Voces Recobradas
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Voces Recobradas
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El Tucumanazo
Vivencias de un
dirigente político
en las luchas sociales
tucumanas. 1969-1970
ROSSI, Valeria
Alejandra.
MACHADO,
Mariano.
Instituto Superior del
Profesorado Dr. Joaquín V.
González
Enfrentamientos callejeros en Tucumán.
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Revista de Historia OralRevista de Historia Oral
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Las diferentes orientaciones políticas dentro de la fa-
milia eran un fiel relejo de las contradicciones propias de
Punta Alta: cuna del golpe de estado de 1955 al gobierno de
Juan Domingo Perón, contaba, a su vez, con gran cantidad de
obreros prestos a las reivindicaciones de clase, desde traba-
jadores de la vieja guardia hasta obreros de sentimiento pe-
ronista: Mirá, mi familia era un mix, era eso, es verdad, eso lo
da solamente, solamente esta Argentina… tiene una gran pre-
sencia de inmigrantes… y ese pueblo, por ejemplo, Punta Alta
es un pueblo tan represivo que es una contradicción andante
hasta el día de hoy.[...] Sin embargo había una contradicción
ahí, que esta base naval necesitaba de los obreros y había una
plantilla en la época que yo era chico, joven,
yo calculo de seis mil a ocho mil traba-
jadores.[...] Y sin embargo en ese clima
había un movimiento donde el partido
de origen mío (yo vengo de la corriente
morenista que tuvo muchos cambios de
nombre), en ese entonces era Palabra
Obrera llegó a tener de 60 delegados
generales que había en la base de Puerto
Belgrano 58, tenía una presencia impre-
sionante.
3
Si bien sus primeros pasos en la mi-
litancia política los dará en la Juventud Peronista de Punta
Alta, la Azul, rápidamente viró hacia el trotskismo. Esta si-
tuación lo llevó a militar en la ciudad de La Plata, por un lado,
en la universidad, siendo parte del centro de estudiantes de
Humanidades y delegado de la FUA; y por otro, en las barria-
das, en la vida fabril, relacionándose con los trabajadores de
los frigoríficos Armour y Swit ubicados sobre la reconocida
calle New York en Berisso, [...] teníamos una agrupación muy
importante que venía de la época de Palabra Obrera, un local
puesto en un conventillo, la agrupación se llamaba ‘El acti-
vista de la carne’ y tenía unos cuadros obreros que muy pocas
veces conocí yo, obreros semi alfabetos en algunos casos, que
habían participado del 17 de Octubre, grandes organizadores
obreros [...] en general los obreros, los trabajadores si uno lee
en los libros, los manuscritos económicos, la alienación, bueno
yo la vi la alienación en vivo y en directo. En general, los tra-
bajadores no pensaban una mierda, chupaban mucho, vivían
en pedo [...] era un milagro que te escucharan, era un milagro
que se juntaran con nosotros, que a su vez nos tenían cierta
resistencia.
4
Sin esta acumulación previa de conocimientos adquiri-
dos en el contacto diario con trabajadores y activistas de vas-
ta experiencia en la lucha obrera, sumado a su perseverancia
E
n este trabajo presentamos las vivencias perso-
nales de Carlos “Chino” Moya, protagonista de las
revueltas populares ocurridas en Tucumán a fines
de los 60 y principios de los 70, y cómo estas inluyeron en
sus posteriores participaciones político-sociales, basándo-
nos en las subjetividades e interpretaciones del personaje
en cuestión. En ese sentido entendemos que: “La historia
oral busca traer a la expresión consciente, la problemática
ideológica del entrevistado, revelar su contexto cultural y
así, transformar el testimonio individual en una narrativa
colectiva.
1
Las entrevistas a Carlos Moya fueron realizadas entre no-
viembre de 2014 y julio de 2016 en su casa
del barrio de Caseros, Partido de Tres de
Febrero en la Provincia de Buenos Aires.
La puerta de la misma permite acceder
a un pequeño hall que conduce, a su iz-
quierda, a la cocina y a su derecha al living
donde pudimos entrevistar al protago-
nista de este trabajo. Una pequeña mesa
de madera, una vieja pava que sirvió para
degustar unos sabrosos mates, libros por
todos lados ocupando cuanto mueble
hay en el living y una batería (propiedad de
su hija) fueron la escenografía de los encuentros.
Carlos “Chino” Moya: nace un militante
Carlos Moya nace en Punta Alta, Provincia de Buenos Aires,
el 26 de diciembre de 1944 en el seno de una familia de clase
media cuyos integrantes poseen marcadas tendencias polí-
ticas. Su padre infante de marina, partidario radical, furioso
antiperonista, dueño de una cantina dentro de la zona reser-
vada de la Base Naval Puerto Belgrano. Su madre italiana,
ama de casa, amante de la lectura e hija de un socialista y
una anarquista, será quien lo inicie en su amor por la lectura
y, por último, su hermano menor lo adentrará en su juven-
tud, en el mundo de la política y la militancia: [...] Los libros en
casa entraron por la vieja que era tana, italiana nacionalizada de
una familia socialista. Mi abuelo era socialista, se casó en segundas
nupcias con una anarquista, el hermano fue uno de los dirigentes
de la gran huelga de 1905, este... mi viejo era supuestamente ra-
dical, era gorila, era totalmente antiperonista. Mi vieja por el ala
intelectual socialista, era gorila, no le gustaba el peronismo y yo
no tenía mucho que ver con nada... tenía un gimnasio. Me acuerdo
que mi hermano me pide el gimnasio para hacer una reunión, él
era nacionalista del grupo Tacuara [...] y mi respuesta fue: ‘no, no
te presto un carajo, la política no, no.
2
Carlos Moya nace en Punta Alta,
Provincia de Buenos Aires, el 26 de
diciembre de 1944 en el seno de una
familia de clase media cuyos inte-
grantes poseen marcadas tenden-
cias políticas (...)
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en la militancia estudiantil, nada de lo realizado en Tucu-
mán hubiese existido: [...] te quiero decir, como vos dijiste, na-
die nace de un repollo, todo esto que yo les estoy transmitiendo,
no es que Dios me iluminó, la Virgen María, qué se yo. Todo lo
aprendí a través de personas que venían militando, que venían
del frondizismo, muchos cuadros que rompieron cuando Fron-
dizi traiciona con el petróleo, se pasan en masa digamos, se ha-
cen troskos. Toda una barra de grandes dirigentes.
5
A esta historia de lucha, militancia y persistencia le falta
el agregado emocional: la parte humana, la historia de amor
que lo llevará al norte de la Argentina [...] Y se junta los pro-
yectos políticos, la militancia, con cuestiones de tipo personal.
Yo conozco en Buenos Aires, un poco de
casualidad, en un encuentro político, a
la que va a ser mi primer mujer, la Ade-
la, con la que tengo dos hijos, la mayor
que ahora tiene 44, Eugenia, Matías tie-
ne 43 y entonces, este... la conozco acá
en Buenos Aires y empiezo a viajar, ella
estaba recibiéndose, es santiagueña, se
estaba recibiendo en la Universidad de
Tucumán [...] y bueno, empezamos a
viajar. Por eso es que siempre tuve un vín-
culo muy cercano con el ERP, lo conocía, cercano, no política-
mente sino que lo conocía. Al viajar éramos un partido único.
Siempre venía a visitarnos, se hacía el pelotudo, venía a vernos
Santucho.
6
La aparición de Adela en su vida será una de las
causas de su viaje a Tucumán, por lo tanto, no solo los inte-
reses políticos van a ser vitales para quedarse en Tucumán y
poder participar de los tucumanazos sino que su pareja se
transformará en una piedra angular para poder llevar ade-
lante los vaivenes en esos años de lucha, tanto por la cues-
tión emocional como por los vínculos que poseía Adela en
la capital tucumana, [...] yo en el caso de Tucumán tenía dos
razones muy serias a favor, una que habitualmente la izquier-
da no le da mucha pelota, que es la cuestión emocional, si yo no
hubiese tenido la compañera que tuve y no hubiese formado la
familia que tuve, no hubiese podido resistir semejante presión
de estar en un lugar que yo no, mis viejos eran de ahí, mi viejo
era de ahí, tenía todas en contra, se me cagaban de risa olím-
picamente, iba a los congresos, a las reuniones de la Federación
Universitaria del Norte que eran muy democráticos los tipos,
que me daban diez minutos, llevaba los periódicos, pero cada
vez que hablaba se me cagaban de risa en la cara, este pelotudo
quien carajo es, éramos tres [...].
7
Como menciona anteriormente el “Chino” Moya, el con-
tacto que tuvo con el ERP llegó, por un lado, de la mano de su
mujer Adela quien conocía a Roberto Santucho del ámbito
universitario tucumano, este último lideraba el Movimiento
Independiente de Estudiantes de Ciencias Económicas (MIE-
CE). Por otro lado, también, será su condición de militante de
Palabra Obrera lo que lo acercará a quienes formarán años
después el PRT-ERP. El partido trotskista Palabra Obrera en
el año 1965 va a unirse con el FRIP (Frente Revolucionario In-
doamericano Popular) para dar nacimiento al PRT (Partido
Revolucionario de los Trabajadores).
