image/svg+xmlVoces Recobradas16Voces Recobradas16Subjetividad y memoria en el cine de los años 60 y 70Mabel Fariña e Irene Marrone1“Vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas...”Fiestade Joan Manuel Serrat
image/svg+xml17Revista de Historia OralRevista de Historia Oral17Introducción y propuesta del trabajoEn los disruptivos años 60 y los primeros 70 fue posi-ble que un hijo de antiperonistas se volviera peronis-ta; un hijo de militares, guerrillero; un obrero fuera a la universidad; un joven rico se volcara al trabajo en villas; que católicos apoyaran ideas revolucionarias, universitarios acompañaran huelgas obreras o que las parejas rechazaran el matrimonio. Es decir, fue posible que muchos saltaran los marcos prescriptos socialmen-te para encontrarse –los unos con los otros– en una amalgama diferente, entendida como “revolución” que trascendía el marco político-social y se extendía a los espacios intelectuales, estéticos e incluso morales.Este incontrastable cambio de subjetividad, es-pecialmente entre jóvenes de clase media, supone un importante dislocamiento social de amplio alcance.Igual que otros ámbitos cultu-rales,el cine vivió una pluralización de propuestas ideológicas y estéti-cas, y los contextos de producción y circulación se volvieron novedo-sos y cambiantes. Su reconstrucción hoy resulta dificultosa dada la frag-mentación o ausencia de fuentes (re-gistros escritos, copias fílmicas, etcétera), profundizada por la inestabilidad política del período y/o los procedi-mientos represivos de la última dictadura militar.2En el marco de una investigación más amplia que estamos llevando a cabo,3juzgamos adecuado el uso de testimonios orales (que se complementan con fuentes escritas, fílmicas y otras investigaciones) para indagar dos aspectos: a) las nuevas formas y contextos de pro-ducción cinematográficos en los que se articularon los cambios estéticos e ideológicos de los años 60 y 70; y b) cómo se expresaron esos cambios en la subjetividad de los actores que participaron en ellos.Este primer acercamiento se realiza a partir del análisis de cuatro fuentes orales. Dos de ellas son en-trevistas realizadas para esta investigación al compagi-nador Miguel Pérez4y al sonidista José Grammático.5Las otras dos fuentes, de segunda mano, son re-portajes realizados por Claudio Remedi para la Sección Dimensión Documental (www. Tvpts.tv) a dos desta-cados realizadores del corto y el documental en ese pe-ríodo, Humberto Ríos6y Nemesio Juárez.7Los entrevistados fueron seleccionados en función de su participación en algunos filmes del denominado cine político y/o cine militante de la segunda mitad de los años 60.En la primera parte de este trabajo sintetizamos algunos rasgos del cine de los 60 y 70, luego presenta-mos los primeros resultados de esta investigación sobre la base de las entrevistas, y finalmente realizamos una reflexión sobre los distintos tipos de fuentes orales y su relación con la memoria.1. El cine en los 60 y 70Decadencia de la industria y expectativas en la renovación artísticaEn los años 40 había en el país una industria cinema-tográfica floreciente y exportadora, incluyendo empre-sas productoras de noticiarios y documentales institu-cionales. La formación profesional se desarrollaba en los ámbitos de la industria, trabajan-do bajo la normativa del sindicato. Considerado un entretenimiento de masas en su origen, el cine aún no alcanzaba el prestigio cultural de la literatura y otras artes consolidadas como la plástica, el teatro, la músi-ca. En la década de 1950 esta mi-rada fue cambiando, los intelectua-les se acercaron al cine y hubo una explosiva proliferación de cineclubes donde las películas “clásicas” o “de arte” convocaron a un público nuevo.8Se difundieron revistas especializa-das de cine y se llevaron a cabo los primeros ensayos de enseñanza y producción independiente como el Ta-ller de Cine (1951) y el Seminario de Cine de Buenos Aires (1953). Numerosos jóvenes realizaron su prime-ra experiencia cinematográfica al margen del circuito industrial-comercial, presentándose a los concursos de cortometrajes.El derrocamiento de Perón despertó expectativas entre intelectuales y artistas respecto de la libertad de expresión y de los cambios en la legislación cinemato-gráfica.9Al mismo tiempo, la industria del cine nacio-nal se deslizaba hacia su decadencia. Se cerraron los viejos estudios basados en el star systemy se agudizó la dependencia de los subsidios estatales. Se volvió más difícil competir comercialmente con el cine extranjero, revigorizado en la posguerra en su expresión industrial norteamericana y en la renovación temática y estética El derrocamiento de Perón despertó expectativas entre intelectuales y artistas respecto de la libertad de expresión y de los cambios en la legislación cinematográfica.Las imágenes que ilustran este artículo pertenecen al filme de propaganda del gobierno de Onganía, sobre el Plan de erradica-ción de Villas, 1968, Ministerio de Desarrollo Social.
