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Voces Recobradas
3938
Revista de Historia Oral
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Camino a la
privatización.
Seccionales rebeldes
en lucha: las huelgas
ferroviarias
de 1991-1992
La finalización de las histó-
ricas huelgas tuvo como desen-
lace, entre otras cosas, la futura
flexibilización laboral, la precari-
zación, la tercerización, la pérdida
de mano de obra especializada y
los despidos masivos.
Introducción
Durante la década de 1990 la privatización de las fuen-
tes de trabajo fue masiva, las principales empresas del
Estado fueron puestas en manos privadas, aumentaron
el desempleo y la precarización laboral, crecieron los
índices de pobreza, hubo recortes en los derechos, re-
distribución desigual de los ingresos y el sistema de-
mocrático entró en decadencia. Pero este proceso no
se llevó a cabo sin la organización de los trabajadores
afectados, quienes defendieron sus fuentes laborales.
Este trabajo aborda la lucha de los trabajadores ferro-
viarios en contra del proceso de privatización de los
ferrocarriles argentinos.
Los trabajadores de base del Ferrocarril, las llamadas
“Seccionales Rebeldes”, llevaron adelante dos históricas
huelgas, y representaron uno de los lemas más impor-
tantes de los fraternales: “si hay cesantes paro por tiempo
indeterminado”.
político de intervención en el mercado y redistribuidor
social. En 1944 Friedrich Hayek, flósofo y economista,
amante del pensamiento liberal, escribió su texto de ori-
gen
Camino de servidumbre
, en el cual afrmaba que cual-
quier limitación del mercado en manos del Estado era un
atentado contra la libertad tanto económica como polí-
tica; expresaba, asimismo, que la igualdad social dañaba
la competencia fundamental para los
ciudadanos, diferencias necesarias
para tal fn.
A partir de la década de 1970 el
modelo keynesiano comenzó a ser
cuestionado más duramente y las
teorías del nuevo liberalismo pasa-
rían al plano de la acción político-
económica concreta; durante esta
década el mundo capitalista sufrió
una larga crisis económica producto de
la vinculación de bajas tasas de crecimiento con altas ta-
sas de infación.
La Sociedad de Mont Pélerin, logia integrada por
Friedrich Hayek y sus discípulos, responsabilizó y encon-
tró las causas de la recesión económica en el poder ganado
por los sindicatos y el conjunto del movimiento obrero, en
razón de sus reiteradas reivindicaciones salariales y sus
exiguas presiones sobre el Estado benefactor de posgue-
rra que era fexible en el aumento del gasto social y en
la escucha de las demandas laborales. Para esta sociedad
conservadora esto imposibilitaba la acumulación y el de-
sarrollo de los capitales privados.
Resolver el problema dependería de crear un Estado
fuerte y fel a los mandatos neoliberales: quebrar el poder
de los sindicatos; limitar el gasto social; estabilizar la mo-
neda; restaurar el desempleo; reducir los impuestos a las
ganancias y los benefcios.
De esta forma, la desigualdad social, tan sobrevalo-
rada por los ideólogos neoliberales, activaría nuevamente
la economía de los países vanguardistas.
Neoliberalismo en América Latina
El nuevo liberalismo se instala en Latinoamérica sin te-
ner en consideración las diferentes realidades sociales y el
desarrollo económico regional; contando con una de las
principales herramientas de sometimiento: la elite política
nacional siempre dispuesta a benefciar los intereses extran-
jeros que, a fn de cuentas, son sus propios intereses de
clase.
Pamela Calvo
Instituto Superior
del Profesorado
Joaquín V. González
El conficto duró 45 días; se inició el 14 de febrero de
1991 y paralizó a la mayoría de los servicios ferroviarios
del país. Durante su desarrollo se vivió un importante
momento de “democracia obrera”, impulsado desde las
bases; comenzó con un reclamo por los bajos salarios y
generó una dirección propia a nivel nacional, con criterio
de unidad y debate permanente, quebrantó la disposición
del gobierno que limitaba el derecho a huelga, rompió con
el modelo del sindicalismo tradicional verticalista don-
de las bases luchan por un lado y la dirección negocia a
sus espaldas por otro. Este fenómeno se manifestó en los
cuatro gremios ferroviarios, aunque fue específcamente
fuerte en las seccionales de La Fraternidad, que represen-
ta a conductores de locomotoras y trenes eléctricos.
La huelga se afrmó en importantes pilares obreros:
la asamblea permanente, el Plenario Interseccional y una
mesa de enlace o
had doc
, responsable de llevar adelante
las negociaciones, la coordinación de los planes de lucha
y las relaciones con otros gremios y organizaciones. En
la mayoría de los volantes de la huelga se podía leer la si-
guiente frase al pie: “Esta vez no habrá traición, esta vez
dirigen las bases”; haciendo referencia a la poca disposi-
ción que tenían las cúpulas sindicales de afrontar el con-
ficto y plantear un plan de lucha conjunto.
El proceso fnaliza con la huelga de 1992, luego de 40
arduas jornadas, que fue llevada ade-
lante principalmente por las líneas
Roca y Sarmiento, los ramales más
combativos; las otras líneas se mos-
traron más reticentes a acatar el paro
por tiempo indeterminado. Pero no
contó con las condiciones necesarias
para poder revertir la realidad, las as-
perezas internas entre la vanguardia
de los distintos partidos de izquierda
y los fraternales se mostraban irresuel-
tas; el Plenario de Seccionales y la Comisión de Enlace
fueron disueltos y muchos activistas optaron por el retiro
voluntario o se encontraban desgastados. El apoyo social
no era el mismo, los ferroviarios quedaron aislados, el go-
bierno venía de derrotar a las otras empresas del Estado,
el Ferrocarril Argentino era el único bastión que quedaba
haciendo frente al plan neoliberal.
La fnalización de las históricas huelgas tuvo como
desenlace, entre otras cosas, la futura fexibilización labo-
ral, la precarización, la tercerización, la pérdida de mano de
obra especializada y los despidos masivos. Además terminó
con la organización democrática e independiente del gre-
mio de maquinistas y foguistas. La vieja estructura basada
en la independencia político organizativa de la dirección
de las Seccionales por sobre la Comisión Directiva quedó
eliminada. La desestructuración de la clase trabajadora; la
destrucción y el adoctrinamiento fueron fundamentales
para imponer medidas de ajuste social poco benefciosas
para el conjunto de la sociedad; es decir, que para imponer
el proyecto privatizador y el conjunto de las reformas neoli-
berales fue necesaria la derrota de quienes se oponían.
Neoliberalismo: paradigma dominante
Orígenes del neoliberalismo
El neoliberalismo nació en una región de Europa y de
América del Norte donde dominaba el capitalismo, des-
pués de la Segunda Guerra Mundial. Surgió como fenómeno
teórico en oposición al Estado de Bienestar y su accionar
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Se dio, de esta manera, un proceso de tres décadas
diferentes y particulares. Los años 70 cuentan con la im-
pronta de gobiernos dictatoriales a lo largo y ancho de
nuestro continente, que a punta de fusil y represión abrie-
ron el camino a las recetas del neoliberalismo. Los gobier-
nos cívico-militares que abrazaron América Latina senta-
ron las bases de la doctrina de la seguridad, pobreza, sem-
bradas mediante el terror de Estado y la tortura. Pero más
aún, acrecentaron la deuda externa, el desmantelamiento
del Estado, una nueva forma de dependencia económica
y dominación política. De esta manera el neoliberalismo
iniciaría el camino de la hegemonía en los países latinos.
Los años 80 llegan de la mano de la expansiva deuda
externa y el miedo a la hiperinfación, arma de doble flo
que arriba para profundizar el modelo,
agrandar los bolsillos de las empresas
privadas y someter a la clase trabaja-
dora golpeada luego de una década
de gobiernos de facto y ausencia de
democracia.
La década se inicia con una pro-
funda crisis económica que estalla en
1982 con el
default
de México. A par-
tir de ese momento se instalan nuevas
reglas de juego económico entre Lati-
noamérica y las potencias neoliberales;
claro está, los países latinos seguían destinados a perder.
Se articulan así nuevas formas de dependencia económica,
que pasó de ser regulada y protegida a una abierta y orien-
tada hacia el mercado externo. Gracias a las presidencias de
Víctor Paz Estensoro en Bolivia (1985), Carlos Salinas en
México (1988), Carlos Menem en la Argentina (1989), Car-
los Andrés Pérez en Venezuela (1989), y Alberto Fujimo-
ri en Perú (1990); solo por nombrar algunos. De la mano
de gobernantes que en sus discursos eran completamen-
te reticentes a las políticas extranjeras, pero en la práctica
compartían de forma estrecha los intereses del capital mo-
nopólico internacional, los benefcios para las grandes cor-
poraciones trasnacionales se hicieron notables en nuestros
países. Dirigentes políticos arbitrados subjetivamente por
el Consenso de Washington, el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional; entes reguladores, vigiladores y
disciplinadores fscales del buen funcionamiento de la eco-
nomía mundial; “instituciones guardianas”
1
que giraron en
torno a la supremacía del dólar. Perry Anderson sostiene:
“Existe un equivalente funcional al trauma de la dictadura
militar como mecanismo para inducir democráticamente
y no coercitivamente a un pueblo a aceptar las más drásti-
cas políticas neoliberales: la hiperinfación”.
2
Fue así que, con la excusa de reducir el défcit y libe-
rar divisas para el pago de la deuda externa, más de 200
millones de dólares se transfrieron desde esta región a los
países del norte económico. Divisas que brotaron gracias
al costo social; la mayoría de los capitales se extrajo de los
impuestos a los bienes de consumo, el trabajo y el comer-
cio. La agudización de la pobreza, la desigualdad, el recorte
de derechos, la decadencia democrática, el desempleo y la
precarización laboral no son más que claros indicadores
para los neoliberales de que están yendo por el camino del
progreso, ecuación perfecta, sustento ideológico y justif-
cación práctica de que el fn justifca los medios.
