
Voces Recobradas
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de la destrucción anímica de la persona que fue a la
guerra, de lo inútil de la guerra (…).
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Llegado el 14 de junio de 1982 y después de 74 días
de la única guerra en la que participó la Argentina
en el siglo XX, llegó el silencio, pero ¿qué pasó con la
sociedad argentina?, ¿qué provocó tanto abandono y
olvido?
Yo creo que es no asumir la propia contradicción, por-
que si vos alentaste durante mucho tiempo, mientras
duró, una guerra que aparentaba ser exitosa, por una
causa que aparentemente era noble y después te venís
con un fracaso… la guerra se perdió, a los chicos los
escondían… digamos hay momentos
y momentos para la utilización de
Malvinas, no es lo mismo en el año
84 cuando todavía los militares
podían hacer planteos al gobierno
constitucional, porque la democra-
cia estaba endeble, y esos eran los
héroes de Malvinas, la contradic-
ción era total. Entonces la demo-
cracia para fortalecerse tenía que
tapar a los héroes de Malvinas, porque los héroes de
Malvinas se sentían con el derecho de debatirle, de deli-
berar acerca de las órdenes que emanaban del Ejecutivo
democráticamente elegido, y eso en la democracia no se
puede tolerar. Para fortalecerte hay que bajarle el tono
a los Rico, Seineldín y todos ellos, pero para bajarle el
tono a todos ellos hay que acallar todas las voces de
Malvinas, por eso el silencio, porque aquello está unido
a la dictadura, entonces para que la democracia crezca
parecía que había que desmalvinizar la sociedad.
(…) hubo toda una generación que sintió que ellos
no habían torturado y habían ido a la guerra ¿y enton-
ces qué estaban pagando? Cuál es el pato que estaban
pagando ¡la derrota! Pero estaban pagando la derrota,
estaban pagando los desaciertos militares, el abandono,
la falta de logística, un montón de cosas (…)
Pero ahora estamos en otro momento de Malvinas,
o sea, todo lo que pasó hasta ahora pugnó entre el re-
cuerdo y el olvido, porque las películas de Malvinas no
tenían éxito, la gente no las iba a ver, todo era tristeza,
era mejor no hablar y bueno vinieron los 90, los 90 era
todo bien sin historia, era la respuesta que te daban to-
das las personas, todo bien, todo bien y vos no contabas
nada, o sea que podías estar muriéndote, cerrando las
fábricas, desmantelando tu vida, perdiendo tu perte-
nencia laboral, pero todo bien sin historia. Entonces,
cuando llega el 2001 que nos vamos todos al diablo por-
que entra en crisis todo, empieza una lenta reconstruc-
ción de las cosas (…) y ahora estamos en otro momento
de la credibilidad de Malvinas.
(…) Malvinas es muy complejo porque hay muchas
cuestiones por revisar, como por ejemplo, de los que fue-
ron a Malvinas a quiénes reconozco; a quiénes les doy
un reconocimiento económico; los que
estaban esperando para ir, sufrieron
lo mismo o no sufrieron mismo; los
oficiales que estuvieron en la guerra
fueron bastante maltratados dentro
del Ejército, fueron los más basurea-
dos; es decir, ellos mismos te dicen a
nosotros nos trataban peor que a los
torturadores, es decir, tenían el peso
de la derrota, entonces eso generaba
un silencio en toda la sociedad y el no querer escuchar
hablar más de eso. Porque también nosotros con nues-
tros silencios, con nuestros aplausos, con nuestras co-
sas que aplaudimos la guerra pero no aplaudíamos a
Galtieri, tenemos una gran parte de la responsabilidad
por eso no queremos ver nada de Malvinas, no quere-
mos escuchar nada de Malvinas (…) Pero todos tenemos
que leer el tema de Malvinas, porque es un tema que
ha pasado en el siglo XX, porque es un tema en el que
tenemos algún tipo de responsabilidad y porque ahora
estamos otra vez sobre el tapete.
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Hemos sostenido hasta aquí la existencia de un ima-
ginario colectivo que va desde apoyar la guerra hasta
negar a sus excombatientes, y nos preguntamos cómo
definir ese imaginario.
El imaginario en general es una cuestión que se va cons-
truyendo y el imaginario de Malvinas está construido
Pero todos tenemos que leer
el tema de Malvinas, porque es
un tema que ha pasado en el siglo
XX, porque es un tema en el que
tenemos algún tipo de responsa-
bilidad y porque ahora estamos
otra vez sobre el tapete.