Voces Recobradas. Revista de Historia Oral/42 (12/2022)
ISSN 1515 - 1573 | RNPI 5229484
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Madres de Plaza de Mayo: La
resistencia de un colectivo de mujeres
al Estado Terrorista en Argentina
Lucila Kehoe
Prof. Historia. ISPJVG.
Palabras clave: Resistencia - Estado TerroristaMaternidad - Madres de Plaza de
MayoMujeres.
Resumen: Las Madres de Plaza de Mayo: La resistencia de un colectivo de mujeres
al Estado Terrorista en Argentina
Frente a la desaparición forzada de sus hijos, un grupo de mujeres se organizó y
llevó a cabo una histórica lucha de oposición y resistencia a la última dictadura
militar en Argentina. Las Madres de Plaza de Mayo, mujeres que en su mayoría
eran amas de casa y no tenían experiencia política, salieron a la calle a exigir
respuestas a un estado dictatorial.
La tesis fundamental sobre la cual descansa este escrito es que la principal resistencia
a la última dictadura militar en Argentina fue un colectivo de mujeres, las Madres
de Plaza de Mayo, quienes desafiaron la lógica de desarticulación política y social
que intentó llevar a cabo el Estado Terrorista argentino.
Madres de Plaza de Mayo: La resistencia de un colectivo de mujeres al Estado Terrorista en Argentina.
Lucila Kehoe [19 -42]
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Abstract: The Mothers of Plaza de Mayo: The resistance of a collective of women
to the Terrorist State in Argentina
Faced with the forced disappearance of their children, a group of women organized
and carried out a historic struggle of opposition and resistance to the last military
dictatorship in Argentina. The Mothers of Plaza de Mayo, women who in their
majority were housewives and had no political experience, came out to the street to
demand answers to a dictatorial state.
The fundamental thesis on which this writing rests is that the main resistance to
the last military dictatorship in Argentina was a collective of women, the Mothers
of Plaza de Mayo, who defied the logic of political and social disarticulation that
the State tried to carry out. Argentine terrorist.
Resumo: Las Madres de Plaza de Mayo: A resistência de um coletivo de mulheres
ao Estado Terrorista na Argentina
Diante da desaparição forçada de seus filhos, um grupo de mulheres se organizou e
levou a cabo uma luta histórica de oposição e resistência à última ditadura militar
na Argentina. Las Madres de Plaza de Mayo, mulheres que em sua prefeitura eram
amas de casa e não tinham experiência política, saíram à rua para exigir respostas a
um estado ditatorial.
La tesis fundamental sobre la cual descansa está escrita que la principal resistencia
a la última ditadura militar en Argentina fue un colectivo de mujeres, las Madres de
Plaza de Mayo, quienes desafiaron la logica de desarticulación política y social que
intentó levar a cabo el Estado Terrorista argentino.
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Las Madres de Plaza de Mayo: La resistencia de un colectivo de mujeres al Estado
Terrorista en Argentina
Frente a la desaparición forzada de sus hijos, un grupo de mujeres se organizó y
llevó a cabo una histórica lucha de oposición y resistencia a la última dictadura
militar en Argentina. Las Madres de Plaza de Mayo, mujeres que en su mayoría
eran amas de casa y no tenían experiencia política, salieron a la calle a exigir
respuestas a un estado dictatorial.
La tesis fundamental sobre la cual descansa este escrito es que la principal resistencia
a la última dictadura militar en Argentina fue un colectivo de mujeres, las Madres
de Plaza de Mayo, quienes desafiaron la lógica de desarticulación política y social
que intentó llevar a cabo el Estado Terrorista argentino.
Para poder trabajar sobre esa hipótesis me planteé dos preguntas fundamentales:
¿Cómo fue la transformación de la agrupación de ser un grupo de madres en busca
de sus hijos a convertirse en la principal resistencia al Estado Terrorista? ¿Por qué
una de las resistencias más contundentes a la última dictadura militar fue dirigida y
organizada por mujeres?
La investigación está basada fundamentalmente en las diferentes entrevistas que
realicé a las Madres durante todo el año 2019 y principios del 2020. La importancia
de la historia oral para la historia reciente es fundamental. A partir de los
testimonios de las Madres pude reconstruir un proceso que no se encuentra en los
archivos ni en los libros. ¿Qué sentían estas mujeres cuando les decían que se tenían
que quedar en su casa rezando o cuándo les decían que su hijos/as se habían ido de
viaje? ¿Qué hicieron? ¿Cómo se organizaron? ¿Cómo se apropiaron de la política?
¿Qué sintieron cuando toda una sociedad les daba la espalda en los inicios del
mundial? ¿Por qué hicieron una agrupación exclusiva de mujeres?
El estado Terrorista
La intervención de las Fuerzas Armadas en la política argentina no fue una novedad
en 1976. La incapacidad de los sectores dominantes de constituir una hegemonía y
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ganar elecciones a través del sufragio los condujo constantemente a apoyarse en las
fuerzas militares (Calveiro, 2013, p. 25). Así el Ejército se convirtió a lo largo del
siglo XX en un actor político decisivo en la historia de nuestro país. En menos de
un siglo hubo seis golpes de estado que interrumpieron los gobiernos democráticos
y el Estado de Derecho en Argentina. Sin embargo, el último golpe de Estado,
implicó otra lógica diferente a las anteriores dictaduras militares. El secuestro, la
tortura, los campos de concentración, la apropiación de bebés y la desaparición
sistemática de personas se convirtieron en la modalidad represiva del Estado. Entre
1976 y 1982 funcionaron en Argentina más de 600 campos de concentración y
exterminio en todo el país, y los organismos de derechos humanos estiman que
pasaron por ellos 30 mil personas de las cuales aproximadamente el 90% fueron
asesinadas.
Como sostiene Eduardo Luis Duhalde, el Estado Terrorista implicó un cambio
cualitativo en la concepción misma del Estado. El mismo incorpora una actividad
permanente y paralela mediante una doble faz de actuación de sus aparatos
coercitivos: una pública y sometida a las leyes, y otra, clandestina, al margen de toda
legalidad formal con el crimen masivo, la implementación de campos clandestinos
de detención y exterminio, el terror como método fundamental y la desaparición
forzada de personas. (Duhalde, 1983, p. 17).
