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Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
54
Clelia Luro
de Podestá.
La mujer que
sacudió a la Iglesia
Voces de
Buenos Aires
Lidia González
y Silvana Luverá
Dirección General
Patrimonio e Instituto
Histórico
Lidia: Clelia, ¿cómo fue su historia antes de Jerónimo,
cómo era su relación con la Iglesia?
Clelia:
Yo fui al colegio, al Sagrado Corazón, pupila y bue-
no… porque me echaron del primer colegio, que era las Es-
clavas, a los 11 años.
Lidia: ¿Y por qué la echaron?
Clelia:
Me echaron porque me gritaban y yo me ponía loca,
tenía 11 años y había una cancha de tenis y una cancha de
patines, era domingo y había una sola monja para cuidar-
nos, y estábamos las grandes y las chicas. Las grandes con
la raqueta y las chicas con los patines, y la monja decía: no,
tiene que ir a la cancha de tenis. Madre, las chicas no sabe-
mos jugar al tenis y las grandes saben patinar, le decía yo, no
me conteste me decía, no. No, no le con-
testo, le estoy pidiendo que vayamos a
la cancha de patines porque todas te-
nemos los patines, me está contestan-
do… le digo: no le estoy contestando y
tiré así
[hace un gesto con la mano]
los patines por el aire y se rompió una
puerta de vidrio, bueno a la noche es-
taba mamá, mi abuelo Rivarola, que
está la foto ahí, y un obispo que había
llevado mi abuelo para pedir que no me echaran, que me
dejaran terminar el año y entonces me dejaron terminar el
año y de ahí me llevaron al Sagrado Corazón.
L: ¿Cuál?
C:
El de acá, el de Caballito.
L: ¿Usted es porteña?
C:
Sí.
L: ¿Y cuándo es que se fue al norte?
C:
Con el papá de las chicas, entonces ahí en el Sagrado Co-
razón, yo... yo estaba enamorada de Jesús esa es la verdad,
me encantaba Jesús desde chica, tal es así que yo digo que
Jesús se regaló a mí en Jerónimo, porque no había otro pare-
cido en el planeta que Jerónimo. Aquel
[señala una foto de
Helder Cámara]
pero era muy feo Cámara. Bueno, enton-
ces, me llevaron al Sagrado Corazón… yo quería ser monja.
Pero cuando llegó el momento que terminé el colegio para
irme al convento, mamá me pidió que esperara dos años,
E
l 16 de septiembre de 2013 nos acercamos a la vie-
ja casa de la calle Gaona, en la ciudad de Buenos
Aires, para entrevistar a Clelia Luro, sin saber que
sería un único encuentro y ya no iba a haber tiempo para
otras preguntas.
1
Conocíamos a Clelia desde fnes de la década de 1990
cuando realizamos una serie de entrevistas a monseñor
Podestá
2
en esta misma casona, tan cálida como antigua.
Casi quince años después, unas cuantas goteras recorda-
ban la antigüedad de esos muros, pero ni la intensa lluvia
de ese día le hacía perder la calidez. Todo parecía estar en
el mismo lugar, preservado, custodiado por esta mujer de
86 años, cuya tenacidad y coraje seguían tan intactos como
en la década de 1960 cuando se encontró con Jerónimo
Podestá, obispo de Avellaneda, y su re-
lación sacudió el ambiente eclesiásti-
co. Lo que en ese momento resultó un
escándalo, no deja de tener hoy una
notoria vigencia, que es la opción por
el celibato de los sacerdotes católicos.
Sin embargo, “la decisión de ca-
minar juntos”, como solía decir Clelia,
no solo fue un acto de amor, ambos
se comprometieron a trabajar por una
renovación en la Iglesia, como una misión que sintieron
llamados a cumplir. Las turbulencias de esa época los en-
contró en medio de la escena política con un compromiso
que terminó llevándolos al exilio.
Tras la muerte de Jerónimo, en el año 2000, Clelia se
dedicó a organizar los archivos y a publicar sus escritos,
convirtiéndose en una transmisora inteligente y sugestiva
del pensamiento de este obispo, nieto de Raimundo Wil-
mart, por quien él había confesado gran admiración.
3
Le propusimos a Clelia que nos contara sobre su vida
antes de conocer a Jerónimo, su familia, cómo había sido su
relación con la Iglesia, y en especial, su condición de mujer
en el entorno político y religioso en que le tocó actuar.
Transcribimos la entrevista completa pues considera-
mos que su palabra, audaz como siempre, es una fuente
de gran valor testimonial. Las respuestas, claras, contun-
dentes, nos devuelven una historia de vida tan particular
como la de Jerónimo, al que Clelia no apartó nunca del
relato, y al mismo tiempo, tan imbricada en nuestra his-
toria nacional.
Le propusimos a Clelia que
nos contara sobre su vida antes
de conocer a Jerónimo, su familia,
cómo había sido su relación con la
Iglesia, y en especial, su condición
de mujer en el entorno político y
religioso en que le tocó actuar.
Clelia Luro de Podestá.
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76
que no fuera monja, y entonces yo en ese ínterin pensé que
como luchaba por los demás en el convento, podía luchar
en el mundo y que quería tener hijos. Entonces apareció el
padre de las chicas que era completamente distinto a mí, era
un salteño, machista, estudiante de Ingeniería pero no tenía
ninguna inclinación, así, como tenía yo de militar o religio-
sa, no tenía, pero yo cuando rompía el noviazgo él empezaba
a tomar, no estudiaba, entonces yo tenía 22 años y empecé a
sentirme responsable de él y me casé.
L: Y se fueron al norte.
C:
Él era salteño, murió mamá y mi her-
mana era tan celosa que me hacía la
vida imposible entonces Jaime, que es
el padre de las chicas, me dice ¿Que-
rés que vayamos al ingenio Tabacal
4
a trabajar? Sí, le digo, yo encantada y
nos fuimos a Tabacal y ahí empecé a
vivir una vida completamente distinta a
la que vivía en Santa Fe y Callao, porque estaba la cosecha
de caña, están los indígenas, empecé a ejercer mi medicina
preventiva en la Cruz Roja, me gustaba mucho andar a ca-
ballo, entonces me iba a caballo a los lugares de cultivo de
caña y les enseñaba a dar de comer a los chicos, a los bebés
de acuerdo con los médicos.
L: ¿Usted había estudiado en la Cruz Roja medicina pre-
ventiva?
C:
Claro, medicina preventiva. Entonces me puse de acuer-
do con el médico del ingenio que le llegaban los collitas, los
enfermos, mal alimentados, y entonces trabajaba con el mé-
dico del ingenio, mientras tanto iba pariendo a mis hijas,
porque tuve seis.
L: Enseguida, después de casarse, inmediatamente y segui-
ditas.
C:
Sí, cada dos años tenía una. Pero igual andaba a caballo,
me iba y hacia medicina preventiva, yo necesitaba militar,
¿viste?, yo era militante peronista también de la época de
Evita, me realizaba en el ingenio, toda mi vida.
L: ¿Y eso le trajo problemas con su esposo?
C:
No, él no estaba de acuerdo, pero no se le ocurría decirme
que no fuera, me dejaba, entonces yo le daba de comer a las
chicas y las dejaba cuidadas con una persona, a la siesta
agarraba el caballo y me iba a las huestes, las huestes eran
las chozas que hacían indios con paja de la cosecha. Ter-
minada la cosecha quemaban todo, y así viví en el ingenio
yo. No me arrepiento para nada de lo que me tocó vivir, no
me llevaba bien con el padre
[de sus hijas]
pero yo siempre
digo, mi hija mayor me decía: mamá si tuvieras esa edad lo
buscarías a Jerónimo. No, lo buscaría a tu papá. Pero si con
papá no fuiste feliz. Y bueno, pero tu papá me las dio a uste-
des seis y yo no las cambio por nada a ustedes. Pero hubieras
tenido otros hijos. Pero no serían ustedes…
y bueno me sirvió de experiencia hu-
mana, tener un matrimonio no pleno
¿no? pero bueno, con mi militancia y
con mis hijas... y bueno. Después me
separé cuando estaba de dos meses de
la más chica, me vine a Buenos Aires
con cinco de la mano y una en la panza.
Mi hija que se llama María de los Ángeles, cuando le pre-
guntan ¿y vos cuál sos? en vez de decir la sexta, yo soy la de
la panza, dice. Es abuela pero sigue diciendo eso, yo soy la
de la panza.
L: ¿Es la que vive en Brasil?
C:
No, no, no, vive acá. Ahora dentro de un rato viene, por-
que me está tipeando el archivo. Bueno y así empezó mi vida
en Buenos Aires.
L: Usted siempre tuvo mucha decisión y coraje desde que
era chica.
C:
¿Y qué te parece?
L: Y la relación con su familia materna se cortó cuando...
C:
Me cerraron las puertas, todos.
