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E
l elemento central que tienen en común los
testimonios escogidos para este trabajo vin-
cula el lugar de procedencia de los entrevis-
tados con sus prácticas políticas y culturales.
Los entrevistados provienen de ciudades del interior
del país y en general sus vidas han estado signadas
por la militancia partidaria. Lo interesante de los
testimonios en su conjunto es que la idea de lo que
significa la política para los entrevistados se aleja de
aquella mirada que la describe como una estructura
meramente partidaria y de militancia orgánica. Para
el autor inglés Raymond Williams
1
, existe una fuerte
tradición socialista que conecta la práctica comunista
con el partido. De esta manera, este tipo de interpre-
tación ha influenciado gran parte de los trabajos sobre
el tema. En cambio, lo que manifestarían los testimo-
nios que se han seleccionado para este trabajo, es una
visión más compleja y amplia de lo que entienden por
política los entrevistados. Habría una naturalización
de la política para los testimoniantes, casi sin darse
cuenta, la misma estaba en el partido, en el gremio, en
la actividad intelectual, en la vida diaria. Entonces,
¿cómo interpretamos esta idea que tienen los entre-
vistados de la política? ¿Qué significa la política para
estas personas? Si no se mencionara que los mismos
tenían tanto una militancia comunista como peronis-
ta, no podríamos distinguir posturas ideológicas. Un
ejemplo de esto lo encontramos en el testimonio de
Mariano Planells, exintendente peronista por la ciu-
dad de San Francisco,
(…) nosotros sino hubieran surgido Perón y Eva Perón
y quizás todos terminábamos con Bombas Molotov en
la bandeja, claro seguro, seguro los chicos todos, por-
que se vivía amargamente.
2
Este testimonio deja entrever elementos que recorre-
rán todo este trabajo. Por un lado, la necesidad de la
gente común de hacer algo frente a la explotación y la
injusticia. La lucha de clases no puede ser considerada
como un componente solo del discurso de izquierda,
sino que la misma atraviesa la vida de estas personas
“Mi infancia
estuvo marcada
por la política”.
Cultura obrera y política
en el interior de la Argentina
Mariana
Mastrángelo
Programa de Historia
Oral.
Facultad de Filosofía y
Letras, UBA / AHORA.
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Revista de Historia Oral
Revista de Historia Oral
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La incorporación a la militan-
cia para el entrevistado, de esta
manera, era lo que debía hacer y
de forma natural, sin cuestiona-
mientos, ingresó en la política y lo
interesante es que ésta determinó
gran parte de su vida.
y las determina. A tal punto que su respuesta es el
ingreso a la política. De esta manera, el concepto de
experiencia
de E. P. Thompson
3
es significativo para
entender por qué, indistintamente, tanto la prédica
popular del peronismo como el discurso radicaliza-
do de los partidos de izquierda llevaron a generacio-
nes de argentinos a participar en política. Estos in-
terrogantes deberían sugerirnos que lo que impulsa
la incorporación en la política de estos entrevistados
se refiere más a prácticas culturales que vivenciaron
en sus ciudades pequeñas que con nociones de índo-
le política e ideológica. En este sentido, entendemos
por cultura, basándonos en la de-
finición de Raymond Williams,
a “una descripción de una forma
de vida particular, que expresa
ciertos significados y valores no
sólo en el arte y en el aprendizaje,
sino también en instituciones y el
comportamiento cotidiano”
.
4
Ese
comportamiento cotidiano, Wi-
lliams lo denominó “comporta-
miento correcto”, “sentido común” y
“estructuras de sentimiento”.
5
Lo que demuestran las
ciudades del interior de la provincia de Córdoba es un
rico movimiento obrero basado en una serie de tradi-
ciones (sobre todo garibaldina, proveniente de los in-
migrantes italianos) y expresiones culturales que dan
cuenta de un submundo izquierdista. Estas pautas y
criterios izquierdistas que tenían los trabajadores de
estas ciudades se vivían no como “política” o “ideo-
logía” sino como “comportamiento correcto”, como
“sentido común”, por esta razón es que hablamos de
cultura obrera. Rastrear estas prácticas culturales en
estos testimonios es el objetivo de este trabajo.