Pilar Calveiro utiliza el concepto de líneas de fuga y resistencias que escapan al poder
totalizador: “No obstante, la realidad, y el campo como parte de ella, generan de
manera constante las líneas de fuga y los dispositivos que disparan contra el núcleo
duro del poder y contras sus segmentos, abriendo brechas donde quiera”. (Calveiro,
2013, p. 55).
El terror no llegó a inmovilizar a la totalidad del pueblo argentino: la resistencia
tuvo distintas expresiones en nuestro país durante la dictadura: obreros, artistas,
prisioneros en los campos de concentración, familiares, agrupaciones de Derechos
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Humanos. Este trabajo profundiza sobre la resistencia de un colectivo de mujeres:
Las Madres de Plaza de Mayo.
1
Un recorrido por la historia de las Madres
Con la desaparición forzada de personas, desde 1975 pero agudizada y de manera
sistemática y constante a partir de 1976, los familiares de las víctimas comienzan la
extensa búsqueda. La falta de noticias de personas que habían sido secuestradas en
muy distintas circunstancias llevó a los familiares a encontrarse en comisarías,
hospitales, cuarteles, iglesias y ministerios. Las autoridades de distintos ámbitos
gubernamentales o eclesiásticos no les daban respuesta o les mentían de manera
perversa sobre el paradero de sus familiares. Como recuerda Vera Jarach, Madre de
Plaza de Mayo Línea Fundadora:
Teníamos derecho una vez por mes a entrar a la Casa Rosada, donde había unos oficiales
y podíamos pedir dónde están nuestros hijos. No te digo las respuestas perversas que
teníamos. Yo recuerdo dos: “¿Su hija es una linda chica?”, yo le respondo que sí y me
contestan: “Ah, pero señora no se preocupe, ¿sabe qué es? Es la trata, secuestran a estas
chicas y las mandan a prostituirse a otro país”. Eso me dijeron una vez. Y otra vez, me
dijeron: “no se preocupe señora, haga de cuenta que su hija está de vacaciones”.
Frente a estas respuestas, jueces que les comunicaban que tenían que presentar un
habeas corpus, obispos y curas, que les decían que tenían que rezar y esperar, y frente
a tanta desidia, abandono y complicidad del Estado, las madres no se quedaron
quietas. Siguieron moviéndose, buscando algún contacto, algún vínculo con un
militar, algún conocido que les pudiera decir dónde se encontraban sus hijos. En
1
Si bien las Madres estaban en primera línea, poniendo el cuerpo en cada ronda, había una
integración y complementación entre las diferentes medidas y acciones que tomaban los
movimientos de Derechos Humanos en Argentina como la Asamblea Permanente por los Derechos
humanos (APDL), el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MED), Familiares de
Detenidos y Desaparecidos por razones políticas, Centro de Estudios Legales y sociales (CELS),
Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ). La acción conjunta de estos organismos durante la última
dictadura militar fue fundamental para la justicia y la defensa de los derechos humanos en el país.
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medio de esa búsqueda individual, se encontraron con otras madres y familiares en
la misma situación.
Muchas madres empezaron a cruzarse en los sitios en los que buscaban a sus hijos y
compartían información sobre adónde ir o qué hacer. Algunas de ellas comenzaron
a participar en la Liga Argentina por los Derechos del Hombre o en Familiares de
Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas o en la Asamblea Permanente por
los Derechos Humanos. Otro de los lugares en los que se encontraban muchos
familiares de desaparecidos era la capilla Stella Maris, donde atendía el capellán de
la Armada, Emilio Teodoro Grasselli. Allí se juntaban familiares en busca de una
respuesta sobre el paradero de sus hijos/as. Como sostiene Haydee García Gastelu,
Madre de Plaza de Mayo línea fundadora y una de las catorce madres presentes el
30 de abril de 1977:
… Ese día en la iglesia al lado de la armada, sabíamos que había un cura que recibía a la
gente. Yo era criada por un socialista, a los curas yo nunca les creí nada, siempre estaba en
contra de eso. Pero igual fui, los dos fuimos, nos atendió, y yo veía que sacaba una tarjeta
y nos pedía todos los datos y lo guardaba en un cajón todo enorme. Entonces yo le decía que
mi hijo era soldado. “Venga la próxima semana” nos dijo, “que voy a intentar averiguarle”.
Yo volví la otra semana y había otra señora, entonces se paró una y repartió un papelito
que decía: nos encontramos en Plaza de Mayo, tal día y a tal hora. A mí me llegó el
papelito. Nos dábamos cuenta que todas estábamos por lo mismo.
Azucena Villaflor de Vicenti, una madre de 52 años que buscaba a su hijo Néstor y
a su nuera, fue quien repartió los papelitos y manifestó la necesidad de cambiar de
estrategia: propuso ir a la Plaza de Mayo y quedarse ahí hasta que les dieran una
respuesta. Azucena sólo citó en la Plaza de Mayo a un conjunto de madres.
Entonces llegó el sábado. Ese día le cuento a mi marido y me dice: “¿día sábado a las 3
de la tarde? ¿Qué vas a ir a hacer a la plaza si no hay ni un alma?” Ah bueno mirá, no sé,
porque a mí me entregó un papelito una señora y yo voy a ir porque quiero conocerla.
Entonces, en contra de la voluntad de él, me fui con un monederito, unas moneditas para
el subte, yo ya vivía en Caballito, me tomé el subte y bajé el Plaza de Mayo, ahí en la 9
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de Julio y no había ni un alma, solamente las palomas. No era como ahora, que viste que
hay gente caminando, o gente vendiendo cosas. No una soledad. Un sábado que estaba
cálido. De pronto cruzando así la catedral veo tres señoras del brazo. Tres señoras mayores
que yo, muy elegantes. Pero como yo, llevaban un monedero en la mano, no cartera. Como
si nos hubiésemos puesto de acuerdo. Entonces me acerco a ellas y les pregunto:” ¿Ustedes
están por algo acá?” No sabía cómo preguntarle. “Y si, responden, estábamos en una
reunión y nos citaron para este día”. “¿Y dónde están las otras?” “Allá vienen otras tres del
lado de la casa de gobierno”. Ahí en el medio venía Azucena. Yo no la conocía, pero sabía
que una de ellas era la que había mandado los papelitos. Cuando nos encontramos primero,
éramos seis, después fuimos siete y terminamos siendo catorce.
