image/svg+xmlVoces Recobradas30Voces Recobradas30IntroducciónEste trabajo tiene un doble propósito: por un lado, pre-sentar las primeras conclusiones acerca de lo que he de-nominado imaginación compartiday, por el otro, una puesta en práctica de dicho concepto. Por cuestiones de espacio, me remitiré a los fundamentos y nociones que considero esenciales para lograr la comprensión de lo que aquí me propongo.Los primeros lineamientos de esta nueva perspecti-va surgen al indagar sobre la memoria colectiva. Frente a ella, he encontrado ciertas limitaciones que me im-posibilitaban responder a cuestiones en torno al sujeto dentro del colectivo. Por un lado, entonces, la pregunta principal se relaciona con el sujeto dentro de un grupo, y no el grupo en su totalidad. Luego, la pregunta recae en el sujeto mismo, sobre todo en la pregunta en torno a la recordación de hechos que no viví, es decir, en torno a la experiencia.Diversos autores han tomado el concepto de me-moria colectiva, y sus variantes, con cierta criticidad. No deseo colocarme contra toda una tradición sociológica e histórica, sino tratar de responder e indagar en torno a las formas de relacionarnos con nuestro pasado, pregun-tarnos sobre el individuo en su intersubjetividad. La pre-gunta fundamental, entonces, rondaría en torno a cómo puedo recordar algo que no viví, más precisamente, cómo puede mi cuerpo recordar lo que no vivió. Se podrá decir que en torno a la transmisión se construye la memoria, La imaginación compartida: perspectivas para comprender el pasadoLior ZylbermanLicenciado en Socio-logía, Facultad de Ciencias Sociales, UBA
image/svg+xml31Revista de Historia OralRevista de Historia Oral31Por ende, lo que aquí trato de pensar se centra en las posibilida-des de recordar un mundo pasado que no vivimos.pero en verdad lo que el sujeto recuerda no es el hecho, sino la narración sobre el hecho. Es por eso que, bajo ciertos lineamientos de la teoría social fenomenológica de Alfred Schütz, propongo el concepto de Imaginación Compartida. Solamente trataré los lineamientos genera-les, grosso modo de dicho enfoque, dejando de lado (de manera parcial) las discusiones respecto al concepto de memoria colectiva.El uso que se le ha dado en los últimos años al tér-mino memoria, ha llevado a que este quede como algo estanco, duro, y no dé cuenta de las luchas y confictos que esta conlleva. Nos encontramos frente a un deber de memoria, una declaración, y no a una acción de la memoria. Frente a las demostraciones de Henri Berg-son1de que la memoria se guarda en el cuerpo y solo este puede recordar, la pregunta que nos hacemos reside en torno a cómo podemos recordar algo que mi cuerpo no vivió. Para Bergson, recordar signifca que el cuerpo vuelve a sentir lo que experimentó, por lo tanto, ¿cómo puedo recordar lo que no experimenté? Frente a esto, se puede afrmar que lo que mi cuerpo recibe al escuchar un relato o bien al alimentar mi conciencia con hechos pasados, o cuando me informo so-bre hechos trágicos, es un recuerdo-prótesis. No es un recuerdo original, mi cuerpo no lo vive, sino que es in-jertado en mi mente: es un recuerdo virtual.Por ende, lo que aquí trato de pensar se centra en las posibilidades de recordar un mundo pasado que no vivi-mos. Bajo este enfoque la memoria colectiva solo forma parte de la primera generación, de aquellos que confor-man un grupo que han vivido un hecho, una situación, una experiencia. De esta forma, el cuerpo de ellos puede recordar con otros, sus recuerdos pueden activarse al es-tar dentro de ciertos marcos sociales.Un nuevo abordajeEn su estructuración del mundo social, Alfred Schütz establece por lo menos cuatro tipos:2los semejantes (o congéneres), contemporáneos, predecesores y sucesores. Lo que media entre estos mundos es la relación espacio-temporal. Brevemente sinterizaré esta tipifcación: en el mundo de mis semejantes, poseo una relación cara a cara, puedo experienciar lo mismo que el otro, lo obser-vo, interactúo con el otro, comparto el espacio y el tiem-po. Como afrma Schütz, envejecemos juntos. El mundo de los contemporáneos reside en el compartimiento del tiempo pero no necesariamente del espacio, yo presumo la existencia del otro, pero no necesariamente interactúo con él, infero