Voces Recobradas
6
Los talleres
barriales
de historia oral
Voces de
Buenos
Aires
Silvana Luverá,
Rodrigo Vázquez y
Adriana Echezuri
Área de Historia Oral de
la Gerencia Operativa
Patrimonio - DGPMyCH.
AHORA - Asociación
de Historia Oral de la
República Argentina.
ISP Dr. Joaquín V. González.
Sucede que el historiador descubre
inesperadamente gran parte de lo que busca
cuando sale de su cuarto y mira a su alrededor.1
Revista de Historia Oral 7
Como dijimos, es a partir de 1986 que comienzan a reali-
zarse los talleres, con el enriquecimiento que la experiencia
aportó a lo largo de los años de práctica y relexión teórica.
El recorrido que va desde sus comienzos hasta la actuali-
dad no fue parejo ni ajeno a los distintos momentos políticos
nacionales. Después de un inicio alentado por una sociedad
dispuesta a participar y a apropiarse del espacio público en
todos sus aspectos, a finales de la década de 1980 y princi-
pios de la década de 1990, la actividad fue decayendo y la
convocatoria fue cada vez más difícil. Si bien los talleres fun-
cionaron en forma ininterrumpida desde sus comienzos, el
número de talleres fue disminuyendo.
Esta merma cuantitativa de la actividad no puede leerse
fuera del marco socio-histórico del momento, caracterizado,
entre otras cosas, por un estado profundo de desmoviliza-
ción social.
Los centros culturales barriales,
sedes en muchos casos de los talle-
res de historia oral, fueron perdiendo
efectividad y su actividad fue decre-
ciendo o bien reduciéndose a pro-
puestas poco relexivas.
Desde el comienzo de las activida-
des la relexión teórica fue paralela al
trabajo de campo y estuvo centrado en
reuniones semanales de los coordinado-
res para la discusión de material bibliográfico
existente, la relexión sobre la experiencia práctica que se lle-
vaba a cabo, la participación en seminarios de capacitación, la
asistencia de antropólogos y psicólogos primero, para llegar a la
conformación definitiva de un equipo multidisciplinario.
En los últimos años de la década de 1990 hay una vigo-
rización de la actividad de los centros culturales y una cre-
ciente demanda de los mismos para la implementación de
talleres de historia oral barriales, así como también se va in-
crementando el interés de profesionales y de instituciones,
públicas y privadas, tanto de Capital como del resto del país,
por los temas de la memoria y de la historia oral, constitu-
yéndose el entonces Instituto Histórico en uno de los refe-
rentes en estas temáticas con el consiguiente pedido de par-
ticipación y capacitación desde diferentes ámbitos.
A partir de la creación de la Asociación de Historia Oral
de la República Argentina (AHORA) en 2004, se amplían las
tareas de capacitación y sobre todo de intercambio, a lo lar-
go y a lo ancho de nuestro país, y se extienden al resto del
continente a través de la Red Latinoamericana de Historia
Oral (RELAHO).
El presente trabajo retoma en parte las enseñanzas
que Duby dejó en su emblemática La historia continúa.
Y para nosotros, historiadores orales, el hecho de salir
de nuestro escritorio es algo que necesariamente debemos
practicar ya que la única manera de hacer historia oral es ir
en busca de las fuentes orales, además de muñirnos de la bi-
bliografía necesaria. Por eso, creemos que este trabajo for-
ma parte de ese ejercicio que Duby considera pieza funda-
mental de todo historiador, porque nos permite relexionar
acerca de la cuestión de mirar a nuestro alrededor para luego,
por fin, descubrir lo que estamos buscando.
Desde mediados de la década de 1980 lo que alguna vez
fuera el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, se
dedicó a llevar adelante un proyecto de recuperación de la
historia barrial a partir de la memoria de sus vecinos. Este
proyecto tomó la forma de talleres, reu-
niones que funcionaban con una perio-
dicidad semanal.
