image/svg+xmlVoces Recobradas5958Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral59581. Introducción El Programa de Historia Oral Barrial de la Municipalidad de Córdoba tiene por misión la investigación, el asesoramiento y la difusión de la historia de los barrios de la ciudad y la va-lorización de sus bienes históricos culturales tangibles e in-tangibles. Su singularidad radica en que sus diversos proyec-tos de investigación y actividades culturales se realizan en el marco de un proceso participativo de gestión que involucra directamente a los vecinos. Los adultos y adultos mayores que forman parte de los Talleres de Historia Oral Barrial, participan de manera activa y directa tanto del proyecto de investigación, como en su proceso y sus productos.Son estos últimos, los talleristas, quienes a modo de acompañamiento de sus recuerdos, nos acercan a dia-rio todo tipo de material: diarios íntimos, periódicos de época, fotografías y álbumes, guías comerciales, libretas escolares de califcaciones, cartas de amigos y familiares, etcétera. Tanto las fotografías como el resto del material forman parte de su patrimonio íntimo y familiar. Gracias a ello, desde el año 2004, fecha de inicio del Programa, y hasta el presente hemos podido conformar un archivo con aproximadamente 1.350 fotografías digi-talizadas y unas 40 fotografías originales en soporte papel que fueron donadas por sus propietarios. En este trabajo abordamos la relación entre fotogra-fía, historia y memoria en los proyectos de Historia Oral. En concordancia con otros autores, sostenemos que la fo-tografía funciona como activadora de memoria y que a su vez el testimonio oral enriquece a la fotografía como fuente.Mediante el análisis y la interpretación de material del archivo oral y las imágenes del Programa y la refexión sobre la propia práctica, intentaremos dar cuenta del ca-rácter productivo que adquiere en nuestro caso particular la complementación de fuentes orales y fuentes fotográ-fcas para la ampliación del conocimiento histórico y los estudios de patrimonio cultural.Historia Oral y fotografía. Programa Municipal de Historia Oral Barrial de la Municipalidad de Córdoba, ArgentinaNélida Milagros AgüerosMaría Leticia BuffaPrograma de Historia Oral Barrial de la Muni-cipalidad de CórdobaLa fotografía se despoja de una pretendida objetividad, y se transforma en una fuente a la que hay que interrogar e interpretar. Y para ello hay que conocer y situarse en el momento histórico en que fue tomada. 2. Fotografía y memoriaLa fotografía es una fuente histórica en un doble senti-do. Por un lado nos informa con respecto a los elementos constitutivos que la originaron: el asunto del que trata o tema, el fotógrafo o autor y la tecnología empleada. Por el otro, el registro visual contenido en la fotografía que re-úne un “(…) inventario de informaciones acerca de aquel preciso momento de espacio/tiempo retratado.”1Como señala Boris Kossoy, el artefac-to fotográfco, materia y expresión al mismo tiempo, constituye una fuente de evidencia empírica tanto para el historiador de la fotografía como otros historiadores, científcos sociales, y es-tudiosos de otros temas.2La fotografía, como cualquier otra fuente, debe ser sometida a la crítica histórica. No hay que dejar de lado que la misma es un producto social y cultural, y debe ser tomada como tal, ya que se en-cuentra atravesada por la subjetividad del fotógrafo y por la cultura de una época. En palabras de Kossoy: “La foto-grafía es indiscutiblemente un medio de conocimiento del pasado, pero no reúne en su contenido un conocimiento defnitivo. La imagen fotográfca puede y debe ser utilizada como fuente histórica. Hay que tener en mente, sin embar-go, que el asunto registrado muestra apenas un fragmento de la realidad pasada: un aspecto determinado”.3La fotografía se despoja de una pretendida objetivi-dad, y se transforma en una fuente a la que hay que inte-rrogar e interpretar. Y para ello hay que conocer y situarse en el momento histórico en que fue tomada. Este es un recaudo que hay que considerar al plantear la fotografía como una fuente histórica.En el Programa procuramos, desde el primer mo-mento, obtener la mayor información respecto de las imágenes fotográfcas que los vecinos nos entregan para ser digitalizadas y luego devueltas. Se trata de establecer la fecha lo más aproximada posible de la toma, el autor, si fue profesional o amateur, identifcar a las personas que aparecen y el fondo, registrar todo tipo de sobreescritura en el frente o el reverso, etcétera. En el marco de los talleres de Historia Oral Barrial, sus integrantes traen fotografías de manera voluntaria o a petición de los coordinadores. Estimamos en principio que al sacarlas de su lugar original y traerlas al Taller juega el deseo de compartir la emoción que las imágenes provocan en ellos y