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Orígenes del Islam
El Islam surge en el Hiyaz, región costera de la penínsu-
la árabe, caracterizada por ser inhóspita, con una gran
parte desértica y temperaturas de más de 50 °. Las zonas
habitadas son las costeras, que lindan con el Mar Rojo,
hasta Siria y Palestina donde siempre hubo asentamien-
tos humanos y que en este primer período (siglo VII) se
encuentran bajo el dominio del imperio bizantino. Las
particularidades geográfcas, prácticamente inasequibles,
hicieron que quedara apartada de la problemática socio
política durante siglos. Es por todas estas características
que esta zona no fue una perla preciada de los distintos
imperios y pudo desarrollar su propia identidad, cultura
y medios de vida, que aunque muy pobres, son indepen-
dientes.
La estructura organizativa es tribal, sin un gobier-
no central, se forman asentamientos cerca de fuentes de
agua y con condiciones propicias para la vida humana.
Las tribus eran politeístas, y la importancia de la Meca
es que fue construida como centro de peregrinación al
Dios único, por Abraham e Ismael, y alrededor de esto se
desarrolla un gran comercio de intercambio.
Aproximadamente en el siglo VII cuando el profeta
Muhammad tenía 40 años comienza con la trasmisión
del Islam. Nace en La Meca entre el 570 y 571 d.C., per-
teneciente a un clan de la tribu de Quraysh, que domina-
ban la ciudad, su padre fue Abdallah, quien muere antes
de su nacimiento; su madre muere cuando tenía 6 años.
Posteriormente vivió con su abuelo y su tío, ambos mu-
rieron.
Quedó a cargo de un tutor, y al ser huérfano y po-
bre, tuvo que trabajar desde muy pequeño para sobrevi-
vir como pastor y otras ocupaciones; era analfabeto. A
los 25 años se casó con Jadiyah, quien fuera la madre de
todos sus hijos, los dos varones murieron de pequeños y
sólo le quedaron sus hijas Zainab, Ruqaiia, UmmKulzum
y Fatimah, esta última le dio nietos a los cuales se remon-
ta su descendencia. Fue monógamo hasta la muerte de
Inserción de
los musulmanes
en el barrio
de San Cristóbal
(1924 – 1945)
Estefanía Belda
Fabián Belda*
Instituto Superior del
Profesorado Dr. Joaquín
V. González
El primer punto es la acep-
tación de que todo es creado y
que está sometido a la voluntad
de Allah, por lo tanto el muslim1
actúa en consonancia a este
precepto, y acepta como guía a un
profeta, Muhammad, el cual trae
consigo El Corán.
su primera esposa, y tomó más de una sólo cuando su
misión lo requirió.
Nunca adhirió a las prácticas politeístas que tenían
la mayoría de las personas que lo rodeaban, esto lo lleva-
ba a recluirse en el monte Hira a meditar y hacer ayuno.
En medio de uno de estos retiros fue donde se le mani-
festó el Ángel Gabriel y fue el inicio de la misión que le
llevaría el resto de su vida.
El mensaje del Islam se describe por ser universal
siendo para toda la humanidad, se
defne por tener cinco pilares de
cumplimiento obligatorio para ser
musulmán:
- Atestiguar que no hay dioses
salvo Allah y que Muhammad es
Profeta de Allah.
- Efectuar cinco oraciones dia-
rias en su horario prescripto (
Salat
).
- Contribución anual (
Sakat
).
- Ayunar en el mes sagrado de
Ramadán (
Sawm
).
- Peregrinar a la Meca (
Hach
).
El primer punto es la aceptación de que todo es
creado y que está sometido a la voluntad de Allah, por lo
tanto el
muslim
1
actúa en consonancia a este precepto, y
acepta como guía a un profeta, Muhammad, el cual trae
consigo El Corán.
El segundo es la realización de las oraciones diarias
en su tiempo: por la mañana antes de que aparezca el
sol (
fayer
), la oración del medio día (
Duhur
), por tarde
(
Aser
), cuando cae el sol (
Magrib
), y a la noche (
Ysha
).
Para realizar estas oraciones hay que tener hecha la
ablu-
ción
, que signifca el lavado de ciertas partes del cuerpo.
Las oraciones se realizan en dirección a la Meca.
El tercer pilar es el pago de una contribución anual
(
Zakat
) correspondiente al 2,5% de las ganancias en el
período de un año, la caridad purifca la riqueza y es para
los pobres, para los necesitados, para las obras de bien y
la causa de la fe.
El cuarto es el Ayuno en el mes sagrado de Rama-
dán, que comienza con la visión directa de la luna nueva
(
Gilal
). La abstención se efectúa durante el horario de sol
que coincide con el salat del alba hasta el salat del cre-
púsculo. La abstención es de todo aquello que ingrese al
cuerpo y también de lo que sale de nuestras bocas (inju-
ria, maledicencia, insultos, etc.).
El último es la peregrinación a la Meca, que pueden
ser realizada por todos aquellos que dispongan de salud
y el dinero para costear el viaje, la fnalidad última es el
retorno a la esencia, la
Kaaba
, que signifca el retorno a
nuestro corazón.
El Imperio Otomano
El Imperio Otomano nació en el año1300 en el noroeste
de Anatolia, sin embargo, los orígenes los podemos ras-
trear ya para el siglo IX, eran tribus
turcas procedentes de Transoxania,
luego conquistan Irán en 1055 y Bag-
dad, instalando aquí la capital de la
dinastía Selyuqui; con la llegada de
turcos de Asia Central se produce un
movimiento social abrupto.
Un momento oportuno para
situar el comienzo del fenómeno es
1071 en la batalla de Mantezikirt,
donde fue derrotado el emperador
Romano IV, lo que marca el derrumbe
del Imperio Bizantino y su hegemonía sobre Anatolia
Mapa de las regiones del Hiyas con las tribus y rutas caravaneras
extraído de: Lings, Martin,
Muhammad. Su vida, basada en las fuentes
más antiguas
, Madrid, Ediciones Hiperión, 1989, p. 396.
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Central. La inmigración turca desde el lejano oriente era
de pastores semi-nómades y al llegar encuentran con un
espacio propicio para su actividad ya que el invierno era
templado y en verano podían llevar sus rebaños a la me-
seta de Anatolia, lo que también hace que en la zona se
asienten cómodamente.
En la antigua provincia bizantina de Bitinia se en-
contraba el pequeño emirato de Uzman, quien será el
fundador y el núcles de la dinastía Otomana y desde
estas tierras se desprenderá el imperio y la expansión
territorial. “Así era el mundo en el que surgió el futuro
Imperio otomano: profundamente turco y tímidamente
islámico.”
2
La principal característica es que se empiezan a eri-
gir gobernadores turcos y los súbditos, además de ser
turcos, eran musulmanes que desa-
rrollan tanto en arquitectura como
en poesía títulos ostentosos que de-
muestra una emulación de los anti-
guos sultanes musulmanes de viejo
mundo islámico.
“(…) sin embargo, los fragmen-
tos literarios en turco, que se han
conservado de la Anatolia del siglo
XIV sugieren que estos nuevos se-
ñores turcos ‘eran gente ruda y anal-
fabeta’, ignorante en gran medida de
los principios del Islam ortodoxo que
externamente profesaban.”
3
Al frente del imperio continúa Orjan (1324-1360),
hijo de Uzuman, quien toma la expansión, hacia Oriente
y Occidente, en sus manos al conquistar Nicea y Bursa,
consolidando la capital y la administración otomana.