[...] Bueno, ya estando en el PRT, en esta unidad entre el
FRIP y Palabra Obrera, se forma la comisión, se hace un equi-
po, se trabaja unos meses con una dirección compartida, final-
mente decidimos hacer la unidad, parti-
cipo de esa, de ese congreso de unidad,
en ese sentido eso es lo que te da, si sos
consistente lo que te da la persistencia,
se hace si no recuerdo mal en un sindi-
cato de peluqueros, se hace el congreso
de unidad. Entonces cuando voy a viajar
para verla a Adela, viajo de La Plata a
Tucumán y viceversa, estamos un año
viajando, ahí lo conocí a Robi Santucho,
éramos parte de un mismo partido, no había
ninguna sospecha en la base de que estábamos a punto de una
división, se daba en los niveles digamos superiores de organi-
zación, estando la polémica interna de cuál era el camino a se-
guir, finalmente se combina la crisis política con una situación
especial mía, que me caso [...] nos dejamos convencer por la co-
rriente que después va a ser, a transformarse en el PRT EL Com-
batiente, de que fuéramos a Salta [...] yo estaba siempre ligado
a los cuadros que después van a ser la columna vertebral del
PRT La Verdad, los tipos no me dicen: ‘no, me largan una línea
ambigua, ‘vos andá a Salta, si en tres meses no conseguís la-
buro, te venís’… no me dijeron, ‘mirá que este que tenés al lado
te quiere llevar para cualquier lado’, en síntesis, recién casado,
la ruptura del partido nos encuentra en Salta. Eh, lo primero
que se me ocurre es viajar a La Plata, con la gente que más co-
nocía, los cuadros, los dirigentes a ver qué carajo había pasado
y qué hacía, mi idea era volver a La Plata, volver con Adela, el
matrimonio. [...] Ahí Ernesto González, que yo lo conocía por-
que tenía una gran experiencia en el mundo de la carne [...]
me hace una reunión con Nahuel Moreno y me convencen de
que no, que no tengo que venirme a La Plata, que la cosa esta-
ba más o menos bien y aprovechando los vínculos personales,
que tenía una compañera, con muchos contactos en Tucumán,
estaba muy metida en la Universidad qué se yo, me quedara
y tratáramos de reconstruir lo que era un desastre, habíamos
Todo lo aprendí a través de
personas que venían militando, que venían
del frondizismo, muchos cuadros que
rompieron cuando Frondizi traiciona con
el petróleo, se pasan en masa digamos, se
hacen troskos. Toda una barra de grandes
dirigentes.
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quedado en cero, porque Santucho más allá de las locuras que
después manifestó, en mi opinión una locura, era un gran lu-
chador [...] se queda la gente que después va a construir el PRT
El Combatiente y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP),
se quedan con todo el partido.
8
Dictadura en Tucumán. Primeras medidas de gobierno
Tras el derrocamiento del gobierno de Arturo U. Illia, el 28
de junio de 1966, destituido de la presidencia de la Nación
por el general Juan Carlos Onganía, comenzó una nueva dic-
tadura en la República Argentina, autodenominada Revolu-
ción Argentina. En Tucumán el gobernador Lázaro Barbieri
fue obligado a renunciar. El 21 de agosto de 1966, el Minis-
tro de Economía, José Néstor Salimei,
mediante el decreto 16.926, anunció
el cierre y desmantelamiento de sie-
te fábricas azucareras tucumanas y la
reducción de producción de azúcar. En
1966, en gran parte de la Argentina,
ante la instauración del régimen vis-
lumbró un clima de desconcierto entre
los sectores populares. En este contexto
Carlos “Chino” Moya recuerda que para los
festejos del 9 de julio de 1966, Onganía viaja a Tucumán para
celebrar los 150 años de la declaración de la independencia, y
es recibido con una gran ovación popular [...]. Empezamos a
construir, en un contexto donde Onganía estaba muy sólido
Los tucumanos reciben con bombos y platillos a Onganía…
Dentro del propio peronismo había un rum rum de que Onga-
nía podía ser un nuevo Perón [...] la burocracia le daba un cré-
dito.
9
Sin embargo, a partir de las políticas racionalizadoras
en la economía de la provincia, junto al accionar represivo
de la Revolución Argentina, gran parte de los sectores popu-
lares fueron descubriendo las verdaderas intenciones de la
dictadura. Tucumán sufrió un retroceso demográfico como
nunca antes en su historia. Con esto, las bases del movimien-
to obrero azucarero perdían cada vez más fuerzas. [...] Para
el 68 Onganía había derrotado prácticamente al movimiento
estudiantil, que era de los más combativos. Prácticamente no
hay grandes luchas en el país. [...] entonces en el 68, caigo en
Tucumán y no pasaba absolutamente un carajo, salvo luchas
defensivas con la soga al cuello en poblados, me dijeron tra-
tá de consolidar un grupo. Humanidades en esa época estaba
pegado a Arquitectura, entonces a través de mini asambleas,
algún acontecimiento, los periódicos, vas conociendo alguna
gente. Teníamos algunos contactos más, pero éramos nada y
no pasaba nada. Ya tenía ganas de volverme. [...] Había un frío
casi absoluto, viste. Muy poca venta del periódico, éramos más
bien un núcleo de amigos. Nada hacía prever el terrible despe-
lote que iba a venir después.
10
Gran parte de la población había tenido que migrar en
busca de nuevas fuentes de trabajo. Por esta razón, las fuer-
zas del movimiento obrero se encontraban numéricamente
diezmadas. [...] Tucumán fue una excepción a la norma mar-
xista clásica de que el sujeto histórico es el proletariado, es el
movimiento obrero que arrastra tras de sí a las clases explo-
tadas: campesinos, clase media, baja ¿Por qué te digo esto? El
milagro que significó en una provincia que cuando cerraron 11
ingenios y se tienen que exiliar, digamos de la provincia tienen
que irse del lugar 240.000 o 250.000 ciudadanos con una
derrota física de la principal columna ver-
tebral del movimiento obrero que era la
FOTIA [...] En el tucumanazo hay una
situación excepcional que es el rol del
movimiento estudiantil y de la intelec-
tualidad, en un lugar donde específica-
mente la clase obrera fue derrotada.
11
Esos primeros años de la dictadura de
Onganía, que cambiaron profunda-
mente la estructura social de la provincia
y generaron un trasfondo de miseria y rebelión, son los que
marcarán un antes y después en las luchas tucumanas. [...]
Pero esa es la contradicción, la que cuesta ver: cómo con un
movimiento obrero debilitado de tal manera que pierde física-
mente, física, cuantitativamente, un ejército. Es como que si yo
tengo un ejército de 500.000 tipos y se me van 200.000 per-
sonas, eso por más vueltas que les des, es una derrota objetiva
y acá el ejército obrero digamos, tuvo una derrota objetiva. Si-
guió pataleando y siguió luchando.
12
El levantamiento social del 69
El año 1969 encuentra a Carlos Moya asentado en Tucumán,
con su partido dividido e intentando conformar una nueva
fuerza política en un contexto de quietud. Su orientación
siempre se había focalizado en el movimiento obrero, por
eso, y debido a los contactos de su esposa, ingresa a trabajar
en la fábrica PANAM [...] era como sacarse la grande, como
sacarse la lotería, por los contactos de mi mujer. No entraba
ni el loro, ¿te imaginás? miles de desocupados, una nueva fá-
brica. Y me hicieron salir, acá el gran objetivo tuyo es la uni-
versidad.
13
Así es como pasa a concentrar su militancia en la
Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Adela, su mujer,
era militante del centro de Humanidades de Tucumán y con
ayuda de Rosa Nassif (del PCR y dirigente del centro de estu-
Para el 68 Onganía había derrotado
prácticamente al movimiento estu-
diantil, que era de los más combativos.
Prácticamente no hay grandes luchas
en el país.
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diantes), amiga de Adela, logró, instalarse en el movimien-
to universitario. [...] ahí empieza, siempre hubo resistencia
porque había autoritarismo en las aulas, había proyectos de
arancelamiento, de semi privatización, de lo que vino después,
cerrar los comedores, de restringir la universidad. Y en el 69
empiezan a desarrollarse en todo el país, una serie de acon-
tecimientos que llevaron a lo impensado, vino por cuestiones
democráticas, la muerte de Cabral en Corrientes, la muerte de
Bello después en Rosario [...]. Se golpeó simultáneamente: Co-
rrientes, Rosario, Córdoba y Tucumán a diferencia de lo que de-
cían los milicos, que decían que era un plan sistemático, fue un
zapallazo.
14
En Corrientes la dictadura intentó privatizar los
comedores universitarios. Los estudiantes con el apoyo de la
CGT correntina organizaron manifesta-
ciones, donde resultó asesinado Juan
José Cabral, estudiante de 4º año de la
carrera de Medicina, tras una brutal re-
presión. En Tucumán los actos de re-
pudio no se hicieron esperar. Frente
a esta situación, la ausencia de una
estructura partidaria y contacto con
la dirigencia de Buenos Aires com-
plejizaba las cosas para el “Chino,
sobre todo en esta coyuntura de le-
vantamientos sociales. Sin embargo
nada impidió que este pequeño grupo, con una incipien-
te organización se pusiera al mando de lo que vendría.
En el caso de Tucumán, digo cómo se da vuelta la taba. Si vos
tenés una estructura militante, un partido detrás, teórica y
prácticamente, podés pedir socorro, que venga un compañero
a darte una mano. Y después la audacia, si querés la locura,
me hago cargo, mi audacia, mi locura. Porque yo era el respon-
sable, estábamos tan huérfanos de contacto, yo creo que ni la
radio escuchábamos, ni fax, ni teléfonos, ni un carajo.
15
Es así
que los actos en repudio por el asesinato de Cabral no se
hicieron esperar. Como no estábamos seguros de la certeza
de que Cabral, si ese chico había muerto, nos quedamos toda la
noche esperando las primeras ediciones de La Gaceta, que es
el diario más importante de Tucumán. Certificamos, lo vamos
a comprar. Salía a las 2, 3 de la mañana, no me acuerdo.
16
Al
tener la certeza de la muerte de Cabral empiezan a re-
dactar un volante convocando a los estudiantes a un paro
universitario. La convocatoria la firmaban como MAU
(Movimiento Antiimperialista Universitario), nombre
tomado de una agrupación de La Plata (Movimiento de
Arquitectura y Urbanismo) y aggiornado para la nueva co-
yuntura, ya que no se podían presentar como militantes
del PRT La Verdad debido a las disposiciones de la dictadura
de Onganía. [...] Hacemos un volante del MAU, será así, una
carilla: La dictadura se ha cobrado otra víctima, el Movimiento
Antiimperialista Universitario convoca a todos los estudiantes
a un paro universitario general en toda la ciudad de Tucumán,
a una concentración en la Central de la Universidad tucuma-
na, donde está el rectorado, que está sobre la calle Lamadrid,
ta-ta-ta, hacemos el volantito, lo imprimimos.
