image/svg+xmlVoces Recobradas3938Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral3938Camino a la privatización. Seccionales rebeldes en lucha: las huelgas ferroviarias de 1991-1992La finalización de las histó-ricas huelgas tuvo como desen-lace, entre otras cosas, la futura flexibilización laboral, la precari-zación, la tercerización, la pérdida de mano de obra especializada y los despidos masivos.IntroducciónDurante la década de 1990 la privatización de las fuen-tes de trabajo fue masiva, las principales empresas del Estado fueron puestas en manos privadas, aumentaron el desempleo y la precarización laboral, crecieron los índices de pobreza, hubo recortes en los derechos, re-distribución desigual de los ingresos y el sistema de-mocrático entró en decadencia. Pero este proceso no se llevó a cabo sin la organización de los trabajadores afectados, quienes defendieron sus fuentes laborales. Este trabajo aborda la lucha de los trabajadores ferro-viarios en contra del proceso de privatización de los ferrocarriles argentinos. Los trabajadores de base del Ferrocarril, las llamadas “Seccionales Rebeldes”, llevaron adelante dos históricas huelgas, y representaron uno de los lemas más impor-tantes de los fraternales: “si hay cesantes paro por tiempo indeterminado”.político de intervención en el mercado y redistribuidor social. En 1944 Friedrich Hayek, flósofo y economista, amante del pensamiento liberal, escribió su texto de ori-gen Camino de servidumbre, en el cual afrmaba que cual-quier limitación del mercado en manos del Estado era un atentado contra la libertad tanto económica como polí-tica; expresaba, asimismo, que la igualdad social dañaba la competencia fundamental para los ciudadanos, diferencias necesarias para tal fn.A partir de la década de 1970 el modelo keynesiano comenzó a ser cuestionado más duramente y las teorías del nuevo liberalismo pasa-rían al plano de la acción político-económica concreta; durante esta década el mundo capitalista sufrió una larga crisis económica producto de la vinculación de bajas tasas de crecimiento con altas ta-sas de infación.La Sociedad de Mont Pélerin, logia integrada por Friedrich Hayek y sus discípulos, responsabilizó y encon-tró las causas de la recesión económica en el poder ganado por los sindicatos y el conjunto del movimiento obrero, en razón de sus reiteradas reivindicaciones salariales y sus exiguas presiones sobre el Estado benefactor de posgue-rra que era fexible en el aumento del gasto social y en la escucha de las demandas laborales. Para esta sociedad conservadora esto imposibilitaba la acumulación y el de-sarrollo de los capitales privados.Resolver el problema dependería de crear un Estado fuerte y fel a los mandatos neoliberales: quebrar el poder de los sindicatos; limitar el gasto social; estabilizar la mo-neda; restaurar el desempleo; reducir los impuestos a las ganancias y los benefcios.De esta forma, la desigualdad social, tan sobrevalo-rada por los ideólogos neoliberales, activaría nuevamente la economía de los países vanguardistas. Neoliberalismo en América LatinaEl nuevo liberalismo se instala en Latinoamérica sin te-ner en consideración las diferentes realidades sociales y el desarrollo económico regional; contando con una de las principales herramientas de sometimiento: la elite política nacional siempre dispuesta a benefciar los intereses extran-jeros que, a fn de cuentas, son sus propios intereses de clase.Pamela CalvoInstituto Superior del Profesorado Joaquín V. GonzálezEl conficto duró 45 días; se inició el 14 de febrero de 1991 y paralizó a la mayoría de los servicios ferroviarios del país. Durante su desarrollo se vivió un importante momento de “democracia obrera”, impulsado desde las bases; comenzó con un reclamo por los bajos salarios y generó una dirección propia a nivel nacional, con criterio de unidad y debate permanente, quebrantó la disposición del gobierno que limitaba el derecho a huelga, rompió con el modelo del sindicalismo tradicional verticalista don-de las bases luchan por un lado y la dirección negocia a sus espaldas por otro. Este fenómeno se manifestó en los cuatro gremios ferroviarios, aunque fue específcamente fuerte en las seccionales de La Fraternidad, que represen-ta a conductores de locomotoras y trenes eléctricos.La huelga se afrmó en importantes pilares obreros: la asamblea permanente, el Plenario Interseccional y una mesa de enlace o had doc, responsable de llevar adelante las negociaciones, la coordinación de los planes de lucha y las relaciones con otros gremios y organizaciones. En la mayoría de los volantes de la huelga se podía leer la si-guiente frase al pie: “Esta vez no habrá traición, esta vez dirigen las bases”; haciendo referencia a la poca disposi-ción que tenían las cúpulas sindicales de afrontar el con-ficto y plantear un plan de lucha conjunto.El proceso fnaliza con la huelga de 1992, luego de 40 arduas jornadas, que fue llevada ade-lante principalmente por las líneas Roca y Sarmiento, los ramales más combativos; las otras líneas se mos-traron más reticentes a acatar el paro por tiempo indeterminado. Pero no contó con las condiciones necesarias para poder revertir la realidad, las as-perezas internas entre la vanguardia de los distintos partidos de izquierda y los fraternales se mostraban irresuel-tas; el Plenario de Seccionales y la Comisión de Enlace fueron disueltos y muchos activistas optaron por el retiro voluntario o se encontraban desgastados. El apoyo social no era el mismo, los ferroviarios quedaron aislados, el go-bierno venía de derrotar a las otras empresas del Estado, el Ferrocarril Argentino era el único bastión que quedaba haciendo frente al plan neoliberal. La fnalización de las históricas huelgas tuvo como desenlace, entre otras cosas, la futura fexibilización labo-ral, la precarización, la tercerización, la pérdida de mano de obra especializada y los despidos masivos. Además terminó con la organización democrática e independiente del gre-mio de maquinistas y foguistas. La vieja estructura basada en la independencia político organizativa de la dirección de las Seccionales por sobre la Comisión Directiva quedó eliminada. La desestructuración de la clase trabajadora; la destrucción y el adoctrinamiento fueron fundamentales para imponer medidas de ajuste social poco benefciosas para el conjunto de la sociedad; es decir, que para imponer el proyecto privatizador y el conjunto de las reformas neoli-berales fue necesaria la derrota de quienes se oponían.Neoliberalismo: paradigma dominanteOrígenes del neoliberalismoEl neoliberalismo nació en una región de Europa y de América del Norte donde dominaba el capitalismo, des-pués de la Segunda Guerra Mundial. Surgió como fenómeno teórico en oposición al Estado de Bienestar y su accionar
image/svg+xmlVoces Recobradas4140Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral4140Se dio, de esta manera, un proceso de tres décadas diferentes y particulares. Los años 70 cuentan con la im-pronta de gobiernos dictatoriales a lo largo y ancho de nuestro continente, que a punta de fusil y represión abrie-ron el camino a las recetas del neoliberalismo. Los gobier-nos cívico-militares que abrazaron América Latina senta-ron las bases de la doctrina de la seguridad, pobreza, sem-bradas mediante el terror de Estado y la tortura. Pero más aún, acrecentaron la deuda externa, el desmantelamiento del Estado, una nueva forma de dependencia económica y dominación política. De esta manera el neoliberalismo iniciaría el camino de la hegemonía en los países latinos.Los años 80 llegan de la mano de la expansiva deuda externa y el miedo a la hiperinfación, arma de doble flo que arriba para profundizar el modelo, agrandar los bolsillos de las empresas privadas y someter a la clase trabaja-dora golpeada luego de una década de gobiernos de facto y ausencia de democracia. La década se inicia con una pro-funda crisis económica que estalla en 1982 con el defaultde México. A par-tir de ese momento se instalan nuevas reglas de juego económico entre Lati-noamérica y las potencias neoliberales; claro está, los países latinos seguían destinados a perder. Se articulan así nuevas formas de dependencia económica, que pasó de ser regulada y protegida a una abierta y orien-tada hacia el mercado externo. Gracias a las presidencias de Víctor Paz Estensoro en Bolivia (1985), Carlos Salinas en México (1988), Carlos Menem en la Argentina (1989), Car-los Andrés Pérez en Venezuela (1989), y Alberto Fujimo-ri en Perú (1990); solo por nombrar algunos. De la mano de gobernantes que en sus discursos eran completamen-te reticentes a las políticas extranjeras, pero en la práctica compartían de forma estrecha los intereses del capital mo-nopólico internacional, los benefcios para las grandes cor-poraciones trasnacionales se hicieron notables en nuestros países. Dirigentes políticos arbitrados subjetivamente por el Consenso de Washington, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; entes reguladores, vigiladores y disciplinadores fscales del buen funcionamiento de la eco-nomía mundial; “instituciones guardianas”1que giraron en torno a la supremacía del dólar. Perry Anderson sostiene: “Existe un equivalente funcional al trauma de la dictadura militar como mecanismo para inducir democráticamente y no coercitivamente a un pueblo a aceptar las más drásti-cas políticas neoliberales: la hiperinfación”.2Fue así que, con la excusa de reducir el défcit y libe-rar divisas para el pago de la deuda externa, más de 200 millones de dólares se transfrieron desde esta región a los países del norte económico. Divisas que brotaron gracias al costo social; la mayoría de los capitales se extrajo de los impuestos a los bienes de consumo, el trabajo y el comer-cio. La agudización de la pobreza, la desigualdad, el recorte de derechos, la decadencia democrática, el desempleo y la precarización laboral no son más que claros indicadores para los neoliberales de que están yendo por el camino del progreso, ecuación perfecta, sustento ideológico y justif-cación práctica de que el fn justifca los medios.Como afrma Atilio Boron: “Un gobierno que paga esos sueldos de hambre y que condena a los asala-riados y pensionados a la indigencia, que ha reducido casi por completo no hacer cualquier tipo de obra pública; que deserta de sus responsabilidades fundamentales en materia de salud y educación, que cierra ramales ferro-viarios, que prácticamente ha priva-tizado todo lo privatizable y que ni siquiera invierte para sustituir los bie-nes amortizados ¿Cuál es el gasto que aún le queda por ajustar?”