image/svg+xml
Voces Recobradas
5958
Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
5958
1. Introducción
El Programa de Historia Oral Barrial de la Municipalidad de
Córdoba tiene por misión la investigación, el asesoramiento
y la difusión de la historia de los barrios de la ciudad y la va-
lorización de sus bienes históricos culturales tangibles e in-
tangibles. Su singularidad radica en que sus diversos proyec-
tos de investigación y actividades culturales se realizan en el
marco de un proceso participativo de gestión que involucra
directamente a los vecinos. Los adultos y adultos mayores
que forman parte de los Talleres de Historia Oral Barrial,
participan de manera activa y directa tanto del proyecto de
investigación, como en su proceso y sus productos.
Son estos últimos, los talleristas, quienes a modo de
acompañamiento de sus recuerdos, nos acercan a dia-
rio todo tipo de material: diarios íntimos, periódicos de
época, fotografías y álbumes, guías comerciales, libretas
escolares de califcaciones, cartas de amigos y familiares,
etcétera. Tanto las fotografías como el resto del material
forman parte de su patrimonio íntimo y familiar.
Gracias a ello, desde el año 2004, fecha de inicio del
Programa, y hasta el presente hemos podido conformar
un archivo con aproximadamente 1.350 fotografías digi-
talizadas y unas 40 fotografías originales en soporte papel
que fueron donadas por sus propietarios.
En este trabajo abordamos la relación entre fotogra-
fía, historia y memoria en los proyectos de Historia Oral.
En concordancia con otros autores, sostenemos que la fo-
tografía funciona como activadora de memoria y que a
su vez el testimonio oral enriquece a la fotografía como
fuente.
Mediante el análisis y la interpretación de material
del archivo oral y las imágenes del Programa y la refexión
sobre la propia práctica, intentaremos dar cuenta del ca-
rácter productivo que adquiere en nuestro caso particular
la complementación de fuentes orales y fuentes fotográ-
fcas para la ampliación del conocimiento histórico y los
estudios de patrimonio cultural.
Historia Oral
y fotografía.
Programa Municipal
de Historia Oral Barrial
de la Municipalidad de
Córdoba, Argentina
Nélida Milagros
Agüeros
María Leticia
Buffa
Programa de Historia
Oral Barrial de la Muni-
cipalidad de Córdoba
La fotografía se despoja de
una pretendida objetividad, y se
transforma en una fuente a la que
hay que interrogar e interpretar.
Y para ello hay que conocer y
situarse en el momento histórico
en que fue tomada.
2. Fotografía y memoria
La fotografía es una fuente histórica en un doble senti-
do. Por un lado nos informa con respecto a los elementos
constitutivos que la originaron: el asunto del que trata o
tema, el fotógrafo o autor y la tecnología empleada. Por el
otro, el registro visual contenido en la fotografía que re-
úne un “(…) inventario de informaciones acerca de aquel
preciso momento de espacio/tiempo retratado.”
1
Como señala Boris Kossoy, el artefac-
to fotográfco, materia y expresión al
mismo tiempo, constituye una fuente
de evidencia empírica tanto para el
historiador de la fotografía como otros
historiadores, científcos sociales, y es-
tudiosos de otros temas.
2
La fotografía, como cualquier
otra fuente, debe ser sometida a la
crítica histórica. No hay que dejar
de lado que la misma es un producto
social y cultural, y debe ser tomada como tal, ya que se en-
cuentra atravesada por la subjetividad del fotógrafo y por
la cultura de una época. En palabras de Kossoy: “La foto-
grafía es indiscutiblemente un medio de conocimiento del
pasado, pero no reúne en su contenido un conocimiento
defnitivo. La imagen fotográfca puede y debe ser utilizada
como fuente histórica. Hay que tener en mente, sin embar-
go, que el asunto registrado muestra apenas un fragmento
de la realidad pasada: un aspecto determinado”.
3
La fotografía se despoja de una pretendida objetivi-
dad, y se transforma en una fuente a la que hay que inte-
rrogar e interpretar. Y para ello hay que conocer y situarse
en el momento histórico en que fue tomada. Este es un
recaudo que hay que considerar al plantear la fotografía
como una fuente histórica.
En el Programa procuramos, desde el primer mo-
mento, obtener la mayor información respecto de las
imágenes fotográfcas que los vecinos nos entregan para
ser digitalizadas y luego devueltas. Se trata de establecer
la fecha lo más aproximada posible de la toma, el autor, si
fue profesional o amateur, identifcar a las personas que
aparecen y el fondo, registrar todo tipo de sobreescritura
en el frente o el reverso, etcétera.
En el marco de los talleres de Historia Oral Barrial,
sus integrantes traen fotografías de manera voluntaria o
a petición de los coordinadores. Estimamos en principio
que al sacarlas de su lugar original y traerlas al Taller
juega el deseo de compartir la emoción que las imágenes
provocan en ellos y opera la intención de corroborar afr-
maciones referidas a sus propios recuerdos.
Como señala Boris Kossoy: “Esas imágenes nos lle-
van al pasado en una fracción de segundo; nuestra imagi-
nación reconstruye la trama de los acontecimientos de los
cuales fuimos personajes en sucesivas épocas y lugares. A
través de las fotografías reconstituimos nuestras trayecto-
rias a lo largo de la vida (…).”