L: ¿Cuándo...?
C:
Cuando me separé. Me fui a un hotel con las chicas y
después la madre superiora que era muy amiga mía me becó
a las chicas en el mismo colegio, del Sagrado Corazón, en el
mismo colegio donde trataron de educarme a mí, ahí, en-
tonces yo trabajaba, tenía un trabajo y después nada, las
cuidaba a las chicas.
L: En ese momento ser una mujer separada o divorciada
no era lo más común.
C:
Separada, por voluntad propia no era corriente y menos
embarazada. Ya cuando se dieron cuenta, porque mi tía, la
única que me recibió donde estaba parando, yo trataba de
no decirle que tenía la sexta ahí porque ya me decían de todo
¿con cinco te separás?, ya no podía seguir y bueno. Mi tía me
dice un día: te estás poniendo gordita vos, y le digo: sí porque
estoy esperando la sexta. Bueno, me empezó a embromar y
me tuve que ir, no por culpa de ella, porque me tenían fasti-
diada, que ¡cómo me había separado con
seis! Entonces puse a las chicas en el
colegio pupilas y me fui a vivir a un
hotel con María de los Ángeles y Ale-
jandra, que era chiquita también, y
trabajaba de tarde porque el padre de
las chicas para que yo volviera no me
mandaba nada, entonces Pedro Lira
que era mi confesor, mi amigo, me decía:
hija, él no quiere separarse y va a seguir así para obligarte a
que vuelvas, y pero él no sabe que yo no voy a volver. Así que
después vino todo lo demás que ya conocés.
L: Estamos ya en la década del 60. En qué año conoció a
Jerónimo, mil nueve...
C:
1966.
L: En pleno golpe de Onganía.
5
C:
Claro, ahí lo conocí a Jerónimo.
L: ¿Usted ya sabía de él?
C:
No, pero había un cura, que era borracho, que vivía en
Salta, me habían pedido que lo llevara a Buenos Aires para
hacerle una cura alcohólica, Pedro Lira, (se murió Pedro el
otro mes) y entonces necesitaba un obispo que lo recibiera,
primero lo fui a ver a este que no me sale el nombre, bueno
no importa y dije este no va a hacer nada, entonces después
me fui a verlo a Jerónimo, y estaba en Avellaneda
6
y me im-
pactó Jerónimo como obispo, y dije yo con este me juego mi
tiempo en militar, solo pensando en militar, entonces empecé
a trabajar con él en Avellaneda, después él me nombró secre-
taria privada en la Curia, pero
después salió la
Populorum
Progressio
7
que era una encíclica revolucionaria y Jerónimo
predicaba por todo el país la encíclica, y entonces los pero-
nistas venían atrás nuestro, atrás de él, fue un líder natural,
y cantaban la marcha, tiraban panfetos y eso lo enojó a On-
ganía, entonces Onganía pidió la renuncia de Jerónimo. Pero
qué podían decir del motivo de la renuncia, no iban a decir
que estaba predicando la
Populorum
, fue este Plaza con el
vicario a Roma a decirle que Jerónimo tenía una secretaria
privada, que era yo, que era joven y linda, él tenía 45 años
y yo tenía 40, 39 y entonces ahí ya le empezaron a exigir
que me sacara de Avellaneda, Jerónimo se negó y entonces
se vino todo...
L: Siempre me pregunté esta situa-
ción de compartir, en este caso con un
obispo que es un personaje de la alta
jerarquía de la Iglesia, aparecer una
mujer en la vida de un obispo en esa
época, con Onganía, no debe haber
sido nada sencillo.
C:
Y no, pero nosotros nos encontramos vocacionalmente en
una lucha común, para decírtelo de alguna forma, a él le
resultaba mi colaboración y mi presencia y a mí me resulta-
ba la suya. Entonces seguimos la lucha juntos. Pero cuando
le pidieron la renuncia de Avellaneda, no es que lo sacaron
de obispo, le pidieron la renuncia de Avellaneda y seguimos
nosotros luchando en otra forma. Y después ya de más tiem-
po, cuando vino el juicio de los guerrilleros con el secuestro
de Sallustro,
8
que fue un momento muy bravo eso, bueno de
Avellaneda lo sacó Onganía, pidió que lo sacaran y la desobe-
diencia es que estaba yo al lado y después...
(...)
entonces Onganía pidió la
renuncia de Jerónimo. Pero qué
podían decir del motivo de la re
-
nuncia, no iban a decir que estaba
predicando la Populorum
(...)
(...)
y nos fuimos a Tabacal y
ahí empecé a vivir una vida com
-
pletamente distinta a la que vivía
en Santa Fe y Callao
(...)
Revista
Así
, 1967.
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Revista de Historia Oral
98
L: ¿Y a dónde fueron a vivir?
C:
No, no estábamos viviendo juntos, yo vivía en mi casa
con mis hijas y él vivía en la casa de la madre.
L: ¿Cuándo decidieron vivir juntos?
C:
Y ahí, porque ya en el año 72, 70 por ahí, lo secuestra-
ron a Sallustro y lo llamaron a Jerónimo de la fábrica de
Peccei,
9
de la Fiat, para pedirle que intercediera por la vida
de Sallustro, entonces Jerónimo salió en defensa de los gue-
rrilleros, porque los guerrilleros ya habían hecho un arreglo
económico con la Fiat que le iban a pagar tanto por liberarlo
y lo iban a sacar en una ambulancia por la parte de atrás,
pero Peccei se empezó a enterar que había otros móviles para
matarlo a Sallustro, políticos y militares, que sé yo, y enton-
ces cuando lo llamaron a Jerónimo ya era tarde porque, Jeró-
nimo no estaba en casa, peor, a Jerónimo
después le tocó ir a la Cámara Federal
del Crimen a dar testimonio, y yo tam-
bién porque habían llamado a casa
de la Fiat, no éramos pareja nosotros
todavía, para decir que los guerrille-
ros no eran culpables de la muerte de
Sallustro, entonces en ese momento a
la Iglesia, que ya tenía programada la
suspensión
ad divinis
, se le ocurrió sa-
car ese día, cuando entrábamos a la Cáma-
ra Federal a declarar que Jerónimo estaba suspendido, para
lavarse las manos... y en
La Opinión
salió eso, en el diario
La Opinión
, que habían aprovechado la situación para dar-
le la suspensión a Jerónimo, siempre vino mezclada con lo
político. Entonces cuando le dieron la suspensión
ad divinis
nos miramos con Jerónimo y dijimos basta, formamos pare-
ja y se acabó, y vino a vivir con nosotros, conmigo y con las
chicas y de ahí empezó la lucha como pareja.
L: Y ahí también empieza la reacción de la familia de Je-
rónimo.
C:
Claro.
L: ¿Cómo fue vivir esa situación?
C:
No, fue terrible, lo metieron preso en el campo de la fami-
lia, mintiéndole que la madre estaba enferma por culpa de él
y él fue entrampado por la hermana, fue al campo, cuando
llegó al campo había gente armada, con perros, estaban las
tranqueras cerradas, yo tuve que recurrir a Angelelli.
10
An-
gelelli me decía: lo que te pasa es que no podés estar sin verlo,
le digo no, no seas tonto, está preso, él no sabe, él cree que
está porque la madre está enferma, está a 8 kilómetros de la
ruta… y entonces Angelelli me hizo caso y fue, le digo anda a
buscar a tu hermano y decile que está preso dentro del cam-
po y después dejalo; porque Angelelli me decía: vos lo querés
madurar, le digo no, él no sabe lo que está pasando, vos andá,
y entonces no fue Angelelli pero mandó unos curas para que
los buscaran y cuando Jerónimo le dijo a la hermana esperen
un poco que me voy a cambiar, porque estaba con bombachas
y botas, se fue a cambiar y la hermana los echó a los curas y
cuando salió no estaban los curas, entonces ahí Jerónimo se
dio cuenta. Además que yo le había mandado una Virgen de
madera en una caja, de regalo de Navidad, diciéndole que era
de un seminarista y era yo, cuando Jeróni-
mo vio la caja y que se iban los curas se
dio cuenta y salió solo al campo, se peleó
y cuando salió le dijeron no entres más
porque estás preso adentro.
L: ¿Y con la familia no se recompuso
más él?
C:
No, como para recomponerte.
L: Con la Iglesia, cómo hicieron para soste-
ner la relación con tanta cosa en contra ¿no? con amor me
dirá usted, pero bueno, hay que vivir todos los días.
C:
Primero él en su casa y yo en la mía, después cuando ya
salió la suspensión
ad divinis
vino a casa y ya vivíamos bajo
el mismo techo con las chicas y con él
.
L: Bueno eso es otro tema, tampoco es común tener seis
hijas chiquitas...
C:
Pero para mis hijas Jerónimo fue el padre, y para Jeróni-
mo fueron sus hijas.
