image/svg+xmlVoces Recobradas4544Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral45441.IntroducciónDesde 1999, un grupo de personas se han reunido cadadomingo en la Cripta de la Catedral Metropolitana deSan Salvador para celebrar liturgias, conmemoracionesde diversa índole y tributos a monseñor Romero, el arzo-bispo asesinado el 24 de marzo de 1980, en los albores dela guerra civil y actualmente en proceso de beatifcaciónen el Vaticano. A contrapelo de un medio social y ecle-sial hostil al legado del Concilio Vaticano II (1959-1965) yla Segunda Conferencia General del Episcopado Latino-americano (1968) –los fundamentos del catolicismo pro-gresista en América Latina, y en la iglesia de los pobressalvadoreña–1, constituyeron la Comunidad MonseñorRomero de la Cripta de Catedral Metropolitana (a partirde aquí, Comunidad Monseñor Romero o Comunidad dela Cripta), una novedosa expresión, con alta capacidad deconvocatoria y presencia en la esfera pública. Más aún,combinando una serie de tradiciones y símbolos propiosde la iglesia de los pobres de antaño con otros nuevos, ha forjado un movimiento pujante asentado en el mismo centro de poder simbólico del catolicismo en el país, la Catedral Metropolitana, a pesar de la tendencia conser-vadora de la actual jerarquía eclesial.El atractivo por la iglesia de los pobres salvadoreña en las Ciencias Sociales no es nuevo; ha ido parejo con la originalidad de sus expresiones y también con el papel que jugaron las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) en el auge de los movimientos populares, sociales y políticos en las década de los setenta y ochenta. El estudio pionero en esta línea es Génesis de una Revolucióndel antropólo-go y jesuita Carlos Rafael Cabarrús, quien exploró proce-so de concientización y radicalización sociopolítica de los campesinos de la región de Aguilares-El Paisnal-Guaza-pa, incluyendo como punto clave dentro de su análisis, la organización desde la Iglesia Católica, tanto en las CEB como a través de la Federación Cristiana de Cooperativas La iglesia de los pobres en la posguerra La Comunidad Monseñor Romero de la Cripta de Catedral Metropolitana, 1999-2012. Una aproximación inicialLuis Rubén González MárquezLicenciatura en Historia, Universidad de El Salvador. San Salva-dor, El Salvador.La inquietud que ha guiado esta exploración es comprender los cambios y las continuidades del catolicismo progresista en la posguerra a partir del estudio de caso de la Comunidad Monseñor Romero.Campesinas (FECCAS).2Tal fue el impacto de la iglesia de los pobres en ese período –y también del estudio de Cabarrús– que los estudios sociales sobre este problema surgidos en la posguerra, después de 1992 (año de la fr-ma de los Acuerdos de Paz), se han centrado en las mis-mas fechas (guerra y preguerra) y en temáticas similares: como el estudio comparativo y fuertemente testimonial del sacerdote Juan Ramón Vega: Las comunidades cris-tianas de base en América Central: estudio sociológico; el trabajo socioteológico de Anne Peterson, Martyrdom and the politics of religion progressive Catholicism in El Salvador’s civil war; los análisis desde la oralidad del papel de los cate-quistas de las CEB como “intelec-tuales orgánicos de la Revolución Salvadoreña” de Leigh Binford,3o las interpretaciones más genera-les de Fortuny Capafons o Rodolfo Cardenal y Armando González.4Y ampliando más las fronteras del campo estrictamente académico, las temáticas no han sido tan diferentes en recopilaciones testimoniales surgidas desde la misma iglesia de los pobres.5Pero, ¿qué ha sucedido con la iglesia de los pobres después del conficto armado, en estos veinte años de posguerra? En el presente escrito exponemos los pri-meros resultados de una investigación que comenzó siendo un ejercicio de etnografía en 2009 y ahora se ha redefnido desde la necesidad de una historia del tiem-po presente6y las posibilidades de la historia oral para comprender los procesos sociales desde la experiencia y la memoria de los sectores subalternos.7El corpus de fuentes incluye seis entrevistas individuales, dos colec-tivas, fuentes hemerográfcas, más los documentos del primer trabajo de campo.8Entonces, la inquietud que ha guiado esta explo-ración es comprender los cambios y las continuidades del catolicismo progresista en la posguerra a partir del estudio de caso de la Comunidad Monseñor Romero. En este escrito resaltaremos algunos hallazgos, análi-sis y problemas encontrados en cuatro aspectos que se nos han mostrado claves: las trayectorias de vida de los miembros de la comunidad, los diversos relatos y vi-siones dentro de la comunidad acerca de su proceso de formación, los imaginarios forjados en los discursos y prácticas de esta, y sus redes y confictos.2.Trayectorias de vida los miembros de laComunidad Monseñor RomeroLa experiencia personal de los miembros de las Comuni-dad Monseñor Romero ha resultado esencial en su cons-titución y desarrollo organizativo, pues se ha alimentadode toda la gama de tradiciones, costumbres, habilidadesy fliaciones de las personas concretas que han formado yforman parte de ella. Es a partir de estas personas concretas que ha construi-do tanto sus redes sociales como el andamio institucional que goza; sus prácticas e invenciones culturales, e incluso su disposición en potenciales confictos. Más aún, aunque a veces se le deje de lado, la trayectoria de las personas permite un punto de vista más rico y desde otra perspectiva, de tales procesos históricos.9Cuadro de monseñor Romero en la Cripta de Catedral y pesebre de Navidad de la comunidad.
image/svg+xmlVoces Recobradas4746Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral4746Entonces, ¿quiénes son las personas que han inte-grado la Comunidad de Cripta de Catedral? Para abordar tal cuestión, optamos por profundizar en la muestra de los seis informantes que entrevistamos individualmente y uno de los entrevistados en colectivo. En síntesis, en-contramos a la informante 1 como un miembro del gru-po dirigente que formó parte de una CEB de Santa Tecla (La Libertad) desde su adolescencia, en los años inme-diatamente anteriores y durante el conficto armado. Sin embargo, esa vivencia de las CEB se vio interrumpida en 1994 con arribo de un nuevo arzobispo y párroco, con una visión eclesial más conservadora, y es un hilo que re-toma su ingreso a la Comunidad Monseñor Romero. En seguida, se agrega la informante 2, principal dirigente de la comunidad e íntima amiga de la informante anterior, dado que estudiaron juntas Derecho en la Universidad de El Salvador. En el caso de esta, desde fnales de los se-tenta ingresó en la orden de las Obla-tas