.3Respaldados en la teoría del derrame de la riqueza, que genera efectos de difusión hacia abajo como etapa fnal que traerá consigo el pleno empleo, la estabilidad económi-ca y el bienestar popular; claro está, los índices económicos advertían otros resultados, en México el ingreso bruto nacional cayó en un 12,4% entre 1980 y 1990, la pobreza y el salario real se redujo a un 40%, en la Argentina por otro lado, sus ingresos cayeron en un 33%, solo para poner un ejemplo del fracaso de estas teorías.Pero la década de 1990 será el momento más álgido y esplendoroso para los gurúes conservadores de las políti-cas sociales, flósofos de la desigualdad económica y abu-sadores políticos de la fcticia legitimación ciudadana.El camino por estas décadas tenía una meta común: afrmar el desarrollo económico de las elites extranjeras y tradicionales de cada Estado en particular, también li-berar los mercados, achicar el poder del Estado en detri-mento de los intereses privados, afanzar la desigualdad social, empobrecer y abatir a la clase trabajadora latinoa-mericana en su conjunto; ya que, habría sido imposible la implementación del programa sin la derrota y aniqui-lación tanto física como ideológica de los movimientos obreros y sindicales, sin derribar primero la necesidad de la sociedad de defender sus intereses, por ser una de las herramientas capaces de hacer frente y poner límite al modelo neoliberal. La implementación de este modelo político-econó-mico se dio tanto en gobiernos dictatoriales “de facto” como en democracia. Como afrma Pablo González Cassa-nova: “La hegemonía neoliberal se rehace con alternancia entre regímenes políticos y militares que no afectan su pre-eminencia en la economía y el mercado. Militares o civiles imponen la misma política económica”.4Por lo tanto, dictadura y demo-cracia se transformaron en sinóni-mos, en tanto políticas económicas y sociales, la segunda aún más perver-sa ya que contó con el velo legitima-dor de la soberanía popular.El neoliberalismo en la ArgentinaLas políticas impulsadas por el go-bierno menemista son la fnalización y concreción de los ajustes y virajes económicos, sociales y políticos que co-menzaron formalmente con la dictadura cívico-militar de 1976, es aquí donde el discurso privatizador comienza con el famoso eslogan: “Achicar el Estado es agrandar la Nación”5acompañada por la política social de represión, desaparición física, desarticulación de las organizaciones populares, terrorismo de Estado que dejaron profundas huellas en las organizaciones de los trabajadores. Un por-centaje de los desaparecidos eran trabajadores, activistas, delegados o sindicalistas combativos.La desestructuración de los trabajadores organiza-dos, único sector capaz de oponerse a la implementación de medidas poco benefciosas para el conjunto de la so-ciedad, era la base fundamental para generar un futuro consenso cívico que legitime el modelo, sentado prime-ro sobre el terror de Estado y la violencia, luego sobre el terror económico de la hiperinfación (la pérdida del po-der adquisitivo de los salarios) para concluir en el terror hacia la pérdida de la fuente laboral durante la década menemista.Carlos Menem llegó al poder predicando la serie de cambios que una sociedad golpeada necesitaba escuchar, de la mano de consignas que apelaban a la vieja tradición populista del peronismo, como la “Revolución Producti-va” o el “Salariazo” que prometían la revalorización de la cultura del trabajo por sobre la especulación fnanciera; reconstruir la riqueza nacional levantando la industria, una redistribución de los ingresos que recuperara el mer-cado interno y la reactivación del salario. Ganó las elec-ciones y sin conficto ni vergüenza implementó las medi-das más extremas de ajuste social, liberalización econó-mica, reducción de las funciones del Estado, elitización del poder político y ajuste de políticas sociales.El proceso de privatización del ferrocarril se llevó a cabo bajo la dirección técnica y fnanciera de los organis-mos fnancieros internacionales (FMI, BID, Banco Mundial)a cargo del ministro de Obras y Servicios Públi-cos, Roberto Dromi (exintendente de Mendoza durante la última dictadura militar), el mismo daba a conocer el proyecto de privatización y reestruc-turación de los ferrocarriles elabora-do por la consultora estadounidense Booz-Allen y Hamilton.Dos leyes aprobadas en el Con-greso fueron las que abrieron camino e hicieron posible el rápido programa de privatizaciones. La primera, la Ley de Reforma del Esta-do (Ley Nº 23.696/89), que autorizaba al Poder Ejecutivo Nacional a intervenir las empresas públicas, suprimir los directorios existentes, eliminar los órganos de control, dividir las empresas, privatizarlas o concesionarlas. De esta manera, se centralizaba el poder de decisión en el Poder Ejecutivo y se eliminaban los Órganos de Control. La segunda ley, llamada de Emergencia Económica (Ley Nº 23.697/89), sancionada también en 1989, permitió la detención de los subsidios a las empresas estatales, anuló las normas que diferenciaban al capital extranjero del na-cional, y llevó a la entrega de la propiedad nacional.Continuando por la sanción de la Ley de Empleo, la Ley de Accidentes de Trabajo, llega a su instancia más concreta con el Plan de Convertibilidad, impulsado por Domingo Cavallo. La equivalencia cambiaria de “un peso un dólar” hizo posible que una parte de la sociedad pueda viajar al extranjero, comprar automóviles o bienes tec-nológicos, lo que reforzó en el “inconsciente colectivo” que se estaba viviendo una estabilidad económica, social y política duradera, se instalaba no solo como la ley que Pero la década de 1990 será el momento más álgido y esplendoroso para los gurúes conservadores de las políticas sociales, filósofos de la desigual-dad económica y abusadores políticos de la ficticia legitima-ción ciudadana.El proceso de privatización del ferrocarril se llevó a cabo bajo la dirección técnica y finan-ciera de los organismos finan-cieros internacionales (FMI, BID, Banco Mundial) a cargo del Ministro de Obras y Servicios Públicos (...)
image/svg+xmlVoces Recobradas4342Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral4342terminó con la hiperinfación sino que generaba una re-lación de igualdad con la principal potencia del mundo, Estados Unidos.Transformar las bases legales era una cuestión pen-diente para los intereses privados, arrastrada desde la dic-tadura cívico militar, que el nuevo gobierno legitimado por un sistema democrático, en el marco de un Estado de derecho y representativo de un amplio sector de la socie-dad por levantar las banderas del partido peronista, podía modifcar. Avanzar sobre el sistema jurídico le permitiría al modelo neoliberal sostener sus políticas más allá de los gobiernos de turno, bloqueando a largo plazo cualquier intento por parte de un Estado soberano, la ejecución de políticas sociales que amenacen la tranquilidad del neoliberalismo.Durante la década menemista, la construcción del consenso colec-tivo fue necesaria para que se lleva-ra a cabo el cambio estructural; este fue posible gracias a varios socios del neoliberalismo: “(…) los nuevos con-glomerados multimedios resultaron, así, una de las más relevantes fuen-tes de apoyo político a las reformas de mercado implementadas por el gobierno de Menem tras su arribo al poder. Mediante sus críticas implacables a la inefciencia y burocratización del Estado, que contraponían a la ef-ciencia y superioridad intrínseca del ‘Dios mercado’, sus principales exponentes ayudaron a generar, ya sea cons-ciente o inconscientemente, de forma concertada o no, una ‘ilusión de consenso generalizado’, que dejaba fuera de discusión las tesis neoliberales”.6Los medios radiales, televisivos y escritos, fomenta-ban el traspaso de las empresas que generaban pérdidas a manos particulares. El éxito de los recursos publicitarios tenía el objetivo de convencer al público en general de que la crisis infacionaria se solucionaría con la privatización, y además se dejarían de perder cantidades importantes de dinero diariamente. El gobierno de Carlos Menem lan-zaba campañas prometiendo que con el dinero ahorra-do por los costos ferroviarios, el Estado podría construir hospitales, escuelas y caminos; periodistas locales como Bernardo Neustadt y Mariano Grondona realizaban una crítica feroz a la inefciencia de los servicios públicos, su-brayando la pérdida del millón de pesos anuales que pro-vocaba el Ferrocarril Argentino:(…) Seguramente que económicamente el ferrocarril da déficit, es así no hay otra, pero no pasa solamente acá, pasa en cualquier lugar del mundo que tenga desarrollo ferroviario, tienen déficit(...) el ferrocarril es un bien social. na eran la agroindustria y los bancos. Techint, encabezó el consorcio que se hizo cargo de la concesión del Ra-mal Rosario-Bahía Blanca (una de las rutas comerciales de granos más productiva, y con una amplia expansión de vías férreas); Aceitera Deheza, miembro del pool del aceite de soja, lideró la concesionaria que se hizo cargo del corredor de la Línea Mitre; Loma Negra, monopolio del cemento en manos del grupo Fortabat en ese tiempo, se adueñó del ramal de la Línea Roca e IMPSA (energía eléctrica) con el grupo Pescarmona, se puso a la cabeza de la concesionaria Buenos Aires-Pacifco a cargo de los ra-males del Ferrocarril Sarmiento y ramales del San Martín para vender luego su parte al grupo brasileño Ferrovías do Sul en 1999.Solo quedó para el Estado el servicio de cargas en el Ferrocarril General Belgrano. Los trenes