image/svg+xmlVoces Recobradas50Voces Recobradas50E l elemento central que tienen en común los testimonios escogidos para este trabajo vin-cula el lugar de procedencia de los entrevis-tados con sus prácticas políticas y culturales. Los entrevistados provienen de ciudades del interior del país y en general sus vidas han estado signadas por la militancia partidaria. Lo interesante de los testimonios en su conjunto es que la idea de lo que significa la política para los entrevistados se aleja de aquella mirada que la describe como una estructura meramente partidaria y de militancia orgánica. Para el autor inglés Raymond Williams1, existe una fuerte tradición socialista que conecta la práctica comunista con el partido. De esta manera, este tipo de interpre-tación ha influenciado gran parte de los trabajos sobre el tema. En cambio, lo que manifestarían los testimo-nios que se han seleccionado para este trabajo, es una visión más compleja y amplia de lo que entienden por política los entrevistados. Habría una naturalización de la política para los testimoniantes, casi sin darse cuenta, la misma estaba en el partido, en el gremio, en la actividad intelectual, en la vida diaria. Entonces, ¿cómo interpretamos esta idea que tienen los entre-vistados de la política? ¿Qué significa la política para estas personas? Si no se mencionara que los mismos tenían tanto una militancia comunista como peronis-ta, no podríamos distinguir posturas ideológicas. Un ejemplo de esto lo encontramos en el testimonio de Mariano Planells, exintendente peronista por la ciu-dad de San Francisco, (…) nosotros sino hubieran surgido Perón y Eva Perón y quizás todos terminábamos con Bombas Molotov en la bandeja, claro seguro, seguro los chicos todos, por-que se vivía amargamente.2 Este testimonio deja entrever elementos que recorre-rán todo este trabajo. Por un lado, la necesidad de la gente común de hacer algo frente a la explotación y la injusticia. La lucha de clases no puede ser considerada como un componente solo del discurso de izquierda, sino que la misma atraviesa la vida de estas personas “Mi infancia estuvo marcada por la política”. Cultura obrera y política en el interior de la ArgentinaMariana MastrángeloPrograma de Historia Oral. Facultad de Filosofía y Letras, UBA / AHORA.
image/svg+xml51Revista de Historia OralRevista de Historia Oral51La incorporación a la militan-cia para el entrevistado, de esta manera, era lo que debía hacer y de forma natural, sin cuestiona-mientos, ingresó en la política y lo interesante es que ésta determinó gran parte de su vida. y las determina. A tal punto que su respuesta es el ingreso a la política. De esta manera, el concepto de experienciade E. P. Thompson3es significativo para entender por qué, indistintamente, tanto la prédica popular del peronismo como el discurso radicaliza-do de los partidos de izquierda llevaron a generacio-nes de argentinos a participar en política. Estos in-terrogantes deberían sugerirnos que lo que impulsa la incorporación en la política de estos entrevistados se refiere más a prácticas culturales que vivenciaron en sus ciudades pequeñas que con nociones de índo-le política e ideológica. En este sentido, entendemos por cultura, basándonos en la de-finición de Raymond Williams, a “una descripción de una forma de vida particular, que expresa ciertos significados y valores no sólo en el arte y en el aprendizaje, sino también en instituciones y el comportamiento cotidiano”.4Ese comportamiento cotidiano, Wi-lliams lo denominó “comporta-miento correcto”, “sentido común” y “estructuras de sentimiento”.5Lo que demuestran las ciudades del interior de la provincia de Córdoba es un rico movimiento obrero basado en una serie de tradi-ciones (sobre todo garibaldina, proveniente de los in-migrantes italianos) y expresiones culturales que dan cuenta de un submundo izquierdista. Estas pautas y criterios izquierdistas que tenían los trabajadores de estas ciudades se vivían no como “política” o “ideo-logía” sino como “comportamiento correcto”, como “sentido común”, por esta razón es que hablamos de cultura obrera. Rastrear estas prácticas culturales en estos testimonios es el objetivo de este trabajo. Veamos el testimonio de Juan Floriani6, escritor, miembro del Partido Comunista y responsable de la célula de zona “centro” de la ciudad de Río Cuarto, entre 1942 y 1972:P:Don