Ese sábado que menciona Haydee, fue el 30 de abril de 1977, y fue el primer
encuentro de las 14 madres en la Plaza de Mayo.
Entonces de pronto yo le tuve alguna desconfianza a Azucena, pensé que militaba en algún
partido. Entonces le digo, -decime ¿A vos quién te manda? Una pregunta que nacía de mi
miedo. -¿Cómo quién me manda? me dice la petisa. Era muy cálida, muy cariñosa y me
dice: -todas juntas vamos a poder hacer algo. Separadas nunca nada. Entonces yo vi que
tenía razón, que era una cosa valedera la que estaba diciendo. Entonces eso nos quedó como
un sellito hasta el día de hoy nos sirve. Cuando tenés un problema juntate con personas
que van a poder resolverlo juntas. Ahí nos puso un sello. Ese sello es de Azucena.
Además de la búsqueda colectiva, el hecho de apropiarse y ocupar la Plaza de Mayo,
desde el 30 de abril de 1977, fue fundamental en la historia del movimiento. La
Plaza de Mayo, fue el espacio que le dio identidad al colectivo. A pesar de que ese
día fueran pocas, el hito fundamental de ocupar la Plaza de Mayo estaba hecho.
Luego del primer encuentro las Madres se juntan al viernes siguiente y ya eran
prácticamente el doble. Las Madres, además de ir a la plaza, seguían frecuentando
otros lugares para encontrar a sus hijos/as. Y en esos largos recorridos se reunían
con otras madres en la misma situación y las invitaban a la plaza. Como cuenta
Haydee:
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… Así al mes la encontré a Vera, en un lugar donde nos recibía la policía a ver si teníamos
noticias de nuestros hijos. Y ahí estaba Vera sentada, era la primera vez que la veía, le
digo despacito: -¿Y vos por quién estás? -Por mi hija, ¿y vos por quién estas?, me dijo -
Por mi hijo. -Y mi hija era del Nacional Bueno Aires-, dice - y la mía también. En la
esquina nos encontramos y le dije: -¿Vos no venís los jueves a la plaza? -¿Por qué? ¿Qué
pasa en la plaza? me contesta, - nos encontramos con las madres para saber qué podemos
hacer, le digo. -Entonces voy a ir, decime donde se encuentran y en qué lugar.
Lo mismo relata Norita: A veces estabas esperando en algún ministerio o en los pasillos
de Tribunales haciendo Habeas Corpus y te topabas con una mujer que venía caminando
de una manera cansada, con sus ojos tristones, era una imagen muy especial, que ya
nosotras distinguíamos, y entonces vos le preguntabas: -¿Estás acá por lo mismo?, ¿a vos
quién te falta? Y le decías: - mirá, nos estamos juntando los jueves en la Plaza de Mayo.
Y así se iban sumando más madres, de boca en boca. El único criterio para sumarse era
tener una hija o hijo desaparecido, no preguntábamos nada más.
La organización Madres de Plaza de Mayo, fue construyéndose en la marcha, en la
praxis colectiva. Al poco tiempo las Madres decidieron cambiar el día en que se
encuentran en la Plaza. Descartaron el día viernes porque una de las madres era
supersticiosa y creía que el viernes era día de brujas, descartaron el lunes porque,
como la gran mayoría de las madres seguía manteniendo paralelamente el trabajo
en sus casas, los lunes era el día de lavar la ropa, decidieron colectivamente el día
jueves. Día que se mantendrá hasta el presente.
Durante las primeras semanas de la agrupación, Azucena propone redactar una carta
dirigida a Videla en la cual le exigían una respuesta sobre el paradero de sus hijos e
hijas. Desde entonces, la razón principal de la estadía en la Plaza será juntar firmas
para esa carta. La misma decía:
SEÑOR PRESIDENTE: LAS MADRES ARGENTINAS QUE
SUSCRIBEN, AGOTADAS LAS INSTANCIAS QUE NOS BRINDA LA
LEY Y LLEGANDO YA AL LÍMITE DE NUESTRAS FUERZAS,
RECURRIMOS AL PADRE CRISTIANO QUE HAY EN USTED, PARA
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QUE HACIENDO USO DE SU ALTA INVESTIDURA Y CON EL
RESPALDO DE SU HOMBRÍA DE BIEN, NOS AYUDE EN ESTE
DIFÍCIL TRANCE NACIONAL. NECESITAMOS SABER QUE HA SIDO
DE NUESTROS HIJOS, DÓNDE ESTÁN Y DE QUÉ SON ACUSADOS.
PARA TODOS SON DESAPARECIDOS PERO NUESTROS
DOLORIDOS CORAZONES NOS DICEN QUE EN ALGÚN LADO
ESTÁN. POR FAVOR, SEÑOR PRESIDENTE, AYÚDENOS A
ENCONTRARLOS, SU CONDICIÓN DE JEFE DE ESTADOS Y JEFE DE
LAS FUERZAS ARMADAS LE DAN LA POSIBILIDAD DE HACERLO.
DIOS Y LA PATRIA SE LO AGRADECERÁN, TAMBIÉN LAS MADRES
DEL MUNDO ENTERO.
Las madres lograron que esa carta fuera firmada en el mes de agosto por 80 madres
más. Que el destinatario de la carta sea el entonces presidente de la nación Jorge
Rafael Videla no es un dato menor, estaban dejando explícito en ese documento la
responsabilidad del Estado y del jefe de Estado de la desaparición forzada de sus
hijos e hijas.