Veamos el testimonio de Juan Floriani
6
, escritor,
miembro del Partido Comunista y responsable de la
célula de zona “centro” de la ciudad de Río Cuarto,
entre 1942 y 1972:
P:
Don Juan, dígame cuándo y dónde nació usted.
R:
Nací el 29 de octubre de 1924, en Río Cuarto.
P:
¿Y cuándo ingresa usted al Partido Comunista?
R:
En el año 42.
P:
¿Tenía dieciocho años?
R:
Diecisiete y estaba terminando el secundario. Y en
ese tiempo fui corresponsal de un diario del partido,
el diario La Hora. En ese tiempo escribía, comunicaba
para una revista de Buenos Aires, que por supuesto no
tenía nada que ver con la izquierda. Entonces me so-
licitaron que me hiciera cargo de la corresponsalía del
diario La Hora.
P:
¿Y por qué se mete en el Partido Comunista?
R:
Porque tengo amigos, un muchacho adolescente del
secundario que me empieza a traer material, comencé
a leer y me interesó.
P:
O sea que lo reclutaron, no es que se metió solo...
R:
No me reclutó porque no era afiliado, él leía. Enton-
ces yo también comencé a leer y me deslumbró. Leí a
Lenin sobre
Los Tres fundamentos del
marxismo
.
P:
¿Y usted se afilió ahí?
R:
No. Comencé primero por cola-
borar, independiente. Por ejemplo
el hecho de aceptar ser corresponsal
del periódico. Y después me afilié,
primero a la Juventud Comunista y
después al Partido.
Nótese en el testimonio la necesidad
del entrevistado de ser preciso en las respuestas, al ex-
tremo de detallar cómo ingresa a militar en el Partido
Comunista. Esto daría cuenta de la importancia que
este hecho tuvo en la vida del entrevistado y de esta
manera cómo percibe la política. La misma se presen-
ta como algo natural,
comencé primero por colaborar,
independiente… y después me afilié
. Recordemos que
este militante comunista era intelectual, por lo tanto,
su iniciación en la política tenía que ver con la lectu-
ra y la formación teórica. Antes de afiliarse al par-
tido, su aproximación fue por medio de la lectura y
la discusión con un compañero del secundario. Decía
Floriani:
comencé a leer y me deslumbró. Leí a Lenin
sobre Los Tres fundamentos del marxismo.
La incor-
poración a la militancia para el entrevistado, de esta
manera, era lo que debía hacer y de forma natural, sin
cuestionamientos, ingresó en la política y lo intere-
sante es que ésta determinó gran parte de su vida.
En contraste, el siguiente testimonio también de-
muestra cómo la política estuvo presente en la vida
del entrevistado. A diferencia del anterior, adviértase
cómo el tema de la política incomoda y hasta aver-
güenza al testimoniante. La siguiente entrevista es de
Ernesto Trigueros de Godoy
7
, hijo del intendente por
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San Francisco, Serafín Trigueros de Godoy, quien
fuera el fundador del partido vecinalista Comité Po-
pular de Defensa Comunal, en las décadas de 1920-
1930. Trigueros de Godoy fue uno de los promoto-
res de la importancia de la educación y de la salud
pública, como también de la justa distribución de la
riqueza en su ciudad.
P:
Ernesto, naciste en San Francisco ¿En qué año?
R:
Bueno yo nací hace... en 1926.
P:
¿Cómo era tu infancia en San Francisco, te acor-
dás?
R:
Si, me acuerdo eh... muy marcada por la política,
muy marcada por la política, papá era un hombre que
decía que los políticos no tenían que tener familia, y
lo practicaba, ¿no?