Bajo el mando del primer sultán del imperio, Kara Halil,
se llevó adelante la cautelosa conquista de Tracia y los
Balcanes.
En 1371, en la batalla de Maritza se marca el mo-
mento donde “a partir de entonces los musulmanes em-
piezan a invadir el imperio de los cristianos”
4
y así co-
mienzan a tomar poder político sobre Europa.
Siempre se siguió una política islámica de toleran-
cia hacia quienes no tomaran la religión, pero estuvieran
bajo un gobierno musulmán, dándoles protección para
sus vidas, sus propiedades, con la única condición del
pago de impuestos, incluso no tenían
obligatoriedad del servicio militar.
Con Mehmed II, el conquista-
dor, se consolidó el Imperio Otoma-
no, luego de la caída de Constanti-
nopla y el traslado allí de su capital,
Estambul, y se le dio fn al Imperio
Romano de Oriente, conquistando
Bosnia y Serbia hasta llegar a Italia.
Se incluyó tanto a cristianos como
judíos en la administración, y se
les dio lugar en la ciudad en comu-
nidades autónomas y autárquicas y se
respetó su religión. Beyazid II se ocupó de organizar el
Imperio, sobre todo con la cuestión de las tierras, bajar los
impuestos para que fueran más llevaderos para el pueblo,
además de ordenar la aristocracia, adhirió al Islam orto-
doxo, rechazando las tendencias europeizantes. Luego se
sucedieron varios gobernantes que extendieron el Imperio
y lo consolidaron internamente, con Suleyman I alcanza la
mayor extensión geográfca que dura hasta 1683.
El debilitamiento del Imperio Otomano comienza
con el quebranto de su dominio en Egipto por la incur-
sión de Napoleón en 1798, también retrocede en los Bal-
canes; la independencia de Grecia, con la ayuda de Gran
Bretaña en 1830, fue una de las mayores pérdidas.
Para
1908, un grupo denominado “jóvenes turcos” impulsa
rebeliones para parar la desintegración del Imperio, pero
no logran grandes cosas y llevan a políticas xenófobas y
autoritarias. Se inicia un movimiento de modernización
del Islam con Yamnal al-Afgani quien quería una refor-
ma interna que no tuvo un gran impacto.
La gran diáspora
En 1805 se producen diferentes enfrentamientos y revuel-
tas, estas producidas por el movimiento Wahabita (Sofo-
cada 1811) en Arabia Saudita, y luego los enfrentamientos
que derivan en la independencia de Grecia (1827).
En 1813 los ejércitos otomanos penetran en Si-
ria como consecuencia de la reforma militar llevadas a
cabo por Mahmud II, quien necesitaba los recursos que
producían, así como también requería una zona de tran-
sición entre Egipto y los otomanos. Toda esta presión
producida por los confictos hacía de la zona de Medio
Oriente (Siria, Líbano, Palestina) un amortiguador de
disputas ancestrales, infigiendo a su población abusos
desmedidos, cobro de impuestos y
levas compulsivas.
Esto genera una gran diáspora,
campesinos, artesanos, comercian-
tes, inician el abandono de sus tie-
rras ancestrales, hacia un lugar de
oportunidad sin persecuciones en la
cual poder desarrollarse en paz, esta
tierra es América y para muchos,
Argentina.
Los factores socioeconómicos
y culturales son de tal magnitud que
ha sido posible la reproducción del pa-
trón familiar en la Argentina, de modo tal que llegó al
punto de permitir la reproducción del modelo patriarcal,
del grupo religioso o
din
5
y tribal en la tierra de inmi-
gración, ya que el pionero del grupo, una vez instalado,
manda a buscar a esposa, hijos, familiares o amigos, ani-
mado por sus pequeños éxitos económicos, a esto se lo
denominaba “la llamada”.
“En 1911 la guerra de Trípoli empuja las emigra-
ciones a hombres, antes de hacer el servicio militar. En
este momento el aumento de la población acentúa el pro-
blema de las tierras. Para ese entonces ya comienzan a
accionarse las <redes migratorias> y los individuos emi-
grados <llaman> a sus parientes a los nuevos destinos de
emigración”.
6
Uno de los factores comunes con respecto a la flia-
ción de los primeros musulmanes árabes llegados a estas
tierras, es que arribaban con pasaporte turco-otomano
y por lo tanto más allá del lugar de procedencia se los
llamaba turcos, hasta el día de hoy se los sigue llamando
así a sirio-libaneses, palestinos, cristianos, judíos o mu-
sulmanes, sin distinción.
“(…) todos estos términos tienden a la sobre sim-
plifcación agrupando, en una misma categoría y con una
misma etiqueta a inmigrantes de origen diverso, y a veces
involucrados en confictos regionales, nacionales, étnicos
y religiosos (por ejemplo llamar turco a un armenio)”.
7
El caudillo argentino es un Mahoma
Dentro del contexto histórico producido entre fnales del
siglo XIX y principio del XX se comienza a construir en
la Argentina el concepto de estado-nación, fundamen-
tado y tomado de las ideas dimanadas de la revolución
francesa de libertad, igualdad y fraternidad conceptos
euro-céntricos que comienzan a modelar la historia de
las mentalidades, dando forma a un
ideario de “raza” blanca, católica y
civilizada.
Podemos ver esta concepción
del otro, el no europeo, en palabras
de quien fue presidente de nuestra
nación, en su obra maestra
Facundo
:
civilización y barbarie, donde realiza
un paralelismo entre lo que piensa
sobre el gaucho y el beduino.
“Ya la vida pastoril nos vuelve
impensadamente a traer a la imagi-
nación del Asia, cuya llanuras nos ima-
ginamos cubiertas aquí y allá de las tiendas de Kamulko,
del Cosaco o del Árabe. La vida primitiva de los pueblos,
la vida eminentemente bárbara y estacionaria, la vida
de Abraham, que es la del beduino de hoy, asoma en los
campos argentinos”.
8
“El caudillo argentino es un Mahoma, que pudiera,
a su antojo, cambiar la religión dominante y forjar una
nueva. Tiene todos los poderes: su injusticia es una des-
gracia para su víctima, pero no un abuso de su parte; por-
que él puede ser injusto; más todavía: él ha de ser injusto
necesariamente; siempre lo ha sido”.
9
Es así que las primeras migraciones de musulmanes
se ven afectadas por el ideario de barbarie e incivilización
fomentadas y alimentadas por las guerras entre Italia y
Turquía hasta la Primera Guerra Mundial y el enfren-
tamiento turco–balcánico, así como todos los procesos
coloniales que tienen lugar en esos años (1898-1918). En
este escenario es que se construye una forma particular
de otredad sobre oriente, el árabe y el musulmán.
“(…) Este otro conserva la lejanía para ser el ene-
migo de la civilización europea y por ello de la civiliza-
El debilitamiento del Imperio
Otomano comienza con el que-
branto de su dominio en Egipto
por la incursión de Napoleón
en 1798, también retrocede en
los Balcanes; la independencia
de Grecia, con la ayuda de Gran
Bretaña en 1830, fue una de las
mayores pérdidas.
Esto genera una gran diás-
pora, campesinos, artesanos,
comerciantes, inician el aban-
dono de sus tierras ancestrales,
hacia un lugar de oportunidad
sin persecuciones en la cual
poder desarrollarse en paz, esta
tierra es América y para muchos,
Argentina.
Mapa del Imperio Otomano en 1680, en su máxima expansión.
