Voces Recobradas 2120 Revista de Historia Oral
Voces Recobradas Revista de Historia Oral 2120
Post-crucifixión.
Auge del rock
nacional entre
1982 y el fin de
la dictadura militar
1976-1978 “Canción de Alicia”
“Estamos en la tierra de nadie, pero es mía.
Los inocentes son los culpables, dice su señoría, el Rey de
espadas.
Charly García, Canción Alicia en el País, 1980.
En 1976 el rock se encontraba instalado como un mo-
vimiento de amplio poder de convo-
catoria. La realización de festivales
reunía a los músicos más populares
en encuentros que se hacían al aire
libre, o en los cines Lorange, Fénix
y Pueyrredón, los teatros Astral y el
Coliseo, o el Estadio Luna Park, con-
virtiéndose en reductos concurridos
por la juventud.
¿Y cómo eran esos jóvenes? Con-
siderados inuenciables y altamente peligrosos, eran
constantemente vigilados. Eran los herederos de la co-
rriente pacista y del ower power, en su mayoría estaban
altamente politizados y participaban activamente desde
el arte, los centros de estudiantes en los colegios o los
grupos barriales. Este tipo de juventud no despertaba la
simpatía de los militares; ellos preferían a quienes úni-
camente estudiaban, trabajaban o disfrutaban del tiempo
libre en familia. Desde el Comunicado Nº 13 los llamaban
a integrar la comunidad nacional y contribuir a la cons-
trucción de una “patria que fuese el orgullo de todos los
hijos de la tierra”1. La Junta creía abrir caminos; y aque-
llos que quisieran transitarlos solo debían tener capaci-
dad y contracción al trabajo fecundo.
Con la dictadura eras sospechoso por ser joven, porque po-
días estar metido en no sé qué. Ser joven era ser subversivo.
Ser joven no tiene perdón, sos la pelotita de este juego. No
tenías perdón, éramos culpables. (Rl Porchetto).2
Al igual que el proceso que vivió el país, el rock –y la músi-
ca en general–, como expresión popular, no fueron ajenos
a los cambios y a su contexto. ¿Pero a qué consideramos
rock nacional”? “Cualquier canción puede ser percibida
como rock nacional si el intérprete es identicado como
María Luján
Ferreira
y Leandro
Emanuel Filippón
Instituto Superior
del Profesorado
Joaquín V. González
Introducción
El 24 de marzo de 1976 se abrió una etapa en nuestro país
que marcó a varias generaciones. El gobierno autoprocla-
mado tuvo dentro de sus objetivos cambiar la mentalidad
de la sociedad, y así restaurar la “moral cristiana”.
El rock era rebeldía, contracultura y liberación, símbolos
totalmente contrarios a los objetivos propugnados por el
gobierno de facto. La censura fue una herramienta de la
Junta Militar para mantener el sistema de dominación au-
toritaria a través de la manipulación de las obras y de los
artistas en sí. Se buscaba una depuración ideológica y una
reeducación de los “generadores de subversión, quienes
solo tenían como n trastornar y destruir el orden públi-
co a través de la juventud. A pesar de todo, el rock log
trascender arndose como práctica social y expresión
artística. Haciendo gala de sus cicatrices, se hizo su lugar
dentro de un sistema que se lo negaba.
En la década de 1970, contra todo pronóstico, esta
expresión contracultural siguió presente en pequeños re-
ductos y para un público el y acotado. La difusión en
los medios masivos de comunicación era escueta y siem-
pre postergada. No había llegado aún el momento de la
perteneciente al movimiento, esto es, como participante
su práctica social y de su ideología”3.
El año anterior había sido un año de transición para
este género, preparándolo para la evolución pero también
para la censura total, el exilio, las amenazas y la resisten-
cia. Atrás quedaban Sui Generis, cuya música se carac-
terizaba por tener melodías similares a las de Simon &
Garfunkel, y letras que tranquilamente pudieron ha-
ber sido interpretadas en el festival
de Woodstock. El rock comenzaba a
mutar y sus seguidores e intérpretes
a madurar. La violencia se palpaba
en el aire. Atrás quedaban Arco Iris,
grupo liderado por Santaolalla, las
canciones de fogón, Pastoral, los ve-
ranos en El Bolsón y la Cofradía de
la or solar.
La censura comenzaba a ser mo-
neda corriente. La veda alcanzaría a la radiofusión cuan-
do en octubre de ese año un grupo ocial llamado Radio
Centro (que incluía a El Mundo, Mitre y Antártida) sugi-
rió reducir la difusión de importantes artistas extranje-
ros y nacionales. Los diarios porteños se encargaron de
informar la nómina que incluía a Sui Generis, Arco Iris,
Vox Dei, Lito Nebbia, Luis Alberto Spinetta, Charly Gar-
cía, Nito Mestre, Joan Báez, Led Zeppelin, Frank Zappa,
Con la dictadura eras sospe-
choso por ser joven, porque po-
días estar metido en no sé qué.
Ser joven era ser subversivo. Ser
joven no tiene perdón, sos la
pelotita de este juego. No tenías
perdón, éramos culpables.
Entrevista a Raúl Porchetto, 2011.
masividad que conocemos hoy, ni del ingreso al mercado
comercial.
En la década de 1980, con la guerra de Malvinas,
la situación dio nalmente un giro. Ese año fue un mo-
mento clave que denominaremos bisagra, donde el rock
supo tomar la posta. No se calló, explotó, evolucionó y
fue al choque, cantando por la paz, amenazado en medio
de una guerra e intentando instalar el optimismo por el
futuro próximo. De esto queremos contarles.
Comunidad hippie del Bolsón en la cual vivió el entrevistado Gusta-
vo Souto en la década de 1970 (foto extraída de la web manodeman-
dioca.com.ar).
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Genesis, Bob Dylan y Los Beatles. La lista también alcan-
zaba a Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, José Larral-
de, Horacio Guaraní y hasta Carlos Gardel, entre otros.
También hubo artistas no prohibidos directamente pero
cuyas creaciones no podían pasarse en la radio, como por
ejemplo las canciones de Víctor Heredia.
El gobierno consideraba que la juventud era conti-
nuamente engañada y confundida por el rock, pues deja-
ba los símbolos de las tradiciones argentinas fuera de su
repertorio y no hacía hincapié en los verdaderos valores
occidentales y cristianos. La ecuación era simple: “El rock
traía cabello largo, y el cabello largo
traía droga, y la droga tra amor li-
bre, y del amor libre a la disolución
de la institución familiar había un
solo paso”4. Gran parte de la socie-
dad pensaba lo mismo; el joven era
rebelde, inconsciente, ajeno al mun-
do del trabajo y hedonista, es decir,
todo lo contrario a lo considerado un es-
tilo de vida correcto.
El recital no lo prohibían, pero cuando salías había tres
celulares, tres patrulleros, estaban todos los milicos en la
puerta, y a alguno se llevaban. No iban a buscar subver-
sivos, iban a buscar falopa porque ellos entendían que el
que estaba en el rock and roll era un falopero con la cabeza
quemada y totalmente limada, no iban a buscar intelec-
tuales, a pesar de que sí había. (Gustavo Souto ).5
El año 1976 también fue testigo del comienzo del exilio
de los artistas, junto con sus familias en algunos casos.
Muchos debieron marchar sabiendo que su cabeza tenía
un precio, y otros lo hicieron pues veían limitada su ca-
pacidad de trabajar. Así nos contaba el músico cantautor
Piero De Benedictis:
En el 76 vino mi hermana a la 5 de la mañana que un ex-
novio de ella que era comisario me vio
en una lista para ser chupado y dijo yo
tengo que avisarle que se baje ya. ()
Yo agarro mis cosas, me voy pero an-
tes paso por lo de Arturo Puig y Selva
Alemán que eran muy amigos y ade-
s vecinos a saludarlos. () Subo a
su departamento y por la ventana veo
dos Falcon en la puerta de mi casa, por
dos minutos, rompieron todo. (Piero De Benedictis).6
El ingreso del nuevo ministro de Educación Juan José Ca-
tan, en 1977, signicó una mayor exaltación de la mo-
ral cristiana y la dignidad del ser argentino. El rock se
encontró en la vereda opuesta al sistema educativo, pues
con su prédica contracultural y su mensaje de rebelión
conformaba un mundo paralelo frente a la concepción
apolítica y funcional; creando dos maneras de “ser joven
diferentes. El Proceso hablaba del futuro mientras que el
rock remitía a signos del pasado: los hippies, la vida bohe-
mia, la ambigüedad y la metáfora.
