image/svg+xmlVoces Recobradas2322Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral2322IntroducciónEn los últimos años, las narraciones populares se han convertido, cada vez más, en fuentes representativas de expresivos saberes. Frente a este nuevo panorama, las na-rrativas no solo pasan a ser consideradas como fuentes fables, sino que también ahora tienen –de la misma for-ma que el conocimiento científco– un espacio de reco-nocimiento y legitimidad social. El resultado directo de esta nueva dinámica son los diversos espacios de interlo-cuciones expresadas en foros, reuniones, acciones comu-nitarias y en las políticas gubernamentales que afectan a los individuos y las comunidades que producen estos conocimientos y prácticas.A nivel internacional, la Convención para la Salva-guardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003) de las Saberes y haceres comunitarios La prácticaGriô de la narración de historiasEl Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Na-cional (IPHAN), un departamento dependiente del Mi-nisterio de la Cultura de Brasil (MinC) es la institución encargada, entre otras acciones, del registro, inventario y la preparación de planes para la salvaguardia del patri-monio inmaterial en el país. Sin embargo, este conjunto de leyes y políticas gu-bernamentales, a pesar de su positividad, no ha sido sufciente para dar cuenta de la diversidad de saberes y haceres tradicionales y populares existentes en nuestro territorio. El Brasil tiene una rica composición étnica y cultural que se extiende desde las grandes ciudades hasta los pequeños pueblos del campo. Se puede imaginar con facilidad la gran cantidad de “conocedores”, maestros, contadores de historias, saberes y expresiones populares y tradicionales que no están bajo la protección de los ins-trumentos legales, ni amparados por políticas públicas de valoración, reconocimiento y de la mejoría de las condi-ciones de vida.Pero estos individuos existen, están en las ciudades, en los barrios, en las comunidades… A su modo mantie-nen en su memoria saberes y haceres ancestrales, trans-mitidos de generación en generación, de padres a hijos, de abuelos a nietos, de viejos a jóvenes. Antes de los ins-trumentos legales y de las políticas públicas ya existían y, más allá de ellas, siguen manteniendo, como bien defnió Hampâté Bâ: “la memoria viva” (2010, p. 167).En el ámbito de este reconocimiento se encuentra el estudio que presentamos, cuyo origen se vincula al traba-jo desarrollado por el NALS (Núcleo de Arte, Lenguaje y Subjetividad) de la Facultad de Educación de la Univer-sidad Federal de Pelotas. En los últimos cuatro años el NALS viene desarrollando un conjunto de acciones que buscan la valorización y la visibilización de diferentes formas y manifestaciones de la cultura popular. Uno de estos proyectos es el Foro Internacional de Contadores de Historias (FICH), que en 2012 se encuentra en su terce-ra edición. A través de las narrativas populares el Foro busca el diálogo con grupos periféricos y con lo que de-nominamos de “estéticas periféricas”. Además de FICH, el NALS también articula y desarrolla el proyecto de in-vestigación Narrativas Cotidianas: Memoria, Identidad y Representación. Por lo tanto, fueron estas actividades ya emprendidas por el NALS las que estimularon este estu-Cristiano Guedes PinheiroDenise Marcos BussolettiUniversidad Federal de Pelotas (PPGE/FaE/UFPel). Brasil.Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cul-tura (UNESCO) contribuyó para el reconocimiento de la cultura tradicional y popular, que se manifesta en las prácticas, las representaciones, las expresiones, el lengua-je oral, los conocimientos y las técnicas que las comunida-des y los grupos poseen.En Brasil, tanto la aplicación de la Convención de la UNESCO (de la cual el Brasil es signatario), las disposi-ciones constitucionales de los derechos culturales (Brasil, 2011, Art. 215-216) como la aplicación de las políticas con relación al reconocimiento y la valoración de patrimonio cultural brasileño (la institución del Registro de la Pro-piedad Cultural e Inmaterial de Brasil y el Plan Nacional de Cultura)1posibilitaron y prometen seguir promovien-do la salvaguardia del patrimonio inmaterial en el país. dio e indicaron el foco temático, así como las acciones de base que permitieron el encuentro con el sujeto