4
Es como si volviéramos a vivir ese
momento del tiempo. En las palabras
del tallerista Fernando “Chacho”
Molina, que rememora observando
una fotografía de su equipo de fútbol
infantil del Colegio La Salle:
Chacho:
Usted sabe que la veo a esa
foto y revivo ese…, es como si… y úni-
camente de dos o tres, somos los once
ahí. Esto es de 3º grado del colegio La
Salle, de hace 70 años.
Adela:
¡Exactamente! ¡Ese es el valor… los 70 años!
Chacho:
Del año 40, si setenta años quien diría… Y recuer-
do el nombre de todos ellos…
(Fernando“Chacho” Molina
y Adela Boscarino).
5
La fotografía invoca a la palabra pero también al silencio.
La frase entrecortada de “Chacho” deja un espacio para
las ausencias de aquellos que ya no están. Después de se-
tenta años solo dos o tres han sobrevivido:
y únicamente
de dos o tres…, somos los once ahí.
Equipo de fútbol de 3º grado del Colegio La Salle, 1940. Primero pa-
rado a la derecha, Fernando “Chacho” Molina. Taller de Historia Oral
Barrial del CPC de Argüello.
image/svg+xml
Voces Recobradas
6160
Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
6160
A menudo, al observar una fotografía, vemos y re-
cordamos a las personas que allí se encuentran, los luga-
res y el momento en que fue tomada. Ellas nos retrotraen
a momentos específcos que quedaron impresos en el pa-
pel: “La fotografía sintetiza el movimiento perpetuo entre
pasado y presente; mediante su función de conservación
traslada el pasado al presente y transporta a su espectador
al pasado, que ella conserva”.
6
En este juego de la memoria que va del presente al
pasado y del pasado al presente, la fotografía tiene la po-
tencialidad de ampliar el horizonte de lo memorable. Por
ejemplo, a mediados del año 2003 se desarrollaba en el
Taller de Argüello el tema de la historia de las décadas de
1960 y 1970 cuando Fernando “Chacho” Molina realizó
observaciones sobre el destacado sindicalista cordobés
Agustín Tosco, quién fuera su compa-
ñero de trabajo en la EPEC (Empresa
Provincial de Energía Eléctrica de
Córdoba).
Hacia el fnal de ese año nos
trajo una fotografía en la que ambos
aparecían y que correspondía a una
época anterior a la trayectoria públi-
ca de Tosco. El objetivo era incluirla
en la muestra fotográfca de fn de año.
En esta muestra el guión de la fotografía constaba sola-
mente de los nombres de ambos, la fecha y el contexto en
que fue tomada; esto es una reunión de despedida de los
trabajadores de la EPEC.
Esta imagen funcionó como activadora de la me-
moria durante mucho tiempo, y fue objeto de nuevos
comentarios en el marco de varios encuentros del Taller.
Pero fue recién en 2010 que el escueto guión que tenía en
un principio la fotografía se amplió notablemente. Esto
sucedió en ocasión de haberle solicitado a “Chacho” que
nos la enviara por correo electrónico para incluirla en las
efemérides culturales de nuestra página web, con motivo
de la conmemoración del Cordobazo.
“Chacho” la acompañó por correo electrónico con
una carta a la coordinadora que se transcribe a continua-
ción:
Querida Milagros:
Adjunto le envío una foto cuyo original poseo y
data de diciembre de 1951. Éramos
todos laburantes del taller de man-
tenimiento de máquinas eléctri-
cas. El motivo era la despedida de
George Harrisson, un escocés de
New Castell (en la cabecera) que
vino entre otras cosas a cobrar una
pretendida herencia de un pariente
lejano suyo muy conocido: Santiago
Temple y se hablaba de una cuantiosa
fortuna. Entre lo que los despedíamos está el entraña-
ble amigo A. Tosco de pie anteúltimo de la derecha. Ese
año había cumplido con el servicio militar obligatorio
que le tocó hacerlo si mal no recuerdo en el 4º Batallón
de Artillería en camino a La Calera y había sido dado de
baja en noviembre y aún estaba de licencia por parte de
la EPEC que así se denominaba la Empresa de Electri-
cidad. Aún no había entrado a militar en la actividad
gremial, pasión que abrazó al año siguiente. Lo recuer-
do como un apasionado lector de las novelas de Vargas
Vila, las cuales a mi me producían espanto. En marzo
del año 1952 ya dejó este tipo de lectura, fue elegido de-
legado del Taller de Mantenimiento Eléctrico actividad
que abrazo con una enorme pasión que no abandonó
más en su corta vida.
La suegra de George vino a buscarlo a él y toda su
familia porque Isabel II de Inglaterra asumía el Trono el
06/02/1952 (ahí está todavía), De todos los que estamos en
la foto, si mal no estoy informado el único que la puede
contar aún, es el que suscribe. Hay varios holandeses (tres)
que vinieron temporariamente, por el montaje de parte de
las máquinas que habían provisto. Parece una mesa de
aristócratas pero, les calzaba perfecto el overol (de lunes a
sábado al 1/2 día). También están en la foto italianos ve-
nidos después de la guerra y los alemanes del Graf Spee:
Montewiss y Smit.
Un beso Chacho.