su existencia, imagino sus actos. Por ejem-plo, la relación con nuestros vecinos: tenemos indicios de su existencia y de sus experiencias pero no necesa-riamente comparto experiencias con él. Sin embargo, mi contemporáneo puede devenir semejante si en algún mo-mento se vuelve una relación nosotros, es decir, no solo lo observo y oriento mis acciones hacia él sino que las acciones del otro se orientan hacia mí.El mundo de mis predecesores reside en la inca-pacidad de interactuar. No comparto ni el tiempo ni el espacio, pero puedo saber de su existencia a través de in-dicios: fotografías, grabaciones, etcétera. En este mundo, yo no puedo infuir, sin embargo mis predecesores pue-den infuir en mis acciones. A partir de los indicios de este mundo, puedo presuponer, o imaginar, los actos del mundo que me precedió.Finalmente, el mundo de los sucesores permanece en el desconocimiento total. Allí vivirán los que me su-cederán y no compartiremos ni el tiempo ni el espacio. Yo puedo ser un predecesor para mis sucesores. Puedo infuir a mis suce-sores, pero ellos no podrán infuir sobre mí. El mundo de los sucesores es pura suposición.Si bien Alfred Schütz dedicó toda su obra a estudiar lo que aquí planteo en breves párrafos, los linea-mientos que quiero abordar están dados. Con esto, ve-mos que en las relaciones intersubjetivas la imaginación posee un papel fundamental, posibilitando no solo el co-nocimiento de mi mundo contemporáneo sino también del mundo de los que me precedieron. El mismo Bene-dict Anderson ha establecido que aún en la nación más pequeña los miembros jamás conocerán a la mayoría de La casa se resignifica con el testimonio de Ana.
image/svg+xmlVoces Recobradas32Voces Recobradas32sus compatriotas pero en la mente de cada uno de ellos vive la imagen de su comunión.3Si bien comúnmente la imaginación es asociada con la fantasía y la fcción, Paul Ricœur ha demostrado cómo esta también puede tener la fuerza creadora para abrirnos, también, al co-nocimiento.4Con esto, el enfoque que aquí le damos a la imaginación sale del terreno de lo supuesto, es parte in-tegral del conocimiento y de la comprensión del otro. A su vez, Georges Didi-Huberman se ha manifestado clara-mente acerca de la capacidad de conocimiento que posee la imaginación.5En referencia a unas fotos tomadas por unos Sonderkommandosregistradas clandestinamente, él afrma que para saber hay que imaginar. Al respecto, Arfuch señala que “la imaginación –ligada indisoluble-mente a la imagen–, lejos de la connotación negativa que la enfrenta a la veridicción, adquiere –o reafrma– en este trayecto una dimensión cognitiva, que aparece notable-mente resumida en la primera frase de Didi-Huberman: ‘Para saber hay que imaginarse’”6. Junto a Starobinski, pienso que la imaginación es mu-cho más que una facultad de evocar imágenes: es un poder de desviación gracias al cual nos representamos las cosas distantes y nos distanciamos de las realidades presentes. De ahí esa ambigüedad con que nos topare-mos por todas partes: la imaginación, porque anticipa y prevé, sirve a la acción, dibuja frente a nosotros la conf-guración realizable antes de que se realice.7De esta forma, la imaginación posibilita introducir al pasado en el presente previendo una acción futura; así también deberíamos hablar de la imaginación comparti-da. A partir de las imágenes es donde un yo puede re-lacionarse con el mundo social de los contemporáneos o de sus predecesores: las imágenes forman parte de los recuerdos-prótesis injertados. Pero desde ya que las imá-genes no vienen solas: Schütz da una vital importancia a la comunicación y el conocimiento. Así, dentro de su propuesta teórica nos encontramos con estudios en tor-no a la distribución social del conocimiento, el acervo sedimentado y el conocimiento a mano. Es decir, nuestra conciencia no está sola sino que estamos en el mundo de la vida con cierto conocimiento a mano, basado en experiencias pasadas, aprendizajes, lecturas, etcétera y también un acervo sedimentado por generaciones. Ese conocimiento forma el presupuesto de mi experiencia, que esta puede “estallar” cuando se nos presenta alguna incongruencia.De este modo, por imaginación compartida entien-do la inferencia de los actos y proyectos de otra