Sin embargo, a medida que se llevaban a cabo los encuentros en la Plaza y crecía la
organización, el gobierno de facto comenzaba a identificar a este grupo de madres
como “las locas” y a intentar limitar su presencia en la plaza. Así un jueves de agosto,
un policía les dice: - Señoras tienen que circular, no pueden estar aquí. Como relata
Haydee:
Como todas las cosas que hicimos nosotras nació por error, porque nada fue premeditado,
nada fue proyectado, todo fue naciendo día a día, nos íbamos encontrando y a ver que
hacíamos. Al principio nos encontrábamos en un banco a ver qué hacíamos, a charlar. Y
después, como era la época de estado de sitio, no podía haber tres personas charlando,
teníamos que empezar a caminar. Entonces empezamos a dar vueltas. Primero, alrededor
del monumento, y después cuando empezaron a echarnos de ahí, empezamos a dar vuelta
alrededor de la pirámide y así empezó el movimiento.
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Las madres entonces comienzan a incluir dentro del rito de ir los jueves a la Plaza,
otro más: dar vueltas agarradas del brazo, como si fuese una danza, primero en torno
al monumento de Belgrano, y después alrededor de la Pirámide de Mayo. Este es el
comienzo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo. Pero lo significativo de ese
acto, era que, frente al circulen, circulen de los policías, las Madres permanecían en
la Plaza. Al jueves siguiente, el 25 de agosto de 1977, la Policía Federal estaba en la
Plaza prohibiéndoles la entrada. Muchas se resistieron y algunas terminaron presas.
Desde ese día, las Madres comenzaron a sentir con mayor intensidad la persecución
e intimidación del gobierno terrorista.
Las Madres decidieron asistir a una de las movilizaciones más grandes del país: la
Peregrinación a Luján. Tomaron la decisión colectivamente uno de los jueves en la
Plaza y no hubo mucho conflicto, ya que la mayoría de ellas eran creyentes. Eva
Márquez de Castillo, propuso usar un pañal blanco como pañuelo para identificarse
y así poder encontrarse entre tanta gente. Muchas de estas mujeres venían de otros
lugares del país, y el pañal iba a ser un buen símbolo para reconocerse. De esta
manera, en la Peregrinación a Luján, el movimiento de Las Madres comienza con
otro de sus rasgos distintivos, primero el pañal y luego un pañuelo blanco en la
cabeza con el nombre de sus hijos/as que significaba que eran madres de
desaparecidos/as. Las Madres comenzaron a construir símbolos que las identificaran
como parte de una misma organización.
… Después vinieron tantas cosas, vino la procesión a Luján en la que fuimos para que nos
vieran, nos escucharan. Y ahí nacieron los pañuelos para reconocernos entre nosotras. (…)
La identificación fue un aspecto importante, en cierto momento, y gradualmente, nos
dimos cuenta de la importancia de la identidad.
Paulatinamente, de aquellas catorce madres que se juntaron en la Plaza de Mayo el
30 de abril del 77, meses más tarde, ya eran casi trescientas. Ante la ausencia de
novedades sobre sus hijos y el paso del tiempo, comienzan a radicalizarse más en sus
reclamos: resuelven redactar la primera solicitada escrita y firmada sólo por las
Madres.
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La misma fue publicada el 5 de octubre de 1977 en el diario porteño La Prensa:
El Excmo. Sr. Presidente de la Nación Tte. Gral. Jorge Rafael Videla, en una reciente
conferencia de prensa celebrada en EE.UU., expresó: -QUIEN DIGA LA VERDAD NO
VA A RECIBIR REPRESALIAS POR ELLO. ¿A quién debemos recurrir para saber
LA VERDAD sobre la suerte corrida por nuestros hijos? Somos la expresión del dolor de
cientos de madres y esposas de DESAPARECIDOS.
También prometió el Sr. Presidente en la misma oportunidad UNA NAVIDAD EN
PAZ, la paz tiene que empezar por la verdad. LA VERDAD que pedimos es saber si
nuestros DESAPARECIDOS ESTÁN VIVOS O MUERTOS Y DÓNDE ESTÁN.
¿Cuándo se publicarán las listas completas de DETENIDOS? ¿Cuáles han sido las
víctimas del EXCESO DE REPRESIÓN al que se refirió el Sr. Presidente?
No soportamos ya la más cruel de las torturas para una madre, la INCERTIDUMBRE
sobre el destino de sus hijos. Pedimos para ellos un proceso legal y que sea así probada su
culpabilidad o inocencia y, en consecuencia, juzgados o liberados.
Hemos agotado todos los medios para llegar a la VERDAD, por eso hoy públicamente,
requerimos de la ayuda de hombres de bien que realmente AMEN LA VERDAD Y LA
PAZ, Y DE TODOS AQUELLOS QUE AUTÉNTICAMENTE CREEN EN DIOS
Y EN EL JUICIO FINAL, DEL QUE NADIE PODRÁ EVADIRSE.
2
El 8 de diciembre, día de la Virgen Inmaculada Concepción, las Madres
aprovecharon para juntar firmas y dinero para enviar la solicitada, e ir a la Iglesia de
Santa Cruz. En esa Iglesia, ubicada en el barrio San Cristóbal, se venían reuniendo
desde hacía un tiempo algunos militantes de la Vanguardia Comunista quienes
hacían un trabajo en conjunto con algunas de las Madres, particularmente Esther
Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco. De esas reuniones y
encuentros participaba un joven que decía llamarse Gustavo Niño y decía tener un
hermano desaparecido en Mar del Plata. Ese joven era en realidad Alfredo Astiz,
militar de la Marina, perteneciente al grupo de tareas 3.3.2., de la Escuela Mecánica
2
1977, Octubre, 5, Buenos Aires. De las Madres de Plaza de Mayo al Presidente Jorge Rafael
Videla.
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de la Armada (ESMA), y tenía como misión sacar toda la información posible de
los organismos de Derechos Humanos y particularmente las Madres de Plaza de
Mayo.
