Voces Recobradas
34 Voces Recobradas
34
Trayectorias
militantes de la
izquierda rionegrina
El Partido Comunista (PC)
y el Partido Comunista
Revolucionario (PCR)
de General Roca
en perspectiva comparada
Agustín Ezequiel
Prado
Docente e investigador
CEHEPyC / CLACSO/
UNCOmahue
Marcha en Neuquén.
35
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral 35
La ciudad de General Roca ha sido
el disparador de la consolidación
de lo que en términos de una mi-
rada marxista podríamos entender
como una suerte de “partido del
orden”.
El problema
El presente artículo presenta una serie de avances con re-
lación a un estudio de mayor alcance de un proyecto de
investigación sobre el régimen de partidos políticos en la
provincia de Río Negro entre los períodos 1983-2003. Para
este análisis trabajaremos áreas comarcales; entendiéndolo
como espacios1 geográcos que pretenden romper con los
trazados político-administrativos propios de los Estados
nacional y provincial, y pensar en una
geografía social de nuestros espacios
a través de una perspectiva socio-
cultural y socioeconómica y poder
identicar así las tensiones propias
de las disputas hegemónicas de
las principales ciudades líderes de
las áreas –General Roca, Bariloche,
Viedma– y al interior de las áreas que
se ubican como centro nodal de los
respectivos espacios periféricos.2
Nos ocupamos en enfocar la mirada sobre aquellas tra-
yectorias3 que han llevado el arco político de la izquierda
rionegrina a lo largo del proceso histórico reciente. Pre-
sentamos, en esta oportunidad, una aproximación a las
concepciones sobre la política y los modos de accionar a
través de la descripción y análisis de las prácticas de mili-
tantes de dos de los partidos tradicionales de la izquierda
de esta provincia: el Partido Comunista (PC) y el Partido
Comunista Revolucionario (PCR). Se analizan comparati-
vamente las acciones de militantes de ambos partidos en
la resistencia a las políticas estatales de La década de 1990,
pero también las trayectorias políticas de los dirigentes
entrevistados, dentro de los procesos históricos de cada
partido.
Hemos decido centrarnos en una de las princi-
pales ciudades valletanas, la localidad General Roca,
territorio hegemónico en el “área comarcal valletana”;
ciudad con una impronta económica y social a partir de
la producción frutícola orientada al mercado externo y
del predominio comercial en el Alto Valle de Río Negro
y Neuquén hasta la década de 1950. Pero, también, ha
sido una plataforma para las carreras políticas de go-
bernadores como Carlos Nielsen (1963-1966),4 Pablo
Verani (1995-2003), Miguel Saiz (2003-2011) y el extin-
to Carlos Soria (2011).
Entre estas localidades valletanas, General Roca
constituyó un centro dinámico regional, habida cuenta de
que allí se conformó el Banco de Río Negro y Neuquén
(BRNN) –1920– ; la Cámara de Agricultura, Industria y
Comercio del Valle Superior de Río Negro y Neuquén; la
Asociación Deportiva de Río Negro y Neuquén, el Ins-
tituto Secundario del Alto Valle –1942–, el Sindicato de
Obreros y Empacadores de Fruta de Río Negro y Neuquén
–1953–; además fue asiento desde 1916
de la compañía telefónica que servía
a toda la región; en n, sede de ins-
tituciones y organizaciones básicas
representativas de la economía, el de-
porte, la educación y el trabajo en la
región.5
La ciudad de General Roca ha
sido el disparador de la consolidación
de lo que en términos de una mirada
marxista podríamos entender como una suerte de “parti-
do del orden6. Es decir, dirigentes políticos que sostienen
su estatus a partir de la aplicación del aparato clientelar,
los punteros y los barrios periféricos. Tanto Pablo Verani,
como Carlos Soria con posterioridad, tuvieron la particu-
laridad de trabajar en el mismo estudio jurídico trazan-
do prácticas sociales y políticas similares. Este “sistema
de partido predominante7 pasó de manos sin importar
demasiado la ideología político- partidaria de los dos di-
rigentes (Verani de la UCR y Soria del FpV). Ambos se
vieron afectados por las consecuencias del “neolibera-
lismo”: el descreimiento a los partidos tradicionales y la
Marcha en General Roca.
Voces Recobradas
36 Voces Recobradas
36
apuesta por las guras políticas carismáticas sin importar
sus orígenes partidarios. La capitalización de esta forma
de concebir la política se observa en la “gestión”; lo que las
clases medias” identican en la materialización de obras
públicas, particularmente en mejoramiento urbano. En
este escenario buscaremos hacer un trazado por el cual
miraremos trasversalmente el mundo, la coyuntura na-
cional y, con posterioridad, ajustaremos el foco a nuestra
provincia y a la ciudad con las experiencias de las izquier-
das y puntualmente de militantes de los partidos con más
implicancia social y política.
El Partido Comunista, heredero político de la URSS,
se encontrará empezando la década del 90 debilitado, y
deberá trazar un esquema de alianzas con sectores diver-
sos para presentarse a elecciones. No
obstante, en esta década de políticas
neoliberales a dirigentes del PC como
de su fracción, el PCR, del trotskis-
mo del MST provincial y del Parti-
do Obrero (PO) les correspondió el
liderazgo en la protesta y resistencia
social contra los embates del ajuste y
la reforma.
Con relación al PC seguimos la
trayectoria política de una reconocida dirigente del parti-
do, Alicia Valenzuela, de quien reviviremos su experiencia
en los años 90, pero también, la de los años 70 y la actual.
A partir del testimonio de Alicia, las fuentes periodísticas
y a la luz de la teoría política, buscamos reexionar histó-
ricamente su trayectoria de militancia en la izquierda. En el
caso del PCR, las trayectorias militantes que hemos toma-
do son dos y complementarias. La primera, la de Manuel
Hermida, actual secretario general adjunto de la CTA disi-
dente e histórico militante y referente de UnTER (Unión de
los Trabajadores de la Educación de Río Negro) en nuestra
provincia. Una segunda entrevistada, a una joven militan-
te, Paola Alejandra Pell, quién en sus tiempos de estudiante
de secundario participó activamente en la construcción del
MUE (Movimiento de Unidad Estudiantil) y fue constru-
yéndose como referente militante de la Juventud Comu-
nista Revolucionaria (JCR); rama juvenil del PCR. Ambos
militantes formaron parte de la Multisectorial compuesta
por distintos gremios y asociaciones que prestaron su lu-
cha en las calles contra los ajustes de la
primera gestión de gobierno de Pablo
Verani (1995-1999).
Pensamos en trayectorias, por-
que la “trayectoria política” en sí
misma remite a pensar el cómo se
estructuran las condiciones del “cam-
po político” en tanto acumulación de
capitales. Estos capitales pueden ser
económicos pero también simbólicos,
sociales, culturales, etcétera. Estas acumulaciones –pero
también pérdidas– remiten a la lógica por la cual las in-
teracciones políticas se construyen en la interacción con
otros. Estas interacciones no necesariamente remiten a
la competencia: también a la cooperación.8 En esta línea
hacemos foco en las fuentes políticas y sociales que se en-
cuentran en el origen de la ambición, de las carreras y del
poder asociado a un agente o un grupo de agentes:
Sin embargo, son precisamente estas fuentes las que sue-
len ser omitidas del análisis, privilegiando las habilidades
de los agentes en virtud de capacidades de las que sabemos
poco acerca de su origen, a partir de una tácita concepción
de la ambición que es concebida como atributo innato, o si
se quiere como mera voluntad de poder”.9
Bourdieu, por su parte, piensa en tres capitales pro-
pios del campo político. En un primer lugar extraemos la
idea de un capital personal asociado con la notoriedad y
de popularidad que se da en el hecho de ser conocido y
El Partido Comunista, herede-
ro político de la URSS, se encon-
trará empezando la década del
90 debilitado, y deberá trazar un
esquema de alianzas con secto-
res diversos para presentarse a
elecciones.