La Máquina de hacer Pájaros, la nueva banda de
Charly García, acababa de presentar su trabajo Películas,
disco que describía elocuentemente el contexto, desde la
tapa del LP con una referencia hitchcockiana que hacía
un guiño a la situación política y social, y donde lo que
mejor plasmaba la realidad eran las canciones de rock.
Tal como dice la canción cuyo nombre también lleva el
disco “Qué se puede hacer salvo ver películas”7, la libertad
de acción se encontraba restringida y el gobierno mili-
tar había logrado el vaciamiento ideológico. Otros temas
del disco hablaban de la paranoia, “No hay esperanzas en
la ciudad8 y criticaban la sociedad banal y de consumo,
“Cómprese hoy una linda mujer que no piense ni coma
() No hay nada mejor que una nena de goma9.
Mientras tanto, en el ámbito de las presentaciones
en vivo la censura no funcionaba del mismo modo y
las creaciones de los artistas podían ser interpretadas
sin las modificaciones impuestas por el COMFER. Por
otro lado, ciertos temas estaban completamente prohi-
bidos, o podía pasar que, previamente a un recital, se
aclarara a los artistas que no podían presentar algún
tema.
La Argentina de 1978 era un país
donde se ganaba menos y se gastaba
más, donde “veinticinco millones de
argentinos” se verían envueltos en la
realidad irreal del mundial de fútbol
y el triunfo deportivo. Pero no todos
compartían este entusiasmo. La li-
cenciada en Historia Graciela Gómez
nos cuenta al respecto:
En el mundial del 78 estaba en segundo
año, () y me acuerdo que esta profesora, no sé por qué
razón, dijo “¿Qué opinan del…?”, yo dije “Pan y circo”
() Esto es como el circo romano, fuimos allá, gritamos
y vaya a saber qué dijimos, que está tapando todo esto.
Yo siento, le dije, que incluso acá adentro somos todos hi-
pócritas, decimos algo para que otro piense algo de noso-
tros y en realidad no decimos lo que pensamos. (Graciela
Gómez).10
Si bien el rock nacional iba ganando cada vez más adep-
tos, había un sonido que bajaba desde el norte que pola-
rizaría el asunto. La música disco era un estilo que según
la revista Expreso Imaginario consistía en diversión sin
compromiso estético”11 y llegaba de la mano de la película
Fiebre de sábado por la noche. Para algunos esto signicó
una escisión, la música disco estaba asociada a los bailes
paquetes mientras que del otro lado se encontraban los
rockeros. La tapa del N° 26 de esta revista expresa la dico-
tomía, mostrando a un Travolta con un tomate estrellado
en la cara.
Era una declaración de guerra, que pretendía decir
ellos esn ahí, nosotros estamos acá. En la calle y en las
discotecas se repetía esta misma situación:
El rock nacional en el 78 todavía era contracultura, no se
pasaba tanto cuando íbamos a bailar, los músicos no toca-
ron en los boliches hasta el 83, situación que agravaba la
diferencia con la música disco, que sí sonaba todo el tiem-
po. (Irma Canosa).12
1979-1981 “Para el pueblo lo que es
del pueblo”
“Libertad era un asunto mal manejado por tres, libertad era
almirante, general o brigadier.
Piero, Para el pueblo lo que es del
pueblo, 1983.
“Que importan ya tus ideales, que
importa tu canción, la grasa de las
capitales cubre tu corazón”13. A
comenzaba el segundo disco de Serú
Girán, un trabajo con temas críticos
a la sociedad de consumo. La porta-
da de este disco era una parodia de la
revista Gente, donde aparecen satirizados los miembros
El recital no lo prohibían,
pero cuando salías había tres ce-
lulares, tres patrulleros, estaban
todos los milicos en la puerta, y
alguno se llevaban.
El rock nacional en el 78
todavía era contracultura, no se
pasaba tanto cuando íbamos a
bailar, los músicos no tocaron en
los boliches hasta el 83, situa-
ción que agravaba la diferencia
con la música disco, que sí sona-
ba todo el tiempo.
Tapa de la revista Expreso Imaginario N° 26, septiembre de 1978.
Entrevista a Piero De Benedictis, 2011.
Voces Recobradas 2524 Revista de Historia Oral
Voces Recobradas Revista de Historia Oral 2524
de la banda. Relataba García al respecto: “La idea fue mía.
Estaba podrido de todas esas revistas tipo Gente, que
eran tan caretas. Habíamos compuesto ese disco para ir
al choque directamente. Había que salir de la grasa, de la
mediocridad. Era una época en que el rock todavía estaba
en contra de la música comercial: era nosotros contra el
mundo. Y la revista Gente era el enemigo”14.
El 79 fue un año signado por el consumo y el silen-
cio. Miles eligieron veranear afuera y se generó una com-
pulsión por adquirir productos electrónicos. Mientras, el
país estaba cada vez más endeudado.
De a poco iban apareciendo pe-
queños espacios para la iniciativa in-
dependiente. Muchas revistas comen-
zaban a ser conocidas y los grupos
nacidos en los últimos años empeza-
ban a crecer. El underground se ha-
cía visible. Una particularidad de ese
año fue el surgimiento de los pubs,
pequeños reductos donde las bandas
podían tocar en vivo y tratar con sus
seguidores de una forma más íntima,
como Music-Up o La Trastienda.
Grandes eran las dicultades a
la hora de difundir un trabajo, lo que de-
jaba como protagonista a la presentación en vivo, donde
la comunión entre el músico y su público se evidenciaba,
unos y otros podían expresarse libremente y vaa la pena
hacerlo a pesar de las posibles consecuencias. Una conoci-
da anécdota relatada por el músico León Gieco, ilustra este
momento. En un recital en Luján, cantó “La cultura es la
sonrisa. En consecuencia fue citado y de allí en adelante
el último párrafo de la canción debió omitirlo por orden
de un funcionario militar: “El general Montes me esperó
parado en su escritorio el tipo sacó un arma, del escritorio,
me apuntó y me dijo: ‘la próxima vez que vos cantes este
tipo de canciones te voy a reventar la cabeza’”15.
En la realidad que el proceso militar pretendía mol-
dear, los jóvenes eran olvidados. Tanto
la publicidad como los mensajes o-
ciales estaban ahora dirigidos a los
infantes, los adultos y los ancianos.
La canción que mejor supo describir
esta anulación simbólica es “Mete-
gol” de Raúl Porchetto: “Todo lo que
hagas, pibe, no es bueno, / hoy ser jo-
ven no tiene perdón, / sos la pelotita
de este juego, / un metegol16.
La nueva ley de radiodifusión
puesta en vigencia el 15 de septiem-
bre tenía entre sus objetivos regular
el contenido de las emisoras interve-
nidas para evitar que mensajes como el
de “Metegolllegaran a los medios masivos, al igual que
las noticias sobre las numerosas detenciones a la salida de
los recitales. En uno de sus puntos decía: “[Las emisoras]
deben contribuir al aanzamiento de la unidad nacional y
al fortalecimiento de la fe y la esperanza en los destinos de
la Nación Argentina”17.