concien-cia. La articulación entre las acciones, proyectos y presu-posiciones de cada conciencia conlleva a una dialéctica entre la imaginación privada y la compartida. Esto quiere decir que cada conciencia comparte con otra una imagi-nación. Entre ambas se conforma una única imaginación que existirá en la medida en que estas dos conciencias sean contemporáneas. Esta imaginación compartida no es una y dada por única vez, sino que se modifca según las orientaciones relacionales que lleve el individuo. Es decir, sobre un mismo hecho su imaginación puede va-riar respecto a las interacciones en el Aquí y Ahora. Un sujeto puede imaginar a sus predecesores en la escuela, y en otras coordenadas espacio-temporales, como por ejemplo su familia, puede imaginar el mundo pasado de manera diferente. El fn último de la imaginación com-partida es comprender los actos y proyectos del otro, al comprender los proyectos y acciones del otro, puedo orientar mis accio-nes y proyectos en torno a lo imagi-nado. Es decir, mis proyectos siem-pre son realizados sobre la base del conocimiento a mano que dispongo; la imaginación compartida presupo-ne conocimiento, por lo tanto puedo orientar mis actos en torno al nuevo “conocimiento a mano” que dispongo por medio de la imaginación compartida.Si la imaginación puede modifcarse a lo largo del tiempo, no se debe a un error o falencia de esta sino a la difcultad que entraña la comprensión de las acciones del otro. Según Schütz, solo puedo conocer las verdade-ras motivaciones de las acciones que me son propias; en cambio, los motivos de las acciones pensadas por otra conciencia las puedo inferir (imaginar) a partir de obser-vaciones o cuando estas ya se han consumado en actos. Cuanto más conozcamos al otro, más simple será para mí la comprensión de sus acciones. Cabe mencionar que Schütz primero se interroga por la comprensión de la ac-ción de otro bajo la actitud natural, para luego pensar una comprensión científca. Bajo estos mismos lineamientos, la imaginación compartida también se inicia dentro de la actitud natural.La imaginación compartida funciona tanto en nues-tra cotidianeidad como para defnir nuestros proyectos (que serán realizados con nuestras acciones). En actitud natural, cuando A dialoga con B sobre un amigo en co-mún que no está presente, C, A y B pueden imaginar a C, como también sus acciones y reacciones. Ahora bien, ¿qué sucede cuando dialogo con alguien que me cuen-Si la imaginación puede mo-dificarse a lo largo del tiempo, no se debe a un error o falencia de esta sino a la dificultad que entraña la comprensión de las acciones del otro.
image/svg+xml33Revista de Historia OralRevista de Historia Oral33ta experiencias que no viví? La imaginación también se pone en movimiento por la fuerza misma del relato. Por ejemplo, si escucho el testimonio de un sobreviviente del Holocausto: al contar una experiencia que no viví, mi conciencia tratará de imaginarse bajo esa situación. Intentará comprender los “motivos-para” y los “motivos-porque”, pilares fundamentales para la comprensión de la acción. Con esto, la imaginación compartida necesita de la narración, del relato. Pero este relato no necesariamen-te debe ser oral, también puede ser escrito, como también audiovisual.Decíamos antes que la comprensión de los moti-vos es fundamental para comprender la acción de otro. Los motivos-para se relacionan con las acciones a fu-turo, “hago esto para alcanzar tal cosa”, en cambio, los motivos-porque se relacionan con el pasado “porque me pasó esto haré tal cosa”. En la mera observación de otro no siempre puedo inferir los motivos; por eso, para la imaginación com-partida, el relato es imprescindible. Cuando un sobreviviente da su tes-timonio, podemos comprender y así imaginar las razones de sus acciones como también las acciones de otro que lo involucraron a él. Cabe re-saltar que comprender no signifca justifcar, exculpar ni perdonar, sino dilucidar el sentido de la acción de otro. De esta forma, la imaginación compartida es una relación que requiere al menos de dos integrantes: aquel que emite el relato y aquel que lo recibe. El emisor no necesariamente debe estar presente, como bien vimos puede ser un escrito o un archivo de audio, pero este debe tener forma