Juan, dígame cuándo y dónde nació usted.R:Nací el 29 de octubre de 1924, en Río Cuarto.P:¿Y cuándo ingresa usted al Partido Comunista?R:En el año 42.P:¿Tenía dieciocho años?R:Diecisiete y estaba terminando el secundario. Y en ese tiempo fui corresponsal de un diario del partido, el diario La Hora. En ese tiempo escribía, comunicaba para una revista de Buenos Aires, que por supuesto no tenía nada que ver con la izquierda. Entonces me so-licitaron que me hiciera cargo de la corresponsalía del diario La Hora.P:¿Y por qué se mete en el Partido Comunista?R:Porque tengo amigos, un muchacho adolescente del secundario que me empieza a traer material, comencé a leer y me interesó.P:O sea que lo reclutaron, no es que se metió solo...R:No me reclutó porque no era afiliado, él leía. Enton-ces yo también comencé a leer y me deslumbró. Leí a Lenin sobre Los Tres fundamentos del marxismo.P:¿Y usted se afilió ahí?R:No. Comencé primero por cola-borar, independiente. Por ejemplo el hecho de aceptar ser corresponsal del periódico. Y después me afilié, primero a la Juventud Comunista y después al Partido.Nótese en el testimonio la necesidad del entrevistado de ser preciso en las respuestas, al ex-tremo de detallar cómo ingresa a militar en el Partido Comunista. Esto daría cuenta de la importancia que este hecho tuvo en la vida del entrevistado y de esta manera cómo percibe la política. La misma se presen-ta como algo natural, comencé primero por colaborar, independiente… y después me afilié. Recordemos que este militante comunista era intelectual, por lo tanto, su iniciación en la política tenía que ver con la lectu-ra y la formación teórica. Antes de afiliarse al par-tido, su aproximación fue por medio de la lectura y la discusión con un compañero del secundario. Decía Floriani: comencé a leer y me deslumbró. Leí a Lenin sobre Los Tres fundamentos del marxismo.La incor-poración a la militancia para el entrevistado, de esta manera, era lo que debía hacer y de forma natural, sin cuestionamientos, ingresó en la política y lo intere-sante es que ésta determinó gran parte de su vida. En contraste, el siguiente testimonio también de-muestra cómo la política estuvo presente en la vida del entrevistado. A diferencia del anterior, adviértase cómo el tema de la política incomoda y hasta aver-güenza al testimoniante. La siguiente entrevista es de Ernesto Trigueros de Godoy7, hijo del intendente por
image/svg+xmlVoces Recobradas52Voces Recobradas52San Francisco, Serafín Trigueros de Godoy, quien fuera el fundador del partido vecinalista Comité Po-pular de Defensa Comunal, en las décadas de 1920-1930. Trigueros de Godoy fue uno de los promoto-res de la importancia de la educación y de la salud pública, como también de la justa distribución de la riqueza en su ciudad. P:Ernesto, naciste en San Francisco ¿En qué año?R:Bueno yo nací hace... en 1926.P:¿Cómo era tu infancia en San Francisco, te acor-dás?R:Si, me acuerdo eh... muy marcada por la política, muy marcada por la política, papá era un hombre que decía que los políticos no tenían que tener familia, y lo practicaba, ¿no?P:O sea... R:Entonces, este... en la lucha po-lítica de esa época que era muy brava, que era muy dura, este... vos como chico percibís demasiado las cosas, porque en algún sentido te sentís marginado de ciertos nú-cleos sociales, máxime en el caso de papá que era... no te puedo de-cir terminantemente que era de iz-quierda, pero era de izquierda. Papá era de izquierda políticamente sí, su forma de pensar sí, pero la gente que lo rodeaba, la gente que estaba con papá, políticamente lo apoyaba, etcétera, era un poco una mezcla de cosas. El amigo mayor que tenía papá era el Jefe de Asuntos Legales de la Municipa-lidad de San Francisco, el doctor Fernando García Montagno, pertenecía a la más alta oligarquía cordo-besa, el abuelo de Fernando García Montagno, tiene su estatua frente al Colegio Nacional de Montserrat, de la Universidad de Córdoba, así que fíjate el núcleo de eso. En contraposición, el abogado de papá en los juicios que tuvo, en los problemas políticos y qué sé yo, y también su gran amigo, era Deodoro Roca.En este fragmento de la entrevista, por razones dis-tintas, la política y el hecho que su padre fuera “de izquierda” se convirtió en un problema para el en-trevistado. La sensación que relata el entrevistado cuando era niño, de que mi infancia estuvo