Duby, Georges,
Atlas histórico mundial
, Debate, Madrid, 1987.
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ción toda, y un atrasado o primitivo con respecto a la
modernidad...”.
10
La conexión que se realiza entre Europa y Améri-
ca se ve convulsionada por la hegemonía europea que se
apoya en un discurso civilizatorio frente a la incivilidad,
que busca la modernidad frente al atraso
primitivo, que
es logrado por medio de las fuerzas coloniales. Esto justi-
fca los procesos coloniales que intentan llevar la luz de la
civilidad al otro bárbaro y atrasado, construyendo la vali-
dación de su hegemonía a través de una concepción de la
orientalidad como peligrosa y enemiga de la libertad.
“No sin razón el Islam pasa a ser un símbolo de te-
rror, de devastación, de lo demoníaco y hordas de odia-
dos bárbaros”.
11
Hacia 1876, la regulación de los
inmigrantes estaba en muchas leyes,
artículos, entonces fue necesaria una
unifcación y coordinación. Esto se
llevó adelante con la Ley Avellaneda;
uno de los puntos más importantes
es el ofrecimiento de cinco días de
alojamiento costeados por la Nación,
cuyo plazo podía extenderse con un
pedido, ya que no siempre venían
con trabajo y muchas veces costaba
conseguirlo, sobre todo por la dif-
cultad idiomática. También sabemos que
no solo la falta de posibilidades de alojarse en un lugar
gratuitamente eran trabas para esta inmigración; según
lo vemos en la memoria del Patronato Sirio-libanés:
“(…) si no excluía en absoluto la llegada de inmi-
grantes asiáticos, concedía en cambio a los mismos tan
escasas prerrogativas que ningún aliciente podía ser la
base de sus viajes a este país”.
12
Sabemos también que la mayoría de los inmigrantes
musulmanes que llegaban a nuestro país, en primera ins-
tancia, eran agricultores:
“En esta provincia (Buenos Aires), la tierra estaba
distribuida en forma de latifundios, modo que impe-
día al inmigrante acceder siquiera a pequeñas parcelas
como las que acostumbraba cultivar en sus tierras de
origen.”.
13
La tierra fue un gran problema ya que la misma
ley contemplaba la posibilidad de obtenerlas por parte
del Estado: “los cien primeros colonos de cada sección
(colonia), que sean jefes de familia y agricultores, re-
cibirán gratis, cada uno, un lote de
cien hectáreas”.
14
Encontramos en
varios informes de gobernantes o
ministros referencia a la inmigra-
ción musulmana, como ejemplo
podemos mencionar a Juan Alsina
quien dice:
“Estos inmigrantes pertenecen
a las clases más bajas de su país. Ca-
recen de flexibilidad y de la mayo-
ría de las aptitudes sociales y físicas
que les facilitarían su incorporación
y adaptación a una sociedad que difiere
de la propia”.
15
También Wenceslao Escalante, ministro de Agricul-
tura en ese entonces, hace su aporte: “la inmigración siria
es exótica y poco útil a nuestro medio, pues la mayoría se
compone de vendedores ambulantes”.
16
Es una realidad, como mencionamos anteriormente,
que los parientes que ya se habían establecido en el país,
“llaman” a quienes quedaron en su tierra natal y debido
al poco incentivo estatal, a la falta de tierras para trabajar,
la salida para sobrevivir es la venta ambulante.
Por lo anterior es que luego de las leyes de residen-
cia de 1902 y el virtual cierre de fronteras que hubo con
la Primera Guerra Mundial, se restringió muchísimo el
ingreso al país de inmigrantes y solo se autorizaba el in-
greso de parientes directos de quienes ya estuvieran radi-
cados en el país, acreditaran solvencia económica, buena
conducta y que se comprometieran a mantenerlos. Cabe
destacar que esta corriente migratoria fue la tercera en
cantidad luego de la española y la ita-
liana.
Fuentes migratorias
Podemos distinguir dos oleadas mi-
gratorias: entre 1870 y 1914 y otra
entre 1914 y 1930. En la primera fue
un contingente de agricultores y la
segunda ya se asentaban en las ciu-
dades a comerciar sus productos.
17
Tenemos conocimiento a través de
las entrevistas de una tercera oleada
entre 1930 y 1950 de la que se puede
encontrar registros.
Para poder contabilizar la cantidad
de musulmanes llegados a la Argentina hay que hablar de un
número elevado de personas no registradas; primero por-
que no se los anotaba por religión sino por nacionalidad, lo
que presenta un problema mayor, ya que según el momento
se los ingresaba como turcos, como franceses, como sirios,
libaneses, etc., según el pasaporte que tuvieran.
En segundo lugar hay que tener en cuenta que mu-
chos de ellos no ingresaban por el puerto de Buenos Ai-
res, sino que venían a través del puerto de Montevideo y
lo hacían por el Delta sin ser registrados, ya que según el
momento que estuviera atravesando el país, era necesa-
rio tener alguna persona cercana ya establecida que fuera
capaz de proporcionar el sustento económico para per-
mitirles el ingreso. Es así que este registro no se toma en
cuenta al pie de la letra en la mayoría de las investigacio-
nes y no podemos contar con los datos precisos.
Entrevistamos a Josefa Salemi, ella es musulmana,
ama de casa y madre de 5 hijos. Na-
ció en la provincia de Entre Ríos, es
hija de padres sirios de la región de
Yabrud, y está casada con un hombre
proveniente de esta misma región.
Nos cuenta sobre la llegada de su pa-
dre:
Mi padre viene en 1916 desde
Yabrud de polizón en un barco fran-
cés escondido en la bodega, porque
no le permitían salir del país. Baja en
Brasil donde se queda un tiempo tra-
tando de encontrar algún trabajo y al
no encontrar compatriotas de su misma
religión, que sabía que seguro lo iban a ayudar, viaja por
el Río Paraná en lancha y se traslada a Buenos Aires y acá
empieza a trabajar como comerciante, vendía en la calle
pero nunca pasa por el puerto y no hay registro.
18
La conexión que se realiza
entre Europa y América se ve
convulsionada por la hegemonía
europea que se apoya en un
discurso civilizatorio frente a la
incivilidad, que busca la moder-
nidad frente al atraso primitivo,
que es logrado por medio de las
fuerzas coloniales.
Podemos distinguir dos
oleadas migratorias: entre 1870
y 1914 y otra entre 1914 y 1930.
En la primera fue un contingente
de agricultores y la segunda ya
se asentaban en las ciudades a
comerciar sus productos. Tene-
mos conocimiento a través de las
entrevistas de una tercera oleada
entre 1930 y 1950 de la que se
puede encontrar registros.
Documento expedido por la ocupación francesa al tío de Zulma Akil, que fue el último en venir.
Pasaporte extendido por la República Francesa a Muhammad, tío de Zulma Akil, donde se destaca la nacionalidad siria de la región de Yabrud y
que no tiene profesión declarada.
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Zulma Akil es docente de religión en el Centro Is-
lámico de la República Argentina, hija de Josefa Salemi
y Mard Muhammad Akil. Relata la llegada de su padre
en 1920.
Mi padre llega a la edad de 14 años en 1920 porque
los otomanos se llevaban a la gente joven para la guerra; lo
mandaron mis abuelos porque pensaban que América era
el oro, el futuro. Cuando llegó no sabía ni una palabra en
castellano.