Como afrma Atilio Boron: “Un
gobierno que paga esos sueldos de
hambre y que condena a los asala-
riados y pensionados a la indigencia,
que ha reducido casi por completo no
hacer cualquier tipo de obra pública;
que deserta de sus responsabilidades
fundamentales en materia de salud y
educación, que cierra ramales ferro-
viarios, que prácticamente ha priva-
tizado todo lo privatizable y que ni
siquiera invierte para sustituir los bie-
nes amortizados ¿Cuál es el gasto que aún le queda por
ajustar?”.
3
Respaldados en la teoría del derrame de la riqueza,
que genera efectos de difusión hacia abajo como etapa fnal
que traerá consigo el pleno empleo, la estabilidad económi-
ca y el bienestar popular; claro está, los índices económicos
advertían otros resultados, en México el ingreso bruto
nacional cayó en un 12,4% entre 1980 y 1990, la pobreza y
el salario real se redujo a un 40%, en la Argentina por otro
lado, sus ingresos cayeron en un 33%, solo para poner un
ejemplo del fracaso de estas teorías.
Pero la década de 1990 será el momento más álgido y
esplendoroso para los gurúes conservadores de las políti-
cas sociales, flósofos de la desigualdad económica y abu-
sadores políticos de la fcticia legitimación ciudadana.
El camino por estas décadas tenía una meta común:
afrmar el desarrollo económico de las elites extranjeras
y tradicionales de cada Estado en particular, también li-
berar los mercados, achicar el poder del Estado en detri-
mento de los intereses privados, afanzar la desigualdad
social, empobrecer y abatir a la clase trabajadora latinoa-
mericana en su conjunto; ya que, habría sido imposible
la implementación del programa sin la derrota y aniqui-
lación tanto física como ideológica de los movimientos
obreros y sindicales, sin derribar primero la necesidad
de la sociedad de defender sus intereses, por ser una de
las herramientas capaces de hacer frente y poner límite al
modelo neoliberal.
La implementación de este modelo político-econó-
mico se dio tanto en gobiernos dictatoriales “de facto”
como en democracia. Como afrma Pablo González Cassa-
nova: “La hegemonía neoliberal se rehace con alternancia
entre regímenes políticos y militares que no afectan su pre-
eminencia en la economía y el mercado. Militares o civiles
imponen la misma política económica”.
4
Por lo tanto, dictadura y demo-
cracia se transformaron en sinóni-
mos, en tanto políticas económicas y
sociales, la segunda aún más perver-
sa ya que contó con el velo legitima-
dor de la soberanía popular.
El neoliberalismo en la Argentina
Las políticas impulsadas por el go-
bierno menemista son la fnalización
y concreción de los ajustes y virajes
económicos, sociales y políticos que co-
menzaron formalmente con la dictadura cívico-militar
de 1976, es aquí donde el discurso privatizador comienza
con el famoso eslogan: “Achicar el Estado es agrandar la
Nación”
5
acompañada por la política social de represión,
desaparición física, desarticulación de las organizaciones
populares, terrorismo de Estado que dejaron profundas
huellas en las organizaciones de los trabajadores. Un por-
centaje de los desaparecidos eran trabajadores, activistas,
delegados o sindicalistas combativos.
La desestructuración de los trabajadores organiza-
dos, único sector capaz de oponerse a la implementación
de medidas poco benefciosas para el conjunto de la so-
ciedad, era la base fundamental para generar un futuro
consenso cívico que legitime el modelo, sentado prime-
ro sobre el terror de Estado y la violencia, luego sobre el
terror económico de la hiperinfación (la pérdida del po-
der adquisitivo de los salarios) para concluir en el terror
hacia la pérdida de la fuente laboral durante la década
menemista.
Carlos Menem llegó al poder predicando la serie de
cambios que una sociedad golpeada necesitaba escuchar,
de la mano de consignas que apelaban a la vieja tradición
populista del peronismo, como la “Revolución Producti-
va” o el “Salariazo” que prometían la revalorización de la
cultura del trabajo por sobre la especulación fnanciera;
reconstruir la riqueza nacional levantando la industria,
una redistribución de los ingresos que recuperara el mer-
cado interno y la reactivación del salario. Ganó las elec-
ciones y sin conficto ni vergüenza implementó las medi-
das más extremas de ajuste social, liberalización econó-
mica, reducción de las funciones del Estado, elitización
del poder político y ajuste de políticas sociales.
El proceso de privatización del ferrocarril se llevó a
cabo bajo la dirección técnica y fnanciera de los organis-
mos fnancieros internacionales (FMI,
BID, Banco Mundial)
a cargo del
ministro de Obras y Servicios Públi-
cos, Roberto Dromi (exintendente de
Mendoza durante la última dictadura
militar), el mismo daba a conocer el
proyecto de privatización y reestruc-
turación de los ferrocarriles elabora-
do por la consultora estadounidense
Booz-Allen y Hamilton.
Dos leyes aprobadas en el Con-
greso fueron las que abrieron camino
e hicieron posible el rápido programa de
privatizaciones. La primera, la Ley de Reforma del Esta-
do (Ley Nº 23.696/89), que autorizaba al Poder Ejecutivo
Nacional a intervenir las empresas públicas, suprimir los
directorios existentes, eliminar los órganos de control,
dividir las empresas, privatizarlas o concesionarlas. De
esta manera, se centralizaba el poder de decisión en el
Poder Ejecutivo y se eliminaban los Órganos de Control.
La segunda ley, llamada de Emergencia Económica (Ley
Nº 23.697/89), sancionada también en 1989, permitió la
detención de los subsidios a las empresas estatales, anuló
las normas que diferenciaban al capital extranjero del na-
cional, y llevó a la entrega de la propiedad nacional.
Continuando por la sanción de la Ley de Empleo,
la Ley de Accidentes de Trabajo, llega a su instancia más
concreta con el Plan de Convertibilidad, impulsado por
Domingo Cavallo. La equivalencia cambiaria de “un peso
un dólar” hizo posible que una parte de la sociedad pueda
viajar al extranjero, comprar automóviles o bienes tec-
nológicos, lo que reforzó en el “inconsciente colectivo”
que se estaba viviendo una estabilidad económica, social
y política duradera, se instalaba no solo como la ley que
Pero la década de 1990
será el momento más álgido y
esplendoroso para los gurúes
conservadores de las políticas
sociales, filósofos de la desigual-
dad económica y abusadores
políticos de la ficticia legitima-
ción ciudadana.
El proceso de privatización
del ferrocarril se llevó a cabo
bajo la dirección técnica y finan-
ciera de los organismos finan-
cieros internacionales
(FMI, BID, Banco Mundial) a
cargo del Ministro de Obras y
Servicios Públicos (...)
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terminó con la hiperinfación sino que generaba una re-
lación de igualdad con la principal potencia del mundo,
Estados Unidos.
Transformar las bases legales era una cuestión pen-
diente para los intereses privados, arrastrada desde la dic-
tadura cívico militar, que el nuevo gobierno legitimado
por un sistema democrático, en el marco de un Estado de
derecho y representativo de un amplio sector de la socie-
dad por levantar las banderas del partido peronista, podía
modifcar. Avanzar sobre el sistema jurídico le permitiría
al modelo neoliberal sostener sus políticas más allá de los
gobiernos de turno, bloqueando a largo plazo cualquier
intento por parte de un Estado soberano, la ejecución
de políticas sociales que amenacen la tranquilidad del
neoliberalismo.
Durante la década menemista,
la construcción del consenso colec-
tivo fue necesaria para que se lleva-
ra a cabo el cambio estructural; este
fue posible gracias a varios socios del
neoliberalismo: “(…) los nuevos con-
glomerados multimedios resultaron,
así, una de las más relevantes fuen-
tes de apoyo político a las reformas
de mercado implementadas por el
gobierno de Menem tras su arribo al
poder. Mediante sus críticas implacables a la inefciencia
y burocratización del Estado, que contraponían a la ef-
ciencia y superioridad intrínseca del ‘Dios mercado’, sus
principales exponentes ayudaron a generar, ya sea cons-
ciente o inconscientemente, de forma concertada o no,
una ‘ilusión de consenso generalizado’, que dejaba fuera
de discusión las tesis neoliberales”.
6
Los medios radiales, televisivos y escritos, fomenta-
ban el traspaso de las empresas que generaban pérdidas a
manos particulares. El éxito de los recursos publicitarios
tenía el objetivo de convencer al público en general de que
la crisis infacionaria se solucionaría con la privatización,
y además se dejarían de perder cantidades importantes de
dinero diariamente. El gobierno de Carlos Menem lan-
zaba campañas prometiendo que con el dinero ahorra-
do por los costos ferroviarios, el Estado podría construir
hospitales, escuelas y caminos; periodistas locales como
Bernardo Neustadt y Mariano Grondona realizaban una
crítica feroz a la inefciencia de los servicios públicos, su-
brayando la pérdida del millón de pesos anuales que pro-
vocaba el Ferrocarril Argentino:
(…)
Seguramente que
económicamente el ferrocarril
da déficit, es así no hay otra,
pero no pasa solamente acá,
pasa en cualquier lugar del
mundo que tenga desarrollo
ferroviario, tienen déficit
(...)
el
ferrocarril es un bien social.
na eran la agroindustria y los bancos. Techint, encabezó
el consorcio que se hizo cargo de la concesión del Ra-
mal Rosario-Bahía Blanca (una de las rutas comerciales
de granos más productiva, y con una amplia expansión
de vías férreas); Aceitera Deheza, miembro del pool del
aceite de soja, lideró la concesionaria que se hizo cargo
del corredor de la Línea Mitre; Loma Negra, monopolio
del cemento en manos del grupo Fortabat en ese tiempo,
se adueñó del ramal de la Línea Roca e IMPSA (energía
eléctrica) con el grupo Pescarmona, se puso a la cabeza de
la concesionaria Buenos Aires-Pacifco a cargo de los ra-
males del Ferrocarril Sarmiento y ramales del San Martín
para vender luego su parte al grupo brasileño Ferrovías
do Sul en 1999.
Solo quedó para el Estado el servicio de cargas en
el Ferrocarril General Belgrano. Los
trenes interurbanos (desde Capital
al interior) cayeron en el desuso en
su gran mayoría y los trenes urbanos
fueron entregados a consorcios inte-
grados por los grandes propietarios
de las líneas de colectivos agrupados
en la Federación Argentina de Trans-
portes por Automotor de Pasajeros
(FATAP).