P:
O sea...
R:
Entonces, este... en la lucha po-
lítica de esa época que era muy
brava, que era muy dura, este...
vos como chico percibís demasiado
las cosas, porque en algún sentido
te sentís marginado de ciertos nú-
cleos sociales, máxime en el caso
de papá que era... no te puedo de-
cir terminantemente que era de iz-
quierda, pero era de izquierda. Papá
era de izquierda políticamente sí, su forma de pensar
sí, pero la gente que lo rodeaba, la gente que estaba
con papá, políticamente lo apoyaba, etcétera, era un
poco una mezcla de cosas. El amigo mayor que tenía
papá era el Jefe de Asuntos Legales de la Municipa-
lidad de San Francisco, el doctor Fernando García
Montagno, pertenecía a la más alta oligarquía cordo-
besa, el abuelo de Fernando García Montagno, tiene
su estatua frente al Colegio Nacional de Montserrat,
de la Universidad de Córdoba, así que fíjate el núcleo
de eso. En contraposición, el abogado de papá en los
juicios que tuvo, en los problemas políticos y qué sé
yo, y también su gran amigo, era Deodoro Roca.
En este fragmento de la entrevista, por razones dis-
tintas, la política y el hecho que su padre fuera “de
izquierda” se convirtió en un problema para el en-
trevistado. La sensación que relata el entrevistado
cuando era niño,
de que mi infancia estuvo marca-
da por la política
, también
sentirse marginados de
ciertos núcleos sociales porque papá era de izquier-
da,
dan
cuenta de que la política formaba parte de
la vida cotidiana de estas personas y la determinaba,
pero en este caso, de manera negativa. Así, como en
el otro caso la lectura de izquierda deslumbró al en-
trevistado y eso lo condujo a la militancia, en este
último testimonio las ideas radicalizadas del padre
significaron la vergüenza y la marginalidad del testi-
moniante. Por otro lado, como manifiesta el testimo-
niante,
la política era un poco una mezcla de cosas
.
En este sentido, en el interior cordobés, un denomi-
nador común era que progresistas, radicales, conser-
vadores y más tarde peronistas pudieran confluir en
una misma alianza política, dando vida a los parti-
dos vecinalistas. Esto daría cuenta de la complejidad
y amplitud de cómo perciben el concepto de política
los entrevistados. Más que compar-
timentos estancos, la ideología de
cada partido podía trascender y
configurarse en un “sentido co-
mún”, en un “comportamiento
correcto”, donde se resaltaba el
valor de la solidaridad y del tra-
bajo.
El siguiente testimonio es de
Rita Silva, militante del PRT-ERP
y oriunda de Río Cuarto:
Rita:
(…) Yo te cuento de mi vida en Río Cuarto. Des-
de que me acuerdo, siempre hubo problemas de los
comunistas perseguidos, porque además eran vecinos
de mi abuela. Eran el Ruso de enfrente, adelante es-
taba la Cata, que también era del PC y Sarita, que
terminó en Devoto con nosotras. Eran todos del PC
entonces, y todo el tiempo en la casa de mis abuelos
no se hablaba de otra cosa “mirá estos del PC lo que
hacen”... Por ejemplo, que “el Ruso era el dueño del
conventillo, y es del PC”.
8
En este fragmento podemos apreciar otra valora-
ción de la política, en particular, hay una valoración
contradictoria, en este caso, del Partido Comunis-
ta. Por un lado está la imagen del “Ruso”, el dueño
del conventillo. La suposición de la entrevistada y de
sus familiares aquí es que ser “comunista” implicaba
ser pobre y/o trabajador. Sin embargo, este militante
era propietario. Esto evidencia cierta negación y ma-
(...) en el interior cordobés,
un denominador común era que
progresistas, radicales, conser-
vadores y más tarde peronistas
pudieran confluir en una misma
alianza política, dando vida a los
partidos vecinalistas.