image/svg+xmlVoces Recobradas18Voces Recobradas18europea (nouvelle vaguefrancesa, neorrealismo italia-no, cine de autor, etcétera).La energía de una camada de jóvenes provenientes de distintas ramas del arte y de la intelectualidad se volcó a la creación de instancias de formación y pro-ducción de un cine renovado en su estética y temática. Esto se expresó en una intensa producción de cortome-trajes, estimulada por los subsidios del Fondo Nacional de las Artes (FNA), en la organización de asociacio-nes propias que participaban en la transformación de la legislación cinematográfica y en la apertura de las primeras escuelas de cine formalmente organizadas al amparo de instituciones universitarias. Es el caso de la Escuela Documental de Santa Fe, dependiente del Ins-tituto de Cinematografía de la Universidad del Litoral y del Departamento de Cine de la Escuela de Bellas Ar-tes de la Universidad Nacional de La Plata, (creados en 1956/1957), cuyo cuerpo docente se integró con téc-nicos provenientes de la industria, escritores o intelectuales de ámbi-tos no cinematográfico, y jóvenes capacitados en el exterior (Estados Unidos, Francia e Italia).10La decepción y el viraje ideológicoLa euforia duró poco. La supuesta renovación legislativa no dio como resultado un verdadero estímulo a las experiencias novedosas en la industria.11Los ex-hibidores se inclinaron por la proyección de películas extranjeras que ocupaban cada vez más espacio en las carteleras. La mayor parte de los estudios cerró y los que permanecieron abiertos (Argentina Sono Film y Aries) reeditaron fórmulas cinematográficas rema-nidas con actores taquilleros y directores probados a fin de garantizar el éxito.12Pero la tan ansiada libertad de expresión quedó cercenada desde el comienzo. La ley de cine de 1957 reprodujo prohibiciones de tono iconoclasta (Decreto Nº 4161) y continuó en adelante sumando “censuras” al compás de los avatares políticos de los años 60.13En poco tiempo emergió el desencanto y cobraron centralidad otros problemas sociales y polí-ticos, y su reinterpretación desde el prisma disruptivo de la revolución cubana y los movimientos de descolo-nización del llamado “Tercer Mundo”. Las expectativas que muchos jóvenes de clase media alentados por el desarrollismo habían puesto en la modernización y la democracia, viraron rápidamente hacia la desconfianza en el capitalismo y los beneficios del sistema liberal, la sensibilidad por los problemas sociales y la disconfor-midad con las formas políticas y estéticas instituidas. Hubo novedades en el cine de ficción y largometrajes, pero los jóvenes se volcaron fundamentalmente a la producción de cortos y documentales de sentido hete-rogéneo y temas relativos a la problemática social, en los que se ensayaban nuevas estéticas.Ya en la segunda mitad de la década de 1960 –es-pecialmente desde el golpe militar del general Onganía de 1966–14y mientras se agudizaban la censura y la re-presión, la politización y el conflicto social, se desa-rrolló un cine “político” y/o militante,15que alcanzó su mayor florecimiento entre los años 1968 y 1972/197316y culminó en una corta etapa de libertad de expresión cinematográfica irrestricta en 1973, durante la cual se vieron la mayoría de los filmes realiza-dos durante el onganiato.En 1974 comenzó una nueva ofensiva de represión17que se ins-titucionalizó definitivamente con el terrorismo de Estado que en 1976 implanta la dictadura militar. Su peso cayó sobre todo el mundo cul-tural y buscó cortar de cuajo la re-novación iniciada desde fines de los 50. Las muertes, torturas y desapa-riciones, la censura y autocensura, el exilio externo y el interno fueron algunos de los factores que, como ya dijimos, impidieron nuevas producciones y motivaron la “desaparición” de muchísimos materiales fílmicos producidos durante el período anterior.18En la transición democrática de los años 80 algu-nos filmes de ficción prestaron atención al tema de las violaciones de los derechos humanos ocurridas durante la última dictadura. El cine documental –salvo excep-ciones como La República perdida– estuvo casi ausente, mientras el cine “militante” parecía haber quedado de-cididamente en el olvido.Ya a fnes de los 80, invadió el desencanto en los alcan-ces de la democracia para solucionar cuestiones económi-cas, políticas y sociales, e incluso para encarar una justicia verdadera al tema de las violaciones de la dictadura.En los primeros años de la década de 1990 las po-líticas neoliberales se sucedieron junto con un debilita-miento de las luchas sociales y el retraimiento general hacia lo individual. El cine acompañó esa retracción, se hicieron menos películas y el tema de la dictadura casi desapareció de la pantalla.En los primeros años de la década de 1990 las políticas neoli-berales se sucedieron junto con un debilitamiento de las luchas socia-les y el retraimiento general hacia lo individual. El cine acompañó esa retracción, se hicieron menos películas y el tema de la dictadura casi desapareció de la pantalla.
image/svg+xml19Revista de Historia OralRevista de Historia Oral19Pero en la segunda mitad de los 90 el escenario se fue transformando, irrumpió la protesta social con hechos como los piquetes de Cutral Co (1996), la de-rrota electoral de Menem (1999) y la crisis del régimen bajo el gobierno del Dr. De la Rúa (2001). En el ámbi-to de los derechos humanos empieza a enfrentarse la clausura del marco judicial generado por el indulto y se abrieron brechas en la legislación que obturaba el juzgamiento.En el cine emergió una nueva generación de di-rectores con la preocupación por los problemas socia-les como la desocupación, la marginalidad o la delin-cuencia, sumando también la novedad de expresarse a través del género y la estética documental.19También retomaron el tema de la dictadura desde el verismo tes-timonial, incorporando a la nueva generación de hijos de los detenidos-desaparecidos y niños apropiados re-cuperados. Este boomdocumental se pro-fundizó después de 2001 y aún con-tinúa. Fue acompañado de un reno-vado interés por las producciones del cine militante de los años 60/70 cuyas películas se comenzaron a buscar y rescatar. Un signo premo-nitorio de este fenómeno fue el ci-clo “El tercer cine: Cine Político en Argentina, 1966/1972”,20realizado en Buenos Aires durante el caluro-so febrero de 1995. Acudió muy poco público, pero algunos pudieron visualizar por primera vez algunos materiales que se habían convertido en le-yenda.2. Entrevistas y entrevistadosDirigimos las primeras preguntas a personas que hu-bieran intervenido en el cine político de los años 60/70. Entre ellas, ¿por qué eligieron el cortometraje y/o el documental?; ¿de dónde provenían y cuál fue su for-mación?; ¿cuáles fueron los espacios y las modalidades de producción, financiamiento y exhibición en las que participaron?; ¿por qué los documentales se focaliza-ron en temas sociales y se radicalizaron en relación con los movimientos políticos de la época? A continuación exponemos algunas de las cuestiones que surgieron de las entrevistas.Cortos y documentalesEl corto y el documental fueron modos elegidos por quienes “quedaron afuera” del cine industrial o por los que no querían ajustarse a sus modalidades. La inser-ción en el medio cinematográfico no era fácil, dado que la formación se hacía trabajando en la industria y quedaba sujeta a fuertes regulaciones sindicales. Esta formación funcionaba con normas estrictas, limitando temas y formas de hacer cine, impidiendo la explora-ción de otras estéticas o temáticas.(…) El documental ya me había captado y por muchas más razones que las que sean de vocación. Pero uno podía filmar un documental como hicimos con Faena [1960]con tres personas. Con Eloy[1969]tuve que fil-mar sindicado (…) un equipo, grandes recursos, mucho dinero, mucho trámite, de conseguir dinero, financiación con Martínez Suárez en Chile y eso hacía una tromba de problemas. El documental era mucho más pequeño, más reducido y uno podría expresarse más libremente, sin tanta atadura económica sin tan-ta condición económica. Así que hice Faenay empecé a hacer otras cosas más hasta que me fui a hacer políti-ca. (Humberto Ríos).A medida que avanza la década, la búsqueda de independencia estéti-ca e ideológica aleja a muchos de las instituciones que otorgan sub-sidios, especialmente a aquellos que optan por el uso del documental como herramienta de militancia políti-ca. Las fuentes de financiación y producción tomaron diversos caminos.[Para hacer un] (…) cine que reflejara y expresara la realidad teníamos que independizarnos de las estructu-ras institucionales.El Instituto de Cine no respondía de En el cine emergió una nueva generación de directores con la preocupación por los problemas sociales como la desocupación, la marginalidad o la delincuencia, sumando también la novedad de expresarse a través del género y la estética documental.