El gobierno de la década “neoli-
beral” desintegró el sistema único, des-
vinculó entre sí a los trenes de pasajeros urbanos con los
de larga distancia y a estos de los que transportan cargas,
abandonó o levantó vías en forma masiva.
11
La lógica de
esta conducta fue la entrega de los ramales más rentables
a los negocios capitalistas vigentes o en ascenso, la liqui-
dación del défcit y el mantenimiento de servicios de pa-
sajeros que no era posible eliminar por ser un transporte
masivo de pasajeros pero se lo consideró como un sistema
de apoyo, carente de toda inversión, y por lo tanto, conde-
nados a un desguace progresivo.
Ante la liquidación de Ferrocarriles Argentinos se
creó una nueva empresa, denominada FEMESA o Fe-
rrocarriles Metropolitanos SA, que comenzaría a dedi-
carse a la administración, operación y racionalización de
servicios en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Fe-
rrocarriles Argentinos, por su parte, continuaba a cargo
del transporte de cargas (cuya privatización ya se estaba
gestando) y pasajeros en los tramos de mediana y larga
distancia, aunque el Decreto N° 1168/92 ya propiciaba
el traspaso de este último servicio a las provincias para
(…) Seguramente que económicamente el ferrocarril da dé-
fcit, es así no hay otra, pero no pasa solamente acá, pasa
en cualquier lugar del mundo que tenga desarrollo ferro-
viario, tienen défcit, pero depende del lado donde lo mires,
porque por ejemplo de acá nosotros llevábamos agua pota-
ble a Pipina, al lado de Mar del Plata, la trocha es el único
medio de comunicación que hay en el sur, el correo, para la
época no había otra forma de comunicación… con todas
las funciones que cumple o que cumplía el ferrocarril no
da, no es pérdida… el ferrocarril es un bien social
. (Mario
Calvo).
7
Otro importante factor para la implementación de las
medidas de desregulación y ajuste estructural, también
en el mercado laboral, fue el rol de las
cúpulas sindicales, que se asociaron,
aceptaron y promovieron de manera
estrecha los intereses de las empresas
privatistas y no los intereses de los
trabajadores.
Maristella Svampa dirá que
con la llegada de Carlos Menem y
la fnalización de modelo nacional-
desarrollista se produjo un impor-
tante cambio en el mundo sindical
tradicionalmente peronista que bus-
có nuevos espacios de intervención, de reconfguración
estratégica y fnes.
8
De manera general, fue la obtención
del control monopólico de la representatividad sindical
y la obtención de subsidios para las obras sociales lo que
aseguró la complicidad en las privatizaciones. La direc-
ción sindical en convivencia con el gobierno accedió en el
disciplinamiento y la desestructuración de la lucha de los
trabajadores; permitieron los despidos masivos, el retiro
voluntario, las jubilaciones anticipadas, la extensión de
las jornadas laborales sin salario acorde, la desocupación
y la ilegalidad de la huelga.
9
Víctor Donadío, presidente de La Fraternidad desde
1988 hasta la asunción de Menem, había intentado desde
ese puesto embarcar la organización en la “Mesa de En-
lace Gremial Menem Presidente” utilizando los fondos de
los trabajadores.
Un año antes de la asunción de Carlos Menem, la
Unión Ferroviaria, uno de los cuatro gremios del riel, re-
forma su estatuto que elimina la democracia interna de
esa institución y eterniza en la directiva del gremio a José
Luis Pedraza. La modifcación tenía el objetivo de aliar-
se con la empresa para introducir el plan de concesión y
privatización de los ferrocarriles, ideado por Terragno,
ministro de Obras y Servicios Públicos.
El gobierno les brindará la posibilidad de participar
como “sindicatos empresarios” a partir del manejo de un
porcentaje cercano al 10% de las acciones de las empre-
sas privatizadas. A cambio de esto, Menem pidió que se
apruebe el Proyecto de Ley de los topes indemnizatorios
y las Leyes de Flexibilización Laboral. En este contexto,
los sindicalistas cercanos al régimen aprobaron dichas
medidas.
Una parte importante de los trabajadores no se sin-
tió representada ni sus derechos defendidos. Será el caso
de los trabajadores ferroviarios, los del gremio de con-
ductores particularmente, que iniciaron las importantes
huelgas de los años 1991 y 1992, sin
respetar las directivas de La Frater-
nidad; las bases serían denominadas
por los medios y la cúpula sindical
de maquinistas y foguistas como
“Rebeldes”.
La privatización
En materia ferroviaria específca-
mente, el proceso privatista o de
concesión más concreto se inició con
el Decreto 666/89, frmado en 1989, el
artículo 4° del mismo establecía cual sería la modalidad
de concesión para Ferrocarriles Argentinos: “Dispónese
la ejecución de la Ley N° 23.696 en FERROCARRILES
ARGENTINOS por la modalidad de Concesión Integral
de Explotación de las líneas de la Red Ferroviaria Nacio-
nal. Se entiende por Concesión Integral de Explotación
aquella en la cual la concesionaria asume, en el sector ob-
jeto de la contratación la explotación comercial, la opera-
ción de trenes y atención de estaciones, el mantenimiento
del material rodante, infraestructura y equipos y todas las
demás actividades complementarias y subsidiarias. En los
casos en que no sea posible implementar la Concesión In-
tegral de Explotación se recurrirá a concesiones parciales
de servicios”.
10
Se decretaba así el objetivo de dejar en ma-
nos de las empresas concesionarias el manejo de todas las
variables técnicas, comerciales y económicas del negocio.
El centro de interés de los futuros grupos privatistas
fue el transporte de cargas, en particular los corredores
de granos y el aprovechamiento de las oportunidades
planteadas por el Mercosur, cuyos líderes en la Argenti-
El gobierno de la década
“neoliberal” desintegró el siste-
ma único, desvinculó entre sí a
los trenes de pasajeros urbanos
con los de larga distancia y a
estos de los que transportan
cargas, abandonó o levantó vías
en forma masiva.
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que se hicieran cargo de su prestación o seleccionaran a
un concesionario privado para operario. A raíz de eso,
en enero de 1993 el gobierno bonaerense creó la Unidad
Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial (UEPFP),
conocida con el nombre comercial de Ferrobaires. Para
reducir el precio de las empresas públicas y facilitar su
venta, las mismas fueron desmanteladas. Los nuevos mar-
cos regulatorios fueron casi inexistentes y los requisitos
impuestos a las frmas ofertantes fueron tales que solo que-
daba espacio para que se presentaran los grandes grupos
económicos nacionales y extranjeros.
Mientras tanto, se producía una drástica reducción
del personal, haciendo uso de las opciones de retiro vo-
luntario o la reinstalación del personal sobrante en otras
áreas de la administración. Finalmente, el 10 de marzo
de 1993, mediante un decreto del pre-
sidente Menem, desaparecieron en
forma masiva los trenes de pasajeros
que unían el territorio.
Los ramales cerrados implica-
ron no solo la pérdida de empleos
valiosos, sino inclusive la desapari-
ción completa de pueblos que vivían
gracias a ellos. Para las provincias del
interior, el ferrocarril era un elemen-
to clave para superar el aislamiento y la
incomunicación que las distancias por sí solas producen,
no es difícil imaginar que un pueblo por el que pasa el
ferrocarril puede aprovecharlo ventajosamente y crecer
gracias a este. En los 90 todo cambió, el tren cerró, no
porque no tenga utilidad, sino porque no daba ganancia,
y así los pueblos dependientes del ferrocarril fueron for-
zados a desaparecer.
Esta vez no habrá no traición, esta vez diri-
gen las bases. Últimas huelgas ferroviarias
de 1991-1992
Estas fueron las últimas huelgas ferroviarias, considera-
das de esa manera, ya que luego de la privatización del
servicio por parte del gobierno menemista en relación
con las políticas económicas del neoliberalismo, no se
convivió con una manifestación de lucha tan importante
para los trabajadores del ferrocarril.
Inmediatamente después de fnalizado el duro con-
ficto comienzan la desarticulación y desorganización de
uno de los gremios más combativos del riel.
La fnalización de las históricas huelgas tuvieron
como desenlace, entre otras cosas, la futura fexibiliza-
ción laboral, la precarización, la tercerización, la pérdida
de mano de obra especializada y los despidos masivos. los
testimonios de los ex trabajadores ferroviarios aportan
una mirada desde el interior del conficto:
(…) Cuando perdía un millón de pesos mantenía 86 mil
familias, cuando se privatizó, el Estado pagaba aún más
en subsidios y mantenía 17 mil familias. Recibía más
subsidios y alimentaba menos familias.
(José Tejeda)
12
El Plenario de Seccionales fraternales informaba que el
día 8/8/91 la Comisión Directiva
13
de La Fraternidad ha-
bía frmado con la empresa Ferroexpreso Pampeano SA
(concesionaria del corredor Rosario-Bahía Blanca e Ing.
White-Huinca Renancó) un llamado
“CONVENIO MARCO” que deter-
minaba las condiciones futuras la-
borales, que no eran otra cosa que la
destrucción de la carrera fraternal y
el actual escalafón; había sido frma-
do a espaldas de las bases luego de los
45 días de huelga del mismo año. El
convenio representaba:
• La eliminación de las categorías a
aspirante y ayudante de conductor. Los
ascensos y promociones serían manejados por la patro-
nal.
14
• El establecimiento de “tarea múltiple” y “fexibilidad
funcional”, es decir que el conductor tendría que realizar
cualquier tipo de tareas diferente a su trabajo específco
(cambista, guardabarrera, etcétera).
• La conformidad de “recargo obligatorio”, el conductor
tendría que seguir trabajando hasta tanto la empresa no
le mande un reemplazo, por ejemplo trabajar 16 horas co-
rridas.
• La aceptación de la modalidad de “contratos tempora-
rios” para cubrir picos de actividad, que generaba una
mano de obra de reserva.