PD: Esta reunión, como varias otras, se realizó en el Elec-
tro Sport Club que estaba en la esquina de calle La Rioja
y Coronel Olmedo, en la misma manzana donde está la
“Vieja Usina” y lo atendía con una prodigiosa simpatía
don Carlos Bustos jubilado de la Caja Ley Nº 11.110 don-
de aportaban los de Luz y Fuerza.
(Fernando “Chacho”
Molina).
7
Aunque todavía desconocemos al
autor de la fotografía, ello no impide
afrmar que estamos ante un docu-
mento histórico debido a la trascen-
dencia política y social de la fgura
de Agustín Tosco. Pero además, la
conjunción de fotografía y el trabajo
de la memoria permiten transformar
esa imagen en una fuente de infor-
mación valiosa para el conocimiento
de la historia de la empresa y de la
industria en Córdoba, de los trabajado-
res y de sus espacios de sociabilidad. Aún más, se aportan
datos sobre personajes destacados de la historia cordobe-
sa, como Santiago Temple, y sobre inmigrantes italianos
y alemanes, estos últimos provenientes del famoso aco-
razado Graf Spee que explotó en el año 1939 frente a la
costa uruguaya.
8
Tiempo después, en otro encuentro de taller, mos-
tramos esa fotografía otra vez ante los presentes y “Cha-
cho” Molina espontáneamente pudo hilvanar nuevos
recuerdos y anécdotas de otras personas que fguraban
en la imagen. Fuzzi –el segundo sentado– era un italiano
que también había llegado en la posguerra contratado por
EPEC. Un gran técnico mecánico que estuvo reparando
las máquinas de la Usina de la calle Mendoza, nos comen-
taba “Chacho”.
Y Cortez, el morocho que años atrás había sido tes-
tigo de un crimen pasional en perjuicio del hijo de una
familia tradicional cordobesa. Un crimen nunca devela-
do…
En este caso contamos con la memoria y el testimo-
nio de alguien que estuvo allí, por lo que la fotografía le
resulta familiar y a partir de observarla recuerda mucho
más de lo que ella nos muestra. Así, fotografía y memo-
ria se encuentran recíprocamente relacionadas. En estos
casos la fotografía no solo sirve a aquellos que vivieron el
momento congelado en papel, sino también a aquellos que
a partir de observar la fotografía la pueden interpretar y
signifcar de diferentes maneras: “La imagen sirve como
soporte al recuerdo, cuando ese momento fue vivido por
quien observa la fotografía, y como vehículo de memoria
cuando se reconstruyen, desde el presente de identidades
comunales o étnicas, situaciones en las que participan
tanto aquellos que vivieron esa experiencia como quienes
no la vivieron”.
9
3. Viendo lo que no se ve
En estos espacios de entrevista co-
lectiva, las interpretaciones, las re-
presentaciones, lo memorable, y todo
lo que puede suscitar una fotografía
se amplía. Empiezan a cruzarse sig-
nifcados, interpretaciones y relatos
diversos que nos proporcionan una
inmensa riqueza al momento de la
reconstrucción histórica: “(…) si la
foto adquiere sentidos diversos para
una sola persona en relación con sus
distintas tramas narrativas y personajes, la presencia de
varias personas en la reunión no hace más que potenciar
la explosión de sentidos que la fotografía gatilla.”
10
Sin bien es cierto que esta polisemia de las imágenes
fotográfcas que señalan los autores es verifcable en nues-
tro caso, sostenemos que la misma está sujeta al encuadre
que fja el proyecto de investigación en el que se trabaja
conjuntamente con los talleristas.
Ellos nos acercan las fotografías teniendo en cuenta
el objetivo de reconstrucción histórica de los barrios en el
marco de la historia de la ciudad y en contextos más am-
plios de indagación. Interesa el barrio tanto a nivel urba-
nístico como en sus aspectos socioculturales (trayectorias
individuales y colectivas, espacios de sociabilidad, vida
cotidiana, ámbitos de producción y trabajo, etcétera). Por
consiguiente, las interpelaciones realizadas a la imagen
fotográfca están guiadas por este objetivo que mantie-
nen, a través del tiempo, coordinadora e integrantes del
grupo.
¿Cuál es la naturaleza del material fotográfco que
ingresa al espacio de la entrevista individual o colectiva?
Son objetos que provienen mayoritariamente de álbumes
En este juego de la memoria
que va del presente al pasado
y del pasado al presente, la
fotografía tiene la potencialidad
de ampliar el horizonte de lo
memorable.
En estos casos la fotografía
no solo sirve a aquellos que
vivieron el momento conge-
lado en papel, sino también a
aquellos que a partir de observar
la fotografía la pueden inter-
pretar y significar de diferentes
maneras (...)
Despedida de George Harrisson, 1951. Agustín Tosco: a la derecha, 2º
parado. Fernando “Chacho” Molina: a la izquierda, 1º parado. Foto-
grafía cedida por Fernando “Chacho” Molina. Taller de Historia Oral
Barrial del CPC Argüello.
image/svg+xml
Voces Recobradas
6362
Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
6362
familiares que tienen como autores en algunos casos a fo-
tógrafos profesionales y en otros a los propios familiares,
amigos, vecinos, etcétera.
Señala Sarah Dornier-Agbodjan que en el caso de
las fotografías de familia “(…) tienden siempre a mostrar
los mismos acontecimientos de la vida del grupo familiar
(…) repetidas de año en año, de manera cíclica; evocan la
cohesión del grupo.”