Reclamo ante el Poder Judicial de Río Negro.
37
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral 37
de ser reconocido (Bourdieu, 1981: 18). En segundo lu-
gar, el capital personal de corte heroico el cual Bourdieu
toma de Max Weber al hablar habla en sus tipos ideales de
carisma” y de comunidad carismática. Esto es el resulta-
do de algún tipo de “acción inaugural”, por denición ex-
cepcional al realizarse en situaciones de crisis (Bourdieu,
1981: 18). Por último está el “capital delegado de autoridad
política, que es controlado por una institución y transferi-
do de modo condicional por ella a un agente beneciario
(Bourdieu, 1981: 19).
En torno a la Partido Comunista local
A partir del testimonio de una referente del PC a nivel pro-
vincial, Alicia Valenzuela,10 identica-
mos cuestiones históricas signicati-
vas a nivel nacional:
Uno de los lugares en los años 40 y 50
para el triste destino de los militantes
lo-comunistas fue la cárcel de máxi-
ma seguridad de Neuquén (U9); lugar
que sirvió al poco tiempo de llegada
como célula originaria de lo que a pos-
teriores se conocerá como Partido Comu-
nista Regional de Río Negro y Neuquén. Este contacto en
la adversidad llevó a distintos comunistas del país a orga-
nizarse en aquella prisión; incluso hasta llegaron a tener su
propia imprenta dentro de la cárcel.11
El origen del Partido Comunista en la norpatagonia ar-
gentina no está perfectamente trazado en la memoria
colectiva de militantes locales, ni reconstruido histórica-
mente por el mundo académico. Sin embargo, podemos
decir que está inscripto en plena vigencia de la “Ley Anti-
comunista argentina. Esta ley de 1936 puso en situación
de detención a una importante cantidad de militantes de
dicha liación político-ideológica. Uno de los espacios, en
la década del 40, de destino de los militantes lo-comunis-
tas fue la cárcel de Neuquén. Ahora bien, si sumamos otra
variable al efecto que propició esta ley, debemos incorpo-
rar para intentar explicar la génesis del PC en Río Negro,
en particular, y la Patagonia en general, el ujo de migran-
tes de extranjeros provenientes de la Europa del este en el
Alto Valle y en las localidades andinas.
Una de las ciudades valletanas que alberga una im-
portante de cantidad de militantes comunistas es la loca-
lidad de Villa Regina. Esta ciudad, fundada en 1924 por la
CIAC (Compañía Ítalo Argentina de Colonización) a unos
45 kilómetros de General Roca, tuvo una signicativa pre-
sencia de migrantes de origen italiano pero también yu-
goslavo que trajeron a la región la experiencia personal del
comunismo europeo.12 Vale recordar los aportes de Silvia
Zanini en tanto que con relación a la migración a la ciu-
dad de Regina trajo una fuerte impronta comunista y an-
tifascista: “En lo que podríamos encuadrar como razones
políticas de la migración, muchos casos eran resultado de
la ofensiva fascista que, hacia 1921, en la Venecia Giulia,
se manifestaba como la lucha contra los
alógenos, o sea casi toda la población,
representando la ‘italianidad’ que se
quería imponer casi ocialmente. La
gran ola fascista se originó en la re-
gión Toscana y en el valle del Po, don-
de se produjo el enfrentamiento con
los aparceros, en primer lugar y luego
con los asalariados. El objetivo de esta
guerra de ‘liberación’ contra los esla-
vos y los comunistas fueron las institucio-
nes obreras y los pueblos que hablaban el esloveno. En un
relevamiento parcial detecté 25 jefes de familia eslavos en
los primeros tres años de la Colonia.13
Valenzuela nació en Villa Regina y tuvo su acerca-
miento al comunismo por su padre:
Mi familia tiene originalmente raigambre peronista a excep-
ción de mi papá, Enrique Valenzuela, que fue comunista. Él
fue durante muchos años, en los años 60, secretario general
del Sindicato de Panaderos y ya de joven, por sus vecinos
de origen yugoslavo empezó a recibir aquella inuencia
comunista que traían estos inmigrantes. Indefectiblemente
mis hermanos y yo tuvimos esa inuencia desde jóvenes.
Cuestión que me llevó a sumarme en 1970 a la federación
juvenil comunista. Siempre estuvo, no solo desde lo potico,
la educación comunista en mi casa.14
En esencia podríamos decir que la necesidad de poblar,
como los trabajos y empleos que estas zonas ofrecían a los
inmigrantes europeos posibilitaron que el comunismo y el
El origen del Partido Comunis-
ta en la norpatagonia argentina
no está perfectamente trazado
en la memoria colectiva de
militantes locales, ni reconstrui-
do históricamente por el mundo
académico.
Voces Recobradas
38 Voces Recobradas
38
anarquismo como ideología se difundieran entre los sec-
tores populares a comienzos y mediados de siglo XX.15
La crisis y caída de la URSS su impacto en el
comunismo argentino
Con relación a su experiencia de juventud y formación po-
lítica Alicia recuerda:
(…) Se nos cayó la ideología sentidamente. Viajé a la URSS
en 1975 con 23 años, de viaje de intercambio. Para ese en-
tonces Brézhnev había tomado algunas medidas en cuanto
a lo social; por ejemplo había puesto una serie de horarios
a los supermercados debido a los problemas con el consumo
de alcohol que acarreaban sobre todo a
los jóvenes. En esos recorridos fuimos
a la automotriz Volga, la cual estaba
emplazada en cuadras y cuadras; un
verdadero monopolio. La vida en la
brica era mucho más ordenada y con
mejores condiciones que la industria
argentina. En cuanto a industria livia-
na ellos estaban muy atrasados. Las
textiles hacían una ropa de baja cali-
dad. Incluso habían contratado a unos
modistas franceses para poner a los jóvenes que envidiaban
del yankee los pantalones de jean. En esa estadía vimos
cómo se había organizado en el pleno seno de la URSS un
mercado negro de insumos provenientes de occidente. Inclu-
so nosotros llevamos ropa para vender o intercambiar con
aquellos jóvenes rusos. Empezamos a observar que aquella
Unión Soviética se encontraba muy burocratizada. Al vol-
ver a la Argentina, en plena dictadura 1976, tuve que dejar
todos los recuerdos que había que había conseguido de la
URSS.16
El relato de Alicia Valenzuela sobre su experiencia como
joven en la Unión Soviética no dista mucho del posterior
devenir que llevó a esta potencia a la crisis e implosión
en los años 90. Recordemos que el PC argentino se centró
en una mirada prosoviética en tanto es así, que el cami-
no a seguir para la doctrina de los comunistas locales era
aquel proyecto que se venía construyendo en Rusia desde
Stalin. Cuando la URSS comenzó a mostrar su debilidad
estructural, en la Argentina no tardaron en llegar las pre-
ocupaciones. La materialización de esta preocupación se
vio en el XVI Congreso Extraordinario del Partido Comu-
nista de 1986 en el que los miembros del partido realizan
una lectura interna sobre su accionar como fuerza política
donde no faltaron replanteamientos respecto a la línea de
dependencia con las políticas soviéticas. Otro hecho cla-
ve que va a que incidir en el partido es la caracterización
que hicieron sobre el general Jorge Videla en el período
de la dictadura en tanto que “errores de sobrevaloración
de supuestas diferencias internas en el modo de reprimir
al movimiento revolucionario17. Además dicho Congreso
volvió a analizar fenómenos como el 17 de Octubre o las
experiencias revolucionarias de los años 70 y la reivindica-
ción a héroes nacionales y latinoameri-
canos. Este revisionismo se materiali-
za en la declaración de principios de
la carta orgánica: “Se reconoce en las
tradiciones patrióticas y revoluciona-
rias de nuestro pueblo, en las suble-
vaciones indígenas, en la guerra de
independencia, en el legado de San
Martín, Bolívar y otros patriotas (…).