• Además fnalizará con la organización democrática e inde-
pendiente del gremio de maquinistas y foguistas. La organi-
zación democrática se manifestaba en el art. 3 “Condiciones
para ser candidato” donde se afrmaba que para perte-
necer a la Comisión Directiva del gremio se necesitaba:
a) Tener como mínimo un año continuado de antigüedad
como socio. Esta exigencia no regirá para quienes hayan
desempeñado cargos anteriormente. b) Para cada miem-
bro de Comisión Electoral y Comisión Ejecutiva deberá
tener, como mínimo dos años en la profesión. c) Para cada
miembro de Comisión de Reclamos, Asamblea General y
toda otra elección general, deberá contar, como mínimo,
con cuatro años de profesión. Reglamento de Comisiones
internas. Buenos Aires 1986.
15
La vieja estructura basada
en la independencia político-organizativa de las direc-
ción de las Seccionales por sobre la Comisión Directiva
quedará eliminada, así como la posibilidad de acceder a
puestos gerenciales por parte de los trabajadores que con-
taban con un solo año de trabajo dentro de la empresa,
como la elección de delegados desde las bases (que será
modifcada por una elección a dedo desde la dirección
sindical), según lo describe Mario:
No existe más la Comisión Seccional,
con su presidente, secretario y vo-
cales, hoy hay un delegado cada 60
ferroviarios elegido por el gremio. Se
eliminó el Reglamento de Elecciones
Internas, no se elige más a personas,
ahora se arman listas… lo único que
se mantiene en la Comisión de Recla-
mo como nexo entre la Dirección y las
bases
. (Mario Calvo).
Por otra parte:
Se frmó la anulación del Convenio Colectivo de Trabajo,
en la actualidad hay conductores que están haciendo gan-
cho o están enganchando trenes, se perdieron conquistas a
nivel fraternal a nivel ferroviario, no existen más un mon-
tón de estaciones, jefes de estaciones, no existen más cam-
bistas. Fue un plan muy bien orquestado con complicidad
de los mismos gremios ferroviarios
. (Luis Fiscarelli).
16
En otra declaración la Comisión de Prensa del Plenario
de Seccionales afrmaba al público usuario que la priva-
tización implicaba el levantamiento de estaciones, el au-
mento de tarifas, la reducción de frecuencia de los trenes,
la clausura de ramales y el abandono del rol social del
transporte público.
La puesta en marcha de las medidas menemistas co-
menzó en 1989. A fnales de ese mismo año se conoció
la decisión de la empresa de transferir 1.500 empleados
representados por APDFA
17
a la DGI (Dirección General
Impositiva) provocando la reacción del gremio en con-
secuencia. Comenzaron a realizarse asambleas y movi-
lizaciones; el 11 de enero de 1990 se realiza una masiva
marcha a Plaza de Mayo desde el Congreso Nacional.
El acontecimiento sirvió para acordar acciones conjun-
tas entre los diferentes gremios del riel. Paralelamente se
anunciaba la frma de los Decretos Nº 44, 45 y 47/90 con
las siguientes medidas: Suspensión o licenciamiento hasta
llegar a la edad de jubilación de todo el personal ferrovia-
rio mayor a 62 años. Transferencia de 1.500 empleados
jerárquicos a la DGI, en calidad de comisión, sin defnir la
situación posterior de los mismos. Despido de otros 1.500
trabajadores ferroviarios. Eliminación de servicios inter-
urbanos de pasajeros.
Los dirigentes seccionales ponen en marcha un plan
de lucha. Convocan una marcha para la derogación de los
decretos que convocó a 2.000 manifes-
tantes.
Conjuntamente se lanzaron los
llamados “Trenes de la Resistencia”
en donde a cada llegada de estación
se realizaban actos con la presencia
de legisladores, dirigentes políticos y
la población, permitiendo la difusión
y la toma de conciencia de la lucha de los
ferroviarios.
Lamentablemente, la oposición a las medidas gu-
bernamentales no tuvo el desenlace esperado, los em-
pleados jerárquicos de APDFA fueron trasladados,
aunque sí se logró rechazar el decreto de reducción de
servicios que afectaba a la mayoría de maquinistas y se-
ñaleros. También quedó en suspenso el despido de los
1.500 trabajadores.
(…) Cuando perdía un mi-
llón de pesos mantenía 86 mil
familias, cuando se privatizó,
el Estado pagaba aun más en
subsidios y mantenía 17 mil
familias. Recibía más subsidios y
alimentaba menos familias.
No existe más la Comisión
Seccional, con su presidente,
secretario y vocales, hoy hay un
delegado cada 60 ferroviarios
elegido por el gremio.
Convocatoria a la marcha.
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Voces Recobradas
4746
Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
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Seccionales rebeldes en lucha:
45 días de huelga 1991
La huelga ferroviaria que se inició el 14 de febrero y fna-
lizó el 22 de marzo de 1991,
se impulsó desde las bases,
comenzó con un reclamo salarial que rompió con el mo-
delo vertical del sindicalismo tradicional de las bases que
luchan y la dirección que negocia; la resolución que llevó
a la huelga de 45 días fue tomada por las 60 seccionales
de La Fraternidad, sin el apoyo real de la conducción del
gremio. Sí contaron con la participación de sectores de
la Unión Ferroviaria y de los señaleros. La movilización
estuvo motorizada por la reivindicación salarial, sin que
alcanzara a quebrantar defnitivamente
la política de fondo del gobierno me-
nemista en cuanto al proceso de pri-
vatización y reestructuración ferro-
viaria en marcha en esos momentos.
Luis Poetto, dirigente de la Lí-
nea Roca y militante del MAS, afr-
mará que:
(…) Solo un pequeño grupo hacía hin-
capié en profundizar esa causa. Unos
pocos dirigentes nos planteábamos, sin
llegar a ser completamente público, la posibilidad de ganar
el gremio, para desde el sindicato enfrentar la privatiza-
ción.
(Luis Poetto).
18
Las bases demostraban una inquietud por los bajos sa-
larios y la incapacidad o poca escucha de los reclamos
por parte de la dirigencia sindical; algunas seccionales
reclamaban un plan de lucha escalonado y de aplicación
inmediata.
El secretario de la Seccional Km 1 manifesta:
La del 91 inicia por un tema salarial, aparte de la priva-
tización, pero más que nada salarial. Nosotros teníamos
un sueldo paupérrimo, no nos alcanzaba ni para comer,
las bases estaban enloquecidas, La Fraternidad no hacía
nada. Se iban haciendo asambleas en todas las secciona-
les, todas las seccionales tenían mandato de ir a combatir,
como quien dice a mostrar los dientes.
(Luis Fiscarelli).
Gerardo Kaisen, secretario de la seccional Temperley de
la Línea Roca, comentaba al diario
Clarín
: “La medida
inorgánica se tomó por los bajos sueldos
y el desmantelamiento de la empresa
que lleva adelante el gobierno.”
19
Roberto Vecchi, exferroviario de
la Línea Sarmiento describirá en su li-
bro: “Por esa época el desfasaje salarial
de los ferroviarios alcanzaba el 177%
y se pronosticaba para enero una in-
fación del 8%, la caída estrepitosa de
los salarios no era un hecho casual
ni menor, era la clave de la estrategia
política del Gobierno. Los salarios ba-
jos tenían el doble propósito: por un lado reducir el défcit
fscal; pero por otro el mecanismo ideado para despedir
personal con el menos costo posible y así avanzar con los
proyectos de privatización.”
20
Luis Poetto, presidente de la seccional Remedios de
Escalada, en aquella época afrmaba que las causas del
conficto eran varias y jugaron tanto a favor como en
contra. La infuencia de un partido con mucha fuerza por
aquellos años el MAS; el relevo generacional en la línea
que asumieron la presidencia y secretaria de las secciona-
les jóvenes de 30 años que se habían formado juntos en los
cursos para maquinistas.
Este fenómeno se manifestó en los cuatro gremios
ferroviarios, aunque fue particularmente fuerte en las
seccionales de La Fraternidad del Gran Buenos Aires,
conductores de locomotoras y trenes eléctricos.
Se trataba de compañeros con poca o ninguna expe-
riencia, pero con mucha confanza en sus propias fuerzas
y sobre todo empujados, permanentemente, por la base
que los había elegido.
El diario
Página 12
intentando explicar la actitud
combativa de aquellos jóvenes que habían iniciado la
huelga a espaldas del sindicato saca un articulo llamado
“Genética del riel”; se encontraban las causas en la liber-
tad, democracia y participación de todos los fraternales
como marcan los estatutos.
21
A partir de 1970 se comen-
zó a realizar un traspasamiento generacional, por eso se
explica el bajo promedio de edad de los dirigentes de la
huelga, un promedio de 35 años, estos eran los hijos de
los impulsores de la huelga del 61, afrmaba Ernesto Jai-
me. “(…) el propio convenio colectivo de los fraternales
establece que cada 10 integrantes al curso de conductor
de locomotoras, siete tienen que ser hijos de maquinistas,
dospueden ser descendientes de ferroviarios en general y
solo uno es hijo de cualquier vecino”.
22
Ingresé en el año 81, el 5 de marzo del
81, vengo de una familia ferroviaria,
mi abuelo es jubilado ferroviario, mi
padre es jubilado ferroviario, entré
con 16 años de aprendiz, en la huel-
ga yo tenía 27 o 28 años. En el 91 era
secretario de seccional, en el 92 presi-
dente.
(Luis Fiscarelli).
Entré al ferrocarril a los 19 años. A los
18 años mi viejo me hizo llenar la soli-
citud. Había un escalafón, el 75% de los ingresantes eran
hijos de ferroviarios, estaban en el convenio 26/75. Estuvo
en vigencia hasta que se privatizó
. (Mario Calvo).
Otra de las causas que rescataba el artículo era la tradi-
ción independiente y combativa del gremio,
23
no hubo
gobierno que no fuera desafado por los fraternales; tanto
el gobierno peronista como la última dictadura sufrieron
la oposición de los trabajadores del riel.
Eduardo Lucita afrmaba en su libro: “Durante las
primeras tres cuartas partes del siglo que está concluyen-
do ningún acontecimiento sindical de trascendencia po-
lítica pudo prescindir de la participación de los gremios
ferroviarios. Los grandes confictos sociales, así como las
huelgas generales, que se sucedieron en el país desde f-
nes del siglo pasado, tuvieron siempre a los trabajadores
ferroviarios, de una u otra manera, entre sus principales
protagonistas.”