19
Para 1950, según la Dirección de Migraciones de
la República Argentina se contabilizaban un total de
150.000 habitantes árabes, pero en estimaciones no of-
ciales se puede hablar de 300.000 habitantes.
Por supuesto que no nos dimos por vencidos con la bús-
queda de alguna investigación que nos arrojara datos precisos
sobre la cantidad de personas profesantes del Islam que lle-
gan a Buenos Aires. En este camino y luego de varios intentos
nos encontramos con la Licenciada Alicia Bernasconi, quien
dirige la Secretaría General de Investigaciones en el Centro
de Estudios Migratorios Latinoamericanos.
20
Nos aporta las
siguientes planillas, confeccionadas por ella, con los datos en-
tregadas por el primer ofcial del barco al capitán y este las
presentaba a la autoridad de aduanas. Estos documentos se
encuentran en el CEMLA (Centro de Estudios Migratorios
Latinoamericanos) y los elaboró de la siguiente manera:
En el análisis del período 1926-1950 podemos
ver que la autora divide en muchísimas más religiones
el cuadro confeccionado arrojando un ingreso total de
8.776 personas que responden al Islamismo. Cabe des-
tacar que estos números son todos estimados, pero de
todos modos nos parece interesante mencionar que se
encuentran registros y son válidos para poder estudiar
esta inmigración.
Asociacionismo y asimilación
Una de las maneras en que se desarrolló la sociedad mu-
sulmana en la Argentina ante las fuertes difcultades de
inserción, es el asociacionismo a través del cual se cons-
tituían asociaciones civiles, de ayuda mutua y coopera-
ción, que también englobaban su origen; es decir que en
un principio no estaban separados de los cristianos, y
también se asociaban según el país de procedencia y la
región (Centro Yabrudense de la región Siria de Yabrud).
A lo largo de este trabajo lo que nos acompañará será un
factor de difícil separación, el componente árabe indivi-
sible del musulmán.
A partir del siglo XX comienzan a exacerbarse los
sentimientos patrióticos en los distintos países de reli-
gión musulmana, sobre todo por el constante asedio ex-
tranjero y esto se ve refejado en la forma de asociarse de
los inmigrantes en este país, luego efectivamente se agru-
pan por religión y es lo que hoy prevalece. Generalmente
Según este cuadro, entre 1882 y 1925 ingresaron al país 11.832 cre-
yentes mahometanos y musulmanes.
Según este cuadro, entre 1882 y 1925 ingresaron al país 11.832 cre-
yentes mahometanos y musulmanes.
Mapa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde vemos la ubi-
cación del barrio de San Cristóbal y los barrios con los que limita.
se asociarán a través de centros islámicos, mezquitas y
mussalas
(lugares de reunión y oración que no son mez-
quitas). También podemos verlos insertos en asociacio-
nes no islámicas por afnidad nacional. “Aparecieron
desde los comienzos de la inmigración. Su fundación se
debía en gran parte a la marginalidad vivida por algunos
inmigrantes en diferentes países del continente”.
21
El espacio que analizaremos será específcamente el
barrio de San Cristóbal, ya que es donde se establecen en
un principio y es donde hoy se mantiene viva la comu-
nidad. Está delimitado por las avenidas Independencia,
Entre Ríos, Juan de Garay y la calle Sánchez de Loria. Li-
mita con los barrios de Balvanera al norte, Constitución
al este, Parque Patricios al sur, y Boedo al oeste.
El 28 de junio de 1869 la Legislatura de Buenos Ai-
res, de acuerdo con las autoridades eclesiásticas, proce-
dió a crear la parroquia de San Cristóbal. Con la presen-
cia del presidente Julio A. Roca, se inauguró parte de la
actual iglesia. Por entonces esta zona de quintas vio au-
mentar rápidamente su población, mientras comenzaban
Barrio de San Cristóbal.
Fuente: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/barrios/buscador/fcha.
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a delinearse sus calles y a edifcarse sus primeras casas. El
1º de noviembre de 1892 se inauguró en la manzana de
Independencia, La Rioja, Estados Unidos y Caridad (Ge-
neral Urquiza), la célebre plaza Euskara con sus canchas
de pelota y otras instalaciones deportivas. Cabe referirse
también a la plaza Martín Fierro, inaugurada el 14 de ju-
lio de 1940, en los terrenos donde se levantaron los talle-
res metalúrgicos de Pedro Vasena, escenario de las tristes
jornadas de la Semana Trágica en el sangriento enero de
1919. Como en todo barrio de Buenos Aires, también el
tango se afncó en él.
En este barrio se encuentra el Centro Islámico de la
República Argentina que tiene tres componentes, la Mez-
quita Al-Ahmad, ubicada en Alberti 1541, la sede social
y administrativa sobre Av. San Juan 3053 y el Colegio
Argentino Árabe Omar Bin Al Jattab sobre Humberto 1º
3042.
El Patronato Sirio Libanés de
Protección al Inmigrante nace para
defender de las leyes excluyentes a los
recién llegados y para aglutinarlos en
un lugar donde pudieran quedarse al-
gunos días, ya que en el Hotel de los In-
migrantes no había espacio para ellos,
porque el gobierno argentino no tenía
convenio con sus países de origen:
“La acción del patronato fue política-
mente efcaz, pues en poco tiempo se logró
que la Dirección de Migraciones emitiese una resolución, la
N° 5675/75 que señalaba: destacar a la consideración pú-
blica el aporte migratorio de los pueblos de lengua árabe
en la formación del pueblo argentino, especialmente su
integración con la Nación misma, en todos sus valores
morales, espirituales y materiales”.
22
El asociacionismo se observa con mayor fuerza en
la segunda oleada migratoria por la famosa “llamada”.
Comienza a prever la necesidad de asistencia al migran-
te que carecía de medios para la subsistencia y progreso,
pero no solamente lo económico era de satisfacerse sino
el nexo con la tierra dejada; ya que muchas de estas per-
sonas eran muy jóvenes, por lo tanto su educación formal
no estaba completa.
Zulma nos relata cómo se relacionaban y se asociaban:
Los paisanos se reunían en las casas, primero entre pa-
rientes y luego se recorrían las casas de vecinos; esto era más
lindo en los días de festas como Id al Fter
23
, e Id al Adha.
24
En ramadán se juntaban todos, principalmente por
iniciativa femenina ocupándose del preparado de la comi-
da, platos típicos árabes, nos poníamos ropa nueva, a los
niños se les regalaban golosinas, era toda una festa.
25
En la entrevista con Hasan Bize, musulmán, argen-
tino, docente de la Universidad de Tres de Febrero, nos
cuenta sobre el rol que tiene la mujer como sustentado-
ra de la religión y nos da extensos ejemplos de familias
compuestas por mujeres musulmanas y hombres argenti-
nos católicos, es decir uniones exogámicas, en las cuales
los hijos, producto de ellas, sostienen la religión islámica
tomada de la madre.
Pero no solamente las reuniones eran por asuntos
religiosos también se tratan los temas de las necesidades
de las familias a nivel económico y social, aquí Zulma
nos explica como su padre manda lla-
mar a su primo:
Mi padre manda llamar a un
primo y le da mercadería de su ne-
gocio a pagar para que el comience a
trabajar como vendedor ambulante.