Así, ese mismo 8 de diciembre, a la salida de la Iglesia un Grupo de Tareas secuestró
a siete personas, entre ellas Esther Ballestrino y María Eugenia Ponce de Bianco,
dos de las madres más politizadas del movimiento. Durante ese día, fueron
secuestradas también a dos monjas francesas: Alice Domon y Léonie Duquet.
La solicitada salió en el diario La Nación el 10 de diciembre de 1977. Ese mismo
día por la mañana, Azucena Villaflor había salido de su casa en Avellaneda para
comprar comida y un ejemplar del diario cuando fue golpeada y secuestrada por
ocho militares a plena luz del día. Según testimonios Azucena fue llevada a la
ESMA en donde fue torturada y a los pocos días, junto con Esther Ballestrino,
María Eugenia Ponce de Bianco y las monjas francesas, fueron asesinadas y
arrojadas al mar mediante los terribles vuelos de la muerte. Fue un golpe muy duro
para las Madres, no obstante, al jueves siguiente volvieron a la plaza. Como cuenta
Norita Cortiñas:
Ese primer jueves sí sentí miedo, cuando salía de la boca del subte para entrar a la
Plaza era… sentía que todo se podía terminar ahí. Nos encontramos en la esquina de la
Plaza y entramos todas juntas, agarradas. Fue un momento muy especial. Hicimos la
ronda casi todas llorando. Los milicos creían que nosotras no íbamos a seguir, que íbamos
a quedar paralizadas, pero se equivocaron, ahora teníamos el compromiso de seguir
buscando a nuestros hijos, a nuestras hijas y también de buscarlas a ellas.
Es interesante retomar el análisis que hace Haydee García Gastelú:
-Haydee, ¿cómo se vivió dentro del colectivo de madres la desaparición de Azucena
y de todo el grupo de la Iglesia de Santa Cruz?
-Justamente porque ahí razonamos entre todas que parece que era el movimiento que más
les molestaba a los de enfrente, porque no se llevaron preso a ninguno de otros organismos,
lo que se llevaron fueron a las Madres, que lo que más les molestaba era esa ronda silenciosa,
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esa permanente presencia de una madre que reclama por la vida de su hija, no era nada
malo, era lo único que podías hacer.
-¿Por qué crees que les molestaba tanto como ninguna otra organización política la
de ustedes?
-Porque era una cosa pública, era una cosa que estaba a la vista de todas, el que no quería
entender que no lo entienda, pero después por ejemplo cuando vino el mundial vinieron
todos los periodistas, se acercaron a la plaza y les decíamos: esto nos está pasando, ellos están
mintiendo, acá pasa todo esto, eso nos servía para denunciarlo por el mundo.
-Ustedes denunciaron algo que ningún otro organismo pudo hacer.
-Ellos creyeron que cortando la cabeza, la víbora se iba a morir y la víbora creó otra cabeza.
El mundial 78
El mundial de junio del 78 fue un momento muy doloroso para las Madres. El foco
de atención de la sociedad se direccionó por completo hacia el evento deportivo que
iba a tener como sede a la Argentina. El mundial produjo una pantalla que intentaba
ocultar el genocidio que estaba sucediendo en el país en ese momento. A no más de
un kilómetro del estadio Monumental se encontraba uno de los mayores campos de
concentración del país: la Escuela Mecánica de la Armada, en el cual fueron
capturados y desaparecidos alrededor de 5.000 personas de las cuales sólo 200
sobrevivieron.
Aquel primero de junio, la fecha de inauguración del espectáculo, mientras se jugaba
el primer partido Alemania Federal- Polonia, y Videla pregonaba un mundial en
paz, las Madres como todos los jueves fueron a la Plaza de Mayo. Mientras hacían
su ronda habitual, un periodista holandés y un equipo de televisión se dirigieron
hacia ellas. El periodista Jan Van Der Putten interrogó a las Madres a través de
preguntas muy provocadoras, y realizó una entrevista muy emocionante que reflejó
el dolor y la desesperación inmensa que venían sufriendo las Madres hacía ya más
de un año. Marta Moreira de Alconda Aramburu, una Madre de Plaza de Mayo,
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pronunció en esa entrevista unas palabras que quedaron grabadas para siempre en
la memoria de los argentinos:
- Nosotras sólo queremos saber dónde están nuestros hijos, vivos o muertos, pero queremos
saber dónde están. Dicen que los argentinos que están en el extranjero están dando una
falsa imagen de la Argentina, nosotras que somos argentinas vivimos en la Argentina, les
podemos asegurar que hay miles y miles de hogares sufriendo mucho dolor, mucha angustia,
mucha desesperación, dolor y tristeza porque no nos dicen dónde están nuestros hijos. No
sabemos nada de ellos, nos han quitado lo más preciado que puede tener una madre, su hijo.
Angustia porque no sabemos si están enfermos, si tienen frío, si tienen hambre, no sabemos
nada y desesperación, señor, porque ya no sabemos a quién recurrir, consulados, embajadas,
ministerios, iglesias, todas partes se nos han cerrado las puertas, por eso les rogamos a
ustedes, les rogamos a ustedes, son nuestra única esperanza. Por favor, ayúdenos, ayúdenos,
por favor, son nuestra única esperanza.
La entrevista de Van der Putten se transmitió en la televisión pública holandesa
(VARA). El diario Buenos Aires Herald, que se editaba en Buenos Aires en idioma
inglés, fue el único medio que cubrió el encuentro entre la prensa internacional y las
Madres en una nota titulada “Madres locas de Plaza de Mayo”. De un momento a
otro, el mundial de fútbol -y el compromiso de aquel periodista- lograron que la
atención se centrara sobre ellas y que su voz fuera escuchada por primera vez en todo
el mundo. El mundial del 78, fue sin duda un hito fundamental en el movimiento
de las Madres. Como sostiene Vera Jarach:
Por bastante tiempo, bueno, en cierto momento, empezaron a vernos, a notarnos, fue ya
en 78 con el mundial, ahí vinieron junto a los cronistas deportivos vinieron otros
periodistas. Sus crónicas contaron algo de las madres, porque éramos un hecho folklórico de
la ciudad de Buenos Aires. Y de afuera sabían que existíamos, nos movíamos mucho en el
exterior. Y ahí empezaron a romperse los silencios.