11
Las fotografías representan el ciclo vital de la vida fa-
miliar, y en ellas aparecen padres, hijos, nietos, sobrinos,
escenas de la vida cotidiana compartidas con amigos y
vecinos, trayectorias infantiles, noviazgos, espacios labo-
rales y de ocio, y hasta la muerte.
A pedido de los integrantes del Taller de Barrio Güe-
mes se realizó en 2004 una entrevista a
uno de sus vecinos; quien había sido
el fotógrafo de este popular barrio,
don José Anselmo Pérez.
José:
¡Pero como si fuera un ca-
samiento!
Mujer:
Eso se estilaba…
José:
Hasta el momento en que le es-
cribían en el panteón el nombre y
todo…
Mujer:
Sí, ¡todo!
Entrevistadora:
Eso, ahora no…
José:
Y se hicieron fotografar todos los hermanos alre-
dedor del cajón… No, pero lo más gracioso fue que pasó
el tiempo, y un día cae uno de ellos y dice —Señor Pérez
–dice– necesitamos que nos haga un juego de fotos de nue-
vo —Ah! –le digo– ¿qué les pasó, se le arruinaron? —No,
no –dice– es que se las queremos mandar a un hermano
que vive en no sé donde para que las reciba para Navidad.
[risas de todos].
José:
¡Oh! ¡Qué bárbaro!, le estaba por decir. Yo no dije
nada, ¿no?
[risas de todos]
.
José:
Sí, eran varios hermanos, eran varios hermanos,
varones eran todos. ¡Ah! Eso que quería decir… Yo hacía
poco que empezaba con la foto, y un día me dicen: ¿querés
ir a sacar una foto a Pueblo Güemes? Y me llevaron, debe
haber sido como en la calle Laprida por ahí, era toda de
tierra y había muy pocas casas. Había una casa que tenía
una habitación y una especie de cocinita, y en el patio, allá,
el excusado, como se usaba antes, ¿no? ¿y qué era? era un
angelito que había muerto, y estaba, lo tenían en una si-
llita de esas que venían de paja, eh… lo habían atado y lo
habían colgado en la pared al nenito, le habían abierto los
ojos, le habían pintado y le habían puesto fores de papel,
todo el papel…
(José Anselmo Pérez).
12
La práctica de fotografar velorios y entierros hoy casi
resulta ajena a nuestra realidad. Las risas producidas por
el relato de José parecen un ejemplo de ello. Sin embargo
data de un pasado reciente pues continuó realizándo-
se en nuestra ciudad por lo menos hasta la década de
1960.
No pudimos acceder a la fotografía citada por José
que corresponde al velorio de un niño pero sí tenemos
copia de otras aportadas por los talleristas que fueron to-
madas en los dos cementerios de Córdoba.
Aquí no presentamos una foto-
grafía sino un fotógrafo que al rela-
tar su trabajo nos trae al presente una
práctica particular, pero también
el escenario barrial y doméstico del
mundo popular.
Todas las fotografías llegan al
taller para dar cuenta de algo. Son
extraídas del discurso de ese “álbum”
familiar y se insertan en uno distin-
to. La dinámica propia de los talleres
proporciona la oportunidad para que
todos opinemos sobre las fotografías que
se presentan. A pesar de desconocer las imágenes, los ta-
lleristas realizan aportes sobre el lugar en dónde fueron
tomadas y los personajes que allí aparecen desde sus pro-
pias impresiones y respectivos saberes.
Las fotografías tienen así un nuevo objetivo: sin de-
jar de ser recuerdos de familia, se transforman en el espa-
cio del Taller en fuentes que aportan para reconstruir la
historia local, indagar sobre las trayectorias personales de
quienes fundaron y/o habitaron los barrios y dar cuenta
de los referentes urbanos de la memoria.
13
Tal es el caso del Monolito de Luro, monumento
ubicado sobre la Avenida Rafael Núñez en Argüello, que
fuera levantado para honrar la memoria de los corredores
Eduardo Luro y Rodolfo Figoli, ambos fallecidos en un
accidente durante la carrera de 1925 del circuito automo-
vilístico La Tablada.
El circuito de trascendencia internacional fue inau-
gurado en 1923, y se corrió en la zona noroeste de nuestra
ciudad. Su recorrido era el siguiente: largaba en la Ave-
nida Recta Martinoli (cerca de la actual Comisaría 14),
seguía por las actuales avenidas Rafael Núñez, Donato
Álvarez, Bodereau, Ricardo Rojas (frente al Ex Hotel So-
rrento), Manuel de Falla, y llegaba nuevamente a la Recta
Martinoli.
Esta fotografía fue tomada en 1923 durante la primera ca-
rrera del circuito, y aportada por la señora Olga Daumas,
el 6 de agosto de 2004 en el Taller del CPC de Argüello.
Mientras varios talleristas al ver la fotografía expli-
caban las características del automóvil que fgura en pri-
mer plano y relataban el recorrido del circuito, “Chacho”
Molina interrumpió diciendo:
Chacho:
Es del circuito, pero no es La Recta.
Roberto:
Era un circuito modifcado, era.
Chacho:
No es La Recta Martinoli. Esta
es la Ricardo Rojas, no Ricardo Rojas
no… ¿a dónde puede ser esto?