interurbanos (desde Capital al interior) cayeron en el desuso en su gran mayoría y los trenes urbanos fueron entregados a consorcios inte-grados por los grandes propietarios de las líneas de colectivos agrupados en la Federación Argentina de Trans-portes por Automotor de Pasajeros (FATAP).El gobierno de la década “neoli-beral” desintegró el sistema único, des-vinculó entre sí a los trenes de pasajeros urbanos con los de larga distancia y a estos de los que transportan cargas, abandonó o levantó vías en forma masiva.11La lógica de esta conducta fue la entrega de los ramales más rentables a los negocios capitalistas vigentes o en ascenso, la liqui-dación del défcit y el mantenimiento de servicios de pa-sajeros que no era posible eliminar por ser un transporte masivo de pasajeros pero se lo consideró como un sistema de apoyo, carente de toda inversión, y por lo tanto, conde-nados a un desguace progresivo.Ante la liquidación de Ferrocarriles Argentinos se creó una nueva empresa, denominada FEMESA o Fe-rrocarriles Metropolitanos SA, que comenzaría a dedi-carse a la administración, operación y racionalización de servicios en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Fe-rrocarriles Argentinos, por su parte, continuaba a cargo del transporte de cargas (cuya privatización ya se estaba gestando) y pasajeros en los tramos de mediana y larga distancia, aunque el Decreto N° 1168/92 ya propiciaba el traspaso de este último servicio a las provincias para (…) Seguramente que económicamente el ferrocarril da dé-fcit, es así no hay otra, pero no pasa solamente acá, pasa en cualquier lugar del mundo que tenga desarrollo ferro-viario, tienen défcit, pero depende del lado donde lo mires, porque por ejemplo de acá nosotros llevábamos agua pota-ble a Pipina, al lado de Mar del Plata, la trocha es el único medio de comunicación que hay en el sur, el correo, para la época no había otra forma de comunicación… con todas las funciones que cumple o que cumplía el ferrocarril no da, no es pérdida… el ferrocarril es un bien social. (Mario Calvo).7Otro importante factor para la implementación de las medidas de desregulación y ajuste estructural, también en el mercado laboral, fue el rol de las cúpulas sindicales, que se asociaron, aceptaron y promovieron de manera estrecha los intereses de las empresas privatistas y no los intereses de los trabajadores.Maristella Svampa dirá que con la llegada de Carlos Menem y la fnalización de modelo nacional-desarrollista se produjo un impor-tante cambio en el mundo sindical tradicionalmente peronista que bus-có nuevos espacios de intervención, de reconfguración estratégica y fnes.8De manera general, fue la obtención del control monopólico de la representatividad sindical y la obtención de subsidios para las obras sociales lo que aseguró la complicidad en las privatizaciones. La direc-ción sindical en convivencia con el gobierno accedió en el disciplinamiento y la desestructuración de la lucha de los trabajadores; permitieron los despidos masivos, el retiro voluntario, las jubilaciones anticipadas, la extensión de las jornadas laborales sin salario acorde, la desocupación y la ilegalidad de la huelga.9Víctor Donadío, presidente de La Fraternidad desde 1988 hasta la asunción de Menem, había intentado desde ese puesto embarcar la organización en la “Mesa de En-lace Gremial Menem Presidente” utilizando los fondos de los trabajadores.Un año antes de la asunción de Carlos Menem, la Unión Ferroviaria, uno de los cuatro gremios del riel, re-forma su estatuto que elimina la democracia interna de esa institución y eterniza en la directiva del gremio a José Luis Pedraza. La modifcación tenía el objetivo de aliar-se con la empresa para introducir el plan de concesión y privatización de los ferrocarriles, ideado por Terragno, ministro de Obras y Servicios Públicos.El gobierno les brindará la posibilidad de participar como “sindicatos empresarios” a partir del manejo de un porcentaje cercano al 10% de las acciones de las empre-sas privatizadas. A cambio de esto, Menem pidió que se apruebe el Proyecto de Ley de los topes indemnizatorios y las Leyes de Flexibilización Laboral. En este contexto, los sindicalistas cercanos al régimen aprobaron dichas medidas.Una parte importante de los trabajadores no se sin-tió representada ni sus derechos defendidos. Será el caso de los trabajadores ferroviarios, los del gremio de con-ductores particularmente, que iniciaron las importantes huelgas de los años 1991 y 1992, sin respetar las directivas de La Frater-nidad; las bases serían denominadas por los medios y la cúpula sindical de maquinistas y foguistas como “Rebeldes”.La privatizaciónEn materia ferroviaria específca-mente, el proceso privatista o de concesión más concreto se inició con el Decreto 666/89, frmado en 1989, el artículo 4° del mismo establecía cual sería la modalidad de concesión para Ferrocarriles Argentinos: “Dispónese la ejecución de la Ley N° 23.696 en FERROCARRILES ARGENTINOS por la modalidad de Concesión Integral de Explotación de las líneas de la Red Ferroviaria Nacio-nal. Se entiende por Concesión Integral de Explotación aquella en la cual la concesionaria asume, en el sector ob-jeto de la contratación la explotación comercial, la opera-ción de trenes y atención de estaciones, el mantenimiento del material rodante, infraestructura y equipos y todas las demás actividades complementarias y subsidiarias. En los casos en que no sea posible implementar la Concesión In-tegral de Explotación se recurrirá a concesiones parciales de servicios”.10Se decretaba así el objetivo de dejar en ma-nos de las empresas concesionarias el manejo de todas las variables técnicas, comerciales y económicas del negocio.El centro de interés de los futuros grupos privatistas fue el transporte de cargas, en particular los corredores de granos y el aprovechamiento de las oportunidades planteadas por el Mercosur, cuyos líderes en la Argenti-El gobierno de la década “neoliberal” desintegró el siste-ma único, desvinculó entre sí a los trenes de pasajeros urbanos con los de larga distancia y a estos de los que transportan cargas, abandonó o levantó vías en forma masiva.
image/svg+xmlVoces Recobradas4544Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral4544que se hicieran cargo de su prestación o seleccionaran a un concesionario privado para operario. A raíz de eso, en enero de 1993 el gobierno bonaerense creó la Unidad Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial (UEPFP), conocida con el nombre comercial de Ferrobaires. Para reducir el precio de las empresas públicas y facilitar su venta, las mismas fueron desmanteladas. Los nuevos mar-cos regulatorios fueron casi inexistentes y los requisitos impuestos a las frmas ofertantes fueron tales que solo que-daba espacio para que se presentaran los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros.Mientras tanto, se producía una drástica reducción del personal, haciendo uso de las opciones de retiro vo-luntario o la reinstalación del personal sobrante en otras áreas de la administración. Finalmente, el 10 de marzo de 1993, mediante un decreto del pre-sidente Menem, desaparecieron en forma masiva los trenes de pasajeros que unían el territorio.Los ramales cerrados implica-ron no solo la pérdida de empleos valiosos, sino inclusive la desapari-ción completa de pueblos que vivían gracias a ellos. Para las provincias del interior, el ferrocarril era un elemen-to clave para superar el aislamiento y la incomunicación que las distancias por sí solas producen, no es difícil imaginar que un pueblo por el que pasa el ferrocarril puede aprovecharlo ventajosamente y crecer gracias a este. En los 90 todo cambió, el tren cerró, no porque no tenga utilidad, sino porque no daba ganancia, y así los pueblos dependientes del ferrocarril fueron for-zados a desaparecer. Esta vez no habrá no traición, esta vez diri-gen las bases. Últimas huelgas ferroviarias de 1991-1992Estas fueron las últimas huelgas ferroviarias, considera-das de esa manera, ya que luego de la privatización del servicio por parte del gobierno menemista en relación con las políticas económicas del neoliberalismo, no se convivió con una manifestación de lucha tan importante para los trabajadores del ferrocarril. Inmediatamente después de fnalizado el duro con-ficto comienzan la desarticulación y desorganización de uno de los gremios más combativos del riel. La fnalización de las históricas huelgas tuvieron como desenlace, entre otras cosas, la futura fexibiliza-ción laboral, la precarización, la tercerización, la pérdida de mano de obra especializada y los despidos masivos. los testimonios de los ex trabajadores ferroviarios aportan una mirada desde el interior del conficto:(…) Cuando perdía un millón de pesos mantenía 86 mil familias, cuando se privatizó, el Estado pagaba aún más en subsidios y mantenía 17 mil familias. Recibía más subsidios y alimentaba menos familias. (José Tejeda)12El Plenario de Seccionales fraternales informaba que el día 8/8/91 la Comisión Directiva13de La Fraternidad ha-bía frmado con la empresa Ferroexpreso Pampeano SA (concesionaria del corredor Rosario-Bahía Blanca e Ing. White-Huinca Renancó) un llamado “CONVENIO MARCO” que deter-minaba las condiciones futuras la-borales, que no eran otra cosa que la destrucción de la carrera fraternal y el actual escalafón; había sido frma-do a espaldas de las bases luego de los 45 días de huelga del mismo año. El convenio representaba:• La eliminación de las categorías a aspirante y ayudante de conductor. Los ascensos y promociones serían manejados por la patro-nal.14• El establecimiento de “tarea múltiple” y “fexibilidad funcional”, es decir que el conductor tendría que realizar cualquier tipo de tareas diferente a su trabajo específco (cambista, guardabarrera, etcétera).• La conformidad de “recargo obligatorio”, el conductor tendría que seguir trabajando hasta tanto la empresa no le mande un reemplazo, por ejemplo trabajar 16 horas co-rridas.• La aceptación de la modalidad de “contratos tempora-rios” para cubrir picos de actividad, que generaba una mano de obra de reserva.