image/svg+xmlVoces Recobradas20Voces Recobradas20ninguna manera a esas necesidades (…) Vos presenta-bas un proyecto como yo presenté previamente Muerte y Pueblo[1969]lo censuraban y no le daban ningún tipo de apoyo económico. Es más, se consultaban en los orga-nismos de información del Estado la posibilidad de reali-zación de estas películas (…) el FNA también te daba un marco del que no te podías salir, tenías que ser fiel sobre la expresión artística. Si vos querías plantar la cámara real sobre los hechos reales, sobre el país real tenías que tener una independencia económica. (Nemesio Juárez).Se valora el “registro de la realidad” por considerar que la “realidad” está ausente o manipulada por los medios de comunicación del sistema como el cine industrial y en especial por el noticiario cinematográfico y/o te-levisivo. Se trató de mostrar lo que antes no se mostraba o quedaba oculto desde el registro oficial. Una estrategia que renovará el lenguaje audiovisual es reutilizar las mismas imágenes de archivo de TV o de cine –obtenidas en forma clandesti-na en los canales– insertándolas en otro discurso con el fin de impugnar el sentido hegemónico y violentar la pretendida visión de realidad canonizada desde el modelo de represen-tación institucionalizado por los medios.21En 1969 el grupo Realizadores de Mayoobtuvo imágenes de forma clandestina de los canales o instituciones oficiales, que intervino dotándolas de un sentido de contrainforma-ción o denuncia:[Los compañeros que conseguían los materiales co-rrían] un gran riesgo, pero yo creo que fundamental-mente era un riesgo laboral (…) Nosotros tratábamos de cambiar de signo a esas imágenes o encontrar (…) aque-llas que podían generar nuevas ideas o una nueva visión sobre los acontecimientos. Por un lado, había que lim-piarlo de todo elemento que conllevara a la ideología de los medios y, también, trabajar tratando de traer (…) en muchos casos, la experiencia de Eisenstein: nuevas ideas a partir de la confrontación. Algunas de esas imágenes venían de los medios y había que resignificarlas confron-tándolas con otras que generábamos nosotros mismos, a través del montaje (…). (N. Juárez).Míticas cabinas por las que “todo pasó”Este nuevo cine se presentó en gran medida como esfuerzo individual o independiente. Dada la debi-lidad de la industria y por la falta de continuidad en la producción, muchos jóvenes realizadores buscaron otros caminos para aprender el oficio, mientras el personal afiliado a SICA vivía de acuerdo con las modas que imponían algunas productoras go-londrinas.Los nuevos espacios de pro-ducción no fueron totalmente pa-ralelos o diferenciados del cine comercial o el publicitario. Por el contrario, una de sus características fue la mezcla y el cruce de personas, lugares de producción y provisión de recursos.Dos de los nuevos espacios fueron el Laboratorio Alex y la empresa de compaginación de Antonio Ri-poll. Allí se procesaba material de todo tipo y se conta-ba con cabinas de sonido y montaje que se alquilaban a técnicos independientes. Todos los entrevistados pa-saron por allí.Alex (…) fue como “el lugar” del cine argentino. No so-lamente era un laboratorio donde se procesaban las pe-lículas, era un lugar de trabajo porque los montajistas trabajaban ahí, había estudio de grabación, nosotros te-níamos cabinas, nosotros vivíamos en Alex (…) nosotros estábamos todo el día, era la bolsa de trabajo (…). (José Grammático).En estos espacios de trabajo “rentado” o profesional se procesaban largometrajes comerciales, propagandas de gobierno y cortos publicitarios, pero también, corto-metrajes y documentales de “los amigos”, y filmes polí-ticos clandestinos.Miguel Pérez aprendió su profesión de montajista en las cabinas de Ripoll haciendo de todo: largos, cor-tos, comerciales. Allí compaginó tanto una propaganda Si vos querías plantar la cámara real sobre los hechos reales, sobre el país real tenías que tener una independencia económica.
image/svg+xml21Revista de Historia OralRevista de Historia Oral21del gobierno de Onganía por la misma época en que colaboraba con el montaje de la primera parte de La hora de los hornos,que como luego veremos, fue para él muy importante. Una anécdota ocurrida en 1972 da cuenta de la inexistencia de una división tajante entre quienes se dedicaban a la producción comercial y a la clandestina:Muchas veces me pasaba las noches enteras trabajando en comerciales (…) como los de Crespi (…) un día yo termino, estaba cansadísimo porque había trabajado durante la noche, (…) y cae un grupo. Se había hecho un acto (…) creo que en la cancha de Vélez (…) y ha-blaba (…) Galimberti (…) yo no pude ir por el trabajo. (…) Me estaba yendo de la cabina [y]cae (…) todo un grupo que había estado filmando todo el acto. Y resulta que Galimberti se iba dos días más tarde a España y querían mandarle el material a Pe-rón. Entonces, la consigna era “com-paginá esto” y yo “¡pero muchachos estoy fundido, no pude dormir en toda la noche!”. En una de esas se me ocurrió (…) les digo “no sé, si alguno de Uds. tienen esas pastillas que usan los estudiantes para man-tenerse despiertos…”. Uno de ellos, (...) me dijo “no te preocupes, yo ense-guida te mando…” no sé qué cosa, tomé una y ahí me puse a trabajar. Y trabajé, trabajé, trabajé, trabajé, no me levantaba ni para ir al baño, perdí el apetito, nada, era como una obsesión de terminar. A las nueve de la mañana (…) terminé. Y cae un muchacho con una copia de publicidad, yo me puse a gritar como un energúme-no “¡cómo se te ocurre entrar a la cabina sin golpear!”, [risas]¡era el efecto de la pastilla!, ¡estaba sacado! Así fue como ese material lo tomó Kushnir, hizo todas las mezclas de las bandas y Galimberti partió hacia España. (Miguel Pérez).José Grammático en Laboratorios Alex sonorizó gratis y de noche la película Informes y Testimonios. La tortura política en Argentina (1972)22porque “eran mis amigos, eran mis compañeros”, y también La hora de los hornos,pero en este caso cobró honorarios “porque Solanas te-nía producción, tenía plata. El hermano de Solanas tenía una agencia de publicidad muy grande y daba trabajo de publicidad a Pino, entonces Pino tenía producción, tenía dinero para producción.” (J. Grammático)Amigos, compañeros… ¿y el dinero?Los grupos de trabajo se formaban a partir de vínculos personales generados en espacios políticos, laborales o en las recientemente creadas escuelas de cine en las universidades estatales que se convirtieron en unida-des de producción de esos cortos.Nos conocimos ahí [Escuela de Cine de La Plata]porque Alfredo Oroz era muy amigo de Puig, íntimo amigo. Y él era también de un pueblo de América, Estación Rivada-via, casi La Pampa. A Alfredo le gustaba el cine porque creo que el padre era el dueño del cine del pueblo, algo así. [Ricardo]Moretti era de Punta Alta. Éramos todos compañeros de grupo, entramos juntos, cursamos juntos. (J. Grammático).Este grupo no contaba con finan-ciación ni sus integrantes trabaja-ban en forma rentada en el ámbito publicitario. Los recursos fueron variados y económicos.La Jangada se filmó en 16, blanco y negro. Uno de los chicos del grupo había comprado una cámara, des-pués el hermano de un compañero nuestro que estudiaba plástica que hacía notas para el noticiero del Canal 13, vivía en Lomas de Zamora, se venía con la cámara y filmábamos. (J. Grammático).En cuanto al filme Al Grito de este Pueblo, Humberto Ríos cuenta:(…) Cuando me fui enterando de todo el proceso que surgía en Bolivia, el caso del general Torres, las posibles Los grupos de trabajo se formaban a partir de vínculos personales generados en espacios políticos, laborales o en las recien-temente creadas escuelas de cine en las universidades estatales que se convirtieron en unidades de producción de esos cortos.