17
De esta manera inicia, casi sin pensarlo, el cami-
no hacia un levantamiento universitario, con gran
apoyo vecinal, inserto en un movimiento nacional,
que finalizará con la caída del gobierno de Juan Car-
los Onganía tras el levantamiento que más relevancia
cobró, el de la ciudad de Córdoba,
logramos parar, con nuestra propia
responsabilidad siendo cuatro, cinco
tipos, seis tipos. Somos los primeros
que con un volante, cuando lo matan
a Cabral, paran la Universidad de
Tucumán. Hacemos la manifestación
contra el Partido Comunista que que-
ría impedir que yo fuera a donde yo no
tenía nada que ver, como Ingeniería.
Te puedo asegurar, no es una fanto-
chada, ni una fanfarronada, nosotros
(...) logramos parar la Universidad de Tucumán. Me acuer-
do que vamos, todos tenían un cagazo bárbaro porque yo
era el más formado. El resto tenía un miedo bárbaro ¿viste?
Era gente nueva. De movida me para un burócrata del PC,
bien Stalino: ¿Vos qué hacés acá, Chino?”, ya me conocían,
“y vos Chino ¿Qué hacés acá?” Vamos a hacer una hablada
en los cursos y vamos a parar la facultad. “Vos no tenés nada
que hacer acá.
18
Con los tres o cuatro que me acompañaban,
les pido permiso, estaban por dar exámenes en un gran sa-
lón, siempre me acuerdo de eso, le pido permiso al profesor.
“Quiero hablar. Quiero decir unas palabras por la muerte del
compañero en Corrientes”. Estaban todos los tipos prepara-
dos para el examen, creo que hablé cinco minutos: “No hay
mucho que hablar acá, la dictadura se cobró una víctima,
tenemos una dictadura y hay que voltearla, hay que luchar
contra ella. Hay que reivindicar la muerte del compañero.
Eran esas carpetas con esos soportes que hacen ruido cuando
los cierran, de metal. Y empezaron trac-trac-trac, se levantó
a la mierda todo el curso. Fuimos a otro y a otro y ahí nos
juntamos 500, una cosa así. Hicimos lo mismo a la tarde, así
se empezó a salir a la calle, empezó el quilombo.
19
La huelga
estudiantil fue acatada ampliamente por los estudian-
La dictadura se ha cobrado otra víctima,
el Movimiento Antiimperialista Univer-
sitario convoca a todos los estudiantes
a un paro universitario general en toda
la ciudad de Tucumán, a una concen-
tración en la Central de la Universidad
tucumana (...)
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Revista de Historia OralRevista de Historia Oral
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tes tucumanos. Los actos se multiplicaron por distintos
puntos del centro de la ciudad.
Varios sacerdotes tercermundistas pertenecientes a di-
ferentes parroquias de la capital tucumana “iniciaron” las
protestas posteriores a los asesinatos de Cabral y Bello, en
Corrientes y Rosario respectivamente, realizando el 26 de
mayo una misa continuada por una marcha del silencio en
repudio a estos asesinatos. (...) Nosotros éramos tan sec-
tarios, tan boludos que los más zurdos esperamos afuera, no
entramos a la Iglesia, pero era una iniciativa de los curas. En
el 69 era una especie de ensayo general dirigido por la Iglesia,
por los curas tercermundistas, después de toda la movida que
habíamos hecho nosotros.
20
Durante el ser-
món, Juan Ferrante expresó (...) hoy los
cristianos tenemos que dar testimonio
de las enseñanzas de Cristo, para que el
combate que libran los estudiantes no
sea en vano, pues si queremos hacer una
revolución, tenemos que hacerla hasta el
fin, y si caen algunos que su sangre sea
la semilla liberadora.
21
Luego de la cele-
bración, miles de personas marcharon
hacia la Plaza Independencia en una
manifestación de silencio, pidiendo por
la libertad de los detenidos en las movili-
zaciones de los días anteriores. La respuesta de las fuerzas
policiales fue inmediata, reprimiendo con palos y gases. Mu-
chos de los estudiantes lograron escapar gracias a los vecinos
que los recibieron en sus casas. El quilombo grueso en el 69, se
da después de una misa, por las víctimas, creo que por Cabral y
Bello, ya me perdí, viví 8 años en Tucumán, estoy medio perdi-
do, en la Iglesia de San Gerardo, un montón, realmente mucha,
mucha gente. Los curas dicen que no había que llevar ni carte-
les, ni nada, era una marcha del silencio, aceptamos y mien-
tras marchamos silenciosamente por la… frente a la casa de la
independencia, la 9 de Julio, nos dieron con todo, una represión
terrible, te tiraban las bombas de gases, acá está Villalba, a ese
lo mataron con una bomba de gas, a ese chico de 20 años, y
bueno ahí empezó la resistencia. Nosotros nos replegamos ha-
cia la central, luchamos, incluso voltean canas de los caballos
(...) empiezan ahí a aparecer las primeras barricadas, en una
situación que va a marcar lo que va a venir después, lo que es el
apoyo, más que de la clase obrera organizada de la clase obrera
inorgánica, de la clase media del centro de la ciudad de Tucu-
mán, de San Miguel, nos refugiamos, nos abren las puertas,
nos dan materiales, camas viejas, muebles, diarios, nos dan
de comer, permiten que vayamos a las terrazas (...). Y con lo
provisto por los vecinos empezamos a hacer unos barricadores
de la gran puta. No había luz como ahora, la automática, es-
taban los foquitos, y con las hondas los hacíamos mierda. Y ahí
empezó una inmensa resistencia que nos va a servir después,
en el 70”.
22
El haber sido uno de los protagonistas de las revueltas de
mayo le traerán, tiempo después, consecuencias poco felices
al Chino Moya. Al producirse el asesinato del dirigente sin-
dical Augusto Timoteo Vandor (26/02/1923-30/06/1969), el
gobierno nacional decreta el estado de sitio. Bajo este pre-
texto muchos de los manifestantes son encarcelados y pues-
tos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Carlos Moya
recuerda la madrugada de su detención:
Señor Moya, señor Moya, el señor co-
misario quiere hablar con usted, “linda
hora para hablar conmigo” le digo, “está
bien, entonces voy […] y dejo el arma
sobre la mesa y le abro la puerta a los
tipos. Cuando entran, la patota, había
uno que medía como dos metros, este
me caga a trompadas, me dobla, el tipo
gigante, miran, lo primero que miran es
el bufo, bue para qué, se tiraron, se fue-
ron de vuelta para el pasillo, como eran
casas viejas que tenían la cocina afuera, el
baño afuera, se escondieron en el baño y el que dirigía el ope-
rativo le temblaba la voz, decía, “señor Moya, señor Moya no-
sotros venimos en son de paz”.
23
En esa ocasión es trasladado
al cuerpo de bomberos junto a varios militantes, donde los
retienen aproximadamente unos diez días. [...] un compañe-
ro ligado al ERP, Yeye Martinelli, es el primero que se sube a
una silla y hace un discurso, estábamos todos presos, se dirige,
nos podríamos haber ido, la verdad que nos podríamos haber
ido, los tipos lo aplaudían. Después sigo yo “la lucha nuestra es
la lucha de ustedes”. Ahí la pasamos liviano, como no querían
quilombos y los despelotes seguían, creo que para el 9 de julio
nos largan.
24
Las medidas de lucha tanto obreras como estudiantiles
desataron manifestaciones espontáneas de la población ci-
vil. Carlos Moya, aludiendo a los hechos del 69 en Tucumán,
marca la importancia de las acciones espontáneas o de semi
espontaneidad de un gran colectivo anónimo: [...] el apoyo
de una clase obrera inorgánica, porque los que nos abrían la
puerta eran obreros, eran maestras, judiciales, empleados
públicos, jubilados, ¿entendés? Ya ahí se empieza a pergeñar
esta simbiosis, un proceso de fusión donde no hay una distin-
ción clara entre dirigentes y dirigidos. No había ninguno que
Nosotros éramos tan secta-
rios, tan boludos que los más zurdos
esperamos afuera, no entramos a la
Iglesia, pero era una iniciativa de los
curas. En el 69 era una especie de en-
sayo general dirigido por la Iglesia, por
los curas tercermundistas, después de
toda la movida que habíamos hecho
nosotros (...)
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la tuviera precisa [...] Tampoco había un gran nivel político,
no crean, la consigna era: abajo la dictadura militar, gobier-
no democrático, tampoco había grandes sueños de gran de-
mocracia, tampoco estaban por el socialismo, no sabían qué
mierda era el socialismo [...] La esencia era que querían ir a
confrontar, era una batalla campal extraordinaria, podríamos
haber tenido más muertos, esa es la verdad, hubo mucha suer-
te, salvo por este pobre compañero Villalba.
25
El Tucumanazo
El estallido tucumano de 1970 no inicia como respuesta a
asesinatos, tal lo ocurrido en el año 1969. Esta vez el conlicto
se concentrará en la Universidad de Tucu-
mán debido al cierre del comedor es-
tudiantil por parte de sus autoridades.
Para ese entonces la UNT contaba con
una población muy numerosa, sien-
do la más importante de la región del
Noroeste argentino. El porcentaje ma-
yoritario de los estudiantes provenían
de las provincias aledañas del interior
de la provincia de Tucumán, por lo que
el comedor estudiantil se convertía en
imprescindible para que pudieran finali-
zar sus estudios. En el 70 esta cuestión no arranca con muer-
tes, sino con un detalle si se quiere menor, había un comedor en
el centro de Tucumán, en la calle Muñecas al 200, que era un
nicho, digamos, un lugar de privilegio de los caciques provin-
ciales, de los caudillos de las provincias. Según mis datos, eran
13.500 estudiantes en esa época, Silvia Nassif plantea 10.000.