El proyecto general suponía, es-
quemáticamente, dos grandes metas:
A. La elaboración de la historia de
los barrios o sub-barrios de la Ciudad
de Buenos Aires a partir del recuerdo
de sus vecinos en forma colectiva en
el ámbito de los talleres de historia ba-
rriales, y a través de entrevistas individuales
si resultaran necesarias, con la finalidad de alcanzar los si-
guientes objetivos:
1) El funcionamiento de talleres en todos los barrios en que se
halla dividida oficialmente la ciudad, a fin de tener un registro,
si bien parcial, por lo menos extendido, de todo el espacio con
sus características similares y diferenciadas según las zonas.
2) La publicación de las producciones de los talleres. Este,
además de ser el compromiso asumido por el Instituto ante
los concurrentes al taller como devolución por su participa-
ción y compromiso en la tarea, es un medio de difusión de la
historia de la ciudad, ya que esas publicaciones llegan a dife-
rentes ámbitos, escuelas, bibliotecas, particulares, etcétera.
3) El apoyo institucional a iniciativas surgidas del taller y que
tengan que ver con el rescate de cuestiones que hacen al pa-
sado y presente de su identidad barrial.
B. La construcción de un archivo de Historia Oral relaciona-
do con este proyecto. Cuestión que no será abordada en este
trabajo.
A partir de la creación de la
Asociación de Historia Oral de
la República Argentina (AHO-
RA) en 2004, se amplían las
tareas de capacitación y sobre
todo de intercambio, a lo largo
y a lo ancho de nuestro
país (...)
Voces Recobradas
8
Cómo funcionan los talleres
Para decirlo con precisión, el tema origen de estas investiga-
ciones es la historia de la vida cotidiana durante los siglos XX
y XXI, dentro del marco de la historia local, en nuestro caso
los barrios de la Ciudad de Buenos Aires.
En principio, en nuestro trabajo, el barrio tiene una doble
condición: es el espacio donde se desarrolla gran parte de la
vida cotidiana y es también el espacio soporte para el des-
pliegue del recuerdo.
Según Ágnes Heller, el “tiempo vivido” es antropomórfico
y subjetivo, por tanto, la representación del tiempo de cada
hombre es inexpresable en términos del tiempo transcurrido
(basado en una convención social). El
tiempo vivido es entonces una función
de la carga o de la ausencia de una de-
terminada experiencia personal.
De este modo, la representación
temporal varía según el grado de satu-
ración de experiencias internas o con
su ausencia. A, es el contenido del
acontecimiento el que establece si la
representación será larga o corta. En la experiencia interna
temporal —dice Heller— tienen una función particular la
fantasía, la memoria y la imaginación. El tiempo de la me-
moria es el más subjetivo de las experiencias temporales.
Lo que yo revivo es irreversible, por tanto, el recuerdo es un
momento de esta irreversibilidad, que objetivamente no es
nada más. En consecuencia, el “tiempo vivido” es subjetivo
porque es mi tiempo; de ahí que cada persona tiene un tiem-
po vivido diferente.2
El espacio que reconstruimos es el que tiene significación
para el individuo: la casa, la esquina, el potrero, la plaza. Al
estudio de este espacio que “conserva el tiempo comprimi-
do”, Bachelard lo denomina topoanálisis: “Creemos a veces
que nos conocemos en el tiempo cuando en realidad sólo se
conoce una serie de figuraciones en espacios de estabilidad
del ser, de un ser que no quiere transcurrir, que en el mismo
pasado va en busca del tiempo perdido, que quiere suspen-
der el vuelo del tiempo.3
Como afirma Joutard “la memoria colectiva” se inscribe
en un espacio familiar que, por su misma inmovilidad, da la
impresión de permanencia y abolición del tiempo.4
Cada espacio barrial fue y va construyendo una forma
propia de ser en la ciudad y esa forma propia condiciona y es
condicionada por sus habitantes. Un barrio es básicamente
una comunidad y una comunidad se desarrolla en un espacio
físico exterior a cada vecino y también en un espacio interior,
subjetivo, pero compartido, que permite
sentir ese espacio como propio configu-
rando un “nosotros” que los distingue de
los “otros”.