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Revista de Historia Oral
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lestar en la percepción del militante comunista. No
sería así en el caso de la “Cata”. Retomando la entre-
vista, Rita relataba de qué trabajaba esta militante:
P:
¿De qué vivía la Cata?
R:
La Cata era una de las inquilinas de este viejito,
el Ruso. Creo que limpiaba casas, eran pobres, como
cualquiera. La Cata era famosa en Río Cuarto, una
mujer muy flaquita, con la nariz y los ojitos verdes, y
es la que andaba siempre con el megáfono en un auto,
convidando a la gente a ser del PC. Que la metían
presa día de por medio
.
9
La “Cata” se encuadraría más en la apreciación que
se tenía del militante comunista. Cata era laburante,
humilde, vivía en un conventillo y lo más llamativo
es que era la encargada de arengar
por las calles de la ciudad de Río
Cuarto para que la gente se suma-
ra al PC. Esta imagen es ilustrati-
va de lo que en la percepción de la
gente podríamos definir como el
“sentido común”. A Rita no la sor-
prendía esta anécdota, la recorda-
ba con cariño, pero no con asom-
bro. Esto daría cuenta que en su
“sentido común”, este aconteci-
miento era bien percibido y acep-
tado como “correcto”. Si lo observamos en perspec-
tiva, el simple hecho de que una militante comunista
en una ciudad del interior cordobés anduviera en las
décadas del 40 y 50 con un megáfono invitando a la
gente a sumarse a militar suena a una de las historias
de García Márquez en su querido Macondo. Pensemos
también el contexto de represión hacia el comunismo
en esta época, elemento que la entrevistada recuerda
en varios fragmentos de la entrevista. Sin embargo no
le llamaba la atención que la Cata arengara a sus con-
ciudadanos por las calles de Río Cuarto.
Similar es el siguiente ejemplo, parte de un frag-
mento de la entrevista a Mariano Planells, exinten-
dente de la ciudad de San Francisco. Se le preguntó
si recordaba a alguien que hubiera sido comunista en
esta ciudad, y éste decía:
R:
(…) Había uno que era secretario general del Mo-
lino Río de la Plata, vos lo podés creer, si te parece
bárbaro, Mangaterra, gerente general de los Molino
Río de la Plata. Un hombre de bien, pero él seguía
siendo el Gerente. Y el tipo cuando llegaba la revista
del Partido Comunista que no me acuerdo cómo se
llama... él personalmente las llevaba y las colocaba
en las peluquerías y los sectores en que se reunía la
gente.
10
Estos fragmentos de los testimonios sugieren que
cuando se denomina al militante comunista como
un “hombre de bien”, o que la “Cata” saliera con el
megáfono a invitar a la gente a sumarse al PC, se está
definiendo a los mismos con criterios izquierdistas.
Estos darían cuenta de pautas culturales que tiene el
entrevistado al momento de expresar sus puntos de
vista sobre estas personas, más allá de si concordaba
o no con sus tendencias ideológicas
o políticas. No se lo identificaba
en este caso al gerente del molino
como un indeseable por ser co-
munista, sino que se remarca que
era una buena persona, y hasta el
mismo entrevistado se sorprende
de que el gerente del molino más
importante del país fuera comu-
nista.
Otro caso es el testimonio de
Leticia Castell, participante de la
huelga del año 1929 en la ciudad de San Francisco
denominada el “Tampierazo”. Esta huelga paralizó
a la ciudad por varios meses y tuvo al PC como uno
de los organizadores más importantes. José Manza-
nelli, histórico militante del PC durante las décadas
de 1930 y 1940 en la provincia de Córdoba fue el en-
cargado de organizar a las mujeres de la fábrica de
pastas Tampieri. Cuando se le preguntó a la obrera
sobre este dirigente comunista, ella recordaba:
P:
¿Se acuerda de José Manzanelli?
R:
Si, me acuerdo.