narra-tiva. Lo cierto es que aquel que escribió el relato desea compartir su imaginación con otro, desea que ambos imaginen en forma similar. Bajo la forma presencial, es decir, en una relación de semejantes, donde dos (o más) conciencias comparten un aquí y ahora, la imaginación se ve enriquecida bajo la forma del alter ego, propiciando una relación nosotros apoyada en el diálogo. Otra forma, más anónima, entre el emisor y el receptor, es el cine. Dentro de nuestro enfoque, los personajes (ya sean es-tos de fccióncomo actores sociales, como es en el caso de los documentales) son vistos como un otro. De esta forma, al ver la película observo las acciones de otro y me dispongo a comprenderlas. Hay dos modos posibles de posicionarse frente a las películas: en actitud natural y en calidad de observador refexivo. En actitud natural, soy un mero espectador que observa la película como un continuo, sin detenerse; si hay refexión, esta viene luego de fnalizada la acción de observar. Bajo la moda-lidad de observador refexivo, miro la película desde una perspectiva analítica, entrando y saliendo de la relación espectador-película, contrastándola con el conocimien-to a mano. Por cuestiones de espacio, esta modalidad no será aquí trabajada, existiendo numerosa bibliografía y debates en torno a esta temática.Cuando veo una película se pone en juego una doble imaginación: la del realizador del flm y la del espectador. En este caso, hay otro que imaginó el pasado, y a par-tir de su imaginación intento imaginar y comprender el mundo de mis predecesores. Como bien se señaló antes, podemos distinguir dos tipos de cine: el de fcción, que presenta una (re)creación; y el cine de no fcción (el do-cumental).No vamos a profundizar las diferencias entre estos, pero lo cierto, y para nuestro enfoque, los dos cines trabajan con la imaginación. En su matriz, ambos cines poseen un relato. Con esto, el audiovi-sual es una de las herramientas más adecuadas para desarrollar la imagi-nación compartida. Las imágenes en movimientos permiten injertar en el espectador recuerdos-prótesis, expe-rimentar (en forma virtual) aquello que no vivió. Esto genera un cono-cimiento a mano que le permitirá in-dagar y comprender la acción de otro. En este sentido, los dichos de Michael Pollak son válidos para este enfoque, él pensó que el cine es el mejor soporte para la formación y reorganización, y por lo tanto, del encuadramiento de nuestro conocimiento sobre el pasa-do: “el cine se dirige no solo a las capacidades cognitivas, sino que capta las emociones”8, el cine se ha vuelto un poderoso instrumento para captar la atención, susci-Cuando un sobreviviente da su testimonio, podemos comprender y así imaginar las razones de sus acciones como también las acciones de otro que lo involucraron a él. Una multiplicidad de voces nos permiten comprender la militancia de los 70. Imagen del documental Gaviotas blindadasdel Grupo Mascaró Cine (2006-8).
image/svg+xmlVoces Recobradas34Voces Recobradas34tar cuestionamientos y de esta forma “forzar una mejor comprensión” de los acontecimientos.De más está decir que el cine no es inocente, ya Ri-cœur señalaba que todo relato posee intenciones éticas que pueden ser encontradas en mayor o menor grado. El cine, como cualquier objeto de la cultura, posee nu-merosos entramados e intereses en juego; por lo tanto, no debe ser tomado de manera inocente. Sabiendo esto, el conocimiento propiciado a través de la imaginación compartida se encuentra en constante renovación, cada producción fílmica posee la posibilidad de apertura del horizonte de conocimiento, logrando una especie de seu-docontemporaneidad de mi propia vida consciente con la vida consciente del comunicador. Esto signifca que puedo orientar mis acciones hacia mis predecesores pero no puedo actuar sobre ellos; sin embargo puedo orientar mis acciones hacia mis semejantes y contemporáneos a partir de las experiencias pasadas de predecesores, como bien se dijo antes, estas serían los mo-tivos-porque de mis acciones. Aquí es donde la transmisión se vuelve orgánica, el legado de mis predece-sores no solo me es dado, sino que lo comprendo en forma previa a mi transmisión hacia mis semejantes o contemporáneos; a su vez, compren-diendo el mundo de