Habría, entonces, un espacio atem-
poral, cuyos grandes acontecimientos
memorables serían la infancia, el no-
viazgo, el casamiento, el nacimiento de
los hijos. Tiene lugar, de esta manera, lo
que enuncia Joutard: “El tiempo de la familia organiza el tiem-
po de la historia”.5
En cuanto a la utilización de la Historia Oral, es decir el re-
currir a la memoria de los vecinos a partir de sus testimonios,
esto es así porque para nosotros la historia no es una tarea que
se deba restringir a un campo de especialistas, nos referimos
a que sea una elite la dispensadora e intérprete de ese saber.
Para nosotros la sociedad en su conjunto, como protago-
nista vital, no puede estar excluida de esta actividad, de lo
contrario tendríamos una historia recortada, parcializada.
Faltarían las voces de los motores generadores de cambios
que son las personas, los vecinos.6
Señalamos así mismo que la historia debe cumplir una
función social, transformarse en instrumento que clarifique
nuestro devenir histórico para entender nuestro futuro. O
sea, convertirse en la memoria del sujeto colectivo. Esta pos-
tura fue la impulsora del proyecto de historia barrial. La his-
toria –dice Fontana – siempre ha tenido una función social,
generalmente la de legitimar el orden establecido. No es en
este sentido en el que nosotros rescatamos la función social,
sino aquella que complique, implique, involucre y mueva la
acción comprometida frente a la historia que se apropia.7
El rol del coordinador
El rol de coordinador de estos talleres fue pensado como el
de un moderador de las reuniones entre las personas que
(...) el barrio tiene una doble
condición: es el espacio donde se
desarrolla gran parte de la vida
cotidiana y es también el espacio
soporte para el despliegue del
recuerdo.
Taller con la familia Comastri.
Revista de Historia Oral 9
participaran de la convocatoria, quienes no deberían supe-
rar el número de diez por un problema de operatividad.
La consigna de reconstruir la historia de cada barrio a tra-
vés de testimonios orales no fue fácilmente aprehendida por
los participantes en un primer momento, ya que su visión de
cómo acercarse a la historia se correspondía con la forma pa-
siva y tradicional. La historia inculcada en el sistema educati-
vo y desde los medios de comunicación está presente de ma-
nera tal que los pueblos la asumen como propia y la narran
como una lección aprendida, aunque en forma inconsciente,
como algo propio y a la vez ajeno. La historia es algo que le
pasó a su país, pero que poco tiene que ver con ellos, con su
vida cotidiana. Esta posición fue varian-
do paulatinamente con el transcurrir
de los encuentros al ir incorporando y
haciendo suya la propuesta.
Los coordinadores eran los encar-
gados de grabar los encuentros y de
realizar su posterior trascripción. En un
principio, este material era cotejado por
el conjunto de los talleristas quienes
daban su aprobación o señalaban las
correcciones que creían convenientes.
Luego se llevaba a cabo la redacción colec-
tiva y este producto se publicaba en forma de fascículos.
El antecedente de esta actividad fue el ciclo “Los abuelos
cuentas nuestra historia”, experiencia intergeneracional, lle-
vada a cabo en 1985, en la que alumnos de 7° grado se encon-
traban con personas de la tercera edad, quienes relataban
sus recuerdos y se sometían a preguntas de los chicos.
En 1986 se implementaron en la práctica los talleres de
Historia Oral, en marzo de ese año se realizó una campaña de
difusión masiva, a través de diarios y revistas, convocando a
la participación en dichos talleres. No obstante ello lo que dio
resultado fue la difusión barrial; dentro de esta, el mayor ren-
dimiento se obtuvo en aquellos talleres en los que los coordi-
nadores en persona se encargaron de la misma, situación que
exigió por parte de ellos un esfuerzo importante.