P:
¿Él las ayudó a organizarse?
R:
Sí, era una buena persona.
P:
¿Y cómo era que se organizaban?
R:
Nos juntábamos a la mañana, cuando empezába-
mos... e hicimos la huelga.
11
P:
Ustedes paraban todo, no iban a trabajar.
R:
Sí, así era.
(...) el simple hecho de que
una militante comunista en una
ciudad del interior cordobés
anduviera en las décadas del 40
y 50 con un megáfono invitando
a la gente a sumarse a militar
suena a una de las historias de
García Márquez en su querido
Macondo.
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P:
¿Qué pedían ustedes?
R:
Y las 8 horas, porque hacíamos 11 o 12 horas por
día.
12
Nótese en el testimonio la percepción que se tenía de
José Manzanelli entre las trabajadoras de Tampieri.
Quedaría clara esta idea de comportamiento correcto
en la percepción de la entrevistada, tal como la plan-
teaba Raphael Samuel, cuando la obrera remarca que
José Manzanelli era “una buena persona”. La manera
en la cual quedó grabada en la memoria (pensemos
que pasaron casi 80 años de esa huelga) de esta tra-
bajadora la imagen del delegado de la U.O.P. es re-
veladora. No se lo recuerda como combativo ni re-
volucionario, sino como una persona de confianza
que las ayudó a organizarse. De esta
manera se constituiría una cultura
que remarcaría, más allá del gra-
do de politización, una estructura
de sentimientos que daría cuenta
de lo que los obreros entienden
como “comportamiento correcto”.
Cuando se le preguntó a la entre-
vistada si hablaban de política con
José Manzanelli, ella nos contestó:
no, de lo que se hablaba, y por eso
se fue a la huelga, fue de la jorna-
da de 8 horas.
Aquí surge nueva-
mente el problema de la cultura. Lo
que planteaba la obrera con respecto al grado de po-
litización entre los obreros sanfrancisquenses es una
muestra de ello. No se discutía de política, aunque
sería pertinente plantearse qué entendían estos traba-
jadores por “política”, ya que muchos de ellos, en este
caso las mujeres, entraron a militar en la Juventud
Comunista, así como también en la Asociación Femi-
nista Comunista de San Francisco. Es factible pensar
que en la acepción de Castelli, “política” era la activi-
dad que desarrollaban los partidos tradicionales. Por
lo tanto, parecería que era evidente para los obreros
sanfrancisquenses que la reivindicación por mejores
salarios y por la reducción del horario de trabajo no
indicaba discutir sobre “política”, sino que luchaban
contra la opresión que la burguesía ejercía sobre ellos.
Así, el accionar comunista no parece haber sido con-
siderado “político” en un sentido tradicional sino más
bien como un planteo “clasista” o sea “de los trabaja-
Así, el accionar comunista no
parece haber sido considerado
“político” en un sentido tradi-
cional sino más bien como un
planteo “clasista” o sea “de los
trabajadores”. En este sentido,
esto explicaría por qué la prédica
radicalizada de José Manzanelli
fuera muy bien recibida entre
estos obreros (...)
dores”. En este sentido, esto explicaría por qué la pré-
dica radicalizada de José Manzanelli fuera muy bien
recibida entre estos obreros, ya que, por un lado, ha-
bía necesidades básicas que llevaron a estos obreros a
luchar, pero también había una cultura y un “lenguaje
de clase” que identificaba a los obreros con el discurso
de los dirigentes comunistas.
Un componente que surge de los testimonios es el
de la “solidaridad”, como un claro referente “clasista”.