del Sagrado Corazón como “se-cular” y no rompió esa vinculación sino hasta 1999, con la fundación de la comunidad. Las otras miembros del grupo dirigente –compuesto todo por muje-res– que incluimos son las informantes 4 y 5. En el caso de la primera, se trata de una psicóloga que desde su niñez y adolescencia tuvo simpatías por la iglesia de los pobres y los movimientos populares, pero nunca formó parte de alguna CEB u organización social sino hasta la posguerra cuando formó parte de la “Comunidad de radio hablan-tes de la YSUCA”, una comunidad de una radio católica cercana al catolicismo progresista; a partir de allí se inte-gró al proyecto de la Comunidad Monseñor Romero. Y la última miembro del grupo dirigente que entrevistamos, la informante 5, también formó parte de una CEB en los setenta, en un núcleo de la Comunidad La Fosa (una co-munidad marginal) integrado a la CEB de la colonia Za-camil. La informante nos explicó que desde los noventa solo es activa en la CEB de la Zacamil, pues de La Fosa desapareció a raíz de la persecución política. Pero no solo entrevistamos dirigentes. El informante 3 es catalogado como “colaborador” y recogimos su rela-to en una entrevista que inicialmente era individual pero terminó siendo colectiva con la incorporación de su es-posa, la informante 13, aunque quien nos narró su his-toria de vida fue sólo el primero. En su caso, solo había afnidad por la iglesia de los pobres en su natal La Pal-ma, Chalatenango, y la Comunidad Monseñor Romero es su primera experiencia organizativa. También la in-formante 6 es señalada como colaboradora; ella es una “misionera laica” italiana que llegó al país en medio del conficto armado y allí trabajo de cerca con la CEB de La Chacra. En la posguerra fue fundadora y aún forma par-te de la organización Equipo de Servicio a las Comuni-dades de Base, SERCOBA. Finalmente, el informante 7 es uno de los tantos sacerdotes que ha colaborado con la Comunidad Monseñor Romero. Proveniente de la dió-cesis de San Vicente, en un ambiente bastante conserva-dor, manifestó haberse sentido atraído por la iglesia de los pobres desde su etapa como seminarista, durante el conficto armado, pero sólo inició un acercamiento al catolicismo pro-gresista en la posguerra, incluyendo la comunidad que estudiamos.La anterior descripción refleja las diversas trayectorias vitales y la riqueza de las experiencias indivi-duales de quienes forman parte de la Comunidad de la Cripta de Catedral, al menos de aquellas que exter-naron en su relato. Cómo se han aprovechado esas ex-periencias en función de la mencionada comunidad lo ilustra la informante 1, quien al formar parte de la CEB de Santa Tecla forjó habilidades artísticas y musicales:No, yo estudié artes, a mi me mueve estudiar artes el trabajo de las comunidades, el trabajo que yo tenía en Santa Tecla de las comunidades y ver que realmente una forma tan fácil de llegar a la gente, de tener esa acogida, no solamente del canto sino que también era un instrumento. Y yo, en primer momento tocaba el teclado en la misa, pero inmediatamente veo que la necesidad, uno en la calle, en las comunidades, no anda con el teclado en la espalda, anda con la guitarra.Y ahora en la Comunidad Monseñor Romero ha sido la encargada de ejecutar los cantos y la música en la Crip-ta de Catedral:Poco a poco me voy incorporando a la comunidad. Me incorporo y empiezo a cantar. Y lo bonito fue que cuando me ponen a cantar… era una tarima de madera que ellos tenían y yo recuerdo que me dicen que tengo que cantar. Y cantaba... las primeras misas que canté, las canté con megáfono… Y ya luego, pues, me piden que les ayude con los cantos y me incorporo.10Pero también podemos encontrar procesos (y viven-cias) comunes, o al menos enfrentados análogamente. Para comenzar, si bien no todos formaron parte de una CEB, podemos establecer que antes de llegar a la Comuni-dad Monseñor Romero los informantes manifestaron cierto grado de simpa-tía por la iglesia de los pobres, que formaba parte de su entorno fami-liar o comunitario. Lo mismo sucede con símbolos e imágenes representa-tivas del catolicismo progresista sal-vadoreño, como monseñor Romero. Todos conocían y admiraban a esa fgura. Por ejemplo, el informante 3, en su natal hogar en Chalatenan-go, “escuchaba sus homilías” y con-sidera que sus padres, “también en cierta manera se puede decir de que son romeristas”, pues ellos conocieron a monseñor Romero durante su viaje “a la zona alta de Chalatenango” e incluso se le sumaron cuando fue hasta Las Pilas.11Asimismo, una tercera experiencia compartida am-pliamente fue la persecución por motivos políticos antes y durante el conficto armado. Sin duda, fue el tema más difícil de abordar en las entrevistas, aunque también fue uno de los que más marcó el relato memorialista de los in-formantes, sus trayectorias vitales posteriores y sin duda alguna sus convicciones. Podemos destacar el testimonio de la informante 2. A ella, la persecución la afectó en sus años de estudio en la UES, cuando dos de sus compañeros bastante cercanos –“Juan Carlos y Víctor”–, quienes ade-más habían tenido un gran impacto en su vida –“¡Hubo una revolución en mi... experiencia personal!”–, al acer-carla al movimiento estudiantil como colaboradora y simpatizante –mas no militante–, fueron “desapareci-dos”. Los referidos personajes y su desaparición fueron fundamentales en su fnal rechazo a la “vida consagra-da” en su orden religiosa, y en el descontento que mostró con las formas de acción de las Oblatas, abogando por un “compromiso aún mayor”: Le quiero decir que las oblatas seculares eran bastante, en el sentido formal de la palabra, verdad, eran bastante, re-volucionarias. Estaban muy apegadas a la realidad, tenían también como base, Monseñor Romero, era una congrega-ción religiosa de avanzada... [interrupción larga]y yo cues-tionaba siempre eh… muchas veces dentro de la formación religiosa… ciertas limitaciones.12Entonces, los miembros de la Comunidad Monseñor Romero han tenido trayectorias vitales variadas traducidas en experiencias concre-tas: habilidades, costumbres, y redes sociales, fundamentales en el desen-volvimiento y los repertorios de la organización. Pero también esa tra-yectoria les legó convicciones forma-das, que los ubicaron en la órbita del cristianismo progresista. Aunque era una órbita lejana de los puntos noda-les de la iglesia de los pobres de 1968-1992 y en ese sentido la Comunidad Monseñor Romero implicó un giro radical en sus itinerarios de vida. Altar de la Cripta de Catedral Metropolitana acondicionado para una misa de comunidad.Y yo, en primer momento tocaba el teclado en la misa, pero inmediatamente veo que la necesidad, uno en la calle, en las comunidades, no anda con el teclado en la espalda, anda con la guitarra.(...) una tercera experiencia compartida ampliamente fue la persecución por motivos políti-cos antes y durante el conflicto armado. Sin duda, fue el tema más difícil de abordar en las entrevistas, aunque también fue uno de los que más marcó el relato memorialista de los infor-mantes, sus trayectorias vitales posteriores y sin duda alguna sus convicciones.