• Además fnalizará con la organización democrática e inde-pendiente del gremio de maquinistas y foguistas. La organi-zación democrática se manifestaba en el art. 3 “Condiciones para ser candidato” donde se afrmaba que para perte-necer a la Comisión Directiva del gremio se necesitaba: a) Tener como mínimo un año continuado de antigüedad como socio. Esta exigencia no regirá para quienes hayan desempeñado cargos anteriormente. b) Para cada miem-bro de Comisión Electoral y Comisión Ejecutiva deberá tener, como mínimo dos años en la profesión. c) Para cada miembro de Comisión de Reclamos, Asamblea General y toda otra elección general, deberá contar, como mínimo, con cuatro años de profesión. Reglamento de Comisiones internas. Buenos Aires 1986.15La vieja estructura basada en la independencia político-organizativa de las direc-ción de las Seccionales por sobre la Comisión Directiva quedará eliminada, así como la posibilidad de acceder a puestos gerenciales por parte de los trabajadores que con-taban con un solo año de trabajo dentro de la empresa, como la elección de delegados desde las bases (que será modifcada por una elección a dedo desde la dirección sindical), según lo describe Mario: No existe más la Comisión Seccional, con su presidente, secretario y vo-cales, hoy hay un delegado cada 60 ferroviarios elegido por el gremio. Se eliminó el Reglamento de Elecciones Internas, no se elige más a personas, ahora se arman listas… lo único que se mantiene en la Comisión de Recla-mo como nexo entre la Dirección y las bases. (Mario Calvo).Por otra parte:Se frmó la anulación del Convenio Colectivo de Trabajo, en la actualidad hay conductores que están haciendo gan-cho o están enganchando trenes, se perdieron conquistas a nivel fraternal a nivel ferroviario, no existen más un mon-tón de estaciones, jefes de estaciones, no existen más cam-bistas. Fue un plan muy bien orquestado con complicidad de los mismos gremios ferroviarios. (Luis Fiscarelli).16En otra declaración la Comisión de Prensa del Plenario de Seccionales afrmaba al público usuario que la priva-tización implicaba el levantamiento de estaciones, el au-mento de tarifas, la reducción de frecuencia de los trenes, la clausura de ramales y el abandono del rol social del transporte público.La puesta en marcha de las medidas menemistas co-menzó en 1989. A fnales de ese mismo año se conoció la decisión de la empresa de transferir 1.500 empleados representados por APDFA17a la DGI (Dirección General Impositiva) provocando la reacción del gremio en con-secuencia. Comenzaron a realizarse asambleas y movi-lizaciones; el 11 de enero de 1990 se realiza una masiva marcha a Plaza de Mayo desde el Congreso Nacional. El acontecimiento sirvió para acordar acciones conjun-tas entre los diferentes gremios del riel. Paralelamente se anunciaba la frma de los Decretos Nº 44, 45 y 47/90 con las siguientes medidas: Suspensión o licenciamiento hasta llegar a la edad de jubilación de todo el personal ferrovia-rio mayor a 62 años. Transferencia de 1.500 empleados jerárquicos a la DGI, en calidad de comisión, sin defnir la situación posterior de los mismos. Despido de otros 1.500 trabajadores ferroviarios. Eliminación de servicios inter-urbanos de pasajeros. Los dirigentes seccionales ponen en marcha un plan de lucha. Convocan una marcha para la derogación de los decretos que convocó a 2.000 manifes-tantes. Conjuntamente se lanzaron los llamados “Trenes de la Resistencia” en donde a cada llegada de estación se realizaban actos con la presencia de legisladores, dirigentes políticos y la población, permitiendo la difusión y la toma de conciencia de la lucha de los ferroviarios.Lamentablemente, la oposición a las medidas gu-bernamentales no tuvo el desenlace esperado, los em-pleados jerárquicos de APDFA fueron trasladados, aunque sí se logró rechazar el decreto de reducción de servicios que afectaba a la mayoría de maquinistas y se-ñaleros. También quedó en suspenso el despido de los 1.500 trabajadores.(…) Cuando perdía un mi-llón de pesos mantenía 86 mil familias, cuando se privatizó, el Estado pagaba aun más en subsidios y mantenía 17 mil familias. Recibía más subsidios y alimentaba menos familias.No existe más la Comisión Seccional, con su presidente, secretario y vocales, hoy hay un delegado cada 60 ferroviarios elegido por el gremio.Convocatoria a la marcha.
image/svg+xmlVoces Recobradas4746Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral4746Seccionales rebeldes en lucha: 45 días de huelga 1991La huelga ferroviaria que se inició el 14 de febrero y fna-lizó el 22 de marzo de 1991, se impulsó desde las bases, comenzó con un reclamo salarial que rompió con el mo-delo vertical del sindicalismo tradicional de las bases que luchan y la dirección que negocia; la resolución que llevó a la huelga de 45 días fue tomada por las 60 seccionales de La Fraternidad, sin el apoyo real de la conducción del gremio. Sí contaron con la participación de sectores de la Unión Ferroviaria y de los señaleros. La movilización estuvo motorizada por la reivindicación salarial, sin que alcanzara a quebrantar defnitivamente la política de fondo del gobierno me-nemista en cuanto al proceso de pri-vatización y reestructuración ferro-viaria en marcha en esos momentos. Luis Poetto, dirigente de la Lí-nea Roca y militante del MAS, afr-mará que: (…) Solo un pequeño grupo hacía hin-capié en profundizar esa causa. Unos pocos dirigentes nos planteábamos, sin llegar a ser completamente público, la posibilidad de ganar el gremio, para desde el sindicato enfrentar la privatiza-ción.(Luis Poetto).18Las bases demostraban una inquietud por los bajos sa-larios y la incapacidad o poca escucha de los reclamos por parte de la dirigencia sindical; algunas seccionales reclamaban un plan de lucha escalonado y de aplicación inmediata.El secretario de la Seccional Km 1 manifesta:La del 91 inicia por un tema salarial, aparte de la priva-tización, pero más que nada salarial. Nosotros teníamos un sueldo paupérrimo, no nos alcanzaba ni para comer, las bases estaban enloquecidas, La Fraternidad no hacía nada. Se iban haciendo asambleas en todas las secciona-les, todas las seccionales tenían mandato de ir a combatir, como quien dice a mostrar los dientes. (Luis Fiscarelli).Gerardo Kaisen, secretario de la seccional Temperley de la Línea Roca, comentaba al diario Clarín: “La medida inorgánica se tomó por los bajos sueldos y el desmantelamiento de la empresa que lleva adelante el gobierno.”19Roberto Vecchi, exferroviario de la Línea Sarmiento describirá en su li-bro: “Por esa época el desfasaje salarial de los ferroviarios alcanzaba el 177% y se pronosticaba para enero una in-fación del 8%, la caída estrepitosa de los salarios no era un hecho casual ni menor, era la clave de la estrategia política del Gobierno. Los salarios ba-jos tenían el doble propósito: por un lado reducir el défcit fscal; pero por otro el mecanismo ideado para despedir personal con el menos costo posible y así avanzar con los proyectos de privatización.”20Luis Poetto, presidente de la seccional Remedios de Escalada, en aquella época afrmaba que las causas del conficto eran varias y jugaron tanto a favor como en contra. La infuencia de un partido con mucha fuerza por aquellos años el MAS; el relevo generacional en la línea que asumieron la presidencia y secretaria de las secciona-les jóvenes de 30 años que se habían formado juntos en los cursos para maquinistas. Este fenómeno se manifestó en los cuatro gremios ferroviarios, aunque fue particularmente fuerte en las seccionales de La Fraternidad del Gran Buenos Aires, conductores de locomotoras y trenes eléctricos.Se trataba de compañeros con poca o ninguna expe-riencia, pero con mucha confanza en sus propias fuerzas y sobre todo empujados, permanentemente, por la base que los había elegido.El diario Página 12intentando explicar la actitud combativa de aquellos jóvenes que habían iniciado la huelga a espaldas del sindicato saca un articulo llamado “Genética del riel”; se encontraban las causas en la liber-tad, democracia y participación de todos los fraternales como marcan los estatutos.21A partir de 1970 se comen-zó a realizar un traspasamiento generacional, por eso se explica el bajo promedio de edad de los dirigentes de la huelga, un promedio de 35 años, estos eran los hijos de los impulsores de la huelga del 61, afrmaba Ernesto Jai-me. “(…) el propio convenio colectivo de los fraternales establece que cada 10 integrantes al curso de conductor de locomotoras, siete tienen que ser hijos de maquinistas, dospueden ser descendientes de ferroviarios en general y solo uno es hijo de cualquier vecino”.22Ingresé en el año 81, el 5 de marzo del 81, vengo de una familia ferroviaria, mi abuelo es jubilado ferroviario, mi padre es jubilado ferroviario, entré con 16 años de aprendiz, en la huel-ga yo tenía 27 o 28 años. En el 91 era secretario de seccional, en el 92 presi-dente.