image/svg+xmlVoces Recobradas22Voces Recobradas22asambleas populares de los obreros, los campesinos, los mineros, (…) y junté a un joven aspirante deseoso de ser cineasta (...) que todavía está viviendo en Alemania, a una militante peronista que hace unos años se suicidó, se mató, y a un joven ayudante mío de la época de Pino Solanas. Los tres, los cuatro mejor dicho, nos fuimos a Bolivia. (H. Ríos).La decisión y la organización de un film colectivo so-bre el Cordobazo dieron lugar a la formación del grupo conocido como “Realizadores de Mayo”.Hicimos una gran convocatoria (…) finalmente quedó un grupo de 10 realizadores para hacer esta película. Entonces lo que acordamos de entrada es que una vez acordados los temas que cada uno iba a abordar, que-daba en entera libertad para poder trabajar y armar su propio grupo de trabajo con guionistas, con locu-tores, compaginadores, con lo que fuera necesario y que el material que íbamos a reunir de registro fíl-mico de los acontecimientos iba a ser distribuido de manera generosa pero poniendo el acen-to en el tema que cada uno de nosotros abordara (…) (N. Juárez).La financiación de la producción de cortos y documen-tales fue muy variada. Algunos utilizaron premios o subsidios del Fondo Nacional de las Artes, del Instituto del Cine, o en la unidad de producción de la Escuela de Cine Documental. Otros, que no querían ajustarse a los requerimientos de esos ámbitos, obtenían fondos trabajando en el cine industrial o en publicidad. Este fue el caso de Solanas con La hora de los hornoscitado más arriba, o la de Humberto Ríos con Al grito de este pueblo:(…) Decidí pagar mi propia experiencia con un poco de dinero que había juntado con la experiencia de ha-cer cine publicitario con Fernando Solanas (…) el que hizo La hora de los hornos, decidió filmar y dejarme a mí a cargo de la empresa. Era una empresa de pu-blicidad (…) Pensamos que la publicidad podría brin-darnos los fondos necesarios para poder hacer el cine que nos interesaba, que nos permitiría ser libres, porque no dependíamos de un productor ni del Estado ni de nadie. Nuestros fondos (…) ganados por la publicidad, se volcaron a financiar La hora de los hornosy otras películas. (…) Pudimos seguir hacien-do documentales con esta fórmula. Hacer publicidad, sacar dinero y destinarlo al cine político. Ganába-mos la libertad absoluta en cuanto a nuestro material y no sufríamos de ninguna censura o de ningún control. (H. Ríos).El cine y la militanciaLa guerra fría y los procesos de liberación y descolo-nización en el Tercer Mundo marcaron una década de fuerte radicalización política en todo el mundo. En nuestro país esta oleada adoptó rasgos particula-res, propios de contextos autoritarios, dictatoriales, de proscripción y supervivencia del peronismo.El quehacer de estos jóvenes pasó por diversas etapas. Desde fines de los 50 y hasta mediados de los 60 hubo una búsqueda de formación por fuera de los canales de la industria que pasó por las instituciones educativas (en el exterior y las recientemente creadas en la Argentina), y un ensayo de novedades estéti-cas y preocupación por los temas sociales. El golpe de Onganía cortó las expectativas cinematográficas o político-sociales en el sistema. Los entrevistados hablaron de la sensación de “ahogo” que producía la censura y la represión en general, y ubicaron como hito de su incorporación a grupos políticos y mo-vimientos de oposición al régimen al Cordobazo de 1969, acción de resistencia y protesta obrera estu-diantil.Entre 1971 y 1973 el pasaje a la acción política fue masivo y adoptó diferentes formas y vías de expresión. En el contexto preelectoral de 1972 se generalizó la “peronización” de jóvenes radicalizados, algunos pro-venientes de familias de clase media del más rabioso La decisión y la organización de un film colectivo sobre el Cordobazo dieron lugar a la for-mación del grupo conocido como “Realizadores de Mayo”.