image/svg+xmlVoces Recobradas4948Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral49483. Consensos y disensos acerca de la forma-ción de la Comunidad Monseñor Romero A través de las entrevistas y otras fuentes complementa-rias podemos aproximarnos a la formación de esta comu-nidad, sus fases y su estructuración interna. Pero estas temáticas se nos presentan en narrativas variadas, cada cual con sus énfasis y sus omisiones. Antes de dar cuenta de las contradicciones entre estas versiones, podemos hacer una síntesis de los consensos prin-cipales. El primero de ellos: inmediatamente antes de la Co-munidad de la Cripta no existían misas dedicadas a monseñor Romero en la Catedral, por lo cual la instalación de aquella representó una novedad. En segundo lugar, la Cripta de Ca-tedral y los restos de monseñor Romero estaban “olvidados” por la jerarquía católica según los seguidores de Romero, pues el lugar tenía la función de una bodega. En tercer lugar, la idea de las misas nació relacionada con rumores acerca de la inminente canonización de monseñor Romero por el Vaticano hacia el XX ani-versario de su magnicidio (el año 2000), motivo de la iniciativa de la Fundación Monseñor Romero (o Fundación Ro-mero) y razón por la cual la jerarquía de la Iglesia toleró estas prácticas. Asimismo, en cuarto lugar, de un proyecto tempo-ral, con una duración defnida, derivó la formación de un proyecto comunitario impensado y en el que se han bo-rrado las limitaciones temporales, aun si monseñor fuera canonizado. Y por último, que la Comunidad de la Cripta ha vivido dos etapas de vida: de 1999 a 2005, marcada por la dureza de las condiciones del espacio y la articulación de la comunidad con la Fundación Romero, y de 2005 a la actualidad, cuando la comunidad se ha constituido como entidad independiente, después de una grave crisis en la cual entraron en conficto con la fundación antedicha y la jerarquía eclesial amenazó con expulsarla de la Cripta.De tal manera, los disensos en los relatos de la formación de la Comunidad son tres: los antecedentes de la comunidad, su estructura organizativa y su identidad, y el liderazgo. Antecedentes¿Hubo alguna organización y prácticas parecidas antes –pero no inmediatamente– de la Comunidad de la Crip-ta? ¿No se efectuó algún tipo de práctica conmemorativa hacia los restos de monseñor Romero antes? La mayor parte de los informantes obvian estas cuestiones, ya sea porque no desean especular, o para resaltar la importan-cia del nacimiento de la Comunidad Monseñor Romero. Las excepciones las presentan los informantes 3 y 7. El informante 3 recordó haber visitado los restos de mon-señor Romero en la parte de arriba de la Catedral y trae a colación el homenaje que “Pablo VI” –en realidad fue Juan Pablo II– hizo a “la tumba de Monseñor”, “en su pri-mera visita a El Salvador” en ese lugar. Después, nos dice, los restos fueron llevados a la Cripta.13La informante 5 nos da una versión diferente, aun-que también apunta a un homenaje continuo al cuerpo de Romero: recién asesinado, sus restos estuvieron ubicados “donde eran las misas de los podero-sos, de los grandes vea, arriba”, aun-que no allá donde está el altar sino en este rinconcito donde está, más o menos, el santísimo”. Pero allí solo lo tuvieron “como tres días, luego lo pa-saron para abajo, allá abajo, porque allá abajo era el sótano”. Agrega que las comunidades y en concreto su comunidad en Mejica-nos hacían “misas” allí o “íbamos a rezar, nos reuníamos”, e incluso “si unos no iban, íbamos otros a modo de estar pendientes por allí, aseando, cuidando y así pasamos mu-cho tiempo”. Desde esa perspectiva, la Comunidad Mon-señor Romero formalizó una labor que otras comunidades cristianas venían haciendo desde antes: (…) hasta que logramos, quizás de tanto, que... no sé, que se les remordió quizás la conciencia y lo pusieron donde está [los restos de Monseñor]. Porque ya hoy, más o menos, ya casi en confanza se hace una misa, porque antes no.14Estructura organizativa e identidadLos informantes no se pusieron de acuerdo acerca de la formación del grupo dirigente y cuándo, a partir de él, se comenzó a plantear como Comunidad Monseñor Romero de la Cripta de Catedral. Inclusive en la entrevista colec-tiva que realizamos en el grupo dirigente, la informante 8 presentó una de las versiones y la informante 4 defendió otra. Así, la primera nos dijo que, recién superada la crisis de abril-mayo de 2005, “a partir de ese momento es esta nueva etapa de la Comunidad, como Comunidad Monse-ñor de la Cripta de Catedral, entonces, es a partir de esa fecha... no recuerdo qué fecha fue, pero fue después del veinticinco aniversario”. Inmediatamente, la informan-te 4 respondió:Pero como comunidad sí, ya funcionábamos, como Comunidad de la Cripta... nosotros hasta camisas y todo tenemos que son de...[el período] anterior [a 2005]. Lo que pasa es que como dicen, fue otra etapa, pero como Comu-nidad ya existíamos.15Detrás de esta discusión se defne la autonomía respecto a la Fundación Romero antes de 2005, el papel protagónico de las dirigentes en ese período inicial y la existencia de una identidad previa. Desde estas ópticas, debemos traer a cuenta las posturas de las informantes 1 y 2. Ambas enfatizaron la continuidad de prácticas, feligresía y organización de la Comunidad antes y después de 2005, lo cual creemos se hizo con el afán de no brindar concesiones a la Fundación Romero. Por ejemplo, la informante 2 planteó la existen-cia de un cambio de identidad pero no de la estructura dirigente:El trabajo creo que... nunca lo dejamos. El trabajo lo comenzamos a hacer nosotras en 1999 y no lo terminamos. Lo que hicimos fue rebautizarnos. Porque si antes decía-mos que éramos de la fundación, hoy decimos “somos de la Comunidad de la Cripta”.Y sin embargo, admite que en las primeras misas esa estructura se llamaba “comisión de liturgia”, adscrita a la Fundación Romero.16Por tanto, podemos apuntar como hipótesis que la Comunidad nació ligada organizativa e identitariamente a la Fundación Monseñor Romero; a lo largo de sus pri-mera fase de existencia, de 1999 a 2005 hubo un proce-so de autonomización respecto de aquella