[Voces superpuestas que no se dis-
tinguen].
Coordinadora:
Ahora, miren ¿Dónde
es eso? Porque esa foto yo tenía enten-
dido que era La Recta Martinoli, si no
es la Recta, que dice Chacho que no es
La Recta, ¿que es lo que es eso? Porque
es una foto del primer circuito…
Chacho:
Para mí esa foto puede estar sacada entre la Bo-
dereau y el paso a nivel siguiente, porque por los postes que
veo, esos son del ferrocarril, entendés.
Coordinadora:
¿No son de luz, de electricidad?
Chacho:
No los veo…
Coordinadora:
¿Cómo eran los de electricidad que cuida-
ba su papá, de madera?
Chacho:
No, eran, eran una… Sí, este en realidad es más
chico.
Coordinadora:
¿Y no había unos más grandes para algo?
Porque, ¿usted dice que es del tren eso?
Chacho:
Para mí esta es la parte de las vías del tren, y está
sacada de allá hacia acá. O sea del lado del Hotel Sorrento
para acá.
Coordinadora:
¿Por qué…?
Chacho:
No sé, es mi parecer, pero puede ser…
Coordinadora:
¿Y no puede ser de alta tensión eso?
Chacho:
Las de alta tensión son, van seis…
Coordinadora:
Son seis estos mire: uno, dos, ah no, son
cuatro (…). Bueno, no sé. Esta, esta es la foto, a ver si al-
guno la identifca porque va haber que ponerla esa foto.
(Fernando “Chacho” Molina).
14
A diferencia del resto de los talleristas, “Chacho” centró
su atención en el fondo de la imagen; particularmente en
los postes que aparecen en el costado del camino. Nadie
había reparado en ellos, pero “Chacho” es hijo del encar-
gado de la pequeña Usina Hidroeléctrica que abasteció
el noroeste de la ciudad. Además él entró a trabajar en
EPEC a mediados del siglo XX; y se jubiló ya hace muchos
años.
Por consiguiente, fue su saber especializado lo que
nos permitió detectar en los postes un indicio importante
para poder identifcar el lugar exacto donde habría sido
tomada la fotografía.
Este ejemplo nos hace pensar en la importancia que
cobran las fotografías
amateurs
y/o de autores anónimos
que retratan la vida y los acontecimien-
tos de la vida privada de las personas
dejando registro de espacios públicos,
paisajes, avenidas, calles, plazas, pa-
seos, arbolado y otros componentes
del equipamiento urbano. La ciudad
puede ser vista e interpretada a partir
de estas imágenes, aun sin habérselo
propuesto su autor.
Pero sí en los álbumes familiares
el personaje o acontecimiento retratado
era lo más importante, en esta instancia de investigación
lo principal se vuelve secundario, y lo que estaba en se-
gundo plano, casi invisible, pasa a ser primordial.
Las fotografías representan
el ciclo vital de la vida familiar, y
en ellas aparecen padres, hijos,
nietos, sobrinos, escenas de la
vida cotidiana compartidas con
amigos y vecinos, trayectorias
infantiles, noviazgos, espacios
laborales y de ocio, y hasta la
muerte.
Este ejemplo nos hace pensar
en la importancia que cobran
las fotografías amateurs y/o de
autores anónimos que retratan la
vida y los acontecimientos de la
vida privada de las personas (...)
Circuito de La Tablada, 1923. Taller de Historia Oral Barrial del CPC
de Argüello.
image/svg+xml
Voces Recobradas
6564
Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
6564
4. Lo invisible (y lo que ya no se verá)
del patrimonio cultural
El proceso de identifcación, selección y difusión de los
componentes del patrimonio cultural de una comunidad
exige para su tratamiento de una metodología científca y
académicamente aceptada.
Lo que se pretende es conservar la signifcación cul-
tural de estos bienes, e incrementar su conocimiento me-
diante la investigación de los mismos. Como hemos dicho
antes, en el curso de nuestra labor intentamos identifcar
los referentes urbanos de la memoria de los vecinos que
son los que otorgan identidad a diferentes sectores de la
ciudad y de los barrios. En algunos casos nos ha tocado
canalizar las demandas de patrimonialización de ciertos
bienes, como el edifcio del ex Hotel
Sorrento en Villa Rivera Indarte o
la antigua fábrica de papel de Barrio
General Paz conocida como “La Pa-
pelera”.
En otros, nuestra investigación
apunta a enriquecer el conocimien-
to histórico y mejorar la difusión que
se tiene hasta el momento sobre determinados bienes de
patrimonio arquitectónico y urbanístico, como es el caso
del Chalet San Felipe de Barrio José Ignacio Díaz y/o el
Mercado Norte situado en el centro de la ciudad.
Como se sabe, las fuentes de información para es-
tudiar y documentar los bienes culturales son de diversa
naturaleza: orales, escritas, iconográfcas, restos materia-
les, etcétera.
Hay un material fotográfico sumamente escaso
o nulo sobre los barrios de Córdoba en los archivos
públicos, exceptuando los denominados “barrios-
pueblo”, surgidos a finales del siglo XIX alrededor del
casco histórico, pero aun estos, solo han sido retrata-
dos a partir de ciertos eventos públicos. Por esta ra-
zón el aporte que realizan los vecinos es de gran ayu-
da para documentar elementos tangibles e intangibles
del pasado. Pensamos tanto en momentos de la vida
cotidiana y de la sociabilidad vecinal, como en carac-
terísticas y cualidades arquitectónicas y urbanísticas,
usos y funciones de edificios y otros equipamientos
de la vida urbana.