L: ¿Y ya desde esa época empezaron a pensar en la condi-
ción de celibato de los curas?
C:
No, no, como él era obispo y no hay obispos casados, era
el único que luchaba como obispo con la mujer de la mano,
como era yo, entonces se enteraron en Europa, hicieron un
congreso internacional muy grande en Roma y nos invitaron
al congreso de curas casados, había 100 mil en el momen-
to y ya todos los curas se les prendieron a Jerónimo porque
para los curas un obispo es un obispo, entonces fuimos ahí
y después seguimos a otros congresos acompañándolos, ya
para Jerónimo la diócesis fue la diáspora de todo lo que es-
taba sufriendo, y después viajamos por nueve países de Lati-
noamérica y organizamos la Federación Latinoamericana,
11
que estaba ya formada pero la fuimos unifcando.
L: Y el tema central era la condición social y civil de...
C:
No, era la familia que los perseguía y la Iglesia que
no...; era levantarles el ánimo y hacer congresos y progra-
mar reuniones y...
L: ¿Entre los mismos curas había distintas posiciones?
C:
No, entre los curas había distinta madurez, algunos, viste,
más fuertes, otros más débiles, nosotros tratábamos de ayu-
dar a todos, de unirlos.
L: Pero la ayuda cómo era, sobrellevar el deseo...
C:
Acompañarlos, hacer reuniones.
L: En la decisión que tomaran…
C:
No, no, porque generalmente ya habían tomado la resolu-
ción. Nada más que tratábamos de que se fortifcaran estan-
do unos con otros y Jerónimo como obispo y esas cosas.
L: ¿Y la religión allí...?
C:
No, la fe y la religión eran lo mismo, seguíamos celebran-
do dentro de las casas, seguíamos haciendo grupos de la
misa con Jerónimo obispo y seguíamos porque al cura no
le prohibían celebrar misa, no podían prohibirle, lo que le
prohibían era ejercer públicamente el ministerio, entonces
nos reuníamos y se hacían misas, acá en casa siempre se han
hecho misas.
L: ¿Podía dar la comunión?
C:
Claro, celebrar la misa.
L: Celebrar la misa completa.
C:
Claro, no podían prohibir eso porque ya estaban consa-
grados todos.
Entonces cuando le dieron la
suspensión
ad divinis
nos mira
-
mos con Jerónimo y dijimos basta,
formamos pareja y se acabó, y
vino a vivir con nosotros, conmigo
y con la chicas y de ahí empezó la
lucha como pareja.
Clelia entrevistada por Lidia González.
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Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
1110
L: Entonces al sacerdote le prohibían el sacerdocio público,
pero aunque se case sigue siendo un sacerdote.
C:
Claro, hay algunos que, bueno, piden la reducción, pero
son los menos, se va viviendo una situación de... no de cos-
tumbre pero ya una cosa normal.
L: En esos recorridos mundiales, ¿encontró diferen-
cia...?
C:
Sí, sí había, entre los sajones y los latinos, y bueno, pero
estábamos todos unidos, estaban todos unidos en la fe, en la
celebración, había diferencias típicas de
las costumbres, de la cultura, todavía
existen…
L: ¿Usted fue vicepresidente de la
Asociación Internacional de Curas
Casados?
C:
Yo seguí siempre siendo presiden-
ta pero como yo tenía que escribir,
quería tener tiempo libre y ya era
un poco mayorcita, dije yo, yo renuncio
y que quede otro efectivo dentro... pero no me quisieron
aceptar la renuncia, me dejaron como presidente honora-
ria y vitalicia de la Latinoamericana. Y entonces siempre
seguí siendo... además que en los estatutos habían puesto
que muriendo uno, ejercía la dirección la mujer.
L: Yo me acuerdo que Jerónimo siempre hablaba de la
mujer en una condición de total igualdad con respecto al
hombre, incluso de poder celebrar misa.
C:
Claro, eso no llegó todavía pero hay quienes lo están pi-
diendo, yo todavía no toco ese tema.
L: Pero se notaba que no había diferencia de género.
C:
No, ¿sabés por qué al principio los curas eran ma-
chistas?, estaban educados así, entonces íbamos a las
reuniones y las mujeres no hablaban porque ellos eran
teólogos y las mujeres no eran teólogas, pero nosotras
teníamos la teología de la vida que es la más impor-
tante que la otra para mí y entonces, poco a poco en las
reuniones las mujeres se iban animando e iban hablan-
do también. Y hay mujeres muy fuertes dentro del mo-
vimiento y Jerónimo decía que el alma del movimiento
era la mujer.
L: Es interesante ver cómo se va construyendo de a dos
esta…
C:
Si la pareja, son las parejas sacerdotales. Somos la pare-
ja, no siempre las mujeres están en la misma vocación que
el cura pero generalmente se van haciendo, es como casarte
con un médico, que lo llamen a cualquier hora de la noche
y que la mujer se enoje ¿no?, te casás con un cura y bueno,
algunas acaban militando con ellos, otras no pero igual son
católicas y comulgan y todo igual, y tienen hijos y bautizan
los hijos, y van colegios religiosos, cuando pueden.
Silvana: siendo usted tan católica, no
tuvo al principio contradicciones con
respecto a su relación con Jerónimo y
la religión.
C:
No, yo tenía tanta fe como él, era lo
mismo. La religión no es la palabra, es
la fe, la fe en Jesús la teníamos los dos,
en la Virgen y en el mensaje de Cristo lo
teníamos igual y la ejercíamos los dos.
L: ¿Pero Jerónimo dudó un poco más?
C:
No, no. Jerónimo sufrió quizás un poco más, porque yo
como ya venía de sufrir con la separación y Jerónimo nunca
había sufrido persecuciones, yo ya las había padecido con
mi familia y con todo cuando me separé, ya estaba más fo-
gueada y más libre, él tuvo que irse liberando de prejuicios
y de cosas de la Iglesia, pero no le costó mucho porque los
golpes hacen bien, no se madura sin golpes.
L: Él venía de una familia muy tradicional.
C:
Pero bueno, perdió la familia, yo también, la familia de la
carne digamos, viste que hay un pasaje en el Evangelio don-
de Jesús se pierde, y San José y la Virgen, después de varios
días le dicen: dónde te metiste, te andábamos buscando y no
te podíamos encontrar, y entonces Jesús le contesta yo tengo
que ocuparme del servicio de mi Padre, dice Jesús, relativiza
un poco el tema de la carne.
L: Y la cuestión sexual, ¿se hablaba de eso?
C:
¿Cuándo?, cuando yo estaba en Avellaneda no hablába-
mos, no teníamos problemas sexuales, teníamos una unión
espiritual muy fuerte, estábamos militando juntos. ¿Sabés
lo que es militar? Vos no tenés ninguna complicación con
Perón, ninguna complicación con tu fe
(se ríe)
. Entonces yo
militaba junto con Jerónimo y bueno después nos gustamos
y era un amor imposible al principio, pero no teníamos nin-
gún complejo, pero era algo que no
podíamos... Si no fuera
porque apareció Helder Cámara
12
... él nos apuró todo, pensá
que apareció en el año 66, sin conocerlo nosotros y que nos
vino a decir que teníamos que cumplir una misión en la Ar-
gentina, en Latinoamérica y en el mundo entero, él nos unió,
nosotros no habíamos pensado eso. Todavía nos dijo, el hijo
va a ser una ofrenda, porque un hijo de ustedes todavía no
puede nacer porque no estamos en la pa-
rusía, yo me acuerdo la frase de Cáma-
ra, pero Cámara era un vidente, nos
estaba anunciando todo, y nosotros lo
aceptamos todo con sencillez de niños,
le aceptamos todo lo que dijo y bueno
nos alegró mucho que nos uniera él.
Nos dijo: en la Iglesia hay muchos que
frenan, hay muchos que caminan con
todos, que soy yo, y hay otros que van ade-
lante rompiendo y ustedes tienen que ir rompiendo, y bueno
empezamos a romper y nos rompieron también...
L: Y la pasaron bastante mal.
C:
Nunca mal, que sé yo, porque los que militamos o lucha-
mos… uno no siente que la pasa mal, realmente no la pasás
mal, cuando vos luchás por un ideal, por más que te golpeen
no duele porque uno sabe que está por encima de eso.
L: En Perú, por ejemplo, ¿cuantos años estuvieron?
C:
En Perú estuvimos seis años exiliados, pero bueno no-
sotros teníamos razón de estar exiliados, porque estábamos
luchando contra un ejército militar acá, o la Triple A, estaba
la Triple A que era peor o igual, no peor no, peor que los mi-
litares no, pero la Triple A era terrible, esa te mataba donde
te encontraba. Como lo amenazaron de muerte a Jerónimo
hubo que salir seis años, a Jerónimo eso le dolió mucho. Le
costó mucho no poder estar luchando en el país, porque lu-
chábamos en Perú. El exilio es una de las cosas más dolo-
rosas, fueron seis años y yo dividiéndome porque las chicas
estaban en Buenos Aires y Jerónimo afuera y yo viajando
con uno y con otro. Es larga la historia.
