
57
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral
57
El tema del velo hace visible a la mujer musulmana y en este
sentido la trabajadora marroquí siente el peso de la discri-
minación cuando decide utilizar esta seña identitaria, aún
cuando en Marruecos no la usara. Saadia explica su propia
situación:
Antes yo no ponía el velo, mira… yo cuando entré en Espa-
ña decidí ponerlo… no sé porque, pero aquí me encanta po-
nerlo. Es mi religión, yo soy una chica musulmana y siempre
seré, aquí, en Francia, en India, ¿me entiendes? Siempre seré
Saadia, una chica árabe. Necesito guardar estas cosas, mi
personalidad, ¿sabes? Yo puedo vivir aquí… puedo cambiar
muchas cosas en mí, pero hay cosas que no. (…) Siento que
la gente me mira mal… yo tengo una satisfacción en ponerlo
aquí en España, esto mi religión, y respecto mi religión muy
bien. La gente ve mi religión muy mal, pero mi religión es muy bue-
na, muy buena. Para mi religión la gente somos iguales, no
hay diferencia entre la gente, no hay di-
ferencia si es blanco, negro, amarillo...
¿Me entiendes? Somos todos iguales, la
diferencia que hay es cómo cada uno
practica su religión.
Un dato signicativo en lo que con-
cierne al proceso de integración ob-
tenido a través de las encuestas reali-
zadas con diversos grupos nacionales
sobre redes de apoyo, a la hora de bus-
car trabajo, los marroquíes arman acudir
mucho más frecuentemente a otros inmigrantes, en un 81%
de los casos, que a los españoles, incluso cuando se trata de
“españoles amigos”, un 33%. El proceso de integración solo
es posible si nace de las dos partes implicadas: el nacional
del país y el del inmigrante, y el resultado surge del esfuer-
zo de ambas partes, y no puede ser considerado como un
proceso unilateral. La integración por lo tanto, y de acuerdo
con los entrevistados para el presente trabajo, tiene mucho
más que ver con el respeto a la presencia del otro, con la to-
lerancia y con la voluntad de ambas partes de querer acoger
al que llega, por un lado, y dejarse ser “uno más”, por otro.
En este punto cabe mencionar a dos instituciones que en el
caso del colectivo marroquí en Salamanca son importantes
y por cuestiones de espacio no me detendré en su análisis.
Por un lado la Asociación Marroquí que data de 1997 pero
que, según la mayoría de las entrevistadas mujeres no cum-
ple satisfactoriamente su cometido, llegando incluso, algu-
nos testimonios, a desconocer su existencia. Por otro lado el
papel de las ONG tal como lo he mencionado más arriba,
resulta fundamental en el proceso de adaptación e integra-
ción en la sociedad de acogida, en especial la Cruz Roja y
Cáritas, que funcionan como verdaderos centros de acogida
impartiendo cursos, asesorando a los recién llegados y pro-
curando establecer vínculos entre los distintos inmigrantes
de los diferentes colectivos.
36
Conclusiones
A partir de los testimonios recogidos, puedo armar
que el proceso de integración que vive el colectivo de traba-
jadoras marroquíes en Salamanca en los primeros años del
siglo XXI es complejo y conictivo.
En lo que se reere al tema del empleo, las mujeres
marroquíes pasan por un proceso de desencanto en lo que
respecta a la idea que estas tenían antes de llegar a Sala-
manca y a la realidad con la que se enfrentan una vez que
se encuentran en la ciudad. Al llegar se enfrentan con una
realidad que no imaginaban como ser un mercado laboral
limitado, y donde el empleo que les espera no se condice
muchas veces con la formación que traen
desde Marruecos. Los trabajos desti-
nados a las trabajadoras marroquíes
en Salamanca mayoritariamente son
en el área de servicios, trabajando mu-
chas veces como internas, lo que les
genera cierta desilusión. La imposibi-
lidad de regularizar la situación legal o
la negativa de los patrones a rmarles
un contrato de trabajo es un obstáculo
más en el camino del desarrollo y la in-
tegración buscada. Se sienten doblemente
vulnerables respecto a los trabajadores masculinos del mis-
mo colectivo, toda vez que al tiempo de tener que trabajar,
aquellas mujeres que tienen familia, deben ocuparse de la
misma y de buscar un empleo para mantenerse, con salarios
magros y condiciones laborales difíciles.
Desde el punto de vista de la integración, la relación
con la sociedad de acogida no es menos compleja. Desean
establecer relaciones más estrechas con la sociedad sal-
mantina pero sienten que existe una barrera cultural que
les impide el proceso de integración a partir del idioma, la
acentuada diferencia cultural y religiosa. Son conscientes de
la importancia del idioma y del respeto por la cultura y los
hábitos locales, con todo, esto no quiere decir que niegan los
suyos propios para absorber los de la sociedad de acogida.
Demandan respeto a su religión, costumbres y tradiciones.
En este sentido el uso del velo, para algunas de ellas pasa a
ser una señal fuerte de identidad, de rearmación de su cul-
tura y religión. Al mismo tiempo establecen sus relaciones
sociales más estrechas, en su gran mayoría, con sus paisanas,
por el mismo bagaje cultural y religioso, por el idioma y por
compartir semejantes experiencias de vidas y necesidades.
El proceso de integración solo
es posible si nace de las dos par-
tes implicadas: el nacional del país
y el del inmigrante, y el resultado
surge del esfuerzo de ambas par-
tes, y no puede ser considerado
como un proceso unilateral.