(Luis Fiscarelli).Entré al ferrocarril a los 19 años. A los 18 años mi viejo me hizo llenar la soli-citud. Había un escalafón, el 75% de los ingresantes eran hijos de ferroviarios, estaban en el convenio 26/75. Estuvo en vigencia hasta que se privatizó. (Mario Calvo).Otra de las causas que rescataba el artículo era la tradi-ción independiente y combativa del gremio,23no hubo gobierno que no fuera desafado por los fraternales; tanto el gobierno peronista como la última dictadura sufrieron la oposición de los trabajadores del riel. Eduardo Lucita afrmaba en su libro: “Durante las primeras tres cuartas partes del siglo que está concluyen-do ningún acontecimiento sindical de trascendencia po-lítica pudo prescindir de la participación de los gremios ferroviarios. Los grandes confictos sociales, así como las huelgas generales, que se sucedieron en el país desde f-nes del siglo pasado, tuvieron siempre a los trabajadores ferroviarios, de una u otra manera, entre sus principales protagonistas.”24Ante la inoperancia de la Comisión Directiva de La Fraternidad, que había acordado con la empresa, a espal-das de los afliados, un ajuste salarial del 6%, un conjunto de seccionales con dirigentes notorios reclama un plan de lucha escalonado y de aplicación inmediata; convocan a un paro por 24 horas para el 5 de febrero de 1991 y otro por 48 horas para los días 13 y 14 de febrero. La Comi-sión Directiva decide llamar a huelga recién para el 18 del mismo mes, en cumplimiento del decreto reglamentario del derecho de huelga, pero el paro del día 5 es altamente exitoso.Fue así que para la fecha fjada todos los servicios suburbanos de las líneas Roca y Sarmiento, así como al-gunos ramales del Mitre cesaron sus actividades, inme-diatamente la conducción sindical no apoya las medidas de fuerza y tilda a las seccionales en huelga de “Rebeldes”, como luego las identifcará la prensa y el gobierno. Dice un editorial de Clarín: “Un comunica-do frmado por el subsecretario de Trabajo; Enrique Rodríguez señaló que los paros inorgánicos violaron el Decreto 2184/90, que reglamentaba el derecho de huelga y la Ley 14.786, que establece el procedimiento de la acción.”25Los huelguistas afrmaban que el plan de lucha sin la aprobación del gremio era necesaria, ya que la dirección había aprobado en la última asamblea nacional de delegados, según lo publicado por Página 12: “‘Protestar dentro de la legalidad’ entendien-do que eso signifcaba conciliación obligatoria, arbitraje, el decreto antihuelgas. No hay tiempo de espera cuando uno no llega a fn de mes. La única ilegalidad que tenemos nosotros es la de nuestro plan de lucha.”26El gobierno responde, casi rutinariamente, 32 traba-jadores son despedidos por el paro del día 5 de febrero. La empresa se sentó a negociar con la Comisión Directi-va de los cuatro gremios para ofrecer una incorporación La del 91 inicia por un tema salarial, aparte de la privatiza-ción, pero más que nada salarial. Nosotros teníamos un sueldo paupérrimo, no nos alcanzaba ni para comer, las bases estaban enloquecidas, La Fraternidad no hacía nada. (...) vengo de una familia ferroviaria, mi abuelo es jubilado ferroviario, mi padre es jubilado ferroviario, entré con 16 años de aprendiz, en la huelga yo tenía 27 o 28 años. En el 91 era secretario de seccional, en el 92 presidente.Boletín Nacional de Huelga N° 2.Boletín de Huelga N° 4.
image/svg+xmlVoces Recobradas4948Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral4948Llegó un momento en que el propio presidente Menem no reconocía la Comisión Directiva de La Fraternidad, porque vamos a ser sinceros, no nos maneja-ban, se respetaba el mandato de asamblea más allá de las intima-ciones que llegaban del Ministe-rio de Trabajo y La Fraternidad.salarial de 250.000 australes, el problema es que le costa-rá encontrar con quién negociar. Las cúpulas sindicales reconocen estar atrapados entre el desborde de las bases y la negativa del gobierno. Ernesto Jaime, titular de La Fraternidad, afrmaba a Página 12: “Nosotros somos la mortadela del sándwich.”27Llegó un momento en que el propio presidente Menem no reconocía la Comisión Directiva de La Fraternidad, por-que vamos a ser sinceros, no nos manejaban, se respetaba el mandato de asamblea más allá de las intimaciones que llegaban del Minis-terio de Trabajo y La Fraternidad. (Luis Fiscarelli).La medida de fuerza por 48 horas fue tomada durante una asamblea de unos 1.200 trabajadores de La Fra-ternidad, a la que se sumaron Unión Ferroviaria y Señaleros en el hall de Plaza Constitución.Los paros previstos para los días 13 y 14 comienzan con la misma adhesión y la particularidad de constituir un fondo de huelga. En la seccional de la Línea Roca Km 1 (Constitución) este fon-do había comenzado dos años atrás, previniendo futuros acontecimientos desfavorables. (Mario Calvo).El 14 de febrero, 26 seccionales inician la huelga por tiem-po indeterminado, cuando llega la confrmación de los primeros despedidos, se aplica el principio “sagrado” de los fraternales impulsado por las asambleas de base “ante el primer despido, paro por tiempo indeterminado has-ta su incorporación”. Se inicia de esta manera uno de los últimos y politizados confictos de los trabajadores ferro-viarios “la huelga de 45 días”. Cuando se resuelve el paro, el gobierno lo primero que hizo fue echar gente, entonces ante esa realidad, había mandato del Congreso General, donde se especifcaba que ante cual-quier compañero echado por cualquier tema gremial, como un paro, automáticamente tiene que parar toda La Frater-nidad. (Luis Fiscarelli).Ese mismo día, dirigentes de la huelga buscaron “com-prensión y apoyo en la Cámara de Diputados. Allí se dirigieron Norberto Orlando (Unión Ferroviaria), Luis Poetto (La Fraternidad) y Jorge Rosales (Señaleros).28El presidente de la Cámara no los recibió aunque un grupo de opositores al gobierno presentó un pedido para que no haya despidos. El proyecto fue llevado a votación y no hubo tratamiento por falta de quórum.El diario Claríndel 15 de febrero informaba que la gravedad del conficto trajo la dureza por parte del go-bierno que despachó 100 telegramas de despido, la em-presa Ferrocarriles Argentinos avisaba que ya tenían lis-tos otros 100 telegramas más. Al día siguiente, a través de lla-mados telefónicos y viajes de delega-dos al interior de Buenos Aires, co-mienzan a entrar en el conficto otras numerosas seccionales. Vecchi, relata que en: “el recinto de Constitución el periodismo pudo apreciar la magnitud de la rebelión. Estuvieron representadas 38 seccio-nales de la Fraternidad, que según los coordinadores de la huelga contiene a 6.000 conductores y ayudantes, o el 70% del gremio. Cuatro fliales de la aso-ciación de señaleros más cuatro seccionales de la Unión Ferroviaria.”Con ese panorama, el presidente de la empre-sa Eduardo Nava admitió que les habían parado casi todo. Descartando que sea un movimiento liderado solo por la izquierda, afirmó que se trataba de un gremio con tradición combativa y orgulloso de su tradición.En este mismo recinto las seccionales resuelven por unanimidad ratificar el paro por tiempo indeter-minado, dejando claro que no intercambiarán cesantes por salarios y que defenderán a todos los despedidos. Por otro lado también resuelven que se sumen otras organizaciones sociales, gremiales, estudiantiles y po-líticas.El diario Claríngrafcaba el grado de paralización al que había llegado el servicio público hasta ese mo-mento.29Paralelamente la dirigencia de la CGT Azopardo mantiene distancia con respecto al conficto. Declaran legítimo el conficto pero no la metodología.Mario Calvo, presidente de la seccional Km1 y con-ductor ferroviario, analizaba la situación y decía:Cuál era el problema, nosotros no obedecíamos a los di-rigentes, nosotros estábamos por encima de la dirigencia, era una mala palabra lo que estábamos haciendo nosotros. Para cualquier gremio, para cualquier secretario general, lo que estábamos haciendo nosotros era una cosa de locos, nosotros estábamos desobedeciendo al gremio madre, no-sotros no respetábamos al sindicato, no obedecíamos las directivas. (Mario Calvo).La forma en que se organizaron las seccionales rebeldes era absolutamente democrática y horizontal, las mismas decidían la orientación en asambleas de cada una de ellas, los delegados llevaban las directivas de cada seccional al plenario de seccionales, y de allí se autorizaba a la comi-sión de enlace para ejecutar lo resuelto por los trabaja-dores. Sostiene Isman: “El movimiento ferroviario logró sostener la pelea con el gobierno durante más de 45 días porque trascendió la dinámica corporativa al lograr la simpatía de vastos sectores de la población, sensibilizada por la liquidación del ferrocarril.”30La huelga se apoyaba en dos cimientos obreros im-portantísimos: La Asamblea y el Plenario de Seccionales. Todo se discutía y se votaba en asambleas absolutamente democráticas, en las que también se designaban delega-dos con mandato para representarlas en el Plenario, que se realizaba periódicamente en un lugar rotativo de reunión. Además, se había nombrado una Mesa de Enlace ad hoc, responsable de llevar adelante las negociaciones y las re-laciones con otros gremios y organizaciones. Esta Mesa estaba obligada a informar, exhaustivamente, sobre todas sus actividades, y sus miembros eran revocables por sim-ple mayoría de votos en asamblea. En la mayoría de los volantes de la huelga se podía leer la siguiente frase al pie: “Esta vez no habrá traición, esta vez dirigen las bases”.31Aun los usuarios del conurbano bonaerense para quienes la huelga signifcaba un grave inconveniente en términos de costo de transporte, aumento del tiempo de viaje, etcétera, no se lanzaron a enfrentar agresivamente a los huelguistas (en este primer conficto), los trabajadores salían diariamente a enfrentar las largas colas de espera junto a los colectivos, recibiendo generosamente las cola-boraciones para el fondo de huelga.Las tareas asumidas fueron innumerables: impulsar el Fondo de Huelga con alcancías en puertas de fábricas, empresas y universidades, recolectar alimentos, editar y distribuir volantes y comunicados, garantizar la asis-tencia a asambleas y plenarios, organizar marchas, peñas y festivales para mantener el espíritu de la huelga. Sur-ge desde el interior de la asamblea iniciar una huelga de hambre, que fue llevada adelante por nueve ferroviarios comenzando activamente el 21 de marzo hasta la fnali-zación del conficto. Todas las líneas salvo el Roca apor-taron huelguistas.Mario Calvo relataba que el ánimo era tal que tres compañeros de una de las seccionales del interior de la Línea Roca, donde el fondo de huelga dependía de las sec-cionales céntricas y más organizadas, habían vendido un auto con tal de no entregarse ante la presión por la falta salario.Se realizaron actos frente al Obelisco con el apoyo de las Madres de Plaza de Mayo, el objetivo era generar un canal de participación para las bases en huelga, impactar sobre las Seccionales del interior, fortalecer el fondo de huelga. Las familias comenzaron a participar en la orga-nización de festivales y bailes.Boletín Nacional de Huelga N° 2.