L: ¿De dónde sacaba usted la fortaleza para afrontar...?
C:
Del espíritu, de donde lo sacaban todos los que luchábamos,
éramos muchos los que luchábamos. Lo que pasa que nosotros
luchábamos con la Iglesia, con la familia y con los milicos, era
todo o con la familia y con la Triple A, luchábamos con la
familia de la carne, mis hijas no tenían tíos ni nada porque
todos se habían abierto, y la lucha política era normal.
L: ¿Y eso los unía más?
C:
Y la lucha de querer cambiar la Iglesia, como está cam-
biando ahora con Francisco, esa fue nuestra lucha. Y Fran-
cisco sabe, Francisco conoció nuestra lu-
cha, por eso yo le mandé ahora el libro
de cartas y le gustó tanto que lo llevó
al archivo del Vaticano. Cuando me
dijo el archivo, qué archivo le dije yo,
el archivo de Jerónimo que hay en el
Vaticano, le digo yo no sabía que tenía
un archivo, sí ahí fguran los dos en el
archivo, me dice.
(...)
yo tenía tanta fe
como él, era lo mismo. La re
-
ligión no es la palabra, es la
fe, la fe en Jesús la teníamos
los dos, en la Virgen y en el
mensaje de Cristo lo tenía
-
mos igual y la ejercíamos
los dos.
(...)
En Perú estuvimos seis años
exiliados, pero bueno nosotros
teníamos razón de estar exilia
-
dos, porque estábamos luchando
contra un ejército militar acá, o la
Triple A
(...)
Jerónimo Podestá en el frente de su casa de la avenida Gaona, 1999.
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Revista de Historia Oral
1312
venía libre ya, él recién empezaba, tenía a la Iglesia encima,
a la familia encima, tuvo que liberarse de muchas cosas.
L: ¿Y alguna vez lo oyó arrepentirse de algo?
C:
No, no, ninguno de los dos, estábamos muy claros.
L: ¿Y sus hijas?
C:
No, mis hijas estaban muy felices todas, para mis hijas el
padre era Jerónimo, y el abuelo también, y yo ahora hasta
estoy por tener una tataranieta, así que calculá.
L: Usted es muy buena escritora también.
C:
Sabés que yo por ejemplo, tanto escri-
bo que soy de matarme, porque cuando
Jerónimo murió, se fue, yo empecé cua-
dernos que tengo acá, ahí, ¿qué hacía?,
diarios hablando con Jerónimo que no
está, entonces tengo cuadernos escritos,
diarios del año 2000 hasta ahora. En
donde también le hablo de su amigo,
del amigo que me dejaste que es Ber-
goglio y es todo un testimonio de cosas
eso. Le conté el otro día a Bergoglio y me dice: no los tires,
porque me ha prohibido tirar ningún papel, y yo... hay veces
que me dan ganas de quemar todo lo mío. Me dice: vos ya
terminaste con Jerónimo, ahora tenés que hacer todo lo tuyo,
y es verdad.
L: ¿Se da cuenta de que usted es una precursora? Los tiem-
pos han cambiado pero en esos tiempos fue...
C:
Me doy cuenta de que soy Clelia no más. Yo no puedo
decir que no soy normal, soy normal, pero bueno Dios me
dio una vida llena de sorpresas y de cosas, nunca pensé ser
amiga del Papa tampoco, primera vez que un Papa me cono-
ce mucho y me quiere y yo lo quiero, primera vez. Y conoce
nuestra historia y todo, y le dio la unción de los enfermos a
Jerónimo, cuando ninguno se acercaba a él, cuando estaba
acá de cardenal.
L: Que los mismos pares se abrieron.
C:
Nadie de la Iglesia se arrimó, ni los curas del Tercer Mun-
do que lo dejaron solo, ninguno, ni el teólogo de la liberación
Gustavo Gutiérrez
14
tampoco, lo echó de la conferencia por-
que tuvo miedo de complicarse, de que saliera en el diario
que había estado Jerónimo en la conferencia, entonces le
hizo decir que se fuera. Llegó a casa de vuelta el día siguien-
te, le digo ¿qué te pasó?, me echaron me dijo, y le digo eso ¿es
teología de la liberación? Pero no lo digo con odio, lo digo
con pena porque no pueden existir esas cosas.
L: Ustedes estuvieron, como usted dijo, militando con la fe
pero en un medio social y político, en épocas...
C:
Sí, pero nunca vos podés traicionar a tu hermano para
alcanzar poder, ese es el clericalismo, es ser fel a lo que te-
nés para que el que está arriba tuyo te levante, entonces sos
capaz de traicionar a tu hermano, y no lo digo con resenti-
miento o con odio, lo digo porque todavía siento el dolor de
Jerónimo cuando vino de regreso porque lo echaron, eso sí el
dolor de Jerónimo me queda, pero nunca
odio ni nada, quisiera que eso no exis-
ta y ahora con Francisco, si hay algo
que le molesta a Francisco es el clerica-
lismo, así que no va a existir más, va ir
abriendo las puertas.
L: ¿Usted cree que va haber nuevos
conceptos en la Iglesia, se abre una
nueva etapa?
C:
Sí, ya hay, ya está mostrando desde el día que salió al bal-
cón a dar la bendición que bajó la cabeza y pidió al pueblo
que lo bendijera primero, los gestos de él indican lo que es.
L: Últimamente está la apertura de discutir la cuestión del
celibato.
C:
Y tenía que venir, eso es lo gracioso que el primero que
salió hablando de eso fue el nuevo secretario de Estado que
es un italiano que tiene 50 años, porque es una ley que tiene
que ser optativa, no obligatoria, no es un dogma, se puede
reformar la ley, está puesta por hombres en el siglo XII en el
Concilio de Trento, así que mirá el tiempo que hace. Si no, no
hay cura, porque los jóvenes no quieren, no entienden que
tengan que renunciar a la mujer para consagrarse a Dios en
el Seminario, entonces hay otra cosa, a mí me molesta que
sea por falta de curas o por escasez de curas, no, me importa
que se dé la opción, que sea optativo, porque vale la pena,
porque es así, pero no porque falten curas. La prensa por ahí
dice esas frases pero no es así, es porque ha llegado el tiempo
de que la cultura ya vaya cambiando y van entendiendo co-
sas que tienen que irse dando y la Iglesia no puede quedarse
en el medioevo.
L: De acuerdo, me parece muy bien. Yo estaba pensando en
su papel como mujer, siempre me interesó esto porque...
C:
Y, me juzgará la historia... ya me mostrará la historia. Y,
bueno, como mujer, si querés hacé el tema de la mujer, con-
migo también podés hacerlo. Yo tengo
Mi nombre es Clelia
15
y ahí avanzo hasta el 85, tenés todo eso.
L: Y dígame, la familia tanto de Jerónimo, la de la carne, los
que han quedado, sobrinos…
C:
Y tienen otra mentalidad.
L: ¿No han recompuesto la relación?
C:
No, bueno sí, las generaciones más
jóvenes, pero no los veo, pero por ahí
aparecen nietos, pero de la familia de
los Luro, de los Podestá, no. Y eso que
la gente joven de los Podestá tendrían
que estar orgullosos de él, de Jerónimo,
muy orgullosos, porque fue un hombre
completamente fuera de serie. Helder
Cámara se reía conmigo porque era bajito
y feo y yo le decía a él: lo que tiene Jerónimo es que es más
buen mozo que usted, le decía yo siempre, pero son fuera de
serie. Pero la Madre Teresa de Calcuta es mucho más fuera
de serie que yo, yo no hubiera podido nunca hacer todo lo
que hizo la Madre Teresa de Calcuta.
Bergoglio conoce toda la historia, Francisco, ha pasado, des-
de que murió Jerónimo hasta que lo hicieron Papa 13 años,
me llamaba a mí todos los domingos, tuvimos tiempo de co-
nocernos, de conocerlo a Cámara... de tantas cosas.
L: ¿Ustedes siguieron relacionados con Cámara?
C:
Siempre, Helder siguió al lado nuestro hasta los 90
años, hasta que murió y al año siguiente murió Jerónimo,
así que me dejaron sola a mí los dos, me dejaron la mo-
chila, digo yo.
L: ¿Qué hizo después de la muerte de ellos dos, cómo se
rehizo?
C:
¡Uf! la única forma de vivir cuando
se fue Jerónimo fue sacar todo el pen-
samiento de Jerónimo afuera, para que
la gente... porque cuando yo le guar-
daba todo Jerónimo me decía: Clelita
cuando yo me muera vas a tener mu-
cho trabajo, y yo le decía pero bueno si
yo no guardo tus escritos, tus palabras
se las lleva el viento, yo las tengo que
guardar y cuando él se fue, las tengo que dar. Tengo un ami-
go muy gracioso porque yo le decía que yo era como una rata
de biblioteca y él me decía no, porque las ratas se comen los
papeles y vos los das. Y es verdad, yo he sacado casi siete
13
libros, seis libros con el tuyo también.