mis predecesores puedo legarlo a mis sucesores. No se trata de repetir con-signas, sino de comprenderlas con el fn de orientar mis acciones como también las de un otro.A continuación expondré un breve análisis de lo di-cho a partir de tres películas. Tres casosTomaré tres ejemplos para indagar en una forma un poco más práctica lo antes expuesto. Los flms documentales que tomo son tres: Gaviotas blindadas (Grupo Mascaró, 2006), Montoneros, una historia(Andrés Di Tella, 1994) y Juan, como si nada hubiera sucedido(Carlos Echeverría, 1987).Los tres documentales poseen elementos en común como también claras divergencias. Los tres se remiten, en cierta forma, a la militancia, pero cada uno de ellos se si-túa en lugares diferentes. Gaviotas blindadases la historia del PRT-ERP, contada de manera coral por aquellos que sobrevivieron a la última dictadura militar. Montoneros, una historiatambién es planteada en una coralidad de testimonios, pero se centra en una historia: la de Ana, de este modo, produce un contrapunto entre la historia de la agrupación y la de la protagonista, desde la fundación del movimiento hasta la captura de Ana y cautiverio en la ESMA. Juan, como si nada hubiera sucedidose centra en la búsqueda de información sobre el secuestro del único desaparecido en Bariloche, Juan Herman. El flm no solo toma testimonio a quienes lo conocieron, sino también a quienes fueron responsables de la “zona”, tanto civiles como militares, durante el régimen de facto.Gaviotas blindadasen su extenso recorrido nos pre-senta a casi 70 testimoniantes, entre ellos Cacho Ledesma, uno de los fundadores del PRT-ERP, Enrique Gorriarán Merlo, Nelly Llorens, Néstor Pot y Humberto Pedregoza, entre otros. En sus tres partes, el documental nos mues-tra la historia de la agrupación PRT-ERP contada por sus propios protagonistas. Es decir, los que cuentan la histo-ria son los testigos-“yo estuve ahí, yo lo viví”. Apoyándo-se también en documentos y material de archivo, la ex-tensa duración de la película nos permite adentrarnos en la militancia durante las décadas de 1960 y 1970. Antes de continuar, cabe recordar que Schütz retoma los tipos ideales weberianos para darles un nuevo enfoque, con el fn, por sobre todo, de darle mayor sustentación con la realidad. De esta forma, la militancia puede ser leída como un tipo ideal para nuestra re-fexión. Ahora bien, para adentrarme en este tipo ideal, para comprenderlo, debo estudiar sus proyectos, sus actos y sus acciones. En consecuencia, Gaviotas blindadaspermite desarmar el tipo ideal militancia, o más bien, comprender un tipo de militancia. Los testimoniantes nos ofrecen sus me-morias individuales, sus recuerdos, nos narran sus actos pasados; de esta forma, sus relatos van construyendo los recuerdos-prótesis para aquellos que no compartieron las mismas vivencias de quienes hablan. Con el recuerdo de Ledesma, por ejemplo, puedo imaginar aquel tiempo pasado. Al relatar la familia Santucho la experiencia de los trabajadores en el monte de Santiago del Estero o bien el encuentro con trabajadores de la zafra tucumana, pue-do comprender el proyecto deseado por Mario Roberto Santucho. Su proyecto, para ser alcanzado, necesitaba de acciones; lo que los testigos cuentan son, justamen-te, sus acciones. A partir de esta descripción, compren-do los motivos de estos actores, al narrar las condiciones experimentadas en Tucumán o en Santiago del Estero, comprendo las decisiones tomadas por Santucho, com-prendo el tipo ideal militancia. El grado de detalle que alcanzan las entrevistas permite que el espectador pueda imaginar ese mundo pasado y con esto puedo orientar mis acciones futuras. Al comprender qué hicieron mis El cine, como cualquier objeto de la cultura, posee numerosos entramados e intereses en juego; por lo tanto, no debe ser tomado de manera inocente.