Otra manera que encontraron las Madres para romper el aislamiento mediático del
país fue mediante viajes al exterior (casi siempre de a dos o tres madres, no más).
Recorrieron bastantes países y consiguieron más fama y legitimidad. El primer
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destino fue Estados Unidos. Luego, fueron al Vaticano en busca del papa Juan Pablo
II y después a Roma. Viajan a Chile, a Europa, a Washington a la Asamblea
General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
No obstante, la represión no cesó. Desde fines del 78, cuando las Madres
comenzaron a tener mucha más visibilidad, la policía se instaló en la Plaza de Mayo
para impedir las rondas y los rituales de los jueves. Así, durante un año, las Madres
se encontraron en otras plazas de la ciudad, hasta lograr finalmente recuperarla en
el año 1979.
En este contexto, en 1979 las Madres decidieron crear una asociación civil. En el
mes de agosto pudieron concretar una escritura constitutiva de la asociación, ante
un escribano de la ciudad de la Plata, Emilio María Orgando, quien accedió a
realizar el trabajo asumiendo los riesgos que ello implicaba (Gorini, 2017, p. 266).
Este hecho implicaba una mayor institucionalización: establecer autoridades,
principios, estatutos; pero además implicaba un paso fundamental, estaban
definiendo una identidad para el colectivo. Las Madres decidieron que la asociación
civil llevaría el nombre “Madres de Plaza de Mayo”, en recuerdo al hecho y el lugar
que las reunió por primera vez.
Después de tanto trabajo realizado por las Madres y los Organismos de Derechos
Humanos para lograr reconocimiento internacional de sus denuncias en el año
1979, del 6 al 20 de septiembre, visitó a la Argentina la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos. La visita de la CIDH abrió una gran controversia en el
interior de los Organismos y particularmente en las Madres. Por un lado, dicho
evento daba cuenta de todo el trabajo que habían hecho estos organismos para que
sus denuncias lleguen a entidades internacionales. Las Madres estaban muy
ilusionadas con la visita de la CIDH y con el entonces presidente de los Estados
Unidos, Jimmy Carter, quien había levantado la bandera de los derechos humanos
en su política exterior. Sin embargo, por otro lado, ellas sabían que los militares
utilizarían ese tiempo anterior a que llegue la CIDH, para desmantelar los campos
de concentración, matar gente, no dejando rastros de todos los crímenes que habían
cometido.
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Cuando llegó la CIDH, se formaron grandes filas de familiares para efectuar su
denuncia. La visita tuvo una repercusión mediática muy alta para ese entonces.
Paralelamente a la llegada del Organismo Internacional, finalizó en Japón el
Campeonato Mundial Juvenil de Fútbol con el triunfo de la selección argentina y la
figura destacada de Diego Maradona. Si bien la dictadura intentó lanzar una
campaña nacionalista, otra vez mediante el fútbol, no pudo ocultar lo que estaba
pasando. El informe final de la CIDH, aunque muy tibio, arrancó con una gran
denuncia al Estado argentino: “La Comisión ha llegado a la conclusión de que, por
acción de las autoridades públicas y sus agentes, en la República Argentina, se
cometieron numerosas y graves violaciones a los Derechos Humanos”.
¿Por qué fueron mujeres?
La agrupación de Las Madres estuvo integrada por mujeres muy heterogéneas, de
distinta clase social, religión y lugar de residencia. En su mayoría eran amas de casa,
sin estudios ni experiencia política previa, pero tenían algo en común: todas estaban
buscando a sus hijos/as víctimas del terrorismo de Estado. Este común
denominador fue lo que las hermanó y generó la construcción de lazos de solidaridad
entre ellas. Como sostiene Haydee:
…Lo único que te hacía falta saber era que hacía falta un hijo, entonces vos ya te sentías
identificada, en lo mismo que estaba sufriendo, en lo mismo que estaba diciendo, en lo
mismo que estaba dispuesta a luchar, yo creo que sí, que nos igualó. Ni religiones ni plata,
tanto en la casa de la rica como de la pobre, éramos todas iguales, éramos una madre con
un hijo desaparecido. Era suficiente. Era lo único. Ni si quiera el nombre sabíamos a veces.
La rubia tal, la morocha no sé cuánto, la del rodete misterioso…
¿Cuáles son los factores que explican que hayan sido mujeres las que se instalaron
en la Plaza de Mayo a denunciar los crímenes de lesa humanidad que estaba
cometiendo la dictadura? Hay diferentes hipótesis o teorías que explican el
fenómeno.
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En primer lugar, la propia dictadura militar elaboró una teoría sobre el movimiento.
Como sostiene Ulises Gorini, la dictadura las consideró la cara visible de una
organización política subversiva (2017, p. 15). Ellos creían que las Madres
respondían a Montoneros y buscaron constantemente el vínculo entre ellas y la
organización armada. De hecho, la infiltración del ángel rubio respondió a ese
objetivo. La dictadura militar y el propio Videla, subestimaron constantemente a
este grupo de mujeres; creían que solas no podían organizarse y que debían estar
respondiendo alguna organización subversiva clandestina. De ese modo, la Junta
Militar, dejaba ver sus grandes prejuicios sexistas de inferioridad natural del sexo
femenino: las mujeres no podían actuar por sí solas y respondían siempre a una
organización mayor. Aquella mujer que transgredía los hábitos naturales de una
madre iba a ser denigrada con el calificativo de Loca. “Locas” no fue un simple apodo
que les asignaron a las Madres. Este implicaba, restarle total seriedad y legitimidad
a sus reclamos. Al ser unas locas, la sociedad no debía escucharlas. Si un vecino las
veía con el pañuelo blanco y la foto de su hijo/a no debía mirarlas, no debía sentir
ninguna empatía.
En segundo lugar, otra teoría que intenta responder por qué fue un movimiento
exclusivamente de mujeres, está relacionada con la represión hacia las mujeres.