Observemos nuevamente el testimonio de Rita:
R:
(…) En este conventillo, vivía la vieja Emilia, que
me cuidaba. A ella empecé a leerle el diario, mientras
cosía, y después a mí me iba interesando lo que iba pa-
sando. Yo me acuerdo de cada vez que había un golpe
militar, unos decían ¡qué horror, otra
vez los milicos!, y otros decían ¡qué
suerte los milicos! Incluso esta mu-
jer, que era muy pero muy humilde,
que nació y murió en este conven-
tillo, había momentos en que a ella
le gustaban los milicos, es lógico si
estaba uno de sus hijos ahí. Pero
tenía un criterio muy, pero muy
férreo de lo que era la solidaridad.
Ella jamás se permitía sentarse si
antes no se fijaba que todos tuvie-
ran algo que comer, y todo el mun-
do no tenía comida, te das cuenta.
13
Aquí la entrevistada, cuando relata cómo era la vie-
jita Emilia que la crió de pequeña, da cuenta, nueva-
mente, de un discernimiento “cultural izquierdista” o
también “clasista”, al decir que ella era muy humilde,
pero que tenía un criterio muy férreo de lo que era la
solidaridad
. En este sentido, recordemos la idea de
cultura de Raymond Williams como el análisis de un
modo de vida, como una experiencia ordinaria que
todos experimentamos y que transforma su sentido
de época en época, pero sobre todo, como remarca el
autor, que la noción de cultura obrera se rige por un
principio radicalmente distinto a los de la clase do-
minante: este fundamento básico es la “solidaridad”.
14
No importa en la testimoniante que a la viejita Emilia
le gustaran “los milicos”, la justificaba diciendo que
tenía un hijo militar. Sin embargo, la recuerda como
solidaria, al igual que cuando describe a la “Cata”, lo
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Revista de Historia Oral
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mond Williams. En particular, véase
Resources of Hope. Cultu-
re, Democracy, Socialism
, London, Verso Books, 1989.
6
Entrevista a Juan Floriani, realizada por Pablo Pozzi y Maria-
na Mastrángelo, el 5 marzo de 2004.
7
Entrevista realizada a Ernesto Trigueros de Godoy por Maria-
na Mastrángelo el 27 de agosto de 2005.
8
Entrevista a Rita Silva realizada por Pablo Pozzi en Córdoba,
en el mes de julio del año 2004.
9
Entrevista a Rita Silva,
op. cit.
10
Entrevista realizada a Mariano Planellls, al ex Intendente de
San Francisco, por Alejandro Dugueti, el 20 abril de 2000.
11
Lo escueto de las respuestas se debía a que Leticia Castelli
no se acordaba bien. Es interesante pensar aquí lo que plantea
Alessandro Portelli
sobre el problema de la memoria
.
Véase
Alessandro Portelli,
Te death of Luigi Trastulli and others sto-
ries. Form and Meaning in Oral History,
New York, State Uni-
versity of New York Press, 1991.
12
Entrevista a Leticia Castelli por Mariana Mastrángelo en
mayo de 2000.
13
Entrevista a Rita Silva,
op. cit.
14
Raymond Williams,
Te Long Revolution,
Harmondsworth,
Penguin, 1965, pp. 57-70.
hace desde una percepción clasista. De esta manera,
la cultura obrera está impregnada en los sentires y
apreciaciones de los entrevistados. Desde este lugar se
paran y miran el mundo. No solamente desde lo polí-
tico y lo ideológico, sino también desde lo cotidiano,
lo experiencial y también desde el corazón.
Notas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
1
Raymond Williams,
Problems in materialism and culture
.
London, Verso Books, 1980.
2
Mariano Planells fue intendente en la ciudad de San Francisco
durante el período 1973-1976. Entrevista realizada por Alejan-
dro Dugüeti el 20 abril de 2000.
3
E.P.Tompson,
Tradición, revuelta y consciencia de clase. Estu-
dios sobre la crisis de la sociedad preindustrial,
Barcelona, Edi-
torial Crítica, Tercera Edición, 1989.
4
Raymond Williams,
Te Long Revolution,
Harmondsworth,
Penguin, 1965, pp. 57-70.
5
Muchos de estos planteos se basan en la sugerente obra de Ray-