A nes de este año la Argentina recibió la visita de
varias bandas emblemáticas del rock internacional, la
más distinguida fue e Police. La banda liderada por
Sting protagonizó un suceso bastante particular. Andy
Summers, el guitarrista, fue arrestado luego del show por
patear a un policía que golpeaba a un fan al pie del esce-
nario de Obras, pero nalmente pudo ser liberado tras
la intervención de la embajada británica. El fotógrafo y
arquitecto Pablo López Coda fue testigo en primera per-
sona de este hecho:
Ana Lisa había estado con Andy Summers, era una típica
grouppie () y cuando Andy Summers ve que nos están
sacando del estadio y mujeres policía se están llevando a
Ana Lisa detenida, sin dejar de tocar comienza primero a
empujar al policía, haciendo gestos para que se vaya hasta
que nalmente, le vuela la gorra de una patada. En ese mo-
mento escuché el rugido del público, sentí que se nos venía el
estadio encima (...) Ana Lisa después volvió para los bises, y
yo también pude entrar. Terminó el show y él se sacó el pase
al estadio y se lo dio de recuerdo. (Pablo López Coda).18
El año 1981 signicó un cambio interno en la política
llevada a cabo por el gobierno militar. Viola reemplazó a
Videla a causa de tensiones en el seno de la cúpula, la cual
estaba insatisfecha por la situación eco-
nómica y la agitación civil que exis-
a. En su regreso a la televisión luego
de dos años a causa de una bomba
colocada en el palier de su edicio,
Tato Bores cerraba su primer mo-
nólogo del año diciendo: “Soy opti-
mista, porque encima de él (Roberto
Viola), diáfana, radiante, inmaculada
está la Junta de comandantes () Y
a todas las juntas he querido, pero
como yo quiero a esta Junta, cuando
yo escucho a mi gran amigo el gene-
ral Galtieri, a mi gran amigo el almiran-
te Lambruschini decir uno de esos discursos que vienen
del bronce siento que se me ponen tensos los pelitos de la
peluca. Este es mi primer programa en el ciclo 1981 y les
digo que este año nos agarra a los argentinos listos para
la acción, listos para el despegue y listos para paladear los
dulces frutos de la victoria, por eso mi eslogan para este
año va a ser ‘Estamos listos’”.19
El comandante de la Junta trató de mostrarse más
abierto. En sintonía con esta imagen decidieron que se-
ría una buena idea citarse con los principales referentes
de la juventud: los rockeros. El puente para hacer esto
fue Ricardo Olivera, un periodista radical vinculado al
ambiente militar, quien fue el encargado de contactarse
con los músicos. Allí fueron Charly García, David Lebón,
León Gieco, Luis Alberto Spinetta, Nito Mestre, Daniel
Grinbank, Jorge Pistocchi y Rodolfo García. Las reunio-
nes trataron sobre los problemas que tenía el rock: Lebón
solicitó que se terminara la represión injusticada, García
pidió que nalizaran con la censura porque limitaban las
libertades para escribir. Grinbank hizo hincapié en otros
elementos de presión como los impuestos y la dicultad
para organizar recitales. Luis Alberto Spinetta, quien en
principio se resistió a este encuentro, contó: “Yo le batí un
par de cosas y también les sugerí que construyeran el ob-
servatorio espacial más grande del mundo… Un delirio
pero, ¿qué les iba a decir?”.20
El origen de las órdenes de censura era un misterio,
pues ningún organismo admitía ser autor.
No era que te prohibía el ejército, la policía o algo, no te
sabían decir quién te prohibía. (Piero De
Benedictis).
Gracias a estos pequeños resque-
brajamientos en el régimen, 1981 fue
el año en que se iniciaron lentamente
los regresos. Entre los retornados se
encontraban Miguel Peralta, más co-
nocido como Miguel Abuelo y Miguel
Cantilo con su nueva banda, Punch.
Sobre este último aún se mantenía
la prohibición de presentarse junto
a Jorge Durietz como Pedro y Pablo.
Por ese motivo, el dúo tocaría en vivo
utilizando sus apellidos.
Piero De Benedictis fue otro de los repatriados. El
autor de Para el pueblo lo que es del pueblo retorna-
ba con otra filosofía imbuida de espiritualidad y paz;
con su Manso y tranquilo se presentaría junto al grupo
Prema distinguiéndose por su propuesta de vestir de
blanco.
También en ese año se presentó en el país Queen, en
sintonía con las múltiples visitas internacionales que se
dieron en los años anteriores. A diferencia de e Police,
Queen no protagonizó ningún hecho de violencia, pero
sí marcó parte de ese movimiento contracultural que la
dictadura no pudo enterrar.
El año terminó con dos eventos políticos de gran
importancia: la CGT declaró un paro y Viola debió aban-
donar su cargo al ser internado, lo que derivó en un inte-
rregno con Tomás Liendo y el poder fue entregado nal-
mente a Leopoldo Galtieri.
También en ese año se
presentó en el país Queen, en
sintonía con las múltiples visitas
internacionales que se dieron en
los años anteriores. A diferencia
de The Police, Queen no prota-
gonizó ningún hecho de violen-
cia, pero sí marcó parte de ese
movimiento contracultural que la
dictadura no pudo enterrar.
A fines de este año la Ar-
gentina recibió la visita de varias
bandas emblemáticas del rock
internacional, la más distinguida
fue The Police. La banda liderada
por Sting protagonizó un suceso
bastante particular. Andy Sum-
mers, el guitarrista, fue arresta-
do luego del show por patear a
un policía que golpeaba a un fan
al pie del escenario de Obras (...)
Foto de Pablo López Coda con Stewart Copeland (e Police) en el
Hotel Sheraton, año 1980, cedida por el entrevistado Pablo López
Coda.
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La diferencia con los años anteriores estaba a simple vis-
ta, se podían ver en la calle continuamente los anuncios
de las presentaciones de las diversas bandas. La juventud
tenía un deseo, que Federico Moura plasmó en una can-
ción: “Probaremos nuevas formas para recuperar / todo
este tiempo perdido”21.
1982, algo de paz”
Verano
“Hoy que quiero reírme apenas si puedo,
ya no tengo la risa como un jilguero,
ni la paz de los pinos del mes de enero,
ando por este mundo sobreviviendo.
Víctor Heredia: Sobreviviendo, 1984.
El año 1982 se caracterizó por la
enorme cantidad de festivales y
eventos musicales de mucha con-
currencia, una gran producción
discogca y una sociedad que ya
no se encontraba tan a gusto con el
gobierno.
A principios del mes de febre-
ro, el rock se mudó a La Falda. Allí,
durante tres días, asistieron más de
veinte mil personas. Algunos de los artistas presentes fue-
ron Orions, León Gieco, Raúl Porchetto, Dulces 16, Serú
Girán, Juan Carlos Baglietto, Litto Nebia, Cantilo, Du-
rietz y Los Abuelos de la Nada, entre otros. Estos últimos
vivieron en esta ocasión una agresión por parte del públi-
co, quienes les arrojaban diversos proyectiles. La reacción
de la banda y de Mario Luna, locutor y organizador del
evento, no se hizo esperar:
Mario Luna en el escenario les grita “los que tiran objetos
son policías de civil”, a mí directamente me salió decirles
“son unos pelotudos”. (Gustavo Bazterrica ).22
Este tipo de anécdotas, al igual que otras antes mencio-
nadas, demuestran que los músicos debían enfrentarse
no solo a la censura o a la persecución, sino también a la
intolerancia y violencia provenientes de parte del públi-
co. Al igual que Mario Luna, creemos
que entre el público había inltra-
dos, cuyo n era generar disturbios
ya fuera para incomodar a los mú-
sicos o sostener el discurso de “los
violentos del rock” que justicara
las posteriores detenciones. Otra
alternativa válida para este fenóme-
no sería contemplar al público de
rock como termómetro social. Al
no poder expresarse libremente en
los ámbitos cotidianos por miedo a
las represalias, encontraban en estos
lugares un modo de descargar. La reticencia que mos-
traban hacia los grupos que tenían ideas innovadoras
encapsulaba el miedo a lo distinto, el que se inscribía
dentro del plan de homogeneización que emprendieron
los militares. En los últimos años del Proceso este tipo
de situaciones alcanzarían su punto máximo.
Roberto Pettinato, en ese entonces director de la re-
vista Expreso Imaginario, describió en una crónica todo
lo transcurrido en las tres fechas (5, 6 y 7 de febrero) del
Festival de La Falda y así relataba un momento del pri-
mer día: “Miguel Cantilo & Punch sufrieron los embates
de un horda enloquecida –esto fue el año pasado–, esta
vuelta apareció con su compañero: Jorge Durietz, inter-
pretaron desde ‘Marcha de la bronca’ hasta ‘Catalina’
atravesando diferentes épocas de su repertorio. Es sin
duda otro de los consagrados del festival. ‘La gente del
futuro’ fue coreado por todo el público, que ahora eran
más de siete mil23.