opera la intención de corroborar afr-maciones referidas a sus propios recuerdos.Como señala Boris Kossoy: “Esas imágenes nos lle-van al pasado en una fracción de segundo; nuestra imagi-nación reconstruye la trama de los acontecimientos de los cuales fuimos personajes en sucesivas épocas y lugares. A través de las fotografías reconstituimos nuestras trayecto-rias a lo largo de la vida (…).”4Es como si volviéramos a vivir ese momento del tiempo. En las palabras del tallerista Fernando “Chacho” Molina, que rememora observando una fotografía de su equipo de fútbol infantil del Colegio La Salle: Chacho:Usted sabe que la veo a esa foto y revivo ese…, es como si… y úni-camente de dos o tres, somos los once ahí. Esto es de 3º grado del colegio La Salle, de hace 70 años. Adela:¡Exactamente! ¡Ese es el valor… los 70 años! Chacho:Del año 40, si setenta años quien diría… Y recuer-do el nombre de todos ellos… (Fernando“Chacho” Molina y Adela Boscarino).5La fotografía invoca a la palabra pero también al silencio. La frase entrecortada de “Chacho” deja un espacio para las ausencias de aquellos que ya no están. Después de se-tenta años solo dos o tres han sobrevivido:y únicamente de dos o tres…, somos los once ahí.Equipo de fútbol de 3º grado del Colegio La Salle, 1940. Primero pa-rado a la derecha, Fernando “Chacho” Molina. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello.
image/svg+xmlVoces Recobradas6160Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral6160A menudo, al observar una fotografía, vemos y re-cordamos a las personas que allí se encuentran, los luga-res y el momento en que fue tomada. Ellas nos retrotraen a momentos específcos que quedaron impresos en el pa-pel: “La fotografía sintetiza el movimiento perpetuo entre pasado y presente; mediante su función de conservación traslada el pasado al presente y transporta a su espectador al pasado, que ella conserva”.6En este juego de la memoria que va del presente al pasado y del pasado al presente, la fotografía tiene la po-tencialidad de ampliar el horizonte de lo memorable. Por ejemplo, a mediados del año 2003 se desarrollaba en el Taller de Argüello el tema de la historia de las décadas de 1960 y 1970 cuando Fernando “Chacho” Molina realizó observaciones sobre el destacado sindicalista cordobés Agustín Tosco, quién fuera su compa-ñero de trabajo en la EPEC (Empresa Provincial de Energía Eléctrica de Córdoba). Hacia el fnal de ese año nos trajo una fotografía en la que ambos aparecían y que correspondía a una época anterior a la trayectoria públi-ca de Tosco. El objetivo era incluirla en la muestra fotográfca de fn de año. En esta muestra el guión de la fotografía constaba sola-mente de los nombres de ambos, la fecha y el contexto en que fue tomada; esto es una reunión de despedida de los trabajadores de la EPEC. Esta imagen funcionó como activadora de la me-moria durante mucho tiempo, y fue objeto de nuevos comentarios en el marco de varios encuentros del Taller. Pero fue recién en 2010 que el escueto guión que tenía en un principio la fotografía se amplió notablemente. Esto sucedió en ocasión de haberle solicitado a “Chacho” que nos la enviara por correo electrónico para incluirla en las efemérides culturales de nuestra página web, con motivo de la conmemoración del Cordobazo. “Chacho” la acompañó por correo electrónico con una carta a la coordinadora que se transcribe a continua-ción: Querida Milagros: Adjunto le envío una foto cuyo original poseo y data de diciembre de 1951. Éramos todos laburantes del taller de man-tenimiento de máquinas eléctri-cas. El motivo era la despedida de George Harrisson, un escocés de New Castell (en la cabecera) que vino entre otras cosas a cobrar una pretendida herencia de un pariente lejano suyo muy conocido: Santiago Temple y se hablaba de una cuantiosa fortuna. Entre lo que los despedíamos está el entraña-ble amigo A. Tosco de pie anteúltimo de la derecha. Ese año había cumplido con el servicio militar obligatorio que le tocó hacerlo si mal no recuerdo en el 4º Batallón de Artillería en camino a La Calera y había sido dado de baja en noviembre y aún estaba de licencia por parte de la EPEC que así se denominaba la Empresa de Electri-cidad. Aún no había entrado a militar en la actividad gremial, pasión que abrazó al año siguiente. Lo recuer-do como un apasionado lector de las novelas de Vargas Vila, las cuales a mi me producían espanto. En marzo del año 1952 ya dejó este tipo de lectura, fue elegido de-legado del Taller de Mantenimiento Eléctrico actividad que abrazo con una enorme pasión que no abandonó más en su corta vida.La suegra de George vino a buscarlo a él y toda su familia porque Isabel II de Inglaterra asumía el Trono el 06/02/1952 (ahí está todavía), De todos los que estamos en la foto, si mal no estoy informado el único que la puede contar aún, es el que suscribe. Hay varios holandeses (tres) que vinieron temporariamente, por el montaje de parte de las máquinas que habían provisto. Parece una mesa de aristócratas pero, les calzaba perfecto el overol (de lunes a sábado al 1/2 día). También están en la foto italianos ve-nidos después de la guerra y los alemanes del Graf Spee: Montewiss y Smit. Un beso Chacho.PD: Esta reunión, como varias otras, se realizó en el Elec-tro Sport Club que estaba en la esquina de calle La Rioja y Coronel Olmedo, en la misma manzana donde está la “Vieja Usina” y lo atendía con una prodigiosa simpatía don Carlos Bustos jubilado de la Caja Ley Nº 11.110 don-de aportaban los de Luz y Fuerza.