image/svg+xmlVoces Recobradas5150Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral5150Se emite el primer Boletín de Huelga editado por la Comisión de Prensa del Plenario de Delegados. Por otro lado los diputados de Izquierda Unida-MAS, Luis Za-mora y Silvia Díaz, donaron su dieta del mes de febrero al fondo de huelga; la acción fue seguida por el senador Oraldo Britos del Partido Justicialista.El gobierno a través del Ministerio de Trabajo co-mienza a tener más fexibilidad, se muestra dispuesto a charlar con los dirigentes huelguistas siempre y cuando se suspenda el paro por tiempo indeterminado, ofrece reintegrar a los cesantes y dar un aumen-to de 500.000 australes. Los ferrovia-rios desconfían del ofrecimiento y continúan con la huelga.Siguen llegando cesantías y amenazas por parte del gobierno de cerrar todos los ramales, de aumen-tar el salario de aquellos trabajadores que no habían adherido al paro, con el claro intento de buscar un quiebre interno entre los compañeros.Varios legisladores, políticos, gremialistas, intelec-tuales y defensores de los derechos humanos publican una solicitada reclamando al gobierno la solución del conficto ofreciéndose como mediadores. Todo demos-traba que el conficto tenía que llegar a una defnición; las bases, si bien se proponían y lograban nuevas medidas de lucha para que no se cayera la huelga, se encontraban desgastadas. Por otro lado, el gobierno, votado por gran parte de los ferroviarios, carecía de credibilidad ante el conjunto de los trabajadores por lo cual no se encontraba en condiciones de hacer una nueva concesión. Igualmen-te la empresa proponía una última oferta, un aumento de más del 100% (la cual no alcanzaba a superar el reclamo de los 2 millones de australes para la categoría más baja) y la prestación de un recurso ante Ferrobaires Argentinos que implicaba la vuelta al trabajo de todos los cesantes.El jueves 28 de marzo, luego de 44 días de huelga, se realiza un Plenario en la sede de la seccional Retiro de la Línea San Martín, la mayoría de los delegados acudían con la moción de aceptar la propuesta de la empresa, los dele-gados de la Línea Roca se resistían a levantar la huelga pero aclaraban que acatarían la decisión de la mayoría. Luego de una ardua jornada, con exposición de las mociones y votación por la vuelta al trabajo, fnalizó con huelga. Pa-ralelamente, el temor ante una posible traición por falta de garantías estaba presente.Se tomaron varias medidas, se organizó una confe-rencia de prensa de la Comisión de Enlace en el Congreso de la Nación junto a dirigentes de diferente orientación política; el acto no puede llevarse a cabo ya que no se les permitió el ingreso al edifcio. Otra segunda medida fue la reunión en el Ministerio de Trabajo junto a Enrique Rodríguez, el diputado Federico Storani y Simón Lázara; se sumaría el escritor Ernesto Sabato en calidad de testi-go. Los ferroviarios exigían el reconocimiento formal de la Comisión de Enlace con el objetivo de que un represen-tante por línea de cada comisión junto a la dirección de La Fraternidad pacta-ra condiciones de vuelta al trabajo. Pero a la huelga le esperaba un día más, esa misma noche del 28 de marzo, luego de levantar la huelga y disponerse a tomar servicio, los tra-bajadores conocen la disposición de la empresa de que los cesanteados no tenían garantías de ser reincorpora-dos al trabajo, por otro lado a los que no habían sido despedidos se les haría frmar la cesantía para luego pedir la reincorporación. La aclaración de este suceso nunca se concretó, se estimaba que podía haber sido el error de algún funcionario menor de la empresa o del gremio. La realidad es que la vuelta al paro hasta el esclarecimiento de la situación fue inmediata, la Comi-sión de Enlace reunida en la sede de la Unión de Trabaja-dores de Prensa de Buenos Aires así lo dispuso hasta que se resolviera la situación. Ante el disturbio, Enrique Ro-dríguez comunicó que no era un engaño ni una traición, sino un simple error.El último capítulo de la histórica lucha fnalizaría el 29 de marzo a las 18 horas con la vuelta al trabajo, al día siguiente comenzaron a correr los primeros trenes.Desgaste y privatización. La huelga de 1992Los reclamos de la huelga de 1991 fueron resueltos solo de manera transitoria, la realidad era que el ferrocarril sería privatizado, sus trabajadores despedidos en su gran mayoría, kilómetros de ramales entrarían en desuso, el aparato sindical burocratizado totalmente y uno de los gremios más combativos desestructurado laboralmente. Los planes neoliberales ya se encontraban escritos pese a la lucha y resistencia de sus trabajadores. Nos dimos cuenta de que nos habíamos desgastado, las fa-milias de muchos compañeros veían que esta iba a ser otra huelga demasiado larga, las familias comenzaron a opi-nar… la gente ya se preparó de otra forma, ya no se quedó, ya no participó tanto, empezó a buscar otro trabajo… a ver cómo podía subsistir y las cosas las vio, no las vivió. (Mario Calvo).La huelga de 1992 fue empujada por el gobierno, la em-presa y las cúpulas sindicales; no contó con las con-diciones necesarias para poder revertir esa realidad, fue llevada adelante principalmente por las líneas Roca y Sarmiento, los ramales más com-bativos; las otras líneas se mostra-ron más reticentes a acatar el paro por tiempo indeterminado. El apo-yo social no era el mismo, el famoso plan de convertibilidad, espejismo de la estabilidad económica y au-sencia de inflación, había dado sus frutos; la mayoría de los trabajadores del riel y sus familias se encontraban desgastados, des-creídos de un verdadero cambio, muchos habían opta-do por el retiro voluntario o intentaban sostener otro empleo; el Plenario de Seccionales y la Comisión de Enlace no funcionaban como el año anterior; las aspe-rezas internas entre los distintos partidos de izquierda (PO y MAS) y los fraternales se mostraban inconclu-sas, la mayoría de las empresas del Estado ya estaban en manos privadas; el conjunto de la clase obrera se encontraba fragmentado; el atentado a la Embajada de Israel conmocionó a la sociedad y mantendría ocupada la atención pública y la de los medios durante esos días, dejando en la indiferencia la represión en Plaza Cons-titución y el paro ferroviario. Uno de los huelguistas recordaba:En la primera huelga había una clara intuición de que se ganaba, por el apoyo directo de la sociedad, en la segun-da los trabajadores que eran vanguardia se dieron cuen-ta de que nos impulsaban a una derrota, porque nada de las conquistas de la primera huelga se habían cumplido, el Estado no se hacía cargo de las mejoras del ferrocarril, había poco apoyo social que ya querían que se privatiza-ra el ferrocarril (…) La segunda huelga, la del 92, fue una provocación hecha por los aparatos del Estado (la policía, el gobierno) que producen un enfrentamiento en Constitu-ción para poder meter preso a los compañeros y así tener una excusa para empujarnos al conficto. (José Tejeda).Un suceso dramático ocurre en la Línea Roca el 9 de marzo, un accidente en la Estación Glew sitúa delante de un juez, el jueves 12 del mismo mes, al guarda que debía velar por la integridad de los pasajeros en un contexto de desinversión presupuestaria para los tre-nes. Frente a esto, todos los guardas afiliados a la Unión Ferroviaria deciden negarse a despa-char los trenes que no cumplieran con las normas reglamentarias. Los pasajeros comenzaron a increpar al personal del sector Informes en el hall de la Estación Constitución de la Línea Roca, casualmente uno de los ramales más combativos; 300 efec-tivos de la Brigada Antimotines de la Policía Federal intensificaron los disturbios mediante gases lacrimó-genos y balas de goma. Entre las 22 y 24, el personal jerárquico comienza a “indicar” a los maquinistas y foguistas que debían ser apresados. Re-sultan detenidos una docena de conductores. Al día si-guiente la empresa imprime numerosos telegramas de Por otro lado, el gobierno, votado por gran parte de los fe-rroviarios, carecía de credibilidad ante el conjunto de los trabaja-dores por lo cual no se encontra-ba en condiciones de hacer una nueva concesión.En la primera huelga había una clara intuición de que se ganaba, por el apoyo directo de la sociedad, en la segunda los trabajadores que eran vanguar-dia se dieron cuenta de que nos impulsaban a una derrota (...) Boletín Nacional de Huelga N° 2.