de nues-tra investigación, y hasta cierto punto, el encantamiento con las posibilidades del ahora presentado.Fue a través de este camino como encontramos a doña Sirley, una maestra griô2del Movimiento Negro de la ciudad de Pelotas, en el Rio Grande del Sur, una conta-dora de historias de 76 años, que cuenta y canta historias de su ancestralidad por las antiguas charqueadas(salade-ros) de la ciudad y sus propias experiencias en el carnaval local, de donde surge el escenario de la mayor parte de sus historias y memorias. Doña Sirley es una costurera jubilada que vive en la periferia de la ciudad, además de griô,3puede ser nombrada como activista cultural, pues participa de diversos grupos de promoción y valorización del negro, el anciano y del trabajo con niños, además de ser una reconocida carnavalesca pelotense.A partir de esta nueva perspectiva del hacer históri-co, este trabajo está inscripto como resultado de las accio-nes y de la investigación producida por el NALS. A partir de un recorte temático (en el escopo de las narrativas po-pulares), objetivamos identifcar la oralidad, más especí-fcamente la práctica popular de la narración de historias, de la maestra griôdoña Sirley, no solo como fuente válida, sino, principalmente, como un proceso educativo y de re-sistencia. Al fnal, esperamos que nuestro estudio pueda apuntar la práctica de la narrativa popular griôde doña Sirley, como una contribución para la promoción de nue-vas formas de organización y educación comunitarias.Fuxicos y muñecas confeccionadas por doña Sirley. Fuente: Acervo NALS.
image/svg+xmlVoces Recobradas2524Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral2524Saberes y haceres humanos en la HistoriaEntre los siglos VII y VI a.C., los griegos antiguos fue-ron protagonistas de una intensa época en la historia del pensamiento humano occidental. Hasta entonces, el pen-samiento predominante era el mitológico, expresado en las grandes narrativas sobre dioses, semidioses y héroes. Luego ocurre lo que algunos autores denominan como pasaje del saber mítico(alegórico) hacia el pensamiento racional(logos) (Cotrim, 2006).El pensamiento mitológico griego, sin embargo, se remonta a siglos anteriores, como podemos constatar en los poemas homéricos la Ilíada(episodios de la Guerra de Troya) y la Odisea(aventuras vividas por el héroe Odiseo –Ulises, según la mitología romana–, su vuelta a casa des-pués de haber luchado en la Guerra de Troya), que narran hechos ocurridos en el siglo XII a.C.El pasaje del mito a la razón no ocurrió en un momento determina-do, fue marcado por un largo proceso durante el cual surgieron la escritura, la moneda, la ley, principalmente, la polis. Estos avances fueron transfor-mando la visión que el hombre tenia de sí mismo y del mundo, culminan-do, en el siglo VI a.C., con el surgi-miento de la flosofía.Por lo tanto, “El surgimiento de la flosofía en Grecia no es, en verdad, un salto realizado por un pueblo privi-legiado, pero la culminación de un proceso” de avance de los saberes y haceres que se realizarán a través de la expe-riencia humana. De la misma forma, se puede considerar que “el surgimiento de la racionalidad fue [...] preparado por el pasado mítico y cuyas características no desapare-cen ‘como por encanto’ con el nuevo abordaje del mundo”, por el contrario, hoy los mitos mantienen su valor no so-lamente histórico, sino también simbólicos. Entre otros, basta ver el uso que el psicoanálisis hace de aquello que Freud llamó de complejo de Edipo, concepto basado en el mito griego de Edipo. (Aranha; Martins, 1986, p. 33).Y, después de los “mil años” de la Edad Media, du-rante los cuales el pensamiento flosófco griego quedó encorsetado por la adaptación promovida por el pensa-miento religioso cristiano, el hombre avanzó en dirección a un nuevo entendimiento sobre sí y el mundo que lo rodeaba: el Renacimiento, movimiento que puso nueva-mente en el centro del pensamiento humano el estudio de la cultura grecorromana y sus ideas de valorización del propio hombre (antropocentrismo), de las posibilidades de la razón y la consecuente intervención y transforma-ción del mundo por la acción del hombre.A partir del Renacimiento se construyen las bases para la independencia de la ciencia como saber autónomo de la flosofía; se establece la ciencia como el conocimien-to que busca el