Muchas de las Madres creían que ellas no iban a ser reprimidas de la misma manera
que los hombres, por lo tanto, podían exponerse con menor riesgo. Las mujeres, al
ser consideradas socialmente más débiles que los hombres, no iban a sufrir la
persecución y represión del aparato policial de la dictadura. Como sostiene Norita:
… Azucena pensó que no nos iban a tocar a nosotras, como efectivamente después pasó: se
llevaron a Azucena, María Ponce de Bianco, Ester, se llevaron a las Madres. Tanto es así
que los cuerpos de ellas que aparecieron en las playas de San Bernardo, Mar del tuyu,
habían sido torturadas cruelmente. Esta sensación que relata Norita de Azucena era
compartida por muchas Madres. Ellas realmente pensaban que la dictadura no iba
a reprimir a mujeres que buscaban a sus hijos.
En tercer lugar, se justificaba el hecho de que sean mujeres ya que, a diferencia de
los hombres, ellas tenían mayor tiempo para dedicarse a la búsqueda de los/as
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hijo/as. Como muchas de las madres en esa época, la mayoría eran amas de casa y
no tenían un trabajo que cumplir un horario fijo en una oficina, tenían más tiempo
para dedicarle a la agrupación. Sin embargo, esta teoría omite que el trabajo en la
casa, también es trabajo no remunerado y que, si bien no hay un horario fijo, es un
trabajo que demanda buena cantidad de tiempo. Muchas madres cuando
comenzaron a involucrarse en la organización, comenzaron a ausentarse más y más
tiempo en sus hogares dejando el trabajo doméstico en otras manos para dedicarse
enteramente a la búsqueda de sus hijos/hijas.
Las Madres, tuvieron un cambio cualitativo en su vida. Ya no preparaban más la
comida, no lavaban la ropa ni planchaban; ya no se dedicaban más a sus maridos ni
se encargaban ellas de la limpieza del hogar. Desde la mañana hasta la noche
recorrían juzgados, oficinas, iglesias y otras instituciones buscando a sus hijos/as.
Ellas dejaron de estar en la casa para ocupar la plaza. Así como cuenta Nora, son
muchas las Madres que relatan el abandono del hogar, de lo íntimo, de lo privado,
para pasar a ocupar un lugar público, político.
En cuarto lugar, otra aproximación al fenómeno de las Madres de Plaza de Mayo,
está ligada al hecho de ser Madres. Esta teoría entiende que hay algo natural en las
madres que las hace salir a luchar por sus hijos/as incluso en las peores
circunstancias. Esta reacción es la respuesta natural y lógica de cualquier madre en
cualquier tiempo y lugar. Como sostiene Ulises Gorini:
Sin embargo, no hay nada obvio ni natural en estos hechos. En primer lugar,
porque la maternidad es una circunstancia histórica que varía según las épocas, las
clases sociales, los grupos religiosos, las etnias y las formaciones histórico sociales.
En segundo lugar, porque la respuesta que dieron las Madres a la desaparición
excede en mucho a la de una madre, al menos la de aquella figura consagrada en las
representaciones y en la praxis social dominante. Más aún: en este trabajo partimos
de la hipótesis de que fue necesario que estas mujeres pusieran en cuestión esas
representaciones y esa praxis para que comenzará a gestarse el movimiento” (Gorini,
2017, p. 15).
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Como sostiene Ulises, las Madres desafiaron completamente el mandato de mujer
que impone la sociedad. Ellas al ocupar la plaza, salir a la calle y no bajar los brazos
frente al terror, confrontaron directamente con una adecuada conducta femenina,
con los ideales de madres que configuran nuestra sociedad. Muchos sectores de la
sociedad les aconsejaban que se quedaran en sus casas, que hasta podría ser peor
para sus hijos/as que ellas aparezcan públicamente: No señora, vaya a su casa a rezar.
No hay novedades, tiene que esperar.
En quinto lugar, otra de las teorías sobre las Madres, sostiene que ellas pudieron
utilizar la maternidad como una herramienta política. Entender esto es fundamental
para aproximarnos a su historia. En sus discursos y solicitadas dejaban ver la
apelación recurrente a la condición de madre. No era un dato menor que firmaran
como las madres de los hijos desaparecidos. Buscaban la identificación con otras madres
y con la sociedad ¿Qué haría usted si su hijo/a desaparece? ¿No lo buscaría? Ellas
entendieron que el mensaje maternal y apartidario- acerca de la angustia de las
madres y la responsabilidad maternal- podía habilitar que sus reclamos llegarán a
diferentes sectores. Como sostiene Vera:
Bueno, ante todo, teníamos muy en cuenta que éramos mujeres porque lo pensamos. Que
por el hecho de ser madre, tal vez, nos iban a respetar el sentido maternal, todo eso. Que
tal vez íbamos a estar ahí, nos iban a escuchar, fuimos al principio silenciosas, pero era un
silencio que gritaba porque estábamos ahí. La gente pasaba y nos miraba, nos llamaban
las locas, y decíamos -, sí, estamos locas, locas de dolor porque nos quitaron a nuestros
hijos. Entonces gradualmente nos empezamos a dar cuenta que ser mujeres nos… cómo te
podría decir… era un arma más. No me gusta la palabra arma, pero nos daba una… eh…
sirvió. Sirvió que fuéramos las mujeres y nos sirvió a nosotras mismas porque nos fortaleció.
Como expresa Vera, las madres hicieron un uso político de esa maternidad. Desde
los orígenes del patriarcado se confina a la mujer al trabajo doméstico y se le asigna
un mandato trascendente en el cuerpo de la mujer: traer hijos/as al mundo.
Justamente la maternidad de las Madres fue una maternidad desafiante, no sólo no
cumplieron con los requisitos que la cultura occidental y cristiana designa para una
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buena madre, sino que además salieron de la esfera privada, la casa, el lugar asignado
a las mujeres y se manifestaron en la esfera pública, la plaza.
Muchos factores se ponen en juego para entender por qué fueron mujeres.
Inicialmente el énfasis en su rol de madre las protegió de las represalias
gubernamentales, Sin embargo, a partir de las entrevistas que realicé, entiendo
necesario sumar una dimensión más al análisis de la agrupación.