image/svg+xml35Revista de Historia OralRevista de Historia Oral35contemporáneos en otro tiempo puedo orientar mis ac-ciones futuras, Gaviotas blindadasme provee de un nue-vo conocimiento sobre el PRT-ERP que a partir de ahora forma parte de mi acervo de conocimiento. En un futuro, cuando lea sobre el ERP o en alguna fecha particular en torno a las conmemoraciones o cualquier movilización social, el recuerdo-prótesis injertado por dicho docu-mental me servirá para orientar mis acciones. Las mo-tivaciones aquí presentadas pueden devenir motivación-porque para mis acciones. En el documental, he imagi-nado ese mundo que está clausurado para mi conciencia pero al estar con el otro –el testigo– en forma virtual, este se me torna un cuasisemejante: estoy ahí con él, estoy junto a Ledesma. Al escuchar su relato imagino eso que él recuerda, y esa imaginación es compartida con el tes-tigo. A su vez, el grupo de espectadores que se conforma con la visualización de este documental, conforma una imaginación compartida, que se puede establecer al mo-mento de verlo en un mismo tiempo o bien de manera particular. Este recuerdo-prótesis, este mundo pasado imaginado por mi conciencia será luego compartido cuando, por ejemplo, esté con mis compañeros comentado la película o bien estudiando sobre el período en cuestión.Montoneros, una historia posee la misma premisa que el flm anterior. Sin embargo, las intenciones del realizador son diferentes. La historia no es la de Montoneros sino la de una militante. Lo dicho con el flm anterior también es adecuado para este do-cumental. Sin embargo, ¿en qué se diferencian? Por un lado, la pluralidad de voces nos lleva a ver lo complejo de la militancia. Las voces muchas veces no concuerdan, se crean tensiones e incluso contradicciones entre los en-trevistados. Cada uno tiene su verdad. Cada uno tiene sus motivaciones. De esta forma, el mundo pasado se me torna más difícil de imaginar. O mejor dicho, compren-do ese mundo pasado como algo complejo. Sin embargo, al expresar cada entrevistado sus acciones, sus pareceres, comprendemos las luchas y los confictos dentro de ese grupo. Al imaginar ese mundo pasado, podemos com-prender qué motivó a millones de jóvenes a ir a Ezeiza a recibir a Perón. Pero Di Tella nos exige más, recorremos en el presente lugares con signifcancia para el pasado. Nos lleva al lugar donde Ana fue chupada, nos lleva a lugares donde se produjeron enfrentamientos. La madre de Ana nos habla sobre el operativo, el cual lógicamente no vemos; pero gracias a la descripción que hace, ima-ginarlo, conciencia puede visualizarlo. Con el relato de los testimoniantes puedo imaginar. Seguramente Di Tella habrá imaginado lo mismo al ver esos lugares, de esta forma comparte su imaginación con la del espectador.Al exponer las discusiones en torno a la lucha ar-mada, el documental nos presenta algo muy interesante para la presente refexión. Mientras algunos se muestran a favor de la violencia, otorgando sus motivaciones, otros se posicionan en contra. Con esto vemos la complejidad del tipo ideal militancia: el testigo recuerda desde su pro-pia experiencia y vemos que cada experiencia es única, por lo tanto el recuerdo prótesis que me genera deberá poseer esa complejidad en torno a esta postura. Al imagi-nar la militancia de mis predecesores, esta puede infuir en mis decisiones actuales y futuras. Puedo inspirarme en sus luchas, como también aprender de ellas para no orientar mis acciones en forma similar.Finalmente, Juan, como si nada hubiera sucedidorequiere fuertemente del espectador. Junto a Esteban Burch, el periodista que investiga la desaparición de Juan Herman, vivimos su búsque-da. Estamos junto a él, vivenciamos con él. Claramente, la película tiene dos partes: una en torno a Juan y sus allegados, amigos, familiares, ex compañeros, etcétera, y luego su bús-queda en la ciudad de Buenos Aires, entrevistando a diferentes responsables militares de aquel momento. La película está contada desde un presente, Echeverría no quiere solamente que imaginemos el pasado, desea trazar un puente, e incluso una continuidad, entre pasado y presente. El flm recorre los lugares de Bariloche en la actualidad, va a los luga-res donde se presume que Juan fue secuestrado y luego trasladado, vemos autos, caminos, árboles, gente... mien-tras vemos los espacios en la actualidad, escuchamos los testimonios o bien al propio Esteban que nos narra sus sensaciones. Ese mundo pasado no se nos presenta en Al escuchar su relato imagino eso que él recuerda, y esa imagi-nación es compartida con el testigo. En Juan, como si nada hubiera sucedido,la autopista deja de ser una simple autopista.