26
Vemos entonces la necesidad
creciente de aglutinación de elemen-
tos árabes indistintos de cristianos
o musulmanes, pero en un momen-
to determinado es necesario agruparse y diferenciarse
religiosamente, llevando a cabo actividades propias y
manteniendo así las tradiciones. Pero esto es debido no
solo a una necesidad sino a características fundamenta-
les, como que el Islam es una forma de vida donde inter-
viene el hombre individualmente ante su creador, pero
también colectivamente ante su comunidad o
Umma
, de
allí parte esta necesidad de tener sus lugares de oración
y estudio.
Asentamiento
Podemos estimar que la mitad de los llegados al menos
de Siria y del Líbano, sin importar de qué religión eran,
se concentraban en la calle Reconquista, entre la plaza
San Martín y la calle Corrientes; en un radio estimado
de cuatro cuadras a la redonda, este fue el sitio donde
iban directamente cuando arribaban al país, sobre todo
porque antes de ellos se habían instalado otros que podía
ayudarlos, tal como lo marca la tradición del hospedaje
entre sus pares. Sabemos que siempre fueron solidarios
unos con otros, también con la creación de centros de
ayuda mutua.
Por lo tanto se establecía un ambiente de pequeños
comercios que vendían en forma mayorista y minorista.
Se trataba de viviendas repletas de las costumbres, total-
mente distintas a las de este país que hacían un contras-
te bastante llamativo para todos los transeúntes, desde
el idioma que se escuchaba en las calles o los distintos
aromas de la cocina tradicional de estos inmigrantes. Al
frente de las tiendas siempre estaban los cabeza de familia
y junto a ellos se hospedaban los vendedores ambulantes,
hombres o mujeres, que eran provistos con mercancías
para salir a recorrer la campaña bonaerense o los barrios
porteños.
“Todo un barrio de nuestra capi-
tal, en la calle Reconquista de Char-
cas a Córdoba, casi no tiene otros
pobladores que negociantes turcos,
que viven allí en familia, con sus cos-
tumbres peculiares, sus ocupaciones,
sitios de recreo, ofcinas judiciales y
un diario,
La Verdad
, que defende y
comenta sus intereses”.
27
Ahora bien, cabe preguntarse
por qué nuestro trabajo se centra en
el barrio de San Cristóbal, ya que has-
ta aquí sólo hemos hecho mención y
descripción de la calle Reconquista, es
que mucho esfuerzo nos costó poder responder esta pre-
gunta hasta que nos encontramos con Amado Omar Abu
Arab Eljatib, musulmán, nacido en Uruguay hijo de ma-
dre y padre procedentes de la región de Yabrud, geógrafo,
docente conocedor de la historia de su comunidad, quien
respondió a nuestra inquietud:
El paso que se da de un lugar a otro fue que Recon-
quista se había saturado de paisanos, se saturó de árabes
en general y de ortodoxos y como no había convenio con
Argentina porque no tenían relaciones diplomáticas, no
podían ir al Hotel de los Inmigrantes y todos se concentra-
ban desde el primer día de llegada en esa calle.
28
(…) Por supuesto que también es una división religio-
sa, aunque siempre trataron de que no se notara, porque
todos los que se trasladan a San Cristóbal son musulma-
nes, no por un división de rivalidad, sino por la propia
necesidad de tener su espacio de referencia y de congrega-
ción y es por eso que en es el lugar se encuentra el Centro
Islámico y la mezquita sobre la calle Alberti.
29
Zulma nos cuenta:
(…) Mi padre pasa de Villa Lynch a la calle Jujuy ha-
cia 1938, que en ese entonces era angosta y lo hacen por
una concentración de mercado, las propiedades eran muy
baratas y también comienza la concentración religiosa a
través de algún musulmán amigo que les daba esta valiosa
información.
30
La venta ambulante
Como ya lo hemos mencionado en apartados anteriores,
esta inmigración estaba compuesta de
hombres y mujeres que en su tierra se
dedicaban a la agricultura y los trabajos
de campo, lamentablemente al llegar no
encuentran la posibilidad desde el Es-
tado de acceder a la tierra para poder
desarrollarse y vivir de sus frutos.
“Se estaría tentado de creer que
no sirven como elementos producto-
res; pero su posición de simples in-
termediarios se debe a la ignorancia,
en el mayor número, de las condicio-
nes del país, a las duras necesidades
en que se encuentran y no al despre-
cio de las labores agrícolas.”.
31
También es muy importante tener en cuenta que en
muchos espacios se destaca el origen agricultor y en este
caso en particular se habla de su juventud:
En ramadán se juntaban
todos, principalmente por inicia
-
tiva femenina ocupándose del
preparado de la comida, platos
típicos árabes, nos poníamos
ropa nueva, a los niños se les
regalaban golosinas, era toda
una fiesta.
El paso que se da de un lugar
a otro fue que Reconquista se
había saturado de paisanos, se
saturó de árabes en general y
de ortodoxos y como no había
convenio con Argentina porque
no tenían relaciones diplomáti
-
cas, no podían ir al Hotel de los
Inmigrantes y todos se concen
-
traban desde el primer día de
llegada en esa calle.
Tapa del diario
La verdad
.
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Revista de Historia Oral
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“Los que emigraron a América eran en su mayoría
agricultores o comerciantes, y en algunos casos aislados
disponían de un ofcio o profesión liberal. Dada la extre-
mada juventud característica de los inmigrantes, que se
reclutaban principalmente entre los 15 y 25 años, pudie-
ron orientarse a diversas ocupaciones”.
32
Es por esto que encuentran la salida laboral del co-
mercio minorista de venta ambulante en la calle, persona
a persona y puerta por puerta.
“El comercio es el principal medio de vida en todos
ellos (…) el ínfmo boliche de mercería y los pobres esca-
parates ambulantes”.
33
De este modo vemos como desde la sociedad argen-
tina desde un primer momento tenían muy clara la situa-
ción que pasaban estas personas que recorrían los pol-
vorientos caminos de las pampas y las calles de Buenos
Aires. Es por esto que nos ilustra Zulma la experiencia de
vida de su padre:
“El primero que viene a Argenti-
na de mi familia es mi tío Ahmed Akil
a los 24 años, comienza con la venta
ambulante y luego pone un negocio,
en Villa Lynch, de bazar y artículos
de limpieza en la intersección de las
calles Catamarca y Pavón, al poco
tiempo llama a mi padre Mard Muham-
mad Akir a los 14 años, su hermano, de Yabrud en Siria
que comienza a trabajar de vendedor ambulante, sin saber
nada de español y siempre nos contaba como al principio
se sentaba en los umbrales de las casas a llorar por la des-
esperación que sentía de no poder comunicarse. Por eso
cuando logra comprender y hablar un poco puede vender
algo de lo que le provee su hermano, se pone una maestra
particular y se la paga de su ganancia para poder aprender
y termina hablando mejor que un porteño más.
34
La venta que llevaban adelante era al menudeo y
todo lo adquirían en el puerto en un primer momento
y luego, con la segunda y tercer oleada migratoria cuan-
do ya había paisanos establecidos que “llamaban” a sus
parientes, comenzaban a comprarles a ellos y luego re-
vender.
Ellos llevaban bonetería, o sea camisas, camisetas,
calzoncillos y medias, la ropa de hombre, así como lence-
ría, la ropa interior de la mujer. Además llevaban las chu-
cherías: jabón de tocador, peines y peinetas, trabas para
el pelo, puntillas, también telas rústicas y para sábanas.
Ponían todas las chucherías y las telas
en una canasta de mimbre de esas con
manija. Era un trabajo muy sacrifca-
do.