Refriéndose a la importancia de la dimensión hu-
mana del patrimonio construido, el especialista arquitec-
to Horacio Gnemmi afrma: “(…) signifca reconocer que
si el mismo fue habitado antes que nosotros, que hubo
quienes lo usaron y lo transitaron en el pasado, algo de
ellos indefectiblemente deberá haber quedado impreso en
tal realidad construida, la cual está hecha de otras tantas
realidades tangibles así como está cargada del aparente
pero denso silencio de lo intangible. La anterior es una
carga positiva para el patrimonio, un valor agregado di-
ríamos en términos económicos, que mucho aporta para
que el mismo tenga ese aire insondable y misterioso que
nunca podremos, quizá afortunadamente, llegar a cono-
cer en su totalidad”.
15
Cuando se inició la demolición parcial e ilegal del
centenario edifcio del Ex Hotel Sorrento (junio de 2004)
los vecinos de la zona noroeste realizaron una moviliza-
ción callejera, se juntaron frmas y se solicitó a las auto-
ridades municipales por expediente y
mediante un informe de investiga-
ción el pedido de declaratoria patri-
monial.
En 1923 Leonardo Lino Missana
adquirió en los suburbios del noroes-
te de la ciudad, Villa Rivera Indarte,
una propiedad de una hectárea situada
frente a las vías del Tren de las Sierras e inauguró su ho-
tel. La planta baja del edifcio había sido construida en
1900, edifcando este la planta alta en 1931. Los Missana
lo vendieron en 1969, y funcionó como geriátrico hasta el
verano de 2004.
Lo que quedó del antiguo Hotel, es decir sus facha-
das de frente y paredes laterales de planta baja y alta in-
gresaron al catálogo de Bienes de Patrimonio Cultural y
Urbanístico de la ciudad en 2006, y desde 2008 las ruinas
y su parque circundante original pasaron a formar par-
te de los espacios verdes del Paseo Rivera Indarte, centro
comercial de siete hectáreas perteneciente a una frma
francesa.
Tanto para la fundamentación de la declaratoria
de Patrimonio Cultural en 2004, como para la trans-
misión de la significancia cultural del sitio en los años
siguientes a través de charlas educativas, circuitos
histórico-culturales, audiovisuales y otras estrategias
de difusión, han resultado de gran valor los testimo-
nios orales aportados por Leonardo Missana, hijo del
dueño del Hotel Sorrento. Asimismo, deben agregar-
se los testimonios de los otros talleristas y, por cierto,
documentos escritos (recortes periodísticos, títulos de
propiedad, etcétera) y las fotografías provenientes del
álbum familiar de Missana.
El carácter productivo de la complementación entre
fuentes orales y fotográfcas brindó información impor-
tante sobre la arquitectura del edifcio, sus usos, e incluso
sobre quienes habían sido sus constructores. Esto último,
bastante difícil de conocer cuando se trata de patrimonio
modesto.
¿Qué noticias teníamos de su construcción? ¿Cómo ha-
bían sido sus ambientes interiores?
Leonardo:
(…) porque mi papá hizo la parte de arriba, por
eso tiene a un costado una piedra que dice “Vito D’ Azzio”
porque es el lugar en donde nació mi padre y mi abuelo.
Coordinadora:
a ver, a ver, ¿Cómo es? O sea, el Sorrento,
¿el Hotel lo hicieron su propia familia?
Leonardo: s
í, sí. Es decir, mi papá
compró la parte de abajo hecha y
él hizo después la parte de arriba
en el año 32…, 33…, 31. (…). Este es
el comedor del Hotel…
(Leonardo
Missana).
16
Esto era lo que nos contaba Leonar-
do mostrando la fotografía
.
En 2004 la coordinadora llevó al ta-
ller datos extraídos del Censo Nacional de 1895 donde
fguraban las familias italianas Missana y Marcuzzi, es
decir los apellidos del padre de Leonardo y de su mamá
Lucía. Esto disparó el recuerdo de Leonardo y nuevas no-
ticias sobre la construcción del Hotel Sorrento.
Leonardo:
Están los Marcuzzi en Barrio La France.
Susana:
La Mari, maestra de los chicos es Marcuzzi
.
Leonardo:
y está
Ierino Marcuzzi (…). El padre de Ierino
trabajó en el Hotel cuando mi papá hace la parte de arriba,
él y otros italianos de allá de Udine, y eran Marcuzzi pero
no eran parientes, es decir si todos del mismo pueblo, pero
no todos
[parientes]
…
Coordinadora:
Y ¿de dónde era Ierino, dónde vivía Ierino?
¿De dónde, quién es Ierino?
Leonardo:
Ierino es el que hizo la casa mía. (…) El padre
de él trabajaba en el Hotel cuando mi papá hace la parte de
arriba, y se vino el padre, Bautista Marcuzzi se vino dejan-
do la señora, el hijo y la hija allá, y después viene la madre,
o sea la esposa de Bautista con Ierino y la hermana y se van
a vivir ahí en Barrio La France. Y cuando yo hago mi casa,
entonces yo me acuerdo de estos gringos, y voy y lo busco a
él para que me haga mi casa…
(Leonardo Missana).