(Fernando “Chacho” Molina).7Aunque todavía desconocemos al autor de la fotografía, ello no impide afrmar que estamos ante un docu-mento histórico debido a la trascen-dencia política y social de la fgura de Agustín Tosco. Pero además, la conjunción de fotografía y el trabajo de la memoria permiten transformar esa imagen en una fuente de infor-mación valiosa para el conocimiento de la historia de la empresa y de la industria en Córdoba, de los trabajado-res y de sus espacios de sociabilidad. Aún más, se aportan datos sobre personajes destacados de la historia cordobe-sa, como Santiago Temple, y sobre inmigrantes italianos y alemanes, estos últimos provenientes del famoso aco-razado Graf Spee que explotó en el año 1939 frente a la costa uruguaya.8Tiempo después, en otro encuentro de taller, mos-tramos esa fotografía otra vez ante los presentes y “Cha-cho” Molina espontáneamente pudo hilvanar nuevos recuerdos y anécdotas de otras personas que fguraban en la imagen. Fuzzi –el segundo sentado– era un italiano que también había llegado en la posguerra contratado por EPEC. Un gran técnico mecánico que estuvo reparando las máquinas de la Usina de la calle Mendoza, nos comen-taba “Chacho”. Y Cortez, el morocho que años atrás había sido tes-tigo de un crimen pasional en perjuicio del hijo de una familia tradicional cordobesa. Un crimen nunca devela-do… En este caso contamos con la memoria y el testimo-nio de alguien que estuvo allí, por lo que la fotografía le resulta familiar y a partir de observarla recuerda mucho más de lo que ella nos muestra. Así, fotografía y memo-ria se encuentran recíprocamente relacionadas. En estos casos la fotografía no solo sirve a aquellos que vivieron el momento congelado en papel, sino también a aquellos que a partir de observar la fotografía la pueden interpretar y signifcar de diferentes maneras: “La imagen sirve como soporte al recuerdo, cuando ese momento fue vivido por quien observa la fotografía, y como vehículo de memoria cuando se reconstruyen, desde el presente de identidades comunales o étnicas, situaciones en las que participan tanto aquellos que vivieron esa experiencia como quienes no la vivieron”.93. Viendo lo que no se veEn estos espacios de entrevista co-lectiva, las interpretaciones, las re-presentaciones, lo memorable, y todo lo que puede suscitar una fotografía se amplía. Empiezan a cruzarse sig-nifcados, interpretaciones y relatos diversos que nos proporcionan una inmensa riqueza al momento de la reconstrucción histórica: “(…) si la foto adquiere sentidos diversos para una sola persona en relación con sus distintas tramas narrativas y personajes, la presencia de varias personas en la reunión no hace más que potenciar la explosión de sentidos que la fotografía gatilla.”10Sin bien es cierto que esta polisemia de las imágenes fotográfcas que señalan los autores es verifcable en nues-tro caso, sostenemos que la misma está sujeta al encuadre que fja el proyecto de investigación en el que se trabaja conjuntamente con los talleristas. Ellos nos acercan las fotografías teniendo en cuenta el objetivo de reconstrucción histórica de los barrios en el marco de la historia de la ciudad y en contextos más am-plios de indagación. Interesa el barrio tanto a nivel urba-nístico como en sus aspectos socioculturales (trayectorias individuales y colectivas, espacios de sociabilidad, vida cotidiana, ámbitos de producción y trabajo, etcétera). Por consiguiente, las interpelaciones realizadas a la imagen fotográfca están guiadas por este objetivo que mantie-nen, a través del tiempo, coordinadora e integrantes del grupo.¿Cuál es la naturaleza del material fotográfco que ingresa al espacio de la entrevista individual o colectiva? Son objetos que provienen mayoritariamente de álbumes En este juego de la memoria que va del presente al pasado y del pasado al presente, la fotografía tiene la potencialidad de ampliar el horizonte de lo memorable.En estos casos la fotografía no solo sirve a aquellos que vivieron el momento conge-lado en papel, sino también a aquellos que a partir de observar la fotografía la pueden inter-pretar y significar de diferentes maneras (...)Despedida de George Harrisson, 1951. Agustín Tosco: a la derecha, 2º parado. Fernando “Chacho” Molina: a la izquierda, 1º parado. Foto-grafía cedida por Fernando “Chacho” Molina. Taller de Historia Oral Barrial del CPC Argüello.