Entrevista a Gustavo Bazterrica, 2014.
La reticencia que mostraban
hacia los grupos que tenían
ideas innovadoras encapsulaba
el miedo a lo distinto, el que
se inscribía dentro del plan de
homogeneización que em-
prendieron los militares. En los
últimos años del Proceso este
tipo de situaciones alcanzarían
su punto máximo.
Otoño
“No llores por las heridas,
que no paran de sangrar.
No llores por mí, Argentina,
te quiero cada días más.”
Charly García. No llores por mí, Argentina, 1982.
Comenzaba marzo, y el sábado 6 Serú Girán decía
adiós en Obras. Hubo un hecho muy recordado en ese
último recital porque en medio del show un policía
intentó llevarse a un fan, e inmediatamente Charly
protestó. “Le dijo que si no lo dejaba
tranquilo, el recital se interrumpía.
El oficial se fue”24. Esta reacción
de García demostraba el cambio
de actitud general. La gente estaba
menos asustada y menos proclive a
replegarse ante las amenazas. Ese
mismo mes se hicieron en el país
manifestaciones organizadas por la
CGT y por las Madres de Plaza de
Mayo que fueron duramente repri-
midas pero que en los años anteriores
hubieran sido imposibles de llevar adelante.
El 30 de marzo en Plaza de Mayo la policía dete-
nía a cien manifestantes. En ese mismo lugar, el 2 de
abril una multitud se congregó para apoyar la decisión
del presidente de facto, Leopoldo Galtieri, de enviar
tropas a Malvinas para recuperarlas. El otoño había
comenzado.
El mes de abril estuvo signado por la guerra. Si
bien en 1978 la muchedumbre había gritado los go-
les de Kempes, nunca había vitoreado al gobierno. En
cambio, a partir del inicio de las hostilidades, miles de
personas en la Plaza de Mayo respaldaron el accionar
de la dictadura. Legitimados por los partidos políticos
y la prensa local, la gente comenzó a llamar a las radios
pidiendo que no se pasaran temas en inglés. Así la Jun-
ta se vio entre la espada y la pared pues de ese modo
al alentar el odio hacia el enemigo le daban “poder”
a quienes durante años habían representado la con-
tracultura: los censurados, los exiliados, los callados,
el “sector disconformista por naturaleza, o podían
seguir publicitando la música anglosajona mientras
veían cómo se desmoronaba su gobierno. Por supues-
to, eligieron la primera alternativa anhelando de ese
modo lograr un acercamiento a la juventud.
El periodista Darío Marchini dice al respecto: “A
partir de la toma de las Islas Australes y hasta la fi-
nalización del conflicto bélico, el COMFER obligó a
las radios a eliminar de su programación la música en
inglés, sin importar que la partida de nacimiento de
las producciones hubiera sido redactada en los Estados
Unidos, Australia, Jamaica o Barracas () De la no-
che a la mañana debieron echar mano a cuanto vinilo
en castellano encontraran en sus ana-
queles, incluidos los habitualmente
relegados discos de rock nacional,
que pasaron a estar al último grito
de la moda.25
Aquí es cuando se desarrolla
lo que nosotros llamamos el mo-
mento bisagra, era el momento en
el cual el rock dejaba de estar re-
legado por una necesidad puntual
de las radios y discogficas. El pe-
riodista Miguel Grinberg manifestó:
“Se producía una situación bisagra. Nadie sabía qué
rumbo iba a tomar, pero evidentemente se estaba fren-
te a una situación inédita: el rock nacional como ob-
jeto de consumo masivo, cada día más polifacético”26.
Esta explosión en el mundo del rock nacional necesitó
del surgimiento de nuevos lugares como pubs o cafés
Entrevista a Rodolfo García, 2014.
El 30 de marzo en Plaza de
Mayo la policía detenía a cien
manifestantes. En ese mismo lu-
gar, el 2 de abril una multitud se
congregó para apoyar la decisión
del presidente de facto, Leopol-
do Galtieri, de enviar tropas a
Malvinas para recuperarlas.
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y bares donde los músicos que iban apareciendo pu-
diesen dar a conocer su trabajo, además de los teatros
y estadios.
Ese mismo mes Charly García, cuando supo del
desembarco en Malvinas atinó a refugiarse, eligió no
salir trasladándose únicamente “de la cama al living,
como más tarde rezaría en uno de sus temas. Ese mie-
do estaba ligado al pacifismo característico del movi-
miento del rock. La actitud de García era un emergen-
te de su generación, entre las armas y el rock siempre
había existido una distancia insalvable, ya fuera con la
guerrilla como con Malvinas.
En medio de la euforia genera-
lizada por la guerra de Malvinas,
ATC (Argentina Televisora Color)
organizó un show benéfico que
fue conducido por Jorge Fontana
y Pinky, del cual participaron nu-
merosos deportistas y figuras del
espectáculo. La población donó
todo lo que pudo, desde ropa hasta
cartas, chocolates y libros.
Edelmiro Molinari, ex inte-
grante de Almendra, por su parte,
creyó que había que hacer algo, no a
favor de la guerra sino de la paz, pero
que a su vez ayudara a aquellos chicos que habían te-
nido que partir hacia las islas. Planeó hacer un recital
con Almendra, León y un reunido Sui Generis. Otros
músicos, como Javier Martínez, Pappo y Spinetta or-
ganizaron lo mismo. Luego se sumaron al proyecto
los productores Daniel Grinbank, Alberto Ohanian y
Pityurigarro. Debido a que en un festival realizado
as antes, el 4 de mayo, se había decidido no incluir
al rock, en esta ocasión el productor Daniel Grinbank
puso como condición no mezclar géneros:
Hubo un festival antes, que a mí no me dejaron tocar
porque no era rock, porque había unos celos bárbaros.
() Yo ya volví más baladista, y no me aceptaban los
organizadores, (Piero De Benedictis).
Un festival por la paz
Luego de discusiones y cambios de planes, finalmente
lograron un acuerdo y se decidió hacer el día 16 de
mayo, exactamente dos semanas después del hun-
dimiento del ARA General Belgrano, un festival en
Obras Sanitarias. Rodolfo García, de Tantor, cuenta al
respecto:
Al Festival de la solidaridad nos convocó Daniel Grin-
bank para participar en apoyo a los combatientes de
Malvinas y juntar cosas para enviar a las Islas. (Rodolfo
García).27
No se cobró entrada, se solici-
tó ropa y alimentos no perecederos
para enviar a los soldados. A las 15
horas se abrieron las puertas y más
de 50 mil personas pudieron ingre-
sar al predio. El Festival de la Soli-
daridad fue transmitido en directo
por Canal 9, FM Del Plata y Radio
Rivadavia. La revista Pelo escribi-
ría luego en una de sus notas una
anécdota que sintetizaba el clima
que se vivía en ese festival: “Pappo
y Spinetta bebían gaseosas de espal-
das entre sí hasta que un tipo les gritó algo insinuando
una pelea. Pappo se dio vuelta, abrazó a Spinetta y de-
volvió: ‘¿Ven que no pasa nada, que somos amigos?”28
Al momento de presentarse, Luis Alberto Spi-
netta aclaró: “Tengo dos cosas para decirles, y luego
voy a cantar. En primer lugar quiero recomendarles
que guarden tranquilidad en la salida () y que nos
podamos reunir pero siempre para la paz, para fines
realmente nobles”29. De este modo dejaría bien claro lo
que pensaban todos los músicos, diferenciando dónde
estaban parados ellos y dónde se encontraban los auto-
proclamados gobernantes que habían iniciado la gue-
rra. Cuando el festival ya finalizaba, subieron Mestre,
Gieco, Porchetto, Charly García y David Lebón, tal
como estaba planeado, para interpretar lo que todos
pedían a gritos, “Algo de paz. El detalle es que Raúl
vivió una situación que no se encontraba en los pro-
gramas del show, una amenaza que decidió desafiar:
Antes de subir, un coronel con una 45 me dice, “che
Raúl, hoy no es para cantar algo de paz, no sé si en-
tendés”. Yo subí con un miedo bárbaro, pero al final la
terminé cantando, y esa imagen dio la vuelta al mundo,
60 mil tipos jóvenes cantando aquella canción. Por eso
cuando alguien me dice que el Festival de la Solidari-
dad fue una colaboración, yo pienso, “la ignorancia es
atrevida. (Rl Porchetto).