24
Ante la inoperancia de la Comisión Directiva de La
Fraternidad, que había acordado con la empresa, a espal-
das de los afliados, un ajuste salarial del 6%, un conjunto
de seccionales con dirigentes notorios reclama un plan de
lucha escalonado y de aplicación inmediata; convocan a
un paro por 24 horas para el 5 de febrero de 1991 y otro
por 48 horas para los días 13 y 14 de febrero. La Comi-
sión Directiva decide llamar a huelga recién para el 18 del
mismo mes, en cumplimiento del decreto reglamentario
del derecho de huelga, pero el paro del día 5 es altamente
exitoso.
Fue así que para la fecha fjada todos los servicios
suburbanos de las líneas Roca y Sarmiento, así como al-
gunos ramales del Mitre cesaron sus actividades, inme-
diatamente la conducción sindical no apoya las medidas
de fuerza y tilda a las seccionales en huelga de “Rebeldes”,
como luego las identifcará la prensa y el gobierno. Dice
un editorial de
Clarín
: “Un comunica-
do frmado por el subsecretario de
Trabajo; Enrique Rodríguez señaló
que los paros inorgánicos violaron el
Decreto 2184/90, que reglamentaba
el derecho de huelga y la Ley 14.786,
que establece el procedimiento de la
acción.”
25
Los huelguistas afrmaban que
el plan de lucha sin la aprobación
del gremio era necesaria, ya que la
dirección había aprobado en la última
asamblea nacional de delegados, según lo publicado por
Página 12
: “‘Protestar dentro de la legalidad’ entendien-
do que eso signifcaba conciliación obligatoria, arbitraje,
el decreto antihuelgas. No hay tiempo de espera cuando
uno no llega a fn de mes. La única ilegalidad que tenemos
nosotros es la de nuestro plan de lucha.”
26
El gobierno responde, casi rutinariamente, 32 traba-
jadores son despedidos por el paro del día 5 de febrero.
La empresa se sentó a negociar con la Comisión Directi-
va de los cuatro gremios para ofrecer una incorporación
La del 91 inicia por un tema
salarial, aparte de la privatiza
-
ción, pero más que nada salarial.
Nosotros teníamos un sueldo
paupérrimo, no nos alcanzaba ni
para comer, las bases estaban
enloquecidas, La Fraternidad no
hacía nada.
(...) vengo de una familia
ferroviaria, mi abuelo es jubilado
ferroviario, mi padre es jubilado
ferroviario, entré con 16 años
de aprendiz, en la huelga yo
tenía 27 o 28 años. En el 91 era
secretario de seccional, en el 92
presidente.
Boletín Nacional de Huelga
N° 2.
Boletín de Huelga
N° 4.
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Voces Recobradas
4948
Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
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Llegó un momento en que
el propio presidente Menem no
reconocía la Comisión Directiva
de La Fraternidad, porque vamos
a ser sinceros, no nos maneja
-
ban, se respetaba el mandato de
asamblea más allá de las intima
-
ciones que llegaban del Ministe
-
rio de Trabajo y La Fraternidad.
salarial de 250.000 australes, el problema es que le costa-
rá encontrar con quién negociar. Las cúpulas sindicales
reconocen estar atrapados entre el desborde de las bases
y la negativa del gobierno. Ernesto Jaime, titular de La
Fraternidad, afrmaba a
Página 12
: “Nosotros somos la
mortadela del sándwich.”
27
Llegó un momento en que el propio presidente Menem no
reconocía la Comisión Directiva de La Fraternidad, por-
que vamos a ser sinceros, no nos manejaban, se respetaba
el mandato de asamblea más allá de las
intimaciones que llegaban del Minis-
terio de Trabajo y La Fraternidad
.
(Luis Fiscarelli).
La medida de fuerza por 48 horas
fue tomada durante una asamblea de
unos 1.200 trabajadores de La Fra-
ternidad, a la que se sumaron Unión
Ferroviaria y Señaleros en el hall de
Plaza Constitución.
Los paros previstos para los días 13 y
14 comienzan con la misma adhesión y
la particularidad de constituir un fondo de huelga. En la
seccional de la Línea Roca Km 1 (Constitución) este fon-
do había comenzado dos años atrás, previniendo futuros
acontecimientos desfavorables
. (Mario Calvo).
El 14 de febrero, 26 seccionales inician la huelga por tiem-
po indeterminado, cuando llega la confrmación de los
primeros despedidos, se aplica el principio “sagrado” de
los fraternales impulsado por las asambleas de base “ante
el primer despido, paro por tiempo indeterminado has-
ta su incorporación”. Se inicia de esta manera uno de los
últimos y politizados confictos de los trabajadores ferro-
viarios “la huelga de 45 días”.
Cuando se resuelve el paro, el gobierno lo primero que hizo
fue echar gente, entonces ante esa realidad, había mandato
del Congreso General, donde se especifcaba que ante cual-
quier compañero echado por cualquier tema gremial, como
un paro, automáticamente tiene que parar toda La Frater-
nidad.
(Luis Fiscarelli).
Ese mismo día, dirigentes de la huelga buscaron “com-
prensión y apoyo en la Cámara de Diputados. Allí se
dirigieron Norberto Orlando (Unión Ferroviaria), Luis
Poetto (La Fraternidad) y Jorge Rosales (Señaleros).
28
El
presidente de la Cámara no los recibió aunque un grupo
de opositores al gobierno presentó un pedido para que
no haya despidos. El proyecto fue llevado a votación y no
hubo tratamiento por falta de quórum.
El diario
Clarín
del 15 de febrero informaba que la
gravedad del conficto trajo la dureza por parte del go-
bierno que despachó 100 telegramas de despido, la em-
presa Ferrocarriles Argentinos avisaba que ya tenían lis-
tos otros 100 telegramas más.
Al día siguiente, a través de lla-
mados telefónicos y viajes de delega-
dos al interior de Buenos Aires, co-
mienzan a entrar en el conficto otras
numerosas seccionales.
Vecchi, relata que en: “el recinto
de Constitución el periodismo pudo
apreciar la magnitud de la rebelión.
Estuvieron representadas 38 seccio-
nales de la Fraternidad, que según los
coordinadores de la huelga contiene
a 6.000 conductores y ayudantes, o el
70% del gremio. Cuatro fliales de la aso-
ciación de señaleros más cuatro seccionales de la Unión
Ferroviaria.”
Con ese panorama, el presidente de la empre-
sa Eduardo Nava admitió que les habían parado casi
todo. Descartando que sea un movimiento liderado
solo por la izquierda, afirmó que se trataba de un
gremio con tradición combativa y orgulloso de su
tradición.
En este mismo recinto las seccionales resuelven
por unanimidad ratificar el paro por tiempo indeter-
minado, dejando claro que no intercambiarán cesantes
por salarios y que defenderán a todos los despedidos.
Por otro lado también resuelven que se sumen otras
organizaciones sociales, gremiales, estudiantiles y po-
líticas.
El diario
Clarín
grafcaba el grado de paralización
al que había llegado el servicio público hasta ese mo-
mento.
29
Paralelamente la dirigencia de la CGT Azopardo
mantiene distancia con respecto al conficto. Declaran
legítimo el conficto pero no la metodología.
Mario Calvo, presidente de la seccional Km1 y con-
ductor ferroviario, analizaba la situación y decía:
Cuál era el problema, nosotros no obedecíamos a los di-
rigentes, nosotros estábamos por encima de la dirigencia,
era una mala palabra lo que estábamos haciendo nosotros.
Para cualquier gremio, para cualquier secretario general,
lo que estábamos haciendo nosotros era una cosa de locos,
nosotros estábamos desobedeciendo al gremio madre, no-
sotros no respetábamos al sindicato, no obedecíamos las
directivas
. (Mario Calvo).
La forma en que se organizaron las seccionales rebeldes
era absolutamente democrática y horizontal, las mismas
decidían la orientación en asambleas de cada una de ellas,
los delegados llevaban las directivas de cada seccional al
plenario de seccionales, y de allí se autorizaba a la comi-
sión de enlace para ejecutar lo resuelto por los trabaja-
dores. Sostiene Isman: “El movimiento ferroviario logró
sostener la pelea con el gobierno durante más de 45 días
porque trascendió la dinámica corporativa al lograr la
simpatía de vastos sectores de la población, sensibilizada
por la liquidación del ferrocarril.”
30
La huelga se apoyaba en dos cimientos obreros im-
portantísimos: La Asamblea y el Plenario de Seccionales.
Todo se discutía y se votaba en asambleas absolutamente
democráticas, en las que también se designaban delega-
dos con mandato para representarlas en el Plenario, que se
realizaba periódicamente en un lugar rotativo de reunión.
Además, se había nombrado una Mesa de Enlace
ad hoc
,
responsable de llevar adelante las negociaciones y las re-
laciones con otros gremios y organizaciones. Esta Mesa
estaba obligada a informar, exhaustivamente, sobre todas
sus actividades, y sus miembros eran revocables por sim-
ple mayoría de votos en asamblea. En la mayoría de los
volantes de la huelga se podía leer la siguiente frase al pie:
“Esta vez no habrá traición, esta vez dirigen las bases”.
31
Aun los usuarios del conurbano bonaerense para
quienes la huelga signifcaba un grave inconveniente en
términos de costo de transporte, aumento del tiempo de
viaje, etcétera, no se lanzaron a enfrentar agresivamente a
los huelguistas (en este primer conficto), los trabajadores
salían diariamente a enfrentar las largas colas de espera
junto a los colectivos, recibiendo generosamente las cola-
boraciones para el fondo de huelga.
Las tareas asumidas fueron innumerables: impulsar
el Fondo de Huelga con alcancías en puertas de fábricas,
empresas y universidades, recolectar alimentos, editar
y distribuir volantes y comunicados, garantizar la asis-
tencia a asambleas y plenarios, organizar marchas, peñas
y festivales para mantener el espíritu de la huelga. Sur-
ge desde el interior de la asamblea iniciar una huelga de
hambre, que fue llevada adelante por nueve ferroviarios
comenzando activamente el 21 de marzo hasta la fnali-
zación del conficto. Todas las líneas salvo el Roca apor-
taron huelguistas.
Mario Calvo relataba que el ánimo era tal que tres
compañeros de una de las seccionales del interior de la
Línea Roca, donde el fondo de huelga dependía de las sec-
cionales céntricas y más organizadas, habían vendido un
auto con tal de no entregarse ante la presión por la falta
salario.