image/svg+xmlVoces Recobradas5352Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral5352despido. “Palos y gases en Constitución” publicaba el diario Clarínen la tapa del viernes 13.32El libro de actas de la asamblea de la Seccional Km 1 no-tifcaba el descargo de los maquinistas presos: “(…) voy a contar lo sucedido, como todos saben, yo venía del otro trabajo e iba con destino a la sala de estar para dejar la ropa verde de trabajo para el otro día, cuando estaba por la mitad del andén observo que traían a tres compañe-ros detenidos (…) al preguntar por qué y presentarme como ferroviario también me detuvieron. Hablé con el comisario que estaba a cargo en esos momentos, no me acuerdo pero fue el que salió por TV y me dijo que no me haga problema que no pasa nada, que con los ferroviarios no se metían, y resulta que nos metieron presos y nos fcharon, en conclusión llegué 12.15 hs. al ferrocarril y a las 12.30 hs. estaba preso.”33“(…) Como saben el compañero Rabe está cesante y lo detuvieron cuando había despedido a la esposa en el tren N° 325, que iba a Las Flores, también fue detenido, por lo tanto él no incurrió en ninguna falta.”34Los representantes de las seccionales se entrevistan con la dirección del gremio, que se niega a defender a los trabajadores; también debaten con las autoridades de la empresa, que hace oídos sordos al reclamo. El Ministerio de Trabajo afrma no intervenir en el conficto.Vecchi analiza la situación y afrma: “La cantidad de efectivos intervinientes en la represión, la rapidez con que se presentaron en la estación, la calidad de los mis-mos (brigada antimotín), y la fereza con la que actua-ron, demuestra claramente que se hallaban en las cerca-nías del lugar preparados para ese fn. Por otro lado, la detención de los conductores que no habían participado de los incidentes y que fueron señalados por los propios jerárquicos, más la presencia de agentes infltrados en-tre los usuarios incitando la bronca; dan la pauta que tanto la represión como las detenciones formaban parte de una estrategia fríamente planifcada, aunque cueste creerlo.”35Ahí nos empujaron al paro, porque nos hicieron responsa-bles a nosotros de un paro que lo fabricó la empresa, con la complicidad de La Unión Ferroviaria (los guardas). Era una realidad que nos querían destrozar las seccionales, las Comisiones Ejecutivas, que eran en ese momento las que realmente respaldaban y defendían el ferrocarril. (Luis Fiscarelli).Paradójicamente la Comisión Directiva de La Fra-ternidad llama a un paro por 24 horas para el día 13 de marzo, ante una posible traición por parte de la directiva y una lectura poco acertada por parte de la dirección de las seccionales, el domingo 15 las fliales del Roca efec-túan una asamblea conjunta en Reme-dios de Escalada, y luego de un arduo debate, ante la falta de respuestas de las autoridades, resuelven implemen-tar paro por tiempo indeterminado desde la medianoche hasta lograr la reincorporación de los compañeros despedidos. Al día siguiente, adhie-ren a la medida algunas seccionales del Sarmiento y otras del Roca. Los ferroviarios se lanzan al conficto pese a una relación de fuerzas com-pletamente desfavorables. La del 92 fue una derrota porque hubo una entrega entre la burocracia sindical, del gobierno y los partidos políticos, y una mala lectura por parte de los sectores de la izquierda… El MAS (Movimiento al Socialismo) no supo ser una buena conducción política; no vieron los desarrollos desiguales, hicieron análisis subjetivos, hicieron análisis vanguardis-tas, fueron responsables políticos.(Luis Fiscarelli).Las jornadas transcurrieron entre debates internos, desgas-te de los dirigentes seccionales, falta de apoyo de las seccio-nales del interior y las líneas Mitre, Urquiza y Belgrano. Vecchi, uno de los dirigentes de la huelga de la Lí-nea Sarmiento recordaba en su libro: “Finalmente el 22 de abril, luego de 40 durísimas jornadas de huelga, cuando los trabajadores ya estaban hastiados de soportar tantas humillaciones, tanta soledad, y de pasar por mil necesida-des; cuando algunas seccionales ya habían desertado, y en otras eran más los afliados que trabajaban que los que es-taban parados, la mediación de algunos legisladores logró que las autoridades acepten la fnalización de la huelga y la vuelta al trabajo de algunos. Alrededor de 2.000 trabaja-dores fueron despedidos. Todos los dirigentes y delegados seccionales fueron suspendidos indefnidamente, para luego ser cesanteados una vez vencida su tutela sindical. Inmediatamente de concluido el conficto, la dirección de La Fraternidad impuso la intervención a las seccionales rebeldes. Remedios de Escalada fue borrada del mapa. Castelar fue incendiada misteriosamente.”36La huelga sirve cuando se para y nosotros paramos y los trenes andaban…(Mario Calvo).Menem había conseguido pasar la aplanadora…(Luis Poetto).Hay una banda descontrolada, que pone huevo y no se ba-jan los pantalones, esas consignas no llevaron a la derrota, esa era la vanguardia.(José Tejeda).Esa fue una huelga que no tuvo retorno, sabiendo que no-sotros veníamos de una huelga un año anterior de 45 días con un desgaste enorme, mucho sufrimiento de parte de todos los compañeros. Bueno nos obligaron, tuvimos que otra vez salir a lucha, la verdad es que no estábamos prepa-rados, estábamos bastante angustiados y con problemas. Y fue la realidad de lo que paso después, la misma Fraterni-dad fue la que marcó a la gente que echaron de todas las Comisiones Ejecutivas tanto el Roca como el Sarmiento. Se entregó el Convenio Colectivo de Trabajo, gente en la calle y el cierre de ramales.(Luis Fiscarelli).ConclusiónSi se pudiera resumir en una sola frase la conclusión de este trabajo, sería la de uno de los ferroviarios que par-ticipó del conficto “(…) el día más triste de mi vida fue cuando salí del banco con 8.000 pesos, me habían paga-do el último sueldo”. La frase encierra un sentimiento, una vivencia, porque más allá de centrarse en los aspectos políticos, económicos y sociales que atravesó el proceso de privatización del ferrocarril argentino en el marco de la im-plementación defnitiva de los planes neoliberales mene-mistas, fueron los trabajadores del riel los que pusieron el cuerpo al proceso e intentaron revertir una situación predestinada desde las cúpulas de los poderes hegemó-nicos. Trabajadores que se desgastaron en la organiza-ción y el proceso huelguista; que en su mayoría venían de una tradición familiar ferroviaria que los involucraba más allá de la defensa de la fuente laboral, también se encontraban protegiendo su identidad, su pertenencia, su historia. Trabajadores que quedaron en la calle cobrando in-demnizaciones miserables o intentando hacer valer los pesos que les dejó el retiro voluntario, poniendo peque-ños emprendimientos que durarían poco y nada. Pasando de un empleo a otro enfrentando la fexibilización laboral, la tercerización y la desocupación masiva. Algunos de ellos tuvieron que enfrentar juicios penales, acusados de incurrir en actitudes perjudiciales para el normal funcionamiento del servicio ferroviario. La empresa los comprometía de la responsabilidad que les correspondía a los gobiernos entreguistas del patrimonio social.Las huelgas fnalizaron luego de largos días de ac-ción, movilización, organización, debate, presión y des-gaste. Estas fueron tan solo algunas de las palabras que se pueden destacar de las charlas con aquellos ferroviarios en huelga. Cada uno hizo un análisis individual, con sus (…) al preguntar por qué y presentarme como ferroviario también me detuvieron. Hablé con el comisario que esta-ba a cargo en esos momentos, no me acuerdo pero fue el que salió por TV y me dijo que no me haga problema que no pasa nada, que con los ferroviarios no se metían (…) Panfeto de la época.
