Voces Recobradas. Revista de Historia Oral/42 (12/2022)
ISSN 1515 - 1573 | RNPI 5229484
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Reseñas
Gerardo Necoechea Gracia.
“Historia Oral Comunitaria: el otro
camino”
Por Silvana Luverá
Seminario RELAHO
El jueves 27 de enero, dio inicio a un nuevo año del seminario que propone
mensualmente la Red Latinoamericana de Historia Oral (RELAHO), coordinado
por el Dr. Alberto del Castillo Troncoso.
Esta primera reunión estuvo a cargo del Dr. Gerardo Necoechea Gracia, quién
compartió con los participantes su trabajo: “Historia Oral Comunitaria: el otro
camino”.
Gerardo Necoechea Gracia, es doctor en Historia Social con especialidad en
Historia de Estados Unidos y América latina, investigador en la Dirección de
Estudios Históricos, profesor de posgrado en Historia en la Escuela Nacional de
Antropología e Historia. Se ha dedicado en los años recientes a investigar la segunda
mitad del siglo XX, enfocado en particular en dos temáticas relacionadas:
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organizaciones y publicaciones de la llamada Nueva Izquierda y Política y Cultura
de la Clase Obrera. Sus trabajos más recientes son “Santa Bárbara rebelde.
Insurgencia obrera en un pueblo minero. 1970 1981”, de próxima publicación; y
el libro colectivo coordinado por Gerardo Necoechea y José Pantoja “La rebeldía en
palabras y hechos”.
Gerardo fue miembro fundador y Presidente de la Asociación Mexicana de Historia
Oral entre 1995 y 1996. Vicepresidente de la Asociación de Historia Oral
Internacional entre 2002 y 2006. Dirigió la revista “Palabras y Silencios” entre 2002
y 2011.
El doctor Necoechea Gracia comienza el seminario explicando que el texto sobre el
cual va a disertar fue escrito hace varios años atrás, y que por distintas razones no
fue publicado, tiempo después es invitado a participar en una publicación y fue
entonces que decidió retomar aquel ensayo con la intención de mejorarlo y
ampliarlo, de esta manera surgieron varias reflexiones propias e invita a los
participantes de la charla a sumarse a la crítica y reflexión sobre el mismo.
El escrito original “Historia Oral Comunitaria: el otro camino”, tenía como
propósito dar a conocer la experiencia de un taller que coordinó Gerardo Necoechea
Gracia, en el año 1983 en Río Blanco, México.
El objetivo del texto era establecer en primer lugar, una serie de puntos prácticos
sobre el “cómo hacer” historia oral, para todos aquellos que estuvieran interesados
en desarrollar este tipo de experiencias comunitarias, y en segundo lugar ofrecer una
reflexión sobre la diferencia entre los proyectos de creación de archivos, y el de los
estudios comunitarios.
En este sentido Gerardo explica que el texto máster, visto desde la actualidad, puede
que no presente muchas novedades sin embargo resulta un muy interesante material
para reflexionar sobre el uso y aplicación de las herramientas orales.
También señala la particularidad de la historia oral mexicana y su estrecha relación
con la antropología más que con la historia académica, por lo que asume una
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preocupación por la visión desde abajo, la visión de los vencidos, y el desarrollo de
una historia oral comunitaria.
Necoechea reconoce y expresa su inexperiencia, y el poco material bibliográfico con
que se contaba en aquel momento, por lo que la revisión y reflexión al respecto
resultan fundamentales a la luz de los conocimientos adquiridos.
Se proponen distintos niveles para la discusión:
1) el trabajo y discusión con los y las colegas, que quizás por la falta de experiencia
no resultó del todo fructífera.
2) la relación entre el coordinador del taller con la comunidad involucrada en el
proyecto, y la red de relaciones que entreteje a una comunidad.
En Río Blanco, el Sindicato resultó vital para la convocatoria y realización del taller
-que tuvo una extensión de un poco más de un año-.
Fue fundamental contar con una persona de la comunidad que fuera una suerte de
“guía” al interior de esta comunidad ya que ayudó a incorporar al entrevistador con
la gente del barrio.
Al principio había un número importante de asistentes que fue disminuyendo con
el correr de los días, hasta que se conformó el grupo “definitivo” compuesto
principalmente por mujeres pertenecientes a una asociación cívica que se había
creado a raíz del movimiento dentro del sindicato-, también participó un grupo de
jubilados.