A esta altura, ya todo el público estaba de pie, y el fi-
nal, luego de varias horas de música, sería acorde a las
grandes emociones de la noche: con
Porsuigieco y casi la totalidad de los
artistas que participaron, cerraron
cantando “Rasguña las piedras” de
Sui Generis.
Invierno
“No bombardeen Buenos Aires
no nos podemos defender.
Los pibes de mi barrio
se escondieron en los caños
espían al cielo
usan cascos, curten mambos
escuchando a Clash.
Charly García. No bombardeen Buenos Aires, 1982.
Llegó junio y el invierno fue más crudo que lo acostum-
brado, no solo por las bajas temperaturas sino por las
noticias que llegaban desde el sur. El “Estamos ganan-
do” de la revista Gente era insostenible. Para el rock,
fue un mes bastante calmo, con pocas presentaciones.
El 11 de junio el papa Juan Pablo II visitó la Ar-
gentina y solo tres días después el general Benjamín
Menéndez pactó la rendición. El comunicado 166 fue
el último de la Junta en el marco de la guerra, sobre el
cual Violadores decidió grabar una canción que sería
publicada en 1985, al igual que “Represión”, en el disco
Y ahora qué pasa, eh?: “La gran batalla ha terminado
/ el pueblo convocado / a la plaza ha llegado. / Quiere
saber la situación / pero ese día al balcón nadie se aso-
mó. / ¡El borracho se cagó!”.30
La guerra había finalizado, dejando 649 muer-
tos argentinos, 255 ingleses y en total más de 2.000
heridos, como diría Adolfo Pérez Esquivel un mes
más tarde: “Una guerra absurda, hecha a espaldas del
pueblo”.31
Este manotazo de ahogado le costaría el puesto al
presidente de facto, el mismo que dos meses ats pre-
dicaba “Si quieren venir que vengan…” ante una mul-
titud en la Plaza de Mayo que coreaba “Tero, tero, tero,
hoy le toca a los ingleses y mañana a los chilenos”32.
Debió renunciar en silencio a su cargo el día 18 de
ese mes. Por un lapso de doce días el general Alfredo
Saint-Jean asumió de manera interina. La dictadura se
apagaba, y el 1° de julio la Junta Mi-
litar colocaba a Reynaldo Bigno-
ne como presidente de la Nación,
quien anunció ya en su primer dis-
curso sus intenciones de convocar
a elecciones.
El 3, 4 y 5 de julio se presenta-
ron Cantilo y Durietz nuevamente
como “Pedro y Pablo” en Obras Sa-
nitarias.
Eso para mí fue el alivio, más que el
BA Rock como bisagra fue el recital de
Pedro y Pablo en Obras, ahí me di cuenta de que estaba
el cambio, que ya no se podía cambiar. Y ahí se podía
escuchar el “se va a acabar, se va a acabar”, “apremios
ilegales”, ¡todo al palo! Más de lo que podía ser un acto
En medio de la euforia
generalizada por la guerra de
Malvinas, ATC (Argentina Tele-
visora Color) organizó un show
benéfico que fue conducido por
Jorge Fontana y Pinky, del cual
participaron numerosos depor-
tistas y figuras del espectáculo.
La población donó todo lo que
pudo, desde ropa hasta cartas,
chocolates y libros.
Llegó junio y el invierno fue
más crudo que lo acostumbrado,
no solo por las bajas temperatu-
ras sino por las noticias que lle-
gaban desde el sur. El “Estamos
ganando” de la revista
Gente
era
insostenible. Para el rock, fue un
mes bastante calmo, con pocas
presentaciones.
Entrada al Barock´82, cedida por el entrevistado Pablo López Coda.
Voces Recobradas 3130 Revista de Historia Oral
Voces Recobradas Revista de Historia Oral 3130
político. () Acá era un público común, colectivo, eran
todos como yo. (Pablo López Coda).
Primavera
“Bronca sin fusiles y sin bombas,
bronca con los dos dedos en V.
Bronca que también es esperanza.
Marcha de la bronca y de la fe.
Miguel Cantilo y Jorge Durietz.
Marcha de la Bronca, 1970.
En el mes de la primavera comenzaron a florecer las
críticas abiertas. Enrique Vázquez en
la edición de ese mes de la revista
Humor escribió sobre el secuestro
y asesinato de una ciudadana sueca
a manos de Alfredo Astiz, Dagmar
Hagelin. En esta nota el rock fue la
imagen de la búsqueda de la ver-
dad, pues comenzó citando la letra
de un tema de Pedro y Pablo de
1972, conocida como Apremios ile-
gales: “Apremios ilegales, dolores
genitales, / pistolas y cuchillos por
toda tu piel. / La lámpara en los ojos y
los ojos rojos. / Y el grito del loco que rompe la voz,
¡socorro!”.33
El último ministro de Educación del proceso
militar fue Cayetano Licciardo, cuya principal tarea
fue falsear la historia de la educación argentina poste-
rior a 1976. De ese modo no quedaban vestigios de la
censura ni de la separación de profesores, y se redujo
drásticamente el uso del término “subversivo. Discos
antes prohibidos pudieron volver a circular libremen-
te como Días y Flores y Mujeres, de Silvio Rodríguez.
Cada vez eran menos las películas que no se podían
ver y el humor gráfico por primera vez hacía referen-
cia a temáticas sexuales.
Algunos militares comenzaron a hablar y quie-
nes tenían información pudieron corroborar lo que ya
sabía. Pero para la mayoría fueron re-
velaciones pues el discurso de “Por
algo será y el “No te metas” se ha-
bían arraigado con fuerza en gran
parte de la sociedad. Las pruebas
del fracaso del gobierno militar
eran visibles: la inflación, la deuda
externa, la guerra de Malvinas y el
conocimiento de las tumbas colec-
tivas se sumaron al descubrimiento
de que las donaciones hechas me-
ses ats para soldados no habían
llegado a destino, desconociéndose su
paradero.
A fin de mes García presentaa su primer disco
de estudio solista Yendo de la cama al living, dando
una obra que representaba miedos (“No bombardeen
Buenos Aires”), esperanzas (“Inconsciente colectivo”),
alienación (“Yo no quiero volverme tan loco”) y claus-
trofobia (“Yendo de la cama al living”) de un país ais-
lado sobre el final de la dictadura.
Con este eslogan se promovió el regreso del fes-
tival, donde “el sol sale nuevamente”34 en su cuarta
edición y luego de diez años de que se realizara el an-
terior. Se desarrolló durante los sábados 6, 13, 20 y 27
de noviembre en las cancha de rugby de Obras, “desde
las 10 de la mañana y hasta que se ponga el sol, como
se publicitaba en los afiches. La película Buenos Aires
Rock documentó esta serie de encuentros en escasos
90 minutos y fue dirigida por Héctor Olivera. Se es-
trenó a principios del año siguiente: mostraba pocas
actuaciones, menos entrevistas y un intento por captar
el espíritu del público y de los músicos. El festival se
transmitió por radio y contó también con un disco con
una selección de temas de los cuatro días. Participaron
todos quienes eran conocidos en ese momento, y si no
lo hicieron sobre el escenario, sí asistieron al backstage,
como fue el caso de Charly García.
En la primera jornada, Piero con su Banda Prema,
tenía preparada una sorpresa:
Con lo que nos pagaron por participar ese día, en vez
de guardarlo para nosotros, decidimos hacer algo fuera
de lo común: gastamos todo en claveles blancos. Como
diez mil había. Las repartieron mien-
tras tocábamos, y así toda la gente
tenía algo nuestro.
(Piero De Benedictis).