en la medida que, en su “hacerse” –parafraseando a E.P. Tompson–17, sus miembros “se descubrieron” como Comunidad, y en 2005 esa evolución anterior posibilitó que erigirse como una entidad independiente fuera una opción legítima y posible. LiderazgoAsociado al problema anterior, encontramos la cuestión de quién detentó en un primer momento, entre 1999 y 2005, el liderazgo cuando la Comunidad estaba articu-lada con la Fundación Romero. La contrariedad princi-pal mostrada por los informantes giró alrededor de un personaje a quien llamaremos María, la cual representó el nexo entre la Comunidad y la Fundación Romero. De tal manera, tanto en la informante 1 como en la informante 2 (recordemos, la actual lideresa o “coordinadora” de la comunidad) encontramos una pretensión deliberada de omitir este tema: en el caso de la primera, ni siquiera hizo referencia al nombre de ese personaje, mientras la infor-mante 2 lo hizo a regañadientes.18En contraste, el informante 3 tuvo un afán delibe-rado por exaltar la importancia de María para el sosteni-miento y las iniciativas de la comunidad entre 1999-2005. Lo hizo desde el primer contacto que tuvimos con él, en una entrevista informal, como consta en nuestro Diario de Campo de 2012-2013.19Igualmente lo resaltó a lo largo de la entrevista que le hicimos: Prácticamente, como le vuelvo a repetir, quien inició esto fue… [María]. Ella es originaria de Ciudad Barrios, de donde es monseñor Romero. Entonces de ella nació la idea de rescatar la tumba de monseñor y mostrarla al pueblo.Mausoleo de monseñor Romero donado por la Comunidad San Egidio en 2005. Al fnal de cada misa los feles le dejan obsequios y oran frente a él.Los informantes no se pu-sieron de acuerdo acerca de la formación del grupo dirigente y cuándo, a partir de él, se comen-zó a plantear como Comunidad Monseñor Romero de la Cripta de Catedral.
image/svg+xmlVoces Recobradas5150Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral5150Y la informante 13 añadió:Ella era la que impulsaba más la Comunidad de la Cripta: ella conseguía los sacerdotes, ella preparaba lo que es las ofrendas, las peticiones... incluso aportaba bastante dinero ella para que esto se diera. 20En suma, la formación de la Comunidad Monseñor Ro-mero se encuentra expresada de variadas maneras en los relatos de sus miembros, en cuyos consensos y disensos se marcan problemáticas claves del proceso y de la memoria colectiva de esta instancia.4. Imaginarios. Juegos de oposición y la construcción de una política moralSin duda, uno de los elementos que más interés ha generado la iglesia de los pobres latinoamericana y salvado-reña son los discursos sociales ex-plicitados o insertos en sus prácticas sociales, en sus rituales. Siguiendo a Anne L. Peterson, que estos discur-sos sean elaborados en el marco de una religiosidad popular no los hace dejar de constituir “sistemas de creen-cias complejos”.21Precisamente esa riqueza demanda una delimitación. En ese sentido, para los propósitos de la presente ponencia nos limitaremos a presentar una sínte-sis de los valores claves, expresados en juegos de oposición simbólica que logramos identifcar,22casi siempre expresa-dos en un contraste entre la forma de “ser iglesia” la parte de “abajo” de la Catedral que la comunidad representa y la parte de “arriba”, encarnación de la jerarquía eclesial. Sacrifcio-conformismoEn general, los informantes exaltaron el valor del sacrif-cio que ha regido los distintos momentos de la Comuni-dad ante las circunstancias adversas. Se trata de un espíri-tu de sacrifcio vinculado con el compromiso, opuesto al conformismo que exhiben los de “arriba”. Una temática en la que se expresó constantemente este valor fue, sin duda, cuando se refrieron a las primeras misas de la co-munidad. En ese entonces, la Cripta era una “bodega” de la recién reconstruida Catedral: Nosotros todos los sábados veníamos a limpiar ¡Con las manos pues! nosotros agarrábamos todo lo que era el agua y todo, y con trapos, trapeadores, exprimíamos esa agua y la sacábamos para irla a botar porque allí no había ni un desagüe… Por lo menos de mi parte siempre ha sido algo que me ha agradado, poder darle a monseñor Romero el puesto que él se merece… es nuestro cariño y nuestro de-ber, verdad, como salvadoreños y como católicos por todo lo que él hizo, que dio hasta su vida por defender los dere-chos de tanta gente pobre e inocente.23El sacrifcio es retomado como actitud esperada y nece-saria de los “mártires”, como símbolos de la Comunidad Monseñor Romero, incluyendo al mismo Romero.Memoria-olvidoDesde su mismo nombre, uno puede notar la fliación de la Comunidad Monseñor Romero en los esfuerzos de “rescate” de la memoria de las víctimas del conficto armado (1980-1992), fgurando principalmente –pero no únicamente– los religio-sos desparecidos o asesinados en ese período. De tal manera, si el proyec-to principal de la Comunidad es rescatar la memoria de monseñor Romero, otros sectores de la Iglesia, como la je-rarquía, les han argumentado, según explicó la informan-te 5, que “eso ya pasó, eso eran... ¿qué nos dijeron? ‘Que había muerto monseñor porque era guerrillero’ y eso no es así”. Y ella misma responde: “¡Cómo lo vamos a olvidar si él fue el que... nos abrió los ojos!”24. Otro ejemplo lo encontramos en las liturgias, en las cuales se incorporan en las ofrendas, a los “mártires”:[No podemos]solo llegar a leer el misal y no recor-dar a nadie, ni nada… sabemos que hubo una masacre, verdad, del Mozote, sabemos que hubo una masacre de las religiosas Maryknoll, sabemos que han asesinado a sa-cerdotes, sabemos que han asesinado a laicos, y que el día que pasó eso hay que rescatarlo, hay que hacerlo memoria. No estamos celebrando la muerte, estamos celebrando la ofrenda de la vida de ellos por un proyecto, verdad, por un proyecto utópico, por un proyecto de vida... pero pasar desapercibido eso y vamos a celebrar a otros santos que la iglesia ha canonizado, vea, pero que ni arte ni parte con nuestra realidad... [a diferencia de decir] el decir “ah hoy vamos a tener presente al precursor de los derechos huma-nos… entonces eso nos hace diferentes un poco para otra forma de ser Iglesia”.25Comunidad-individualismoIncluso el informante 7, quien cuestionó que la Comuni-dad Monseñor Romero fuera una comunidad, destacó “el fuerte sentido comunitario” de sus miembros.261Comu-nitarismo planteado como alternativa al individualismo extremo del proyecto social neoliberal de la posguerra. Como señala la informante 6, el “consumismo” y el “in-dividualismo exacerbado”, platean “una expresión más ‘light’ ¿no? Más acomodada, digamos ¿no? [de religión] Cosa que antes