image/svg+xmlVoces Recobradas36Voces Recobradas36imágenes de archivo, se nos presenta con vacíos; enton-ces, debemos imaginarlo.Si bien la película recurre a insertsde fotografías de Juan, a casetes-carta grabados por él durante su es-tadía en Bahía Blanca, Juan es el gran ausente. Es el pri-mero a quien debemos imaginar. A partir de los dichos de sus padres, de sus amigos, de esos recuerdos, imagi-namos a Juan. Claramente no podemos recordarlo... no podemos recordar su desaparición (que hasta el día de la fecha no ha sido esclarecida), sí podemos imaginar-la, sí podemos orientar nuestras acciones para que el caso sea esclarecido... Los testimonios de los familiares y amigos me permiten abrir mi imaginación, imaginar a mi predecesor, sus acciones y sus decisiones, los mo-tivos para su desaparición.El padre de Juan nos brinda los motivos: Juan, pre-ocupado por la Bariloche que no se ve, es decir, la Ba-riloche periférica, con villas miseria, hambre y pobreza, había decidido actuar para revertir la situación. Sintió, como todos los jóvenes bien pensantes, según palabras del pa-dre de Juan, que por medio de la militancia en la Juventud Peronista podría alcanzar sus deseos.El silencio en este documen-tal es un elemento clave. Schütz nos recuerda que la comunicación muchas veces no siem-pre es verbal, muchas veces a través de gestos puedo comprender las acciones del otro. Observando las en-trevistas, sobre todo a los militares, pero también a otros entrevistados, vemos cómo sus cuerpos, sus mo-dulaciones, sus silencios comunican más que sus pala-bras. Es verdad que Echeverría ocultó sus intenciones al iniciar las entrevistas con muchos de ellos, de esta forma vemos cómo algunos mantienen un diálogo flui-do, amable y ameno con Esteban. Sin embargo, cuando él pregunta sobre Juan Herman, los entrevistados co-mienzan a enmudecer, a tartamudear, a vacilar, a negar. Esto es un indicio claro. Hay algo que incomoda, hay algo oculto. De este modo, el film permite compren-der las acciones del otro sin que el otro las manifieste verbalmente. Así, la imaginación se reconfigura, puedo suponer los actos de aquellos testimoniantes y qué rol tuvieron en torno a la desaparición de Juan Herman sin que estas sean verbalizadas.Según el testimonio de un ex desaparecido, Juan Herman pasó por el Centro de Detención El Atlético. Con el mismo estilo contrapuntístico con el que reco-rre la Bariloche actual, lo mismo hace Echeverría al re-correr la ciudad de Buenos Aires; así, se detiene en la autopista construida que pasa por donde funcionaba aquel Centro. Con esto, vemos cómo la imaginación compartida influye sobre mi vida actual. ¿Cuántas ve-ces pasé por esa autopista? ¿Cuántas veces pasé por esos lugares? La imaginación que me promueve este docu-mental me permite comprender, también, mi presente y orientar mis acciones futuras, y, por ende, las puedo proyectar: ahora sé que la próxima vez que pase por esa autopista me detendré a mirar el lugar, puedo llevar a amigos a conocer el lugar para que ellos también pue-dan imaginar el mundo pasado, etcétera.Hacia el final volvemos a ver la Bariloche actual, la ciudad que prefiere el turismo a saber el destino de uno de sus hijos. La vida continúa y a nadie parece im-portarle Juan. Un manto de injusticia recorre el final del film al ver las votaciones legislativas en torno a las leyes de obediencia debida y punto final. Pienso que esta película es clave para la propuesta que aquí se presenta y los tiempos que corren. Esteban se pregunta por el tipo de democracia que estamos viviendo (en 1987), indaga sobre la sociedad posdictadura, se pregunta por el mundo futuro... en fin, cómo orien-tar nuestras acciones frente a la injus-ticia. Schütz escribió que un acontecimiento es único e irrepetible, y por lo tanto no puede volver a suceder, lo que sí puede ocurrir es un segundo acontecimiento: la Revolución Francesa no puede volver a ocurrir, sin embargo, en 1848 otra revolución tuvo lugar, es decir, un segundo acontecimiento. Traigo a colación este co-mentario para pensar la comprensión de las acciones pasadas en torno a mis acciones futuras. El documental de Echeverría nos deja con un sabor amargo, es verdad, sin embargo comprendemos las acciones de aquellos que se empeñan en que no se conozca el destino de Juan. Si en el mundo pasado no se proyectó conocer lo que sucedió con Juan ¿cómo podremos saber hoy lo que sucedió con Julio López? Al imaginar ese mundo pasado vivido por otros, al comprender las acciones que se realizaron en aquel tiempo, puedo orientar mis acciones futuras. Comprender los motivos que lleva-ron, se podría decir, a la doble desaparición de Juan, nos puede ser de utilidad para comprender las motiva-ciones de la desaparición de López en la actualidad.A modo de cierreSi bien el análisis de las películas ha sido breve, traté Al imaginar ese mundo pasado vivido por otros, al comprender las acciones que se realizaron en aquel tiempo, puedo orientar mis acciones futuras.