17
A lo largo de estos años tanto las fo-
tografías del exterior, las de los patios
y la del propio comedor del Hotel So-
rrento se han ido enriqueciendo con
nuevas evocaciones de Leonardo. La
puerta de ingreso al edifcio del Hotel
nos lleva a otro tiempo. Ingresamos
al comedor, a la izquierda otra puer-
ta (observable en la fotografía 4) nos
permite imaginariamente ir hacia la habi-
tación donde la mamá de Leonardo toca el piano. En el
comedor se encuentran sentadas familias, seguramente,
de las clases medias en ascenso que se hospedan en el Ho-
tel y que proceden de todas partes del país. También hay
visitantes ocasionales de fn de semana que llegan desde
Frente exterior del Hotel Sorrento, primeros años de la década de
1930. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello.
(...) el aporte que realizan
los vecinos es de gran ayuda
para documentar elementos tan-
gibles e intangibles del pasado.
El carácter productivo de la
complementación entre fuen-
tes orales y fotográficas brindó
información importante sobre
la arquitectura del edificio, sus
usos, e incluso sobre quienes ha-
bían sido sus constructores.
Comedor del Hotel Sorrento, primeros años de la década de 1930.
La puerta que se observa a la izquierda es el ingreso al edifcio del
Hotel. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello.
image/svg+xml
Voces Recobradas
6766
Revista de Historia Oral
Voces Recobradas
Revista de Historia Oral
6766
el centro de la ciudad o del interior provincial.
En los años que van de principios de la década de
1920 y hasta 1934 en que Leonardo Missana padre alquila
el Hotel y el grupo familiar se va a residir a otro lugar
cercano, intencionadamente o no, el fondo de muchas
fotografías familiares nos aproxima a cada detalle de su
arquitectura. Sabemos por Leonardo hijo que fueron to-
madas por su madre.
5. Conclusiones
En el marco de los talleres del Programa de Historia Oral
Barrial las fotografías aportadas por los vecinos salen del
ámbito privado (álbum familiar) e ingresan en el espacio
público. Son los propios talleristas quienes han seleccio-
nado las fotografías. Al hacerlo estuvieron movilizados
por emociones, por la necesidad de atestiguar ciertos he-
chos del pasado, pero también por sentirse involucrados
en un proyecto investigativo que los tiene como protago-
nistas. La fotografía muta en el ámbito del Taller en una
fuente de evidencia para la historia local y la investigación
del patrimonio cultural.
Las fotografías activan la memoria de estas perso-
nas. Sus testimonios enriquecen las imágenes, y ambas
contribuyen en el juego de relaciones recíprocas a otorgar
ciertos sentidos al pasado.
El diálogo entre fotografía, memoria e historia
establece condiciones de posibilidad para un mayor
conocimiento e incremento de los bienes del patri-
monio arquitectónico y urbanístico de la Ciudad de
Córdoba.
del lugar, producir evocaciones históricas para una comunidad deter-
minada o sintetizar rasgos de una identidad compartida.” Eduardo Be-
kinchstein, Horacio Caride y Ariel Gravano. “En busca de la memoria
urbana. Una experiencia para la ciudad de Buenos Aires”, en
Medio
Ambiente y Urbanización, año 16, Nº 55,
Instituto Internacional de Me-
dio Ambiente y Desarrollo IIED-América Latina, 2000, pp. 89-104.
14. Entrevista colectiva, Fernando “Chacho” Molina, más de 80 años,
vecino de barrio Villa Belgrano Taller de Historia Oral Barrial del
CPC de Argüello, 6 de agosto de 2004, entrevistadora Nélida Milagros
Agüeros.
15. Horacio Gnemmi,
Aproximaciones a una teoría de la conservación
del patrimonio construido: desde los principios y fundamentos
, Córdo-
ba, Editorial Brujas, 2004, p. 31-32.
16. Entrevista colectiva, Leonardo Missana, más de 80 años, vecino de
Barrio Villa Rivera Indarte. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de
Argüello, 7 de junio de 2003, entrevistadora Nélida Milagros Agüeros.
17. Entrevista colectiva, Leonardo Missana, más de 80 años, vecino de
Villa Rivera Indarte y Susana Vidondo, más de 70, vecina de Villa Ri-
vera Indarte; Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello, 15 de
octubre de 2004, entrevistadora Nélida Milagros Agüeros.
Bibliografía
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Bekinchstein, Eduardo; Horacio Caride y Ariel Gravano, “En
busca de la memoria urbana. Una experiencia para la ciudad
de Buenos Aires”, en
Medio Ambiente y Urbanización, año 16,
Nº 55,
Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo
IIED-América Latina, 2000, pp. 89-104.
Burke, Peter,
Visto y no visto. El uso de la imagen como docu-
mento histórico,
Barcelona, Crítica, 2005.
Da Silva Catela, Ludmila; Elizabeth Jelin y Mariana Giordano,
Fotografía e identidad: captura por la cámara, devolución por la
memoria
, Buenos Aires, Nueva Trilce Editorial, 2010.