Este es un partido que rearma la
identidad revolucionaria renovada en
su XVI Congreso, en el que, valorando los aciertos de su
historia y autocriticando francamente sus errores, refor-
muló su proyecto político de lucha consecuente para que
el drama de la dispersión y desencuentros de la izquierda
(…) y se transforme en un proceso de unidad (…) capaz
de articular el bloque político y social de la revolución18
Pese a que el congreso implicó una toma de postura,
aquellos viejos camaradas del partido jamás pensaron que
la URSS podía disolverse. El impacto de la caída del co-
munismo fue un verdadero balde de agua para muchos.
Varios comunistas al poco tiempo abandonaron el partido
e incluso algunos se entregaron a aquella premisa del “Fin
de las Historia” de Francis Fukuyama, abandonando aque-
llos principios revolucionarios. Los que quedaron dentro
del partido vieron una suerte de “viraje” para evitar vol-
verse en lo que entienden como un “partido conservador”.
Aquel horizonte de expectativas19 a partir de la experien-
cia se había anulado. Ninguna pudo hacer anclaje sobre
la otra. Aquella premisa de Koselleck –por la cual no se
puede tener un miembro sin el otro en tanto que no hay
Pese a que el congreso implicó
una toma de postura, aquellos
viejos camaradas del partido ja-
más pensaron que la URSS podía
disolverse. El impacto de la caída
del comunismo fue un verdadero
balde de agua para muchos.
39
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral 39
expectativa sin experiencia y tampoco hay experiencia sin
expectativa– no tenía razón de ser aquí.
1967: El año del quiebre y el origen del PCR
El PCR surge como parte de una fractura con el PC en
el año 1967 y, esta materialización se vio reejada en el
I Congreso Extraordinario del Partido Comunista Revo-
lucionario en 1969. Los llamados posteriormente maoís-
tas, en ese período, empezaron a cuestionar a camaradas
de “reformistas” y “revisionistas” en tanto que se había
perdido aquella potencia revolucionaria de principios
de siglo. Las críticas fueron muy duras y se expresan de
este modo; según opiniones vertidas: “La lucha contra las
posiciones oportunistas de la dirección
del PC –desde posiciones marxistas-
leninistas– se iniciaron, como señaló
el Primer Congreso del PCR, en 1962
en el Congreso Comunista de la Fe-
deración de la Juventud Comunista.
Se abrió así un complejo proceso de
diversos cuestionamientos a la línea
oportunista y a los métodos antile-
ninistas del PC. En agosto de 1967 se
inició una ruptura orgánica que culminó, en enero de
1968, con la fundación del PC-CNRR (Comité Nacional
de Recuperación Revolucionaria), denominación inicial
del Partido, que en marzo de 1969 pasó a llamarse Partido
Comunista Revolucionario de la Argentina.20
Al comenzar el diálogo Manuel Hermida21 enfatiza en
sus comentarios que el problema con el PC fue la supuesta
traición de Fidel Castro al Che Guevara el cual, según su
relato, lo deja librado a manos de los Rangers bolivianos
donde es asesinado nalmente en Sierra boliviana: “El
partido no llega al maoísmo de buenas a primeras, fue un
proceso. Lo que causa la ruptura es la lectura que hicimos
sobre el Che Guevara, y especícamente en el discurso de
Argel, donde es muy duro con aquella Unión Soviética de
corte imperialista. En esos años, en los `70, solíamos de-
cir que no había que sostener ni el golpe ruso ni el golpe
yankee. En 1969, acusando al PC de reformista y de impe-
rialista, organizamos un comité de recuperación.
El PCR, entonces, comenzó tomar una perspectiva
orientada al maoísmo y mantuvo “apoyo crítico” solamen-
te a la gura de Stalin. Como dice Hermida la denición
taxativa sería marxista-leninistas y maoístas pero para los
trotskistas también estalinistas”. A diferencia del PC tradi-
cional, el PCR sostuvo la tesis, desde sus orígenes, de un
doble imperialismo en el cual se criticaba tanto a los Esta-
dos Unidos como a la URSS de Brezhnev. Sin embargo,
las caracterizaciones que se suelen observar son llamativas
sino se entiende la lógica interna:
Nosotros hacemos una caracterización en cada momento.
Denimos un enemigo principal y los secundarios. En fun-
ción de eso obramos. Es mejor que el militante sienta peque-
ñas conquistas porque ideológicamente los motiva.22
El referente del partido, Otto Vargas, por
ejemplo, en su libro ¿Ha muerto el Co-
munismo? realiza ciertas apreciacio-
nes bastante orientadas a la premisa
relatada por Hermida. Por ejemplo,
el dirigente incorpora la idea por la
cual, en el problema antiimperialista,
era más de izquierda en Perón que los
Montoneros, porque Perón luchaba
contra los dos imperialismos y los Mon-
toneros solo luchaban contra uno.23 El partido llegó a de-
nir al gobierno de Isabel Perón con un carácter antiimpe-
rialista y antiterrateniente24 e incluso realizó en uno de los
Congresos una caracterización en torno a la Triple A y el
accionar de los militantes del Partido Comunista. En este
sentido Manuel relata:
Y al no poder subordinar al peronismo, particularmente
a Isabel Perón, las fuerzas prosoviéticas pasaron a ser las
Lo que causa la ruptura es la
lectura que hicimos sobre el Che
Guevara, y específicamente en el
discurso de Argel, donde es muy
duro con aquella Unión Soviética
de corte imperialista.
Movilización en contra del traspaso de la Caja de Previsión Social a
Nación. Viedma, 24/05/96.
Voces Recobradas
40 Voces Recobradas
40
más activas fuerzas golpistas. Miles de jóvenes que querían
cambios revolucionarios fueron instrumentados por el sec-
tor golpista prosoviético que al mismo tiempo operaba en
las Fuerzas Armadas con el “violavidelismo25 y otras co-
rrientes. Se intensicó el accionar terrorista con atentados
que fueron abiertamente provocativos. Las organizaciones
en que cristalizó el agrupamiento de la pequeña burguesía
radicalizada tuvieron una línea equivocada que los llevó a
cometer graves errores políticos y estratégicos. Frente al “ac-
cionar terrorista”, un sector del peronismo impulsó la línea
de enfrentar “aparato contra aparato” y se creó, en vida de
Perón, la “Triple A” para la represión parapolicial “antisub-
versiva”. Aparecieron luego otras organizaciones “anticomu-
nistas” dirigidas por fuerzas golpistas y de
los servicios de inteligencia del Estado,
algunas llamadas también como “Tri-
ple A” que desataron una ola de asesi-
natos a dirigentes obreros y populares,
dirigentes peronistas reconocidos por
su defensa del gobierno constitucional
y hacia militantes del PCR a partir de
la posición antigolpista.26
Alianzas y prácticas políticas
Si hacemos un recorrido de sus alianzas, que sin dudas
nos resultan llamativas, el PCR apoyó la candidatura de
Ramón Ortega en Tucumán en 1991 e, incluso, integró el
FREJUPO el cual llevó a Carlos Menem a la presidencia
en 1989. Una de las tapas del periódico del partido Hoy
titulaba: “FREJUPAZO, Ahora no bajar la guardia27.