marca-da por la política, también sentirse marginados de ciertos núcleos sociales porque papá era de izquier-da, dancuenta de que la política formaba parte de la vida cotidiana de estas personas y la determinaba, pero en este caso, de manera negativa. Así, como en el otro caso la lectura de izquierda deslumbró al en-trevistado y eso lo condujo a la militancia, en este último testimonio las ideas radicalizadas del padre significaron la vergüenza y la marginalidad del testi-moniante. Por otro lado, como manifiesta el testimo-niante, la política era un poco una mezcla de cosas. En este sentido, en el interior cordobés, un denomi-nador común era que progresistas, radicales, conser-vadores y más tarde peronistas pudieran confluir en una misma alianza política, dando vida a los parti-dos vecinalistas. Esto daría cuenta de la complejidad y amplitud de cómo perciben el concepto de política los entrevistados. Más que compar-timentos estancos, la ideología de cada partido podía trascender y configurarse en un “sentido co-mún”, en un “comportamiento correcto”, donde se resaltaba el valor de la solidaridad y del tra-bajo.El siguiente testimonio es de Rita Silva, militante del PRT-ERP y oriunda de Río Cuarto: Rita: (…) Yo te cuento de mi vida en Río Cuarto. Des-de que me acuerdo, siempre hubo problemas de los comunistas perseguidos, porque además eran vecinos de mi abuela. Eran el Ruso de enfrente, adelante es-taba la Cata, que también era del PC y Sarita, que terminó en Devoto con nosotras. Eran todos del PC entonces, y todo el tiempo en la casa de mis abuelos no se hablaba de otra cosa “mirá estos del PC lo que hacen”... Por ejemplo, que “el Ruso era el dueño del conventillo, y es del PC”.8En este fragmento podemos apreciar otra valora-ción de la política, en particular, hay una valoración contradictoria, en este caso, del Partido Comunis-ta. Por un lado está la imagen del “Ruso”, el dueño del conventillo. La suposición de la entrevistada y de sus familiares aquí es que ser “comunista” implicaba ser pobre y/o trabajador. Sin embargo, este militante era propietario. Esto evidencia cierta negación y ma-(...) en el interior cordobés, un denominador común era que progresistas, radicales, conser-vadores y más tarde peronistas pudieran confluir en una misma alianza política, dando vida a los partidos vecinalistas.
image/svg+xml53Revista de Historia OralRevista de Historia Oral53lestar en la percepción del militante comunista. No sería así en el caso de la “Cata”. Retomando la entre-vista, Rita relataba de qué trabajaba esta militante:P:¿De qué vivía la Cata?R:La Cata era una de las inquilinas de este viejito, el Ruso. Creo que limpiaba casas, eran pobres, como cualquiera. La Cata era famosa en Río Cuarto, una mujer muy flaquita, con la nariz y los ojitos verdes, y es la que andaba siempre con el megáfono en un auto, convidando a la gente a ser del PC. Que la metían presa día de por medio.9La “Cata” se encuadraría más en la apreciación que se tenía del militante comunista. Cata era laburante, humilde, vivía en un conventillo y lo más llamativo es que era la encargada de arengar por las calles de la ciudad de Río Cuarto para que la gente se suma-ra al PC. Esta imagen es ilustrati-va de lo que en la percepción de la gente podríamos definir como el “sentido común”. A Rita no la sor-prendía esta anécdota, la recorda-ba con cariño, pero no con asom-bro. Esto daría cuenta que en su “sentido común”, este aconteci-miento era bien percibido y acep-tado como “correcto”. Si lo observamos en perspec-tiva, el simple hecho de que una militante comunista en una ciudad del interior cordobés anduviera en las décadas del 40 y 50 con un megáfono invitando a la gente a sumarse a militar suena a una de las historias de García Márquez en su querido Macondo. Pensemos también el contexto de represión hacia el comunismo en esta época, elemento que la entrevistada recuerda en varios fragmentos de la entrevista. Sin embargo no le llamaba la atención que la Cata arengara a sus con-ciudadanos por las calles de Río Cuarto.Similar es el siguiente ejemplo, parte de un frag-mento de la entrevista a Mariano Planells, exinten-dente de la ciudad de San Francisco. Se le preguntó si recordaba a alguien que hubiera sido comunista en esta ciudad, y éste decía:R:(…) Había uno que era secretario general del Mo-lino Río de la Plata, vos lo podés