La tercera jornada tuvo un momen-
to colorido a cargo de Tantor, quie-
nes llevaron a su mascota: “ante la
atónita mirada de los espectadores,
un enorme elefante ingresó al esta-
dio y recorrió el predio”.35
El último día del festival fue qui-
s el más emotivo, y por varias razones. Asistieron
más de 12 mil personas para el ciclo. Piero dice al res-
pecto:
Y ese recital termina con nosotros cuatro tocando Gen-
te del futuro y antes suena Algo de paz, la idea era
que la gente del futuro tenga algo de paz. (Piero De
Benedictis).
Tanto la primera como la última fecha fueron testi-
go de algunos incidentes. El 6 de noviembre Memphis
la Blusera comenzó con mala suerte pero finalmente
pudo conquistar al público. En cambio, a Los Encarga-
dos, un trío tecno-pop, no les sucedió lo mismo:
Cuando tocaron los Encargados con Daniel Melero
el público se dio vuelta, todo el público dado vuelta,
la banda tocando y todo el público de espaldas, los
heavys, los hippies o progresivos, los stones, todos ()
A Memphis le tiraron naranjazos en el BA Rock, creo
que lo que cayó mal es que era gente
muy grande tocando, jazzeros que
supuestamente chocaban con la or-
todoxia del rock. Una naranja se
la embocaron en el saxo, algo que
nunca vi. (Pablo López Coda).
El saldo del festival fue positivo. Re-
sultó ser el encuentro más grande y con más bandas
alguna vez realizado en nuestro país: “Cuando termi-
nó con ‘Algo de paz’ la gente estaba dada vuelta, y el
coro multitudinario erizaba la piel. Después de los na-
ranjazos, las intemperancias y el calor, la unión, la paz
cantada con total entrega. Un milagro y un momento
que Porchetto se robó. Con León Gieco llegó el delirio
Discos antes prohibidos
pudieron volver a circular
libremente como
Días
y Flores
y
Mujeres
de Silvio Rodríguez.
Cada vez eran menos las pelí-
culas que no se podían ver y el
humor gráfico por primera vez
hacía referencia a temáticas
sexuales.
El saldo del festival fue po-
sitivo. Resultó ser el encuentro
más grande y con más bandas
alguna vez realizado en nuestro
país: “Cuando terminó con ‘Algo
de paz’ la gente estaba dada
vuelta, y el coro multitudinario
erizaba la piel (...)”
Ache promocional del Centro Cultural Congreso a principios de la
década de 1980 cedido por Ariel Prat. Entrevista a Rodolfo García, 2014.
Volante de León Gieco en Mar del Plata, enero de 1982, antes de
Malvinas, cedido por el entrevistado Pablo López Coda.
Voces Recobradas 3332 Revista de Historia Oral
Voces Recobradas Revista de Historia Oral 3332
() Ats del escenario, nerviosa-
mente, Porchetto, Cantilo y Piero
afinaban las guitarras esperando
el momento de subir para el cierre
histórico. Cantilo levantó el nivel
con ‘La gente del futuro’, y otra vez
el coro que suena más fuerte y más
abigarrado que nunca. () Y ‘Sólo
le pido a Dios’ fue el cierre emo-
tivo, total. () la fuerza y el senti-
miento pudieron más, BA Rock no podía terminar de
otra manera”.36
También sería el acontecimiento de rock que ma-
yor atención de la prensa recibiría: diarios y revistas
de todo el país, radios y canales de televisión naciona-
les y extranjeros hablarían del mismo.
El BA Rock terminó siendo un hecho histórico, pero nos
dimos cuenta más adelante. (Rl Porchetto).
Verano
“Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente,
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
León Gieco: Sólo le pido a Dios, 1978.
Diciembre y el verano llegaron
junto con el calor, ya había trans-
currido un año plagado de festiva-
les, de destapes y cada vez se sentía
menos el miedo y más la esperanza.
Charly García, ausente en el pasado
BA Rock, presentó en Ferro su dis-
co, en una súper producción que in-
cluyó a Los Abuelos de la Nada y Suéter,
como grupos soportes, y entre los invitados estuvieron
Mercedes Sosa, Pedro Aznar y Nito Mestre.
() Recuerdo Ferro 82 con Charly, toqué primero con
Los Abuelos, después tocaba Suéter y después tocamos
Yendo de la cama al living la presentación () Había
tirantes de todos los postes de luz y era como una ciu-
dad [el escenario] () de todos los postes de luz empe-
zaron a caer misiles y me explotaban acá arriba, y no
lo habíamos ensayado, no éramos Queen, ¡era mucha
plata! (Gustavo Bazterrica).
La multipartidaria organizó una marcha ese mes
y las Madres de Plaza de Mayo junto con organizacio-
nes de derechos humanos lanzaron la consigna “Juicio
y castigo para todos los culpables”. La condena mo-
ral alcanzaba a casi toda la sociedad y quienes habían
apoyado al golpe, ahora se llamaban a silencio o reali-
zaban críticas para resguardarse.
1983 “Gente del Futuro”
“No sirve de nada clavarse el puñal,
llorando la carta del tango fatal.
Tenemos que hacernos un mundo mejor,
porque este está enfermo, y nosotros no.
Miguel Cantilo. Gente del futuro, 1981.
El público coreando “Se va a acabar, se va a acabar, la
dictadura militar” comenzó a formar parte del playlist
de todos los recitales, como una canción más. Para este
año, además, los diarios empezaron a ceder lentamen-
te un mayor espacio al rock a través de sus páginas. El
10 de febrero de ese año, la Secretaría de Información
Pública firmó la derogación de los temas prohibidos.
Quedaban vestigios de la dictadura aún en su de-
cadencia. Una participación de Mercedes Sosa en el
recital de García en Ferro había sido recortada de los
videos que pasaba Canal 9, y los conciertos de Joan
Manuel Serrat, quien volvía a la Argentina luego de
ocho años, directamente no fueron trasmitidos por
ningún medio audiovisual ni publicitados.
Serrat había venido de incógnito y con el boca a boca,
fuimos hacia el lugar, no puedo precisar donde, pero no
entramos porque estaba todo rodeado de milicos al ace-
cho, yo para esa altura tenía una percepción extrahu-
mana para el ‘peligro milico cerca’. (Mónica Conde).
Raúl Porchetto rememoraba la guerra en su trabajo
Reina Madre: “Pero madre, ¿qué está pasando acá? /
Son igual a mí, / y aman este lugar, tan lejos de casa, /
que ni el nombre recuerdo. / ¿Por qué estoy luchando?
/ ¿Por qué estoy matando?.37
Aparecían nuevas alternativas, y la revista Pelo anun-
ciaba: “Rock 83, Los nuevos no son un desperdicio”38.
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota seguían en as-
censo y se encontraban a punto de grabar su primer ál-
bum de estudio: Gulp! Soda Stéreo circulaba cada vez
más en el underground de la Ciudad de Buenos Aires
siendo, quizás, el mayor exponente de la movida New
Wave-Post-Punk junto a Sumo, quienes presentaban
su casete Corpiños en la madrugada. Ambas bandas,
a su manera, criticaban los estereotipos que se iban
generando en esta nueva etapa de la Argentina mo-
derna, con temas como “Dietético o “Rubia tarada,
respectivamente.
Otro exponente del Under y del New Wave era Pipo
Cipolatti, quien junto a Fabiana Cantilo y Daniel Melingo,
entre otros, formaron Los Twist, banda que se presentaba en
pubs marginales como Café Einstein y el Zero Bar. El músi-
co Ariel Prat, asiduo a estos lugares, cuenta su experiencia:
A menudo tocar en vivo era ir en cana o nosotros o la
gente y más de una vez nos pasó Recuerdo una noche en
Einstein en el 82, que la yuta hizo una razzia y se lle-
vaban a todos menos a la banda [] y cada vez dejába-
mos subir más gente al escenario [] al final cerraron
esa noche y solo zafamos la banda. (Ariel Prat).
En La dicha del movimiento, álbum grabado por Los
Twist a comienzos de ese año, ya se animaban a paro-
diar las arbitrariedades del régimen militar, que aún
se encontraba en el poder:
“Bajé en Sarmiento y Esmeralda
compré un paquete de pastillas Renomé,
en eso siento que un señor me llama,
al darme vuelta me di cuenta que eran seis
muy bien peinados, muy bien vestidos y con un Ford
(verde)”.39
También sería el aconte-
cimiento de rock que mayor
atención de la prensa recibiría:
diarios y revistas de todo el país,
radios y canales de televisión
nacionales y extranjeros habla-
rían del mismo.