image/svg+xmlVoces Recobradas6362Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral6362familiares que tienen como autores en algunos casos a fo-tógrafos profesionales y en otros a los propios familiares, amigos, vecinos, etcétera. Señala Sarah Dornier-Agbodjan que en el caso de las fotografías de familia “(…) tienden siempre a mostrar los mismos acontecimientos de la vida del grupo familiar (…) repetidas de año en año, de manera cíclica; evocan la cohesión del grupo.”11Las fotografías representan el ciclo vital de la vida fa-miliar, y en ellas aparecen padres, hijos, nietos, sobrinos, escenas de la vida cotidiana compartidas con amigos y vecinos, trayectorias infantiles, noviazgos, espacios labo-rales y de ocio, y hasta la muerte. A pedido de los integrantes del Taller de Barrio Güe-mes se realizó en 2004 una entrevista a uno de sus vecinos; quien había sido el fotógrafo de este popular barrio, don José Anselmo Pérez. José:¡Pero como si fuera un ca-samiento! Mujer:Eso se estilaba…José:Hasta el momento en que le es-cribían en el panteón el nombre y todo…Mujer:Sí, ¡todo!Entrevistadora:Eso, ahora no…José:Y se hicieron fotografar todos los hermanos alre-dedor del cajón… No, pero lo más gracioso fue que pasó el tiempo, y un día cae uno de ellos y dice —Señor Pérez –dice– necesitamos que nos haga un juego de fotos de nue-vo —Ah! –le digo– ¿qué les pasó, se le arruinaron? —No, no –dice– es que se las queremos mandar a un hermano que vive en no sé donde para que las reciba para Navidad. [risas de todos].José:¡Oh! ¡Qué bárbaro!, le estaba por decir. Yo no dije nada, ¿no?[risas de todos]. José:Sí, eran varios hermanos, eran varios hermanos, varones eran todos. ¡Ah! Eso que quería decir… Yo hacía poco que empezaba con la foto, y un día me dicen: ¿querés ir a sacar una foto a Pueblo Güemes? Y me llevaron, debe haber sido como en la calle Laprida por ahí, era toda de tierra y había muy pocas casas. Había una casa que tenía una habitación y una especie de cocinita, y en el patio, allá, el excusado, como se usaba antes, ¿no? ¿y qué era? era un angelito que había muerto, y estaba, lo tenían en una si-llita de esas que venían de paja, eh… lo habían atado y lo habían colgado en la pared al nenito, le habían abierto los ojos, le habían pintado y le habían puesto fores de papel, todo el papel… (José Anselmo Pérez).12La práctica de fotografar velorios y entierros hoy casi resulta ajena a nuestra realidad. Las risas producidas por el relato de José parecen un ejemplo de ello. Sin embargo data de un pasado reciente pues continuó realizándo-se en nuestra ciudad por lo menos hasta la década de 1960. No pudimos acceder a la fotografía citada por José que corresponde al velorio de un niño pero sí tenemos copia de otras aportadas por los talleristas que fueron to-madas en los dos cementerios de Córdoba. Aquí no presentamos una foto-grafía sino un fotógrafo que al rela-tar su trabajo nos trae al presente una práctica particular, pero también el escenario barrial y doméstico del mundo popular. Todas las fotografías llegan al taller para dar cuenta de algo. Son extraídas del discurso de ese “álbum” familiar y se insertan en uno distin-to. La dinámica propia de los talleres proporciona la oportunidad para que todos opinemos sobre las fotografías que se presentan. A pesar de desconocer las imágenes, los ta-lleristas realizan aportes sobre el lugar en dónde fueron tomadas y los personajes que allí aparecen desde sus pro-pias impresiones y respectivos saberes. Las fotografías tienen así un nuevo objetivo: sin de-jar de ser recuerdos de familia, se transforman en el espa-cio del Taller en fuentes que aportan para reconstruir la historia local, indagar sobre las trayectorias personales de quienes fundaron y/o habitaron los barrios y dar cuenta de los referentes urbanos de la memoria.13Tal es el caso del Monolito de Luro, monumento ubicado sobre la Avenida Rafael Núñez en Argüello, que fuera levantado para honrar la memoria de los corredores Eduardo Luro y Rodolfo Figoli, ambos fallecidos en un accidente durante la carrera de 1925 del circuito automo-vilístico La Tablada. El circuito de trascendencia internacional fue inau-gurado en 1923, y se corrió en la zona noroeste de nuestra ciudad. Su recorrido era el siguiente: largaba en la Ave-nida Recta Martinoli (cerca de la actual Comisaría 14), seguía por las actuales avenidas Rafael Núñez, Donato Álvarez, Bodereau, Ricardo Rojas (frente al Ex Hotel So-rrento), Manuel de Falla, y llegaba nuevamente a la Recta Martinoli.Esta fotografía fue tomada en 1923 durante la primera ca-rrera del circuito, y aportada por la señora Olga Daumas, el 6 de agosto de 2004 en el Taller del CPC de Argüello. Mientras varios talleristas al ver la fotografía expli-caban las características del automóvil que fgura en pri-mer plano y relataban el recorrido del circuito, “Chacho” Molina interrumpió diciendo: Chacho:Es del circuito, pero no es La Recta. Roberto:Era un circuito modifcado, era.Chacho:No es La Recta Martinoli. Esta es la Ricardo Rojas, no Ricardo Rojas no… ¿a dónde puede ser esto?