
Voces Recobradas. Revista de Historia Oral/42 (12/2022)
ISSN 1515 - 1573 | RNPI 5229484
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de Müller, éramos procedimientos. No quiero ponerle palabras a eso porque las
palabras pasan de moda. Pero el trabajo por retazos, que no constituye una unidad.
Lo nuestro eran más provocaciones, imágenes, sonidos. Más de época.
Por un lado, este trabajo en retazos nos hace pensar en un collage, propio de la
época que estamos analizando pero al mismo tiempo la reescritura en base a ciertas
tradiciones nos hace pensar en la lógica del palimpsesto. La adscripción del
Periférico a las prácticas de Kantor, que desde 1965, cuando participó de una
muestra junto a otros artistas polacos en el Instituto Di Tella, venía revolucionando
la escena porteña en cada una de sus visitas. Ya para ese entonces, con su Manifiesto
para el Teatro Cero de 1963, el artista proponía un teatro sin acción escénica basado
en estados desinteresados como la aversión, la pérdida de voluntad y la apatía pero
es en los 80 cuando el teatro de Kantor comienza a ser valorado en Buenos Aires,
cuando llegó con su grupo, el Cricot 2 a presentar la obra Wielopole, Wielopole en el
San Martín, entre el 19 y el 30 de septiembre de 1984 (Cytlak, 2015, pp. 2-3). Ana
Alvarado recuerda:
Yo vi a Tadeusz Kantor también. La misma fecha casi, que vi a Bufano por primera
vez, conocí la obra de Tadeusz Kantor. Recién había terminado en la Pueyrredón,
un amigo que estudiaba escultura, como a mí me gustaba el dadaísmo, y entonces
me dijo, “che, hay un escultor que hace teatro”, empieza a hablar de Tadeusz Kantor
y bueno, fue una influencia del Periférico.
Esa influencia, según Alvarado se daba sobre todo en la relación con los objetos:
Bueno, él trabaja la actuación afectada por el objeto. Los actores de Kantor trabajan
a partir de la técnica de la afectación de los maniquíes, o sea, simulan ser cosas, una
condición de vida básica. Esto es parte del lenguaje. Ir y venir del objeto al humano,
es decir, del sujeto al objeto es la técnica.
Según Katarzyna Cytlak, el Periférico rescataba de Kantor los conceptos de realidad
degradada y objeto pobre, objetos cotidianos banales de uso frecuente que tenían
un carácter ordinario, simple y popular. Fácilmente reconocibles. No buscaba elevar
los objetos al mundo del arte sino degradar a los actores al nivel de la realidad,