Entonces de esos 13.000, tenían acceso al comedor 350, con
toda la furia 400 comensales ¿Cómo entrabas al comedor?
Porque tu viejo había sido caudillo radical o lo que carajo sea,
entonces tocaba a tal tipo del gobierno, de la universidad y se
pagaban dos mangos, era un regalo.
26
La politización de los
comensales del comedor fue lenta, o más bien conveniente,
ya que su participación durante las luchas del año 1969 ha-
bía sido bastante reducida, pero se vieron obligados a mo-
vilizarse en el 70 al ver que el número de plazas otorgadas
era muchísimo menor que las solicitadas. El presupuesto
acordado por el rectorado se había agotado y no habría de
alcanzar para cubrir los gastos de los meses de noviembre y
diciembre: [...] a los tipos les chupaba un huevo, ellos querían
tomar la sopa, recibirse, decían que no eran políticos, que eran
apolíticos y la mar en coche. Bueno, a ellos también les llegó
a cada chancho, le llega su San Martín. Empiezan los recortes,
entonces empieza a haber dificultades para financiar el come-
dor con la amenaza cierta, de hecho se paraliza al punto de que
no tienen, no hay fondos para mantener el comedor. [...] Ese
comedor que nos había dejado en pelotas en el 69, de repente
cierra, se le agota el presupuesto y cierra. Vamos un grupo de
compañeros, entre ellos Yeye Martinelli, yo y otros, una larga
lista. Muy humildemente les decimos, ‘muchachos nosotros
queremos colaborar’. A mí ya me conocían del 69, aparte sa-
bían que había estado preso, y la respuesta fue de los dirigen-
tes, que eran muy centristas: ‘bueno, está bien, pero no pueden
hablar’. Nosotros como flor de hijos de puta que éramos les diji-
mos que estaba bien. No hablamos un día, no hablamos dos, al
tercero estábamos haciendo un quilombo bárbaro.
27
En este contexto es cuando cobran
fuerza las coordinadoras estudiantiles
que nucleaban a estudiantes de dife-
rentes ramas políticas. En todas se res-
piraba un aire altamente asambleario,
donde cualquiera podía tomar la pa-
labra sin que ningún partido u organi-
zación pudiese imponer su hegemonía
[...] había un banco de plaza en el patio
cerrado de la universidad, que ellos lla-
man la universidad central del rectora-
do, hablaba todo el mundo y hablaba el que
se le cantaba las pelotas: La Vanguardia Comunista, el ERP, lo
que sea. Se tiraban los volantes, se decía cualquier barbaridad
en un banquito de plaza, llegaba una hora y la gente, el públi-
co digamos, los ‘supuestos no conscientes’, nos daban la espalda
y empezaban a hacer con las palmas y arrancaban hacia la ca-
lle porque lo que querían era pelearse con la policía.
28
Los estudiantes intentaron sin éxito entrevistarse con el
interventor de la UNT para exponer sus reclamos. La unión
entre estudiantes y trabajadores de la universidad crecía con
el paso del tiempo. Entonces la primera medida que tomamos
fue pedir ayuda a los comerciantes de la zona, a los vecinos
para hacer una olla popular, mantener el comedor con los fon-
dos de la población del centro. Tenemos una gran receptividad,
y ese comedor ‘apolítico’, que se había hecho el otario frente a
los problemas, empieza a transformarse en centro de reunión
de casi todo el activismo, que no era fuerte.
29
Para ese momento, el comedor de la calle Muñecas se
transforma en un lugar de debate político, donde ya no solo
se discutía sobre cómo resolver el problema del desfinancia-
miento de la UNT o el cierre del comedor sino que los de-
bates giraban en torno a estrategias políticas para enfrentar
al gobierno nacional. Aparecían militantes de las diferentes
corrientes políticas y cada una exponía sobre cómo enfrentar
Tampoco había un gran nivel político,
no crean, la consigna era: abajo la dic-
tadura militar, gobierno democrático,
tampoco había grandes sueños de gran
democracia, tampoco estaban por el
socialismo, no sabían qué mierda era el
socialismo (...)
29
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral
29
al gobierno. Creo que eso fue una cosa a favor; que la debilidad
del conjunto de las fuerzas militantes de izquierda, del pero-
nismo, del radicalismo, de los cristianos; facilitó un mejor en-
cuentro en el comedor. Empezó ahí, ese comenzó a ser un cen-
tro de concentración de la protesta y era el comedor en unas
horas y la sede de la universidad. Hemos llegado a hacer tres
marchas por día.
30
El 4 de noviembre los estudiantes, reunidos en asam-
blea, decidieron continuar con el paro por tiempo inde-
terminado. Esa misma noche estudiantes y no docentes
marcharon hacia la Plaza Independencia bajo cánticos
y consignas que invitaban al resto de la sociedad de la
capital tucumana a sumarse a la lucha.
A las protestas de estudiantes, obre-
ros, docentes, entre otros, hay que
sumarle otro factor: el conflicto ha-
cia dentro de las fuerzas del orden.
venes oficiales pedían mejoras sa-
lariales y amenazaban con facilitar
información a las grandes masas. Re-
cuerda el Chino Moya la actuación de
la policía provincial con motivo del
Tucumanazo: Venían los agentes policia-
les, todos cagados de miedo ‘muchachos, muchachos, ¿podemos
tirar un volante?’ estaban con la huelga, con reclamos. Noso-
tros les decíamos ‘si, tiren los volantes que se les cante las bo-
las’. Hicimos una especie de acuerdo ahí, tiren los volantes acá,
nadie los va a tocar [...] llegaba una hora, la cana cumpliendo
con su huelga, se iban a la mierda. El comisario les decía ‘ven-
gan para acá cagones de mierda, quedate vos’ le decía. Los ne-
gros se metían en los jeeps y se iban a la mierda.
31
Frente al ascenso de las luchas populares ya descritas,
el gobierno de Carlos Imbaud, gobernador interventor de
la provincia, debía atender a varios frentes de batalla en si-
multáneo. En este contexto, los diferentes gremios obreros,
apoyados por el movimiento estudiantil, se preparaban para
llevar a cabo el paro convocado para los días 12 y 13. Sin em-
bargo, producto del grado de conlictividad existente en la
provincia de Tucumán, la pueblada se produjo con dos días
de antelación a la huelga convocada. El Tucumanazo fue una
semi-insurrección, porque no había posibilidades de tomar el
poder. [...] se va imbricando en un concepto de totalidad que
la clase obrera puede estar derrotada y golpeada, muy golpea-
da en un lugar, pero si el conjunto de la clase obrera sigue, el
conjunto protege. Yo creo que si en el conjunto de país, eso es
una idea de Ernesto Gonzales, no hubiese habido este ascenso,
a nosotros nos fusilan.
32
Una ciudad en manos de los estudiantes universitarios
El Tucumanazo fue un levantamiento popular que duró
cuatro días, del 10 al 13 de noviembre. Asimismo se podría
dividir en dos etapas según la participación de los distintos
sectores de la población en esos días de conlictos: 10 y 11 de
noviembre, con una marcada movilización de los y las estu-
diantes; y una segunda etapa en donde las huelgas del 12 y
13 movilizan masivamente a trabajadores y desocupados.
En los hechos se expresó y articuló un “frente social anti-
dictatorial” a través de la lucha en las calles con métodos de
acción directa en el enfrentamiento con las fuerzas repre-
sivas de la dictadura. Se utilizaron bombas molotov, palos
y piedras y se construyeron barricadas
con la colaboración de los vecinos. [...]
una ciudad en manos del movimiento
estudiantil, de sectores del activismo
obrero (estos medio de la vieja resisten-
cia peronista), sectores combativos, que,
sobre todo de los vecinos, del casco cén-
trico que eran una clase media te diría,
relativamente acomodada: maestros,
profesores, bancarios, comerciantes [...]
sería un error creer que la dirección era
una dirección monolítica.
33
La mecha se encendió en el comedor universitario y
desde allí se propagó a gran parte de la ciudad. Un radio de
entre 64 y 90 manzanas fue tomado por los sectores popula-
res. El martes 10 de noviembre, luego de 13 días de protestas
en las calles por falta de solución al problema del comedor
universitario, cientos de estudiantes ocuparon las calles
Mendoza, Maipú, San Martín y Muñecas, sentándose en las
esquinas e impidiendo el paso de los vehículos. La policía no
dudó en desalojar a los estudiantes reprimiendo con gases y
un camión hidrante que había sido adquirido recientemen-
te. [...] fue la chispa que generó el incendio, el humo y los cho-
rros de agua de las bocas de incendio abiertas en cada esquina
para mitigar el ardor de los gases [...].
34
Al llegar la noche un
nutrido grupo de manifestantes se dirigió hacia la Casa de
Gobierno mientras la policía recibía la orden de replegarse.
Esa circunstancia fue aprovechada por los primeros para ata-
car la Casa de Gobierno a pedradas rompiendo los vidrios de
la misma. Finalmente la muchedumbre es dispersada por la
policía.
35
Vale agregar que también el accionar del ejército
fue llamativa para los protagonistas de los levantamientos
[...] el Quinto cuerpo del Ejército en Tucumán, en esa época ha-
bía colimbas, conscriptos, que venían sobretodo del noroeste y
los tipos dijeron ‘si sacamos a los conscriptos a la calle se pasan
En los hechos se expresó y articu-
ló un “frente social anti-dictatorial”
a través de la lucha en las calles con
métodos de acción directa en el
enfrentamiento con las fuerzas re-
presivas de la dictadura.
Voces Recobradas
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Voces Recobradas
30
al lado de los quilomberos’, digamos, de la gente. Se auto
acuartelaron, se encerraron, quedó la ciudad en nuestras
manos.
36
Pese al esfuerzo del gobierno provincial para controlar
la situación, durante el miércoles 11 de noviembre se suce-
dieron violentos enfrentamientos en el centro de la ciudad.