Se realizaron actos frente al Obelisco con el apoyo de
las Madres de Plaza de Mayo, el objetivo era generar un
canal de participación para las bases en huelga, impactar
sobre las Seccionales del interior, fortalecer el fondo de
huelga. Las familias comenzaron a participar en la orga-
nización de festivales y bailes.
Boletín Nacional de Huelga
N° 2.
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Voces Recobradas
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Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
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Se emite el primer Boletín de Huelga editado por la
Comisión de Prensa del Plenario de Delegados. Por otro
lado los diputados de Izquierda Unida-MAS, Luis Za-
mora y Silvia Díaz, donaron su dieta del mes de febrero
al fondo de huelga; la acción fue seguida por el senador
Oraldo Britos del Partido Justicialista.
El gobierno a través del Ministerio de Trabajo co-
mienza a tener más fexibilidad, se muestra dispuesto a
charlar con los dirigentes huelguistas siempre y cuando
se suspenda el paro por tiempo indeterminado, ofrece
reintegrar a los cesantes y dar un aumen-
to de 500.000 australes. Los ferrovia-
rios desconfían del ofrecimiento y
continúan con la huelga.
Siguen llegando cesantías y
amenazas por parte del gobierno de
cerrar todos los ramales, de aumen-
tar el salario de aquellos trabajadores
que no habían adherido al paro, con
el claro intento de buscar un quiebre
interno entre los compañeros.
Varios legisladores, políticos, gremialistas, intelec-
tuales y defensores de los derechos humanos publican
una solicitada reclamando al gobierno la solución del
conficto ofreciéndose como mediadores. Todo demos-
traba que el conficto tenía que llegar a una defnición;
las bases, si bien se proponían y lograban nuevas medidas
de lucha para que no se cayera la huelga, se encontraban
desgastadas. Por otro lado, el gobierno, votado por gran
parte de los ferroviarios, carecía de credibilidad ante el
conjunto de los trabajadores por lo cual no se encontraba
en condiciones de hacer una nueva concesión. Igualmen-
te la empresa proponía una última oferta, un aumento de
más del 100% (la cual no alcanzaba a superar el reclamo
de los 2 millones de australes para la categoría más baja)
y la prestación de un recurso ante Ferrobaires Argentinos
que implicaba la vuelta al trabajo de todos los cesantes.
El jueves 28 de marzo, luego de 44 días de huelga, se
realiza un Plenario en la sede de la seccional Retiro de la
Línea San Martín, la mayoría de los delegados acudían con
la moción de aceptar la propuesta de la empresa, los dele-
gados de la Línea Roca se resistían a levantar la huelga pero
aclaraban que acatarían la decisión de la mayoría. Luego
de una ardua jornada, con exposición de las mociones y
votación por la vuelta al trabajo, fnalizó con huelga. Pa-
ralelamente, el temor ante una posible traición por falta de
garantías estaba presente.
Se tomaron varias medidas, se organizó una confe-
rencia de prensa de la Comisión de Enlace en el Congreso
de la Nación junto a dirigentes de diferente orientación
política; el acto no puede llevarse a cabo ya que no se les
permitió el ingreso al edifcio. Otra segunda medida fue
la reunión en el Ministerio de Trabajo junto a Enrique
Rodríguez, el diputado Federico Storani y Simón Lázara;
se sumaría el escritor Ernesto Sabato en calidad de testi-
go. Los ferroviarios exigían el reconocimiento formal de
la Comisión de Enlace con el objetivo de que un represen-
tante por línea de cada comisión junto a
la dirección de La Fraternidad pacta-
ra condiciones de vuelta al trabajo.
Pero a la huelga le esperaba un
día más, esa misma noche del 28 de
marzo, luego de levantar la huelga y
disponerse a tomar servicio, los tra-
bajadores conocen la disposición de
la empresa de que los cesanteados no
tenían garantías de ser reincorpora-
dos al trabajo, por otro lado a los que
no habían sido despedidos se les haría frmar la cesantía
para luego pedir la reincorporación. La aclaración de este
suceso nunca se concretó, se estimaba que podía haber
sido el error de algún funcionario menor de la empresa
o del gremio. La realidad es que la vuelta al paro hasta el
esclarecimiento de la situación fue inmediata, la Comi-
sión de Enlace reunida en la sede de la Unión de Trabaja-
dores de Prensa de Buenos Aires así lo dispuso hasta que
se resolviera la situación. Ante el disturbio, Enrique Ro-
dríguez comunicó que no era un engaño ni una traición,
sino un simple error.
El último capítulo de la histórica lucha fnalizaría el
29 de marzo a las 18 horas con la vuelta al trabajo, al día
siguiente comenzaron a correr los primeros trenes.
Desgaste y privatización.
La huelga de 1992
Los reclamos de la huelga de 1991 fueron resueltos solo
de manera transitoria, la realidad era que el ferrocarril
sería privatizado, sus trabajadores despedidos en su gran
mayoría, kilómetros de ramales entrarían en desuso, el
aparato sindical burocratizado totalmente y uno de los
gremios más combativos desestructurado laboralmente.
Los planes neoliberales ya se encontraban escritos pese a
la lucha y resistencia de sus trabajadores.
Nos dimos cuenta de que nos habíamos desgastado, las fa-
milias de muchos compañeros veían que esta iba a ser otra
huelga demasiado larga, las familias comenzaron a opi-
nar… la gente ya se preparó de otra forma, ya no se quedó,
ya no participó tanto, empezó a buscar otro trabajo… a
ver cómo podía subsistir y las cosas las vio, no las vivió.
(Mario Calvo)
.
La huelga de 1992 fue empujada por el gobierno, la em-
presa y las cúpulas sindicales; no contó con las con-
diciones necesarias para poder revertir
esa realidad, fue llevada adelante
principalmente por las líneas Roca
y Sarmiento, los ramales más com-
bativos; las otras líneas se mostra-
ron más reticentes a acatar el paro
por tiempo indeterminado. El apo-
yo social no era el mismo, el famoso
plan de convertibilidad, espejismo
de la estabilidad económica y au-
sencia de inflación, había dado sus
frutos; la mayoría de los trabajadores
del riel y sus familias se encontraban desgastados, des-
creídos de un verdadero cambio, muchos habían opta-
do por el retiro voluntario o intentaban sostener otro
empleo; el Plenario de Seccionales y la Comisión de
Enlace no funcionaban como el año anterior; las aspe-
rezas internas entre los distintos partidos de izquierda
(PO y MAS) y los fraternales se mostraban inconclu-
sas, la mayoría de las empresas del Estado ya estaban
en manos privadas; el conjunto de la clase obrera se
encontraba fragmentado; el atentado a la Embajada de
Israel conmocionó a la sociedad y mantendría ocupada
la atención pública y la de los medios durante esos días,
dejando en la indiferencia la represión en Plaza Cons-
titución y el paro ferroviario. Uno de los huelguistas
recordaba:
En la primera huelga había una clara intuición de que se
ganaba, por el apoyo directo de la sociedad, en la segun-
da los trabajadores que eran vanguardia se dieron cuen-
ta de que nos impulsaban a una derrota, porque nada de
las conquistas de la primera huelga se habían cumplido,
el Estado no se hacía cargo de las mejoras del ferrocarril,
había poco apoyo social que ya querían que se privatiza-
ra el ferrocarril (…) La segunda huelga, la del 92, fue una
provocación hecha por los aparatos del Estado (la policía,
el gobierno) que producen un enfrentamiento en Constitu-
ción para poder meter preso a los compañeros y así tener
una excusa para empujarnos al conficto.
(José Tejeda).
Un suceso dramático ocurre en la Línea Roca el 9 de
marzo, un accidente en la Estación Glew sitúa delante
de un juez, el jueves 12 del mismo mes, al guarda que
debía velar por la integridad de los pasajeros en un
contexto de desinversión presupuestaria para los tre-
nes. Frente a esto, todos los guardas afiliados a la Unión
Ferroviaria deciden negarse a despa-
char los trenes que no cumplieran
con las normas reglamentarias. Los
pasajeros comenzaron a increpar al
personal del sector Informes en el
hall de la Estación Constitución de
la Línea Roca, casualmente uno de los
ramales más combativos; 300 efec-
tivos de la Brigada Antimotines de
la Policía Federal intensificaron los
disturbios mediante gases lacrimó-
genos y balas de goma. Entre las 22 y
24, el personal jerárquico comienza a “indicar” a los
maquinistas y foguistas que debían ser apresados. Re-
sultan detenidos una docena de conductores. Al día si-
guiente la empresa imprime numerosos telegramas de
Por otro lado, el gobierno,
votado por gran parte de los fe-
rroviarios, carecía de credibilidad
ante el conjunto de los trabaja-
dores por lo cual no se encontra-
ba en condiciones de hacer una
nueva concesión.
En la primera huelga había
una clara intuición de que se
ganaba, por el apoyo directo de
la sociedad, en la segunda los
trabajadores que eran vanguar
-
dia se dieron cuenta de que nos
impulsaban a una derrota (...)
Boletín Nacional de Huelga
N° 2.
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Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
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despido. “Palos y gases en Constitución” publicaba el
diario
Clarín
en la tapa del viernes 13.
32
El libro de actas de la asamblea de la Seccional Km 1 no-
tifcaba el descargo de los maquinistas presos: “(…) voy a
contar lo sucedido, como todos saben, yo venía del otro
trabajo e iba con destino a la sala de estar para dejar la
ropa verde de trabajo para el otro día, cuando estaba por
la mitad del andén observo que traían a tres compañe-
ros detenidos (…) al preguntar por qué y presentarme
como ferroviario también me detuvieron. Hablé con el
comisario que estaba a cargo en esos
momentos, no me acuerdo pero fue
el que salió por TV y me dijo que no
me haga problema que no pasa nada,
que con los ferroviarios no se metían,
y resulta que nos metieron presos y
nos fcharon, en conclusión llegué
12.15 hs. al ferrocarril y a las 12.30
hs. estaba preso.”
33
“(…) Como saben
el compañero Rabe está cesante y lo
detuvieron cuando había despedido
a la esposa en el tren N° 325, que iba a
Las Flores, también fue detenido,
por lo tanto él no incurrió en ninguna
falta.”