Algunos ejemplos particulares
Partiendo de las pautas básicas de los talleres de Historia
Oral, se llevaron a cabo una serie de proyectos que por tener
algunas particularidades específicas reciben un tratamiento
diferenciado. Como ejemplo, citamos tres casos:
a) El Siglo que supimos conseguir: A partir de una investiga-
ción de base con el equipo de historiadores, se trabajó fun-
damentando y consensuando hechos significativos, estable-
ciendo cortes cronológicos y efectuando ajustes metodoló-
gicos. El objetivo era la reconstrucción del siglo  a través
de los testimonios orales de los protagonistas anónimos de
los últimos cien años. Se organizaron doce talleres de histo-
ria oral en diferentes barrios de la Ciudad de Buenos Aires,
que funcionaron semanalmente desde abril hasta noviem-
bre de 1999.
b) Relatos que hacen la historia: Así se denominó a un em-
prendimiento conjunto con PAMI, que se desarrolló desde
el año 2000 hasta fines de 2003, con beneficiarios de esta
obra social. Se han publicado cuatro
números del periódico El Cronista
Mayor de Buenos Aires, con los siguien-
tes títulos: “El trabajo” (2000); “Un lu-
gar para vivir” (2001); “Mi mundo, mi
barrio” (2002) y “Ojalá te enamores”
(2003), que dan cuenta de la temática
y la producción de cada año.
c) Villas de emergencia: En 1998, se
inició el trabajo de campo en “las villas
de emergencia” de la ciudad, con ciertas
premisas como por ejemplo encarar el trabajo con el mismo
sentido dado a cualquier otro barrio de la ciudad, conocien-
do sus particulares condiciones. Desde el entonces Instituto
Histórico el objetivo propuesto a los vecinos fue la recupe-
ración en conjunto de una historia marcada por un inacaba-
do proceso de inclusión y exclusión del espacio urbano, que
partiendo de la ocupación de tierras fiscales generalmente
inhabitables, llega a la construcción de un espacio con iden-
tidad barrial propia, a partir de la cual reclaman el derecho
de ser identificados oficialmente como barrios diferencia-
dos del resto.
Taller en la biblioteca Casa de la Lectura, Villa Crespo.
La historia inculcada en el
sistema educativo y desde los me-
dios de comunicación está presen-
te de manera tal que los pueblos
la asumen como propia y la narran
como una lección aprendida, aun-
que en forma inconsciente, como
algo propio y a la vez ajeno.
Voces Recobradas
10
Posteriormente, ya en el siglo , la publicación de li-
bros sobre distintos barrios de la ciudad, a cargo de lo que
ya era la Dirección General Patrimonio e Instituto Históri-
co, incluía al menos un artículo realizado a través de esta
metodología.
A modo de conclusión
En primer lugar cabe aclarar que el resultado de todo pro-
yecto de investigación que se realiza en el área de Historia
Oral de lo que ahora es la Dirección General Patrimonio, Mu-
seos y Casco Histórico, salvo indicación en contrario, forma-
rá parte del Archivo de Historia Oral y que al momento de ser
incluidos dentro de dicho archivo, lo son también de forma
diferenciada conformando distintas unidades en sí mismas
con las referencias que dan cuenta de las razones de su pues-
ta en práctica, su desarrollo, los resultados obtenidos y las
publicaciones a que dieron origen.
Lo producido en cada uno de los talleres es un recorte
histórico que debe leerse teniendo en cuenta el momento en
el que fue realizado. Podemos realizar talleres en el mismo
espacio y con los mismos testigos en momentos diferentes y
cada uno de ellos estará tamizado por su propio presente, lo
que hace probables resultados distintos. Esta es una de las
particularidades de la Historia Oral, ya que no debemos ol-
vidar que los recuerdos son una reconstrucción permanente.