[Voces superpuestas que no se dis-tinguen].Coordinadora:Ahora, miren ¿Dónde es eso? Porque esa foto yo tenía enten-dido que era La Recta Martinoli, si no es la Recta, que dice Chacho que no es La Recta, ¿que es lo que es eso? Porque es una foto del primer circuito…Chacho:Para mí esa foto puede estar sacada entre la Bo-dereau y el paso a nivel siguiente, porque por los postes que veo, esos son del ferrocarril, entendés.Coordinadora:¿No son de luz, de electricidad? Chacho:No los veo…Coordinadora:¿Cómo eran los de electricidad que cuida-ba su papá, de madera? Chacho:No, eran, eran una… Sí, este en realidad es más chico.Coordinadora:¿Y no había unos más grandes para algo? Porque, ¿usted dice que es del tren eso?Chacho:Para mí esta es la parte de las vías del tren, y está sacada de allá hacia acá. O sea del lado del Hotel Sorrento para acá.Coordinadora:¿Por qué…?Chacho:No sé, es mi parecer, pero puede ser…Coordinadora:¿Y no puede ser de alta tensión eso?Chacho:Las de alta tensión son, van seis…Coordinadora:Son seis estos mire: uno, dos, ah no, son cuatro (…). Bueno, no sé. Esta, esta es la foto, a ver si al-guno la identifca porque va haber que ponerla esa foto.(Fernando “Chacho” Molina).14A diferencia del resto de los talleristas, “Chacho” centró su atención en el fondo de la imagen; particularmente en los postes que aparecen en el costado del camino. Nadie había reparado en ellos, pero “Chacho” es hijo del encar-gado de la pequeña Usina Hidroeléctrica que abasteció el noroeste de la ciudad. Además él entró a trabajar en EPEC a mediados del siglo XX; y se jubiló ya hace muchos años. Por consiguiente, fue su saber especializado lo que nos permitió detectar en los postes un indicio importante para poder identifcar el lugar exacto donde habría sido tomada la fotografía.Este ejemplo nos hace pensar en la importancia que cobran las fotografías amateurs y/o de autores anónimos que retratan la vida y los acontecimien-tos de la vida privada de las personas dejando registro de espacios públicos, paisajes, avenidas, calles, plazas, pa-seos, arbolado y otros componentes del equipamiento urbano. La ciudad puede ser vista e interpretada a partir de estas imágenes, aun sin habérselo propuesto su autor. Pero sí en los álbumes familiares el personaje o acontecimiento retratado era lo más importante, en esta instancia de investigación lo principal se vuelve secundario, y lo que estaba en se-gundo plano, casi invisible, pasa a ser primordial. Las fotografías representan el ciclo vital de la vida familiar, y en ellas aparecen padres, hijos, nietos, sobrinos, escenas de la vida cotidiana compartidas con amigos y vecinos, trayectorias infantiles, noviazgos, espacios laborales y de ocio, y hasta la muerte.Este ejemplo nos hace pensar en la importancia que cobran las fotografías amateurs y/o de autores anónimos que retratan la vida y los acontecimientos de la vida privada de las personas (...)Circuito de La Tablada, 1923. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello.
image/svg+xmlVoces Recobradas6564Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral65644. Lo invisible (y lo que ya no se verá) del patrimonio culturalEl proceso de identifcación, selección y difusión de los componentes del patrimonio cultural de una comunidad exige para su tratamiento de una metodología científca y académicamente aceptada. Lo que se pretende es conservar la signifcación cul-tural de estos bienes, e incrementar su conocimiento me-diante la investigación de los mismos. Como hemos dicho antes, en el curso de nuestra labor intentamos identifcar los referentes urbanos de la memoria de los vecinos que son los que otorgan identidad a diferentes sectores de la ciudad y de los barrios. En algunos casos nos ha tocado canalizar las demandas de patrimonialización de ciertos bienes, como el edifcio del ex Hotel Sorrento en Villa Rivera Indarte o la antigua fábrica de papel de Barrio General Paz conocida como “La Pa-pelera”.En otros, nuestra investigación apunta a enriquecer el conocimien-to histórico y mejorar la difusión que se tiene hasta el momento sobre determinados bienes de patrimonio arquitectónico y urbanístico, como es el caso del Chalet San Felipe de Barrio José Ignacio Díaz y/o el Mercado Norte situado en el centro de la ciudad. Como se sabe, las fuentes de información para es-tudiar y documentar los bienes culturales son de diversa naturaleza: orales, escritas, iconográfcas, restos materia-les, etcétera. Hay un material fotográfico sumamente escaso o nulo sobre los barrios de Córdoba en los archivos públicos, exceptuando los denominados “barrios-pueblo”, surgidos a finales del siglo XIX alrededor del casco histórico, pero aun estos, solo han sido retrata-dos a partir de ciertos eventos públicos. Por esta ra-zón el aporte que realizan los vecinos es de gran ayu-da para documentar elementos tangibles e intangibles del pasado. Pensamos tanto en momentos de la vida cotidiana y de la sociabilidad vecinal, como en carac-terísticas y cualidades arquitectónicas y urbanísticas, usos y funciones de edificios y otros equipamientos de la vida urbana. Refriéndose a la importancia de la dimensión hu-mana del patrimonio construido, el especialista arquitec-to Horacio Gnemmi afrma: “(…) signifca reconocer que si el mismo fue habitado antes que nosotros, que hubo quienes lo usaron y lo transitaron en el pasado, algo de ellos indefectiblemente deberá haber quedado impreso en tal realidad construida, la cual está hecha de otras tantas realidades tangibles así como está cargada del aparente pero denso silencio de lo intangible. La anterior es una carga positiva para el patrimonio, un valor agregado di-ríamos en términos económicos, que mucho aporta para que el mismo tenga ese aire insondable y misterioso que nunca podremos, quizá afortunadamente, llegar a cono-cer en su totalidad”.15Cuando se inició la demolición parcial e ilegal del centenario edifcio del Ex Hotel Sorrento (junio de 2004) los vecinos de la zona noroeste realizaron una moviliza-ción callejera, se juntaron frmas y se solicitó a las auto-ridades municipales por expediente y mediante un informe de investiga-ción el pedido de declaratoria patri-monial. En 1923 Leonardo Lino Missana adquirió en los suburbios del noroes-te de la ciudad, Villa Rivera Indarte, una propiedad de una hectárea situada frente a las vías del Tren de las Sierras e inauguró su ho-tel. La planta baja del edifcio había sido construida en 1900, edifcando este la planta alta en 1931. Los Missana lo vendieron en 1969, y funcionó como geriátrico hasta el verano de 2004. Lo que quedó del antiguo Hotel, es decir sus facha-das de frente y paredes laterales de planta baja y alta in-gresaron al catálogo de Bienes de Patrimonio Cultural y Urbanístico de la ciudad en 2006, y desde 2008 las ruinas y su parque circundante original pasaron a formar par-te de los espacios verdes del Paseo Rivera Indarte, centro comercial de siete hectáreas perteneciente a una frma francesa. Tanto para la fundamentación de la declaratoria de Patrimonio Cultural en 2004, como para la trans-misión de la significancia cultural del sitio en los años siguientes a través de charlas educativas, circuitos histórico-culturales, audiovisuales y otras estrategias de difusión, han resultado de gran valor los testimo-nios orales aportados por Leonardo Missana, hijo del dueño del Hotel Sorrento. Asimismo, deben agregar-se los testimonios de los otros talleristas y, por cierto, documentos escritos (recortes periodísticos, títulos de propiedad, etcétera) y las fotografías provenientes del álbum familiar de Missana. El carácter productivo de la complementación entre fuentes orales y fotográfcas brindó información impor-tante sobre la arquitectura del edifcio, sus usos, e incluso sobre quienes habían sido sus constructores. Esto último, bastante difícil de conocer cuando se trata de patrimonio modesto.¿Qué noticias teníamos de su construcción? ¿Cómo ha-bían sido sus ambientes interiores?Leonardo:(…) porque mi papá hizo la parte de arriba, por eso tiene a un costado una piedra que dice “Vito D’ Azzio” porque es el lugar en donde nació mi padre y mi abuelo. Coordinadora: a ver, a ver, ¿Cómo es? O sea, el Sorrento, ¿el Hotel lo hicieron su propia familia?Leonardo: sí, sí. Es decir, mi papá compró la parte de abajo hecha y él hizo después la parte de arriba en el año 32…, 33…, 31. (…). Este es el comedor del Hotel… (Leonardo Missana).16Esto era lo que nos contaba Leonar-do mostrando la fotografía.En 2004 la coordinadora llevó al ta-ller datos extraídos del Censo Nacional de 1895 donde fguraban las familias italianas Missana y Marcuzzi, es decir los apellidos del padre de Leonardo y de su mamá Lucía. Esto disparó el recuerdo de Leonardo y nuevas no-ticias sobre la construcción del Hotel Sorrento. Leonardo: Están los Marcuzzi en Barrio La France.Susana: La Mari, maestra de los chicos es Marcuzzi. Leonardo: y estáIerino Marcuzzi (…). El padre de Ierino trabajó en el Hotel cuando mi papá hace la parte de arriba, él y otros italianos de allá de Udine, y eran Marcuzzi pero no eran parientes, es decir si todos del mismo pueblo, pero no todos[parientes]Coordinadora:Y ¿de dónde era Ierino, dónde vivía Ierino? ¿De dónde, quién es Ierino? Leonardo:Ierino es el que hizo la casa mía. (…) El padre de él