image/svg+xml23Revista de Historia OralRevista de Historia Oral23antiperonismo. Muchos ingresaron a la Juventud Pero-nista, a grupos armados, o se volcaron a otras organiza-ciones reformistas o revolucionarias desde perspecti-vas no peronistas, marxistas, trotkistas y movimientos sociales, de base, clasistas, etcétera.23Este proceso de incorporación a la militancia transitó caminos diversos y sinuosos, en los que proliferaron el debate, el enfren-tamiento, la contradicción.Algunos grupos de realizadores redefinieron al cine como herramienta política. Se fue formalizando la diferencia entre cine político y cine militante, este úl-timo jerarquizó el fenómeno de la exhibición ante pú-blicos específicos vinculados con la protesta y acción de trabajadores, obreros y sectores po-pulares.La hora de los hornos y los “hornitos”La fórmula fílmica “cortometraje más documental” se consideró una herramienta eficaz de militancia, especialmente a partir de la cir-culación interna de La hora de los hornos, convertida en emblema de renovación estética y modelo de instrumentación política militan-te. Se formaron grupos políticos cinematográficos como “Cine Libe-ración” (Fernando Solanas, Octavio Getino, Gerardo Vallejo, entre otros) vinculados al peronismo, “Cine de la Base” (R. Gleyzer, Jorge Denti, Nerio Barberis) vinculados al ERP-PRT, y otros como “Realizadores de Mayo”, de menor duración e impacto histórico.Estos grupos y producciones circularon entre van-guardias minoritarias aunque hoy cobren otra magni-tud desde una perspectiva de memoria.La propuesta político-estética de La hora de los hornosmarcó a una generación y generó un halo míti-co más allá del alcance numérico de público que tuvo su exhibición clandestina, muy difícil de medir hasta la actualidad.24Pérez dijo haber participado en la compaginación de la primera parte de La hora de los hornos,se refirió al impacto que le produjo.(...) Yo había pasado mis años de secundaria siempre con alguna organización de izquierda que estaba siem-pre tratando de captar chicos, y yo tampoco me sentía muy representado, pero me interesaba el tema. Entonces cuando Pino (…), es decir, yo fui uno de los tantos para los cuales La hora de los hornos fue como el camino ha-cia una síntesis que estábamos deseando todos, que era juntar ciertas ideas que eran patrimonio de la izquierda, juntarlas con el pueblo, en Argentina era como impensa-ble. Entonces para mí esa película significó, bueno todo lo que significó ese fenómeno (…). (M. Pérez).Juárez cuenta cómo se decide en 1969 a formar el gru-po “Realizadores de Mayo”,para realizar la obra sobre el Cordobazo.(…) Cada uno trabajó con absoluta libertad. (…) te-níamos el criterio que posteriormente la evaluación de ese material iba a ser distribuido (…) en distintos módulos, cosa que tam-bién pudiéramos acceder a exhibi-ciones más puntuales, más cortas, o más continuadas y que diera cuen-ta del conjunto del material, o sea, se pudieran armar con tres o cuatro películas un bloque, con otras tres o cuatro otro, y así sucesivamente. Porque nosotros lo que queríamos era recuperar la experiencia que se había iniciado con La hora de los hornosde la proyección de la película, y el debate posterior. (N. Juárez).La hora de los hornosfue un modelo para el floreci-miento de otros cortometrajes de urgencia militante. Jose Grammático dijo:Y, películas políticas hicimos veinte mil (…) cortitos po-líticos (...) recuerdo uno que hizo Humberto Riva que Algunos grupos de realiza-dores redefinieron al cine como herramienta política. Se fue formalizando la diferencia entre cine político y cine militante, este último jerarquizó el fenómeno de la exhibición ante públicos especí-ficos vinculados con la protesta y acción de trabajadores, obreros y sectores populares.
image/svg+xmlVoces Recobradas24Voces Recobradas24era un fotógrafo que hoy vive en Barcelona, que también lo hicimos así de onda (…) no me acuerdo (…) era un poco metafórico (…) era gente que moría y demás (…) se veían las cabezas solamente (…). (J. Grammático).Sus experiencias coinciden con la de Miguel Pérez:Bueno, Macías [Juan Carlos] y yo hicimos muchísimos cortos que yo llamaba los “hornitos”, porque eran como copias pequeñas, de 10 o 15 minutos con lo más “exte-rior” de La hora de los hornos(…). (M. Pérez).La circulación de las imágenes documentales (televisi-vas o cinematográficas) obtenidas en forma clandesti-na parece haber sido intensa, y la “fórmula” repetida:Hay un detalle que es muy gracioso. Se produjo el Cor-dobazo y alguien consiguió una cantidad de tomas de material, (…) Y eso yo lo compaginé muchas veces, por-que cada uno venía con la gran novedad de que había conseguido eso. Yo estaba [gesto de hartazgo](…) de compaginar lo mismo. Porque la fórmula era: material de archivo, buscar algo de villas, cartones con leyendas, colas negras, es decir, imagen negra, una cosa que había hecho Pino, entonces todos (…) entonces la fórmula era esa, pero eran todos panfletos malísimos, improvisados, hechos en dos días. (M. Pérez).En síntesis, más allá de la calidad de las producciones se produjo una proliferación del cine militante, en el cual la función como herramienta política ganaba te-rreno sobre el fenómeno estético:Para nosotros era tan importante la proyección de la pe-lícula, como la asistencia y el debate con la gente misma.(N. Juárez).¿Absoluta clandestinidad?La clandestinidad fue uno de los rasgos míticos de las producciones de corte político de los años 60/70.(…) Estas películas [La hora de los hornoso las del gru-po “Realizadores de Mayo”]se hicieron en condiciones de absoluta clandestinidad. Si bien no era el atisbo de la dictadura posterior, del Proceso, teníamos que trabajar en condiciones de clandestinidad su carácter era “total-mente clandestino”. (N. Juaréz).Sin embargo, menos dramático y casi risueño, Pérez recuerda:(…) Nosotros éramos muy desprolijos. Jugábamos a la clandestinidad, (…) teníamos ciertas prevenciones y todo, pero también teníamos unos descuidos increíbles. Y por ejemplo Operación Masacrese filma en la quinta de una señora que era la directora de arte que quería ser escenógrafa y pone su quinta a disposición de la pelícu-la, y en la quinta que era preciosa, paquetísima, se arma el basural de José León Suárez. La filmación (…) se em-pezó por la masacre en el basural. (…) En los primeros días, la consigna era estricta, iban nada más que los técnicos, los actores que tenían que participar y nadie más (…) Hasta que hubo un primer colado, un segundo, un tercero, después yo ya podía ir, ya que los domingos no tenía nada que hacer, como era amigo podía ir. ¡Des-pués podía ir yo con una amiga, y al final terminamos con unos asados! (…) pero así (…) éramos militantes que comíamos unos asados fantásticos con buen vino [risas]. (M. Pérez).3. La(s) memoria(s)La memoria tanto individual como colectiva es un te-rritorio de disputas sobre el sentido del presente y del pasado, y por tanto, sus procesos no son lineales ni están fijados de una vez y para siempre. Al reflexio-nar sobre el tema, Juárez comienza hablando desde un “nosotros” que incluye a la generación actual de jóve-nes cineastas y estudiosos del tema:(…) Evidentemente es sintomático que hoy empecemos a ver estos materiales, (…) a rescatar los perdidos de estos materiales, como casi la totalidad de “Mayo” de 1969. (…) Se había conservado durante mucho tiempo el fragmento que conservé yo (…) Pero es sintomático también que empecemos a recuperar ese tiempo de nues-tra historia, a reflexionar sobre ella. Esto es parte de eso. (N. Juárez).
image/svg+xml25Revista de Historia OralRevista de Historia Oral25Pero pronto el “nosotros” se vuelve más exclusivo y refiere solo al grupo de cineastas militantes de su ge-neración que aparecen como víctimas de un “oscuran-tismo” que trasciende a la dictadura y se extiende a los tiempos de la transición democrática.Nosotros pasamos aparte de la dureza, de transitar esta etapa tan dura y tan excluyente desde el punto de vis-ta ideológico o sensible que fue el Proceso, transitamos también una etapa de oscurantismo. Recuperada la de-mocracia, nosotros fuimos olvidados también. Hubo una etapa que con Octavio Getino denominamos la de la ge-neración tapón, que (…) surge en torno al radicalismo en la cultura, es una generación posmoderna donde se desacredita toda la experiencia ante-rior de compromiso con la realidad. Esto hay que decirlo. Múltiples re-vistas aparecían banalizando, o no nombrando, o ninguneando direc-tamente esas experiencias para se-ñalar otras, más universalistas, más subjetivas desde el punto de vista de la creación. (N. Juárez).Su interpretación del olvido y la re-cuperación de la memoria se realiza sobre una metáfora simple: “la caída de una máscara de mentiras” en 2001 al caer el gobierno de De la Rúa. Olvida que en realidad el fenómeno do-cumentalista se inició varios años antes, con la deca-dencia del menemismo y junto a otras novedades polí-ticas, intelectuales y organizativas (primeros piquetes, escraches).Elabora una narración con sentido político e históri-co, con juicios valorativos sobre las significaciones del “olvido” y la “recuperación de la memoria” reeditando sus ideas de los años 60 sobre el para qué y el cómo hacer cine documental, aplicadas al momento actual.(…) Toda la década del 90 es, de alguna manera, (…) una mitificación ya en el hecho de decir que (…) un país empobrecido, desindustrializado, valga igual que las po-tencias más grandes del mundo. Eso es una mentira, y seguimos viviendo una mentira hasta el 2001. El 2001 cae la máscara de la mentira, (…) empieza en la gente la necesidad de ver la realidad tal cual es, o no verla a través de la mediación mistificadora de la realidad. Se descubre una gran mentira y ahí aparecen muchos movimientos de documentalistas que aprovechan esta democratización del video, etc. para volver a plantar la cámara frente a ese país real, que estaba oculto, del modo que estaba oculto en nuestro momento, en nuestra experiencia. (N. Juárez).Al cerrar la reflexión, su grupo generacional-político-profesional se convierte en su relato en centro de inte-rés de “otros”, de las “nuevas generaciones”.Paralelamente empieza a haber por parte de las nuevas generaciones interés por saber qué era lo que habíamos hecho nosotros. A rescatar nuestros materiales, a hablar con nosotros, a preguntarnos por nuestra experiencia organizativa y estética (…) (N. Juárez).En la narración de Juárez, el cine político y/o militante de su genera-ción queda en el centro, es el hilo conductor de una trama que une el pasado que reivindica y el pre-sente en el que acciona. Un único “yo” lo utiliza al referirse a la con-servación de un fragmento del film del grupo “Realizadores de Mayo”. Su experiencia personal y privada se mimetiza con la de su grupo de pertenencia, señalado como “sujeto político” alternativo desde los 60 hasta la actualidad.El testimonio de Miguel Pérez se brinda de modo diferente. La entrevista se realizó tiempo atrás y el motivo inicial fue su participación en una película de propaganda que cubría el Plan de Erradicación de Villas Miserias del Ministerio de Bienestar Social del gobierno de Onganía de 1968. Nos había sorprendido que –aunque el guión no ocultaba los costados más Paralelamente empieza a ha-ber por parte de las nuevas gene-raciones interés por saber qué era lo que habíamos hecho nosotros. A rescatar nuestros materiales, a hablar con nosotros, a pregun-tarnos por nuestra experiencia organizativa y estética (…)
image/svg+xmlVoces Recobradas26Voces Recobradas26autoritarios del Plan– las imágenes parecían contra-decir el discurso oficial, remitiéndonos a películas del cine militante como La hora de los hornoso Tiempos de violencia(Enrique Juárez).25Al consultarlo si lo re-cordaba, aseguró que era muy posible que lo hubiera realizado, aunque en realidad no recordaba.Bueno, imagínense, hice un año como colimba y traba-jando en la cabina para no perder ese puesto los fines de semana, era una especie de ente, bueno, si el documental es del año 67, bueno, yo estaba todavía trabajando de esta gente, de Antonio Ripoll y de Gerardo Rinaldi (…) yo me fui en el 69 de la cabina de Ripoll. (M. Pérez).Al comentarnos que durante la misma época había co-laborado en la compaginación de La hora de los hor-nosy que esa película fue para él un parteaguas, creímos entender por qué se parecían tanto las imágenes de las villas de emergencia del film de Onganía con las del cine mili-tante. También comenzamos a pen-sar sobre el valor de esas “míticas” cabinas (de Ripoll, Alex, etcétera) en tanto espacios de producción y circulación de todo tipo de cine, y a desechar la idea simplista de que el cine político y militante se había desarrollado por canales totalmente disociados del cine del sistema. También nos resultó interesante su visión sobre La República perdida, film paradigmático de comienzos de la democracia y único que dirigió. Pérez parecía ignorar el halo alfonsinista que le atribuyó la mayor parte de la crítica y lo consi-deró como una continuidad ideológica de su militan-cia cercana al peronismo juvenil de los 70. Dice que cuando se lo propusieron pensó: Si esto [La República perdida]va a ser una gorilada espantosa, cómo voy a hacerla yo. Pero luego se convenció de que era una pe-lícula contra la oligarquía, y aseguró que tenía como diez custodios mentales para detectar cualquier cosa que fuera una gorilada. (M. Pérez).En fin, a diferencia de los de N. Juárez, los recuer-dos y olvidos de Pérez no conformaron un relato siste-mático, con una dirección unívoca, ni eran consisten-tes con interpretaciones institucionalizadas de nuestra historia. Eran espontáneos y personales, y como tales, sinuosos y contradictorios.Memoria elaborada y memoria espontáneaHasta aquí nos encontramos con dos tipos de memoria que –por el momento– llamaremos memoria espontáneaymemoria elaborada. Estimamos que tal dis-tinción responde a diferencias de especificidad y origen de las fuen-tes orales y/o de las trayectorias de los entrevistados que ocupan hoy lugares diferentes en el medio po-lítico y cinematográfico.Las creadas para esta explo-ración corresponden a Jose Gra-mmático y Miguel Pérez, quienes si bien tuvieron militancia política y/o sindical, no formaron parte de la dirigencia, vivieron y trabajaron en el país desde los años 60 hasta la actua-lidad, sin interrupciones, exilio ni cárcel. Estas entre-vistas se realizaron en un ámbito privado y sin adelan-tarles temas ni cuestionarios. Ante nuestras preguntas, sus recuerdos emergieron en forma espontánea, entre olvidos, saltos y contradicciones. No construyeron un relato unívoco ni se ajustaron a una teorización fuerte. Se mostraron como individuos parte de un contexto histórico, trabajando en lo que podían en cada contex-to y autocriticándose por momentos, con gran senti-do del humor. Estas memorias individuales parecen más abiertas a nuevas reflexiones y recuerdos. Los testimonios eran más desarticulados pero, al con-trastarlos con bibliografía y con las dos entrevistas de segunda mano, cobraron riqueza y permitieron sumar información y darle a la que ya manejábamos una nueva dimensión: con ellos fue posible construir nuevas preguntas sobre la subjetividad de los jóvenes que participaron del cine de los años 60/70 y sobre los modos de producción.Al comentarnos que durante la misma época había colaborado en la compaginación de La hora de los hornos y que esa película fue para él un parteaguas, creímos entender por qué se parecían tanto las imágenes de las villas de emergencia del film de Onganía con las del cine militante.
image/svg+xml27Revista de Historia OralRevista de Historia Oral27Los otros dos testimonios fueron extraídos de los reportajes que hizo el documentalista Claudio Reme-di para la sección Dimensión Documental del canal de TV on line(www.tv.pts.tv). Se trata de Humberto Ríos y Nemesio Juárez, personalidades muy visibles del medio, con fuertes pertenencias a grupos cine-matográficos, comprometidos políticamente y que vivieron varios años en el exterior. Sus testimonios tienen con un alto grado de coherencia narrativa y organización sistemática de datos y conceptos. Los interrogantes se generaban y contestaban casi sin in-tervención externa y sin digresiones. Esto puede atri-buirse al mérito del entrevistador y a la preparación previa que implica un programa mediático. Existe una total coincidencia entre sus dichos y la biblio-grafía, manifiestos, escritos y declaraciones del cine militante.En un primer momento creímos que estas dos entrevis-tas contenían todo lo que Ríos y Juárez tenían para decir. Y con-sideramos sus testimonios como memoria elaborada, (no nos atre-vimos a decir “clausurada”) don-de la subjetividad ya había com-pletado el proceso de seleccionar sus recuerdos, sepultar olvidos, justificar contradicciones. Estos relatos constituyen una narración histórico-política que teje continuidad entre los años 60/70 y la actualidad en lo que hace a la interpreta-ción de la realidad y la función del cine político y/o militante en la transformación de la misma. Reivin-dican el accionar de los grupos político-cinemato-gráficos, abonando el discurso actual de tendencias que recuperan ese pasado “olvidado” en tono épico, cercano al que expresa el film paradigmático Caza-dores de utopías(D. Blaustein, 1995). En síntesis, se trata de un discurso que –en el contexto actual de querella por la memoria de las décadas tratadas– puja por institucionalizarse como relato hegemónico so-bre aquellos años.Creemos que estas diferentes memorias (espon-tánea y elaborada) son válidas en el marco de los dis-cursos pero no nos autoriza a extender estas catego-rías a las personas que los emitieron. Si bien pueden deberse a diferencias de personalidad y de modos de elaboración de la memoria individual, también puede atribuirse a la especificidad de las fuentes, es decir, a las diferentes modalidades y contextos de las entre-vistas. Para comprobarlo, nos proponemos igualar las condiciones de contextos de producción de los testi-monios, entrevistando a N. Juárez y H. Ríos con el fin de obtener un relato más subjetivo y espontáneo.Estos relatos constituyen una narración histórico-política que teje continuidad entre los años 60/70 y la actualidad en lo que hace a la interpretación de la rea-lidad y la función del cine político y/o militante en la transformación de la misma.
image/svg+xmlVoces Recobradas28Voces Recobradas28Notas————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———1 Mabel Fariña es profesora de Historia e investigadora del Instituto de Investigaciones Gino Germani, la Universidad de Buenos Aires y la Dirección General Patrimonio e Instituto Histórico. Irene Marrone es historiadora, profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y el Instituto de Investigaciones Gino Germani.2El cine de las décadas previas tuvo marcos institucionales, industriales y comerciales más estandarizados y, por tanto, resulta hoy más fácil su aprehensión a través de documentación y bibliografía escrita.3UBACyT S444 (2008-2010), “Disrupción social y boomdocumental cinematográfico en la historia argentina. Dos casos: el boomde los sesenta y de los noventa”, realizada en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales.4 Miguel Pérezingresaen la Escuela de Cine de la Universidad Nacional de La Plata, pero abandona antes de concluir el primer año porque comienza a trabajar en la empresa de compaginación de Antonio Ripoll (1967). Allí realiza su formación al viejo estilo, en la práctica. Fue montajista de una enorme cantidad de filmes tan disímiles como Operación Masacreo Erradicación de Villas Miseriasdel gobierno de Onganía, y director del film La República perdida(1983).5José Grammático, egresado de una escuela técnica, comenzó la carrera de ingeniería. Más tarde se decidió por el cine e ingresó a la Escuela de Cine de la Universidad Nacional de La Plata donde cursó desde 1963 hasta 1967. Abandonó faltándole pocas materias para recibirse. Actualmente es profesor de la Escuela de Cine de la UNLP. Sonidista de muchas películas, entre ellas, un film paradigmático de los años 70 considerado el primero en tratar el tema de la tortura en el país: Informes y testimonios sobre la tortura en Argentina 1968-1972.6 Humberto Ríos era plástico, egresado de escuelas de educación formal. Viajó a París a mediados de la década del 50 y después de un tiempo ingresó a la Escuela de Cine Francesa. Realizó sus primeras experiencias cinematográficas en Europa y de vuelta en la Argentina filma el corto Faena(1960). Participó también del film colectivo Argentina, mayo de 1969: los caminos de la liberación, y entre otros filmes realiza Eloyen 1969 y Al grito de este puebloen 1972.7Nemesio Juárez proviene del teatro, compartió desde la niñez su gusto por el cine con su hermano, el desaparecido Enrique Juárez, con quien colaboró como camarógrafo. Más tarde, Nemesio ingresa al Taller de Cine y realiza su primer corto Eloy(1960), y entre otros trabajos, Los que trabajan(1964) y El ejército(1969) como parte del grupo “Realizadores de Mayo” que da lugar la producción colectiva Argentina, Mayo de 1969: los caminos de la liberación.8El origen de los cineclubes es anterior. Existían en Buenos Aires el Cineclub Argentino (1932), y la Sala de Cine Arte (1941), Pero en los años 50 se produce su rápida proliferación, no solo en Buenos Aires, también en ciudades como La Plata, Santa Fe, Rosario, Mendoza, Mar del Plata, Bahía Blanca. Véase Simón Feldman; Cine Argentino. La Generación del 60.Buenos Aires, Legasa, 1990.9El Decreto Ley Nº 62 del 4/01/1957 se propone, entre otras cosas, reemplazar la uniformidad de los subsidios, un nuevo régimen de premios, el apoyo al cortometraje y al cine experimental, crear el Instituto Nacional de Cinematografía (INC), se declaraba la libertad de expresión, se prohibía la censura previa, se creaba una subcomisión de calificación integrada por organismos educacionales y en menor medida por gente proveniente del cine. Simultáneamente se fundó la Unión del Cine Argentino, en la que figuran los cineclubes. Véase en José Agustín Mahieu, Breve historia del cine argentino. Buenos Aires, Eudeba, 1966.10Sergio Wolf, “La