El trabajo en talleres no es sencillo, pero vale la pena el
esfuerzo. Ya conocemos las dificultades de trabajar con la
memoria humana, pero también sabemos de su riqueza. Y
esa misma riqueza se multiplica cuando encaramos la tarea
de analizar los testimonios en conjunto.
Los talleres barriales nos llevan a descubrir los espacios y
sus habitantes, en el tiempo pasado y en el presente.
Por último, venimos hablando de este tema desde los
inicios de esta actividad. Hemos publicado algunas de estas
cuestiones tanto en Algunos apuntes sobre historia oral como
en otros artículos, en esta revista e incluso en algunas me-
morias de Encuentros y Congresos a los que hemos asistido.
Entonces, ¿por qué insistimos? Porque creemos fehacien-
temente que la historia siempre la hacemos desde nuestro
presente. Y nuestro presente está en continuo movimiento,
cambia constantemente. Por eso es necesario revisar per-
manentemente los marcos teóricos y, sobre todo, relexio-
nar desde la práctica. Y la idea es que no relexionemos so-
los, sino que lo hagamos entre todos los que nos dedicamos
a esto, que podamos compartir experiencias. Por eso espera-
mos que este artículo sea un disparador, y que la próxima vez
que nos encontremos, sigamos debatiendo.
Notas
————— ————— ————— ————— ———----—— ———— ————— ———
1. Georges Duby, La historia continúa, Madrid, Editorial Debate,
1992, p. 40.
2. Agnes Heller, Sociología de la vida cotidiana, Barcelona, Península,
1998, p. 393.
3. Gastón Bachelard en Barela, Liliana y otros, Barrio y Memoria, Bue-
nos Aires, MCBA, 1992, p. 35.
4. Philippe Joutard, Esas voces que nos llegan del pasado, México, Fon-
do de Cultura Económica, 1986, p. 342.
5. Ibídem, p. 255.
6. Chesneaux analiza muy bien el parámetro que mide el saber
histórico como un saber colectivo no como conocimiento reser-
vado a los científicos. Para profundizar más acerca de este tema
recomendamos su obra: Chesneaux, Jean, ¿Hacemos tabla rasa del
pasado?, Buenos Aires, Siglo XXI, 1988.
7. Josep Fontana, Historia, análisis del pasado y proyecto social, Buenos
Aires, Crítica, 1982, p. 15.
Bibliografía
————— ————— ————— ————— ———----—— ———— ————— ———
Barela, Liliana y otros, Barrio y Memoria, Buenos Aires, MCBA, 1992.
Barela, Liliana, Mercedes Miguez y Luis García Conde, Algunos
apuntes sobre historia oral y cómo abordarla, Buenos Aires, DGPeIH,
2009.
Chesneaux, Jean, ¿Hacemos tabla rasa del pasado?, Buenos Aires,
Siglo , 1988.
Duby, Georges, La historia continúa, Madrid, Debate, 1992.
Fontana, Josep, Historia, análisis del pasado y proyecto social, Buenos
Aires, Crítica, 1982.
Heller, Ágnes, Sociología de la vida cotidiana, Barcelona, Península, 1998.
Joutard, Philippe, Esas voces que nos llegan del pasado, México, Fondo
de Cultura Económica, 1986.
Miguez, Mercedes y otros, “¿El té de las cinco? Los Talleres de His-
toria Oral entre el hecho cultural y la función social” en Voces Reco-
bradas, Revista de Historia Oral. Año 5, Nº 14, Buenos Aires, IHCBA,
diciembre de 2002, pp. 12 a 26.
Taller en Villa Pueyrredón.
Revista de Historia Oral 11
Los talleres barriales
de historia oral
Silvana Luverá, Rodrigo Vázquez y Adriana Echezuri
Desde mediados de la década de 1980 el que
fuera el Instituto Histórico de la Ciudad de
Buenos Aires, se dedicó a llevar adelante un
proyecto de recuperación de la historia barrial
a partir de la memoria de sus vecinos.