35
Luego, muchos crecen econó-
micamente y comienzan a estable-
cerse grandes casas de inversión y
cuidado de las divisas del resto de
sus connacionales, quienes también
amasan grandes fortunas, este es el caso
de la familia de Zulma Akil:
No solamente con la llamada, sino a cada uno que ve-
nía sin tener parientes en el país, le daban mercadería para
vender, sin cobrar intereses y se puedan establecer. En las
tiendas, inclusive los empleados lograban independizarse y
poner su propio negocio.
Los paisanos les dejaban los ahorros a mi padre y a
mi tío, como si fuera un depósito bancario, les daban per-
miso para invertirlo y se compartían las ganancias. Luego
mi tío se pone una librería y comienza a darle préstamos
a sus empleados, que eran paisanos para que abran otros
locales cerca, se compren su casa en el barrio y también les
daban mercadería para abastecer sus negocios, siempre sin
usurar sobre ellos.
36
(…) hay lealtades de grupo identitario que se traen
de cada región (como pasa hoy con los senegaleses) que
cuando tienen el respeto en el pueblo, de la familia y los in-
dividuos, cuando vienen y no tiene trabajo se les provee de
uno y se los ayuda a poder salir adelante económicamente,
sin pedirles nada a cambio, solo se hace por una lealtad
que traen tradicionalmente.
37
Abu Arab nos relata que tanto su abuelo paterno
Muhammad Abu Arab, como su abuelo materno Husein,
quienes vienen con sus esposas, comienzan como vende-
dores ambulantes en la capital y luego compran un sulky
y se van al campo, de este modo pueden comerciar en lu-
gares donde el tren no llega y donde muchos no pueden
acceder a muchos bienes elementales a un precio razona-
ble, por esta lejanía con el principal medio de transpor-
te. Podemos, por este relato, decir que de alguna manera
cumplían una función social muy importante. Con el
dinero que hacen con el comercio en la campaña bonae-
rense, logran juntar lo sufciente para
poner un negocio en la calle Consti-
tución en el barrio de San Cristóbal,
en los alrededores de la Av. Jujuy y
establecerse junto al resto de sus pai-
sanos musulmanes.
Con el período de entreguerras y el
ascenso de Perón al gobierno se produce
un boom en el consumo, producido por
un fuerte desarrollo económico, lo que
repercute en una mayor demanda en
muchos de los rubros como la juguetería,
papelería y gastronomía que los musulmanes de San Cristó-
bal, pueden con sus negocios satisfacer ampliamente, también
está la necesidad de consumo de los obreros que habían ad-
quirido nuevos derechos y gozaban de una estabilidad econó-
mica y un buen pasar por los que logran un salto económico
que deviene en una movilidad social que en muchas familias
se conserva hasta hoy (…) por eso que los musulmanes, la
mayoría, son peronistas, yo soy peronista, aunque la primer
oleada de inmigrantes adhiere al yrigoyenismo, pero con este
bienestar y crecimiento que les trae, son todos por supuesto
peronistas y lo siguen siendo hasta hoy”.
38
Respecto del peronismo escuchamos una anécdota
que no podíamos dejar de contar en este trabajo:
Cuando sube Perón, con todo el auge de los derechos
sociales, yo tenía 18 años, le escribo una carta al General,
y me cuentan que la leen los secretarios del despacho pre-
sidencial o algo así y se empiezan a matar de risa porque
la carta estaba mal escrita, medio en turco, medio en cas-
tellano, yo no sabía hablar muy bien castellano y a media
lengua escribí la carta. Resulta que justo sale el General,
los escucha que se estaban matando de risa por como es-
cribía el turco bruto y le pide que me mande a llamar, y
así llegué a tener una entrevista con él y me da trabajo en
el futuro Banco Hipotecario y mi fcha en el banco decía
que me había recomendado Perón y me jugó en contra en
varias ocasiones, pero le debo todo a él.
39
La mirada del criollo
La visión que tenía el criollo que todos los días veía arri-
bar en barcos cantidades de personas procedentes de otras
partes del mundo, remotas para la mayoría, sobre esta
inmigración “exótica” como la han llamado en un prin-
cipio, fue la misma que tenían los go-
bernantes. Es por esto que la vemos
refejada en la revista
Caras y Caretas
de esta forma: “Cuando hace algunos
años empezamos a ver en las calles de
nuestra capital grupos de hombres de
tez bronceada y fez rojo, ocupados,
como sus mal vestidas mujeres, en el
ingrato ofcio del mercachifes, ofre-
ciendo al transeúnte su banal mues-
trario de abalorios y menudencias,
más de un sociólogo criollo encontró
irritante esta inmigración de turcos, que
aportaban al país actividades enervadas y malos ejemplos
perjudiciales a un pueblo de trabajo”.
40
Es de esta manera que desde el primer momento se
los vio, al igual que el gaucho, mal vestido y de tez os-
cura, muy distinto a la inmigración deseada de blancos
españoles, italianos o sajones, igual que a sus mujeres,
que además de vestir de forma distinta a lo acostumbra-
do, efectivamente tampoco tenían los recursos para cos-
tearse mejores ropas, si bien sabemos que pocas mujeres
migraron con sus esposos o familiares, eran mal vistas al
igual que los hombres, sin poder encontrar ni imaginar
cómo habrían visto a una mujer con velo.
“En las campañas, sobre todo, al vérseles cruzar los
polvorientos caminos con sus siluetas facas de libres ha-
raganes, pegados al ‘cajoncito’,excitaron la burla primero
y después enconadas resistencias”.
41
En cuanto a su trabajo se los ve como haraganes, lo
que hacían no tenía valor social y por supuesto no co-
Vendedores ambulantes, foto de la revista
Todo es Historia
, año XXIV,
Nº 282, Buenos Aires, diciembre de 1990.
Los paisanos les dejaban
los ahorros a mi padre y a mi
tío, como si fuera un depósito
bancario, les daban permiso para
invertirlo y se compartían las
ganancias.
(…) por eso que los musul
-
manes, la mayoría, son peronis
-
tas, yo soy peronista, aunque la
primer oleada de inmigrantes
adhiere al yrigoyenismo, pero
con este bienestar y crecimien
-
to que les trae, son todos por
supuesto peronistas y lo siguen
siendo hasta hoy.
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Revista de Historia Oral
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rrespondía con la sociedad receptora que según el autor
del artículo de
Caras y Caretas
describe como trabaja-
dora. Cabe de destacar que también les molestaba que
fueran libres de cruzar los caminos vendiendo, la libertad
también genera molestias inconmensurables. Por lo tan-
to es claro el fnal de ambas citas, donde dice que muchos
de los criollos encontraron irritante esta inmigración, la
burlaron y le pusieron resistencias para la inclusión y la
aceptación.
Pero no perduró durante mucho tiempo esta visión
tan negativa:
“(…) hasta que la costumbre, las alianzas de familia,
el buen comportamiento de los tales
sujetos, concluyeron por hacerlos
tolerables y simpáticos, apagándose
todo recelo”.
42
Son muy importantes las alianzas
familiares, el hecho de contraer nupcias
con personas distintas a sus costumbres
y tradiciones, hace posible mimetizarse
con la sociedad y ayudó a esta simpatía
y tolerancia de su presencia.
Muchos años después la misma
revista publicaría artículos relacionados
como el encanto del Islam, donde hablan de la belleza
de sus mujeres cubiertas y lo reconocen como la tercera
de las religiones por el número de creyentes valorando
también que el musulmán es un creyente convencido de
las excelencias de su religión, pero al mismo tiempo es,
tal vez, el más tolerante de los creyentes.