Una observación que podemos realizar sobre este
breviario es que al “enemigo” se lo construye y, por ende,
es complejo dentro de las izquierdas argentinas, salvo
cuando resulta muy evidente, denir un mismo enemigo
más allá de la idea genérica de burguesía. Si se focaliza en
los distintos devenires de las izquierdas se podrá obser-
var que algunos negocian acuerdos con partidos políticos
de la burguesía, u otros apoyan gobiernos que desarrollen
políticas de “corte keynesiano” –como es el caso del PC
con el kirchnerismo– y otros que no pretenden entablar
ningún tipo de alianza más que con la que se pretende
revolucionario; y con esto último también el problema es
denir qué es revolucionario y qué no. Es por ello que las
alianzas dentro de las izquierdas tienen que ver con cómo
se conecta el discurso a la realidad y, si el discurso prima
sobre las acciones. En este contexto, encontramos una iz-
quierda más reticente a concretar alianzas como se obser-
va en el trotkismo de corte más sectario.
El PC durante el período 1973-1976 venía ensayando
un proceso similar a lo que había ocurrido en el golpe de
1955 por el cual el partido había hecho su formal apoyo e
incluso había empezado a interpretar líneas dentro de las
facciones militares. En el golpe de 1976 se vio, otra vez, un
ejemplo similar que describe Daniel Campione:
“El 25 de marzo de 1976, el CC del PC emite una de-
claración a propósito del golpe del día anterior. En uno de
sus párrafos se lee: El Partido Comunista está convenci-
do de que no ha sido el golpe del 24, el
método más idóneo para resolver la
profunda crisis política y económica,
cultural y moral. Pero estamos ante
una nueva realidad. Estamos ante el
caso de juzgar los hechos como ellos
son. Nos atendremos a los hechos y
a nuestra forma de juzgarlos: su con-
frontación con las palabras, Como
se ve, la toma del gobierno por los
militares no era considerada ‘método idóneo, pero se le
reconocía el propósito de aportar soluciones. Su nalidad
última, entonces, se consideraba válida, reduciendo la dis-
crepancia a los medios aptos para obtenerla.28
El PCR y el PC tienen sus dogmas teóricos, pero si
pudiéramos realizar una salvedad sobre las posibles di-
sonancias entre estos dos partidos, podríamos decir que
el PC tomó una postura más “heterodoxa” que recupera
experiencias del antaño, mientras que el PCR se ubica en
cierta “ortodoxia. Aquella tesis del “cuanto peor mejor”
se mantiene a la hora de entablar alianzas. Esto se ma-
terializa, por ejemplo, en su postura abierta de apoyar la
candidatura de Ramón Ortega en Tucumán en 1991 o de
integrar en el FREJUPO el cual llevó a Carlos Menem a la
presidencia en 1989.
Ambos partidos operaron de manera “retroactiva” en
la coyuntura provincial rionegrina en la década del 80. El
peso de esa historia los llevó a no encontrar un proyecto de-
limitado a la hora de pensar la toma del poder, sino que por
el contrario que la resistencia al neoliberalismo consagrado
será el deber ser incluso relegando a principios pétreos del
Frente al “accionar terro-
rista”, un sector del peronismo
impulsó la línea de enfrentar
“aparato contra aparato” y se
creó, en vida de Perón, la “Triple
A” para la represión parapolicial
“antisubversiva”.
41
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral 41
comunismo como aquella alianza con el MAS que tuvo el
PC en 1987. El PC coyunturalmente tuvo que alejarse de su
formación antitrotskista y aliarse con aquellos sectores que
se reivindicaban como tales. De todas formas el antitrots-
kismo está estructuralmente latente. Actualmente el PC en
pos de su alianza con el kirchnerismo, ha recrudecido su
discurso antitrotkista y esos sectores de la izquierda tradi-
cional se oponen a cualquier medida que el partido consi-
dere como progresista por parte del kirchnerismo.
Por su parte, el aparato ideológico del neoliberalis-
mo a nivel internacional no dudará en depositar sus fe-
roces críticas contra el “monstruo” de
la URSS.29 El ideario neoliberal ha-
bía incluido como un componente
central, el anticomunismo más in-
transigente de todas las corrientes
capitalistas de posguerra. El nuevo
combate contra el imperio del mal, la
servidumbre humana más completa
a los ojos de Hayek inevitablemente
fortalece el poder de atracción del
conservadurismo político, conso-
lidando el predominio de una nueva derecha en Europa
y en América del Norte. En Latinoamérica, por su parte,
el neoliberalismo entró con los “golpes de Estado” de los
años 70 y recién en los años 90 se votó democráticamen-
te proyectos de corte neoliberal que hablaban de la nece-
sidad de modernizar. Lo novedoso del menemismo, por
ejemplo, es que por primera vez se elige y se rearma el
segundo gobierno este modelo de concebir a la economía,
al Estado y la política. No sería erróneo entonces armar
que la caída de la URSS para nuestros países periféricos
causó un profundo impacto en aquellos que soñaron en
estas tierras un alternativa poscapitalista.
Río Negro no escapó a esta coyuntura y tampoco la
ciudad de General Roca en donde la esfera pública se vio
amenazada por los “buenos ojos” de lo privado. La sus-
tancialidad del “discurso romántico con sueños de libera-
ción” se vio opacada por un discurso más mecanizado y
en busca de lo efectivo. Un discurso que ponía un nal a
la posibilidad de pensar en estrategias para la liberación y
que propició una búsqueda de la gestión para instalarnos
en un lugar privilegiado del nuevo armado internacional
con una extinta Unión Soviética.
Hemos observado desde una perspectiva gene-
ral, aunque aún no del todo trabajada, que las distin-
tas fracciones de la izquierda se centran en diferentes
espacio de acción. Algunos estarán más involucrados
en la cuestión sindical –como la lista Violeta del PCR
en UnTER (Unión de Trabajadores de la Educación
de Río Negro)– y otros, como el caso de dirigentes del
PC, en la vía electoral. Podríamos decir que esta agonía
que empieza en los años 70 y 80 se materializa como
verdadera derrota política en los 90. Podríamos aseve-
rar que los dirigentes de izquierda que estuvieron en
la resistencia a las medidas político-
económicas y sus consecuencias so-
ciales, es decir, aquellos centrados
en el quehacer sindical dentro del
generalizado derrotero, tuvieron
mayores conquistas sociales que los
que se concentraron en la vía elec-
toral, sus escasos guarismos en las
elecciones de 1999 los llevó a un in-
minente fracaso político.
Los difíciles años 90 en Río Negro
El 6 de octubre de 1995 el Diario o Negro exponía enfá-
ticamente en el título “Furia, caos y represión. El reciente-
mente elegido gobernador Verani había iniciado una etapa
de ajuste. El 23% de los salarios iban en bonos y la caja de
jubilaciones se había vaciado. La provincia había entrado
en décit scal desde la gestión de Massaccesi. El ajuste se
evidenció no solo en la reducción salarial sino que impac-
tó en las escuelas sin clases y los hospitales sin servicios. El
año 1995 es un punto inexión en la provincia. Estallaron
En Latinoamérica, por su
parte, el neoliberalismo entró
con los “golpes de Estado” de
los años 70 y recién en los años
90 se votó democráticamente
proyectos de corte neoliberal
que hablaban de la necesidad de
modernizar.