L: Lo que yo recuerdo es que a través de los libros de Jeró-
nimo, los conceptos que él trabajaba están dentro del cam-
po de la fe pero salían...
C:
Era un fuera de serie Jerónimo, igual que Cámara, hay
hombres dentro de la Iglesia y mujeres que son fuera de serie
también, la Madre Teresa de Calcuta es una fuera de serie,
Jerónimo era un fuera de serie.
L: Pero por ejemplo, Jerónimo hablaba de conceptos como
violencia, amor, justicia, equidad social, conceptos que él
decía revolucionarios. Su propia vida terminó siendo un
gesto revolucionario dentro de la misma Iglesia, pero yo
creo que un motor muy interesante fue usted.
C:
Bueno, eso fue lo que le dijo Cámara a Jerónimo cuando
nos unió, no le tenga miedo a Clelia porque Clelia va a ser
su fuerza, y yo supe lo que era ser su fuerza, aparte que yo
Helder siguió al lado
nuestro hasta los 90 años,
hasta que murió y al año
siguiente murió Jerónimo, así
que me dejaron sola a mí los
dos, me dejaron la mochila,
digo yo.
(...)
pero nunca vos podés
traicionar a tu hermano para
alcanzar poder, ese es el
clericalismo, es ser fiel a lo que
tenés para que el que está arriba
tuyo te levante
(...)
Fotografías y objetos religiosos de Clelia.
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Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
1514
L: Cada uno en su zapato.
C:
Bueno... la Madre Teresa de Calcuta dice que cuando uno
llega a viejo si no puede correr, camina y si no puede cami-
nar que use bastón y si no puede con el bastón no camine
pero que no permita nunca que le falten el respeto sino que la
respeten, tengo ahí un escrito de la Madre Teresa de Calcuta
que es muy bueno.
L: Pero usted con la Iglesia argentina se ha peleado bastante.
C:
¿A qué llamás la Iglesia?
L: A la jerarquía.
C:
No, tengo un obispo amigo nada más,
que era amigo de Bergoglio, por ahora.
Pero a esta casa no entró ningún obis-
po, él sí entró que es... se me fue el ape-
llido, de Gualeguaychú, Lozano. Pero
bueno, tienen que ir cambiando la
mentalidad, yo soy un escándalo para
muchos, para Laguna, para esos era
un escándalo, para Primatesta, que no
entendió nunca a Jerónimo, que tenía
que haberlo respetado y Jerónimo enfrentaba a los obispos, a
todo el Episcopado, Jerónimo lo que tuvo de valiente es que
supo no solamente políticamente enfrentarse, supo enfrentar
a la institución, o sea dar su verdad adentro, que es la ver-
dad que está aforando hoy pero que no estaba, por eso tuvo
tanta persecución, pero ahora poco a poco con Francisco que
está lleno de enemigos allá, que cada vez se ha vuelto un
líder en el mundo, porque es la verdad, en muy poco tiempo,
él cuando le digo eso me dice que no lo diga, no digas así me
dice, le digo si sos un líder mundial, vos tenés que cuidarte
ya, tenés que dejarte cuidar porque, qué hacemos si te pasa
algo, está reformando todo, por qué, porque sencillamente
está siguiendo los pasos de Jesús, y ahora estoy queriendo ver
de organizar un grupo internacional que seamos los cami-
nantes o los misioneros de los pasos de Francisco para que no
esté solo, que tenga todo un grupo de gente que lo acompañe,
como tenía Juan Pablo II, los Heraldos de Juan Pablo II se
llamaban; bueno que hoy haya un movimiento de apoyo a
Francisco en el mundo, no solamente la Iglesia, todo.
L: ¿Usted qué espera de esta renovación de la Iglesia?
C:
Y espero que la Iglesia sea como Jesús
quería y que vaya desapareciendo la
institución, porque la institución es una
organización conformada por hombres
que tiene siglos, llena de leyes, de dere-
cho canónico, lleno de castigos, de sus-
pensiones, en cambio está mostrando la
Iglesia de Jesús, de compromiso, de aper-
tura de amor, de paz, y bueno eso es lo
que está trayendo.
L: Es un poco lo que decía Jerónimo también.
C:
Lo que deseamos tantos, pero felizmente hoy lo dice él.
S: ¿Cómo se defniría usted misma?
C:
No sé, siempre he sido fel a lo que el espíritu me ha ido
diciendo, no puedo ser diferente de lo que soy. Felizmente o
infelizmente no sé, me hace mucho bien escribir, volcarme
en el papel, eso es una cosa que he tenido siempre, tan es así
que ahora le escribo a Jerónimo cuadernos cuando no está
pero me alivia el alma escribir, entonces están quedando
muchas cosas escritas, después me juzgarán, les servirá o
no, espero que sí, tampoco escribo para que les sirva, es-
cribo para volcarme en el papel. Ahora de Jerónimo sí, yo
con Jerónimo siempre he querido sacar el pensamiento de
Jerónimo, cuando yo me muera habrá otras que querrán
sacar el mío, probablemente o no, no sé.
L: Pero ¿cómo se ve a sí misma, cómo se caracterizaría usted?
C:
Vehemente, con el alma serena, cargada de amor, no de
resentimiento ni odio contra nadie, si las cosas me duelen es
porque no son como tienen que ser pero generalmente
disculpo todo porque pienso si yo hubiera nacido en el lu-
gar de esa persona, hubiera sido educada como esa persona,
quizás sería igual o peor que esa persona, entonces nunca
me queda resentimiento en el corazón a mí con nadie, ni
con nada. Sí deseo un mundo nuevo, porque para eso desde
chiquita me enamoré de Jesús, y de la palabra de Jesús; y
Jesús fue tan simpático que me lo regaló a Jerónimo, se hizo
carne en Jerónimo, Jesús, buen mozo y todo como él. Qué
más querés que te diga, y soy madre felizmente de seis hijas,
tengo nietos, tengo bisnietos, tengo un proyecto de tataranie-
ta que está viniendo. Bueno, creo haber vivido todo, como
me tocó vivir y ahora como me exige este que tengo que no
quiere que rompa ningún papel, que tengo que entregar mis
papeles, quizás alguien de ahí se ocupe de mis escritos.
L: Muy bien ha sido muy clara, le faltó decir que tiene una
fortaleza de carácter y presencia que...
C:
De eso no me doy cuenta, la tengo pero sin darme cuenta.
L: Por eso lo digo yo, un gran empuje, una seguridad…
C:
Por eso soy vehemente, cuando siento una cosa...
L: Con la claridad de pensamiento y la posibilidad de ex-
presarla con total franqueza.
C:
Y bueno, los años dan sabiduría.
L: Sí pero cuando usted era más joven, cuando encontró a
Jerónimo tuvo...
C:
Yo creo que a mí me soplaron el espíritu cuando era chica para
romper la puerta de vidrio y que me echaran del colegio
(risas).
L: Claro, ahí comenzó la cosa...
(...)
tienen que ir cam
-
biando la mentalidad, yo soy
un escándalo para muchos,
para Laguna, para esos era
un escándalo, para Primates
-
ta, que no entendió nunca a
Jerónimo
(...)
Notas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
1. Clelia Luro de Podestá murió el 4 de noviembre de 2013 en
el Sanatorio Güemes, después de estar internada un fn de se-
mana. Recientemente había hecho llegar al papa Francisco y al
consejo de ocho cardenales su libro
Relatos de viajes. Caminos
en la diáspora
, en el que rescata la lucha de más de 40 años junto
a monseñor Jerónimo Podestá por el celibato optativo. (Agencia
Télam, 29 de junio de 2013).
2. Como resultado de las entrevistas realizadas por Luis García
Conde y Lidia González se publicó el libro
Monseñor Podestá. La
revolución en la Iglesia
, Buenos Aires, IHCBA, 2000.
3. Raimundo Wilmart. Noble de origen belga enviado a la Argen-
tina por Carlos Marx para difundir las ideas socialistas. Aquí se
integra a la alta sociedad y se casa con una dama cordobesa. De-
sarrolla una destacada actuación como catedrático de Derecho y
Sociología. Abuelo materno de Jerónimo Podestá.
4. El Ingenio Azucarero San Martín del Tabacal está ubicado en
norte de la provincia de Salta. En 1920 el Dr. Robustiano Patrón
Costas lo inauguró en un paraje conocido como El Tabacal. En
su libro
Mi nombre es Clelia
, Clelia cuenta su vida, su infancia, su
frustrado casamiento con un salteño, el padre de sus hijas, que la
llevó a vivir al Ingenio San Martín del Tabacal, donde señoreaba
Patrón Costas. Allí se forjó como una luchadora, empezó a tomar
contacto con la población indígena y a desarrollar una tarea de
ayuda y promoción social, a través de su gestión en un Plan de
Viviendas para obreros del Ingenio Ledesma.