no, cosa que antes no” –en referencia a las CEB–, y añade:Este sistema sí infuyó en un... hacer como paso de cangrejo respec-to a la humanización, respecto a una solidaridad compartida, respecto a una... te vuelve como más indiferente.27Pobreza-riquezaEste clivaje asociado a dos categorías fundamentales de la mentalidad cristiana, no se ve entendido en el imagina-rio de la Comunidad Monseñor Romero meramente por una exaltación de la pobreza en sí. Más bien, el discurso y las prácticas de la Comunidad se enfocan en el combate de la riqueza, en la conversión de los “pobres” como su-jetos de la fe, que se comprometerían en la abolición de la riqueza y la pobreza. Y es esa actitud fundamental la que se contrapone al catolicismo de “arriba”, según ex-plicó el sacerdote que dictó la homilía del 11 de octubre de 2009, que plantea una religión propagadora de “una teología de la desigualdad” que sostiene que “Dios hace ricos y pobres”.28Asimismo, debemos enfatizar que este imaginario no se expresa solamente como discurso, o mejor dicho, en un discurso estructurado desde la oralidad o la escritura; también actúa, circula y se resignifca en los rituales de la 1 26 Informante 7, op. cit.Comunidad Monseñor Romero. Por ejemplo, en el caso de las liturgias que domingo a domingo se han servido en la Cripta de Catedral notamos un afán por ritualizar las misas que monseñor Romero sirvió desde Catedral Me-tropolitana entre 1977 y 1980. Siguiendo a Juan Ramón Vega, después de la muerte de Rutilio Grande, el 12 de marzo de 1977, monseñor Romero acostumbraba hacer una liturgia de las ocho de la mañana con masiva asisten-cia, transmitida por radio y escuchada por miles de feli-greses, incluyendo a la mayoría de informantes, que abría una brecha en el catolicismo “ofcial” en todo el país.29En efecto, la Comunidad Monseñor Romero ha rein-terpretado muchos de los elementos de esa liturgia. Ele-mentos como: a) el espacio: en la Catedral Metropolitana; b) tiempo: a las ocho de la mañana, al menos en el pri-mer período (ahora son a las diez por disposición de la administración de la Catedral); c) ruptura con el cato-licismo “ofcial”; d) masividad: aun-que varía dependiendo de las fechas, casi siempre mayor a la de la Catedral Metropolitana; f) difusión mediática: antes de la ruptura con la Fundación Romero incluía una transmisión en directo a través la radio YSUCA, pero ahora se limita a la cobertura y las publicaciones en Dia-rio CoLatino; g) Homilías de Romero como arzobispo: la homilía de Romero de la fecha litúrgica exacta del día.30Las liturgias en la Comunidad Monseñor Romero se han destacado por el alto nivel de participación de laicos en su desarrollo y orga-nización, un buen nivel de asistencia, así como por ser ofciadas por sacerdotes de distintas partes del país.(...) uno de los elementos que más interés ha generado la iglesia de los pobres latinoa-mericana y salvadoreña son los discursos sociales explicitados o insertos en sus prácticas sociales, en sus rituales.(...) el discurso y las prácticas de la Comunidad se enfocan en el combate de la riqueza, en la conversión de los “pobres” como sujetos de la fe, que se compro-meterían en la abolición de la riqueza y la pobreza.
image/svg+xmlVoces Recobradas5352Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral5352Aunque queda pendiente una reconstrucción más detallada de los discursos y prácticas de la Comunidad Monseñor Romero, por lo expuesto notamos una cons-trucción desde una oposición –al margen que tenga pun-tos de ruptura y de convergencia-, entre ésta y el catoli-cismo de “arriba”, el “ofcial” o “tradicional” impulsado por la jerarquía de la iglesia. En esa contradicción se di-buja una normatividad que apunta a un deber ser de la comunidad (y la iglesia de los pobres). En ese sentido, la Comunidad Monseñor Romero se ha convertido en un espacio clave en la construcción de una “política moral” de distintos movimientos sociales del país.315. Redes y conflictividadUna esfera de la Comunidad Monseñor Romero que no podemos ni debemos olvidar es aquella que atañe a sus relaciones sociales, a su exterioridad dentro del más amplio campo social y cómo la permea internamente: sus alianzas y redes con otras organiza-ciones de diversa índole, el rol que estas juegan en su dinámica interna, pero también los confictos, más aún en un catolicismo a contrapelo como esta que exhibe.En las entrevistas fue patente que el panorama de los aliados de la Comunidad Monseñor señalados por sus informantes es sumamente vasto e incluye, además de co-munidades católicas, a organismos de derechos humanos, políticos de izquierda e instituciones estatales, medios de comunicación y movimientos sociales. La informante 10 lo ilustra: Uhhh… Pasaríamos toda la noche [mencionando aliados]… una de las más cercanas [es]la Comunidad del Bajo Lempa que siempre nos han ayudado con la decora-ción cuando celebramos el martirio el 24 de marzo o el 15 de agosto. También... la gente de Perquín, la gente de Hon-duras que viene de Santa Rosa de Copán… Las diferentes delegaciones de extranjeros, hay hermanos salvadoreños en Canadá que nos han mandado ayuda en hacer estas pititas... eh las diferentes comunidades... el domingo que estuvo el padre, pues venía de Sonsonate y alguna delega-ción viene, lo que pasa es que a veces por las condiciones económicas no viene el montón... yo diría que todas las Comunidades Eclesiales de Base… porque hay diferentes organizaciones: el Comité Monseñor Romero, la UCA, FESPAD también nos ha ayudado mucho, la Universidad Nacional cuando nos ha proporcionado los grupos de tea-tro, de danza, la Secretaría de Cultura por medio del Ba-llet Folclórico. Diferentes artistas… el Cipitío... Yolocamba Ita... los diferentes grupos de proyección folclórica que nos han apoyado y varias parroquias... Alcaldías, la Alcaldía de San Salvador cuando estuvo la doctora Violeta Menjívar por supuesto... la Alcaldía de Soyapango, ALBA Petróleos también que ha pintado la Cripta... es innumerable pues...32Como se nota en el testimonio, el rol que han jugado estos aliados en el funcionamiento de la comunidad ha consis-tido en ser principalmente un apoyo material y opera-tivo para las actividades litúrgicas y conmemorativas, ante la carencia de fondos propios,33o en momentos crí-ticos. Así, no se debe dejar de resaltar a los sacerdotes y el papel central que han jugado en una comunidad que no tiene uno asignado, pero lo nece-sita para celebrar misas cada domin-go. Para ello se han valido de redes de sacerdotes abiertos hacia el catolicismo progresista, pero aún así, ha sido “un trabajo engorroso”.34Por otra parte, debemos señalar la existencia