Marcha docente.
Voces Recobradas
42 Voces Recobradas
42
innumerables marchas contra estas políticas de Estado y el
paro docente de 1995 fue el más largo que se recuerde en
la historia de la provincia. La gestión de Massaccesi había
dejado una deuda pública superior a los 500 millones de
pesos. Los sueldos a los estatales se pagaron con tres me-
ses de atraso y los trabajadores sufrieron el 5 de octubre
de ese año una brutal represión de Gendarmería nacional.
Frente a este esquema de ajuste lo único que quedaba era
resistir.30
Sin embargo, el radicalismo no tardó en hacer rédito
político de esto. Al accionar de los estatales lo minimizó
para acusar directamente a su adversario político: el PJ,
acusándolos de que ellos habían organizado la protesta.31
Estos sectores hegemónicos no dudan
en la adversidad buscar minimizar la
lucha de los sectores populares.
En el caso de General Roca, es
interesante analizar la sociedad que
mantiene una parte de la ciudad, una
suerte de “atisbo patricio, en tanto
que hay un criterio diferenciador en-
tre los sectores populares y aquellas
familias que han sido pioneras en la
fundación y dirigentes en el proceso de
construcción de la sociedad local. En esta suerte de “cul-
tura política de los patricios” podemos entender que por
lo general no se cuestionan los posicionamientos políticos
de los sujetos que detentan el poder; la crítica va más bien
en si el dirigente político o económico hace o no hace. La
mirada entonces es meramente de gestión. Se espera que
quien gobierne haga cosas y que estas se vean. Los secto-
res populares, de los barrios, por su parte han sido des-
de siempre manipulados por el aparato clientelista, en
relación con esto se señala lo siguiente: “El radicalismo
–partido gobernante desde 1983– logra mantener a través
de distintas estrategias, alianzas y prácticas ‘clientelares’ el
control del gobierno y a en algunas instancias, la mayo-
ría parlamentaria. No existe en estos veinte años de vida
democrática la alternancia, dado que el peronismo no lo-
gra serlo, ni aún en las elecciones del 2007. El deterioro de
los sistemas de salud y educativo, la desindustrialización
creciente, los bolsones de pobreza, la desarticulación pro-
vincial no impiden que el partido radical se constituya en
un partido dominante, desde su reconformación tras los
años de plomo, la UCR rionegrina logra una ‘hegemonía
excluyente’ en el sistema político.” (Iuorno, 2013: 15).
Con relación a esta problemática Alicia reexiona:
Como fuerza militante siempre nos fue difícil llegar a los
sectores populares. El radicalismo siempre operó a través
del manejo de estos sectores. El clientelismo sirvió en cierto
modo para frenar aquellas desigualdades que se estaban
gestando. Al no poder llegar a las necesidades urgentes del
pueblo no pudimos encausar un proyecto de trabajo con
estos sectores populares.32
Respecto al llamado “Viernes Negro” el PC no tuvo si-
quiera la fuerza para capitalizar un
proyecto político. Incluso los miem-
bros del partido se sumaron a las
protestas como militantes políticos
pero no por medio de una posible
directiva partidaria. Esta ausencia
de directiva y de proyecto termina
invisibilizando el reconocimiento
de las trayectorias de muchos mili-
tantes de izquierda. El PCR, por su
parte, tendrá una participación sindi-
cal más activa que la del mismo PC.
EL PCR en los sindicatos y organizaciones
Manuel nos relata su experiencia:
Al llegar a Río Negro, ya terminada la dictadura, en 1983
me sumé a la UnTER que había sido perseguida y en la
cual formé parte de la reorganización. En el patio de mi
casa, con Héctor Roncallo, Wenceslao Ariscuren, al cual
luego expulsamos por su anidad con Álvarez Guerrero,
el gobernador, y otros, armamos esta nueva UnTER. Al
principio éramos todos azules y en otro lado estaba Aurelio
Vázquez que es trotkista. Posteriormente, por diferencias,
surgen nuevas líneas. En ese año en octubre, hay elecciones
y quedo como secretario gremial de la seccional de Roca.
Lo fui por tres períodos hasta que en cuando me presen-
taba como secretario general, decido romper con la Azul
porque salvo yo, que estaba a la cabeza, los demás eran to-
dos roncallistas y no quedaba ninguno de mis compañeros.
En esa ruptura fundamos la Bordó con gente del partido
La mirada entonces es me-
ramente de gestión. Se espera
que quien gobierne haga cosas y
que estas se vean. Los sectores
populares, de los barrios, por su
parte han sido desde siempre
manipulados por el aparato
clientelista (...)
43
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral 43
pero también con independientes hasta que, entrados los
90, con algunos de la celeste disidentes y combativos for-
mamos la violeta.33
En uno de los sindicatos más organizados de la
provincia encontramos, por un lado, la matriz indepen-
diente de cualquier estructura de gobierno fue lo que
caracterizó a UnTER desde el principio, es decir desde
su creación. Hasta el momento hay dos expulsados del
sindicato y por la misma causa; Marcelo Mango por ser
ministro de Educación (2011) y a Wenseslao Ariscuren
por su supuesta cercanía al gobernador Álvarez Guerrero
(1983-1987) y por otro lado, se observa una caza de bru-
jas a quienes adhieran a un proyecto
de gobierno que no sea del agrado de
las conducciones sindicales: UnTER.
Esto es constituyente del gremio
donde distintas vertientes ideoló-
gicas entrada la democracia en los
años 80, se presentan con planteos
democráticos, con sus respectivas
posiciones y lecturas valorativas.
Los años 90 son una época de ‘uni-
dad’, pero no por los efectos de un
proyecto común o de un programa
político, sino porque la situación propia al ajuste y la de-
gradación de la condición laboral fueron los motores.
En este contexto, el PCR tendrá una actitud más
abierta con lo sindical que el PC que apuestan a la vía
electoral. Una vieja premisa del partido fue la de “Ni
golpe, ni elección; insurrección, luego pasó a ser “Votá
en blanco, anulá o no vayas”; indefectiblemente, agotada
la posibilidad electoralista, el PCR buscará una partici-
pación activa en los sindicatos, como lo fue en UATRE
(Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores), aportan-
do en sus las militantes, y acompañando los cortes de
ruta de los trabajadores rurales. Uno de los logros en ma-
teria sindical del partido fue la creación de la CCC (Co-
rriente Clasista y Combativa) que surge a nivel nacional
como producto de la llamada “Marcha Federal” de 1994,
la que convocó a más de 50.000 manifestantes contra el
ajuste del menemismo.34 En Río Negro también tendrá
su cuña la CCC; uno de los dirigentes de esta corriente
es Raúl Rajneri.