Al caer la tarde, la policía se replegó, circunstancia que fue
aprovechada por los jóvenes para rehacer sus barricadas en
casi todas las esquinas del centro. Al anochecer [...] se tenía la
sensación que todo el centro de la ciudad había sido retomado
por los estudiantes, que controlaban cuadra por cuadra, a tra-
vés de verdaderas fortificaciones.
37
Esa misma noche, una comisión
obrero-estudiantil se entrevistó con
Imbaud en la Casa de Gobierno. Se
pactó una tregua destinada a realizar
negociaciones pero bajo la consigna
de que “cuadra tomada era cuadra
defendida. Esto mostraba el nuevo
grado en la relación de fuerzas, hecho
que sirvió también para pedir la libe-
ración de todos los manifestantes de-
tenidos (se calculan entre 60 y 90 según diferentes fuentes)
[...] hay una negociación, el gobernador tenía una guardia de
20 canas, porque por la huelga policial se borran, lo dejan en
pelotas, además el ejército está encerrado y nosotros copamos
prácticamente, rodeamos la casa de gobierno con barricadas,
con fuego y que se yo. Y el tipo, bastante valiente Imbaud [...]
había traído a los presos que estaban en la central de Policía
y los había puesto en la propia casa de gobierno, en el sótano,
entonces fuimos con una lista [...] y sacamos 100 detenidos.
38
Pueblada y huelga del 12 y 13 de noviembre
La pueblada tucumana empalmó el 12 y 13 de noviembre
con el paro de la CGT y la CGT de los Argentinos. Esta era
la tercera huelga contra el gobierno de Levingston quien
había reemplazado a Onganía. En Tucumán, el paro nacio-
nal se cristalizó a través de la conluencia obrero-estudiantil.
Durante dos días no funcionó el transporte y tampoco otros
servicios. La medida no solo se desarrolló con fuerza en la ca-
pital tucumana sino que también hacia el interior de la pro-
vincia. Sin embargo, fue en San Miguel donde transcurrieron
los mayores enfrentamientos entre huelguistas y las fuerzas
represivas provinciales, de hecho, estas fueron reforzadas
con un contingente de 70 motociclistas de la Policía Federal
y soldados del Regimiento 28 Monte Escuela de Tartagal, “es-
pecializados en la lucha antiguerrillera. En esa oportunidad,
el Ejército participó de la logística de la represión de las ma-
nifestaciones populares, bajo el mando del jefe de la Quinta
Brigada, el coronel Jorge Rafael Videla.
Durante la mañana y la tarde del 12 de noviembre se ex-
tendieron los enfrentamientos en varios puntos de la capital
provincial. Al finalizar la tarde, la policía pudo controlar la
situación. Los huelguistas abandonaron sus posiciones lan-
zando piedras y bombas molotov. El viernes 13 de noviem-
bre ocurrieron los mayores enfrentamientos. Se actuaba en
diferentes puntos de la ciudad en acciones relámpago para
dispersar a las fuerzas represivas. Las revueltas estaban or-
ganizadas principalmente por estudiantes, militantes políti-
cos y dirigentes de la CGT de los Argenti-
nos. El acompañamiento de los vecinos
a los manifestantes era casi pleno ante
el recrudecimiento de la violencia por
parte de las fuerzas represivas para
con los estudiantes: Hicimos un acuer-
do previo a todos los quilombos con la
CGT, que era muy chiquita [...] Había
sectores obreros colaborando, pero no
eran lo fundamental, lo fundamental era
el movimiento estudiantil universitario, secundario y la gente
inorgánica de los barrios que nos permitía subir a las terrazas,
nos daba elementos, nos protegía, nos daba de comer.
39
Como
consecuencia de la pueblada, días después renunciará el
rector-interventor de la Universidad Rafael Paz. También
debió dejar su cargo en febrero de 1971 el gobernador-
interventor Carlos Imbaud.
Durante el Tucumanazo de 1970 se desarrollaron algu-
nos elementos y rasgos propios de los “azos”, aunque se lo-
gró la unidad de acción y se expresó un grado avanzado de
organización popular, el desarrollo del Tucumanazo mostró
ciertos límites en cuanto a los objetivos finales de la puebla-
da. Pese a que la Casa de Gobierno, lugar estratégico de resi-
dencia del poder político, se encontraba casi desguarnecida,
los manifestantes, aunque la apedrearon masivamente, no
intentaron tomar el recinto. En palabras del Chino Moya [...]
no había posibilidades de tomar el poder [...] y yo en ese sentido
estaba, fui uno de los tipos, había grupos de aventureros que
querían ocupar la casa, no sabíamos si eran del servicio, algu-
na gente ligada al PC, yo les preguntaba: ¿Y qué hacemos con
la Casa de Gobierno? “Formamos un gobierno en esta coalición
democrática, ¿ah sí? ¿Con qué fuerza? ¿Qué sector del ejérci-
to nos apoya? ¿Qué sector de la policía nos apoya? Nos iban a
hacer mierda, en eso hubo mucha sensatez [...] ¿Por qué no se
animaron a hacernos mierda? ¿Matarnos, hacernos mierda
(...) se tenía la sensación que todo el
centro de la ciudad había sido retomado
por los estudiantes, que controlaban
cuadra por cuadra, a través de verdade-
ras fortificaciones.
31
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral
31
físicamente? Porque el conjunto de la clase obrera estaba en
ascenso, el paro de 36 horas donde empalma el Tucumanazo,
etcétera.
40
Los estudiantes tucumanos continuaron unidos en
sus protestas. Para presentarse a rendir exámenes finales
pusieron como condición la libertad de los detenidos, la
ampliación del comedor universitario y la solución a los
problemas de los trabajadores no docentes. Ante la falta
de respuesta, el 4 de diciembre decidieron ocupar la ma-
yoría de las facultades. La reacción de la dictadura, a través
del nuevo rector interino, Dardo Colombres Ugarte, fue
denunciar la ilegitimidad de la ocupación de las instala-
ciones universitarias. A los pocos días las
autoridades de la universidad debie-
ron pagarles a los empleados del co-
medor universitario las horas extras
trabajadas. Los resultados de la lucha
se volvían palpables.
Por último, en cuanto a la situación
del comedor, se pudo llegar a un acuer-
do para obtener más lugares para co-
mensales [...] con el comedor saltamos
de 350 plazas a 3.500, decuplicamos la
cantidad de plazas. [...] Como no había lugares se hizo una li-
citación con restaurantes para cubrir el aumento de las plazas.
Y se empezaron a construir dos comedores alternativos de ese
primero de la calle Muñecas.
41
Como cierre de esta etapa hay que destacar que pese
a la represión continua por parte de la dictadura, los es-
tudiantes siguieron organizándose. De hecho se plan-
teaban diferentes formas de organización a partir de la
experiencia del Tucumanazo de 1970. El Chino Moya re-
cuerda el accionar democrático que se dio hacia dentro
del comedor universitario [...] se hace un proceso electoral,
ahí metemos a dos compañeros, a dos salteños, el colorado Kramer,
judíos eran los chicos, y Marquitos Seitune, eran nuestra gente
en esa lista [...] e imponemos el 100% del programa trotsko,
que era el programa nuestro de transición contra todo ultraiz-
quierdismo, que nosotros denominamos en esa época “poder
estudiantil”. Que era posible ganar esferas de poder en la uni-
versidad, no eran imposibles. Y esas consignas de poder estu-
diantil eran: control de becas (la comisión con otros estamen-
tos controlaba quién merecía la beca para comer y quién no),
control de las licitaciones (qué se compra, cuánto se compra,
qué calidad), participación de los no docentes (los que labu-
raban ahí podían opinar en las asambleas) y que ese comedor
estaba al servicio de las luchas del pueblo tucumano.”
42
De Tucumán a Caseros
A continuación podremos conocer, en un relato en primera
persona, el accionar de las fuerzas represivas en noviembre
de 1970:
Mirá, en el 70 hay un proceso represivo, ya esa misma no-
che, después de esa noche caen equipos especiales de la Federal,
viene la Gendarmería de Salta o Jujuy, no me acuerdo ahora,
no era el ejército era la gendarmería, y empieza un proceso re-
presivo y esa misma noche después de todo ese quilombo, nos
meten en cana, van a mi casa, que fue un error, porque nos ha-
bíamos metido en una casa que parecía que el tipo era monto-
nero, el tipo estaba temblando que había materiales no nor-
males digamos, no?, entonces con mi com-
pañero que es Daniel Bilone, dijimos,
estábamos a una cuadra y media, nos
arriesgamos y vamos a la casa, estamos
un rato ahí y después rajamos, y nos
quedamos dormidos, y nos patearon la
puerta, nos metieron un bufo en la cabe-
za, palo. Nos detuvieron a disposición
del PE, con ese quilombo, tenían un ca-
gazo, más cagazo los canas que noso-
tros. Ahí como tenían miedo que la gente
nos fuera a rescatar, nos deciden trasladar a Santiago del Este-
ro y de ahí de Santiago a Capital, Santiago-Córdoba-Capital,
eso no lo sabíamos. Ahora cuando nos trasladan, nos trasladan
en celulares, en esos viste para trasladar a los presos, de muy
mala onda, un tipo con una ametralladora adentro, que no hi-
ciéramos señas, que no habláramos, que no dijéramos nada, y
en medio del campo, serían las 6 de la mañana, empezaba a
aclarar, qué se yo, en los cañaverales, cerca del límite con San-
tiago,todo el mundo abajo, la puta madre,todo el mundo
abajo, bajamos y había a 30, 40 metros, camionetas civiles y
al costado de la ruta, sobre el páramo que no había absoluta-
mente nada, cinco tipos con las ametralladoras con agujeritos,
esa que son para refrigerar “avancen, avancen. Un mete bom-
ba, que era “peroncho, me susurra al oído “Chino hay que pirar,
hay que rajar” lo miro, miro al campo ¿Adónde carajo querés
rajar?” y hay que ver si no estaban esperando eso. Estaba todo
el mundo nervioso: los canas estaban nerviosos, nosotros, to-
dos los boludos que estuvimos ahí, todos pensamos que nos
iban a liquidar, hay uno que después se fue a Canadá, Rodrí-
guez Anido, que era abogado de la CGT de los Argentinos, esta-
ba en el testimonio de Silvia Nassif no sé porque lo borró, pero
era coincidente casi en un 100% de lo que yo pensaba, pensá-
bamos que nos iban a matar, es así, con todos los que yo hablé,
entonces teníamos que caminar esos 30 metros y yo ya estaba
(...) estábamos a una cuadra y
media, nos arriesgamos y vamos a la
casa, estamos un rato ahí y después
rajamos, y nos quedamos dormidos, y
nos patearon la puerta, nos metieron un
bufo en la cabeza, palo.