5. El 28 de junio de 1966 un golpe de Estado derroca al presidente
Illia. Con el beneplácito de algunos sectores sindicales, políticos,
económicos y eclesiásticos, Juan Carlos Onganía asume como
presidente en carácter de jefe de la denominada Revolución Ar-
gentina. En nuestro país, como en el resto de los países del Tercer
Mundo, el temor al fantasma del comunismo desató una política
represiva contra todo aquello que afectara el modo de vida occi-
dental y cristiano. El gobierno militar impuso un discurso basado
en el orden, la jerarquía y el catolicismo preconciliar. Disolvió los
partidos políticos, suprimió el derecho a huelga y reimplantó la
pena de muerte.
Libro en el que Clelia relata su apasionante vida.
Clelia Luro durante la entrevista.
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Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
1716
tenían a Sallustro observaron el operativo militar que preparaba
el asalto a la casa, llamaron desesperadamente a la Fiat para
decirles en forma angustiosa que ellos no podían garantizar la
vida de Sallustro. Esto es lo que yo recibí telefónicamente del
representante de la Fiat con el encargo de transmitirlo a monseñor
Podestá”. En: Clelia Luro,
op. cit
., pp. 245-247.
“Tras secuestrarlo el 21 de marzo de 1972 en la provincia de
Buenos Aires, la justicia perretista declaró a Sallustro ‘culpable
y autor responsable de maniobras monopolistas perpetuadas por
Fiat en perjuicio de la República Argentina, culpable e instigador
responsable de la represión efectuada (...) a la planta industrial de
Córdoba en septiembre de 1971 y culpable y autor responsable
de la desocupación y miseria ocasionada por los despidos de más
de 500 trabajadores de la planta Fiat Córdoba... La pena que le
corresponde en razón de su culpa es la pena de muerte’. (…) y
para dejar en libertad al empresario el PRT-ERP exponía siete
condiciones entre las que se destacaban: la liberación de los
obreros detenidos en el mencionado conficto y la reincorporación
de los cesanteados, una indemnización ‘al pueblo’ (en forma de
repartos de víveres y útiles escolares), una al ERP (que se pactó
en un millón de dólares) y aquella que fnalmente obstaculizaría
las negociaciones: la liberación y el traslado al exterior de 50
guerrilleros presos, varios de ellos miembros de la dirección
partidaria, entre ellos, Santucho. Si el cumplimiento de gran
parte de estas exigencias estaba en manos de la empresa –que
aparentemente se mostró dispuesta a concederlas– la liberación
de los presos políticos era una decisión que solo la dictadura de
Lanusse podía tomar pero que en ese punto se mostró infexible.
Por su parte, era precisamente esa la condición primordial para
el PRT-ERP que, pasando por alto la disparidad de intereses,
posiciones y eventuales costos de unos y otros, aguardó a que
Estado y capital respondieran conjuntamente ante la ‘justicia
popular’. No lo hicieron. Fracasadas las negociaciones y en
momentos en que las fuerzas represivas detectaron y rodearon
la ‘cárcel del pueblo’ donde permanecía secuestrado, Sallustro fue
ejecutado el 10 de abril de 1972.
Su ejecución sin embargo, aunque probablemente prevista en
determinadas circunstancias como las que fnalmente se pre-
cipitaron, fue presentada por la prensa partidaria como respon-
sabilidad de la ‘dictadura militar [que] poniendo una vez más en
evidencia, que nada le importa la vida humana con tal de salva-
guardar sus intereses económicos, prefrió sacrifcarlo; no nego-
ció, siguió su insensata política represiva y obligó a nuestros com-
batientes a ajusticiar a Sallustro, tal como lo habíamos advertido”.
En: Vera Carnovale, “En la mira perretista: las ejecuciones del
‘largo brazo de la justicia popular’ “, revista
Lucha Armada
, N°8,
año 3, Buenos Aires, 2007, pp.4-31.
9. Aurelio Peccei, presidente de la Fiat, llegó el 23 de marzo de
1972 a Buenos Aires, vía Roma, para dirigir personalmente las
negociaciones con el ERP, tras el secuestro de Sallustro.
10. Enrique Angelelli. “(…) fue ordenado en 1949. Completó su
formación en Roma, donde conoció al fundador de la Juventud
Obrera Católica, José León Cardijn. Esa experiencia lo marcaría
para todo su vida. De regreso a Córdoba comenzó su labor
Aires, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, 2000,
pp. 92-93.
8. “En esta primera mitad del año 1972, se produjeron los más
signifcativos hechos de sangre que serían como el prolegómeno
de las sórdidas matanzas que se irán escalonando a lo largo de los
años 1973 a 1978. En abril de 1972 un comando guerrillero ultima
al general Juan Carlos Sánchez, comandante de la IIª Región
militar con asiento en Rosario. Inmediatamente después, la policía
y el ejército toman por asalto la casa en que los guerrilleros del
ERP tenían secuestrado al director general de Fiat Argentina, el
Dr. Oberdan Sallustro, cuyo cadáver quedó tendido en el interior
de la vivienda. (…) Para reforzar la imagen de Jerónimo como
hombre de Iglesia y para denunciar por contraste la ausencia
total de la jerarquía católica, que parecía vivir al margen del país
real, recurrimos al expediente de escribir cartas al Papa y hacerlas
públicas a fn de que las denuncias tuvieran mayor resonancia.
En una de ellas, de fecha 21 de abril, Jerónimo retomaba la
frase del Papa que, refriéndose a la muerte del Dr. Sallustro, lo
denunciaba como un acto de ‘incalifcable barbarie’ y que resultaba
penoso que la Iglesia apareciese como interesándose únicamente
por la vida de los poderosos y, asumiendo una postura parcial,
no condenase también al sistema opresor y represor. ‘Es muy
evidente decía la carta que la verdad y la justicia no están de un
solo lado, como tampoco la violencia y la barbarie’.
Jerónimo tenía autoridad moral para hablar de esa manera, pues
fue el único hombre de Iglesia que intervino positivamente para
salvar la vida del Dr. Sallustro, tanto para favorecer tratativas
con sus captores cuanto para inclinar al gobierno hacia una
postura menos rígida que permitiría llevarlas a buen término.
Sus contactos con el Dr. Peccei, presidente de Fiat Argentina y
su amistad con el Dr. Arturo Mor Roig, ministro del Interior
del gobierno de Lanusse, habían facilitado las tratativas y
parecía resuelto el canje de Sallustro, cuando terminó el plazo
fjado por el ERP, de tal modo que a las doce de noche debía
ser ejecutado. Jerónimo deseaba hacer algo más y entonces a
Ezequiel [Perteagudo] y a mí se nos ocurrió animarlo a hacer
un llamado por televisión. Las cámaras estaban instaladas en la
casa de Sallustro, donde su señora esperaba acongojada el triste
y cruel anuncio de su ejecución. Llegamos a la entrada de la casa
rodeada de un gentío enorme y allí Jerónimo, frente a las cámaras,
tomó el micrófono e hizo un patético llamado a los dirigentes
guerrilleros para que suspendiesen la anunciada ejecución. Esto
sucedió momentos antes del plazo fnal.
Es posible que la ejecución ya hubiese sido aplazada, pero eso no
disminuye para nada el impacto que produjo la intervención de
Jerónimo. Lo cierto es que las tratativas fueron llevadas a buen
término, hasta que la muerte del general Sánchez en Rosario,
a manos de un comando terrorista, precipitó la intervención
del Ejército contra el grupo del ERP que tenía secuestrado a
Sallustro.
Esa mañana yo estaba en casa, cuando recibí un llamado telefónico
de la Fiat, tratando de ubicar a Jerónimo, que no se encontraba
en su departamento. Regresó al mediodía cuando ya estaba todo
terminado. ¿Qué había sucedido? Cuando los guerrilleros que
6. La Diócesis de Avellaneda fue creada el 10 de abril de 1961.
Comprende los partidos de Avellaneda y de Lanús de la provincia
de Buenos Aires. Su primer obispo fue monseñor Emilio Anto-
nio Di Pasquo, quien falleció el 9 de abril de 1962. Le sucedió
monseñor Jerónimo Podestá, designado por Juan XXIII el 27
de septiembre de 1962. Recibió la ordenación episcopal el 21 de
diciembre de ese año y tomó posesión como segundo obispo de
Avellaneda el 23 de diciembre de 1962. Renunció el 4 de diciem-
bre de 1967. Así lo caracteriza Clelia: “Jerónimo era obispo de
Avellaneda, una Diócesis fundamentalmente obrera. Tenía ya un
destacado prestigio entre el clero joven por haber sido durante
doce años profesor de Teología en el Seminario de La Plata en
la Provincia de Buenos Aires. Una vez obispo se destacó inme-
diatamente por ser portavoz de los nuevos principios y actitudes
sancionadas en el Concilio Vaticano II en el que participó acti-
vamente de todas las sesiones en Roma. Cuando se hizo cargo de
Avellaneda puso en marcha una nueva pastoral. Formó equipos
de sacerdotes obreros. Organizó nuevos equipos de sacerdotes
que buscaban insertarse en la comunidad del barrio, de este
modo buscaba que sus sacerdotes, antes que ministros de lo sa-
grado, se mostraran Servidores de la Comunidad, ocupándose
con la gente de problemas concretos del barrio (luz, pavimento,
vivienda, educación, etcétera); insertándose en clubes, socie-
dades de fomento, organizaciones no gubernamentales (ONG),
etcétera.” En: Clelia Luro,
Mi nombre es Clelia
. Santiago de Chile,
Los Héroes, 1996, pp.110 -111.