Este proyecto tomó la forma de talleres – re-
uniones que funcionaban con una periodici-
dad semanal, sostenidas a lo largo de un lapso
determinado.
s allá de su funcionamiento con respecto al
rescate histórico, lo que buscamos destacar es
la función psicológica y social de estos talleres.
En principio, y solo a modo de hipótesis, el
aceptar la invitación a ser escuchados y sos-
tener en el tiempo su intervención en este tipo
de talleres, estaría indicando que, en mayor o
menor medida, con diferentes grados de difi-
cultad, algo del orden de lo “saludable” está en
juego en los integrantes, que les permite ser
parcipes de la construcción de una memo-
ria que los trasciende como individuos por la
presencia de un historiador que atraviesa sus
relatos no solo por el sentido y formulación de
las preguntas que los origina, sino también por
la forma de ser escuchados.
Es preciso el ejercicio de relexionar sobre
esta actividad que desarrollamos desde hace
muchos años para no estancarse y creer que
todo está dicho. En este sentido como dice
Duby, para el historiador es necesario salir de
la comodidad del escritorio para descubrir lo
que está buscando.
Oral History Neighborhood
Workshops
Silvana Luverá, Rodrigo Vázquez y Adriana Echezuri
Since the 1980s, the former Historical Institute
of the City of Buenos Aires began a project
aimed at recovering the history of every neigh-
borhood from the memories of its neighbors.
This project took the shape of a workshop –
weekly gatherings, carried out throughout a
specific period of time.
Apart from recovering history, we want to high-
light the psychological and social role of these
workshops.
Theoretically, and just as a hypothesis, by ac-
cepting the invitation of being heard and en-
dure through time in this kind of workshop,
would mean that, to a certain or lesser extent,
with diferent degrees of dificulty, a part of
what is considered “salutary” may be at stake
among the members. This helps them partici-
pate in the construction of a memory that goes
beyond their individualities due to the presence
of a historian that penetrates through their sto-
ries, not only because of the meaning of their
questions, but also because of the way they are
heard.
It is necessary to relect on this activity that we
have been carrying out for some years now so
as to avoid feeling stuck or believing that ev-
erything has been said. In this sense, as Duby
states, the historian must come out of the com-
fort of his/her desk to discover what he/she is
looking for.
As oficinas dos bairros
de história oral
Silvana Luverá, Rodrigo Vázquez y Adriana Echezuri
Desde mediados da década de 1980, o que fosse
o Instituto Histórico da Cidade de Buenos Aires,
se dedicou a levar adiante um projeto de recu-
perão da história dos bairros a partir da me-
mória de seus vizinhos.
Esse projeto tomou a forma de oficinas-reu-
niões que funcionavam com uma periodicidade
semanal, sustentadas ao longo de um lapso de-
terminado.
Além de seu funcionamento com respeito ao
resgate histórico, o que procuramos destacar
é a função psicológica e social destas oficinas.
Por enquanto, e só a modo de hipótese, o acei-
tar o convite a ser escutados e sustentar no
tempo sua intervenção neste tipo de oficinas,
estaria a indicar que, em maior ou menor me-
dida, com diferentes graus de dificuldade, algo
da ordem do “saudável” está em jogo nos inte-
grantes, que lhes permite ser participantes na
constrão de uma memória que os transcen-
de como indivíduos pela presea de um his-
toriador que passa suas histórias não apenas
pelo significado e formulação das questões que
os originam, mas também pela maneira como
são ouvidos.
É preciso reletir sobre essa atividade que temos
desenvolvido há muitos anos para não estagnar
e acreditar que tudo é dito. Nesse sentido, como
diz Duby, para o historiador é preciso deixar o
conforto da mesa para descobrir o que ele está
procurando.
Taller en Villa Pueyrredón.