43
Sobre la mujer también se dice mucho, sobre todo
por su vestimenta, que en un principio la veían mala y
rotosa, luego van cambiando, como también se modif-
can las costumbres en la sociedad criolla, por eso dicen
que el imaginario que ven en las operetas de las mujeres
musulmanas, cubiertas, ya está pasando a la historia y se
van incorporando a los usos occidentales, no sólo con la
ropa, sino que también en el deporte
o el estudio. Se habla de una prohi-
bición que viene de los países mu-
sulmanes y de cómo bastará, segu-
ramente, con que se les ordene, para
que las lindas musulmanas hagan
perfectamente lo contrario.
44
Adaptación y movilidad
social
No es por una especie de suerte, aco-
modo, o porque el país se haya abierto
económicamente para que ellos pudieran crecer y re-
alizarse; sino por mero trabajo, esfuerzo y tozudez ante
la imperiosa necesidad de comer, poder tener una vida
digna, formar una familia, mantenerla y tener algún ti-
empo que le permitirá seguir sus costumbres, reunirse
en festas con sus paisanos a festejar los días sagrados de
su religión.
Observamos que en el proceso comprendido entre
1924 y 1954 aproximadamente, la adaptación al medio
se da a través de los negocios que realizan los árabes
musulmanes tanto intra-comunidad como fuera de ella,
extendiendo estas redes a todo el país. La comunidad se
ve fortalecida por el boom económico producido por la
etapa de entreguerras y con el gobierno de Perón, que vi-
taliza la actividad económica, intensifca la demanda, ge-
nerando más consumo, y produce una intensa movilidad
social. Esto acrecienta las pequeñas fortunas persona-
les, lo que hace que también se sustenten las estructuras
institucionales y al mismo tiempo crezcan en activida-
des que tienen llegada a los vecinos; en otros casos se da
un retorno gracias a este crecimiento económico. Zulma
Akil cuenta sobre el retorno de su familia:
Mi padre extrañaba la lengua y la religión decía: que
será de mis hijos que no la conocen. Junta el dinero que
tiene, compra miel y yerba mate, lo exporta a Siria en el
año 1949 y se muda con toda la familia trabajando en la
venta de estos productos pero préstamos que hizo los cuales
no pudo cobrar, se descapitalizó y tuvieron que retornar a
la Argentina en el año 1960 sin nada de dinero, tuvimos
que empezar de nuevo.
45
Es de destacar este fenómeno de
la llegada de la yerba mate la zona
de Siria llevada por inmigrantes
de la Argentina. Se adaptan a esta
infusión rápidamente y luego la
trasladan a su país de origen, tanto
la yerba como el recipiente, la pe-
queña calabaza que utilizaban los
indios guaraníes, pudiéndose ver
beduinos con sus camellos, en una
parada en el medio del desierto, to-
mando mate.
Este aumento en la capacidad
económica permite el ahorro que
genera la posibilidad de ascenso a es-
tamentos de poder. En el caso de los musulmanes conti-
núan con los negocios, pero sus hijos acceden a una me-
jor educación formando una variada gama de profesio-
nales como médicos, abogados, ingenieros, etc. ganando
espacios de poder, integrándose a la sociedad argentina.
En cuanto a los matrimonios, en algunos casos se
producían tres fenómenos que marcan el estado de si-
tuación; estos inmigrantes musulmanes que llegan a te-
ner cierta movilidad social mantienen sus lazos con el
país de origen, logran constituir matrimonios casándose
con una mujer de su misma religión, se extiende así una
red de parentescos donde se mantiene no solamente las
lealtades sociales sino también las inter tribales, donde
los apellidos establecen un precedente y comienzan a te-
ner relevancia y ser cabeza de tribu.
Luego tenemos el grupo más amplio donde se pro-
ducen los casamientos exogámicos; la población mascu-
lina musulmana comienza a contraer matrimonio con
hijas de inmigrantes especialmente italianas, también es-
pañolas y criollas, adaptándose perfectamente a la socie-
dad argentina, esto tiene como consecuencia directa que
se pierden las raíces islámicas por completo o solamente
haciendo una referencia lejana hacia la religión.
Al respecto Amado Abu Arab nos comenta:
El Islam se encuentra con un mundo hostil a sus
costumbres por lo tanto es ocultado a los hijos y nietos,
por miedo a quedar excluidos de la sociedad, es tal la
asimilación a las costumbres del país que se comienza a
festejar navidad y año nuevo a veces mezclado con remi-
niscencia de alguna fiesta islámica que no se sabe por qué
se festeja.
46
El último fenómeno es el casa-
miento de las mujeres islámicas con
criollos, donde no se pierden la tra-
dición ni la religión. Comprendemos
por lo tanto el rol fundamental que
lleva a cabo la mujer en el Islam como
detentadora del
Din
y transmisora no
solamente de las costumbres árabes en
lo que concierne a las tareas hogareñas.
A través de estas prácticas se transmi-
ten usos y costumbres a los hijos y nie-
tos, por esto en el segundo fenómeno
se produce la pérdida total del
Din
del
Islam. Josefa Salemi refexiona:
Los árabes se casaban con las argentinas porque eran
más lindas y coquetas, también para adaptarse al país, no
teniendo problema con la religión porque en Yabrud la po-
blación era mitad islámica mitad cristiana.
47
Conclusión
Desde el nacimiento de esta religión, su expansión y
posterior diáspora, llegamos a la necesidad que tienen
de irse de su tierra acosados por las grandes guerras, y
por no ser reclutados para el ejército, arriban a distintos
puntos de América y la Argentina en busca de una vida
mejor con todo lo que aprendieron de la labranza de la
tierra; pero en nuestro país particularmente, encuentran
poca predisposición a la inmigración de Siria, Líbano, de
todos los países que pertenecieran al Imperio Otomano,
“los turcos”.
La venta ambulante, en la ciudad de Buenos Aires
y en todos los puntos del país, es la forma que encuen-
tran de ganarse la vida en un principio, hoy se recuerda
el “veine, veineta, calzoncillo y camiseta” a viva voz. Es
de esta forma que luego comienzan a tener grandes casas
de venta y se produce una separación de la calle Recon-
Paquete de yerba y recipiente de mate con bombilla. Se destacan las
letras árabes del empaque.
(...) por eso dicen que el
imaginario que ven en las ope-
retas de las mujeres musulma-
nas, cubiertas, ya está pasando a
la historia y se van incorporando
a los usos occidentales, no sólo
con la ropa, sino que también en
el deporte o el estudio.
El Islam se encuentra con un
mundo hostil a sus costumbres
por lo tanto es ocultado a los hi
-
jos y nietos, por miedo a quedar
excluidos de la sociedad, es tal
la asimilación a las costumbres
del país que se comienza a
festejar navidad y año nuevo a
veces mezclado con reminiscen
-
cia de alguna fiesta islámica que
no se sabe por qué se festeja.
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Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
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Buenos Aires, MDGI, 1891.
Entrevistas
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Josefa Salemi, 89 años, ama de casa, realizada por Estefanía Bel-
da y Fabián Belda, San Cristóbal, 23/04/2013.
Zulma Akil, 60 años, docente de religión, realizada por Estefa-
nía Belda y Fabián Belda, San Cristóbal, 23/04/2013.
Hasan Bize, musulmán, argentino, traductor, docente de la
Universidad Tres de Febrero, realizada por Estefanía Belda y
Fabián Belda en Flores, 10/04/2013.