34
Los representantes de las seccionales se entrevistan
con la dirección del gremio, que se niega a defender a los
trabajadores; también debaten con las autoridades de la
empresa, que hace oídos sordos al reclamo. El Ministerio
de Trabajo afrma no intervenir en el conficto.
Vecchi analiza la situación y afrma: “La cantidad
de efectivos intervinientes en la represión, la rapidez con
que se presentaron en la estación, la calidad de los mis-
mos (brigada antimotín), y la fereza con la que actua-
ron, demuestra claramente que se hallaban en las cerca-
nías del lugar preparados para ese fn. Por otro lado, la
detención de los conductores que no habían participado
de los incidentes y que fueron señalados por los propios
jerárquicos, más la presencia de agentes infltrados en-
tre los usuarios incitando la bronca; dan la pauta que
tanto la represión como las detenciones formaban parte
de una estrategia fríamente planifcada, aunque cueste
creerlo.”
35
Ahí nos empujaron al paro, porque nos hicieron responsa-
bles a nosotros de un paro que lo fabricó la empresa, con
la complicidad de La Unión Ferroviaria (los guardas). Era
una realidad que nos querían destrozar las seccionales, las
Comisiones Ejecutivas, que eran en ese momento las que
realmente respaldaban y defendían el ferrocarril
. (Luis
Fiscarelli).
Paradójicamente la Comisión Directiva de La Fra-
ternidad llama a un paro por 24 horas para el día 13 de
marzo, ante una posible traición por parte de la directiva
y una lectura poco acertada por parte de la dirección de
las seccionales, el domingo 15 las fliales del Roca efec-
túan una asamblea conjunta en Reme-
dios de Escalada, y luego de un arduo
debate, ante la falta de respuestas de
las autoridades, resuelven implemen-
tar paro por tiempo indeterminado
desde la medianoche hasta lograr la
reincorporación de los compañeros
despedidos. Al día siguiente, adhie-
ren a la medida algunas seccionales
del Sarmiento y otras del Roca. Los
ferroviarios se lanzan al conficto
pese a una relación de fuerzas com-
pletamente desfavorables.
La del 92 fue una derrota porque hubo una entrega entre la
burocracia sindical, del gobierno y los partidos políticos, y
una mala lectura por parte de los sectores de la izquierda…
El MAS (Movimiento al Socialismo) no supo ser una buena
conducción política; no vieron los desarrollos desiguales,
hicieron análisis subjetivos, hicieron análisis vanguardis-
tas, fueron responsables políticos.
(Luis Fiscarelli).
Las jornadas transcurrieron entre debates internos, desgas-
te de los dirigentes seccionales, falta de apoyo de las seccio-
nales del interior y las líneas Mitre, Urquiza y Belgrano.
Vecchi, uno de los dirigentes de la huelga de la Lí-
nea Sarmiento recordaba en su libro: “Finalmente el 22 de
abril, luego de 40 durísimas jornadas de huelga, cuando
los trabajadores ya estaban hastiados de soportar tantas
humillaciones, tanta soledad, y de pasar por mil necesida-
des; cuando algunas seccionales ya habían desertado, y en
otras eran más los afliados que trabajaban que los que es-
taban parados, la mediación de algunos legisladores logró
que las autoridades acepten la fnalización de la huelga y
la vuelta al trabajo de algunos. Alrededor de 2.000 trabaja-
dores fueron despedidos. Todos los dirigentes y delegados
seccionales fueron suspendidos indefnidamente, para
luego ser cesanteados una vez vencida su tutela sindical.
Inmediatamente de concluido el conficto, la dirección de
La Fraternidad impuso la intervención a las seccionales
rebeldes. Remedios de Escalada fue borrada del mapa.
Castelar fue incendiada misteriosamente.”
36
La huelga sirve cuando se para y nosotros paramos y los
trenes andaban…
(Mario Calvo).
Menem había conseguido pasar la aplanadora…
(Luis
Poetto).
Hay una banda descontrolada, que pone huevo y no se ba-
jan los pantalones, esas consignas no llevaron a la derrota,
esa era la vanguardia.
(José Tejeda).
Esa fue una huelga que no tuvo retorno, sabiendo que no-
sotros veníamos de una huelga un año anterior de 45 días
con un desgaste enorme, mucho sufrimiento de parte de
todos los compañeros. Bueno nos obligaron, tuvimos que
otra vez salir a lucha, la verdad es que no estábamos prepa-
rados, estábamos bastante angustiados y con problemas. Y
fue la realidad de lo que paso después, la misma Fraterni-
dad fue la que marcó a la gente que echaron de todas las
Comisiones Ejecutivas tanto el Roca como el Sarmiento. Se
entregó el Convenio Colectivo de Trabajo, gente en la calle
y el cierre de ramales.
(Luis Fiscarelli).
Conclusión
Si se pudiera resumir en una sola frase la conclusión de
este trabajo, sería la de uno de los ferroviarios que par-
ticipó del conficto “(…) el día más triste de mi vida fue
cuando salí del banco con 8.000 pesos, me habían paga-
do el último sueldo”. La frase encierra un sentimiento,
una vivencia, porque más allá de centrarse en los aspectos
políticos, económicos y sociales que atravesó el proceso de
privatización del ferrocarril argentino en el marco de la im-
plementación defnitiva de los planes neoliberales mene-
mistas, fueron los trabajadores del riel los que pusieron
el cuerpo al proceso e intentaron revertir una situación
predestinada desde las cúpulas de los poderes hegemó-
nicos. Trabajadores que se desgastaron en la organiza-
ción y el proceso huelguista; que en su mayoría venían
de una tradición familiar ferroviaria que los involucraba
más allá de la defensa de la fuente laboral, también se
encontraban protegiendo su identidad, su pertenencia,
su historia.
Trabajadores que quedaron en la calle cobrando in-
demnizaciones miserables o intentando hacer valer los
pesos que les dejó el retiro voluntario, poniendo peque-
ños emprendimientos que durarían poco y nada. Pasando
de un empleo a otro enfrentando la fexibilización laboral,
la tercerización y la desocupación masiva. Algunos de ellos
tuvieron que enfrentar juicios penales, acusados de incurrir
en actitudes perjudiciales para el normal funcionamiento
del servicio ferroviario. La empresa los comprometía de
la responsabilidad que les correspondía a los gobiernos
entreguistas del patrimonio social.
Las huelgas fnalizaron luego de largos días de ac-
ción, movilización, organización, debate, presión y des-
gaste. Estas fueron tan solo algunas de las palabras que se
pueden destacar de las charlas con aquellos ferroviarios
en huelga. Cada uno hizo un análisis individual, con sus
(…) al preguntar por qué y
presentarme como ferroviario
también me detuvieron.
Hablé con el comisario que esta-
ba a cargo en esos momentos,
no me acuerdo pero fue el que
salió por TV y me dijo que no
me haga problema que no pasa
nada, que con los ferroviarios no
se metían (…)
Panfeto de la época.
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Notas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
1. Atilio Boron, “La sociedad civil después del diluvio neolibe-
ral” en E. Sader y P. Gentili (Comp.),
La trama del neolibera-
lismo. Mercado, crisis y exclusión social,
Buenos Aires, Clacso,
2003, p. 30.
2. Perry Anderson, “Neoliberalismo: un balance provisorio” en
E. Sader y P. Gentili (Comp.),
op. cit.
, p. 17.
3. Atilio Boron,
op. cit.
, p. 35.
4. Pablo González Casanova,
La trama del neoliberlismo
, Bue-
nos Aires, EUDEBA, 1999, p. 9.
5. A. Boron y M. Twaites Rey, “La expropiación neoliberal: el
experimento privatista en la Argentina”, en J. Petras y V. Henry
(Comp.),
Las privatizaciones y la desnacionalización de Améri-
ca Latina
, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2004, p. 115.
6. H. Fair, “La función de los medios masivos de comunicación
en la legitimación de las reformas de mercado. Consideraciones
a partir del caso argentino durante el primer gobierno de Carlos
Menem (1989-1995)”, en Revista
SAAP
, Vol. 5, Nº 1, mayo 2011,
pp. 106-107. Disponible en http://www.scielo.org.ar/pdf/rsaap/
v5n1/v5n1a04.pdf.
7. Entrevista a Mario Calvo, 55 años, exconductor del Ferroca-
rril Roca, presidente y secretario de la Seccional Km 1 Consti-
tución; realizada por Pamela Calvo en Cañuelas, Buenos Aires,
20 de enero de 2014.
8. M. Svampa, “Los avatares del sindicalismo argentino”, en
Le
Monde Diplomatique
, año VII, N° 91, enero de 2007, bajo el tí-
tulo “Profunda ruptura de las lealtades”.
9. El gobierno frma el Decreto de necesidad y urgencia Nº
2184/90 de “Reglamento del Derecho a Huelga”, que prohibía
cualquier medida de protesta. El gobierno había aniquilado
un derecho histórico de los trabajadores, sin embargo, el
sindicalismo guardó silencio.
familias, compañeros y partido político de lo sucedido y
su desenlace.
Para algunos la huelga de 1991 fue una victoria, por-
que le habían torcido el brazo al presi-
dente que todo lo privatizaba, el go-
bierno fue obligado a ceder casi todas
sus posiciones negociando sin que
los huelguistas levantaran la medida
de fuerza; no se cerró ninguno de los
ramales que paró y no se pudo apli-
car el decreto de limitación de huel-
ga; la totalidad de los cesanteados
conservaron su fuente de trabajo
y el aumento salarial fue concreto.
Además, la huelga tuvo un carácter
profundamente democrático, dirigi-
do desde las bases, poniendo presión a la
dirección del gremio.
La Fraternidad no perdió su personería gremial
como afrmaba el Ministerio de Trabajo que ocurriría
por ser ilegal. El conficto tuvo un alcance nacional, con
una paralización del 90% del servicio.
La contradicción usuario-huelguista,
utilizada políticamente en otros con-
fictos, fue desbaratada por el apoyo
de la población a los trabajadores de
la huelga.
Para otros era un empate, se
había logrado mejorar las cuestiones
salariales sin ningún trabajador en
la calle, pero la estructura no se ha-
bía modifcado, la privatización bajo
el modelo del neoliberalismo era in-
minente, la huelga no había logrado
extenderse a la totalidad del gremio, ha-
bían quedado aislados.