trabajaba en el Hotel cuando mi papá hace la parte de arriba, y se vino el padre, Bautista Marcuzzi se vino dejan-do la señora, el hijo y la hija allá, y después viene la madre, o sea la esposa de Bautista con Ierino y la hermana y se van a vivir ahí en Barrio La France. Y cuando yo hago mi casa, entonces yo me acuerdo de estos gringos, y voy y lo busco a él para que me haga mi casa… (Leonardo Missana).17A lo largo de estos años tanto las fo-tografías del exterior, las de los patios y la del propio comedor del Hotel So-rrento se han ido enriqueciendo con nuevas evocaciones de Leonardo. La puerta de ingreso al edifcio del Hotel nos lleva a otro tiempo. Ingresamos al comedor, a la izquierda otra puer-ta (observable en la fotografía 4) nos permite imaginariamente ir hacia la habi-tación donde la mamá de Leonardo toca el piano. En el comedor se encuentran sentadas familias, seguramente, de las clases medias en ascenso que se hospedan en el Ho-tel y que proceden de todas partes del país. También hay visitantes ocasionales de fn de semana que llegan desde Frente exterior del Hotel Sorrento, primeros años de la década de 1930. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello. (...) el aporte que realizan los vecinos es de gran ayuda para documentar elementos tan-gibles e intangibles del pasado.El carácter productivo de la complementación entre fuen-tes orales y fotográficas brindó información importante sobre la arquitectura del edificio, sus usos, e incluso sobre quienes ha-bían sido sus constructores.Comedor del Hotel Sorrento, primeros años de la década de 1930. La puerta que se observa a la izquierda es el ingreso al edifcio del Hotel. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello.
image/svg+xmlVoces Recobradas6766Revista de Historia OralVoces RecobradasRevista de Historia Oral6766el centro de la ciudad o del interior provincial.En los años que van de principios de la década de 1920 y hasta 1934 en que Leonardo Missana padre alquila el Hotel y el grupo familiar se va a residir a otro lugar cercano, intencionadamente o no, el fondo de muchas fotografías familiares nos aproxima a cada detalle de su arquitectura. Sabemos por Leonardo hijo que fueron to-madas por su madre. 5. ConclusionesEn el marco de los talleres del Programa de Historia Oral Barrial las fotografías aportadas por los vecinos salen del ámbito privado (álbum familiar) e ingresan en el espacio público. Son los propios talleristas quienes han seleccio-nado las fotografías. Al hacerlo estuvieron movilizados por emociones, por la necesidad de atestiguar ciertos he-chos del pasado, pero también por sentirse involucrados en un proyecto investigativo que los tiene como protago-nistas. La fotografía muta en el ámbito del Taller en una fuente de evidencia para la historia local y la investigación del patrimonio cultural. Las fotografías activan la memoria de estas perso-nas. Sus testimonios enriquecen las imágenes, y ambas contribuyen en el juego de relaciones recíprocas a otorgar ciertos sentidos al pasado. El diálogo entre fotografía, memoria e historia establece condiciones de posibilidad para un mayor conocimiento e incremento de los bienes del patri-monio arquitectónico y urbanístico de la Ciudad de Córdoba. del lugar, producir evocaciones históricas para una comunidad deter-minada o sintetizar rasgos de una identidad compartida.” Eduardo Be-kinchstein, Horacio Caride y Ariel Gravano. “En busca de la memoria urbana. Una experiencia para la ciudad de Buenos Aires”, en Medio Ambiente y Urbanización, año 16, Nº 55, Instituto Internacional de Me-dio Ambiente y Desarrollo IIED-América Latina, 2000, pp. 89-104.14. Entrevista colectiva, Fernando “Chacho” Molina, más de 80 años, vecino de barrio Villa Belgrano Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello, 6 de agosto de 2004, entrevistadora Nélida Milagros Agüeros. 15. Horacio Gnemmi, Aproximaciones a una teoría de la conservación del patrimonio construido: desde los principios y fundamentos, Córdo-ba, Editorial Brujas, 2004, p. 31-32. 16. Entrevista colectiva, Leonardo Missana, más de 80 años, vecino de Barrio Villa Rivera Indarte. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello, 7 de junio de 2003, entrevistadora Nélida Milagros Agüeros. 