De las Heras Herrero, Beatriz, “La Historia a través de la ima-
gen: la fotografía como fuente de memoria”, en
Estudos da Lín-
gua (gem), Vitória da Conquista, Volumen 7, Nº 1,
pp. 113-132,
junio de 2009.
Dornier-Agbodjan,
Sarah, “Fotografías de familia para hablar
de la memoria”, en
Historia, Antropología y fuentes orales, Nº 32,
Entre fábula y memoria,
2004, 3ª época.
Feld, Claudia y Jesica Stites Mor,
El pasado que miramos. Memoria
e imagen ante la historia reciente,
Buenos Aires, Paidós, 2009.
Gnemmi, Horacio,
Aproximaciones a una teoría de la conser-
vación del patrimonio construido: desde los principios y funda-
mentos
, Córdoba, Editorial Brujas, 2004.
Kossoy,
Boris,
Fotografía e historia,
Buenos Aires, La Marca, 2001.
Pastoriza,
Elisa,
Un mar de recuerdos. Historias e imágenes de
Mar del Plata
,
Buenos Aires, Edhasa, 2009.
Sontag, Susan,
Sobre la fotografía,
México, Alfaguara, 2006.
Notas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Una versión de este trabajo fue presentada en el X Encuentro Nacional
y IV Congreso Internacional de Historia Oral de la República Argenti-
na “Esas voces que nos llegan del pasado”, San Luis, 6, 7 y 8 de octubre
de 2011. Organizado por la Asociación de Historia Oral de la República
Argentina (AHORA), junto con la Facultad de Ciencias Humanas de la
Universidad Nacional de San Luis. Las autoras integran el Programa Mu-
nicipal de Historia Oral Barrial de la Ciudad de Córdoba. La página web
de este programa es: http://historiaymemoriabarrial.cordoba.gov.ar
1. Boris Kossoy,
Fotografía e historia,
Buenos Aires, La Marca, 2001,
p. 38.
2. Según Beatriz de las Heras Herrero “(…) hacer historia de la fotogra-
fía sería estudiar el proceso de evolución del medio, mientras que hacer
historia a través de la fotografía consistiría en acercarse a ese medio
como elemento de conocimiento visual del pasado.” Sugiere la autora
que “(…) ambos estudios deben relacionarse para obtener un mejor re-
sultado, pues es necesario que el historiador domine la situación, usos
y costumbres del fotógrafo, los gustos estéticos de la época y la técnica
fotográfca del momento.”. Beatriz de las Heras Herrero, “La Historia a
través de la imagen: la fotografía como fuente de memoria”, en
Estudos
da Língua (gem), Vitória da Conquista,
Vol. 7, Nº 1, junio de 2009, p.
129.
3. Boris Kossoy,
op. cit.
, p. 83.
4.
Ibidem
, p. 78.
5. Entrevista colectiva, Fernando “Chacho” Molina, más de 80 años,
vecino de Barrio Villa Belgrano y Adela Boscarino, más de 60 años,
vecina de Barrio Villa Serrana, Taller de Historia Oral Barrial del CPC
de Argüello, 11 de junio de 2010, entrevistadora Nélida Milagros Agüe-
ros.
6. Sarah Dornier-Agbodjan, “Fotografías de familia para hablar de la
memoria”, en
Historia, Antropología y fuentes orales, Nº 32: Entre fábu-
la y memoria,
año 2004, 3ª época, p. 126.
7. Córdoba, 25 de mayo de 2010, Fernando “Chacho” Molina, más de
80 años, vecino de Barrio Villa Belgrano. Integrante del Taller de His-
toria Oral Barrial del Centro de Participación Comunal N°3, Argüello.
Copia textual de la nota destinada a la coordinadora del Taller, Nélida
Milagros Agüeros, para ilustrar la fotografía.
8. El acorazado alemán Admiral Graf Spee fue explotado por su propio
capitán, luego de que fuera cercado en el Río de la Plata. Previamente
su tripulación fue llevada a Buenos Aires para ser internada, y parte de
ella llegó a la ciudad de Córdoba para ser internada en Barrio Villa El
Libertador, por entonces Villa Forestieri.
9. Ludmila da Silva Catela, Elizabeth Jelin y Mariana Giordano,
Foto-
grafía e identidad: captura por la cámara, devolución por la memoria
.
Buenos Aires, Nueva Trilce Editorial, 2010, p. 10.
10.
Ibidem
, p. 174.
11. Sarah Dornier-Agbodjan,
op. cit.,
p. 123.
12. Entrevista al fotógrafo José Anselmo Pérez, más de 70 años, Taller
de Historia Oral Barrial de Güemes, 16 de septiembre de 2004, entre-
vistado por Liliana Torres.
13. Entendemos al referente urbano como “(…) aquel elemento de la
ciudad con capacidad para condensar aspectos de la memoria colectiva
Foto familiar de 1927. Parado, el dueño del Hotel Sorrento, Leonar-
do Missana. Sentados, sus padres y sus hijos. El bebé es Leonardo
Missana hijo (integrante del Taller de Historia Oral Barrial del CPC
de Argüello).
Pietro Missana, tío abuelo de Leonardo Missana hijo, en el frente
del edifcio del Hotel Sorrento, fnes de la década de 1920. Pietro
Missana fue uno de los constructores del Dique San Roque y el
Dique Dumesnil a fnes del siglo XIX, y a pocos kilómetros del Hotel
Sorrento. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello.