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Voces Recobradas
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Militancia,
mujeres
y generaciones:
Fanny Edelman
Voces de
Buenos Aires
Liliana Barela,
Silvana Luverá,
Adriana Echezuri
y Mariela Canali
Dirección General
Patrimonio e Instituto
Histórico
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Revista de Historia Oral
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El primer momento es el
que ella engarza menos con
el mundo político y la historia
de la Argentina. Los recuerdos
aparecen en el marco de la vida
privada: los avatares laborales
del padre, el rol doméstico de su
madre, el lugar relegado al que
se vio reducida por ser mujer.
Sobre Fanny y el testimonio oral
Fanny Jabcovsky de Edelman nació en 1911. En 1934 se
afilió al Partido Comunista y durante la Década Infame,
su actividad política se concentró en el Socorro Rojo,
organización internacional de solidaridad con los pre-
sos obreros y gremiales. Desde 1936 y durante la Guerra
Civil en España, Edelman trabajó junto a su esposo en
movimientos de solidaridad con la causa republicana
española. Continuó luego militando en distintas causas
sociales internacionalistas y del movimiento feminista,
que la llevaron a recorrer el mundo. Es autora del libro
Feminismo y Marxismo
, de la autobio-
grafía
Banderas, pasiones, camara-
das
, publicada en 2002; y autora y
coautora de otras publicaciones.
La excepcional intensidad de
su vida, la longevidad y la extraor-
dinaria lucidez, convierten a Fanny
en memoria viva de un siglo XX
que ya se escurrió hacia el pasado.
La entrevista comenzó en el marco
de estudios sobre la militancia en
los años sesenta, pero rápidamente
se extendió el período y aparecieron
otras temáticas, especialmente las rela-
cionadas con las vivencias de género y los procesos de
memoria individual y social.
Ahora bien, si trabajamos con historias de vida no
podemos dejar de mencionar que “lo biográfico”
sufrió
un período de desprestigio. Mucho se ha escrito al res-
pecto, y también sobre su
“retorno”
:
“(…) Limitado, de manera general, a servir de
ilustración o de ejemplo, como accesorio o comple-
mento en la elaboración de un conocimiento que de-
bía ser obtenido a través de otros caminos, desde los
años setenta el procedimiento de los relatos biográficos
vuelve a ocupar un lugar central en buena parte de la
investigación y de la reflexión teórica, metodológica y
epistemológica.”
1
El auge y la proliferación de los medios masivos
de comunicación han ejercido cierta influencia en esa
vuelta a “lo biográfico”. Encontramos en los medios una
gran cantidad de productos que hacen de “lo vivido” su
interés principal:
“(…) Pero no solo se trata del tipo de material, la
experiencia personal cotidiana, privada e incluso íntima
lo que de esta manera circula en la comunicación social.
Al mismo tiempo se generaliza el dispositivo encarga-
do de producir tales testimonios, es decir, la entrevista,
ligado, por otra parte, a la técnica del grabador. Como
resultado de ello, nos hemos acostumbrado a escuchar y
a ver la vida de la gente; nos hemos acostumbrado a que
ésta se relate, frente a un intermediario, que podrá o no
estar presente, pero es quien recogió, quien registró su
palabra para que llegue luego a todos
nosotros. En consecuencia, el relato
de vida, la narración de las propias
experiencias de vida, pareciera ser
ya parte del sistema de los géneros
discursivos y estar operando, por lo
tanto, como un modelo para quie-
nes se encuentran en situación de
relatar sus experiencias, así como
dando forma a las expectativas de
quienes lo reciben, ya sean oyentes,
televidentes o lectores”.
2
Fanny, la hija de inmigrantes
La narración de Fanny presenta dos momentos diferen-
ciados: su infancia y primera juventud, por un lado, y
su vida militante de adulta, por el otro.
El primer momento es el que ella engarza menos con
el mundo político y la historia de la Argentina. Los re-
cuerdos aparecen en el marco de la vida privada: los ava-
tares laborales del padre, el rol doméstico de su madre, el
lugar relegado al que se vio reducida por ser mujer.
Cuando yo pienso en mi juventud, era una juventud
todavía sometida a las normas clásicas patriarcales…
No obstante, la única “frustración” que menciona
en toda la entrevista es que –a diferencia de sus her-
manos varones y a pesar de ser la mayor– no siguió es-
tudios universitarios. Fanny dice que hubiera querido
estudiar medicina. Su sueño de ser médica no lo rela-
ciona con una vocación o placer individual, sino a una
imagen idealizada de la profesión que representa una
“entrega” en bien a la humanidad que –como veremos–
es el modelo que guiará todos los actos de su vida.