10. Memoria de las Privatizaciones. Subsecretaria de Admi-
nistración y Normalización Patrimonial Dirección Nacional
de Normalización Patrimonial. MECOM, Ministerio de Eco-
nomía Finanzas Públicas. Disponible en: http://mepriv.mecon.
gov.ar/Normas/666-89.htm.
11. Ferrocarriles Argentinos (FA) fue una empresa pública ar-
gentina que manejó la red ferroviaria argentina por 46 años,
conformando un sistema integrado de transporte ferroviario.
Llegó a operar una de las líneas férreas más grandes del mundo,
sirviendo de punto de conexión entre pequeños pueblos del in-
terior y las zonas comerciales. Durante los primeros años la em-
presa recibió gran impulso, fomentando la renovación masiva
del material rodante. Ferrocarriles Argentinos fue fnalmente
segmentada bajo la presidencia de Carlos Menem, entre 1991
y 1993, según el tipo de transporte (cargas; pasajeros metropo-
litanos; pasajeros interurbanos) y sus servicios fueron conce-
sionados a empresas privadas o cancelados defnitivamente. En
1995, dado que ya no prestaba ningún tipo de servicios, Ferro-
carriles Argentinos, entró en liquidación.
12. Entrevista a José Tejeda, 64 años, exferroviario de la Línea
Roca, realizada por Pamela Calvo en Temperley, Buenos Aires,
14 de enero de 2014.
13. Comisión Directiva.
14. La Fraternidad poseía control del ingreso al trabajo como
consecuencia del manejo de la capacitación laboral por parte
del sindicato. Esto se logró gracias a la infuencia ejercida por La
Fraternidad en la elaboración de la reglamentación sobre condi-
ciones de admisión a la profesión mediante pruebas de habilidad
aprobadas en 1902 por la Dirección General de Ferrocarriles.
15. La Fraternidad. Reglamento de elecciones internas, Buenos
Aires, 1986, p 3.
16. Entrevista a Luis Fiscarelli, 50 años, exferroviario de la Línea
Para algunos la huelga de
1991 fue una victoria, porque
le habían torcido el brazo al
presidente que todo lo privati-
zaba, el gobierno fue obligado a
ceder casi todas sus posiciones
negociando sin que los huel-
guistas levantaran la medida de
fuerza (...)
Otros declararon que había sido una derrota, estruc-
turalmente no se había modifcado nada, lo evidenciaba
la derrota de la huelga de 1992 iniciada por los mismos
motivos que la de 1991, con un desgaste mayor de las ba-
ses y una organización más especulativa por parte de los
socios del neoliberalismo para quebrar defnitivamente
a uno de los últimos bastiones opositores del programa
privatizador.
Igualmente se puede afrmar que el conficto ferro-
viario de 1991 y 1992 fue uno de los mayores esfuerzos del
conjunto de los trabajadores que en circunstancias desfa-
vorables, intentaron llevar adelante e impedir la consoli-
dación del modelo neoliberal y la brutalidad social que lo
acompañó.
Entre 1991 y 1994 se produjeron cesantías, retiros
voluntarios y forzados, se redujo casi a la mitad el total de
los 9.200 conductores activos que tenía La Fraternidad.
Aunque ofcialmente se dijo que fueron 2.400 los traba-
jadores que quedaron en la calle. Se perdió casi el 50% de
los trabajadores ferroviarios.
Telegrama de servicio.
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Voces Recobradas
5756
Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
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5756
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en el V Congreso de Historia Ferroviaria, 14-16 de Octubre de
2009. Disponible en: http://www.docutren.com/congreso_pal-
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de 2013.
Taddei, E. “Reforma liberal del mercado de trabajo y la nueva
ley laboral en Argentina
”.
Artículo presentado en el Colloque
du CREITD, Paris, 2000.
Diarios consultados
Clarín, La Nación y Página12
:
2da. Quincena de febrero de 1991 a 2da. Quincena de marzo
de 1991.
2da. Quincena de marzo de 1992 a 2da. Quincena de abril de
1992.
Artículos de Diarios
Alferi, Eduardo. “Genética del Riel” en
Página 12
, Buenos Ai-
res, 17 de febrero de 1991.
Editorial. “El conficto en el Parlamento” en
Clarín
, Buenos Ai-
res, 15 de febrero de 1991.
Editorial. “Lo que pasa es la necesidad” en
Página 12
, Buenos
Aires, 14 de febrero de 1991.
Editorial. “Tren, carrera, march. Menem amenazó a los ferro-
viarios con la militarización” en
Página 12
, Buenos Aires, 16 de
febrero de 1991.
Editorial. “Paro de trenes de 48 horas; hubo 32 cesanteados
por la última huelga” en
Clarín
, Buenos Aires, 13 de febrero de
1991.
Documentos
Boletín Interseccional N° 1. 10/12/1989.
Boletín de Huelga N° 4. 10/4/91. Seccionales Ferroviarias en
Lucha.
Boletín de Huelga N° 2. 2/4/92. Plenario de Seccionales Frater-
nales en Lucha.
Declaración del Plenario de Seccionales Ferroviarias 1991-
1992.
Interseccional Fraternal “Cantos y Consignas para la moviliza-
ción del 11/12/1989 a la AGD”.
Informes del Fondo de Huelga Nacional al Plenario de Seccio-
nales 1991
La Fraternidad. Reglamento de de Elecciones Internas. Buenos
Aires, 19.86.
La Fraternidad. Libro de actas seccionales.
Seccional Km1,
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La Fraternidad. Convenio Colectivo de Trabajo N° 720/05 “E”.
La Fraternidad. Comunicado de Prensa 1991-1992.
Proyecto de Resolución. Cámara de Diputados de la Nación. 17
de marzo de 1992.
Proyecto de Declaración. Cámara de Diputados de la Nación.
25 de marzo de 1992.
Telegramas de Cesantía, 1992.
Volantes de huelga de 1989-1992.
Archivos personales.
Entrevistas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Luis Poetto, 57 años, exconductor ferroviario de la Línea Roca,
expresidente de la Seccional Km 5 Remedios de Escalada, ex-
militante del MAS; realizada por Pamela Calvo en la Ciudad de
Buenos Aires, 28 de enero de 2014.
Mario Calvo, 55 años, exconductor del Ferrocarril Roca, presi-
dente y secretario de la Seccional Km 1 Constitución; realizada
por Pamela Calvo en Cañuelas, Buenos Aires, 20 de enero de
2014.
José Tejeda, 64 años, exferroviario de la Línea Roca, realizada
por Pamela Calvo en Temperley, Buenos Aires, 14 de enero de
2014.
Luis Fiscarelli, 50 años, exferroviario de la Línea Roca, presi-
dente y secretario de la Seccional Km1 Constitución; realizada
por Pamela Calvo en Longchamps, Buenos Aires, 3 de febrero
de 2014.
Entrevistado anónimo, exferroviario de la Línea Roca, realiza-
da por Pamela Calvo en Monte Grande, Buenos Aires, 14 de
julio de 2014.
Eduardo Fachal, 30 años, foguista en Ferrotur; realizada por Pa-
mela Calvo en Cañuelas, Buenos Aires, 16 de febrero de 2014.
Roca, residente y secretario de la Seccional Km1 Constitución;
realizada por Pamela Calvo en Longchamps, Buenos Aires, 3 de
febrero de 2014.
17. Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Ar-
gentinos.
18. Entrevista a Luis Poetto, 57 años, exconductor ferroviario de
la línea Roca, expresidente de la Seccional Km 5 Remedios de
Escalada, exmilitante del MAS; realizada por Pamela Calvo en
la Ciudad de Buenos Aires, 28 de enero de 2014.
19. Editorial. “Paro de trenes de 48 horas; hubo 32 cesanteados
por la última huelga” en Diario
Clarín
, Buenos Aires, 13 de fe-
brero de 1991, p 3, col. 2.
20. R. Vecchi, R.
Ferrocarriles argentinos: crónica del saqueo y
la resistencia
. Imprenta del Nordeste de La Verdad, Misiones,
2012, pp. 55-56.
21. Cada Seccional contaba con su Comisión Interna, tenían la
libertad de tomar decisiones sin tener que rendir cuentas a la
Comisión General de Gremio.
22. Eduardo Alferi, “Genética del Riel” en Diario
Página 12
,
Buenos Aires, 17 de febrero de 1991, p 13, col. 3-5.
23. En primer lugar, la mayoría de los primeros obreros fe-
rroviarios traían consigo las doctrinas proletarias basadas en
el socialismo, anarquismo, cooperativismo y sindicalismo.
Una herencia ideológica que se perpetuó en las bibliotecas de
las seccionales hasta la extinción de las mismas junto con la
privatización del ferrocarril en la década de 1990.
24. E. Lucita,
La patria en el riel. Un siglo de lucha de los trabaja-
dores ferroviarios
, Buenos Aires, Colihue, 1999, p 12.
25. Editorial. Diario
Clarín
,
op. cit.,
p. 2, col. 1.
26. Editorial. “Lo que pasa es la necesidad”. Diario
Página 12.
Buenos Aires, 14 de febrero de 1991, p. 4, col. 3.
27. Editorial. “Tren, carrera, march. Menem amenazó a los fe-
rroviarios con la militarización”. Diario
Página 12
, Buenos Ai-
res, 16 de febrero de 1991, p. 2, col. 4.
28. Editorial. “El conficto en el Parlamento”. Diario
Clarín
,
Buenos Aires, 15 de febrero de 1991, p. 5, col. 1.
29.
Ibidem
, p 5.
30. R. Isman. “Menemismo y oposición”, en A. Iriarte (Comp),
Sur,
menemismo y después
. Buenos Aires, Ediciones del Signo, 1998, p. 75.
31. Relato de todos los trabajadores ferroviarios entrevistados.
32.
Clarín
, Buenos Aires, 13 de marzo de 1992.
33. La Fraternidad.
Libro de actas seccionales.
Seccional Km 1,
Constitución, p. 78712.
34.
Ibidem
, p. 78713
35. R. Vecchi,
op. cit.
36.
Ibidem
, p. 193-194
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