Muhammad, 90 años, musulmán, cuidador de la Mezquita,
realizada por Fabián Belda, en la mezquita de Alberti 1541, San
Cristóbal, 20/01/2013.
Amado Omar Abu Arab El jatib, 70 años, geógrafo, docente,
investigador y escritor, realizada por Estefanía Belda y Fabián
Belda en San Cristóbal, 5/04/2013.
Revistas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Caras y Caretas,
número 178, Buenos Aires, 1/03/1902.
Caras y caretas,
número 1.444, Buenos Aires, 5/6/1926.
Caras y caretas,
número 1.548, Buenos Aires, 2/6/1928.
Caras y Caretas,
número 1.583, Buenos Aires, 2/02/1929.
Caras y caretas
, número 2.109, Buenos Aires, 4/3/1939.
Todo es Historia
, Año XXIV, Nº 282, CABA, diciembre de
1990.
Mapas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Lings, Martín, Muhammad, Su vida, basada en las fuentes más
antiguas, Madrid, Ediciones Hiperion, 1989, p. 54.396.
Duby, Georges, Atlas histórico mundial, Madrid, Debate, 1987.
Documentos
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Archivo personal de Zulma Akil.
29
Ibidem
.
30
Entrevista a Zulma Akil, San Cristóbal 23/04/2013.
31
Caras y Caretas
, año 5, número 178, Buenos Aires,1/03/1902, p. 35.
32
Todo es Historia
, año XXIV, número 282, Buenos Aires, di-
ciembre de 1990, p. 79.
33
Caras y Caretas
,
op. cit
., p. 36.
34
Entrevista con Zulma, San Cristóbal, 23/04/2013.
35
Entrevista con Amado Abu Arab, San Cristóbal, 5/04/2013.
36
Entrevista con Zulma, San Cristóbal, 23/04/2013.
37
Entrevista con Abu Arab, San Cristóbal,5/04/2013.
38
Ibidem
.
39
Entrevista con Muhammad Musa, 90 años, musulmán, cuida-
dor de la Mezquita de Alberti 1541, San Cristóbal, 20/01/2013.
40
Caras y Caretas
, año 5, número 178, Buenos Aires,1/03/1902, p. 36.
41
Ibidem
, p. 37.
42
Ibidem,
p. 38.
43
Caras y Caretas,
año 12, número 1.583, Buenos Aires,
2/02/1929, p. 95.
44
Caras y caretas
, número 1.444, Buenos Aires, 5/6/1926, p. 96.
45
Entrevista con Zulma, San Cristóbal, 23/04/2013.
46
Entrevista con Amado Abu Arab, San Cristóbal, 5/04/2013.
47
Entrevista con Josefa Salemi, San Cristóbal 23/04/2013.
Bibliografía general
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Este trabajo es parte de la tesis fnal de los autores presentada
en la materia Seminario de Metodología de la Historia Argenti-
na y Americana del Instituto Superior del Profesorado Joaquín
V. González, cátedra a cargo de la Prof. Lidia González y Prof.
Adscripta Silvana Luverá.
1
Muslim
es ser musulmán.
2
Colin Imber,
El imperio Otomano 1300-1650
, Buenos Aires,
Vergara, 2004, p. 25.
3
Ibidem
, p. 25.
4
Ibidem
, p. 29.
5
Nota: el signifcado de
din
es modo de vida sagrado, por lo tanto
el islam no es solo una religión ya que contempla muchos más as-
pectos de la vida en sociedad y de la cotidianidad del musulmán.
6
Silvia Montenegro,
op. cit
, p. 83.
7
Rein Raanan (Coord.),
Árabes y judíos en Iberoamérica, Simili-
tudes diferencias y tensiones
, Sevilla, Tres culturas, 2008, p. 12.
8
Domingo Faustino Sarmiento,
Facundo: civilización y barbarie
en las pampas argentinas
, Buenos Aires, EUDEBA, 1988, p. 25.
9
Ibidem
, p. 45.
10
Taub Emmanuel, en :
Árabes y judíos en Ibero América, Simili-
tudes diferencias y Tensiones
, Sevilla, Tres Culturas, 2008, p. 62.
11
Edward Said,
Orientalismo
, Barcelona, De bolsillo, 2009, p. 93.
12
Memoria y Balance General del Patronato Sirio-Libanés,
primer ejercicio anual, 1929, pp. 40-41.
13
Liliana Cazorla,
Buenos Aires, una puerta al nuevo continente
,
Buenos Aires, Museo Roca, 2008.
14
Ley Avellaneda, artículos 84 y 85.
15
Juan Alsina,
Memoria del Departamento General de Inmi-
gración correspondiente al año 1890
, Buenos Aires, MDGI, 1891.
16
Wenceslao Escalante,
Memoria presentada al Honorable Con-
greso por el Ministro de Agricultura
, MHCMA, 1900.
17
Rita Veroni, “Reseña histórica del contexto regional de oriente
medio entre 1860 y 1950” en Hamurabi Noufouri (Comp.),
Sirios,
libaneses y argentinos, Fragmentos para una historia de la diversi-
dad cultural Argentina
, Editorial Cálamo D.S., 2004, p. 703.
18
Entrevista con Josefa Salemi, 89 años, ama de casa, San Cris-
tóbal, 23/04/2013.
19
Entrevista a Zulma Akil, 60 años, docente de religión, San
Cristóbal, 23/04/2013.
20
http://www.cemla.com/institu.html
21
Akmir Abdeluahed,
op. cit.
, p. 31.
22
Akmir Abdeluahed,
op. cit.
, p. 83.
23
Id al Fter
es la festa del sacrifcio de corderos, donde se con-
memora la acción de Abraham de sacrifcar a su hijo.
24
Id al Adha
es la festa del fn del ayuno.
25
Entrevista con Zulma Akil, San Cristóbal, 23/04/2013.
26
Ibidem
.
27
“Los turcos en Buenos Aires”,
Caras y Caretas
, 1902, número
178, Buenos Aires, p. 35.
28
Entrevista con Amado Omar Abu Arab Eljatib, 70 años,
geógrafo, docente, investigador y escritor, San Cristóbal,
5/04/2013.
quista, atestada de paisanos, al barrio de San Cristóbal,
a donde se trasladan los musulmanes en general y esta-
blecen allí su templo más antiguo e importante, el Centro
Islámico, y sus viviendas; es decir que se agrupan como
comunidad en torno a los lugares de trabajo.
La entrevista con Amado Abu Arab, nos deja esta
teoría a la que él llama del buzo: es decir que los musul-
manes se sumergen en esta sociedad dejan todo de lado,
sus costumbres, religión, alimentación, etc., con tal de
integrarse y ser aceptados, para poder generar dinero,
porque si no hay aceptación no hay movilidad social.
Cuando hacen su fortuna, salen a tomar aire, vuelven a
sus países de origen o sus hijos acceden a educación uni-
versitaria pero vuelven a sus costumbres.
Desde la llegada de los primeros inmigrantes que
venían con esta nueva y desconocida religión, hasta los
procesos históricos posteriores que la dieron a conocer
masivamente es que hoy sobrevive en nuestro país y que
ellos se hacen el tiempo para las oraciones diarias, para
el
Shuma
de los viernes o para las festas importantes,
es que es una práctica religiosa creciente siendo una co-
munidad viva en San Cristóbal, en los nombres de las
tiendas de la calle Jujuy y sus alrededores.