Las políticas sociales fueron el caldo de cultivo para la
gestación de lo que se conoció como la organización multi-
sectorial: “Las multisectoriales, como las asambleas popula-
res, se instituyen como frentes amplios que ponen en movi-
miento a sectores sociales intermedios y crean condiciones
para coordinar a los trabajadores con los productores pri-
marios, los comerciantes, pequeños y medianos empresa-
rios y sectores de la Iglesia. Por lo tanto, en su interior se
produce una lucha política intensa entre una posición que
limita el programa de acción con estrategias negociadoras y
otra que apunta a una participación hegemónica de los tra-
bajadores dentro de este frente único. La multisectorial rio-
negrina organizada a partir de comisiones internas, sindica-
tos de base, organizaciones de desocupa-
dos y jubilados (estos últimos actúan
por medio de coordinadoras), se dilu-
ye y fracasa, en especial por la ruptura
entre las organizaciones sindicales.35
Estas organizaciones tendrán como
objetivo resistir. No existe un marco
especíco que nuclee un programa
político unicado. Se discute, se pro-
graman marchas, se discute en asam-
bleas pero no hay un proyecto claro
de construcción política superadora.
La década del 90, hasta incluso en los trágicos sucesos de
2001, no existió nunca un programa conjunto de lucha ni
siquiera un planteo de “toma del poder”. En cuanto a la
multisectorial rionegrina, no va a ser menor la participa-
ción estudiantil en dicho conicto. En General Roca y en
todas ciudades de la provincia, los estudiantes formados
en el CBU (Ciclo Básico Unicado) reforma educativa
del periodo de gobierno de Álvarez Guerrero, van a estar
al pie de la lucha contra este ajuste. Recordemos que
uno de los efectos de las políticas estatales fue tam-
bién el dar por terminada la experiencia educativa
–CBU– la cual resultaba muy costosa de mantener en
tiempos de ajuste. El Ciclo Básico Unificado propo-
nía talleres y trabajos transversales por áreas; como
ciencias sociales, exactas, etcétera. En ese mismoo
el menemismo aprobaba la Ley Federal de Educación
con implícitos beneficios para la educación privada y,
el qué hacer con esta ley se convirtió en tema de discu-
sión no solamente de los docentes sino también de los
(...) agotada la posibilidad
electoralista, el PCR buscará una
participación activa en los sindica-
tos, como lo fue en UATRE (Unión
de Trabajadores Rurales y Esti-
badores), aportando en sus filas
militantes, y acompañando los
cortes de ruta de los trabajadores
rurales.
Voces Recobradas
44 Voces Recobradas
44
estudiantes secundarios. Con quien pudimos conversar
sobre aquella experiencia de los estudiantes en la Mul-
tisectorial fue con Paola Alejandra Pell, quien a sus 36
años está centrada en su profesión docente pero en aquel
entonces le tocó la tarea de ser dirigente estudiantil: “En
tercer año del CEM 13, (barrio 827 Viviendas), en el año
95, me sumo a la JCR, donde termino siendo en ese mis-
mo año, secretaria política de la juventud. Me aburría
mucho en clase y con mis amigas; yo necesitaba otro ho-
rizonte. Mientras ellas escuchaban Fito Páez yo escucha-
ba las letras de Hermética. Nosotros veníamos del CBU,
que tenía cosas que estaban buenas pero sinceramente
recuerdo más la militancia. En ese año
armamos un grupo de militantes –
más bien gente con inquietudes– y le
pedimos que se llamen a elecciones
porque los radicales que estaban en
el colegio no hacían nada y armamos
el MUS (Movimiento de Unidad Se-
cundaria). En el MUS éramos casi
todos hijos de militantes y discutía-
mos desde si el consumo de drogas
estaba bien o mal, hasta la ley federal
de educación. Hacíamos muchas co-
sas. Desde defender a los que queda-
ban libre hasta torneos de fútbol. Ese año el colegio estu-
vo tomado dos meses y nos sumamos a la Multisectorial
con nuestras inquietudes.36
Es interesante la lógica de funcionamiento del PCR;
el partido se divide en distintos comités zonales en don-
de se discuten políticas del partido en cada área. En di-
chas reuniones participan desde los estudiantes secun-
darios, los universitarios, hasta los militantes en distintas
áreas sindicales. Si bien el partido no logra capitalizar
sus políticas en ningún espacio concreto, en cuanto a la
praxis entabla un programa interno. Podemos decir que
la estructura propia de ir por las organizaciones es la per-
tinente. El año 1995 es un punto inexivo en la provin-
cia de Río Negro; en donde se dirimen las resistencias
al ajuste y el PCR irá por las luchas sindicales y de los
trabajadores. Mucho más involucrados que el PC37 en
términos programáticos, este partido rupturista luchará
contra las políticas de ajuste y de represión de los gobier-
nos radicales de esta provincia.
A primera vista si observamos este relato, sin conocer
en profundidad la historia de uno de los sindicatos más fuer-
tes de la provincia, el de los docentes, emergen cuestiones
notables. Por un lado, el “matiz independiente” de cualquier
estructura de gobierno que siempre caracterizó a UnTER y
que estuvo desde su creación y por otro que la dirigencia de
la izquierda logra ocupar lugares de conducción gremial pero
no alcanza la interpelación política a la sociedad.
Siguiendo lo recién expuesto, nos parecen valiosos
los aportes teóricos de Bourdieu, en tanto que las trayec-
torias sociopolíticas son estructuradas por las condiciones
del campo político, es decir de quien está llevando la hege-
monía de ese campo, y no por la pura
capacidad de agencia de los agentes.
Uno de los factores fundamentales en
la formación de las trayectorias es la
acumulación –o potencial pérdida–
de distintas clases de capital, a esto
nos referimos en términos económi-
co, social, cultural, simbólico, etcéte-
ra. A esta acumulación de distintos
tipos de capitales se la dene como
trayectoria.38 En esta línea podemos
entender que a nivel general el sujeto
tiende a elegir trayectorias “reconoci-
das” antes que dar su voto a una perspectiva distinta como
la que puede ofrecer un partido de izquierda. Al no con-
tar con esta experiencia no suele tener el reconocimiento
popular que pretende a nivel discursivo. Es por esto que
podríamos entender que estos sectores populares que no
eligen a la izquierda voten y decidan en contra de sus pro-
pios intereses de clase. Es por eso que haciendo un análi-
sis más profundo, nos parece válida y certera la postura
política del PCR de construir desde las bases y no en la
apuesta electoral. Sobre todo si pensamos que los años 90
son parte de un discurso del “n de las ideologías, en par-
te por la caída de la Unión Soviética pero, además, porque
el pueblo viene de una época de silencios como lo fue la
dictadura la cual oxidó gran parte de la praxis política co-
tidiana de muchos argentinos.
Consideraciones finales
Por lo que hemos observado, los partidos de la izquier-
da rionegrina en este momento se replegarán al sindi-
Es interesante la lógica de
funcionamiento del PCR; el
partido se divide en distintos
comités zonales en donde se
discuten políticas del partido en
cada área. En dichas reuniones
participan desde los estudiantes
secundarios, los universitarios,
hasta los militantes en distintas
áreas sindicales.
45
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral 45
cato y a las organizaciones de trabajadores perdiendo
su impronta electoralista. Obviamente con un discurso
orientado al n de las ideologías, fue difícil para estos
sectores de la política ubicarse en la arena política y en la
vía electoral. Incluso, podríamos armar que en este pe-
ríodo, pese a programas y visiones distintas, las “izquier-
das” y los sectores resistentes a las políticas del gobierno
menemista, a nivel general, se encontraron más unidos
que en cualquier otro período de la historia reciente en la
norpatagonia; aquella expresión que dice “No nos unió el
amor, nos unió el espanto” se puede aplicar a este difícil
contexto. Si bien la lucha y resistencia resulta fructífera,
estéril es el camino a la construcción
de la toma del poder.