de ad-versarios de la Comunidad Monseñor Romero. Los in-formantes identifcaron a dos en particular: la adminis-tración de la Catedral, como parte de la jerarquía de la Iglesia Católica, y la Fundación Monseñor Romero desde su separación con la Comunidad de la Cripta en el año 2005. Es más, fue en esa coyuntura de abril de 2005 en la que, simultáneamente, cuando se expresaron con mayor ímpetu los confictos de la Comunidad Monseñor Rome-ro con ambos. Según la versión de las informantes 1 y 2, el arzobispo de aquel entonces, Fernando Sáenz Lacalle, decidió que las misas en la Cripta debían parar, se lo co-municó a la Fundación y esta decidió acatar la orden. Y cuando la Comunidad, encargada de las liturgias, decidió intentar continuar con el proyecto, la Fundación Romero decidió no seguirlas y expulsarlas de su seno. La infor-mante 1 lo recuerda así:Nosotros mandamos una carta [al arzobispado]como miembros de la Fundación y cuando llegamos don-de, porque antes de ir a hablar con este Urioste nosotros ya habíamos hecho una carta solicitando una audiencia con Fernando Sáenz Lacalle. Y cuando llegamos nos dice monseñor Jesús Delgado, “¿Ustedes son miembros de la Fundación?” “No, le dijimos, no somos miembros de la Fundación, nosotros creíamos que éramos miembros de la Fundación pero ya monseñor Urioste nos aclaró que no”... “Bueno si no son miembros de la Fundación, entonces us-tedes pueden... verdad, vamos a hablar con monseñor Fer-nando, yo voy a hablar le voy a decir tal cosa, le voy a decir lo que he hablado con ustedes”. Y... otra reunión, otra vez, “Sí, porque nosotros con la Fundación no queremos nada, no queremos saber nada”.35Entonces, la expulsión fue, de algún modo, providencial porque permitió la continuidad de la Comunidad de la Cripta (como se nota, también había un conficto Fun-dación Romero-Jerarquía de la Iglesia), aunque también planteó un conficto identitario al saberse fuera –e inclu-so– contra la Fundación Romero que antes los acuerpaba. Sin embargo, otros relatos apoyan una versión de este conficto que no desmiente la anterior, pero la enriquece, al incluir la movilización y presión de las bases y otras instancias aliadas como factor clave de la continuidad de la comunidad en el espacio de la Cripta. El informante 3 nos habló de una misa de abril de 2005 que se iba anun-ciar como la última en la Cripta:Llegamos al colmo de interrumpir misa... interrumpi-mos una misa... por el hecho de que ellos querían, estamos hablando de la jerarquía, ellos querían anular el movi-miento de la Comunidad de la Cripta y que solo se reco-nociera el movimiento de la Fundación Romero... y darle a la Fundación Romero el protagonismo en la Cripta de Catedral, lo cual ellos, Fundación Romero, no... no tenían, realmente no tenía la capacidad para poder seguir el ade-lante el movimiento de la Cripta de Catedral.Tal acción dejó una fuerte huella en su memoria:Me sentí un poco mal... porque como creyentes cris-tianos sabemos que no es lícito...”.Y más adelante agrega:Es que eso no se me olvida, la interrupción de la misa... lo hicimos con carteles enfrente del sacerdote que estaba ofciando, algo grave, vea.Aunque fnalmente lo justifca:(...) La jerarquía católica de Catedral sabía que si ha-bíamos hecho eso, íbamos a seguir haciéndolo para no per-der el espacio físico…de Catedral.36Aunque se debe profundizar en ello en el futuro, pode-mos adelantar que después de esta coyuntura se redef-nieron las relaciones de la Comunidad con la jerarquía y la administración de la Iglesia. De la suspicacia inicial y la aversión abierta con los de “arriba”, se pasó a cierta tolerancia cimentada en un equilibrio tenso entre el afán de control (incluyendo censura de sacerdotes y contenido de misas) de las expresiones de religiosidad popular de la comunidad y las estrategias (plebeyas) de esta por superar esas limitaciones:Siempre nos dice [el párroco]:“mire tengan cuidado, por cualquier cosa, no hay que excederse”, siempre nos dice. Pero si monseñor Romero se excedía je je je... pues sí porque para hacer el bien hasta Jesús se excedió y por eso lo mataron también ¿no? ja ja ja.37Fieles recibiendo la Eucaristía. Dentro de la feligresía que ha asistido domingo a domingo a la Comunidad Monseñor Romero, los visitan-tes extranjeros de distintas partes del mundo tienen una presencia constante.(...) la Comunidad Monseñor Romero se ha convertido en un espacio clave en la construc-ción de una “política moral” de distintos movimientos sociales del país.
image/svg+xmlVoces Recobradas5554Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral5554•Ponencia presentada en el V Encuentro Latinoamericano deHistoria Oral, el 13 de marzo de 2013. Agradecemos las aseso-rías de la maestra Eugenia López y los comentarios de Antonie-ta Ramírez y Dennis Sevillano. También el apoyo de la Acade-mia Salvadoreña de la Historia.Notas————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———1Acerca del catolicismo progresista, Cfr. Fortunato Mallima-ci, “El catolicismo latinoamericano a fnes del milenio. Incer-tidumbres desde el Cono Sur”, Nueva SociedadN° 136 (abril de 1995), págs. 164-176. Peterson expresa que la iglesia de los pobres es cómo ese catolicismo se expresó en El Salvador. Anna Lisa Peterson, Martyrdom and the politics of religion progressive Catholicism in El Salvador’s civil war(Albany, State University of New York Press, 1997), págs. XVIII, XIX y XXIV.2Carlos Rafael Cabarrús, Génesis de una revolución: análisis del surgimiento y desarrollo de la organización campesina en El Sal-vador, México, Ediciones de la Casa Chata-Centro de Investiga-ciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1983.3 Juan Ramón Vega, Las comunidades cristianas de base en América Central: estudio sociológico, San Salvador, Ediciones del Arzobispado, 1994; Leigh Binford, “Peasants, Catechists, Revolutionaries. Organic Intellectuals in the Salvadoran Re-volution, 1980-1992”, en Landscape of Struggle: Politics, Society and Community in El Salvador, ed. Leigh Binford, y Aldo Lau-ria-Santiago, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 2004, págs. 105-125.4Euseby Fortuny Capafons, “Cuando Dios gritaba revolución. La Iglesia Católica en la revolución salvadoreña”, Ponencia pre-sentada en Segundo Encuentro de Historia de El Salvador, San Salvador, Universidad de El Salvador, 16 de julio de 2007; Ro-dolfo Cardenal y Luis Armando González, El Salvador: la tran-sición y sus problemas, San Salvador, UCA Editores, 2002.5Por ejemplo: Consejo de Mujeres Misioneras por la Paz, La Semilla que cayó en tierra fértil: testimonios de miembros de las comunidades cristianas, San Salvador, Consejo de Mujeres Mi-sioneras por la Paz, 1996.6Para Francois Bedárida no solo es posible, sino necesaria la (re)incursión de la historia en el tiempo presente. Francois Be-dárida, “Defnición, técnica y práctica de la historia del tiempo presente”, Cuadernos de Historia Contemporánea,N° 20, 1998, págs. 23 y 24.7Cfr. Ronald Fraser, “La Historia Oral como historia desde aba-jo”, AyerN°12 (1993), págs. 79-92.8Las entrevistas están resguardadas en el Archivo Procesos y Movimientos Sociales de la Academia Salvadoreña de la His-toria; todas con solicitud de anonimato. Por otra parte, para el recurso a la entrevista colectiva, resultaron fundamentales las refexiones de Graciela de Garay, “La entrevista de historia oral: ¿monólogo o conversación?”, Revista Electrónica de Investiga-ción EducativaVol. I, N°1 (1999): pág. 84.9Cecilia Plano y Roberto Querzoli, “La entrevista en la histo-ria de vida. Algunas cuestiones metodológicas”, Observatorio Memoria y Prácticas Sociales en Derechos Humanos, Segundo Semestre de 2003, pág. 3.10Informante 1, mujer, miembro del grupo dirigente de la Co-munidad Monseñor Romero, San Salvador, 26 de noviembre de 2012.11Informante 3 e informante 13, hombre y mujer, esposos cola-boradores de la Comunidad Monseñor Romero, San Salvador, 15 de diciembre de 2013.12Informante 2, mujer, principal dirigente actual de la Comuni-dad Monseñor Romero, San Salvador, 13 de diciembre de 2012.13 Informante 1 e informante 13, op. cit.14Informante 5,mujer, miembro del grupo dirigente de la Co-munidad Monseñor Romero, Mejicanos, 7 de enero de 2013. Además, otras fuentes amplían sobre conmemoraciones pre-vias a los restos de monseñor Romero en la Catedral. Por ejem-plo, el Diario Latinode marzo 1990 informó de una serie de conmemoraciones a monseñor Romero impulsadas por el Ar-zobispado de San Salvador dirigido por Arturo Rivera Damas. Anónimo, “Caso Monseñor Romero estancado dice Obispo”, Diario Latino, 22 de marzo de 1990, pág. 5.15Grupo dirigente de la Comunidad Monseñor Romero, 9 infor-mantes, mujeres, San Salvador, 29 de enero de 2013.16 Informante 2, op. cit.Tampoco podemos obviar los cuestiona-mientos de los informantes 6 y 7 a si este colectivo constituye realmente una “comunidad. Informante 7, hombre, sacerdote colaborador de la Comunidad Monseñor Romero, San Salva-dor, 28 de enero de 2013; informante 6, mujer, misionera laica italiana colaboradora de la Comunidad Monseñor Romero, 23 de enero de 2013.17Edward Palmer Tompson, Te Making of the English Wor-Por otra parte, el conficto con la Fundación Romero es identifcado como un rasgo cotidiano desde su aparición, y toma rasgos de ser una competencia por los recursos a disposición dentro del movimiento romerista. Incluyen-do uno de los más preciados: el espacio de la Cripta de Catedral.386.A modo de conclusiónTratándose de resultados preliminares, más que conclu-siones frmes queremos resaltar algunas cuestiones pro-blemáticas que se nos han presentado sobre la historia re-ciente de la iglesia de los pobres en El Salvador. En primerlugar, podemos señalar la necesaria problematización dela composición del catolicismo progresista en El Salvadorde la posguerra, superando cualquier preconcepto que se-ñale una continuidad inmediata de las expresiones previas ocontemporáneas al conficto armado con las expresio-nes actuales. A este respecto tampoco podemos dejar delado la dimensión de género dentro de estas expresionesde religiosidad popular. Para el caso, como señalamos,el grupo dirigente de la Comunidad Monseñor Romeroestaba compuesto en su totalidad por mujeres. La litera-tura sobre las CEB antes de la posguerra otorgaban un rolsecundario a las mujeres o francamente omiten el tema:¿Qué tanto se invisibilizó el papel de las mujeres en estasinvestigaciones y qué tanto nos indican un cambio socialefectivo dentro de la iglesia de los pobres salvadoreña?En segundo lugar, nos preguntamos ¿Cómo es el pro-ceso de “invención de tradiciones” y “erección de héroes” (santifcación) en el seno de la iglesia de los pobres salva-doreña? ¿Ha operado de manera diferente a expresiones de religiosidad popular o incluso a la “religión cívica”? Sospechamos que reconstruir el proceso de constitución de conmemoraciones de monseñor Romero, incluyendo las experiencias de las bases sociales del romerismo y los sentidos que le han otorgado, puede contribuir a resolver estos problemas. En tercer lugar, resaltan los indicios acerca de la im-portancia de la Comunidad Monseñor Romero en distin-tas movilizaciones sociales, y más aún en la constitución de una política moral y de una economía moral dentro de diversos movimientos sociales que se hacen presentes en la Cripta, sea a través de miembros que son parte de la feligresía o través de las redes de la Comunidad. En ese sentido, se señala una continuidad no de poca importan-cia con las CEB y el catolicismo progresista de antaño, en la labor de “concientización” y articulación organizativa. Finalmente, debemos admitir la sorpresa que nos causó la fuerte confictividad en el seno del movimien-to romerista, entre la Comunidad Monseñor Romero y la Fundación Romero, que a veces ha tomado incluso una fsonomía más áspera que el conficto entre el romerismo con la jerarquía eclesiástica ¿Cómo es interpretado por los sujetos aquel conficto interno de la iglesia de los pobres? ¿Se han registrado otros confictos internos en el catoli-cismo progresista latinoamericano de los últimos años?king Class,Nueva York, Vintage Books, 1966, pág. 10.18En 2005 nos contó que el presidente de la Fundación Romero las llamó “colaboradoras” de María. Informante 2, op. cit.19Luis Rubén González, Diario de Campo 2012-2013, lugar: Cripta de Catedral Metropolitana, fecha: 25-11-2012.20Al parecer, María se alejó de la Comunidad después del con-ficto de 2005, aunque tampoco eligió permanecer en la Funda-ción Romero, y actualmente trabaja en otra iniciativa romeris-ta. Informante 3 e informante 13, op. cit.21Peterson, Martyrdom and the politics of religion progressive Catholicism in El Salvador’s civil war, págs. 7-11.22 El análisis histórico y etnográfco de las festas nucleares de la Comunidad, el 15 de agosto, natalicio de monseñor Romero, y los 24 de marzo, martirio, es una tarea pendiente. 23 Informante 4, mujer, miembro del grupo dirigente de la Comu-nidad Monseñor Romero, San Salvador, 1° de enero de 2013.24Informante 5, op. cit.25 Informante 2, op. cit.26 Informante 7, op. cit.27 Informante 6, op. cit.28 Luis Rubén González, Diario de Campo 2009, Lugar: Cripta de Catedral Metropolitana, Fecha: 11-10-2009. 29 Vega, Las comunidades cristianas de base en América Central: estudio sociológico, págs. 135-137.30 Para cada fecha existe una homilía, pues casualmente (aunque para los informantes, por gracia divina) su arzobispado duró los tres años del calendario litúrgico católico. Detrás hay un afán por manifestar la actualidad del pensamiento, de la pala-bra de monseñor Romero. Cfr. Luis Rubén González, Diario de Campo 2009, lugar: Cripta de Catedral Metropolitana, fecha: 11-10-2009; ídem, Diario de Campo 2012-2013.31Según Auyero, la política moral es una racionalización de los actores sociales relativa de los alcances de la legitimidad o tolerancia una situación de dominación y de cuándo recurrir a la acción colectiva. En efecto, tenemos indicios que apuntan a una conexión Comunidad Monseñor Romero-movimientos sociales, pues como expresa un artículo de opinión del ecolo-gista Ricardo Navarro en mayo de 2005: “Por esta misa (la de la Cripta) pasaron los médicos con sus justas demandas contra la privatización de la salud, la señora procuradora con sus pre-ocupaciones por los derechos humanos y centenares de comu-nidades dando a conocer sus problemas locales”. La mención de los “médicos” contra la “privatización de la salud” no es un dato menor; se trata de la principal ola de movilización social de la posguerra (entre 1999 y 2003) contra el neoliberalismo que ha habido en el país. Ricardo Navarro, “Lo que ha sucedido en la Cripta de Monseñor Romero”, en Diario CoLatino, 12 de mayo de 2005, pág. 13. Javier Auyero, “Te moral politics of argenti-ne crowds”, en Latin American social movements: globalization, democratization, and transnational networks, ed. Paul Almeida y Hank Johnston, Lanham, Md.: Rowman & Littlefeld, 2006, págs. 147-162.32Grupo dirigente de la Comunidad Monseñor Romero, op. cit.33Argumentan que primero se las daban a la Fundación Rome-ro y después de la ruptura, se las trasladan a la Catedral. Cfr.
image/svg+xmlVoces Recobradas56Revista de Historia Oral57Voces Recobradas56Entrevista a informante 4, op. cit.34Entrevista a informante 1, op. cit.35Informante 2, op. cit.36Informante 3 e informante 13, op. cit.Además, la portada del Diario CoLatino del 2 de mayo de 2005 presenta al sacerdote Jesús Delgado ofciando misa en la Cripta de Catedral, y justo atrás, protestantes con cárteles e imágenes de monseñor Rome-ro. Sin embargo, la nota debajo de la foto apunta: “Monseñor Jesús Delgado, ofció la misa, a pesar de los incidentes, sin inte-rrupción alguna”. Anónimo, “Protestan en Catedral Metropoli-tana”, en Diario CoLatino,2 de mayo de 2005, portada. 37Entrevista ainformante 4, op. cit.38En la entrevista con el grupo dirigente denunciaron que la Fundación Romero había desplazado a la Comunidad del espa-cio de la Cripta en el aniversario del natalicio de Romero, el 15 de agosto de 2005, por lo que no pudieron hacer ese día su feste-jo. Grupo dirigente de Comunidad Monseñor Romero, op. cit.Bibliografía————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———Auyero, Javier, “Te moral politics of argentine crowds”, en La-tin American social movements: globalization, democratization, and transnational networks, editado por Paul Almeida y Hank Johnston, Lanham, Md.: Rowman & Littlefeld, 2006, págs. 147-162.Bedárida, Francois, “Defnición, técnica y práctica de la historia del tiempo presente”, Cuadernos de Historia Contemporánea,N° 20, 1998, págs.19-27.Binford, Leigh, “Peasants, Catechists, Revolutionaries, Orga-nic Intellectuals in the Salvadoran Revolution, 1980-1992”, en Landscape of Struggle: Politics, Society and Community in El Salvador, editado por Leigh Binford, y Aldo Lauria-Santiago, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 2004, págs. 105-125.Cabarrús, Carlos Rafael, Génesis de una revolución: análisis del surgimiento y desarrollo de la organización campesina en El Sal-vador, 16, México, Ediciones de la Casa Chata-Centro de Inves-tigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1983.Cardenal, Rodolfo y Luis Armando González, El Salvador: la transición y sus problemas, San Salvador, UCA Editores, 2002.Consejo de Mujeres Misioneras por la Paz, La Semilla que cayó en tierra fértil: testimonios de miembros de las comunidades cristianas, San Salvador, Consejo de Mujeres Misioneras por la Paz, 1996.Fortuny Capafons, Euseby, “Cuando Dios gritaba revolución, La Iglesia Católica en la revolución salvadoreña”, ponencia pre-sentada en Segundo Encuentro de Historia de El Salvador, San Salvador, Universidad de El Salvador, 16 de julio de 2007.Fraser, Ronald, “La Historia Oral como historia desde abajo”, AyerN°12, 1993, págs.79-92.Garay, Graciela de, “La entrevista de historia oral: ¿monólogo o conversación?” Revista Electrónica de Investigación EducativaVol, I, N°1, 1999. Mallimaci, Fortunato, “El catolicismo latinoamericano a fnes del milenio, Incertidumbres desde el Cono Sur”, Nueva Socie-dadN° 136, abril de 1995, págs.164-176.Peterson, Anna Lisa, Martyrdom and the politics of religion progressive Catholicism in El Salvador’s civil war, Albany, State University of New York Press, 1997. Plano, Cecilia, y Roberto Querzoli, “La entrevista en la histo-ria de vida. Algunas cuestiones metodológicas”, Observatorio Memoria y Prácticas Sociales en Derechos Humanos, Segundo Semestre de 2003.Tompson, Edward Palmer, Te Making of the English Working Class, Nueva York: Vintage books, 1966.Vega, Juan Ramón, Las comunidades cristianas de base en Amé-rica Central: estudio sociológico, San Salvador, Ediciones del Arzobispado, 1994.Entrevistas————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———Informante 1, mujer, miembro del grupo dirigente de la Comu-nidad Monseñor Romero, San Salvador, 26 de noviembre de 2012.Informante 2, mujer, principal dirigente actual de la Comuni-dad Monseñor Romero, San Salvador, 13 de diciembre de 2012.Informante 3 e informante 13, hombre y mujer respectivamente, esposos, colaboradores de la Comunidad Monseñor Romero, San Salvador, 15 de diciembre de 2013.Informante 4, mujer, miembro del grupo dirigente de la Comu-nidad Monseñor Romero, San Salvador, 1° de enero de 2013.Informante 5,mujer, miembro del grupo dirigente de la Comu-nidad Monseñor Romero, Mejicanos, 7 de enero de 2013.Informante 6, mujer, misionera laica italiana colaboradora de la Comunidad Monseñor Romero, 23 de enero de 2013.Informante 7, hombre, sacerdote colaborador de la Comunidad Monseñor Romero, San Salvador, 28 de enero de 2013.Grupo dirigente de la Comunidad Monseñor Romero, 9 infor-mantes, mujeres, San Salvador, 29 de enero de 2013.Otras fuentes————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———Diario Latino, 1990.Diario CoLatino, 1999-2005.Luis Rubén González, Diario de Campo, 2009.Ídem, Diario de Campo, 2012-2013.