17. Entrevista colectiva, Leonardo Missana, más de 80 años, vecino de Villa Rivera Indarte y Susana Vidondo, más de 70, vecina de Villa Ri-vera Indarte; Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello, 15 de octubre de 2004, entrevistadora Nélida Milagros Agüeros. Bibliografía————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———Bekinchstein, Eduardo; Horacio Caride y Ariel Gravano, “En busca de la memoria urbana. Una experiencia para la ciudad de Buenos Aires”, en Medio Ambiente y Urbanización, año 16, Nº 55, Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo IIED-América Latina, 2000, pp. 89-104.Burke, Peter,Visto y no visto. El uso de la imagen como docu-mento histórico,Barcelona, Crítica, 2005. Da Silva Catela, Ludmila; Elizabeth Jelin y Mariana Giordano, Fotografía e identidad: captura por la cámara, devolución por la memoria, Buenos Aires, Nueva Trilce Editorial, 2010.De las Heras Herrero, Beatriz, “La Historia a través de la ima-gen: la fotografía como fuente de memoria”, en Estudos da Lín-gua (gem), Vitória da Conquista, Volumen 7, Nº 1,pp. 113-132, junio de 2009.Dornier-Agbodjan,Sarah, “Fotografías de familia para hablar de la memoria”, en Historia, Antropología y fuentes orales, Nº 32, Entre fábula y memoria,2004, 3ª época. Feld, Claudia y Jesica Stites Mor, El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente,Buenos Aires, Paidós, 2009.Gnemmi, Horacio, Aproximaciones a una teoría de la conser-vación del patrimonio construido: desde los principios y funda-mentos, Córdoba, Editorial Brujas, 2004. Kossoy,Boris, Fotografía e historia,Buenos Aires, La Marca, 2001. Pastoriza,Elisa, Un mar de recuerdos. Historias e imágenes de Mar del Plata,Buenos Aires, Edhasa, 2009.Sontag, Susan, Sobre la fotografía,México, Alfaguara, 2006. Notas————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———Una versión de este trabajo fue presentada en el X Encuentro Nacional y IV Congreso Internacional de Historia Oral de la República Argenti-na “Esas voces que nos llegan del pasado”, San Luis, 6, 7 y 8 de octubre de 2011. Organizado por la Asociación de Historia Oral de la República Argentina (AHORA), junto con la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis. Las autoras integran el Programa Mu-nicipal de Historia Oral Barrial de la Ciudad de Córdoba. La página web de este programa es: http://historiaymemoriabarrial.cordoba.gov.ar1. Boris Kossoy,Fotografía e historia,Buenos Aires, La Marca, 2001, p. 38.2. Según Beatriz de las Heras Herrero “(…) hacer historia de la fotogra-fía sería estudiar el proceso de evolución del medio, mientras que hacer historia a través de la fotografía consistiría en acercarse a ese medio como elemento de conocimiento visual del pasado.” Sugiere la autora que “(…) ambos estudios deben relacionarse para obtener un mejor re-sultado, pues es necesario que el historiador domine la situación, usos y costumbres del fotógrafo, los gustos estéticos de la época y la técnica fotográfca del momento.”. Beatriz de las Heras Herrero, “La Historia a través de la imagen: la fotografía como fuente de memoria”, en Estudos da Língua (gem), Vitória da Conquista, Vol. 7, Nº 1, junio de 2009, p. 129.3. Boris Kossoy,op. cit., p. 83.4. Ibidem, p. 78.5. Entrevista colectiva, Fernando “Chacho” Molina, más de 80 años, vecino de Barrio Villa Belgrano y Adela Boscarino, más de 60 años, vecina de Barrio Villa Serrana, Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello, 11 de junio de 2010, entrevistadora Nélida Milagros Agüe-ros.6. Sarah Dornier-Agbodjan, “Fotografías de familia para hablar de la memoria”, en Historia, Antropología y fuentes orales, Nº 32: Entre fábu-la y memoria,año 2004, 3ª época, p. 126. 7. Córdoba, 25 de mayo de 2010, Fernando “Chacho” Molina, más de 80 años, vecino de Barrio Villa Belgrano. Integrante del Taller de His-toria Oral Barrial del Centro de Participación Comunal N°3, Argüello. Copia textual de la nota destinada a la coordinadora del Taller, Nélida Milagros Agüeros, para ilustrar la fotografía. 8. El acorazado alemán Admiral Graf Spee fue explotado por su propio capitán, luego de que fuera cercado en el Río de la Plata. Previamente su tripulación fue llevada a Buenos Aires para ser internada, y parte de ella llegó a la ciudad de Córdoba para ser internada en Barrio Villa El Libertador, por entonces Villa Forestieri.9. Ludmila da Silva Catela, Elizabeth Jelin y Mariana Giordano, Foto-grafía e identidad: captura por la cámara, devolución por la memoria. Buenos Aires, Nueva Trilce Editorial, 2010, p. 10.10. Ibidem, p. 174. 11. Sarah Dornier-Agbodjan, op. cit., p. 123. 12. Entrevista al fotógrafo José Anselmo Pérez, más de 70 años, Taller de Historia Oral Barrial de Güemes, 16 de septiembre de 2004, entre-vistado por Liliana Torres. 13. Entendemos al referente urbano como “(…) aquel elemento de la ciudad con capacidad para condensar aspectos de la memoria colectiva Foto familiar de 1927. Parado, el dueño del Hotel Sorrento, Leonar-do Missana. Sentados, sus padres y sus hijos. El bebé es Leonardo Missana hijo (integrante del Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello). Pietro Missana, tío abuelo de Leonardo Missana hijo, en el frente del edifcio del Hotel Sorrento, fnes de la década de 1920. Pietro Missana fue uno de los constructores del Dique San Roque y el Dique Dumesnil a fnes del siglo XIX, y a pocos kilómetros del Hotel Sorrento. Taller de Historia Oral Barrial del CPC de Argüello.