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Voces Recobradas
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En cambio, estudió música, actividad propia de
mujeres por aquella época, y dar clases de piano es el
único trabajo que menciona como previo a su posterior
condición de funcionaria o militante rentada. Fuera de
la medicina (a la que no accedió), dice que la música
fue su “pasión”. No obstante, resulta significativo que
aún joven, ante un episodio de necesidad económica,
empeñó su piano, nunca lo volvió a rescatar y esa “pa-
sión” se redujo desde ese momento sólo a escucharla.
Fanny resignifica todo en positivo. No menciona
frustraciones ni resentimientos relacionados con su ju-
ventud. Los personajes familiares (padres que le impu-
sieron limitaciones y los hermanos que pudieron hacer
lo que ella no) aparecen fuertemente idealizados, reela-
bora la experiencia de niña como estimulante para su
personalidad y su formación cultural e ideológica. Las
lecturas a las que accedió en su casa y
la no religiosidad de su familia, se
mezclan con el orgullo de ser una
“autodidacta”.
Yo fui la mayor de los herma-
nos. Un hogar que tiene para mí un
valor enorme, porque mi padre, que
no era gente ilustrada ni mucho me-
nos, mi madre era una modestísima
ama de casa, mi padre era un maestro
frustrado, (…) sin embargo, había la cultura de la lec-
tura, y eso para nosotros fue de un valor inestimable,
para los tres hermanos. Pero cuando llegó el momento en
que termina mi escuela primaria, a pesar que yo llevaba
varios años a mi hermano, al que me seguía… y luego al
menor, quien iba a la escuela secundaria eran ellos, no
yo. Yo no fui a la escuela secundaria, mi formación es
la de una autodidacta… pasión por la lectura… interés
por los problemas sociales… Eran ellos, los varones. Mis
hermanos sí, llegaron a la universidad. Yo no.
Tampoco menciona en qué momento tomó con-
ciencia de las limitaciones a la que la habían sometido,
y quiso salirse de ellas. Su autoestima se construye con
fragmentos: es “autodidacta”, resalta la cantidad de li-
bros que tiene y leyó, la “medalla de oro” de la escuela,
los vínculos personales con personajes prestigiosos. Su
identidad se teje de cara a lo que hizo más tarde, deja
de lado el pasado y se desinteresa por sus orígenes más
allá de los padres. Tendrá que llegar a la vejez para que
–a instancias de su hijo que sí “investiga el árbol ge-
nealógico”– reconozca que quizás hubiera sido bueno
preguntar sobre esos temas, pero no por ella, sino por
los reclamos de su hijo.
Fanny, la militante
Fanny se educa en experiencias no formales, paralelas
y hasta contrarias a las destinadas a una mujer de su
época. Todo lo que hace refiere al futuro, sin dejos de
nostalgia, frustración o resentimiento.
Menciona sus elecciones de adulta joven, las in-
fluencias o aprendizajes de las personas que conoció
fuera del ámbito de la familia de origen, y otorga un lu-
gar relevante al estímulo que le proporcionó su esposo.
Se ve a sí misma como portadora de fuertes senti-
mientos de solidaridad que vuelca en la práctica, una
intuición que se luego se encuadra y
revela como ideológica-política a
partir de su convivencia matrimo-
nial.
A partir de allí su relato se
constituye en una trama en la que
ella es el centro de un mundo po-
blado de personas prestigiosas que,
algunas veces la guiaron, y otras ve-
ces ella guió. Personas siempre “res-
petables” y “admirables” que también
la respetaron y admiraron a ella. Los nombres propios
de personajes conocidos de la vida cultural, política,
social, nacional e internacional surgen a cada momen-
to, siempre cercanos a un “yo” repetido que se reafirma
en ellos. Todos son adjetivados abundantemente como
“maravillosos”, “solidarios”, “fuertes”, “luchadores”, par-
tícipes de episodios de una epopeya mundial de la que
se siente parte.
Cuando yo comencé a militar, éramos pocas las
mujeres que militábamos. Es verdad que hay que rendir
homenaje, en primer lugar, a las anarquistas… de fin del
siglo XIX, que fueron las primeras en plantear… de una
manera totalmente como no la decimos ahora “Ni mari-
do ni patrón”, eso tenía un significado muy profundo, “ni
marido ni patrón”… el amor libre, por ejemplo. Pero, acá
en la Argentina para mí las pioneras fueron las anar-
quistas, luego están las socialistas, cuando se constituye
el Partido Socialista, donde hay un grupo considerable
de mujeres avanzadas, realmente avanzadas. Y luego, a
(...) Yo no fui a la escuela
secundaria, mi formación es la de
una autodidacta… pasión por la
lectura… interés por los proble-
mas sociales… Eran ellos, los
varones. Mis hermanos sí, llegaron
a la universidad. Yo no.
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Revista de Historia Oral
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principios del XX, aparecen esa pléyade… mujeres, Dra.
Grierson, Dra. Dellepiane, Lanteri, etcétera, que ya…
mujeres de un sector social determinado, pero que plan-
tean también… de manera limitada, yo diría… que plantean
también los derechos de la mujer.
Su extraordinaria memoria y conocimientos le
permiten elaborar los cambios habidos a través del siglo
en la Argentina y el mundo e integrarlos en un discur-
so sin fisuras ni contradicciones. Los avatares de la iz-
quierda argentina, la caída de la URSS, el cambio en las
concepciones de la mujer y de la sexualidad en general,
todo es articulado coherentemente a su narración. No
cuestiona sus propios actos ni la de los personajes de la
historia que admira. Borra conflictos o los incorpora
a un discurso sin contradicciones. El
resultado es una seguridad y con-
sistencia asombrosa al momento
de caracterizar cualquier situación
del pasado y el presente.
El discurso humanista y de
izquierda de Fanny es dicotómico.
Su espacio vital es el mundo entero
y está poblado de seres, especial-
mente mujeres maravillosas que
luchan de distintas formas contra
la opresión de imperialismo, la ex-
plotación, la discriminación.
Las contradicciones internas del lado de los “bue-
nos” son casi inexistentes y cuando no puede evitar-
las, termina diluyéndolas en una enseñanza. Tiene
elaboradas explicaciones o las integra como “errores”
o “defectos” humanos, sea apelando a experiencias per-
sonales, como el conflicto peronismo-comunistas que
es saldado a través de la historia una militante de esa
orientación que terminó haciéndose amiga de ella, o
bien, apelando a discursos autorizados (con es el caso
de Fidel con el estalinismo y la caída de la URSS). Vea-
mos un ejemplo:
Yo creo que cuando ocurren hechos de esta natura-
leza hay que dejar incluso pasar un poco de tiempo para
tener la mente despojada de prejuicios, en eso hay que
seguir la lecciones a mi juicio de Fidel. Fidel es un obser-
vador tan objetivo de la realidad que cuando se hablaba
de Stalin tanto que Stalin tiene la culpa Stalin, Stalin…
pero Fidel comienza a analizar el desarrollo político de
la sociedad durante períodos determinados. (…) Y Fidel
analiza con tanta objetividad… a mí me hizo reflexionar
mucho Fidel cuando analiza la personalidad de Stalin.
Es cierto, hay estos defectos que son tales y tales y estos
otros positivos, entonces no demoniza y eso es lo que nos
ha pasado a nosotros muchas veces demonizar en lugar
de ser o tratar de ser lo suficientemente objetivos para
tener una valoración más correcta de las cosas aunque
pueda no ser perfecta pero más correcta, es una ense-
ñanza (…).
Vida pública y vida privada
Fanny ha conocido infinidad de lugares del mundo, en-
tre los que se cuentan países de la ex URSS, recónditos
lugares de Asia y África, ha estado presa y participa
de acontecimientos tan paradigmáti-
cos como la Guerra Civil Española.
Y en ese camino, como ya dijimos,
conoce a infinita cantidad de per-
sonas cuyos nombres han pasado
a la historia. Estos temas disparan
su verborragia y para ellos muestra
una memoria notable.
En cambio, el discurso sobre
su vida privada aparece solamente
subsumido y como pequeños deta-
lles de esa gran narración, en frases
cortas y, la mayor parte de las veces, solamente después
de que se le pregunte una y otra vez.
Si bien sabemos que la autorreferencia es una de
las características propias de los testimonios, en mu-
chas personas el recuerdo se desplaza desde lo perso-
nal hacia lo público (recuerdan por ejemplo, cuando
nació su hijo y luego lo enlazan con un acontecimiento
político). Fanny en cambio, va de lo público a lo pri-
vado. Su memoria –tan extraordinaria para los acon-
tecimientos y los nombres públicos– muestra huecos.
Por ejemplo, ante la pregunta de cuándo nacieron sus
hijos, se equivoca por cinco años, y solo puede corregir
la equivocación cuando vincula el hecho personal con
el contexto político general y su propia acción en ese
contexto. También se confunde en cuanto a la cantidad
de nietos que tiene.
Ante preguntas reiteradas sobre las relaciones con
sus hijos, Fanny contesta con frases cortas y poca in-
formación. En este ámbito, también intenta borrar toda
conflictividad como lo hace en el campo de lo público.
(...) eso es lo que nos ha
pasado a nosotros muchas veces
demonizar en lugar de ser o tratar
de ser lo suficientemente obje-
tivos para tener una valoración
más correcta de las cosas aunque
pueda no ser perfecta pero más
correcta, es una enseñanza (…)
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Pero le presenta más dificultades: sobre la militancia
de su hija y su nieta en el Partido Comunista Revolu-
cionario (y no en el Partido Comunista como ella), a
la no militancia de su hijo y sus otros nietos responde
con pocas palabras y explicita que de eso en la familia
no se habla.
Como dijimos, su marido no aparece como im-
pedimento sino como el mayor estímulo para su ac-
tividad política, aún cuando (siendo joven y con hijos
pequeños) él sufrió un accidente que le produjo una
discapacidad con la que logró vivir 20 años más. Fanny
narra el episodio como una épica fa-
miliar de solidaridad, de superación
de dificultades, llena de vitalidad y
optimismo.
Cuando se la interroga sobre
cómo combinó una militancia tan
intensa, que la llevaba constante-
mente a viajar, con la crianza de sus
hijos, solo puede decir que la ayudó
otra mujer que vivió con ellos, una
“compañera”, maravillosa, con la que eran muy amigas.
Respecto al tema de cómo habían reaccionado sus
hijos ante su dedicación a la política, Fanny recuerda
–como al pasar– alguna frase de reproche, pero inme-
diatamente salta a un tema político, o bien reafirma
inmediatamente que sus hijos siempre la entendieron
y apoyaron, porque su crianza se había desarrollado en
una ideología específica, donde los valores de la soli-
daridad y lo colectivo estaba por encima de lo indivi-
dual.
No, no. Mis hijos fueron muy solidarios, muy soli-
darios siempre. Muy solidarios y era lógico que lo fueran:
fueron formados en un hogar en que la solidaridad era
uno de los aspectos de nuestra concepción de la política.
Este tema de la transmisión moral en las familias del
Partido Comunista ha sido muy bien trabajado por Gra-
ciela Browarnik, quien concluye que el “deber ser” de un
comunista abarcaba muchos aspectos de la vida privada
y la sociabilidad y comenzaba en la crianza familiar. Este
estudio toma fundamentalmente la ruptura de los años
sesenta, cuando estos presupuestos
morales se ven penetrados (y cues-
tionados) por diversos movimientos
juveniles y culturales afectando, en-
tre otros aspectos, las normas mora-
les sexuales y los roles de género.
Recordando su lugar de madre
en la década del 40, Fanny asegura
que sus hijos no sufrieron por sus
largas ausencias o su permanente
actividad, y ella no refiere contradicciones entre los ro-
les de madre y militante.
Yo no era feminista en ese entonces, no era feminis-
ta. Pero efectivamente, yo volvía a casa y era el ama de
casa. Era lógico. Me preocupaba por la ropa de los chi-
cos, por si estaba listo el delantal para ir al colegio. Pero,
nunca tuve, cómo podría decir, la sensación de ausencia,
a pesar de mi ausencia. Los hijos estaban habituados,
venían a la cárcel a verme y sufrían porque tenían que
vernos a través de un alambre tupido, donde no se podía
ver bien el rostro y además los gritos de adentro y los
gritos de afuera que uno, no escuchabas, que no podías
expresar lo que querías decir. Pero no… nunca tuve la
sensación de… A veces algún reproche, yo creo que justi-
ficado, en el sentido de “Bueno, estás en todo, en todo ¿y
nosotros?” (…) de todas maneras ellos fueron muy, muy
solidarios, muy solidarios, muy solidarios, sí (…).
Si reconoce alguna contradicción, en el mismo
movimiento, la desestima con justificaciones:
Quizás tendríamos que conversar algún día
(risa)
sobre ese tema. Pero no
(silencio)
… Uno… con los años,
con las reflexiones, se reprocha muchas actitudes perso-
nales con respecto a los hijos, con respecto a la familia,
Yo no era feminista en ese
entonces, no era feminista. Pero
efectivamente, yo volvía a casa y
era el ama de casa. Era lógico. Me
preocupaba por la ropa de los chi-
cos, por si estaba listo el delantal
para ir al colegio.
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Revista de Historia Oral
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etcétera, “Uno debió haber hecho esto o debió haber he-
cho aquello” eso ocurre, es una reflexión personal. Pero
así, con mis hijos, nunca, digo, a veces algún reproche
de ese carácter: “Estás dedicada al partido”, pero como
ellos también se dedicaron. Entonces el reproche no iba.
Fundamentalmente mi hija que se integró a la actividad
política desde muy muchacha y muy activa, muy diná-
mica, el varón, menos, el varón, menos… Así que tendría
que hablar con ellos
(risa)
.
Es interesante poner atención en este párrafo. Al
introducir elementos de duda y reflexión, Fanny aban-
dona por momentos el permanente “yo” y la primera
persona, utilizando el recurso impersonal del “uno”
que sugiere un efecto de distanciamiento y generali-
zación. De todos modos, intenta rápidamente a con-
firmar la validez de sus conductas refiriéndose a las de
sus propios hijos en una frase contradictoria que in-
cluye “nunca”, “a veces”, “ellos también”, concluyendo
“entonces el reproche no iba”.
Quizás, y como sugiere finalmente Fanny, debe-
ríamos “hablar con ellos”, y es nuestra intensión entre-
vistarlos próximamente.
Los silencios de Fanny
Sabemos que los procesos de memoria son complejos y
que las entrevistas son un simple insumo para el análi-
sis. En esta primera aproximación quisimos empezar a
desprendernos de la fascinación que produce una vida
y una lucidez excepcional, poniendo nuestra atención
en algunas características generales de su discurso: qué
recuerda, qué olvida, y algunas articulaciones entre lo
privado y lo público.
Provisoriamente, podemos afirmar que la vida
pública de la entrevistada se convirtió en el principal
centro de su identidad y que los aspectos privados de
su vida aparecen muy subordinados. Uno de sus meca-
nismos es rodear el “yo” de incontables personajes de
relevancia, todos intachables y ejemplares, borrando
la presencia de “manchas” o conflictos entre ellos. Sus
afectos cercanos solo son introducidos por inducción
del entrevistador, son subordinados a su historia pú-
blica. Estos afectos personales muestran baja presencia
y –según los temas que se presenten– aparece la ambi-
güedad, el silencio o la derivación hacia otros aconteci-
mientos. Los acontecimientos privados más consolida-
dos en su relato adquieren también forma de epopeya:
la pobreza, la lucha contra la enfermedad del marido,
la cárcel teniendo hijos, son todas cuestiones que se re-
suelven en un relato donde la voluntad, la solidaridad y
el humanismo triunfan sobre los obstáculos.
Todavía tenemos mucho trabajo que hacer sobre
la entrevista, pero con estas observaciones ya se plan-
tean interrogantes y generan la necesidad de búsqueda
de otras miradas –¿sus hijos?, ¿sus nietos?, ¿militantes
que hayan compartido parte de su vida?– que nos per-
mitan recomponer, a modo de un juego de espejos, una
imagen más compleja de Fanny Edelman.
Notas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
1. Magdalena Chirico, (comp.),
Los relatos de vida. El retorno de
lo biográfco.
Buenos Aires, CEAL, 1992, p. 7.
2.
Ibídem, p. 8.
Bibliografía
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Barela, Liliana y otros,
Algunos apuntes sobre historia oral y cómo
abordarla.
Buenos Aires, DGPeIH, 2009.
Browarnik, Graciela, “Para ser un revolucionario... Un estudio
acerca de la transmisión de la moral comunista en el Partido Co-
munista Argentino (1950-2003)”, en
Voces Recobradas
, Revista
de Historia Oral, año 6, Nº 16, IHCBA, diciembre 2003, pp. 22
a 36.
Chirico, Magdalena (comp.),
Los relatos de vida. El retorno de lo
biográfco.
Buenos Aires, CEAL, 1992.
Entrevistas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Fanny Edelman, 97 años, militante, realizadas por Mariela Cana-
li y Adriana Echezuri; equipo de documentalistas: Franca Gon-
zález y Silvana Luverá, los días 6, 14 y 20 de noviembre de 2008.