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EDITORIAL
Y
a transcurrieron cuarenta años del Cordobazo,
hecho de la historia argentina que marcó la ex-
periencia militante de varias generaciones. No
obstante, durante mucho tiempo permaneció
nublado en el recuerdo colectivo y casi ausente de con-
memoración. En este aparente olvido, ¿qué papel jugó la
necesidad de dejar atrás los años 60 y 70 ante la urgencia
de institucionalización democrática de los 80?, ¿cuánto
tuvieron que ver el individualismo y posibilismo de los 90
en la devaluación de la memoria de las gestas colectivas?
Como sea, los caminos de la memoria son sinuosos y sus
olvidos no son defnitivos. Las últimas generaciones de
jóvenes renovaron el interés por los años 60 y 70, y apor-
taron a la construcción de una nueva memoria donde el
Cordobazo ocupa un lugar casi mítico. Esto tampoco es
casual. Es probable que la búsqueda de alternativas y futu-
ro en un contexto de caminos obturados haya servido de
impulso para virar la mirada hacia ese pasado.
Lo cierto es que 1969 fue uno de esos años excepcio-
nales en la historia, en el cual confuyeron diversos secto-
res (trabajadores, estudiantes, intelectuales) que con su ac-
ción lograron torcer el brazo de una dictadura autoritaria
que se había presentado como eterna. Y sí, fueron tiempos
duros, pero también de esperanza y confanza en el futuro,
alicientes indispensables para llevar a cabo los arduos tra-
bajos de la organización y la lucha.
Como refejamos en el número 4 de
Voces Recobra-
das
, al cumplirse treinta años de este hecho, “el Cordobazo
es hoy no sólo lo que fue sino todo lo que representa en
el imaginario popular, la capacidad de transformación a
través de la participación de la gente”.
Rescatando el sentido de este hecho, en el número
que hoy presentamos intentamos recobrar las voces de los
que –en uno y otro contexto, con más o menos éxito, y
distintos objetivos– han participado en movimientos co-
lectivos que aspiraron a modifcar situaciones históricas.
El primer trabajo aborda la experiencia de un gru-
po de vecinos de Buenos Aires originado en 2001 como
asamblea barrial, que aún permanece organizado y se ha
apropiado del espacio público y la memoria histórica en
iniciativas como la de cambiar el nombre Ramón L. Falcón
de su plaza por el de Che Guevara.
Luego, dos trabajos nos tienden un puente hacia los
años 70. Uno nos cuenta sobre el Operativo Dorrego que
en 1973 hizo posible una efímera pero signifcativa ac-
ción conjunta de militantes de la Juventud Peronista y el
Ejército. El otro analiza, sobre la base de un documental
actual, el Tucumanazo de 1970, y nos acerca refexiones
sobre su realización, su exhibición y las posibilidades del
cine documental como modo de construcción y difusión
de la historia.
Presentamos también un aporte sobre el Movimiento
Mujeres en Lucha surgido en 1995 en defensa de pequeños
y medianos productores rurales acorralados por los ban-
cos, que analiza las historias de vida de sus dirigentes, las
estrategias creativas de lucha y la construcción de la iden-
tidad de género. Finalmente, ofrecemos un análisis del pa-
pel del negacionismo en la construcción de la identidad
Armenia, pueblo sobreviviente a uno de los más crueles
genocidios del siglo XX.
Todos estos aportes recuperan la memoria traumáti-
ca y silenciada que hoy nos permite reinterpretar momen-
tos del pasado y del presente. Como todo trabajo histórico,
son provisorios, pero importantes porque suman y provo-
can nuestra refexión.
Finalmente, recordamos a nuestros lectores que del 7
al 9 de octubre se realizará el IX Encuentro Nacional y III
Congreso Internacional de Historia Oral de la República
Argentina. ¡Los esperamos!
L.B.