primera toma del cine social” en Clarín, Zona, 5/08/2001.11.El 11/08/1959, el Decreto Ley Nº 9660 introduce un giro reaccionario en la calificación de películas dando participación a miembros que provienen del Consejo del Menor, Liga de Padres y de Madres de Familia, Instituto de la Familia, Movimiento Familiar Cristiano, Obra de la Protección a la Joven, Obras de Asistencia al Menor, etc. Otro recorte a la Ley de 1957 es el Decreto Nº 65/1961 utilizado para lograr el apoyo de sectores reaccionarios en la lucha contra el comunismo. Para la calificación se jerarquizan las instituciones básicas: nación, familia, símbolos patrios, valores éticos. Se reprime todo aquello que se considere daño a la soberanía territorial y nacional, agravie el pudor, las creencias religiosas, las razas y colectividades extranjeras, que haga apología del delito, de la deshonestidad, de la inmoralidad, o de la violencia. En Juan Carlos Goti Aguilar, La censura en el cine. Buenos Aires, Líbera, 1966.12Abel Posadas, “La caída de los Estudios ¿solo el fin de una industria?” en Cine Argentino, la otra historia. Buenos Aires, Letra Buena, 1992.13La Ley de 1957 se expide por impedir la participación del capital extranjero en comunicaciones y se opone al control oligopólico de los medios, pero también promueve la más amplia “desperonización” evidenciando el control político e ideológico seguido ahora por el bando antiperonista. Véase S. Allegretti, I. Marrone y M. Moyano, “El noticiario cinematográfico y el documental: géneros patrióticos”, en Persiguiendo imágenes: el noticiario, la memoria y la historia. 1930/1960. Buenos Aires, Editores del Puerto, 2007.14Por Decreto Nº 8205/63 se autoriza a ordenar cortes antes de la exhibición. Se integran al Ente, representantes del Ministerio de Defensa y del Interior. La “Revolución Argentina” profundizó el giro reaccionario con la Ley Nº 18019/1966. Entre 1963 y 1973 tuvo lugar una etapa negra para el cine, al hacerse cargo del Consejo de Calificación el ultra católico y conservador Ramiro de la Fuente. En Miguel Ángel Rosado, “Entre la libertad y la censura” en J. M: Couselo y otros, Historia del cine argentino. Buenos Aires, CEDAL, 1984.15El término cine “político” se utiliza aquí para las producciones que abordan temas relacionados con la política y el término cine “militante” cuando se utiliza como “herramienta” de militancia donde se otorga mucha importancia a novedosas formas de exhibición.16 “(…) la censura constituye (…) un mecanismo de autodefensa... la Ley Nº 18019/1969 revela (…) la debilidad del sistema que va perdiendo el control de sectores intelectuales y artistas que hasta no hace mucho fuimos sus instrumentos o cómplices (...) es evidente que algo nuevo está ocurriendo en el mundo de la cultura (...) el
image/svg+xml29Revista de Historia OralRevista de Historia Oral29gobierno persigue a un cine enrolado en el antiimperialismo, no es casual que esta ley haya salido después de La hora de los hornosy de su presentación en el INC, no es casual tampoco la relación que existe entre esta ley y las presiones de funcionarios de embajadas argentinas en diversos países para que nuestro film no sea autorizado”. En O. Getino y F. Solanas, La hora de la censura. Cine y Medios;Año I, Nº 1, junio/ julio 1969. pp. 18, 19, 20.“En mi país, es absolutamente imposible hacer un film al interior del sistema, pues existe una censura que actúa no solo sobre los films políticos, sino sobre todo lo que toque las relaciones humanas. Por eso preferimos hacer films fuera del sistema y mostrarlos a pequeños grupos de gente.”en Raymundo Gleyzer, “Documentos/Testimonios”. Montevideo, Cine-LibrosNº 5, 1985, pp.49.17 En 1975, se incorpora al Ente de Calificación Miguel Tato que instala un personalismo autoritario y arbitrario, en nombre de la defensa de valores morales cristianos, de un nacionalismo de corte esencialista, centrado en la defensa de territorio, colectividad, religión católica, etnicidad (hispanismo), y la defensa de las instituciones nacionales y del Estado. Ricardo Halac, Cernadas Lamadrid, “La censura” en Yo fui testigoNº 12. Buenos Aires, Perfil, 1986, pp.71.18La administración Tato estuvo ligada al país de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) grupo parapolicial que impunemente hizo circular una lista negra de artistas, intelectuales y militantes sentenciados a muerte.19Un fuerte punto de inflexión lo marcó el filme Pizza, birra y faso (1996/7), véase M. Fariña e I. Marrone, “Nuevas dimensiones de la exclusión social”, en Segundas Jornadas de Historia, Teoría y Estética Cinematográfica, organizado por el Centro Cultural Ricardo Rojas de la UBA., 1998.20 “El tercer cine: Cine Político en Argentina, 1966/1972” se realizó entre el 23 de febrero y el 1º de marzo de 1995 en la Sala Maxi 2, (C. Pellegrini 657).21El MRI (Modelo de Representación Institucional) canoniza las formas de presentar un hecho “real” para que el espectador lo acepte como real, verdadero, objetivo. Travellings, planos generales y medios, montaje de notas contiguas sin relación entre sí, banda sonora instrumental, voz en off de un locutor “omnisciente” marca el sentido de los hechos son algunos rasgos de escritura para connotar neutralidad. Véase Mabel Fariña e Irene Marrone, “Morir en Buenos Aires, morir en Hanoi: los discursos de la información audiovisual frente a procesos de resistencia social”, en Revista on line Tierra en Trance (www.tierraentrance), 2009.22El film Informes y testimonios...focalizado en la tortura puede considerarse el primero en tomar el tema de las violaciones a los derechos humanos en la Argentina.23Véase Mónica Gordillo, “Protesta, rebelión y movilización: de la resistencia a la lucha armada, 1955-1976”, en Daniel James (director), Nueva Historia Argentina, Tomo IX. Buenos Aires, Sudamericana, 2003.24Faltan datos para estimar la cantidad de personas que vieron esta película en forma “clandestina”. Muchos hablan de esas exhibiciones como si hubieran estado en ellas, pero cuando se les pregunta puntualmente, no fue así. Solo se pudo encontrar documentación al respecto en un grupo de Rosario sobre la que trabajó Mariano Mestman en “La exhibición del cine militante. Teoría y práctica en el grupo Cine Liberación Estrategia audiovisual y trasvasamiento generacional - Cine Liberación y el Movimiento Peronista”; en J. Sartora y S. Rival (editores.), Imágenes de lo real. La representación de lo político en el documental argentino. Buenos Aires, Libraria, 2007.25Tres años después, Miguel Pérez trabajó en Operación Masacre, y a comienzos de la democracia dirigió La República perdida.