A lo largo de los talleres se desarrollaron diferentes ejercicios, el primero fue la
realización de una autobiografía, cuyo objetivo inicial era conocer un poco sobre los
participantes del taller. A partir de esto surgen dos cuestiones: la primera tiene que
ver con el asunto del “olvido y el silencio”, hoy en día resulta una obviedad el hecho
de que al recordar simultáneamente se olvida, pero para el año 1983 significaba toda
una nueva preocupación. El segundo punto fue que los/as participantes tomaron
conciencia de que estaban dejando una huella histórica, y por ello buscaban que la
historia que iban a contar fuera lo más fidedigna posible a los sucesos.
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Sobre este tema explica Gerardo que:
Los proyectos comunitarios tienen una ventaja sobre los proyectos de archivo, porque esa
continua cercanía es la que a mí me permitió darme cuenta de que en lo habían escrito [en
las biografías], había una versión que difería, que contrastaba, que omitía una serie de
cosas que luego me fueron platicando ya de una manera más confianzuda, y no
necesariamente en el espacio del taller, sino que de repente me invitaban a cenar, o nos
quedábamos platicando en la plaza (…) platicaba y entonces me daba cuenta yo de muchas
cosas.
En síntesis esta cercanía en las relaciones tiene la ventaja de sacar a la luz omisiones,
silencios y olvidos, escenario que solo se presenta en los proyectos comunitarios.
Otro tema que notaron los/as participantes del taller tiene que ver con el gran
esfuerzo que implica recordar, especialmente cuando alguien pregunta sobre algo
muy específico, y en ese proceso el que responde toma conciencia de que está
recordando.
Un segundo ejercicio tuvo que ver con “qué vamos a preguntar”, Necoechea dice: no
era tanto el contenido de la pregunta sino la forma de la pregunta lo que les preocupaba
realmente. La forma de la pregunta dependerá de lo que quiero obtener como
respuesta, y agrega:
Si uno quiere una descripción, uno usa el “Cómo”: cómo fue esto, cómo fue aquello, un
equivalente es el “cuéntame” ¿no? Y si uno quiere ir fijando la descripción en lugar, en
tiempo, en personas, entonces uno introduce ¿Quiénes? ¿Cuándo? ¿Dónde? (…) y de
manera muy diferente introduce el ¿por qué? Porque ahí ya nos lleva a otro tipo de ejercicio
mental, el de dar explicaciones.
En el taller se pretendía obtener descripciones amplias, por ello se decidió empezar
con preguntas a partir del cómo, cuándo, etc. Posteriormente se hicieron una serie
de entrevistas de prueba.
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Las entrevistas fueron luego analizadas conjuntamente, a partir de ese análisis se
revelaron algunos problemas como la presencia de personas que hablan mucho, otras
que al contrario, tienen escasa participación, el/la que intenta ocupar el lugar del
entrevistador/a. Por otra lado están los problemas relacionados con quien entrevista,
puede ser muy tímido/a, autoritario/a, etc.
De esta manera el ejercicio de las entrevistas se fue complejizando a medida que se
fueron sumando nuevas experiencias.
Estos tres ejercicios fueron la base de muchos cursos de historia oral dictados en
distintos ámbitos por el doctor Necoechea, y que tienen como base estas nociones
comentadas.
Otro punto para la reflexión fue la cuestión de las producciones que puedan surgir
de los talleres. En el caso de Río Blanco no hubo ningún producto final, reflexiona
Gerardo que esto es un error puesto que de esa forma el taller nunca termina. Para
dar un cierre al taller se aprovechó una fiesta de la Asociación Cívica, y se hizo allí
una presentación sobre cómo fueron los encuentros, exposición de fotografías, etc.
Es primordial que este tipo de trabajos dé como resultado algún producto que se vea
e involucre a la comunidad.
Continúa el seminario y se proponen algunas reflexiones con respecto a los
proyectos comunitarios y los proyectos de archivos. Los primeros tienen que ver con
la memoria y en esencia con el uso político de la memoria, y no con el problema de
la conservación, y sin bien, muchas veces los proyectos comunitarios hablan de
archivos, muy excepcionalmente se generan archivos de historia oral.
Otro ítem importante para la reflexión, marca el autor, es la necesidad de empezar a
entender el recuerdo como un componente importante de dar cuenta del mundo (…) para
darse cuenta uno del mundo en el que está.
Este encuentro invita a los/as historiadores/as orales a repensarse haciendo historia
en los inicios, y esto va a servir como un registro de cómo se fue desarrollando la
historia oral, con qué herramientas se contaba, cuáles fueron los contextos históricos
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que la definían, y las propias decisiones académicas y políticas que le fueron dando
un lugar, espacio que se encuentra en continuo cambio.
Volver a los primeros textos y reflexionar desde el presente, resulta un ejercicio
saludable y necesario.
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