image/svg+xml37Revista de Historia OralRevista de Historia Oral37de demostrar una perspectiva diferente en torno a los modos de relacionarnos con el pasado. Este esquema, como bien señalé, hace hincapié en la comprensión de los actos del otro. La capacidad de recurrir y enfren-tar imágenes nos permite imaginar nuestros mundos sociales, las imágenes nos permiten obtener un cono-cimiento, el cual puede influir en nuestros proyectos y acciones. Imaginar al otro y comprender sus acciones posibilita que los proyectos futuros míos sean influidos por los actos y las experiencias de mis predecesores, así cuando yo sea el predecesor de mis sucesores podré in-fluir sobre las acciones de estos, comunicando lo vivido por aquellos que mis sucesores no conocerán. Con esto, pienso que la propuesta aquí introducida es más activa que la basada en torno al concepto de memoria colec-tiva. Comprender lleva a que mis acciones no sean una mera repetición de consignas sino que permitan y po-sibiliten una apertura de conocimiento respecto a los proyectos y las acciones que llevamos a cabo. Con esto, fomentar la imaginación es fomentar el conocimiento y el cine es, quizá, el medio más privilegiado para lograr-lo. De este modo, la imaginación compartida permite incorporar nuevo conocimiento que podrá devenir en acervo de conocimiento.Jacques Derrida, en Espectros de Marx,nos insta-ba a hablar del fantasma, incluso con el fantasma, de modo tal de poder (con)vivir con los fantasmas, con el pasado, nos insta a recibir la herencia. Así como no puedo dar testimonio por otro, ni dar la vida por el otro, tampoco puedo recordar porotro, mi cuerpo no puede recordar, experimentar, vivenciar lo que no viví como contemporáneo. Estos fantasmas no son otra cosa que el mundo de los predecesores, que convive de forma cotidiana con nuestro presente vivo. Esa respon-sabilidad por el fantasma por la que clama Derrida es la imaginación. De esta forma, la imaginación recupera su fuerza creativa y poder de creación en las represen-taciones del pasado; la imaginación compartida pue-de así presentarse bajo formas diferentes no solo por medio de manifestaciones artísticas, sino también en acciones determinadas con ciertas expectativas. Si un grupo desea que sus recuerdos, sus traumas, perma-nezcan en el devenir, es la imaginación la que debe ser estimulada para que mi mundo social pueda vivenciar lo que vivieron no solo mis predecesores, sino mis otros contemporáneos. La imaginación, con su poder de ac-ción, es aquella que abrirá instancias y capacidades a mis sucesores, fundando así nuevas responsabilidades al mundo (por)venir con su pasado.Notas————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———1Henri Bergson, Materia y memoria. Ensayo sobre la relación del cuerpo con el espíritu.Buenos Aires, Cactus, 2007.2Alfred Schütz, Estudios sobre teoría social.Buenos Aires, Amorrortu, 2003.3Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. México, Fondo de Cultura Económica, 2006.4 Véase Marie-France Begué, Paul Ricœur: la poética del sí-mismo.Buenos Aires, Biblos, 2002.5Georges Didi-Huberman, Imágenes pese a todo. Barcelona, Paidós, 2004.6Leonor Arfuch, Crítica cultural entre política y poética. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008. p. 199.7Jean Starobinski, La relación crítica. Buenos Aires, Nueva Visión, 2008, pp. 143-144.8 Michael Pollak, Memoria, olvido, silencio. La Plata, Al margen, 2006, p. 28.Bibliografía————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———Begué, Marie-France, Paul Ricoeur, la poética del sí-mismo.Buenos Aires, Biblos, 2002.Bergson, Henri, Materia y memoria. Ensayo sobre la relación del cuerpo con el espíritu.Buenos Aires, Cactus, 2007.Candau, Joël, Memoria e identidad.Buenos Aires, Ediciones del Sol, 2001.Derrida, Jacques, Espectros de Marx.Madrid, Editora Nacional, 2002.Pollak, Michael, Memoria, olvido, silencio.La Plata, Al Margen, 2006.Ricœur, Paul, Sí mismo como otro.Madrid, Siglo XXI, 1996.Rimé, Bernard y Véronique Christophe, “Cómo los epispodios emocionales individuales alimentan la memoria colectiva”, en D. Páez, J.F. Valencia, J. Pennebaker, B. Rimé y D. Jodelet, Memorias colectivas de procesos culturales y políticos. Bilbao, Universidad del País Vasco, 1998, pp.151-170.Schütz, Alfred, El problema de la realidad social.Buenos Aires, Amorrortu, 2003.Schütz, Alfred, Estudios sobre teoría social.Buenos Aires, Amorrortu, 2003.Schütz, Alfred, Fenomenología del mundo social.Buenos Aires, Paidós, 1972.Schütz, Alfred, y Tomas Luckmann, Las estructuras del mundo de la vida.Buenos Aires, Amorrortu, 2003.Sontag, Susan, Ante el dolor de los demás.Buenos Aires, Alfaguara, 2003.