7. La
Encíclica Populorum Progressio
del 26 de marzo de 1967
es la revolucionaria Carta Encíclica del papa Pablo VI sobre el
“Desarrollo de los pueblos”, dirigida a los obispos, sacerdotes,
religiosos y feles de todo el mundo y a todos los hombres de
buena voluntad sobre la necesidad de promover el desarrollo
de los pueblos. “La encíclica (…) era todo un programa nuevo,
un enfoque nuevo de la sociedad, era todo lo contrario de lo
que los neoliberales dicen: que la ley del mercado manda todo.
No, entendido con toda la tradición de la epistemología de las
ciencias, es sabido que hay una subalternación de las ciencias y
este caso los grupos no querían dar nombres así, decir la ciencia
subordina a la moral. La economía está necesariamente orientada
al humanismo, al hombre, el hombre es el fn, y el hombre
social. Y en la encíclica se propiciaba, sin pelos en la lengua,
que el mundo estaba mal organizado, que había que cambiar
de rumbo, que hacían falta reformas audaces, profundamente
renovadoras, en fn, casi textualmente estoy diciendo algunas
expresiones. Nunca más he vuelto a oír hablar de esta encíclica,
ni me ha tocado a mí la oportunidad de levantar esta bandera,
pero habría que hacerlo (…) Hay todo un programa, incluso para
los países pobres, subordinados, etcétera. Entonces la difusión
creó un poco de conciencia, no directamente, pero creo que en
algunos pronunciamientos que se hicieron y se siguen haciendo,
sin nombrarla, sin utilizarla (…) la Populorum Progressio (…)
abrió un cauce para que haya gente que piense que no es la ley
del mercado la que debe dominar la vida de la sociedad (…)”
[Jerónimo Podestá] En: Lidia González y Luis García Conde,
Monseñor Jerónimo Podestá. La Revolución en la Iglesia
, Buenos
pastoral en los barrios pobres y en las villas de la ciudad. En
1952 fue el primer asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC)
cordobesa, a cargo de la capilla Cristo Obrero. En la actividad
siempre intensa de Angelelli se refejarían las contradictorias
alternativas de la relación entre el peronismo y la Iglesia y las
mudables opciones políticas de las clases medias.
Bajo la conducción del arzobispo Laftte, Córdoba fue el núcleo
de resistencia contra el peronismo y Angelelli uno de sus
instrumentos destacados. (…) Pero a poco del derrocamiento
de Perón, Angelelli y los demás integrantes del Equipo Nacional
de Asesores de la JOC ya trabajan en forma estrecha con los
sindicalistas perseguidos por el régimen militar. Junto a la capilla
Cristo Obrero había un Hogar Sacerdotal frecuentado por
curas del interior de la provincia, en el que Angelelli instaló su
vivienda. Pronto se convirtió en lugar de reunión para jóvenes
obreros y estudiantes. Angelelli también trabajaba en la curia
arzobispal y en la pastoral universitaria y su fgura se volvió
familiar en la ciudad (…). Su popularidad era tal que a nadie
sorprendió que en diciembre de 1960 fuera designado por Juan
XXIII arzobispo auxiliar de Córdoba y nombrado vicario general
de la arquidiócesis”. En: Horacio Verbitsky,
Historia Política de la
Iglesia Católica.
La violencia evangélica. De Lonardi al Cordobazo
(1955-1969),
Buenos Aires, Sudamericana, tomo II, 2008, pp.
184-185.
“(…) Tuvo participación activa en diversos confictos gremiales
(de IME- Industrias Mecánicas del Estado, Municipales, Fiat,
etcétera), marcando una presencia de compromiso episcopal poco
frecuente en el contexto eclesial de Argentina y especialmente
resistida en los círculos del catolicismo tradicional de Córdoba.
Quedó a cargo de la arquidiócesis en 1962, cuando el arzobispo
Castellano asistió a la primera sesión del Concilio Ecuménico
Vaticano II. Y participó de las tres sesiones restantes en 1963,
1964 y 1965. En el Concilio profundizó sus opciones pastorales
y vivenció la realidad universal de la Iglesia con obispos y
teólogos latinoamericanos, africanos y asiáticos, y de las iglesias
ortodoxas.
En 1968, designado por Pablo VI, el 24 de agosto asumió
el Obispado de La Rioja, el mismo día que se iniciaban las
deliberaciones en Medellín del episcopado latinoamericano. El
nuevo obispo quiso ser ‘un riojano más’ y desde el inicio visitó
instituciones, comunidades, barrios y poblados riojanos.
(…) 1974. En el país se vivía un recrudecimiento de la crisis
social y política con violentos asesinatos, atentados y ataques
a los dirigentes y organizaciones populares. En septiembre
Angelelli viajó a Roma en visita ‘ad limina’. Estando en Europa
le sugirieron que no regresara porque su nombre fguraba en la
lista de amenazados por los parapoliciales de las tres A (Alianza
Anticomunista Argentina). (…) Luego del golpe de Estado del
24 de marzo [de 1976] se intensifcó el control y seguimiento a
los miembros de la Iglesia, en el marco de la represión desatada
por la dictadura militar. Monseñor Angelelli levantó su voz
para denunciar las violaciones a los derechos humanos e hizo
conocer al Episcopado la persecución de era objeto la Iglesia en
La Rioja. (…) El 4 de agosto, monseñor Angelelli, junto al padre
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Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
1918
Arturo Pinto, retornaba a la capital riojana, luego del novenario
a los sacerdotes asesinados de Chamical, a la altura de Punta de
Los Llanos, su camioneta fue obstruida por un Peugeot 404, lo
que le provocó el vuelco. El cuerpo del obispo fue sacado y su
nuca golpeada contra el asfalto, quedando su corpulenta fgura
extendida con los brazos abiertos sobre la ruta.
Aunque se intentó ocultar el crimen como ‘accidente automovilístico’
y la causa judicial iniciada fue enseguida archivada, en 1983, con
el retorno de la democracia, se reabrió y en 1986 el juez Aldo F.
Morales dictaminó que la muerte de monseñor Angelelli fue un
‘homicidio fríamente premeditado’, debiéndose identifcar a los
autores (…)”.
En: www.donorione.org.ar.
A 38 años del asesinato, el pasado 4 de julio de 2014 los represores
Luciano Benjamín Menéndez y Luis Estrella fueron condenados
a prisión perpetua en cárcel común e inhabilitación perpetua por
el asesinato del obispo Enrique Angelelli.
11. En julio de 1995 se creó en Lima la Federación Internacional
Latinoamericana de Sacerdotes Casados y sus Esposas, la que
agrupa a catorce países, y fue presidida por Jerónimo Podestá y
Clelia Luro. En: Clelia Luro,
op. cit.,
p. 406.
“Circular
Lima Perú Julio 16 de 1995.
Finalizó en la ciudad de Chimbote Perú el Encuentro Latino
Americano de sacerdotes casados, con una Declaración conjunta
en nombre de las Etnias o Naciones del Continente.
Después de comprobar penosas situaciones de amores clandesti-
nos de sacerdotes; de hijos abandonados; de mujeres cosifcadas
y maltratadas por el celibato obligatorio; de parejas de ex curas
que no pueden legitimar su situación y de constatar asimismo la
injusta marginación social de aquellos que optaron por el ma-
trimonio, los convencionales denuncian estas situaciones como
atentados contra los Derechos Humanos fundamentales.
Luego invitan a la jerarquía católica y a la sociedad entera a re-
fexionar sobre esta realidad vergonzante y de asumirla con co-
raje histórico, modifcando su conducta.
Como conclusión se propone Difundir los Derechos Humanos y
Canónicos violentos. Acoger y apoyar a todos los que sufren por
esta problemática y ponerse al servicio del Pueblo de Dios para
todo lo que espera de ellos y luchar por una sociedad más justa y
un mundo más humano.