Tapa y contratapa de Revista Pelo n° 178, enero de 1983.
Carátula del disco Vasos y Besos, de Los Abuelos de la Nada, 1983. Carátula del disco 7 años, de León Gieco, 1980.
Voces Recobradas 3534 Revista de Historia Oral
Voces Recobradas Revista de Historia Oral 3534
Volante del festival solidario donde queda claro el cartel de Pedro y
Pablo (compromiso) Vs. Zas (pop), cedido por el entrevistado Pablo
López Coda.
La política irrumpió en la vida cotidiana. En una en-
trevista a la revista Pelo, Spinetta se refería a esto: “Voy
a votar por el candidato que más se asemeje a lo que
yo quiero, a pesar de que los veo a todos demasiado
adustos, solemnes, histéricos y cabezones”.40
El 30 de octubre se realizaron las elecciones na-
cionales, la fórmula presidencial Alfonsín-Martínez
de la Unión Cívica Radical obtiene el 52% de los votos.
Pero habría que esperar hasta el 10 de diciembre para
finalmente ver asumir como presidente constitucional
al doctor Ricardo Alfonsín. Mientras tanto, la vida
cotidiana comenzó a cambiar paulatinamente y ya se
podía percibir esa diferencia:
El año 1983 terminó por
primera vez en mucho tiempo
con una mirada esperanzadora
hacia el futuro y un saldo
positivo. Cuando el 6 de
diciembre la Junta Militar
firmó la renuncia no significó
el fin de todos los problemas,
pero sí el comienzo de un
sistema de gobierno más
justo en el cual millones de
argentinos depositaban sus
sueños.
Carátula y disco de vinilo Kamikaze, de Luis Alberto Spinetta, 1982. Carátula del disco Clics modernos, de Charly García, 1983.
Lo que me acuerdo: 30 de octubre del 83 pasé por la
puerta de la comisaría mirando fijo al que estaba de
guardia, sin el documento, no me podía llevar detenido.
(Pablo López Coda).
Meses más adelante el contraste se acrecentaa:
Cuando ya había asumido Alfonsín en la cancha era
común que a los policías le hicieran una ronda bai-
lando alrededor de ellos y pegarle en la gorra, sin que
ellos reaccionaran ya que lo tenían prohibido. (Ricardo
Ferreira).41
Diciembre fue el mes del gran aluvión de presentacio-
nes de bandas y solistas nacionales. El más esperado
fue Charly García, que se disponía a exhibir el disco
grabado en Estados Unidos. Los días 16, 17 y 18 pre-
sentó en el estadio Luna Park Clics Modernos. Pero el
más recordado fue el del 30 de diciembre en el Estadio
Vélez Sarsfield donde Los Abuelos de la Nada dieron
el último gran recital del año, presentando “Vasos y
Besos”.
Se abría una nueva era para el rock y para el país.
Yo soy tu bandera
“Libertad, arte de los decididos.
Libertad, nada me ata y sigo vivo.
Miguel Abuelo y Cachorro López,
Vasos y Besos, 1983.
Hacia fines de 1983 la sociedad comenzó a tomar un
ritmo nuevo, que marcaría el comienzo del período
democrático más largo de nuestro país luego de ser
víctima del proceso militar más sangriento y terrible
de la historia argentina. Las investigaciones y los jui-
cios a las juntas y responsables de los crímenes repre-
sentarían el cambio de era.
El colectivo del rock fue variando desde su na-
cimiento hasta la actualidad, el movimiento fue a su
vez lo que lo mantuvo vivo. Desde la clandestinidad y
la reprobación hasta la masividad y la emulación, los
artistas no se amilanaron, y han defendido cada una
de las propuestas que dieron a conocer. El año 1982
fue cuando se consagraron los clásicos como Nebbia,
Porchetto, García, Spinetta, Piero, Cantilo y Gieco, y
el que dio lugar a las nuevas propuestas, todas englo-
badas en el espectro del rock nacional con variantes
musicales que iban desde el new wave hasta el heavy,
desde la trova hasta el punk. Los pi-
lares fueron los que trascendieron
las décadas de 1970, 1980 y 1990:
Charly García y Luis Alberto Spi-
netta, debido a la constante actua-
lización musical que los mantuvo
en la vanguardia del rock.
Basamos nuestra investigación
en el cambio producido en 1982 a
raíz de la Guerra de Malvinas, y de
las normativas puestas en vigencia
desde el gobierno, que llevaron a
un auge y aceptación masiva del
rock nacional. La censura fue la
que acrecentó la posición del rock
como contracultura, cuando esta fue
eliminada, permitió el ingreso masivo del movimiento
en el mercado. La industria del disco comenzaría a dar
lugar a las propuestas locales, y más tarde llegarían los
auspiciantes, el pago de cachets y la masividad.
El año de Malvinas se destacó por la gran canti-
dad de festivales y recitales de gran convocatoria. Es-
tos fueron facilitados gracias a las políticas guberna-
mentales que prohibieron la música en inglés y dieron
su bendición para la organización del Festival de la
Solidaridad. Quienes ocupaban el gobierno, cada vez
contaban con menos poder y tenían enfrente a una so-
ciedad que día a día se animaba más.
También 1982 fue el año que consagró y sacó
del underground al rock, marcando dos fenómenos:
la condensación fue inevitable porque un auditorio
masivo que acababa de descubrir esta música también
quería conocer su pasado y porque, a la vez, regresaban
al país varios cantantes de los 60 exiliados”42 y la mo-
dernización “una propuesta de arreglos minimalistas,
ritmos bailables, máquinas de percusión () la voz y
la percusión ‘adelante’, mezcla sin duda influida por
la aparición en el mercado del audio del walkman43.
Esta aparición a la que hace referencia el autor es la
que marca una gran diferencia entre estas dos épocas,
con el auge del individualismo respecto del colectivis-
mo anterior, donde el hippie deja lugar al yuppie y a la
apertura del mercado.
El año 1983 terminó por primera vez en mucho
tiempo con una mirada esperan-
zadora hacia el futuro y un saldo
positivo. Cuando el 6 de diciembre
la Junta Militar firmó la renuncia
no significó el fin de todos los pro-
blemas, pero sí el comienzo de un
sistema de gobierno más justo en el
cual millones de argentinos depo-
sitaban sus sueños. Más adelante
alguno ya se postulaa para suce-
der al entonces presidente electo:
“Yo voy a ser el rey de la Argenti-
na... Y vos no”.44
Voces Recobradas 3736 Revista de Historia Oral
Voces Recobradas Revista de Historia Oral 3736
Notas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
1. Comunicado N° 13 de la Junta Militar en Diario La Opinión,
Buenos Aires, 25 de marzo de 1976, p. 12.
2. Entrevista con Raúl Porchetto, 64 años, músico y compositor,
realizada por María Luján Ferreira y Leandro Filippón, 10 de
septiembre de 2011.
3. Pablo Vila, “Rock nacional: género musical y construcción de
la identidad juvenil en Argentina”, en García Canclini (comp.),
Cultura y pospolítica. El debate sobre la modernidad en América
Latina, México DF, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
1998, pp. 239-241.
4. Sergio Pujol, Rock y dictadura. Crónica de una generación
(1976-1983), Buenos Aires, Booket, 2011, p. 25.
5. Entrevista con Gustavo Souto, 62 años, comerciante, realizada
por María Luján Ferreira y Leandro Filippón, 26 de agosto de
2011.
6. Entrevista con Piero De Benedictis, 66 años, cantautor, rea-
lizada por Maa Luján Ferreira y Leandro Filippón, 14 de sep-
tiembre de 2011.
7. La Máquina de hacer Pájaros. “Películas” en Películas, Mi-
crofón, 1977. Disco LP.
8. La Máquina de hacer Pájaros. “Hipercandombe” en ibidem.
9. La Máquina de hacer Pájaros. “El vendedor de muñecas de
plástico” en ibidem.
10. Entrevista con Graciela Gómez, profesora y licenciada en His-
toria, realizada por María Luján Ferreira y Leandro Filippón, 24
de octubre de 2011.