Las Madres de Plaza de Mayo pudieron escucharse, compartir su sufrimiento,
identificarse la una con la otra, y transformar ese dolor en lucha. No es casual que
hayan sido mujeres. Ellas encontraron un camino de hermandad y
acompañamiento, de solidaridad y ayuda mutua. Como explica Rita Segato: “Aún
en las situaciones más hostiles, más difíciles, nosotras, las mujeres, tenemos formas
de vinculación, de acompañamiento entre nosotras, formas de solidaridad, que son
parte de nuestras prácticas históricas como mujeres” (Segato, 2019, p. 29).
Rita Segato sostiene que las mujeres, hemos sido criadas sin ese mandato de
masculinidad que tanto oprime a los hombres. Este les impone que constantemente
pongan a prueba sus atributos (potencia bélica, potencia sexual y potencia
económica). A la vez les impide expresar debilidad o dolor. Como expresa Rita
Segato:
“(…) la historia de las mujeres pone su acento en el arraigo y en relaciones de
cercanía. Lo que debemos recuperar es su estilo de hacer política en ese
espacio vincular, de contacto corporal estrecho y menos protocolar,
arrinconado y abandonado cuando se impone el imperio de la esfera pública.
Se trata definitivamente de otra manera de hacer política, una política de los
vínculos, una gestión vincular, de cercanía y no de distancias protocolares y de
abstracción burocrática (Segato, 2018, p. 27).
El hecho de poder encontrarse en medio de tanto dolor, escuchar las historias de
cada una, lograr entenderse e identificarse con el dolor de la otra madre, fueron
todos sentimientos que formaron parte de la agrupación. La angustia y la soledad, fue
bueno encontrarnos en uno u otro lugar y nos dábamos cuenta que éramos alguien que
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buscaba un hijo. (…) Y claro, nosotras sentíamos que entre nosotras nos entendíamos, que
hablábamos el mismo idioma, los mismos sentimientos (…) Lo único que te hacía falta
saber era que te hacía falta un hijo, entonces vos ya te sentías identificada, en lo mismo que
estaba sufriendo, en lo mismo que estaba diciendo, en lo mismo que estaba dispuesta a
luchar, yo creo que sí, que nos igualó, nos igualó, ni religiones ni plata, tanto en la casa del
rico como del pobre, éramos todas iguales, éramos una madre con un hijo desaparecido.
Vera Jarach, también relata lo mismo: Pero desde ya que fue maravilloso, porque nos
dimos el brazo, ya con eso es una ayuda, empezamos a caminar juntas en los círculos, y eso
también fue una ayuda, y nos sentimos fuertes.
En este sentido y retomando a Rita Segato, creo que es imprescindible entender a
las Madres de Plaza de Mayo y la manera que hicieron política en Argentina con
una perspectiva de género. Fueron mujeres que al expresar y compartir su dolor con
otras mujeres que habían pasado por el mismo sufrimiento, se hermanaron, se
solidarizaron con la otra, cambiaron sus rutinas, sus costumbres y caminaron juntas
en busca de respuestas. Lucharon de manera colectiva, y en vez de buscar cada una
su propio hijo/a comenzaron a buscar a los/as hijos/as de todas.
Algunas reflexiones finales
A partir de las entrevistas realizadas a las Madres pude arribar a algunas
conclusiones. En primer lugar, el salir a la calle, el luchar y poner el cuerpo y la
mente en un objetivo colectivo fue una de las maneras que tuvieron para salir
adelante frente al enorme dolor de la desaparición de un hijo/a. Como relata Norita:
Hubo situaciones dramáticas ahora, en general, el salir a la calle, el pelear, hasta el día de
hoy ayuda para la salud también, porque si vos te quedas en tu casa como decían los curas:
-Quédese en su casa rezando, era la manera de morir de a poco. Haydee también relata
lo mismo:Una madre, no sé, es más fuerte, es más resistente, incluso se enferma menos,
aguanta más las cosas. Los maridos es más fácil que se enfermen. Eso pasó en varias de
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nosotras, hubo varios que se suicidaron, y la madre salió a luchar y luchó hasta que dejó la
vida.
Por otro lado, el hecho de poder encontrarse en medio de tanto dolor, escuchar las
historias de cada una, entenderse e identificarse con el dolor de la otra madre, fueron
distintas instancias en la conformación de la agrupación de las Madres. No fue
casual que hayan sido mujeres. Es interesante preguntarse ¿Por qué existen
agrupaciones como Madres del Paco o Asociaciones civiles como las Madres del
dolor? Como afirma Rita Segato, frente a las situaciones más hostiles, las mujeres
tenemos formas de vinculación, de acompañamiento y de solidaridad que son parte
de nuestras prácticas históricas como mujeres.
En este artículo nos hemos acercado a la historia de las Madres, reivindicando su
rol como mujeres. Mujeres que, sin ser feministas, concibieron a la política y la
ejercieron diferenciándose de la forma tradicional de hacer política que imperaba en
aquella época. Mujeres, que encontraron contención entre ellas y les dieron batalla
a los sectores más poderosos de nuestro país. Desafiaron no sólo la lógica de
desarticulación social que intentó llevar a cabo el Estado Terrorista en complicidad
con el sector financiero y eclesiástico, sino también las representaciones de
maternidad que prevalecían en la época. Fueron mujeres que lucharon con las
herramientas que tenían a mano, sobre todo, juntas, con el cuerpo y en la calle.
Establecieron lazos de solidaridad y crearon un lugar en donde compartir un mismo
dolor. Llevaron a cabo una lucha colectiva convirtiéndose paulatinamente en un
movimiento político, social, y en un símbolo nacional e internacional de la lucha
por los derechos humanos.
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Haydee García Gastelú. Más de 90 años. Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Buenos Aires. 13 de septiembre de 2019.
Nora Cortiñas. Más de 90 años. Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Buenos
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Nora Cortiñas. s de 90 años, Madre de Plaza de Mayo nea Fundadora. Buenos
Aires. Septiembre 2019. Entrevistada por Szalkowicz Gerardo.
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