El gobierno de Menem, como
los gobiernos locales, aplicó medi-
das similares que las recetas de FMI
implementadas en otros países de
América latina. Conceptos y térmi-
nos como ‘ajuste, ‘gestión’ o ‘gasto
reforma’ fueron recuperados tanto
por peronistas como por radicales.
En este contexto, el PCR, pero tam-
bién el PC y demás fracciones del
trotskismo, se encontraron entrando
la década con la imposibilidad de llevar el peso de su
historia. Los errores de los años 70 y 80 sin dudas tu-
vieron su cobro en estos difíciles años. Pero podemos
decir que en toda esta instancia, si bien no hubo una
línea unificada, la resistencia hizo que muchas políti-
cas neoliberales en la provincia tuvieran una dificultosa
aplicación, como por ejemplo en educación con la LEF.
En este período de embates y de rupturas el PC re-
solvió aliarse con distintos sectores. Una de las alianzas se
materializó en 1999 con la candidatura a las elecciones a
gobernador de Juan Mercado, conocido militante comu-
nista de la ciudad de General Roca; peluquero barrial se
postuló para conducir la provincia a través del frente que
se conoció como Izquierda Unida con el cual solo logró el
1.4% de los votos. Tras el fracaso de dicha elección se reali-
zaron acusaciones cruzadas. Aparentemente los militantes
del MST tenían encargado llevar las urnas a la ciudad de
Viedma. Sin embargo, estas urnas nunca llegaron, causan-
do descontento en el mismo frente. Alicia Valenzuela re-
cuerda “que en la difícil coyuntura de los 90 como partido
el PC necesitaba unirse con otros partidos del arco de la
izquierda. Esto llevó a que el partido que hasta no hacía
mucho tuviera una impronta profundamente estalinista,
se aliase con esa premisa de ‘no nos une el amor sino el
espanto’ con sectores ajenos a su idiosincrasia partidaria
como lo fue el MST (trotkista) o el Partido Humanista al
cual de manera o the record los comunistas lo denen
como ‘un partido raro, aunque imperialista. El Partido
Humanista tiene cierta connotación mesiánica a través de
la gura de Silo; el cual para muchos militantes el líder
toma una gura mesiánica39; postura que genera rispide-
ces en muchos comunistas.
En Río Negro, en 2003, el go-
bernador radical electo, ex inten-
dente roquense Miguel Saiz en su
gestión en el marco de la “transver-
salidad del kirchnerismo” no pro-
fundizó las políticas de ajuste como
sus antecesores. El paquete de me-
didas del neoliberalismo fue apli-
cado por los partidos liberales más
allá de sus diferencias ideológico-
partidarias. En 2006, por su parte,
el PC empezó a mirar positivamente
al gobierno de Néstor Kirchner, incorporándose a tra-
vés de lo que ellos definen como kirchnerismo crítico.
Esta posición a favor de ciertas medidas del gobierno
nacional es lo que hace que el PC se encuentre dentro
de las discusiones de “Unidos y Organizados.
Sin embargo, la década del 90 llevó a estos partidos
y a sus militantes a coorganizar o secundar los levan-
tamientos populares producto de la crisis económica
y social rionegrina de la década. El PC no logró con-
sagrarse como partido de vanguardia, ni tuvo un pro-
grama que interpelase a una lucha unificada bajo los
cánones de ciertos principios como en alguna medida
se observa en la vecina provincia de Neuquén con el
PTS; en la resistencia al achique del Estado –salud, edu-
cación, vivienda– se vieron obligados a unirse con otros
sectores combativos de la sociedad y con los dirigentes
de las organizaciones gremiales y sindicales de aquel
entonces (Sindicato de Trabajadores de la Justica Rio-
negrina –SITRAJUR–, entre otros).
El paquete de medidas del
neoliberalismo fue aplicado por
los partidos liberales más allá
de sus diferencias ideológico-
partidarias. En 2006, por su
parte, el PC empezó a mirar
positivamente al gobierno de
Néstor Kirchner, incorporándose
a través de lo que ellos definen
como
kirchnerismo crítico
.
Voces Recobradas
46 Voces Recobradas
46
13. Silvia Zanini, “En el valle no había fascistas” en Voces Reco-
bradas, Año 3 Nº 8, Buenos Aires, Agosto de 2000, p. 9.
14. Op. Cit. entrevista a Alicia Valenzuela.
15. Esther Maida, “Los inmigrantes italianos y la participación
política en el municipio roquense en la década del 20” en Inmi-
grantes en el Alto Valle del Río Negro, Roca, Publifadecs, 2001,
pp.15-38.
16. Op. Cit. entrevista a Alicia Valenzuela.
17. Resumen del XVI Congreso extraordinario del Partido Co-
munista de la Argentina.
18. Carta Orgánica del Partido Comunista, modicada por
el XXII Congreso Extraordinario disponible en http://www.
pjn.gov.ar/cne/secelec/document/cartas_organicas/625-CAR-
TA%20ORGANICA%20DEL%20PARTIDO%20COMUNISTA.
pdf.
19. Reinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semántica de los
tiempos históricos, Buenos Aires, Paidós, 1993.
20. Disponible en http://www.pcr.org.ar/nota/
presentaci%C3%B3n-del-primer-tomo.
21. Entrevista realizada por Agustín Prado a Manuel Hermida,
docente, referente del PCR, General Roca, Río Negro, el 20/10/14.
22. Op. Cit. entrevista a Manuel Hermida.
23. Otto Vargas, ¿Ha muerto el comunismo?, Buenos Aires, Ágo-
ra, 1991.
24. Periódico Hoy Nº 602 del 20/03/1996.
25. Cuando se reeren a violavidelismo el PCR hace la acusación
por la cual el PC había empezado a operar con Viola y Videla
para desarticular al peronismo. El golpe de 1976, en cambio, con
su promesa de “salida democrática” y “diálogo político” bastó
para diferenciar desde el comienzo y, frente a la amenaza “pi-
nochetista, inclinarse por la “línea” Videla-Viola, con la que su-
puestamente había que aliarse contra el “enemigo principal”. El
partido no había sido ilegalizado (como había ocurrido con casi
todo el resto de la izquierda marxista) y las relaciones del Estado
argentino con la URSS no se habían interrumpido. Incluso el PC
no caracteriza al gobierno de Videla como dictatorial.
26. Resolución sobre Programa IX Congreso del PCR, Rosario,
11-13/08/2000, pp. 38 y 39.
27. Hoy Nº 267, del 17 de mayo de 1989.
28. Daniel Campione, “Hacia la convergencia cívico-militar. El
Partido Comunista 1955-1976” disponible en
http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-29/
hacia-la-convergencia-civico-militar-el-partido-
comunista-1955-1976, consultado el 7 de julio de 2014.
29. Perry, Anderson, “Neoliberalismo: un balance provisorio
en La trama del neoliberalismo. Mercado, crisis y exclusión so-
cial. Emir Sader y Pablo Gentili (compiladores). 2ª ed. CLACSO,
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires,
2003, p. 192.
30. Orietta Favaro, Graciela Iuorno y Horacio Cao “Política y
protesta social en la provincias argentinas” en Gerardo Caetano
(compilador) Sujetos sociales y nuevas formas d protesta en la His-
toria Reciente de América Latina, Buenos Aires, FLACSO, 2006,
pp. 93-141.
Notas
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
1. Proyecto “Actores, partidos políticos y organizaciones socia-
les en democracia, Río Negro (1983-2003)”. Directora. Graciela
Iuorno. Facultad de Humanidades UNComahue.