Dada en Lima el 16 de julio de 1995, frmada por los delegados de
Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guatemala. México
Paraguay, Perú y Santo Domingo.
Ese mismo día la Convención eligió como coordinadores lati-
noamericanos a los representantes de vicepresidentes de la Fede-
ración Internacional. Clelia y Jerónimo Podestá (…)”.
En www. jeronimopodesta.com.ar
12. Helder Cámara, arzobispo de Brasil, fue parte de la reunión
de la Conferencia Episcopal Latinoamericana. “Entre 1962 y 1965
funcionó el Concilio Vaticano II, cuyas conclusiones propiciaron
la apertura al mundo de una Iglesia con mayor compromiso so-
cial. En 1968 la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CE-
LAM) reunida en Medellín, Colombia, proclamó la ‘opción por
los pobres’. Profundizando este mensaje, surge el Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo, cuyos integrantes asumieron el
compromiso de enfrentar la injusticia social, en un espacio cada
vez más político”. En Lidia González,
Ciudad de Buenos Aires. Un
recorrido por su historia
, Buenos Aires, DGPeIH, 2009, p. 77.
“El encuentro entre Cámara y Podestá en Mar del Plata [Asam-
blea del CELAM en 1966] fue decisivo, no solo porque marcó
el compromiso con una acción pastoral que atendiera la reali-
dad latinoamericana sin eufemismos, sino también porque fue
el comienzo de una relación personal y afectuosa, que continuó
a través de viajes, cartas y llamadas telefónicas, que no se inte-
rrumpieron sino hasta la muerte de Cámara ocurrida en agosto
de 1999.
(…) En esos días en Mar del Plata, Cámara, Podestá y Clelia
establecieron un vínculo muy profundo. (…) Fue el obispo de
Recife quien alentó la decisión de la pareja y quien la sostuvo en
los tiempos que siguieron (…)”. En Lidia González y Luis García
Conde,
op. cit.
, pp. 46-47.
13. Títulos de libros publicados por Clelia Luro de Podestá:
El mártir que no mataron. Helder Cámara
, Buenos Aires, Nueva
Utopía, 2012.
Jerónimo Obispo. Un hombre entre los hombres. Su vida a través de
sus escritos,
Buenos Aires, Fabro, 2011.
Nuestra lucha por Malvinas
, Buenos Aires, Fabro, 2010.
Jerónimo Podestá: un obispo sin fronteras. Frases y pensamientos
,
Buenos Aires, CICCUS, 2010.
Mi nombre es Clelia
, Santiago de Chile, Los Héroes, 1996.
Jerónimo Podestá y Clelia Luro,
El Vaticano dice no: Sacerdocio y
Matrimonio
, Buenos Aires, Ediciones Letra Buena, 1992.
Las cartas de Clelia y Jerónimo Podestá
, Buenos Aires, Granica,
1973.
Relatos de viajes. Caminos en la diáspora
, Inédito.
“Le acercarán al Papa un libro sobre la lucha de un obispo por
lograr que la Iglesia acepte el celibato optativo. La viuda del
obispo Jerónimo Podestá le envió a Francisco el libro
Relatos de
viajes. Caminos en la diáspora
, que escribió para rescatar la lucha
que emprendió junto a su marido hace más de cuarenta años.
Según consignó el diario
Página 12,
de parte de su amiga, Cle-
lia Luro, además de la copia para el Papa, los ocho integrantes
del Consejo de Cardenales que lo asesoran recibirán el miércoles
cada uno su ejemplar del texto de 229 páginas, impreso en hojas
A4, que habla del nacimiento de la Federación Latinoamericana
de Sacerdotes Casados. Los “caminos de la diáspora” que Cle-
lia y Jerónimo comenzaron a recorrer los llevó a participar de
los Encuentros Nacionales de Padres Casados, que se hicieron
en Brasil, y que en julio de 1984 reunieron a unas 130 parejas y
más de 150, evento donde Clelia puso en debate el concepto de
“pareja sacerdotal”.
El documento que recibirán el papa Francisco y sus ocho ase-
sores recoge ese proceso y termina con un análisis cualicuanti-
tativo sobre las interrupciones del ejercicio pastoral, elaborado
en septiembre pasado sobre la base de datos ofciales de la Iglesia
Católica.
Ese documento, según informó el periodista Pablo Waisberg, lle-
va la frma del vicepresidente de la Federación Latinoamericana
para la Renovación de los Ministerios, Guillermo Schefer, y sos-
tiene que ‘el 40 por ciento interrumpe el ministerio sacerdotal o
presbiteral’, por lo que según esos cálculos se produjeron unas
2.700 interrupciones en los últimos `cinco años’”. (Agencia Te-
lám, 20 de octubre de 2013).
14. Gustavo Gutiérrez Merino nació en Lima, Perú (1928). Es
considerado el padre la Teología de la Liberación. “En 1968,
como consultor teológico del Episcopado Latinoamericano,
participa activamente en la Asamblea de Medellín. En el contexto
de este magno acontecimiento para la Iglesia Latinoamericana,
escribe la más famosa e infuyente de sus obras
Teología de la
liberación. Perspectivas
(1971). Era el momento de la ascensión
de las dictaduras militares por todo el continente de América
Latina, de las masacres y de los martirios de campesinos. Etapa
especialmente dolorosa, pero, llamativamente, para el pueblo
empobrecido y marginado de aquellas tierras, de una intensa
experiencia de fe en el Dios de Jesús capaz de movilizar una frme
esperanza de cara al alumbramiento de una sociedad nueva,
diferente y transida de justicia”. En: Botella Cubells, “Vicente,
Gustavo Gutiérrez. Padre de la Teología de la Liberación” en
www.unican.es
15.
Mi nombre es Clelia
. Libro escrito por Clelia Luro Rivarola, y
prologado por Jerónimo Podestá. En esta obra Clelia recorre con
detalle su vida, junto a sus hijas, a Jerónimo y a todos aquellos
que acompañaron su experiencia diaria. La obra fue publicada
en 1996, por la editorial Los Héroes, en la ciudad de Santiago
de Chile, tras la negativa de imprimirlo por parte de varias
editoriales argentinas.
Bibliografía
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Carnovale, Vera, “En la mira perretista: las ejecuciones del ‘largo
brazo de la justicia popular’ ”, Revista
Lucha Armada
, N°8, año 3,
Buenos Aires, 2007.
González, Lidia y Luis García Conde,
Monseñor Jerónimo Podestá.
La Revolución en la Iglesia,
Buenos Aires, Instituto Histórico
Ciudad de Buenos Aires, 2000.
González, Lidia,
Ciudad de Buenos Aires. Un recorrido por su his-
toria
, Buenos Aires, DGPeIH, 2009.
Luro, Clelia,
Mi nombre es Clelia
, Santiago de Chile, Los Héroes,
1996.
Seoane, María,
Todo o nada. La historia secreta y la historia
pública del jefe guerrillero Mario Roberto Santucho
, Buenos Aires,
Planeta, 1991.
Verbitsky, Horacio,
Historia Política de la Iglesia Católica.
La
violencia evangélica. De Lonardi al Cordobazo (1955-1969),
Buenos Aires, Sudamericana, tomo II, 2008.
Entrevista
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Clelia Luro de Podestá. Entrevista realizada el 16 de septiembre
de 2013 en la Ciudad de Buenos Aires, por Lidia González y
Silvana Luverá.
Consultas en línea
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Botella Cubells, “Vicente, Gustavo Gutiérrez. Padre de la Teología de
la Liberación” en http://www.unican.es/NR/rdonlyres/000135e1/w
sajoxkmrbbwrurxjsxfdbedwlpnujlf/12GUSTAVOGUTI%C3%89
RREZTex.pdf (Consultado en línea en junio de 2014).
www.aicaold.com.ar//index2.php?pag=dioavellaneda [Agencia
Informativa Católica Argentina] (Consultado en línea en junio
de 2014).
www.donorione.org.ar/sitio/index.php?option=com_content
&view=article&id=1179&Itemid=786 (Consultado en línea en
junio 2014).
www.jeronimopodesta.com.ar/HTML/Mf%20Padres/mf%20
padres%20Marco.htm (Consultado en línea en junio de 2014).
www.tabacal.com.ar/empresa/inicio.html (Consultado en línea
en junio de 2014).
www.telam.com.ar/notas/201311/39378-fallecio-clelia-luro-
viuda-del-ex-obispo-jeronimo-podesta.html. (Agencia Télam.
29 de junio de 2013. Consultado en línea en junio de 2014).
www.telam.com.ar/notas/201310/37279-le-acercaran-al-papa-
un-libro-sobre-la-lucha-de-un-obispo-por-lograr-que-la-
iglesia-acepte-el-celibato-optativo.html (Agencia Télam, 20 de
octubre de 2013. Consultado en línea en junio de 2014).
Algunos de los libros escritos por Clelia y Jerónimo.