Voces Recobradas
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Voces Recobradas
32
sintiendo las balas en los riñones, la verdad, estos nos liquidan,
nos aplican la ley de fuga. No, llegamos, yo en ese entonces fu-
maba, le pido un faso a un milico, estaban todos cagados de
miedo, los que estaban con la metra, todos tenían miedo, era
una situación, no es fácil, es como una situación de guerra, una
situación excepcional ¿no? Le pido un cigarrillo, por poco nos
caga a tiros la guardia de la frontera de Santiago del Estero
porque estos tipos no respetaron, no pararon, no dijeron quié-
nes eran, pasaron derechito viejo echando putas y bueno de ahí
nos llevaron a la comisaría, a una seccional de Santiago y a las
horas, no me acuerdo, creo que estuvimos una noche, nos me-
tieron en el aeropuerto, hicimos escala en Córdoba y ahí nos
llevaron a Coordinación Federal. Después
de Coordinación Federal que era un de-
sastre, que pensábamos que íbamos a
estar jodidos ahí, ahí, escuchabas, el
problema era que, escuchabas como tor-
turaban al resto. Cada tanto te venían a
romper las pelotas “Mooyyaaa, y bue,
decías ahora me toca a mí. Pero ahí tuvi-
mos la suerte, primero que se hizo públi-
co porque un quilombo impresionante a
nivel nacional, después mientras íba-
mos en el avión, Rodríguez Anido que era
un tipo muy cheto, de una familia cheta de Tucumán, habló
con el comandante de la nave, del avión, nos llevaban en Aero-
líneas Argentinas, aviones civiles, y le dijo: “usted nos puede
hacer una gauchada?, “sí, la que quieran. Primero nos hizo
sacar las esposas a todos, estábamos esposados, con la guardia
esta civil que teníamos de milicos. ¿Por favor les retiran las es-
posas a los señores?, dijo el comandante. Rodríguez Anido le
dice: “le voy a pedir un favor, usted cuando llegue, ¿se puede
acercar a la CGT de los Argentinos que está en Paseo Colón (ahí
donde era el sindicato de los gráficos) a avisar que casi con se-
guridad nos llevan a Coordinación Federal?. “Esté tranquilo
que yo en cuanto llegue me acerco ahí y les aviso. Entonces
cuando llegamos a Coordinación Federal ya estaban los aboga-
dos de la CGT de los Argentinos. O sea, eso también nos sirvió
para que no nos reventaran a garrotazos y me cago de risa
ahora, a la distancia, por como el abogado se tomaba todo en
zorra. Yo le decía: “yo tenía un arma de guerra,¿ah sí? ¿Y qué
problema hay de tener un arma?” me tranquilizaba, yo estaba
en un calabozo, que problemas hay de tener un arma,pero te-
nía un mimeógrafo y tenía documentos”. “¿Y qué problema hay
de tener un mimeógrafo. En conclusión, no pasaba una mierda
jurídicamente pero nos enchufaron a disposición del Poder Eje-
cutivo. Un juez falló a favor de nuestra libertad, salió en La
Nación y se cagaron en el fallo, lo que nos ayudó es que el des-
conche siguió. Eso yo no lo he visto nunca en mi vida, la gente se
negaba a rendir exámenes en diciembre, no rindieron exáme-
nes, había carteles... un compañero que estaba allá me decía...
la sorpresa que cuando caigo a Tucumán veo un enorme cartel
que decía Libertad al Chino Moya. Una movida muy grande de
los sindicatos, por ejemplo lo fueron a ver a Devoto dirigentes
de la FOTIA, de la CGT, del Peronismo, de los maestros. Pero
vino una delegación de la gran puta. Para que te des una idea
la importancia que nos daban, ya estaba Levingston, ya había
caído Onganía, muy débil, estábamos mirando la tele, estába-
mos boludeando ahí, primero nos atendieron muy bien, vamos
a empezar por ahí, nos dieron lugar con pa-
tio, separados, venían los presos: “¿Uste-
des son los tupamaros?” nos conseguían
ellos cosas, latas de batata, queso, en un
momento nos llaman a la noche, el se-
gundo de la cárcel de Devoto y digo:
¿Qué carajo pasa? ¿Con qué se van a ve-
nir ahora?. Tenía un pedo mocoso: “mu-
chachos yo sé muy bien lo que ustedes
hacen y lo que ustedes están luchando,
yo me salvé por un pelo que no me fusila-
ran en el levantamiento de Valle, así que
mientras yo esté aquí nadie les va a tocar un pelo, pidan lo que
quieran, cualquier cosa se comunican conmigo. Entonces está-
bamos agrandados, claro que estar preso no es lindo para
nada, mi mujer me lleva al mes más o menos, por eso es que mi
hijo no me da bola ahora, el que es psicólogo y está en Santiago
del Estero, tenía un mes, la negra se traslada en tren desde Tu-
cumán para mostrarme al nene, yo estaba adentro, pero mu-
cha camaradería. Me liberan porque no cesa, cagaban a garro-
tazos a medio mundo. Seguía el quilombo, después los pedidos
de la CGT, del movimiento obrero, de los maestros, de la FOTIA,
de todo el mundo. Entonces empiezan a liberar, los últimos que
liberan es a Carlos Zamorano, un amigo mío, es del PC, 2x3 le
hablo y yo. Después, que en tiempos futuros, cercanos eso era
un desastre. Creo que las rejas se abrían a determinada hora, a
las 12 y nos tiraron al medio de la noche en Devoto, no había
absolutamente nada, nos podrían haber hecho la boleta, por-
que ellos mataban a mucha gente así, te dejaban libre, después
te levantaban y te liquidaban. Él se tomó un auto y se fue a la
casa de una hermana que tenía, quedé solo como un boludo,
tomé otro tacho, y fui a la casa de una tía, tuvimos suerte. Eso
fue en el 71, febrero, marzo del 71. Después me esperaron, no
fui directamente a Tucumán, mirá esos berretines, fui a verlo a
mi viejo. Mi vieja había venido a verme a Devoto, no sé para
(...) muchachos yo sé muy bien lo
que ustedes hacen y lo que ustedes están
luchando, yo me salvé por un pelo que
no me fusilaran en el levantamiento
de Valle, así que mientras yo este aquí
nadie les va a tocar un pelo, pidan lo que
quieran, cualquier cosa se comunican
conmigo.
33
Revista de Historia OralRevista de Historia Oral
33
qué mierda vino, se puso a llorar “mirá lo que me haces”, me
hizo un quilombo bárbaro. Me fui primero a Punta Alta, estuve
un día y después nos esperó una barra de 40, 50 militantes
cuando llegamos a Tucumán. Después uno que estuvo preso
conmigo... ehh mucha gente a muerto de vieja, Aníbal Lizarra-
ga, que era peronista, se portó muy bien para conseguirnos
casa, que habíamos quedado en bolas. Pero a partir de ahí, eso
fue un llamado del Señor, a mí me sirvió mucho, me di cuenta
que en la próxima me iban a liquidar, que no tenía muchas
oportunidades, que este simulacro, que esta joda, que estas
amenazas.
43
Sin nuestra lucha no hay democracia
Las luchas llevadas a cabo por Carlos
“Chino” Moya en Tucumán se grabaron
significativamente en sus entrañas y
marcaron su vida hasta la actualidad.
Las contradicciones sobre el balance
acerca de su accionar y de los levan-
tamientos por esos años inundan sus
pensamientos. Momentos aquellos
de grandes acciones individuales y co-
lectivas se contraponen con períodos
posteriores de calma y quietud (a veces
obligatoria): supongo que algo parecido, algo similar le habrá
pasado a los combatientes de Malvinas. Estuve retirado de la
militancia activa un tiempo bastante largo, y la verdad que no
te da bola ni el loro, ni en Tucumán, ni acá ni en ningún lado.
Yo me separo un poco porque bueno, no sentía que podía in-
tervenir directamente en la construcción política.
44
Más allá
de los momentos oscuros, marcados por el sentimiento
de soledad, la experiencia de la militancia atraviesa su
vida, es el combustible que lo alimentó todos estos años.
Con altibajos, momentos de sobreexposición y momen-
tos necesarios de clandestinidad, [...] pero es una riqueza,
yo creo que eso me lo dio todo, me lo dio el partido, el estar en la
lucha, jugarse, lo que uno hace vuelve, eso también lo constaté,
si yo no me hubiese expuesto como me expuse y jugado como
jugué, no salgo tan rápido, porque eso tuvo una respuesta, que
la gente dijo, salen o la seguimos, seguían los quilombos.
45
En este sentido para analizar su visión, resulta necesario
situarse en los procesos históricos que ha atravesado luego
de su activa participación en el Movimiento Universitario Tu-
cumano. Se hace imposible llevar adelante este análisis sin
detenernos en el golpe de Estado de 1976, en el que fueron
secuestrados y desaparecidos gran parte de los jóvenes que
protagonizaron las luchas obreras y estudiantiles de los años
precedentes. Estuve 27 años sin ir a Tucumán, con una mezcla
de miedo, porque estuve cerca de la muerte, no era joda. Por no
querer constatar quienes estaban muertos y quienes estaban
vivos, era un dolor muy grande, porque [...] vos ves las fotos,
muchos que ves en las fotos no están, grandes luchadores que
hicieron mierda. Entonces estuve 27 años sin aparecer, después
estuvo Bussi, ¡menos!