2. Graciela Iuorno “‘Desde la libertad hacia la igualdad’ Políti-
ca, integración e identidad rionegrina en el retorno al régimen
constitucional” en Orietta Favaro y Graciela Iuorno (editoras),
La trama al revés en años de cambio, General Roca, CEHEPyC/
FLACSO. Publifadecs, 2013. pp. 66.
3. En este punto queremos hacer una distinción. Acordamos con
Claudia Cerda Becker y con Hernán Cuevas Valenzuela en que
hay que distinguir entre trayectoria y autobiografía. La trayec-
toria se circunscribe en mostrar las experiencias de los sujetos
dentro del campo político. (Claudia Cerda Becker y Hernán Cue-
vas, “Elites políticas y trayectorias políticas militantes. El caso de
Chile” en borrador presentado en IPSA, Madrid, 11-07-12).
4. Ce G. Iuorno, G. Miralles y K. Nasser, “Actores y espacio pú-
blico en la etapa territorial rionegrina. El Departamento General
Roca y su integración desigual” en Martha Runi y Ricardo F.
Massera, Horizontes en Perspectiva, vol. I, Viedma, Fundación
Ameghino, Legislatura de Río Negro, 2007 pp.335-362362.
5. Ibídem.
6. Compartimos con María Celia Cotarelo quien conceptualiza
partido del orden en cuanto este se constituye como expresión
para combatir las fuerzas de anarquía del pueblo y para neutrali-
zar la lucha entre capitalistas que dan lugar al desarrollo de la
lucha popular (María Cotarelo, “El proceso de reconstitución del
partido del orden en Latinoamérica actual” en Margarita López,
Carlos Figueroa y Beatriz Rajland (editores), Temas y Procesos de
la Historia Reciente de América, 2009, Editorial Arcis, Buenos Ai-
res, p.315). Una de las características principales que tuvo el radi-
calismo a la hora de constituir su consolidación en el poder fue la
de la construcción de potenciales enemigos a la “seguridad provin-
cial”. Ejemplo de esto fueron los docentes en los levantamientos del
95 y a otras fuerzas políticas. Incluso durante los conictos provin-
ciales contra el ajuste del Estado se adjudica como responsables de
las protestas a dirigentes del Frente para la Victoria.
7. Incluso durante los conictos provinciales contra el ajuste del
Estado se adjudica como responsables de las protestas a dirigen-
tes del Frente para la Victoria.
8. Incluso durante los conictos provinciales contra el ajuste del
Estado se adjudica como responsables de las protestas a dirigen-
tes del Frente para la Victoria.
9. Alfredo Joignant, Habitus, “Campo y capital. Elementos para
una teoría general del capital político, disponible
en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0188-
25032012000400003&script=sci_arttext.
10. Entrevista realizada por Agustín Prado a Alicia Valenzuela,
más de 60 años, comerciante, militante del Partido Comunista de
Río, General Roca, Rio Negro, el 28/05/14.
11. Op. Cit. entrevista a Alicia Valenzuela.
12. Silvia Zanini, Me lo contó mi abuelo, Regina, Río Negro, 1994,
p. 198.
47
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral 47
31. Río Negro, 6 de octubre de 1995, p 8.
32. Op. Cit. entrevista a Alicia Valenzuela.
33. Op. Cit. entrevista a Manuel Hermida.
34. María C. Cotarelo, “La protesta en la Argentina de los 90”,
disponible en http://www.herramienta.com.ar/revista-herra-
mienta-n-12/la-protesta-en-la-argentina-de-los-90.
35. Graciela Iuorno y Orietta Favaro, “La Patagonia protesta. Re-
cursos, política y conictos de n de siglo, disponible en http://
investigadores.uncoma.edu.ar/cehepyc/ARTICULOS%20NUE-
VOS/Art._Favaro-La-Patagonia-protesta.pdf
36. María C. Cotarelo, “La protesta en la Argentina de los 90”,
disponible en: http://www.herramienta.com.ar/revista-herra-
mienta-n-12/la-protesta-en-la-argentina-de-los-90.
37. El PC en este contexto no tendrá una participación en cuanto
programa concreto. Sus militantes apoyan pero desde una acti-
tud individual y sin una premisa propia del partido que los con-
voque.
38. Sylvia Meichsner, “El campo político en la perspectiva teórica
de Bourdieu” disponible en http://www.uia.mx/actividades/pub-
licaciones/iberoforum/3/pdf/sylviam.pdf.
39. Véase http://www.silo.net/es.
Bibliografía
————— ————— ————— ————— ————— ————— ————— ———
Anderson, Perry, “Neoliberalismo: un balance provisorio en
Emir Sader y Pablo Gentili (compiladores), La trama del neolibe-
ralismo. Mercado, crisis y exclusión social, Buenos Aires, CLAC-
SO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2003.
Bourdieu, Pierre y Louic Wackan, “La lógica de los campos,
en Respuesta para una antropología represiva, México, Grijalbo,
1995.
Campione, Daniel, “Hacia la convergencia cívico-militar. El
Partido Comunista 1955-1976” disponible en http://www.herra-
mienta.com.ar/revista-herramienta-n-29/hacia-la-convergen-
cia-civico-militar-el-partido-comunista-1955-1976, Consultado
el 7 de julio de 2014.
Cotarelo, María Celia, “El proceso de reconstitución del partido
del orden en Latinoamérica actual” en Margarita López, Carlos
Figueroa y Beatriz Rajland, (editores) Temas y procesos de la his-
toria reciente de América. Buenos Aires, Arcis, 2009.
Favaro, Orietta, Graciela Iuorno y Horacio Cao, “Política y
protesta social en la provincias argentinas, en Gerardo Caeta-
no (compilador) Sujetos sociales y nuevas formas de protesta en
la historia reciente de América Latina, Buenos Aires, FLACSO,
2006.
Iuorno, G.; G. Miralles y K. Nasser, “Actores y espacio público en
la etapa territorial rionegrina. El Departamento General Roca y
su integración desigual” en Martha Runi y Ricardo F. Massera,
Horizontes en perspectiva, vol. I, Viedma, Fundación Ameghino,
Legislatura de Río Negro, 2007.
Iuorno, Graciela, “Desde la libertad hacia la igualdad. Política,
integración e identidad rionegrina en el retorno al régimen cons-
titucional”, en Orietta Favaro y Graciela Iuorno (coordinadoras.),
General Roca, CEHEPyC/FLACSO, Publifadecs, 2013. pp. 66.
Koselleck, Reinhart, Futuro pasado. Para una semántica de los
tiempos históricos, Buenos Aires, Paidós, 1993.
Maida, Esther, “Los inmigrantes italianos y la participación polí-
tica en el municipio roquense en la década del ‘20”, en Inmigran-
tes en el Alto Valle del Río Negro, General Rocam, Publifadecs,
2001.
Meinscher, Sylvia, “El campo político en la perspectiva teórica de
Bourdieu, disponible en: http://www.uia.mx/actividades/publi-
caciones/iberoforum/3/pdf/sylviam.pdf
Rauber, Isabel, Revoluciones desde abajo: gobiernos populares y
cambio social en Latinoamérica,Buenos Aires, Continente, 2010
Vargas, Otto ¿Ha muerto el comunismo?, Buenos Aires, Ágora,
1991.
Zanini, Silvia, “En el valle no había fascistas, en Voces Recobra-
das, Año 3 Nº 8, Buenos Aires, Agosto de 2000.
Zanini, Silvia. Me lo contó mi abuelo, Villa Regina, Río Negro,
Publifadecs, 1994.
Marcha contra Massaccesi en General Roca,1995.