupe Rodríguez de Ita,
Asilo diplomático
mexicano en el Cono Sur,
México, Instituto Mora/IMR-SRE, Acervo
Histórico Diplomático, 1999.
Dutrénit, Silvia y Guadalupe Rodríguez de Ita,
Tras la memoria: el
asilo diplomático en tiempos de la Operación Cóndor,
México, Instituto
Mora/Instituto de Cultura-Ciudad de México, 2000.
Gaspar, Gabriel (comp.),
La militarización del Estado
latinoamericano: algunas interpretaciones,
Cuadernos Teoría y
Sociedad, México, UAM-I, s/f., p. 61.
Grez, Sergio y Gabriel Salazar,
Manifesto de historiadores,
Chile,
LOM, 1999.
Guell, Pedro E. y Norbert Lechner, “La construcción social de las
memorias colectivas” en Norbert Lechner,
Las sombras del mañana.
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en Renata von Hanfestengel y Cecilia Tercero,
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biográfcas con supervivientes de un trauma”, en
Historia,
Antropología y Fuentes Orales
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La orden ya fue ejecutada. Roma, las fosas
ardeatinas, la memoria,
Buenos Aires, FCE, 2004.
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Historia,
Antropología y Fuentes Orales
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2000.
Saldarriaga, Alberto, “Imagen y memoria en la construcción
cultural de la ciudad” en Torres Tavares y Fernando Viviescas,
La
ciudad: hábitat de diversidad y complejidad
,
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Nacional de Colombia, 2000.
Schwarzstein, Dora, “Historia Oral y memoria del exilio” en
Estudios sobre las culturas contemporáneas
, vol. 3, Nº 8-9.
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concentración nazi” en
Historia, Antropología y Fuentes Orales,
Nº
20, Universidad de Barcelona, 1998
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“¿Confar en la historia?” en
Historia,
Antropología y Fuentes Orales,
Nº 25, Universidad de Barcelona,
2001.
Viñar, Maren y Marcelo,
Fracturas de la memoria. Crónicas para una
memoria por venir,
Montevideo, Trilce, 1993.
fUENTES ORALES
Entrevista a Juan Manuel Abal Medina realizada por Guadalupe
Rodríguez de Ita y Silvia Dutrénit, D. F. México, 11 de marzo de
1997.
Entrevista a Agustín Vaca Narvaja realizada por César Tcach en
Córdoba, Argentina, junio de 1997.
Entrevista a Héctor Pedro Cámpora realizada por Lucía Cargnel,
en Buenos Aires, Argentina, 25 de agosto de 1997.
Entrevista a Guillermo Greco realizada por Lucía Cargnel, Buenos
Aires, Argentina, 9 de agosto de 1997.
Entrevista a Gonzalo Vaca Narvaja realizada por César Tcach en
Córdoba, Argentina, 4 de junio de 1997.
Entrevista a Delia Puigross realizada por Lucía Cargnel, Buenos
Aires, Argentina, 29 de julio de 1997.
Entrevista a Roque González Salazar realizada por Silvia
Dutrénit, D. F. México, 14 de mayo de 1998.
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35
Diante do vôo do Condor, a
necessidade de um refúgio:
o asilo político argentino
Araceli Leal Castillo
O século XX passará à história como o
século no qual eram encontrados os mais
graves delitos contra os direitos humanos,
mas também como o século da instau
-
ração e proclamação do império da lei.
Desde aí a necessidade inevitável de que
sejam analisadas e sejam reconhecidos os
abusos cometidos no passado para que
não sejam repetidos no futuro. Para reali
-
zar esta tarefa, esta denúncia, e tomando
palavras de Doura Schwarztein, “a história
oral é uma necessidade... um imperativo.”
Em 24 de março de 1976, as Forças Arma
-
das argentinas, imbuídas da Doutrina de
Segurança Nacional e de seu conceito de
luta contra o “inimigo interno”, deram um
novo e mais violento golpe de estado; ime
-
diatamente encarceraram, desapareceram e
assassinaram a uma quantidade desconhe
-
cida de opositores. Para salvar suas vidas,
alguns perseguidos estiveram obrigados
a recorrer ao amparo diplomático da Em
-
baixada do México na Argentina.
Utilizando diferentes testemunhos de
asilados argentinos assim como o do
embaixador do México nesse país, preten
-
demos historiar o que Klempner chama a
“memória ausente”, aquela que representa
o trauma. Conheceremos como os asilados
perceberam os sucessos de forma particu
-
lar, dependendo de suas próprias experiên
-
cias, emoções, posição política, e inclusive
sua permanência na Embaixada.
Devant le vol du Condor, le
besoin d’un refuge: l’exil
politique argentin
Araceli Leal Castillo
Le XX s. sera rappelé dans notre histoire
comme le siècle où on a commis les délits
les plus graves contre les droits de l’homme,
mais aussi comme le siècle de l’instauration
et la proclamation de l’empire de la loi. Voilà
la nécessité inéluctable de faire connaître et de
réfléchir à propos des abus commis dans le
passé pour qu’ils ne se répètent plus au futur.
Pour effectuer cette tâche, je commencerai
par utiliser des mots de Dora Schwarztein,
«l’histoire orale est un besoin... elle est un
impératif.»
Le 24 mars 1976, les Forces Armées ar
-
gentines, imbues de la Doctrine de Sécurité
Nationale et de leur concept de lutte contre
l’»ennemi intérieur», elles ont donné un nou
-
veau et encore plus violent coup d’état. Immé
-
diatement un nombre inconnu d’adversaires
ont été disparus ou assassinés. Pour sauver
leurs vies, certains poursuivis ont été obligés
à demander la protection diplomatique de
l’Ambassade du Mexique en Argentine.
En utilisant les témoignages des différents
exilés argentins et de l’ambassadeur du
Mexique en Argentine, nous voulons faire
l’histoire de ce que Klempner appelle la
«mémoire absente», celle qui représente le
trauma. Nous connaîtrons de quelle manière
les exilés ont vécu les événements en pre
-
mière personne selon leurs propres émo
-
tions et positions politiques, et aussi sur
les expériences pendant leurs permanences
dans l’Ambassade du Mexique en Argentine.
Before Condor’s flight, the
need of refuge: the argentine
political asylum
Araceli Leal Castillo
The twenty century will pass to History like
the century most offensive against the hu
-
man rights but also like the century of the
establishment and proclamation of empire’s
law. It is necessary to analyze and know the
abuses done in the past with the purpose of
don’t repeat these in the future. To do this
task, this denunciation and taking the Dora
Schwarztein’s words that says `the oral his
-
tory it’s a need and imperative’.
The Armed Forces of Argentina, imbue with
the National Security Doctrine and their
concept of struggle against the ‘internal
enemy’, they gave a new and more violent
coup d’état on March, 24 of 1976. They put in
jail, vanished and killed an unknown number
of persons opposed to their regime. To save
their lives, some were obliged themselves to
ask for asylum and diplomatic protection in
the México Embassy in Argentina.
We used different testimonies of political
refugees as well as the testimony of the Mex
-
ico ambassador in that country and we try
to make history what Klempner calls ‘absent
memory’, that which represents the trauma.
We will know how the refugees perceived
the facts by themselves, about experiences
of their own, emotions, political choosing,
including their staying at the Embassy.
35