46
Así mismo su militancia no se detuvo con el Tucumana-
zo, sino que continuó en el MAS (Movimiento al Socialismo),
partido político fundado por Nahuel Moreno en 1982 como
sucesor del PST (Partido Socialista de los Trabajadores) pros-
cripto por la dictadura militar iniciada en marzo de 1976. Fui
dirigente de los gráficos, ahí también me la
jugué, con la dictadura. Hice cosas que
no son recomendables, ser delegado, que
no estaban reconocidos los delegados en
el diario La Voz, que era una mezcolan-
za de Montoneros y gente de Massera.
No era para nada recomendable, no me
ayudó mucho el partido en eso, me dio
manija. El partido no es algo infalible,
uno tiene que recurrir mucho a su pro-
pia intuición. ¿Ustedes creen que yo acá
estoy seguro? Y los tipos se encogían de
hombros, al boludo que hacían boleta era yo. Metieron la pata,
me dieron mucha manija para sacar una huelga, yo saqué la
huelga y después me echaron a la mierda.
47
Es ahí donde se
vislumbra la nostalgia de un hombre que ha puesto su vida
en defensa de sus ideales, atravesado por la invisibilización
de las nuevas generaciones que en su gran mayoría ignoran
su lucha. Tengo poder cero, me rodea un grupo de viejos cua-
dros con tanta o más experiencia que yo, estamos en la misma,
viejos desechados [...] no nos dan ni cinco de bola y son todos
cuadros que tienen una trayectoria impresionante.
48
n así, frente a todas las adversidades que se le han pre-
sentado a lo largo de su vida sigue militando por un mundo
mejor, convencido que hay que transmitirle a las nuevas ge-
neraciones sus experiencias. Y esto, para él, solo se puede lo-
grar modificando algunas estructuras partidarias de antaño,
corrigiendo errores que se hicieron presentes en el pasado,
volviendo a una militancia de base, con los ojos y el cuerpo
puestos en los acontecimientos reales no recomendaría tener
un compañero rentado a los 23 años. Lo sacás del mundo. Tiene
que hacer una vida del planeta tierra. Le fabricás un mundo
que no es el mundo real. Te da una falsa protección, vos estás
en la militancia, en el quilombo, creés que estás en lo grande,
que estás elegido. En el mundo del local, en el mundo de los
[...] vos ves las fotos, muchos que
ves en las fotos no están, grandes
luchadores que hicieron mierda. En-
tonces estuve 27 años sin aparecer,
después estuvo Bussi, ¡menos!
Voces Recobradas
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Voces Recobradas
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militantes está todo bien, todo pum para arriba, pero no sabés
laburar, no estudiás, no tenés responsabilidad con el estudio
(...) Puede ser terrorífico, para mí fue terrible y cuando me
pegaron una patada en el culo, por diferencias, por esto o por
lo otro, porque llega un momento que se corta. Es una de las
situaciones más terribles que he pasado, porque lo que tendría
que haber hecho a los 20, a los 19 lo hice a los treinta y pico.
49
Pero cuando todo su ideario parece derrotado. Cuando
la nostalgia por el pasado parece ganarle a la lucha en el
presente, aparece el luchador eterno. Para él y para todos.
Y asoman sus saberes, sus libros, su firmeza ideológica. La
misma que asomaba en las discusiones asamblearias en
el comedor universitario y en todo lugar
donde se respire y hable de política.
La democracia sin educación de los cua-
dros y militantes no sirve para nada, si
yo me junto cien ignorantes digamos,
cien nabos y hago una asamblea, es la
asamblea de cien nabos y esos nabos van
a seguir lo que diga yo, es así, no tienen
una alternativa, siguen al líder, hacete
cargo. Después te va para la mierda, te
tiran a la hoguera, pero bueno, esas son
generalidades [...] está muy bien la lu-
cha, está muy bien la militancia, pero el precio de la libertad
tiene un costo y ustedes tienen que saber que tiene un costo, no
crean que todo es por elección, tener un diputado o dos, o tres
y que alegremente vamos a ir transformando esta humani-
dad. Tiene un costo, el costo acá han sido 30.000 compañeros
muertos. Millones arruinados, decenas de miles que perdieron
la profesión, perdieron absolutamente todo. Excluidos, margi-
nales. Entonces en ese sentido sí, sigo creyendo que este mundo
es posible, hay que cambiarlo.
50
Por último, más allá de las críticas a la militancia actual,
a los partidos políticos y a los de izquierda principalmente,
de los cuales sigue siendo parte, desde lo ideológico hasta lo
colaborativo, su postura sigue siendo la de intentar cambiar
la sociedad actual. Desde donde pueda cada uno, pero no de
cualquier manera, formándose, instruyéndose. Escuchando
a los experimentados en las luchas y en los saberes. Pero se
puede observar que hoy su postura se liga más a lo libertario.
Critica el sectarismo, la cooptación de los individuos y, por el
contrario, plantea darles las herramientas para que puedan
pensar por sí mismos. Estoy más cauto, no quiero ser un pas-
tor evangelista del trotskismo. No quiero andar diciéndole a
la gente que es lo que tiene hacer y qué es lo
qué no, sí ayudar a que el movimiento de
masas, la organización y la propia gente
tiene más elementos para ayudar a eso,
facilitar un libro, conocimiento, escu-
char, escuchar más, ser más precavido.
51
Conclusiones
A lo largo del trabajo buscamos desa-
rrollar los levantamientos ocurridos en
Tucumán en los años 69 y 70 a través
de los ojos de uno de sus participantes,
Carlos “Chino” Moya. Su relevante participación nos permite,
no solo recorrer los acontecimientos de una manera cercana
y precisa, sino que también nos empapa con sentimientos y
miradas propias de alguien que tiene una forma particular
de interpretar la sociedad de la cual es parte. Sus posiciona-
mientos son claros, tanto en los procesos que narra como en
sus posturas políticas. Claramente ambas cuestiones van de
la mano. Su mirada sobre los Tucumanazos está atravesada
por su vida de militancia. Tanto la anterior en Punta Alta y
en La Plata como la que siguió a los Tucumanazos. Ambas
con características distintas, pero indisolubles de aquellos
acontecimientos. La primera por ser la base que le sirvió para
poder erigirse como uno de los protagonistas de los levan-
tamientos. Él mismo reconoce que sin toda esa experiencia
previa en Berisso, donde conoció a grandes cuadros políti-
cos, obreros de carne y hueso, alienados ante la ferocidad de
las cámaras frigoríficas, no hubiese podido moverse en Tu-
cumán como lo hizo. A esta experiencia junto a los obreros
se suma sus primeros pasos como militante estudiantil en la
Universidad de La Plata. Del mismo modo no hubiese podi-
do transformarse en punta de lanza en los levantamientos
sin el resguardo de un partido detrás, que más allá de la dis-
tancia con Buenos Aires, supieron sus referentes orientarlo
[...] está muy bien la lucha, está
muy bien la militancia, pero el precio
de la libertad tiene un costo y ustedes
tienen que saber que tiene un costo, no
crean que todo es por elección, tener un
diputado o dos, o tres y que alegremente
vamos a ir transformando esta huma-
nidad.
Marcha del 24 de marzo de 2018. A la derecha de la imagen encon-
tramos a Carlos Mayo, a su lado Eduardo Rossi e Isabel (ex dirigente
gráfica).
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Revista de Historia OralRevista de Historia Oral
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en los momentos precisos. A todo esto, hay que sumarle la
parte afectiva, una compañera que estuvo militando y pe-
leando junto a él, con la cual formó una familia, que supo ser
sostén en los momentos de lucha, pero también causa para
bajarse de la sobreexposición que hizo peligrar su vida y la
de los suyos. Luego del Tucumanazo, primero vino la clan-
destinidad durante el Terrorismo de Estado, saliendo de a
poco con trabajos en fábricas para con el retorno a la demo-
cracia convertirse nuevamente en un militante de partidos
trotskistas a los cuales dio forma. Pero al escucharlo se siente
que nada llegó a superar a esos momentos de juventud en
los cuales encabezaba movilizaciones en contra de la dicta-
dura de Onganía.
Lo vivido con anterioridad a los Tu-
cumanazos lo dispusieron para esos
acontecimientos, pero parecería que
nada lo había preparado para lo que
vino después. Como cuenta en sus re-
latos, un terapeuta luego de muchos
años, en sus momentos de bajón, pudo
hacerle notar que él no era un destruc-
tor sino un constructor. Y así lo fue: PRT,
PRT La Verdad, PST, MAS, MST, todos
partidos en los cuales tuvo un lugar en su construcción. To-
dos dentro de la misma línea política e ideológica; el trots-
kismo como piedra angular en su vida. Así lo vemos en sus
intervenciones como orador en las asambleas del comedor
de la universidad. Sumando conocimiento constantemente,
releyendo autores clásicos, discutiendo puertas adentro del
partido, pero siempre con una línea clara de pensamiento y
acción. Como la tuvo en los Tucumanazos, en las manifesta-
ciones, al rodear la Casa de Gobierno, al lograr los cupos para
el comedor y seguir adelante con organizaciones estudianti-
les de base asamblearias.
Por otro lado, al pasar los años, el cansancio de la lucha se
siente en el cuerpo. Ya resulta difícil poner el pellejo a la in-
finidad de causas que aparecen hoy en día contrarias al pue-
blo. Igual de agotador sería armar un partido u organización.
Tendría cómo hacerlo: conocimiento, experiencia, “espalda
ancha. Pero prefiere transmitir todo ese conocimiento a las
nuevas generaciones que estén dispuestas
a escucharlo. Tal vez aquí encontramos
la cara más débil de este luchador. El no
sentirse escuchado en el presente, el no
sentirse útil en un partido. Sentir que
todo aquello que se realizó, exponien-
do hasta la propia vida, para algunos
pueda pasar inadvertido. Pero aún así
no baja los brazos. Sigue formándose.