image/svg+xmlVoces Recobradas5554Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral5554Notas————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———1. Atilio Boron, “La sociedad civil después del diluvio neolibe-ral” en E. Sader y P. Gentili (Comp.), La trama del neolibera-lismo. Mercado, crisis y exclusión social, Buenos Aires, Clacso, 2003, p. 30.2. Perry Anderson, “Neoliberalismo: un balance provisorio” en E. Sader y P. Gentili (Comp.), op. cit., p. 17.3. Atilio Boron, op. cit., p. 35.4. Pablo González Casanova, La trama del neoliberlismo, Bue-nos Aires, EUDEBA, 1999, p. 9.5. A. Boron y M. Twaites Rey, “La expropiación neoliberal: el experimento privatista en la Argentina”, en J. Petras y V. Henry (Comp.), Las privatizaciones y la desnacionalización de Améri-ca Latina, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2004, p. 115.6. H. Fair, “La función de los medios masivos de comunicación en la legitimación de las reformas de mercado. Consideraciones a partir del caso argentino durante el primer gobierno de Carlos Menem (1989-1995)”, en Revista SAAP, Vol. 5, Nº 1, mayo 2011, pp. 106-107. Disponible en http://www.scielo.org.ar/pdf/rsaap/v5n1/v5n1a04.pdf.7. Entrevista a Mario Calvo, 55 años, exconductor del Ferroca-rril Roca, presidente y secretario de la Seccional Km 1 Consti-tución; realizada por Pamela Calvo en Cañuelas, Buenos Aires, 20 de enero de 2014.8. M. Svampa, “Los avatares del sindicalismo argentino”, en Le Monde Diplomatique, año VII, N° 91, enero de 2007, bajo el tí-tulo “Profunda ruptura de las lealtades”.9. El gobierno frma el Decreto de necesidad y urgencia Nº 2184/90 de “Reglamento del Derecho a Huelga”, que prohibía cualquier medida de protesta. El gobierno había aniquilado un derecho histórico de los trabajadores, sin embargo, el sindicalismo guardó silencio.familias, compañeros y partido político de lo sucedido y su desenlace. Para algunos la huelga de 1991 fue una victoria, por-que le habían torcido el brazo al presi-dente que todo lo privatizaba, el go-bierno fue obligado a ceder casi todas sus posiciones negociando sin que los huelguistas levantaran la medida de fuerza; no se cerró ninguno de los ramales que paró y no se pudo apli-car el decreto de limitación de huel-ga; la totalidad de los cesanteados conservaron su fuente de trabajo y el aumento salarial fue concreto. Además, la huelga tuvo un carácter profundamente democrático, dirigi-do desde las bases, poniendo presión a la dirección del gremio. La Fraternidad no perdió su personería gremial como afrmaba el Ministerio de Trabajo que ocurriría por ser ilegal. El conficto tuvo un alcance nacional, con una paralización del 90% del servicio. La contradicción usuario-huelguista, utilizada políticamente en otros con-fictos, fue desbaratada por el apoyo de la población a los trabajadores de la huelga.Para otros era un empate, se había logrado mejorar las cuestiones salariales sin ningún trabajador en la calle, pero la estructura no se ha-bía modifcado, la privatización bajo el modelo del neoliberalismo era in-minente, la huelga no había logrado extenderse a la totalidad del gremio, ha- bían quedado aislados.10. Memoria de las Privatizaciones. Subsecretaria de Admi-nistración y Normalización Patrimonial Dirección Nacional de Normalización Patrimonial. MECOM, Ministerio de Eco-nomía Finanzas Públicas. Disponible en: http://mepriv.mecon.gov.ar/Normas/666-89.htm.11. Ferrocarriles Argentinos (FA) fue una empresa pública ar-gentina que manejó la red ferroviaria argentina por 46 años, conformando un sistema integrado de transporte ferroviario. Llegó a operar una de las líneas férreas más grandes del mundo, sirviendo de punto de conexión entre pequeños pueblos del in-terior y las zonas comerciales. Durante los primeros años la em-presa recibió gran impulso, fomentando la renovación masiva del material rodante. Ferrocarriles Argentinos fue fnalmente segmentada bajo la presidencia de Carlos Menem, entre 1991 y 1993, según el tipo de transporte (cargas; pasajeros metropo-litanos; pasajeros interurbanos) y sus servicios fueron conce-sionados a empresas privadas o cancelados defnitivamente. En 1995, dado que ya no prestaba ningún tipo de servicios, Ferro-carriles Argentinos, entró en liquidación.12. Entrevista a José Tejeda, 64 años, exferroviario de la Línea Roca, realizada por Pamela Calvo en Temperley, Buenos Aires, 14 de enero de 2014.13. Comisión Directiva.14. La Fraternidad poseía control del ingreso al trabajo como consecuencia del manejo de la capacitación laboral por parte del sindicato. Esto se logró gracias a la infuencia ejercida por La Fraternidad en la elaboración de la reglamentación sobre condi-ciones de admisión a la profesión mediante pruebas de habilidad aprobadas en 1902 por la Dirección General de Ferrocarriles.15. La Fraternidad. Reglamento de elecciones internas, Buenos Aires, 1986, p 3.16. Entrevista a Luis Fiscarelli, 50 años, exferroviario de la Línea Para algunos la huelga de 1991 fue una victoria, porque le habían torcido el brazo al presidente que todo lo privati-zaba, el gobierno fue obligado a ceder casi todas sus posiciones negociando sin que los huel-guistas levantaran la medida de fuerza (...)Otros declararon que había sido una derrota, estruc-turalmente no se había modifcado nada, lo evidenciaba la derrota de la huelga de 1992 iniciada por los mismos motivos que la de 1991, con un desgaste mayor de las ba-ses y una organización más especulativa por parte de los socios del neoliberalismo para quebrar defnitivamente a uno de los últimos bastiones opositores del programa privatizador. Igualmente se puede afrmar que el conficto ferro-viario de 1991 y 1992 fue uno de los mayores esfuerzos del conjunto de los trabajadores que en circunstancias desfa-vorables, intentaron llevar adelante e impedir la consoli-dación del modelo neoliberal y la brutalidad social que lo acompañó.Entre 1991 y 1994 se produjeron cesantías, retiros voluntarios y forzados, se redujo casi a la mitad el total de los 9.200 conductores activos que tenía La Fraternidad. Aunque ofcialmente se dijo que fueron 2.400 los traba-jadores que quedaron en la calle. Se perdió casi el 50% de los trabajadores ferroviarios.Telegrama de servicio.
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Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Ar-gentinos.18. Entrevista a Luis Poetto, 57 años, exconductor ferroviario de la línea Roca, expresidente de la Seccional Km 5 Remedios de Escalada, exmilitante del MAS; realizada por Pamela Calvo en la Ciudad de Buenos Aires, 28 de enero de 2014.19. Editorial. “Paro de trenes de 48 horas; hubo 32 cesanteados por la última huelga” en Diario Clarín, Buenos Aires, 13 de fe-brero de 1991, p 3, col. 2.20. R. Vecchi, R. Ferrocarriles argentinos: crónica del saqueo y la resistencia. Imprenta del Nordeste de La Verdad, Misiones, 2012, pp. 55-56.21. Cada Seccional contaba con su Comisión Interna, tenían la libertad de tomar decisiones sin tener que rendir cuentas a la Comisión General de Gremio.22. Eduardo Alferi, “Genética del Riel” en Diario Página 12, Buenos Aires, 17 de febrero de 1991, p 13, col. 3-5.23. En primer lugar, la mayoría de los primeros obreros fe-rroviarios traían consigo las doctrinas proletarias basadas en el socialismo, anarquismo, cooperativismo y sindicalismo. Una herencia ideológica que se perpetuó en las bibliotecas de las seccionales hasta la extinción de las mismas junto con la privatización del ferrocarril en la década de 1990.24. E. Lucita, La patria en el riel. Un siglo de lucha de los trabaja-dores ferroviarios, Buenos Aires, Colihue, 1999, p 12.25. Editorial. Diario Clarín, op. cit.,p. 2, col. 1.26. Editorial. “Lo que pasa es la necesidad”. Diario Página 12.Buenos Aires, 14 de febrero de 1991, p. 4, col. 3.27. Editorial. “Tren, carrera, march. Menem amenazó a los fe-rroviarios con la militarización”. Diario Página 12, Buenos Ai-res, 16 de febrero de 1991, p. 2, col. 4.28. Editorial. “El conficto en el Parlamento”. Diario Clarín, Buenos Aires, 15 de febrero de 1991, p. 5, col. 1.29. Ibidem, p 5.30. R. Isman. “Menemismo y oposición”, en A. Iriarte (Comp), Sur, menemismo y después. Buenos Aires, Ediciones del Signo, 1998, p. 75.31. Relato de todos los trabajadores ferroviarios entrevistados.32. Clarín, Buenos Aires, 13 de marzo de 1992.33. La Fraternidad. Libro de actas seccionales. Seccional Km 1, Constitución, p. 78712.34. Ibidem, p. 7871335. R. Vecchi, op. cit.36. Ibidem, p. 193-194Bibliografía————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———Boron, A; Twaites Rey, M. “La expropiación neoliberal: el ex-perimento privatista en la Argentina” en J. Petras y H.Veltmeyer, Las privatizaciones y la desnacionalización de América Latina, Buenos Aires, Prometeo, 2004.Cena, P., El ferrocidio, Buenos Aires, La Rosa Blindada, 2008.Cresto, J., La organización gremial de los trabajadores del sub-terráneo de Buenos Aires y su resistencia a la ofensiva de la con-cesionaria sobre la fuerza de trabajo (1994-2001), Buenos Aires, CLACSO, 2010. Novick, M. “Nuevas reglas de juego en la Argentina, competi-tividad y actores sindicales” en: E. 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