creer, si te parece bárbaro, Mangaterra, gerente general de los Molino Río de la Plata. Un hombre de bien, pero él seguía siendo el Gerente. Y el tipo cuando llegaba la revista del Partido Comunista que no me acuerdo cómo se llama... él personalmente las llevaba y las colocaba en las peluquerías y los sectores en que se reunía la gente.10Estos fragmentos de los testimonios sugieren que cuando se denomina al militante comunista como un “hombre de bien”, o que la “Cata” saliera con el megáfono a invitar a la gente a sumarse al PC, se está definiendo a los mismos con criterios izquierdistas. Estos darían cuenta de pautas culturales que tiene el entrevistado al momento de expresar sus puntos de vista sobre estas personas, más allá de si concordaba o no con sus tendencias ideológicas o políticas. No se lo identificaba en este caso al gerente del molino como un indeseable por ser co-munista, sino que se remarca que era una buena persona, y hasta el mismo entrevistado se sorprende de que el gerente del molino más importante del país fuera comu-nista.Otro caso es el testimonio de Leticia Castell, participante de la huelga del año 1929 en la ciudad de San Francisco denominada el “Tampierazo”. Esta huelga paralizó a la ciudad por varios meses y tuvo al PC como uno de los organizadores más importantes. José Manza-nelli, histórico militante del PC durante las décadas de 1930 y 1940 en la provincia de Córdoba fue el en-cargado de organizar a las mujeres de la fábrica de pastas Tampieri. Cuando se le preguntó a la obrera sobre este dirigente comunista, ella recordaba: P:¿Se acuerda de José Manzanelli?R:Si, me acuerdo.P:¿Él las ayudó a organizarse?R:Sí, era una buena persona.P:¿Y cómo era que se organizaban?R:Nos juntábamos a la mañana, cuando empezába-mos... e hicimos la huelga.11P:Ustedes paraban todo, no iban a trabajar.R:Sí, así era.(...) el simple hecho de que una militante comunista en una ciudad del interior cordobés anduviera en las décadas del 40 y 50 con un megáfono invitando a la gente a sumarse a militar suena a una de las historias de García Márquez en su querido Macondo.
image/svg+xmlVoces Recobradas54Voces Recobradas54P:¿Qué pedían ustedes?R:Y las 8 horas, porque hacíamos 11 o 12 horas por día.12 Nótese en el testimonio la percepción que se tenía de José Manzanelli entre las trabajadoras de Tampieri. Quedaría clara esta idea de comportamiento correcto en la percepción de la entrevistada, tal como la plan-teaba Raphael Samuel, cuando la obrera remarca que José Manzanelli era “una buena persona”. La manera en la cual quedó grabada en la memoria (pensemos que pasaron casi 80 años de esa huelga) de esta tra-bajadora la imagen del delegado de la U.O.P. es re-veladora. No se lo recuerda como combativo ni re-volucionario, sino como una persona de confianza que las ayudó a organizarse. De esta manera se constituiría una cultura que remarcaría, más allá del gra-do de politización, una estructura de sentimientos que daría cuenta de lo que los obreros entienden como “comportamiento correcto”. Cuando se le preguntó a la entre-vistada si hablaban de política con José Manzanelli, ella nos contestó: no, de lo que se hablaba, y por eso se fue a la huelga, fue de la jorna-da de 8 horas. Aquí surge nueva-mente el problema de la cultura. Lo que planteaba la obrera con respecto al grado de po-litización entre los obreros sanfrancisquenses es una muestra de ello. No se discutía de política, aunque sería pertinente plantearse qué entendían estos traba-jadores por “política”, ya que muchos de ellos, en este caso las mujeres, entraron a militar en la Juventud Comunista, así como también en la Asociación Femi-nista Comunista de San Francisco. Es factible pensar que en la acepción de Castelli, “política” era la activi-dad que desarrollaban los partidos tradicionales. Por lo tanto, parecería que era evidente para los obreros sanfrancisquenses que la reivindicación por mejores salarios y por la reducción del horario de trabajo no indicaba discutir sobre “política”, sino que luchaban contra la opresión que la burguesía ejercía sobre ellos. Así, el accionar comunista no parece haber sido con-siderado “político” en un sentido tradicional sino más bien como un planteo “clasista” o sea “de los trabaja-Así, el accionar comunista no parece haber sido considerado “político” en un sentido tradi-cional sino más bien como un planteo “clasista” o sea “de los trabajadores”. En este sentido, esto explicaría por qué la prédica radicalizada de José Manzanelli fuera muy bien recibida entre estos obreros (...)dores”. En este sentido, esto explicaría por qué la pré-dica radicalizada de José Manzanelli fuera muy bien recibida entre estos obreros, ya que, por un lado, ha-bía necesidades básicas que llevaron a estos obreros a luchar, pero también había una cultura y un “lenguaje de clase” que identificaba a los obreros con el discurso de los dirigentes comunistas.Un componente que surge de los testimonios es el de la “solidaridad”, como un claro referente “clasista”. Observemos nuevamente el testimonio de Rita:R:(…) En este conventillo, vivía la vieja Emilia, que me cuidaba. A ella empecé a leerle el diario, mientras cosía, y después a mí me iba interesando lo que iba pa-sando. Yo me acuerdo de cada vez que había un golpe militar, unos decían ¡qué horror, otra vez los milicos!, y otros decían ¡qué suerte los milicos! Incluso esta mu-jer, que era muy pero muy humilde, que nació y murió en este conven-tillo, había momentos en que a ella le gustaban los milicos, es lógico si estaba uno de sus hijos ahí. Pero tenía un criterio muy, pero muy férreo de lo que era la solidaridad. Ella jamás se permitía sentarse si antes no se fijaba que todos tuvie-ran algo que comer, y todo el mun-do no tenía comida, te das cuenta.13Aquí la entrevistada, cuando relata cómo era la vie-jita Emilia que la crió de pequeña, da cuenta, nueva-mente, de un discernimiento “cultural izquierdista” o también “clasista”, al decir que ella era muy humilde, pero que tenía un criterio muy férreo de lo que era la solidaridad. En este sentido, recordemos la idea de cultura de Raymond Williams como el análisis de un modo de vida, como una experiencia ordinaria que todos experimentamos y que transforma su sentido de época en época, pero sobre todo, como remarca el autor, que la noción de cultura obrera se rige por un principio radicalmente distinto a los de la clase do-minante: este fundamento básico es la “solidaridad”.14No importa en la testimoniante que a la viejita Emilia le gustaran “los milicos”, la justificaba diciendo que tenía un hijo militar. Sin embargo, la recuerda como solidaria, al igual que cuando describe a la “Cata”, lo
image/svg+xml55Revista de Historia OralRevista de Historia Oral55mond Williams. En particular, véase Resources of Hope. Cultu-re, Democracy, Socialism, London, Verso Books, 1989. 6Entrevista a Juan Floriani, realizada por Pablo Pozzi y Maria-na Mastrángelo, el 5 marzo de 2004.7Entrevista realizada a Ernesto Trigueros de Godoy por Maria-na Mastrángelo el 27 de agosto de 2005.8Entrevista a Rita Silva realizada por Pablo Pozzi en Córdoba, en el mes de julio del año 2004.9Entrevista a Rita Silva, op. cit.10Entrevista realizada a Mariano Planellls, al ex Intendente de San Francisco, por Alejandro Dugueti, el 20 abril de 2000.11Lo escueto de las respuestas se debía a que Leticia Castelli no se acordaba bien. Es interesante pensar aquí lo que plantea Alessandro Portellisobre el problema de la memoria.Véase Alessandro Portelli, Te death of Luigi Trastulli and others sto-ries. Form and Meaning in Oral History,New York, State Uni-versity of New York Press, 1991.12Entrevista a Leticia Castelli por Mariana Mastrángelo en mayo de 2000.13Entrevista a Rita Silva, op. cit.14Raymond Williams, Te Long Revolution, Harmondsworth, Penguin, 1965, pp. 57-70.hace desde una percepción clasista. De esta manera, la cultura obrera está impregnada en los sentires y apreciaciones de los entrevistados. Desde este lugar se paran y miran el mundo. No solamente desde lo polí-tico y lo ideológico, sino también desde lo cotidiano, lo experiencial y también desde el corazón.Notas————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———1Raymond Williams, Problems in materialism and culture. London, Verso Books, 1980.2Mariano Planells fue intendente en la ciudad de San Francisco durante el período 1973-1976. Entrevista realizada por Alejan-dro Dugüeti el 20 abril de 2000. 3E.P.Tompson, Tradición, revuelta y consciencia de clase. Estu-dios sobre la crisis de la sociedad preindustrial, Barcelona, Edi-torial Crítica, Tercera Edición, 1989.4Raymond Williams, Te Long Revolution, Harmondsworth, Penguin, 1965, pp. 57-70.5Muchos de estos planteos se basan en la sugerente obra de Ray-