En conclusión, podemos decir que
la lucha de un militante no acaba, más
allá de los retrocesos que puedan ocurrir; más allá de los mo-
mentos en que se crea todo perdido. Las ideas no se matan.
El convencimiento en un ideario puede llevar a realizar ac-
ciones impensadas, y eso marcarnos para toda la vida. Como
el Tucumanazo marcó a nuestro protagonista. Al escucharlo
(...) la lucha de un militante no aca-
ba, más allá de los retrocesos que
puedan ocurrir. Más allá de los mo-
mentos en que se crea todo perdido.
Las ideas no se matan.
Carlos “Chino” Moya, encabezando la columna del MST en conmemoración de los asesinados y desaparecidos del PST junto a ex militantes en la mar-
cha del 24 de marzo de 2018.
Voces Recobradas
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Voces Recobradas
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Notas
————— ————— ————— ————— ———----—— ———— ————— ———
1. González, Lidia y García Conde, Luis I., Monseñor Jerónimo Podestá.
La Revolución en la iglesia, Buenos Aires, Instituto Histórico de la
Ciudad de Buenos Aires, 2000, pp.9-10.
2. Moya, Carlos “Chino, 73 años, jubilado, entrevista y transcripción
por Valeria Rossi y Mariano Machado, Caseros, julio de 2016.
3. Ibídem.
4. Moya, Carlos “Chino, 73 años, jubilado, entrevista y transcripción
por Rossi, Valeria y Machado, Mariano, noviembre de 2014.
5. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
6. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
7. Ibídem.
8. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
9. Moya, Carlos “Chino” noviembre de 2014.
10. Ibídem.
11. Ibídem.
12. Moya, Carlos “Chino” noviembre de 2014.
13. Ibídem.
14. Ibídem.
15. Ibídem.
16. Ibídem.
17. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
18. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
19. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
20. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
21. La Gaceta, 27 de mayo de 1969.
22. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
23. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
24. Ibídem.
25. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
26. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
27. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
28. Ibídem.
29. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
30. Ibídem.
31. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
32. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
33. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
34. La Gaceta, 31 de diciembre de 1970.
35. Primera Plana, 17 de noviembre de 1970.
36. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
37. La Gaceta, 12 de noviembre de 1970.
38. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
39. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
40. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
41. Ibídem.
42. Ibídem.
43. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
44. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
45. Ibídem.
46. Ibídem.
47. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
48. Ibídem.
49. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
50. Moya, Carlos “Chino, julio de 2016.
51. Moya, Carlos “Chino, noviembre de 2014.
Bibliografía
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James, Daniel (Dir. de tomo) Violencia, proscripción y autoritarismo
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Revista digital de la Ahora, año 2, N° 2, invierno 2011, Publicación
científica y periodística de Historia Oral, (Disponible en: http/www.
revistatestimonios.com.ar).
parece que todo lo anterior a estos sucesos en Tucumán es-
taba predestinado a esos fines. Y todo lo que vino después
jamás llegó a alcanzarlos. El tucumanazo es “la balanza” de
su vida. Pero, vale la pena remarcar, sin un sostén ideológico
que enmarque la causa, nada es realizable. Como bien seña-
ló el Chino Moya, “uno no viene de un repollo. Hay toda una
construcción por detrás, que siempre es colectiva. Forma-
ción, instrucción, compañeros y compañeras, un partido que
sostenga y también como ha remarcado, afectos que conten-
gan y acompañen a un individuo en esos momentos de lu-
cha. Y sobre todo, tener los pies anclados en la realidad. Estar
atento a lo que ocurre a nuestro alrededor. Entendemos que
la vida de Carlos Moya es una muestra de convencimiento
ideológico y constancia de lucha, sostenida sobre la base de
una formación constante y un fin claro: la lucha en post de
las reivindicaciones del pueblo.
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El Tucumanazo. Vivencias de
un dirigente político en las
luchas sociales tucumanas.
1969-1970
ROSSI, Valeria Alejandra y MACHADO, Mariano.
En este trabajo presentamos las vivencias
personales de Carlos “Chino” Moya, protago-
nista de las revueltas populares ocurridas en
Tucumán a fines de los 60 y principios de los
70, y cómo estas inluyeron en sus posteriores
participaciones político-sociales, basándonos
en las subjetividades e interpretaciones del
personaje en cuestión. En este sentido en-
tendemos, tal como dicen González y García
Conde, que “La historia oral busca traer a la ex-
presión consciente la problemática ideológica
del entrevistado, revelar su contexto cultural
y así, transformar el testimonio individual en
una narrativa colectiva.”
Las entrevistas a Carlos Moya fueron realiza-
das entre noviembre de 2014 y julio de 2016 en
su casa del barrio de Caseros, Partido de Tres
de Febrero en la Provincia de Buenos Aires.
Una reja como puerta de entrada permite ac-
ceder a un jardín de frondosa vegetación ta-
pando casi por completo la fachada de la vivi-
enda. La puerta de la misma permite acceder a
un pequeño hall que conduce, a su izquierda,
a la cocina y a su derecha al living donde pu-
dimos entrevistar al protagonista de este tra-
bajo. Una pequeña mesa de madera, una vieja
pava que sirvió para degustar unos sabrosos
mates, libros por todos lados ocupando cuanto
mueble hay en el living y una batería (propie-
dad de su hija) fueron la escenografía de los
encuentros.
The Tucumanazo. Experiences
of a political leader in the
social struggles of Tucumán.
1969-1970
ROSSI, Valeria Alejandra y MACHADO, Mariano.
During this research, we will present the per-
sonal experiences led by Carlos “Chino” Moya,
main figure of the popular uprisings that took
place in Tucumán in late 1960s and beginning of
the 1970s, and its inluence on his subsequent
political and social participations, taking into
account the subjectivities and interpretations
of the figure under consideration. In this sense,
we believe, as stated by González and García
Conde, that “oral history seeks to incorporate
on the conscious expression the interviewes
ideological problem, reveal its cultural context
and, in this way, transform an individual testi-
mony into a collective narrative.
The interviews to Carlos Moya took place be-
tween November 2014 and July 2016 in his
house in the neighborhood of Caseros, Tres
de Febrero, Province of Buenos Aires. A fence
serves as an entryway to a garden with many
trees and lush vegetation that cover the en-
tire fade of the house almost completely. By
crossing the door, you access a small hall that
leads to a kitchen on the let, and a living room
on the right. This is where we interviewed the
main character of our research. There is a small
wooden table, an old kettle to boil water for
mate, books everywhere on top of every piece
of furniture you could see, and a drum set (from
his daughter) constituted the scene of these en-
counters.
O Tucumanazo. Experiências
de um líder político nas lutas
sociais de Tucumán.
1969 - 1970
ROSSI, Valeria Alejandra y MACHADO, Mariano.
Neste trabalho apresentamos as experiências
pessoais de Carlos “Chino” Moya, protagonista
das revoltas populares ocorridas em Tucumán
no final dos anos 60 e início dos anos 70, e como
elas inluenciaram sua posterior participação
político-social, baseada nas subjetividades e in-
terpretações do personagem em questão. Nes-
se sentido, entendemos, como dizem González
e García Conde, que “a história oral busca trazer
à consciência o problema ideológico do entre-
vistado, revelar seu contexto cultural e, assim,
transformar o testemunho individual em uma
narrativa coletiva”.
As entrevistas com Carlos Moya foram realiza-
das entre novembro de 2014 e julho de 2016 em
sua residência no bairro de Caseros, no distrito
de Tres de Febrero, na perifería de Buenos Ai-
res. Um portão como portão permite o acesso a
um jardim de vegetão exuberante cobrindo
quase completamente o frente da casa. A por-
ta do mesmo permite o acesso a uma pequena
sala que leva, à sua esquerda, para a cozinha e
à sua direita para a sala onde poderíamos en-
trevistar o protagonista deste trabalho. Uma
pequena mesa de madeira, um peru velho que
servia para provar alguns companheiros gosto-
sos, livros em todos os lugares que ocupavam a
mobília que havia na sala de estar e uma bate-
ria (de propriedade de sua filha) eram o cenário
das reuniões.
Nassif, Silvia, Tucumanazos: Una huella histórica de luchas populares
1969-1972, Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, Facultad
de Filosofía y Letras, 2013.
Nassif, Silvia, Tucumán en llamas. El cierre de ingenios y la lucha contra la
dictadura (1966-1973), Tucumán: Universidad Nacional de Tucumán,
Facultad de Filosofía y Letras, 2016.
Schneider, Alejandro, Los compañeros. Trabajadores, Izquierda y
Peronismo 1955-1973, Buenos Aires, Imago Mundi, 2006.
Pucci, Roberto, Historia de la destrucción de una provincia. Tucumán
1966, Buenos Aires, Ediciones del Pago Chino, 2007.
Teach, Cesar, “Golpes, proscripciones y partidos políticos” en James,
Daniel (Dir. de tomo) Violencia, proscripción y autoritarismo (1955-
1976), col: Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana,
Tomo IX, 2003.
Prensa
————— ————— ————— ————— ———----—— ———— ————— ———
La Gaceta, 27 de mayo de 1969.
La Gaceta, 31 de diciembre de 1970.
La Gaceta, 11 de noviembre de 1970.
La Gaceta, 12 de noviembre de 1970.
La Gaceta, 15 de noviembre de 1970.
La Gaceta, 9 de diciembre de 1970.
La Nación, 14 de noviembre de 1970.
Primera Plana, 17 de noviembre de 1970.
Entrevistas
————— ————— ————— ————— ———----—— ———— ————— ———
Moya, Carlos “Chino, 74 años, jubilado, entrevista y transcripción
por Valeria Rossi, y Mariano Machado, noviembre de 2014.
Moya, Carlos “Chino, 74 años, jubilado, entrevista y transcripción
por Valeria Rossi, y Mariano Machado, Caseros, julio de 2016.