11. Revista Expreso Imaginario. Año 3, Nº 26. Septiembre de
1978, p. 6.
12. Entrevista con Irma Canosa, 51 años, empleada, realizada por
Maa Luján Ferreira y Leandro Filippón, 15 de julio de 2012.
13. Serú Girán. “La grasa de los capitales” en La grasa de las capi-
tales. Sazam Records, 1979. Disco LP.
14. Suplemento Radar, diario Página 12, 28 de diciembre de
2008, p. 17.
15. León Gieco, entrevista realizada en el documental Quizás
porqué. Rock y dictadura, en Buenos Aires, Canal Encuentro,
2009.
16. Raúl Porchetto. “Metegol” en Metegol, Microfón, 1980. Disco LP.
17. Ley N° 22.285, Artículo 5, septiembre 1980 en Infoleg. Docu-
mentación Legislativa y documental.
18. Pablo López Coda, en Ciclo de charlas: Buenos Aires y el rock:
una historia de medio siglo. Rock en años de plomo 1976-1982,
Buenos Aires, DGPeIH, 20 de septiembre de 2013.
19. Tato por Ciento. Disponible en www.planetatato.com.ar,
junio 1981.
20. Darío Marchini, No toquen. Músicos populares, gobierno y
sociedad. De la utopía a la persecución y las listas negras en la
Argentina 1960-1983, Buenos Aires, Catálogos, 2008, pp. 77-78.
21. Virus. “Todo este tiempo perdido” en Wadu-Wadu. Sony Mu-
sic, 1981. Disco LP.
22. Entrevista con Gustavo Bazterrica, 71 años, músico, composi-
tor y guitarrista, realizada por Maa Luján Ferreira y Leandro
Filippón, 10 de enero de 2014.
23. Revista Expreso Imaginario. N° 68, marzo de 1982, pp. 16-18.
24. Marcelo Ferndez Bitar, Historia del Rock en Argentina,
Buenos Aires, Distal, 1997, p. 100.
25. Darío Marchini, op. cit., p. 240.
26. Miguel Grinberg, 25 años de rock argentino, Buenos Aires,
Promundo Internacional, 1992. Capítulo “Rostros en la muche-
dumbre”, s/n.
27. Entrevista con Rodolfo García, 67 años, músico y percusio-
nista, realizada por María Luján Ferreira y Leandro Filippón, 10
de enero de 2014.
28. Revista Pelo, N° 163, mayo 1982, s/p.
29. Luis Alberto Spinetta en Festival de la Solidaridad (video).
Buenos Aires, 16 de mayo de 1982.
30. Violadores. “Comunicado N° 166” en Uno, dos, ultraviola-
dores. Umbral Disco, 1986. Disco EP.
31. Revista Humor Registrado. Nº 86, julio de 1982, p. 12.
32. Malvinas, la decisión secreta (documental).
33. Pedro y Pablo, “Apremios ilegales” en Conesa. CBS, 1972,
Disco LP.
34. Revista Pelo. N° 173, octubre de 1982, s/n.
35. Revista Pelo. N° 176, diciembre de 1982, s/n.
36. Revista Pelo. N° 176, diciembre de 1982, s/n.
37. Raúl Porchetto, “Reina Madre” en Reina Madre. Microfón,
1983. Disco LP.
38. Revista Pelo. N.° 178, Enero 1983, s/n.
39. Los Twist, “Pensé que se trataban de cieguitos” en La dicha en
movimiento. EMI, 1983. Disco LP.
40. Eduardo Berti, Crónica e iluminaciones. Spinetta, Buenos Ai-
res, Editora AC, 1990, p. 79.
41. Entrevista con Ricardo Ferreira, 61 años, empleado, realizada
por María Luján Ferreira, 20 de noviembre de 2013.
42. Berti Eduardo, Rockología: Documentos de los 80, Beas, Bue-
nos Aires, 1994, p. 22.
43. Ibidem, p. 23.
44. García, Carlos (Charly). Demasiado Ego. Universal, 1999. CD.
Bibliografía
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Berti, Eduardo, Crónica e iluminaciones. Spinetta, Buenos Ai-
res, Editora AC, 1990.
Berti, Eduardo, Rockología: Documentos de los 80, Buenos Ai-
res, Beas Ediciones, 1994.
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nos Aires, Distal, 1997.
Grinberg, Miguel, 25 años de rock argentino, Buenos Aires, Pro-
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Marchini, Darío, No toquen. Músicos populares, gobierno y so-
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Argentina 1960-1983, Buenos Aires, Catálogos, 2008.
Pujol, Sergio, Rock y dictadura, Crónica de una generación
(1976-1983), Buenos Aires, Booket, 2011.
Vila, Pablo, “Rock nacional: género musical y construcción de
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Cultura y pospolítica. El debate sobre la modernidad en Améri-
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Artes, 1998.
Congresos
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Ciclo de charlas Buenos Aires y el rock: una historia de medio
siglo. Rock en años de plomo 1976-1982, Buenos Aires, Dirección
General Patrimonio e Instituto Histórico, 2013.
Diarios
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Diario La Opinión. Buenos Aires, 25 de marzo de 1976.
Suplemento Radar en Diario gina12. Buenos Aires, 28 de
diciembre de 2008.
Revistas
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Revista Expreso Imaginario. Colección Completa 1976-1982.
Buenos Aires, Ediciones de la Ventana.
Revista Humor Registrado. Colección 1978-1983. Buenos Aires,
Ediciones de la Urraca.
Revista Pelo. Colección 1976-1983. Buenos Aires, Editorial Ma-
gendra SA.
Videos
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Quis porqué. Rock y dictadura (documental). Dirección de
Maximiliano Ezzaoui, producción de EBTV para Encuentro,
Buenos Aires, 2009, FLV, (28 min.), dolby, col. Distribuido por
Canal Encuentro.
Festival de la Solidaridad (video). Buenos Aires, 1982, mono,
col. Transmitido por Canal 9 en vivo.
Buenos Aires Rock (video). Dirección de Héctor Olivera, guión
de Héctor Olivera y Daniel Ripoll, Argentina, 1983, FLV, (90
min.), dolby, col. Distribuido por Aries Cinematogca Ar-
gentina.
Malvinas, la decisión secreta (documental). Emitido por C5N,
2011, FLV, (50 min.), dolby, col. http://www.youtube.com/
watch?v=54VJ7jVd7lg.
Discografía
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Abuelos de la Nada, Los. Vasos y Besos, 1983. Disco LP.
De Benedectis, Piero. Para el pueblo lo que es del pueblo, 1973.
Disco LP.
García, Carlos (Charly). Demasiado Ego. Universal, 1999. CD.
Máquina de hacer Pájaros, La. Películas. Microfón, 1977. Disco
LP.
Pedro y Pablo. Marcha de la bronca. Simple. CBS, 1970. Disco
Simple.
Pedro y Pablo. Conesa. CBS, 1972. Disco LP.
Porchetto, Raúl. Metegol. Microfón, 1980. Disco LP.
Porchetto, Raúl. Reina Madre. Microfón, 1983. Disco LP.
Twist, Los. La dicha en movimiento. EMI, 1983. Disco LP.
Violadores. Uno, dos, ultravioladores. Umbral Disco, 1986.
Disco EP.
Virus. Wadu-Wadu. Sony Music, 1981. Disco LP.
Entrevistas
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Bazterrica, Gustavo (Los Abuelos de la Nada)
Canosa, Irma
Coda, Pablo López
Conde, Mónica
De Benedictis, Piero (Solista)
Ferreira, Ricardo
García, Rodolfo (Almendra)
Gómez, Graciela
Porchetto, Raúl (Solista)
Prat, Ariel (Solista)
Souto, Gustavo
Páginas Web
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“Infoleg. Documentación Legislativa y documental. Ley Nº
22.285. Disponible en: www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/ver-
Norma.do?id=17694. Consultado el 3 de enero de 2014.
“Planeta Tato”.Tato por Ciento. Disponible en www.planetatato.
com.ar. Consultado el 25 de diciembre de 2013.
Parte de la bibliografía utilizada para el trabajo.