entendimiento sistemático de los fenóme-nos del mundo. Ese entendimiento objetivo no solo torna comprensible el mundo en que vivimos, además nos po-sibilita controlar la naturaleza que nos rodea.El surgimiento de la ciencia mo-derna desencadena la Revolución In-dustrial y la consolidación de la bur-guesía como clase social hegemónica (siglos XVIII y XIX). La Revolución Industrial produjo un desenvolvi-miento tecnológico e industrial im-posible de imaginar algunas décadas antes: la máquina a vapor (maquina-ria, tren, barco), el telégrafo y el te-léfono, el automóvil, la electricidad, la lámpara y tantos otros inventos que hicieron que la cul-tura occidental pensara que la Belle Époquejamás termi-naría.Las consecuencias de este desarrollo fueron, en gran medida, profundas y nocivas para los países “periféricos”. Con el agotamiento de los recursos naturales y minerales, y la necesidad de nuevos mercados consumidores, los paí-ses ricos, ahora imperialistas, llevan el neocolonialismo a África y Asia, sometiendo millones de personas a su po-lítica exploratoria.Agotadas las posibilidades de expansión capitalista, se inicia a fnes del siglo XIX una corrida armamentista que conduce a las dos guerras mundiales del siglo XX: ca-ñones, ametralladoras, tanques, aviones, campos de con-centración, insanas experiencias científcas en humanos, armas químicas y bombas nucleares. Las estimaciones de muertes durante la Segunda Guerra Mundial, por ejem-plo, varían entre 60 y 70 millones de personas. Solo en Rusia, probablemente, “20 a 25 millones de ciudadanos soviéticos tuvieron muerte prematura entre 1941 y 1945” (Kennedy, 1989, p. 347).Toda esa locura y despropósito humanos fueron via-bles gracias a las investigaciones científcas, que posibi-litaron el desarrollo de las técnicas, los equipamientos y armamentos utilizados en las dos grandes guerras. Des-pués de estos acontecimientos, surgieron nuevas pregun-tas con respecto al saber científco: ¿La ciencia es neutra? ¿Quién controla la fnalidad de la investigación científca? ¿Ciencia para qué? ¿Ciencia para quién?Después de milenios de avance de los saberes y hace-res humanos fnalmente se observó que no existe un saber principal, único, que deba tener primacía en perjuicio de otros. Se observó que las prácticas y los conocimientos de los pueblos y comunidades “periféricas” poseen tanto valor o son tan importantes como el conocimiento deno-minado científco.Saberes y haceres comunitarios, una nueva dinámicaNo tratamos aquí de hacer una criminalización de la ciencia o de atribuirle las enfermedades de la sociedad contemporánea, pero sí de levantar cuestiones que la práctica científica todavía no ha logrado responder. Además de eso, nuestro objetivo es acentuar la validez de otros saberes, distintos de aquellos producidos por la praxis científica, pues lo que se ha percibido a lo largo de los últimos años es que las narrativas popu-lares (en cuanto expresión del conocimiento y el hacer de los pueblos y las comunidades periféricas locales y mundiales) pasarán a ser cada vez más reconoci-das como fuentes representativas de conocimientos expresivos. El resultado directo de esa nueva dinámica son los diferentes espacios de interlocución, expresados en foros, encuentros, acciones comunitarias y políticas guberna-mentales en relación con los sujetos y las comunidades productoras de esos saberes y haceres.Agotadas las posibilidades de expansión capitalista, se inicia a fines del siglo XIX una corrida armamentista que conduce a las dos guerras mundiales del siglo XX: cañones, ametralladoras, tanques, aviones, campos de concentración, insanas experiencias científicas en humanos, armas químicas y bombas nucleares.Doña Sirley. Taller de Historias de Amor , promovido por el NALS. 30 de junio de 2011. Fuente: Acervo NALS. Foto: Gilberto Carvalho.
image/svg+xmlVoces Recobradas2726Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral2726En este nuevo panorama, las narrativas no solo pa-san a ser entendidas como fuentes feles, también pasan a tener (en cuanto a los conocimientos llamados cientí-fcos), un espacio de reconocimiento y legitimidad social.La tradición de los maestros griôsLos griots,4en francés, o dieli, en bambara, son anima-dores públicos, contadores de historias, músicos, diplo-máticos, genealogistas o poetas, característicos de África Occidental, especialemente en Mali, Senegal, Gambia y Guinea. Recorren sus comunidades, regiones y países, contando y cantando sus historias, en la búsqueda de in-formación para sus genealogías o en alguna misión di-plomática.Para el pensador africano Ama-dou Hampâté Bâ, hablar de tradición en relación con la historia de África es referirse a la tradición oral, pues cual-quier intento de conocimiento sobre la historia y el espíritu de los pueblos de África, sólo tendrán validez, si tie-nen como fuerza transmisora la: “[...] herencia de conocimientos de toda especie, pacientemente transmitidos de boca a oído, de maestro a discípulo, a lo largo de los si-glos.” Para Hampâté Bâ, mas que la confabilidad del tes-tigo: “[...] sea escrito u oral”, lo que importa es la medida del propio hombre, y el valor que el hombre tiene, ya que al fnal, tanto una como la otra fuente, no son “[...] más que testigo humano” (2010, pp. 167-168).Esa tradición llegó a Brasil junto con los negros lle-gados desde África durante más de 300 años de esclavi-tud. En nuestro país fue recreada, resignifcada y se tornó en un instrumento para mantener las culturas africanas en tierras brasileñas, como herramienta de resistencia y transmisión de los saberes y haceres de las comunidades negras.Doña SirleySirley da Silva Amaro, o simplemente doña Sirley, es una señora de 76 años de edad, descendiente de esclavos y cos-turera de profesión. Ya hace algunos años, descubrió en el arte de contar historias una forma de mantener viva su propia historia y la de sus antepasados. Una manera de rescatar los saberes y haceres recibidos durante su ju-ventud y del aprendizaje de la madurez. Contando histo-rias de las antiguas charqueadas (saladeros) o de los anti-guos bailes de carnaval, doña Sirley canta y encanta a sus oyentes con historias aparentemente simples que, para un buen oyente traen mucho más que memorias de una vida, ya que revelan innumerables maneras de resistencia, no solamente experimentadas por doña Sirley, sino también y principalmente por la comunidad de la cual se reivindi-ca y de la que es parte activa. A través de sus historias, nos presenta sutil o explícitamente las formas de resistencia que este grupo, a través de esta particular portavoz, en-gendra contra la inequidad: “[...] nació en la ciudad de Pe-lotas, RS, el día 12 de enero de 1936, y por allá vivió casi toda su vida. Hija de un padre cocinero y festero y de una madre que inventaba pomadas y ungüentos con hierbas y tempe-ros, tuvo una infancia muy rica, en la cual vivió intensamente los cono-cimientos transmitidos por sus pa-dres, y su ciudad natal. Se hizo cos-turera y más tarde recibió la honra de ser Maestra Griôpor el conocimiento tradicional adquiri-do. Además de esto, forma parte de un coro de ancianos” (Museu da Pessa, Online). Doña Sirley es propietaria de una disposición envi-diable, participa de diversas redes de narración de histo-rias y acciones comunitarias; de talleres de historias griôs5y del coro de la tercer edad. Reconocida por la comunidad en que vive y por una red de relaciones que van del ba-rrio a la Academia, y de la Academia al barrio, doña Sirley cuenta y también canta las historias de su cotidianeidad, desde niña. Para un oyente atento, sus historias de la ciu-dad de Pelotas, de cómo eran los bailes de carnaval, re-velan mucho más que historias personales, y es posible aprender cómo era la vida en su tiempo, percibir cómo se establecían las relaciones de género, raza y clase. Así lo podemos apreciar en este fragmento de su testimonio:No, no, no es costura [cuando responde sobre si ella se volvió griôpor haber sido costurera],es por el arte todo, por la historia de toda de vida. Porque yo no sé si tú has visto en las entrevistas que lo Griô es de tradición oral, es aquella persona que cuenta varias cosas, […], de varios tiempos (Amaro, In: Museu da Pessa, Online).Acompañamos las actividades de doña Sirley duran-te 2011. Pudimos observar que la maestra griôcuenta sus historias a partir de la organización de un ambiente ritual que envuelve, siempre que es posible de acuerdo con el lugar donde realiza la narración, un escenario con estan-dartes, faldas, vestidos y camisetas (utilizadas por doña Sirley en carnavales pasados); una mesa donde expone tarjetas postales y fotos (antiguas y actuales) y donde muestra también fuxicos, agèsy muñecas negras con vestidos (Fig. 1), todo con-feccionado y vendido por ella misma. Nada de eso demanda algún tipo de “estructura” profesional o semipro-fesional. Todo es organizado y dis-puesto a partir del trabajo colectivo, pues siempre que doña Sirley hace un taller de narración de historias, se re-úne un buen grupo de oyentes, que la ayudan en la organización del taller.En los talleres, doña Sirley se presenta con atuen-dos características que puede variar entre un vestido de bahiana, un manto imitando la piel de un tigre, un traje de enmascarado o simplemente usando el ojá–manto tí-pico envuelto en la cabeza a modo de turbante–. El taller está repleto de historias de su niñez, su juventud y de su vida de casada. Existe un hilo musical que conduce las historias, generalmente vinculado al carnaval. Entre una historia y otra, una melodía y otra, los participantes son invitados a bailar; también a escenifcar algunas histo-rias. Obviamente que el ensayo ocurre en el momento de la presentación bajo la dirección atenta y vivaz de doña Sirley. No canta sola, siempre invita a su público a cantar con ella. En esa interacción entre la griôy sus oyentes las historias son sentidas, son revividas.Existen, además, los talleres temáticos, como el Ta-ller de Historias de Amor (Fig. 2 y 3). Como su nombre lo indica, en el taller se cuentan exclusivamente historias de amor; historias suyas, de personas que conoció o que oyó contar. En estas historias son revelados acontecimientos de la vida cotidiana, lo que era prohibido, lo que era per-mitido, los amoríos escondidos, las alegrías, las tristezas, las combinaciones, los códigos de enamoramiento, los casamientos, en fn, un conjunto de situaciones y senti-mientos comunes, que cuando son contados ganan vida.Además de administrar las ofcinas, doña Sirley or-ganizó, en agosto del año pasado, un evento denominado Cortejo Griô. En este evento, reunió más de 100 personas de diversos segmentos ligados a los movimientos popula-res y sociales: participantes del carnaval, profesores, fun-cionarios públicos, trabajadores en general, estudiantes, amas de casa y niños. El cortejo, realizado en el club pe-lotense Fica Ahí, tenía el propósito de re-unir a la comunidad para divulgar las actividades de doña Sirley y del Mo-vimiento Negro de la ciudad; com-partir sus vivencias, organizar dan-zas y sambas de rueda, danzas afro, ruedas de capoeira, exposiciones de fotografías, estandartes y camisetas de diversos años del carnaval. A través de estas rápidas des-cripciones, podemos percibir el enlace entre la narración de historias por doña Sirley y los ele-mentos fundadores de la oralidad africana; la conexión entre el griôhistórico y el griôactual. La palabra, la acción y la mímica funcionan como una sola manera de expre-sión. Las tres son conjugadas y promueven un encanta-miento entre los oyentes y la maestra griô. La narración de historias, la gesticulación, la mímica, el caminar en esce-na, el actuar e interactuar con el público, la acción. Todo eso rescata, en cierta medida, elementos esenciales de la oralidad africana. Lo aprendido sigue siendo transmitido, esto invita a intentar aprender un poco más acerca de esta práctica, composición de la narrativa y califcación del proceso educativo del cual podrá, o no, ser parte.Consideraciones finalesComo ya lo mencionamos, durante los últimos cuatro años el NALS viene desarrollando un conjunto de pro-yectos para valorizar las diversas manifestaciones de la cultura popular. Uno de esos proyectos específco es el En los talleres, doña Sirley se presenta con atuendos caracte-rísticas que puede variar entre un vestido de bahiana, un manto imitando la piel de un tigre, un traje de enmascarado o simple-mente usando el ojá(...)Doña Sirley es propietaria de una disposición envidiable, participa de diversas redes de narración de historias y accio-nes comunitarias; de talleres de historias griôs y del coro de la tercer edad.
image/svg+xmlVoces Recobradas2928Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral2928Foro Internacional de Contadores de Historias (FICH) que busca en las narrativas populares el diálogo con gru-pos periféricos y con aquello que nominamos de “estéti-cas periféricas”.Durante ese tiempo y a través del FICH, varios con-tadores de historias, narrarán cómo la música, la religión, la lucha y la resistencia colaboraron para la construcción de la identidad y la permanencia de la memoria de sus comunidades. Uno de estos contadores fue, justamente, la maestra griôdoña Sirley.Sus conocimientos y prácticas junto a la comunidad a la que pertenece y de la que es, efectivamente, parte contribuyen para entender las narrativas populares como herramienta de lucha y resistencia al proceso de homoge-neización social y cultural determinado por la sociedad de consumo contemporánea.Así, creemos colaborar en el avance de nuevas for-mas de organización social a través de la construcción de un espacio de diálogo entre el saber llamado científco y el saber popular. Entendemos que este camino posibili-ta la construcción de una sociedad más equitativa donde los sujetos sociales puedan ser los propios sujetos de su emancipación social y donde, tal vez, podamos encontrar respuestas sobre la neutralidad científca, su fnalidad, para qué y para quién debe servir la ciencia.No caben aquí las pretensiones de “dar voz” a las “minorías”. Pero sí buscar la grandeza de estas historias al margen, pensar la historia de la ciudad como fragmen-tada, como singularidades que componen una totalidad. Pensar que esa totalidad nunca está cerrada, que una “historia nunca acaba”, que existe siempre otra perspecti-va, un nuevo fragmento y nuevas formas de contar o na-rrar la historia.Es necesario reconocer que existen otras posibilida-des de saberes, de experiencias, y comprender que una de las marcas de este tiempo histórico en que vivimos es la diversidad, y por lo tanto, que nuestros conceptos pue-den, y tal vez deban, ser reelaborados.• Este trabajo toma como base la disertación de la maestría Na-rrativas de Educación y Resistencia: La Práctica Popular Griô, que se encuentra en fase de quilifcación (Pinheiro, 2012). La referida disertación es dirigida por la profesora Dra. Denise Marcos Bussoletti y se desarrolla en el Programa de Posgrado en Educación de la Universidad Federal de Pelotas.Contacto con los autorescgptapes@gmail.comdenisebussoletti@gmail.comNotas————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———1 El Plan Nacional de Cultura fue aprobado en diciembre de 2010.2De forma bastante genérica, y siguiendo a Hampâté Bâ (2010, p. 193) en su defnición de griôen África, podemos decir que son músicos; embajadores y cortesanos; genealogistas, historiadores o poetas. La práctica griôtiene fuerte tradición en África Occiden-tal, en especial en las regiones de Malí, Senegal, Gambia y Guinea. Esa tradición llegó a Brasil junto con los negros venidos de África durante más de 300 años de esclavitud. En Brasil fue recreada, re-signifcada, y utilizada como herramienta de resistencia y transmi-sión de los saberes y haceres de las comunidades negras.3Doña Sirley recibió el título de griôa partir de la Acción GriôNacional, que es una de las acciones del Programa Cultura Viva, desarrollado por el Ministerio de la Cultura de Brasil.4Aportuguesado en Brasil como griô(s).5Doña Sirley es una maestra griôreconocida por el Ministe-rio de la Cultura brasileño a través de la Ação Griô Nacional, una de las acciones del ministerio, desarrollada en el ámbito del Programa Cultura Viva.6 El fuxicoes una técnica artesanal que aprovecha sobras de telas para hacer un pequeño paquete de paño. Solo, el fuxicopuede ser utilizado como adorno; cosido uno por uno, puede cubrir almohadas, bolsas, ropas y muchos otros objetos. Según el co-nocimiento popular, el fuxicosurgió en las senzalas, cuando las esclavas. mientras cosían restos de telas desechados por la casa grande, se quedaban charlando sobre el día a día. El agèes un instrumento musical hecho a partir de una pequeña calabaza (porongo), envuelta en una malla de hilos de cuentas, con se-mienteso bucios(pequeñas conchas marinas) (Vogel, Mello y Barros, 2007, p. 191).Bibliografía————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———Amaro, Sirley da Silva, Depoimento, en: Museu da Pessoa, entrevista con Sirley da Silva Amaro, [online], disponible en: www.museudapessoa.net. Consulta: 20 mar. 2012.Aranha, Maria y Maria Martins, Filosofando: introdução á flo-sofa, São Paulo, Moderna, 1986.Benjamin, Walter, O narrador, en: Os Pensadores, São Paulo, Abril Cultural, 1980.Bhabha, Homi K, O local da cultura, Belo Horizonte, Ed. 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